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Willliams - Conclusión doc

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RAYMOND WILLIAMS:
Conclusiones
Cultura y sociedad (1958)
La historia de la idea de cultura es un registro de nuestros significados y nuestras definiciones, pero éstos, a su turno, sólo
han de entenderse dentro del contexto de nuestras acciones.
La idea de cultura es una reacción general a un cambio general y fundamental en las condiciones de nuestra vida común.
Su elemento básico es el afán de evaluación cualitativa total. La elaboración de la idea de cultura es un lento esfuerzo por
recuperar el control. No obstante, las nuevas condiciones, que los hombres se empeñaron en entender no eran uniformes
ni estáticas, sino que contenían una diversidad extrema de situaciones en un marco de tensión elevada y en movimiento.
La idea de cultura describe nuestra indagación común, pero nuestras conclusiones son diversas, como nuestros puntos de
partida. “Cultura”: su surgimiento con los significados modernos marca el esfuerzo por una evaluación cualitativa total,
pero indica un proceso, no una conclusión.
Tres grandes cuestione y sus fases de opinión:
● La industria. 1) rechazo de la producción maquinista y de las relaciones sociales del sistema fabril � 2)
resentimiento hacia la máquina � 3) la máquina se aceptó y el rechazo pasa sólo por las relaciones sociales.
● La democracia. 1) preocupación por la amenaza de la supremacía popular � 2) revaloración de la comunidad
contra las prácticas individualistas � 3) revive el 1, con el énfasis de lo masivo, la democracia de masas.
● El arte. 1) su valor independiente y la importancia para la vida común � 2) el valor en sí mismo del arte � 3)
esfuerzo por reintegrar al arte a la vida común.
Estas tres fases se coinciden con tres períodos:
1. 1790-1870: esfuerzo por configurar una actitud general hacia las nuevas fuerzas del industrialismo y la
democracia.
2. 1870-1914: especialización en las actitudes frente al arte y una preocupación general por la política directa.
3. 1914-: nuevos problemas originados por el crecimiento de los medios masivos de comunicación y las
organizaciones a gran escala.
Lo que recibimos de la tradición es un conjunto de significados, pero no todos ellos conservarán su significación si los
devolvemos a la experiencia inmediata.
Masa y masas
“Masas” fue la nueva palabra para designar al populacho. 3 tendencias sociales ayudar a configurar su significado: a)
concentración demográfica en las ciudades; b) concentración de trabajadores en la fábrica; c) el desarrollo de una clase
obrera organizada.
Si bien el término era nuevo, las características atribuidas eran las mismas: credulidad, rebaño, bajos gustos y costumbres.
Constituían un peligro a la cultura y a la democracia.
“Democracia de masas” puede ser una observación (muchos votan) o algo despectivo (el populacho gobernando).
El autor piensa que esto pone más en cuestión a la democracia que al tema de masas. La democracia, si representa los
intereses de aquellos que todo quieren cambiar, es un problema. No fue concebida para eso la democracia por los
dominantes.
En cuanto al tema “masas”, ¿Quiénes son las masas? ¿Son los trabajadores? Las masas son siempre los otros, los que no
conocemos, ni podemos conocer. Para otras personas, nosotros también somos masa. Las masas son la otra gente. Nos
damos cuenta que, en realidad, no hay masas, sino formas de concebir a la gente como tales. El hecho es que esta forma
de ver a la gente se aprovechó en nuestra sociedad con fines de explotación política o cultural.
Comunicación masiva
Los nuevos medios de comunicación representan un gran progreso técnico. El más antiguo e importante es la imprenta,
que sufrió cambios técnicos fundamentales (máquina impresora de vapor, en 1811, y prensas cilíndricas rotativas, 1815).
Los grandes progresos del transporte también afectaron la industria impresora (en recolección de noticias, distribución del
producto). El desarrollo de servicios telegráficos y telefónicos facilita recolectar noticias. Luego aparecen radiodifusión,
cine, tv.
