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Mitos Clássicos no Quijote

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Presencia de mitos y personajes míticos clásicos en el Quijote1. 
Juan Antonio López Férez 
Univ. Nacional de Educación a Distancia 
En los dos Congresos anteriores me ocupé de algunos dioses de la mitología clásica 
en nuestro escritor 2 y de otras influencias míticas en las obras cervantinas 3. Partimos, 
también ahora, de la lista de personajes recogida en la edición de A. Valbuena 4 y 
nos basamos siempre en la lectura directa de los textos, ofreciendo una primera versión 
de lo que desea ser un trabajo más amplio cuando consultemos todo el texto cervantino 
informatizado. 
En esta ocasión, siguiendo el mismo método, abordaré otros datos que corroboran 
la presencia e influencia de personajes y mitos clásicos en el Quijote. Como ya dijimos 
en ocasiones anteriores, de acuerdo con lo que es norma en numerosos autores del 
siglo de Oro, los personajes míticos aparecen, por lo común, con el nombre latino. 
Veremos que Cervantes muestra un buen conocimiento de los mitos clásicos, 
recogiéndolos y utilizándolos en distinta medida y con intención diversa, no pocas 
veces con indudable ironía. 
I. Un primer apartado puede comprender las menciones de dioses, mayores y menores, 
y seres divinos o asimilados. En nuestra exposición, procuramos atenemos a la cronología 
relativa de las generaciones. 
1. D e Forcis y Ceto, hijos de Tierra y Ponto, nacieron las Górgonas, tres desde 
Hes íodo 5 . D e entre ellas sólo Medusa es mortal: violada por Posidón quedó encinta 
de Crisaor y Pegaso. Llegado el momento, Perseo le cortó la cabeza a Medusa, de 
cuyo cuello brotaron esos dos hijos que llevaba en su seno. Tanto las tres Górgonas 
cuando estaban en vida, como la cabeza de Medusa una vez muerta, petrificaban 
a quien las miraba de frente. 
Medusa es mencionada tres veces por nuestro escritor: una de ellas en la excelsa 
obra que estamos comentando. Efectivamente, D o n Quijote, en el episodio en que 
se cuenta la agradable historia del mozo de muías, le dice así a quien cree hija 
ACTAS IX - ASOCIACIÓN CERVANTISTAS. Juan Antonio LÓPEZ FÉREZ. Presencia de mitos...
de la señora del castillo: "Perdonadme, buena señora, y recogeos en vuestro aposento, 
y no queráis, con significarme más vuestros deseos, que yo me muestre más 
desagradecido; y si del amor que me tenéis halláis en mí otra cosa con que satisfaceros, 
que el mismo amor no sea, pedídmela; que yo os juro por aquella ausente enemiga 
dulce mía de dárosla incontinente, si bien me pidiésedes una guedeja de los cabellos 
de Medusa, que eran todos culebras, o ya los mismos rayos del sol, encerrados 
en una redoma" 6. El texto alude, en cierto modo, a las espantosas serpientes, a manera 
de cabellos, de que estaban dotados tan espantosos monstruos. 
2. Venus (la Afrodita de los griegos) nació de la espuma formada por los órganos 
sexuales de Urano, castrado por su hijo Crono. Diosa bastante citada en las obras 
cervantinas, sólo la tenemos en dos secuencias de la genial obra que estamos exarninando. 
De una de ellas hablaremos al ocupamos de Marte, con quien la divinidad tuvo amores 
i l ícitos 7 ; de la otra, cuando tratemos de Diana 8 . 
3. Entre los dioses de la tradición clásica, Júpiter ocupa un lugar relevante en 
Cervantes: en diversas secuencias se mencionan sus atributos (rayo, trueno, lluvia), 
sin incidir, en cambio, en su papel predominante entre los dioses. 
Las cuatro secuencias registradas en el Quijote están repartidas en dos páginas 
seguidas. Es un claro ejemplo de amontonamiento estilístico, de la llamada ley de 
la convergencia. Por boca del Barbero nos enteramos de un hecho singular a propósito 
de la casa de locos de Sevilla, donde un loco furioso le dice así a un licenciado, 
loco también, que aparentemente había recobrado la razón: 
"-¿Vos bueno? -di jo el loco-. Ahora bien, ello dirá: andad con Dios; pero no yo 
os voto a Júpiter, cuya majestad yo represento en la Tierra, qupe por solo este pecado 
que hoy comete Sevilla en sacaros de esta casa y en teneros por cuerdo, tengo que 
hacer tal castigo en ella, que quede memoria de él por todos los siglos de los siglos, 
amén ¿No sabes tú, licenciadillo menguado, que soy Júpiter Tonante, que tengo en 
mis manos los rayos abrasadores con que puedo y suelo amenazar y destruir el mundo? 
Pero con una sola cosa quiero castigar a este ignorante pueblo; y es en no llover 
en él ni en todo su distrito y contorno por tres enteros años, que se han de contar 
desde el día y punto en que ha sido hecha esta amenaza en adelante. ¿Tú libre, 
tú sano, tú cuerdo, y yo loco, y yo enfermo, y yo atado...? Así pienso llover como 
pensar ahorcarme". 
A las voces y a las razones del loco estuvieron los circunstantes atentos; pero 
nuestro licenciado, volviéndose a nuestro capellán y asiéndole de las manos, le dijo: 
- " N o tenga vuesa merced pena, señor mío, ni haga caso de lo que este loco 
ha dicho; que si él es Júpiter y no quiere llover, yo, que soy Neptuno, el padre 
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y dios de las aguas, lloveré todas las veces que se me antoje y fuere menester. 
A lo que respondió el capellán: 
-Con todo eso, señor Neptuno, no será bien enojar al señor Júpiter: vuesa merced 
se quede en su casa, que otro día cuando hay más comodidad y más espacio vendremos 
por vuesa merced " 9 . 
4. Una vez que Júpiter impuso su poder supremo sobre todos los dioses, vino 
el reparto de la enorme herencia: cielo y tierra (Júpiter), mar ( Neptuno), regiones 
infernales (Plutón, el Hades de los griegos). Plutón, pues, es dios y señor de los 
infiernos, y, asimismo, por metonimia, indica los lugares donde gobierna con mano 
inflexible. De Plutón hemos localizado dos apariciones en donde se le da el apelativo 
de D i t e 1 0 : ambas guardan la misma estructura y disposición, una en poesía y otra 
en prosa. 
La ninfa que venía con el espíritu de Merlín se expresa de este modo: 
Y o soy Merlín, aquel que las historias 
dicen que tuve por mi padre al diablo 
En las cavernas lóbregas de Dite, 
donde estaba mi alma entretenida 
en formar ciertos rombos y caráteres, 
l legó la voz doliente de la bella 
y sin par Dulcinea del Toboso . . . 1 1 . 
Bastante después, uno de los que había sentados a un lado del patio, con cetro 
y corona, y que parecían reyes, se expresó así: "¡Oh tú Radamanto, que conmigo 
juzgas en la cavernas lóbregas de Dite!, pues sabes todo aquello que en los inescrutables 
hados está determinado acerca de volver en sí esta doncella, dilo, y decláralo luego, 
porque no se nos dilate el bien que con su nueva vuelta esperamos" 1 2 . 
5. En el mundo subterráneo, bajo el mando de Plutón, viven condenados para 
siempre personajes míticos de gran relevancia 1 3 : Tántalo, Sísifo, Ticio, Ixión y las 
Danaides 1 4 . Los cinco nombres aparecen citados en dos ocasiones dentro de nuestro 
escritor 1 5 : una de ellas la leemos en la excelsa novela, donde se ponen los versos 
desesperados del difunto pastor, precisamente en la canción de Grisóstomo: 
Venga, que es tiempo ya, del hondo abismo 
Tántalo con su sed; Sísifo venga 
con el peso terrible de su canto; 
Ticio traya su buitre, y ansimismo 
con su rueda Egión no se detenga, 
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ni las hermanas que trabajan tanto, 
y todos juntos su mortal quebranto 
trasladen en mi pecho, y en voz baja 
- si ya a un desesperado son debidas- , 
canten obsequias tristes, doloridas, 
al cuerpo, a quien se niegue aún la mortaja. 
Y el portero infernal de los tres rostros, 
con otras mil quimeras y mil monstruos, 
lleven el doloroso contrapunto; 
que otra pompa mejor no me parece 
que la merece un amador difunto 1 6 . 
N o podemos extendernos en un comentario detenido de estos versos, donde, de 
forma compendiaría, se recogen datos esenciales sobre dichos condenados: la sed 
de Tántalo 1 7 , la roca de Sís i fo 1 8 , el buitrede Tic io 1 9 , la rueda de Ix ión 2 0 , las hermanas 
Dana ides 2 1 sometidas a trabajos constantes. Además, alusiones implícitas a Cerbero 
y la Quimera 2 2 . 
6. Marte, hijo de Júpiter y Juno y dios de la guerra, es una de las divinidades 
más mencionadas por el escritor. U n pasaje del Quijote recoge los amores adúlteros 
de dicho dios con Venus. Efectivamente, el héroe manchego, viéndose enredado en 
unas redes de hilo verde, le dijo así a Sancho respecto a unos imaginados encantadores 
que le perseguían: "...Pues mandóles yo que aunque estas redes, si como son hechas 
de hilo verde fueran de durísimos diamantes, o más fuertes que aquella con que 
el celoso dios de los herreros enredó a Venus y a Marte, así las rompiera como 
si fueran de juncos marinos o de hilachas de a lgodón" 2 3 . 
En otro lugar, a señor y escudero, tras oír, con gran agrado, el sonido del agua, 
les llegó el desagradable ruido de unos golpes a compás, con cierto crujir de hierros 
y cadenas, de tal modo que a cualquiera le hubiera causado pavor. Pero el famoso 
hidalgo le recuerda a Sancho que ha nacido en la edad de hierro para resucitar la 
de oro; para él están preparados los peligros, las hazañas, los valerosos hechos; 
refiriéndose a los ruidos y estruendos que les rodeaban afirmó: "las cuales cosas, 
todas juntas y cada una por sí, son bastantes a infundir miedo, temor y espanto en 
el pecho del mismo Marte, cuanto más en aquel que no está acostumbrado a semejantes 
acontecimientos y aventuras.. ." 2 4 . 
7. En la famosa obra aparecen una vez las Musas, hijas de Júpiter (Zeus) y Mnemósin 
e 2 5 . Encontrándose en la casa de don Diego de Miranda (el Caballero del Verde 
Gabán), el hidalgo manchego mantuvo amable conversación con el hijo del dueño 
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llamado don Lorenzo, estudiante aventajado que recitó unos versos y la glosa a los 
mismos. Tras oírlos, se puso en pie don Quijote, y, con voz levantada que parecía 
grito, afirmó: "¡Viven los cielos donde más altos están, mancebo generoso, que sois 
el mejor poeta del orbe, y que merecéis estar laureado, no por Chipre ni por Gaeta, 
como dijo el poeta, que Dios perdone, sino por las academias de Atenas, si hoy 
vivieran, y por las que hoy viven de París, Bolonia y Salamanca! Plegué al Cielo 
que los jueces que os quitaren el premio primero, Febo los asaetee y las Musas 
jamás atraviesen los umbrales de sus casas. Decidme, señor, si sois servido, algunos 
versos mayores. . ." 2 6 . 
