Logo Studenta

bas10904

¡Estudia con miles de materiales!

Vista previa del material en texto

COLABORACIONES 
LA HISTORIA 
ANTE LA MASONERÍA 
Reflexiones metodológicas 
JOSÉ A. FERRER BENIMEU 
Zaragoza 
ocos temas, incluso hoy día, se manifies­
tan tan polémicos y controvertidos al me­
nos en ciertos ambientes, como el de la 
masonería; cosa que resulta tanto más lla­
mativa cuanto que en general existe un 
desconocimiento bastante grande sobre 
las sociedades secretas, y en concreto so­
bre la masonería. Es curioso constatar que cuando se sus­
cita este tema en una conversación, tertulia o conferencia, 
la reacción inmediata es de una toma de posición, en po­
cos casos apasionada, cuando no violenta. Postura que se 
agudiza en ciertas publicaciones de marcado matiz ideoló­
gico, en las que suele llegarse a extremos que rondan con 
la indignación o incluso' el insulto personal. Da la impre­
sión de que la falta de serenidad para abordar la cuestión 
de la masonería es inversamente proporcional al desco­
nocimiento que se tiene de la materia. 
Ya en 1923, en la revista masónica española «Lato-
mia», hablando en concreto de la historia de la masonería 
española, acusaban este defecto y afirmaban que si los ata­
ques eran triviales, las apologías no pasaban de medianas. 
Por eso se limitan a desear —ante la falta de una auténtica 
historia masónica (1)— un estudio en el que, con una re­
lativa ordenación de materiales dispersos, se prescin­
diera de aserciones dudosas y de hechos incomprobados; 
una historia, en fin, descargada de mitos y limpia de tesis 
aventuradas y sobre todo escrita con verdad. Esa verdad a 
la que el historiador debe consagrarse —en frase de Táci­
to— y en aras de la cual debe hablar sin amor y sin 
odio. 
1) ANÓNIMO, Historia sucinta de la masonería española, en «Lato-
mia», III, Madrid, 1923, pp. 76-77: «Dicho sea sin desdén para los Díaz 
y Pérez y los Moray tas». 
El recurso a lo desconocido 
La verdad es que hasta hace pocos años la masonería 
en España era algo que no se conocía demasiado, aunque 
se hablaba mucho de ella. El famoso «contubernio» ma­
sónico llegó a hacerse familiar, si bien muy pocos sabían 
de hecho lo que significaba o intentaba camuflar. La ma­
sonería se había convertido en un recurso fácil sobre el 
que echar la culpa de todo lo malo, tanto en el terreno 
político, como en el religioso, social, e incluso histórico. 
Basta repasar los libros de historia —̂ y no sólo los llama­
dos «textos» utilizados en la universidad o en la segunda 
enseñanza, sino incluso no pocos considerados como de 
«investigación»— para constatar cómo la masonería era la 
causante de todas las revoluciones, pronunciamientos, 
destronamientos, asesinatos políticos, y un largo etcétera, 
que algunos, con una gran dosis de ignorancia, remontan 
hasta la expulsión de los jesuítas en el siglo XVIII, para 
después llegar a los últimos acontecimientos bélicos de la 
guerra del 36 e incluso a ciertos asesinatos y secuestros 
políticos vinculados coa etas y grapos (2). 
Y sin embargo hay que constatar el divorcio que has­
ta fechas muy recientes ha habido en España entre la his­
toria de la masonería y el historiador universitario, ya que 
se puede decir que la historia de la masonería no había 
entrado en la Universidad española, a pesar de que el te­
ma masónico estaba presente en los libros de historia de 
forma más o menos constante. 
Era común la creencia de que reconstruir el pasado 
de la masonería na resultaba targa fácil por el secreto con 
2) El asesinato de Carrero Blanco y los secuestros de Oriol y ViUaes-
cusa. 
EL BASILISCO 31 
EL BASILISCO, número 9, enero-abril 1980, www.fgbueno.es
http://www.fgbueno.es
que se rodeaba. Precisamente este secreto, más ficticio 
que real, originó una escuela histórica, la cual, creyendo 
en el poder oculto y en los superiores desconocidos, llegó 
a explicar todo con una palabra, sin que fuera necesario 
suministrar pruebas en su apoyo. Si algo no se entendía, 
se respondía que no se podía comprender, y se intentó 
probar la existencia del poder oculto precisamente por­
que era indemostrable por definición, y esta ausencia de 
pruebas llegó a convertirse en una demostración. 
Por otra parte se solía argüir diciendo que los que 
pertenecían a la masonería no podían decir todo lo que 
sabían, y que los que no eran miembros de ella no lo po­
dían saber todo. Así no es de extrañar que gran número 
de los autores que en otros tiempos —algunos no muy le­
janos— se ocuparon de la masonería, fiíeran o no maso­
nes, apenas utilizaran fiíentes documentales y recurrieran 
al uso casi constante de las hipótesis, en lugar de aportar 
datos positivos. La consecuencia fiíe que el gran público y 
los historiadores en general, de hecho, sabían muy poco 
sobre la masonería, su historia, sus tendencias y propósi­
tos reales. 
La masonería en la universidad 
Es igualmente cierto que durante algún tiempo una 
especie de muro de la vergüenza separó al historiador 
especiahzado de la masonería del de la llamada historia 
general. Para los historiadores universitarios la masonería 
estaba rodeada de una especie de tabú, de un tipo de 
prohibición o simplemente de un cierto miedo ignorante. 
N o obstante, en un momento dado, no podían escaparse 
esos mismos -historiadores de hacer referencia a la maso­
nería, tanto al estudiar el siglo XVIII como sobre todo los 
siglos XIX y XX; a esa masonería que desconocían, pero 
a la que hacían responsable de una serie de sucesos más o 
menos importantes y con la que cubrían figuras políticas, 
e incluso reyes, a modo de justificación de una conducta 
un tanto entreverada. 
