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Sistema Sexo-Gênero e Desigualdade

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BLOQUE I. EL LENGUAJE Y LA SOCIALIZACIÓN DE GÉNERO 
 
LIBRO 1. ACLARANDO CONCEPTOS BÁSICOS 
A. DEFINIENDO SEXO, DEFINIENDO GÉNERO 
 
 
 
A partir del concepto “género” surge lo que se denomina sistema sexo-género que consiste en 
que, por nacer con un determinado sexo, mujer/hombre, es decir, con unas diferencias 
biológicas se nos adjudica un género, femenino o masculino. Además, hay una valoración 
social de las habilidades, comportamientos, trabajos, tiempos y espacios masculinos y una 
desvalorización de los femeninos. Así, partiendo de una diferencia biológica (sexo) se 
construye una desigualdad social que coloca en una situación de desventaja a las mujeres 
respecto a los hombres en la sociedad. 
Este sistema de género es transmitido, aprendido y reforzado a través de un proceso de 
socialización. 
 
Distinguir entre sexo y género ha servido para demostrar que algunas 
diferencias entre los sexos son naturales pero que las desigualdades han sido 
construidas históricamente por una organización social patriarcal 
 
Se
xo • El término sexo hace 
referencia a los rasgos de tipo 
biológico y físico que vienen 
determinados por la 
naturaleza.
• En base a él se establecen las 
categorias: mujer y hombre
G
é
n
e
ro • El termino género designa las 
diferencias entre mujeres y 
hombres construidas 
socialmente en base a las 
diferencias biológicas -sexo. 
• A través del género se 
establecen dos categorías: 
femenino y masculino
 
De esta manera, este sistema SEXO-GENERO, viene a designar el conjunto de prácticas, 
símbolos, representaciones, normas y valores sociales que las sociedades elaboran a partir de 
las diferencias sexuales. 
De esta manera, las únicas diferencias reales entre mujeres y hombres son las biológicas, 
diferencias que son innatas, es decir, nacemos con ellas. Así, genéticamente tenemos 
cromosomas diferentes, de los 23 pares de cromosomas que tiene la especie humana, un par 
se diferencia siendo XX para las mujeres y XY para los hombres. De este modo, hombres y 
mujeres tienen características sexuales distintas: genitales internos y externos y características 
secundarias como la vellosidad, la voz o el pecho. El sexo hace, por tanto, referencia a las 
diferencias biológicas que existen entre mujeres y hombres. Son congénitas, se nace con ellas 
y son universales, es decir, son iguales para todas las personas (Escudero et al., 2003). Todas 
las demás diferencias que se atribuyen a mujeres y hombres, sensibilidad, dulzura, sumisión, 
dependencia, fortaleza, rebeldía, violencia, independencia… son culturales y por tanto, 
aprendidas, es una construcción social llamada género. El género, femenino o masculino, que 
se nos adjudica al nacer, alude al conjunto de atributos simbólicos, sociales, políticos, 
económicos, jurídicos y culturales asignados a las personas de acuerdo con su sexo. Son 
características históricas, social y culturalmente atribuidas a mujeres y hombres en una 
sociedad con significación diferenciada de lo femenino y lo masculino, construidas a través del 
tiempo y que varían de una cultura a otra. Por tanto, modificables (Escudero et al., 2003). 
Asimismo, el género está institucionalmente estructurado, es decir, se construye y perpetúa a 
través de todo un sistema de instituciones sociales (familia, escuela, Estado, iglesias, medios 
de comunicación), de sistemas simbólicos (lenguaje, costumbre, ritos) y de sistemas de normas 
y valores (jurídicos, científicos, políticos). 
 
En el contexto de este sistema se conforman identidades diferentes para las mujeres y para los 
hombres. Es un proceso histórico que se da en diferentes esferas (familia, escuela, medios de 
comunicación, lenguaje...) y que en la práctica supone una jerarquización social por sexo de las 
personas en la medida que se da más valor a lo asociado con la identidad masculina. 
 
Dicha jerarquización deriva en discriminación, entendida ésta como trato diferente de una 
persona por razón de sexo y no por su aptitud o capacidad individual. En este sentido, se 
asignan papeles, espacios, características e identidades diferentes a cada persona en razón de 
su sexo biológico, lo que genera situaciones diferenciadas tanto en lo referido a valores, 
derechos y oportunidades como al código de relación entre los sexos, basado en el poder. 
 