8. Apolo, hijo de Júpiter y Latona, es la segunda divinidad en número de apariciones 
dentro de las obras cervantinas. En el Quijote lo hallamos citado, ya por su nombre, 
ya con el de Febo. 
Siguiendo una tradición literaria que se remonta a Eurípides, al menos, Apolo se 
nos presenta como sinónimo del sol. Así lo hallamos en diversos lugares, de los 
que seleccionamos algunos. 
He aquí cómo el autor, antes de referirse al momento en que Sancho tomara posesión 
de la ínsula Barataría, expresa sus sentimientos: "¡Oh perpetuo descubridor de los 
antípodas, hacha del mundo, ojo del cielo, meneo dulce de las cantimploras, Timbrio 
aquí, Febo allí, tirador acá, médico acullá, padre de la Poesía, inventor de la Música, 
tú que siempre sales y, aunque lo parece, nunca te pones! A ti digo, ¡oh Sol, con 
cuya ayuda el hombre engendra al hombre!; a ti digo que me favorezcas, y alumbres 
la oscuridad de mi ingenio, para que pueda discurrir por sus puntos en la narración 
del gobierno del gran Sancho Panza: que sin ti, yo me siento tibio, desmalazado 
y confuso" 2 7 . 
En otro lugar leemos lo que el hidalgo manchego iba diciendo consigo mismo:"Apenas 
había el rubicundo Apolo tendido por la faz de la ancha y espaciosa tierra las doradas 
hebras de sus hermosos cabel los . . ." 2 8 . 
En una secuencia se menciona, incluso, el carro de Apolo, evidente alusión al 
propio del Sol: "Llegó la noche, esperada de D o n Quijote con la mayor ansia del 
mundo, pareciéndole que las ruedas del carro de Apolo se habían quebrado, y que 
el día se alargaba más de lo acostumbrado.. ." 2 9 . .En la misma línea, dentro de los 
Laudos introductorios, hay un soneto en que Amadís de Gaula se dirige a Don Quijote, 
y en donde el primer terceto menciona los caballos del dios: 
vive seguro de que eternamente, 
en tanto, al menos, que en la cuarta esfera 
sus caballos aguje el rubio Apolo, 
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tendrás claro renombre de valiente; 
tu patria será en todas la primera; 
tu sabio autor, al mundo único y s o l o 3 0 . 
Apolo es, desde la Antigüedad grecorromana, protector de la poesía y de los buenos 
poetas. Dentro de esta advocación encontramos una hipérbole manifiesta en el pasaje 
en que el Cura, hablando de La Diana de Gil Polo, pide que "se guarde como si 
fuera del mismo Apolo . . ." 3 1 . 
Otra secuencia parecida se desprende del pasaje en que Don Quijote decide hacerse 
pastor. En efecto, con encendidas palabras defiende la vida pastoril y habla de las 
ventajas que recibirán, tanto él como su escudero, cuando vivan por los montes, selvas 
y prados: "Daránnos con abundantísima mano de su dulcísimo fruto las encinas, 
asientos los troncos de los durísimos alcornoques, sombra los sauces, olor las rosas, 
alfombras de mil colores matizadas los extendidos prados, aliento el aire claro y 
puro, luz la luna y las estrellas, a pesar de la oscuridad de la noche; gusto el canto, 
alegría el lloro, Apolo versos, el amor conceptos, con que podremos hacemos eternos 
y famosos, no sólo en los presentes, sino en los venideros s ig los" 3 2 . 
Finalmente, el Caballero del Febo se dirige a D o n Quijote de este modo: 
A vuestra espada no igualó la mía, 
Febo español, curioso cortesano, 
ni a la alta gloria del valor mi mano, 
que rayo fue do nace y muere el d ía . . . 3 3 
9. Hermana gemela de Apolo es Diana, la casta diosa que recorre los bosques 
y protege a los animales 3 4 . Altisidora, doncella de la Duquesa, dirigiéndose a Don 
Quijote, habla de este modo, quejándose de que el caballero le hubiera quitado tres 
tocadores y unas ligas: 
Tú has burlado, monstruo horrendo, 
la más hermosa doncella 
que Diana vio en sus montes 
que Venus miró en sus selvas. 
Cruel Vireno, fugitivo Eneas, 
Barrabás te acompañe: allá te avengas^5. 
Evidente interés histórico-cultural tiene la mención del fanático que prendió fuego 
al Artemision de Éfeso, puesta en boca de D o n Quijote: "También viene con esto 
lo que cuenta de aquel pastor que puso fuego y abrasó el templo famoso de Diana, 
contado por una de las siete maravillas del mundo, sólo porque quedase vivo su 
nombre en los siglos venideros; y aunque se mandó que nadie le nombrase, ni hiciese 
por palabra o por escrito mención de su nombre porque no consiguiese el fin de 
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su deseo, todavía se supo que se llamaba Eróstrato" 3 6 . 
10. A m o r 3 7 , con más de sesenta contextos, junto con el sinónimo Cupido, que 
aparece en otros quince ejemplos, es la divinidad más citada en Cervantes. Nos ceñimos, 
naturalmente, al Quijote donde contamos con unas veinte secuencias, al menos. N o s 
detendremos sólo en lo más relevante. En verso, hemos localizado catorce ejemplos 3 8 . 
En la canción de Grisóstomo el difunto pastor, ciegamente enamorado de la pastora 
Marcela, exponía de esta guisa sus penas amorosas: 
...Diré que va acertado el que bien quiere, 
y que es más libre el alma más rendida 
a la de Amor antigua tiranía. 
Diré que la enemiga siempre mía 
hermosa el alma como el cuerpo tiene, 
y que su olvido de mi culpa nace, 
y que en fe de los males que nos hace, 
Amor su imperio en justa paz mantiene. . . 3 9 
A la tiranía de Amor se refiere también Ambrosio, cuando, una vez enterrado 
Grisóstomo, alude al epitafio que pensaba poner enla losa correspondiente: 
Yace aquí de un amador 
el mísero cuerpo helado, 
que fue pastor de ganado, 
perdido por desamor. 
Murió a manos del rigor 
de una esquiva hermosa ingrata, 
con quien su imperio dilata 
la tiranía de A m o r 4 0 . 
Destaca, asimismo, el soneto en que un aparente mozo de muías habla de Amor: 
Que amor sus glorias venda 
caras, es gran razón y es trato justo; 
pues no hay más rica prenda 
que la que se quilata por su gusto; 
y es cosa manifiesta 
que no es de estima lo que poco cuesta 4 1 . 
Entre los pasajes en prosa, he aquí lo que nos dice Sancho, seguido de las palabras 
de Don Quijote: 
" - Maravillado estoy, señor, de la desenvoltura de Altisidora, la doncella de la 
duquesa: bravamente la debe de tener herida y traspasada aquel que llaman Amor, 
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que dicen que es un rapaz ceguezuelo que, con estar legañoso, o, por mejor decir, 
sin vista, si toma por blanco un corazón, por pequeño que sea, lo acierta y traspasa 
de parte a parte con sus flechas. He oído decir también que en la vergüenza y recato 
de las doncellas se despuntan y embotan las amorosas saetas; pero en esta Altisidora 
más parece que se aguzan que despuntan. 
-Advierte, Sancho - dijo D o n Quijote-, que el amor ni mira respetos ni guarda 
términos de razón en sus discursos, y tiene la misma condición que la muerte; que 
así acomete los altos alcázares de los reyes como las humildes chozas de los pastores, 
y cuando toma entera posesión de una alma, lo primero que hace es quitarle el temor 
y la vergüenza; y así, sin ella, declaró Altisidora sus deseos, que engendraron en 
mi pecho antes confusión que lást ima". 4 2 
Cervantes usa bastante el sobrenombre de Cupido con que es denominado Amor: 
hallamos descripciones de su aspecto físico y atributos, de sus leyes inviolables, de 
su función como médico de males amorosos. Limitándonos al Quijote, ciertos pasajes 
nos hacen pensar en repertorios menores, en los que aparecería la figura de Cupido. 
Podemos deducirlo a partir de la precisión y detalles ofrecidos sobre ciertos atavíos, 
como en la descripción de la carreta de las Cortes de la Muerte: "La primera figura...fue 
la de la misma Muerte;...A los pies de la Muerte estaba el dios que llaman Cupido, 
sin venda en los ojos, pero con su arco, carcaj y saetas...". Esta visión causó espanto 
a Rocinante y al rucio de Sancho; D o n Quijote cayó al suelo, y, en seguida, se 
nos cuenta cómo bajaron de la carreta los personajes: "Allí saltaron la Muerte, el 
Emperador, la Reina, el dios Cupido. . ." 4 3 . 
En las bodas de Camacho se nos da todo tipo de indicaciones sobre Cupido: " 
Tras ésta entró otra danza de artificio y de las que llaman habladas. Era de ocho 
ninfas, repartidas en dos hileras: de la una hilera era guía el dios Cupido, y de la 
otra, el Interés; aquél, adornado de alas, arco, aljaba y saetas; éste, vestido de ricos 
y diversos colores de oro y seda. Las ninfas que al Amor seguían traían a las espaldas 
en pergamino blanco y letras grandes escritos sus nombres. "Poesía" era el título 
de la primera; el de la segunda "Discreción"; el de la tercera, "Buen linaje"; el de 
la cuarta, "Valentía". Del mismo modo venían las que al Interés seguían;... 
Hacíanles el son cuatro diestros tañedores de tamboril y flauta. Comenzaba la danza 
Cupido, y habiendo hecho dos mudanzas, alzaba los ojos y flechaba el arco contra 
una doncella que se ponía entre las almenas del castillo, a la cual de esta suerte 
dijo: 
-Yo soy el dios poderoso 
en el aire y en la tierra 
y en el ancho mar undoso 
y en cuanto el abismo encierra 
en su báratro espantoso. 
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Nunca conocí qué es el miedo; 
todo cuanto quiero puedo, 
aunque quiera lo imposible, 
y en todo lo que es posible 
mando, quito, pongo y vedo" 
...Salió luego el Interés...y... dijo: 
-Soy quien puede más que Amor, 
y es Amor el que me guía... 4 4 . 
11. Entre las divinidades menores, según los estudiosos de mitología, figura Sileno, 
anciano Sát iro 4 5 , hijo de Mercurio, o de Pan, y una ninfa; en la tradición literaria 
y artística es representado ebrio y montado a lomos de un asno, sobre el que, dado 
su estado, a duras penas puede mantenerse. Es acompañante habitual de Baco, a 
quien se lo había regalado el rey Midas. 
