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Universidad de los Andes 
Facultad de ciencias sociales 
Departamento de psicología 
 
 
 
SUEÑOS LÚCIDOS Y SUS IMPLICACIONES PRÁCTICO-TEÓRICAS: UNA REVISIÓN 
SISTEMÁTICA DE LITERATURA. 
 
 
 
Trabajo de grado para optar al título de 
PSICÓLOGA 
 
 
 
Laura Lucía González Tamayo 
 
 
 
 
Bajo la dirección de Florencia Reali Arcos, Phd 
Bogotá D.C., Diciembre de 2018 
 
2 
 
Tabla de contenidos 
 
Introducción a los sueños……………………………………………………………………….. 7 
¿Para qué dormimos y por qué soñamos?............................................................................... 7 
¿Cuáles son las funciones del sueño onírico?......................................................................... 11 
Sueño y codificación de la memoria………………………………………………..... 13 
Función del sueño y contextualización de la emoción…………………………….... 15 
Los sueños y los procesos cognitivos……………………………………………….. 17 
¿Cómo es la neurofisiología del sueño onírico?.................................................................... 18 
¿Cómo se ha estudiado el contenido y el significado de los sueños?................................... 20 
Teorías psíquicas: los sueños como manifestación del inconsciente……………….. 22 
El contenido de los sueños como una continuidad de las actividades de la 
vigilia……............................................................................................................................... 24 
Sueños y estados de conciencia……………………………………………………………. 25 
El sueño lúcido…………………………………………………………………………….. 27 
Planteamiento del problema…………………………………………………………………… 28 
Objetivos…………………………………………………………………………………… 28 
Preguntas de investigación…………………………………………………………... 29 
3 
 
Metodología………………………………………………………………………………... 29 
Estrategia de búsqueda de la sección de introducción………………………………. 29 
Estrategia de búsqueda de literatura sobre el sueño lúcido y categorías de 
análisis……………………………………………………………………………………….. 31 
Implicaciones práctico-teóricas del sueño lúcido………………………………………………. 35 
El sueño lúcido y sus generalidades………………………………………………………... 35 
Antecedentes históricos……………………………………………………………… 37 
Factores influyentes en su incidencia……………………………………………….. 38 
Neurofisiología……………………………………………………………………… 39 
Neuroanatomía……………………………………………………………………… 41 
Implicaciones cognitivas…………………………………………………………… 43 
1. El sueño lúcido y las bases de la conciencia humana…………………………………... 45 
Bases neurales de la conciencia en los estados de sueño………………………….. 50 
Discusiones conceptuales………………………………………………………….. 51 
2. ¿Es realmente posible inducir el sueño lúcido?................................................................ 53 
Métodos cognitivos de inducción del sueño lúcido……………………………...... 54 
Métodos de estimulación externa de inducción del sueño lúcido…………………. 55 
Métodos de administración de sustancias…………………………………………. 57 
La calidad metodológica de las diversas técnicas de inducción…………………… 58 
4 
 
3. Sueño lúcido y su impacto en el rendimiento de las actividades de la vigilia………….. 61 
4. Posibles utilidades clínicas del sueño lúcido……………………………………………. 67 
Discusión……………………………………………………………………………………...... 73 
Conclusiones……………………………………………………………………………………. 79 
Agradecimientos………………………………………………………………………………… 81 
Bibliografía……………………………………………………………………………………… 82 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
5 
 
Lista de tablas 
 
Tabla 1. Estrategia de búsqueda de la sección de introducción (método PRISMA Liberati et al., 
2009) …………………………………………………………………………………………… 31 
Tabla 2. Estrategia de búsqueda de literatura sobre el sueño lúcido y categorías de análisis 
(método PRISMA Liberati et al.,2009) ……………………………………………………….. 34 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
6 
 
Resumen 
El estado de sueño onírico se encuentra mediado por ciertos procesos cognitivos, 
neurofisiológicos, emocionales y psicológicos que pueden llegar a determinar la naturaleza de su 
contenido y su relación con los estados de la conciencia en la vigilia. Los sueños lúcidos 
corresponden a un estado de sueño específico caracterizado por la conciencia del soñador de estar 
soñando y la capacidad de controlar su contenido de manera volitiva. Al experimentar este 
estado, el soñador puede llegar a alcanzar un estado de conciencia totalmente comparable en 
claridad, coherencia y complejidad cognitiva a la de la vigilia, sin dejar de soñar de forma vívida 
(Tart, 1979; LaBerge, 1980). No obstante, la lucidez del sueño es un fenómeno bastante 
infrecuente y difícil de alcanzar en ambientes experimentales y, aunque ya ha sido verificado 
psicofisiológicamente, no cuenta aún con unas bases neuroanatómicas claras. La presente 
revisión de la literatura tiene como propósito recopilar y documentar el estado del arte existente 
sobre el fenómeno del sueño lúcido y sus implicaciones tanto prácticas como teóricas. De esta 
manera, el estudio de este fenómeno no solo es relevante para enriquecer el abordaje teórico del 
sueño y la conciencia desde la psicología cognitiva, la filosofía y la neurociencia, sino que 
también es un campo fértil para la investigación en la mejora del rendimiento en los deportes y 
otros tipos de habilidades físicas y cognitivas, así como también, sus relaciones con la 
psicopatología y sus posibles usos terapéuticos en el ámbito clínico. 
 
 
 
 
 
7 
 
Introducción a los sueños 
 
¿Para qué dormimos y por qué soñamos? 
Varias han sido las teorías que se han planteado con respecto a la función concreta del dormir. 
Existe la creencia generalizada de que dormimos con el propósito de descansar, y a pesar de que 
desde la simple observación del hecho de que la privación del sueño tiene como consecuencia 
una evidente afectación motriz y un claro agotamiento mental, la mayor parte de los 
investigadores han encontrado que el cerebro no descansa, ni siquiera durante el sueño profundo 
(Nicolau, Akaârir, Gamundí, González y Rial, 2000). Esto ha significado un enorme misterio, no 
solo para los investigadores del sueño sino también para la ciencia en general. Por lo tanto, 
responder a la pregunta sobre cuál es la función concreta del dormir, es una cuestión aún bastante 
difícil de responder con precisión. 
A lo largo de varias investigaciones se han llegado a algunas conclusiones que tienen un 
buen sustento científico, aunque también han dado lugar a serias conjeturas en la comunidad 
científica. No obstante, se han reconocido y aceptado ampliamente dos tipos de sueño, de acuerdo 
con su sustrato fisiológico, que parecen ser la base de la explicación de la función del dormir o al 
menos de los detalles de los mecanismos involucrados. Por una parte, está el sueño de onda lenta 
(SWS), que consiste en una disminución general de la mayoría de las funciones corporales, y en 
una menor respuesta de los estímulos sensoriales. El rendimiento motor y la actividad tónica 
normal de los músculos posturales se reducen en gran medida, hay una reducción de la frecuencia 
cardiaca, la respiración se regulariza y se vuelve más profunda, y se puede observar un descenso 
en la producción de calor corporal. Esto, a su vez, causa un pequeño descenso en la temperatura 
corporal, aunque los mecanismos de termorregulación permanecen activos con solo una ligera 
8 
 
reducción en la eficacia (Nicolau et al., 2000). Por otra parte, el sueño paradójico o el 
movimiento ocular rápido (MOR) muestra una relajación muscular profunda, pero se producen 
movimientos oculares repentinos y contracciones musculares. Este tipo de sueño muestra una 
pérdida de la regulación homeostática, la respiración es irregular y se presenta poiquilotermia, es 
decir, la incapacidad para regular la temperatura corporal y se presenta una mayor variabilidad de 
la frecuencia cardíaca. Asimismo, el metabolismo cerebral aumenta a un nivel similaral de la 
vigilia y al realizar electroencefalogramas (EEG) se muestra que la actividad eléctrica también es 
similar a la de un cerebro despierto. Los umbrales sensoriales se incrementan con respecto a los 
de las ondas lentas (SWS) y la corteza aparentemente vigilante, que se encuentra aislada del 
mundo externo, crea continuamente una serie de sueños muy extraños. No obstante, aunque la 
actividad mental ocurre con mayor frecuencia durante SWS, los sueños vívidos se presentan 
especialmente durante la etapa MOR (Conduit et al., 1997 en Nicolau et al., 2000). 
Finalmente, los movimientos fásicos de las extremidades, la cara y los ojos se acompañan 
de picos de alto voltaje, que viajan de manera ascendente hasta registrarse en el cuerpo 
geniculado y en la corteza occipital. Además, las dos etapas, SWS y MOR, se alternan 
continuamente durante un episodio de sueño que corresponde a un patrón ultradiano, que en el 
humano tiene un período aproximado de 90 minutos y que se mantiene durante toda la noche 
(Nicolau et al., 2000). Si se considera la función del dormir desde su función homeostática, se 
pueden mencionar varias teorías como la de la restauración (Horne, 1988), el ahorro de energía 
(Adam, 1980; Berger y Phillips, 1995) y de termorregulación (McGinty y Szymusiak, 1990). Sin 
embargo, Meddis (1983) y muchos otros investigadores del sueño consideran posible una 
respuesta extremadamente negativa, que sustenta que muchos aspectos del sueño son letales para 
la supervivencia y, por tanto, no son para nada adaptativos. Según estos investigadores, parece 
evidente que estar inmóvil e insensible durante mucho tiempo implica un mayor riesgo de 
9 
 
