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463 4UNIDAD Comportamiento y ecología Quienes tienen posibilidad de observarlos, quedan cautivados por sus brillantes colores y etérea belleza; los arrecifes de coral se hallan entre los ecosistemas más diversos, productivos y frágiles de la Tierra. Estudio de caso Sexo y simetría ¿QUÉ HACE SEXY A UN HOMBRE? De acuerdo con un creciente número de investigaciones hechas al respecto, es su simetría. La preferencia sexual de las hembras por machos simétricos se documentó en primera instancia en insectos. Por ejemplo, el biólogo Randy Thornhill descubrió que la simetría predice con precisión el éxito reproductivo de los machos de las moscas escorpión japonesas (véase la fotografía en detalle). En los experimentos y observaciones de Thornhill, los machos más exitosos fueron aquellos cuyas alas izquierda y derecha eran iguales o casi iguales en longitud. Los machos con un ala más larga que la otra tenían menos probabilidad de copular; de hecho, cuanto mayor era la diferencia entre las dos alas, menor era la probabilidad de éxito. El trabajo de Thornhill con moscas escorpión lo llevó a preguntarse si los efectos de la simetría de los machos también se aplicaban a los seres humanos. Para poner a prueba la hipótesis de que las hembras humanas encuentran más atractivos a los machos simétricos, Thornhill y sus colegas comenzaron por medir la simetría en algunos machos adultos jóvenes. Cada grado de simetría del hombre se valoraba mediante mediciones de la longitud de sus orejas y el ancho de su pie, tobillo, mano, muñeca, codo y oreja. A partir de estas mediciones, los investigadores derivaron un índice que resumía el grado en el que el tamaño de estas características difería entre los lados derecho e izquierdo del cuerpo. Después, los investigadores reunieron en un panel de observadores a mujeres heterosexuales que no estaban al tanto de la naturaleza del estudio y les mostraron fotografías de los rostros de los hombres medidos. Tal como lo predijo la hipótesis de los investigadores, el panel juzgó a los hombres más simétricos como los más atractivos. Al parecer, para las mujeres el atractivo de un hombre se correlaciona con su simetría corporal. ¿Por qué las hembras preferirían machos simétricos? Considera esta pregunta conforme lees acerca del comportamiento animal. 25C ap ít u lo Comportamiento animal � Tanto el macho de esta mosca escorpión como este humano son excepcionalmente atractivos para las hembras de sus especies. El secreto de su atractivo sexual quizá se halla en que ambos tienen cuerpos muy simétricos. Comportamiento animal Capítulo 25 465 25.1 ¿CÓMO DIFIEREN LOS COMPORTAMIENTOS INNATOS DE LOS APRENDIDOS? Un comportamiento es cualquier actividad observable de un ani- mal viviente. Por ejemplo, una polilla vuela hacia una luz brillante, una abeja vuela hacia una taza de agua azucarada, y una mosca doméstica vuela hacia un trozo de carne en putrefacción. Los pá- jaros azulejos cantan, los lobos aúllan y las ranas croan. Las cabras montañesas hacen chocar sus cabezas en el ritual del combate; los chimpancés se acicalan mutuamente; las hormigas atacan a una termita que se aproxima a un hormiguero. Los seres humanos bai- lan, practican deportes y declaran guerras. Si el observador casual ve muchos ejemplos de comportamiento animal cada día, el obser- vador cuidadoso encuentra un número virtualmente ilimitado de comportamientos fascinantes. Los comportamientos innatos no requieren experiencia previa Los comportamientos innatos se realizan de manera razonablemen- te completa, incluso la primera vez que un animal con la edad y es- tado motivacional adecuados encuentra un estímulo particular (por ejemplo, el estado motivacional adecuado para alimentarse sería el hambre). Los científicos pueden demostrar que un comportamiento es innato al privar a un animal de la oportunidad de aprenderlo. Por ejemplo, las ardillas rojas, que en la vida silvestre entierran nue- ces durante el otoño para recuperarlas en el invierno, pueden criarse desde el nacimiento en una jaula con dieta líquida, lo que les pri- va de la experiencia en relación con las nueces: excavar o enterrar. No obstante, cuando se le presenten nueces por primera vez, las lle- vará a una esquina de su jaula y luego realizará movimientos de en- cubrimiento y golpecitos con las patas delanteras, lo que demuestra que el enterramiento de nueces es un comportamiento innato. Algunos comportamientos innatos también pueden reco- nocerse porque ocurren inmediatamente después del nacimien- to, antes de que se presente cualquier oportunidad de aprendi- zaje. Considera, por ejemplo, al cucú común, una especie de ave en la que las hembras ponen sus huevos en los nidos de otras especies de aves para que éstos se conviertan, sin darse cuenta, en sus padres adoptivos. Poco después de que un cucú sale del casca- rón, el polluelo realiza el comportamiento innato de arrojar del nido a los huevos (o polluelos); de esta manera elimina a quienes competirían con él por alimento (FIGURA 25-1). Los comportamientos aprendidos se modifican con la experiencia En muchas circunstancias, la selección natural puede favorecer los comportamientos innatos. Por ejemplo, para el polluelo de la gavio- ta es una clara ventaja picar el pico de su padre tan pronto como sale del cascarón, porque el picoteo estimula al padre a alimentar al po- lluelo. Pero en otras circunstancias, los patrones de comportamiento rígidos pueden ser menos útiles. Veamos: si a un macho de tordo ali- rrojo se le presenta una hembra disecada de tordo, lo más probable es que trate de copular con el ave disecada, un comportamiento que Estudio de caso Sexo y simetría 25.1 ¿Cómo difieren los comportamientos innatos de los aprendidos? Los comportamientos innatos no requieren experiencia previa Los comportamientos aprendidos se modifican con la experiencia No hay una distinción clara entre los comportamientos innatos y los aprendidos 25.2 ¿Cómo se comunican los animales? La comunicación visual es más efectiva a distancias cortas La comunicación mediante sonidos es efectiva a través de distancias más largas Los mensajes químicos persisten más tiempo pero son difíciles de variar Enlaces con la vida diaria Buscadores de minas La comunicación mediante contacto ayuda a establecer lazos sociales 25.3 ¿Cómo compiten los animales por los recursos? El comportamiento agresivo ayuda a asegurar los recursos Las jerarquías de dominio ayudan a controlar las interacciones agresivas Los animales pueden defender territorios que contienen recursos 25.4 ¿Cómo encuentran pareja los animales? Las señales codifican el sexo, la especie y la calidad individual Estudio de caso continuación Sexo y simetría De un vistazo 25.5 ¿Por qué juegan los animales? Los animales juegan solos o con otros animales El juego favorece el desarrollo del comportamiento 25.6 ¿Qué tipos de sociedades forman los animales? La vida en grupo tiene ventajas y desventajas La socialización varía entre las especies La formación de grupos con parientes promueve la evolución del altruismo Las abejas melíferas viven en sociedades con estructura rígida Las ratas topo lampiñas forman una sociedad compleja de vertebrados 25.7 ¿La biología puede explicar el comportamiento humano? El comportamiento de los recién nacidos tiene un gran componente innato Los seres humanos jóvenes adquieren fácilmente el lenguaje Los comportamientos compartidos por diversas culturas pueden ser innatos Los seres humanos pueden responder a las feromonas Estudio de caso continuación Sexo y simetría Los estudios de gemelos revelan componentes genéticos del comportamiento La investigación biológica del comportamiento humano es controvertida Estudio de caso otro vistazo Sexo y simetría 466 UNIDAD 4 Comportamiento y ecología obviamente no producirá descendencia. En muchas situaciones, un comportamiento con cierto grado de flexibilidad resulta ventajoso.La capacidad de hacer cambios en el comportamiento con base en la experiencia se llama aprendizaje. Esta definición apa- rentemente simple abarca una amplia gama de fenómenos. A partir del aprendizaje, un sapo evita insectos con mal sabor, una musaraña bebé sabe cuál adulto es su madre, los seres humanos hablan idiomas, y un gorrión se guía por las estrellas para nave- gar. Cada uno de los muchos ejemplos de aprendizaje animal representa el resultado de una historia evolutiva única, de modo que el aprendizaje es tan diverso como los mismos animales. No obstante, puede ser útil categorizar los tipos de aprendizaje, en tanto se tenga en mente que las categorías son sólo guías aproxi- madas; muchos ejemplos de aprendizaje no encajarán muy bien en ninguna categoría. La habituación es un declive en la respuesta ante un estímulo repetitivo Una forma común de aprendizaje simple es la habituación, que se define como un declive en la respuesta ante un estímulo repetitivo. La capacidad para habituarse evita que un animal desperdicie su energía y atención en estímulos irrelevantes. Esta forma de apren- dizaje la muestran incluso los animales más simples. Por ejemplo, una anémona de mar retraerá sus tentáculos cuando se le toque, pero gradualmente dejará de retraerlos si se le toca repetidamente (FIGURA 25-2). La capacidad para habituarse es claramente adaptativa. Si una anémona de mar se retrajera cada vez que la rozara un trozo de lirio marino ondulante, el animal desperdiciaría gran canti- dad de energía, y su postura retraída le evitaría atrapar alimento. Los seres humanos se habitúan a muchos estímulos; quienes vi- ven en las ciudades se habitúan a los sonidos del tráfico noctur- no, así como quienes viven en el campo se habitúan a los coros de grillos y ranas arbóreas. Ante una exposición inicial, cada uno puede encontrar que el hábitat del otro es insoportablemente ruidoso, pero con el tiempo cada uno se habitúa. El condicionamiento es una