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Teoría Psicoanalítica – Cursada 2021 Segunda Clase Teórica (de Casas – Volta) 2) Primeros planteos freudianos y sus referentes. a) Charcot: someter la histeria a una regularidad. La histeria traumática. Herencia versus trauma. b) El método catártico de Breuer y su fundamento: el principio de constancia. El trauma como causa. c) El problema de la escisión de conciencia: como innata (Janet), como contingente (Breuer) y como efecto de la defensa contra una representación inconciliable (Freud). Defensa “lograda” y retorno. El síntoma como sustituto irreconocible. Bibliografía obligatoria: ✔ “Sobre el mecanismo psíquico de los fenómenos histéricos” (1893), AE, III, 29-40. ✔ “Charcot” (1893), AE, III, 13-24. ✔ “Contribución a la historia del movimiento psicoanalítico” (1914), AE, XIV, cap. I, 7-16. ✔ “Las neuropsicosis de defensa” (1894), AE, III, 47-61. Bibliografía ampliatoria: ✔ “Estudios sobre la histeria” (1893-95), 4. Estados hipnoides, Cap. III, AE, II, 226-232 ✔ “Breve informe sobre el psicoanálisis” 1924), caps. I y II, AE, XIX, 203-210. ✔ “Presentación autobiográfica” (1925), caps. I y II, AE, XX, 7-27. ✔ “La herencia y la etiología de la neurosis” (1896), AE, III, 143-56. En principio queremos situar algunas cuestiones que hacen a la vida de Freud como médico, esperamos hayan visto la reseña biográfica que está en la presentación del aula, en “generalidades”. Diremos algunas palabras más. Sigmund Freud era un hombre de clase media, hijo de un textil, que estudió medicina. Era alguien muy inquieto intelectualmente y un ávido lector. Tenía conocimientos de diferentes ramas de la ciencia tales como la física y la química pero además había realizado estudios de filosofía con Franz Brentano y de la literatura tenía sus autores preferidos. Entre ellos el que más se destaca es Johann W. Goethe. Dicho sea de paso, en 1930 Freud recibe el premio Goethe por su contribución a la psicología y a la cultura literaria alemana. Su estilo de escritura, su manera de comunicar los avances a los que iba arribando, sus historiales clínicos, no tienen competencia hasta el día de hoy. Por aquel entonces, se estaban produciendo grandes avances técnicos como consecuencia de los progresos de las ciencias, por ejemplo, la perfección del microscopio, la red de tendido eléctrico que llegaba a las casas, el auge de los diques en las corrientes de agua, etc. Por esto veremos el uso que hace Freud de términos tales como canalización, diques anímicos, energía, etc. Pero tenemos que prestar atención a cómo los utiliza. Los usa para figurar cosas que aún no tienen términos que las describan, en el lenguaje de la época. Tendremos que hacer un trabajo especial de lectura entonces. Un término llamativo que Freud utiliza a partir de sus estudios sobre las estructuras de las diferentes células es el de “neurona”. En el texto escrito en 1895 con el nombre de Psicología para neurólogos que nunca publicó (se incorporó mucho después de su muerte en 1950 con otro nombre “Proyecto de psicología” - 1895) habla mucho de neuronas, una palabra en boga que Este archivo fue descargado de https://filadd.com � FILADD.COM tenía a mano, pero la utiliza para explicar algo desconocido, por lo que su concepto de neurona no tiene nada que ver con el tipo especial de células nerviosas como lo concebimos actualmente. Otro ejemplo similar es la concepción de un sistema nervioso que no tiene nervios como tal. Claramente en estos tiempos se estaba refiriendo a otra cosa, no formulada aún, que tomará forma de “aparato psíquico” tal como leeremos algunos años más adelante en la obra de Freud. Entonces tenemos a un joven médico, con ambiciones de ser un gran científico, cuya formación abarcó no sólo lo que la academia indicaba. Su primer gran maestro reconocido fue Ernest Brücke, profesor de Fisiología que lo alojó en su laboratorio, lugar donde adquirió sólidos principios científicos y elaboró informes que no fueron suficientemente valorados. Uno de ellos, pudo interpretarse luego, estaba en camino del descubrimiento de las neuronas, hecho que sucedió poco tiempo después. Por su situación material, sigue los consejos de su padre y de su maestro y abandona el laboratorio de fisiología para entrar como aspirante en un Hospital General, tal como lo cuenta en su Presentación autobiográfica (1925 [1924]). Allí conoce a Theodor Meynert, profesor de psiquiatría, cuya obra Freud ya conocía como estudiante. “No me atraían las disciplinas realmente médicas, con excepción de la psiquiatría” (AE, XX, p. 10) Pero aun no pone su atención en este campo, el Hospital General le da de comer por un tiempo, mientras tanto Freud buscaba los medios para hacer carrera en la Facultad aspiraba a un título que no tiene un equivalente ahora en nuestros tiempos ni nuestras instituciones, Privat-Dozent, algo así como un maestro de conferencia. Gana su postulación presentando una tesis sobre la anatomía de la médula. Pero seguía en problemas, no pudo progresar en el Hospital General y mejorar sus ingresos (no consiguió un puesto de asistente médico). Entonces lo deja para ir a trabajar a un sanatorio psiquiátrico en los suburbios de Viena. ¿Qué pasaba allí? A Freud le