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1 Universidad de los Andes Facultad de ciencias sociales Departamento de psicología SUEÑOS LÚCIDOS Y SUS IMPLICACIONES PRÁCTICO-TEÓRICAS: UNA REVISIÓN SISTEMÁTICA DE LITERATURA. Trabajo de grado para optar al título de PSICÓLOGA Laura Lucía González Tamayo Bajo la dirección de Florencia Reali Arcos, Phd Bogotá D.C., Diciembre de 2018 2 Tabla de contenidos Introducción a los sueños……………………………………………………………………….. 7 ¿Para qué dormimos y por qué soñamos?............................................................................... 7 ¿Cuáles son las funciones del sueño onírico?......................................................................... 11 Sueño y codificación de la memoria………………………………………………..... 13 Función del sueño y contextualización de la emoción…………………………….... 15 Los sueños y los procesos cognitivos……………………………………………….. 17 ¿Cómo es la neurofisiología del sueño onírico?.................................................................... 18 ¿Cómo se ha estudiado el contenido y el significado de los sueños?................................... 20 Teorías psíquicas: los sueños como manifestación del inconsciente……………….. 22 El contenido de los sueños como una continuidad de las actividades de la vigilia……............................................................................................................................... 24 Sueños y estados de conciencia……………………………………………………………. 25 El sueño lúcido…………………………………………………………………………….. 27 Planteamiento del problema…………………………………………………………………… 28 Objetivos…………………………………………………………………………………… 28 Preguntas de investigación…………………………………………………………... 29 3 Metodología………………………………………………………………………………... 29 Estrategia de búsqueda de la sección de introducción………………………………. 29 Estrategia de búsqueda de literatura sobre el sueño lúcido y categorías de análisis……………………………………………………………………………………….. 31 Implicaciones práctico-teóricas del sueño lúcido………………………………………………. 35 El sueño lúcido y sus generalidades………………………………………………………... 35 Antecedentes históricos……………………………………………………………… 37 Factores influyentes en su incidencia……………………………………………….. 38 Neurofisiología……………………………………………………………………… 39 Neuroanatomía……………………………………………………………………… 41 Implicaciones cognitivas…………………………………………………………… 43 1. El sueño lúcido y las bases de la conciencia humana…………………………………... 45 Bases neurales de la conciencia en los estados de sueño………………………….. 50 Discusiones conceptuales………………………………………………………….. 51 2. ¿Es realmente posible inducir el sueño lúcido?................................................................ 53 Métodos cognitivos de inducción del sueño lúcido……………………………...... 54 Métodos de estimulación externa de inducción del sueño lúcido…………………. 55 Métodos de administración de sustancias…………………………………………. 57 La calidad metodológica de las diversas técnicas de inducción…………………… 58 4 3. Sueño lúcido y su impacto en el rendimiento de las actividades de la vigilia………….. 61 4. Posibles utilidades clínicas del sueño lúcido……………………………………………. 67 Discusión……………………………………………………………………………………...... 73 Conclusiones……………………………………………………………………………………. 79 Agradecimientos………………………………………………………………………………… 81 Bibliografía……………………………………………………………………………………… 82 5 Lista de tablas Tabla 1. Estrategia de búsqueda de la sección de introducción (método PRISMA Liberati et al., 2009) …………………………………………………………………………………………… 31 Tabla 2. Estrategia de búsqueda de literatura sobre el sueño lúcido y categorías de análisis (método PRISMA Liberati et al.,2009) ……………………………………………………….. 34 6 Resumen El estado de sueño onírico se encuentra mediado por ciertos procesos cognitivos, neurofisiológicos, emocionales y psicológicos que pueden llegar a determinar la naturaleza de su contenido y su relación con los estados de la conciencia en la vigilia. Los sueños lúcidos corresponden a un estado de sueño específico caracterizado por la conciencia del soñador de estar soñando y la capacidad de controlar su contenido de manera volitiva. Al experimentar este estado, el soñador puede llegar a alcanzar un estado de conciencia totalmente comparable en claridad, coherencia y complejidad cognitiva a la de la vigilia, sin dejar de soñar de forma vívida (Tart, 1979; LaBerge, 1980). No obstante, la lucidez del sueño es un fenómeno bastante infrecuente y difícil de alcanzar en ambientes experimentales y, aunque ya ha sido verificado psicofisiológicamente, no cuenta aún con unas bases neuroanatómicas claras. La presente revisión de la literatura tiene como propósito recopilar y documentar el estado del arte existente sobre el fenómeno del sueño lúcido y sus implicaciones tanto prácticas como teóricas. De esta manera, el estudio de este fenómeno no solo es relevante para enriquecer el abordaje teórico del sueño y la conciencia desde la psicología cognitiva, la filosofía y la neurociencia, sino que también es un campo fértil para la investigación en la mejora del rendimiento en los deportes y otros tipos de habilidades físicas y cognitivas, así como también, sus relaciones con la psicopatología y sus posibles usos terapéuticos en el ámbito clínico. 7 Introducción a los sueños ¿Para qué dormimos y por qué soñamos? Varias han sido las teorías que se han planteado con respecto a la función concreta del dormir. Existe la creencia generalizada de que dormimos con el propósito de descansar, y a pesar de que desde la simple observación del hecho de que la privación del sueño tiene como consecuencia una evidente afectación motriz y un claro agotamiento mental, la mayor parte de los investigadores han encontrado que el cerebro no descansa, ni siquiera durante el sueño profundo (Nicolau, Akaârir, Gamundí, González y Rial, 2000). Esto ha significado un enorme misterio, no solo para los investigadores del sueño sino también para la ciencia en general. Por lo tanto, responder a la pregunta sobre cuál es la función concreta del dormir, es una cuestión aún bastante difícil de responder con precisión. A lo largo de varias investigaciones se han llegado a algunas conclusiones que tienen un buen sustento científico, aunque también han dado lugar a serias conjeturas en la comunidad científica. No obstante, se han reconocido y aceptado ampliamente dos tipos de sueño, de acuerdo con su sustrato fisiológico, que parecen ser la base de la explicación de la función del dormir o al menos de los detalles de los mecanismos involucrados. Por una parte, está el sueño de onda lenta (SWS), que consiste en una disminución general de la mayoría de las funciones corporales, y en una menor respuesta de los estímulos sensoriales. El rendimiento motor y la actividad tónica normal de los músculos posturales se reducen en gran medida, hay una reducción de la frecuencia cardiaca, la respiración se regulariza y se vuelve más profunda, y se puede observar un descenso en la producción de calor corporal. Esto, a su vez, causa un pequeño descenso en la temperatura corporal, aunque los mecanismos de termorregulación permanecen activos con solo una ligera 8 reducción en la eficacia (Nicolau et al., 2000). Por otra parte, el sueño paradójico o el movimiento ocular rápido (MOR) muestra una relajación muscular profunda, pero se producen movimientos oculares repentinos y contracciones musculares. Este tipo de sueño muestra una pérdida de la regulación homeostática, la respiración es irregular y se presenta poiquilotermia, es decir, la incapacidad para regular la temperatura corporal y se presenta una mayor variabilidad de la frecuencia cardíaca. Asimismo, el metabolismo cerebral aumenta a un nivel similaral de la vigilia y al realizar electroencefalogramas (EEG) se muestra que la actividad eléctrica también es similar a la de un cerebro despierto. Los umbrales sensoriales se incrementan con respecto a los de las ondas lentas (SWS) y la corteza aparentemente vigilante, que se encuentra aislada del mundo externo, crea continuamente una serie de sueños muy extraños. No obstante, aunque la actividad mental ocurre con mayor frecuencia durante SWS, los sueños vívidos se presentan especialmente durante la etapa MOR (Conduit et al., 1997 en Nicolau et al., 2000). Finalmente, los movimientos fásicos de las extremidades, la cara y los ojos se acompañan de picos de alto voltaje, que viajan de manera ascendente hasta registrarse en el cuerpo geniculado y en la corteza occipital. Además, las dos etapas, SWS y MOR, se alternan continuamente durante un episodio de sueño que corresponde a un patrón ultradiano, que en el humano tiene un período aproximado de 90 minutos y que se mantiene durante toda la noche (Nicolau et al., 2000). Si se considera la función del dormir desde su función homeostática, se pueden mencionar varias teorías como la de la restauración (Horne, 1988), el ahorro de energía (Adam, 1980; Berger y Phillips, 1995) y de termorregulación (McGinty y Szymusiak, 1990). Sin embargo, Meddis (1983) y muchos otros investigadores del sueño consideran posible una respuesta extremadamente negativa, que sustenta que muchos aspectos del sueño son letales para la supervivencia y, por tanto, no son para nada adaptativos. Según estos investigadores, parece evidente que estar inmóvil e insensible durante mucho tiempo implica un mayor riesgo de 9 supervivencia. No obstante, este argumento daría lugar a una duda que consiste en que si el sueño es totalmente mal adaptativo ¿cómo explicar el hecho de que este comportamiento se encuentre tan fuertemente arraigado en los animales, que supuestamente deberían de tener la ventaja de estar continuamente despiertos y alerta?, esto según Nicolau et al.