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Astronomia na Cultura Maia

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Temas de divulgación 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Fomento a la producción editorial en la Universidad Autónoma de Yucatán 
Convocatoria 2003 
 
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Astronomía en el área Maya 
 
 
Orlando J. Casares Contreras 
 
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Orlando J. Casares Contreras 
 
 
 
Astronomía en el área Maya 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Ediciones de la Universidad Autónoma de Yucatán 
Mérida, Yucatán, México 
2016 
 
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D.R. © UNIVERSIDAD AUTÓNOMA 
DE YUCATÁN 2016 
 
Primera edición 2004 
Segunda edición 2016 
 
Prohibida la reproducción 
Total o parcial de la obra sin permiso 
escrito del editor 
 
DIRECCIÓN GENERAL DE DESARROLLO ACADÉMICO 
Coordinación General de Extensión 
Departamento Editorial 
Calle 55 Av. Rafael Matos Escobedo por Circuito Colonias, 
Fraccionamiento del Parque 
librería@uady.mx 
 
Impreso en Mérida, México 
Printed in Merida, Mexico 
 
ISBN 970-698-072-5 (Serie) 
ISBN 970-698-074-1 (v.2) 
 
F 
1435.3 
.C14 
.C37 
2016 
Casares Contreras, Orlando J. 
 Astronomía en el área Maya, c2016 
 
 (Temas de divulgación / UADY ; v.2) 
 
 1. Astronomía maya. 2. Calendario maya. 3. Mayas – 
Vida social y costumbres. I. t. 
ISBN 970-698-072-5 (Serie) 
ISBN 970-698-074-1 (v.2) 
 
Lib-UADY 
 
 
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Contenido 
 
 
PRÓLOGO 
 
INTRODUCCIÓN 
 
CAPÍTULO I 
EL CALENDARIO MAYA 
 Funcionamiento y características del calendario maya 
 El calendario maya y las orientaciones de estructuras 
 
CAPÍTULO II 
ASPECTOS SOCIOCULTURALES 
DE LA ASTRONOMÍA MAYA 
 La astronomía y la mitología maya 
 La astronomía y la actividad bélica 
 La astronomía y la legitimación del poder 
 La astronomía y el urbanismo 
 
CAPÍTULO III 
LA ASTRONOMÍA MAYA: EL PASADO 
 El período Preclásico 
 El período Clásico 
 El período Postclásico 
 
CAPÍTULO IV 
LA ASTRONOMÍA MAYA Y SU DESARROLLO 
ACTUAL 
 Los tres códices mayas 
 La conquista y época colonial 
 La astronomía maya contemporánea 
 Desarrollo de la astronomía maya 
 
CONSIDERACIOENS FINALES 
 
BIBLIOGRAFÍA 
9 
 
11 
 
 
15 
21 
36 
 
 
 
52 
54 
63 
69 
72 
 
 
77 
78 
87 
111 
 
 
 
122 
125 
133 
140 
154 
 
159 
 
162 
 
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AGRADECIMIENTOS 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 La realización de la presente obra es producto del esfuerzo y apoyo 
de muchas personas e instituciones, sin ellas no hubiese sido posible la 
finalización y publicación de la misma. A la Universidad Autónoma de 
Yucatán, en especial a la Escuela Preparatoria No. 2 de la misma, por el 
apoyo brindado por quienes fueron mis compañeros y generaciones de 
alumnos con los que tuve el gusto de coincidir y conocer en pasillos como 
aulas. 
 Al Instituto Nacional de Antropología e Historia, lugar donde 
laboro a la fecha de la segunda edición, y a su personal por los apoyos, 
experiencias, oportunidades y preparación adquirida en ésta etapa, 
especialmente al museólogo Abraham Guerrero Escobar por las 
oportunidades presentadas para mi desarrollo académico y personal. 
 Al Dr. Jesús Galindo Trejo, astrónomo del Instituto de 
Investigaciones Estéticas de la UNAM, por ser mi mentor en la 
apasionante disciplina de la Arqueoastronomía y ante todo, un gran amigo 
que me sigue acompañando en las travesías académicas que depara ésta 
especialidad. 
 A mi familia, Venus Estrella Cabrera y Helena Casares Estrella, 
quienes han sido mis musas inspiradoras en todo momento, mi razón de 
todos los días por superarme y darles lo mejor de mi. 
A mi madre María Eugenia del Rosario Contreras, por aguantarme 
día con día, apoyarme y brindarme todo su cariño. A mi padre Q.E.P.D., 
Orlando José Casares Rodríguez, museógrafo del INAH y por quién decidí 
imitarlo en vida, obra y figura, mi principal motivación para adentrarme en 
los estudios de Cultura Maya y sus museos. 
 
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NOTAS A LA SEGUNDA EDICIÓN 
 
 
 
Todo producto académico debe ser susceptible de ir cambiando al mismo 
ritmo –de ser posible- que cambia la disciplina de la cual emana. La 
arqueología es una de las áreas del conocimiento que siempre experimenta 
constantes cambios, cada descubrimiento, cada interpretación o 
reinterpretación de la información nos va ofreciendo diferentes panoramas 
para entender a las culturas de la antigüedad, sus modos de vida así como la 
forma en la cual la entendían. 
 
 En el área de la astronomía antigua, a pesar de que el cielo que 
observaron es nuestro único punto fijo para su análisis, la información con 
la que contamos va poniendo nuevas perspectivas a raíz de las relecturas de 
las fuentes, así como de los nuevos hallazgos. En nuestro caso concerniente 
a una de las culturas mesoamericanas más emblemáticas como la cultura 
maya, del 2004 al 2015 se han realizado nuevas mediciones a las estructuras 
y al mismo tiempo, se han revisado antiguas mediciones junto con sus 
resultados lo que ha creado un nuevo horizonte en torno a la misma. 
 
 Con las nuevas lecturas, los nuevos datos y con la incorporación de la 
información suministrada en la lectura de los glifos mayas, es que se han 
incorporado éstos nuevos descubrimientos en la presente obra, con ligeros 
cambios en el estilo a raíz de la consecuente madurez académica de un 
servidor y con ajustes en los temas presentados. 
 
 También se eliminó información a la cual, tanto desde la perspectiva de 
los nuevos avances arqueológicos, históricos y antropológicos, ya no es 
sostenible y que se encontraba presente en la primera edición. Astronomía 
en el área maya se presenta ante usted como un documento que explica las 
formas en que la práctica astronómica transformó a una cultura y a pesar de 
la conquista europea, sus alcances se conservaron como una forma de 
identidad que es compartida en nuestros días que logró incorporar cambios 
para su mantención pero al mismo tiempo, también defendió, protegió y 
resguardó su razón de ser en la memoria de quienes pertenecen a ella. 
 
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PRÓLOGO 
 
 
 
Sin lugar a dudas en la historia de humanidad el firmamento ha inspirado 
profundas emociones que condujeron no sólo a acrecentar el sentimiento 
religioso sino también a plantear explicaciones al comportamiento de los 
astros. El conocimiento así generado permitió al hombre establecer 
sistemas calendáricos que hicieron posible organizar toda actividad en la 
sociedad. Por otra parte, la clase dirigente que poseía ese conocimiento lo 
utilizó para legitimar su poder terrenal favorecido por las deidades que 
moraban en el cielo. De esta manera sus obras frecuentemente eran 
realizadas de acuerdo a principios que consideraban la regularidad, la 
apariencia e incluso la espectacularidad de eventos astronómicos. Esto 
ponía en armonía completa tales obras con el ámbito sagrado del 
firmamento y justificaba ante el pueblo la posición privilegiada del 
soberano. 
 
 En Mesoamérica las cosas del cielo también jugaron un papel 
fundamental en su evolución cultural y su trascendencia se puede reconocer 
en muchos vestigios materiales, en la arquitectura, en la pintura mural, en la 
cerámica, en los códices, etc. En particular, los mayas alcanzaron un gran 
refinamiento en el uso ritual y práctico de la Astronomía, favorecidos por el 
desarrollo de un ingenioso sistema jeroglífico y de una variante calendárica 
de gran exactitud. Estas innovaciones hicieron factible el registro 
meticuloso de información relacionada con fenómenos astronómicos de 
notable trascendencia para su propia sociedad. La labor de los sacerdote-
astrónomos mayas al observar el firmamento, al asentar su periodicidad y 
elegir direcciones celestes hacia donde se orientaron sus principales 
templos, puede considerarse una acción que en nada difiere de la de un 
científico moderno. 
 
 El libro que tiene Usted en sus manos habla precisamente de lo expuesto 
anteriormente y es el resultado de la investigación y del entusiasmo sincero 
de un joven arqueólogo, Orlando Josué Cásares Contreras, quien ha 
encontrado en la recuperación del conocimiento astronómico de los 
antiguos mayas uno de los temasfundamentales de su quehacer profesional. 
Esta obra resulta muy atractiva para el público en general porque difunde 
en un lenguaje claro y ameno los más destacados resultados de la reciente 
! "+!
investigación arqueoastronómica justamente en tierra maya. Dedicándose él 
mismo a estudiar a la cultura maya y a divulgar los resultados de sus 
estudios, contribuye de manera significativa a dar a conocer al lector la 
perspicacia y los alcances intelectuales de nuestros antepasados 
prehispánicos. 
 
 A partir de la lectura de este libro el lector podrá percatarse, al visitar 
cualquier zona arqueológica en la región maya, de que los antiguos 
sacerdote-astrónomos planearon sus ciudades con el mayor cuidado para 
ponerlas en consonancia con los preceptos que definían su cosmovisión, 
involucrando en forma natural a sus conceptos de espacio y tiempo que 
estuvieron vigentes por lo menos dos mil años. De esta forma, el libro de 
Orlando Cásares va ilustrando con numerosos ejemplos cómo, a lo largo 
de los diferentes períodos arqueológicos, la arquitectura maya va adoptando 
las diversas orientaciones calendárico-astronómicas que expresan una de las 
principales características culturales de lo mesoamericano. 
 
