Logo Studenta

Tyszler_Bellaterra_nov2018

¡Este material tiene más páginas!

Vista previa del material en texto

1 
“Somos luchadoras”. Lo que nos enseñan las mujeres migrantes sobre las 
consecuencias de las políticas de externalización de la Unión europea. 
Investigación en la frontera marroquí-española1 
 
 
Elsa TYSZLER 
Doctoranda en Sociología, Universidad Paris 8, 
Centro de investigación sociológica y política de Paris (CRESPPA) 
equipo Género, Trabajo y Movilidad (GTM). 
elsa.tyszler@gmail.com 
 
Introducción 
 
 En 2004, la Cimade, organización francesa que elaboró el primer informe de una ONG 
sobre la cuestión de “los migrantes subsaharianos” en la frontera marroquí-española, escribe: 
“Los tres campamentos informales visitados están formados por una población 
mayoritariamente masculina. Las mujeres son una minoría extremadamente pequeña (...). 
Excepto por dos bebés muy pequeños (...) no encontramos ningún niño en los campamentos”. 
En junio de 2017, en mi última observación de campo en la misma región de Nador, cerca de 
Melilla, las conclusiones son diferentes: el número de mujeres, especialmente mujeres 
embarazadas, bebés y niñas/os es visualmente llamativo, compensando claramente la presencia 
masculina, no siendo igual a ella. Pero la feminización de esta población no es nueva. Como 
dijo la investigadora Fatima Ait Ben Lmadani (2012) en cuanto a los estudios sobre la 
emigración marroquí, sobre la migración “subsahariana” en Marruecos (Barros et al.., 2002; 
Lahlou, 2005; Hein de Haas 2005, 2007; Collyer, 2007; Khachani, 2008; Mghari, 2008; Timera, 
2009; Pian, 2009; Alioua, 2011), la mayoría de las investigaciones han presentado a los 
hombres “subsaharianos” como sujetos que designan la generalidad social, las mujeres están 
excluidas “tanto de la descripción como de la teorización” (Mathieu, 1985, p.139). Las razones, 
que es un grupo “minoritario” y que son “de difícil acceso”, justifican a menudo la falta de 
 
1 Para citar este texto : TYSZLER, Elsa (2018) « 'Somos luchadoras'. Lo que nos enseñan las mujeres migrantes 
sobre las consecuencias de las políticas de externalización de la Unión europea. Investigación en la frontera 
marroquí-española. » pp231-261, in Género, migraciones y derechos humanos, A. Cortés et J. Manjarrez (eds.), 
Barcelona : Bellaterra 
 
