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AGRICULTURA Y ALIMENTACIÓN. INTRODUCCIÓN A UNA GEOGRAFÍA
AGRARIA Y RURAL.
Chapter · December 2018
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1 author:
Rosa Babilonia
Pontificia Universidad Católica de Chile
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AGRICULTURA 
Y ALIMENTACIÓN. 
INTRODUCCIÓN A UNA 
GEOGRAFÍA AGRARIA 
Y RURAL
ROSA INÉS BABILONIA BALLESTEROS
agricultura y alimentación. introducción a una geografía agraria y rural
181
Introducción
La producción científica y divulgación académica sobre problemáticas rurales 
había sido muy débil en la geografía hasta 1970, época en que emergen los aportes 
de revistas anglosajonas como Antipode, Economic Geography y Transactions of the 
Institute of British Geographers, las cuales destacan trabajos sobre la América rural, 
geografía de la pobreza, desarrollo y subdesarrollo, junto a algunas reflexiones teóri-
cas sobre la dependencia, los procesos de producción campesina en contextos asiáti-
cos, así como algunos estudios acerca de los conflictos y diferenciaciones existentes 
entre la producción agrícola campesina y la agricultura con orientación al mercado. No 
obstante, desde el proceso de consolidación de la geografía rural como subdisciplina 
de la geografía, ha sido permanente el interés por estudiar la relación agricultura-
alimentación, constituyéndose en una problemática clásica de estudio en la disciplina. 
El presente escrito, por lo tanto, pretende contrastar las principales discusiones 
teórico-metodológicas existentes en la geografía para abordar los temas rurales. Ini-
cialmente se discute sobre la diferencia entre las geografías agraria, agrícola y rural, 
para introducir el objeto de estudio de cada una de estas ramas. En la segunda parte 
se destacan los aportes del positivismo y el constructivismo en la lectura de las lógi-
cas espaciales que regulan la producción, distribución y consumo de materias primas 
(agrícolas) del campo a la ciudad y sus relaciones con el mercado, así como las rela-
ciones socioecológicas y culturales derivadas de esta interacción, atendiendo que el 
espacio geográfico es un producto social creado a partir de la construcción de valores 
y significados de los diferentes sujetos que lo constituyen, provocando formas diversas 
de producir y reproducir relaciones sociales.
Este ensayo también evalúa el estado del arte en la investigación geográfica sobre 
las temáticas de economía campesina y soberanía alimentaria dentro de la literatura 
científica anglosajona, en particular, por situarse entre los temas de mayor interés 
cuando se habla de geografía rural en el contexto global actual. El primer tópico dibu-
ja su importancia en la disciplina debido al conjunto de relaciones socioecológicas y 
culturales que estas estructuras productivas generan en el mundo rural, mientras que 
el concepto de soberanía alimentaria ha cobrado notable importancia como resultado 
de las dinámicas territoriales que la producción, distribución y consumo de alimentos 
genera alrededor de la complejidad urbano-rural en el marco de la agroindustria capi-
talista y la existencia de economías de subsistencia. 
r o s a i n é s b a b i l o n i a b a l l e s t e r o s
182
Los datos obtenidos corresponden a publicaciones 
contenidas en la base de datos Web of Science entre 
1975 y 2016, los cuales fueron analizados a partir de in-
dicadores bibliométricos que permitieron identificar, a 
través de los títulos, resúmenes, palabras claves, auto-
res, instituciones, países, número de citas, las tenden-
cias temáticas, así como las aproximaciones teóricas 
y metodológicas con las que se han investigado estos 
tópicos dentro de la ciencia geográfica. Para la identifi-
cación de estas tendencias y agendas temáticas se ana-
lizó un total de 77 artículos, provenientes de revistas de 
geografía de varios países, y procesados con el apoyo de 
indicadores bibliométricos. 
Los resultados indican que las contribuciones más 
importantes se insertan dentro de la geografía económi-
ca y la geodemografía, siendo Estados Unidos el país con 
mayor producción científica frente al tema. De igual for-
ma, se constata que el estudio de la agricultura también 
se vincula con tópicos como las cadenas globales y locales 
de producción de alimentos, así como su relación con la 
soberanía alimentaria y el género, seguido de categorías 
como la gobernanza, el papel del Estado, la globalización 
y la política. Estas tendencias plantean diferentes agen-
das de investigación dentro de la geografía humana, al 
igual que la necesidad de ampliar o complementar las 
perspectivas teórico-metodológicas para estudiarlas. 
Hacia una definición de las geografías 
agraria y rural
Existe una clásica dicotomía entre la geografía 
económica y la geografía humana al definir el área o 
subcampo que se encarga de estudiar la agricultura. 
En la geografía humana, la agricultura se estudió con 
el nombre de geografía agraria, mientras que en la geo-
grafía económica era conocida como geografía agrícola. 
De acuerdo con Segrelles (2011), los primeros estudios 
de la geografía agraria, realizados en Italia y Francia 
durante el siglo xix, estuvieron ligados a la reacción-
adaptación del hombre al medio ecológico, dando lugar 
a los géneros de vida o conjunto de técnicas, hábitos y 
procesos que permiten a los seres humanos su sustento. 
Así mismo se relacionaban con el estudio y los intentos 
de explicación de las formas de los paisajes agrarios, 
como resultado de una evolución histórica, y también 
del estudio de las formas del hábitat rural. Esta geo-
grafía agraria estaba orientada hacia el estudio de las 
ordenaciones espaciales y temporales de los cultivos, 
campos o cercados en sus relaciones con las técnicas y 
con los vínculos sociales, es decir, las prácticas comuni-tarias, estructuras de propiedad, entre otros. 
La geografía agrícola, por otra parte, presentaba un 
carácter más económico y técnico que humano y geográfi-
co, otorgándole mayor importancia a la agronomía y eco-
nomía de la producción agrícola. En este orden de ideas, 
García Ramón (1981, 22), inspirada en las obras de H. H. 
McCarty, R. O. Buchanan, L. G. Reeds y J. T. Coppock, 
sostiene que en la geografía agrícola norteamericana se 
presentaron diferentes tendencias para abordar los pro-
blemas geográficos de la agricultura. La primera postura 
señala la existencia de dos enfoques de agricultura: la re-
presentada por la categoría “modo de vida” y la que aso-
cia a la agricultura como una actividad para “ganarse la 
vida” (García 1981, 22). De igual manera, se observó que 
los estudios regionales no eran suficientes para caracte-
rizar sistemáticamente el trabajo de la geografía econó-
mica frente al tema agrícola; se presume, por lo tanto, 
que la geografía agrícola tradicional carecía de esquemas 
teóricos y metodologías rigurosas, además de ser extre-
madamente descriptivas e imprecisas. Esta tendencia se 
mantuvo vigente hasta la década de 1980 (Segrelles 2011). 
