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El-Politico-y-El-Cientifico-páginas-105

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T A L L E R DE LECTURA 2 4 3
\ gico de la política: en su inseparable vinculación con la 
\ adnTtrrrsrración der la violencia y, en su caso, de la muerte.
*- Weber denuncia, especialmente, la irresponsabilidad 
de aquéllos que quieren hacer política guiados porel Ser­
món de la Montaña. El trágico error que cometen es creer 
que las buenas acciones conducen necesariamente a un 
am en to del Bienestar socio-político. f ’or supuesto que 
Weber no tiene nada en contra de aquellos que, como Je­
sús o Francisco de Asís, optan por un modo de vida inspi­
rado en el absoluto ético de la entrega al otro, la pobreza, 
la no violencia, etc. Lo que no soporta es la pretensión 
ilusoria de traducir en términos políticos tal ética de las 
convicciones para, posteriormente, cuando se evidencien 
las consecuencias catastróficas o criminales de algo se­
mejante, echarle la culpa al hombre en general, al mundo 
o al diablo.
v , Weber parece haber asimilado la hegeliana y nietzs- 
cheana muerte de Dios. Como el último ilustrado, pese a 
sus ambigüedades y contradicciones, pretende ante todo 
\ que los individuos asuman la responsabilidad de sus ac­
tos sin buscar coartadas teológicas, económicas, sociales, 
psicológicas o de cualquier otra índole que les justifique. 
Weber está persuadido de que, paradójicamente, la ética 
del convencimiento absoluto o de las convicciones abso­
lutas es tanto una cobardía moral como una pereza inte­
lectual ~ñara~ext.raer las consecuencias de los propios ac­
tos. Muy por el contrario, el político de vucáción. qtre 
actúa de acuerdo con una ética de la responsabilidad, sabe 
que su nacto con el diablo le exige afrontar viril y apasio,- 
nadamente las consecuencias de sus actos sin refugiarse 
en la cultura de la queja o en la tentación de la inocencia,, 
sin escurrir el bulto ante la imertaa y responiabilidad draV 
mafícás de toda acción polítlc^.T^o en vano, desde los 
Upanishads hindúes hasta las tragedias griegas, la polí-
) tica se concibe siempre como un ámbito especial de la ac­
ción humana, con sus propias leyes, reflejo de una lógica 
diferente a la que rige la interacción social en la esfera fami­
liar, laboral, comercial o erótica. En esto reside la moder-
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nidad de Weber: en la exigencia de sentirse responsables 
no sólo de nuestras acciones sino de la propia condición 
humana con todos sus esplendores y miserias.
6.1. ¿ Cuál es la verdadera relación entre ética y política ?
¿Podrían ser las exigencias éticas a la política tan indiferentes 
al hecho de que ésta opera con un medio muy específico, el po­
der, tras el que está la violencia?¿No estamos viendo que los 
ideólogos bolcheviques y los espartaquistas producen iguales 
resultados que los de cualquier dictador militar precisamente 
porque utilizan ese medio de la política? ¿En qué otra cosa se 
distingue el gobierno de los Consejos de obreros y soldados del 
de cualquier gobernante del viejo régimen sino nada más que 
en la persona de quien detenta el poder y en su amateurismo? 
(Pág. 151.)
— Según Weber no existe diferencia entre las 
prácticas del antiguo régimen y las experiencias 
revolucionarias. Pero ¿acaso la violencia jacobina 
de la Revolución francesa no podría concebirse 
como un mal históricamente necesario para alum­
brar una sociedad más justa? ¿No podría suceder 
algo semejante con los soviets y espartaquistas?
6.2. Contra el pacifismo ingenuo y el Sermón de la 
Montaña como guía de la acción política
El mandamiento evangélico es incondicionado y unívoco: da lo 
que tengas, todo, realmente. El político dirá que ésa es una 
exigencia sin sentido desde el punto de vista social mientras 
no se imponga a todos, y, por lo tanto, defenderá los impuestos, 
el incremento exagerado de los mismos, o la confiscación; en 
una palabra, la coacción y la reglamentación para todos. 
(Pág. 151.) [...] Pues cuando dentro de la lógica extramundana 
del amor se dice «no oponerse al mal con la fuerza» (Gewalt), 
para el político vale precisamente lo contrario; tienes que oponerte 
al mal con la fuerza, pues de lo contrario serás responsable de su 
triunfo. Quien quiera actuar según la ética del Evangelio, que se 
abstenga de hacer huelgas, pues las huelgas son una coacción, y

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