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See discussions, stats, and author profiles for this publication at: https://www.researchgate.net/publication/340610491 AGRICULTURA Y ALIMENTACIÓN. INTRODUCCIÓN A UNA GEOGRAFÍA AGRARIA Y RURAL. Chapter · December 2018 CITATION 1 READS 1,313 1 author: Rosa Babilonia Pontificia Universidad Católica de Chile 13 PUBLICATIONS 12 CITATIONS SEE PROFILE All content following this page was uploaded by Rosa Babilonia on 13 April 2020. The user has requested enhancement of the downloaded file. https://www.researchgate.net/publication/340610491_AGRICULTURA_Y_ALIMENTACION_INTRODUCCION_A_UNA_GEOGRAFIA_AGRARIA_Y_RURAL?enrichId=rgreq-27e65976b42033666656b1d5864b06bc-XXX&enrichSource=Y292ZXJQYWdlOzM0MDYxMDQ5MTtBUzo4Nzk5ODg0NTg5MzgzNjhAMTU4NjgxNzAwNjU1MA%3D%3D&el=1_x_2&_esc=publicationCoverPdf https://www.researchgate.net/publication/340610491_AGRICULTURA_Y_ALIMENTACION_INTRODUCCION_A_UNA_GEOGRAFIA_AGRARIA_Y_RURAL?enrichId=rgreq-27e65976b42033666656b1d5864b06bc-XXX&enrichSource=Y292ZXJQYWdlOzM0MDYxMDQ5MTtBUzo4Nzk5ODg0NTg5MzgzNjhAMTU4NjgxNzAwNjU1MA%3D%3D&el=1_x_3&_esc=publicationCoverPdf https://www.researchgate.net/?enrichId=rgreq-27e65976b42033666656b1d5864b06bc-XXX&enrichSource=Y292ZXJQYWdlOzM0MDYxMDQ5MTtBUzo4Nzk5ODg0NTg5MzgzNjhAMTU4NjgxNzAwNjU1MA%3D%3D&el=1_x_1&_esc=publicationCoverPdf https://www.researchgate.net/profile/Rosa-Babilonia?enrichId=rgreq-27e65976b42033666656b1d5864b06bc-XXX&enrichSource=Y292ZXJQYWdlOzM0MDYxMDQ5MTtBUzo4Nzk5ODg0NTg5MzgzNjhAMTU4NjgxNzAwNjU1MA%3D%3D&el=1_x_4&_esc=publicationCoverPdf https://www.researchgate.net/profile/Rosa-Babilonia?enrichId=rgreq-27e65976b42033666656b1d5864b06bc-XXX&enrichSource=Y292ZXJQYWdlOzM0MDYxMDQ5MTtBUzo4Nzk5ODg0NTg5MzgzNjhAMTU4NjgxNzAwNjU1MA%3D%3D&el=1_x_5&_esc=publicationCoverPdf https://www.researchgate.net/institution/Pontificia_Universidad_Catolica_de_Chile?enrichId=rgreq-27e65976b42033666656b1d5864b06bc-XXX&enrichSource=Y292ZXJQYWdlOzM0MDYxMDQ5MTtBUzo4Nzk5ODg0NTg5MzgzNjhAMTU4NjgxNzAwNjU1MA%3D%3D&el=1_x_6&_esc=publicationCoverPdf https://www.researchgate.net/profile/Rosa-Babilonia?enrichId=rgreq-27e65976b42033666656b1d5864b06bc-XXX&enrichSource=Y292ZXJQYWdlOzM0MDYxMDQ5MTtBUzo4Nzk5ODg0NTg5MzgzNjhAMTU4NjgxNzAwNjU1MA%3D%3D&el=1_x_7&_esc=publicationCoverPdf https://www.researchgate.net/profile/Rosa-Babilonia?enrichId=rgreq-27e65976b42033666656b1d5864b06bc-XXX&enrichSource=Y292ZXJQYWdlOzM0MDYxMDQ5MTtBUzo4Nzk5ODg0NTg5MzgzNjhAMTU4NjgxNzAwNjU1MA%3D%3D&el=1_x_10&_esc=publicationCoverPdf AGRICULTURA Y ALIMENTACIÓN. INTRODUCCIÓN A UNA GEOGRAFÍA AGRARIA Y RURAL ROSA INÉS BABILONIA BALLESTEROS agricultura y alimentación. introducción a una geografía agraria y rural 181 Introducción La producción científica y divulgación académica sobre problemáticas rurales había sido muy débil en la geografía hasta 1970, época en que emergen los aportes de revistas anglosajonas como Antipode, Economic Geography y Transactions of the Institute of British Geographers, las cuales destacan trabajos sobre la América rural, geografía de la pobreza, desarrollo y subdesarrollo, junto a algunas reflexiones teóri- cas sobre la dependencia, los procesos de producción campesina en contextos asiáti- cos, así como algunos estudios acerca de los conflictos y diferenciaciones existentes entre la producción agrícola campesina y la agricultura con orientación al mercado. No obstante, desde el proceso de consolidación de la geografía rural como subdisciplina de la geografía, ha sido permanente el interés por estudiar la relación agricultura- alimentación, constituyéndose en una problemática clásica de estudio en la disciplina. El presente escrito, por lo tanto, pretende contrastar las principales discusiones teórico-metodológicas existentes en la geografía para abordar los temas rurales. Ini- cialmente se discute sobre la diferencia entre las geografías agraria, agrícola y rural, para introducir el objeto de estudio de cada una de estas ramas. En la segunda parte se destacan los aportes del positivismo y el constructivismo en la lectura de las lógi- cas espaciales que regulan la producción, distribución y consumo de materias primas (agrícolas) del campo a la ciudad y sus relaciones con el mercado, así como las rela- ciones socioecológicas y culturales derivadas de esta interacción, atendiendo que el espacio geográfico es un producto social creado a partir de la construcción de valores y significados de los diferentes sujetos que lo constituyen, provocando formas diversas de producir y reproducir relaciones sociales. Este ensayo también evalúa el estado del arte en la investigación geográfica sobre las temáticas de economía campesina y soberanía alimentaria dentro de la literatura científica anglosajona, en particular, por situarse entre los temas de mayor interés cuando se habla de geografía rural en el contexto global actual. El primer tópico dibu- ja su importancia en la disciplina debido al conjunto de relaciones socioecológicas y culturales que estas estructuras productivas generan en el mundo rural, mientras que el concepto de soberanía alimentaria ha cobrado notable importancia como resultado de las dinámicas territoriales que la producción, distribución y consumo de alimentos genera alrededor de la complejidad urbano-rural en el marco de la agroindustria capi- talista y la existencia de economías de subsistencia. r o s a i n é s b a b i l o n i a b a l l e s t e r o s 182 Los datos obtenidos corresponden a publicaciones contenidas en la base de datos Web of Science entre 1975 y 2016, los cuales fueron analizados a partir de in- dicadores bibliométricos que permitieron identificar, a través de los títulos, resúmenes, palabras claves, auto- res, instituciones, países, número de citas, las tenden- cias temáticas, así como las aproximaciones teóricas y metodológicas con las que se han investigado estos tópicos dentro de la ciencia geográfica. Para la identifi- cación de estas tendencias y agendas temáticas se ana- lizó un total de 77 artículos, provenientes de revistas de geografía de varios países, y procesados con el apoyo de indicadores bibliométricos. Los resultados indican que las contribuciones más importantes se insertan dentro de la geografía económi- ca y la geodemografía, siendo Estados Unidos el país con mayor producción científica frente al tema. De igual for- ma, se constata que el estudio de la agricultura también se vincula con tópicos como las cadenas globales y locales de producción de alimentos, así como su relación con la soberanía alimentaria y el género, seguido de categorías como la gobernanza, el papel del Estado, la globalización y la política. Estas tendencias plantean diferentes agen- das de investigación dentro de la