 Algo que merece destacarse especialmente en el presente libro es que 
aborda el tema de la presencia de la Astronomía entre la población indígena 
y campesina actual en la región maya. Lo que nos hace reflexionar sobre la 
herencia viva y vigorosa de la cultura prehispánica en nuestro país. No 
obstante los siglos transcurridos y el afán colonial y aún contemporáneo 
por borrar la herencia ancestral de nuestro pueblo, el constatar que todavía 
pueden reconocerse destellos de prácticas culturales de la época 
prehispánica resulta impresionante y a la vez esperanzador de que la 
población mayoritariamente mestiza de nuestro país pueda revalorar el rico 
legado de la cultura mesoamericana y lo reconozca como suyo. 
 
 Seguramente la descripción tan minuciosa de la antigua práctica de 
utilizar la Astronomía presentada en este libro fomentará el creciente 
interés por un aspecto tan sobresaliente de la cultura maya como fue su 
percepción del firmamento. 
 
Jesús Galindo Trejo 
Instituto de Investigaciones Estéticas, UNAM 
 
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INTRODUCCIÓN 
 
 
 
 
La astronomía es una práctica tan antigua como el hombre mismo. El 
presente trabajo se enfoca en el estudio de una actividad que buscó la 
explicación de todo lo relacionado con la bóveda celeste y sus diversos 
elementos. 
 
 La astronomía moderna está considerada como una actividad de las 
ciencias exactas1, la cual difícilmente se considera subjetiva o especulativa, 
aunque como toda área del conocimiento, no es ajena a los cambios en sus 
contenidos pero siempre en función de los datos y la evidencia recolectada 
por métodos científicos. En los inicios de la humanidad como hoy la 
conocemos, la actividad astronómica de tiempos pasados era vista con otra 
perspectiva, no existía la ciencia como tal y por ello, la forma más adecuada 
para mencionarla sería como una astrología del pasado, ya que su 
observación respondía a intereses religiosos, míticos e ideológicos sobre el 
carácter divino de sus elementos contenidos en la bóveda celeste. 
 
 Los eventos que emanaban de los cielos eran explicados como una 
manifestación de lo sagrado, de las deidades que clamaban por ser 
escuchados, obedecidos para que puedan interceder por la humanidad. Para 
ello, no cualquiera podía acceder a éstos medios para su respectiva 
comunicación, era a través de los especialistas religiosos, que también eran 
hábiles observadores de la naturaleza y los únicos capaces para decodificar la 
voluntad divina. Ellos fueron quienes a través de sus observaciones 
transferían sus significados a la organización de la sociedad. 
 
 Una de las culturas que desarrolló un complejo sistema de inspección de 
la naturaleza y las mismas observaciones las transformó en principios 
sociales por comparación a la misma, especialmente a la astronomía fue la 
cultura maya. 
 
!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
1 Término que se refiere a una actividad científica que implica el uso de complejas ecuaciones y 
operaciones matemáticas que la hacen poco accesible o muy difícil de entender para los públicos no 
especializados en el tema. 
! "#!
 El contenido de ésta obra versa acerca del avance que tuvo tal actividad, 
la que denominaremos como astronomía maya. Cabe señalar que, pese a que 
por sus contenidos míticos es una actividad más cercana a la astrología, la 
precisión con la que fue realizada merece el calificativo dado, pero con las 
precauciones pertinentes de no confundir ambos términos ni tampoco 
traslapar sin el contexto adecuado ambas denominaciones. 
 
 Para los mayas, los astros simbolizaron a sus deidades. Su movimiento 
era una señal que expresaba su voluntad divina, la cual quedó plasmada en 
sus narrativas de vasos, ollas y cerámica; en sus pinturas murales, rituales y 
ceremonias así como los códices y principalmente en la memoria colectiva 
de su gente, factor que les permitió seguir con la misma a pesar de la llegada 
de los conquistadores. 
 
 Uno de los objetivos de la obra, es demostrar que la actividad 
astronómica fue un proceso propio 2 , producto de la capacidad de 
abstracción de sus miembros, los cuales fueron desarrollando metodologías 
para perfeccionar sus observaciones de la naturaleza, encontrando patrones 
y adaptándolos a sus necesidades particulares. Muchas de éstas 
características todavía están presentes en algunas de las comunidades mayas 
que existen a lo largo del mismo territorio que las vio nacer, pero con 
matices culturales ajenos e impuestos, los que fueron asumidos y 
reinterpretados desde la misma lógica de los mayas. 
 
 Entre otros objetivos, se busca que el lector se familiarice con los 
elementos que componen la astronomía maya, tales como la aritmética y su 
calendario (compuesto por una cuenta civil y otra ritual), su posible origen y 
funcionamiento así como las posibilidades prácticas que emanan de dicha 
actividad. Aunque se incluyen algunos tecnicismos, se buscará explicarlos de 
forma amena para que familiarice su uso en los textos que tratan los temas 
relativos a la Arqueoastronomía y Etnoastronomía. 
 
!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
2 Cabe señalar que muchos de los procesos encontrados dentro de la astronomía maya (como parte de su 
cosmovisión) son préstamos culturales de étnicas epiolmecas o ístmicas, los cuales igual se compartieron 
con otras áreas culturales de Mesoamérica. Eso explica las similitudes con otras culturas que se 
desarrollaron pero también no hay que olvidar de sus particularidades sociales que las hace diferentes y 
son parte de sus propias necesidades. En el caso de los mayas, veremos algunas de esas particularidades 
como única en su tipo en Mesoamérica, una de ellas el contar con un punto de partida como se 
mencionará en el capítulo I del presente libro. 
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 Una vez que el lector esté habituado a ellos, se le facilitará el 
entendimiento de ésta disciplina y los motivos de su creación, usos 
culturales y principalmente para discernir entre la práctica científica de ésta 
disciplina con aquellas otras personas que en afanes mercantiles y ajenos a 
toda ética del trabajo antropológico y especialmente del quehacer científico, 
se han dado a la difusión de conceptos anticuados y muchas veces emanados 
de la imaginación sin ninguna evidencia material, sea arqueológica o 
sociológica que las respalde. 
 
 No se trata de idealizar una actividad, sino de que el lector la entienda 
en su justa dimensión y contexto social, en la que, la astronomía maya fue 
una práctica cultural que fusionó conocimientos esotéricos, religiosos con 
observaciones tan precisas que parecerían emanadas de una ciencia. Vertió 
dichos conocimientos en mitos, prácticas bélicas y otras actividades de su 
vida yéstos quedaron expresados en fuentes de información como sus 
estructuras, escritos y la memoria colectiva. 
 
 Otra aclaración, es que a lo largo de los trabajos realizados en torno a las 
mediciones en estructuras, calzadas y pirámides, muchas veces se utilizan 
técnicas basadas en brújulas, ya sea sobre los muros de las edificaciones o 
mediante el uso de instrumentos ópticos como el teodolito y su brújula 
interna. Esta técnica conlleva algunos errores que son ajenos a quien las usa, 
como las correcciones por las variaciones magnéticas que cambian año con 
año, logrando algunas imprecisiones que al momento de ubicar 
alineaciones, aportan datos con algún error de un par de días en las fechas. 
 
 Para ello, se recomienda usar teodolitos manuales y consultar las cartas 
de correcciones magnéticas para ser un poco más precisos (muchas 
universidades las editan) o usar la brújula astronómica, la cual consiste en 
que el teodolito mide arbitrariamente un azimut (pudiendo no 
corresponder) y posteriormente se mide la altura y azimut del Sol 
registrando la hora exacta de la medida. Con ello, al consultar el azimut real 
del Sol en la hora exacta, se ajusta la medida del teodolito al medir el Sol 
con relación a la que tenía al momento de la medición y esa diferencia se 
aplica a la medición con el azimut arbitrario para la obtención de la medida 
con una mayor precisión. 
 
 Finalmente, el lector podrá valorar la importancia de la astronomía 
cultural y su importancia dentro de los estudios de una cultura con 
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profundas raíces en el pasado y con éste elemento, demostrar su relevancia 
en tiempos presentes, relevancia que adquiere al asimilar la observación de 
la naturaleza dentro de sus procesos de identidad, creando vínculos con su 
entorno que prevalecen vivos en sus prácticas presentes. 
! "&!
CAPÍTULO I. 
 
EL CALENDARIO MAYA 
 
 
 
 "Debemos sumergirnos en el conocimiento de la 
cultura e historia de aquella gente. Aparte de 
comprender la astronomía, debemos prestar 
atención detallada a los descubrimientos de la 
arqueología y finalmente debemos tratar de mirar 
su astronomía con ojos no europeos. Sólo entonces 
comenzaremos a entrar en la piel del Sacerdote - 
Astrónomo" 
Anthony Aveni 1980a: 22 
 
 
l calendario, es sin duda una de las mayores aportaciones que se han 
podido generar de la observación del cielo y de los cuerpos celestes que se 
encuentran en él. Sin temor a una equivocación, podemos afirmar que el 
hombre, después de su evolución biológica y cultural hacia una especie más 
compleja, comenzó a tener conciencia sobre la naturaleza y los elementos 
emanados de ella que lo rodeaban, desde las aves, manadas de mamíferos, el 
cambio de color de las hojas hasta los elementos de la bóveda celeste, con lo 
cual esto último dio pie a lo que hoy llamamos astronomía. 
 
 Desde aquellas etapas tempranas de la vida del hombre hasta la fecha, el 
clima ha sido uno de los principales factores por los que el ser humano se ha 
preocupado. Si nos situamos unos 10,000 años3 a.C., el hombre apenas se 
encontraba cruzando el estrecho de Bering y comenzaba a poblar el 
continente Americano. A partir de ese momento, el hombre tomó 
conciencia de las diferencias en el clima, de que existían momentos en los 
cuales había más frío y como consecuencia, los alimentos escaseaban; en 
otros tiempos había más calor y el agua era escasa y así sucesivamente fue 
asociando a las estaciones con los cambios que necesitaba para su 
supervivencia. 
!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
3 Existe la discusión entre las fechas de migración del Cro-Magnon hacia América, recientes 
investigaciones han logrado datar la llegada del hombre alrededor de 40,000 años a.C. (Core 2002: 146) 
y se afirma que su llegada no sólo fue por el estrecho de Bering según los datos de la cueva Ribeira en el 
Brasil 
E 
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 El hombre se tenía que adaptar a las situaciones climáticas que se le 
presentaban y fue capaz de ajustarse exitosamente al medio ambiente, a 
través de elementos naturales pero cuya creación fue cultural como el uso 
del fuego, del uso de pieles y la tecnología lítica (que puede ser apreciada 
mediante sus restos arqueológicos) así como también el movimiento de los 
astros, principal indicador de los cambios climáticos en la tierra, en especial 
del movimiento aparente de la estrella principal y más grande visible, el sol. 
 