dio hospedaje cómodo, comida y un ingreso no despreciable. Eso por el lado de lo material pero ¿y su gran ambición? Allí el tratamiento médico era casi inexistente, cuidaban y vigilaban a gente rica (condes, condesas, barones) con trastornos internos y quirúrgicos y los tratamientos que le hayan podido realizar. Por supuesto todos sabemos que Freud no se resignó a quedarse allí. Pone todo su empeño en conseguir una beca para estudiar en París, cosa difícil porque había otros candidatos. Soñaba con esa beca, creía que volvería de París con gran prestigio convertido en un gran científico, ganaría mucho dinero y podría casarse con su prometida Martha Bernays. ¿Por qué tanto interés de Freud por París? Porque en la Escuela de París, las disciplinas médicas habían logrado enormes avances y renovación a partir de fundar lo que conocemos como “semiología médica moderna” y el “método anátomo-clínico” (AE, III, p.15). La idea general de los médicos franceses es que las alteraciones patológicas de los tejidos vivos, de los órganos y sistemas (no directamente observables), producen determinados cambios verificables exteriormente, los síntomas observables. Allí habían logrado describir, agrupar y clasificar los síntomas y signos como índices que permitían precisar tal o cual patología. Este método, a pesar de que cada vez más los diagnósticos se basan en estudios complementarios, laboratorios, e imágenes; sigue vigente hasta hoy. Por ejemplo, si hoy llega un paciente al hospital con fiebre alta, tos, dolor de garganta, pérdida de gusto y olfato el médico puede al menos sospechar que hay en juego un proceso patológico y que quizás se trata de COVID-19. Después en todo caso buscará o no la confirmación según estudios de laboratorio. De ahí incluso todas las discusiones que hay cuando la enfermedad cursa de modo asintomático u oligosintomático (sub-clínico). Pero sigue vigente esta idea de que la enfermedad, el proceso patológico, se exterioriza en síntomas que son su correlato visible. La llamada “semiología médica” intenta construir un lenguaje codificado, que obedece a leyes invariables, sobre el modo en que se agrupan y despliegan temporalmente los síntomas en las enfermedades conocidas. Si tienen algún amigo o conocido Este archivo fue descargado de https://filadd.com � FILADD.COM que estudia medicina seguramente les contará que cursa una materia llamada “semiología”. Allí aprenden que los síntomas no se presentan de cualquier manera, obedecen a cierto orden, a cierta legalidad. El médico tiene ese saber de su lado, saber que va desde el modo de presentación del síntoma hacia sus causas, y ese saber lo asiste tanto para el momento del diagnóstico como para el de instituir un tratamiento. Este saberes el principio de su poder, de su poder curar. Esto es muy importante de tener en cuenta, para pensar luego qué estatuto tiene el saber en un tratamiento analítico. Volveremos más tarde sobre esto. Pero ¿qué encuentra Freud en París? No la gloria precisamente, aún no. Tampoco una carrera burguesa típica de un médico con relativo éxito. Le esperan allí los “disturbios y escándalos” de la histeria, que lo llevarían a su invento revolucionario de manera solitaria. Decimos solitaria porque no sería reconocido científicamente, al menos en un principio. ¿Por qué decimos escándalos y disturbios de la histeria? Estos son unos ejemplos de las cosas que decían los médicos sobre estas pacientes en aquellos tiempos: Sydenham: “La afección histérica no es solamente muy frecuente, se presenta también bajo formas diversas e imita casi todas las enfermedades que afectan al género humano, porque en aquellas partes en que se encuentra reproduce inmediatamente los síntomas propios de esa parte; y si el médico no tiene mucha sagacidad y experiencia se equivocará fácilmente y atribuirá a una enfermedad esencial y propia de tal o cual parte, síntomas que dependen solamente de la afección histérica. (…) Esta enfermedad es un Proteo que tiene infinidad de aspectos; es un camaleón que cambia sin cesar de colores (…) sus síntomas no sólo son muy numerosos y muy variados, su peculiaridad es que, en comparación a las demás enfermedades, no sigue ninguna regla, ni tipo uniforme, y sólo es un agregado confuso e irregular. Por ello es tan difícil proporcionar la ordenación cronológica de la afección histérica”. Morel: “estos pacientes tienen la costumbre de exagerar sus sensaciones, experimentan la necesidad de que uno se ocupe de sus sufrimientos. (…) Nunca se las quiere como habría que quererlas; llevan la manía de la sospecha hasta el último límite posible. Se hunden en las suposiciones más extravagantes, más falsas, más ridículas y más injustas. Por otra parte el amor a la verdad no es la virtud dominante de su carácter, de modo que nunca exponen los hechos en su realidad, y engañan tanto a sus maridos, a sus padres y a sus amigos como a sus confesores y sus médicos”. Este último abiertamente las acusa de obrar de mala fe y de mentir!! De ahí que Freud diga: (en la 1° de las 5 Conferencias en EEUU – 1910) “Entonces, poco cambia para el enfermo al discernírsele la histeria; es al médico a quien se le produce una gran variación. Podemos observar que su actitud hacia el