Una vez está registrado en nuestro autor, concretamente en la obra que estudiamos. 
Don Quijote, maltrecho por los golpes que le habían dado los arrieros yangüeses, 
le pide a su escudero ser transportado por el rucio a algún castillo donde pudiera 
ser curado de sus heridas: " -...Y más, que no tendré a deshonra la tal caballería, 
porque me acuerdo haber leído que aquel buen viejo Sileno, ayo y pedagogo del 
alegre dios de la risa, cuando entró en la ciudad de las cien puertas, iba, muy a 
su placer, caballero sobre un muy hermoso asno. 
-Verdad será que él debía de ir caballero, como vuestra merced dice -respondió 
Sancho-; pero hay grande diferencia de ir caballero al ir atravesado como costal de 
basura" 4 6 . 
12. Caronte es para algunos estudiosos un viejo dios de los muertos; por lo demás, 
carece de genealogía comúnmente aceptada. En la literatura gr i ega 4 7 resulta ser el 
barquero que, atravesando la laguna - o algún río- infernal, transporta las almas 
hasta el reino de las sombras. Lo representan cual anciano de apariencia horrenda 
y repulsiva que exigía previamente el pago por el viaje. 
D e Caronte hemos localizado cuatro citas en nuestro autor, tres en poesía y una 
en prosa; ésta, precisamente, en la obra que revisamos. Es el momento en que D o n 
Quijote se enfrenta a la carreta de "Las cortes de la Muerte" con estas palabras: 
"-Carretero, cochero, o diablo, o lo que eres, no tardes en decirme quién eres, a 
dó vas y quién es la gente que llevas en tu carricoche, que más parece la barca 
de Carón que carreta de las que se usan" 4 8 . 
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13. Los manuales de mitología no suelen citar a Fama entre las divinidades 4 9 . 
Tenemos un precedente en la V o z 5 0 homérica y en la Femé de H e s í o d o 5 1 . D e la 
lectura de diversas fuentes puede deducirse que es de extrema rapidez, difunde tanto 
lo verdadero como lo falso, de noche se sitúa entre el cielo y la tierra, y de día 
sobre las altas torres. 
Dos veces vez, al menos, figura en la obra estudiada 5 2 . Dentro del soneto de Don 
Belianís de Grecia tenemos lo siguiente: 
Hazañas di a la Fama que eternice; 
fui comedido y regalado amante; 
fue enano para mí todo gigante 
y al duelo en cualquier punto satisfice. . . 5 3 . 
II. Recogemos en este punto los personajes míticos relacionados con Argos o 
Esparta. 
a. En primer lugar, Argos Panoptes, es decir, el "que todo lo ve". D e genealogía 
discutida, estaba dotado de múltiples ojos; por orden de Juno se convirtió en vigilante 
permanente de lo, amada por Júpiter y transformada en vaca tras haberse quedado 
encinta; por su actitud inflexible, suscitó la ira del padre de los dioses, hasta el punto 
de recibir la muerte de manos de Mercurio, llamado por eso Argifonte, es decir, 
"matador de Argos". 
Contamos con una secuencia en el Quijote. Es el momento en que el morisco 
Ricote, refiriéndose a don Bernardino de Velasco, encargado de la expulsión de los 
moriscos, afirma: "Y así, con prudencia, con sagacidad, con diligencia y con medios 
que pone, ha llevado sobre sus fuertes hombros a debida ejecución el peso de esta 
gran máquina, sin que nuestras industrias, estratagemas, solicitudes y fraudes hayan 
podido deslumhrar sus ojos de Argos, que continuo tiene alerta, porque no se le 
quede ni encubra ninguno de los nuestros, que como raíz escondida, que con el tiempo 
venga después a brotar y a echar frutos venenosos en España, ya limpia, ya desembarazada 
delos temores en que nuestra muchedumbre la tenía. . ." 5 4 . 
b. Los Dioscuros (propiamente, los "hijos de Zeus" 5 5 ) son personajes ligados a 
Esparta, donde era rey Tindáreo, casado con Leda, y padre, putativo, al menos, de 
Helena, Clitemnestra y de los dos famosos gemelos, Castor y Polideuces. La tradición 
literaria los ofrece juntos con frecuencia: participaron en gestas muy famosas, como 
el viaje de los Argonautas y la caza del Jabalí de Calidón; en cambio, no tomaron 
parte en la guerra de Troya. Defendieron el honor de su hermana Helena, cuando, 
siendo casi una niña, fue raptada por Teseo: invadieron Atenas, rescataron a Helena 
e incluso se llevaron consigo a la madre del rey ateniense. 
Una vez tan sólo los hemos encontrado en las obras cervantinas, precisamente 
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en el Quijote. El protagonista le dice a Sancho: "...Y no me repliques más; que en 
sólo pensar que me aparto y retiro de algún peligro, especialmente de éste, que parece 
que lleva algún es no es de sombra de miedo, estoy ya para quedarme, y para aguardar 
aquí solo no solamente la Santa Hermandad que dices y temes, sino a los hermanos 
de las doce tribus de Israel, y a los siete Macabeos, y a Castor y Pólux, y aun 
a todos los hermanos y hermandades que hay en el mundo" 5 6 . 
III. Siguen ahora los personajes relacionados con Tebas u otras partes de Beocia. 
a.Cadmo, mítico fundador de Tebas, tuvo varias hijas, una de las cuales fuese 
Autónoe, casada con Aristeo: de la unión nació Acteón, famoso cazador que, tras 
ser transformado en ciervo por haber visto a Diana desnuda, fue devorado por sus 
propios perros 5 7 . Hemos localizado una sola aparición en Cervantes, concretamente 
en el Quijote. El protagonista le responde a una jovencita vestida de pastora: "-Por 
cierto, hermosísima señora, que no debió de quedar más suspenso ni admirado Anteón 
cuando vio al improviso bañarse en las aguas a Diana, como yo he quedado atónito 
en ver vuestra bel leza. . ." 5 8 . 
b. Hércules, el héroe más importante de los h e l e n o s 5 9 , ocupa en Cervantes un 
lugar de honor. Es el héroe más nombrado: quince menciones directas 6 0 , al menos, 
y, además, otras veinte referentes a personajes y hechos íntimamente relacionados 
con él. 
1) Como preámbulo podríamos partir de la noticia de que la malicia ha calumniado 
a los varones más ilustres. Así lo expresa nuestro hidalgo: "- Mira Sancho - dijo 
don Quijote-; dondequiera que está la virtud en eminente estado, es perseguida...De 
Hércules, el de los muchos trabajos, se cuenta que fue lascivo y muel le" 6 1 . 
2) Con respecto a todos los trabajos del ilustre héroe, los érga, es significativo 
lo que el Caballero del Bosque le dice a Don Quijote: "Finalmente, señor caballero, 
quiero que sepáis que mi destino, o, por mejor decir, mi elección, me trajo a enamorar 
de la sin par Casildea de Vandalia. Llamóla sin par porque no le tiene, así en la 
grandeza del cuerpo como en el extremo del estado y de la hermosura. Esta tal Casildea, 
pues, que voy contando pagó mis buenos pensamientos y comedidos deseos con hacerme 
ocupar, como su madrina a Hércules, en muchos y diversos peligros, prometiéndome 
al fin de cada uno que en el fin del otro llegaría el de mi esperanza; pero así se 
han ido eslabonando mis trabajos, que no tienen cuento, ni yo sé cuál ha de ser 
el último que dé principio al cumplimiento de mis buenos deseos. Una vez me mandó 
que fuese a desafiar a aquella famosa giganta de Sevilla, llamada la Giralda;...a tomar 
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en peso las antiguas piedras de los valientes Toros de Guisando;...que me precipitase...en 
la sima de Cabra..." 6 2 . 
3) Cuando Hércules, regresando desde Hesperia (luego llamada Hispania) hacia 
la Hélade con las vacas de Gerión, cruzaba Italia, Caco, un personaje de la mitología 
lat ina 6 3 , hijo de Vulcano, le robó algunos animales y los introdujo en una cueva 
haciéndoles marchar hacia atrás, de tal modo que las huellas de las pisadas inducían 
a gran confusión. El héroe, finalmente, se enfrentó a Caco y lo mató. 
Cuatro veces , al menos, se menciona a Caco en el Quijote. Recogemos las más 
destacadas: 
-Leemos en el prólogo entre las reflexiones del autor: "Si tratareis de ladrones, 
y o os daré la historia de Caco, que la sé de coro" 6 4 . 
-Durante la primera salida, cuando ya anochecía el primer día, nuestro hidalgo 
llegó extenuado hasta una venta, que le pareció castillo. El dueño le aseguró que 
no disponía de lecho alguno libre: "Viendo D o n Quijote la humildad del alcaide 
de la fortaleza, que tal le pareció a él el ventero y la venta, respondió: 
-Para mí, señor castellano, cualquiera cosa basta, porque mis arreos son las armas, 
mi descanso el pelear, etcétera. 
Pensó el huésped que el haberle llamado castellano había sido por haberle parecido 
de los sanos de Castilla, aunque él era andaluz, y de los de la playa de Sanlúcar, 
no menos ladrón que Caco, ni menos maleante que estudiante o paje" 6 5 . . . 
-Por su lado, en el escrutinio de la librería del hidalgo manchego, a propósito 
del Espejo de caballerías, se nos dice: "— Ya conozco a su merced - dijo el Cura-. 
Ahí anda el señor Reinaldos de Montalbán con sus amigos y compañeros, más ladrones 
que Caco, y los doce pares, con el verdadero historiador Turpín.. ." 6 6 . 
4) El undécimo trabajo consistió en apoderarse de las manzanas de oro de las 
Hespérides, hijas de la N o c h e 6 7 . En su viaje desde Micenas hasta los lugares en 
que se encontraban las Hespérides, Hércules recorrió el norte de África, donde entabló 
feroz combate con Anteo, hijo de Posidón y de Tierra, que cobraba una fuerza 
sobrehumana cada vez que entraba en contacto con su madre. El héroe consiguió 
dominarlo, vencerlo y ahogarlo, teniéndolo en volandas sin permitir que rozara el 
suelo. 
Contamos con dos apariciones del mítico personaje en la inmortal obra. El escritor 
está explicando cómo, de las muchas lectura y poco sueño, se volvió loco Don Quijote: 
"Mejor estaba con Bernardo del Carpió, porque en Roncesvalles había muerto a Roldan 
el encantado, valiéndose de la industria de Hércules, cuando ahogó a Anteo, el hijo 
de la Tierra, entre los brazos" 6 8 . 
Por su lado, el propio protagonista le replica a la duquesa de este modo: "...otro 
de ser de tan impenetrables carnes, que no pueda ser herido, como lo fue el famoso 
Roldan, uno de los doce Pares de Francia, de quien se cuenta que no podía ser 
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herido sino por la planta del pie izquierdo, y que esto había de ser con la punta 
de un alfiler gordo, y no con otra suerte de arma alguna; y así, cuando Bernardo 
del Carpió le mató en Roncesvalles, viendo que no le podía llagar con el hierro, 
le levantó del suelo entre los brazos, y le ahogó, acordándose entonces de la muerte 
que dio Hércules a Anteón, aquel feroz gigante que decían ser hijo de la Tierra..." 6 9. 