supervivencia. No obstante, este argumento daría lugar a una duda que consiste en que si el sueño 
es totalmente mal adaptativo ¿cómo explicar el hecho de que este comportamiento se encuentre 
tan fuertemente arraigado en los animales, que supuestamente deberían de tener la ventaja de 
estar continuamente despiertos y alerta?, esto según Nicolau et al.(2000), podría sugerir que 
aunque es sí es cierto que el permanecer inmóvil e indefenso mientras se duerme es claramente 
un peligro para la supervivencia, se argumenta que debe de haber alguna ventaja que se oculta 
bajo el manto de una aparente inadaptación. Con respecto a lo anterior, existe la posibilidad de 
que la existencia del sueño (dormir) no esté dentro de una causa adaptativa, sino que se trata de 
una exención a la regla, para la cual se debe estudiar minuciosamente la diferencia entre reposo, 
como se encuentra en animales simples (e incluso en plantas), y el sueño poligráfico de 
mamíferos. Esto podría significar que los rasgos fenotípicos del sueño poligráfico son demasiado 
débiles para ser detectados por selección natural, que solo puede ejercer presión diferencial sobre 
las diferencias identificables fenotípicamente. Con respecto a esto, las presiones ambientales 
adicionales pueden haber modificado posteriormente el sueño de muchas maneras, puesto que los 
restos evolutivos pueden reutilizarse para nuevos fines y pueden existir varias utilidades para el 
dormir en diferentes especies de animales (Horne, 1988). 
Es de esta manera, que el sueño no necesitaría ser adaptativo por sí solo, ya que encaja 
perfectamente en el grupo de los subproductos que quedan de los cambios que son 
verdaderamente adaptativos. La reasignación de nuevas funciones a restos evolutivos antiguos es 
un truco muy común en la evolución. Los huesos son un subproducto de la necesidad de tener un 
almacén de calcio constante y amplio; el yunque y el martillo del oído medio son subproductos 
de la remodelación de la mandíbula. Cuando se cambia un órgano o una función, sus restos 
vestigiales se pueden dedicar rápidamente a nuevas tareas (Nicolau et al., 2000). Por lo tanto, 
pudo no haber sido difícil, en el caso del sueño (dormir), adaptar este nuevo y complejo resto del 
10 
 
comportamiento para reparar el cerebro, para mantenerlo alejado, para no hacer nada, para 
consolidar la memoria, para organizar los instintos, para desintoxicar, para mejorar defensas. Del 
mismo modo que la vida de los vertebrados es imposible sin huesos, los SWS y MOR reales de 
mamíferos podrían tener funciones esenciales derivadas de su situación original. Esto podría 
explicar satisfactoriamente los problemas informados después de la pérdida de sueño. 
Continuando con el mismo ejemplo, la homeostasis del calcio en la sangre tiene un valor absoluto 
más alto que las funciones mecánicas de los huesos, a pesar de esto, la vida de los vertebrados es 
impensable sin huesos rígidos y fuertes. Asimismo, el sueño también podría haber alcanzado 
funciones vitales que sostienen la vida (Nicolau et al., 2000). 
Ahora bien, si el estudio del dormir ya es complejo, el estudio del mundo de los sueños es 
un halo de misterio. De los hallazgos más importantes en la investigación sobre el estado de 
sueño y los sueños, es aquel que relaciona el fenómeno del sueño y la ocurrencia fisiológica del 
dormir con el movimiento ocular rápido (MOR) (Dement y Kleitman, 1957). De esta manera, se 
definió el soñar como "las experiencias conscientes subjetivas que tenemos durante el sueño" 
(Revonsuo, 2000, p.878), mientras que el sueño MOR corresponde a un estado fisiológico que 
ocurre mientras se duerme. A través, de la recopilación de informes de sueños de personas que 
son despertados durante la etapa MOR, se ha podido establecer que los sueños ocurren casi 
siempre durante el sueño MOR. No obstante, las personas también pueden soñar en el sueño no 
MOR, aunque es mucho más usual durante el MOR (Hobson, 1988). En lugar de ser un proceso 
estático, el sueño onírico se corresponde con una serie de estados discretos definidos mediante 
diversas medidas fisiológicas (Rechtschaffen y Kales, 1968). 
 
 
11 
 
¿Cuáles son las funciones del sueño onírico? 
Es curioso, que los sueños correspondan a un fenómeno del comportamiento humano que 
ha sido tan amplia y exhaustivamente estudiado desde muchas perspectivas, pero del cual 
desconocemos tanto con respecto a su papel concreto en nuestras vidas. Para complejizar aún más 
el asunto, la extensa bibliografía existente sobre los sueños se subdivide en áreas especializadas 
de estudio que a su vez cuentan con un vocabulario igualmente especializado, estas áreas se 
pueden dividir en campos como la psicología cognitiva, la psicología experimental, la filosofía, el 
psicoanálisis, la neurofisiología, la etnografía, entre otros (States, 1997). Desafortunadamente, el 
problema moderno de estas investigaciones consiste básicamente en que tan pronto como se elige 
una perspectiva particular del sueño, muchas otras perspectivas se ven inmediatamente excluidas, 
aunque solo sea por cuestiones metodológicas. Por lo tanto, la respuesta a la pregunta de por qué 
soñamos puede tener varias respuestas con relación a la perspectiva con la que se estudie. Los 
neurofisiólogos, por ejemplo, responden la pregunta con hechos neurológicos duros relacionados 
con el cableado y el disparo, la descarga química y eléctrica, la organización celular y la 
activación de la red; los terapeutas afirman que los sueños nos dicen cosas útiles sobre nosotros 
mismos; los psicoanalistas, por su parte, afirman significan una distorsión de los deseos 
reprimidos y los fenomenólogos dicen que es la experiencia de soñar en sí misma la que es 
importante (States, 1997). 
Existe una teoría que plantea que el sueño no es más que simple ruido, de esta manera, los 
sueños no desempeñan ninguna función realmente útil, sino que simplemente es el ruido o rezago 
que queda del trabajo de una mente diseñada para trabajar durante el día pero que sigue 
“haciendo el turno de noche”. Afortunadamente, este ruido, a pesar de no lograr una verdadera 
eficacia, no pone en peligro la aptitud inclusiva, y por lo tanto no hay razones para intentar 
12 
 
“amortiguarlo”.Incluso si soñar es un efecto secundario de la selección para una mente que 
piensa pero que no se apaga por completo durante el dormir, tampoco hay problema, ya que la 
condición física no está comprometida y, en cualquier caso, la naturaleza no se preocupa o 
necesita preocuparse por optimizar cada capacidad (Flanagan, 2000). 
Por otra parte, está la teoría que sustenta que los sueños son un medio para mantener la 
vigilancia. Esta vigilancia implicaría la formación y revisión de las estructuras de conocimiento 
respetando la seguridad, el comportamiento social y las tensiones en el mundo de la vigilia. En 
resumen, parece que, desde una perspectiva adaptativa, los sueños nos mantienen atentos acerca 
de los enemigos, sean nuevos o antiguos. Esta es una teoría bastante interesante, que podría 
explicar una parte de la función de los sueños, aunque se deben tener presente sus limitaciones en 
cuanto a que no todas las clases de sueños implican situaciones de tensión o seguridad. Una 
contribución interesante a lo largo de esta línea es el trabajo de Michel Jouvet sobre los sueños en 
los gatos. Jouvet revirtió quirúrgicamente la atonía muscular de los gatos dormidos, con el 
resultado de que se volvieron sonámbulos durante el sueño MOR, específicamente, comenzaron a 
llevar a cabo los movimientos naturales del comportamiento de depredación, aunque de forma 
aleatoria (agacharse, acechar, colapsar, retorcerse). Lo anterior podría sugerir que los sueños en 
términos generales pueden ser una forma de ensayar el comportamiento de la vigilia y, en 
particular, la vigilancia como uno de los comportamientos de la vigilia (States,1997). A pesar de 
que no sería preciso trasladar la posible experiencia onírica de un gato al ser humano, al menos 
puede sugerir que, así como los animales practican sus rituales de caza en sueños, quizás el sueño 
humano tenga un propósito que se relacione con tal comportamiento. Por supuesto, los gatos 
podrían simplemente estar soñando con las únicas cosas que los gatos realmente hacen. Por lo 
tanto, sería natural que soñaran con cazar presas sin asumir que estaban practicando sus 
13 
 
habilidades, y sería poco natural que soñaran con ir de fiesta o viajar en barco. En esto serían 
como nosotros: soñamos (en su mayor parte) sobre lo que hacemos en el mundo de la vigilia, y 
gran parte consiste en rutinas de depredación de un tipo u otro, aunque nuestras rutinas de 
depredación están un poco más inteligentemente disfrazadas. En cualquier caso, una teoría 
verdaderamente completa de por qué soñamos, también debe incluir una justificación de por qué 
todos los mamíferos sueñan, y la respuesta apenas puede limitarse a los tipos de preceptos 
propuestos por el psicoanálisis. Es lógico que, si los gatos y los seres humanos sueñan con cosas 
diferentes, sus sueños desempeñan funciones biológicas similares (States,1997). 
Sueño y codificación de la memoria 
La cuestión de la función de los sueños es una de las preguntas más antiguas, que aún 
sigue sin respuesta concreta. Es una pregunta planteada de alguna forma en cada texto antiguo, 
dramático, mítico, sagrado o secular, del este y del oeste. Y mientras que tenemos un cierto 
conocimiento de las funciones de sensación, percepción, atención, memoria y aprendizaje, la 
función de los sueños es muy poco comprendida (Flanagan, 2000). No obstante, la falta de 
consenso de una respuesta universal no significa que no haya varias respuestas tentadoras a esta 
pregunta. 
Una teoría altamente influyente es que el estado de los sueños es donde se correlaciona la 
información entrante para el almacenamiento en la memoria a largo plazo. Cuando el cuerpo está 
"fuera de línea" (offline) el cerebro empieza a procesar la experiencia del día con alta 
complejidad de detalle. De esta manera, el sueño onírico es representado como el tiempo offline 
que el cerebro necesita para prestar este importante servicio y que, a su vez, explica una de las 
características más obvias de los sueños: son una mezcla casi invariable de experiencia fresca y 
14 
 
