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El problema de las zonas deserticas: recuperación agroforestal de las mismas e
influencia en el clima
Conference Paper · August 2021
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Gualtiero Alberto Nazzareno Valeri
Santa Rita University
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WW O R L DO R L D C C O N F E R E N C EO N F E R E N C E O NO N C C L I M A T EL I M A T E C C H A N G EH A N G E
CC ONFERE NCIAONFERE NCIA M M UNDIA LUNDIA L SOBRESOBRE ELEL C C AMBIOAMBIO C CLIMÁT ICOLIMÁT ICO
October 24th÷26th, 2016 Valencia, Spain
Theme: “Updating our Understanding: Earth's Climate is Warming”
Asunto: “Actualizamos la nuestra comprensión: el clima de la Tierra se está calentando”
EL PROBLEMA DE LAS ZONAS DESERTICAS:EL PROBLEMA DE LAS ZONAS DESERTICAS:
RECUPERACIÓN AGROFORESTAL DE LAS MISMASRECUPERACIÓN AGROFORESTAL DE LAS MISMAS
E INFLUENCIA EN EL CLIMAE INFLUENCIA EN EL CLIMA
G u a l t i e r o A . N . V a l e r i
Presidente de la Montevenda Engineering International Association - Lugano (Suiza)
Director del Departamento de Química de la Universidad Santa Rita de Roma (Italia)
En el cuadro general de las causas y problemas asociados con el cambio climático, que proviene en par-
te de causas naturales (por ejemplo, aumento de la actividad solar) y en parte de causas antrópicas (por ejem-
plo, una mayor contaminación ambiental y gases de efecto invernadero en la atmósfera ), un factor significa-
tivo, como ya se ha señalado en el pasado, está relacionado con la modificación del estado y el uso de los
suelos de una parte importante de la superficie del planeta1
La presencia/ausencia de cobertura vegetal modifica radicalmente la reflectividad del suelo y la tempe -
ratura de las capas de aire, así como el equilibrio higrométrico de la zona.
Además, tenemos también el fenómeno de difusión de las cargas eléctricas da las áreas de vegetación a
la atmósfera, habiendo entre el suelo y la atmósfera misma una diferencia significativa en potencial eléctrico,
que favorece la condensación de la humedad atmosférica en lluvia. Es común notar, durante la noche, en las
zonas desérticas, la formación por encima de ellas de masas de aire que están sobresaturada de humedad,
pero que no se condensa porque la coalescencia entre las microgotas de agua està impedida por repulsión
electrostática recíproca, generalmente con carga eléctrica positiva.
Por el contrario, es fácil observar la presencia de precipitaciones frecuentes y repentinas, por ejemplo,
por encima de los bosques alpinos de coníferas, donde, como resultado de la expansión adiabática y posterior
enfriamiento del aire, también se forman masas de aire sobresobresaturadas de humedad. La cual, pero, para
este efecto, se condensa muy fácilmente en lluvia.
1 Aunque no es posible dar valores precisos porque no se conocen exactamente, podemos estimar el efecto del dióxido de carbono por un 30÷40%,
un 10% por los otros gases de efecto invernadero (metano, dióxido de azufre), un 30÷40% por efecto del aumento de la actividad solar, y por lo
menos un 20% debido a la desertificación (o agotamiento) de los suelos.
Gualtiero A.N. Valeri “El problema de las áreas desérticas: la recuperación agroforestal de las mismas y la influencia sobre el clima”
World Conference on Climate Change, Valencia (España), 24÷26 de octubre de 2016
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En cuanto al estado actual de los suelos fértiles, la tasa promedio natural de formación del suelo es de
aproximadamente 1 mm cada 200÷400 años (igual a 40 kg/ha), pero ahora, tras la acción antrópica, los sue-
los agrícolas se están perdiendo 10÷40 veces más rápido de lo que pueden formarse, cuando un perfil del
suelo se forma en un tiempo de 2,000÷10,000 años. En general, hoy se hay una pérdida de suelo fértil de
6,000,000 ha/año, en un total aproximadamente de 1,200,000,000 ha de suelos fértiles disponibles en el pla-
neta (esta pérdida es, por lo tanto, del 0.5% por año).