histérico difiere por completo de la que adopta frente al enfermo orgánico. No quiere dispensar al primero el mismo grado de interés que al segundo, pues su dolencia es mucho menos seria, aunque parezca reclamar que se la considere igualmente grave. Pero no es este el único motivo. El médico, que en sus estudios ha aprendido tantas cosas arcanas para el lego, ha podido formarse de las causas y alteraciones patológicas (p. ej., las sobrevenidas en el encéfalo de una persona afectada de apoplejía o neoplasia) unas representaciones que sin duda son certeras hasta cierto grado, puesto que le permiten entender los detalles del cuadro clínico. Ahora bien, todo su saber, su previa formación patológica y anátomo-fisiológica, lo desasiste al enfrentar las singularidades de los fenómenos histéricos. No puede comprender la histeria, ante la cual se encuentra en la misma situación que el lego. He ahí algo bien ingrato para quien tanto se precia de su saber en otros terrenos. Por eso los histéricos pierden su simpatía; los considera como unas personas que infringen las leyes de su ciencia, tal Este archivo fue descargado de https://filadd.com � FILADD.COM como miran los ortodoxos (los creyentes) a los heréticos (herejes); les atribuye toda la malignidad posible, los acusa de exageración y deliberado engaño, simulación, y los castiga quitándoles su interés” (AE. XI, p. 9). Es interesante el señalamiento que Freud hace allí respecto del saber. Frente a la histérica, el saber que el médico puede tener es insuficiente, resulta impotente. Es como si con su síntoma, la histérica le dijese “conmigo no podés, tu saber no alcanza”. ¿Cómo se las trataba hasta entonces a estas pacientes? En su “Breve informe sobre el psicoanálisis” (1924 [1923]) Freud nos dice que “La falta de comprensión perjudicaba también, desde luego, a la terapia de estos estados patológicos. Consistía en general en medidas de «tonificación», en la prescripción de medicamentos y en intentos de influjo anímico, casi siempre muy inapropiados y realizados de manera inamistosa, como amedrentamientos, escarnios, llamados al ejercicio de la voluntad, a «reportarse». Como terapia específica de los estados neuróticos se indicaba el tratamiento eléctrico” (AE, XIX, p. 204). Sabemos, sin embargo, que Freud se interesó de otro modo en estas pacientes. Nos queda la pregunta. ¿Por qué Freud se interesó en esas pacientes? ¿Justo en esas que nadie quería atender? ¿Qué de él se jugó allí, de su deseo? Un ejemplo que vale la pena recordar es el del inicio del caso Katharina de “Estudios sobre la histeria” (1893-95). Freud estaba de vacaciones en el medio de las montañas, en un parque nacional: “como para olvidar por un tiempo la medicina y, en particular, las neurosis”, nos dice. Una muchacha de un restaurant en el que almuerza se entera de que Freud era médico y se acerca para hablar y hacerle una consulta. Él podría haberle dicho tranquilamente “Estoy de vacaciones querida…”. Sin embargo, nos dice: “Me interesó que las neurosis se hubieran propagado a más de 2.000 metros de altura, y seguí interrogando” (AE, II, p. 141) ¡Le interesó! Lacan va a decir más tarde que ese interés de Freud es un deseo que nunca fue analizado, y que juega el rol de cierto “pecado original” del psicoanálisis. ¿Qué pasó, qué marcó tanto a Freud en ese viaje a París entonces? En las salas del Hospital de la Salpêtrière conoce a otro gran maestro, Jean-Martín Charcot, un gran médico neurólogo, profesor de anatomía patológica, mundialmente célebre. “«La escuela de la Salpêtrière» era, desde luego, Charcot mismo” (AE, III, p. 17). Freud queda muy impresionado por la presencia de Charcot y el buen trato que le dio siendo él un desconocido extranjero. Algo de felicidad encuentra en esa relación alumno maestro, Freud estaba muy solo en París, se sentía como sapo de otro pozo en la sociedad parisina. ¿Qué pasó con Freud? Quedó algo fascinado por lo que el maestro francés le enseñó, tanto que al morir Charcot en 1893 Freud escribe un texto como homenaje: “Charcot” (1893). Allí dice, Este archivo fue descargado de https://filadd.com � FILADD.COM entre otras cosas, que Charcot le dio a la histeria entidad dentro de la medicina, la trató como cualquier otro tema de la neuropatología, y que combatió los temores sobre su contagio. “El trabajo de Charcot comenzó devolviendo su dignidad al tema” (AE, III, p. 20). En esa época, dijimos, había un menosprecio por los padecimientos histéricos, eran considerados toda una simulación: "señora, la revisé y no tiene nada", “no le pasa nada importante”. Esta era una reacción habitual ante la incomodidad frente a algo que no podían explicar ni tratar. Se quedaban sin encontrar causas biológicas o fisiológicas y las expulsaban de la consulta. Charcot describió sus fenómenos y fue el primero en demostrar que estaban sujetos a leyes, que no obedecían a una mera arbitrariedad, enseñó a reconocer algo de su funcionamiento. Por eso aquí en la Unidad 2 aparece puntuado “someter la histeria a una regularidad”: “De todo lo que vi junto a Charcot, lo que me causó la máxima impresión fueron sus últimas indagaciones acerca de la histeria, que, en parte, se desarrollaban todavía ante mis ojos. Me refiero a la