memoria a largo plazo. Entonces, el cerebro trabaja horas extras mientras, paradójicamente, 
“dormimos ese sueño” (States,1997). Allan Hobson argumenta a favor de esta teoría, y ha 
realizado planteamientos convincentes sobre que los sueños corresponden a una actividad en la 
que se refuerza y se reorganiza la memoria. Hobson básicamente sostiene que la naturaleza de 
relajación y la "química alterada" del estado de sueño (dormir) le permiten al cerebro un tiempo 
extra para reactivar la memoria del día anterior y distribuirla a otras redes, de esta manera, esta 
información se vincula de manera hiperasociativa con cada red con la cual comparte 
características formales (como ejes con cosas largas, cosas duras, cosas fuertes) (States,1997). 
Existe cierta evidencia empírica convergente que sugiere que los sueños, más que el 
dormir, se ven mayormente influenciados por la consolidación de la memoria durante el sueño 
(esta memoria incluye la verbal, la emocional, la motora, la perceptual y la espacial). Después de 
la codificación, las trazas de memoria recientemente formadas se estabilizan gradualmente y se 
reorganizan en una forma más permanente de almacenamiento a largo plazo. Los sueños 
proporcionan un estado neurofisiológico óptimo para facilitar este proceso, permitiendo que las 
redes de memoria se reactiven repetidamente en ausencia de una nueva entrada sensorial. Este 
proceso de reactivación y consolidación de la memoria en el cerebro dormido parece influir en la 
experiencia consciente durante el sueño, contribuyendo al contenido de sueño que se recuerda al 
despertar (Flanagan, 2000). Sin embargo, las experiencias de vigilia no aparecen en los sueños en 
su forma original, y no debemos esperar que lo hagan. La consolidación de la memoria implica la 
integración de múltiples experiencias y la extracción de generalidades. Esto en los sueños, puede 
sugerir que la mezcla de fragmentos de memoria en combinaciones novedosas y, a veces 
extrañas, son el reflejo de este proceso adaptativo. Vale la pena aclarar, que, aunque el contenido 
de los sueños está influenciado por la consolidación de la memoria, es posible que no todos los 
15 
 
elementos de cada sueño estén relacionados con este proceso. Si la experiencia consciente 
durante el sueño es el resultado emergente de la actividad neuronal distribuida a lo largo de gran 
parte del cerebro, se esperaría que solo una parte de esta actividad estuviera influenciada por la 
actividad de los sistemas de memoria; soñar refleja el proceso cerebral funcional de la 
consolidación de la memoria, pero esto no significa que los sueños, en sí mismos, tengan una 
función (Flanagan, 2000). 
Otra posible respuesta en relación con la función concreta del sueño onírico sustenta que 
el sueño realiza conexiones mucho más amplias que las de la vigilia en las redes de la mente. De 
esta manera, "conectar" y "reconectar" serían aspectos básicos de los sueños (Flanagan, 2000).) 
toda la red estaría construida de unidades simples y los sueños tendrían la función de hacer las 
conexiones entre las unidades. Todo lo que ocurre es un flujo de excitación en las redes 
determinado por la fuerza de conexión entre las unidades; el uso de la red determina cambia las 
intensidades de la conexión de modo que los pesos sean levemente diferentes cada vez que ha 
pasado la excitación. La memoria es la totalidad de todos los pesos de conexión en la red. Un 
"evento" mental dado (un pensamiento, fantasía o imagen de sueño específica) representaría la 
excitación de una agrupación de unidades ampliamente distribuida. En este tipo de red, todo lo 
que puede suceder durante la vigilia o durante el sueño es encender ciertos patrones y fortalecer o 
debilitar los pesos en ciertas conexiones. Se sugiere que hay una diferencia importante: el soñar 
implica hacer conexiones mucho más ampliasque las que se realizan en la vigilia; en este 
sentido, soñar puede considerarse "hiperconectivo" (Flanagan, 2000). 
Función del sueño y contextualización de la emoción 
Una tercera respuesta, sugiere que el sueño onírico tiene un importante papel en la 
contextualización de la emoción. Esta teoría plantea que si bien, cuando los sueños generan estas 
conexiones más amplias, se producen imágenes más genéricas en lugar de específicas sobre una 
16 
 
porción más periférica de las redes, siendo este un proceso más autoasociativo que se aleja de ser 
un aleatorio (Flanagan, 2000). En términos de una red como la que se mencionó anteriormente, 
existe un flujo constante de excitación y cambio de ponderaciones. En una red autoasociativa, 
esto se puede describir matemáticamente como un asentamiento en un patrón de energía 
computacional reducida o como una armonía incrementada (Smolensky, 1986 en Flanagan, 
2000). Se sugiere que en términos humanos cotidianos son las preocupaciones emocionales del 
soñador la fuerza que impulsa o guía el proceso de conexión, asimismo, también determina cuál 
de las innumerables conexiones posibles se actualizan en un momento particular y, por lo tanto, 
qué imágenes aparecen en el sueño. De esta forma, los sueños "contextualizan" la emoción 
dominante (Flanagan, 2000). 
Los críticos escépticos acerca de cualquier función de los sueños, a menudo cuestionan 
cómo los sueños pueden ser importantes si la mayoría de ellos son olvidados. Flanagan (2000) 
sugiere que recordar las imágenes soñadas individuales no es lo esencial, aunque a veces, por 
supuesto, una imagen soñada recordada puede ser extremadamente importante para aprender 
acerca de uno mismo en terapia o para producir una obra de ciencia o arte. Según este autor, lo 
que es verdaderamente importante de los sueños es probablemente la realización de conexiones 
cruzadas en la red, la redistribución de ponderaciones, entre otras. Todo esto puede ocurrir 
independientemente de que se recuerde o no el contenido del sueño real. Por supuesto, los 
pensamientos y teorías sobre los sueños, incluido las presentes teorías, se basan necesariamente 
en el examen del subconjunto de sueños que se han podido recordar. En concordancia, aunque los 
sueños oníricos no se deben confundir con la etapa de sueño MOR, la mayoría de nuestros sueños 
memorables provienen precisamente de esta etapa, que es considerada como la más ideal para la 
ocurrencia de la actividad soñadora. En consecuencia, una teoría de las funciones del sueño 
debería ser al menos compatible con las funciones del sueño MOR. En este orden de ideas, la 
17 
 
función presente de soñar en términos de establecer conexiones y conexiones cruzadas es al 
menos compatible con la idea del sueño MOR, especialmente en organismos jóvenes, pues ayuda 
a desarrollar el sistema nervioso (Roffwarg et al., 1966 en Flanagan, 2000). 
Los sueños y los procesos cognitivos 
 Si bien se ha propuesto que los sueños son un subproducto de la forma en que se diseñó la 
arquitectura del sueño (Flanagan, 2000 en Franklin y Zyphur, 2005), cierta evidencia se presenta 
con respecto a que hay claras ramificaciones cognitivas y conductuales debido al hecho de que 
mientras el cerebro duerme la mente no solo continúa funcionando, sino que actúa de tal manera 
que necesariamente estamos inmersos en diversos escenarios virtuales (Franklin y Zyphur, 2005). 
El procesamiento del contenido de los sueños, que consiste en variaciones de los escenarios 
encontrados durante la vida cotidiana en los que interactuamos con el mundo físico y social, está 
destinado a influir en las capacidades cognitivas y la posterior evaluación del contenido del mundo 
real. A medida que se produzcan mayores avances tecnológicos en el campo de la neurociencia 
cognitiva, se debería poder recopilar información relacionada con el desarrollo de la mente 
soñadora en humanos y otras especies, sobre todo con la información sobre los beneficios 
potenciales obtenidos por soñar y los costos incurridos en su ausencia (Franklin y Zyphur, 2005). 
La experiencia del sueño está estrechamente vinculada con el desarrollo de habilidades 
mentales generales, incluidas la percepción, el lenguaje y la memoria. Además, la falta de informes 
de sueños verbales no debería excluir a priori, la posibilidad de que se pueda estar presentando un 
sueño (Franklin y Zyphur, 2005). Mientras se sueña, tiene lugar un efecto del déficit general del 
funcionamiento ejecutivo en el que el complejo cognitivo se encuentra totalmente absorta en 
percepciones y estados de objetivo directamente relevantes a las percepciones del sueño. Esto tiene 
una gran semejanza con la idea de cognición situada, en la que la cognición está ligada al momento 
y se limita a objetivos satisfactorios relacionados con las preocupaciones actuales (Franklin y 
18 
 