Continuando con las apreciaciones de García (1981, 
23), podría afirmarse que en la geografía agrícola preva-
lecía el interés por estudiar las configuraciones espaciales 
creadas por las actividades agrícolas, intentando explicar 
de modo sistemático los aspectos locacionales existentes 
en dichas actividades. De acuerdo con Segrelles (2011), 
L. Waibel planteó en 1933 tres orientaciones básicas en la 
geografía agrícola: una ecológica, dedicada al estudio de 
las relaciones entre paisaje y medio natural; una fisionó-
mica, interesada en determinar la estructura y distribu-
ción espacial de los diversos paisajes; y, por último, una 
estadística, la cual se limitaba a contabilizar y represen-
tar cartográficamente la distribución de la producción 
por zonas agropecuarias. Esta orientación, en términos 
económicos, privilegia el examen de los factores de pro-
ducción como requisito para explicar las variaciones es-
paciales de la utilización del suelo, característica que será 
contextualizada en los siguientes apartes. 
Dentro de la denominada geografía rural, el interés 
por estudiar la organización espacial de la agricultura 
aparece hacia 1960, época en la que predominaron es-
tudios descriptivos y de escalas regionales vinculados 
a lo que se conocía como geografía agrícola y geografía 
agraria (Suzuki 2008). La década de 1970, en cambio, 
estuvo caracterizada por el alejamiento de los plantea-
mientos de la geografía regional; la introducción de 
agricultura y alimentación. introducción a una geografía agraria y rural
183
una nueva agenda producto de cambios espaciales y 
sociales de la época; y la adopción de planteamientos 
teóricos y metodológicos, especialmente el estructura-
lismo, tanto en la explicación de los fenómenos geo-
gráficos, como en el desarrollo de una geografía rural 
integrada. Hacia 1980 se incorporan consideraciones 
ambientales en las actuaciones públicas dirigidas al 
entorno rural y se evidencia el interés por los procesos 
de cambio de la agricultura ligados a una economía 
mundial (Paniagua 2006).
A partir de 1990, la geografía rural despierta el in-
terés por las repercusiones del orden económico inter-
nacional sobre los espacios rurales, en especial, en lo 
relacionado con los procesos de modernización agrícola 
resultantes de la localización de la actividad industrial 
en espacios rurales muy próximos al medio urbano, así 
como la adquisición de paquetes tecnológicos como se-
millas genéticamente modificadas, maquinaria agríco-
la y las diferentes formas de incursión del capitalismo 
(Kay 2008; Paniagua 2006). De igual forma, centró sus 
reflexiones en la influencia de los adelantos tecnoló-
gicos y las nuevas estructuras corporativas al interior 
de la agricultura capitalista, abordando temas como la 
liberalización del comercio agrario, el nuevo esquema 
de relaciones en lo rural, la posición de los agricultores 
dentro de las nuevas relaciones globales y los efectos de la 
globalización en los espacios rurales, entre otros. El giro 
temático de la década de 1990 también estuvo acompa-
ñado de un despertar metodológico, pues la geografía 
rural, al igual que otros ámbitos de la geografía, tuvo 
un persistente interés por la epistemología positivista, 
pero desde principios de esta década se inclinó por nue-
vos enfoques y la aplicación de métodos cualitativos de 
investigación (Woods 2010). 
Aproximaciones teórico-
metodológicas para el estudio de la 
agricultura y la alimentación
El estudio de la actividad agrícola y sus relaciones 
espaciales ha sido tema de interés permanente en la 
geografía y objeto de constante reflexión dentro de la 
geografía rural. Las diferentes aproximaciones teóricas 
y metodológicas asociadas con los conceptos espacio 
agrario, espacio agrícola y espacio rural dan cuenta 
de ello. En las siguientes líneas se describe el modo en 
que el positivismo impactó la lectura sobre las lógicas 
espaciales que regulan la producción y distribución de 
materias primas (agrícolas) del campo a la ciudad y sus 
relaciones con el mercado, mientras que desde la postu-
ra constructivista se asume el espacio como una noción 
subjetiva cargada de valores y significados impregnados 
por los individuos (Lindón 2007), los cuales producen y 
reproducen relaciones sociales en el espacio. 
Modelos de organización de las 
actividades agrícolas: la postura 
positivista
El estudio de los procesos de organización de las 
actividades agrícolas ha suscitado el interés de la geo-
grafía desde la aparición de las denominadas geografía 
agraria y geografía agrícola; sin embargo, a finales de la 
década de 1950 emergen profundas críticas dentro de la 
disciplina, al catalogarse como meramente descriptiva 
y poco rigurosa. En este periodo se adoptan los princi-
pios de la denominada nueva geografía, cuyo giro pa-
radigmático corresponde a la incursión del positivismo 
lógico y la consolidación de la geografía como ciencia 
empírico-analítica (Pellit 2004); bajo este enfoque, se 
consolidan modelos lógico-matemáticos como una for-
ma de representación abstracta del mundo real y las 
interpretaciones sobre la categoría espacio geográfico 
se tornan mesurables (Haggett 1994). 
Según lo descrito por García Ramón, Tulla Pujol y 
Perdices Valdovinos (1995), la obra del economista Jo-
hann Heinrich von Thünen fue determinante para el de-
sarrollo de este enfoque dentro de la geografía rural; la 
nueva geografía privilegió metodologías basadas en as-
pectos como el análisis factorial, la programación lineal 
y el análisis de regresión. Por su parte, Chisholm (1969) 
señala que dentro de las primeras construcciones teóri-
cas sobre la localización de la agricultura aparecen las 
obras de von Thünen, Weber y Hoover, los cuales plan-
tearon que los costos de producción de materias primas 
estaban directamente afectados por la distancia. 