5) El duodécimo y último gran trabajo fue traer hasta el mundo de los vivos el 
temible Can Cerbero, espantoso perro de tres cabezas que vigilaba las puertas del 
infierno. Y a hemos visto en nuestra obra una referencia implíc i ta 7 0 . 
IV. Vienen ahora los personajes míticos relacionados con Tesalia. 
1 . Jasón fue el jefe de la expedición de los Argonautas, los cuales, a bordo de 
la famosa nave Argo, fueron hasta la Cólquide en busca del vellocino de oro. Una 
vez aparece en nuestro autor. En el epitafio que el Monicongo, académico de la 
Argamasilla, puso a la sepultura de D o n Quijote, tenemos: 
El calvatrueno que adornó a la Mancha 
de más despojos que Jasón de Creta, 
el juicio que tuvo la veleta 
aguda donde fuera mejor ancha, . . . 7 1 . 
2. Medea, hija de Eetes, rey de la Cólquide, fue pieza clave para que Jasón pudiera 
apoderarse del vellocino;perdidamente enamorada del griego, traicionó a su padre 
y dio muerte horrible a su hermano Apsirto, y, ya en la Hélade, como fuera abandonada 
por Jasón, que prefirió a la joven hija del rey de Corinto, llena de despecho y rabia, 
envió con sus hijos unos presentes que causaron la perdición de la joven esposa 
y de su padre, y, a continuación, dio muerte a sus hijos como venganza suprema 
contra quien le había prometido amor eterno. 
Una vez la vemos en el Quijote. Precisamente, en el prólogo de la genial obra, 
un amigo le da consejos al autor en punto a mostrarse hombre erudito en letras humanas: 
"si (se. tratareis) de (se. mujeres) crueles, Ovidio os entregará a Medea; si de encantadoras 
y hechiceras, Homero tiene a Calipso y Virgilio a Circe;. . ." 7 2 . 
3. Sísifo, del que ya hemos hablado 7 3 , fue padre de Glauco, y éste, de Belerofonte, 
aunque según algunos había sido Posidón el verdadero progenitor del último; famoso 
por haber montado sobre P e g a s o 7 4 y eliminado a la Quimera, dio muerte sin querer 
a un hermano, por lo que tuvo que exiliarse de Corinto, yendo a refugiarse en Tirinto; 
allí le acogió Preto, casado con Estenebea, que se enamoró del joven y, tras haber 
fracasado en sus intenciones amatorias, le denunció ante su esposo de intento de 
seducción: es un caso famoso del llamado, en literatura comparada, "mito de Putifar". 
En una ocasión hemos localizado juntos los nombres de Belerofonte y Pegaso en 
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la obra que revisamos. A la pregunta que Sancho dirige a la Dolorida, deseoso 
de saber el nombre del caballo de madera sobre el que montaba la linda Malagona, 
aquélla le replica: " El nombre -respondió la Dolorida- no es como el caballo de 
Belerofonte, que se llamaba Pegaso; ni como el del Magno Alejandro, llamado 
Bucéfalo . . ." 7 5 . 
En otra secuencia aparece sólo el famoso caballo. Ante la insistencia de Don Quijote 
de cederle su caballo al Cura, así se expresa éste: " - Eso no consentiré yo en ningún 
modo -di jo el Cura-: estése la vuestra grandeza a caballo, pues estando a caballo 
acaba las mayores hazañas y aventuras que en nuestra edad se han visto; que a mí, 
aunque indigno sacerdote, bastaráme subir en las ancas de una de estas muías de 
estos señores que con vuestra merced caminan, si no lo han por enojo; y aun haré 
cuenta que voy caballero sobre el caballo Pegaso, o sobre la cebra o alfana en que 
cabalgaba aquel famoso moro Muzaraque, que aun hasta ahora yace encantado en 
la gran cuesta Zulema, que dista poco de la gran Compluto" 7 6 . 
V. A continuación vienen las figuras míticas correspondientes a Atenas o a Creta. 
1 . Teseo, hijo de Egeo de quien heredó el trono de Atenas, es el héroe ateniense 
por antonomasia; junto con Hércules participó en numerosas gestas, como la de las 
Amazonas; por otro lado, liberó el Ática de malhechores, y, asimismo, del oneroso 
tributo que pagaba a Minos, rey de Creta (catorce jóvenes, siete de cada sexo, para 
que los devorara el Minotauro); casado con la Amazona fue padre de Hipólito; marchó 
a Creta dispuesto a enfrentarse con el Minotauro; Ariadna, hija de Minos y de Pasífae, 
enamorada del ateniense, le ayudó en su empresa, y, para que pudiera salir del 
Laberinto construido por Dédalo, donde estaba encerrado el Minotauro, le dio un 
hilo especial con el fin de que fuera soltándolo desde la entrada. Después de haber 
recibido tantos favores de Ariadna, Teseo se casó con la hermana de ésta, Fedra, 
la que se enamoraría perdidamente de Hipólito. 
Dos veces menciona Cervantes a tal héroe; concretamente en la obra que revisamos. 
D o n Quijote le da consejos a Sancho, que teme no acertar a volver al escondido 
lugar de Sierra Morena donde dejaba a su señor: " - Toma bien las señas, que yo 
procuraré no apartarme de estos contomos - dijo Don Quijote - , y aún tendré cuidado 
de subirme por estos más altos riscos, por ver si te descubro cuando vuelvas. Cuanto 
más, que lo más acertado será, para que no yerres y te pierdas, que cortes algunas 
retamas de las muchas que por aquí hay, y las vayas poniendo de trecho a trecho, 
hasta salir a lo raso, las cuales te servirán de mojones y señales para que me halles 
cuando vuelvas, a imitación del hilo del laberinto de T e s e o " 7 7 . 
También D o n Quijote, ya enjaulado, duda de que sean realmente el Cura y el 
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Barbero quienes les acompañan y de que él esté metido en una jaula, y, entre otras 
razones dadas a Sancho, manifiesta las siguientes: "Porque es fácil a los encantadores 
tomar la figura que se les antoja, y habrán tomado las de estos nuestros amigos, 
para darte a ti ocasión de que pienses lo que piensas y ponerte en un laberinto de 
imaginaciones que no aciertes a salir de él, aunque tuvieses la soga de T e s e o " 7 8 . 
2. D e la unión de Júpiter y Europa nacieron Minos, Radamantis y Sarpedón. 
Radamantis fue legislador en Creta y, según algunos, por discrepancias con su hermano 
Minos, tuvo que marcharse de la i s la 7 9 . Cinco veces , por lo menos, se menciona 
a Radamantis en el Quijote, dentro del mismo pasaje, donde, por boca de Minos, 
se nos dice que ambos ejercen como jueces en las moradas de Plutón: " - N o más 
- dijo a esta sazón uno de los dos que parecían reyes-; no más, cantor divino; que 
sería proceder en infinito representarnos ahora la muerte y las gracias de la sin par 
Altisidora, no muerta, como el mundo ignorante piensa, sino viva en las lenguas 
de la Fama, y en la pena que para volverla a la perdida luz ha de pasar Sancho 
Panza, que está presente; y así, ¡oh tú Radamanto, que conmigo juzgas en las cavernas 
lóbregas de Dite!, pues sabes todo aquello que en los inescrutables hados está determinado 
acerca de volver en sí esta doncella, dilo, y decláralo luego, porque no se nos dilate 
el bien que con su nueva vuelta esperamos. 
Apenas hubo dicho esto Minos, juez, y compañero de Radamanto, cuando levantándose 
en pie Radamanto, dijo: 
- ¡Ea, ministros de esta casa, altos y bajos, grandes y chicos, acudid unos tras 
otros y sellad el rostro de Sancho con veinticuatro mamonas, y doce pellizcos y 
seis alfilerazos en brazos y lomos; que en esta ceremonia consiste la salud de Altisidora!". 
Como Sancho se resistiera a sufrir la prueba a que querían someterlo, el juez 
infernal le reprochó de este modo: 
" - ¡Morirás!- dijo en alta voz Radamanto-.Ablándate, tigre; humíllate, Nembrot 
soberbio, y sufre y calla, pues no te piden imposibles. Y no te metas en averiguar 
las dificultades de este negocio: mamonado has de ser; acribillado te has de ver; 
pellizcado has de gemir. ¡Ea, digo, ministros, cumplid mi mandamiento; si no, por 
la fe de hombre de bien que habéis de ver para lo que nacisteis". 
Una vez que Altisidora se hubo sentado en su túmulo y que con vivas celebraron 
su vuelta a la vida, se nos dice: "Levantáronse los duques y los reyes Minos y Radamanto, 
y todos juntos, con D o n Quijote y Sancho, fueron a recibir a Altisidora y a bajarla 
del túmulo. ." 8 0 . 
3. Minos, al que acabamos de mencionar, se había casado con Pasífae, hija del 
Sol, y fueron padres de Fedra y Ariadna. Esta ayudó sobremanera a Teseo, de quien 
se había enamorado; el ateniense, cumplida su misión, huyó por mar llevándosela, 
pero la abandonó en la isla de Naxos, mientras la joven dormía; posteriormente, como 
hemos dichos antes, se casó con Fedra. 
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Una referencia hemos visto en nuestra obra. La Trifaldi se refiere a los halagos 
de ciertos trovadores: "Pues ¿qué, cuando prometen el fénix de Arabia, la corona 
de Ariadna, los caballos del sol, del Sur las perlas, de Tíbar el oro y de Pancaya 
el bálsamo?..."«i. 
VI. Entra en este apartado lo relativo a los personajes relevantes de Troya, tanto 
los anteriores,como los contemporáneos e inmediatamente posteriores a la famosa 
guerra. 
1. Recogemos aquí los llamados antehomerica por muchos filólogos clásicos, es 
decir, los hechos o personajes precedentes a la guerra de Troya y relacionados con 
ella, tal como aparece recogida en la Iliada. 
a. Helena es mencionada en cuatro ocasiones en el Quijote. En dos de ellas se 
recoge una vieja leyenda, a saber, el robo de la mujer más bella llevada a cabo 
por París. En la descripción de unas viejas sargas pintadas leemos lo siguiente: "En 
una de ellas estaba pintado de malísima manera el robo de Helena, cuando el atrevido 
huésped se la llevó a Menelao, y en otra estaba la historia de Dido y de Eneas, 
ella sobre una alta torre, como que hacía de señas con una media sábana al fugitivo 
huésped, que por el mar, sobre una fragata o bergantín, se iba huyendo. Notó en 
las dos historias que Helena no iba de muy mala gana, porque se reía a socapa 
y a lo socarrón; pero la hermosa Dido mostraba verter lágrimas del tamaño de nueces 
por los ojos. Viendo lo cual D o n Quijote dijo: 
-Estas dos señoras fueron desdichadísimas, por no haber nacido en esta edad, y 
yo sobre todas desdichado de no haber nacido en la suya; pues si yo encontrara 
a aquestos señores, ni fuera abrasada Troya, ni Cartago destruida, pues con sólo que 
yo matara a París se excusaran tantas desgracias. 