Zyphur, 2005). De esta manera, se puede argumentar que la cognición humana no está situada, y 
que es la capacidad de extender el pensamiento más allá del aquí y ahora de la percepción y la 
motivación lo que hace que la cognición humana sea única (Bogdan, 1997 en Franklin y Zyphur, 
2005). Incluso se ha formulado la hipótesis que actualmente cuando los humanos experimentan el 
sueño MOR, existe una similitud con la conciencia de vigilia en la evolución temprana del cerebro 
homínido (Panksepp, 1998 en Franklin y Zyphur, 2005). Jaynes (1976) lleva esta idea aún más 
lejos al argumentar que hubo un tiempo, aproximadamente 3000 años atrás, en que los humanos 
carecían de conciencia y actuaban de una manera paralela a la naturaleza situada de la conciencia 
de los sueños (Franklin y Zyphur, 2005). 
¿Cómo es la neurofisiología del sueño onírico? 
En sintonía con las anteriores secciones, tampoco es posible aún proporcionar una 
descripción definitiva de la neuroanatomía funcional del sueño. No obstante, se puede considerar 
que el proceso del sueño onírico se inicia mediante una conjunción paradójica del sueño con la 
activación relativa del cerebro anterior. Desde el punto de vista neuroanatómico funcional, el 
primer elemento en esta conjunción se caracteriza sobre todo por la desactivación cortical (con 
especial énfasis en la desactivación frontal dorsolateral). En condiciones normales, la fuente más 
común del segundo elemento es la activación del sueño MOR, aunque la activación MOR (es 
decir, la activación mesopontina) de ninguna manera es la fuente exclusiva de activación del 
cerebro anterior que es el que causa el sueño onírico, de hecho, la activación intrínseca del 
prosencéfalo parece ser también bastante efectiva en la producción de los sueños (Solms, 2011). 
De esta manera, la conjunción paradójica antes descrita, es necesaria, pero por sí misma, no es 
suficiente para soportar el soñar. Lo anterior se demuestra por el hecho de que las lesiones 
específicas del cerebro anterior previenen los sueños oníricos, a pesar de la preservación del 
sueño normal con la activación MOR. Por otra parte, los resultados de otros estudios han 
19 
 
sugerido que la variable específica adicional que causa el sueño onírico corresponde a la 
activación de ciertas estructuras límbicas del cerebro anterior. El proceso del sueño concluye con 
la activación de estructuras corticales posteriores asociadas con imágenes y recuerdos 
perceptuales, que son en su mayoría percepciones visuales (Solms, 2011). 
La delimitación precisa de esta vía común final para soñar sigue siendo controvertida, 
pero las redes asociadas con el incentivo motivacional y / o la relevancia emocional están 
fuertemente implicadas por la evidencia clínico-anatómica, la neuroimagen funcional y la 
neuroquímica (Solms, 2011). Dado que el sueño onírico es aproximadamente tres veces más 
común en el sueño MOR que en el no MOR, es razonable suponer que las imágenes por emisión 
de positrones (PET) que se hacen durante el estado MOR deberían incluir al menos imágenesdel 
cerebro que se encuentra soñando. En otras palabras, el PET al menos permite la visualización 
del patrón de activación cerebral regional en el estado combinado del soñar y de MOR. De esta 
manera, si los conocidos correlatos del tallo cerebral durante la activación MOR se dejan de lado 
por las razones metodológicas recién mencionadas, el patrón de activación cerebral regional en 
los estudios de PET disponibles para el soñar despierto (en comparación con otras etapas del 
sueño y vigilia) es notablemente convergente con los hallazgos clínicoanatómicos del sueño 
onírico (Hobson, Pace-Schott, Stickgold y Kahn, 1998 en Solms, 2011). La imagen emergente 
parece estar relacionada con: (1) activación de estructuras límbicas, paralímbicas y ganglios 
basales; (2) activación de las cortezas posteriores específicas de la modalidad (incluidas 
específicamente las áreas 19, 22 y 37); y (3) desactivación de la convexidad prefrontal 
dorsolateral (Solms, 2011). La fuerte convergencia entre la lesión y los hallazgos de la 
neuroimagen funcional ha llevado a una amplia coincidencia en la que “la desactivación frontal 
debe jugar un papel clave en cualquier teoría neurocognitiva del sueño" (Pace-Schott, Solms y 
Blagrove, 2003, pp.340-341). Por lo tanto, se ha planteado una hipótesis que propone que el 
20 
 
sueño implica la desconexión de los sistemas prefrontales desde la memoria posterior perceptual 
profunda y los sistemas emocionales, lo cual tiene un gran valor para explicar la fenomenología 
del sueño (Solms, 2011). En términos amplios, la conciencia en general se ve comprometida por 
lesiones pontinas, pero al menos 8 casos con cesación o casi cesación de MOR han informado de 
que los pacientes eran capaces de comunicarse significativamente sobre sus sueños (Feldman, 
1971; Markand y Dyken, 1976; Osorio y Daroff, 1980; Lavie et al., 1984 en Solms, 2011). De 
hecho, uno de esos pacientes realmente informó la pérdida de los sueños (Feldman, 1971 en 
Solms, 2011), pero la lesión, causada por la rotura del aneurisma traumático de la arteria basilar, 
probablemente se extendió más allá del tronco cerebral pontino e incluyó las áreas visuales 
corticales discutidas anteriormente. Incluso este caso aislado no es compatible con la vieja 
ecuación de los mecanismos pontinos del tronco encefálico con la generación de los sueños. 
Estos recientes descubrimientos logran dilucidar nuevos componentes que pueden ser 
importantes en la generación del sueño, sin embargo, la conjunción de estos elementos desde una 
panorámica más amplia aún no ha podido ser concretada. 
¿Cómo se ha estudiado el contenido y el significado de los sueños? 
Dejando de lado la parte anatómica-funcional que corresponde a estudios mucho más 
recientes, la interpretación y el significado del contenido onírico han capturado el interés y la 
curiosidad desde tiempos muy antiguos. De hecho, se puede ver en los poemas épicos de Homero 
y Hesíodo en el siglo VIII a.c, la importancia atribuida al sueño. En la antigüedad griega la 
trascendencia de los sueños se remonta a los mitos que se refieren a Hipnos, el dios del sueño, 
Hipnos estaba relacionado con deidades muy antiguas de la oscuridad; su madre Nichta (noche), 
su hermano gemelo Tánatos (muerte) y sus hijos los Oniros (sueños) que vivían "más allá de las 
puertas de los muertos" (Askitopoulou, 2015). A principios del siglo VI a. C., el sueño inducido, 
21 
 
la incubación de sueño o encoimesis se convirtieron en práctica de curación establecida en los 
santuarios de Asklepios. Posterioirmente, a partir del siglo IV aC, el dormir y los sueños se 
encontraban entre una serie de fenómenos biológicos que se convirtieron en una parte integral de 
la práctica del médico griego. Varios tratados hipocráticos exploran la importancia médica del 
sueño (dormir) y los sueños, como síntomas de la enfermedad (Askitopoulou, 2015). Más tarde, 
en el tratado On Régimen IV se usa los sueños como signos pronósticos y diagnósticos de 
condiciones internas normales o anormales, este tratado distinguía dos tipos de sueños: los 
enviados por los dioses y los enviados por el alma. El alma observa el cuerpo e informa sobre 
cualquier problema inminente manifestado durante los sueños. De esta manera, al interpretar los 
sueños de los pacientes, el médico hipocrático hacía un pronóstico sobre la condición del cuerpo, 
los efectos de la dieta y el ejercicio físico, y así ajustaba el régimen para evitar el deterioro de la 
enfermedad (Askitopoulou, 2015). 
En relación con lo anterior, es el conocimiento sobre el sueño (dormir) y los sueños 
adquiridos a partir de los antiguos mitos griegos, que se proporciona la primera referencia de su 
importancia en el bienestar de los humanos. De esta forma, la interpretación de los sueños que 
ocurren durante la curación del sueño-encoimesis-en los santuarios de Asklepios puede 
considerarse como una forma temprana de medicina teúrgica (basada en las creencias 
mitológicas). Por tanto, es este tipo de conocimiento temprano sobre el dormir y los sueños el que 
abrió el camino para el uso racional de estas nociones en la medicina hipocrática (Askitopoulou, 
2015). Cabe mencionar, que es el largo camino de estas nociones sobre el dormir y los sueños el 
que marcó el transcurso de la mitología a la medicina científica, y esta transición se atribuye 
principalmente a Hipócrates y sus discípulos que sentaron las bases de la medicina moderna. 
 
22 
 
Teorías psíquicas: los sueños como manifestación del inconsciente 
Ya desde una concepción más moderna sobre el análisis y contenido de los sueños, no 
podía faltar las teorías psicoanalíticas y los postulados freudianos que se hicieron durante la 
mitad del siglo XIX. En su famoso texto del año 1900, la interpretación de los sueños, Freud 
plantea, hablando en términos muy generales, que los sueños corresponden a una realización 
alucinatoria de los deseos de la persona, que en consecuencia corresponden a una vía privilegiada 
hacia el inconsciente, asimismo, planteaba que esta vía de acceso sería posible estudiarla 
mediante el empleo del método de la asociación libre. Freud consideraba que todo sueño tiene un 
sentido y que, por tanto, todos los sueños son interpretables. No obstante, la labor de la 
interpretación del significado onírico no se basa sobre la totalidad del sueño, sino sobre el análisis 
de sus componentes. En el segundo capítulo del libro, Freud ilustra el ejemplo del caso de Irma, 
en el que se plasma de manera detallada el método para la interpretación de los sueños, en este se 
sugiere que, en primer lugar, se debe desglosar el relato en fragmentos, para que luego surja la 
interpretación global, y así, se revele el sueño como una realización de los deseos (Freud, 1900). 
Por otra parte, Freud también plantea que la “elaboración onírica” es un mecanismo en el 
cual las ideas latentes se encuentran ocultas en forma de un código, que él denominaba como 
contenido manifiesto. En consecuencia, a través de la elaboración es como lo latente se encubre 
en lo manifiesto. Lo cual es llevado a cabo a través de mecanismos como la condensación, el 
desplazamiento, entre otros (Freud, 1900). Por otro lado, para engañar la barrera de la censura y 
la resistencia, la parte latente debe estar muy bien disfrazada. De manera similar, existen varios 
mecanismos de elaboración como es el caso de la simbolización, es decir, la utilización de 
símbolos para expresar lo latente, un ejemplo de esto es cuando Freud en su libro declara que 
cuando se sueña con un “sombrero femenino es un símbolo de los genitales masculinos” (p. 286). 
23 
 