demostración del carácter genuino y acorde a ley de los fenómenos histéricos (…) la frecuente aparición de la histeria en varones, la producción de parálisis y contracturas histéricas mediante sugestiónhipnótica, la conclusión de que estos productos artificiales mostraban los mismos caracteres, hasta en los detalles, que los accidentes espontáneos, a menudo provocados por traumas. Muchas de las demostraciones de Charcot me provocaron al principio, lo mismo que a otros visitantes, extrañeza y ánimo polémico, que procurábamos fundamentar invocando alguna de las teorías dominantes. Él tramitaba esos reparos de manera amistosa y paciente, pero también con mucha decisión; en una de esas discusiones pronunció la frase «Ca n'empêche pas d'exister», que me quedó grabada de manera inolvidable”1 (AE, XX, pp. 12-13). Todo esto es muy importante, porque deja en Freud la idea de que se puede llegar a saber algo de eso. Charcot, describió muchas formas de ataques histéricos, articuló el curso del “gran ataque histérico” (grande hystérie) con los “pequeños” ataques comúnmente observables (petite hystérie). Estudió con sus discípulos la situación y frecuencia de las zonas histerógenas, su vínculo con los ataques. Según los casos variaban, pero vio que había sectores hipersensibles del cuerpo que al ser estimulados podían desencadenar o frenar un ataque. ¡Halló histeria en el sexo masculino! El nombre histeria proviene de la palabra griega hysteron, que significa útero. Por eso es que desde la antigüedad se creía que la histeria sólo afectaba a mujeres. Sin embargo, su mayor alcance investigativo según Freud, es la histeria traumática, es decir la sobrevenida luego de grandes traumas. La histeria, en tiempos de Freud siempre estaba asociada con una expresión en el cuerpo (dolor, parálisis sensaciones de asco, etc.). La idea inoculada por Charcot en Freud era que algunos casos surgen como consecuencia de un episodio traumático (accidentes que producen una ruptura en el cuerpo, en el sentido de golpe). Estamos hablando aquí de “trauma mecánico”. El ejemplo del obrero que ustedes van a encontrar en “Sobre el mecanismo psíquico de los fenómenos histéricos” (1893) (AE, III, p. 30) al que se le cae la madera sobre la espalda y brazo, y luego de meses le aparece una parálisis, la cual es pensada como consecuencia del trauma, pero sin dar una explicación del por qué ocurría. O sea, hay un episodio anterior que de alguna manera resulta traumático. Charcot aclaraba este proceso generándolo artificialmente en sus clases. Hipnotizaba a un paciente y le decía "tu brazo va a estar paralizado" (a veces con pequeño contacto físico y otras sin tocar a la paciente) y se le paralizaba. Creía que producía la situación del trauma. Freud piensa en esto "pero usted no le pegó un golpe, sino que fue una palabra" ¿puede la palabra producir el mismo efecto de un golpe, puede “romper” algo? aquí aparece la idea de una relación simbólica entre el trauma y el síntoma, la mediación de una representación: “el trauma sería de 1 La frase completa de Charcot rezaba así: «La théorie, c'est bon, mais ça n'empêche pas d'exister» {«La teoría es buena, pero eso no impide que las cosas sean como son»} Este archivo fue descargado de https://filadd.com � FILADD.COM todo punto equiparable a la sugestión verbal” (AE, III, p. 31). Es interesante este punto porque estamos acostumbrados a pensar que las palabras curan, que hablar “hace bien”. Pero esto supone también darle a las palabras el poder de enfermar, una eficacia patógena. Pero en relación a este punto, en el aspecto etiológico, la cuestión de la causa, Charcot no avanzó. Él se ocupó más de la morfología, de la descripción de los cuadros. La herencia, una predisposición neuropática inespecífica, constituía la causa única de la histeria. Es decir, para Charcot una histérica viene de una familia neurópata y los otros factores etiológicos (traumas) son considerados agentes provocadores, meros desencadenantes solamente. Entonces lo que más le interesó a Freud de lo trasmitido en el experimento artificial mediante la hipnosis, es que demostró que esas parálisis eran consecuencia de representaciones que en momentos particulares de la vida del enfermo lo habían gobernado. Esto es lo que a Freud le impresiona mucho y lo que luego puede relacionar con los estudios que iniciará cuando vuelve a Viena de la mano de un médico más grande que Freud, que ya contaba con prestigio, Josef Breuer. Freud lo conocía de antes y lo consideraba un amigo y colega. Pero no tan rápido. En realidad lo que pasa cuando vuelve es que sus informes sobre la estancia en París no fueron considerados fiables, y Meynert lo conmina a encontrar casos similares en Viena para presentarlos delante de la Sociedad de Médicos. Los pocos casos descubiertos solo merecen la atención por poco tiempo. Freud trabaja en soledad. Hasta que Breuer le cuenta observaciones que lo sorprenden sobre una paciente, una joven histérica que había tratado durante dos años. Se trata del ahora para nosotros famoso caso de Anna O. (Bertha Pappenheim) quien era una joven de 18 años que de a ratos tenía toda la gama posible de síntomas histéricos. Este archivo fue descargado de https://filadd.com � FILADD.COM