asociación aprendida entre un estímulo y una respuesta Una forma más compleja de aprendizaje es el aprendizaje por ensayo y error, en el que los animales adquieren a través de la experiencia respuestas nuevas y adecuadas a los estímulos. Muchos animales se enfrentan con recompensas y castigos que ocurren de manera natural, y pueden aprender a modificar sus respuestas a ellos. Por ejemplo, un sapo hambriento que captura a una abeja aprende rápidamente a evitar encuentros futuros con las abejas. Después de una sola experiencia con un aguijón en la lengua, un sapo ignora a las abejas e incluso a otros insectos que se le parezcan. El aprendizaje por ensayo y error es un factor importante en el desarrollo del comportamiento de muchas especies anima- les y con frecuencia ocurre durante el juego y el comportamiento exploratorio. Este tipo de aprendizaje también tiene un papel cla- ve en el comportamiento humano al permitir, por ejemplo, que un niño sepa cuáles alimentos saben bien o mal, que una estufa puede estar caliente y que no debe jalar la cola a un gato. Algunas propiedades interesantes del aprendizaje por en- sayo y error se han revelado mediante una técnica de laboratorio conocida como condicionamiento operante. Durante el con- dicionamiento operante, un animal aprende a realizar un com- portamiento (como empujar una palanca o picar un botón) para recibir una recompensa o evitar un castigo. Esta técnica está estre- chamente asociada con el psicólogo comparativo estadounidense B.F. Skinner, quien diseñó la “caja de Skinner”, donde se aísla a un animal y se le permite entrenarse a sí mismo. La caja puede � FIGURA 25-1 Comportamiento innato (a) El polluelo de cucú, a horas de salir del cascarón y antes de que sus ojos se abran, arroja del nido a los huevos de sus padres adoptivos. (b) Los padres, en respuesta al estímulo de la gran boca abierta del polluelo de cucú, alimentan al polluelo, sin percatarse de que no está emparentado con ellos. PREGUNTA El polluelo de cucú se beneficia de su comportamiento innato, pero el padre adoptivo se daña con su respuesta innata al ruego del polluelo de cucú. ¿Por qué la selección natural no ha eliminado este comportamiento innato desventajoso? Comportamiento animal Capítulo 25 467 � FIGURA 25-2 Habituación en una anémona de mar � FIGURA 25-3 Condicionamiento animal Los experimentos denominados la “caja de Skinner” (a, b) permiten comprender la forma en cómo aprenden los animales. En la vida real podemos encontrar diferentes ejemplos de dichos condicionamientos (c, d) mediante un premio o castigo. contener una palanca que, cuando se presiona, expulsa una píl- dora de alimento. Si el animal accidentalmente presiona la palan- ca, aparece la recompensa de alimento. Después de unas cuantas ocurrencias de este tipo, el animal aprende la conexión entre pre- sionar la palanca y recibir alimento, y comienza a presionar la palanca repetidamente (FIGURA 25-3 a, b). El condicionamiento operante se usa para entrenar anima- les con el fin de que ejecuten tareas mucho más complejas que presionar una palanca (FIGURA 25-3c, d), y ha revelado que las especies difieren en su propensión a aprender asociaciones, y que aprenden más fácilmente aquellas que son relevantes para sus propias necesidades. Por ejemplo, si a una rata se le ofrece una 468 UNIDAD 4 Comportamiento y ecología comida con un sabor distintivo que contiene una sustancia que la enferma, el animal aprende a evitar dicho alimento en el futuro. Por el contrario, es muy difícil entrenar a una rata a elevarse so- bre sus patas traseras en respuesta a un sonido particular o a una señal visual. La explicación a esta diferencia puede hallarse al pre- guntar cuál tarea aprendida tiene más probabilidad de beneficiar a una rata salvaje. Claramente, evitar alimentos que enferman es beneficioso para animales como las ratas, que se alimentan de una gran variedad de alimentos; sin embargo, este animal no ob- tiene un beneficio obvio al aprender a pararse en respuesta a un ruido. En general, las habilidades de aprendizaje de cada especie han evolucionado para apoyar su modo particular de vida. La intuición es resolver problemas sin ensayo y error En ciertas situaciones, los animales parecen resolver problemas re- pentinamente, sin el beneficio de experiencia previa alguna. Este tipo de resolución súbita de problemas en ocasiones se llama aprendiza- je intuitivo, porque tiene un parecido, al menos de manera superfi- cial, con el proceso mediante el cual los seres humanos manipulan mentalmente conceptos para llegar a una solución. Desde luego, no es posible saber con seguridad si los animales no humanos expe- rimentan estados mentales similares cuando resuelven problemas. En 1917, el etólogo Wolfgang Kohler demostró que un chimpancé hambriento, sin entrenamiento alguno, podía apilar cajas para llegar a un plátano suspendido del techo. Este tipo de resolución de problemas alguna vez se creyó restringido a tipos de animales muy inteligentes, como los primates, pero habili- dades similares también pueden estar presentes en especies que suelen considerarse menos inteligentes. Por ejemplo, Robert Eps- tein y colegas realizaron un experimento que demostró que las palomas tienen la capacidad del aprendizaje intuitivo. En el expe- rimento, las palomas (cuyas alas se sujetaron para evitar el vuelo) primero se entrenaron para realizar dos tareas no relacionadas a cambio de recompensas en alimento. Las tareas eran empujar una pequeña caja alrededor de la jaula y picar un pequeño plátano de plástico. Más tarde, a las aves entrenadas se les presentó una situación novedosa: un plátano de plástico que colgaba del techo, por encima de su alcance en una jaula que también contenía una pequeña caja. Muchas de las palomas empujaron la caja a una po - sición bajo el plátano de plástico y subieron sobre la caja para picar la fruta falsa. Al parecer, una paloma entrenada para ejecu- tar los movimientos físicos necesariostambién puede resolver el problema del plátano suspendido. No hay una distinción clara entre los comportamientos innatos y los aprendidos Aunque los términos “innato” y “aprendido” pueden ayudar a des- cribir y comprender comportamientos, con estas palabras también se corre el riesgo de caer en una visión excesivamente simplifica- da del comportamiento animal. En la práctica, ningún compor- tamiento es totalmente innato o completamente aprendido, más bien todos los comportamientos son mezclas de los dos. El comportamiento aparentemente innato puede modificarse por la experiencia Los comportamientos que parecen realizarse correctamente en el primer intento, sin experiencia previa, pueden modificarse más tarde mediante la experiencia. Por ejemplo, un polluelo de gaviota recién salido del cascarón puede picar una mancha roja en el pico de su madre (FIGURA 25-4), un comportamiento innato hace que ésta regurgite alimento para que coma el polluelo. El biólogo Niko Tinbergen estudió este comportamiento de picoteo y descubrió que la respuesta de picoteo de los polluelos muy jóvenes era activada por la larga mancha delgada y de color rojo del pico de los padres. De hecho, cuando Tinbergen ofreció a polluelos recién salidos del cascarón una delgada barra roja con tiras blancas pintadas sobre ella, la picaron con más frecuencia que a un pico real. Sin embargo, en pocos días los polluelos aprendieron suficiente acerca de la apa- riencia de sus padres, de manera que comenzaron a picar con más frecuencia los modelos que se parecían más a los padres. Después de una semana, las gaviotas jóvenes reconocieron la apariencia de sus padres lo suficiente como para preferir los modelos de su propia especie por encima de los modelos de una especie estrechamente relacionada. Con el tiempo, las aves jóvenes aprendieron a pedir alimento sólo a sus propios padres. La habituación (un declive en respuesta a un estímulo repe- titivo) también puede afinar las respuestas innatas de un organis- mo ante los estímulos ambientales. Por ejemplo, las aves jóvenes se agazapan cuando un halcón vuela sobre ellas, pero ignoran a las aves inofensivas como los gansos. Los primeros observadores científicos plantearon la hipótesis que sólo la forma muy específica de las aves predadoras provocaba que se agazaparan. Por medio de un ingenioso modelo (FIGURA 25-5), Niko Tinbergen y Konrad Lorenz (dos de los padres fundadores de la etología, el estudio del comportamiento animal) pusieron a prueba y confirmaron esta hipótesis. Cuando se movía en una dirección, el modelo parecía un ganso y los polluelos lo ignoraban. Sin embargo, cuando se invertía su movimiento, el modelo parecía un halcón y provocaba el comportamiento de agazaparse de los polluelos. No obstante, mayor investigación reveló que los polluelos recién nacidos se aga- zapaban instintivamente cuando cualquier objeto se movía sobre sus cabezas. Con el tiempo, su respuesta se habitúa a aquello que vuela inofensiva y frecuentemente, como hojas, aves cantoras y gansos. Los depredadores son mucho menos comunes, y la forma novedosa de un halcón continúa provocando que se agazapen de manera instintiva. Por ende, el aprendizaje modifica la respuesta innata, y la hace más ventajosa. � FIGURA 25-4 Los comportamientos innatos pueden modificarse por la experiencia Un polluelo de gaviota pica la mancha roja en el pico de su madre, lo que hace que ella regurgite alimento. Comportamiento animal Capítulo 25 469 � FIGURA 25-5 La habituación modifica las respuestas innatas La imagen muestra el modelo usado por Konrad Lorenz y su estudiante Niko Tinbergen para investigar la respuesta de los polluelos a la forma de los objetos que vuelan sobre ellos. La respuesta de los polluelos depende de la dirección en la que se mueve el modelo. Al moverse hacia la derecha, el modelo parece un halcón predador, pero cuando se mueve hacia la izquierda, recuerda un ganso inofensivo. El aprendizaje puede