En contraste, en lo que se denomina elaboración secundaria, el sueño incoherente es dotado de 
una aparente lógica, lo cual logra disfrazar aún más lo latente. De manera general, es la 
elaboración lo que hace parecer a los sueños como absurdos e inconsistentes (Freud, 1900). 
Posteriormente, desdeun método más moderno, aunque utilizando un método del análisis del 
lenguaje similar al freudiano, el análisis de contenido de sueños se ha estudiado a través de 
programas computacionales que funcionan basados en las frecuencias de palabras dentro de 
categorías predefinidas, para así identificar diferentes elementos en el texto (Altszyler, Ribeiro, 
Sigman y Slezak, 2017). De esta manera, dichas herramientas permiten cuantificar las 
asociaciones de palabras en el texto e identificar el significado de las palabras objetivo. Los 
métodos computacionales actuales se basan en el recuento de palabras en frecuencia con el 
propósito de realizar un análisis concreto del contenido del sueño (Domhoff y Schneider, 2008 en 
Altszyler et al., 2017). Este enfoque se centra en la relevancia de las palabras sin identificar y el 
contexto en las que aparecen, que pueden ser determinantes para capturar las asociaciones de 
palabras y la ambigüedad semántica debido a la polisemia. Para llenar este vacío, Altszyler et al 
(2017) compararon las capacidades LSA (Latent Semantic Analysis) y Skip-gram para extraer 
asociaciones de palabras semánticas en las colecciones de informes de sueños. Dado que las 
representaciones de palabras semánticas no se han probado y sintonizado exhaustivamente en 
pequeños conjuntos de datos, como las colecciones de sueños, se analizó el rendimiento de los 
modelos y las dependencias de los parámetros en dos pruebas semánticas cuando se los capacitó 
con pequeños conjuntos de datos. Finalmente, se encontró que LSA puede diferenciar 
eficazmente diferentes patrones de uso de palabras incluso en casos de colecciones con bajo 
número de sueños y baja frecuencia de palabras objetivo, lo cual significa un paso adelante en la 
aplicación de incrustaciones de palabras al análisis del contenido de los sueños. Se propone que 
LSA se puede utilizar para explorar las asociaciones de palabras en los informes de sueños, lo 
24 
 
que podría aportar una nueva visión de este campo clásico de la investigación psicológica. Por un 
lado, la validación de métricas semánticas para analizar asociaciones de palabras en informes de 
sueños promete una cuantificación mucho más precisa del significado socialmente compartido en 
informes de sueños, con una gran aplicación potencial en el diagnóstico psiquiátrico (Mota et al., 
2014 en Altszyler et al., 2017), pruebas de teorías de sueños (Revonsuo y Valli, 2008; Revonsuo 
et al., 2015 en Altszyler et al., 2017) y la investigación de descodificación de sueños (Horikawa y 
Kamitani, 2017; Horikawa, Tamaki, Miyawaki y Kamitani, 2013 en Altszyler et al., 2017). 
El contenido de los sueños como una continuidad de las actividades de la vigilia 
Además de las teorías místicas y mitológicas del contenido de los sueños, así como también, de 
las teorías psíquicas freudianas y el análisis del contenido semántico, otros enfoques se han 
dedicado al estudio del contenido de los sueños utilizando aproximaciones que van desde las 
teorías de la personalidad y las particularidades del individuo (Hartman, Rosen, y Rand, 1998; 
Schredl, Schafer, Hofmann y Jacob, 1999), hasta el estudio de las diferencias de género, la edad y 
cultura como un factor influyente de los contenidos de los sueños (Domhoff y Schneider, 2008; 
Oberst, Charles y Chamarro, 2005; Kane, Mellen, Patten y Samano, 1993 ; Punamaki y 
Joustie,1998). No obstante, también han surgido otras teorías que se basan en premisas un poco 
más “obvias” como la que afirma que el contenido de los sueños está estrechamente relacionado 
(por no decir, completamente basado) en la continuidad de las actividades que se realizan durante 
la vigilia a través de los estados del sueño. Uno de los estudios que demuestra esta teoría es uno 
realizado por Vallat, Chatard, Blagrove y Ruby (2018), en el que se diseñó un nuevo protocolo 
para estudiar las memorias remotas y las memorias de experiencias triviales, ambas relativamente 
inexploradas en el estudio del contenido de los sueños hasta ahora. De esta manera, al despertar 
en los 7 días que duró el estudio, los participantes identificaron los elementos de la vida en vigilia 
25 
 
(waking life elements, WLE) que estuvieran relacionados con el contenido de sus sueños, estos 
elementos fueron caracterizados a través de varias escalas que evaluaban una notable valencia 
emocional. Gracias a este procedimiento, los participantes pudieron reportar los WLE de toda su 
vida y aquellos considerados como mundanos (residuos del día anterior al sueño) antes de que 
fueran olvidados. Estos participantes reportaron entre 6.2 y 2 sueños en promedio y para cada 
participante el reporte de WLE fue de aproximadamente un 83.4% de los sueños. Dentro del 30% 
y el 40% de estos sueños reportados con contenido WLE, estuvieron relacionados con eventos 
sucedidos el día anterior, el 26% del mes pasado, el 15% y el 21% sucedieron el año pasado y el 
17% y 24% sucedieron más de un año antes del sueño. Como cabría esperar de estudios previos, 
la mayoría de los WLE incorporados en los sueños fueron calificados como importantes por los 
soñadores. Sin embargo, esto no era cierto para los WLE incorporados que datan del día anterior 
al sueño (mundanos). Finalmente, para los WLE positivos y negativos incorporados en los 
sueños, la versión soñada del WLE se calificó como emocionalmente menos intensa que el WLE 
original. Este resultado, puede sugerir que los sueños tienden a atenuar el tono emocional de los 
recuerdos de la vida en vigilia, convirtiéndolo a un tono mucho más neutral emocionalmente 
hablando, lo anterior además argumenta a favor de la hipótesis de la regulación emocional del 
soñar (Vallat et al., 2018). 
Sueños y estados de conciencia 
Según Hobson y Friston (2012), al soñar se intensifican muchos aspectos de la conciencia 
primaria, entre ellos una sensación de agencia en primera persona, percepciones generadas 
internamente que incluyen movimiento en el espacio ficticio, emociones fuertes, como el miedo, 
euforia e ira (Hobson, 2009), además, las asociaciones, especialmente las remotas, se mejoran 
(Hobson y Friston, 2012). Por el contrario, muchos aspectos de la conciencia secundaria se 
26 
 
debilitan durante el sueño: el juicio crítico, la conciencia autorreflexiva, la conciencia de la 
conciencia (metaconciencia), la orientación y la memoria en sí misma están en suspenso 
(Hobson, 2009). Una de las maneras de dar cuenta de estos cambios recíprocos en la 
fenomenología es asociarlos con el cambio conocido en el equilibrio neuromodulador: la 
neuromodulación aminérgica que se ve reducida, mientras que la actividad colinérgica y 
dopaminérgica aumenta (Hobson et al., 2000; Solms, 1997). Estos mecanismos 
neuromoduladores son una parte integral de la hipótesis de la protoconciencia: el sueño MOR 
(con sus sueños oníricos) es fundamental para la conciencia despierta (Hobson y Friston, 2012). 
La conciencia primaria se ha propuesto para reflejar las maquinaciones de un generador 
de realidad virtual que subyace a la protoconciencia (Hobson, 2009). Fundamentalmente, este 
generador de realidad virtual se corresponde exactamente con los modelos generativos que 
subyacen a las perspectivas de la función cerebral (Hobson y Friston, 2012); y, en particular, el 
principio de la energía libre (Friston et al., 2010). Tanto para la protoconciencia como para las 
teorías de Helmholtz, la existencia de un mecanismo predictivo reduce la cantidad de sorpresa 
involucrada en los encuentros con la realidad externa (Hobson, 2009; Friston et al., 2010) y, 
como veremos más adelante, ambos recurren a los mismos mecanismos neuromoduladores. 
Helmholtz sugirió por primera vez que el cerebro debe predecir las consecuencias de su actividad 
sensoriomotora, en forma de inferencia inconsciente (Hobson y Friston, 2012). Esto habla del 
hecho de que el cerebro no es un simple órgano reflejo; es más bien un sintetizadorde sensación, 
percepción y comportamiento. Se sugiere que los sistemas cerebrales responsables de esta síntesis 
se den a conocer en el sueño MOR. Uno de los sistemas más pertinentes en este sentido es el 
sistema pontinegeniculado-occipital (Hobson y Friston, 2012). 
Por otro lado, los efectos disociables de diferentes neurotransmisores moduladores en el 
procesamiento consciente en el cerebro, pueden reducirse a la especificidad anatómica y al sesgo 
27 
 
selectivo del mensaje que pasa en las infraestructuras jerárquicas (Hobson y Friston, 2012). Si el 
sueño MOR favorece los aspectos primarios versus secundarios de la conciencia, entonces los 
sueños deberían caracterizarse por un exceso de predicciones no verídicas y una escasez de 
identificaciones cognitivas apropiadas (en relación con la percepción de la vigilia). Se habla de 
esto, en el sentido de que, si hay una modulación colinérgica de la precisión de los errores de 
predicción en las jerarquías sensoriales, que no se corresponde con un aumento equivalente en la 
precisión a niveles superiores (prefrontales), las explicaciones cognitivas y conceptuales serán 
impulsadas principalmente por ficticios y representaciones perceptuales no restringidas (Hobson 
y Friston, 2012). Este parece ser el caso: el contenido de los sueños es "extraño" porque la 
discontinuidad y la incongruencia se entretienen frente a las imposibilidades físicas. Por lo tanto, 
las percepciones de los sueños no se pueden conciliar con las percepciones de vigilia 
identificadas por el soñante al generar su informe (Hobson et al., 2000). Esta racionalización 
defectuosa de la fenomenología del sueño puede identificarse y medirse comparándola con el 
pensamiento reflexivo en la vigilia (Hobson, 2011). 
El sueño lúcido 
El fenómeno del sueño lúcido guiará el proceso de investigación de este trabajo. El 
concepto de sueño lúcido corresponde a la experiencia de alcanzar un nivel de consciencia que le 
permita al soñador darse cuenta de que se encuentra soñando. Con respecto a los sueños lúcidos 
generalmente se cree que surgen de sueños no lúcidos en el sueño MOR (LaBerge, Levitan y 
Dement, 1986). Un obstáculo para los estudios experimentales de estos sueños es que la lucidez 
espontánea es bastante rara. Sin embargo, los sujetos pueden entrenarse para volverse lúcidos 
mediante la autosugestión previa al sueño (Holzinger, LaBerge y Levitan, 2006). Con frecuencia, 
los sujetos logran volverse lúcidos cuando se dicen a sí mismos, antes de ir a dormir, que 
28 
 