 
SISTEMA DISCRIMINATORIO 
trato diferente de una persona por razón de sexo 
y no por su aptitud o capacidad individual 
 
Modelo social 
androcentrico. 
Relaciones jerárquicas.
Relación jerarquizada
Diferentes lugares 
ocupados en la 
estructura social
Diferentes 
responsabilidades
Diferentes roles
Diferentes 
oportunidades
Subordinación
Clasificación social 
jerarquizada que ha 
traido consigo la 
interiorización al 
género masculino de su 
posición 
preponderante y al 
femenino de su 
posición de 
subordinación
División sexual del 
trabajo
Reparto de tareas 
sociales y domésticas 
en función del sexo. 
Hombres: producción. 
Mujeres: reproducción. 
 
LIBRO 2. LA SOCIALIZACIÓN DE GÉNERO 
La socialización es el mecanismo de transmisión por el que se perpetúa el aprendizaje a través 
del cual las personas incorporan valores y comportamientos predominantes en la sociedad. Es 
la herramienta para perpetuar este sistema discriminatorio. 
Dentro de la socialización tiene especial relevancia la socialización de género: proceso por el 
cual aprendemos a pensar, sentir y comportarnos como mujeres y hombres según las normas, 
creencias y valores que cada cultura dicta para cada sexo. 
Dos pilares del proceso de socialización de género son los roles y los estereotipos, dos 
conceptos relacionados que a continuación se explican. 
 
- Roles de género 
Los conforman un conjunto de normas, prescripciones y expectativas marcadas por las 
sociedades y culturas de pertenencia, que define lo que es femenino o masculino, es decir, 
otorgan papeles. La función del proceso de socialización es garantizar el aprendizaje de 
estos roles. 
Los roles de las mujeres y de los hombres son tipificados como expresiones de la feminidad 
y de la masculinidad, y normativizados hasta convertirse en estereotipos que limitan las 
potencialidades personales en función de su adecuación al ideal -femenino o masculino-. 
Suelen estar tan arraigados e interiorizados que pueden ser considerados erróneamente 
como la expresión de las diferencias biológicas: 
 
Roles de género 
Roles de género: Comprenden todos los papeles y expectativas 
diferentes que socialmente se adjudican a hombres y mujeres. Estos 
contenidos orientan y regulan todos los ámbitos. 
 
 
 
- Estereotipos de género 
 
Los roles se transforman en creencias o estereotipos sociales de cómo deben comportarse los 
hombres y las mujeres. La propia atribución de roles diferentes ha generado creencias de lo 
que pueden ser capaces de hacer hombres y mujeres reforzando con ello estos mismos roles. 
Esta dicotomía rígida masculino-femenino con sus variantes culturales establece estereotipos 
que condicionan los papeles y limitan las potencialidades humanas 
Las chicas no tienen la suficiente agresividad para competir y los chicos no 
tienen suficiente tacto y habilidad para hacer un determinado tipo de 
manualidades. 
Los estereotipos que habitualmente se atribuyen a los hombres son una serie de 
características definitorias de las que las mujeres carecen y viceversa. 
Los hombres son seguros de sí mismos, reflexivos, independientes, individualistas, 
dominantes, agresivos, activos y competitivos, por lo que las mujeres son inseguras, 
emocionales, dependientes, inestables, sumisas, pasivas, solidarias y prudentes. 
 
Estereotipos de género 
Estereotipos de género: conjunto de creencias que se 
fundamentan en ideas preconcebidas sobre cómo son y deben de 
comportarse mujeres y hombres, que se imponen como clichés a las 
personas a partir de su pertenencia a un sexo u otro. 
•Hombre: producción
•Mujer:reproducción
Papel y contribución social
•Hombre: inteligencia, agresividad, autoridad...
•Mujer: sensibilidad, comprensión, sacrificio...
Capacidades y actitudes
•Hombre: organización y sustento económico. 
•Mujer: crianza y sostén afectivo. 
Tareas y actividades
•Hombre: poder, prestifigio social y económico... Prestigio e importancia: 
 