estar gobernado por restricciones innatas El aprendizaje siempre ocurre dentro de fronteras que ayudan a aumentar las posibilidades de que sólo se adquiera el comporta- miento adecuado. Por ejemplo, aun cuando los petirrojos jóve- nes escuchan el canto de gorriones, currucas, pinzones y otras especies de aves que comparten áreas de anidamiento con ellos, las aves jóvenes no imitan los cantos de esas otras especies. En vez de ello, los petirrojos jóvenes sólo aprenden los cantos de los petirrojos adultos. La habilidad del petirrojo para aprender can- tos está limitada a los de su propia especie, y los cantos de otras especies se excluyen del proceso de aprendizaje. Las restricciones innatas sobre el aprendizaje se ilustran de manera quizá más sorprendente con la impronta, una forma es- pecial de aprendizaje en el que el sistema nervioso de un animal está rígidamente programado para aprender cierto aspecto sólo en cierto periodo de desarrollo. Esto hace que se produzca una fuerte asociación durante una etapa particular, llamado periodo sensible, en la vida del animal. Durante esta etapa, el animal está listo para aprender información específica, que luego se incorpo- ra en comportamientos que no se alteran fácilmente mediante experiencias posteriores. La impronta se conoce mejor en aves como gansos, patos y pollos. Estas aves aprenden a seguir al animal u objeto que en- cuentran con más frecuencia durante un periodo sensible tem- prano. En la naturaleza es probable que un ave madre esté cerca durante el periodo sensible, de modo que su descendencia se impronta con ella. Sin embargo, en el laboratorio, dichas aves pueden improntarse con un tren de juguete u otro objeto en mo- vimiento (FIGURA 25-6). No obstante, si tienen opción, seleccio- nan un adulto de su propia especie. Todo comportamiento surge de interacciones entre genes y ambiente Muchos de los primeros etólogos observaron que los compor- tamientos innatos estaban rígidamente controlados por factores genéticos, y que el entorno animal determinaba exclusivamen - te los comportamientos aprendidos. Sin embargo, en la actuali- dad, los etólogos se han dado cuenta de que, así como ningún comportamiento es del todo innato o aprendido, ningún com- portamiento se debe estrictamente a los genes o al ambiente. En vez de ello, todo comportamiento se desarrolló a partir de una interacción entre genes y ambiente. Las aportaciones relativas de la herencia y el aprendizaje varían entre las especies animales y entre los comportamientos dentro de un individuo. La naturaleza precisa del vínculo entre genes, ambiente y comportamiento no está bien entendido en la mayoría de los ca- sos. La cadena de eventos entre la transcripción de los genes y la realización de un comportamiento puede ser tan compleja que nunca se logre descifrar por completo. No obstante, una gran can- tidad de evidencia demuestra la existencia tanto de componentes genéticos como ambientales en el desarrollo de los comporta- mientos. Por ejemplo, considera la migración de las aves. Es bien sabido que las aves migratorias deben aprender por experiencia cómo navegar con pistas celestes; las aves jóvenes en desarrollo que son privadas de la oportunidad de observar la rotación apa- rente del cielo nocturno, cuando son adultas no son capaces de orientarse correctamente en la noche. Sin embargo, este tipo de aprendizaje no es el único factor involucrado. El comportamiento migratorio de las aves tiene un componente heredado Al acercarse el verano, muchas aves dejan su hábitat de crianza y se dirigen hacia sus territorios de invierno, que pueden estar a cientos o incluso miles de kilómetros de distancia. Muchas de estas aves migratorias viajan por primera vez, porque salieron del cascarón sólo unos meses atrás. De manera sorprendente, estas aves ino- centes parten en el momento oportuno, se dirigen en la dirección adecuada y ubican el lugar preciso para hibernar, aun cuando con � FIGURA 25-6 Konrad Lorenzy la improntación Konrad Lorenz, conocido como el “padre de la etología”, seguido por gansitos improntados con él poco después de salir del cascarón. Lo siguieron como si él fuera su madre. 470 UNIDAD 4 Comportamiento y ecología � FIGURA 25-7 Los genes influyen en el comportamiento migratorio La curruca capirotada de Europa Occidental comienza su migración otoñal al volar hacia el Suroeste, pero aquellas de Europa Oriental vuelan hacia el Sureste cuando comienzan a migrar. PREGUNTA Si currucas capirotadas de una población salvaje en Europa Occidental se transportan hacia Europa del Este y se crían hasta la adultez en un ambiente normal, ¿en cuál dirección esperarías que se orientaran? frecuencia no siguen simplemente a las aves más experimentadas (que por lo general parten algunas semanas antes que las aves de primer año). De alguna manera, estas aves jóvenes ejecutan una tarea muy difícil la primera vez que lo intentan. Por ende, parece que las aves nacen con la capacidad de migrar; es decir, debe estar “en sus genes”. De hecho, las aves que salen del cascarón y se crían en interiores aislados todavía se orientan en la dirección mi- gratoria adecuada cuando llega el otoño, al parecer sin necesidad de aprendizaje o experiencia algunos. La conclusión de que las aves deben tener una habilidad controlada genéticamente para migrar en la dirección correcta ha recibido más apoyo por parte de experimentos de hibridación con currucas capirotadas. Esta especie anida en Europa y migra hacia África, pero poblaciones de diferentes áreas viajan por rutas diferentes. Las capirotadas de Europa Occidental viajan en direc- ción Suroeste para llegar a África, mientras que las aves de Europa del Este viajan hacia el Sureste (FIGURA 25-7). Sin embargo, si aves de las dos poblaciones se cruzan en cautiverio, la descenden- cia híbrida muestra orientación migratoria hacia el Sur, que es intermedio entre las orientaciones de los dos padres. Este resulta- do sugiere que los genes parentales, de los cuales la descendencia hereda una mezcla, influyen en la dirección migratoria. 25.2 ¿CÓMO SE COMUNICAN LOS ANIMALES? Con frecuencia, los animales transmiten información. Los sonidos articulados, los movimientos realizados y los compuestos quími- cos emitidos por los animales pueden revelar su ubicación, nivel de agresión, disponibilidad para el apareamiento, etc. Si esta in- formación evoca una respuesta de otros individuos, y si dicha res- puesta tiende a beneficiar al emisor y al receptor, entonces puede formarse un canal de comunicación. La comunicación se define como la producción de una señal por parte de un organismo que hace que otro cambie su comportamiento en una forma benéfica para ambos. Aunque animales de diferentes especies pueden comuni- carse (imagina un gato, con la cola erecta y peluda, siseando a un perro), la mayoría se comunica principalmente con miembros de su propia especie. Las potenciales parejas pueden comunicarse, así como los padres y su descendencia. La comunicación también se usa con frecuencia para ayudar a resolver los conflictos que surgen cuando los miembros de una especie compiten de manera directa entre ellos por alimento, espacio y parejas. Las formas en las que los animales se comunican son sorprendentemente diversas y usan todos los sentidos. En las si- guientes secciones observarás la comunicación mediante desplie- gues visuales, sonidos, químicos y tacto. La comunicación visual es más efectiva a distancias cortas Los animales con ojos bien desarrollados usan señales visuales para comunicarse. Las señales visuales pueden ser activas, en las que un movimiento (como mostrar los colmillos) o una postura (como bajar la cabeza) específicos envían un mensaje (FIGURA 25-8). De manera alternativa, las señales visuales pueden ser pasivas, en cuyo caso el tamaño, la forma o el color del animal envían información importante, por lo general acerca de su sexo y estado reproductivo. Por ejemplo, cuando los mandriles hembra se vuelven sexualmen- te receptivas, desarrollan una gran hinchazón de color brillante so- bre sus nalgas (FIGURA 25-9). Las señales activas y pasivas pueden combinarse, como se ilustra con el lagarto de la FIGURA 25-10. Como todas las formas de comunicación, las señales visuales tienen tanto ventajas como desventajas. En el aspecto positivo, son instantáneas, y las señales activas pueden cambiar rápidamente para enviar una variedad de mensajes en un periodo corto. La comuni- cación visual es silenciosa, por lo que es poco probable que alerte a depredadores distantes, aunque quien emite la señal se vuelva no- � FIGURA 25-8 Señales visuales activas El lobo señala agresión al bajar su cabeza, erizar el pelo de su cuello y lomo, enfrentar a su oponente con una mirada directa y exponer sus colmillos. Estas señales pueden variar en intensidad, lo que comunica diferentes niveles de agresión. Comportamiento animal Capítulo 25 471 � FIGURA 25-9 Una señal visual pasiva La colorida hinchazón en las nalgas de una hembra de mandril sirve como señal visual pasiva de que está fértil y lista para aparearse. � FIGURA 25-10 Señales visuales activas y pasivas combinadas Un lagarto anole sudamericano levanta su cabeza en el aire (una señal visual activa), y revela un colorido saco en su garganta (una señal visual pasiva) que advierte a otros para que mantengan su distancia. table para quienes están cerca. En el aspecto negativo, las señales visuales por lo general no son efectivas en vegetación densa o en la oscuridad, y están limitadas a comunicación de corto alcance. La comunicación mediante sonidos es efectiva a través de distancias más largas El uso de sonidos supera muchas de las limitaciones de las señales visuales. Al igual que las señales visuales, las señales sonoras llegan a los receptores de manera casi instantánea. Pero, a diferencia de las señales visuales, el sonido puede transmitirse a través de la os- curidad, de bosques