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Libélulas e Caballitos de Água

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Los caballitos de agua y las libélulas —unas 
5.600 especies— se encuentran entre los 
insectos más populares del mundo. Pero en 
La Rioja apenas habían sido estudiados a 
pesar de ser uno de los grupos zoológicos 
más llamativos por sus bellos colores, sus 
inigualables vuelos acrobáticos, su singular 
biología y el importante rol que desempeñan 
en los ecosistemas acuáticos.
naturaleza
Las libélulas y los 
caballitos de agua de 
LA RIOJA
(38) 
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TEXTO: C. Zaldívar Ezquerro, T. Latasa Asso, P. C. Rodríguez Saldaña, J. I. Esquisábel Martínez, 
R. Zaldívar López, A. Correas Marín, S. Peñalva Abrisqueta
Grupo Zalandrana de Odonatología (ADEMAR-RIOJA)
POR QUÉ ODONATOS, ZIGÓPTEROS 
Y ANISÓPTEROS
Desde sus orígenes -hace de ello unos 325 mi-
llones de años- los caballitos de agua y las libé-
lulas son depredadores muy eficaces. Y precisa-
mente, la peculiar anatomía de sus mandíbulas 
fue lo que dio origen a su nombre científico: 
Odonata, que significa “mandíbula con dien-
tes como resultado de unir las palabras griegas 
odous (diente) y gnathos (mandíbula)”. Nom-
bre que fue acuñado por el naturalista danés 
Johan Christian Fabricius (1745-1808). 
Los zigópteros y anisópteros son los principa-
les subórdenes vivos de los odonatos y todas 
las especies europeas pertenecen a alguno de 
ambos. Esos dos nombres tienen relación con 
sus alas, muy grandes en relación con el tama-
ño de estos insectos.
Los caballitos de agua (o zigópteros, cuyo sig-
nificado es “alas unidas”) poseen alas delicadas, 
prácticamente iguales, que no permiten vue-
los de más de 35 km/hora y que, en reposo, 
permanecen unidas hacia atrás. Por su parte, 
las libélulas (o anisópteros, palabra que quie-
re decir “alas desiguales”) poseen alas robustas 
que facultan para volar hasta los 60 km/hora, 
las anteriores diferentes a las posteriores y que 
quedan extendidas en posición horizontal 
cuando están en reposo.
LARVAS Y ADULTOS
Las larvas de los caballitos y las de las libélulas 
no son iguales, pero comparten una característi-
ca única entre los insectos: la máscara. Un arma 
letal a modo de brazo articulado asociado a su 
boca y que proyectan hacia adelante en cuestión 
de milisegundos para capturar las presas. 
Los adultos también son inconfundibles. Ade-
más de por su excelente vista, los odonatos 
destacan por sus cuatro alas de movimiento 
independiente con las que pueden suspender-
se en el aire y volar en cualquier dirección; 
y por su larguísimo abdomen dotado de dos 
tipos de genitalias: la primaria, que, situada en 
su extremo posterior, contiene los ovarios o 
los testículos, y la secundaria (o aparato copu-
lador de los machos) apostada en la superficie 
inferior del segundo segmento abdominal.
De las 79 especies de odonatos de la 
Península Ibérica, 18 están recogidas 
en alguna categoría de amenaza. No 
es el caso de este macho de Sympetrum 
fonscolombii. Fotografía: E. Aguilar Gil.
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COMER ES LO PRIMERO
Los odonatos son muy buenos controladores 
de las poblaciones de artrópodos y consumen 
diariamente alrededor del 30% de su peso 
corporal en insectos. Las larvas capturan gran 
cantidad de animalillos acuáticos y los adul-
tos, muy poco excluyentes, cazan todo tipo de 
moscas, mosquitos, tábanos y demás insectos 
que no les superen en tamaño.
TERRITORIOS, CÓPULAS Y PUESTAS
No todos los odonatos son igual de sociables. 