Una importante contribución a la modulación climática, cancelando, al menos en parte, los factores na-
turales o provocados por el hombre que causan la alteración, sería recuperar una cubierta vegetal adecuada,
tanto de bosques como a nivel de agricultura, en suelos que se han vuelto estériles, y, al mismo tiempo, recu-
perando y protegiendo biodiversidad.
Para esto, es necesario recuperar los suelos a una fertilidad adecuada, que estos son áreas de reforesta-
ción o para la agricultura.
Podemos estimar la superficie ocupada hoy por los desiertos en el 30% de las tierras emergidas. En par-
te estos están ciertamente relacionados con situaciones en las que estas áreas estan de desierto desde muchos
siglos. También debe tenerse en cuenta que - pero contrarios a lo que suele creerse – en los desiertos alberga
una biodiversidad importante, que también debe ser protegida. Sin embargo, una parte de estos desiertos ha
sido formada en los últimos tiempos (últimos 50÷100 años) por factores antropogénicos y de degradación
ambiental, debido principalmente a prácticas agrícolas inadecuadas y, en particular, a la agricultura indu -
strial. Otros se han formado y extendido, en era histórica, en una parte importante del norte de África. Ade-
más, tenemos superficies desérticas que deben recuperarse, en términos de cobertura vegetal, para restablecer
la vida en asentamientos humanos adyacentes.
Un primer exitoso experimento, extendido en grandes superficies en África y China, se ha hecho, duran-
te losúltimos 20 años, por el prof. Venanzio Vallerani (1924†2012) y colaboradores, introduciendo una téc -
nica particular de modelado de suelo y siembra de plántulas no desarrolladas previamente en el vivero, pero
procediendo directamente a alojar sus semillas.
Esta técnica, sin embargo, no es aplicable a las áreas donde la arena es muy móvil (eg. ciertas áreas del
desierto de Sahara o del desierto árabe) o excesivamente áridas.
La cuestión es particularmente importante hoy: por ejemplo, el norte de África está experimentando, en
los últimos años, un desastre medioambiental, socioeconómico y político, con millones de personas que vier -
ten a Europa.
Se recuerda que, tradicionalmente, en el norte de África más del 80% de la población vive de la
agricultura y que, en los últimos años, hablando sólo de las zonas cultivadas, el 40% del suelo se ha vuelto
estéril. Por lo tanto, las poblaciones residentes se han quedado sin medios de subsistencia, y por lo tanto
obligadas a emigrar. Esta es también una de las causas de los conflictos en curso en esta parte del mundo2.
2 Se ha puesta un énfasis excesivo en el peligro general del cambio climático y del calentamiento del planeta, cuyas tendencias cuantitativas aún no
se conocen (+1°C o +2,6°C en el año 2100? Aumento del nivèl de los océanos de 15 mm o de 1 m en el año 2100, o más?), y ciertamente com -
Gualtiero A.N. Valeri “El problema de las áreas desérticas: la recuperación agroforestal de las mismas y la influencia sobre el clima”
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En un área como la Península Arábiga, donde el desarrollo económico en las últimas décadas ha llevado
a un rápido aumento de la población urbana, los recursos alimentarios son en gran medida inadecuados, por
estos los estados árabes hayan adquirido, en los últimos 15 años, 1,500,000 ha de tierras agrícolas en otros
países, situándolos en el quinto lugar a escala mundial entre los países que comenzaron a colonizar tierras
cultivadas en el extranjero, a un nivèl de 1.5 veces la China.
Además, está el problema de la influencia que tienen sobre el clima, tambièn en Europa, estas enormes
áreas desérticas.
Para resolver este problema, en las zonas desérticas donde también la técnica Vallerani es inaplicable, se
propone aquí una modificación de la misma, relacionada con una serie de medidas de apoyo al crecimiento
de las plantas, para evitar su encubrimiento por la arena y a desarrollar una ordenación del territorio que fa-
vorezca su recuperación naturalista, climática y socioeconómica.