Breuer no sabía mucho qué hacer, pero se sentaba a escucharla con gran dedicación. Contaba que Anna O., cada tanto, entraba en un estado de somnolencia, ni sueño ni vigilia, que él denominaba "estado hipnoide". ¿Qué es esto? Pueden leer algo de esto en el apartado escrito por Breuer de “Estudios sobre la histeria” (1893-1895) Son estados parecidos a los que ya había descripto antes Moebius en los que estaría en juego según él cierta disposición innata junto a un particular estado de ánimo, semejantes al estado hipnótico. En ellos habría cierto vacío de la conciencia en el que se impone una representación sin que ninguna otra se le contraponga o compita. Hay distintos grados posibles en ellos, algunos se asemejan a autohipnosis otros más leves a ensoñaciones, por eso también los llaman estados oníricos. Los afectos contribuirían de algún modo en su aparición. Es como un tercer estado que se agrega entre la vigilia y el dormir. Si importancia radica en la amnesia de lo que en ellos sucede, y en la aptitud para condicionar una especie de escisión de la psique. Breuer decía que estos estados son “causa y condición” (AE, II, p. 227) de la histeria, es decir que para él son previos a la contracción de la enfermedad. Anna O. entraba frecuentemente en ese estado de manera espontánea. Era una particularidad de la paciente, generalmente al atardecer. En ellos comenzaba a contar recuerdos generalmente muy penosos (gritando, exclamando) que no relataba cuando estaba despierta. Luego, al salir de ese estado, no recordaba nada pero Breuer veía que algunos síntomas desaparecían, específicamente aquellos que habían aparecido cuando ocurrió la situación del relato. Así, comenzaron a pensar a este relato como una descarga, habiendo Anna O. atravesado lo que denominaban una catarsis, una purga. El término “catarsis” como tal, viene del teatro griego. Se refiere al efecto de purificación y de alivio que tenían los espectadores que asistían a las escenificaciones de las famosas tragedias. Se reían, lloraban, se emocionaban, exteriorizaban afectos. Si la catarsis, ahora aliviaba el síntoma quería decir que se había producido por una falta de catarsis, una suerte de retención o estrangulación del afecto. Una primera noción teórica que vincula a esta observación es la siguiente. Postula que, cualquier impresión psíquica que recibimos (situación intensa que percibimos), genera un incremento de tensión, estimulación. El sistema nervioso tiende a descargar esa tensión (es como un reflejo automático, por ejemplo, el arco reflejo de la rodilla). A esto lo llamó “principio de constancia”, y comenzó a desarrollar su teoría en base a este principio. Así, la idea de trauma no sólo queda ligada a golpes físicos, sino que hay una situación que actúa como un golpe ya que produce un incremento excesivo deestimulación. Entonces, el síntoma es consecuencia de algo que en su momento no pudo ser descargado (en la traducción encontrarán el término “abreacción” que significa "descarga hacia afuera"), aparece en lugar de la descarga y cuando se produce esa descarga, desaparece. Incorporamos entonces aquí la hipótesis del principio de constancia que regula el funcionamiento del psiquismo: para que ande bien se requiere X cantidad de energía posible, aceptable, pero sólo la necesaria para funcionar (vivir). Más, un exceso, lo rompe y con menos no funciona. Entonces, cualquier impresión psíquica genera un incremento de la suma de excitación que tiende a su descarga de manera automática. Está pensando en un aparato eléctrico que tiene especificada la cantidad de voltaje necesario para funcionar (¿vieron la etiqueta que lleva impresa? En Argentina es 220 el voltaje, pero en otros países cambia, por eso hay que usar adaptadores estando de viaje, si no se quema el artefacto, o no anda). De aquí se deriva luego el principio de placer-displacer, donde el incremento de energía se siente como displacentero y la descarga de energía como placentera. “Si un ser humano experimenta una impresión psíquica, en su sistema nervioso se acrecienta algo que por el momento llamaremos la «suma de excitación». Este archivo fue descargado de https://filadd.com � FILADD.COM Ahora bien, en todo individuo, para la conservación de su salud, existe el afán de volver a empequeñecer esa suma de excitación. El acrecentamiento de la suma de excitación acontece por vías sensoriales, su empequeñecimiento por vías motrices. Se puede entonces decir que si a alguien le sobreviene algo, reacciona a ello por vía motriz. Y es posible aseverar sin titubeos que de esta reacción depende cuánto restará de la impresión psíquica inicial” (AE, III, p. 37). Freud le adjudica la invención del “método catártico” a Breuer, que en realidad no sabía bien que estaba haciendo con Anna O. pero era un buen observador. En un principio Freud se vale de la hipnosis para lograr una ampliación de la conciencia, es decir para que los recuerdos penosos surjan, un estado similar al que arribaba solita Anna O. Esto abre varias preguntas: ¿Por qué no pudo ser descargado? ¿Por qué no funciona plenamente el principio de constancia? ¿Dónde queda lo que no fue descargado? Sucede algo muy llamativo, Anna O. no sabía (conscientemente) ni se acordaba