geografía humana, al igual que la necesidad de ampliar o complementar las perspectivas teórico-metodológicas para estudiarlas. Hacia una definición de las geografías agraria y rural Existe una clásica dicotomía entre la geografía económica y la geografía humana al definir el área o subcampo que se encarga de estudiar la agricultura. En la geografía humana, la agricultura se estudió con el nombre de geografía agraria, mientras que en la geo- grafía económica era conocida como geografía agrícola. De acuerdo con Segrelles (2011), los primeros estudios de la geografía agraria, realizados en Italia y Francia durante el siglo xix, estuvieron ligados a la reacción- adaptación del hombre al medio ecológico, dando lugar a los géneros de vida o conjunto de técnicas, hábitos y procesos que permiten a los seres humanos su sustento. Así mismo se relacionaban con el estudio y los intentos de explicación de las formas de los paisajes agrarios, como resultado de una evolución histórica, y también del estudio de las formas del hábitat rural. Esta geo- grafía agraria estaba orientada hacia el estudio de las ordenaciones espaciales y temporales de los cultivos, campos o cercados en sus relaciones con las técnicas y con los vínculos sociales, es decir, las prácticas comuni-tarias, estructuras de propiedad, entre otros. La geografía agrícola, por otra parte, presentaba un carácter más económico y técnico que humano y geográfi- co, otorgándole mayor importancia a la agronomía y eco- nomía de la producción agrícola. En este orden de ideas, García Ramón (1981, 22), inspirada en las obras de H. H. McCarty, R. O. Buchanan, L. G. Reeds y J. T. Coppock, sostiene que en la geografía agrícola norteamericana se presentaron diferentes tendencias para abordar los pro- blemas geográficos de la agricultura. La primera postura señala la existencia de dos enfoques de agricultura: la re- presentada por la categoría “modo de vida” y la que aso- cia a la agricultura como una actividad para “ganarse la vida” (García 1981, 22). De igual manera, se observó que los estudios regionales no eran suficientes para caracte- rizar sistemáticamente el trabajo de la geografía econó- mica frente al tema agrícola; se presume, por lo tanto, que la geografía agrícola tradicional carecía de esquemas teóricos y metodologías rigurosas, además de ser extre- madamente descriptivas e imprecisas. Esta tendencia se mantuvo vigente hasta la década de 1980 (Segrelles 2011). Continuando con las apreciaciones de García (1981, 23), podría afirmarse que en la geografía agrícola preva- lecía el interés por estudiar las configuraciones espaciales creadas por las actividades agrícolas, intentando explicar de modo sistemático los aspectos locacionales existentes en dichas actividades. De acuerdo con Segrelles (2011), L. Waibel planteó en 1933 tres orientaciones básicas en la geografía agrícola: una ecológica, dedicada al estudio de las relaciones entre paisaje y medio natural; una fisionó- mica, interesada en determinar la estructura y distribu- ción espacial de los diversos paisajes; y, por último, una estadística, la cual se limitaba a contabilizar y represen- tar cartográficamente la distribución de la producción por zonas agropecuarias. Esta orientación, en términos económicos, privilegia el examen de los factores de pro- ducción como requisito para explicar las variaciones es- paciales de la utilización del suelo, característica que será contextualizada en los siguientes apartes. Dentro de la denominada geografía rural, el interés por estudiar la organización espacial de la agricultura aparece hacia 1960, época en la que predominaron es- tudios descriptivos y de escalas regionales vinculados a lo que se conocía como geografía agrícola y geografía agraria (Suzuki 2008). La década de 1970, en cambio, estuvo caracterizada por el alejamiento de los plantea- mientos de la geografía regional; la introducción de agricultura y alimentación. introducción a una geografía agraria y rural 183 una nueva agenda producto de cambios espaciales y sociales de la época; y la adopción de planteamientos teóricos y metodológicos, especialmente el estructura- lismo, tanto en la explicación de los fenómenos geo- gráficos, como en el desarrollo de una geografía rural integrada. Hacia 1980 se incorporan consideraciones ambientales en las actuaciones públicas dirigidas al entorno rural y se evidencia el interés por los procesos de cambio de la agricultura ligados a una economía mundial (Paniagua 2006). A partir de 1990, la geografía rural despierta el in- terés por las repercusiones del orden económico inter- nacional sobre los espacios rurales, en especial, en lo relacionado con los procesos de modernización agrícola resultantes de la localización de la actividad industrial en espacios rurales muy próximos al medio urbano, así como la adquisición de paquetes tecnológicos como se- millas genéticamente modificadas, maquinaria agríco- la y las diferentes formas de incursión del capitalismo (Kay 2008; Paniagua 2006). De igual forma, centró sus reflexiones en la influencia de los adelantos tecnoló- gicos y las nuevas estructuras corporativas al interior de la agricultura capitalista, abordando temas como la liberalización del comercio agrario, el nuevo esquema de relaciones en lo rural, la posición de los agricultores dentro de las nuevas relaciones globales y los efectos de la globalización en los espacios rurales, entre otros. El giro temático de la década de 1990 también estuvo acompa- ñado de un despertar metodológico, pues la geografía rural, al igual que otros ámbitos de la geografía, tuvo un persistente interés por la epistemología positivista, pero desde principios de esta década se inclinó por nue- vos enfoques y la aplicación de métodos cualitativos de investigación (Woods 2010). Aproximaciones teórico- metodológicas para el estudio de la agricultura y la alimentación El estudio de la actividad agrícola y sus relaciones espaciales ha sido tema de interés permanente en la geografía y objeto de constante reflexión dentro de la geografía rural. Las diferentes aproximaciones teóricas y metodológicas asociadas con los conceptos espacio agrario, espacio agrícola y espacio rural dan cuenta de ello. En las siguientes líneas se describe el modo en que el positivismo impactó la lectura sobre las lógicas espaciales que regulan la producción y distribución de materias primas (agrícolas) del campo a la ciudad y sus relaciones con el mercado, mientras que desde la postu- ra constructivista se asume el espacio como una noción subjetiva cargada de valores y significados impregnados por los individuos (Lindón 2007), los cuales producen y reproducen relaciones sociales en el espacio. Modelos de