 El clima siempre ha estado presente en la evolución biológica y cultural 
del hombre y en algunos casos, por el mismo fue catalizador de los cambios 
evolutivos que se fueron dando lugar. Siendo un cazador – recolector, la 
dependencia de las migraciones de sus animales de caza, lo que le obligó a 
perseguirlos y a conocer los períodos en los cuales se movían, así como 
también los ciclos en los cuales florecían ciertas especies vegetales, cuando 
había que encontrar otras y a la vez, cuando escaseaban sus fuentes de 
alimento. 
 
 Al momento de domesticación de las plantas se acabaron algunos 
problemas4 pero surgieron otros, teniendo como común denominador al 
mismo clima. El cultivo no podía ser en cualquier época del año, pues 
existía un determinado momento en el cuál se debían sembrar las semillas y 
bajo ciertas circunstancias propicias, generar una producción adecuada para 
alimentar a la población. También se debía cuidar de la pérdida de la 
cosecha y también habían épocas en las cuales podía desaparecer toda la 
producción por causas tan diversas pero promovidas por los ciclos naturales 
del clima. 
 
 Ante éstas situaciones solo quedaba una posible solución, la anticipación 
a los acontecimientos climáticos, y con esto poder trasladarse o cultivar en 
el momento específico. Para lograrlo, el hombre tuvo que encontrar señales 
en el cielo y en la naturaleza para que le avisará de los próximos 
acontecimientos, sin duda, el movimiento de los cuerpos celestes era la 
respuesta a sus necesidades, especialmente en el movimiento del Sol5. 
 
 En éste largo y continuo proceso de observación de la naturaleza, el 
hombre se percató de que algunos astros (como el Sol) tenían una 
!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
4 En torno a la persecución de animales y a la dependencia de la recolección de plantas y frutos, pues 
éstos últimos los podía cultivar 
5 Que es el responsable de los cambios de las estaciones, de ahí radica su importancia mundial. 
! "(!
regularidad repetitiva en su movimiento, notando que cuando un astro se 
presenta en un lugar (visto desde un punto fijo) después de algún tiempo 
determindo6 se volvía a presentar en el mismo lugar. 
 
 Con éste principio es que se fueron creando los calendarios, los cuales 
también fueron y siguen siendo una necesidad para un grupo social 
determinado, el cuál tiene que regular no sólo sus tiempos de producción, 
sino las actividades laborales y religiosas del mismo. El calendario es parte 
de un engranaje importante en el desarrollo de cualquier sociedad, sea 
pasada o presente, ya que representa un punto de apoyo con el cuál se 
organiza, sin importar lo compleja que sea (Casares 2002 y 2011). 
 
 Un calendario se elabora a partir del movimiento de uno o varios astros, 
aunque por lo general, siempre el más regular o simbólicamente más 
importante para cada cultura es usado como base, mayormente el Sol por 
ser el más regular, seguido de los calendarios lunares y otros basados en 
ciertos astros más irregulares (Cossard 2010: 41). Muchas de éstas 
diferencias, radican en aspectos culturales más que geográficos, es la cultura 
quien decide desde que momento se inicia la cuenta, los valores numéricos, 
lugares de observación y las asociaciones de la naturaleza, tomando como 
referencia cualquier evento astronómico, mítico o por cualquier otra vía 
social. 
 
 Existen unidades básicas para el conteo que generalmente no cambian 
de una cultura a otra, tal unidad puede ser el día, el cuál se mide por el 
movimiento delSol; desde que aparece en el horizonte, recorre la esfera 
terrestre hasta que desaparece y vuelve a presentarse en el horizonte. En 
nuestra cultura occidental usamos los días para contar pero veamos algunos 
ejemplos de cómo otras culturas tienen diferentes calendarios. 
 
 Para el caso de la cultura china, su calendario regido principalmente por 
el movimiento de la Luna7. La primera Luna nueva marca el inicio de un 
nuevo mes, el año de los chinos contiene de 12 a 13 lunaciones y cada una 
de 29 a 30 días. Los intervalos quedan en una variación de 353, 354 y 355 
días para los años cortos y para los años largos –en donde se encuentran 
nuestros años bisiestos- un período de 383, 384 y 385 días. Se dejó el inicio 
!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
6 El cuál varía según del astro, por ejemplo el Sol tarda aproximadamente 365.25 días, Venus es de 
aproximadamente 584 días. 
7 Aunque también se calibra con el movimiento del Sol pero en menor medida. 
! ")!
del año nuevo para la segunda Luna llena después del solsticio de invierno 
(que es el 21/22 de diciembre aprox.). Este sistema es muy parecido al de la 
actualidad, pues permaneció casi sin ningún cambio a lo largo del tiempo 
(Aslaksen 2000: 25-38, Chen 1996: 33-36 y Thurston 1994: 25-38). 
 
 Otros culturas aunque tienen al Sol como principal regidor de sus 
calendarios tienen diferentes fechas de inicio de sus años, tal es el caso de 
los antiguos hebreos que inician su año en abril, el de los romanos en 
nuestro mes de enero o de los griegos que inicia su año en nuestro mes de 
marzo y cuyo calendario es asignado mayormente por la posición de ciertas 
constelaciones de estrellas que en total son doce. 
 
 Existieron y existe una gran diversidad de calendarios, tan grande como 
la diversidad humana. Nuestro interés se enfocara un calendario surgido en 
el llamado nuevo mundo, en la región mesoamericana y es el calendario 
maya. Este comparte muchas de sus características con otros calendarios de 
Mesoamérica, por lo que algunas personas han pensado que se pueda tratar 
de un solo calendario para la región. En la discusión, algunos 
investigadores, como es el caso de Rafael Tena ha argumentado que en 
algún momento8 existió un solo calendario para el área de Mesoamérica y 
que luego se fue diversificando por toda el área mencionada (Tena 2000: 4), 
cabe señalar que una idea que hasta la fecha mantiene vigencia entre la 
mayoría de los investigadores. 
 
 La idea anterior se fundamenta en que los calendarios mesoamericanos, 
que son principalmente cinco, el mixe-zoque, el zapoteca, el maya, el 
mixteco y el mexica tienen –aparentemente- el mismo funcionamiento o 
algunas características comunes. Para la Joyce Marcus como para otros 
investigadores, tales características son parte de un sistema dual, que se 
compone de dos calendarios, uno ritual de 260 días llamado Tzolkín y otro 
civil de 365 días llamado Haab, ambos calendarios funcionan al mismo 
tiempo y se combinan para formar días y meses (Aveni 1991, Galindo 
1994, Marcus 2000, Tena 2000). 
 
 Si bien estos calendarios comparten algunas características comunes y 
son parecidos en su estructura, en la actualidad se ha demostrado que tienen 
diferencias entre sí, acorde con las diferencias entre las culturas 
anteriormente mencionadas. Contienen diferentes nombres para los días y 
!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
8 Posiblemente en la época de las culturas itsmicas o epiolmecas. 
! "*!
meses, sus años comienza en diferentes días y meses. Como consecuencia 
no es recomendable tomar a unos de éstos calendarios como modelo para 
interpretar y entender a los otros calendarios (Marcus 2000: 12 y 13), ya 
que sus características culturales son distintas, así como de sus significados 
simbólicos. 
 
 En el caso del calendario maya, veremos a continuación que aún con 
rasgos comunes con otros de Mesoamérica, por sus propias características 
socioculturales, es diferente a los demás calendarios, ya que contiene 
elementos autónomos y modificaciones en sus préstamos culturales, 
confirmando la propuesta de Marcus anteriormente citada. 
 
 Antes de entrar a su funcionamiento, nos detendremos en un aspecto 
fundamental, como conocemos a que fechas corresponden las expresadas 
por los mayas con relación a las de nuestro calendario occidental reciente, es 
decir, el calendario gregoriano. Y es que no es un asunto concluido, pero en 
el consenso de propuestas, unas tienen más peso que otras, que para nuestro 
caso, será la elaborada por Goodman, Martínez y Thompson, también 
denominada como GMT. 
 
 En 1905, cuando apenas se comenzaba a formalizar la arqueología y 
comenzaban las expediciones a distintas áreas de Mesoamérica, el banquero 
Joseph Goodman se puso como reto –por influencia de su amistad con 
Alfred Mudslay– el tratar de entender la mecánica del calendario maya e 
incursionó la idea de su posible correlación. Esa línea, fue continuada por 
Juan Martínez Hernández en 1926, a lo que posteriormente, fue el 
británico Eric Thompson quien en 1927 en adelante, propuso que a partir 
del método que usan los astrónomos para calcular eventos celestes desde el 
1º de enero del 4713 del calendario juliano, por un evento astronómico en 
común que ocurrió y se registro tanto en Europa como en América 
(Goodman 1905: 644, Martin 2012: 3, Martínez 1926: 31 y Thompson 
1927: 3 – 6). 
 
 Es así, como se obtuvo una constante de 5842849 días del calendario 
juliano a partir de la fecha de inicio del calendario maya, expresada como 
13.0.0.0.0 en cuenta larga y 4 ajaw 8 kumku en cuenta corta, que en nuestro 
!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
9 La fecha de Cuenta Larga 11.16.13.16.4 registra lo que se ha llamado un “Número Maya de Día” de 
1,704,204 días transcurridos desde la fecha 13.0.0.0.0 4 Ajaw 8 Kumk’u. Así es como se obtuvo: 
Número Juliano de Día 2288488 - Número Maya de Día 1704204 = 584284. 
! #+!
calendario gregoriano corresponde a un 13 de agosto del 3114 a.C. Esta 
propuesta ha ganado popularidad a partir de su correlación con métodos 
para fechar objetos como el carbono 14, cuyos resultados se acercan a los 
obtenidos por ésta constante así como de las recientes investigaciones de 
Victoria y Harvey Bricker en los que propone que sus análisis de 
documentos etnohistóricos arrojan evidencias sólidas para sustentar la 
propuesta conocida como GMT por las iniciales de los personajes citados 
(Bricker 2011: 79 – 87 y Marton 2012: 4). 
 
