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UNIVERSIDAD DE CUENCA Autor: Segundo José Sarango Guayllas. 16 necesidades espirituales cuando recurre a oraciones, sacrificios y ceremonias, que por lo general terminaban en grandes fiestas1. Posteriormente, en la antigua Grecia, el ideal de vida de la Skholé –cesar o parar– coloca al espíritu en disposición para contemplar los supremos valores de aquel mundo: la verdad, la bondad y la belleza, disposición que exige tener tiempo para sí, aunque, se estableció una distribución verticalmente estratificada del tiempo social y una relación de exclusión: señores y esclavos, los primeros se dedicaban a la Skholé, los segundos, al trabajo o “Askholé”. Aristóteles y Epicuro enaltecen esa situación. El “otium” de los romanos, establece una relación de inclusión entre “ocio” y “trabajo”. Cicerón menciona un “Otium como tiempo de descanso del cuerpo y recreación del espíritu”. En Roma, se hace una marcada distinción entre el ocio de la nobleza romana y el “negotium” de la plebe,”panis et circense”, despreciado y alimentado por las élites y utilizado como su medio de dominación. En la edad media el ocio caballeresco está inspirado en un espíritu lúdico clasista, que al igual que Grecia desprecia el trabajo pero con la salvedad de dar alto valor a la guerra, la política, el deporte, la ciencia.2 Esta forma evolucionó hasta el punto de que la historia de la humanidad está llena de hechos y situaciones asociadas a ceremonias y cultos religiosos transformados en expresiones culturales como danza, música, juegos y otros. Durante ese devenir surgió la concepción del trabajo como actividad básica del ser humano porque transforma y adapta los objetos de la naturaleza para dar satisfacción a sus necesidades materiales y es determinante en el avance y progreso de las sociedades, y con ello las diversas formas económicas - como el caso del capitalismo- y las imposiciones de horarios rígidos de trabajo y del salario, aspectos determinantes para exigir descanso y tiempo libres. Posteriormente, las nuevas formas de gobierno, de pensamiento y de modos de producción (feudalismo, capitalismo) del renacimiento, el ocio adquiere marcados visos de puritanismo: conducta ociosa de grave vicio personal y social, aprovechado por la concepción burguesa y sintetizado en “el tiempo es oro”, lo cual implica que el 1 http://www.uam.mx/difusion/casadeltiempo/09_iv_jul_2008.pdf 2 Huizinga, Johan . (2000). Homo Ludens. Madrid. Alianza Editorial.
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