 
 
 
 
 
 
LIBRO 3. EL PAPEL DEL LENGUAJE EN LA SOCIALIZACIÓN DE GÉNERO 
 
 El proceso de socialización de género se desarrolla a lo largo de toda la vida y es transmitido a 
través de los distintos agentes de socialización: familia, escuela, medios de comunicación o 
lenguaje, entre otros. 
El lenguaje es un instrumento con el que además de nombrar la realidad, la interpreta y la crea 
a través de diversos conceptos. Es un reflejo de la realidad y es una construcción cultural 
creada por las personas, que además varía con el tiempo y evoluciona a la par que está siendo 
usada. 
A través del lenguaje aprendemos a nombrar el mundo en función de los valores imperantes 
en la sociedad, aprendemos las diferencias que están en función del sexo, así como la 
jerarquización de las mismas, ya que, al ser el reflejo de la sociedad que lo utiliza, refleja y 
refuerza las desigualdades de la discriminación ejercida hacia las mujeres. 
El lenguaje es uno de los agentes de socialización de género más importantes al conformar 
nuestro pensamiento y transmitir una discriminación por razón de sexo, tiene un valor 
simbólico enorme, lo que no se nombra no existe, y durante mucho tiempo, al hacer uso de un 
lenguaje sexista las mujeres no han existido y han sido discriminadas. 
M
u
je
re
s 
• Emocionales
• Débiles 
• Prudentes
• Empáticas
• Cuidadoras
• Dependientes H
o
m
b
re
s
• Independientes
• Fuertes
• Líderes
• Afresivos
• Competitivos
• Valientes
 
 
Por ello recomendamos 
seguir los consejos del 
ilustre Ghandi que ponen 
de manifiesto la gran 
relación que existe entre 
el pensamiento y 
nuestras acciones. 
 
 
 
EL LENGUAJE MÁS QUE PALABRAS 
 
 
Los pueblos y comunidades crean su lengua a partir de sus vivencias individuales y de grupo, 
de sus creencias, sus tradiciones y sus cosmovisiones. Cada idioma aporta al mundo su manera 
de ser y de sentir, sus modelos de comportamiento, sus formas de percibir la realidad. A 
modo de ejemplo, el pueblo esquimal tiene más de una treintena de formas para describir la 
nieve o los matices del color blanco (Herrera, 2011). 
El lenguaje, al igual que el arte, la política, la economía o cualquier abstracción humana está 
impregnado por una forma determinada de ver y entender el mundo. El lenguaje, como 
creación cultural que es, refleja el contexto social, los prejuicios existentes, y una visión del 
mundo dominante en la historia. 
Hay que tener en cuenta que la lengua 
constituye, como mínimo, el reflejo de la 
realidad, de la sociedad que la utiliza y así, si 
una sociedad es racista, clasista, sexista… su 
lengua también lo será. Es decir, como 
comprobaremos a continuación, el lenguaje 
refleja sexismo existente en nuestra 
sociedad. (Cuesta, 2011) 
Es así como la tradicional supeditación de las mujeres en el sistema patriarcal las ha privado 
del poder para nombrar, incluso para nombrarse a sí mismas, a su experiencia, hasta el punto 
de habérseles impedido publicar con su nombre obras literarias o científicas, ser políticas o 
parlamentarias, votar o ser votadas. La mujer no ha tenido voz ni voto hasta tiempos recientes, 
y este hecho ha marcado toda su presencia en la historia. 
Nombrando a las mujeres como titulares de sus propios actos, como ejercientes de 
profesiones y autoras de obras e ideas, no sólo estaremos reconociendo su papel en la 
sociedad sino creando también modelos de referencia para otras mujeres, niñas y jóvenes que 
leen, construyen su identidad y realizan opciones profesionales y vitales. 
Los cambios que se están produciendo en los papeles sociales de ambos sexos exigen una 
adecuación de la lengua a fin de liberarla de estereotipos discriminatorios. Los prejuicios, las 
inercias y el peso de las reglas gramaticales no deben ser un impedimento para continuar con 
la evolución de la lengua. La diferencia sexual es un hecho, no es el lenguaje el que la crea, sólo 
debe ser capaz de representarla.

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