(2000), podría sugerir que aunque es sí es cierto que el permanecer inmóvil e indefenso mientras se duerme es claramente un peligro para la supervivencia, se argumenta que debe de haber alguna ventaja que se oculta bajo el manto de una aparente inadaptación. Con respecto a lo anterior, existe la posibilidad de que la existencia del sueño (dormir) no esté dentro de una causa adaptativa, sino que se trata de una exención a la regla, para la cual se debe estudiar minuciosamente la diferencia entre reposo, como se encuentra en animales simples (e incluso en plantas), y el sueño poligráfico de mamíferos. Esto podría significar que los rasgos fenotípicos del sueño poligráfico son demasiado débiles para ser detectados por selección natural, que solo puede ejercer presión diferencial sobre las diferencias identificables fenotípicamente. Con respecto a esto, las presiones ambientales adicionales pueden haber modificado posteriormente el sueño de muchas maneras, puesto que los restos evolutivos pueden reutilizarse para nuevos fines y pueden existir varias utilidades para el dormir en diferentes especies de animales (Horne, 1988). Es de esta manera, que el sueño no necesitaría ser adaptativo por sí solo, ya que encaja perfectamente en el grupo de los subproductos que quedan de los cambios que son verdaderamente adaptativos. La reasignación de nuevas funciones a restos evolutivos antiguos es un truco muy común en la evolución. Los huesos son un subproducto de la necesidad de tener un almacén de calcio constante y amplio; el yunque y el martillo del oído medio son subproductos de la remodelación de la mandíbula. Cuando se cambia un órgano o una función, sus restos vestigiales se pueden dedicar rápidamente a nuevas tareas (Nicolau et al., 2000). Por lo tanto, pudo no haber sido difícil, en el caso del sueño (dormir), adaptar este nuevo y complejo resto del 10 comportamiento para reparar el cerebro, para mantenerlo alejado, para no hacer nada, para consolidar la memoria, para organizar los instintos, para desintoxicar, para mejorar defensas. Del mismo modo que la vida de los vertebrados es imposible sin huesos, los SWS y MOR reales de mamíferos podrían tener funciones esenciales derivadas de su situación original. Esto podría explicar satisfactoriamente los problemas informados después de la pérdida de sueño. Continuando con el mismo ejemplo, la homeostasis del calcio en la sangre tiene un valor absoluto más alto que las funciones mecánicas de los huesos, a pesar de esto, la vida de los vertebrados es impensable sin huesos rígidos y fuertes. Asimismo, el sueño también podría haber alcanzado funciones vitales que sostienen la vida (Nicolau et al., 2000). Ahora bien, si el estudio del dormir ya es complejo, el estudio del mundo de los sueños es un halo de misterio. De los hallazgos más importantes en la investigación sobre el estado de sueño y los sueños, es aquel que relaciona el fenómeno del sueño y la ocurrencia fisiológica del dormir con el movimiento ocular rápido (MOR) (Dement y Kleitman, 1957). De esta manera, se definió el soñar como "las experiencias conscientes subjetivas que tenemos durante el sueño" (Revonsuo, 2000, p.878), mientras que el sueño MOR corresponde a un estado fisiológico que ocurre mientras se duerme. A través, de la recopilación de informes de sueños de personas que son despertados durante la etapa MOR, se ha podido establecer que los sueños ocurren casi siempre durante el sueño MOR. No obstante, las personas también pueden soñar en el sueño no MOR, aunque es mucho más usual durante el MOR (Hobson, 1988). En lugar de ser un proceso estático, el sueño onírico se corresponde con una serie de estados discretos definidos mediante diversas medidas fisiológicas (Rechtschaffen y Kales, 1968). 11 ¿Cuáles son las funciones del sueño onírico? Es curioso, que los sueños correspondan a un fenómeno del comportamiento humano que ha sido tan amplia y exhaustivamente estudiado desde muchas perspectivas, pero del cual desconocemos tanto con respecto a su papel concreto en nuestras vidas. Para complejizar aún más el asunto, la extensa bibliografía existente sobre los sueños se subdivide en áreas especializadas de estudio que a su vez cuentan con un vocabulario igualmente especializado, estas áreas se pueden dividir en campos como la psicología cognitiva, la psicología experimental, la filosofía, el psicoanálisis, la neurofisiología, la etnografía, entre otros (States, 1997). Desafortunadamente, el problema moderno de estas investigaciones consiste básicamente en que tan pronto como se elige una perspectiva particular del sueño, muchas otras perspectivas se ven inmediatamente excluidas, aunque solo sea por cuestiones metodológicas. Por lo tanto, la respuesta a la pregunta de por qué soñamos puede tener varias respuestas con relación a la perspectiva con la que se estudie. Los neurofisiólogos, por ejemplo, responden la pregunta con hechos neurológicos duros relacionados con el cableado y el disparo, la descarga química y eléctrica, la organización celular y la activación de la red; los terapeutas afirman que los sueños nos dicen cosas útiles sobre nosotros mismos; los psicoanalistas, por su parte, afirman significan una distorsión de los deseos reprimidos y los fenomenólogos dicen que es la experiencia de soñar en sí misma la que es importante (States, 1997). Existe una teoría que plantea que el sueño no es más que simple ruido, de esta manera, los sueños no desempeñan ninguna función realmente útil, sino que simplemente es el ruido o rezago que queda del trabajo de una mente diseñada para trabajar durante el día pero que sigue “haciendo el turno de noche”. Afortunadamente, este ruido, a pesar de no lograr una verdadera eficacia, no pone en peligro la aptitud inclusiva, y por lo tanto no hay razones para intentar 12 “amortiguarlo”.Incluso si soñar es un efecto secundario de la selección para una mente que piensa pero que no se apaga por completo durante el dormir, tampoco hay problema, ya que la condición física no está comprometida y, en cualquier caso, la naturaleza no se preocupa o necesita preocuparse por optimizar cada capacidad (Flanagan, 2000). Por otra parte, está la teoría que sustenta que los sueños son un medio para mantener la vigilancia. Esta vigilancia implicaría la formación y revisión de las estructuras de conocimiento respetando la seguridad, el comportamiento social y las tensiones en el mundo de la vigilia. En resumen, parece que, desde una perspectiva adaptativa, los sueños nos mantienen atentos acerca de los enemigos, sean nuevos o antiguos. Esta es una teoría bastante interesante, que podría explicar una parte de la función de los sueños, aunque se deben tener presente sus limitaciones en cuanto a que no todas las clases de sueños implican situaciones de tensión o seguridad. Una contribución interesante a lo largo de esta línea es el trabajo de Michel Jouvet sobre los sueños en los gatos. Jouvet revirtió quirúrgicamente la atonía muscular de los gatos dormidos, con el resultado de que se volvieron sonámbulos durante el sueño MOR, específicamente, comenzaron a llevar a cabo los movimientos naturales del comportamiento de depredación, aunque de forma aleatoria (agacharse, acechar, colapsar, retorcerse). Lo anterior podría sugerir que los sueños en términos generales pueden ser una forma de ensayar el comportamiento de la vigilia y, en particular, la vigilancia como uno de los comportamientos de la vigilia (States,1997). A pesar de que no sería preciso trasladar la posible experiencia onírica de un gato al ser humano, al menos puede sugerir que, así como los animales practican sus rituales de caza en sueños, quizás el sueño humano tenga un propósito que se relacione con tal comportamiento. Por supuesto, los gatos podrían simplemente estar soñando con las únicas cosas que los gatos realmente hacen. Por lo tanto, sería natural que soñaran con cazar presas sin asumir que estaban practicando sus 13 habilidades, y sería poco natural que soñaran con ir de fiesta o viajar en barco. En esto serían como nosotros: soñamos (en su mayor parte) sobre lo que hacemos en el mundo de la vigilia, y gran parte consiste en rutinas de depredación de un tipo u otro, aunque nuestras rutinas de depredación están un poco más inteligentemente disfrazadas. En cualquier caso, una teoría verdaderamente completa de por qué soñamos, también debe incluir una justificación de por qué todos los mamíferos sueñan, y la respuesta apenas puede limitarse a los tipos de preceptos propuestos por el psicoanálisis. Es lógico que, si los gatos y los seres humanos sueñan con cosas diferentes, sus sueños desempeñan funciones biológicas similares (States,1997). Sueño y codificación de la memoria La cuestión de la función de los sueños es una de las preguntas más antiguas, que aún sigue sin respuesta concreta. Es una pregunta planteada de alguna forma en cada texto antiguo, dramático, mítico, sagrado o secular, del este y del oeste. Y mientras que tenemos un cierto conocimiento de las funciones de sensación, percepción, atención, memoria y aprendizaje, la función de los sueños es muy poco comprendida (Flanagan, 2000). No obstante, la falta de consenso de una respuesta universal no significa que no haya varias respuestas tentadoras a esta pregunta. Una teoría altamente influyente es que el estado de los sueños es donde se correlaciona la información entrante para el almacenamiento en la memoria a largo plazo. Cuando el cuerpo está "fuera de línea" (offline) el cerebro empieza a procesar la experiencia del día con alta complejidad de detalle. De esta manera, el sueño onírico es representado como el tiempo offline que el cerebro necesita para prestar este importante servicio y que, a su vez, explica una de las características más obvias de los sueños: son una mezcla casi invariable de experiencia fresca y 14 memoria a largo plazo. Entonces, el cerebro trabaja horas extras mientras, paradójicamente, “dormimos