La propuesta de von Thünen se basa en la renta de 
localización o ubicación, la cual sostiene que la localiza-
ción de la actividad agrícola depende de las ventajas ge-
neradas por su utilización, la que a su vez está asociada 
a la distancia con respecto al mercado; entre menor sea 
la distancia, mayor será la renta (figura 49). El modelo 
de von Thünen se basa en seis suposiciones (García et 
al. 1995, 178): 1) la existencia de un Estado aislado sin 
conexión con el resto del mundo, autosuficiente y sin ne-
cesidad de adquirir productos agrícolas a través del co-
mercio; 2) el dominio de un único mercado urbano; 3) el 
emplazamiento de la ciudad en una llanura amplia, sin 
r o s a i n é s b a b i l o n i a b a l l e s t e r o s
184
accidentes de terreno, igual en todos los puntos en cuan-
to a la fertilidad y facilidad de movimiento, asociando 
los costos de producción y transporte como iguales en 
todos los lugares; 4) los agricultores abastecenla ciudad 
con sus productos agrícolas y reciben a cambio produc-
tos industriales; 5) el transporte de los productos agrí-
colas está a cargo del propio agricultor que los traslada 
al mercado central, donde emplea una red de carreteras 
y caminos cuyo costo de acceso es directamente propor-
cional a la distancia recorrida; y 6) la maximización de 
beneficios por todos los agricultores, que ajustan auto-
máticamente el producto de sus cultivos para satisfacer 
las necesidades del mercado. 
El modelo asume, por lo tanto, que la única varia-
ble que afecta la distribución de los usos del suelo es la 
distancia, y plantea como hipótesis fundamental que, 
en cada parcela, finca o granja se da el cultivo más ren-
table, lo que implica que el agricultor o productor debe 
maximizar su beneficio. De acuerdo con Haggett (1994), 
en la renta locacional los valores del suelo rural dismi-
nuyen en la medida en que se distancia de la ciudad 
central, mientras que García et al. (1995) agregan que, 
al estar básicamente en función de la distancia, la dis-
tribución espacial de la actividad agrícola se produce de 
acuerdo con los costos de transporte. Cabe señalar que, 
al situar el modelo en diferentes escalas y para diferen-
tes productos, los efectos de la distancia pueden variar. 
Tras la consolidación de este modelo para definir la or-
ganización espacial de la actividad agrícola emergieron 
diferentes críticas, entre las que sobresale su carácter 
estático, normativo y determinista; sin embargo, es 
considerado como el primer intento racional para teori-
zar la agricultura capitalista (García 1981). 
Figura 49. Renta de localización o de ubicación. 
Fuente: elaboración propia a partir de Butler (1986, 98-99).
Las relaciones socioespaciales y la 
construcción social del espacio rural: 
la mirada fenomenológica
Hacia la década de 1990 aparecen los primeros es-
fuerzos por incluir lecturas más comprensivas de las 
realidades sociales en el espacio rural, en particular 
tras la emergencia del modelo de expansión capitalista 
del agro y la ampliación del concepto de mundo rural 
(McCarthy 2007). Podría decirse que el interés por los 
aspectos sociales y humanos dentro de una geografía 
agraria, agrícola o rural se consolida tras la emergencia 
de la denominada geografía humana. 
De acuerdo con Delgado (2003), esta geografía se in-
teresa por la comprensión de la situación del ser humano 
en el mundo bajo una perspectiva antinaturalista y dejan-
do de lado el interés por dar explicaciones causales. Para 
hacer referencia a la influencia de la perspectiva humana 
dentro de la reflexión sobre las relaciones socioespaciales 
en el medio rural, se dedicarán unas breves líneas des-
cribiendo los argumentos de esta disciplina dentro de la 
tradición fenomenológica. Esta posición destaca el papel 
que desempeñan los grupos humanos dedicados a los 
procesos agrícolas y sus relaciones socioecológicas. 
En primer lugar, es necesario aclarar que esta rama 
basa sus concepciones filosóficas en la fenomenología (lo 
que implica la descripción de las cosas como las experi-
mentan los individuos) y aparece como una reacción al 
objetivismo positivista, el excesivo racionalismo, la teo-
rización, la ideología y el dogmatismo presentados por 
la racionalidad científica (Gonçalves, Soares y Pereira 
2010). La geografía humana fenomenológica concede 
gran atención a la vivencia y la experiencia humana, en 
tanto que la subjetividad y la percepción del mundo vivi-
do son necesarias para la comprensión del espacio. 
Al interior de esta perspectiva constructivista, la 
categoría espacio presenta una dimensión subjetiva. 
Desde esta postura se pueden entender las relaciones 
establecidas por los campesinos, productores y agricul-
tores dentro y fuera de los procesos de producción agrí-
cola. Adicionalmente, se puede asociar la experiencia 
concreta de los individuos con la categoría lugar, puesto 
que cada cual construye simbólicamente un conjunto 
de relaciones con los recursos naturales y prácticas 
espaciales concretas, vinculadas o no con la actividad 
agrícola (Paniagua 2004). 
En la geografía humana existen diferentes concep-
tos que se pueden conectar con la comprensión de los 
hechos y fenómenos ocurridos en el espacio rural, entre 
Aumento de renta
Posición original
Descenso de la renta
Mercado
Distancia 
del mercado
Renta de
ubicación
agricultura y alimentación. introducción a una geografía agraria y rural
185
los que se destacan las categorías lugar, experiencia e 
intuición. Según Pillet (2004), las principales contribu-
ciones geográficas en esta materia están en las obras de 
Yi Fu Tuan, Ann Buttimer y Edward Relf. La identidad 
por el lugar y los significados que se asocian al lugar 
pueden reconocerse a través de la aplicación de meto-
dologías cualitativas y haciendo uso de técnicas como 
las entrevistas, las historias de vida, la observación par-
ticipante, los mapas mentales o los hologramas socio- 
territoriales, según la propuesta de Lindón (2007), en-
tre otros. Este conjunto de instrumentos y herramientas 
reivindican la idea de que la vida cotidiana es una plata-
forma básica para comprender la realidad (Deslauriers 
2004) y el lugar de los seres humanos en el mundo (Del-
gado 2003; Paniagua 2004). 
A partir de lo argumentado por Delgado (2003), la 
geografía humana permite descubrir que la identidad 
y la experiencia del lugar se relacionan con los vínculos 
que los individuos establecen entre ellos, el lugar, los 
códigos de significación (el lenguaje, por ejemplo), así 
como la identidad personal y cultural. Por lo anterior, 
la dimensión humana de la geografía permite entender 
que, además de las mediciones en términos absolutos de 
las relaciones costo/producción, distancia, factores pro-
ducción y de localización, entre otros —asociadas con la 
lectura positivista (y clásica) de la actividad agrícola—, 
también existen elementos constructivistas asociados a 
la comprensión de esta actividad económica y sus mati-
ces socioespaciales. 