 2 
información (¿o de interés?) sobre las mujeres negras en migración en Marruecos, aunque 
siempre hayan estado allí. Sin embargo, otras investigadoras, principalmente mujeres, ya 
estaban dedicando su trabajo a las “mujeres subsaharianas” en Marruecos más o menos al 
mismo tiempo (Escoffier, 2006; AMERM, 2008; Pian, 2010; Stock, 2011, 2013). 
La activista Helena Maleno, famosa por su trabajo a favor de los derechos de las 
personas migrantes, así como los informes de Médicos sin Fronteras (2010, 2013) arrojaron luz 
sobre la situación de las mujeres migrantes. Todo este trabajo académico y activista ha 
contribuido a la visibilidad, diversificación y complejidad de la imagen de las mujeres 
migrantes en Marruecos procedentes de África Central y del Oeste y ha demostrado cómo el 
género, como factor estructural de desigualdad de poder, puede limitar y permitir la movilidad. 
Sin embargo, gran parte de la investigación sobre las mujeres migrantes en Marruecos se ha 
centrado en el tema de la trata en los sectores doméstico y de la prostitución (Women's Link 
Worldwide, 2009; ONU Mujeres, 2015; ALECMA, 2016), y en la violencia sexual (Médicos 
Sin Fronteras, 2010, 2013; Laacher, 2010), sin integrar una perspectiva de género en la mayoría 
de los casos, sino más bien reiterando una visión particularista, generando la figura 
predominante de la mujer-migrante-víctima sin agencia, recuperada en el discurso político-
mediático. Al señalar los complejos vínculos entre ciertas migraciones y la práctica de la 
prostitución, varias obras ya han advertido contra una visión reductora de la trata y el tráfico 
ilícito de personas. Cruzadas por cuestiones políticas e ideológicas, estas categorizaciones no 
siempre pueden dar cuenta de las experiencias vividas (Darley, 2006; Andrijasevic, 2007; 
Guillemaut, 2008; Jaksic, 2008; Sánchez, 2016; Rigo, 2017). 
 Teniendo en cuenta las contribuciones y carencias de trabajos anteriores, parece 
necesario un enfoque etnográfico y feminista para romper con los discursos binarios y 
dominantes sobre las experiencias migratorias de las mujeres de África Central y del Oeste en 
la frontera marroquí-española, y repolitizar y complejizar el análisis de la violencia a la que se 
enfrentan. La focalización en los saltadores de vallas sólo permite aprehender los aspectos más 
evidentes de la represión de la movilidad africana hacia Europa e invisibiliza notablemente las 
experiencias y resistencias de sus pares femeninas, actrices en la frontera, a pesar de su minoría 
numérica. En 2017, las mujeres representaban el 7,3% de las llegadas por mar a España, esto 
es 1.634 mujeres, de las cuales 161 estaban embarazadas (APDHA, 2018). Pero estas cifras no 
indican el número de mujeres que no pudieron cruzar la frontera, las que siguen bloqueadas en 
el lado marroquí. Siguiendo un enfoque sociológico e inspirándose en el trabajo de feministas 
 3 
materialistas2, la referencia a las relaciones sociales permite poner de relieve las relaciones 
sociales de poder y de dominio entre los sexos – teorizadas como relaciones sociales de sexo 
(Mathieu, 1985) – y pensar en la totalidad de las relaciones sociales (Kergoat, 2012). La 
imbricación de las relaciones sociales, en particular las de sexo, “raza”3 y clase (Colectivo Río 
Combahee, 1977; Crenshaw, 1989; Collins, 2000; Kergoat, 2009), es particularmente 
esclarecedora para analizar la experiencia de la frontera de las mujeres africanas negras. La 
condición migrante también puede ser incluida en la coproducción mutua de relaciones de poder 
y dominación. Jane Freedman escribe en 2004 que las políticas de asilo tienen un efecto 
particular en las mujeres, a menudo empeorando su dependencia y vulnerabilidad. En 2016, 
destaca el carácter de género4 de la inseguridad que experimentan las personas exiliadas que 
intentan llegar a una Europa que refuerza cada vez más su seguridad fronteriza. En ese sentido, 
esta contribución quiere mostrar la interacción entre las políticas de control de la movilidad y 
los controles sobre los cuerpos de las mujeres racializadas5, como un efecto de la 
externalización de la frontera. La “vulnerabilidad de las mujeres” no les está naturalmente 
reservada, sino que se distribuye de manera diferenciada debido a los diferentes mecanismos 
de opresión y desposesión, por lo que su identificación permite más bien denunciar la situación 
política y social de las mujeres (Butler, 2016), en este caso la situación de las mujeres 
bloqueadas en las fronteras de Europa. 
 
Realizada en Marruecos y en los enclaves españoles de Ceuta y Melilla, la investigación 
en la que se basa esta contribución trata de reincorporar las relaciones sociales de sexo 
interrelacionadas con las de racialización en el análisis de la securitización de esta frontera 
euroafricana y sus consecuencias sobre las personas. En línea con “una sociología del paso y 
 