Los desiertos que hemos tomado como ejemplo tienen climas muy difíciles con temperaturas muy altas
(para el desierto árabe, estas pueden alcanzar, durante el día, tambièn los 54°C, mientras la temperatura me-
dia anual es algo menos de 30°C), áridos, y tal veces el suelo tiene tambièn con una alta salinidad, poca o
ninguna sustancia orgánica.
En cuanto al problema de la temperatura, se recuerda que el rango de temperatura en el cual una planta
es metabólicamente activa es de 10÷30°C. Sin embargo, ya que se formaría una cubierta vegetal, la misma
conduciría a temperaturas mucho más moderadas.
La cubierta vegetal, como se ha mencionado, también cambiaría las precipitaciónes, haciendo que estas
áreas mucho menos áridas. En este sentido, se recuerda que en los últimos años, algunas zonas de la Penínsu -
la Arábiga, debido al cambio climático, se han visto afectadas por lluvias extraordinarias, incluso con nieve
en la noche.
También se hay varias especies de plantas que tienen la capacidad de absorber agua, así como del suelo,
incluso directamente de la atmósfera, como, por ejemplo, el Eucaliptus. Y, por ejemplo, esto lo va a hacer
muchas especies de plantas que viven en los desiertos húmedos.
En cuanto al problema de la naturaleza química del suelo, los suelos desérticos que hemos mencionado
se componen principalmente de sílice y silicatos, alúmina, calizas y dolomitas, minerales arcillosos, con
pequeñas o nula cantidades de materia orgánica; y, en algunas zonas, la presencia de cloruro de sodio - como
en ciertas zonas del Sahara - puede tambièn llegar al 8%.
De éstos, el problema más complejo es el de las áreas muy salinas. Pero cuando la salinidad no alcanza
valores excesivos, tenemos la capacidad de identificar especies que pueden ser adaptadas. Con la restaura -
pletamente inhomogéneo y variable entre una zona geográfica y la otra. Pero, sin embargo, hay que señalar que la Tierra, desde el amanecer de la
apariencia de la vida, ha sufrido tiempos calurosos como tiempos fríos; el oxígeno apareció progresivamente en la atmósfera, como resultado de
la fotosíntesis de las plantas, con un gran salto adelante en el Carbonífero, momento en el cual la concentración de oxígeno en el aire había alcan -
zado aproximadamente 10÷15%. Y, si no hubo una introducción continua de dióxido de carbono en la atmósfera, especialmente por los volcanes,
la temperatura bajaría a -25°C en promedio. Por lo tanto, el cambio climático no es relevante para el ecosistema, que realmente se adapta a todas
las condiciones climáticas. Pero tiene serias consecuencias para las comunidades humanas, y es por eso que debemos preocuparnos y, sobre todo,
es necesario contrarrestar.
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ción de un manto vegetal y el inicio de sus mecanismos pedoquímicos, la misma salinidad tenderá a encoger-
se.
Para el problema de la escasez de humus, la creación de una cubierta vegetal producirá mecanismos de
formación del mismo, ya que la biomasa hipogénea de una planta alcanza y supera el 40% del total.... 3 . El
suelo de la mayor parte de la Región Amazónica se caracteriza por una composición no muy diferente de las
áreas desérticas de la que estamos hablando, con abundancia de sílice, alúmina y óxido de hierro y muy poca
materia orgánica, pero esto no impide el crecimiento de una vegetación espesa; incluso si en este último caso
tenemos precipitaciónes muy altas, decenas de veces mayor que la de un desierto.
También se recuerda que la fertilidad de un suelo no sólo está determinada por su composición química
y por una cierta cantidad de humus (compuesto por polímeros orgánicos con un alto poder de absorción de
agua e intercambio iónico, análogo a los minerales de arcilla), sino también por la biodiversidad microbioló -
gica del suelo mismo: en un buen suelo agrícolo tenemos unos 40 kg/m2 de microorganismos, protozoos,
anélidos y otros organismos que regeneran continuamente, a nivel quimico, el suelo.
Además, la misma actividad metabólica de las plantas modifica químicamente el suelo; las microarrays,
con una vida útil aproximadamente de dos años, despuès de su muerte se converte en humus, favoreciendo el
crecimiento de micro y macroorganismos.