Dos paradigmas en tensión, algunas 
reflexiones
Tomando en consideración la clasificación de la geo-
grafía como una ciencia empírico-analítica o teorético-
cuantitativa, podría afirmarse que el positivismo lógico 
favoreció la interpretación del espacio como una cate-
goría abstracta. Al asociar esta premisa con la activi-
dad agrícola, se entiende que la creación de modelos y 
representaciones geométricas de la realidad observada 
permitían explicar cómo se estructuraba espacialmente 
la agricultura, analizando la localización de la materia 
prima respecto al mercado y relación con la renta del 
suelo. Como resultado de esta tendencia se constru-
yeron diferentes modelos y aproximaciones para rela-
cionar los tiempos y distancias de la materia prima al 
mercado y a los diferentes puntos de distribución de los 
alimentos, desde la parcela, finca, granja o hacienda, 
hasta la zona de transformación industrial.
En la medida en que el paradigma positivista se fue 
posicionando dentro de la reflexión geográfica, la cons-
trucción de modelos explicativos agregaba un mayor 
número de variables.1 Por ejemplo, el modelo de loca-
lización de von Thünen y el esquema simplificado de 
Kayser (1972) de agricultura y ciudad, entre otros. 
Como producto de las reflexiones conceptuales aso-
ciadas a la relación entre agricultura, mercado y ciu-
dad, Kayser (1972) plantea un conjunto de interacciones 
dentro del esquema tradicional de producción agrícola 
(a escala local) argumentando que, a partir del creci-
miento del régimen capitalista, se han transformado las 
relaciones campo-cuidad y, por lo tanto, las formas de 
interpretar y representar los vínculos campo-mercado-
ciudad (figura 50). Bajo este nuevo esquema, la propues-
ta de Bernard Kayser contrasta el vínculo entre ciudad 
y un espacio rural concreto con uno o varios centros. 
Esta forma de sintetizar las diferentes escalas que in-
tervienen en la producción y distribución de bienes 
alimenticios generadosen la actividad agrícola puede 
vincular claramente las dos posturas paradigmáticas 
aquí expuestas.
Según lo planteado por Kayser (1972), la riqueza del 
campo es drenada por las empresas nacionales o inter-
nacionales, cuyas redes de recogida y de distribución 
están de alguna manera intercomunicadas. Si bien el 
modelo propuesto por von Thünen asume un entor-
no aislado en unas condiciones ideales (según las seis 
condiciones descritas arriba), la propuesta de Kayser 
identifica los diferentes actores que intervienen en el 
proceso agrícola, una bajo el enfoque tradicional del 
mundo rural y la segunda, considerando el modelo ca-
pitalista del agro. 
Desde el paradigma positivista la exploración de 
estos temas se asocia con el desarrollo de modelos 
agrícolas económicos, normativos y descriptivos. El 
espacio se concibe como algo mesurable, donde la re-
lación con el ser humano está mediada por la fricción 
de la distancia; mientras que en la geografía humana 
se examina el ambiente y se ve el lugar como escenario 
de las experiencias de la vida y cargado de significado 
(Delgado 2003). 
1 Para el ejercicio de reflexión propuesto solo se consideró 
el modelo de localización agrícola de von Thünen, con 
el objetivo de contrastar dos lecturas epistemológicas 
sobre un problema geográfico concreto. 
r o s a i n é s b a b i l o n i a b a l l e s t e r o s
186
Tabla 10. Paradigmas en tensión: preguntas desde dos posturas teórico-metodológicas.
Paradigma
Pregunta de 
investigación
Teoría general Otras teorías- modelos Conceptos observables
Positivismo
(desde la geografía 
económica / geografía 
agrícola).
¿Cuáles son las 
configuraciones 
espaciales generadas por 
la actividad agrícola?
Teorías de localización.
Difusión espacial.
Análisis de redes.
Teoría de la localización 
agrícola o modelo de von 
Thünen (1826).
Renta diferencial del 
suelo (Debrott 1998).
Agricultura y cuidad de 
Kayser (1972).
Espacio abstracto.
Factores de producción.
Variaciones espaciales.
Configuración espacial.
Redes agroalimentarias.
Constructivismo
(geografía humana).
¿Cómo es el proceso de 
construcción social del 
espacio agrario, agrícola 
o rural?
Humanismo / 
fenomenología. 
Modo de vida.
Perspectiva del lugar.
Construcción social del 
espacio rural.
Espacio subjetivo.
Significado del lugar. 
Experiencia del lugar. 
Construcción de 
identidad(es). 
Experiencia.
Intuición.
Imaginarios.
Fuente: elaboración propia. 
Figura 50. La agricultura y la ciudad. 
Fuente: Kayser (1972, 213).
Productores
locales
Redistribución
recogida
recogida
Esquema tradicional:
Nuevo sistema:
Ciudad: 
feria o mercado
industria agro-
alimentaria
Mercado 
regional
aprovisionamiento
aprovisionamiento
recogida
Productores
locales
Ciudad:
distribuidores
Mercado nacional
o internacional
La geografía humana, por tanto, se interesa por el 
lugar y “ve el lugar”, es decir, una serie de localizaciones 
en las que la gente vive, tienen experiencias y encuentran 
un significado. No obstante, la sencilla alusión al lugar 
como centro de experiencias significativas es vista por los 
positivistas como una limitación para producir generali-
zaciones que trasciendan las valoraciones y percepciones 
subjetivas, de ahí que su principal crítica haya sido la de 
otorgarle un carácter de no científico. La geografía huma-
na, por su parte, extrae de la fenomenología existencial el 
interés por el mundo, el ámbito de la experiencia vivida, 
el interés en los espacios ocupados por la experiencia; 
enfoca su atención en el lugar de los seres humanos en 
el mundo, hace uso de las relaciones sensoriales entre las 
gentes y las cosas, permite la construcción de reflexiones 
más profundas sobre la lectura y valoración del espacio y 
la experiencia de la vida en los lugares. 