ese sueño” (States,1997). Allan Hobson argumenta a favor de esta teoría, y ha realizado planteamientos convincentes sobre que los sueños corresponden a una actividad en la que se refuerza y se reorganiza la memoria. Hobson básicamente sostiene que la naturaleza de relajación y la "química alterada" del estado de sueño (dormir) le permiten al cerebro un tiempo extra para reactivar la memoria del día anterior y distribuirla a otras redes, de esta manera, esta información se vincula de manera hiperasociativa con cada red con la cual comparte características formales (como ejes con cosas largas, cosas duras, cosas fuertes) (States,1997). Existe cierta evidencia empírica convergente que sugiere que los sueños, más que el dormir, se ven mayormente influenciados por la consolidación de la memoria durante el sueño (esta memoria incluye la verbal, la emocional, la motora, la perceptual y la espacial). Después de la codificación, las trazas de memoria recientemente formadas se estabilizan gradualmente y se reorganizan en una forma más permanente de almacenamiento a largo plazo. Los sueños proporcionan un estado neurofisiológico óptimo para facilitar este proceso, permitiendo que las redes de memoria se reactiven repetidamente en ausencia de una nueva entrada sensorial. Este proceso de reactivación y consolidación de la memoria en el cerebro dormido parece influir en la experiencia consciente durante el sueño, contribuyendo al contenido de sueño que se recuerda al despertar (Flanagan, 2000). Sin embargo, las experiencias de vigilia no aparecen en los sueños en su forma original, y no debemos esperar que lo hagan. La consolidación de la memoria implica la integración de múltiples experiencias y la extracción de generalidades. Esto en los sueños, puede sugerir que la mezcla de fragmentos de memoria en combinaciones novedosas y, a veces extrañas, son el reflejo de este proceso adaptativo. Vale la pena aclarar, que, aunque el contenido de los sueños está influenciado por la consolidación de la memoria, es posible que no todos los 15 elementos de cada sueño estén relacionados con este proceso. Si la experiencia consciente durante el sueño es el resultado emergente de la actividad neuronal distribuida a lo largo de gran parte del cerebro, se esperaría que solo una parte de esta actividad estuviera influenciada por la actividad de los sistemas de memoria; soñar refleja el proceso cerebral funcional de la consolidación de la memoria, pero esto no significa que los sueños, en sí mismos, tengan una función (Flanagan, 2000). Otra posible respuesta en relación con la función concreta del sueño onírico sustenta que el sueño realiza conexiones mucho más amplias que las de la vigilia en las redes de la mente. De esta manera, "conectar" y "reconectar" serían aspectos básicos de los sueños (Flanagan, 2000).) toda la red estaría construida de unidades simples y los sueños tendrían la función de hacer las conexiones entre las unidades. Todo lo que ocurre es un flujo de excitación en las redes determinado por la fuerza de conexión entre las unidades; el uso de la red determina cambia las intensidades de la conexión de modo que los pesos sean levemente diferentes cada vez que ha pasado la excitación. La memoria es la totalidad de todos los pesos de conexión en la red. Un "evento" mental dado (un pensamiento, fantasía o imagen de sueño específica) representaría la excitación de una agrupación de unidades ampliamente distribuida. En este tipo de red, todo lo que puede suceder durante la vigilia o durante el sueño es encender ciertos patrones y fortalecer o debilitar los pesos en ciertas conexiones. Se sugiere que hay una diferencia importante: el soñar implica hacer conexiones mucho más ampliasque las que se realizan en la vigilia; en este sentido, soñar puede considerarse "hiperconectivo" (Flanagan, 2000). Función del sueño y contextualización de la emoción Una tercera respuesta, sugiere que el sueño onírico tiene un importante papel en la contextualización de la emoción. Esta teoría plantea que si bien, cuando los sueños generan estas conexiones más amplias, se producen imágenes más genéricas en lugar de específicas sobre una 16 porción más periférica de las redes, siendo este un proceso más autoasociativo que se aleja de ser un aleatorio (Flanagan, 2000). En términos de una red como la que se mencionó anteriormente, existe un flujo constante de excitación y cambio de ponderaciones. En una red autoasociativa, esto se puede describir matemáticamente como un asentamiento en un patrón de energía computacional reducida o como una armonía incrementada (Smolensky, 1986 en Flanagan, 2000). Se sugiere que en términos humanos cotidianos son las preocupaciones emocionales del soñador la fuerza que impulsa o guía el proceso de conexión, asimismo, también determina cuál de las innumerables conexiones posibles se actualizan en un momento particular y, por lo tanto, qué imágenes aparecen en el sueño. De esta forma, los sueños "contextualizan" la emoción dominante (Flanagan, 2000). Los críticos escépticos acerca de cualquier función de los sueños, a menudo cuestionan cómo los sueños pueden ser importantes si la mayoría de ellos son olvidados. Flanagan (2000) sugiere que recordar las imágenes soñadas individuales no es lo esencial, aunque a veces, por supuesto, una imagen soñada recordada puede ser extremadamente importante para aprender acerca de uno mismo en terapia o para producir una obra de ciencia o arte. Según este autor, lo que es verdaderamente importante de los sueños es probablemente la realización de conexiones cruzadas en la red, la redistribución de ponderaciones, entre otras. Todo esto puede ocurrir independientemente de que se recuerde o no el contenido del sueño real. Por supuesto, los pensamientos y teorías sobre los sueños, incluido las presentes teorías, se basan necesariamente en el examen del subconjunto de sueños que se han podido recordar. En concordancia, aunque los sueños oníricos no se deben confundir con la etapa de sueño MOR, la mayoría de nuestros sueños memorables provienen precisamente de esta etapa, que es considerada como la más ideal para la ocurrencia de la actividad soñadora. En consecuencia, una teoría de las funciones del sueño debería ser al menos compatible con las funciones del sueño MOR. En este orden de ideas, la 17 función presente de soñar en términos de establecer conexiones y conexiones cruzadas es al menos compatible con la idea del sueño MOR, especialmente en organismos jóvenes, pues ayuda a desarrollar el sistema nervioso (Roffwarg et al., 1966 en Flanagan, 2000). Los sueños y los procesos cognitivos Si bien se ha propuesto que los sueños son un subproducto de la forma en que se diseñó la arquitectura del sueño (Flanagan, 2000 en Franklin y Zyphur, 2005), cierta evidencia se presenta con respecto a que hay claras ramificaciones cognitivas y conductuales debido al hecho de que mientras el cerebro duerme la mente no solo continúa funcionando, sino que actúa de tal manera que necesariamente estamos inmersos en diversos escenarios virtuales (Franklin y Zyphur, 2005). El procesamiento del contenido de los sueños, que consiste en variaciones de los escenarios encontrados durante la vida cotidiana en los que interactuamos con el mundo físico y social, está destinado a influir en las capacidades cognitivas y la posterior evaluación del contenido del mundo real. A medida que se produzcan mayores avances tecnológicos en el campo de la neurociencia cognitiva, se debería poder recopilar información relacionada con el desarrollo de la mente soñadora en humanos y otras especies, sobre todo con la información sobre los beneficios potenciales obtenidos por soñar y los costos incurridos en su ausencia (Franklin y Zyphur, 2005). La experiencia del sueño está estrechamente vinculada con el desarrollo de habilidades mentales generales, incluidas la percepción, el lenguaje y la memoria. Además, la falta de informes de sueños verbales no debería excluir a priori, la posibilidad de que se pueda estar presentando un sueño (Franklin y Zyphur, 2005). Mientras se sueña, tiene lugar un efecto del déficit general del funcionamiento ejecutivo en el que el complejo cognitivo se encuentra totalmente absorta en percepciones y estados de objetivo directamente relevantes a las percepciones del sueño. Esto tiene una gran semejanza con la idea de cognición situada, en la que la cognición está ligada al momento y se limita a objetivos satisfactorios relacionados con las preocupaciones actuales (Franklin y 18 Zyphur, 2005). De esta manera, se puede argumentar que la cognición humana no está situada, y que es la capacidad de extender el pensamiento más allá del aquí y ahora de la percepción y la motivación lo que hace que la cognición humana sea única (Bogdan, 1997 en Franklin y Zyphur, 2005). Incluso se ha formulado la hipótesis que actualmente cuando los humanos experimentan el sueño MOR, existe una similitud con la conciencia de vigilia en la evolución temprana del cerebro homínido (Panksepp, 1998 en Franklin y Zyphur, 2005). Jaynes (1976) lleva esta idea aún más lejos al argumentar que hubo un tiempo, aproximadamente 3000 años atrás, en que los humanos carecían de conciencia y actuaban de una manera paralela a la naturaleza situada de la conciencia de los sueños (Franklin y Zyphur, 2005). ¿Cómo es la neurofisiología del sueño onírico? En sintonía con las anteriores secciones, tampoco es posible aún proporcionar una descripción definitiva de la neuroanatomía funcional del sueño. No obstante, se puede considerar que el proceso del sueño onírico se inicia mediante una conjunción paradójica del sueño con la activación relativa del cerebro anterior. Desde el punto de vista neuroanatómico funcional, el primer elemento en