densos y de agua turbia. Las señales sonoras también pueden ser efectivas a través de distancias más largas que las señales visuales. Por ejemplo, los estruendosos llamados bajos de los elefantes africanos pueden ser escuchados por otros elefan- tes a varios kilómetros de distancia, y los cantos de las ballenas jorobadas son audibles a cientos de kilómetros. Del mismo modo, los aullidos de un lobo se transmiten a distancias kilométricas en una noche tranquila. Incluso la pequeña rata canguro produce un sonido (al golpear el suelo del desierto con sus patas traseras) que es audible a 45 metros de distancia. No obstante, las ventajas de la transmisión a larga distancia son contrarrestadas por una impor- tante desventaja: los depredadores y otros receptores no deseados también pueden detectar una señal sonora a la distancia, y pueden usarla para encontrar la posición de quien emite la señal. Las señales sonoras son similares a las exhibiciones visua- les en que pueden variarse para transmitir mensajes rápidamen- te cambiantes. Un individuo puede enviar diferentes mensajes al variar el patrón, volumen o tono de un sonido. En un estudio de cercopitecos vervet en Kenia en la década de 1960, el etólogo Thomas Struhsaker descubrió que los monos producían diferentes llamados en respuesta a amenazas de cada uno de sus principales depredadores: serpientes, leopardos y águilas. Más tarde, otros in- vestigadores reportaron que la respuesta de los cercopitecos vervet a cada uno de dichos llamados es apropiada al depredador parti- cular. Por ejemplo, el “ladrido” que advierte acerca de un leopardo u otro carnívoro cuadrúpedo hace que los monos en el suelo su- ban a los árboles y que los que ya están arriba suban más alto. El llamado “rraup”, que advierte la presencia de un águila u otra ave cazadora, hace que los monos en el suelo miren hacia arriba y se cubran, mientras que los monos que ya están en los árboles bajan al cobijo de ramas más bajas y más densas. El llamado“resoplido” que indica la presencia de una serpiente, hace que los monos se pongan de pie y busquen en el suelo al depredador. El uso del sonido de ningún modo está limitado a aves y mamíferos. Los grillos machos producen cantos específicos de la especie que atraen grillos hembras de la misma especie. El molesto zumbido del mosquito hembra mientras se prepara para morder, alerta a los machos cercanos de que pronto podrá tener el alimento sanguíneo necesario para poner los huevos. El insecto patinador de la familia Gerridae macho agita sus patas y envía a través del agua patrones de vibraciones específicos de la especie, lo que atrae pare- jas y repele a otros machos (FIGURA 25-11). Muchas especies de pe- ces graznean, gruñen o producen otros sonidos. Desde estas señales más bien simples, hasta las complejidades del lenguaje humano, el sonido es una de las formas de comunicación más importantes. ¿Te has preguntado... por qué destellan las luciérnagas? En muchas partes del mundo, las noches cálidas son animadas por miríadas de luces destellantes de luciérnagas. Los humanos se cautivan y entretienen con la pulsante luminiscencia de estos escarabajos voladores, pero ¿qué representa esa exhibición para las luciérnagas? Es una señal de apareamiento. Cada una de las muchas especies de luciérnagas tiene su propio patrón distintivo de destellos, que ayuda a garantizar que una luciérnaga nocturna en busca de compañero pueda encontrar un compañero de su propia especie. La evolución de las luciérnagas ha producido un método de señalamiento visual que funciona en la oscuridad. 472 UNIDAD 4 Comportamiento y ecología Los mensajes químicos persisten más tiempo pero son difíciles de variar Las sustancias químicas que producen los individuos y que influ- yen en el comportamiento de otros miembros de la especie se lla- man feromonas. Éstas pueden transportar mensajes a través de largas distancias y requieren poca energía para su producción. A diferencia de las señales visuales o sonoras que pueden atraer de- predadores, las feromonas por lo general no son detectables por otras especies. Además, una feromona puede actuar como un tipo de señal que sirve de guía, persistir a través del tiempo y enviar un mensaje mucho después del señalamiento que dejó el animal. Las jaurías de lobos, que cazan en áreas de casi 1,000 kilómetros cuadrados, advierten a otras jaurías de su presencia al marcar las fronteras de sus viajes con orines que contienen feromonas. Como puede atestiguar quienquiera que haya paseado un perro, el perro domesticado revela su herencia lobezna al marcar su vecindario con orina que lleva el mensaje químico “yo vivo en esta área”. (Para un ejemplo de cómo los humanos sacan provecho de la ha- bilidad de los animales para detectar mensajes químicos, consulta el apartado “Enlaces con la vida diaria: Buscadores de minas”.) La comunicación química requiere que los animales sin- teticen una sustancia diferente para cada mensaje. Por tanto, los sistemas de señalamiento químico comunican menos mensa- jes y más simples que los sistemas basados en visión o sonido. Además, las señales de feromonas no pueden enviar fácilmente mensajes que cambien con rapidez. No obstante, los compuestos químicos envían información crucial de manera efectiva. Muchas feromonas provocan un cambio inmediato en el comportamiento del animal que las detecta. Por ejemplo, las ter- mitas forrajeras que descubren alimento tienden un rastro de fero- monas desde el alimento hasta el nido, y otras termitas siguen el rastro (FIGURA 25-12). Las feromonas también pueden estimular cambios fisiológicos en el animal que las detecta. Por ejemplo, la abeja reina produce una feromona llamada sustancia reina, que evita que otras hembras en la colmena se vuelvan sexualmente maduras. De igual modo, los machos maduros de algunas espe- cies de ratones producen orina que contiene una feromona que influye en la fisiología reproductiva de la hembra. La feromona estimula a las hembras que recién alcanzaron la madurez para � FIGURA 25-11 Comunicación mediante vibración El insecto patinador de la familia Gerridae de patas ligeras depende de la tensión superficial del agua para sostener su peso. Al vibrar sus patas, el insecto envía señales que radian sobre la superficie del agua. Dichas vibraciones comunican la especie y el sexo del insecto patinador a otros que se encuentren cerca. Aunque las personas detectan sus alrededores principalmente mediante visualizaciones y sonidos, los animales de muchas otras especies tienen un sentido del olfato muy desarrollado, con capacidades de detección de olores que superan con mucho las de los seres humanos. En algunos casos, las personas sacan provecho de las capacidades olfativas de los animales para resolver problemas humanos. Considera, por ejemplo, el problema de las minas terrestres sin explotar. Más de 100 millones de estos dispositivos explosivos se plantaron en países alrededor del mundo durante guerras pasadas y olvidadas, y continúan enterrados, lo que constituye una gran amenaza a la seguridad de millones de habitantes del campo, en su mayoría en condiciones de pobreza. Por desgracia, el proceso de remover minas es lento, costoso y muy peligroso. Los animales pueden ayudar; por ejemplo, los perros pueden olfatear el explosivo en una mina terrestre; sin embargo, son lo suficientemente pesados como para detonar una mina, de modo que aquellos entrenados para encontrar minas están en riesgo de ser víctimas de ellas. No obstante, de manera reciente se reclutó un nuevo animal que resulta mejor para ayudar a encontrar minas. En Mozambique, hogar de cerca de 11 millones de minas, las ratas son capaces de encontrarlas (FIGURA E25-1). En particular, ratas gigantes de abazones de Gambia se entrenan para oler minas y, a cambio de un plátano o cacahuates, rascan el suelo vigorosamente cuando encuentran una. Las ratas son muy buenas para detectar minas y, como son muy ligeras, no las detonan; también trabajan muy rápido: en una hora dos ratas cubren cierta área de búsqueda, mientras que, a un ser humano entrenado con un detector de metales, le tomaría dos semanas revisar la misma área. Las ratas han probado ser un aliado sin igual en la batalla por resolver uno de los problemas autoinfligidos más peligrosos de la humanidad. Enlaces con la vida diaria Buscadores de minas � FIGURA E25-1 Una rata gigante de abazones de Gambia trabajando en la detección de minas terrestres Comportamiento animal Capítulo 25 473 � FIGURA 25-12 Comunicación mediante mensajes químicos Un rastro de feromonas, secretada por termitas de su propia colonia, orienta a las termitas forrajeras hacia una fuente de alimento. otros primates, que tienen muchos gestos (entre ellos, besar, ho- cicar, palmear, acariciar y acicalar) que sirven a importantes fun- ciones sociales (FIGURA 25-13a). El contacto incluso puede ser esencial para el bienestar humano. Por ejemplo, la investigación ha demostrado que cuando las extremidades de los infantes humanos prematuros se sacuden y mueven durante 45 minutos al día, los infantes son más activos, responsivos y emocionalmente estables, y ganan peso más rápidamente, en comparación con los infantes prematuros que reciben tratamiento hospitalario estándar. Sin embargo, la comunicación mediante contacto no está limitada a los primates. Por ejemplo, en muchas otras especies de mamíferos el contacto físico cercano ayuda a consolidar los lazos entre los padres y la descendencia. Además, en todo el reino ani- mal pueden encontrarse especies en las que la actividad sexual está precedida o acompañada de contacto físico (FIGURA 25-13b). 