- Y o apostaré - dijo Sancho- que antes de mucho tiempo no ha de haber bodegón, 
venta ni mesón, o tienda de barbero, donde no ande pintada la historia de nuestras 
hazañas. Pero querría yo que la pintasen manos de otro mejor pintor que el que 
ha pintado a éstas" 8 2 . 
Nótese que Cervantes habla de "robo de Helena", en la línea tradicional de la 
leyenda mítica, pero a continuación deja ver, mediante una litotes ("no iba de muy 
mala gana"), que la heroína se marchó voluntaria con París, y, además, sonriendo, 
en franca oposición a la actitud de Dido. Tal interpretación del famoso "robo", que, 
a decir verdad, habría que interpretar como "abandono" del esposo legítimo con el 
que ya tenía una hija (Hermíone), y, al mismo tiempo, "escapada" voluntaria con 
un hermoso joven, soltero y rico por más señas, sigue una vieja tradición literaria 8 3. 
A lgo parecido sucede en una secuencia en que Don Quijote le pide a Sancho que 
olvide las injurias recibidas, y, más, tratándose de una niñería: "...Que, bien apurada 
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la cosa, burla rué y pasatiempo; que, a no entenderlo yo así, ya yo hubiera vuelto 
allá, y hubiera hecho en tu venganza más daño que el que hicieron los griegos por 
la robada Helena. La cual, si fuera, en este tiempo, o mi Dulcinea fuera en aquél, 
pudiera estar segura que no tuviera tanta fama de hermosa como t iene" 8 4 . 
Por lo demás, a un momento impreciso, quizá anterior al comienzo de las hostilidades 
contra los troyanos, puede pertenecer el siguiente pasaje, en que, a nuestro juicio, 
resulta oportuno aplicarle a la heroína los calificativos de griega (por su nacimiento) 
y bárbara (por el lugar donde entonces vivía, Troya), aunque cabe hacer otras 
interpretaciones. Se trata del pasaje en que D o n Quijote está elogiando a Dulcinea 
por su hermosura y buena fama, aspectos en que pocas pueden comparársele: " Y 
para concluir con todo, yo imagino que todo lo que digo es así, sin que sobre ni 
falte nada, y pintóla en mi imaginación como la deseo, así en la belleza como en 
la principalidad, y ni la llega Helena, ni la alcanza Lucrecia, ni otra alguna de las 
famosas mujeres de las edades pretéritas, griega, bárbara o latina. Y diga cada uno 
lo que quisiere; que si por esto fuere reprendido de los ignorantes, no seré castigado 
de los rigurosos" 8 5 . 
Por último, nos queda un pasaje en que parece aludirse a hechos relatados en 
la Ilíada, o, incluso, a la influencia literaria de la famosa heroína en la posteridad. 
Dudamos, pues, en situar esta cita aquí o en el apartado siguiente. Don Quijote, 
una vez más, compara a Dulcinea con la más bella de las helenas: "Dulcinea es 
principal y bien nacida, y de los hidalgos linajes que hay en el Toboso, que son 
muchos, antiguos y muy buenos, a buen seguro que no le cabe poca parte a la sin 
par Dulcinea, por quien su lugar será famoso y nombrado en los venideros siglos, 
como lo ha sido Troya por Helena, y España por la Cava, aunque con mejor título 
y fama" 8 6 . 
b. Menelao y París sólo los hemos encontrado una vez en la genial obra 8 7 . 
2. Pasamos ya a los homérica, es decir personajes y acontecimientos recogidos 
en la Ilíada. 
a. En cuatro ocasiones está registrado Héctor, el troyano dilecto de Homero, valiente 
y responsable como el que más, pero también humano, cariñoso con su esposa y 
su hijito, moderno en tantos aspectos, lejano ya del mundo épico en que el odio 
feroz a los enemigos era la carta de presentación del verdadero héroe. 
En un contexto interesante en que se recogen, en estilo indirecto, las palabras del 
canónigo a propósito de los libros de caballerías respecto "al sujeto que ofrecían 
para que un buen entendimiento pudiese mostrarse en ellos", leemos un aspecto singular 
del ínclito troyano, valiente como ninguno, pero cada día más asediado por los griegos: 
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" Puede mostrar las astucias de Ulises, la piedad de Eneas, la valentía de Aquiles, 
las desgracias de Héctor, las traiciones de Sinón, la amistad de Euríalo, la liberalidad 
de Alejandro, el valor de César, la clemencia y verdad de Trajano, la fidelidad de 
Zópiro, la prudencia de Catón, y, finalmente, todas aquellas acciones que pueden 
hacer perfecto a un varón ilustre, ahora poniéndolas en uno solo, ahora dividiéndolas 
en muchos . . ." 8 8 . 
Asimismo, cuando el Cura expone las hazañas y buenos méritos del Gran Capitán, 
indica: "E hizo otras tales cosas, que si como él las cuenta, y las escribe él asimismo, 
con la modestia de caballero y cronista propio, las escribiera otro, libre y despasionado, 
pusieran en olvido las de los Héctores, Aquiles y Roldanes" 8 9 . 
Precisamente, al héroe manchego le duele profundamente que se dude de la existencia 
de Amadís y otros caballeros aventureros, así como de la realidad de ciertos nombres 
para él intocables: "Y si es mentira, también lo debe de ser que no hubo Héctor, 
ni Aquiles, ni la guerra de Troya, ni los doce Pares de Francia, ni el rey Artús 
de Inglaterra, que anda hasta ahora convertido en cuervo y le esperan en su reino 
por momentos . . ." 9 0 . 
Por su lado, la Dolorida se queja de la situación de las dueñas: "¡Desdichadas 
de nosotras las dueñas; que aunque vengamos por línea recta del varón en varón, 
del mismo Héctor el troyano, no dejaran de echarnos un vos nuestras señoras, si 
pensasen por ello ser reinas!" 9 1 . 
b. Una vez tan sólo hemos encontrado a Néstor, el caballero gerenio 9 2 . El muchacho, 
auxiliar de maese Pedro, se expresa de este modo ante D o n Quijote y su escudero: 
"...¡Los ojos de vuestros amigos y parientes os vean gozar en paz tranquila los días 
(que los de Néstor sean) que os quedan de la v ida" 9 3 . 
c. Aquiles el mejor de los aqueos en toda la tradición literaria europea, aparte 
del episodio anterior al conflicto bélico, acabamos de verlo citado en tres ocasiones, 
al lado de Héctor, como paradigmas de héroe, sin necesidad de adjetivo a lguno 9 4 . 
3. Dentro de los posthomerica los filólogos examinan los hechos que, aun pertinentes 
a la guerra de Troya y sus consecuencias (incluidos los regresos de los héroes a 
sus hogares), ocurrieron tras los sucesos contados en la litada. Se incluyen aquí los 
personajes míticos presentados, esencialmente, en la Odisea y en los poemas del llamado 
Ciclo troyano, de los que nos han llegado escasos fragmentos. 
a. Al Ciclo troyano correspondía, entre otros poemas, la Pequeña Ilíada, donde 
se recogía el famosoepisodio del Caballo de madera, dentro del cual un grupo 
selecto de aqueos, bajo el mando de Ulises, logró entrar en Troya. El Caballo había 
sido aparentemente abandonado por los griegos, mientras ellos se hacían a la mar 
rumbo a la isla de Ténedos. En tierra quedó sólo Sinón, que desempeñó bien su 
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papel, engañó a los troyanos y logró que introdujeran el Caballo en la ciudad; 
posteriormente, mediante una antorcha, dio a los demás griegos la señal de que 
todo iba bien, y, a continuación, abrió el vientre del animal para que de él salieran 
los helenos y, asimismo, las puertas de la c iudad 9 5 . 
La única aparición de Sinón en nuestra obra la hemos visto y a 9 6 . 
b. En otro poema del Ciclo troyano llamado Regresos ( Nóstoí) se recogían detalles 
esenciales de la vuelta de los helenos desde Troya hasta sus respectivos hogares. 
Lugar central ocupaba el regreso de Agamenón a Micenas y su asesinato a manos 
de su esposa Clitemnestra y del amante de ésta, Egisto; también, las consecuencias 
del parricidio, es decir, cómo Orestes, con la ayuda de Pílades su amigo inseparable, 
vengó la muerte de su padre, matando a su madre y a su adúltero esposo. Muchos 
de estos asuntos fueron tratados posteriormente por los trágicos griegos. 
Hemos localizado una sola cita de Orestes y Pílades. A propósito de la amistad 
de Rocinante y el rucio de Sancho, el genial escritor afirma lo siguiente: "Digo que 
dicen que dejó el autor escrito que los había comparado en la amistad a la que tuvieron 
Niso y Euríalo, y Pílades y Orestes; y si esto es así, se podía echar de ver, para 
universal admiración, cuan firme debió ser la amistad de estos dos pacíficos animales, 
y para confusión de los hombres, que tan mal saben guardarse amistad los unos 
a los otros" 9 7 . 
c. Nos ocupamos ahora de personajes mencionados en la Odisea, siguiendo el orden 
con que allí aparecen. 
l)En primer lugar contamos con tres menciones del héroe central del poema homérico, 
Ulises. De la primera, donde figura como modelo de astucia, ya hemos hablado 9 8 . 
Las otras dos aparecen en boca del protagonista. En una, D o n Quijote, dialogando 
con Sancho, ensalza sobre manera a Amadís de Gaula, al que tiene por norte, lucero 
y sol de los valientes y enamorados caballeros: "...Digo asimismo que, cuando algún 
pintor quiere salir famoso en su arte, procura imitar los originales de los más únicos 
pintores que sabe; y esta misma regla corre por todos los más oficios o ejercicios 
de cuenta que sirven para adorno de las repúblicas; y así lo ha de hacer y hace 
el que quiere alcanzar nombre de prudente y sufrido, imitando a Ulises, en cuya 
persona y trabajos nos pinta Homero un retrato vivo de prudencia y de sufrimiento, 
como también nos mostró Virgilio, en persona de Eneas, el valor de un hijo piadoso 
y la sagacidad de un valiente y entendido capitán, no pintándolos ni describiéndolos 
como ellos fueron, sino como habían de ser, para quedar ejemplo a los venideros 
hombres de sus virtudes.. ." 9 9 . 
N o obstante, bastante después, Don Quijote rectifica en cierto modo su criterio. 