 Esta propuesta, también ha sido empleada con modificaciones como la 
del investigador Floyd Lounsbury, que le agregó dos días más a la constante 
como una precisión propuesta para mejorar la concordancia con fechas, 
también denominada GMT+2 o la “astronómica” (Lounsbury 1978: 791 – 
794). A pesar de su notoria popularidad y aceptación por la mayoría de los 
académicos, no es la única propuesta de correlación que existe, y cada una 
tiene distintas constantes e incluso, algunas ni siquiera están basadas en el 
calendario juliano usado por los astrónomos. 
 
 Un recuento de éstas propuestas más utilizadas después de la GMT y 
GMT+2 con sus respectivas constantes expresadas en días julianos. Una de 
ellas fue presentada por el norteamericano Charles Pickering Bowditch, 
matemático economista y aficionado a la arqueología, quien sugirió en a 
inicios del siglo XX según sus estudios en manuscritos coloniales que la 
constante era de 394483 días julianos (Ayala 1995: 159). Está la correlación 
realizada por Makesom con la constante de 489138 y similar pero con 
algunos ajustes la de Spinden 489384 días julianos. En el caso de Bryan 
Wells y Andreas Fuls, quienes usando únicamente el dato astronómico (sin 
el apoyo de ninguna fuente más), publicaron en el 2000 una propuesta 
basada en la constante 660208 días julianos, misma que no goza de 
suficiente popularidad y fuertemente rechazada por la mayoría de los 
mayistas. 
 
! #"!
FUNCIONAMIENTOY CARACTERÍSTICAS DEL 
CALENDARIO MAYA 
 
 
 
El conocimiento que tenemos sobre la estructura y contenido de los 
calendarios se basa en cuatro fuentes de información: las descripciones 
etnográficas modernas que permanecen en la tradición oral10, los reportes 
de prácticas antiguas registradas en las fuentes etnohistóricas, en los 
manuscritos mayas conocidos como los códices (siendo los más conocidos el 
códice Dresde, Madrid o Trocortesiano y el París) y en las inscripciones en 
piedra 11 y cerámica, tanto de origen maya como de otras regiones de 
Mesoamérica (Gibbs 1980: 43 y Tedlock 1999). 
 
 En cuanto a sus orígenes, la propuesta más aceptada por los 
investigadores, es que se derivó en forma conjunta con otros calendarios 
mesoamericanos en la región Epiolmeca, en la época denominada preclásica 
o formativa (1200 a.C. – 150 d.C.). Para la autora Joyce Marcus (2000) 
sostiene que los orígenes de los calendarios están estrechamente ligados a 
los orígenes de la escritura, y que éstos provienen de la región zapoteca, en 
el valle de Oaxaca12. El que le sigue se origino en la zona del Golfo de 
México de posible origen Zoque, que data de 50 a.C. y después le siguió el 
maya (Ilustración 1). 
 
 De la evidencia que se tiene sobre los orígenes de la escritura y/o el 
calendario maya, la fecha más antigua data del período clásico temprano 
(150 - 350 d.C.). Una de las evidencias arqueológicas de los primeros 
orígenes del calendario y la escritura maya se puede observar en la Estela 29 
de Tikal (Ilustración 2), cuenta con una de las fechas más antiguas. 
Expresada en el sistema de numeración maya, corresponde al 8.12.14.8.15 
en cuenta larga y 13 men (3 zip) en la cuenta corta, que corresponde a la 
fecha del calendario gregoriano (el nuestro) un día de julio de 292 d.C. 
(Marcus 2000: 13-17). 
!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
10 Las cuales se podrán apreciar en el apartado IV.2. del capítulo IV del presente texto: La astronomía 
maya actual. 
11 Debido a que colocaron sus eventos políticos, míticos e históricos en un contexto cronológico preciso. 
12 El registro se encuentra en las estelas 12 y 13 en el sitio arqueológico de Monte Albán, en el extremo 
sur de la Galería de los Prisioneros. Datan del 600 al 500 a.C. y es hasta el momento de la presente 
publicación el registro más antiguo encontrado en Mesoamérica. 
! ##!
 Otra de las evidencias arqueológicas que demuestran la aparición de 
fechas calendáricas asociadas con escritura en el área maya es la Placa de 
Leyden, cuya fecha inscrita es de 8.14.3.1.12 en cuenta larga y 1 Eb 0 
Yaxkín, que corresponde a la fecha del 16 de septiembre de 320 d.C. de 
nuestro calendario. Estas fechas que se mencionaron son las más antiguas 
que se hayan encontrado o se hayan podido identificar, pudiendo existir la 
probabilidad de que puedan encontrar fechas más tempranas y con eso 
habría que modificar todas las propuestas anteriormente descritas. 
 
 Según el modelo presentado, los mayas no crearon su sistema 
calendárico, se ha propuesto que es un préstamo de las culturas zoque y 
epiolmeca –ubicadas en el área del Istmo de Tehuantepec– con posible 
influencia de los zapotecas del preclásico. A pesar de ser un préstamo 
cultural, los antiguos mayas le dieron a éste sistema un estilo único y 
autónomo –al mismo tiempo que a su escritura–, pues a diferencia de otros 
sistemas calendáricos mesoamericanos, los mayas contaron con múltiples 
ventajas aritméticas debido a sus propias características que veremos más 
adelante. 
 
 Ante los datos presentados anteriormente, el público no especializado 
podría preguntarse cómo funciona y principalmente que quieren decir esos 
cinco puntos seguidos de un numeral y una palabra en maya. Aclaro que 
esto se mencionó como un antecedente importante a su funcionamiento, 
con la finalidad de comprender sus orígenes y algunos datos sobre las fechas 
más tempranas. Ahora, veamos cuáles son sus principios aritméticos con los 
que se contabilizó el tiempo. Este es un campo todavía en discusión, pues 
hay varias teorías acerca de la aritmética maya. Una de estas discusiones es 
sobre el sistema vigesimal que fue empleado por los antiguos mayas. 
 
 En el sistema de cuenta de los mayas, se utilizó un punto para 
denominar una unidad, dos puntos para dos unidades y así sucesivamente 
hasta el cuatro. El número cinco se representa con una barra, y de la 
combinación de barras y puntos es que se obtienen las cantidades. Para los 
mayas el cero se representaba con una concha. La cuenta terminaba en la 
combinación de tres barras horizontales y cuatro puntos encima de las 
barras, teniendo el número 19 que es en realidad 20 (se cuenta del 0 al 19). 
Para expresar cantidades más grandes se utilizó el valor posicional de los 
símbolos anteriores (Lizardi 1962: 345, Marcus 2000: 15-18 y Tena 2000: 
8-11), lo cual veremos más adelante veremos como se empleó esto. 
! #$!
 
 Algunas teorías han tratado de interpretar éste sistema vigesimal como 
parte de la condición digital humana, es decir, el número de los dedos de las 
manos y de los pies que en total suman veinte. Paulino Romero confirma 
ésta teoría basándose en la supuesta utilización de ésta técnica por los 
hindúes, quienes utilizan como base el número diez (numeración decimal) 
debido a que contabilizan con los dedos de las manos y considera que los 
mayas utilizaron los dedos de los pies junto con los de las manos (Romero 
1999: 4-7). 
 
 Este dato parece corresponderse con algunas investigaciones históricas y 
etnográficas en las que el clima parece ser un factor importante en la 
designación de los sistemas numéricos usados en cada cultura. Es así como 
los Inuit de Canadá, suelen tener un sistema de conteo de cinco en cinco, 
debido a que sólo hacen uso de una mano, la cuál tienen que descubrir de 
un grueso guante para realizar el conteo (Boyer 1999: 39). 
 
 Ciertamente estos argumentos deben tomarse con cuidado, ya que es 
muy común encontrarlos en la literatura relacionada al tema, y muchas 
ocasiones no cuentan con un sustento comprobable ya que no todas las 
culturas han utilizado la condición digital humana. Tal es el caso de los 
pueblos mesopotámicos (específicamente los Asirios) quienes emplearon un 
sistema sexagesimal13, el cuál no tiene correspondencia con los dígitos del 
ser humano. 
 
 La numeración maya, no sólo se remitió a su representación a través de 
los puntos, las barras y la cocha, sino que cada uno de los valores 
representados del cero al diecinueve, era también una forma abreviada de 
representar a sus deidades, sean de cuerpo completo o con las llamadas 
variantes de “cabeza” que los representaron. En cada una de ellas, hay 
elementos que nos permiten distinguirlos y también pueden ser utilizados 
por su valor fonético (Guillermo Kantún –comunicación personal- 2013 y 
Pitts 2009: 36). Los glifos mayas eran polisémicos y sus números no fueron 
ajenos a esa característica (ver ilustración 3). 
 
 Recalcando sobre los orígenes de la escritura y el calendario maya, éste 
sistema es parte del préstamo cultural proveniente de las culturas ístmicas o 
!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
13 Que es muy similar al que nosotros utilizamos para medir el tiempo en segundos, minutos y horas 
para determinar la duración de un día. 
! #%!
epiolmecas, ya que en el registro arqueológico proveniente de las zonas 
anteriormente citadas ya se había empleado el sistema vigesimal. Haciendo 
ésta aclaración continuamos con sus otras características del calendario 
maya. 
 
