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Ginzburg, Carlo : “Prefacio” a El queso y los gusanos, Barcelona: Muchnick, 1981.
1.
La escasez de testimonios sobre los comportamientos y las actitudes de las clases
subalternas es un obstáculo para las investigaciones históricas.
2.
Los expedientes de los procesos a Menoccio arrojan algunos datos. Eso sumado a algunas
de sus lecturas nos permiten reconstruir un fragmento de la cultura de las clases subalternas
o cultura popular.
¿Qué relación existe entre la cultura de las clases subalternas y la de las clases dominantes?
¿En qué medida expresa contenidos cuando menos parcialmente alternativos? ¿Podemos
hablar de circularidad entre ambos niveles de cultura?
Problema de las fuentes: la cultura de las clases subalternas sigue siendo es su mayor parte
cultura oral. Las fuentes escritas son doblemente indirectas: en tanto escritas y en tanto
escritas por individuos vinculados a la cultura dominante.
4.
Retoma de Bajtin la relación dicotómica pero también de circularidad, influencia recíproca
entre cultura subalterna y cultura hegemónica.
La literatura popular existe fuera del gesto que la suprime?
6.
Se atribuye a las clases subalternas de las sociedades preindustriales una adaptación pasiva
a los subproductos culturales excedentes de las clases dominantes o una tácita propuesta de
valores, si acaso parcialmente autónomos, o una extrañación absoluta que se sitúa sin
rebozo más allá de la cultura. Es mucho más valiosa la hipótesis formulada por Bajtin de
una influencia recíproca entre la cultura de las clases subalternas y la cultura dominante.
La irreductibilidad a los esquemas conocidos de parte de los razonamientos de Menoccio
nos hace entrever un caudal no explorado de creaciones populares, de oscuras mitologías
campesinas. Pero lo que hace más complicado el caso de Menoccio es la circunstancia de
que estos oscuros elementos populares se hallan engarzados en un conjunto de ideas
sumamente claro y consecuente que van desde el radicalismo religioso y un naturalismo de
tendencia científica hasta una serie de aspiraciones utópicas de renovación social. La
abrumadora convergencia entre la postura de un humilde molinero friulano y las de los
grupos intelectuales más refinados vuelve a plantear el problema de la circulación cultura.
7.
De la cultura de su época y de su propia clase nadie escapa, sino para entrar en el delirio y
en la falta de comunicación. Como la lengua, la cultura ofrece al individuo un horizonte de
posibilidades latentes, una jaula flexible e invisible para ejercer dentro de ella la propia
libertad condicionada.
Las referencias de Menoccio a sus lecturas nos dan un ejemplo flagrante de esta relación
con el texto, muy distinta de la del lector culto de nuestros días. Esto nos permite medir el
desfase entre los textos de la lteratura popular y el modo en que los leían campesinos y
artesanos.
8.
El desfase entre los textos leídos por Menoccio y la manera en que los asimiló y los refirió
a sus inquisidores indica que sus actitudes no son imputables o reducibles a tal o cual libro.
Por una parte nos remiten a una tradición oral probablemente muy antigua. Por otra,
reclaman una serie de temas elaborados por los grupos heréticos de formación humanista.
Sus afirmaciones en defensa de la tolerancia religiosa, su deseo de una renovación radical
de la sociedad, poseen un timbre original y no parecen consecuencia de influencias externas
asumidas de forma pasiva.
De Certeau, M. (1996): “Introducción”, “Culturas populares” y “Valerse de: usos y
prácticas”, en la Invención de lo cotidiano. I. Artes de hacer, Universidad
Iberoamericana, Méjico.
Introducción general
Interrogante sobre las operaciones de los usuarios, supuestamente condenados a la
pasividad y a la disciplina.
Este trabajo tiene por objetivo explicitar las combinatorias operativas que componen
también una “cultura”, y exhumar los modelos de acción característicos de los usuarios de
quienes se oculta, bajo el sustantivo púdico de consumidores, la condición de dominados.
Lo cotidiano se inventa con mil maneras de cazar furtivamente.