2 Ver por ejemplo : Curiel, O. & Falquet, J. (2005) El patriarcado al desnudo. Tres feministas materialistas: 
Colette Guillaumin - Paola Tabet - Nicole Claude Mathieu, Buenos Aires : Brecha Lésbica 
3 Entendemos el término «raza» como una relación social, histórica y política de apropiación (Guillaumin, 1972). 
Se refiere a «una categoría utilizada para el análisis crítico para designar y analizar los procesos de 
racialización, es decir, los sistemas de diferenciación que estigmatizan o discriminan » Dorlin, E. (Ed.). (2009). 
Sexo, raza, clase. Pour une épistémologie de la domination, París, Presses universitaires de France (p. 15). 
4 El género es la construcción social, histórica y jerárquica creada a partir de lossexos de las mujeres y de los 
hombres. Este concepto está en el centro de una doble perspectiva de demanda y transformación social. Scott, 
J.W. (2012). De l'utilité du genre, París, Fayard. 
5 Entendemos la racialización de las personas como proceso del racismo, constituyendo una forma agravada y 
biologizada de la etnicización (Guillaumin, 1972). Al igual que la etnicización, el término de racialización (o 
“racización” en francés) se refiere, en sociología, al proceso psicológico, social, histórico, político de 
construcción de categorías o grupos, pero esta vez se trata de una cuestión de ideología de “raza”. Las nociones 
de etnicización, racialización o racización van en la misma dirección, al enfatizar el carácter socialmente 
construido de las diferencias y su esencialización. La etnicización supone la implicación de un referente 
cultural o étnico (el mismo presunto origen) mientras que la racialización y la racización implican marcadores 
biológicos o somáticos en la categorización social y pueden dar lugar a políticas de racialización como en el 
caso de las políticas migratorias que analizamos a continuación. 
 4 
de la frontera que explora lo que ocurre en estas zonas de amortiguamiento” (Pian, 2009, p.205), 
e inspirado en el trabajo de investigadoras feministas francófonas sobre la migración (reunidas 
en Cossée et alii., 2012), este texto quiere estudiar el vínculo entre la seguridad fronteriza y la 
violencia de género, siguiendo trabajos anclados en otros contextos fronterizos, principalmente 
en las Américas (Falcón, 2006; Basham & Vaughan-Williams, 2013; Freedman, 2016; Cortés 
y Manjarrez, 2017; Cortés, 2018, entre otros). El análisis de las experiencias de las mujeres nos 
permite comprender mejor los sistemas entrelazados de control fronterizo y las profundas 
consecuencias de las políticas de externalización de las fronteras de la UE para las personas 
migrantes en África. Este texto pretende mostrar cómo la externalización de las fronteras de la 
UE provoca una vulnerabilización racializada y sexuada de las personas en busca de movilidad 
y refuerza la violencia contra las mujeres migrantes. Escuchar a las primeras afectadas y 
confrontar los discursos y prácticas que las rodean es heurístico para entender que hay varios 
niveles de violencia contra las mujeres en las fronteras. 
El artículo está organizado en tres partes. La primera parte ofrece una breve 
comprensión de la frontera marroquí-española, mostrando el contexto en el que se llevó a cabo 
la investigación y las/los participantes en la misma. La segunda y tercera parte se centran en 
dos niveles de violencia contra las mujeres migrantes: la violencia emanada de ciertos hombres 
que son partes de la organización del cruce de la frontera, analizada a través de las experiencias 
de mujeres en los campamentos situados en el bosque del lado marroquí; y la violencia ejercida 
por los Estados, examinando la instrumentalización política de la presencia de esas mujeres en 
las fronteras. 
Nota metodológica 
El trabajo de campo se realizó en Marruecos y en los enclaves españoles de Ceuta y 
Melilla. Duró 30 meses, entre 2015 y 2017, viviendo continuamente en él. Esto permitió tener 
un acceso privilegiado a una investigación multi-situada, y seguir, durante varios años, la 
(im)movilidad de varias/os candidatas/os a Europa, dentro de la continuidad y los cambios de 
las políticas migratorias que rodean la frontera marroquí-española. Viví en Rabat, una ciudad 
en la que se encuentran muchas personas candidatas a marcharse a Europa, pero hice visitas 
regulares y períodos de observación etnográfica, dentro y fuera del marco de misiones 
conducidas por ONGs, en particular a las ciudades fronterizas de Tánger, Ceuta, Nador, Melilla, 
pero también a ciudades conectadas a la frontera como Oujda (ciudad de entrada en Marruecos 
en la frontera argelina), Fez o Meknès, donde se encuentran campamentos de migrantes que 
intentan el paso en el norte. Utilicé la observación participante, como método cualitativo de 
 5 
investigación de la sociología, a través de puestos que ocupé en varias ONGs que trabajan con 
migrantes de África Central y del Oeste, o más bien la “participación observadora” debido a los 
trabajos a tiempo completo que me llevaron a tener “una participación, profesionalizada y 
militante con aquellos que están relegados" (Makaremi, 2009). Ser vista como una trabajadora 
de ONG con sede en Marruecos me ayudó a obtener acceso a la zona fronteriza en el lado 
marroquí que está altamente vigilada por las autoridades, y donde las/los investigadoras/es, 
periodistas y activistas europeas/os que trabajan en temas de migración claramente no son 
deseadas/os6. Realicé un centenar de entrevistas – durante la observación participante y también 
fuera de ella – con la pluralidad de actores/actrices que gravitan (directa o indirectamente) 
alrededor de la frontera: personas en migración, activistas, personal de ONGs, instituciones, 
personal de agencias de cooperación europeas, personal policial y militar español. Ello, para 
tratar de tener en cuenta todos los puntos de vista con el fin de construir la comprensión más 
fina posible. Los datos utilizados para este texto son principalmente los recogidos durante el 
trabajo de campo en Nador, pero también a partir de entrevistas y conversaciones en otras 
ciudades junto con mujeres que pasaron tiempo en la frontera. 
 