En su madurez sexual, muchos machos de-
fienden activamente los lugares que reúnen 
condiciones para que las hembras hagan la 
puesta y se desarrollen los huevos depositados. 
Por lo general, áreas bien oxigenadas y con ve-
getación acuática.
El acoplamiento de las libélulas comienza con 
los preludios de identificación y prosigue con 
la persecución del macho hasta atrapar a la 
hembra. Si el macho no es rechazado, se for-
ma el tándem, en el que el macho agarra a 
la hembra cogiéndola por detrás de la cabeza 
con sus “pinzas” abdominales.
Después de unirse en tándem, el macho fe-
cunda a la hembra en la típica postura en for-
ma de corazón. En el trance, el macho elimi-
na el esperma de anteriores machos con unas 
estructuras especiales de su aparto copulador, 
únicas en el reino animal, asegurando así su 
propia descendencia.
Tras la cópula, la hembra comienza la pues-
ta insertando los huevos en el interior de la 
vegetación herbácea o en la corteza de los ár-
boles, pegando los huevos a la superficie de 
las plantas palustres, o dejándolos caer sobre el 
agua o los sedimentos. Las hembras hacen la 
puesta a solas o formando un tándem con el 
naturaleza
Las larvas de los odonatos cazan con la máscara, oculta en reposo en la zona inferior de la 
cabeza. Fotografía: E. Ruiz Baltanás.
(40) Las libélulas y los caballitos de agua de La Rioja
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macho, según las especies. En estado de huevo 
o larva pasan el invierno (excepto S. fusca). Y 
las larvas emergen en semanas o en varios años 
si las aguas son muy frías. Los adultos viven 
desde semanas hasta 3-4 meses. 
MITOS Y REALIDADES
El ser humano siempre se ha sentido atraído 
por los insectos grandes, estéticamente vis-
tosos y de colores llamativos. Y alrededor de 
ellos las diferentes sociedades han elaborado 
conjeturas sobre su utilidad y tradiciones sim-
bólicas, sorprendentemente vivas en pleno si-
glo XXI, unas veces a favor y otras en contra 
de su imagen real.
Las tradiciones positivas más enraizadas sobre 
los caballitos y libélulas se encuentran en el 
Extremo Oriente (Japón, China, India, Indo-
nesia, etc.), también en Tahití o Nuevo Mé-
xico, y simbolizan la victoria, la felicidad, la 
fuerza, el coraje, la pureza de las aguas o la 
ilusión. Y por eso están tan muy presentes en 
su arte y literatura. 
Sin embargo, a pesar de que los odonatos no 
son animales ponzoñosos, en las sociedades de 
cultura occidental predominan las denomina-
ciones peyorativas derivadas de las supersticio-
nes y mitologías medievales que ligaban a las 
libélulas y los caballitos de agua con el mal, el 
diablo o la muerte, y en menor medida con el 
amor. Tradiciones con connotaciones negati-
vas que han prevalecido sobre los escasos epi-
sodios culturales positivos como por ejemplo 
el Art Nouveau.
Las libélulas y caballitos de agua son 
insecticidas naturales a coste cero
Cópula de coenagriónidos. Obsérvese la típica postura en corazón que forman los cuerpos.
Fotografía: P.C. Rodríguez Saldaña.
(41) Las libélulas y los caballitos de agua de La Rioja
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Así, en Rumanía, la libélula era un caballo 
poseído por el diablo. En el Reino Unido, 
Estados Unidos y Australia las llaman popu-
larmente “zurcidoras del diablo” (devil’s darner) 
o “brujas del agua” (water witch); y en Francia, 
“agujas del diablo” (aiguille du diable), “marti-
llos del diablo” (marteau du diable) o “chupa-
sangres” (tire-sang). En el País Vasco optan por 
llamarlas “agujas de bruja” (sorgin-orratzak). 
Mientras que son minoritarios los nombres 
que hacen referencia a su belleza y delicadeza, 
como “señorita”, “bella dama” o “damisela” 
(mademoiselle, belle dame, damselfly).