1. La producción de los consumidores.
La fabricación por descubrir es una poiética oculta porque se disemina en las regiones
definidas y ocupadas por los sistemas de producción y porque la extensión cada vez más
totalitaria de estos sistemas ya no deja a los consumidores un espacio donde identificar lo
que hacen de los productos. A una producción racionalizada, tan expansionista como
centralizada, ruidosa y exspecular, corresponde otra producción, calificada de consumo:
esta es astuta, se encuentra dispersa pero se insinúa en todas partes, silenciosa y casi
invisible, pues no se señala con productos propios sino en las maneras de emplear los
productos impuestos por el orden económico dominante.
La presencia y la circulación de una representación para nada indican lo que es para los
usuarios.
La primera determinación es la enunciación, podría tener como marca teórica la
construcción de frases propias con un vocabulario y una sintaxis recibidos. Se privilegia el
acto de hablar: opera en el campo del sistema lingüístico, pone en juego una apropiación de
la lengua a través de los locutores: instaura un presente relativo a un momento y a un lugar;
y plantea un contrato con el otro en una red de sitios y relaciones.
La segunda determinación es el control. Focault privilegia el aparato productor de la
disciplina aún si en la educación descubre el sistema de una represión y i muestra cómo,
entre bastidores, tecnologías mudas determinan o provocan el cortocircuito de las
escenificaciones institucionales. Resulta más urgente señalar cómo una sociedad entera no
se reduce a ella; qué procedimientos populares juegan con los mecanismos de la disciplina
y sólo se conforman para cambiarlos; que maneras de hacer forman la contrapartida, del
lado de los consumidores, de los procedimientos mudos que organizan el orden
sociopolítico.
Estas maneras de hacer constituyen las mil prácticas a través de las cuales los usuarios se
reapropian de l espacio organizado por los teóricos de la producción sociocultural. No se
trata de precisar cómo la violencia del orden se transforma en tecnología disciplinaria sino
de exhumar las formas subónrepticias que adquiere la creatividad dispersa táctica y
artesanal de grupos o individuos atrapados en lo sucesivo dentro de las redes de la
vigilancia.
La tercera determinación es formal. Debe haber una lógica de estas prácticas. La cultura
popular se formula en artes del hacer, es decir en consumos combinatorios y utilitarios.
Esas prácticas ponen en juego una ratio popular, una manera de pensar investida de una
manera de actuar, un arte de combinar indisociable de un arte de utilizar.
Los tipos de operaciones que caracterizan al consumo en la cuadrícula de una economía, y
reconocer en estas prácticas de apropiación los indicadores de la creatividad que pulula allí
mismo donde desaparece el poder de darse un lenguaje propio. La forma actual de la
marginalidad ya no es la de pequeños grupos sino una marginalidad masiva.
Las tácticas del consumo, ingeniosidades del débil para sacar ventaja del fuerte,
desembocan entonces en una politización de las prácticas cotidianas.
Llamo estrategia al cálculo de relaciones de fuerza que se vuelve posible a partir del
momento en que un sujeto de voluntad y de poder es susceptible de aislarse de un ambiente.
La estrategia postula un lugar susceptible de circunscribirse como lugar propio y luego
servir de base a un manejo de sus relaciones con una exterioridad distinta. La racionalidad
política, económica o científica se construye de acuerdo con este modelo estratégico.
Por el contrario llamo táctica a un cálculo que no puede contar con un lugar propio, ni por
tanto con una frontera que distinga al otro como una totalidad visible. La táctica no tiene
más lugar que el del otro. Se insinúa fragmentariamente sin poder tomarlo en su totalidad,
sin poder mantenerloa distancia.
Lo propio es una victoria del lugar sobre el tiempo. La táctica, al contrario, depende del
tiempo, atenta a coger al vuelo las posibilidades de provecho.
Sarlo, B. (2001): “Retomar el debate”, en Tiempo presente. Notas sobre el cambio de una
cultura, Buenos Aires, Siglo XXI.