 
La frontera marroquí-española y sus (in)deseables 
 
Los enclaves españoles de Ceuta y Melilla son residuos del imperio colonial español en 
Marruecos. Situadas en la costa norte del reino alauita, son las únicas fronteras terrestres entre 
África y Europa. Por lo tanto, han sido durante mucho tiempo un importante punto de atención 
para las políticas de migración destinadas a reducir los movimientos de personas hacia Europa. 
 
La securitización de la frontera euro-africana 
 Las políticas estatales europeas se han centrado en la prevención de la llegada de 
inmigrantes procedentes de los Sures con el fin de “asegurar” el territorio europeo (Bigo, 2008). 
Lo han hecho externalizando sus controles fronterizos a Estados no europeos y encargando a la 
agencia exterior Frontex la coordinación de la vigilancia fronteriza. La gente empezó a intentar 
llegar a Europa a través de Ceuta y Melilla a partir de la década de los noventa. Este periodo 
 
6 Un cierto número de personas que han intentado trabajar en temas migratorios han sido desalojadas de Marruecos 
o se les ha impedido la entrada. Véanse, por ejemplo, los miembros del caso de Amnistía Internacional en 
2015:https://www.lemonde.fr/afrique/article/2015/06/12/le-maroc-expulse-des-experts-d-amnesty-
international_465333314_3212.html. 
 6 
coincide con la introducción de una política común europea de imposición de visados lo que 
dificultaba sobremanera la entrada de personas de las antiguas colonias que deseaban llegar 
legalmente a Europa. Para frenar estos movimientos, el Estado español ha levantado 
progresivamente vallas cada vez más altas y ha aumentado los medios militares y de seguridad 
de control fronterizo. Paralelamente, Marruecos colabora activamente en dicha lucha contra la 
migración ilegal – entre limitaciones y oportunidades (El Qadim, 2010)7 –, movilizando a su 
ejército y también construyendo vallas para proteger las vallas españolas (GADEM et al., 
2015). 
 En 2005, al menos once personas resultaron muertas a tiros y cientos resultaron heridas 
por militares cuando intentaban cruzar las vallas de Ceuta y Melilla (AFVIC y La Cimade, 
2005; GADEM, 2007; Migreurop, 2007). Más de una década después, los denominados 
migrantes “subsaharianos” todavía ven violados sus derechos y sufren abusos, incluso a veces 
mueren, en los territorios marroquí y español (APDHA 2018; Caminando Fronteras, 2017; 
Human Rights Watch, 2014; GADEM et al., 2015; AMDH Nador, 2015). Losmilitares 
implicados, las fuerzas auxiliares marroquíes y la Guardia Civil española8, parecen beneficiarse 
de la impunidad en su aplicación práctica de las políticas de protección de fronteras. Este es el 
caso, en particular, cuando se trata del tratamiento de las personas migrantes que están más 
radicalmente producidas como Otras. Se han realizado varios estudios sobre la gestión de la 
migración en esta frontera euroafricana: principalmente desde enfoques (geo)políticos y 
jurídicos (Ferrer-Gallardo, 2008; Saidikki, 2010; Acosta, 2014; Gabrielli, 2015; Moffette, 
2018), y socio-antropológicos (Pian, 2008a; Andersson 2014; Kobelinsky, 2017). Sin embargo, 
los impactos en términos de género y de racializacion de la gestión de la frontera han sido 
subexplorados, especialmente el vínculo entre el control de la movilidad y el del cuerpo de las 
mujeres migrantes. El uso de la expresión “subsaharianos” en su forma masculina neutra (en 
francés o español) da la impresión de que los efectos que las políticas migratorias represivas 
 