En España, según ha estudiado la geolingüis-
ta Pilar García Mouton (1987), en el norte 
y oeste peninsular hay bastante uniformidad 
para denominar a las libélulas de una manera 
maléfica heredada de supersticiones y miedos 
medievales, pero esta forma de ver y nombrar 
a las libélulas se va desvaneciendo hacia el sur 
peninsular y torna en apelativos más amables. 
Así, lo que en el lenguaje rural del norte son 
“burras” o “caballitos del diablo”, “diablos”, 
“diablillos” o “diablicos”, pasan a ser en el sur 
“caballitos” o “caballetes de Santiago”, “-de 
Dios”, “-de río”, “-de agua” o simplemente 
“caballitos voladores” perdiendo toda conno-
tación maligna.
En concordancia con algunas tradiciones fran-
cesas, que advierten de que la libélula es hija o 
sirvienta de la serpiente y puede sacar losojos, 
hay localismos españoles que se hacen eco 
de estas mismas creencias, como por ejemplo 
“avisaculebras” o “sacaojos” en Navarra, “ca-
balo das quiebras” o “sacagüeyos” en Orense y 
naturaleza
A los caballitos del diablo es mejor 
llamarles caballitos de agua porque 
son inofensivos
Puesta colectiva de platicnemídidos. Obsérvese la postura vigilante erguida de los machos 
apoyados en las hembras. Fotografía: I. Mezquita Aramburu.
(42) Las libélulas y los caballitos de agua de La Rioja
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“caballo” o “caballico de culebra”, “sacaulls” y 
“cortaojos” en Huesca.
En La Rioja, el folclorista Javier Asensio 
García ha detectado los siguientes vocablos: 
“avión” en Cornago, “caballito de Santiago” 
en Viniegra de Abajo, “caballito del diablo” 
en Calahorra y Villavelayo, “cigarrera” en Ale-
sanco, “cigarrilla” en Enciso, “cisne” en Tor-
mantos, “jineta” en Santa Engracia de Jubera y 
“mojaculos” en Tobía.
ODONATOS Y ODONATÓLOGOS EN LA RIOJA
No obstante, en Europa hay una larga tradi-
ción en el estudio científico de los odonatos 
alejada de esos atavismos populares. En España, 
los primeros trabajos sobre libélulas se debie-
ron a la incansable labor prospectiva del jesuita 
Longinos Navás Ferrer (1858-1938), botánico 
y entomólogo catalán afincado en Zaragoza, 
fundador de la Sociedad de Entomología de 
España en 1918.
Y fue, precisamente Navás, quien entre 1902 
y 1924 organizó varias expediciones entomo-
lógicas por la otrora provincia de Logroño. 
Visitó Calahorra, Ortigosa de Cameros y Val-
vanera obteniendo las primeras citas odona-
tológicas de nuestra región. Encontró nueve 
especies en total: Calopteryx virgo, Pyrrhosoma 
nymphula, Onychogomphus forcipatus, Cordule-
gaster boltonii, Libellula quadrimaculata, Libellula 
depressa, Orthetrum brunneum, Sympetrum flaveo-
lum y Sympetrum striolatum.
Más de medio siglo después, una nueva espe-
cie se sumó a esa primera relación de libélulas 
riojanas. Fue el zigóptero Sympecma fusca y lo 
citó Arturo Compte Sart, pues en 1975 pu-
blicó un estudio haciendo referencia a ejem-
plares recolectados en la antigua provincia de 
Logroño.
En 1987, Francisco Javier Ocharan Larrondo, 
presentó en la Universidad de Oviedo la tesis 
doctoral “Los odonatos de Asturias y España. 
Aspectos sistemáticos y faunísticos”, y citó 
Anax imperator y Sympetrum fonscolombii por 
primera vez en nuestra Comunidad Autóno-
ma, especies que recolectó en julio de 1983 
en Arrúbal.