25.3 ¿CÓMO COMPITEN LOS ANIMALES POR LOS RECURSOS? El concurso por la sobrevivencia y la reproducción surge a partir de la escasez de recursos en relación con el potencial reproductivo de las poblaciones. La competencia resultante subyace a muchos de los tipos más frecuentes deinteracciones entre los animales. El comportamiento agresivo ayuda a asegurar los recursos Una de las manifestaciones más obvias de la competencia por recursos como alimento, espacio o parejas es la agresión, o comportamiento hostil, entre miembros de la misma especie. El comportamiento agresivo incluye el combate físico entre ri- vales. Sin embargo, los participantes de una pelea tienden a le- sionarse; incluso el animal victorioso puede no sobrevivir para transmitir sus genes. Como resultado, la selección natural ha favorecido la evolución de exhibiciones simbólicas o rituales para resolver los conflictos. Las exhibiciones agresivas permiten a los competidores valorarse mutuamente y determinar un ga- nador con base en el tamaño, la fuerza y la motivación, en lugar de hacerlo de acuerdo con las lesiones infligidas. Gracias a la comunicación, los encuentros más agresivos terminan sin daño físico para los participantes. volverse fértiles y sexualmente receptivas. También hará que un ratón hembra recién preñada por otro macho aborte su camada y se vuelva sexualmente receptiva para el nuevo macho. Los seres humanos explotan el poder de las feromonas para combatir plagas de insectos. Las feromonas de atracción sexual de algunas plagas agrícolas, como el escarabajo japonés y la polilla gi- tana, se han sintetizado con éxito. Dichas feromonas sintéticas pue- den usarse para perturbar el apareamiento o atraer a dichos insectos hacia trampas. El control de plagas con feromonas tiene grandes ventajas ambientales sobre los pesticidas convencionales, que ma- tan tanto a los insectos dañinos como a los benéficos y aumentan la evolución de insectos resistentes a los pesticidas. En contraste, cada feromona es específica a una sola especie y no promueve la dispersión de la resistencia, porque los insectos resistentes a la atracción de sus propias feromonas no se reproducen exitosamente. La comunicación mediante contacto ayuda a establecer lazos sociales La comunicación mediante contacto físico con frecuencia sirve para establecer y mantener lazos sociales entre miembros del gru- po. Esta función se observa especialmente en los seres humanos y (a) Papiones (b) Caracoles de tierra � FIGURA 25-13 Comunicación mediante contacto (a) Un papión oliva acicala a un juvenil. El acicalamiento refuerza las relaciones sociales y remueve desechos y parásitos de la piel. (b) El contacto también es importante en la comunicación sexual. Estos caracoles de tierra se involucran en comportamiento de cortejo que culminará en copulación. 474 UNIDAD 4 Comportamiento y ecología � FIGURA 25-14 Exhibiciones de agresividad (a) Exhibición de amenaza del papión macho. A pesar de los colmillos potencialmente letales mostrados de manera tan prominente, los encuentros agresivos entre papiones rara vez causan lesiones. (b) La exhibición agresiva de muchos peces machos, como estos Neoclinus blanchardi, incluye elevar las aletas y batir las cubiertas de las agallas, con lo que su cuerpo parece más grande. � FIGURA 25-15 Exhibiciones de fuerza Combate ritualizado de cangrejos violinistas. Las tenazas exageradas, que podrían lesionar severamente a otro animal, se asen de manera inofensiva. En un momento dado, un cangrejo, al percibir mayor vigor en su oponente, se retira sin daños. Durante los combates, los animales pueden mostrar armas, como garras y colmillos (FIGURA 25-14a), y con frecuencia se muestran dando la apariencia de ser más grandes (FIGURA 25- 14b). Por lo general, los competidores se paran erguidos y eri- zan su pelaje, plumas, orejas o aletas (véase la figura 25-8). Estas exhibiciones visuales usualmente están acompañadas de señales vocales como gruñidos, graznidos, rugidos o chirridos. Las peleas tienden a ser un último recurso cuando las exhibiciones fallan para resolver una disputa. Además de las exhibiciones visuales y vocales agresivas, muchas especies animales se involucran en un combate rituali- zado. Las armas mortales pueden chocar de manera inofensiva (FIGURA 25-15) o pueden no usarse en absoluto. En muchos ca- sos, estos encuentros involucran empujones sin provocar heridas. Por ende, el ritual permite a los concursantes valorar la fuerza y la motivación de sus rivales, y el perdedor se aleja en una postura de sumisión que minimiza el tamaño de su cuerpo. Las jerarquías de dominio ayudan a controlar las interacciones agresivas Las interacciones agresivas requieren del uso de mucha energía, pueden causar lesiones y pueden perturbar otras tareas importan- tes, como la búsqueda de alimento, cuidarse de los depredadores o criar a los juveniles. Por tanto, existen ventajas al resolver los conflictos con una agresión mínima. En una jerarquía de domi- nio, cada animal establece un rango que determina su acceso a los recursos. Aunque los combates ocurren con frecuencia mientras se establece la jerarquía de dominio, una vez que cada animal apren- de su lugar en la jerarquía, las disputas son raras, y los individuos dominantes obtienen mayor acceso a los recursos necesarios para la reproducción, lo cual incluye alimento, espacio y parejas. Por ejemplo, las gallinas domésticas, después de algunos altercados iniciales, se mantienen en un “orden de picoteo” razonablemente estable. A partir de ahí, todas las aves en el grupo tienen deferen- cia con el ave dominante; todas, menos el ave dominante, ceden el paso a la segunda más dominante, etc. En las jaurías de lobos, un miembro de cada sexo es el individuo dominante, o “alfa”, a Comportamiento animal Capítulo 25 475 � FIGURA 25-16 Una jerarquía de dominio La jerarquía de dominio del musmón macho se señala mediante el tamaño de los cuernos. Éstos, que se curvan hacia atrás, claramente no evolucionaron para causar lesiones, se usan en combate ritualizado. quien están subordinados todos los demás de dicho sexo. Entre los musmones machos, el dominio se refleja por el tamaño de la cornamenta (FIGURA 25-16). La jerarquía de dominio estudiada a mayor profundidad es la de los chimpancés. La etóloga Jane Goodall (FIGURA 25-17) dedicó más de 30 años a la observación meticulosa en campo del comportamiento de los chimpancés en el Gombe National Park (Parque Nacional Gombe), en Tanzania, y describió y documen- tó la compleja organización social de los animales. Los chimpan- cés viven en grupos, y las jerarquías de dominio entre los machos son un aspecto clave de su vida social. Muchos machos dedican una cantidad significativa de tiempo a mantener su posición en la jerarquía, principalmente mediante una exhibición de carga en la que un macho corre hacia adelante, lanza rocas, brinca para sacu- dir vegetación y de una u otra forma busca intimidar a los machos rivales. Los animales pueden defender territorios que contienen recursos En muchas especies animales, la competencia por recursos toma la forma de territorialidad: la defensa de un área donde se ubican recursos importantes. El área defendida puede incluir lugares para apareamiento, criar a los miembros más jóvenes, alimentarse o al- macenar alimento. Por lo general, los animales territoriales restrin- gen la mayoría o todas sus actividades al área defendida y anuncian su presencia ahí. Los territorios pueden ser defendidos por machos, hembras, una pareja macho-hembra o por grupos sociales enteros (como en la defensa de un nido por insectos sociales). Sin embar- go, el comportamiento territorial se ve más comúnmente en ma- chos adultos, y los territorios por lo general son defendidos contra miembros de la misma especie, quienes compiten de manera más directa por los recursos a proteger. Los territorios son tan diversos como los animales que los defienden. Por ejemplo, un territorio puede ser un árbol don- de un pájaro carpintero almacene bellotas (FIGURA 25-18), una pequeña depresión en el suelo de un lago usada como sitio de anidamiento por un pez cíclido, un agujero en la arena que es el hogar de un cangrejo o un áreade bosque que proporciona alimento a una ardilla. La territorialidad reduce la agresión Adquirir y defender un territorio requiere tiempo y energía consi- derables; no obstante, la territorialidad se ve en animales tan diver- sos como gusanos, artrópodos, peces, aves y mamíferos. El hecho de que organismos con una relación evolutiva tan distante como gusanos y seres humanos desarrollaran de manera independiente comportamientos similares sugiere que la territorialidad propor- ciona algunas ventajas importantes. Aunque los beneficios particu- lares dependen de la especie y el tipo de territorio que ésta defiende, es posible hacer algunas generalizaciones. Primero, como ocurre con las jerarquías de dominio, una vez establecido un territorio a través de interacciones agresivas, la paz relativa prevalece mientras las fronteras se reconozcan y respeten. Una razón para esta estabi- lidad es que un animal está enormemente motivado para defender su territorio y con frecuencia vencerá animales incluso más grandes y fuertes que traten de invadirlo. Por el contrario, un animal fuera de su territorio es mucho menos seguro y se le vence con más fa- cilidad. Este principio fue demostrado por Niko Tinbergen en un experimento que involucró peces espinosos (FIGURA 25-19).� FIGURA 25-17 Jane Goodall observa chimpancés � FIGURA 25-18 Territorio de alimentación El pájaro carpintero bellotero vive en grupos comunitarios que excavan agujeros del tamaño de una bellota en árboles muertos, y cubre los huecos con bellotas verdes para alimentarse durante los meses invernales. El grupo defiende los árboles con vigor contra otros grupos de carpinteros belloteros y contra aves de otras especies que comen bellotas, como los arrendajos. 