Efectivamente, en su diálogo con Carrasco a propósito del poeta y el historiador, 
el hidalgo manchego, ante la afirmación del Bachiller sobre que habría estado bien 
que los autores de la historia hubieran olvidado algunos de los infinitos palos que 
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en diferentes encuentros habían dado a Don Quijote, sostiene lo siguiente: " - También 
pudieran callarlos por equidad - dijo Don Quijote-, pues las acciones que ni mudan 
ni alteran la verdad de la historia no hay para qué escribirlas, si han de redundar 
en menosprecio del señor de la historia. A fe que no fue tan piadoso Eneas como 
Virgilio lo pinta, ni tan prudente Ulises como le describe H o m e r o " 1 0 0 . 
2) Penélope, la fiel esposa del héroe de í t a c a 1 0 1 , la hemos encontrado tan sólo 
en un pasaje. Leonela, doncella de Camila, lamenta el aparente desmayo de su señora. 
Ambas eran conscientes de que Anselmo (el curioso impertinente) estaba oyéndolas: 
" - ¡ A y desdichada de mí si fuese tan sin ventura que se me muriese aquí entre mis 
brazos la flor de la honestidad del mundo, la corona de las buenas mujeres, el ejemplo 
de la castidad!... 
Con otras cosas a éstas semejantes, que ninguno la escuchara que no la tuviera 
por la más lastimada y leal doncella del mundo, y a su señora por otra nueva y 
perseguida Penélope. Poco tardó en volver de su desmayo Camila . . ." 1 0 2 . 
3) Grandísimo interés para comprobar la inteligencia, prudencia y astucia de Ulises 
tiene todo el episodio odiseico de los Cíclopes 1 0 3 , entre los cuales sobresale el antropófago 
y crudelísimo Polifemo, que lo hallamos una vez en la obra imperecedera. En la 
cerdosa aventura que le aconteció a nuestro personaje, leemos que gentes de lanza 
y adarga apresaron a Don Quijote y su escudero: "Cerró la noche, apresuraron el 
paso, creció en los dos presos el miedo, y más cuando oyeron que de cuando en 
cuando les decían: 
-¡Caminad, trogloditas! 
-¡Callad, bárbaros! 
- ¡Pagad, antropófagos! 
- ¡ N o os quejéis, escitas, ni abráis los ojos, Polifemos matadores, leones carniceros! 
Y otros nombres semejantes a éstos, con que atormentaban los oídos de los miserables 
amo y mozo. Sancho iba diciendo entre sí: «¿Nosotros tortolitas?¿Nosotros barberos 
ni estropajos?¿Nosotros perritas, a quien dicen cita, cita? N o me contentan nada estos 
nombres: a mal viento va esta parva; todo el mal nos viene junto, como al perro 
los palos, y ¡ojalá parase en ellos lo que amenaza esta aventura tan desventurada»" 1 0 4 . 
4) En una ocasión tenemos las espantosas Escila y Car ibdis 1 0 5 . En la historia de 
la famosa infanta Micomicona, Don Quijote habló por extenso de los trabajos del 
estudiante: "...Por este camino que he pintado, áspero y dificultoso, tropezando aquí, 
cayendo allí, levantándose acullá, tornando a caer acá, llegan al grado que desean; 
el cual alcanzado, a muchos hemos visto que, habiendo pasado por estas sirtes y 
por estas Scilas y Caribdis como llevados en vuelo de la favorable fortuna, digo 
que los hemos visto mandar y gobernar el mundo desde una silla, trocada su hambre 
en hartura, su frío en refrigerio, su desnudez en galas y su dormir en una estera, 
en reposar en holandas y damascos, premio justamente merecido de su virtud. . ." 1 0 6 . 
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5) Los hechos correspondientes a la huida de Eneas desde Troya no entran propiamente 
en los Posthomerica, pero pueden incluirse en este apartado por cuanto, lato sensu, 
son sucesos siguientes a la caída y destrucción de Troya. El Quijote recoge en nueve 
ocasiones, al menos, al famoso personaje mítico. Ya lo hemos visto en varios pasajes 
como hijo piadoso y al mismo tiempo astuto cap i tán , 1 0 7 y, asimismo, cual símbolo 
de p i e d a d 1 0 8 ; también hemos aludido a la historia de Dido y E n e a s 1 0 9 . 
Por otro lado, en el canto de la Trifaldi se repite cuatro veces el siguiente estribillo: 
Cruel Vireno, fugitivo Eneas, 
Barrabás te acompañe; allá te avengas^. 
Finalmente, el protagonista, dialogando con doña Rodríguez, le pide seguridad 
de que no va a ser forzado ni acometido: " - A vos y de vos la pido - replicó Don 
Quijote-; porque ni soy de mármol ni vos , de bronce, ni ahora son las diez del 
día, sino medianoche, y aún un poco más, según imagino, y en una estancia más 
cerrada y secreta que lo debió de ser la cueva donde el traidor y atrevido Eneas 
gozó a la hermosa y piadosa Dido. Pero dadme, señora, la mano, que yo no quiero 
otra seguridad mayor que la de mi continencia y recato, y la que ofrecen esas 
reverendísimas t o c a s " 1 1 1 . 
6) Dido, la reina de Cartago que se enamoró de Eneas cuando éste viajabadesde 
Troya hacia el lugar que luego sería Roma, es presentada con matices algo distintos 
de los que nos ha legado la tradición clásica. Decir que "el traidor y atrevido Eneas 
gozó a la hermosa y piadosa D i d o " 1 1 2 supone una serie de cambios en la interpretación 
del relato tradicional. Efectivamente, Eneas no fue traidor en absoluto, y los dos 
gozaron del amor cuando, a causa de una tormenta, se refugiaron dentro de una 
cueva en los alrededores de Cartago; fue algo dispuesto por los dioses, no un arrebato 
de Eneas. Es curioso, además, que el adjetivo latino "pius", aplicado continuamente 
a Eneas en la Eneida, se diga ahora de Dido. En resumidas cuentas, Eneas parece 
no disfrutar de las simpatías cervant inas 1 1 3 . 
7) Asimismo hemos encontrado dos menciones de Euríalo, y una de Niso; también 
en una ocasión aparece Palinuro, el piloto de la nave de Eneas. Los tres eran compañeros 
del piadoso héroe, al que acompañaron en su viaje desde Troya hacia lo que luego 
sería Roma. 
A Euríalo ya lo hemos visto como modelo de amis tad 1 1 4 . Además, Euríalo y Niso 
se nos presentan en el Quijote como amigos íntimos, a la manera de Orestes y Püades 1 1 5 . 
En cuanto a Palinuro, famoso piloto, leemos lo siguiente: 
Marinero soy de amor, 
y en su piélago profundo 
navego sin esperanza 
de llegar a puerto alguno. 
ACTAS IX - ASOCIACIÓN CERVANTISTAS. Juan Antonio LÓPEZ FÉREZ. Presencia de mitos...
Siguiendo voy a una estrella 
que desde lejos descubro, 
más bella y resplandeciente 
que cuantas vio Palinuro. 
Y o no sé adonde me guía, 
y así, navego confuso, 
el alma a mirarla atenta, 
cuidadosa y con descu ido . . . 1 1 6 . 
VII. Reservamos un apartado para los personajes míticos relacionados, de algún 
modo, con metamorfosis. Seguiremos el orden con que aparecen en la obra de Ovidio. 
1. Cervantes se ocupa en varios lugares del mito de D a m e 1 1 7 , con tres secuencias, 
al menos, que señalan cómo la joven rehuye la persecución de Apolo. En el Quijote 
hemos encontrado una referencia indirecta en donde se alude indudablemente a dicho 
mito. Así leemos cuando Don Quijote invoca a Apolo , el Sol: "...Y tú, sol, que ya 
debes de estar apriesa ensillando tus caballos, por madrugar y salir a ver a mi señora, 
así como la veas, suplicóte que de mi parte le saludes; pero guárdate que al verla 
y saludarla no le des paz en el rostro; que tendré más celos de ti que tú los tuviste 
de aquella ligera ingrata que tanto te hizo sudar y correr por los llanos de Tesalia, 
o por las riberas de Peneo; que no me acuerdo bien por dónde corriste entonces 
celoso y enamorado" 1 1 8 . 
2. Nuestro autor cita a E c o 1 1 9 cinco veces, al menos, en sus obras: la ninfa está 
muy ligada a otro personaje relevante, Narciso, el enamorado de sí m i s m o 1 2 0 . Una 
aparición de Eco hemos hallado en el Quijote. Se trata del episodio donde se recogen 
las finezas que de enamorado hizo nuestro protagonista en Sierra Morena, paseando 
por el prado y escribiendo versos, dedicados a Dulcinea, en las cortezas de los árboles 
y en la arena: "En esto, y en suspirar, y en llamar a los faunos y silvanos de aquellos 
bosques, a las ninfas de los ríos, a la dolorosa y húmeda Eco, que le respondiesen, 
consolasen y escuchasen, se entretenía, y en buscar algunas yerbas con que sustentarse 
en tanto que Sancho volvía; que, si como tardó tres días, tardara tres semanas, el 
Caballero de la Triste Figura quedara tan desfigurado, que no le conociera la madre 
que lo p a r i ó " 1 2 1 . 
3. Según las Metamorfosis 1 2 2 ovidianas, Píramo y Tisbe, asirios de Nínive, estaban 
mutuamente enamorados, pero sus familias se oponían a la relación; los jóvenes acordaron 
verse por la noche en lugar apartado; primero llegó Tisbe, que, cuando vio llegar 
a una leona, huyó, perdiendo el velo que llevaba; el animal manchó esa prenda con 
su hocico ensangrentado; cuando se presentó Píramo y v io el velo, creyendo que 
ACTAS IX - ASOCIACIÓN CERVANTISTAS. Juan Antonio LÓPEZ FÉREZ. Presencia de mitos...
su enamorada había perecido, se suicidó. Volvió Tisbe, que al contemplar a su amado 
muerto, se quitó la vida sobre su cadáver. Los parientes, tras quemarlos, unieron 
sus cenizas en el mismo sepulcro. La metamorfosis se dio precisamente en el reino 
vegetal: un moral de frutos blancos que allí había, manchado con la sangre del joven, 
pasó a dar frutos negros. 
Tres menciones de Píramo y cuatro de Tisbe hemos encontrado en las obras cervantinas; 
salvo un p a s a j e 1 2 3 , los otros tres los tenemos en la inmortal novela que revisamos. 
Dentro del capítulo en que se refieren los hechos acaecidos en la mansión del 
Caballero del Verde Gabán, el hijo del dueño llamado don Lorenzo, a petición de 
D o n Quijote, le recitó el siguiente soneto "a la fábula o historia de Píramo y Tisbe: 
El muro rompe la doncella hermosa 
que de Píramo abrió el llagado pecho; 
parte el amor de Chipre, y va derecho 
a ver la quiebra estrecha y prodigiosa. 
Habla el silencio allí, porque no osa 
la voz entrar por tan estrecho estrecho. 
Las almas sí, que Amor suele de hecho 
facilitar la más difícil cosa. 