Llegando el caso de solventar una laguna histórica, 
una aparente paradoja política, una decisión más o menos 
tenebrosa o maquiavélica, por no hablar del tan socorrido 
«complot» masónico-revolucionario o de la internacional 
judeo-masónicq-comunista, se recurría a la masonería co­
mo explicación argumental de hechos, en muchos casos 
con una génesis más simple y menos secreta. Así no es de 
extrañar que en im momento dado la historia de la maso­
nería haya sido cargada con no pocos crímenes y otras 
tantas revoluciones de pasado lejano o reciente. 
Sin embargo hoy día ya se va superando ese período 
de dura polémica con que durante tantas décadas los es­
critores de una y otra tendencia hicieron todo lo posible 
para oscurecer la verdad en un intento pueril por hacer 
responsables de victorias o desastres a la otra parte. 
Afortunadamente la masonería ha empezado a intere­
sar a los universitarios desde una óptica mucho más cien­
tífica y desmitificadora, y menos apasionada, por no decir 
32 EL BASILISCO 
EL BASILISCO, número 9, enero-abril 1980, www.fgbueno.es
http://www.fgbueno.es
obsesiva y patológica. Ya no preocupan tanto las Españas 
posibles de ciertas escuelas historiográfícas necesitadas de 
falsos maniqueismos donde enfrentar a supuestos buenos 
y malos. La masonería ha entrado en la Universidad, entre 
otras cosas porque ahora se investiga más y mejor; porque 
los tópicos fáciles y manidos no sirven ya; porque el uni­
versitario quiere saber y busca esa verdad hasta ahora en­
cubierta, en no pocos casos, por intereses ajenos a la cien­
cia; porque cada generación tiene el deber de hacer su 
propia historia sometiendo a revisión la que le han legado 
sus mayores, sobre todo cuando ésta ha sido marcada por 
la polémica y el fanatismo ideológico, político o religioso. 
La verdad frente a la maniptdación 
Se ha dicho que la labor del historiador debe reducir­
se a buscar en los protagonistas de la historia una última 
razón, una razón noble o, cuando menos, una razón hu­
mana. N o se trata, por supuesto, de otorgar idéntica vali­
dez a todas las razones; pero nunca estará de más subrayar 
que cada hombre —como cada organización o partido po­
lítico— tiene «su» razón, esa que el historiador debe des­
cubrir y poner de manifiesto. 
Por otra paae del estudio de la historia ha de sacarse 
algo más que la satisfacción di„ la curiosidad por los he­
chos acaecidos en otras épocas; hay otros valores, como el 
conocimientode los elementos que constituyen la socie­
dad, el saber cómo se encadenan las circunstancias que in­
fluyeron en sus mejoras y en sus retrocesos o simple­
mente la constatación de la irrevocable confirmación de 
las verdades y preceptos de la moral universal. No basta 
contentarse, pues, con narrar unos sucesos tal como suce­
dieron en su momento. Los acontecimientos que el histo-
riadr cuenta se sitúan en otro siglo, pero somos nosotros, 
los que sufrimos la influencia de las ideas y de las «razo­
nes» de nuestra época, quienes debemos juzgarlos. 
Para poder explicar por qué un suceso se ha desarrollado 
de cierta manera, en un momento dado, es preciso adap­
tarse a la mentalidad del siglo, es decir integrarse en las 
aspiraciones, en las necesidades, en el ideal de la gene­
ración que ha vivido en ese preciso momento y compren­
der la evolución y la interdependencia de los hechos his­
tóricos, lo moral y la moral de la sociedad. En este sentido 
es interesante recordar lo que León XIII —apropiándose 
de unas palabras de Cicerón— dijo en su Breve del 18 de 
agosto de 1883 sobre los estudios históricos, donde afir­
ma que «es preciso esforzarse enérgicamente en refutar 
las mentiras y falsedades recurriendo a las fuentes. Es ne­
cesario sobre todo tener presente en el espíritu que la 
primera ley de la historia es no atreverse a mentir, la se­
gunda atreverse a decir la verdad» (3). Cosa ciertamente 
no sencilla cuando la verdad choca con el muro de la «tra­
dición», del «siempre se ha dico tal cosa»; es decir, del 
tópico y de los esquemas mentales, que no siempre res­
ponden a un auténtico espíritu crítico histórico. 
Ha habido un claro influjo ideológico sobre el cientí­
fico, sobre todo en ciertas escuelas inclinadas a ver el 
«fantasma» de la masonería en los principales momentos 
históricos españoles. Me refiero a la escuela menendez-
pelayista y a su sucesora de la postguerra —según ex­
presión del profesor Jover— que la define como «la Espa­
ña posible del ochocentismo anticlerical» (4). 
Investigadores o ideólogos 
Resulta sintomático lo que el profesor Artola ase­
gura, a saber que «la historia de la masonería española 
constituye un capítulo mal conocido de la vida del pasado 
siglo. La escasa documentación auténtica y la habitual cos­
tumbre de quienes han tratado el tema de no citar sus 
fuentes documentales ha permitido la elaboración de 
obras cuyas conclusiones resulta difícil acotar. En nuestras 
historias de la masonería se recogen listas interminables 
de implicados, y se mencionan definiciones programáticas 
con frecuencia disparatadas. Mientras_se siga estimando 
como válida cualquier acusación de masonería procedente 
de informes anónimos, listas de dudoso origen o ciertas 
formulaciones programáticas que no son sino elaboración 
de los enemigos poKticosdel liberalismo... nuestro cono-
3) CICERÓN, De Oratore, II, XV; UEON XIII, De studüs historkis, 18 
agosto 1883. 
4) JOVER ZAMORA, P M ,̂ El siglo XIX en España: doce estudios, Bar­
celona, Planeta, 1974, pp. 19-21. 