organización de las actividades agrícolas: la postura positivista El estudio de los procesos de organización de las actividades agrícolas ha suscitado el interés de la geo- grafía desde la aparición de las denominadas geografía agraria y geografía agrícola; sin embargo, a finales de la década de 1950 emergen profundas críticas dentro de la disciplina, al catalogarse como meramente descriptiva y poco rigurosa. En este periodo se adoptan los princi- pios de la denominada nueva geografía, cuyo giro pa- radigmático corresponde a la incursión del positivismo lógico y la consolidación de la geografía como ciencia empírico-analítica (Pellit 2004); bajo este enfoque, se consolidan modelos lógico-matemáticos como una for- ma de representación abstracta del mundo real y las interpretaciones sobre la categoría espacio geográfico se tornan mesurables (Haggett 1994). Según lo descrito por García Ramón, Tulla Pujol y Perdices Valdovinos (1995), la obra del economista Jo- hann Heinrich von Thünen fue determinante para el de- sarrollo de este enfoque dentro de la geografía rural; la nueva geografía privilegió metodologías basadas en as- pectos como el análisis factorial, la programación lineal y el análisis de regresión. Por su parte, Chisholm (1969) señala que dentro de las primeras construcciones teóri- cas sobre la localización de la agricultura aparecen las obras de von Thünen, Weber y Hoover, los cuales plan- tearon que los costos de producción de materias primas estaban directamente afectados por la distancia. La propuesta de von Thünen se basa en la renta de localización o ubicación, la cual sostiene que la localiza- ción de la actividad agrícola depende de las ventajas ge- neradas por su utilización, la que a su vez está asociada a la distancia con respecto al mercado; entre menor sea la distancia, mayor será la renta (figura 49). El modelo de von Thünen se basa en seis suposiciones (García et al. 1995, 178): 1) la existencia de un Estado aislado sin conexión con el resto del mundo, autosuficiente y sin ne- cesidad de adquirir productos agrícolas a través del co- mercio; 2) el dominio de un único mercado urbano; 3) el emplazamiento de la ciudad en una llanura amplia, sin r o s a i n é s b a b i l o n i a b a l l e s t e r o s 184 accidentes de terreno, igual en todos los puntos en cuan- to a la fertilidad y facilidad de movimiento, asociando los costos de producción y transporte como iguales en todos los lugares; 4) los agricultores abastecenla ciudad con sus productos agrícolas y reciben a cambio produc- tos industriales; 5) el transporte de los productos agrí- colas está a cargo del propio agricultor que los traslada al mercado central, donde emplea una red de carreteras y caminos cuyo costo de acceso es directamente propor- cional a la distancia recorrida; y 6) la maximización de beneficios por todos los agricultores, que ajustan auto- máticamente el producto de sus cultivos para satisfacer las necesidades del mercado. El modelo asume, por lo tanto, que la única varia- ble que afecta la distribución de los usos del suelo es la distancia, y plantea como hipótesis fundamental que, en cada parcela, finca o granja se da el cultivo más ren- table, lo que implica que el agricultor o productor debe maximizar su beneficio. De acuerdo con Haggett (1994), en la renta locacional los valores del suelo rural dismi- nuyen en la medida en que se distancia de la ciudad central, mientras que García et al. (1995) agregan que, al estar básicamente en función de la distancia, la dis- tribución espacial de la actividad agrícola se produce de acuerdo con los costos de transporte. Cabe señalar que, al situar el modelo en diferentes escalas y para diferen- tes productos, los efectos de la distancia pueden variar. Tras la consolidación de este modelo para definir la or- ganización espacial de la actividad agrícola emergieron diferentes críticas, entre las que sobresale su carácter estático, normativo y determinista; sin embargo, es considerado como el primer intento racional para teori- zar la agricultura capitalista (García 1981). Figura 49. Renta de localización o de ubicación. Fuente: elaboración propia a partir de Butler (1986, 98-99). Las relaciones socioespaciales y la construcción social del espacio rural: la mirada fenomenológica Hacia la década de 1990 aparecen los primeros es- fuerzos por incluir lecturas más comprensivas de las realidades sociales en el espacio rural, en particular tras la emergencia del modelo de expansión capitalista del agro y la ampliación del concepto de mundo rural (McCarthy 2007). Podría decirse que el interés por los aspectos sociales y humanos dentro de una geografía agraria, agrícola o rural se consolida tras la emergencia de la denominada geografía humana. De acuerdo con Delgado (2003), esta geografía se in- teresa por la comprensión de la situación del ser humano en el mundo bajo una perspectiva antinaturalista y dejan- do de lado el interés por dar explicaciones causales. Para hacer referencia a la influencia de la perspectiva humana dentro de la reflexión sobre las relaciones socioespaciales en el medio rural, se dedicarán unas breves líneas des- cribiendo los argumentos de esta disciplina dentro de la tradición fenomenológica. Esta posición destaca el papel que desempeñan los grupos humanos dedicados a los procesos agrícolas y sus relaciones socioecológicas. En primer lugar, es necesario aclarar que esta rama basa sus concepciones filosóficas en la fenomenología (lo que implica la descripción de las cosas como las experi- mentan los individuos) y aparece como una reacción al objetivismo positivista, el excesivo racionalismo, la teo- rización, la ideología y el dogmatismo presentados por la racionalidad científica (Gonçalves, Soares y Pereira 2010). La geografía humana fenomenológica concede gran atención a la vivencia y la experiencia humana, en tanto que la subjetividad y la percepción del mundo vivi- do son necesarias para la comprensión del espacio. Al interior de esta perspectiva constructivista, la categoría espacio presenta una dimensión subjetiva. Desde esta postura se pueden entender las relaciones establecidas por los campesinos, productores y agricul- tores dentro y fuera de los procesos de producción agrí- cola. Adicionalmente, se puede asociar la experiencia concreta de los individuos con la categoría lugar, puesto que cada cual construye simbólicamente un conjunto de relaciones con los recursos naturales y prácticas espaciales concretas, vinculadas o no con la actividad agrícola (Paniagua 2004). En la geografía humana existen diferentes concep- tos que se pueden conectar con la comprensión de los hechos y fenómenos ocurridos en el espacio rural, entre Aumento de renta Posición