Salió el deseo de compás, y el paso 
de la imprudente virgen solicita 
por su gusto su muerte: ved qué historia. 
Que a entrambos en un punto, ¡oh extraño caso!, 
los mata, los encubre y resucita 
una espada, un sepulcro, una memoria. 
- ¡Bendito sea D i o s - dijo Don Quijote, habiendo oído el soneto, a don Lorenzo- , 
que entre los infinitos poetas consumidos que hay, he visto un consumado poeta, 
como lo es vuesa merced, señor mío, que así me lo da a entender el artificio de 
este sone to !" 1 2 4 . 
En la misma obra, un poco más adelante, por boca del estudiante, oímos lo siguiente: 
"Es este Basilio un zagal del mismo lugar de Quiteria, el cual tenía su casa pared 
y medio de la de los padres de Quiteria, de donde tomó ocasión el amor de renovar 
al mundo los ya olvidados amores de Píramo y Tisbe; porque Basilio se enamoró 
de Quiteria desde sus tiernos y primeros años, y ella fue correspondiendo a su deseo 
con mil honestos favores; tanto, que se contaban por entretenimiento en el pueblo 
los amores de los dos niños Basilio y Quiteria. Fue creciendo la edad, y acordó 
el padre de Quiteria de estorbar a Basilio la ordinaria entrada que en su casa tenía; 
ACTAS IX - ASOCIACIÓN CERVANTISTAS. Juan Antonio LÓPEZ FÉREZ. Presencia de mitos...
y por quitarse de andar receloso y lleno de sospechas, ordenó de casar a su hija 
con el rico Camacho, no pareciéndole ser bien casarla con Basilio, que no tiene 
tantos bienes de fortuna como de naturaleza.. ." 1 2 5 . 
Una tercera cita de Tisbe encontramos en la magnífica novela. Dentro de la aventura 
de Sierra Morena, oímos lo que sigue de labios del cabrero: " - M i nombre es Cardenio; 
mi patria, una de las mejores de esta Andalucía; mi linaje, noble; mis padres, ricos; 
mi desventura, tanta, que la deben de haber llorado mis padres, y sentido mi linaje, 
sin poderla aliviar con su riqueza, que para remediar desdichas del Cielo poco suelen 
valer los bienes de fortuna. Vivía en esta misma tierra un cielo, donde puso el amor 
toda la gloria que yo acertara a desearme; tal es la hermosura de Luscinda, doncella 
tan noble y tan rica como yo , pero de más ventura y de menos firmeza de lo que 
a mis honrados pensamientos se debía. A esta Luscinda amé, quise y adoré desde 
mis tiernos y primeros años, y ella me quiso a mí con aquella sencillez y buen ánimo 
que su poca edad permitía. Sabían nuestros padres nuestros intentos, y no les pesaba 
de ello, porque bien veían que, cuando pasaran adelante, no podían tener otro fin 
que el de casamos, cosa que casi la concertaba la igualdad de nuestro linaje y riquezas. 
Creció la edad, y con ella el amor de entrambos, que al padre de Luscinda le pareció 
que por buenos respetos estaba obligado a negarme la entrada de su casa, casi imitando 
en esto a los padres de aquella Tisbetan decantada de los poetas. Y fue esta negación 
añadir llama a llama y deseo a deseo; porque, aunque pusieron silencio a las lenguas, 
no le pudieron poner a las plumas, las cuales, con más libertad que las lenguas, 
suelen dar a entender a quien quieren lo que en el alma está encerrado; que muchas 
veces la presencia de la cosa amada turba y enmudece la intención más determinada 
y la lengua más atrevida. ¡Ay cielos, y cuántos billetes le escribí! ¡Cuan regalas y 
honestas respuestas tuve! ¡Cuántas canciones compuse y cuántos enamorados versos 
donde el alma declaraba y trasladaba sus sentimientos, pintaba sus encendidos deseos, 
entretenía sus memorias y recreaba su voluntad! . . ." 1 2 6 . 
IX. En este último apartado entrarían aquellos personajes míticos convertidos en 
constelaciones, es decir, catasterizados. 
Sólo hemos encontrado un ejemplo. Se cuenta que Ariadna, cuando se casó con 
Baco, recibió una corona como regalo nupcial; es asunto debatido quién se la regaló. 
Esa corona fue convertida en la constelación llamada, asimismo, C o r o n a 1 2 7 . 
La Trifaldi se refiere a los poetas que hablan de cosas imposibles: "...Pues ¿qué, 
cuando prometen el fénix de Arabia, la corona de Ariadna, los caballos del sol, del 
Sur las perlas, de Tíbar el oro y de Pancaya el bálsamo? Aquí es donde ellos alargan 
más la pluma, como les cueste poco prometer lo que jamás piensan ni pueden cumplir" 1 2 8 . 
ACTAS IX - ASOCIACIÓN CERVANTISTAS. Juan Antonio LÓPEZ FÉREZ. Presencia de mitos...
Bibliografía auxiliar básica 
Actas I Coloquio Int. de la Asociación de Cervantistas (1988), Barcelona, Anthropos,1990; 
II (1989),1991; III (1990), 1993. 
M. Aguirre, La obra narrativa de Cervantes, La Habana ,1978. 
D. Alonso, La novela bizantina, Santander ,UIMP,1969. 
A.G. de Amezúa y Mayo, Cervantes, creador de la novela corta española, Madrid, CSIC, 
1956-1958 (reimp.1982) 
Anales cervantinos, Madrid, CSIC, 1951 ss. 
Anuario bibliográfico cervantino, I-II-III. 
F. A. de Armas, "Achules and Odysseus: an epic Contest in Cervantes' La Numancia", 
en Cervantes. Estudios en la víspera de su centenario, ed. K. Reichenberger, Kassel, 
1994, II, 357-370. 
D. de Armas Wilson, Allégories of Love. Cervantes 's Per siles and Sigismundo, Princeton 
Univ.P.,1991. 
A. Bonilla y San Martín, Cervantes y su obra, Madrid, Beltrán, 1916. 
J. Canavaggio, Cervantes, trad.esp., Madrid, Espasa Calpe, 1987. 
J. Casalduero, Sentido y forma del teatro de Cervantes, Madrid, Gredos,1974. 
A. Castro, El pensamiento de Cervantes, Madrid, Hernando, 1925. 
Coloquio cervantino, Th.Berchem (ed.), Würzburg, A.Verlagsbuch, 1987. 
W. J. Entwistle, Cervantes, Oxford, Clarendon Press, 1967. 
J. Fernández, Bibliografía del Quijote por unidades narrativas y materiales de la novela, 
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C. Fernández Gómez, Vocabulario de Cervantes, Madrid, RAE, 1962. 
M. García Martín, Cervantes y la comedia española en el siglo XVII, Univ.de Salamanca, 
1980. 
M. D. MacGaha (ed.), Cervantes and the Renaissance: papers of the Pomona Collège, 
Newark, Juan de la Cuesta, 1980. 
F. Márquez Villanueva, Fuentes literarias cervantinas, Madrid, Gredos, 1973. 
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Revista de Archivos Bibliotecas y Museos 9, 1905, 309-339. 
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Ed.hispaniques, 1980. 
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R. el Saffar, Beyond fiction. The recovery of the féminine in the novéis of Cervantes, 
Berkeley-Los Ángeles, Univ.California P., 1984. 
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A. Sanchez, Cervantes.Bibliografia fundamental (1900-1959), Madrid, CSIC, 1961. 
A.Vilanova, Erasmo y Cervantes, Barcelona, Lumen, 1989. 
J.G.Weiger, The substance of Cervantes, Cambridge Univ.Press, 1985. 
J.G.Weiger, In the margins of Cervantes, Hanover, Univ. P. of New England, 1988. 
S. Zimic, El teatro de Cervantes, Madrid, Castalia,1992. 
NOTAS 
1 Trabajo realizado dentro del BFF2001-0324 de la Dirección General de Investigación. 
2 J. A. López Férez, "Algunos dioses de la mitología clásica en Cervantes", en Volver 
a Cervantes (Actas IV Congreso internacional de la Asociación de Cervantistas, Lepanto 
l-8,octubre 2000), ed. A. Bernat Vistarini, Palma de Mallorca, 2001, I, 357-378. 
3 J. A. López Férez, "Algunas influencias de la mitología clásica en Cervantes", en 
Peregrinamente peregrinos (Quinto Congreso Internacional de la Asociación de Cervantistas 
(CINDAQ, Lisboa,l-5 septiembre 2003), s. 1., 2004, 1501-1541. 
4 Miguel de Cervantes Saavedra, Obras completas, recopilación, estudio preliminar, prólogos 
y notas de Ángel Valbuena Prat, Madrid, Aguilar, 195610 (Las páginas corresponden a esta 
edición). 
5 Teogonia 274-8. 
6 Don Quijote, I 43, p.1233. 
Cervantes menciona tres veces a Medusa. Las otras citas las tenemos en Adjunta del Parnaso, 
p.106, donde se recuerda que "de las gotas de la sangre de la cabeza de Medusa se había 
llenado de serpientes toda la Libia", y en Persiles y Sigismundo, III 17, p.1676, pasaje en 
que la condesa Ruperta descubre el rostro de Croriano y advierte en él la propiedad del escudo 
de Medusa, que la convirtió en mármol. 
Sabemos, en efecto, por diversas fuentes clásicas que Perseo, tras matar a Medusa, se 
quedó con la terrible cabeza de la Górgona, usándola para petrificar a varios enemigos, entre 
los que sobresale Atlas, que quedó convertido en pura roca, dando lugar a la homónima cadena 
montañosa del norte de África. Perseo, tras haber realizado numerosas hazañas, le regaló a 
Atenea la cabeza de Medusa; la diosa protectora de Atenas la llevó ya por siempre en su 
escudo; una de las virtudes del mismo era petrificar a los enemigos que lo contemplaran de 
frente. 
7 Cf. nota 22. 
8 Cf. nota 33. 
9 Don Quijote, II 1, pp.1276-1277. Se recogen varios de los atributos del gran dios: trueno, 
rayo, lluvia. El calificativo "Tonante" (lat. Tonans, -tis) quiere decir que retruena, que hace 
ruido con el trueno. Efectivamente, como divinidad que domina en el cielo es señor de los 
fenómenos atmosféricos: trueno, relámpago y rayo, lluvia, nieve, vientos, etc. (Neptuno sólo 
lo leemos en estos dos lugares dentro de la obra que examinamos). 
1 0 Del latín Ditis, - is, propiamente, "rico", "opulento". Pensemos que bajo tierra estaban 
todos los metales preciosos. 
11 Don Quijote, II 35, p.1396. 
1 2 Don Quijote, II 69, p.1508. Es evidente la mención de Radamantis, que junto con Minos, 
era famoso juez del infierno. 
1 3 Los recogemos en este punto, pues, aunque se trata de mortales, es eterno el castigo 
a que se ven sometidos, sin posibilidad de remisión. Por todo ello, los manuales mitológicos 
ACTAS IX - ASOCIACIÓN CERVANTISTAS. Juan Antonio LÓPEZ FÉREZ. Presencia de mitos...
suelen incluirlos en el apartado correspondiente a Plutón (Hades). 