 Una de las características en el calendario maya (la cuál es única) es que 
todas sus cuentas se iniciaron a partir de un punto de partida14, del cual 
contamos con el registro arqueológico e histórico. Este punto de partida 
sirvió para ubicar las fechas en momentos precisos, pues se calculaba el 
número de días que habían transcurrido hasta el evento que se quería 
registrar. Una muestrade su existencia 
se encuentra en uno de los costados la 
Estela C de Quiriguá, en la cual se 
refiere a un acontecimiento que indica 
ésta fecha de partida señalada en cuenta 
larga como 13.0.0.0.0 (4 ahau 8 cumkú), 
que según la correlación GMT 
corresponde al 13 de agosto de 3114 
a.C. de nuestro calendario (Aveni 1991, 
Galindo 1994, González 1988a: 576-
586, Maupomé 1986: 23, Marcus 2000: 
18 y Sharer 1998). 
 
 
 La designación del punto de partida 
había causado controversia entre algunos 
investigadores, pues unos hacían 
mención a la mitología para designar 
una fecha arbitraria mientras otros, 
buscaban algún tipo de explicación 
astronómica, como algún evento 
ocurrido en un pasado remoto a partir 
del cual se usara como referencia. Lo 
que hasta el momento de la publicación 
es aceptado, viene de la epigrafía en la 
que, según algunos investigadores, la 
fecha se designó según un relato mítico. 
!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
14 Como nosotros utilizamos en nuestro calendario gregoriano el nacimiento de Cristo para iniciar 
nuestro calendario (después de Cristo / d.C.) o para referirnos al pasado (antes de Cristo / a.C.). 
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2$"3"4$56'7&+($3-/',&+'*-'8),9-'
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 En términos generales, las razones mitológicas encontradas en fechas 
que aluden al 4 Ajaw 8 Kumku hacen referencia a un punto en el cual, los 
dioses deciden que ese día era el adecuado para comenzar a crear el 
universo, para lo cual se establecieron tres piedras para hacer un fogón, con 
el cuál comerían los dioses y apartir de ahí, comenzaría la construcción del 
mundo (Callaway 2011: 45 – 51, Schaefer 2012: 1138 y Van Stone 2010: 
72 – 81). 
 
 Nótese que en la interpretación de las lecturas sobre la fecha de inicio 
sea asimilan a muchos de los rituales mayas actuales –especialmente mayas 
yucatecos- en los que se invocan a los cuatro rumbos cardinales para 
bendecir el lugar y se comienza con la puesta del fogón de tres piedras para 
que coman los trabajadores antes de iniciar con la colocación de los postes15. 
 
 Como ya se había mencionado, el calendario maya (al igual que otros de 
la región mesoamericana) era un calendario dual ya que se componía de dos 
partes que se unían y mezclaban sus fechas para dar una sola16. Estos dos 
calendarios son diferentes en cuanto a su duración, uno es más corto que el 
otro, al calendario más largo se le conoce como el calendario civil, cuya 
duración es de 365 días y se puede apreciar que es un calendario cuyo origen 
es solar17. Tambien se le conoce como el Haab18 en maya yucateco (Galindo 
1994: 31-33, Marcus 2000: 15, Morley 1980: 246 y 247, Sharer 1988: 534-
536). 
 
 Este calendario se divide a su vez en 18 grupos de 20 días formando un 
total de 360 días, éstos 18 grupos son considerados como meses19, a este 
total le quedan cinco días, que para los mayas fueron considerados días 
aciagos o de mala suerte (Landa 1966: 63) y con eso conformaban los 365 
días. En este calendario, cada uno de los grupos tenía su propio nombre, en 
donde cada nombre respondía a deidades, animales sagrados y objetos de su 
entorno natural20: Pop -estera, tejido, petate-; Uo -obscuridad-; Zip -negro-
!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
15 Aspecto que se retomará y explicará con más detalle en el Capítulo IV. 
16 Esta característica se puede apreciar en las fechas de cuenta corta, las cuales se comenzaron a utilizar 
con mayor frecuencia a partir del clásico terminal (830 – 1000 d.C.). 
17 Pues concuerda con el período de 365 días que tarda el Sol en hacer su recorrido por nuestro planeta. 
18 En el Altiplano Mexicano se le conoce como Xiuhpohualli (cuenta de los años en Náhuatl); (Galindo 
1994: 31). 
19 Según Fray Diego de Landa los mayas se referían a ellos como Uinal Hunekeh (Landa 1966: 61). 
20 Siendo ésta característica un argumento más para afirmar la estrecha relación entre la astronomía, la 
religión y el calendario en el área maya y el resto de las culturas mesoamericanas. 
! #'!
; Zotz -murciélago-; Tzek -penitencia-; Xul -perro, final-; Yaxk’in -Sol 
nuevo, verde-; Mol –agrupar; Chen -pozo, cenote-; Yax -primero, verde-; 
Zac -blanco-; Ceh –rojo-; Mac -tapar, cerrar-; Kank’in -Sol amarillo-; Muan 
–buho; tecolote-; Pax -tambor, período de 360 días-; Kayak -loro amarillo-; 
Cumkú -horno sagrado- y Uayeb -lo que espanda o asusta21 (Galindo 1994: 
51 y 52). 
!
Meses del calendario civil de 365 días o Haab. 
 Al calendario más corto se le conoce como el calendario sagrado o el 
Tzolk’in 22 (nombre asignado arbitrariamente y que en maya yucateco 
significa “la cuenta de los días) que tiene una duración de 260 días. El 
origen de este calendario ha sido dudoso y polémico, actualmente todavía 
no se llega a un acuerdo sobre su origen, él cual, tiene diversas 
explicaciones, que van desde procesos biológicos hasta períodos 
astronómicos así que veamos algunas de las propuestas. 
 
 Algunos investigadores como Brosche y Maupomé (1990) han querido 
relacionar el origen del calendario ritual con el período de 584 días de 
!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
21 Haciendo referencia al período de 5 días aciagos que completan el año de 365 días. 
22 En el Altiplano Mexicano se le conoce como Tonalpohualli (cuenta de los destinos o signos en 
Náhuatl); (Galindo 1994: 32). 
! #(!
Venus (período sinódico23) haciendo una serie de combinaciones de las 
frecuencias angulares del planeta (Brosche y Maupomé 1990). El 
astrónomo Jesús Galindo hace notar, al respecto de ésta propuesta, que los 
períodos en los cuales el planeta Venus se puede observar como lucero de la 
mañana y de la tarde, hacen un total de 9 meses cada uno, lo cual tiene un 
valor promedio de 263 días aproximadamente (Galindo 1994: 51). 
 
 Otra de las teorías con las que se pretende explicar éste período de 260 
días es en cuanto al período del embarazo de la mujer, que es de 
aproximadamente 9 meses (alrededor de 270 días aproximadamente). Otra 
de las propuestas entre algunos investigadores, consta en hacer una serie de 
cálculos entre eventos solares tales como los equinoccios y los solsticios y 
asociarlos con los períodos de siembre en la milpa moderna (Tedlock 1991: 
179 y 180). 
 
 El geógrafo Vincent Malmström propone que el origen del calendario 
de 260 días debió haber estado situado en una latitud de 15º norte. El 
motivo de tal afirmación es que en los días en que ocurre el tránsito o paso 
del Sol por el cenit del lugar24 suceden el 29 de abril y el segundo tránsito el 
13 de agosto (nótese la similitud con la fecha de partida un 13 de agosto de 
3114 a.C. según la correlación GMT). Es a partir del 13 de agosto que 
deberán transcurrir 260 días exactos para llegar al 29 de abril, es decir, 
según ésta propuesta son los pasos del Sol por el cenit quienes definen el 
período. Los sitios propuestos son Izapa, Copán y Monte Albán (éste 
último es poco probable por su latitud de 16º) y de éstos sitios el más 
probable es Izapa, puesto que es un sitio preclásico (Galindo 1994, 2001 y 
Malmström 1973, 1991). 
 
 El calendario ritual de 260 días se encuentra compuesto por 20 días 
divididos en 13 grupos, a diferencia del calendario civil, en el calendario 
ritual los 20 días son los que tienen nombre (pues son los que componen a 
su vez a los 18 meses del civil). Al igual que el calendario civil de 365 días, 
los nombres de los días están relacionados con elementos de su religión, 
siendo los siguientes nombres con sus significados: Imix –monstruo de la 
tierra-; Ik’ –viento-; Akbal –noche-; Kan –maíz-; Chikchán –serpiente-; 
!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
23 Es el número de días que tardaría el planeta Venus en ser observado desde nuestro planeta, es decir, si 
observamos a Venus desde un punto fijo cualquiera, tardaríamos 584 días en volverlo a ver en el mismo 
punto inicial. 
24 Se refiere a un evento en el cuálel Sol se sitúa al mediodía a 90º del lugar y no genera sombra, éste 
evento solo puede ser visto en las latitudes que se encuentran entre los trópicos de cáncer y capricornio. 
! #)!
Cimí –muerte-; Manik –caza-; Lamat –Venus, estrella-; Muluk –agua, 
inundación-; Oc –perro-; Chuen –mono, artesano-; Eb –humedad-; Ben –
maíz verde-; Ix –jaguar-; Men –ave, deidad de las artes-; Cib –era-; Cabán –
tierra-; Eznab –cuchillo de pedernal-; Cuauac –lluvia-y Ahau –señor- 
(Galindo 1994: 51). 
 
 El calendario civil y el ritual actúan al mismo tiempo, es decir, para 
explicar su funcionamiento se ha usado un modelo imaginario con engranes 
que sirven para ilustrar las 
combinaciones de los días y 
numerales del calendario ritual 
con los meses y sus numerales del 
calendario civil –cómo si fuera un 
reloj–. Cada día del calendario 
ritual se asocia con un numeral del 
1 al 13, y a su vez se junta el 
numeral del mes que le 
corresponda en el calendario civil 
a éste sistema se le conoce como la 
rueda calendárica maya (Aveni 
1991: 173-176, Marcus 2000: 15-
19 y Tena 2000: 8-10). 
 
 En el sistema de la rueda 
calendárica, los calendarios 
coinciden en un momento 
específico, como un calendario es 
más largo que el otro, se van 
alejando, pero algún momento 
vuelven a coincidir y es cuando se ha completado un ciclo o lo equivalente a 
un siglo en nuestro calendario. El calendario civil, al ser más corto, requiere 
de 52 años de 365 días para alcanzar al ritual, en tanto que éste ultimo tiene 
que hacer más vueltas y tarda 73 años de 260 días para que nuevamente 
partan desde el mismo punto (Galindo 1994, 2000 y 2001). 
 