7 Para El Qadim (2010), Marruecos no es un simple ejecutor de las políticas migratorias europeas: los diferentes 
niveles de negociación se utilizan para obtener los máximos beneficios posibles a cambio de su participación 
en la lucha contra la migración irregular. 
8 Las Fuerzas Auxiliares son fuerzas de apoyo, responsables de mantener el orden en Marruecos. Tienen estatuto 
militar pero están bajo la autoridad del Ministerio del Interior. En las zonas fronterizas del norte, su papel se 
centra de manera clara en el control y la represión de los personas migrantes negras intentando cruzar a España. 
Colaboran de manera estrecha con la Guardia Civil al nivel de la frontera terrestre, notablemente en la puesta 
en práctica de las devoluciones en caliente en las vallas. La Guardia Civil es un cuerpo de seguridad pública 
de naturaleza militar y ámbito nacional que forma parte de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. En 
la península, se percibe a los guardias civiles más bien como una fuerza policial. Al contrario, en Ceuta y 
Melilla, se ven más como fuerza militar, con una misión de protección y vigilancia de las fronteras no sólo 
españolas sino también europeas, con el fin de impedir las migraciones consideradas irregulares. En frontera, 
el control migratorio por la Guardia civil se realiza por vía terrestre o marítima con dispositivos de seguridad 
y militares. 
 7 
tienen sobre esas personas son homogéneos, negando el hecho de que sean realmente plurales 
y complejas. 
 
Pero ¿quiénes son los “migrantes subsaharianos” en la frontera? 
La mayoría de las personas negras que intentan llegar a Europa a través de esta frontera 
provienen de África Central y del Oeste, países ex-colonizados. En Marruecos y los enclaves 
españoles, sus movimientos migratorios se diferencian notablemente por el grado de represión 
política contra ellas y la mediatización a su alrededor, en comparación con la movilidad de otras 
poblaciones. La diferenciación también proviene de descripciones en términos racializados y 
de género, dando forma a una cierta visibilidad, perpetuada a través de una serie de mecanismos 
que emanan de los Estados, las ONG, la sociedad civil, las/os periodistas, las/os investigadores. 
La vaga, pero muy común expresión de “migrantes subsaharianos” utilizada para nombrar y 
categorizar a esta población es un ejemplo de ello. En Marruecos, muchas de las personas de 
Africa central y del Oeste entrevistadas lo analizaron como una “expresión hipócrita” utilizada 
por personas que no se atreven a decir “negro/negra” sino que pretenden marcar una distinción 
racial (Ekwe-Ekwe, 2011)9. “Nunca usé este término antes de Marruecos, es cuando llegas 
aquí que te conviertes en subsahariano”, explica un senegalés entrevistado en 2016 en Rabat. 
Las personas negras en la frontera también son sistemáticamente etiquetadas como “migrantes 
económicos” por las autoridades (policía nacional y Guardia Civil) entrevistadas en Ceuta y 
Melilla, pero también por las declaraciones de los funcionarios del gobierno recogidas en la 
prensa española y marroquí. Sin embargo, las razones de su migración son muy variadas y a 
veces pueden caer en el ámbito del derecho de asilo. En 2015, según el ACNUR, el 70% de las 
personas que intentaban cruzar las barreras de Ceuta y Melilla eran potenciales solicitantes de 
asilo10. En la frontera, estas personas son especialmente monitoreadas y son objeto de mucha 
violencia por parte de los militares en comparación con otras poblaciones que intentan entrar 
en territorio español, como las personas de Siria o Argelia. En la zona de Nador, cerca del 
enclave de Melilla, las personas migrantes y activistas entrevistadas hablan de una “caza del 
 