Casi diez años más tarde, los investigadores 
belgas Anny Anselin e Ivan Hoste, del Institu-
te of Nature Conservation y del Museumstra-
at, publicaron en 1996 los resultados de unas 
visitas realizadas por el Sistema Ibérico años 
atrás. El estudio contiene seis especies recogi-
das en un arroyo cercano a Pajares, pero sólo 
Onychogomphus uncatus y Orthetrum coerulescens 
fueron nuevas para el catálogo de odonatos de 
La Rioja.
La vida de las tres especies de calopterígidos de La 
Rioja depende de que los ríos y arroyos no estén 
contaminados. Fotografía: E. Ruiz Baltanás.
(43) Las libélulas y los caballitos de agua de La Rioja
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A estas 14 especies, Pablo C. Rodríguez Sal-
daña, entomólogo riojano, agregó en 2008 un 
nuevo anisóptero (Onychogomphus costae) re-
cogido en el monte Corvo de las afueras de 
Logroño. Un año después, Torralba-Burrial y 
Alonso-Naveiro (2009), de la Universidad de 
Oviedo, ampliaron significativamente el catá-
logo provisional de odonatos de La Rioja con 
diez nuevas especies halladas en el Parque Na-
tural de la Sierra de Cebollera: Lestes barbarus, 
Lestes dryas, Coenagrion caerulescens, Coenagrion 
puella, Ischnura graellsii, Ischnura pumilio, Ceria-
grion tenellum, Aeshna mixta, Aeshna cyanea y 
Sympetrum sanguineum.
Poco después, Torralba-Burrial y Ocharan-
Larrondo (2010) notificaron la presencia de 
Anax parthenope en nuestra región. Y por fin, 
el grupo riojano de odonatología Zalandrana, 
dentro del Plan de Investigación IER publi-
có en 2011 el artículo “Odonata provisional 
catalogue and biogeographical analysis in La 
Rioja (Spain)”, en el que aportamos al catá-
logo riojano 23 nuevas especies: Calopteryx 
xanthostoma, Calopteryx haemorrhoidalis, Lestes 
sponsa, Lestes virens, Lestes viridis, Ischnura ele-
gans, Enallagma cyathigerum, Coenagrion mercu-
riale, Coenagrion scitulum, Erythromma viridulum, 
Erythromma lindenii, Platycnemis acutipennis, 
Platycnemis latipes, Aeshna affinis, Aeshna juncea, 
Anax ephippiger, Boyeria irene, Gomphus similli-
mus, Gomphus pulchellus, Orthetrum nitidinerve, 
Orthetrum cancellatum, Sympetrum meridionale y 
Crocothemis erythraea.
Así pues, transcurrido más de un siglo desde 
que Navás publicara sus primeras referencias 
riojanas, el catálogo provisional de odonatos 
de La Rioja cuenta ya con 49 especies de pre-
sencia comprobada (23 zigópteros o caballitos 
de agua y 26 anisópteros o libélulas) distribui-
das en 8 familias, lo que supone más del 63 % 
de la fauna odonatológica española peninsular.
naturaleza
En La Rioja viven 23 especies de 
caballitos de agua y 26 de libélulas
Los ésnidos pueden alcanzar grandes 
velocidades y cazan al vuelo multitud de 
insectos. Fotografía: E. Aguilar Gil.
(44) Las libélulas y los caballitos de agua de La Rioja
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El suborden de los zigópteros en La Rioja está 
representado por 4 familias: caloptéridos (3 
especies), léstidos (6 especies), coenagriónidos 
(12 especies) y platicnemídidos (2 especies).
Y al suborden de los anisópteros en La Rioja 
pertenecen 4 familias: ésnidos (8 especies), 
gónfidos (5 especies), crodulegástridos (1 es-
pecie) y libelúlidos (12 especies).