EL BASILISCO 33 
EL BASILISCO, número 9, enero-abril 1980, www.fgbueno.es
http://www.fgbueno.es
cimiento del papel de la masonería en la implantación del 
liberalismo tendrá miás de novelesco que de histórico y 
establecido» (5). 
Y es que, como muy bien apunta el profesor Artola, 
quizá una de las constantes que se observa cuando los his­
toriadores aluden a la masonería —y me refiero a los his­
toriadores universitarios— es la falta de investigación con­
creta sobre el tema, ausencia de verdadero espíritu crítico 
ya que ni siquiera se paran a analizar las contradicciones 
de la bibliografía utilizada, ignorancia de la terminología 
adecuada (6), y finalmente la no utilización de fuentes do­
cumentales. 
Respecto a este último punto, en el caso de la «es­
cuela neomenendezpelayista» hay que observar que unos 
y otros han centrado su apoyatura documental poco me­
nos que exclusivamente en informes de policía y papeles 
anónimos de muy «dudoso origen» —utilizando palabras 
del profesor Artola— que necesitaban de una serena y 
desapasionada criba y crítica textual antes de su utilización 
apriorística dentro de una línea ideológica. De lo contra­
rio pueden dar la sensación de falta de objetividad, o 
quizá incluso de manipulación histórica, tanto más que la 
literatura utilizada como complemento (en especial los 
Vicente de La Fuente, los Tirado y Rojas, etc.) carece de 
una imparcial perspectiva histórica del problema. 
Desde luego resultan sintomáticas dos obras —^por 
no citar otras más conocidas— de dicha escuela: el Ma­
nual bibliográfico de estudios españoles y la Gran Enciclopedia 
Rialp [GER]. Por lo que respecta a esta última, y en con­
creto a la voz Masonería (7) se ha preferido reproducir un 
refrito «clásico» y tópico del tema, rechazando en última 
instancia todo posible enfoque desmitificador que rom­
piera con la línea «tradicional» y maniquea con que cier­
tos grupos ideológicos han juzgado y siguen juzgando 
todo lo relacionado con la masonería. Otro tanto hay que 
decir del Manual bibliográfico de estudios españoles, de Gon­
zález Ollé, publicado por la Universidad de Navarra en 
1976 en el que para el tema masonería tan sólo recoge 10 
obras, y entre ellas a Vicente de La Fuente, Tirado y Ro­
jas, Truth, Comín Colomer.., es decir los prototipos de la 
antimasonería más visceral, que además están mal citadas 
en no pocos casos, habiendo sistemáticamente omitido to­
das aquellas obras más recientes que pudieran ilustrar el 
tema desde otras ópticas (8). 
Actitud que quizá sea más justo llamar manipulación, 
y que no parece sea fruto de la casualidad, ya que el mis­
mo grupo ideológico la puso nuevamente en práctica lle­
gando incluso a poner en duda la existencia de una carta 
del 19 de julio de 1974 de la Congregación para la doctri­
na de la Fe (antiguo Santo Oficio) dirigida a los presiden­
tes de algunas Conferencias Episcopales más directamente 
interesadas con el problema de si los católicos podían per­
tenecer o no a la masonería. En este caso el documento 
en el que Roma admitía públicamente —^por vez primera 
desde la excomunión de 1738— la existencia de masone­
rías exentas de contenido contrario a la Iglesia, para el 
Boletín Informativo de la Iglesia de la Santa Cruz de Za­
ragoza, solamente merecía la categoría de rumor, con una 
incomprensible falta de ética profesional, o una no menos 
incomprensible ignorancia, tratándose de un Boletín de 
información pastoral, correspondiente al mes de diciem­
bre de 1974, es decir cinco meses posterior al susodicho 
documento, y que precisamente se tuvo especial empeño 
en difundir a domicilio a gran número de persohas total­
mente ajenas a la iglesia zaragozana en cuestión (9). 
A pesar de estas actitudes más propias del siglo XIX 
protagonizadas por ciertos sectores universitarios que se 
muestran reacios a romper con tópicos fáciles y cómodos 
—fomentados especialmente a partir de 1940—, la joven 
universidad está abriendo nuevos cauces en la investiga­
ción masónica que es de esperar fructifiquen de aquí a 
algunos años, y nos permitan aclarar tantos puntos todavía 
controvertidos de nuestra historia contemporánea. 
Metodología masónica 
Todo estudio de la masonería empieza por buscar 
respuesta a muchos de los interrogantes que cualquier 
lector se puede plantear empezando por el más elemental 
de todos, ¿qué es la masonería.-', qué se propone, cuáles 
son sus fines, su ideología, sus medios..., cómo se enmar­
ca dentro del contexto internacional..., ¿hay una masone­
ría o más bien son múltiples masonerías.'*... A partir de 
aquí es cuando hay que abordar ya en profundidad lo que 
con más o menos variantes debe constituir una auténtica 
metodología masónica. 
Una vez valorado y cuantificado el material docu­
mental disponible, que en nuestro caso está especialmen­
te facilitado por el Archivo de Servicios Documentales de 
Salairíanca, más conocido como el Archivo Secreto de la 
Masonería española (10), la investigacióndebe abarcar las 
cuatro grandes áreas con que Raoul M. Vantome (11) sin­
tetiza la metodología de la historia masónica, a saber: 1) la 
vida de las logias en sí mismas; 2) las relaciones de la logia 
con el mundo masónico; 3) con el mundo profano; y 4) 
con el mundo religioso. A estas hay que añadir una quinta 
5) ARTOLA GALLEGO, M., Historia de España, t. XXVL La España 
de Fernando V, Madrid, Espasa-Calpe, 1968, p. 616. 