9 Para el historiador Herbert Ekwe-Ekwe (2011, p.185), las nociones de "subsaharianos" y "África subsahariana", 
términos originarios del Occidente, pueden analizarse como: “un esquema clasificatorio sin sentido. Su uso 
desafía la ciencia de los fundamentos de la geografía, pero da prioridad a las etiquetas racistas trilladas y 
estereotipadas (...) 'África subsahariana' se emplea para crear el efecto asombroso de una masa geográfica 
africana supuestamente decreciente en la imaginación popular, junto con la supuesta “irrelevancia” global 
geoestratégica del continente. (...) Y ello a pesar de que la inmensa mayoría de los mil millones de africanos 
no viven en ningún lugar cercano al Sáhara, ni se ven tan afectados por el impacto implícito del significado tan 
cargado que este dogma pretende transmitir”. (traducción libre) 
10 Ramajo, J. (2015). España, denunciada ante la ONU por discriminación racial en la frontera con Marruecos., El 
Diario. https://www.eldiario.es/andalucia/discrminacion-racial_0_402110096.html 
 8 
hombre negro”, contra los llamados “subsaharianos”: “Nunca hemos visto a un sirio ser 
golpeado en la frontera, si eres negro serás golpeado como una serpiente”, afirma un nigeriano 
en 2015. “En Nador sólo hay que ser negro para ser detenido, Nador es una ciudad prohibida 
para los inmigrantes subsaharianos”, denuncia un activista marroquí que vive en la ciudad 
fronteriza en 2017. El “colectivo subsahariano, [es] el más vulnerable con diferencia en [mi] 
opinión y peor tratado que otros, como el de los Sirios. Los Sirios están bastante bien acogidos: 
son árabes, tienen la misma religión, vienen de un país en guerra… Sí hay cierta tolerancia 
porque se parecen más”, declara Khadija Ainani, vicepresidenta de la Asociación Marroquí de 
Derechos Humanos (AMDH), a un periodista en 201811, vinculando el actual racismo anti-
negro en Marruecos con la esclavitud que allí terminó a principios del siglo XX (El Hamel, 
2012)12. Pero al otro lado de la frontera también se señala la discriminación racista: en junio de 
2015, España fue denunciada ante las Naciones Unidas por violación del derecho a la no 
discriminación. La queja del Comité René Cassin, una ONG de juristas independientes 
contrasta básicamente la acogida de solicitantes de asilo sirios con la imposibilidad de acceso 
a las oficinas de asilo de Ceuta y Melilla para “africanos subsaharianos”. Este racismo 
institucionalizado ilustra el vínculo entre el pasado y el presente de los enclaves, arraigados en 
la colonialidad (Quijano, 2000)13. 
 
Entre bosques y vallas: la deshumanización de las personas negras en la frontera 
 El acecho militar a los y las migrantes negras africanas en las regiones fronterizas del 
norte de Marruecos, como Nador, ha creado el confinamiento de un gran número de ellas/os en 
 