FAMILIA CALOPTERÍGIDOS
Los tres Calopteryx de nuestra región son ca-
ballitos de entre 4,5 y 6 cm de longitud, de 
color uniforme con destellos metálicos verdes 
o azulados y alas teñidas de oscuro (como ahu-
madas). No son muy territoriales y viven en 
las aguas corrientes, soleadas y con abundante 
vegetación arbustiva en las orillas. Su vuelo es 
lento y se posan con las alas cerradas sobre las 
hojas bajas o en la vegetación emergente.
FAMILIA LÉSTIDOS
Los seis Lestes riojanos miden menos de 5 
cm de longitud, son muy parecidos entre sí, 
de tonos verdes y bronces metálicos a me-
nudo recubiertos parcialmente por una capa 
de pruina azulada. Posados mantienen sus alas 
entreabiertas y prefieren vivir en charcas y re-
mansos. Tienen gran capacidad de dispersión y 
suelen emerger a la vez en grandes cantidades.
Por su parte S. fusca es muy fácil de distinguir 
por su color marrón críptico. Además es el 
único odonato ibérico que inverna en estado 
adulto, y no en fase de huevo o larva.
FAMILIA COENAGRIÓNIDOS
En La Rioja hemos localizado doce especies 
de esta familia. Son delicados caballitos de 
agua con menos de 3,6 cm de largo y de dife-
rentes colores según los géneros. Así, Ischnura, 
Enallagma, Erythromma y Coenagrion combinan 
el azul celeste o verdoso con el negro, mien-
tras que en Pyrrhosoma y Ceriagrion predomina 
el rojo. En reposo, colocan las alas juntas y pa-
ralelas al abdomen. Son especies relativamente 
abundantes y viven en aguas estancadas o de 
corriente lenta con suficiente vegetación.
En nuestra región hay tres coenagriónidos en 
situación “Vulnerable” según el Libro Rojo 
de los invertebrados amenazados españoles: C. 
caerulescens, C. scitulum y C. mercuriale, esta últi-
ma incluida también en el Anexo II de la Di-
rectiva de Hábitats y en el Listado de Especies 
Silvestres en Régimen de Protección Especial.
FAMILIA PLATICNEMÍDIDOS
Los dos Platycnemis de La Rioja son caballitos 
de agua con menos de 3,7 cm de longitud. 
Se distinguen de los coenagriónidos por sus 
tibias posteriores ensanchadas y blanquecinas. 
Frecuentan las aguas corrientes. P. latipes tie-
Cordulegaster boltonii es una de nuestras 
libélulas más populares. Sólo vive en los 
arroyos de montaña con aguas limpias. 
Fotografía: P.C. Rodríguez Saldaña.
(45)Las libélulas y los caballitos de agua de La Rioja
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ne en nuestra región poblaciones abundantes, 
mientras que P. acutipennis es muy escaso.
FAMILIA ÉSNIDOS
Los ocho ésnidos riojanos son libélulas gran-
des de entre 5,5 y 8,4 mm de longitud, robus-
tas y con enormes ojos que se tocan frontal-
mente. El tórax y sus alas son muy potentes y 
el abdomen viste manchas de color azul, verde 
y pardo. 
Vuelan velozmente y con frecuencia se ale-
jan de los medios acuáticos para acercarse a 
los bosques a cazar insectos. Algunas tienden a 
ser crepusculares (B. irene, A. mixta, A. cyanea, 
etc.), otras son grandes migradoras, como A. 
ephippiger. 
Los adultos pueden llegar a vivir más de tres 
meses, dependiendo de la especie y las condi-
ciones climatológicas. Para reproducirse pre-
fieren aguas estancadas, salvo B. irene que es 
exclusiva de los arroyos de aguas limpias y A. 
cyanea, que lo hace en ambos medios. 
El estado larvario es largo. Dura varios meses 
o varios años, como en A. juncea, que figura en 
situación “Vulnerable”en Libro Rojo de los 
invertebrados amenazados españoles. Especie 
que en La Rioja solo habita en algunas turbe-
ras de la alta montaña ibérica amenazadas por 
el Calentamiento Global, por lo que debería 
incluirse en el Catálogo Regional de Especies 
Amenazadas de La Rioja.