476 UNIDAD 4 Comportamiento y ecología � FIGURA 25-19 Propiedad de territorio y agresión El experimento de Niko Tinbergen demuestra el efecto de la posesión del territorio sobre la motivación de agresividad. � FIGURA 25-20 Defensa de un territorio con una canción Un macho de gorrión sabanero marino anuncia la posesión de su territorio. La competencia por parejas puede basarse en territorios Para los machos de muchas especies, la defensa exitosa del territo- rio tiene un impacto directo sobre el éxito reproductivo. En dichas especies, los machos defienden territorios, y las hembras son atraí- das hacia territorios de alta calidad, que pueden tener característi- cas como gran tamaño, alimento abundante y áreas de anidación seguras. Los machos que defienden exitosamente los mejores terri- torios tienen mayor posibilidad de aparearse y transmitir sus genes. Por ejemplo, los experimentos demuestran que los peces espino- sos macho que defienden territorios grandes tienen más éxito para atraer parejas que los machos que defienden territorios pequeños. Las hembras que seleccionan machos con los mejores territorios aumentan su propio éxito reproductivo y transmiten sus rasgos ge- néticos (por lo general esto incluye sus preferencias de selección de pareja) a su descendencia. Los animales anuncian su ocupación Los territorios se anuncian a través de la vista, sonidos y olfato. Si un territorio es lo suficientemente pequeño, la mera presencia de su dueño, reforzada por exhibiciones agresivas hacia los intrusos, puede proporcionar suficiente defensa. Un mamífero que tiene un territo- rio, pero que no siempre está presente, podría usar feromonas para marcar con olor las fronteras de su territorio. Por ejemplo, los cone- jos machos usan feromonas secretadas por las glándulas anales y del mentón para marcar sus territorios. Los hámsteres frotan las áreas alrededor de sus cubiles con secreciones de glándulas en sus flancos. Las exhibiciones vocales son una forma común de anun- cio territorial. Los leones marinos machos defienden una tira de playa al nadar de ida y vuelta enfrente de ella, bramando con- tinuamente. Los grillos machos producen un patrón específico de chirridos para advertir a otros machos que se alejen de sus madrigueras. El canto de las aves es un ejemplo sorprendente de defensa territorial. El ronco trino del gorrión sabanero marino es parte de una exhibición agresiva, con la cual advierte a otros machos que se alejen de su territorio (FIGURA 25-20). De hecho, los gorriones machos que no pueden cantar son incapaces de de- fender territorios. La ornitóloga M. Victoria McDonald demostró de una manera elegante la importancia del canto de los gorriones sabaneros marinos para la defensa territorial, para lo cual capturó machos territoriales y les realizó una operación que los dejó tem- poralmente incapaces de cantar pero que les permitía emitir las otras señales, más cortas y silenciosas, en sus repertorios vocales. Los machos sin canto no pudieron defender territorios o atraer parejas, pero reconquistaron sus territorios perdidos cuando re- cuperaron su capacidad de canto. 25.4 ¿CÓMO ENCUENTRAN PAREJA LOS ANIMALES? En muchas especies animales que se reproducen sexualmente, el apareamiento involucra copulación u otro contacto cercano en- tre machos y hembras. Sin embargo, antes de que los animales Comportamiento animal Capítulo 25 477 puedan aparearse exitosamente, deben identificarse mutuamente como miembros de la misma especie, como miembros del sexo opuesto y como seres sexualmente receptivos. En muchas especies, encontrar un compañero potencial adecuado sólo es el primer paso. Con frecuencia, el macho debe mostrar su calidad antes de que la hembra lo acepte como compañero. La necesidad de satis- facer todos estos requisitos conllevó la evolución de un diverso y fascinante arreglo de comportamientos de cortejo. Las señales codifican el sexo, la especie y la calidad individual Los individuos que desperdician energía y gametos al aparearse con miembros del sexo equivocado o de una especie equivocada están en desventaja en la lucha por reproducirse. Por tanto, la se- lección natural favorece los comportamientos mediante los cuales los animales comunican su sexo y especie a parejas potenciales. Muchas señales de apareamiento son acústicas Los animales con frecuencia usan sonidos para anunciar su sexo y especie. Considera el estridente coro nocturno de las ranas arborí- colas macho, cada una cantando una canción específica de la espe- cie. Los saltamontes y grillos machos también anuncian su sexo y especie mediante sus llamados, así como el mosquito hembra con su agudo zumbido. Las señales que anuncian sexo y especie también los pue- den usar los compañeros potenciales en comparaciones entre pre- tendientes rivales. Por ejemplo, el pájaro campanero macho usa su ensordecedor canto para defender grandes territorios y para atraer hembras desde largas distancias. Una hembra vuela desde un territorio hacia otro, y aterriza cerca de cada macho en su ár- bol. El macho, con el pico abierto, se inclina directamente sobre la hembra temerosa y emite una nota ensordecedora. Al parecer, la hembra soporta este ruido para comparar los cantos de distintos machos, tal vez para elegir al más ruidoso como compañero. También son comunes las señales de apareamiento visuales Muchas especies usan exhibiciones visuales para el cortejo. La lu- ciérnaga, por ejemplo, destella un mensaje que identifica su sexo y especie. Las lagartijas espinosas machos sacuden sus cabezas en un ritmo específico de la especie, y las hembras distinguen y pre- fieren el ritmo de su propia especie. Los elaborados proyectos de construcción del pájaro pergolero jardinero macho y la garganta escarlata del pájaro fragata macho sirven como vistosos anuncios de sexo, especie y calidad de macho (FIGURA 25-21). Enviar estas extravagantes señales debe ser arriesgado, porque facilitan mucho a los depredadores la localización del emisor. Para los machos, di- cho riesgo es una necesidad evolutiva, porque las hembras no se aparean con machos que carecen de la señal adecuada. Las hem- bras, en contraste, por lo general no necesitan atraer machos o asumir elriesgo asociado con una señal vistosa, de modo que en muchas especies las hembras son parduscas en comparación con los machos (FIGURA 25-22). Las funciones entrelazadas de reconocimiento de sexo y especie, anuncio de calidad individual, y sincronización de com- portamiento reproductivo por lo general requieren una comple- ja serie de señales, tanto activas como pasivas, por ambos sexos. Tales señales se ilustran bellamente con el complejo “ballet” (a) Entramado de un pergolero jardinero (b) Un pájaro fragata macho � FIGURA 25-21 Exhibiciones sexuales (a) Durante el cortejo, un macho de pergolero jardinero construye un entramado con ramas y lo decora con objetos coloridos que él recolecta. (b) Un pájaro fragata macho infla el saco escarlata de su garganta para atraer a las hembras que se aproximan. PREGUNTA El macho de pergolero no ofrece protección, alimento u otros recursos a su pareja o descendencia. ¿Por qué, entonces, las hembras comparan cuidadosamente las enramadas de diferentes machos antes de elegir un compañero? � FIGURA 25-22 Diferencias sexuales en guppies (Lebistes reticulatus) Como en muchas especies de animales, el macho guppy (izquierda) es más brillante y más colorido que la hembra. 478 UNIDAD 4 Comportamiento y ecología � FIGURA 25-23 Cortejo del espinoso de tres espinas Comportamiento animal Capítulo 25 479 subacuático que ejecutan el macho y la hembra del pez espinoso (FIGURA 25-23). Las señales químicas unen a las parejas Las feromonas también tienen un importante papel en el compor- tamiento reproductivo. Una hembra de polilla de seda sexualmen- te receptiva, por ejemplo, se sienta de manera silenciosa y libera un mensaje químico que pueden detectar los machos a cinco ki- lómetros de distancia. Los receptores exquisitamente sensibles y selectivos sobre las antenas de la polilla macho responden sólo a algunas moléculas de la sustancia, lo que le permite viajar contra el viento a lo largo de un gradiente de concentración para encontrar a la hembra (FIGURA 25-24a). El agua es un excelente medio para dispersar las señales químicas, y usualmente los peces usan una combinación de fe- romonas y elaborados movimientos de cortejo para garantizar la liberación sincronizada de gametos. Los mamíferos, con su sentido del olfato enormemente desarrollado, dependen de las feromonas liberadas por la hembra para atraer machos durante sus periodos fértiles (FIGURA 25-24b). 25.5 ¿POR QUÉ JUEGAN LOS ANIMALES? Muchos animales juegan. Los hipopótamos pigmeos se empujan unos a otros, sacuden y mueven de un lado a otro sus cabezas, cha- potean en el agua y hacen piruetas sobre sus patas traseras. Otros se deleitan en elaboradas acrobacias. Los delfines nariz de botella equilibran peces sobre sus narices, lanzan objetos y los llevan en sus bocas mientras nadan. Los murciélagos vampiro bebés se persi- guen, luchan y golpean unos a otros con sus alas. Pigface, una tor- tuga africana gigante de caparazón blando que vivió en el National Zoo Washington, D.C. (Zoológico Nacional de Washington, D.C.), durante más de 50 años, pasaba varias horas del día pateando una pelota alrededor de su jaula. Incluso se ha visto a pulpos realizar un juego: empujar objetos lejos de ellos y hacia una corriente, luego esperar a que los objetos regresen, sólo para empujarlos de vuelta a la corriente con el fin de comenzar el ciclo una vez más. Los animales juegan solos o con otros animales El juego puede ser solitario, como cuando un solo animal mani- pula un objeto, como un gato con una bola de lana, o el del- fín con su pez, o un macaco que elabora una bola de nieve y juega con ella. Pero el juego también puede ser social. Con fre- cuencia, los jóvenes de la misma especie juegan juntos, pero los padres pueden unírseles (FIGURA 25-25a). Por lo general, el juego social incluye persecuciones, huidas, luchas, patadas y mordidas suaves (FIGURA 25-25b,c). El juego parece carecer de alguna función inmediata clara, y se abandona en favor de la alimentación, el