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CAPITULO 3
CELSO AREVALO,
INTRODUCTOR DE LA
LIMNOLOGIA
"Poco habrá trabajado al microscopio quien no haya visto
algún Rotífero y nadie habrá sorprendido en su campo uno de
estos inquietos animales sin quedar maravillado de sus graciosos
movimientos, del continuo trajín de su aparato rodador y de su
curiosa organización que con toda claridad dejan ver por trans-
parencia; y sin embargo es cosa singular que en España nadie
haya Ilevado más adelante sus averiguaciones, y es lo cierto que
nos ha quedado reservada la prioridad en el estudio de los Rotí-
feros españoles. La cosa es tanto más de extrañar cuanto que los
Rotíferos se encuentran en todas partes al alcance de quien tenga
un microscopio para observarlos y un poco de interés por cono-
cerlos. Bien es verdad que este desconocimiento es achaque de
todas las cuestiones hidrobiológicas españolas, pues aun respecto
a los grupos que vienen siendo estudiados desde los antiguos
naturalistas, queda mucho que haeer referente a sus representan-
tes dulceacuícolas; no es pues de extrañar que la micro-fauna y
flora de nuestras aguas sea tan desconocida que, habiendo sido
nuestras mangas de plankton del Laboratorio de Hidrobiología
española del Instituto de Valencia, muy posiblemente las prime-
ras en surcar las aguas dulces españolas, nos hayamos encontrado
ante una fauna desconocida de Rotíferos, Entomostráceos,
Hidrácnidos, Nemátodos, etc., etc., que nos obligan, aun no
siendo nuestro propósito, a hacer estudios taxonómicos y carac-
terizar las formas, antes de proceder a otras investigaciones."
Celso Arévalo, Algunos rotíferos planktónicos de la Albufera
de Valencia, 1917.
Hacia 1912 el entonces joven y aún no muy conocido natura-
lista Celso Arévalo tomó la decisión de dedicarse a la hidrobiolo-
gía o limnología, al estudio de las aguas continentales. En esa
decisión había una clara voluntad de acometer la introducción de
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una de las especialidades que faltaban en el todavía muy incom-
pleto panorama científico de su país. Tenía razón Arévalo
cuando afirmaba que el "desconocimiento es achaque de todas
las cuestiones hidrobiológicas españolas". Sin embargo, ese
mismo desconocimiento limitaba las posibilidades de aplicar los
enfoques modernos que a Arévalo le interesaban. Como él
mismo reconocía, se veía obligado "a hacer estudios taxonómicos
y caracterizar las formas, antes de proceder a otras investigacio-
nes". Esas "otras investigaciones" eran las de tipo ecológico, por-
que la hidrobiología que quería introducir Arévalo en España
era básicamente una ecología de las aguas continentales, tal
como se estaba desarrollando desde hacía algunos años en varios
lugares de Europa y en los Estados Unidos.
Se suele considerar al suizo François Alphonse Forel como el
fundador de la limnología, a la que no sólo dio nombre sino tam-
bién un punto de referencia con sus estudios sobre el lago
Léman, realizados durante el último tercio del siglo pasado.
Forel consideró la limnología como la oceanografía de los lagos.
El alemán Victor Hensen había iniciado a finales de la década de
1860 las investigaciones cuantitativas sobre el plancton marino, y
sus métodos pronto se traspusieron a las aguas continentales. El
estudio del plancton, que por sus propias características era ya un
estudio de comunidades y no de especies, fue el más claro refe-
rente común de la nueva ciencia limnológica. Las variaciones
espaciales y temporales de la composición y la abundancia del
plancton serán tema central de las líneas de investigación segui-
das por los primeros limnólogos. La fórmula institucional carac-
terística de la nueva disciplina la constituirán las estaciones lacus-
tres, derivadas también del estudio del mar y concretamente de
las estaciones costeras marinas. El modelo limnológico más
conocido lo estableció en Alemania la Biologische Station zu
Plán, fundada en 1891 junto al lago del mismo nombre por el
zoólogo Otto Zacharias (Overbeck, 1989). En esta y otras esta-
ciones similares de la Europa central y del norte y de los Estados
Unidos se establecen desde finales de siglo las bases de la ecolo-
gía de las aguas continentales, que constituye a su vez una parte
importante de la emergente ecología general. Además del planc-
ton se estudian las comunidades bentónicas, y pronto se trata de
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abordar el funcionamiento global del lago como unidad. Las cua-
lidades de unidad funcional que habían prestado a los lagos un