original Descenso de la renta Mercado Distancia del mercado Renta de ubicación agricultura y alimentación. introducción a una geografía agraria y rural 185 los que se destacan las categorías lugar, experiencia e intuición. Según Pillet (2004), las principales contribu- ciones geográficas en esta materia están en las obras de Yi Fu Tuan, Ann Buttimer y Edward Relf. La identidad por el lugar y los significados que se asocian al lugar pueden reconocerse a través de la aplicación de meto- dologías cualitativas y haciendo uso de técnicas como las entrevistas, las historias de vida, la observación par- ticipante, los mapas mentales o los hologramas socio- territoriales, según la propuesta de Lindón (2007), en- tre otros. Este conjunto de instrumentos y herramientas reivindican la idea de que la vida cotidiana es una plata- forma básica para comprender la realidad (Deslauriers 2004) y el lugar de los seres humanos en el mundo (Del- gado 2003; Paniagua 2004). A partir de lo argumentado por Delgado (2003), la geografía humana permite descubrir que la identidad y la experiencia del lugar se relacionan con los vínculos que los individuos establecen entre ellos, el lugar, los códigos de significación (el lenguaje, por ejemplo), así como la identidad personal y cultural. Por lo anterior, la dimensión humana de la geografía permite entender que, además de las mediciones en términos absolutos de las relaciones costo/producción, distancia, factores pro- ducción y de localización, entre otros —asociadas con la lectura positivista (y clásica) de la actividad agrícola—, también existen elementos constructivistas asociados a la comprensión de esta actividad económica y sus mati- ces socioespaciales. Dos paradigmas en tensión, algunas reflexiones Tomando en consideración la clasificación de la geo- grafía como una ciencia empírico-analítica o teorético- cuantitativa, podría afirmarse que el positivismo lógico favoreció la interpretación del espacio como una cate- goría abstracta. Al asociar esta premisa con la activi- dad agrícola, se entiende que la creación de modelos y representaciones geométricas de la realidad observada permitían explicar cómo se estructuraba espacialmente la agricultura, analizando la localización de la materia prima respecto al mercado y relación con la renta del suelo. Como resultado de esta tendencia se constru- yeron diferentes modelos y aproximaciones para rela- cionar los tiempos y distancias de la materia prima al mercado y a los diferentes puntos de distribución de los alimentos, desde la parcela, finca, granja o hacienda, hasta la zona de transformación industrial. En la medida en que el paradigma positivista se fue posicionando dentro de la reflexión geográfica, la cons- trucción de modelos explicativos agregaba un mayor número de variables.1 Por ejemplo, el modelo de loca- lización de von Thünen y el esquema simplificado de Kayser (1972) de agricultura y ciudad, entre otros. Como producto de las reflexiones conceptuales aso- ciadas a la relación entre agricultura, mercado y ciu- dad, Kayser (1972) plantea un conjunto de interacciones dentro del esquema tradicional de producción agrícola (a escala local) argumentando que, a partir del creci- miento del régimen capitalista, se han transformado las relaciones campo-cuidad y, por lo tanto, las formas de interpretar y representar los vínculos campo-mercado- ciudad (figura 50). Bajo este nuevo esquema, la propues- ta de Bernard Kayser contrasta el vínculo entre ciudad y un espacio rural concreto con uno o varios centros. Esta forma de sintetizar las diferentes escalas que in- tervienen en la producción y distribución de bienes alimenticios generadosen la actividad agrícola puede vincular claramente las dos posturas paradigmáticas aquí expuestas. Según lo planteado por Kayser (1972), la riqueza del campo es drenada por las empresas nacionales o inter- nacionales, cuyas redes de recogida y de distribución están de alguna manera intercomunicadas. Si bien el modelo propuesto por von Thünen asume un entor- no aislado en unas condiciones ideales (según las seis condiciones descritas arriba), la propuesta de Kayser identifica los diferentes actores que intervienen en el proceso agrícola, una bajo el enfoque tradicional del mundo rural y la segunda, considerando el modelo ca- pitalista del agro. Desde el paradigma positivista la exploración de estos temas se asocia con el desarrollo de modelos agrícolas económicos, normativos y descriptivos. El espacio se concibe como algo mesurable, donde la re- lación con el ser humano está mediada por la fricción de la distancia; mientras que en la geografía humana se examina el ambiente y se ve el lugar como escenario de las experiencias de la vida y cargado de significado (Delgado 2003). 1 Para el ejercicio de reflexión propuesto solo se consideró el modelo de localización agrícola de von Thünen, con el objetivo de contrastar dos lecturas epistemológicas sobre un problema geográfico concreto. r o s a i n é s b a b i l o n i a b a l l e s t e r o s 186 Tabla 10. Paradigmas en tensión: preguntas desde dos posturas teórico-metodológicas. Paradigma Pregunta de investigación Teoría general Otras teorías- modelos Conceptos observables Positivismo (desde la geografía económica / geografía agrícola). ¿Cuáles son las configuraciones espaciales generadas por la actividad agrícola? Teorías de localización. Difusión espacial. Análisis de redes. Teoría de la localización agrícola o modelo de von Thünen (1826). Renta diferencial del suelo (Debrott 1998). Agricultura y cuidad de Kayser (1972). Espacio abstracto. Factores de producción. Variaciones espaciales. Configuración espacial. Redes agroalimentarias. Constructivismo (geografía humana). ¿Cómo es el proceso de construcción social del espacio agrario, agrícola o rural? Humanismo / fenomenología. Modo de vida. Perspectiva del lugar. Construcción social del espacio rural. Espacio subjetivo. Significado del lugar. Experiencia del lugar. Construcción de identidad(es). Experiencia. Intuición. Imaginarios. Fuente: elaboración propia. Figura 50. La agricultura y la ciudad. Fuente: Kayser (1972, 213). Productores locales Redistribución recogida recogida Esquema tradicional: Nuevo sistema: Ciudad: feria o mercado industria agro- alimentaria Mercado regional aprovisionamiento aprovisionamiento recogida Productores locales Ciudad: distribuidores Mercado nacional o internacional La geografía humana, por tanto, se interesa por el lugar y “ve el lugar”, es decir, una serie de localizaciones en las que la gente vive, tienen experiencias y encuentran un significado. No obstante, la sencilla alusión al lugar como centro de experiencias significativas es vista por los positivistas