cortejo y el escape del peligro. Los animales jóvenes juegan con más frecuencia que los adultos. El juego suele tomar prestados movimientos de otros Estudio de caso c o n t i n u a c i ó n Sexo y simetría Si las hembras son atraídas por machos simétricos, uno podría esperar que las hembras valoraran la simetría de las señales visuales del macho que funcionan en la atracción de pareja. Por ejemplo, cada pinzón doméstico macho tiene un parche de plumas rojas brillantes sobre la corona de su cabeza, y los investigadores demostraron que los machos cuyos parches de corona tienen colores brillantes cuentan con más probabilidades de atraer una compañera que los machos con parches deslucidos. Pero los machos cuyos parches son tanto coloridos como enormemente simétricos tienen el mayor éxito de apareamiento de todos. � FIGURA 25-24 Detectores de feromonas (a) Las polillas macho encuentran a las hembras no mediante la vista, sino al seguir feromonas en el aire liberadas por las hembras. Dichos aromas se perciben mediante receptores en las enormes antenas del macho, cuya enorme área superficial maximiza las posibilidades de detectar la esencia femenina. (b) Cuando los perros se reúnen, por lo general se huelen mutuamente cerca de la base de la cola. Glándulas odoríferas transmiten información acerca del sexo e interés en apareamiento del portador. PREGUNTA Las perras usan una feromona para señalar la disposición a la copulación, pero los mandriles hembras (véase la figura 25-9) señalan la disposición a la copulación con una señal visual. ¿Qué diferencias predecirías entre los métodos de búsqueda de alimento para las dos especies? 480 UNIDAD 4 Comportamiento y ecología � FIGURA 25-25 Animales jóvenes durante el juego comportamientos (ataque, huida, acechamiento, etc.) y conlleva un uso considerable de energía. El juego también es potencial- mente peligroso; muchos humanos jóvenes y otros animales son lesionados, incluso pueden morir durante el juego. Además, el juego puede distraer a un animal de la presencia del peligro mien- tras se hace visible a los depredadores. De modo que, ¿por qué juegan los animales? El juego favorece el desarrollo del comportamiento Es probable que el juego tenga valor de sobrevivencia y que la se- lección natural haya favorecido a aquellos individuos que se in- volucran en actividades lúdicas. Una de las mejores explicaciones para el valor de sobrevivencia del juego es la hipótesis práctica. Ésta sugiere que el juego permite a los animales jóvenes adquirir experiencia en comportamientos que usarán como adultos. Al rea- lizar estos actos de manera repetitiva en el juego, el animal practica habilidades que más tarde serán importantes para la caza, la huida o las interacciones sociales. Investigación reciente apoya y amplía dicha propuesta. El juego es más intenso en una etapa temprana de la vida, cuando el cerebro se desarrolla y se forman conexiones neuronales crucia- les. John Byers, zoólogo en la University of Idaho (Universidad de Idaho), observó que las especies con cerebros grandes tienden a ser más juguetonas que las especies con cerebros pequeños. Puesto que los cerebros más grandes por lo general están vinculados con ma- yor capacidad de aprendizaje, esta relación apoya la idea de que las habilidades adultas se aprenden durante el juego juvenil. Observa los juegos bruscos de los niños o cómo juegan a perseguirse, y ve- rás cómo el juego aumenta la fuerza y la coordinación, y desarrolla habilidades que pudieron ayudar a sobrevivir a nuestros ancestros, los cazadores. El juego tranquilo con otros niños, con muñecas, blo- ques y otros juguetes ayuda a los niños a prepararse para interactuar socialmente, criar a sus propios hijos y lidiar con el mundo físico. 25.6 ¿QUÉ TIPOS DE SOCIEDADES FORMAN LOS ANIMALES? La sociabilidad es una característica muy generalizada de la vida animal. La mayoría de los animales interactúan al menosun poco con otros miembros de su especie. Muchos pasan toda su vida en compañía de otros, y algunas especies desarrollaron sociedades complejas enormemente estructuradas. La vida en grupo tiene ventajas y desventajas Vivir en un grupo tiene tanto costos como beneficios, y una especie no desarrollará un comportamiento social a menos que los bene- ficios de hacerlo sobrepasen los costos. Algunos de los beneficios para los animales sociales tienen que ver con un aumento en: • La habilidad para detectar, repeler y confundir depredadores. • La eficiencia de caza o la habilidad para avistar recursos ali- menticios localizados. • Las ventajas derivadas del potencial por la división del traba- jo dentro del grupo. • La probabilidad de encontrar parejas. En el lado negativo, los animales sociales pueden encontrar un incremento en: Comportamiento animal Capítulo 25 481 La formación de grupos con parientes promueve la evolución del altruismo ¿Cómo puede evolucionar el comportamiento altruista? Cuando los individuos realizan actos de autosacrificio, ¿por qué los alelos que contribuyen a este comportamiento no se eliminan de la poza genética? Una posibilidad es que otros miembros del grupo sean parientes cercanos del individuo altruista. Puesto que los parientes cercanos comparten alelos, el individuo altruista puede promover la sobrevivencia de sus propios alelos a través de comportamien- tos que maximizan la sobrevivencia de sus parientes cercanos. Este concepto se llama selección de linaje. Ésta ayuda a explicar los comportamientos de autosacrificio que contribuyen al éxito de las sociedades cooperativas. El comportamiento cooperativo se ex- plica en las siguientes secciones que describen dos ejemplos de sociedades complejas, uno en una especie de insectos y otro en una especie de mamíferos. Las abejas melíferas viven en sociedades con estructura rígida Tal vez las más enigmáticas de todas las sociedades animales son las de las abejas, las hormigas y las termitas. Los científicos han lu- chado desde hace mucho por explicar la evolución de una estructu- ra social en la que la mayoría de los individuos nunca se reprodu- cen, sino que en vez de ello trabajan intensamente para alimentar y proteger a la descendencia de un individuo diferente. Cualquiera que sea la explicación evolutiva, la intrincada organización de una colonia de insectos sociales es fascinante. En dichas comunidades, el individuo es un simple engrane en una maquinaria compleja que opera suavemente, sin ser capaz de sobrevivir por sí mismo. Los insectos sociales individuales nacen en una de varias castas dentro de la sociedad. Dichas castas son grupos de indi- viduos similares que realizan una función específica. Por ejem- plo, las abejas melíferas emergen de su etapa larval en uno de tres grandes papeles preestablecidos. Un papel es el de reina. En una colmena sólo se tolera una reina a la vez; sus funciones son producir huevos (hasta 1,000 al día durante una vida de 5 a 10 años) y regular las vidas de las obreras. Las abejas machos, lla- mados zánganos, sirven principalmente como parejas para la rei- na. Poco después de que la reina sale del cascarón, los zánganos • La competencia dentro del grupo por recursos limitados. • El riesgo de infección por enfermedades contagiosas. • El riesgo de que otros miembros del grupo maten a la descen- dencia. • El riesgo de ser detectado por los depredadores. La socialización varía entre las especies El grado en el que cooperan los animales de la misma especie varía de una especie a otra. Algunos tipos de animales, como el puma, son básicamente solitarios; las interacciones entre adultos consis- ten en breves encuentros agresivos y copulación. Otros tipos de animales cooperan con base en necesidades variables. Por ejemplo, el coyote es solitario cuando el alimento es abundante, pero caza en jaurías cuando el alimento escasea. Muchos animales forman grupos sociales, como las mana- das de delfines, los bancos de peces, las bandadas de aves y los rebaños de bueyes almizcleros (FIGURA 25-26). La participación en tales grupos puede proporcionar beneficios. Es decir, el espa- ciamiento característico de los peces en los bancos o el patrón en V de los gansos en vuelo ofrece una ventaja hidrodinámica o aerodinámica para cada individuo en el grupo, lo que reduce la energía requerida para nadar o volar. Algunos biólogos plantean la hipótesis de que los rebaños de antílopes o los bancos de peces confunden a los depredadores; sus miles de cuerpos dificultan al depredador enfocarse y perseguir a un solo individuo. Algunas especies forman sociedades complejas Un pequeño número de especies, la mayoría de ellas insectos o mamíferos, forman sociedades cooperativas enormemente in- tegradas. Mientras lees la siguiente sección, podrás observar que algunas sociedades cooperativas se basan en un comportamiento que parece sacrificar al individuo por el bien del grupo. Existen muchos ejemplos: las urracas azulejas maduras jóvenes de Florida pueden permanecer en el nido de sus padres y ayudarles a criar nidadas posteriores en lugar de reproducirse; las hormigas obreras con frecuencia mueren en defensa de su nido; las ardillas pueden sacrificar sus vidas para advertir al resto de su grupo acerca de un depredador que se aproxima. Éstos son ejemplos de altruismo: comportamiento que disminuye el éxito reproductivo de un indi- viduo para beneficio de otros. � FIGURA 25-26 Cooperación en grupos sociales poco organizados Una manada de bueyes almizcleros funciona como una unidad cuando son amenazados por depredadores como los lobos. Los machos forman un círculo, con los cuernos hacia afuera, alrededor de las hembras y los juveniles. 