atractivo especial para los pioneros del pensamiento ecológico
(Ghilarov, 1992, Casado y Montes, 1994), empiezan a ser aborda-
das de forma efectiva hacia 1920 con las primeras medidas preci-
sas de la producción de materia orgánica y una conceptualización
progresivamente sofisticada de las relaciones tróficas. En ello
destacaron los estadounidenses Birge y Juday que anticipan la
posterior preeminencia de la limnología norteamericana. Los
limnólogos europeos avanzan por su parte en la clasificación eco-
lógica de los lagos, que sustituye a las basadas en criterios geo-
gráficos y físicos, y proporciona otro marco conceptual común
que contribuye a consolidar la personalidad disciplinar de la lim-
nología (Elster, 1974). Convergencia teórica y conciencia discipli-
nar unirán en la década de 1920 a dos figuras decisivas, el sueco
Naumann y el alemán Thienemann, que desarrollan clasificacio-
nes de los lagos y cooperan en la creación en 1922 de la Interna-
tionale Vereinigung fiir Theoretische und Angewandte Limnolo-
gie (Rodhe, 1975), más conocida por las siglas latinas SIL, de
Societas Internationalis Limnologiae. La SIL marca la mayoría
de edad institucional de la disciplina y consagra el uso de la pala-
bra limnología, inicialmente aplicada a los lagos pero extensiva
luego a todas las aguas continentales, que sustituye progresiva-
mente a la expresión hidrobiología, muy utilizada hasta entonces
y aún hoy empleada por algunos autores.
El afán modernizador de Arévalo estaba basado en una clara
y consciente opción por estos enfoques ecológicos. Sus limitacio-
nes se derivaban del insuficiente conocimiento básico de los gru-
pos acuáticos en España, lo que le obligó a realizar el trabajo
taxonómico tradicional del que precisamente quería distanciarse.
Estos son los factores principales que resumen la situación con-
tradictoria en la que se desenvolvió. Pero, aun con tales limita-
ciones, su proyecto limnológico es el primero en introducŭ una
disciplina netamente ecológica en España. Su interés en este sen-
tido se acrecienta por la importancia que siempre concedió Aré-
valo a dotarlo de una base institucional y los esfuerzos que
dedicó a conseguirlo. Si bien estas tentativas de institucionaliza-
ción finalmente fracasaron, o al menos no tuvieron continuidad
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directa, la labor de Arévalo se proyectó o tuvo influencia en
otros núcleos de investigadores y en otras tradiciones científicas
sobre las aguas continentales que se formaron posteriormente.
Por su carácter pionero y por su influencia, la introducción de la
limnología realizada por Arévalo ha de entenderse como un.
capítulo significativo en la historia de la ciencia contemporánea
en España, y desde luego en la parte que corresponde a la histo-
ria de la ecología. A pesar de ello, y debido en parte a los condi-
cionantes negativos que se irán viendo, no había sido hasta ahora
adecuadamente evaluada. De hecho, no existía ningún estudio
monográfico y apenas se le habían dedicado breves referencias
en trabajos dispersos (Docavo Alberti, 1960, Margalef, 1983,
Margalef i López, 1985, Armengol, 1986, Camarasa, 1989a). Sólo
recientemente ha recibido cierta atención monográfica ^(Casado,
1992, Casado y Montes, 1992) y se ha incorporado a obras gene-
rales de historia de la ciencia (López Piñero y Navarro Brotóns,
1995).
APROXIMACION BIOGRAFICA
En la asunción de un proyecto científico claramente innova-
dor influyeron probablemente los rasgos personales de Arévalo,
un hombre de fuerte carácter, con ambición profesional y cientí-
fica y una notable capacidad intelectual. A1 tiempo, algunasde
las carencias que limitaron su trayectoria científica pueden tam-
bién relacionarse con ciertos aspectos de su personalidad singular
y en parte contradictoria. Por todo ello, y por el indiscutible pro-
tagonismo personal que tuvo Arévalo en toda la primera etapa
de la limnología en España, resulta conveniente empezar por una
aproximación a la trayectoria vital y profesional del personaje.
Celso Arévalo Carretero nació en Ponferrada en 1885 y
murió en Madrid en 1944. La única biografía completa que se le
ha dedicado es la nota necrológica que redactó su discípulo Luis
Pardo a su muerte con destino al Boletín de la Real Sociedad
Española de Historia Natural (Pardo García, 1945c), la cual, a
pesar de su brevedad, resulta muy informativa y fiable, ya que
Pardo fue un testigo muy próximo de la vida y la carrera de Aré-
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