 Estos intervalos de tiempo para el cumplimento de un ciclo (algunas 
veces se menciona como equivalente a un siglo maya) no son únicos de ésta 
zona, también se empleo éste sistema en otros calendarios mesoamericanos, 
especialmente los del centro de México, es decir, es un elemento 
Meses del calendario ritual de 260 días, también 
llamado Tzolkin. 
! #*!
panmesoamericano. Este registro puede ser encontrado “entre líneas” en los 
ordenamientos de fechas encontrados en las estelas, también existe el 
registro etnohistórico y etnográfico en algunas regiones mesoamericas, 
como la fiesta de los náhuatl del fuego nuevo (Broda 2000: 49-52). 
 
!
Modelo imaginario con el que se explica a manera de engranes la forma en la que se combinan los 
numerales del 1 al 13 con los meses del calendario sagrado de 260 días al mismo tiempo con los 
numerales y meses del calendario civil de 365 días. 
 
 Los modelos presentados como engranes que combinan fechas de meses 
entre uno y otro calendario a menudo se ha representado como un conjunto 
de tres engranes que combinan meses del civil con meses del sagrado para 
realizar combinaciones en la llamada cuenta corta. Debido a confusiones de 
públicos no especialistas en el tema sobre si este sistema existió en algún 
contexto arqueológico o histórico, señalo que no, es simplemente un 
recurso didáctico usado por los investigadores para ejemplificar las formas 
en las que uno puede imaginarse su funcionamiento. 
 
 Para ordenar éste ciclo, se utilizó el sistema vigesimal descrito en el 
inicio del capítulo, ahora veamos como funciona éste valor posicional. 
Imaginemos cinco espacios verticales, el primero de abajo hacia arriba 
! $+!
corresponde a los días o K’in y va de 0 a 19, el segundo corresponde a los 
meses o Uinal y son 20 kines, el tercero corresponde a los años o el Tun y 
son 18 Uinales, el cuarto corresponde al Katún que son 20 Tunes y el ciclo o 
el Baktún que son 20 Katunes, su equivalencia en días es como se ilustra con 
sus respectivos glifos en la siguiente tabla: 
 
 
 
 Según el lugar en donde tengamos el conjunto de barras y puntos, 
sacamos su valor (es decir, su equivalencia en unidades) y lo multiplicamos 
según la posición en la que se encuentre en la tabla (si se encuentra en la 
segunda se multiplicará por 20, en la tercera por 360 y así sucesivamente). 
Con éste sistema se han podido registrar fechas muy extensas en cuanto a 
! $"!
años y miles de años25 como lo muestra en la ilustración (Aveni 1991: 172-
176, Ayala 1995: 397-401, Galindo 1994: 53, Marcus 2000:5-18). 
 
 Esta capacidad de presentar fechas tan lejanas se ha propuesto como un 
recurso retórico en el cual, muchas de las élites mayas que plasmaron 
semejantes cantidades, lo hacían para 
indicar que su asociación con ellas era 
una forma de legitimar su posición 
social, vinculándola con relatos míticos 
tan antiguos como para indicar que 
fueron los primeros, incluso a veces, 
señalando ser anteriores a muchas otras 
deidades. Su equivalente sería similar a 
expresar la frase de “tan antiguo como 
el tiempo mismo”. Ejemplos de éstos 
casos los podemos ver en la Estela 10 
de Tikal como señala el dibujo, o la 
Estela 1 de Cobá. 
 
 El calendario maya no sólo fue 
usado para regular las actividades 
sociales y el registro de 
acontecimientos históricos, también 
fue un recurso para la actividad 
astronómica y/o religiosa. Existen y 
existieron códices en los cuales se 
plasmaron el curso de algunos astros, se 
establecieron almanaques 
astrológicos 26 , adivinatorios y rituales 
mitológicos como lo demuestran los 
códices prehispánicos del Dresde, 
Madrid o Trocortesiano y Paris 
(Bricker 2011). 
 
!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
25 Aunque también existe el registro arqueológico usando éste sistema (el de cuenta larga) de un evento 
sucedido hace cinco millones de años, ésta fecha se encuentra en la Estela 10 de Tikal. Véase Marcus 
2000: 16. 
26 Un calendario con pronósticos de los sucesos terrestres a partir de la posición de algunos astros, 
estrellas y constelaciones. 
Estela 10 de Tikal con una cuenta superior a 
los cinco millones de años. 
! $#!
 Otro aspecto propuesto sobre el calendario maya es su versatilidad para 
las actividades agrícolas. Autores como Aveni y Hartung (1991) afirman 
que muchas de las fechas presentadas por las estructuras mayas tienen 
relación con eventos agrícolas, especialmente con la siembra del maíz y el 
movimiento del Sol (Aveni 1991: 68 y Sharer 1988: 141). El calendario 
maya es tan complejo en su funcionamiento que se repite en toda el área 
geográfica abarcada por los mismos, tomar como cierto el argumento que su 
origen es puramente agrícola puede resultar problemático, debido a que las 
fechas de siembra y sus ceremonias rituales varían según las regiones del 
área maya, la cual fue y sigue siendo diversa. Esta información se sustenta 
en fuentes arqueológicas, etnográficas y coloniales, ya que el clima afecta de 
maneras diferentes a los altos de Chiapas y Guatemala comparado con las 
tierras cálidas del norte de Yucatán. 
 
 Sin embargo, negar la relación tan estrecha entre los calendarios y las 
prácticas agrícolas entre los mayas resultaría catastrófico, ya que entre las 
funciones prácticas del calendario maya se encuentra la regulación de la 
temporada de siembra27 -tumba, roza y quema-, principalmente del maíz 
usando la cuenta ritual de los 260 días que se mantiene presente hasta 
nuestros días (Tedlock 1991), tomando en cuenta que ésta cuestión todavía 
se mantiene polémica y lo que se ha presentado son una serie de propuestas. 
 
 Estos sistemas calendáricos no desaparecieron con la llegada de los 
conquistadores, muy a pesar de los sistemas occidentales de medición del 
tiempo impuestos. Ya sea en la clandestinidad de las cuevas o de la selva, a 
través de la memoria histórica o en narraciones mitológicas, la mayor parte 
de ese conocimiento perduró y se fue adaptando a las necesidades de su 
tiempo, aspecto en el que profundizaremos en el Capítulo IV tanto en los 
tiempos de la colonia, de las independencias como de finales del siglo XIX 
e inicios del siglo XX. 
 
!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
27 Para mayor información consultar Capítulo IV.2. pág. 81. 
! $$!
!
,-./0123456!" Principaleszonas culturales del territorio mesoamericano 
(tomado de Arqueología Mexicana, 2000). 
 
!
Ilustración 2 Dibujo de la Estela 29 de Tikal, Guatemala (www.latinamerican studies.org 2009). 
! $%!
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Ilustración 4. Sitio arqueológico de Izapa al sur de Chiapas en México es un lugar donde se ha 
propuesto el origen del punto de partida o día de inicio en el calendario maya, según su latitud 
geográfica y su temporalidad del Preclásico. Foto Orlando Casares. 
 
 
! $'!
EL CALENDARIO MAYA Y LAS ORIENTACIONES DE 
ESTRUCTURAS 
 
 
En el presente capítulo, haremos una vinculación entre los sistemas 
numéricos contenidos en el calendario y una de las principales propuestas 
en torno a su relación con algunas de las estructuras arquitectónicas de los 
mayas, especialmente de los llamados observatorios astronómicos. Como se 
mencionó, la astronomía es la piedra angular de los calendarios (que regulan 
la actividad agrícola y a la sociedad) y el calendario maya no pudo ser la 
excepción. Para poder precisar el movimiento de los astros es necesario 
tener un lugar de observación como punto fijo, pudiendo ser uno tan simple 
como una colina lo suficientemente alta para poder observar todo el 
horizonte (Cossard 2010). 
 
 Para la realización de las observaciones astronómicas, basta con mirar 
con detenimiento a la bóveda celeste durante la noche y se podrá ver como 
es que la mayoría de los astros visibles a simple vista, se mueven mientras 
transcurre el tiempo. En el día el Sol da la apariencia de rodear el cielo 
desde que aparece hasta que se oculta. En todo éste proceso, el observador 
se podrá dar cuenta de que el cielo está en constante movimiento. Cuando 
pasa una cantidad considerable de tiempo, el observador ya se habrá 
percatado de que algunos astros vuelven a posicionarse en el mismo lugar en 
donde los observó las primeras veces, especialmente cuando se tiene un 
punto fijo en donde observar (Aparicio 1994). 
 
 En el Medio Oriente para el siglo X aproximadamente y posteriormente 
en el siglo XI en Europa, se comenzaron a utilizar dispositivos mediante los 
cuales se realizaron observaciones astronómicas con mayor precisión, éstos 
aparatos son conocidos como los telescopios, astrolabios, etc. Erróneamente 
algunos imaginan que fue a partir de ese momento en donde la astronomía 
cobró un papel relevante y que los avances en materia astronómica se 
pueden medir tomando ese momento como una referencia única. 
 
 En el continente americano no se necesitaron éstos dispositivos para 
observar al cielo. En cambio, se utilizaron otros métodos y técnicas en 
apariencia rudimentarias, pero si examinamos toda la evidencia reunida 
hasta nuestros tiempos, nos percataremos que la complejidad de las 
observaciones astronómicas a simple vista, requirieron de otros mecanismos 
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igual de efectivos para la vigilancia celeste y de gran capacidad de 
abstracción, necesaria para la producción de asombrosos cálculos 
astronómicos (como los vistos en los códices) y matemáticos. 
 
A lo largo de la historia de las regiones contenidas en el área maya, han 
existido personas que no consideran que una tecnología utilizada por los 
métodos europeos y/o asiáticos así como los dispositivos de observación 
mencionados fuera capaz de producir semejantes avances. Hoy en día 
también existen individuos que piensan que el resultado de ésta evolución 
intelectual fue el resultado de otros factores ajenos a la capacidad de la etnia 
en cuestión, (debido a las fantasías de productores cinematográficos, falta 
de información e interés en el tema y la idealización cultural con fines 
comerciales). 
 