Así no son el suelo y el clima a “permitir” el desarrollo de las plantas, sino que son las mismas plantas
que crean, con el tiempo, un suelo y un clima propicio para su desarrollo. De hecho, es una característica de
los seres vivos cambiar su entorno para hacerlos adecuados a sus necesidades.
Esto es uno de los principios fundamentales de la técnica de intervención que aquí se propone, estudiada
para recapturar la biodiversidad de las zonas áridas y degradadas y su usabilidad para la agricultura, en años
en lugar de milenios.
La elección de los modos de intervención está estrechamente vinculado a una cuidadosa análisis preli-
minar de la geología, de la pedoquímica y un estudio arqueobotánico destinado a identificar las especies que
vivían en la zona antes de que se iniciara el proceso de desertificación, pero tambièn de como el clima ha
evolucionado y ha llevado a la desertificación.
La fase más difícil es la fase inicial, es decir, la creación de una primera cubierta vegetal.Como hemos visto, hoy el suelo y las condiciones climáticas de estos desiertos son absolutamente hosti-
les.
A partir de aquí, la siembra con la técnica Vallerani no es directamente aplicable.
3 Obsérvese que este es también un importante mecanismo de fijación del carbono en el suelo: es decir, mientras la vegetación epigea, después de
su ciclo de vida, regresa más o menos rápidamente a la atmósfera en forma de dióxido de carbono, la parte hipogea - sobra todo la parte que se
convierte en humus estable - fija por mucho tiempo (años) el carbono en el suelo.
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La siembra de las plántulas de vivero, como se ha demostrado, tiene resultados muy limitados: la plán-
tula tiende a formar un aparato radical muy superficial que no llega al agua frecuentemente presente en las
capas más profundas del desierto4, y también debe adaptarse a un suelo con composición química totalmente
desfavorable y muy caliente.
Màs, tenemos otro problema: el movimiento continuo de la arena, que tiende a cubrir los cultivos jóve-
nes.
Así se tienes que adoptar una estrategia de cultivo diferente.
La solución puede ser ofrecido por el cultivo fuera de la tierra.
Cultivando las plántulas por un tiempo suficientemente largo, en un ambiente protegido, colocando las
semillas en cilindros de material celulósico llenos de tierra de la composición apropiada, estas llegarían a una
etapa apropiada de desarrollo antes de ser plantadas. La raíz, en este caso, se desarrolla predominantemente
en la dirección vertical.
Dichos cilindros celulósicos con en el interior las plántulas, plantados, proporcionarían durante un tiem-
po suficiente largo un suelo adecuado para el crecimiento inicial de la planta (por ejemplo, con un poder de
retención de agua marcado), las cuales extendería solamente después las raíces a la tierra “natural” circun-
dante.
Preventivamente, las áreas destinadas a albergar cultivos deben estar adecuadamente protegidas con
barreras de especies vegetales más resistentes y capaces de detener la arena, algo que ya se ha experimentado
en el pasado con buenos resultados, y posiblemente con barreras artificiales y temporales. La acción del
viento en la arena podría ser contrarrestada con la dispersión controlada de aceite vegetàl usado, que evitaría
que el viento se pueda agarrar a el suelo arenoso. Esto ya se ha experimentado, en el pasado, en algunas áreas
del desierto árabe.
El área de intervención inicial debe ser elegida adyacente a un área con la mejor posición posible, con el
fin de extender esta progresivamente hacia el desierto. El área donde se creará la cubierta vegetal hará que
las áreas inmediatamente adyacentes a ella se modifiquen, haciéndolas, a su vez, capaces de acomodar una
expansión de la cubierta vegetal misma.
En la planificación de la intervención se tendrá cuidado de crear bandas de árboles que protejan las
áreas destinadas a actividades agrícolas: prácticamente, creando una especie de sucesión de oasis.