6) Uno de los casos más recientes es el que atribuye al conde de Aran-
da el título de Grande Oriente, cuando en el peor de los casos tendría que 
haber dicho Gran Maestre. Cfr. SECO SERRANO, C , Godoy. El hombre 
y el político, Madrid, Espasa-Calpe, 1978, p. 61. 
7) Gran Enciclopedia Rialp [GER], Voz: Masonería, Madrid, 1973, t. 
XV, pp. 232-237 [A.M. BERNAL RODRIGUEZ/L.P. CONDE]. 
8) Por no citar no cita ni siquiera la 1̂ edición de la Bibliografía de la 
Masonería publicada en Zaragoza-Caracas en 1974, y en la que se reco­
gen más de 3.000 obras sobre masonería. 
9) Sobre esta cuestión cfr. Los Católicos y la Masonería, Rev. Vida Nue­
va [Madrid], rfi 966, 25 enero 1975, pp. 22(110)-37(125); y La Iglesia 
Católica y la Masonería. ¿El fin de un conflicto?. Rev. Razón y Fe [Ma­
drid], n° 968-969, septiembre-octubre 1978, pp. 143-164. 
10) La sección Masonería de dicho archivo dispone de una muy útil ca­
talogación del material por ciudades y logias, correspondencia de las 
mismas, y expedientes personales de todos y cada uno de los miembros, 
donde a veces se encuentra un muy importante material, especialmente 
de piezas de arquitectura o discursos, iniciativas, correspondencia parti­
cular, etc. 
11) VANTOME, Raoul M., Probléme de Méthodologie, Annales Histo-
riques de la Franc-Maeonnerie [París], n" 18 (abrü 1977), pp. 2-11. 
34 EL BASILISCO 
EL BASILISCO, número 9, enero-abril 1980, www.fgbueno.es
http://www.fgbueno.es
en España centrada en la represión franquista de la maso­
nería a partir de 1936. 
El estudio de las logias en particular conlleva en pri­
mer lugar al análisis de su vida puramente material, a sa­
ber, la situación geográfica de la logia y del templo ma­
sónico, los aspectos jurídicos de su formación, los mate­
riales que constituían el mobiliario y decoración; con qué 
recursos financieros se erigió, etc. 
En un segundo grupo se pasa ya al estudio de la vida 
masónica del taller o logia: cómo y por qué se ha escogido 
el título distintivo; cuál es el ritual seguido en los traba­
jos; ceremonia de instalación; cómo se hacen las iniciacio­
nes, los aumentos de salario y afiliaciones; cuál es la fre­
cuencia de las tenidas y el índice de asistencia; caso de 
existir problema de absentismo, por qué se da y cuáles 
son los remedios que se proponen para combatirlo; de 
qué se habla en el templo; cuáles son los temas desarrolla­
dos en los discursos o piezas de arquitectura; cómo se 
celebran los banquetes; cuándo y dónde tienen lugar, etc., 
etc. 
Un tercer grupo —dentro de la vida del Taller— lo 
constituye el de sus miembros. Resulta clave conocer la 
importancia numérica de la logia a lo largo de los años; 
cómo está compuesta desde un punto de vista de grupos 
socio-económicos, y desde el de la edad de sus miernbros. 
En qué proporción hay «hermanos» extranjeros, o de 
otras localidades; cuál es la proporción de masones inves­
tidos de altos grados; cuál es el origen masónico de sus 
miembros; qué personalidades han marcado o podido 
marcar con su impronta la vida de. la logia; elecciones de 
dignatarios y oficiales... La elección del idioma o lengua es 
importante, pues en España se dan logias dependientes 
directamente de Orientes extranjeros, como el de Fran­
cia, y en ellas toda la documentación está en francés (por 
ejemplo en las logias bonapartistas); y también existen 
logias de carácter autonomista o nacionalista, sobre todo 
en Cataluña... Como colofón resulta muy útil, por no 
decir imprescindible la aportación, en cada caso o logia, 
del repertorio alfabético de los componentes de la misma, 
con indicación de sus profesiones, nombres simbólicos, 
años de permanencia en la logia, cargos desempeñados, 
etc. 
En un cuarto grupo o apartado hay que estudiar la 
ideología de la logia a través de su correspondencia, pie­
zas de arquitectura, discursos, respuestas a las encuestas 
de carácter nacional... La prensa masónica, caso de existir 
en la logia en cuestión, merece una atención especial por 
lo que de influjo y transcendencia ideológica supone. 
Finalmente se cierira el estudio de la vida de la logia 
analizando su situación jurídica según la legislación del 
país. Este es un aspecto que en España encierra especial, 
interés dado el carácter de ilegalidad, prohibición e' into­
lerancia que ha predominado desde la llegada de la maso­
nería a la península hasta nuestros días (12). 
El segundo gran bloque decíamos que lo constituye 
el estudio de las relaciones de la logia o taller con otras 
12) Recordemos que la legislación de la masonería en España data tan 
sólo del 3 de julio de 1979, si bien hasta el 21 de diciembre de dicho 
año no pudo formalizar su inscripción en el registro de asociaciones. 
entidades, No tendría sentido considerar la logia como 
una entidad que vive totalmente aislada del mundo exte­
rior y desarraigada de su «biotipo» en el que ha nacido y 
del que vive. 
De hecho esa pequeña agrupación de hombres —ne­
tamente limitada por el número y delimitada por un espí­
ritu b ideología propios— solo existe en función de un 
conjunto más vasto, constituido por toda una serie de 
condicionantes, tales como el medio geográfico o los gru­
pos humanos con los que el Taller mantiene relaciones 
más o menos intencionadas, más o menos fructíferas, más 
o menos armónicas. Evidentemente la resultante es todo 
un mecanismo —a veces muy sutil— de influencia recí­
procas, de acciones y reacciones sufridas o ejercidas. 