FAMILIA GÓNFIDOS
En La Rioja están presentes dos géneros 
(Gomphus y Onychogomphus) y cinco especies. 
Son libélulas de mediano tamaño con colora-
ciones que combinan el negro y el amarillo o 
crema. Sus ojos no están unidos como en los 
ésnidos. Los machos de Onychogomphus sor-
prenden por sus enormes apéndices anales en 
forma de pinza.
Sus larvas prefieren las corrientes de agua. Los 
adultos -difíciles de ver- son solitarios y se po-
san normalmente sobre el suelo y las piedras 
de lugares abiertos.
Entre los gónfidos riojanos destaca O. costae, 
una especie muy mediterránea en expansión 
hacia el norte, incluida en estado “Vulnerable” 
naturaleza
Cuando la calidad de las aguas es baja, 
también son escasas las poblaciones 
de libélulas
Macho de Libellula depressa. En La Rioja 
es una libélula frecuente que no parece 
peligrar debido a su capacidad para 
dispersarse. Fotografía: P.C. Rodríguez 
Saldaña.
(46) Las libélulas y los caballitos de agua de La Rioja
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en el Libro Rojo de los invertebrados ame-
nazados españoles. Situación de amenaza que 
comparte con G. simillimus y O. uncatus.
FAMILIA CORDULEGÁSTRIDOS
Su único representante en La Rioja es C. bol-
tonii. Una libélula de hasta 8,5 cm de longi-
tud que podría confundirse con los aeshnidos, 
pero sus ojos sólo se tocan en un punto. Vive 
en los pequeños cursos de montaña con agua 
corriente y limpia. Las larvas pueden tardar en 
emerger hasta 7 años si el agua es muy fría. Es 
muy fácil observar en los arroyos soleados.
FAMILIA LIBELÚLIDOS
Es la mayor y más evolucionada familia de li-
bélulas. En La Rioja hemos encontrado cua-
tro géneros y doce especies. Son libélulas de 
tamaño pequeño y mediano. Los machos de 
Libellula alternan los colores azul y pardo os-
curo, en los de Orthetrum predomina el azul 
grisáceo, y en los Sympetrum y Crocothemis el 
rojo intenso; mientas que en todas las hem-
bras de la familia prevalecen los tonos ocres 
y amarillos.
Viven en todo tipo de masas de agua. El desa-
rrollo larvario puede durar de 1 a 3 años. Los 
machos pasan el día al sol, posados, vigilando 
su territorio, ahuyentando a otros machos y 
acechando a las presas. Hay especies que se 
alejan muy poco, pero otras se pueden encon-
trar lejos del agua o incluso migrar como S. 
fonscolombii.
En La Rioja resulta destacable S. flaveolum, 
especie con una distribución ibérica limitada 
a las cadenas montañosas de la mitad norte, 
recogida como “Vulnerable” en el Libro Rojo 
de los invertebrados amenazados de España. 
En esta misma situación se encuentra O. ni-
tidinerve, de la que sólo hemos encontrado un 
punto de reproducción en La Rioja.
PARA SABER MÁS
ZALDÍVAR-EZQUERRO, C.; LATASA-
ASSO, T.; RODRÍGUEZ-SALDAÑA, P.C.; 
ESQUISÁBEL-MARTÍNEZ, J.I.; ZALDÍ-
VAR-LÓPEZ, R. y CORREAS-MARÍN, 
A., Libélulas y caballitos de agua de La Rioja: 
(Odonata), IER, Logroño, 2014.
DIJKSTRA, K-D.B. Y LEWINGTON, R., 
(Eds.). Guía de campo de las libélulas de España 
y Europa, Ediciones Omega, Barcelona, 2013.
(47) Las libélulas y los caballitos de agua de La Rioja
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