El contraste teórico-metodológico para estudiar las 
temáticas de agricultura y su relación con la alimenta-
ción dentro del paradigma positivista y constructivista, 
haciendo énfasis en una perspectiva teórica para cada 
caso, puede ser ilustrado la tabla 10. Es preciso anotar 
que este esquema presenta, a modo de síntesis, los pa-
radigmas discutidos y contrastados en las líneas ante-
riores y solo constituye una aproximación para señalar 
que un problema de investigación dentro de la geografía 
rural puede resolverse bajo dos perspectivas no necesa-
riamente opuestas. 
agricultura y alimentación. introducción a una geografía agraria y rural
187
Globalización de la agricultura 
y de la producción de alimentos
La agricultura es considerada como una de las ac-
tividades más importantes dentro de los sectores de la 
economía, puesto que de ella se deriva gran parte de los 
alimentos y materias primas requeridas para la produc-
ción de bienes y servicios. El desarrollo de la agricultu-
ra está fuertemente ligado al uso y aprovechamiento de 
los recursos de agua y suelo, así como el trabajo físico 
y técnico-científico de los seres humanos; histórica-
mente se ha definido que el proceso de domesticación 
de plantas ha sido la primera evidencia de la coloniza-
ción y conquista de los seres humanos sobre la faz de la 
tierra, por lo tanto, se considera que la producción de 
alimentos es el principio básico que rige la realización 
de esta actividad, a veces asumida como una fuente de 
ingresos económicos y en ocasiones entendida como 
una actividad que genera solamente bienes primarios, 
es decir, alimentos. 
De acuerdo con lo señalado por García et al. (1995), 
el tema de la alimentación y su insuficiencia es tan an-
tiguo y endémico que se manifiesta cada vez más bajo 
nuevas formas y en contextos territoriales diferentes, 
siendo un problema derivado de una sociedad y mundo 
separados por conflictos de clases. Los estudios sobre 
el hambre y la alimentación habían tenido lugar en el 
continente asiático y africano, en especial, durante 
las décadas de 1950 y 1960; no obstante, la referencia 
espacial sobre la problemática ha cambiado significa-
tivamente tras doscientos años de industrialización, 
en los cuales se evidencian modificaciones tanto en el 
modelo económico adoptado por cada país, como en la 
creación y constitución de políticas agrícolas y alimen-
tarias a diferentes escalas y con objetivos socioeconó-
micos concretos. 
Formalmente, el interés por problemáticas asocia-
das a la producción, distribución y consumo de alimen-
tos se materializa en las ciencias sociales después de la 
Segunda Guerra Mundial, época en la que solo se cono-
cía el documento publicado por la Sociedad de Naciones 
en 1928, el cual señalaba que cerca de dos tercios de la 
población mundial padecía desnutrición (García et al. 
1995). En esta misma línea argumentativa, se destaca 
la fundación de la Organización de las Naciones Unidas 
(onu), la cual a través del sistema Food and Agricultu-
re Organization of the United Nations (fao), creado en 
1945, se dispuso a fomentar la producción agraria y re-
solver los problemas de hambre a escala mundial. 
Desde la perspectiva geográfica, han emergido di-
ferentes discursos para ilustrar los efectos socioespa-
ciales que generan la concentración de alimentos y la 
distribución desigual de este tipo de recursos. Dentro de 
las contribuciones más destacadas figura el trabajo del 
médico brasileño Josué de Castro, quien en Geografía 
del hambre (1956) y Geopolítica del hambre. Ensayo so-
bre los problemas alimentarios y demográficos dentro 
del mundo (1962), retrata y denuncia la problemática del 
hambre presente en Brasil y el Mundo. Estos trabajos le 
permitieron acceder, en 1951, a la presidencia de la fao 
y posicionar en los círculos académicos el debate sobre 
este tema geopolítico y demográfico (Argentino 2008; 
García et al. 1995). En esta misma línea argumentativa, 
vale señalar que la geografía ha estudiado el tema del 
hambre y la pobreza desde la perspectiva económica, 
además de considerar que la distribución desigual de 
la riqueza a nivel global tiene implicaciones netamente 
geográficas, asociadas,por ejemplo, con la concentra-
ción de tierras y los desequilibrios territoriales que ge-
nera, como la segregación, entre otros. 
La descripción de las características de la agricul-
tura y la producción de alimentos, a los cuales se hará 
alusión en las siguientes líneas, se asocia al contexto es-
pacial de América Latina, dado que la consolidación del 
mercado capitalista del agro tuvo matices particulares 
en esta región, especialmente tras la expansión del mo-
delo neoliberal con el Consenso de Washington en 1989 
(Martínez y Reyes 2012). Para situar el debate es impor-
tante anotar que la agricultura comercial o convencional 
ha sido generadora de un conjunto de transformaciones 
sustanciales dentro del mercado mundial de alimentos. 
La incorporación del modelo agrario basado en la utili-
zación masiva de tecnologías modernas y sustentadas 
en la mecanización, el regadío, los fertilizantes quími-
cos, los plaguicidas y la bioingeniería genética, dio paso 
al desarrollo de la agricultura comercial en las décadas 
de 1950 y 1960 (Segrelles 2005). 
Este tipo de agricultura hace parte de un proyecto 
global en donde participan las grandes firmas trans-
nacionales de alimentos y la agroindustria, las cuales 
tienen como principales objetivos la producción de 
grandes cantidades de bienes agroalimentarios homo-
géneos y estandarizados, grandes dimensiones y esca-
so número de productores, elevada inversión, fuerte 
capitalización, maximización de las tasas de ganancia, 
elevado riesgo productivo en consonancia con la tasa 
de ganancia, influencia económica y política, trabajo 
r o s a i n é s b a b i l o n i a b a l l e s t e r o s
188
con márgenes menores, funcionamiento sin relación 
alguna con los ecosistemas, tendencia hacia la intensi-
ficación productiva, externalización de los costes y las 
economías de escala, salario, renta y ganancia siempre 
en dinero, entre otras (Segrelles 2010). En el modelo 
capitalista del agro se unifican los sistemas de produc-
ción, lo cual agrava la pérdida de biodiversidad agrícola 
y favorece los sistemas de producción intensivos con un 
gran impacto ambiental (contaminación por plaguici-
das y nitratos, liberación de organismos transgénicos) 
y ocasiona el empobrecimiento de los pequeños pro-
ductores agrícolas y el debilitamiento de las sociedades 
campesinas (Santamarta 2002). 