Del cómo tengan lugar estas interacciones protagoni­
zadas en uno u otro sentido es importante subrayar que 
en algunos casos son de extrema importancia para la mis­
ma existencia de la logia, pues pueden causar su desapa­
rición o su renacer, su decadencia o su prosperidad. Y 
frecuentemente definen su espíritu. 
Es decir que nuestra aproximación debe ser necesa­
riamente estructural y funcionalista, y nos debe permitir 
un intento de respuesta a las cuestiones que plantea la 
interacción entre la logia y el mundo masónico; entre la 
logia y el mundo no masónico. 
EL BASILISCO 35 
EL BASILISCO, número 9, enero-abril 1980, www.fgbueno.es
http://www.fgbueno.es
MASONERÍA 
UNIVERSAL 
Í F A M I L I M 
E S P A F I O L A 
El primer aspecto es doblemente importante para la 
historia de la masonería española, pues por una parte en 
España las múltiples obediencias masónicas crean momen­
tos de gran conflictividad con el subsiguiente trasiego de 
logias de unas obediencias a otras; y por otra hay zonas 
geográficas o comimidades histórico-culturales con es­
peciales connotaciones masónicas, como es el caso de las 
Islas Canarias, de Cataluña, de Asturias, del Sudeste [Car­
tagena y Murcia], del Mediodía (la importancia de la ma­
sonería en Andalucía es quizás de los fenómenos más cu­
riosos y que todavía está por estudiar), etc., etc. 
En este sentido en el estudio de las interacciones de 
las logias con el mundo masónico hay que estudiar el ori­
gen o creación de dichas relaciones entre el Taller y las 
obediencias y autoridades masónicas; cuales fueron poste­
riormente los vínculos entre la logia y los Poderes re­
gulares (nombramiento de Diputados, envío de Cuadros 
lógicos, cotización, asambleas, diplomas...); cuales fueron 
las relaciones entre la logia y los otros Talleres estable­
cidos en territorio nacional, así como en otros, más o 
menos subordinados (Norte de África, Cuba, Puerto Ri­
co...). Aquí entran los garantes de amistad, recepción de 
visitantes, afiliaciones, etc. 
Otros aspectos a tener en cuenta en las relaciones 
masónicas entre los talleres consisten en saber iqué grado 
de fraternidady colaboración mantenían entre sí las logias 
de la misma ciudad o región, fueran o no de la misma 
obediencia; cómo practicaban la beneficencia en favor de 
masones pertenecientes a otros Orientes; qué posición 
tomaban en las respuestas a las encuestas masónicas; en la 
elaboración o aceptación de Constituciones; en las pro­
puestas enviadas a las Asambleas Generales; si participa­
ron en la implantación de nuevas logias o triángulos, o 
por el contrario protagonizaron escisiones, o pactos auto­
nómicos o regionalistas, etc. 
Finalmente por la transcendencia polémica que a ve­
ces revistió en España merece especial atención el estudio 
de las relaciones mantenidas con los llamados librepen­
sadores, así como con los políticos, diputados, militares y 
altos funcionarios masones para el logro de ayudas o be­
neficios mutuos. 
El tercer y cuarto grandes apartados lo constituyen 
las interacciones entre el Taller o logia y el mundo no ma­
sónico, en especial con el llamado mundo profano y con 
el mundo religioso. 
En el primer caso es importante estudiar el entorno 
para ver si la ciudad o la situación geográfica ha dado un 
carácter específico a la logia, lo que evidentemente ocurre 
en las instaladas en zonas fronterizas, o en núcleos urba­
nos que tienen puerto, ya que su influjo se manifiesta por 
una parte en la captación de miembros y en la recepción 
de visitantes extranjeros, y por otra en un mayor índice 
de absentismo por razones profesionales, tratándose 
sobre todo de marinos. Aquí, por ejemplo, la situación 
canaria es privilegiada por el movimiento que supone de 
marinos masones, y como cabeza de puente para el Caribe 
y toda hispanoamérica en general. 
También hay que establecer una relación causal —o 
una simple correlación entre la evolución demográfica y 
económica de la ciudad o pueblo por una parte, y la po­
blación y dinámica del Taller, por otra. Igualmente impor­
tante resulta el análisis de las relaciones con las autorida­
des civiles, municipales y militares; la participación en la 
vida política y cultural de la ciudad; su influjo en las insti­
tuciones ciudadanas (ateneos, casinos, sociedades econó­
micas...), así cómo en la prensa local. 
Como la práctica de la beneficencia es uno de los 
temas constitucionales de las logias, y de los más signifi­
cativos en la vida de las mismas, hay que estudiar el in­
flujo de dicha beneficencia en el mundo profano tanto en 
la vida ordinaria de la ciudad como en los casos de una 
mayor incidencia catastrófica local o nacional. En este 
sentido resulta muy útil la evaluación de las sucesivas 
aportaciones al llamado tronco de beneficencia y su desti­
no si han propiciado colaboraciones con otros grupos ciu­
dadanos y en qué medida, y finalmente las implicaciones 
sociológicas que la existencia de la logia supone en la ciu­
dad. 
El apartado del mundo religioso abarca las relaciones 
de la logia o Taller con la Iglesia católica, con los pro­
testantes, con los hebreos, etc. Especial interés tienen di­
chas relaciones con el clero local. Aquí el análisis, moti­
vación y desarrollo del anticlericalismo masónico y del 
antimasonismo clerical es clave. En igual medida el tema 
de la escuela laica, y en general todo el tema de la ense­
ñanza es también muy importante, así como el de los ce­
menterios civiles, prensa católica, pastorales y sermones 
contra los masones. 