esta conjunción se caracteriza sobre todo por la desactivación cortical (con especial énfasis en la desactivación frontal dorsolateral). En condiciones normales, la fuente más común del segundo elemento es la activación del sueño MOR, aunque la activación MOR (es decir, la activación mesopontina) de ninguna manera es la fuente exclusiva de activación del cerebro anterior que es el que causa el sueño onírico, de hecho, la activación intrínseca del prosencéfalo parece ser también bastante efectiva en la producción de los sueños (Solms, 2011). De esta manera, la conjunción paradójica antes descrita, es necesaria, pero por sí misma, no es suficiente para soportar el soñar. Lo anterior se demuestra por el hecho de que las lesiones específicas del cerebro anterior previenen los sueños oníricos, a pesar de la preservación del sueño normal con la activación MOR. Por otra parte, los resultados de otros estudios han 19 sugerido que la variable específica adicional que causa el sueño onírico corresponde a la activación de ciertas estructuras límbicas del cerebro anterior. El proceso del sueño concluye con la activación de estructuras corticales posteriores asociadas con imágenes y recuerdos perceptuales, que son en su mayoría percepciones visuales (Solms, 2011). La delimitación precisa de esta vía común final para soñar sigue siendo controvertida, pero las redes asociadas con el incentivo motivacional y / o la relevancia emocional están fuertemente implicadas por la evidencia clínico-anatómica, la neuroimagen funcional y la neuroquímica (Solms, 2011). Dado que el sueño onírico es aproximadamente tres veces más común en el sueño MOR que en el no MOR, es razonable suponer que las imágenes por emisión de positrones (PET) que se hacen durante el estado MOR deberían incluir al menos imágenesdel cerebro que se encuentra soñando. En otras palabras, el PET al menos permite la visualización del patrón de activación cerebral regional en el estado combinado del soñar y de MOR. De esta manera, si los conocidos correlatos del tallo cerebral durante la activación MOR se dejan de lado por las razones metodológicas recién mencionadas, el patrón de activación cerebral regional en los estudios de PET disponibles para el soñar despierto (en comparación con otras etapas del sueño y vigilia) es notablemente convergente con los hallazgos clínicoanatómicos del sueño onírico (Hobson, Pace-Schott, Stickgold y Kahn, 1998 en Solms, 2011). La imagen emergente parece estar relacionada con: (1) activación de estructuras límbicas, paralímbicas y ganglios basales; (2) activación de las cortezas posteriores específicas de la modalidad (incluidas específicamente las áreas 19, 22 y 37); y (3) desactivación de la convexidad prefrontal dorsolateral (Solms, 2011). La fuerte convergencia entre la lesión y los hallazgos de la neuroimagen funcional ha llevado a una amplia coincidencia en la que “la desactivación frontal debe jugar un papel clave en cualquier teoría neurocognitiva del sueño" (Pace-Schott, Solms y Blagrove, 2003, pp.340-341). Por lo tanto, se ha planteado una hipótesis que propone que el 20 sueño implica la desconexión de los sistemas prefrontales desde la memoria posterior perceptual profunda y los sistemas emocionales, lo cual tiene un gran valor para explicar la fenomenología del sueño (Solms, 2011). En términos amplios, la conciencia en general se ve comprometida por lesiones pontinas, pero al menos 8 casos con cesación o casi cesación de MOR han informado de que los pacientes eran capaces de comunicarse significativamente sobre sus sueños (Feldman, 1971; Markand y Dyken, 1976; Osorio y Daroff, 1980; Lavie et al., 1984 en Solms, 2011). De hecho, uno de esos pacientes realmente informó la pérdida de los sueños (Feldman, 1971 en Solms, 2011), pero la lesión, causada por la rotura del aneurisma traumático de la arteria basilar, probablemente se extendió más allá del tronco cerebral pontino e incluyó las áreas visuales corticales discutidas anteriormente. Incluso este caso aislado no es compatible con la vieja ecuación de los mecanismos pontinos del tronco encefálico con la generación de los sueños. Estos recientes descubrimientos logran dilucidar nuevos componentes que pueden ser importantes en la generación del sueño, sin embargo, la conjunción de estos elementos desde una panorámica más amplia aún no ha podido ser concretada. ¿Cómo se ha estudiado el contenido y el significado de los sueños? Dejando de lado la parte anatómica-funcional que corresponde a estudios mucho más recientes, la interpretación y el significado del contenido onírico han capturado el interés y la curiosidad desde tiempos muy antiguos. De hecho, se puede ver en los poemas épicos de Homero y Hesíodo en el siglo VIII a.c, la importancia atribuida al sueño. En la antigüedad griega la trascendencia de los sueños se remonta a los mitos que se refieren a Hipnos, el dios del sueño, Hipnos estaba relacionado con deidades muy antiguas de la oscuridad; su madre Nichta (noche), su hermano gemelo Tánatos (muerte) y sus hijos los Oniros (sueños) que vivían "más allá de las puertas de los muertos" (Askitopoulou, 2015). A principios del siglo VI a. C., el sueño inducido, 21 la incubación de sueño o encoimesis se convirtieron en práctica de curación establecida en los santuarios de Asklepios. Posterioirmente, a partir del siglo IV aC, el dormir y los sueños se encontraban entre una serie de fenómenos biológicos que se convirtieron en una parte integral de la práctica del médico griego. Varios tratados hipocráticos exploran la importancia médica del sueño (dormir) y los sueños, como síntomas de la enfermedad (Askitopoulou, 2015). Más tarde, en el tratado On Régimen IV se usa los sueños como signos pronósticos y diagnósticos de condiciones internas normales o anormales, este tratado distinguía dos tipos de sueños: los enviados por los dioses y los enviados por el alma. El alma observa el cuerpo e informa sobre cualquier problema inminente manifestado durante los sueños. De esta manera, al interpretar los sueños de los pacientes, el médico hipocrático hacía un pronóstico sobre la condición del cuerpo, los efectos de la dieta y el ejercicio físico, y así ajustaba el régimen para evitar el deterioro de la enfermedad (Askitopoulou, 2015). En relación con lo anterior, es el conocimiento sobre el sueño (dormir) y los sueños adquiridos a partir de los antiguos mitos griegos, que se proporciona la primera referencia de su importancia en el bienestar de los humanos. De esta forma, la interpretación de los sueños que ocurren durante la curación del sueño-encoimesis-en los santuarios de Asklepios puede considerarse como una forma temprana de medicina teúrgica (basada en las creencias mitológicas). Por tanto, es este tipo de conocimiento temprano sobre el dormir y los sueños el que abrió el camino para el uso racional de estas nociones en la medicina hipocrática (Askitopoulou, 2015). Cabe mencionar, que es el largo camino de estas nociones sobre el dormir y los sueños el que marcó el transcurso de la mitología a la medicina científica, y esta transición se atribuye principalmente a Hipócrates y sus discípulos que sentaron las bases de la medicina moderna. 22 Teorías psíquicas: los sueños como manifestación del inconsciente Ya desde una concepción más moderna sobre el análisis y contenido de los sueños, no podía faltar las teorías psicoanalíticas y los postulados freudianos que se hicieron durante la mitad del siglo XIX. En su famoso texto del año 1900, la interpretación de los sueños, Freud plantea, hablando en términos muy generales, que los sueños corresponden a una realización alucinatoria de los deseos de la persona, que en consecuencia corresponden a una vía privilegiada hacia el inconsciente, asimismo, planteaba que esta vía de acceso sería posible estudiarla mediante el empleo del método de la asociación libre. Freud consideraba que todo sueño tiene un sentido y que, por tanto, todos los sueños son interpretables. No obstante, la labor de la interpretación del significado onírico no se basa sobre la totalidad del sueño, sino sobre el análisis de sus componentes. En el segundo capítulo del libro, Freud ilustra el ejemplo del caso de Irma, en el que se plasma de manera detallada el método para la interpretación de los sueños, en este se sugiere que, en primer lugar, se debe desglosar el relato en fragmentos, para que luego surja la interpretación global, y así, se revele el sueño como una realización de los deseos (Freud, 1900). Por otra parte, Freud también plantea que la “elaboración onírica” es un mecanismo en el cual las ideas latentes se encuentran ocultas en forma de un código, que él denominaba como contenido manifiesto. En consecuencia, a través de la elaboración es como lo latente se encubre en lo manifiesto. Lo cual es llevado a cabo a través de mecanismos como la condensación, el desplazamiento, entre otros (Freud, 1900). Por otro lado, para engañar la barrera de la censura y la resistencia, la parte latente debe estar muy bien disfrazada. De manera similar, existen varios mecanismos de elaboración como es el caso de la simbolización, es decir, la utilización de símbolos para expresar lo latente, un ejemplo de esto es cuando Freud en su libro declara que cuando se sueña con un “sombrero femenino es un símbolo de los genitales masculinos” (p. 286). 