Con el proceso de apertura económica y la penetra-
ción de los grandes capitales en la actividad agrícola, 
se generó un cambio en las relaciones económicas. De 
productos para al autoconsumo se pasó a la diversi-
ficación de alimentos para abastecer la demanda de 
países ricos; los pequeños y medianos productores 
empezaron a intensificar el uso de semillas transgéni-
cas, pesticidas, maquinaria y demás insumos agrícolas 
para incrementar sus volúmenes de producción, com-
petir con los grandes productores y lograr un espacio 
en el mercado mundial de alimentos (Babilonia 2014). 
Este proceso generó una ampliación de las escalas de 
mercado y las formas de comercialización se redefinie-
ron como consecuencia de reacomodos institucionales 
en donde el Estado se convierte, por ejemplo, en un 
agente canalizador de nuevas formas de control físico 
y normativo para facilitar la acción de la agroindustria 
global. De igual forma, se podría afirmar que la expan-
sión del modelo capitalista del agro ha incrementado 
la imposibilidad de acceso a los recursos productivos 
por parte de un grupo de actores en el espacio rural, 
particularmente en el caso de los pequeños producto-
res y a veces ha llevado hasta la pérdida de los propios 
recursos, como la tierra, lo que además genera pobre-
za, hambre y desempleo.
Como consecuencia de la liberalización de merca-
dos y la penetración de las grandes multinacionales 
agrícolas en América Latina, también se hizo evidente 
la existencia de problemas como la concentración de 
tierras en pocas manos, la marginación del pequeño 
agricultor y el poder casi absoluto de la agroindustria. 
Esta última circunstancia implica la continua meca-
nización de las explotaciones y el desplazamiento de 
las fincas campesinas, lo cual ha reducido las opor-
tunidades de empleo para los trabajadores agrícolas, 
la ocupación predominante de la tierra por cultivos 
no alimentarios, la preponderancia de los modelos 
agroexportadores, la ausencia de una política agraria 
común y de los recursos económicos necesarios para 
ello en los procesos de integración regional, así como 
las deficiencias en el autoabastecimiento alimentario 
(Segrelles 2007).
Según Goodman y Redclift (1991), a lo mejor la 
agricultura ha generado mayores cambios sobre la faz 
de la tierra que la misma industrialización, particu-
larmente porque la escala de transformación del pai-
saje y los problemas ambientales causados por dicha 
actividad no son fácilmente reversibles en el tiempo. 
Por otra parte, estos autores argumentan que las po-
líticas alimentarias generadas bajo el modelo de ex-
plotación agrícola capitalista provocan tensiones entre 
países, así como conflictos entre las instituciones u 
organismos financieros hegemónicos y poblaciones 
que dependen de alimentos subvencionados; en esta 
última característica, se resaltan las contradicciones 
entre las estrategias de la acumulación y la determi-
nación del propio futuro de las poblaciones afectadas. 
En consecuencia, el desarrollo del moderno sistema-
agroalimentario es producto de una concentración 
político-económica, de la degradación ambiental y de 
los conflictos comerciales. 
La producción de alimentos a nivel mundial es 
manejada por un número reducido de empresas multi-
nacionales y trasnacionales agrícolas (fao 2001), entre 
las que se destaca Cargill, Monsanto, Novartis y Ar-
cher Daniels Midland (adm) y otras, las cuales tienen el 
dominio completo del sistema alimentario, desde las 
semillas hasta el plato (Ausín 2010). A estas tensiones 
se suma el hecho de que la mayor cantidad de tierras 
dedicadas a la producción agrícola se concentra en 
pocas manos y su aprovechamiento en zonas rurales 
con vocación agrícola se destina a otros usos (minero, 
ganadero, forestal, entre otros). El proceso de aper-
tura económica de los países productores (en vías de 
desarrollo) ha acelerado su participación dentro del 
mercado global de los alimentos, manejando niveles 
desiguales de competitividad como resultado de la de-
ficiente capacidad de los territorios que albergan este 
tipo de proyectos, así como para adquirir los mecanis-
mos necesarios e impulsar procesos cíclicos de acu-
mulación de capital, lo cual provoca diferenciaciones 
sociales, políticas y económicas, que generalmente se 
traducen en conflictos espaciales. 
agricultura y alimentación. introducción a una geografía agraria y rural
189
Por otra parte, se ha visto un incremento significa-
tivo del valor de los cereales a nivel mundial, situación 
que según Vivas (2012) ha agudizado la hambruna. 
Este comportamiento lo describe la autora al sostener 
que entre el 2007 y el 2008 el valor de cereales como 
el arroz, maíz y trigo aumentó más de un 50 %: respec-
tivamente, el 74 %, el 31 % y el 130 % (Vivas 2012, 93). 
Un aspecto que también incide de manera considerable 
en la producción de alimentos tiene que ver con el de-
sarrollo de la agroindustria y los biocombustibles. De 
acuerdo con Ausín (2010), la producción de biocom-
bustibles ha incidido en el incremento del precio de 
los alimentos, impacto que en términos inflacionarios 
supera el 30 %. 
La concentración de la producción de alimentos a 
nivel global en un reducido grupo de firmas multina-
cionales es el resultado de la confluencia de decisio-
nes políticas y económicas donde intervienen varios 
actores e intereses. A lo indicado en líneas anteriores, 
se agrega la disminución de la producción local y la 
mayor importación de alimentos, lo cual conduce a un 
descenso de la variedad de semillas, viéndose afecta-
da, por un lado, la diversidad genética, y, por otro, la 
posibilidad de disfrutarde una amplia y diversa die-
ta. Vivas (2012), por su parte, anota que el problema 
actual de acceso a recursos alimenticios no está en la 
falta de alimentos, sino en la imposibilidad de acce-
der a ellos. Aunque la Declaración Universal de los 
Derechos Humanos (onu 1948) sostenga que toda per-
sona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que 
le asegure la salud y el bienestar, en especial la ali-
mentación, el vestido y la vivienda (art. 25, parágrafo 
1), se estima que aún existen cerca de 795 millones 
de personas subalimentadas en el mundo (fao, In-
ternational Fund for Agricultural Development-fida 
y Programa Mundial de Alimentos-pma 2015), situa-
ción que evidencia la necesidad de repensar las estra-
tegias, programas, políticas y modelos de desarrollo 
que dirigen actualmente la producción, distribución y 
consumo de alimentos.