Hay dos aspectos obvios: primero, que existe una tendencia general a confundir la técnica con los usos que se les dieron en
una sociedad determinada; segundo, que al considerar esos usos nuestro argumento suele ser selectivo, por momentos en
sumo grado.
Las técnicas son en el peor de los casos neutrales. La única objeción sustancial que se les hace es que son impersonales, en
comparación con técnicas que anteriormente cumplían los mismos fines. Mientras que el teatro presentaba actores, el
cine exhibe sus fotogramas.
El hecho de que el oyente de una charla o discusión radiofónica no pueda responder a quien habla es una objeción. El
problema es que no nos damos cuenta que gran parte de lo que llamamos comunicación no es en sí mismo más la
trasmisión, emisión unidireccional. La recepción y la respuesta dependen de otros factores al margen de las técnicas. La
trasmisión múltiple creció con el desarrollo de estas técnicas y por el crecimiento de la educación en general. Es
interesante que se esta expansión se haya interpretado como “comunicación masiva”.
La concepción de las personas como masas no surge de una incapacidad para conocerlas, sino del hecho de interpretarlas
de acuerdo a una fórmula. Y acá aparece de forma decisiva el tema de la trasmisión. Nuestra fórmula puede ser la del
populacho o no. Será definida por nuestra intención.
Fuente: un hombre que presenta una opinión, una propuesta, un sentimiento, que desea que otros lo acepten y actúen o
sientan de la manera que él define.
Agente: su expresión está subordinada a una intensión no declarada. El agente será normalmente un subordinado de un
gobierno, empresa, etc. (de una agencia).
La idea de masas es una expresión de esta concepción manipuladora, de agentes, y la “comunicación masiva” un
comentario sobre su funcionamiento. Éste es el verdadero peligro para la democracia y no la existencia de medios eficaces
y poderosos de trasmisión múltiple.
Observación masiva
Las masas sólo son otras personas, pero la mayoría de éstas son un populacho. Este es el lado negativo de la idea de
comunicación masiva.
Se habla de cultura popular como lugar de bajo y su “explicación” histórica plantea que tras la ley de educación de 1870
(UK) se formó un público nuevo, masivo, alfabetizado mas no formado en la lectura con gustos bajos. Esos se convirtió en
la cultura de masas. Antes de esa, esta la que se usó para explicar la novela, un género vulgar producto de la prosperidad
de las clases medias en el siglo XXVIII.
Desde mucho antes existía un alfabetismo y la mala prensa. Es preciso recordar que las nuevas instituciones no fueron
producto del accionar de los trabajadores. Otros las establecieron para ellos, muchas veces con el fin de obtener beneficios
políticos o comerciales. Si vamos a definir las masas como aquellos a quienes las nuevas instituciones abastecen hoy y por
quien éstas son recibidas con aparente satisfacción, entonces las masas se extienden mucho más allá de las categorías de
trabajadores manuales o personas con educación elemental. “Masas = clase obrera y clase media baja” se confunden con
“masas = populacho”
Los historiadores de la cultura popular se concentraron en lo malo y obviaron lo bueno. Ej: si aumentó el número de
lectores de los malos diarios, también lo hizo el de los buenos, etc.
Asimismo, es importante al juzgar una cultura no concentrarse en los hábitos coincidentes con los del observador. El
observador altamente instruido asume que la lectura desempeña en la vida de la mayoría de la gente un papel tan grande
como en la suya. Compara lo que se produce para personas para quienes la lectura es una actividad fundamental con lo
producido para quienes la lectura es una actividad menor. Hay otras formas de actividad creativa calificada e inteligente
que no tiene que ver con el teatro, la ópera sino con destrezas como la jardinería, carpintería hasta la política activa.