23 En contraste, en lo que se denomina elaboración secundaria, el sueño incoherente es dotado de una aparente lógica, lo cual logra disfrazar aún más lo latente. De manera general, es la elaboración lo que hace parecer a los sueños como absurdos e inconsistentes (Freud, 1900). Posteriormente, desdeun método más moderno, aunque utilizando un método del análisis del lenguaje similar al freudiano, el análisis de contenido de sueños se ha estudiado a través de programas computacionales que funcionan basados en las frecuencias de palabras dentro de categorías predefinidas, para así identificar diferentes elementos en el texto (Altszyler, Ribeiro, Sigman y Slezak, 2017). De esta manera, dichas herramientas permiten cuantificar las asociaciones de palabras en el texto e identificar el significado de las palabras objetivo. Los métodos computacionales actuales se basan en el recuento de palabras en frecuencia con el propósito de realizar un análisis concreto del contenido del sueño (Domhoff y Schneider, 2008 en Altszyler et al., 2017). Este enfoque se centra en la relevancia de las palabras sin identificar y el contexto en las que aparecen, que pueden ser determinantes para capturar las asociaciones de palabras y la ambigüedad semántica debido a la polisemia. Para llenar este vacío, Altszyler et al (2017) compararon las capacidades LSA (Latent Semantic Analysis) y Skip-gram para extraer asociaciones de palabras semánticas en las colecciones de informes de sueños. Dado que las representaciones de palabras semánticas no se han probado y sintonizado exhaustivamente en pequeños conjuntos de datos, como las colecciones de sueños, se analizó el rendimiento de los modelos y las dependencias de los parámetros en dos pruebas semánticas cuando se los capacitó con pequeños conjuntos de datos. Finalmente, se encontró que LSA puede diferenciar eficazmente diferentes patrones de uso de palabras incluso en casos de colecciones con bajo número de sueños y baja frecuencia de palabras objetivo, lo cual significa un paso adelante en la aplicación de incrustaciones de palabras al análisis del contenido de los sueños. Se propone que LSA se puede utilizar para explorar las asociaciones de palabras en los informes de sueños, lo 24 que podría aportar una nueva visión de este campo clásico de la investigación psicológica. Por un lado, la validación de métricas semánticas para analizar asociaciones de palabras en informes de sueños promete una cuantificación mucho más precisa del significado socialmente compartido en informes de sueños, con una gran aplicación potencial en el diagnóstico psiquiátrico (Mota et al., 2014 en Altszyler et al., 2017), pruebas de teorías de sueños (Revonsuo y Valli, 2008; Revonsuo et al., 2015 en Altszyler et al., 2017) y la investigación de descodificación de sueños (Horikawa y Kamitani, 2017; Horikawa, Tamaki, Miyawaki y Kamitani, 2013 en Altszyler et al., 2017). El contenido de los sueños como una continuidad de las actividades de la vigilia Además de las teorías místicas y mitológicas del contenido de los sueños, así como también, de las teorías psíquicas freudianas y el análisis del contenido semántico, otros enfoques se han dedicado al estudio del contenido de los sueños utilizando aproximaciones que van desde las teorías de la personalidad y las particularidades del individuo (Hartman, Rosen, y Rand, 1998; Schredl, Schafer, Hofmann y Jacob, 1999), hasta el estudio de las diferencias de género, la edad y cultura como un factor influyente de los contenidos de los sueños (Domhoff y Schneider, 2008; Oberst, Charles y Chamarro, 2005; Kane, Mellen, Patten y Samano, 1993 ; Punamaki y Joustie,1998). No obstante, también han surgido otras teorías que se basan en premisas un poco más “obvias” como la que afirma que el contenido de los sueños está estrechamente relacionado (por no decir, completamente basado) en la continuidad de las actividades que se realizan durante la vigilia a través de los estados del sueño. Uno de los estudios que demuestra esta teoría es uno realizado por Vallat, Chatard, Blagrove y Ruby (2018), en el que se diseñó un nuevo protocolo para estudiar las memorias remotas y las memorias de experiencias triviales, ambas relativamente inexploradas en el estudio del contenido de los sueños hasta ahora. De esta manera, al despertar en los 7 días que duró el estudio, los participantes identificaron los elementos de la vida en vigilia 25 (waking life elements, WLE) que estuvieran relacionados con el contenido de sus sueños, estos elementos fueron caracterizados a través de varias escalas que evaluaban una notable valencia emocional. Gracias a este procedimiento, los participantes pudieron reportar los WLE de toda su vida y aquellos considerados como mundanos (residuos del día anterior al sueño) antes de que fueran olvidados. Estos participantes reportaron entre 6.2 y 2 sueños en promedio y para cada participante el reporte de WLE fue de aproximadamente un 83.4% de los sueños. Dentro del 30% y el 40% de estos sueños reportados con contenido WLE, estuvieron relacionados con eventos sucedidos el día anterior, el 26% del mes pasado, el 15% y el 21% sucedieron el año pasado y el 17% y 24% sucedieron más de un año antes del sueño. Como cabría esperar de estudios previos, la mayoría de los WLE incorporados en los sueños fueron calificados como importantes por los soñadores. Sin embargo, esto no era cierto para los WLE incorporados que datan del día anterior al sueño (mundanos). Finalmente, para los WLE positivos y negativos incorporados en los sueños, la versión soñada del WLE se calificó como emocionalmente menos intensa que el WLE original. Este resultado, puede sugerir que los sueños tienden a atenuar el tono emocional de los recuerdos de la vida en vigilia, convirtiéndolo a un tono mucho más neutral emocionalmente hablando, lo anterior además argumenta a favor de la hipótesis de la regulación emocional del soñar (Vallat et al., 2018). Sueños y estados de conciencia Según Hobson y Friston (2012), al soñar se intensifican muchos aspectos de la conciencia primaria, entre ellos una sensación de agencia en primera persona, percepciones generadas internamente que incluyen movimiento en el espacio ficticio, emociones fuertes, como el miedo, euforia e ira (Hobson, 2009), además, las asociaciones, especialmente las remotas, se mejoran (Hobson y Friston, 2012). Por el contrario, muchos aspectos de la conciencia secundaria se 26 debilitan durante el sueño: el juicio crítico, la conciencia autorreflexiva, la conciencia de la conciencia (metaconciencia), la orientación y la memoria en sí misma están en suspenso (Hobson, 2009). Una de las maneras de dar cuenta de estos cambios recíprocos en la fenomenología es asociarlos con el cambio conocido en el equilibrio neuromodulador: la neuromodulación aminérgica que se ve reducida, mientras que la actividad colinérgica y dopaminérgica aumenta (Hobson et al., 2000; Solms, 1997). Estos mecanismos neuromoduladores son una parte integral de la hipótesis de la protoconciencia: el sueño MOR (con sus sueños oníricos) es fundamental para la conciencia despierta (Hobson y Friston, 2012). La conciencia primaria se ha propuesto para reflejar las maquinaciones de un generador de realidad virtual que subyace a la protoconciencia (Hobson, 2009). Fundamentalmente, este generador de realidad virtual se corresponde exactamente con los modelos generativos que subyacen a las perspectivas de la función cerebral (Hobson y Friston, 2012); y, en particular, el principio de la energía libre (Friston et al., 2010). Tanto para la protoconciencia como para las teorías de Helmholtz, la existencia de un mecanismo predictivo reduce la cantidad de sorpresa involucrada en los encuentros con la realidad externa (Hobson, 2009; Friston et al., 2010) y, como veremos más adelante, ambos recurren a los mismos mecanismos neuromoduladores. Helmholtz sugirió por primera vez que el cerebro debe predecir las consecuencias de su actividad sensoriomotora, en forma de inferencia inconsciente (Hobson y Friston, 2012). Esto habla del hecho de que el cerebro no es un simple órgano reflejo; es más bien un sintetizadorde sensación, percepción y comportamiento. Se sugiere que los sistemas cerebrales responsables de esta síntesis se den a conocer en el sueño MOR. Uno de los sistemas más pertinentes en este sentido es el sistema pontinegeniculado-occipital (Hobson y Friston, 2012). Por otro lado, los efectos disociables de diferentes neurotransmisores moduladores en el procesamiento consciente en el cerebro, pueden reducirse a la especificidad anatómica y al sesgo 27 selectivo del mensaje que pasa en las infraestructuras jerárquicas (Hobson y Friston, 2012). Si el sueño MOR favorece los aspectos primarios versus secundarios de la conciencia, entonces los sueños deberían caracterizarse por un exceso de predicciones no verídicas y una escasez de identificaciones cognitivas apropiadas (en relación con la percepción de la vigilia). Se habla de esto, en el sentido de que, si hay una modulación colinérgica de la precisión de los errores de predicción en las jerarquías sensoriales, que no se corresponde con un aumento equivalente en la precisión a niveles superiores (prefrontales), las explicaciones cognitivas y conceptuales serán impulsadas principalmente por ficticios y representaciones perceptuales no restringidas (Hobson y Friston, 2012). Este parece ser el caso: el contenido de los sueños es "extraño" porque la discontinuidad y la incongruencia se entretienen frente a las imposibilidades físicas. Por lo tanto, las percepciones de los sueños no se pueden conciliar con las percepciones de vigilia identificadas por el soñante al generar su informe (Hobson et al., 2000). Esta racionalización defectuosa de la fenomenología del sueño puede identificarse y medirse comparándola con el pensamiento reflexivo en la vigilia (Hobson, 2011). El sueño lúcido El fenómeno del sueño lúcido guiará el proceso de investigación de este trabajo. El concepto de sueño lúcido corresponde a la experiencia de alcanzar un nivel de consciencia que le permita al soñador darse cuenta de que se encuentra soñando. Con respecto a los sueños lúcidos generalmente se