A modo de apéndice o capítulo final y dentro de una 
metodología general, resulta altamente clarificador anali­
zar el período histórico que empieza en julio de 1936 y 
que se caracteriza por la represión y destrucción sistemá­
tica de la organización masónica en España. Informes de 
la policía, incautación de archivos y bibliotecas, persecu­
ción y eliminación física de los miembros que no pudie­
ron escapar al exilio, campañas de prensa, etc., son aspec­
tos a tener en cuenta y que contribuyen a explicar un va­
cío histórico de más de cuarenta años tan solo suplido en 
parte con la reconstrucción en el exilio de algunas logias 
integradas por los supervivientes de la represión franquis­
ta. 
Como se puede apreciar las cuestiones que el histo­
riador se formula, y las hipótesis de trabajo que éstas con­
llevan, abarcan un amplio abanico que nos permite cen­
trar el problema de la masonería en un contexto histórico 
y sociológico suficientemente amplio, y sobre todo lejos 
de los simplismos habituales a que ciertas ideologías o 
36 EL BASILISCO 
EL BASILISCO, número 9, enero-abril 1980, www.fgbueno.es
http://www.fgbueno.es
«escuelas» nos tienen acostumbrados, donde el fenómeno 
masónico queda reducido para unos a mero sinónimo de 
«complot», «pronunciamiento» o «revolución»; mientras 
que otros le niegan precisamente estas características pre­
sentando a la masonería como la aliada de la burguesía y 
del capitalismo, que con su concepto de la fraternidad 
universal es. uno de los grandes obstáculos occidentales a 
la lucha de clases que debe conseguir la auténtica revolu­
ción (13). 
Reflexiones cotr^lementarias 
Evidentemente la búsqueda de respuestas y la verifi­
cación de las hipótesis formuladas, a la vista del material 
documental disponible, no siempre permitirá una investi­
gación exhaustiva. Sin embargo gracias a la correspon­
dencia mantenida con otras logias, y al intercambio de 
cuadros lógicos, etc., en más de una ocasión los vacíos ini­
ciales son más aparentes que reales, y pueden suplirse 
acudiendo a los archivos de otras logias, sin necesidad del 
recurso a la extrapolación, al razonamiento por analogías, 
a suposiciones razonadas y prudentes, o a la comparación 
entre ciertas identidades y diferencias. 
La historia de la logia presentaría una laguna funda­
mental si, a partir de los resultados anteriores, no intentá­
ramos obtener las líneas maestras, la ideología predo­
minante o subyacente en la constitución y desarrollo del 
Taller. 
Naturalmente entre estos elementos constitutivos 
que dan al Taller su identidad propia, y que definen su 
personalidad — ŝu ontología, si se prefiere— hay que 
tener presente en primer lugar, las «constantes» que a 
través de los diferentes períodos de la vida de la logia 
siempre han estado en primer plano; y en segundo lugar 
las «variables» a las que los componentes de la logia han 
concedido una importancia mayor o menor, según las 
épocas y circunstancias, y siempre en función de las 
estructuras exteriores. Variables que en la mayor parte de 
los casos no serán, en definitiva, otra cosa que facetas di­
ferentes de un mismo idealismo subyacente, de un mismo 
substrato permanente y típico del taller. 
Y así llegamos a uno de los aspectos más controverti­
dos: la presentación material de los resultados de nuestra 
investigación. Aquí, respetando otras opciones, me incli­
no por el orden cronológico global, no compartimentado. 
Este sistema ofrece, es cierto, la desventaja de fragmentar 
los diferentes temas que de otra forma se podrían tratar. 
Pero este inconveniente puede suplirse estableciendo con 
cuidado Cuadros, índices. Esquemas, etc. Por otra parte, 
el orden cronológico global presenta la ventaja no sólo de 
seguir más fácilmente el desarrollo armónico de la logia, 
sin excesivas reiteraciones, sino de poder subrayar mejor 
en qué sentido se hace la evolución general del Taller 
dentro de una perspectiva de historia total, tanto masóni­
ca como profana. 
Como todo trabajo de investigación local, éste es un 
punto de partida para la elaboración de otros más am-' 
plios, llámense regionales o de comunidades con las mis­
mas características histórico culturales, que a su vez nos 
permitirán afrontar en una última fase la historia de la 
masonería española a nivel nacional. De ahí que sea im­
portante el que suministremos a otros investigadores un 
instrumento de trabajo válido que permita analizar la ma­
teria de nuestra historia local o regional, bajo diferentes 
ángulos, fuera de nuestra historia local propiamente di­
cha. Así entre los anexos indispensables a los que hay que 
dedicar tiempoy atención hay al menos uno que es de 
gran valor: el fichero unificado de los miembros de las 
respectivas logias, a cuya metodología y aplicación prác­
tica ya consagró Alain Le Bihan su magistral obra Franc­
masones parisinos del Grande Oriente (14). 
A éste se podrían añadir otros relativos a la demogra­
fía de la logia, pirámide de edades, estadística de profesio­
nes ejercidas por los masones, viñetas de la logia y enca­
bezamientos de los impresos, incluidos los destinados a 
correspondencia oficial masónica (que en más de una oca­
sión nos manifiestan evoluciones ideológicas), léxico ma­
sónico que ayude a introducir y comprender los términos 
y expresiones utilizadas en logia, etc., etc. 
Capítulo aparte merece en el caso español la conno­
tación política de la masonería, ya no sólo a nivel local o 
provincial, sino, sobre todo, nacional. De ahí que sea cla­
ve el conocer qué diputados y cuántos fueron masones en 
las sucesivas Cortes legislativas y constitucionales; el in­
flujo de la ideología masónica en las diversas Constitu-
13) Sobre estas cuestión cfr. EERRER BENIMEU, J.A., franco contra 
la masonería, Rev. Historia 16 [Madrid], n° 15, Julio 1977, pp. 37-51. 
14) LE BIHAN, A., Vrancs-M.acpns Parísiens du Grand Orient de Frañce 
(Fin du XVIIP siécle), París, Bibliothéque Nationale, 1966. 