La contraparte histórica de un diario popular moderno, en su función informativa, no es un diario minoritario anteriorsino
ese complejo de rumores y relatos de viajeros que por entonces suministraba la mayoría de las noticias de ese tipo.
Nuestro problema es el de la adaptación de nuestra formación social a una cultura vastamente letrada. La acción que
corresponde es garantizar que la capacitación para el alfabetismo en sentido pleno se incremente de manera proporcional
a los cambios técnicos que hicieron a nuestra cultura más dependiente de las formas letradas. Por interés e inercia, hemos
permitido que los cambios técnicos estuvieran muy por delante de los educativos. La interpretación de la mayoría como
populacho sirvió para silenciar o debilitar las conciencias más activas en esta materia. El manejo de las nuevas técnicas es
muy complicado por sus conexiones económicas.
Ej. Del diario local que no es pensado para masas y tampoco habla en difícil.
! La idea de masas y la técnica de observar algunos aspectos del comportamiento masivo –aspectos seleccionados de un
“público” más que el equilibrio de una comunidad real- constituyeron la ideología natural de quien procuraban controlar el
nuevo sistema y sacar provecho de él. En la medida en que rechacemos este tipo de explotación, rechazaremos su
ideología y buscaremos una nueva definición de comunicación.
Comunicación y comunidad
Cualquier cuerpo gobernante procurará implantar las ideas “correctas” en la mente de sus gobernados. Pero la mente de
los hombres es moldeada por la experiencia. La mejor transmisión de materiales no logrará comunicarse si no es
confirmado por la experiencia. La comunicación es también recepción y respuesta, no sólo transmisión. Es muy difícil
pensar sobre la comunicación porque la pensamos preocupados por la dominación.
Creo que hay muchas reacciones frente a los tipos dominativos de comunicación de masas. La gente, desde luego, no cree
todo lo que lee en los diarios y está bien que así sea.
En términos de comunicación, la respuesta consiste en adoptar una actitud diferente ante la transmisión. Esto no es
posible a menos que se comprenda que una transmisión es un ofrecimiento, no un intento de dominar sino de comunicar,
lograr una recepción y una respuesta. La recepción activa y la respuesta vital dependen a su vez de una comunidad
concreta de la experiencia, y su calidad depende del reconocimiento de la igualdad practicada.
La única igualdad importante o siquiera imaginable es la igualdad del ser. La desigualdad es inevitable y es sana. La masa es
una forma de negar las desigualdades. Una cultura común no es una cultura igual. Hay desigualdades de facultades
específicas, sin que estas desigualdades nieguen la igualdad del ser.
Nadie puede elevar el nivel cultural de ninguna persona, como máximo pueden transmitir las capacidades, que no son una
posesión personal, sino una propiedad humana general.
¿La cultura y qué modo de vida?
La cultura es la herencia de la nueva clase ascendente.
No podemos describir el grueso de lo producido por los nuevos medios de comunicación como “cultura de clase obrera”,
puesto que no hay nada que se produzca exclusivamente para ellos. Tampoco debemos considerar “cultura de clase
obrera” como la pequeña cantidad de escritos y arte “proletarios”.
Williams descree de la denominación “cultura burguesa” dado que el trabajo intelectual e imaginativo de cada generación
no es producto de una sola clase. Al parecer, el área que cubre una cultura es habitualmente proporcional al área de una
lengua más que de una clase. Los hombres que comparten una lengua común comparten la herencia de una tradición
intelectual y literaria que se reevalúa necesaria y constantemente con cada cambio de la experiencia. La fabricación de una
“cultura obrera” artificial y opuesta a esa tradición común es tonta.
La tarea más difícil con que nos enfrentamos, en cualquier período que haya una cambio pronunciado del poder social, es
el complicado proceso de revalorización de la tradición heredada. Ejemplo de la lengua inglesa.
Una cultura nunca puede reducirse a sus artefactos. Un obrero no se aburguesa por poseer los mismos bienes.