cree que surgen de sueños no lúcidos en el sueño MOR (LaBerge, Levitan y Dement, 1986). Un obstáculo para los estudios experimentales de estos sueños es que la lucidez espontánea es bastante rara. Sin embargo, los sujetos pueden entrenarse para volverse lúcidos mediante la autosugestión previa al sueño (Holzinger, LaBerge y Levitan, 2006). Con frecuencia, los sujetos logran volverse lúcidos cuando se dicen a sí mismos, antes de ir a dormir, que 28 reconocen que están soñando al notar los extraños sucesos del sueño. Una ventaja experimental es que los sujetos pueden indicar que se han vuelto lúcidos al hacer una secuencia de movimientos oculares voluntarios (Voss, Holzmann, Tuin y Hobson, 2009). En combinación con informes retrospectivos que confirman que se logró la lucidez y que se ejecutaron las señales del movimiento ocular, estos movimientos oculares voluntarios pueden usarse como indicación conductual de lucidez en el sujeto dormido y soñador, como lo demuestran los trazos de sueño de EEG y EMG. Tales sueños lúcidos verificados por señales, en los que los soñadores no solo se dan cuenta de que actualmente están soñando, sino que también pueden controlar deliberadamente su propio comportamiento, permitiéndoles señalar la lucidez haciendo patrones preestablecidos de movimientos oculares, constituyen sueños de control lúcido. El estudio actual, por lo tanto, se dirige a los sueños de control lúcido. Debido a que la lucidez puede ser autoinducida, constituye no solo una oportunidad para estudiar la base cerebral de estados conscientes, sino que también demuestra cómo una intervención voluntaria puede cambiar esos estados (Voss et al., 2009). Planteamiento del problema Objetivos Como ya se ha expuesto en la anterior introducción, el sueño onírico se encuentra mediado por ciertos procesos cognitivos, neurofisiológicos, emocionales y psicológicos que pueden llegar a determinar la naturaleza de su contenido y su relación con los estados de la conciencia en la vigilia. Este trabajo propone explorar, mediante una revisión de la literatura, el estado del arte en relación con la naturaleza y los alcances de las intervenciones de los estados de sueño. En 29 particular, se indagará sobre los estudios realizados en sueño lúcido para establecer si, según el estado del arte, la inducción de sueños lúcidos es un método eficaz para estudiar estados de conciencia en el ser humano. Por otro lado, se busca saber qué dice la evidencia empírica en relación con la efectividad de los sueños lúcidos para afectar el desarrollo de actividades físicas y mentales que se realizan durante la vigilia. Preguntas de investigación 1. Por medio de la evidencia aportada en la revisión de literatura ¿es el sueño lúcido un medio eficaz para estudiar las bases de la conciencia humana? 2. Según la evidencia encontrada en el estado del arte ¿es posible inducir el sueño lúcido mediante la intervención de ciertos procesos mentales (neurofisiológicos, cognitivos, psicológicos y emocionales)? 3. Según la evidencia recolectada en la revisión de la literatura, ¿puede la práctica de ciertas actividades motoras y cognitivas dentro de un sueño lúcido tener un impacto en el rendimiento de estas en la vigilia? 4. De acuerdo con la evidencia proporcionada en la revisión bibliográfica ¿puede el sueño lúcido tener alguna relevancia clínica en la salud mental de un individuo? Metodología Estrategia de búsqueda de la sección introductoria Para la introducción de este trabajo, se realizó un esquema en el que se determinaron los subtemas que se abordarían durante la introducción. Una vez seleccionados los subtemas, se 30 procedió a realizar la respectiva búsqueda de literatura asociada estas temáticas. El procedimiento de búsqueda se basó en el método PRISMA (Liberati et al., 2009) y consistió en la introducción de términos claves (asociados a las temáticas de interés) en tres buscadores de bases de datos online (PubMed, PyscINFO y ScienceDirect). Los términos claves usados fueron introducidos tanto en inglés como en español y corresponden a los siguientes: “dormir/sleep”, “sueño/dream”, “neurofisiología del sueño/ neurophysiology of dreaming”, “función del sueño/ dreaming function”, “interpretación de sueños/ dream interpretation”, “sueño y cognición/ dreams and cognition”, “sueño y conciencia/dreams and consciousness” y “fenómenos del sueño/ dream phenomena”. Posteriormente, se llevó a cabo una exploración de los artículos que contenían las palabras claves en el título y en el resumen. Finalmente, varios artículos fueron seleccionados como fuentes secundarias, a partir de la bibliografía de los artículos inicialmente seleccionados. No se tuvieron en cuenta criterios de selección relacionados con el idioma o el tipo de estudio, pero sí fueron excluidos aquellos estudios que no estudiaran al sueño onírico como su variable o tema principal, asimismo, se excluyeron aquellos que no hubieran sido realizados desde el campo de la psicología, las ciencias cognitivas, comportamentales y la neurociencia. Se seleccionaron un total de 49 artículos entre los encontradas en las tres bases de datos y en las fuentes secundarias (ver Tabla 1). Método PRISMA 31 Estrategia de búsqueda de literatura del sueño lúcido y categorías de análisis Esta segunda sección del presente trabajo está específicamente enfocada a la búsqueda de literatura sobre el sueño lúcido (lucid dreaming). La estrategia de búsqueda y selección consistió en una modificación ampliada del método PRISMA descrito anteriormente. Previo a la búsqueda de artículos, se realizó una clasificación de los subtemas en relación con las cuatro preguntas de indagación planteadas, y se agregó una quinta categoría que corresponde a las generalidades del (N= 49) 32sueño lúcido y su estudio. Por tanto, se establecieron 5 categorías para la búsqueda de los artículos. El procedimiento de búsqueda consistió en la introducción de términos claves (asociados a las temáticas de cada categoría) en tres buscadores de bases de datos online (PubMed, ScienceDirect y Google Scholar). Además, se buscó limitar el número de resultados por buscador mediante la herramienta de búsqueda avanzada, en la cual se especificó que solo se mostraran aquellos artículos que contuvieran las palabras claves en el título y/o en el resumen. Estos términos claves fueron introducidos únicamente en inglés debido a la especificidad del tema y corresponden a los siguientes: “lucid dreaming”, “lucid dreaming and consciousness”, “lucid dreaming induction”, “lucid dreaming treatment/clinical” y “lucid dreaming and performance/task”. Se identificó un total de 18.650 artículos para las 5 categorías establecidas. En la primera categoría correspondiente a el sueño lúcido (SL) en general, además de la búsqueda avanzada se aplicó un filtro para el año de publicación de los artículos (2008-2018) con el propósito de obtener, para la parte introductoria del fenómeno, la información más reciente sobre el tema. De esta forma, se obtuvo un total de 13.274 artículos entre los tres buscadores (Google scholar: 12.700; PubMed: 63; ScienceDirect: 511) equivalente al 71% del total de los artículos encontrados. En la segunda categoría correspondiente al SL y los estados de conciencia (lucid dreaming and consciousness) se obtuvo un total de 1.870 artículos entre los tres buscadores (Google scholar: 1.820; PubMed: 7; ScienceDirect: 43) equivalente al 10% del total de los artículos encontrados. Para la tercera categoría, inducción del SL (lucid dreaming induction), se obtuvo un total de 928 artículos entre los tres buscadores (Google scholar: 907; PubMed: 6; ScienceDirect: 15) equivalente al 5% del total de los artículos encontrados. En la cuarta categoría, SL y su relevancia clínica (lucid dreaming treatment/clinical), se obtuvo un total de 1.402 artículos entre los tres buscadores (Google scholar: 1.360; PubMed: 18; ScienceDirect: 24) 33 equivalente al 8% del total de los artículos encontrados. Finalmente, para la quinta categoría correspondiente al SL y su impacto en el rendimiento en actividades de la vigilia (lucid dreaming and performance/task), se obtuvo un total de 1.176 artículos entre los tres buscadores (Google scholar: 1.140; PubMed: 10; ScienceDirect: 26) equivalente al 6% del total de los artículos encontrados. Para estas últimas cuatro categorías no se utilizó filtro para el año de publicación. En la parte de selección se utilizaron ciertos criterios tanto de inclusión como de exclusión que corresponden a los siguientes: se incluyeron aquellos artículos que tuvieran en su título, resumen o palabras claves al menos la palabra “lucid dreaming”; también, se incluyeron únicamente aquellos artículos que pertenecieran al campo de la psicología, las ciencias cognitivas, la neurociencia y la medicina; para el caso puntual de los artículos arrojados por la búsqueda en Google Scholar, se consideraron los primeros 20 resultados únicamente debido al alto número de artículos y documentos que arrojó en la búsqueda inicial. Se decidió utilizar el orden de aparición de resultados como criterio, dado que Google utiliza un algoritmo de búsqueda en el que ordena sus resultados en función de su relevancia. Por otra parte, se excluyeron aquellos documentos que no correspondieran a artículos de revistas científicas o libros. De la misma manera, se excluyeron aquellos artículos que se centraran en el estudio de otros fenómenos del sueño u otras fenomenologías, así como también, los artículos que estuvieran repetidos. Posteriormente, de la lectura de estos artículos seleccionados se incluyeron 19 fuentes secundarias extraídas de las referencias bibliográficas de las fuentes primarias (categoría 1: 5 artículos; categoría 2: 4 artículos; categoría 3: 5 artículos; categoría 4: 3 artículos; categoría 5: 2 artículos). Finalmente fueron incluidos un total de 78 artículos para el desarrollo de la segunda parte de este trabajo (categoría 1: 14 artículos; categoría 2: 14 artículos; categoría 3: 17 artículos; 34 categoría 4: 17 artículos; categoría 5: 16 artículos), los cuales en términos porcentuales están distribuidos de la siguiente forma: la categoría 1 tiene un 18% del total de los artículos seleccionados; la categoría 2 tiene un 18% del total de los artículos seleccionados; la categoría 3 tiene un 22% del total de los artículos seleccionados; la categoría 4 tiene un 22% del total de los artículos seleccionados; y la categoría 5 tiene un 20% del total de los artículos seleccionados (ver Tabla 2). Finalmente, se realizará un análisis crítico de la información expuesta en esta revisión con respecto a ciertas variables como: metodología, tipo de estudio, modelos, población y sujetos, evidencia clínica, resultados y calidad de los estudios. Posteriormente, esta información va a ser contrastada en la sección de discusión. 