reconocen que están soñando al notar los extraños sucesos del sueño. Una ventaja experimental 
es que los sujetos pueden indicar que se han vuelto lúcidos al hacer una secuencia de 
movimientos oculares voluntarios (Voss, Holzmann, Tuin y Hobson, 2009). En combinación con 
informes retrospectivos que confirman que se logró la lucidez y que se ejecutaron las señales del 
movimiento ocular, estos movimientos oculares voluntarios pueden usarse como indicación 
conductual de lucidez en el sujeto dormido y soñador, como lo demuestran los trazos de sueño de 
EEG y EMG. Tales sueños lúcidos verificados por señales, en los que los soñadores no solo se 
dan cuenta de que actualmente están soñando, sino que también pueden controlar 
deliberadamente su propio comportamiento, permitiéndoles señalar la lucidez haciendo patrones 
preestablecidos de movimientos oculares, constituyen sueños de control lúcido. El estudio actual, 
por lo tanto, se dirige a los sueños de control lúcido. Debido a que la lucidez puede ser 
autoinducida, constituye no solo una oportunidad para estudiar la base cerebral de estados 
conscientes, sino que también demuestra cómo una intervención voluntaria puede cambiar esos 
estados (Voss et al., 2009). 
Planteamiento del problema 
Objetivos 
Como ya se ha expuesto en la anterior introducción, el sueño onírico se encuentra 
mediado por ciertos procesos cognitivos, neurofisiológicos, emocionales y psicológicos que 
pueden llegar a determinar la naturaleza de su contenido y su relación con los estados de la 
conciencia en la vigilia. 
Este trabajo propone explorar, mediante una revisión de la literatura, el estado del arte en 
relación con la naturaleza y los alcances de las intervenciones de los estados de sueño. En 
29 
 
particular, se indagará sobre los estudios realizados en sueño lúcido para establecer si, según el 
estado del arte, la inducción de sueños lúcidos es un método eficaz para estudiar estados de 
conciencia en el ser humano. Por otro lado, se busca saber qué dice la evidencia empírica en 
relación con la efectividad de los sueños lúcidos para afectar el desarrollo de actividades físicas y 
mentales que se realizan durante la vigilia. 
Preguntas de investigación 
1. Por medio de la evidencia aportada en la revisión de literatura ¿es el sueño lúcido un medio 
eficaz para estudiar las bases de la conciencia humana? 
2. Según la evidencia encontrada en el estado del arte ¿es posible inducir el sueño lúcido 
mediante la intervención de ciertos procesos mentales (neurofisiológicos, cognitivos, 
psicológicos y emocionales)? 
3. Según la evidencia recolectada en la revisión de la literatura, ¿puede la práctica de ciertas 
actividades motoras y cognitivas dentro de un sueño lúcido tener un impacto en el 
rendimiento de estas en la vigilia? 
4. De acuerdo con la evidencia proporcionada en la revisión bibliográfica ¿puede el sueño lúcido 
tener alguna relevancia clínica en la salud mental de un individuo? 
Metodología 
Estrategia de búsqueda de la sección introductoria 
Para la introducción de este trabajo, se realizó un esquema en el que se determinaron los 
subtemas que se abordarían durante la introducción. Una vez seleccionados los subtemas, se 
30 
 
procedió a realizar la respectiva búsqueda de literatura asociada estas temáticas. El procedimiento 
de búsqueda se basó en el método PRISMA (Liberati et al., 2009) y consistió en la introducción 
de términos claves (asociados a las temáticas de interés) en tres buscadores de bases de datos 
online (PubMed, PyscINFO y ScienceDirect). Los términos claves usados fueron introducidos 
tanto en inglés como en español y corresponden a los siguientes: “dormir/sleep”, “sueño/dream”, 
“neurofisiología del sueño/ neurophysiology of dreaming”, “función del sueño/ dreaming 
function”, “interpretación de sueños/ dream interpretation”, “sueño y cognición/ dreams and 
cognition”, “sueño y conciencia/dreams and consciousness” y “fenómenos del sueño/ dream 
phenomena”. Posteriormente, se llevó a cabo una exploración de los artículos que contenían las 
palabras claves en el título y en el resumen. Finalmente, varios artículos fueron seleccionados 
como fuentes secundarias, a partir de la bibliografía de los artículos inicialmente seleccionados. 
No se tuvieron en cuenta criterios de selección relacionados con el idioma o el tipo de estudio, 
pero sí fueron excluidos aquellos estudios que no estudiaran al sueño onírico como su variable o 
tema principal, asimismo, se excluyeron aquellos que no hubieran sido realizados desde el campo 
de la psicología, las ciencias cognitivas, comportamentales y la neurociencia. Se seleccionaron un 
total de 49 artículos entre los encontradas en las tres bases de datos y en las fuentes secundarias 
(ver Tabla 1). 
Método PRISMA 
31 
 
 
 
 
Estrategia de búsqueda de literatura del sueño lúcido y categorías de análisis 
Esta segunda sección del presente trabajo está específicamente enfocada a la búsqueda de 
literatura sobre el sueño lúcido (lucid dreaming). La estrategia de búsqueda y selección consistió 
en una modificación ampliada del método PRISMA descrito anteriormente. Previo a la búsqueda 
de artículos, se realizó una clasificación de los subtemas en relación con las cuatro preguntas de 
indagación planteadas, y se agregó una quinta categoría que corresponde a las generalidades del 
(N= 49) 
32sueño lúcido y su estudio. Por tanto, se establecieron 5 categorías para la búsqueda de los 
artículos. El procedimiento de búsqueda consistió en la introducción de términos claves 
(asociados a las temáticas de cada categoría) en tres buscadores de bases de datos online 
(PubMed, ScienceDirect y Google Scholar). Además, se buscó limitar el número de resultados 
por buscador mediante la herramienta de búsqueda avanzada, en la cual se especificó que solo se 
mostraran aquellos artículos que contuvieran las palabras claves en el título y/o en el resumen. 
Estos términos claves fueron introducidos únicamente en inglés debido a la especificidad del 
tema y corresponden a los siguientes: “lucid dreaming”, “lucid dreaming and consciousness”, 
“lucid dreaming induction”, “lucid dreaming treatment/clinical” y “lucid dreaming and 
performance/task”. Se identificó un total de 18.650 artículos para las 5 categorías establecidas. 
En la primera categoría correspondiente a el sueño lúcido (SL) en general, además de la 
búsqueda avanzada se aplicó un filtro para el año de publicación de los artículos (2008-2018) con 
el propósito de obtener, para la parte introductoria del fenómeno, la información más reciente 
sobre el tema. De esta forma, se obtuvo un total de 13.274 artículos entre los tres buscadores 
(Google scholar: 12.700; PubMed: 63; ScienceDirect: 511) equivalente al 71% del total de los 
artículos encontrados. En la segunda categoría correspondiente al SL y los estados de conciencia 
(lucid dreaming and consciousness) se obtuvo un total de 1.870 artículos entre los tres buscadores 
(Google scholar: 1.820; PubMed: 7; ScienceDirect: 43) equivalente al 10% del total de los 
artículos encontrados. Para la tercera categoría, inducción del SL (lucid dreaming induction), se 
obtuvo un total de 928 artículos entre los tres buscadores (Google scholar: 907; PubMed: 6; 
ScienceDirect: 15) equivalente al 5% del total de los artículos encontrados. En la cuarta 
categoría, SL y su relevancia clínica (lucid dreaming treatment/clinical), se obtuvo un total de 
1.402 artículos entre los tres buscadores (Google scholar: 1.360; PubMed: 18; ScienceDirect: 24) 
33 
 
equivalente al 8% del total de los artículos encontrados. Finalmente, para la quinta categoría 
correspondiente al SL y su impacto en el rendimiento en actividades de la vigilia (lucid dreaming 
and performance/task), se obtuvo un total de 1.176 artículos entre los tres buscadores (Google 
scholar: 1.140; PubMed: 10; ScienceDirect: 26) equivalente al 6% del total de los artículos 
encontrados. Para estas últimas cuatro categorías no se utilizó filtro para el año de publicación. 
En la parte de selección se utilizaron ciertos criterios tanto de inclusión como de exclusión 
que corresponden a los siguientes: se incluyeron aquellos artículos que tuvieran en su título, 
resumen o palabras claves al menos la palabra “lucid dreaming”; también, se incluyeron 
únicamente aquellos artículos que pertenecieran al campo de la psicología, las ciencias 
cognitivas, la neurociencia y la medicina; para el caso puntual de los artículos arrojados por la 
búsqueda en Google Scholar, se consideraron los primeros 20 resultados únicamente debido al 
alto número de artículos y documentos que arrojó en la búsqueda inicial. Se decidió utilizar el 
orden de aparición de resultados como criterio, dado que Google utiliza un algoritmo de 
búsqueda en el que ordena sus resultados en función de su relevancia. Por otra parte, se 
excluyeron aquellos documentos que no correspondieran a artículos de revistas científicas o 
libros. De la misma manera, se excluyeron aquellos artículos que se centraran en el estudio de 
otros fenómenos del sueño u otras fenomenologías, así como también, los artículos que 
estuvieran repetidos. 
Posteriormente, de la lectura de estos artículos seleccionados se incluyeron 19 fuentes 
secundarias extraídas de las referencias bibliográficas de las fuentes primarias (categoría 1: 5 
artículos; categoría 2: 4 artículos; categoría 3: 5 artículos; categoría 4: 3 artículos; categoría 5: 2 
artículos). Finalmente fueron incluidos un total de 78 artículos para el desarrollo de la segunda 
parte de este trabajo (categoría 1: 14 artículos; categoría 2: 14 artículos; categoría 3: 17 artículos; 
34 
 
categoría 4: 17 artículos; categoría 5: 16 artículos), los cuales en términos porcentuales están 
distribuidos de la siguiente forma: la categoría 1 tiene un 18% del total de los artículos 
seleccionados; la categoría 2 tiene un 18% del total de los artículos seleccionados; la categoría 3 
tiene un 22% del total de los artículos seleccionados; la categoría 4 tiene un 22% del total de los 
artículos seleccionados; y la categoría 5 tiene un 20% del total de los artículos seleccionados (ver 
Tabla 2). 
 