como una limitación para producir generali- zaciones que trasciendan las valoraciones y percepciones subjetivas, de ahí que su principal crítica haya sido la de otorgarle un carácter de no científico. La geografía huma- na, por su parte, extrae de la fenomenología existencial el interés por el mundo, el ámbito de la experiencia vivida, el interés en los espacios ocupados por la experiencia; enfoca su atención en el lugar de los seres humanos en el mundo, hace uso de las relaciones sensoriales entre las gentes y las cosas, permite la construcción de reflexiones más profundas sobre la lectura y valoración del espacio y la experiencia de la vida en los lugares. El contraste teórico-metodológico para estudiar las temáticas de agricultura y su relación con la alimenta- ción dentro del paradigma positivista y constructivista, haciendo énfasis en una perspectiva teórica para cada caso, puede ser ilustrado la tabla 10. Es preciso anotar que este esquema presenta, a modo de síntesis, los pa- radigmas discutidos y contrastados en las líneas ante- riores y solo constituye una aproximación para señalar que un problema de investigación dentro de la geografía rural puede resolverse bajo dos perspectivas no necesa- riamente opuestas. agricultura y alimentación. introducción a una geografía agraria y rural 187 Globalización de la agricultura y de la producción de alimentos La agricultura es considerada como una de las ac- tividades más importantes dentro de los sectores de la economía, puesto que de ella se deriva gran parte de los alimentos y materias primas requeridas para la produc- ción de bienes y servicios. El desarrollo de la agricultu- ra está fuertemente ligado al uso y aprovechamiento de los recursos de agua y suelo, así como el trabajo físico y técnico-científico de los seres humanos; histórica- mente se ha definido que el proceso de domesticación de plantas ha sido la primera evidencia de la coloniza- ción y conquista de los seres humanos sobre la faz de la tierra, por lo tanto, se considera que la producción de alimentos es el principio básico que rige la realización de esta actividad, a veces asumida como una fuente de ingresos económicos y en ocasiones entendida como una actividad que genera solamente bienes primarios, es decir, alimentos. De acuerdo con lo señalado por García et al. (1995), el tema de la alimentación y su insuficiencia es tan an- tiguo y endémico que se manifiesta cada vez más bajo nuevas formas y en contextos territoriales diferentes, siendo un problema derivado de una sociedad y mundo separados por conflictos de clases. Los estudios sobre el hambre y la alimentación habían tenido lugar en el continente asiático y africano, en especial, durante las décadas de 1950 y 1960; no obstante, la referencia espacial sobre la problemática ha cambiado significa- tivamente tras doscientos años de industrialización, en los cuales se evidencian modificaciones tanto en el modelo económico adoptado por cada país, como en la creación y constitución de políticas agrícolas y alimen- tarias a diferentes escalas y con objetivos socioeconó- micos concretos. Formalmente, el interés por problemáticas asocia- das a la producción, distribución y consumo de alimen- tos se materializa en las ciencias sociales después de la Segunda Guerra Mundial, época en la que solo se cono- cía el documento publicado por la Sociedad de Naciones en 1928, el cual señalaba que cerca de dos tercios de la población mundial padecía desnutrición (García et al. 1995). En esta misma línea argumentativa, se destaca la fundación de la Organización de las Naciones Unidas (onu), la cual a través del sistema Food and Agricultu- re Organization of the United Nations (fao), creado en 1945, se dispuso a fomentar la producción agraria y re- solver los problemas de hambre a escala mundial. Desde la perspectiva geográfica, han emergido di- ferentes discursos para ilustrar los efectos socioespa- ciales que generan la concentración de alimentos y la distribución desigual de este tipo de recursos. Dentro de las contribuciones más destacadas figura el trabajo del médico brasileño Josué de Castro, quien en Geografía del hambre (1956) y Geopolítica del hambre. Ensayo so- bre los problemas alimentarios y demográficos dentro del mundo (1962), retrata y denuncia la problemática del hambre presente en Brasil y el Mundo. Estos trabajos le permitieron acceder, en 1951, a la presidencia de la fao y posicionar en los círculos académicos el debate sobre este tema geopolítico y demográfico (Argentino 2008; García et al. 1995). En esta misma línea argumentativa, vale señalar que la geografía ha estudiado el tema del hambre y la pobreza desde la perspectiva económica, además de considerar que la distribución desigual de la riqueza a nivel global tiene implicaciones netamente geográficas, asociadas,por ejemplo, con la concentra- ción de tierras y los desequilibrios territoriales que ge- nera, como la segregación, entre otros. La descripción de las características de la agricul- tura y la producción de alimentos, a los cuales se hará alusión en las siguientes líneas, se asocia al contexto es- pacial de América Latina, dado que la consolidación del mercado capitalista del agro tuvo matices particulares en esta región, especialmente tras la expansión del mo- delo neoliberal con el Consenso de Washington en 1989 (Martínez y Reyes 2012). Para situar el debate es impor- tante anotar que la agricultura comercial o convencional ha sido generadora de un conjunto de transformaciones sustanciales dentro del mercado mundial de alimentos. La incorporación del modelo agrario basado en la utili- zación masiva de tecnologías modernas y sustentadas en la mecanización, el regadío, los fertilizantes quími- cos, los plaguicidas y la bioingeniería genética, dio paso al desarrollo de la agricultura comercial en las décadas de 1950 y 1960 (Segrelles 2005). Este tipo de agricultura hace parte de un proyecto global en donde participan las grandes firmas trans- nacionales de alimentos y la agroindustria, las cuales tienen como principales objetivos la producción de grandes cantidades de bienes agroalimentarios homo- géneos y estandarizados, grandes dimensiones y esca- so número de productores, elevada inversión, fuerte capitalización, maximización de las tasas de ganancia, elevado riesgo productivo en consonancia con la tasa de ganancia, influencia económica y política, trabajo r o s a i n é s b a b i l o n i a b a l l e s t e r o s 188 con márgenes menores, funcionamiento sin relación alguna con los ecosistemas, tendencia hacia la intensi- ficación productiva, externalización de los costes y las economías de escala, salario, renta y ganancia siempre en dinero, entre otras (Segrelles 