35 Implicaciones práctico-teóricas del sueño lúcido El sueño lúcido y sus generalidades. Los sueños lúcidos corresponden a un estado de sueño específico caracterizado por la conciencia del soñante de estar en un sueño y la capacidad de controlar su contenido de manera volitiva. El soñador puede poseer una conciencia totalmente comparable en coherencia, claridad y complejidad cognitiva a la del estado de vigilia, mientras continúa soñando vívidamente (Van Eeden, 1913; Brown, 1936; Green, 1968; LaBerge, 1980b). Hearne (1978) y LaBerge (1980) demostraron que los sueños lúcidos representan un estado de conciencia alterado objetivamente verificable cuando los participantes pueden señalar su estado de lucidez durante los períodos de sueño, al utilizar señales de movimiento ocular que han sido previamente acordados. Los soñadores lúcidos informan estar en posesión de todas sus facultades cognitivas: pueden razonar claramente, recordar las características de la vida en vigilia y actuar de forma voluntaria dentro del sueño al reflexionar o de acuerdo con los planes decididos antes de dormir. Por tanto, para estos soñadores los sueños lúcidos pueden representar un contexto optimo para la experimentación de los estados subjetivos del sueño, así como también, de la vigilia. A principios de los años ochenta Paul Tholey describió las características principales de este fenómenos del sueño: pleno conocimiento de estar en estado de sueño; conocimiento de la capacidad de toma de decisiones libres; clara conciencia del soñador; percepción a través de todos los sentidos; acceso total a la memoria de la vigilia y a la memoria de todas las experiencias de sueños lúcidos en el estado de vigilia y en el estado lúcido de sueño y conocimiento del significado de los símbolos (Holzinger et al., 2006). 36 No obstante, existe cierta controversia en cuanto a la definición exacta del fenómeno, que por lo general genera dificultades metodológicas cuando se indaga sobre la experiencia subjetiva con estos estados del sueño (Snyder y Gackenbach, 1988). Se ha demostrado que las definiciones poco claras conducen a un error del participante que puede afectar hasta una quinta parte de una muestra (Gackenbach, 1988). Un ejemplo de esto es que, mientras autores como Green y McCreery (1994) argumentan que la lucidez debe definirse únicamente como el soñador consciente de que están soñando, Tart (1988) y Van Eeden (1913) defienden la conceptualización que requiere que el soñador tenga memoria completa de su vida de vigilia y sea capaz de ejercer control sobre aspectos del sueño. Esta última definición es problemática en la medida que Voss, Frenzel, Koppehele-Gossel y Hobson (2012) encontraron que solo el 37% de los soñadores lúcidos en su muestra informaronque podían manipular el sueño. Asimismo, Mota-Rolim et al., (2013) también informaron que solo el 25.2% de su muestra afirmó tener un control frecuente o consistente dentro de los sueños lúcidos. Sin embargo, aunque el control se destacó como un elemento clave de la lucidez junto con la disociación y la percepción (Voss y Hobson, 2015), se sugiere que el control no es en sí mismo un criterio de calificación necesario para determinar si se ha experimentado un sueño lúcido. De esta manera, el concepto de control/manipulación del sueño puede ser útil para diferenciar entre los 'grados' o 'profundidades' de la lucidez, pues al establecer este concepto (control) como una característica principal dentro de la definición del sueño lúcido puede proporcionar estimaciones empobrecidas de la verdadera incidencia de estos. Toda esta información, si bien demuestra que ciertas personas bajo ciertas condiciones pueden lograr conciencia durante los estados de sueño, dice poco sobre su ocurrencia entre el público en general. El conocimiento de esto es importante; pues en el caso de establecer si el sueño lúcido es un estado alcanzable para la población en general, puede actuar como un impulso 37 para una mayor investigación que estudie las causas de su aparición, y estimule una mayor consideración de las formas en que la experiencia del sueño lúcido pueda ser utilizado como una herramienta práctica dentro de diversos contextos. Antecedentes históricos Aristóteles fue el primero en reconocer que ciertas veces se sueña sabiendo que se está soñando. No obstante, el primero en recopilar informes de sueños y realizar investigaciones sistemáticas sobre el sueño lúcido fue Marqués d'Hervey de Saint-Denys en 1867, profesor de literatura y lengua china. En 1913, el psiquiatra holandés Frederick van Eeden acuñó el término ‘sueño lúcido’ para referirse a la experiencia de la autoconciencia mientras soñaba. El soñador lúcido puede interactuar con personajes de ensueño, manipular objetos y realizar otras tareas normales. Pero la lucidez ofrece un control más imaginativo que la vida de vigilia. Con la práctica, cualquier experiencia imaginable es posible: volar por el aire, respirar bajo el agua, cambiar la forma del cuerpo. La lucidez de los sueños es reconocida por los pensadores occidentales desde Aristóteles hasta San Agustín (LaBerge, 1988). Sin embargo, el fenómeno a menudo se pasa por alto en la investigación científica. Freud descartó tales sueños como el cumplimiento del deseo (Thompson, 2015 en LaBerge, 1985), mientras que la filosofía budista incluye una comprensión integral de los sueños lúcidos como un aspecto de la práctica espiritual. Su existencia fue ignorada en la investigación científica hasta comienzos del siglo XX cuando Stephen LaBerge confirmó la realidad de los sueños lúcidos y proporcionando detalles sobre la temporalidad de los sueños y la actividad cerebral hemisférica durante la lucidez (LaBerge, 1985). 38 Factores influyentes en su incidencia La cultura, como las creencias, actitudes, normas, percepciones de roles y valores compartidos de un grupo de individuos también puede influir en la incidencia de los sueños lúcidos (Triandis, 2002 en Saunders et al., 2016). La conciencia cultural de los sueños lúcidos también puede determinar si un sueño lúcido está identificado correctamente. Por ejemplo, Erlacher et al. (2008) destaca claras diferencias en las estimaciones de incidencia para las muestras japonesas y chinas en comparación con las muestras europeas (Saunders et al., 2016). También, se ha encontrado que los niños y adolescentes informan soñar lúcidamente más a menudo que otros grupos de edad. En las muestras de estudiantes, el porcentaje de personas que informaron haber tenido al menos un sueño lúcido en su vida oscila entre 57.5% (Gackenbach, 1991) a 73% (Blackmore, 1982) y 82% (Schredl y Erlacher, 2004). El estudio de Lapina et al. (1998) informa que alrededor del 30% de los adolescentes (rango de edad: 14 a 17 años) experimentan sueños lúcidos una o dos veces por semana; un porcentaje que es mucho más alto que el reportado por adultos (4.9%) (Schredl y Erlacher, 2011; Schredl et al., 2012). En un esfuerzo por explicar esto, Voss et al. (2012) propusieron la hipótesis de la maduración cerebral, postulando que el sueño lúcido es un estado neurobiológico híbrido disociado que ocurre como un epifenómeno de los procesos de maduración natural del cerebro, de modo que se informaría una mayor frecuencia de sueños lúcidos desde la adolescencia hasta los primeros años de la edad adulta en cuyo punto la frecuencia disminuiría para la mayoría de las personas. A pesar de que estudiar este tipo de sueños en niños puede ser complicado debido a la confusión que puede haber entre los estados internos del sueño y los acontecimientos reales, un estudio en preescolares llevado a cabo por Qinmei, Qinggong y Jie (2006) mostró que los niños de 4 a 6 años creen que en los sueños puede haber una forma específica de controlar la acción, al tiempo que son 39 conscientes de que se trata de un sueño continuo. De esta manera, en una encuesta (N = 611) llevada a cabo por Lapina, Lysenko y Burikov (1998), el porcentaje de niños que informó tener sueños lúcidos varió de 5% (10 años) a aproximadamente 50% en (12 a 14 años); se encontraron tasas muy altas (80-90%) en personas de 15 a 18 años (Schredl et al., 2012). Por otra parte, la incidencia de sueños lúcidos se ha asociado fuertemente con la preferencia por leer fantasía/ciencia ficción. Esta relación entre las preferencias del género literario y sueño lúcido podría ser un tema interesante en la investigación futura. Se podría hipotetizar que las personas (sobre todo niños) que experimentan sueños lúcidos con un potencial para influir en la acción soñada, y en cosas que no son posibles en la vida de vigilia, como volar, podrían, como resultado, estar más interesados en leer libros de fantasía y /o ciencia ficción (Schredl, 