EL BASILISCO 37 
EL BASILISCO, número 9, enero-abril 1980, www.fgbueno.es
http://www.fgbueno.es
Clones españolas; número y calidad de masones en los di­
versos partidos políticos; en el profesorado universitario; 
en los institutos de segunda enseñanza y en las escuelas; 
prensa manejada directa o indirectamente por la maso­
nería... El capítulo de los militares masones es vital para 
comprender no pocas actitudes históricas españolas; así 
como la dependencia o no de las múltiples masonerías 
españolas de las de otros países, en especial Francia, así 
como el intento de «colonización» o influjo masónico de 
estos mismos países; etc., etc. 
La masonería como ciencia 
A la vista de los resultados que la investigación his­
tórica proporciona, el tema masónico aparece mucho más 
complejo y apasionante, ya que abarca otros terrenos no, 
ya histórico-sociológicos, sino incluso jurídicos, literarios, 
musicales, artísticos, lingüísticos, etc. que constituyen lo 
que en sentido general se denomina ya masonología, que 
a su vez queda definida como «la ciencia del fenómeno 
iniciático en su historia, su expresión y sus estructuras». 
Y a propósito de definiciones, llama la atención por 
su escaso acierto la que en febrero de 1979 dio precisa­
mente la Real Academia de la Lengua Española al término 
«Francmasonería», cambiando el que hasta entonces exis­
tía en el Diccionario de la misma Real Academia. Hasta 
entonces masonería se definía como una «asociación se­
creta en que se usan varios símbolos tomados de la alba-
ñilería, como escuadras, niveles, etc.» (15). 
En la nueva versión hecha pública a la par que otros 
términos como marxismo, derecha, izquierda, etc„ queda 
así: «Asociación secreta de personas que profesan princi­
pios de fraternidad mutua, usan emblemas y signos espe­
ciales y se agrupan en entidades llamadas logias» (16). 
Resulta curioso el empeño en ambos casos por cargar 
el acento en lo de asociación secreta, no siéndolo más que 
cualquier otra asociación que se precie de discreta. En 
igual medida no parece afortunado el decir que «profesan 
principios de fraternidad mutua», ya que la fraternidad 
masónica no es excluyente, ni se reduce a los propios 
miembros de la asociación. En cualquier caso estamos 
ante un ejemplo más de la incompetencia tradicional con 
que se suelen abordar ciertos temas. 
En parte estos errores o defectos han empezado ya a 
subsanarse en otros países, por ejemplo en Francia, con la 
creación desde el año 1974, y a título experimental, en la 
Facultad de Letras de la Universidad de la Alta Bretaña o 
si se prefiere Rennes II, de una unidad de valor de Histo­
ria Masónica que está configurada por una sección de es­
tudios e investigaciones masonológicas para ia prepara­
ción del doctorado del tercer ciclo en masonología. Esta 
enseñanza del tercer ciclo consta de tres opciones: Franc­
masonería, esoterismo y lingüística y simbolismo. 
15) Diccionario de la lengua española, Madrid, Real Academia Española, 
1947, p. 612. 
16) Boletín de la Comisión Permanente de la Asociación de Academias 
de la Lengua Española, Madrid, febrero 1579. 
A su vez existe en la misma Facultad una unidad con 
valor de licencia bajo el título de «Movimiento de las 
ideas y de la francmasonería en el siglo XVIII», organiza­
da en cuatro cajpítulos o apartados: el histórico; el inte­
lectual y asociativo; las prácticas discursivas (historia, bio­
logía, antropología); y prácticas iniciáticas y rituales. 
Finalmente y dentro de la sección de Literatura de la 
época clásica (siglo XVIII) existe la llamada opción C que 
consiste en: 
—^Textos fundamentales: Las Constituciones de Ander-
son (1723-1738-1784); El Ahiman Rezón (1756), Y El Dis­
curso de Ramsay (1736-1737). 
—^Los Orígenes. 
—Las estructvuras masónicas y paramasónicas: del sa­
lón literario a la Logia. 
Los escritores francmasones: de Montesquieu a Sa-
de. 
-La literatura masónica: escrita y oral, poesía y pro­
sa. 
— Êl ritual masónico: sus estructuras. 
— L̂a ideología masónica y sus ataques: los textos 
antimasónicos. 
38 EL BASILISCO 
EL BASILISCO, número 9, enero-abril 1980, www.fgbueno.es
http://www.fgbueno.es
EL MUNDO PROFANO 
EL BASILISCO 39 
EL BASILISCO, número 9, enero-abril 1980, www.fgbueno.es
http://www.fgbueno.es
—^Lingüística masónica. 
—Impregnación masónica en el siglo. 
—Simbolismo masónico. 
—^Las Nueve Hermanas (1776) (17). 
—Análisis masónico de textos: Historia de Madame de 
Luz de Charles Duelos (1741); Pablo y Virginia de 
Bernardin de Saint-Pierre (1788). 
En un contexto ya de pura investigación histórica 
existen una serie de instituciones importantes como el 
Instituto de Altos Estudios e Investigaciones masónicas, 
de París, dependiente del Grande Oriente de Francia y en 
gran medida supeditado a su ideología y directrices. Se 
compone de miembros activos asociados, francmasones o: 
no. Aunque no abundan los auténticos profesionales de la 
historia realizan encuentros y discusiones, publicando tri­
mestralmente los Anuales historiques de la Franc-Maqonne-
rie. 
Mucho mayor interés e importancia tiene la labor 
realizada en Londres por la Quatuor Coronati Lodge N° 
2076; la primera logia de investigación masónica, que pu­
blica desde 1886 la hasta hoy mejor revista de historia de 
la masonería bajo el título de Ars Quatuor Coronatorum. 