2010). En el modelo capitalista del agro se unifican los sistemas de produc- ción, lo cual agrava la pérdida de biodiversidad agrícola y favorece los sistemas de producción intensivos con un gran impacto ambiental (contaminación por plaguici- das y nitratos, liberación de organismos transgénicos) y ocasiona el empobrecimiento de los pequeños pro- ductores agrícolas y el debilitamiento de las sociedades campesinas (Santamarta 2002). Con el proceso de apertura económica y la penetra- ción de los grandes capitales en la actividad agrícola, se generó un cambio en las relaciones económicas. De productos para al autoconsumo se pasó a la diversi- ficación de alimentos para abastecer la demanda de países ricos; los pequeños y medianos productores empezaron a intensificar el uso de semillas transgéni- cas, pesticidas, maquinaria y demás insumos agrícolas para incrementar sus volúmenes de producción, com- petir con los grandes productores y lograr un espacio en el mercado mundial de alimentos (Babilonia 2014). Este proceso generó una ampliación de las escalas de mercado y las formas de comercialización se redefinie- ron como consecuencia de reacomodos institucionales en donde el Estado se convierte, por ejemplo, en un agente canalizador de nuevas formas de control físico y normativo para facilitar la acción de la agroindustria global. De igual forma, se podría afirmar que la expan- sión del modelo capitalista del agro ha incrementado la imposibilidad de acceso a los recursos productivos por parte de un grupo de actores en el espacio rural, particularmente en el caso de los pequeños producto- res y a veces ha llevado hasta la pérdida de los propios recursos, como la tierra, lo que además genera pobre- za, hambre y desempleo. Como consecuencia de la liberalización de merca- dos y la penetración de las grandes multinacionales agrícolas en América Latina, también se hizo evidente la existencia de problemas como la concentración de tierras en pocas manos, la marginación del pequeño agricultor y el poder casi absoluto de la agroindustria. Esta última circunstancia implica la continua meca- nización de las explotaciones y el desplazamiento de las fincas campesinas, lo cual ha reducido las opor- tunidades de empleo para los trabajadores agrícolas, la ocupación predominante de la tierra por cultivos no alimentarios, la preponderancia de los modelos agroexportadores, la ausencia de una política agraria común y de los recursos económicos necesarios para ello en los procesos de integración regional, así como las deficiencias en el autoabastecimiento alimentario (Segrelles 2007). Según Goodman y Redclift (1991), a lo mejor la agricultura ha generado mayores cambios sobre la faz de la tierra que la misma industrialización, particu- larmente porque la escala de transformación del pai- saje y los problemas ambientales causados por dicha actividad no son fácilmente reversibles en el tiempo. Por otra parte, estos autores argumentan que las po- líticas alimentarias generadas bajo el modelo de ex- plotación agrícola capitalista provocan tensiones entre países, así como conflictos entre las instituciones u organismos financieros hegemónicos y poblaciones que dependen de alimentos subvencionados; en esta última característica, se resaltan las contradicciones entre las estrategias de la acumulación y la determi- nación del propio futuro de las poblaciones afectadas. En consecuencia, el desarrollo del moderno sistema- agroalimentario es producto de una concentración político-económica, de la degradación ambiental y de los conflictos comerciales. La producción de alimentos a nivel mundial es manejada por un número reducido de empresas multi- nacionales y trasnacionales agrícolas (fao 2001), entre las que se destaca Cargill, Monsanto, Novartis y Ar- cher Daniels Midland (adm) y otras, las cuales tienen el dominio completo del sistema alimentario, desde las semillas hasta el plato (Ausín 2010). A estas tensiones se suma el hecho de que la mayor cantidad de tierras dedicadas a la producción agrícola se concentra en pocas manos y su aprovechamiento en zonas rurales con vocación agrícola se destina a otros usos (minero, ganadero, forestal, entre otros). El proceso de aper- tura económica de los países productores (en vías de desarrollo) ha acelerado su participación dentro del mercado global de los alimentos, manejando niveles desiguales de competitividad como resultado de la de- ficiente capacidad de los territorios que albergan este tipo de proyectos, así como para adquirir los mecanis- mos necesarios e impulsar procesos cíclicos de acu- mulación de capital, lo cual provoca diferenciaciones sociales, políticas y económicas, que generalmente se traducen en conflictos espaciales. agricultura y alimentación. introducción a una geografía agraria y rural 189 Por otra parte, se ha visto un incremento significa- tivo del valor de los cereales a nivel mundial, situación que según Vivas (2012) ha agudizado la hambruna. Este comportamiento lo describe la autora al sostener que entre el 2007 y el 2008 el valor de cereales como el arroz, maíz y trigo aumentó más de un 50 %: respec- tivamente, el 74 %, el 31 % y el 130 % (Vivas 2012, 93). Un aspecto que también incide de manera considerable en la producción de alimentos tiene que ver con el de- sarrollo de la agroindustria y los biocombustibles. De acuerdo con Ausín (2010), la producción de biocom- bustibles ha incidido en el incremento del precio de los alimentos, impacto que en términos inflacionarios supera el 30 %. La concentración de la producción de alimentos a nivel global en un reducido grupo de firmas multina- cionales es el resultado de la confluencia de decisio- nes políticas y económicas donde intervienen varios actores e intereses. A lo indicado en líneas anteriores, se agrega la disminución de la producción local y la mayor importación de alimentos, lo cual conduce a un descenso de la variedad de semillas, viéndose afecta- da, por un lado, la diversidad genética, y, por otro, la posibilidad de disfrutarde una amplia y diversa die- ta. Vivas (2012), por su parte, anota que el problema actual de acceso a recursos alimenticios no está en la falta de alimentos, sino en la imposibilidad de acce- der a ellos. Aunque la Declaración Universal de los Derechos Humanos (onu 1948) sostenga que toda per- sona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure la salud y el bienestar, en especial la ali- mentación, el vestido y la vivienda (art. 25, parágrafo 1), se estima que aún existen cerca de 795 millones de personas subalimentadas en el mundo (fao, In- ternational Fund for Agricultural Development-fida y Programa Mundial de Alimentos-pma 2015), situa- ción que evidencia la necesidad