En resumen, la hipótesis de intervención propuesta se divide en las siguientes fases:
1) estudio y análisis preliminar del área de intervención, identificando los factores que han llevado
a la desertificación y las especies botánicas que previamente colonizaron el área, la estructura
geológica y la naturaleza del suelo del sitio;
4 La raíz de un árbol puede alcanzar, dependiendo de la especie y bajo condiciones adecuadas, una profundidad de 7 m, hasta 40 m: por lo que se
extiende hasta alcanzar las capas más húmedas.
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2) planificación de la intervención (al menos en un área de 400 km2), con posible inserción de lagos
artificiales como reservorio de agua y volante térmico (técnica utilizada con éxito durante los an-
tiguos imperios egipcios), planificación de zonas destinadas a la reforestación y zonas de cultivo
y asentamientos humanos (especialmente de tipo rural);
3) cultivo de plántulas (de especies identificadas por los estudios previos), y luego el asentamiento
de estas en el suelo desértico, fuera de la tierra, en cilindros especiales de celulosa rellenos con
suelo de la composición apropiada, hasta un cierto grado de desarrollo;
4) realización de cualquier lagos artificiales5 y viviendas rurales que acogerán a las personas ini-
cialmente involucradas en el comienzo del proyecto y posteriormente formarán comunidades
agrícolas que garantizarán la gestión del área de intervención a lo largo del tiempo, así como la
reanudación de las actividades humanas en la zona, una premisa indispensable para la supervi-
vencia de esto proceso de recuperación no totalmente natural, sino apoyado por el hombre;
5) preparación del suelo en el área de intervención, con medidas (por ejemplo, la diseminación de
formulaciones basadas en aceites vegetales residuos) para detener la arena durante el tiempo en
que la vegetación empiece a desarrollarse suficientemente;
6) plantación de las plántulas en las áreas de reforestación, con la preparación preliminar apropiada
de los puntos de plantación para los cilindros que contienen las plántulas, posiblemente
agregando al suelo un apropiado compost para retener agua y nutrientes, ya que la planta estará
suficientemente desarrollada llegar a ser autosuficiente;
7) después de que se haya iniciado una cubierta forestal suficiente de las áreas plantadas en un
tiempo predeterminado de 5÷10 años, se procederá con la recuperación agrícola de las otras
áreas, ya que, con intervenciones previas, se espera en una positiva modificación clima (tempe-
raturas decrecientes, aumento de las precipitaciones) y del suelo (aumentando la actividad mi-
crobiológica y, por lo tanto, mejorando sus características pedocímicas) para permitir el desarrol-
lo agrícolo;
8) monitorear desde el inicio del proyecto para los años siguientes, los datos metrológicos y pedocí -
micos en el área de intervención.
Así, con esta hipótesis de trabajo, se pasa da una fase pasiva de observación de las alteraciones climáti-
cas en progreso a una fase activa de experimentación de posibles soluciones al fenómeno, implementadas a
gran escala, especialmente en relación con las necesidades de vida (social, en el plano sanitario 6 y económi-
co) de la población mundial.
5 Pueden ser, en algunos casos, biolagunas, que combinan la necesidad de crear depósitos de agua y un volante térmico para el clima, y también
para la fitodepuración de las aguas residuales de las viviendas. Cabe señalar que la cantidad de agua utilizada diariamente por una sola persona
puede variar entre 50 y 300 l/d/habitante, por lo que una comunidad de ej. 200 personas producirán unos 30 m3/d de agua residuàl, de las cuales,
bajo estas condiciones, podemos pensar que un 30% se pierde por evaporación, pero con el efecto de bajar la temperatura alrededor de estas lagu-
nas.
6 Las alteraciones climáticas también están llevando a la propagación de ciertas enfermedades, algunas producidas para condiciones climáticas
específicas, como las epidemias de meningitis que se estan desarrollando en Níger, conectadas a tormentas de arena estacionales.
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Es ciertamente esto un desafío difícil, pero no imposible. Y es una propuesta concreta para comenzar a
resolver los graves problemas que cada año comprometen el clima y la biodiversidad de nuestro planeta, así
como la calidad de vida o la vida misma de miles de millones de personas.Lugano/Quito, 28 de april – 21 de octobre de 2016 P r o f . G u a l t i e r o A . N . V a l e r i
email: valeri@montevenda.net
Movil: +593.961.592 146
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