nada de aquello que relataba en esos estados hipnoides. ¿Dónde estaba lo que no fue descargado? Comienza a pensar en una “escisión de la conciencia”, dos partes de conciencia que no se comunican. Más adelante Freud dirá que esto es un disparate pero es con lo que cuenta para empezar a pensar y explicar este padecimiento. Por otro lado, Pierre Janet, en Francia, ya había hablado de una escisión de la conciencia que padecen las personas con una degeneración (heredada, biológica). En esos años había terminado su tesis de medicina, “El estado mental de los histéricos” (1892). Para él se trataba de una incapacidad innata para hacer una síntesis, para mantener la unidad de la conciencia. Así resume Freud las ideas de Janet: “Hallan ustedes en Janet una teoría de la histeria que toma en cuenta las doctrinas prevalecientes en Francia acerca del papel de la herencia y de la degeneración. Según él, la histeria es una forma de la alteración degenerativa del sistema nervioso que se da a conocer mediante una endeblez innata de la síntesis psíquica. Sostiene que los enfermos de histeria son desde el comienzo incapaces de cohesionar en una unidad la diversidad de los procesos anímicos, y por eso se inclinan a la disociación anímica. Si me permiten ustedes un símil trivial, pero nítido, la histérica de Janet recuerda a una débil señora que ha salido de compras y vuelve a casa cargada con una montaña de cajas y paquetes. Sus dos brazos y los diez dedos de las manos no le bastan para dominar todo el cúmulo y entonces se le cae primero un paquete. Se agacha para recogerlo, y ahora es otro el que se le escapa, etc”. (AE, XI, pp. 18 - 19). “Según la doctrina de Janet, la escisión de conciencia es un rasgo primario de la alteración histérica. Tiene por base una endeblez innata de la aptitud para la síntesis psíquica, un estrechamiento del «campo de conciencia» {«champ de conscience»), que como estigma psíquico testimonia la degeneración de los individuos histéricos” (AE, III, p. 48). Este archivo fue descargado de https://filadd.com � FILADD.COM Este desdoblamiento del campo de la conciencia le hizo decir que “las exteriorizaciones patológicas de la histeria mantenían una estable dependencia respecto de ciertos pensamientos inconscientes (idées fixes)” (AE, XIX, p. 205) Freud no coincide mucho con este planteo explicativo, ya que constata que en muchos casos no hay un rendimiento disminuido o deficitario, sino que puede haber incluso un incremento parcial de la productividad. Por ejemplo, Anna O. durante un período en que había olvidado su lengua materna y todas las otras salvo el inglés, era capaz de dominar tan bien este idioma que si se le presentaba un libro escrito en alemán, podía hacer traducción fluida y correcta al inglés leyendo en voz alta. Es decir que no había en ella marcas deficitarias sino todo lo contrario. Breuer piensa que la escisión de la conciencia se produce de manera azarosa o contigente. “La escisión de conciencia es, pues, secundaria, adquirida; se produce en virtud de que las representaciones que afloran en estados hipnoides están segregadas del comercio asociativo con el restante contenido de conciencia” (AE, III, p. 48). Si lo que cuenta lo hace en estado hipnoide, debe ser que esa situación le sucedió también en estado hipnoide, y que así se forma un segundo grupo psíquico, y en estado normal otro grupo psíquico. Para descargarlo, debe estar nuevamente en estado hipnoide. No se esmeró mucho con esta explicación, además recordemos que Breuer también sostenía una predisposición en la histeria hipnoide. Aquí aparece Freud, diciendo en el texto “Las neuropsicosis de defensa” - 1894; (presten atención al término “defensa” (Abwehr), que la escisión de la conciencia con la que descriptivamente estaba de acuerdo, no se explica por un estado hipnoide o por una falla de origen, sino que es una consecuencia de otra cosa. Para Freud: “la escisión del contenido de conciencia es la consecuencia de un acto voluntario del enfermo, vale decir, es introducida por un empeño voluntario cuyo motivo es posible indicar. Desde luego, no sostengo que el enfermo se proponga producir una escisión de su conciencia; su propósito es otro, pero él no alcanza su meta, sino que genera una escisión de conciencia” (AE, III, p. 48). La escisión está producida por algo que es un acto voluntario del sujeto, una voluntad contraria, un acto por el cual pretende defenderse de algo, pretende “olvidar” algo acontecido que le resultó insoportable, y que le generó un conflicto, (en el texto verán que dice “sobrevino un caso de inconciliabilidad en su vida de representaciones” AE, III, p. 49) pero el sujeto no tiene idea de lo que sucede. Freud dice “No derivamos la escisión psíquica de una insuficiencia innata que el aparato anímico tuviera para la síntesis, sino que la explicamos dinámicamente por el conflicto de fuerzas anímicas en lucha, discernimos en ella el resultado de una renuencia activa de cada uno de los dos agrupamientos psíquicos respecto del otro” (AE, XI, p. 22). Destaquemos desde ahora la idea de que en la base hay un conflicto – aún no hemos dicho ante qué - y que frente a él hay una toma de posición activa, opera la defensa. Tiempo después