El interrogante es si sirve seguir pensando en términos de clase. ¿No produce el industrialismo una cultura cuya mejor
caracterización es no considerarlas como no perteneciente a clase alguna?
No obstante, una cultura no es sólo un corpus de trabajo intelectual e imaginativo, también es un modo de vida.
La producción industrial unifica ciertas cuestiones como la ropa, la lengua, el ocio, pero la distinción crucial entre clases se
da entre la ideas alternativas sobre la naturaleza de la relación social.
Es necio interpretar a los individuos en términos clasistas, pero está bueno para interpretar ideas e instituciones.
Idea burguesa � individualismo. Sociedad como área neutral dentro de la cual cada individuo tiene la libertad de buscar su
propio desarrollo y beneficio como derecho natural.
Idea proletaria � Comunismo, socialismo, cooperación. La sociedad no es ni neutral ni protectora, sino el medio positivo
para toda clase de desarrollos, incluidos el individual. El progreso no es escapar a la clase, sino el avance general de todos.
Esto es la “cultura de la clase obrera”. Se trata de los hábitos de pensamiento e intenciones que proceden de ella.
Igualmente para la “cultura burguesa”.
Cuando hablamos de una “idea obrera”, no nos referimos a que es propiedad de la clase obrera, ni siquiera a que ésta la
aprueba. Queremos decir, que es la idea escencial encarnada de organizaciones e instituciones creadas por esa clase. Es
necio interpretar a los individuos en rígidos términos clasistas, porque la clase es un modo colectivo y no una personas.
La idea de comunidad
La idea de comunidad, en la cual todos concuerdan, se sintió y definió de diferentes maneras.
Clases medias. Idea de servicio. � gran parte de la educación de las clases medias se centra en la formación de
funcionarios, conformistas y respetuosos de la autoridad.
Clase obrera. Idea de solidaridad.
Tras haberse esforzado por mejorar las condiciones de los trabajadores, en el espíritu del servicio, quienes se rigen por esta
idea se sienten consternados cuando aquéllos no responden del todo: cuando no participan en el juego, carecen de
espíritu de equipo e ignoran el interés nacional. El hecho es que los trabajadores no pueden sentir en modo alguno que
ésta es su comunidad así concebida. La idea de servicio no funciona porque, si bien los funcionarios superiores pueden
identificarse con el establishment, no es así en el caso de los subordinados. Lo que “ellos” dicen es aún la experiencia
práctica de la vida y el trabajo. Se trata de la reducción del hombre a una función.
La idea de servicio a la comunidad se propuso a la clase obrera como una interpretación de la solidaridad, pero en esas
circunstancias no fue plenamente aceptada, porque se la percibía como inferior. Otra alternativa a la solidaridad que tuvo
cierto efecto fue la idea de la oportunidad individual: la escalera. Una de las formas del servicio consistió en proporcionar
esa escalera, en la industria, la educación y otros ámbitos.
La escalera es un símbolo perfecto de la idea burguesa de sociedad porque, si bien brinda indudablemente la oportunidad
de ascender, es un recursos que sólo puede utilizarse de manera individual: hay que subirla solo. Este tipo de ascenso
individual es, por supuesto, el modelo burgués.
Para Williams, la versión de la sociedad como una escalera es objetable por dos aspectos: primero, que debilita el principio
de progreso común, que debería ser un valor absoluto. Segundo, que endulza el veneno de la jerarquía, en especial cuando
propone la jerarquía del mérito y sostiene que es diferente de la jerarquía del dinero o del nacimiento.
El desarrollo de una cultura común
La idea de solidaridad es potencialmente el fundamento real de una sociedad. No obstante, está sometida a dos
dificultades.
Puesto que ha sido una actitud defensiva, la mentalidad natural que produce un asedio prolongado. Es decir, dependió en
parte del enemigo; los elementosnegativos así producidos tendrán que convertirse en positivos en una sociedad
plenamente democrática. En el mejor de los casos, esto será profundamente difícil, porque los sentimientos en cuestión
son fundamentales.