 La falta de comprensión de éste problema, en donde no se entienden los 
sistemas culturales que se encuentran en su propio contexto de su religión, 
cosmogonías y mitología, hace que se generen respuestas sin sustento sobre 
el desarrollo de éstos aspectos intelectuales, en nuestro caso de los mayas 
prehispánicos y contemporáneos. Escritores, productores de televisión, 
psíquicos e incluso algunos autodenominados investigadores 
“independientes”, han atribuido el desarrollo de la cultura maya (y de otros 
pueblos mesoamericanos) a viajeros del espacio de planetas distantes, a 
visitas de habitantes de continentes lejanos 28 (como los egipcios) o de 
continentes hundidos entre otras teorías (Aveni 1991:14 y Coe 1980: 13). 
 
 En la actualidad se esperaría sean reconocidos los logros culturales e 
intelectuales como un proceso acorde a la capacidad de adaptación propia 
de los mayas. Aunque éste es un avance, todavía existe otro problema, el 
cual radica en que éste reconocimiento se le adjudica únicamente al “indio 
muerto29”, es decir, algunas personas pueden ver y decir con orgullo que 
éstos grandes logros son parte de los antiguos mayas, y niegan a los actuales 
mayas como sus descendientes sosteniendo que ya no tienen esa capacidad. 
En el capítulo IV se demostrará todo lo contrario. 
 
 Si bien en la edición anterior a ésta, realizada en el 2004 se insistió 
mucho en el tema, traigo a colación un punto en el cual derivó en una 
!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
28 Haciendo argumentos sin una sustentación basada en evidencias arqueológicas e históricas, 
simplemente haciendo uso únicamente de mitos y leyendas. 
29 En palabras de Bonfil Batalla (Estrada 2003). 
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masificación de movimientos milenaristas con motivo de un error 
interpretativo que se sacó de contexto y se usó para comercializar el mundo 
maya con relación al año 2012 como un año en el que se acabaría el mismo 
y aparentemente predicho por los mayas. Las consecuencias de dichas 
políticas comerciales, han traído una enorme cantidad de prejuicios, 
tergiversaciones y especulaciones en torno a éstos temas. En esta obra, 
seguimos procurando a través de la presente actualización el presentar 
investigaciones serias con suficientes evidencias arqueológicas, epigráficas, 
históricas, etnohistóricas y etnográficas en materia de Arqueoastronomía y 
Etnoastronomía. 
 
 Dejando a un lado el comentario anterior, regresemos al aspecto 
metodológico propuesto para medir el tiempo en la sociedad maya 
prehispánica. El calendario maya es en principio un calendario solar, 
especialmente en el calendario civil o haab como vimos en el apartado 
anterior. El Sol define cuatro estaciones en las cuales el clima es diferente, 
las que conocemos como la primavera, el verano, el otoño y el invierno. 
 
 El Sol, a diferencia de otros astros, es el más brillante desde la tierra y su 
movimiento es más preciso y fácil de percibir. En su movimiento diario, 
cuando aparece, genera una curva o elíptica. Esta elíptica varía según la 
latitud del observador, en una región como El Ecuador (latitud 0º), el Sol 
saldrá y se ocultará en una elíptica perfecta haciendo 90º, en alguna región 
de Mesoamérica a una latitud de 20º, la curva del recorrido diario del Sol 
tendrá los mismos 20º, tal como lo ilustra la gráfica. 
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Movimiento aparente del Sol visto desde diferentes latitudes de nuestro planeta. Tomado del 
observatorio Griffin, Californa. 
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 En un año solar, el Sol parece detenerse en cuatro posiciones, las cuales 
definen a las estaciones del tiempo que se mencionaron, cuando se 
encuentra a 90º del norte al momento de su aparición alcanza la declinación 
cero y es equinoccio, esto sucede dos veces al año (el equinoccio de 
primavera y otoño), en donde los días duran lo mismo que las noches. 
Después del equinoccio de primavera que es el 20/21 de marzo, el Sol irá 
avanzando hasta alcanzar su punto más al norte, entonces será el solsticio de 
verano correspondiente al 21/22 de junio (declinación de +23º 30’), de ahí 
regresará hasta el equinoccio de otoño el 20/21 de septiembre (nuevamente 
la declinación cero) y se iraa su punto más al sur y será el solsticio de 
invierno cuya fecha es el 21/22 de diciembre (declinación -23º 30’), e irá 
regresando hacia el equinoccio de primavera para volver a iniciar su ciclo, 
tal como lo muestra la gráfica de la página 14 (Aparicio 1994, Aveni 1991, 
Galindo 1994 y Mateu 1962). 
 
 Los mayas se dieron cuenta de éste movimiento y de su importancia, 
especialmente para la regulación de las actividades agrícolas, y es así como 
construyeron observatorios y lugares ideales para la observación de estos 
fenómenos naturales. Estas construcciones tienen la función de marcar los 
equinoccios, los solsticios, los pasos del Sol por el meridiano del lugar o 
todos estos eventos en una sola construcción. Con éste principio se 
establece un calendario solar de 365 días, que es el número aproximado30 de 
días que tiene el año solar, mismo que lleva la sociedad occidental (y 
nosotros). También dejaron éstos principios en la misma forma de 
representar gráficamente al Sol (ilustración 5, basado en Ishihara 2009: 35). 
 
 Últimamente se ha podido demostrar, realizando mediciones en algunas 
estructuras de asentamientos mayas que existen alineaciones que hacen 
referencia hacia eventos astronómicos (Hartung 1982, Aveni 1980a, 1980b, 
y 1991) y calendáricos (Galindo 1994 y 2001). Una idea que se manejó en 
los inicios de la arqueoastronomía (y también en la arqueología) por 
autores31 como Aveni (1980a y 1991), Andrews (1977), Carlson (1978), 
Coe (1965) y Hartung (1980) es que a simple vista se puede notar que la 
mayoría de las estructuras de las ciudades mayas se orientan hacia los cuatro 
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30 Ya que el calendario solar no es de 365 días exactos sino de 365.242 días, tiene unas horas que se van 
acumulando a lo largo de los años. Nuestro calendario corrige éste error mediante el establecimiento de 
los años bisiestos a partir de la reforma del Papa Gregorio XIII en 1582 d.C. 
31 Hay que aclarar que éstos autores seguían con los conceptos de Thompson de que la sociedad maya 
era pacífica y sólo observaba a los cielos. 
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puntos cardinales. Esta propuesta la apoyan en la cosmovisión cuatripartita 
maya que se manifiesta en escritos coloniales como el de Landa y de otras 
fuentes etnohistóricas y etnográficas32. 
 
 No se puede argumentar que todas las estructuras de los asentamientos 
mayas se erigieron pensando en su relación hacia los cuatro puntos 
cardinales, pues en algunas zonas hay estructuras que no presentan ésta 
alineación, ni que todas se hicieron pensando registrar eventos 
astronómicos, pues no todas contienen estos eventos33. Tampoco se puede 
afirmar que no tomaron en cuenta el orientar algunas de sus estructuras 
hacia eventos astronómicos, pues hay información34 que avala la existencia 
de tal actividad como lo demuestran las orientaciones de algunas estructuras 
en varias regiones de Mesoamérica y especialmente del área maya (Galindo 
1994). 
 
 De igual manera, no todas las estructuras prehispánicas de los mayas 
fueron construidas con el propósito de servir de observatorios astronómicos 
y los mismos pueden contenerse en templos, palacios, pirámides, arcos, 
cámaras subterráneas, cuevas y cualquier otra forma constructiva empleada 
para ese fin. Esto viene a colación como una medida en la cual, el lector 
entusiasta en realizar éstos trabajos considere la enorme complejidad 
simbólica de las estructuras, siendo cuidadoso en su análisis para obtener 
mejores resultados. 
 
 Un principio común, es que las construcciones orientadas a un cuerpo 
celeste tienen un punto de observación fijo desde el cuál se puede apreciar a 
un astro saliendo por algún marcador en el horizonte, siendo los 
marcadores algunos cerros y/o estructuras35 (Hartung 1980, Galindo 1994, 
2001), o en otros casos, el eje de simetría de lugar donde se observa. Este 
punto de observación es sugerido por marcas en la arquitectura o la 
disposición de algunos elementos de la estructura, el lugar desde donde se 
realiza la observación pude ser la entrada de un cuarto, alguna ventana, una 
banqueta, algún altar, etc. (Casares 2002). La mayor parte de las 
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32 Véase el capítulo IV del presente libro. 
33 De hecho éstos eventos astronómicos se registran mayormente en pirámides y templos, muy pocas 
veces en estructuras de tipo palacio o residencias. 
34 La cual se encuentra resumida en los casos mencionados en el apartado II.5. del capítulo II: Estudios 
arqueoastronómicos en el área maya (pág. 40). 
35 Ya sea que el Sol aparezca por encima de la estructura, en alguna de sus ventanas o puertas. 
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orientaciones de alguna construcción señalan principalmente los 
movimientos del Sol. 
 
 Existen estructuras que señalan la salida de otros astros aparte de nuestra 
estrella solar más cercana, como es el caso de Venus, cuya importancia no 
sólo es relacionada con la actividad religiosa sino también con el calendario. 
Estas construcciones tienen los mismos principios que las que sirven para 
hacer observaciones solares, como el Palacio del Gobernador (Aveni 1991, 
Hartung 1982, Segovia 1991 y Sprajc 1996), y en algunos casos, existen 
edificaciones que sirven para hacer observaciones solares y venusinas como 
el Templo 22 de Copán (Sprajc 1987-1988). 
 
 Un evento solar que sin lugar a dudas llamó la atención de los antiguos 
mayas -y sigue vigente por los mayas actuales- es cuando el Sol pasa por el 
meridiano del lugar, es decir, cuando el Sol pasa por el Cenit36. Como 
vimos en la ilustración del movimiento del Sol, la elíptica va a depender de 
la latitud del lugar, lo mismo pasa con el evento anteriormente mencionado. 
El paso del Sol por el cenit sólo ocurre en latitudes que se encuentren entre 
los trópicos de Capricornio y de Cáncer, y fue un evento que se registró en 
sus estructuras arquitectónicas mediante orientaciones y observatorios 
especializados (Casares 2001b). 
 