introducirá el término “represión”. Como resultado de todo esto es que se generaran los síntomas. Aquí hay un elemento importante a introducir en la discusión. La idea de “defensa” en tanto “acto voluntario”. ¿Es algo deliberado? Claramente Freud nos dice que el paciente no se propone produciruna escisión de su conciencia. Eso se produce como efecto. Nos parece interesante destacar que este mecanismo psíquico que aquí llama defensa, en sus “Estudios sobre la histeria” lo acerca “a un acto de pusilanimidad moral”, - es decir un acto de cobardía moral – (…) que “se presenta como un dispositivo protector de que el yo dispone” (AE, II, p. 139). Es interesante esta idea porque luego va a estar implicada en la dirección propuesta para el tratamiento que será revisar, rectificar la posición del sujeto frente a eso que estuvo en la base del conflicto, que pueda dar otra respuesta que la defensa. Este archivo fue descargado de https://filadd.com � FILADD.COM La argumentación de Freud en este texto acerca de la formación de los síntomas en las neurosis, (no sólo se trata de la histeria), se apoya en una hipótesis auxiliar, es decir tiene un argumento secundario, que lo ayuda en su propósito. La van a encontrar casi al final del texto. Haciendo uso de una analogía con la corriente eléctrica postula que “en las funciones psíquicas cabe distinguir algo (monto de afecto, suma de excitación) que tiene todas las propiedades de una cantidad – aunque no poseamos medio alguno para medirla; algo que es susceptible de aumento, disminución, desplazamiento y descarga, y se difunde por las huellas mnémicas de las representaciones como lo haría una carga eléctrica por la superficie de los cuerpos”. (AE, III, p. 61) Es una cantidad no numérica, sino intensiva. Ej. Me levanto con “más o menos” ganas según la tarea que sé que me espera. En las próximas clases retomaremos las nociones de huella mnémica y representación. Por el momento diremos que Freud se está refiriendo a unas marcas o registro de lo acontecido, una especie de memoria (“mnémico” refiere a memoria) y veremos que es una memoria o unos recuerdos muy particulares porque ¡no son recordados! Y nos dice que estas marcas, estos registros se “iluminan” o apagan con un monto de energía, una cantidad. Bien, seguimos con la explicación de la formación de síntomas a la que llega Freud en este texto, dice: Cuando algo ha impresionado, para bien o para mal, en nuestra conciencia no podemos hacer como si nada hubiera pasado, entonces el mecanismo de defensa que el postula para hacer algo con esto que no quiero en mi vida, no lo quiero reconocer, consiste en “apagarle la luz” a esa representación insoportable (“inconciliable” dice la traducción, un término poco usado por nosotros). Freud dice: hacerla débil para que no impacte en la conciencia y dejarla aislada. Propone entonces que la defensa divorcia, separa el afecto de la representación siguiendo ambos destinos diferentes. Releamos cómo lo dice Freud mismo: “Acerca del camino que desde el empeño voluntario del paciente lleva a la génesis del síntoma neurótico, me he formado una opinión que acaso en las abstracciones psicológicas usuales se podría expresar así: La tarea que el yo defensor se impone, tratar como «non arrivée» {«no acontecida ») la representación inconciliable, es directamente insoluble para él; una vez que la huella mnémica y el afecto adherido a la representación están ahí, ya no se los puede extirpar. Por eso equivale a una solución aproximada de esta tarea lograr convertir esta representación intensa en una débil, arrancarle el afecto, la suma de excitación que sobre ella gravita. Entonces esa representación débil dejará de plantear totalmente exigencias al trabajo asociativo” (Es como cuando Thalía cantaba hace unos años: “Pero no me acuerdo, no me acuerdo. Y si no me acuerdo, no pasó. Eso no pasó…!”) empero, la suma de excitación divorciada de ella tiene que ser aplicada a otro empleo” (AE, III, p. 50). Ese otro uso, va a tener que ver con el armado de los síntomas en función de diversos mecanismos de formación. Esta representación “apagada”, debilitada, desalojada de la conciencia, estos recuerdos no recordados son un saber no sabido sobre la causa del síntoma. Ni el médico ni el paciente lo tienen a su disposición voluntaria. “Por tanto, el no saber de los histéricos era en verdad un. . . no querer saber” (AE, II, p. 276). Ya veremos que gran parte del trabajo de Freud va a ser inventar un dispositivo de palabras que brinde las condiciones para que ese saber no sabido sobre la causa del síntoma pueda emerger. En la histeria dirá, el monto de afecto se traspone al cuerpo, lo que llama conversión (de lo psíquico a lo somático). Pasa a una parte del cuerpo que tenga una relación con la vivencia traumática. No sabemos nada de esta última pero en su lugar tenemos al síntoma, que Freud Este archivo fue descargado de https://filadd.com � FILADD.COM caracteriza como un lastre, un peso, un parásito con diferentes cualidades, puede ser algo motor (parálisis de un brazo por ejemplo) o sensitivo (dice acá sensación alucinatoria, porque quiere resaltar lo vívido de esa sensación “siento olor a quemado” por ejemplo decía Miss Lucy) ¿Y qué pasa con la