Finalmente, se realizará un análisis crítico de la información expuesta en esta revisión con 
respecto a ciertas variables como: metodología, tipo de estudio, modelos, población y sujetos, 
evidencia clínica, resultados y calidad de los estudios. Posteriormente, esta información va a ser 
contrastada en la sección de discusión. 
 
35 
 
Implicaciones práctico-teóricas del sueño lúcido 
El sueño lúcido y sus generalidades. 
Los sueños lúcidos corresponden a un estado de sueño específico caracterizado por la 
conciencia del soñante de estar en un sueño y la capacidad de controlar su contenido de manera 
volitiva. El soñador puede poseer una conciencia totalmente comparable en coherencia, claridad 
y complejidad cognitiva a la del estado de vigilia, mientras continúa soñando vívidamente (Van 
Eeden, 1913; Brown, 1936; Green, 1968; LaBerge, 1980b). Hearne (1978) y LaBerge (1980) 
demostraron que los sueños lúcidos representan un estado de conciencia alterado objetivamente 
verificable cuando los participantes pueden señalar su estado de lucidez durante los períodos de 
sueño, al utilizar señales de movimiento ocular que han sido previamente acordados. 
 Los soñadores lúcidos informan estar en posesión de todas sus facultades cognitivas: 
pueden razonar claramente, recordar las características de la vida en vigilia y actuar de forma 
voluntaria dentro del sueño al reflexionar o de acuerdo con los planes decididos antes de dormir. 
Por tanto, para estos soñadores los sueños lúcidos pueden representar un contexto optimo para la 
experimentación de los estados subjetivos del sueño, así como también, de la vigilia. A principios 
de los años ochenta Paul Tholey describió las características principales de este fenómenos del 
sueño: pleno conocimiento de estar en estado de sueño; conocimiento de la capacidad de toma de 
decisiones libres; clara conciencia del soñador; percepción a través de todos los sentidos; acceso 
total a la memoria de la vigilia y a la memoria de todas las experiencias de sueños lúcidos en el 
estado de vigilia y en el estado lúcido de sueño y conocimiento del significado de los símbolos 
(Holzinger et al., 2006). 
36 
 
No obstante, existe cierta controversia en cuanto a la definición exacta del fenómeno, que 
por lo general genera dificultades metodológicas cuando se indaga sobre la experiencia subjetiva 
con estos estados del sueño (Snyder y Gackenbach, 1988). Se ha demostrado que las definiciones 
poco claras conducen a un error del participante que puede afectar hasta una quinta parte de una 
muestra (Gackenbach, 1988). Un ejemplo de esto es que, mientras autores como Green y 
McCreery (1994) argumentan que la lucidez debe definirse únicamente como el soñador 
consciente de que están soñando, Tart (1988) y Van Eeden (1913) defienden la conceptualización 
que requiere que el soñador tenga memoria completa de su vida de vigilia y sea capaz de ejercer 
control sobre aspectos del sueño. Esta última definición es problemática en la medida que Voss, 
Frenzel, Koppehele-Gossel y Hobson (2012) encontraron que solo el 37% de los soñadores 
lúcidos en su muestra informaronque podían manipular el sueño. Asimismo, Mota-Rolim et al., 
(2013) también informaron que solo el 25.2% de su muestra afirmó tener un control frecuente o 
consistente dentro de los sueños lúcidos. Sin embargo, aunque el control se destacó como un 
elemento clave de la lucidez junto con la disociación y la percepción (Voss y Hobson, 2015), se 
sugiere que el control no es en sí mismo un criterio de calificación necesario para determinar si se 
ha experimentado un sueño lúcido. De esta manera, el concepto de control/manipulación del 
sueño puede ser útil para diferenciar entre los 'grados' o 'profundidades' de la lucidez, pues al 
establecer este concepto (control) como una característica principal dentro de la definición del 
sueño lúcido puede proporcionar estimaciones empobrecidas de la verdadera incidencia de estos. 
Toda esta información, si bien demuestra que ciertas personas bajo ciertas condiciones 
pueden lograr conciencia durante los estados de sueño, dice poco sobre su ocurrencia entre el 
público en general. El conocimiento de esto es importante; pues en el caso de establecer si el 
sueño lúcido es un estado alcanzable para la población en general, puede actuar como un impulso 
37 
 
para una mayor investigación que estudie las causas de su aparición, y estimule una mayor 
consideración de las formas en que la experiencia del sueño lúcido pueda ser utilizado como una 
herramienta práctica dentro de diversos contextos. 
Antecedentes históricos 
Aristóteles fue el primero en reconocer que ciertas veces se sueña sabiendo que se está 
soñando. No obstante, el primero en recopilar informes de sueños y realizar investigaciones 
sistemáticas sobre el sueño lúcido fue Marqués d'Hervey de Saint-Denys en 1867, profesor de 
literatura y lengua china. En 1913, el psiquiatra holandés Frederick van Eeden acuñó el término 
‘sueño lúcido’ para referirse a la experiencia de la autoconciencia mientras soñaba. El soñador 
lúcido puede interactuar con personajes de ensueño, manipular objetos y realizar otras tareas 
normales. Pero la lucidez ofrece un control más imaginativo que la vida de vigilia. Con la 
práctica, cualquier experiencia imaginable es posible: volar por el aire, respirar bajo el agua, 
cambiar la forma del cuerpo. La lucidez de los sueños es reconocida por los pensadores 
occidentales desde Aristóteles hasta San Agustín (LaBerge, 1988). Sin embargo, el fenómeno a 
menudo se pasa por alto en la investigación científica. Freud descartó tales sueños como el 
cumplimiento del deseo (Thompson, 2015 en LaBerge, 1985), mientras que la filosofía budista 
incluye una comprensión integral de los sueños lúcidos como un aspecto de la práctica espiritual. 
Su existencia fue ignorada en la investigación científica hasta comienzos del siglo XX cuando 
Stephen LaBerge confirmó la realidad de los sueños lúcidos y proporcionando detalles sobre la 
temporalidad de los sueños y la actividad cerebral hemisférica durante la lucidez (LaBerge, 
1985). 
 
38 
 
Factores influyentes en su incidencia 
La cultura, como las creencias, actitudes, normas, percepciones de roles y valores 
compartidos de un grupo de individuos también puede influir en la incidencia de los sueños 
lúcidos (Triandis, 2002 en Saunders et al., 2016). La conciencia cultural de los sueños lúcidos 
también puede determinar si un sueño lúcido está identificado correctamente. Por ejemplo, 
Erlacher et al. (2008) destaca claras diferencias en las estimaciones de incidencia para las 
muestras japonesas y chinas en comparación con las muestras europeas (Saunders et al., 2016). 
También, se ha encontrado que los niños y adolescentes informan soñar lúcidamente más 
a menudo que otros grupos de edad. En las muestras de estudiantes, el porcentaje de personas que 
informaron haber tenido al menos un sueño lúcido en su vida oscila entre 57.5% (Gackenbach, 
1991) a 73% (Blackmore, 1982) y 82% (Schredl y Erlacher, 2004). El estudio de Lapina et al. 
(1998) informa que alrededor del 30% de los adolescentes (rango de edad: 14 a 17 años) 
experimentan sueños lúcidos una o dos veces por semana; un porcentaje que es mucho más alto 
que el reportado por adultos (4.9%) (Schredl y Erlacher, 2011; Schredl et al., 2012). En un 
esfuerzo por explicar esto, Voss et al. (2012) propusieron la hipótesis de la maduración cerebral, 
postulando que el sueño lúcido es un estado neurobiológico híbrido disociado que ocurre como 
un epifenómeno de los procesos de maduración natural del cerebro, de modo que se informaría 
una mayor frecuencia de sueños lúcidos desde la adolescencia hasta los primeros años de la edad 
adulta en cuyo punto la frecuencia disminuiría para la mayoría de las personas. A pesar de que 
estudiar este tipo de sueños en niños puede ser complicado debido a la confusión que puede haber 
entre los estados internos del sueño y los acontecimientos reales, un estudio en preescolares 
llevado a cabo por Qinmei, Qinggong y Jie (2006) mostró que los niños de 4 a 6 años creen que 
en los sueños puede haber una forma específica de controlar la acción, al tiempo que son 
39 
 