482 UNIDAD 4 Comportamiento y ecología � FIGURA 25-27 El lenguaje de las abejas: la danza de las abejas Una forrajera, que regresa de una rica fuente de néctar, realiza un baile que comunica la distancia y dirección de la fuente de alimento conforme otras forrajeras se reúnen alrededor de ella, y la tocan con sus antenas. La abeja se mueve en línea recta mientras sacude su abdomen de ida y vuelta (“cimbrándose”) y zumbando con sus alas. La abeja repite este baile una y otra vez en la misma posición y forma círculos en direcciones alternadas. atraídos por sus feromonas sexuales se apiñan alrededor de ella, y ella copula con hasta 15 de ellos. Esta “orgía” relativamente breve le suministra esperma que durará toda su vida, suficiente para fertilizar a más de tres millones de huevos. Al terminar su labor sexual, los zánganos se vuelven innecesarios y eventualmente son expulsados de la colmena o asesinados. La colmena está en operación por la tercera clase de abe- jas: las hembras estériles obreras. Las labores de una obrera están determinadas por su edad y por las condiciones en la colonia. Una obrera recién salida comienza la vida como “camarera”, y lleva alimento, como miel y polen, a la reina, a otras obreras y a las larvas en desarrollo. Conforme madura, glándulas especiales comienzan a producir cera y se convierte en constructora, y cons- truye celdas de cera perfectamente hexagonales donde la reina deposita sus huevos y se desarrollan las larvas. También toma turnos como “sirvienta”, al limpiar la colmena y remover los muertos, y como guardia, al proteger la colmena contra intrusos. Su papel final en la vida es la de forrajera, al recolectar polen y néctar, el alimento para la colmena. Pasa casi la mitad de sus dos meses de vida en este papel. A veces, durante su etapa de forrajera, puede actuar como exploradora y buscar nuevas y ricas fuentes de néctar. Si encuentra una, regresa a la colmena y comunica su ubicación a otras forrajeras. Se comunica mediante la danza de las abejas, una elegante forma de expresión simbólica (FIGURA 25-27). Las feromonas tienen un importante papel en la regulación de las vidas de los insectos sociales. Los zánganos de la abeja me- lífera son atraídos de manerairresistible hacia la feromona sexual de la reina (sustancia de la reina), que libera durante sus vuelos de apareamiento. De vuelta a la colmena, usa la misma sustancia para mantener su posición como la única hembra fértil. Las obre- ras lamen la sustancia de la reina de su cuerpo y la transmiten en- tre ellas, lo que las hace estériles. La presencia y salud de la reina se señala mediante su producción continua de sustancia de la rei- na; una reducción en la producción altera el comportamiento de las obreras. Casi de inmediato comienzan a construir celdas reales más grandes. Las obreras alimentan a las larvas que se desarrollan en dichas celdas con una secreción glandular especial conocida como jalea real. Este alimento único altera el desarrollo de las larvas en desarrollo de modo que, en lugar de una obrera, surge una nueva reina de la celda real. Entonces la antigua reina deja la colmena y lleva consigo un puñado de obreras para establecer su residencia en alguna otra parte. Si emerge más de una nueva reina, sobreviene una batalla a muerte. La reina victoriosa toma el control de la colmena. Las ratas topo lampiñas forman una sociedad compleja de vertebrados Los sistemas nerviosos de los vertebrados son mucho más com- plejos que los de los insectos y, por tanto, podría esperarse que las sociedades de vertebrados fueran proporcionalmente más comple- jas. Sin embargo, con excepción de la sociedad humana, no lo son. Acaso la sociedad más inusual entre los mamíferos no humanos sea la de las ratas topo lampiñas (FIGURA 25-28). Estos parientes de los conejillos de indias, casi ciegos y casi sin pelo, viven en gran- des colonias subterráneas en el sur de África y tienen una forma de organización social muy parecida a la de las abejas. La colonia está dominada por la reina, una sola hembra reproductora a quien se subordinan todos los otros miembros. La reina es el individuo más grande de la colonia y mantie- ne su estatus mediante un comportamiento agresivo, en particu- lar dando empellones. Acicatea y empuja a los obreros ociosos, y los estimula para volverse más activos. Como ocurre en las colmenas de abejas melíferas, hay una división de la mano de obra entre los obreros, en este caso con base en el tamaño. Las Comportamiento animal Capítulo 25 483 � FIGURA 25-28 Una rata topo lampiña reina descansa encima de un grupo de obreras ratas pequeñas jóvenes limpian los túneles, recolectan alimento y cavan más túneles. Quienes cavan los túneles se alinean cabeza con cola y pasan la tierra excavada a lo largo del túnel completa- do hasta una abertura. Justo abajo de la abertura, una rata topo más grande arroja la tierra al aire y la agrega a un montículo con forma de cono. Los biólogos que observan este comportamiento desde la superficie lo llaman “volcanización”. Además de la vol- canización, las ratas topo grandes defienden la colonia contra los depredadores y los miembros de otras colonias. Si otra hembra comienza a volverse fértil, la reina aparen- temente percibe el cambio en los niveles de estrógeno en la orina de la hembra subordinada. Entonces la reina empuja selectiva- mente a la aspirante a reproductora y le provoca estrés que evita que su rival ovule. Aunque todos los machos adultos son fértiles, los machos grandes tienen mayor probabilidad de aparearse con la reina que los pequeños. Cuando la reina muere, algunas de las hembras ganan peso y comienzan a empujarse entre ellas. La agre- sión puede escalar hasta que muere una rival. A fin de cuentas, una sola hembra se vuelve dominante. Su cuerpo se agranda y asume el reinado y comienza a reproducirse. Camadas que promedian 14 cachorros se producen aproximadamente cuatro veces al año. Durante el primer mes, la reina nutre a sus cachorros y los obreros alimentan a la reina. Luego los obreros comienzan a alimentar a los cachorros con alimentos sólidos. 25.7 ¿LA BIOLOGÍA PUEDE EXPLICAR EL COMPORTAMIENTO HUMANO? Los comportamientos de los seres humanos, como los de todos los otros animales, tienen una historia evolutiva. Por ende, las técnicas y conceptos de la etología pueden ayudarte a comprender y expli- car el comportamiento humano. Sin embargo, la etología humana seguirá siendo una ciencia menos rigurosa que la etología animal. No es posible tratar a las personas como animales de laboratorio, y diseñar experimentos que controlen y manipulen los factores que influyen en sus actitudes y acciones. Además, algunos observadores argumentan que la cultura humana se liberó de las restricciones de su pasado evolutivo desde hace tanto tiempo que no es posible explicar su comportamiento exclusivamente en términos de evo- lución biológica. No obstante, muchos científicos han tomado un enfoque etológico evolutivo del comportamiento humano, y su trabajo ha tenido gran impacto sobre la visión de uno mismo. El comportamiento de los recién nacidos tiene un gran componente innato Puesto que los infantes recién nacidos no han tenido tiempo de aprender, se puede suponer que gran parte de su comportamiento es innato. El movimiento rítmico de la cabeza de un infante en busca del pecho de su madre es un comportamiento innato que se expresa en los primeros días después del nacimiento. El succio- nar, que se puede observar incluso en un feto humano, también es innato (FIGURA 25-29). Otros comportamientos vistos en los recién nacidos e incluso en infantes prematuros incluyen asir ins- tintivamente con las manos y los pies y realizar movimientos de caminata cuando el cuerpo se mantiene erecto y con soporte. Otro ejemplo es la sonrisa, que puede ocurrir poco des- pués del nacimiento. Inicialmente, la sonrisa puede ser inducida por casi cualquier objeto que se aproxime al recién nacido. No obstante, esta respuesta inicial indiscriminada se modifica pronto por la experiencia. Los infantes de hasta dos meses de edad son- reirán en respuesta a un estímulo que consiste de dos manchas oscuras del tamaño de un ojo sobre un fondo claro, que en esta etapa de desarrollo es un estímulo más potente para la sonrisa que una representación más precisa de un rostro humano. Pero conforme continúa el desarrollo del niño, tanto el aprendizaje co - mo el mayor desarrollo del sistema nervioso interactúan para limitar la respuesta a representaciones más precisas de un rostro. Los recién nacidos en sus primeros tres días de vida pueden condicionarse a producir ciertos ritmos de succión cuando se usa la voz de su madre como reforzamiento. En experimentos, los infan- tes prefirieron las voces de sus propias madres a otras voces feme- � FIGURA 25-29 Un instinto humano Chuparse el pulgar es un hábito difícil de erradicar en los niños pequeños, porque el reflejo de chupar es un comportamiento instintivo de búsqueda de alimento. Este feto chupa su pulgar aproximadamente a los cuatro meses de desarrollo. 484 UNIDAD 4 Comportamiento y ecología “pa”) aumentaba la tasa de succión, lo que revela que los infantes percibían el nuevo sonido como diferente. Los comportamientos compartidos por diversas culturas pueden ser innatos Otra forma de estudiar las bases innatas del comportamiento hu- mano es comparar actos simples realizados por personas de varias culturas. Este enfoque comparativo, cuyo pionero fue el etólogo Irenäus Eibl-Eibesfeldt, ha revelado varios gestos que parecen for- mar un sistema de señalización humano universal y, por tanto, probablemente innato. Tales gestos incluyen expresiones faciales para placer, ira y desdén, y movimientos de saludo como una mano levantada o el “destello de ojos” (en el que los ojos se abren am- pliamente y las cejas se elevan con rapidez). La evolución de las vías neuronales subyacentes a estos gestos presumiblemente dependió de las ventajas que se acumulaban tanto en el emisor como en el receptor al compartir información acerca del estado emocional e intenciones del emisor. Un método de comunicación entre toda la especie que tal vez haya sido de especial
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