huella mnémica de la representación insoportable? Acá nos anticipa algo que pondrá más en forma cuando avance más en sus tratamientos. La represión, el modo de defensa de la neurosis, desalojará de la conciencia (no la sepultará, no la mata como si estuviéramos aplastando un bicho) y pasará a formar parte de este segundo grupo psíquico del que hablamos cuando nos referimos a la escisión de la conciencia. Es el inicio del recorrido de lo que va a terminar siendo la instancia inconsciente en su primer esquema metapsicológico. Lo interesante que dice aquí es que la capacidad de defenderse de las/os pacientes histéricas/os mediante la conversión, no excluye la salud psíquica, es decir, Freud está afirmando que la persona puede encontrarse con buena salud, sin ninguna tara hereditaria, sin ningún déficit previo y ¡chan, acontece lo insoportable! y se defiende de ello. En un segundo apartado de este texto Freud aborda la otra forma de actuar la defensa en otro cuadro de neurosis, la neurosis obsesiva cuadro del cual dirá que no se caracteriza por la conversión para defenderse. ¿Dónde queda el monto de afecto separado de su representación? En el ámbito psíquico dirá Freud, la representación sigue el mismo camino que en la histeria de conversión, pero la cantidad, el monto de afecto se traspone, se transfiere a otra representación no insoportable y la vuelve obsesiva por “enlace falso” (falso no como lo opuesto a lo verdadero, Carlos Escars propuso traducir esta expresión como enlace equivocado). ¿Qué quiere decir esto? Le apagamos la luz a la representación inconciliable, la conciencia no la ve más, pero en lugar de ella ve otra idea que le ocupa mucho tiempo, está “demasiado iluminada” por así decirlo. “No puedo dejar de pensar en tal cosa…, ya sé que es una estupidez pero… no entiendo”. No necesariamente es un síntoma impresionante, espectacular, quizás sólo se trate de no poder sacar la basura, o no poder dejar de lavarse las manos, siempre le asalta la idea de que dejó algo sin lavar (en estos tiempos de pandemia no le viene mal! ). El problema es que se lava las manos hasta el punto de lastimarlas o hasta el punto de que siempre llega tarde al trabajo porque no puede dejar de volver al baño a lavarse. Es decir, lo que resaltará Freud es el carácter forzoso, injustificado y absurdo con el que se le impone. Por último señalaremos de este texto algo que Freud no agota en su argumentación y que retomaremos más adelante. “Directamente demostrable es, además del punto final del proceso – la representación obsesiva misma- , ante todo la fuente de la que proviene el afecto que se encuentra dentro de un enlace falso. “En todos los casos por mí analizados era la vida sexual la que había proporcionado un afecto penoso…” (AE, III, p. 53). En el artículo “La herencia y la etiología de las neurosis” (1896), van a ver que Freud vuelve a discutir con Charcot, Janet y otros autores el rol otorgado a la herencia versus el papel de los influjos ocasionales.Va a insistir en que más allá de lo que se puede situar como “condiciones” y “causas concurrentes”, a nivel de las neurosis debemos comenzar a pensar en “causas específicas”. Y allí invoca claramente al terreno de la vida sexual. Hablando de los síntomas dirá que “estas modificaciones patológicas funcionales reconocen como fuente común la vida sexual del individuo, sea un desorden de la vida sexual actual, sea unos acontecimientos importantes de la vida pasada” (AE, III, p. 149). Iremos avanzando luego más en lo referido a este terreno. Lo que creemos ha quedado dicho, quizás no tan explícitamente, es que el síntoma histérico u obsesivo, es algo que aparece en la conciencia en lugar de otra cosa, (retengan que está en juego una permutación, una sustitución, algo en lugar de otra cosa) y lo hace de una manera tal que es difícil conocer de dónde viene, ni qué quiere decir (no se deja comprender por sí mismo, Este archivo fue descargado de https://filadd.com � FILADD.COM requiere una interpretación). En otras palabras, los síntomas de las neurosis de defensa tal como los está pensando Freud constituyen un sustituto disfrazado, irreconocible, de la representación sexual intolerable y han tomado su lugar, su puesto en la conciencia. Recapitulemos: Conflicto Defensa Escisión de la conciencia (Representación sexual inconciliable) Síntomas Quedamos con algunas preguntas pendientes ahora ¿Defensa contra qué de la sexualidad y cuán exitosa es? Resulta que consigue como efecto no deseado, como efecto adverso, una escisión de la conciencia cuando en realidad el propósito era otro. Y además en lugar de ese recuerdo ahora debilitado, olvidado, hay un producto patológico que es el síntoma. ¿Para que el síntoma aparezca, basta con que opere la defensa o es necesario que la defensa fracase? Vamos a ver que Freud va a plantear la noción de “retorno de lo reprimido” (AE, III, p. 170). Y otra pregunta que podemos hacernos es ¿por qué no recuerda durante el tratamiento? tanto que es necesario arrancarle el recuerdo usando la hipnosis, de una manera no siempre sencilla ni exitosa. Habiendo planteado esto podremos seguir avanzando cuando abordemos la Unidad 3. Este archivo fue descargado de https://filadd.com � FILADD.COM