Se trata de ver so ese reformismo conciliador que reprocha Horacio González es una
estrategia de intelectual nostálgico de posiciones perdidas, como caracterizan Pagni y Van
der Walde.
Según Pagni y VdW, Sarlo extraña el lugar que los intelectuales tenían en la sociedad.
González piensa que Sarlo ha resignado ese lugar y junto con él se alejó del discurso puro y
duro de la resistencia crítica.
González piensa que Sarlo tomó un camino de conciliación porque después de presentar los
conflictos de la condición contemporánea, insiste en encontrarles una solución reformista.
Pagni y VdW piensan casi lo contrario, que Sarlo se niega a abandonar ciertas posiciones
críticas en relación con los medios y la cultura popular.
Uso adaptativo de M. De Certeau: usos desviados, plantea una especie de modelo
insurreccional frente a las indicaciones institucionales que propone la cultura. La naturaleza
del uso es su desvío. Lectores: productores no reconocidos, poetas de sus propios actos,
descubridores silenciosos de sus propios caminos en la jungla de la racionalidad funcional.
Para De Certeau usar no es cumplir un mandato sino subvertirlo.
El consumidor popular tiene tácticas y describe trayectorias que no están inscritas en el uso
institucional previsto para los objetos y los bienes simbólicos. Nadie es manipulado porque
todo objeto encierra en su uso la posibilidad de tácticas opuestas a las de sus fines
estratégicos: los débiles deben continuamente convertir a sus propios fines fuerzas que les
son ajenas.
El problema no es solamente q hacen los sujetos con los objetos sino que objetos están
dentro de las posibilidades de acción de los sujetos. Esos objetos establecen el horizonte de
sus experiencias que son la conjunción variada del encuentro de una cultura con los objetos
de otras culturas, de viejos saberes con saberes nuevos, de privación simlica y de
abundancia. Cuando Carlo Ginzburg describe la herejía de Menocchio como producto del
encuentro de una página escrita con la cultura oral, esta mostrando lo que sucede con los
públicos populares.
Algo análogo sucede con los intelectuales. Ni el pueblo ni los letrados se salvan del círculo
hermenéutico: se hace lo que se puede con lo que se tiene a mano o se conoce; las
experiencias que se insubordinan frente a las indicaciones de un texto cultural han sido
producidas por otros textos y por otras insubordinaciones o aceptaciones.
El círculo de las prácticas interpretaciones es precisamente eso, un círculo en el que aun las
transgresiones están contempladas por las indicaciones de uso.
Si la teoría estaba equivocada no se sale de la equivocación por el cortocircuito de tomar
sus propios términos e invertirlos: donde había sojuzgamiento hay libertad, donde había
imposición hay tácticas de rebelión, donde había unificación hay mezcla.
Otra salida es la del intelectual intérprete. Los intelectuales, dice Bauman, reclamaron el
podio del profeta. Desde una perspectiva posmoderna, lo que pueden hacer hoy los
intelectuales es convertirse en intérpretes, es decir escuchar la multiplicidad de voces de la
sociedad y tejer la red de intersección de estos discursos: intelectuales carteros.
Sarlo cree que la cultura se produce en la intersección de instituciones y experiencias. Pero
no hay experiencia que no tenga de alguna manera a las instituciones como referencia
activa. Y no existen instituciones que actúen en vacío de la experiencia.
No tendría sentido hablar de transgrsiones, desvíos, tácticas secretas, si no existiera un
mapa de indicaciones, caminos rectosm movimientos prescriptos.
El cambio cultural se dio desde un discurso de Estado que logró conectar con la
experiencia, como si la experiencia librada a su propio juego no pudiera sino recurrir a las
tácticas dek bricoleur que paga coimas si tiene la plata y si no tiene se queda sin teléfono y
eventualmente ejerce su venganza destrozando teléfonos públicos.
Sarlo plantea la idea de que es el conflicto entre instituciones el que hace dinámicas a las
sociedades. Sin ese conflicto, nuestros cazadores furtivos no van a tener muchas
trayectorias que desviar ni muchos caminos indicados que transgredir.

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