11 Extracto de una entrevista a Khadija Ainani realizada por Lola Hierro, El País, 13 de febrero de 2018: 
https://elpais.com/elpais/2018/01/29/planeta_futuro/1517234660_710437.html 
12 Véase el libro del historiadorChouki El Hamel: Black Morocco (2012) sobre las experiencias, la identidad y los 
logros de los negros esclavizados en Marruecos desde el siglo XVI hasta principios del siglo XX. Para El 
Hamel, “la imagen colectiva de la población negra sigue siendo la del “otro”, una minoría y un color a menudo 
asociado al legado de la esclavitud. (...) Las recientes migraciones subsaharianas han demostrado hasta qué 
punto las actitudes racistas están arraigadas en la cultura marroquí” (Extracto de una entrevista de El Hammel 
realizada por Abdellah Tourabi para Zamane Magazine, n°36, " Pourquoi nous sommes racistes ", noviembre 
de 2013). El sociólogo Mehdi Alioua matiza: “El racismo contra los negros ha dado un nuevo giro con la 
inmigración de personas del África subsahariana. No es sólo una cuestión de tránsito, sino también de 
asentamientos de poblaciones extranjeras que tienen lugar en las sociedades del Magreb y participan de facto 
en su transformación. Esto crea tensión, ansiedad y, por lo tanto, xenofobia que refuerza el racismo contra los 
negros. Este miedo irracional a la migración no es sólo magrebí: es europeo y global.” (Extracto de una 
entrevista de Mehdi Alioua realizada por Nadir Dendoune en Le courrier de l'Atlas, 16 de abril de 2018: 
https://www.lecourrierdelatlas.com/maghreb-mehdi-alioua-il-y-a-un-immense-deni-maghrebin-sur-le-
racisme--11278). 
13 Según la importante contribución de los estudios decoloniales, que es proponer el concepto de colonialidad que 
va más allá de las colonias/colonización. Véase, entre otros, los trabajos del sociólogo peruano Aníbal Quijano, 
precursor de la reflexión sobre la “colonialidad del poder” en la modernidad. Quijano dibuja un esquema global 
de poder desde 1492 en las Américas con la imposición del colonialismo y el capitalismo por las potencias 
europeas, así como un proceso de racializacion que continua hasta hoy. 
 9 
los bosques, en campamentos autoconstruidos, ya que se ven obligados a esconderse mientras 
esperan para cruzar la frontera. La organización de los campamentos varía. Sin embargo, a 
menudo se agrupa a las personas por nacionalidad y según su modo de cruzar la frontera. Sin 
acceso a agua potable, sin acceso a instalaciones de higiene, “el bosque es para los animales, 
no para los seres humanos” señalan a modo de condena personas entrevistadas allí. El acoso 
se produce a través de repetidas detenciones colectivas, por lo general en mitad de la noche o a 
primera hora de la mañana, pero también a través de la destrucción periódica de los 
campamentos por el fuego, a menudo con el resultado de la destrucción de documentos de 
identidad, de residencia o de asilo de las personas. El robo de sus propiedades, incluidos los 
teléfonos, el dinero en los campamentos y, más recientemente, cuando los migrantes abandonan 
las agencias de transferencia de dinero, también son prácticas comunes. Además, los militares 
evitan o destruyen regularmente la ayuda humanitaria en los campamentos. La sección local de 
la AMDH en Nador también denunció la detención de migrantes de camino al hospital. A 
medida que han avanzado los años de represión y la creciente securitización de la frontera, los 
campamentos se han alejado cada vez más de las ciudades y de la frontera para escapar de las 
redadas y las operaciones de destrucción de campamentos. Otras/os migrantes están en edificios 
abandonados o viviendas en malas condiciones que alquilan a la población local, pero también 
son arrestadas/os allí. La política de rastreo organizada en la frontera marroquí-española y la 
intensidad de la violencia de su represión obliga a analizar una forma de alterización radical de 
las personas negras que pretenden migrar a Europa. Ellas mismas denuncian el tratamiento que 
se les da – directamente por Marruecos e indirectamente por Europa – y muchas veces analizan 
ahí una forma de continuidad de la esclavitud y el colonialismo sufrido por los pueblos negros 
africanos. Reunidas en condiciones muy difíciles y deshumanizadoras, estas poblaciones viven 
confinadas fuera de los muros. Si bien todas las personas migrantes negras africanas constituyen 
el grupo más indeseable al que se debe impedir que crucen la frontera, su experiencia de vida 
allí ha demostrado ser impactado también por las relaciones sociales de sexo. Entre la 
invisibilidad y la visibilidad selectiva (Morokvasic, 2011), las mujeres con una variedad de 
antecedentes e historias de vida están presentes y juegan un papel activo en la frontera 
marroquí-española. 
 