2012). De manera similar, las culturas donde los videojuegos son populares también pueden tener tasas más altas en la frecuencia de los sueños lúcidos, el juego de videojuegos está basado en habilidades espaciales similares a los que se suelen usar en los sueños lúcidos requieren resistencia a la sensibilidad al movimiento y atención focalizada (Saunders, Roe, Smith, y Clegg, 2016). Además, los jugadores frecuentes tienen una familiaridad con la inmersión en mundos virtuales durante la vigilia que, a su vez, pueden transferirse a sus mundos virtuales de sueños (Schredl, 2003; Calleja, 2007 en Saunders et al., 2016), lo que lleva a una mayor probabilidad de experimentar sueños lúcidos. Neurofisiología Muchos investigadores todavía sienten escepticismo hacia los sueños lúcidos debido a la inexactitud del informe de los sueños y sus vínculos con la espiritualidad (Kitson, Schiphorst, y Riecke, 2018). Incluso, como resultado de las suposiciones teóricas sobre la naturaleza del sueño, algunos investigadores del sueño contemporáneo han cuestionado si estas experiencias tienen 40 lugar durante el sueño o durante breves períodos de vigilia alucinatoria (La Berge, Nagel, Dement, y Zarcone, 1981). No obstante, tanto los informes subjetivos como los registros fisiológicos han demostrado sin lugar a duda que los sujetos se encuentran dormidos durante estos periodos de lucidez. Si los sujetos afirmaran haber estado dormidos mientras mostraban signos fisiológicos de vigilia, o viceversa, se podría dudar de sus informes subjetivos. Sin embargo, los relatos subjetivos y las medidas fisiológicas han estado claramente en concordancia. Además, se han registrado casos en los que el sujeto se encuentra fisiológicamente dormido y puede realizar ciertas acciones en el “mundo externo” como ciertos patrones de movimiento ocular voluntarios e irregularidades respiratoriascomo apneas autoprovocadas (Oudiette et al., 2018). Las primeras grabaciones fisiológicas de los sueños lúcidos sugirieron que estos comienzan en el sueño MOR (Ogilvie, Hunt, Sawicki y McGowan, 1978). LaBerge (1980 y 1981) fueron capaces de objetivar la lucidez mediante una respuesta conductual observable en el polígrafo: señales de movimiento ocular. En este estudio, el sueño lúcido solo se observó en el sueño MOR, lo que fue confirmado por varias investigaciones en este sentido (Dane, 1984; Hearne, 1978; Ogilvie, Hunt, Kushniruk y Newman, 1983). Para ayudar a los soñadores a darse cuenta de que están soñando, se han aplicado estímulos externos durante el sueño MOR (por ejemplo, grabaciones de la frase "Esto es un sueño", estímulos táctiles condicionados y luz). Estos pueden incorporarse a los sueños e indicar a los soñadores que están soñando (LaBerge, 1980, LaBerge et al., 1981). En general, puede decirse que las etapas de sueño lúcido están asociadas con más actividad beta-1 que los sueños no lúcidos, y las diferencias alcanzan significación estadística en las regiones parietales (Holzinger, LaBerge, y Levitan, 2006). Teniendo en cuenta también las 41 diferencias hemisféricas entre el sueño lúcido y el no lúcido, el mayor aumento se encontró en el lóbulo parietal izquierdo, aunque no se alcanzó el nivel de significación estadística. Debido a que esta área del cerebro está relacionada con la capacidad semántica y el lóbulo parietal inferior se ha definido como el sitio esencial en el cerebro para la conciencia (Taylor, 1999 en Holzinger et al., 2006), se podría demostrar que, particularmente durante el sueño lúcido MOR, se pueden encontrar correlatos fisiológicos de actividades conscientes en las regiones parietales (Holzinger et al., 2006). Por lo tanto, se podría concluir que el sueño lúcido como un acto consciente se basa en la comprensión del significado de palabras tales como "Esto es un sueño". Además, la actividad alfa durante el sueño MOR sin signos de vigilia podría discriminar entre la clasificación ciega de los sueños prelúcidos, lúcidos y no lúcidos (Holzinger et al., 2006). Por ejemplo, diez recordadores de buenos sueños se despertaron después de una etapa MOR de relativamente alta o baja amplitud. Las características espectrales y temporales de EEG alfa dentro de cada período MOR se asociaron con la lucidez y otras dimensiones del contenido. Cada tipo de sueño tenía un patrón razonablemente distinto de MOR alfa. De esta manera, se descubrió que la alfa de alta amplitud estaba asociada con sueños prelúcidos y contenido extraño, lo cual es consistente con las teorías de la actividad alfa al despertar y la hipótesis de que a veces la lucidez surge de las experiencias prelúcidas. Los datos también son consistentes con la idea de que la lucidez es una dimensión de contenido onírico viable, e interpretada en términos de teoría de sistemas implica que el entrenamiento que enfatiza el control del contenido de sueño puede limitar la función potencial de integración de información de los sueños lúcidos (Tyson, Ogilvie y Hunt, 1984). Neuroanatomía Los estudios de neuroimagen han demostrado que el sueño MOR humano está relacionado con patrones característicos de la actividad cerebral regional: durante el sueño MOR 42 aumenta la actividad neuronal en el tronco encefálico, el tálamo, la amígdala y las cortezas temporo-occipitales extraestriadas, mientras que, por ejemplo, la corteza prefrontal dorsolateral y la precuña muestra desactivación. Este patrón específico de actividad neuronal ha sido propuesto para reflejar las alucinaciones visuales, las intensificaciones emocionales y las anormalidades cognitivas típicamente experimentadas en los sueños. Por el contrario, los sueños lúcidos se caracterizan por una recuperación de las capacidades cognitivas superiores, que finalmente conducen a la conciencia del estado de sueño. Recientes datos cuantitativos de EEG han demostrado que esta claridad intelectual similar a la vigilia es paralela a las activaciones neuronales en las regiones frontal y frontolateral (Dresler et al., 2012). Del mismo modo, los datos de PET muestran que el control cognitivo en los sueños se asocia con la activación de los componentes de la corteza frontal. Se han presentado datos de neuroimágenes que muestran que los sueños lúcidos se asocian con activaciones neuronales en una red específica de regiones corticales (Dresler et al., 2012). También, durante el sueño lúcido se puede observar una mayor actividad en la corteza prefrontal dorsolateral derecha. Se cree que la corteza prefrontal dorsolateral subyace a una amplia gama de capacidades cognitivas superiores, como lo demuestra también el síndrome disejecutivo observado en pacientes con lesiones en esta región. En particular, la corteza prefrontal dorsolateral derecha se asoció con una evaluación metacognitiva autocentrada. También, observaron una activación aumentada en áreas frontopolares bilaterales, que se han relacionado con el procesamiento de los estados internos, por ejemplo, la evaluación de los propios pensamientos y sentimientos. Por otro lado, el aumento más fuerte en la activación durante el sueño lúcido en comparación con el sueño MOR no lúcido se observó en la precuña, una región del cerebro que ha sido implicada en el procesamiento autorreferencial, como la perspectiva en primera persona y la experiencia de la agencia. Mientras 43 que, en los sueños normales, la atención a menudo está hiper-asociativamente impulsada por el escenario soñado (pseudo) externo, el sueño lúcido está, por definición, caracterizado por una reflexión sobre el propio estado de ánimo. Curiosamente, se encontró activación en la cuña bilateral y cortezas occipitotemporales (Dresler et al., 2012). Estas áreas son parte del flujo ventral del procesamiento visual, que está involucrado en varios aspectos de la conciencia en la percepción visual. Si bien estas activaciones podrían parecer extrañas a primera vista, ya que los sueños no lúcidos también se caracterizan por vívidas imágenes de sueños, están en línea con los informes de soñadores lúcidos que afirman que la lucidez se asocia con un brillo excepcional y claridad visual del paisaje soñado (Dresler et al., 2012). Implicaciones cognitivas El sueño lúcido también implica la habilidad atencional de tener metacognición sobre el estado de conciencia del soñante al mismo tiempo que se involucra en el escenario del sueño. De esta manera, se produce una combinación de dos niveles de cognición en la condición incongruente de la tarea Stroop, donde hay interferencia entre las demandas atencionales de una tarea relativamente difícil y controlada (denominación de color) y una tarea fácil y automática (lectura). Por lo tanto, se planteó la hipótesis de que los soñadores lúcidos frecuentes tendrían un mejor rendimiento en la tarea de Stroop que los soñadores no lúcidos (Blagrove, Bell, y Wilkinson, 2010). Las personas que informaron tener sueños lúcidos más de una vez al mes resultaron ser significativamente más rápidas en la condición incongruente de la tarea de Stroop que los soñadores lúcidos ocasionales. Esta continuidad en la capacidad de atención entre la vigilia y el sueño puede contrarrestar la falta psicofisiológicamente dominante y evolutivamente seleccionada de autoconciencia en los sueños. La hipótesis de que la habilidad atencional es 44 necesaria para el nivel de autoconocimiento presente en la lucidez concuerda con la rareza de los sueños lúcidos (Blagrove et al., 2010). Además, se ha sugerido que en los sueños lúcidos ocurre la representación de una forma especializada de imágenes mentales. Las imágenes mentales pueden definirse como una experiencia sensorial simbólica que puede ocurrir en cualquier modo sensorial (Hardy, Jones y Gould, 1996 en Saunders et al. 2016). Los sueños
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