1 4 Ovidio (Metamorfosis 4. 457-463) recoge los nombres de los cinco famosos condenados 
que pasaron a ser canónicos, desde pronto, en los autores de la literatura española: Alfonso 
el Sabio, Juan de Mena, etc. Ya en la Odisea, 11, 576-600, el héroe de Itaca, menciona 
sucesivamente a Ticio, Tántalo y Sísifo, entre los personajes que había visto en el reino de 
los muertos. 
1 5 Además de la secuencia que mencionaremos a continuación, los tenemos en La Galatea, 
IV, pp.697-698, pasaje bastante amplio y de enorme interés, pues, aparte de los cinco nombres 
citados, se menciona allí a Minos, Radamantis, Megera, Tesifón y Alecto. 
1 6 Don Quijote, I 14, p.1077. 
1 7 Hijo de Júpiter, reinó en Lidia y fue el fundador de los Tantálidas: hijos suyos fueron 
Níobe y Pélope. Tántalo coció y despedazó a su hijo Pélope, ofreciéndoselo a los dioses en 
un banquete; aunque las divinidades advirtieronel engaño, Deméter llegó a comerse un trozo 
del hombro del muchacho. Los dioses lo castigaron a pasar hambre y sed espantosas, aunque 
tenía cerca de sí, pero inalcanzables, frutas y agua abundantes. Véase, Odisea 11.582 ss. 
1 8 Hijo de Éolo, rey de Tesalia, Sísifo fue rey de Corinto; astuto y hábil hasta el punto 
de haber engañado a la muerte, resultó condenado por los dioses a llevar sobre sí una enorme 
piedra hasta lo alto de una montaña; una vez allí, el canto rodaba hasta abajo, y todo comenzaba 
otra vez. Para algunos era el padre verdadero de Ulises. Sísifo recibió tan pesado castigo 
por haberle contado al río Asopo que Júpiter había raptado a su hija, Egina. 
1 9 O Titio. El colosal personaje, hijo de Júpiter y de una mortal, intentó violar a Latona, 
cuyos hijos, Apolo y Diana, lo mataron a flechazos; en el infierno se vio sometido a un 
espantoso tormento, pues unos buitres le roían el hígado de modo incesante: cf. Odisea, 11.576-581. 
2 0 Ixión (aquí con la grafía Egión; Egión en Sevilla Arroyo-Rey Hazas), rey de los Lápitas, 
quiso forzar a Juno; la diosa (o Júpiter) le preparó una nube de forma equina con la que 
el monstruo se unió y engendró a los Centauros, hombres, de cintura para arriba, caballos, 
en cambio, de cintura para abajo. Por tal pecado, Ixión fue condenado al infierno, donde 
está penando atado a una rueda y huyendo de sí mismo. 
2 1 Las cincuenta hijas de Dánao, forzadas a casarse con sus primos hermanos los Egipcios, 
los mataron en la noche de bodas, salvo Hipermnestra, que respetó a su esposo, Linceo. Como 
castigo tenían que llenar, de modo incesante, pero sin ningún resultado, una tina agujereada. 
Cf. Esquilo, Prometeo 865; Ovidio, Epístolas 14; Apolodoro, 2.21-2; Higino, Fábulas 170. 
2 2 Obsérvese la mención de Cerbero, el tricéfalo can portero del infierno, aunque no 
aparece su nombre de modo explícito. También salen a relucir las quimeras: recordemos que 
Equidna y Tifoeo fueron los progenitores de la Quimera, la Esfinge y el León de Nemea. 
La Quimera era un ser monstruoso compuesto de leona, cabra y serpiente; fue aniquilada 
por Belerofonte. 
2 3 Don Quijote, II 58, p.1471. Pensemos en la Odisea , 8.266-369, donde, con todo tipo 
de detalles se nos habla de la ingeniosa red con que Vulcano atrapó en el lecho a los amantes; 
en realidad, tenía toda la razón para estar enfadado por el adulterio, pues, al fin y al cabo, 
era el legítimo esposo de Venus. A ésta diosa la encontramos otra vez en el Quijote, como 
veremos al ocupamos de Diana. 
2 4 Cf. Don Quijote, I 20, p. 1101. 
2 5 Los romanos adoptaron este nombre de origen griego que significa " Memoria". Las 
Musas viven en el monte Helicón 
(Beocia), aunque también se las sitúa en el monte Parnaso por su estrecha relación con 
Apolo, que recibía en Delfos - al pie del último monte citado- culto especial. También 
el Olimpo y, en general, las cumbres montañosas eran consideradas moradas de estas divinidades. 
2 6 Don Quijote, II 18, p.1334. Las Musas como inspiración de los poetas constituyen un 
topos literario tan antiguo como la literatura europea. Precisamente, tanto la Ilíada, como la 
Odisea, y, por otro lado, la Teogonia hesiódica, comienzan con invocaciones a las Musas 
ACTAS IX - ASOCIACIÓN CERVANTISTAS. Juan Antonio LÓPEZ FÉREZ. Presencia de mitos...
(en singular o plural) en la idea de que vendrán a soltar la lengua del poeta, a darle alas 
y a guiarlo por caminos desconocidos hasta entonces para él. 
2 7 Don Quijote, II 45, p. 1424. En unas pocas líneas se apunta a diversos dominios del 
gran dios de la poesía y de la música, así como de la medicina; como sinónimo del Sol 
goza de los poderes que a éste le corresponden desde la Antigüedad clásica: verlo todo y 
oírlo todo desde el cielo. El escritor quizá desee llevar al lector a la idea de que Don Quijote 
invoca a Apolo, dotado de todos sus atributos, porque sólo el dios de las Musas podría inspirarle 
en grado suficiente para contar la gran hazaña de Sancho. Recordemos que Timbreo (o Timbrio) 
es un sinónimo de Apolo, pues en Timbra (o Timbre), junto al río Timbrio (afluente del Escamandro 
que fluye por la Tróade, no lejos de Troya) había un templo dedicado al dios. 
2 8 Don Quijote, I 2, p.1040. 
2 9 Don Quijote, II 71, p.1514. 
3 0 Don Quijote, Laudos, p.1035. Entiéndase los caballos del carro del Sol, sinónimo de 
Apolo. 
31 Don Quijote, I 6, p.1053. 
3 2 Don Quijote, II 67, p.1503. Nótese la inversión sintáctica, pues se pasa de la distribución 
objeto directo-sujeto, a sujeto-objeto directo, justamente a partir de Apolo. De gran interés 
y calado poético es poner juntos y en armonía a Apolo y Amor, entendido éste como dador 
de conceptos poéticos. 
3 3 Don Quijote, Laudos, p.1036. 
3 4 La veremos al ocuparnos de Acteón, nota 57. 
55 Don Quijote, II 57, p.1467. 
3 6 Don Quijote, II 8, p.l298.(Ni Estrabón (14.1.22) ni Valerio Máximo recogen la noticia 
de que Heróstrato fuera pastor). El incendio tuvo lugar en el 356 a.C. 
3 7 Eros entre los griegos: su genealogía es discutida; hijo de Caos para unos; de Afrodita 
y Ares, según otros; carece de progenitores, a juicio de muchos. 
3 8 Don Quijote: cf. p. 1068 (bis), 1077 (bis),1079,1119 (bis), 1231, 1311(bis), 1334 (bis), 
1341 (bis). De la p.1334 hablaremos al tratar de Píramo y Tisbe (véanse notas 124-6). Destaquemos 
el número de repeticiones (seis) dentro de los correspondientes sistemas métricos. 
3 9 Don Quijote, I 14, p. 1077. A continuación, se refiere al lazo con que acabará su vida, 
exponiendo a los vientos su cuerpo y alma. 
4» Don Quijote, I 14, p.1079. 
4 1 Don Quijote, I 43, p.1231. 
4 2 Don Quijote, II 58, p. 1470-1. No parece casual que el juicio ramplón, demasiado realista 
y carente de fantasía aparezca en boca de Sancho. 
4 3 Don Quijote, II 11, p. 1307-9. 
4 4 Don Quijote, II 20, p.1341. 
4 5 Los Sátiros se mostraban como seres animalescos con aspecto de macho cabrio y dotados, 
casi siempre, de un falo considerable. Eran compañeros de Baco. 
4« Don Quijote, I 15, p.1083. 
4 7 Aparecía, por primera vez, en la Miniada, poema épico de los siglos VII-VI a.C, que 
relataba el descenso de Teseo y Pirítoo a los infiernos (Cf. Pausanias, 10.28.2). Luego, 
lo tenemos en Eurípides (Alcestis 254 ss, Heracles 431), etc. 
4 8 Don Quijote, II 11, p.1307. No le faltaba razón para decir eso, ya que la primera figura 
que se ofreció a sus ojos fue precisamente la misma Muerte, con rostro humano. 
4 9 Puede acudirse a Virgilio, Eneida 4.173-97, donde se nos dice cómo es su figura y 
sus efectos. Fama es presentada allí como hija de Tierra y hermana de Ceo y Encelado; dotada 
de pies muy veloces y rápidas alas, es un monstruo horrible, de enorme tamaño; sus vigilantes 
ojos son tantos como plumas tiene en el cuerpo; bajo las plumas tiene un número igual de 
bocas, lenguas y oídos; por la noche vuela entre el cielo y la tierra; durante el día, se mantiene 
ACTAS IX - ASOCIACIÓN CERVANTISTAS. Juan Antonio LÓPEZ FÉREZ. Presencia de mitos...
vigilante en lo alto de las torres. 
5 0 En griego Óssa. Cf. Ilíada 2.93. 
5 1 Trabajos y Días 763 ss. 
5 2 Cf. otro ejemplo en el texto a que alude la nota 80. 
5 3 Don Quijote, laudos, p.1036. 
5 4 Don Quijote, II 65, p.1500. 
5 5 Según unos, ambos son hijos de Júpiter y Leda; según otros, sólo Polideuces (Pólux, 
si seguimos la forma latina) procedía del padre de los dioses, mientras que Castor había sido 
engendrado por Tindáreo, esposo de Leda. La opinión común era, asimismo, que Helena era 
hija de Zeus y Leda; Clitemnestra, en cambio, habría nacido de la unión de Tindáreo con 
su esposa. 
56 Don Quijote, I 23, p.l 118. 
5 7 Según la versión más aceptada, el castigo le fue impuesto por la diosa ( Diana, la 
Ártemis de los griegos), divinidad virginal protectora de los animales salvajes y, asimismo, 
de la caza. 
5 8 Don Quijote, II 58, p.1472. Anteen es la lectura ofrecida por varios editores. 
5 9 Aunque procedían de la casa real de Micenas, en Tebas vivían Anfitrión y Alcmena. 
Uniéndose a ésta, en

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Estudiando Artes

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