conscientes de que se trata de un sueño continuo. De esta manera, en una encuesta (N = 611) 
llevada a cabo por Lapina, Lysenko y Burikov (1998), el porcentaje de niños que informó tener 
sueños lúcidos varió de 5% (10 años) a aproximadamente 50% en (12 a 14 años); se encontraron 
tasas muy altas (80-90%) en personas de 15 a 18 años (Schredl et al., 2012). 
Por otra parte, la incidencia de sueños lúcidos se ha asociado fuertemente con la 
preferencia por leer fantasía/ciencia ficción. Esta relación entre las preferencias del género 
literario y sueño lúcido podría ser un tema interesante en la investigación futura. Se podría 
hipotetizar que las personas (sobre todo niños) que experimentan sueños lúcidos con un potencial 
para influir en la acción soñada, y en cosas que no son posibles en la vida de vigilia, como volar, 
podrían, como resultado, estar más interesados en leer libros de fantasía y /o ciencia ficción 
(Schredl, 2012). De manera similar, las culturas donde los videojuegos son populares también 
pueden tener tasas más altas en la frecuencia de los sueños lúcidos, el juego de videojuegos está 
basado en habilidades espaciales similares a los que se suelen usar en los sueños lúcidos 
requieren resistencia a la sensibilidad al movimiento y atención focalizada (Saunders, Roe, 
Smith, y Clegg, 2016). Además, los jugadores frecuentes tienen una familiaridad con la 
inmersión en mundos virtuales durante la vigilia que, a su vez, pueden transferirse a sus mundos 
virtuales de sueños (Schredl, 2003; Calleja, 2007 en Saunders et al., 2016), lo que lleva a una 
mayor probabilidad de experimentar sueños lúcidos. 
Neurofisiología 
Muchos investigadores todavía sienten escepticismo hacia los sueños lúcidos debido a la 
inexactitud del informe de los sueños y sus vínculos con la espiritualidad (Kitson, Schiphorst, y 
Riecke, 2018). Incluso, como resultado de las suposiciones teóricas sobre la naturaleza del sueño, 
algunos investigadores del sueño contemporáneo han cuestionado si estas experiencias tienen 
40 
 
lugar durante el sueño o durante breves períodos de vigilia alucinatoria (La Berge, Nagel, 
Dement, y Zarcone, 1981). No obstante, tanto los informes subjetivos como los registros 
fisiológicos han demostrado sin lugar a duda que los sujetos se encuentran dormidos durante 
estos periodos de lucidez. Si los sujetos afirmaran haber estado dormidos mientras mostraban 
signos fisiológicos de vigilia, o viceversa, se podría dudar de sus informes subjetivos. Sin 
embargo, los relatos subjetivos y las medidas fisiológicas han estado claramente en concordancia. 
Además, se han registrado casos en los que el sujeto se encuentra fisiológicamente dormido y 
puede realizar ciertas acciones en el “mundo externo” como ciertos patrones de movimiento 
ocular voluntarios e irregularidades respiratoriascomo apneas autoprovocadas (Oudiette et al., 
2018). 
Las primeras grabaciones fisiológicas de los sueños lúcidos sugirieron que estos 
comienzan en el sueño MOR (Ogilvie, Hunt, Sawicki y McGowan, 1978). LaBerge (1980 y 
1981) fueron capaces de objetivar la lucidez mediante una respuesta conductual observable en el 
polígrafo: señales de movimiento ocular. En este estudio, el sueño lúcido solo se observó en el 
sueño MOR, lo que fue confirmado por varias investigaciones en este sentido (Dane, 1984; 
Hearne, 1978; Ogilvie, Hunt, Kushniruk y Newman, 1983). Para ayudar a los soñadores a darse 
cuenta de que están soñando, se han aplicado estímulos externos durante el sueño MOR (por 
ejemplo, grabaciones de la frase "Esto es un sueño", estímulos táctiles condicionados y luz). 
Estos pueden incorporarse a los sueños e indicar a los soñadores que están soñando (LaBerge, 
1980, LaBerge et al., 1981). 
En general, puede decirse que las etapas de sueño lúcido están asociadas con más 
actividad beta-1 que los sueños no lúcidos, y las diferencias alcanzan significación estadística en 
las regiones parietales (Holzinger, LaBerge, y Levitan, 2006). Teniendo en cuenta también las 
41 
 
diferencias hemisféricas entre el sueño lúcido y el no lúcido, el mayor aumento se encontró en el 
lóbulo parietal izquierdo, aunque no se alcanzó el nivel de significación estadística. Debido a que 
esta área del cerebro está relacionada con la capacidad semántica y el lóbulo parietal inferior se 
ha definido como el sitio esencial en el cerebro para la conciencia (Taylor, 1999 en Holzinger et 
al., 2006), se podría demostrar que, particularmente durante el sueño lúcido MOR, se pueden 
encontrar correlatos fisiológicos de actividades conscientes en las regiones parietales (Holzinger 
et al., 2006). Por lo tanto, se podría concluir que el sueño lúcido como un acto consciente se basa 
en la comprensión del significado de palabras tales como "Esto es un sueño". Además, la 
actividad alfa durante el sueño MOR sin signos de vigilia podría discriminar entre la clasificación 
ciega de los sueños prelúcidos, lúcidos y no lúcidos (Holzinger et al., 2006). Por ejemplo, diez 
recordadores de buenos sueños se despertaron después de una etapa MOR de relativamente alta o 
baja amplitud. Las características espectrales y temporales de EEG alfa dentro de cada período 
MOR se asociaron con la lucidez y otras dimensiones del contenido. Cada tipo de sueño tenía un 
patrón razonablemente distinto de MOR alfa. De esta manera, se descubrió que la alfa de alta 
amplitud estaba asociada con sueños prelúcidos y contenido extraño, lo cual es consistente con 
las teorías de la actividad alfa al despertar y la hipótesis de que a veces la lucidez surge de las 
experiencias prelúcidas. Los datos también son consistentes con la idea de que la lucidez es una 
dimensión de contenido onírico viable, e interpretada en términos de teoría de sistemas implica 
que el entrenamiento que enfatiza el control del contenido de sueño puede limitar la función 
potencial de integración de información de los sueños lúcidos (Tyson, Ogilvie y Hunt, 1984). 
Neuroanatomía 
Los estudios de neuroimagen han demostrado que el sueño MOR humano está 
relacionado con patrones característicos de la actividad cerebral regional: durante el sueño MOR 
42 
 
aumenta la actividad neuronal en el tronco encefálico, el tálamo, la amígdala y las cortezas 
temporo-occipitales extraestriadas, mientras que, por ejemplo, la corteza prefrontal dorsolateral y 
la precuña muestra desactivación. Este patrón específico de actividad neuronal ha sido propuesto 
para reflejar las alucinaciones visuales, las intensificaciones emocionales y las anormalidades 
cognitivas típicamente experimentadas en los sueños. Por el contrario, los sueños lúcidos se 
caracterizan por una recuperación de las capacidades cognitivas superiores, que finalmente 
conducen a la conciencia del estado de sueño. Recientes datos cuantitativos de EEG han 
demostrado que esta claridad intelectual similar a la vigilia es paralela a las activaciones 
neuronales en las regiones frontal y frontolateral (Dresler et al., 2012). 
Del mismo modo, los datos de PET muestran que el control cognitivo en los sueños se 
asocia con la activación de los componentes de la corteza frontal. Se han presentado datos de 
neuroimágenes que muestran que los sueños lúcidos se asocian con activaciones neuronales en 
una red específica de regiones corticales (Dresler et al., 2012). También, durante el sueño lúcido 
se puede observar una mayor actividad en la corteza prefrontal dorsolateral derecha. Se cree que 
la corteza prefrontal dorsolateral subyace a una amplia gama de capacidades cognitivas 
superiores, como lo demuestra también el síndrome disejecutivo observado en pacientes con 
lesiones en esta región. En particular, la corteza prefrontal dorsolateral derecha se asoció con una 
evaluación metacognitiva autocentrada. También, observaron una activación aumentada en áreas 
frontopolares bilaterales, que se han relacionado con el procesamiento de los estados internos, por 
ejemplo, la evaluación de los propios pensamientos y sentimientos. Por otro lado, el aumento más 
fuerte en la activación durante el sueño lúcido en comparación con el sueño MOR no lúcido se 
observó en la precuña, una región del cerebro que ha sido implicada en el procesamiento 
autorreferencial, como la perspectiva en primera persona y la experiencia de la agencia. Mientras 
43 
 
que, en los sueños normales, la atención a menudo está hiper-asociativamente impulsada por el 
escenario soñado (pseudo) externo, el sueño lúcido está, por definición, caracterizado por una 
reflexión sobre el propio estado de ánimo. Curiosamente, se encontró activación en la cuña 
bilateral y cortezas occipitotemporales (Dresler et al., 2012). Estas áreas son parte del flujo 
ventral del procesamiento visual, que está involucrado en varios aspectos de la conciencia en la 
percepción visual. Si bien estas activaciones podrían parecer extrañas a primera vista, ya que los 
sueños no lúcidos también se caracterizan por vívidas imágenes de sueños, están en línea con los 
informes de soñadores lúcidos que afirman que la lucidez se asocia con un brillo excepcional y 
claridad visual del paisaje soñado (Dresler et al., 2012). 
Implicaciones cognitivas 
El sueño lúcido también implica la habilidad atencional de tener metacognición sobre el 
estado de conciencia del soñante al mismo tiempo que se involucra en el escenario del sueño. De 
esta manera, se produce una combinación de dos niveles de cognición en la condición 
incongruente de la tarea Stroop, donde hay interferencia entre las demandas atencionales de una 
tarea relativamente difícil y controlada (denominación de color) y una tarea fácil y automática 
(lectura). Por lo tanto, se planteó la hipótesis de que los soñadores lúcidos frecuentes tendrían un 
mejor rendimiento en la tarea de Stroop que los soñadores no lúcidos (Blagrove, Bell, y 
Wilkinson, 2010). Las personas que informaron tener sueños lúcidos más de una vez al mes 
resultaron ser significativamente más rápidas en la condición incongruente de la tarea de Stroop 
que los soñadores lúcidos ocasionales. Esta continuidad en la capacidad de atención entre la 
vigilia y el sueño puede contrarrestar la falta psicofisiológicamente dominante y evolutivamente 
seleccionada de autoconciencia en los sueños. La hipótesis de que la habilidad atencional es 
44 
 
necesaria para el nivel de autoconocimiento presente en la lucidez concuerda con la rareza de los 
sueños lúcidos (Blagrove et al., 2010). 
Además, se ha sugerido que en los sueños lúcidos ocurre la representación de una forma 
especializada de imágenes mentales. Las imágenes mentales pueden definirse como una 
experiencia sensorial simbólica que puede ocurrir en cualquier modo sensorial (Hardy, Jones y 
Gould, 1996 en Saunders et al. 2016). Los sueños

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