 La importancia de éste tipo de eventos radica en el hecho de que sirven 
para indicar el inicio de la temporada más calurosa y por lo mismo la 
temporada de lluvias, estos eventos se repiten dos veces al año en el área 
maya y varían en fechas según el lugar (como ya se explicó con 
anterioridad). Otro aspecto cultural que se le atribuyó a éste evento es que 
para los mayas, el segundo paso del Sol por el cenit es el que marca el inicio 
de su calendario civil. Ésta información procede de fuentes etnohistóricas, 
ya que Landa menciona que para la época de la conquista, el 16 de junio se 
iniciaba su año, haciendo la correlación al calendario gregoriano, 
corresponde a un 26 de junio, fecha en la que ocurre el segundo paso del 
Sol por el cenit en el norte de la península de Yucatán37 (Casares 2002b: 16 
y 17). Este movimiento solar, también fue representado en las páginas 75 y 
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36 Es el punto de la esfera celeste que se encuentra exactamente encima del observador. 
37 Este punto hay que tomarlo con reserva, ya que sólo es la única referencia al mismo y en términos 
etnográficos, muchas localidades, especialmente de Chiapas y Guatemala celebran en diferentes fechas 
su inicio de calendarios. Es probable que ese mismo sistema pudiera prevalecer durante los períodos 
prehispánicos, razón por la cual se pide tomar la información con reservas y en espera de nuevas 
evidencias arqueológicas que refuten o complementen la propuesta. 
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76 del códice Madrid en donde por medio de pies y puntos se hace un 
conteo calendárico, así como el lugar que ocupan los dioses ancianos al 
centro representa el cenit y las esquinas de donde parten los pies, el 
recorrido del Sol de su punto solsticial hacia el cenit (ilustración 8). 
 
 Existen otro tipo de orientaciones que se pueden apreciar en los 
observatorios y estructuras con alineaciones astronómicas. Estas 
orientaciones se llaman calendárico – astronómicas, y tienen comofunción 
seguir, coordinar y calibrar directamente el calendario civil y ritual con el 
movimiento del Sol y de otros astros, a través de los principios aritméticos y 
numéricos del calendario38 (Galindo 1993, 1994a, 1994b, 2000a, 2000b y 
2001). Y las mismas, parecen ser una respuesta a la discusión de cómo 
ajustaban su calendario con respecto al movimiento del Sol sin el principio 
del año bisiesto. 
 
 En los inicios de las investigaciones arqueoastronómicas, existía la 
discusión sobre la presencia de algunas alineaciones solares en estructuras 
que indicaban fechas sin aparente importancia astronómica, tales como el 9 
y el 29 de abril, el 2 de septiembre o el 4 de marzo entre otras, por lo que se 
trató de interpretarlas según los calendarios agrícolas mayas actuales39 y 
luego se procedió a agruparlas según la tendencia de la alineación que 
presentaran los ejes de las estructuras (Aveni 1980b), pero esos criterios 
clasificatorios no respondían a las fechas que se presentaban. 
 
 Según éstos criterios, en cuanto las fechas que presentaban, su 
explicación tenían como crítica que las propuestas no eran válidas para toda 
el área maya, ya que aunque para ese tiempo (en los años ochentas del siglo 
XX) éste tipo de alineaciones solares y sus fechas aparecían en diversos 
sitios del área maya y en algunas otros sitios del área mesoamericana. 
Etnográficamente, no todas las etnias mayas y las de otras regiones de 
Mesoamérica tienen las mismas fechas para sus calendarios agrícolas y su 
significado difiere en algunas casos. 
 
 En el caso de clasificar las orientaciones según la dirección que 
presentan los ejes centrales de las estructuras prehispánicas, su crítica radica 
!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
38 Estas orientaciones fueron descubiertas y llamadas calendárico – astronómicas por el arqueoastrónomo 
e investigador mexicano Jesús Galindo Trejo. 
39 Especialmente los pertenecientes a los mayas provenientes de la región central de Guatemala, véase 
Aveni 1991: 275-277. 
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en que justamente no se está tomando en cuenta la inclinación del Sol, lo 
cual afecta a las fechas que usemos, puesto que no serán las mismas y 
dependerán del lugar de observación. Esto se debe a que el Sol tiene un 
movimiento en forma de elíptica y su inclinación es igual a la latitud del 
lugar, es decir, si nos encontramos en Izapa, la latitud del lugar es de 15º, y 
su inclinación será de 15º respecto al cenit (vertical a 90º). 
 
 Debido a toda ésta problemática, las alineaciones calendárico – 
astronómicas, tienen como propuesta la clasificación de eventos 
astronómicos según los principios del calendario mesoamericano40. Este 
criterio no sólo puede ser usado para las estructuras astronómicas del área 
maya sino de toda el área mesoamericana. Como se mencionó al principio 
del capítulo, la principal aportación de la astronomía es el calendario y en 
las siguientes líneas veremos como funciona éste criterio con relación al 
calendario maya. 
 
 Pongamos como fecha de partida según nuestro calendario al 29 de 
abril, usando como ejemplo la alineación de la fachada oeste del Templo 
Redondo de Mayapán que ocurre en la misma fecha. Al llegar la fecha 
mencionada, desde el eje central de la entrada poniente del Templo 
Redondo podemos observar una hora antes del atardecer que el Sol se 
encuentra entre las dos jambas de la entrada (en el eje central) iluminando 
de manera directa al templo y a su entrada. Al dirigirse el Sol hacia su 
punto más al norte que es el solsticio de verano (el 21 de junio), 
transcurrirán 52 días y cuando regrese el Sol al punto de observación será 
un 13 de agosto, transcurriendo otros 52 días (Galindo 1994a: 143 y 
1994b). 
 
 Nótese que los intervalos de días entre una fecha y otra con respecto al 
evento solar del solsticio de verano es de 52, número que nos recuerda la 
cantidad de años solares o civiles que se necesitan para completar un siglo 
maya. Pero eso no es todo, si partimos de la segunda fecha en la que el Sol 
se alinea con la estructura, el 13 de agosto, y contamos el número de días 
que se necesitan para llegar nuevamente al 29 de abril, veremos que es de 
260 días, es decir, el número de días que tiene el calendario ritual. De ésta 
forma, vemos que con éste sistema, podemos llevar la cuenta dentro del 
calendario civil de 365 días al calendario ritual de 260 días. 
!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
40 Que es igual en forma, como ya se mencionó, se conforma de dos calendarios, uno ritual de 260 días y 
otro civil de 365 días. La aritmética es la misma, sólo cambia su significado cultural. 
! %%!
 
 Otro aspecto interesante del sistema propuesto por Jesús Galindo, es que 
tiene como pivote a un evento solar, como es el caso del solsticio de verano 
y propone que el inicio de la cuenta no es el 29 de abril sino el 13 de agosto, 
ya que es la fecha que según la correlación GMT tiene como origen el 
punto de partida de los mayas como se mencionó en un principio -13 de 
agosto-. Pero ésta no es la única fecha que contiene tal información y 
explicación, al respecto se han encontrado en el área maya tres tipos de 
fechas41 a las cuales les llamaremos familias, según las fechas a las que 
correspondan. 
 
 Otra familia encontrada de fechas con el mismo sistema corresponde a 
las estructuras alineadas al Sol el 12 de febrero y del 29 de octubre. El 
sistema es el mismo, pero con dos diferencias: el evento solar usado como 
pivote es el solsticio de invierno, ya que del 29 de octubre al 21 de 
diciembre transcurren aproximadamente unos 52 días, y del solsticio de 
inverno al 12 de febrero transcurren otros 52 días, teniendo que pasar 260 
días de ésta última fecha hasta el 29 de octubre para repetir el ciclo. Una 
característica de ésta familia, es que se encuentra mayormente en los sitios 
del altiplano central durante el Postclásico, como caso más emblemático se 
encuentra en el Templo del Sol en Malinalco42, cuyo eje de simetría se 
encuentra alineado con la salida el Sol en tales fechas. 
 
 Con éstas dos familias de alineaciones, ya tenemos una idea de cómo el 
año solar puede calibrar al año sagrado en funciones aritméticas exactas, 
pero no son las únicas familias ni en el área maya ni en el resto de 
Mesoamérica. Existieron otras dos con un sistema diferente al anterior, con 
sus diferencias y similitudes. Entre las similitudes se encuentra el uso de 
eventos solares como pivote, siendo los mismos que los anteriores, el 
solsticio de verano y el solsticio de invierno. Otra parecido es que dividen al 
año en porciones iguales dentro de los intervalos del calendario y aritmética 
!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
41 Hay que aclarar que éstas fechas no son exclusivas del área maya, de hecho se encuentran en toda el 
área mesoamericana. Del mismo modo que se comparte un calendario, se comparte un sistema de 
calibración y coordinación proporcionado por la astronomía, recalcando que su significado dependía de 
la cultura de cada etnia. 
42 Perteneciente a la cultura Azteca, en el postclásico. El templo era considerado como un santuario para 
las tropas de élite aztecas, es decir, para los guerreros tigre y jaguar. Al mismo tiempo, las fuentes 
etnohistóricas e históricas señalan al 2 de febrero como su inicio de año, que al hacer el ajuste a nuestro 
calendario gregoriano, correspondería con el 12 de febrero (Galindo 1994: 129 y 130). 
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maya. Las diferencias radican en las proporciones de división de días y las 
fechas del calendario, veamos como funcionan éstas diferencias: 
 
 Las fechas en las que ocurre éste sistema son la familia del 9 de abril y 2 
de septiembre y la familia del 9 de octubre y 4 de marzo. En el primer caso, 
del 9 de abril al solsticio de verano hay un lapso de 73 días, el mismo lapso 
se repite del solsticio de verano al 2 de septiembre y tendrán que pasar tres 
períodos más de 73 días (219 días) para completar el

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