Economías campesinas y soberanía 
alimentaria: tendencias en geografía 
humana 
Las reflexiones geográficas frente a los tópicos de 
economía campesina y soberanía alimentaria han 
variado significativamente desde 1970. Las contri-
buciones de Economic Geography y Transactions of 
the Institute of British Geographers en 1978 eviden-
cian el uso de enfoques cualitativos para el análisis 
de los procesos de producción campesina en países 
como Kenia, Argentina y México; así mismo, se publi-
có un estudio sobre los conflictos y deferenciaciones 
existentes entre la producción agrícola campesina y 
la agricultura con orientación al mercado en Sudán. 
Para García (1981), todos estos trabajos hacen parte 
de los aportes de la geografía rural radical, mientras 
que el enfoque regional que había caracterizado a la 
geografía rural del periodo empezaría a desdibujarse 
a inicios de 1980; una considerable diversificación de 
contenidos y enfoques se dibuja en la geografía rural 
desde 1975 demostrando que los problemas, tenden-
cias y marcos teórico-metodológicos con los cuales se 
estudiaron estos temas en la geografía humana han 
variado en el tiempo. 
En primer lugar, podemos señalar que el aborda-
je de estas problemáticas se ha hecho esencialmente 
desde un contexto económico productivo, al igual que 
en el ámbito de las políticas y tratados o acuerdos in-
ternacionales. Aunque la investigación geográfica en 
sus inicios tuvo un marcado interés por la agricultura y 
los procesos productivos asociados a ella, esta no tuvo 
preocupación mayor por el estudio del papel de las 
economías campesinas en la producción, distribución 
y consumo de alimentos, así como tampoco en el exa-
men de las relaciones socioespaciales que se derivan de 
ellas. En su lugar, campos como la ecología política, la 
geografía económica, la geografía cultural, la geogra-
fía histórica, la geodemografía y la geografía política 
estudiaron las lógicas que regulan el desempeño es-
pacial de los sujetos en el medio rural, cada una bajo 
marco teóricos diferentes. 
De acuerdo con el análisis bibliométrico, es posi-
ble distinguir un conjunto de cuatro subdisciplinas 
sobresalientes vinculadas a los estudios de economía 
campesina y soberanía alimentaria en el ámbito anglo-
sajón (tabla 11). La mayor parte de las publicaciones se 
insertan dentro de la geografía económica, abordando 
problemáticas como el comercio justo, la gobernanza 
mundial de alimentos, las relaciones de poder y las 
economías alternativas, el impacto de los tratados de 
libre comercio (tlc) sobre la soberanía alimentaria, en-
tre otros. En este primer grupo se identifican los traba-
jos de Burnett (2014), Jarosz (2014), Dibden, Higgins 
y Cocklin (2011), Wright (2010), Smeltzer (2009), Bin-
sztok (2008), Mutersbaugh (2002) y Wisner (2000). 
r o s a i n é s b a b i l o n i a b a l l e s t e r o s
190
Tabla 11. Subdisciplinas, problemáticas y aproximaciones teórico-metodológicas más destacadas.
Subdisciplina Problemáticas
Aproximaciones conceptuales 
o metodológicas
Contextos espaciales 
estudiados
Geografía 
económica
Comercio justo y gobernanza mundial de 
alimentos; relaciones de poder y economías 
alternativas; impacto de los TLC sobre la 
soberanía alimentaria.
Transformaciones socioespaciales de la 
agricultura; análisis crítico; relaciones de 
poder.
Canadá, Australia, 
Filipinas, Malasia, 
Estados Unidos, México, la 
Amazonia, el Caribe.
Geodemografía Autorrepresentaciones y movilidad de clases; 
migraciones urbano-rurales; sistema de 
registro de residencia (hukou) en economías 
socialistas en transición.
Aproximación marxista; capacidad de 
trabajo y reproducción social; transición 
demográfica; investigación etnográfica.
China, India, la Amazonia 
brasileña.
Geografía rural Ocupación de tierras y movimientos 
campesinos; sistemas agroalimentarios; 
multifuncionalidad rural; relaciones urbano-
rurales y prácticas espaciales alternativas.
Investigación etnográfica; reconfiguración 
de las relaciones sociales y territorialización 
de las solidaridades translocales; desarrollo 
agrícola e impacto de las reformas agrarias 
(investigación cuantitativa).
India, Chile, España, China, 
Europa del Este.
Geografía 
urbana
Producción de alimentos y transformaciones 
periurbanas; alteración de modos de vida y 
transición urbana; reformas económicas y 
desplazamiento de campesinos; agricultura 
urbana y soberanía alimentaria.
Planificiación urbana y políticas de 
producción alimentaria; recolección de datos 
empíricos mediante entrevistas y encuestas; 
mapeo de sitios de producción de alimentos.
Estados Unidos, China, 
Vietnam.
Fuente: elaboración propia. 
El segundo grupo corresponde a los estudios demo-
gráficos, caracterizados por abordar los procesos migra-
torios a nivel urbano-rural, las autorepresentaciones y 
la movilidad de clases desde una perspectiva marxista. 
Es importante anotar que, desde el punto de vista meto-
dológico, los trabajos dentro de la geodemografía se ca-
racterizan por el uso de la investigación etnográfica y se 
concentran en China, India y la Amazonia brasileña. En 
ellos sobresale, por su mayor número de publicaciones e 
impacto, el trabajo de Fan (2002; 2003; 2004), quien se 
interesa por explicar el papel que desempeña el sistema 
de registro de residencia hukou en economías socialis-
tas en transición, analizando la relación existente entre 
las tradiciones socioculturales, la movilidad femenina y 
el mercado laboral urbano. 
Las contribuciones enmarcadas dentro de la deno-
minada geografía rural se centran en temas como la 
ocupación de tierras y su relación con los movimientos 
campesinos, los sistemas agroalimentarios, la mul-
tifuncionalidad rural, las relaciones urbano-rurales 
y las prácticas espaciales alternativas. También fue 
posible identificar un mayor número de perspectivas 
metodológicas asociadas a la exploración de estos tó-
picos, sobresaliendo la investigación etnográfica y la 
investigación cuantitativa.