de repensar las estra- tegias, programas, políticas y modelos de desarrollo que dirigen actualmente la producción, distribución y consumo de alimentos. Economías campesinas y soberanía alimentaria: tendencias en geografía humana Las reflexiones geográficas frente a los tópicos de economía campesina y soberanía alimentaria han variado significativamente desde 1970. Las contri- buciones de Economic Geography y Transactions of the Institute of British Geographers en 1978 eviden- cian el uso de enfoques cualitativos para el análisis de los procesos de producción campesina en países como Kenia, Argentina y México; así mismo, se publi- có un estudio sobre los conflictos y deferenciaciones existentes entre la producción agrícola campesina y la agricultura con orientación al mercado en Sudán. Para García (1981), todos estos trabajos hacen parte de los aportes de la geografía rural radical, mientras que el enfoque regional que había caracterizado a la geografía rural del periodo empezaría a desdibujarse a inicios de 1980; una considerable diversificación de contenidos y enfoques se dibuja en la geografía rural desde 1975 demostrando que los problemas, tenden- cias y marcos teórico-metodológicos con los cuales se estudiaron estos temas en la geografía humana han variado en el tiempo. En primer lugar, podemos señalar que el aborda- je de estas problemáticas se ha hecho esencialmente desde un contexto económico productivo, al igual que en el ámbito de las políticas y tratados o acuerdos in- ternacionales. Aunque la investigación geográfica en sus inicios tuvo un marcado interés por la agricultura y los procesos productivos asociados a ella, esta no tuvo preocupación mayor por el estudio del papel de las economías campesinas en la producción, distribución y consumo de alimentos, así como tampoco en el exa- men de las relaciones socioespaciales que se derivan de ellas. En su lugar, campos como la ecología política, la geografía económica, la geografía cultural, la geogra- fía histórica, la geodemografía y la geografía política estudiaron las lógicas que regulan el desempeño es- pacial de los sujetos en el medio rural, cada una bajo marco teóricos diferentes. De acuerdo con el análisis bibliométrico, es posi- ble distinguir un conjunto de cuatro subdisciplinas sobresalientes vinculadas a los estudios de economía campesina y soberanía alimentaria en el ámbito anglo- sajón (tabla 11). La mayor parte de las publicaciones se insertan dentro de la geografía económica, abordando problemáticas como el comercio justo, la gobernanza mundial de alimentos, las relaciones de poder y las economías alternativas, el impacto de los tratados de libre comercio (tlc) sobre la soberanía alimentaria, en- tre otros. En este primer grupo se identifican los traba- jos de Burnett (2014), Jarosz (2014), Dibden, Higgins y Cocklin (2011), Wright (2010), Smeltzer (2009), Bin- sztok (2008), Mutersbaugh (2002) y Wisner (2000). r o s a i n é s b a b i l o n i a b a l l e s t e r o s 190 Tabla 11. Subdisciplinas, problemáticas y aproximaciones teórico-metodológicas más destacadas. Subdisciplina Problemáticas Aproximaciones conceptuales o metodológicas Contextos espaciales estudiados Geografía económica Comercio justo y gobernanza mundial de alimentos; relaciones de poder y economías alternativas; impacto de los TLC sobre la soberanía alimentaria. Transformaciones socioespaciales de la agricultura; análisis crítico; relaciones de poder. Canadá, Australia, Filipinas, Malasia, Estados Unidos, México, la Amazonia, el Caribe. Geodemografía Autorrepresentaciones y movilidad de clases; migraciones urbano-rurales; sistema de registro de residencia (hukou) en economías socialistas en transición. Aproximación marxista; capacidad de trabajo y reproducción social; transición demográfica; investigación etnográfica. China, India, la Amazonia brasileña. Geografía rural Ocupación de tierras y movimientos campesinos; sistemas agroalimentarios; multifuncionalidad rural; relaciones urbano- rurales y prácticas espaciales alternativas. Investigación etnográfica; reconfiguración de las relaciones sociales y territorialización de las solidaridades translocales; desarrollo agrícola e impacto de las reformas agrarias (investigación cuantitativa). India, Chile, España, China, Europa del Este. Geografía urbana Producción de alimentos y transformaciones periurbanas; alteración de modos de vida y transición urbana; reformas económicas y desplazamiento de campesinos; agricultura urbana y soberanía alimentaria. Planificiación urbana y políticas de producción alimentaria; recolección de datos empíricos mediante entrevistas y encuestas; mapeo de sitios de producción de alimentos. Estados Unidos, China, Vietnam. Fuente: elaboración propia. El segundo grupo corresponde a los estudios demo- gráficos, caracterizados por abordar los procesos migra- torios a nivel urbano-rural, las autorepresentaciones y la movilidad de clases desde una perspectiva marxista. Es importante anotar que, desde el punto de vista meto- dológico, los trabajos dentro de la geodemografía se ca- racterizan por el uso de la investigación etnográfica y se concentran en China, India y la Amazonia brasileña. En ellos sobresale, por su mayor número de publicaciones e impacto, el trabajo de Fan (2002; 2003; 2004), quien se interesa por explicar el papel que desempeña el sistema de registro de residencia hukou en economías socialis- tas en transición, analizando la relación existente entre las tradiciones socioculturales, la movilidad femenina y el mercado laboral urbano. Las contribuciones enmarcadas dentro de la deno- minada geografía rural se centran en temas como la ocupación de tierras y su relación con los movimientos campesinos, los sistemas agroalimentarios, la mul- tifuncionalidad rural, las relaciones urbano-rurales y las prácticas espaciales alternativas. También fue posible identificar un mayor número de perspectivas metodológicas asociadas a la exploración de estos tó- picos, sobresaliendo la investigación etnográfica y la investigación cuantitativa. Finalmente, se encontraron documentos que abor- dan temáticas más urbanas que rurales, en este caso, interesadas por problemas como la producción de ali- mentos en entornos periurbanos, la alteración de los modos de vida y su papel en la transformación de los espacios urbanos, al igual que el rol de la agricultura ur- bana dentro de la soberanía alimentaria. El tratamien- to metodológico de estos problemas es muy diverso: se identificaron trabajos que utilizan desde el dato empí- rico mediante la realización de entrevistas y encuestas, hasta el mapeo de sitios destinados a la producción de alimentos en zonas urbanas a través de herramientas de sistemas