Es posible definir la cuestión diciendo que se trata de que la diversidad se objetive dentro de una comunidad concreta que
disponga de un poder mayoritario. Aunque necesario, el sentimiento de solidaridad es primitivo. Hasta aquí, dependió de
una identidad sustancial de condiciones y experiencias.
En su raíz, el sentimiento de solidaridad es el único elemento imaginable de estabilización en una organización tan ardua.
Pero en su desarrollo tendrá que redefinirse continuamente y habrá muchos intentos de enrolar viejos sentimientos al
servicio de un interés sectorial emergente. Lo que quiere destacar es que esta primera dificultad –la compatibilidad de una
especialización creciente con una cultura auténticamente común– sólo tiene solución en un contexto de comunidad
material mediante un proceso democrático pleno.
La segunda dificultad en el desarrollo de la idea de solidaridad se relaciona con la primera: en cuanto tiene que ver con
alcanzar la diversidad sin generar separación. Como sentimiento, la solidaridad está sujeta naturalmente a rigideces que
pueden ser peligrosas en un período de cambio. El imperativo de la acción común es legítimo, pero siempre existe el riesgo
de que la comprensión común sea inadecuada y su imposición impida o demore la acción correcta.
Mientras se la vive, una cultura es siempre en parte desconocida y en parte irrealizada. La construcción de una comunidad
es siempre una exploración, porque a la conciencia no puede preceder a la creación y no hay fórmula para la experiencia
desconocida.
La libertad práctica de pensamiento y expresión es menos un derecho natural que una necesidad común. El desarrollo de
la comprensión es tan arduo que ninguno de nosotros puede arrogarse, para sí mismo, una institución o una clase, el
derecho a determinar sus canales de progreso.
Pero el énfasis de la idea de cultura es legítimo cuando nos recuerda que una cultura es imposible de planificar. Tenemos
que asegurar los medios de vida y los medios de comunidad. Pero no podemos saber o decir qué se vivirá luego por esos
medios.
Liberarse de la ilusión de la existencia objetiva de “masas” e inclinarse a la adopción de una concepción más real y activa
de los seres humanos y sus relaciones es un nueva liberad. Cuando podemos experimentar esta situación, toda la sustancia
de nuestro pensar se transforma. Hay otro cambio de la experiencia, afín a éste, cuando volvemos a pensar en el
crecimiento humano y la atención puesta en él por el hombre, en su espíritu que no es el del modo dominativo de larga
data. Las fuerzas que cambiaron y aún cambian nuestro mundo son en verdad la industria y la democracia.
Llegamos a comprender, también lentamente, que cuando el modo de dominaciones se extiende al hombre mismo,
cuando los seres humanos también están aislados y explotados, cualquiera sea el éxito temporario, el resultado es, en el
largo plazo, la supresión en nuestro fuero íntimo de las plenas oportunidades brindadas por las ganancias materiales.
Tenemos que vivir por nuestras propias adhesiones, pero sólo podemos vivir plenamente en común si aceptamos las
adhesiones de otros y hacemos que nuestra tarea común sea mantener despejados los canales de crecimiento.
La idea de cultura común reúne la idea del crecimiento natural y la de su cuidado. Cualquier cultura, en todo su proceso, es
una selección, un énfasis, una atención particular. La distinción de una cultura en común consiste en que la selección se
hace y rehace libre y comúnmente. El ciudado es un proceso común, basado en una decisión común, que luego, en sí
mismo, abarca las variaciones reales de la vida y el crecimiento. El crecimiento natural y el cuidado son parte de un
proceso recíproco, garantizado por el principio fundamental de la igualdad del ser.
William remarca que vivimos en una sociedad transicional. ¿Entre qué?

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