Finalmente, se encontraron documentos que abor-
dan temáticas más urbanas que rurales, en este caso, 
interesadas por problemas como la producción de ali-
mentos en entornos periurbanos, la alteración de los 
modos de vida y su papel en la transformación de los 
espacios urbanos, al igual que el rol de la agricultura ur-
bana dentro de la soberanía alimentaria. El tratamien-
to metodológico de estos problemas es muy diverso: se 
identificaron trabajos que utilizan desde el dato empí-
rico mediante la realización de entrevistas y encuestas, 
hasta el mapeo de sitios destinados a la producción de 
alimentos en zonas urbanas a través de herramientas de 
sistemas de información geográfica (sig) y teledetección. 
Las problemáticas de geografía urbana correspondien-
tes a este último grupo son comunes en Estados Unidos, 
China y Vietnam. 
Conclusiones
Al interior de la geografía se han realizado discusio-
nes y reflexiones sobre las relaciones espaciales gene-
radas por la agricultura y la alimentación, destacando 
los aportes de la geografía económica, la geodemografía 
y la geografía urbana dentro de la reflexión disciplinar 
sobre estos tópicos.Dicha situación pone en evidencia 
la existencia de un marco interpretativo diverso y el 
contacto con otros enfoques, metodologías y esque-
mas, para abordar estos temas dentro de la geografía 
humana. Igualmente, las dinámicas espaciales gene-
radas por los procesos de producción agrícola han sido 
determinadas por el grupo de relaciones e interacciones 
que los agentes humanos realizan entre ellos y el medio 
agricultura y alimentación. introducción a una geografía agraria y rural
191
natural en el que se establecen, por lo cual el interés 
por comprender las lógicas que regulan el desempeño 
espacial de las sociedades campesinas y las formas 
agroindustriales de producción de alimentos se sitúan 
como problemáticas de notable importancia dentro del 
subcampo. 
Por otra parte, el estado actual de la agricultura 
demuestra que la producción de bienes alimentarios se 
encuentra concentrada en un reducido grupo de agen-
tes socioeconómicos que marginan y debilitan el poder 
de las economías campesinas de subsistencia. La agro-
industria se ha apropiado de territorios y lugares que 
históricamente habían sido destinados a la producción 
de una amplia y diversa variedad de bienes alimentarios 
como frutas, hortalizas, entre otros, las cuales prove-
nían de las parcelas de pequeños grupos campesinos y 
estaban destinadas al autoabastecimiento o a satisfacer 
la demanda de los mercados urbanos más próximos. Sin 
embargo, tanto la expansión de la agroindustria como 
la disminución de las brechas urbano-rurales han sido 
factores determinantes para delinear el panorama ac-
tual de la agricultura mundial; como consecuencia, se 
han reducido las distancias y costos para producir ali-
mentos y abastecer mercados locales y globales. A pesar 
de ello, cada vez cobra más importancia la denominada 
agricultura urbana y periurbana, que a su vez es gene-
radora de nuevos patrones de ocupación laboral para los 
habitantes rurales próximos a las ciudades y para los 
mismos habitantes urbanos. 
Estudiar la dinámica contemporánea de la produc-
ción y distribución de alimentos implica entender que 
la materia prima es directamente transformada en las 
áreas rurales donde se desarrollan los cultivos, a la 
vez que los mercados de distribución de estos recursos 
se han diversificado y ampliado. Ello lleva a que las 
fricciones generadas por factores como la distancia y 
los costos de producción, tal como lo estableció von 
Thünen en su modelo, sean ampliamente superadas 
en el modelo capitalista contemporáneo del agro. De 
igual manera, se ha simplificado el papel del agricul-
tor dentro de las cadenas globales de producción de 
alimentos; la generación de bienes estandarizados y 
homogéneos predomina dentro de las formas de pro-
ducción, distribución y consumo de alimentos; y el 
nuevo esquema de relaciones implica la presencia de 
un diverso grupo de agentes pertenecientes a una sola 
matriz de producción, en este caso, simplificada en la 
agroindustria. 
Por otra parte, se puede afirmar que los trabajos 
relacionados con economía campesina y soberanía 
alimentaria se vinculan con las ramas de la geografía 
humana, tales como la geografía económica, la geo-
demografía, la geografía rural y la geografía urbana, 
siendo la primera de estas la que predomina como sub-
disciplina de estudio. Ello reafirma que el interés por 
la problemática de los alimentos y el papel de las eco-
nomías campesinas ha sido estudiado por diferentes 
campos disciplinares dentro y fuera de la geografía, lo 
que también implica que en la medida en que se amplió 
el temario de estudio en la disciplina, fueron apare-
ciendo otros enfoques, metodologías y esquemas de 
interpretación para abordar estas temáticas. En este 
orden de ideas, la adopción de una postura positivista 
o constructivista incidirá en la interpretación, análisis 
y comprensión de estos fenómenos. 
Finalmente, en el análisis de las publicaciones para 
identificar las tendencias temáticas dentro de la geogra-
fía humana en relación con las economías campesinas y 
sus vínculos con la soberanía alimentaria, se encuentra 
que se ha privilegiado el interés por las cadenas globa-
les y locales de producción de alimentos, en lugar de te-
máticas como soberanía alimentaria y género; seguido 
de categorías como gobernanza, el papel del Estado, la 
globalización, la política y la agricultura. La economía 
campesina como categoría temática de reflexión ha sido 
poco estudiada dentro de la geografía, de manera que 
para el periodo de análisis fueron más determinantes 
las investigaciones sobre soberanía alimentaria en re-
lación con los temas señalados anteriormente. También 
es interesante hallar que dentro de las contribuciones 
se destaquen los estudios sobre las características so-
ciodemográficas de China y los mercados laborales que 
se desprenden de las relaciones urbano-rurales produ-
cidas desde la agricultura; pese a que la procedencia 
de los autores es mayoritariamente norteamericana, 
los contextos espaciales de estudio son bastante diver-
sos, encontrándose trabajos sobre Australia, Filipinas, 
Malasia, México, Brasil, Chile, España, China, India y 
Vietnam, países en donde coexisten economías cam-
pesinas y actividades agroindustriales de gran escala. 
Por último, se puede afirmar que el progresivo interés 
por las dinámicas urbanas dentro de la geografía ha di-
versificado el temario de reflexión frente a la soberanía 
alimentaria y cada vez más cobra importancia la rede-
finición de las relaciones urbano-rurales en diferentes 
contextos espaciales. 
r o s a i n é s b a b i l o n i a b a l l e s t e r o s
192
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GEOGRAFÍAS DEL 
DESARROLLO: TEORÍAS, 
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ISABEL DUQUE FRANCO
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