de información geográfica (sig) y teledetección. Las problemáticas de geografía urbana correspondien- tes a este último grupo son comunes en Estados Unidos, China y Vietnam. Conclusiones Al interior de la geografía se han realizado discusio- nes y reflexiones sobre las relaciones espaciales gene- radas por la agricultura y la alimentación, destacando los aportes de la geografía económica, la geodemografía y la geografía urbana dentro de la reflexión disciplinar sobre estos tópicos.Dicha situación pone en evidencia la existencia de un marco interpretativo diverso y el contacto con otros enfoques, metodologías y esque- mas, para abordar estos temas dentro de la geografía humana. Igualmente, las dinámicas espaciales gene- radas por los procesos de producción agrícola han sido determinadas por el grupo de relaciones e interacciones que los agentes humanos realizan entre ellos y el medio agricultura y alimentación. introducción a una geografía agraria y rural 191 natural en el que se establecen, por lo cual el interés por comprender las lógicas que regulan el desempeño espacial de las sociedades campesinas y las formas agroindustriales de producción de alimentos se sitúan como problemáticas de notable importancia dentro del subcampo. Por otra parte, el estado actual de la agricultura demuestra que la producción de bienes alimentarios se encuentra concentrada en un reducido grupo de agen- tes socioeconómicos que marginan y debilitan el poder de las economías campesinas de subsistencia. La agro- industria se ha apropiado de territorios y lugares que históricamente habían sido destinados a la producción de una amplia y diversa variedad de bienes alimentarios como frutas, hortalizas, entre otros, las cuales prove- nían de las parcelas de pequeños grupos campesinos y estaban destinadas al autoabastecimiento o a satisfacer la demanda de los mercados urbanos más próximos. Sin embargo, tanto la expansión de la agroindustria como la disminución de las brechas urbano-rurales han sido factores determinantes para delinear el panorama ac- tual de la agricultura mundial; como consecuencia, se han reducido las distancias y costos para producir ali- mentos y abastecer mercados locales y globales. A pesar de ello, cada vez cobra más importancia la denominada agricultura urbana y periurbana, que a su vez es gene- radora de nuevos patrones de ocupación laboral para los habitantes rurales próximos a las ciudades y para los mismos habitantes urbanos. Estudiar la dinámica contemporánea de la produc- ción y distribución de alimentos implica entender que la materia prima es directamente transformada en las áreas rurales donde se desarrollan los cultivos, a la vez que los mercados de distribución de estos recursos se han diversificado y ampliado. Ello lleva a que las fricciones generadas por factores como la distancia y los costos de producción, tal como lo estableció von Thünen en su modelo, sean ampliamente superadas en el modelo capitalista contemporáneo del agro. De igual manera, se ha simplificado el papel del agricul- tor dentro de las cadenas globales de producción de alimentos; la generación de bienes estandarizados y homogéneos predomina dentro de las formas de pro- ducción, distribución y consumo de alimentos; y el nuevo esquema de relaciones implica la presencia de un diverso grupo de agentes pertenecientes a una sola matriz de producción, en este caso, simplificada en la agroindustria. Por otra parte, se puede afirmar que los trabajos relacionados con economía campesina y soberanía alimentaria se vinculan con las ramas de la geografía humana, tales como la geografía económica, la geo- demografía, la geografía rural y la geografía urbana, siendo la primera de estas la que predomina como sub- disciplina de estudio. Ello reafirma que el interés por la problemática de los alimentos y el papel de las eco- nomías campesinas ha sido estudiado por diferentes campos disciplinares dentro y fuera de la geografía, lo que también implica que en la medida en que se amplió el temario de estudio en la disciplina, fueron apare- ciendo otros enfoques, metodologías y esquemas de interpretación para abordar estas temáticas. En este orden de ideas, la adopción de una postura positivista o constructivista incidirá en la interpretación, análisis y comprensión de estos fenómenos. Finalmente, en el análisis de las publicaciones para identificar las tendencias temáticas dentro de la geogra- fía humana en relación con las economías campesinas y sus vínculos con la soberanía alimentaria, se encuentra que se ha privilegiado el interés por las cadenas globa- les y locales de producción de alimentos, en lugar de te- máticas como soberanía alimentaria y género; seguido de categorías como gobernanza, el papel del Estado, la globalización, la política y la agricultura. La economía campesina como categoría temática de reflexión ha sido poco estudiada dentro de la geografía, de manera que para el periodo de análisis fueron más determinantes las investigaciones sobre soberanía alimentaria en re- lación con los temas señalados anteriormente. También es interesante hallar que dentro de las contribuciones se destaquen los estudios sobre las características so- ciodemográficas de China y los mercados laborales que se desprenden de las relaciones urbano-rurales produ- cidas desde la agricultura; pese a que la procedencia de los autores es mayoritariamente norteamericana, los contextos espaciales de estudio son bastante diver- sos, encontrándose trabajos sobre Australia, Filipinas, Malasia, México, Brasil, Chile, España, China, India y Vietnam, países en donde coexisten economías cam- pesinas y actividades agroindustriales de gran escala. Por último, se puede afirmar que el progresivo interés por las dinámicas urbanas dentro de la geografía ha di- versificado el temario de reflexión frente a la soberanía alimentaria y cada vez más cobra importancia la rede- finición de las relaciones urbano-rurales en diferentes contextos espaciales. r o s a i n é s b a b i l o n i a b a l l e s t e r o s 192 Referencias Argentino, Raúl. 2008. “La geografía del hambre a fines del siglo xx y comienzos del siglo xxi”. Ponencia pre- sentada en el X Coloquio Internacional de GeoCrítica, Barcelona, España, 26-30 de mayo. Ausín, Txetxu. 2010. “El derecho a comer: los alimentos como bien público global”. arbor: Ciencia, Pensamien- to y Cultura (745): 847-858. Babilonia, Rosa. 2014. “Nueva ruralidad en el Bajo Sinú colombiano. 1990-2012. Caso La Subida, Los Monos y La Peinada”. Tesis de Maestría. Universidad Nacional de Colombia. Binsztok, Jacob. 2008. “Socio-spatial transformations of the familiar agriculture in Amazonia”. 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