Otro tanto podríamos decir del Masonic Book Club 
con sede en Estados Unidos, concretamente en Bloo-
mington, Illinois, que tiene ya diez años de duración y 
más de 1.100 miembros. Precísamete acaba de publicar a 
finales de 1979 en facsímil el famoso The Sufferings of 
John Coustos. 
Más reciente es la fundación en Italia, el 14 de 
diciembre de 1979, por un grupo de estudiosos masones 
y no masones, del Instituto de Historia de la Masonería, 
que tiene como fin «el progreso de la historia de la maso­
nería y del mundo latomístico (18) en general». Tiene 
como proyecto la fundación de un archivo y biblioteca 
especializados, así como la organización de coloquios, 
conferencias, publicaciones, premios, bolsas de estudio, 
etc. 
La lista podría ampliarse con países como Alemania, 
Holanda, Bélgica, Suiza, Argentina, etc. etc., donde la in­
vestigación sobre el pasado de la masonería ha incidido de 
forma especial en el terreno universitario desde una ópti­
ca de pura investigación al margen de connotaciones polé­
micas o partidistas. 
En este sentido, y dejando de lado la enumeración de 
las tesis doctorales que sobre el tema de la masonería se 
han defendido en los últimos años en diversas universi­
dades de Bélgica, Italia, España, Francia, Alemania, Hun­
gría, etc., cabría destacar el Coloquio internacional que 
sobre eltema «Clases e ideologías en la Francmasonería» 
17) La célebre logia parisina en la que fue iniciado Voltaire a la edad de 
84 años y un mes antes de fallecer. Cfr. FERRER BENIMELI, J.A., Vol­
taire y la Masonería, Rev. Cuadernos de Investigación [Logroño], n° 1, 
mayo 1975, pp. 65-89. 
18) Latorao, del latín Latomus, significa albañil o masón. 
4 0 — — ' • •• '• — 
organizó la Universidad Libre de Bruselas en marzo de 
1976, con la participación de las universidades de LiUe, 
Bielefeld, Oxford, Dijón, París, Zaragoza y Bruselas; o el 
Congreso que sobre «La Masonería en el siglo XVIII en 
los países del centro y este de Europa» se celebró en 
septiembre de 1976 en Lüneberg, con la participación de 
las universidades de Hamburg, Salzburg, Wien, Bucarest, 
München, Bordeaux, Graz, Waterloo-Ontario, Góttingen, 
Freibrug, Leningrado, Budapest, Bochum, Praga, Zarago­
za, Moscú, Belgrado, etc.; o, por no alargar demasiado 
esta lista, el más reciente de todos, la mesa redonda ce­
lebrada en Italia en abril de 1979, en la ciudad de Lecce, 
bajo el tema «La Masonería en la historiografía moder­
na», que reunió a un selecto número de profesores ma­
sones y no masonees, fundamentalmente italianos, espe­
cializados en la historia de la masonería ' 
Por lo que respecta más específicamente a España y a 
su universidad, la masonería española ha estado presente 
y se ha hablado y discutido de ella en no pocos congresos, 
coloquios y jornadas. A título de ejemplo baste citar el II 
Symposio sobre el Padre Feijoo y su siglo (Oviedo, octu­
bre 1976), el I Congreso de Historia de Andalucía (Cór­
doba, diciembre 1976), el IX Coloquio de Pau dedicado a 
las Constituciones españolas (Pau, marzo-abril 1978), el 
Congreso de Historia Eclesiástica comparada (Varsovia, 
junio 1978), el II Congreso Internacional Galdosiano (Las 
Palmas, septiembre 1978), el I Symposium Internacional 
sobre la Inquisición Española (Cuenca, septiembre 1978), 
el IV Coloquio sobre La Ilustración (Mátrafüred-Buda-
pest, octubre 1978), las II Jornadas de Estudios sobre 
Aragón (Teruel, diciembre 1978), el I Coloquio Interna­
cional del Centro de Investigaciones Glyptográficas 
(Mons, abril 1979), la IV Semana de Historia Eclesiástica 
de España Contemporánea (El Escorial, juho 1979), las 
Primeras Jornadas de Cultura Altoaragongsa (Huesca, 
septiembre 1979), el Coloquio sobre la Historia, la Cultu­
ra, la Literatura y las Artes, en torno a 1750 (Oviedo, di­
ciembre 1979), las II Jornadas de Estudios Canarias-
América (Santa Cruz de Tenerife, octubre 1979)... 
Como conclusión, el tema está ahí, abierto a múlti­
ples enfoques y disciplinas. La Universidad española ha 
emprendido un camino largo de recorrer pero con el ali­
ciente de que ya se está haciendo algo en equipo, con el 
dinamismo e ilusión que proporciona el constatar que en 
estos momentos están en marcha una docena de tesis que 
tienen como temática central la masonería española; con 
el interés que despierta el tema, como lo demuestra no 
sólo la gran cantidad de trabajos y monografías publicados 
en múltiples revistas especializadas españolas, sino tam­
bién los ciclos de conferencias y mesas redondas que tan­
to los colegios universitarios, como los colegios mayores, 
centros culturales, universidades, etc. han organizado y 
siguen organizando para hablar y discutir de un tema tan 
polémico como desconocido, y quizá por ello más atracti­
vo. Sólo resta esperar que un día podamos entre todos 
elaborar la verdadera historia de la masonería contempo­
ránea española que, desde una óptica lo más aséptica posi­
ble, acabe con las apologías pueriles de unos y con los ata­
ques viscerales de otros (19). 
19) A modo de avance cfr. FERRER BENIMELI, J.A., Masonería espa­
ñola contemporánea, Madrid, Siglo XXI, 1980, 2 vol. 
EL BASILISCO 
EL BASILISCO, número 9, enero-abril 1980, www.fgbueno.es
http://www.fgbueno.es

Continuar navegando