 
Migración obstaculizada y resistencia al femenino 
 
Muchas de las mujeres entrevistadas en la región de Nador, cercana al enclave de Melilla, 
 10 
dijeron que habían dejado a sus hijos en el país, confiados a familiares. Esperan llegar a Europa 
para poder ofrecerles mejores condiciones de vida, una buena escuela, sobre todo. Algunas son 
las mayores de sus hermanas/os y su misión es ayudar a los que han permanecido en el país en 
condiciones difíciles. Ciertas mujeres denunciaron haber huido de la violencia de género: un 
marido violento, un hombre que las dejó cuando quedaron embarazadas fuera del matrimonio 
y una familia que deseaba castigarlas por ello. La mutilación genital femenina o el matrimonio 
forzado fueron también motivos de salida escuchados durante la investigación. La situación 
política en sus países de origen hizo huir a otras. Por último, conocimos algunas mujeres que 
están tratando de pasar la frontera que han venido a Marruecos en busca de oportunidades 
estudiantiles y profesionales. Algunas mujeres son también una mezcla de varios de los perfiles 
descritos en el sentido de que varias razones motivaron simultáneamente su partida. Por lo 
general, muy pocas sabían de su derecho a pedir asilo. 
¿Es el espacio fronterizo un espacio de excepción (Agamben, 2003)? ¿Genera un 
cambio, una reorganización de las relaciones sociales? El análisis de la vida/supervivencia en 
el bosque y de los métodos utilizados para cruzar la frontera sugiere que los órdenes sociales 
sexuales y de género se resisten al cambio, y que la securitización de la frontera fortalece un 
continuum de violencia de género contra las mujeres. 
 
División sexual de la vida y del trabajo en el bosque: apropiación y control de los cuerpos 
en busca de movilidad 
 “Para sobrevivir en el bosque hay que ser un hombre fuerte”, dicen muchos hombres. La 
organización de los campamentos es generalmente patriarcal. La autoridad está siempre en 
manos de los hombres: los chairmen14 que son igualmente personas procedentes de países de 
Africa central o del Oeste (Collyer, 2007; Pian, 2008b). Establecen las reglas y el orden 
jerárquico que debe seguirse. La organización espacial de los campamentos también sugiere un 
control social. Los refugios donde duermen las mujeres suelen estar situados cerca de la tienda 
del chairman. Aunque se les considera “demasiado vulnerables” o “demasiado débiles” para 
vivir en el bosque – según los discursos masculinos –, su presencia sigue siendo deseable o 
incluso útil para los hombres de los campamentos: “Al menos pueden ir a la ciudad a mendigar 
 
14 En este contexto, el « chairman » o « thiaman » nombra a un líder de campamento en los bosques circundantes 
de los enclaves de Ceuta y Melilla, donde se reúnen los candidatos para el cruce de fronteras. La figura del 
presidente en el bosque está ligada a la del presidente en la ciudad, descrita en las obras de Pian (2008b). En la 
frontera, los presidentes son un vínculo directo en el sistema de cruce de fronteras. Ellos son los que elaboran 
las listas de las personas que abordan cada "convoy" que saldrá al mar. Los presidentes son a menudo "antiguos 
migrantes" que intentaron el paso ellos mismos. A menudo acaban haciéndolo de nuevo, cuando el negocio va 
mal o cuando están cansados y quieren ir a Europa. 
 11 
y traer comida porque no son arrestadas.A nosotros los hombres nos persiguen” me explican 
en el bosque de Nador en 2015. Algunas mujeres cuentan que habían sido advertidas, de una 
manera más o menos vaga, sobre lo que les esperaba en el bosque: 
 
“Tenía un amigo que, cada vez, me decía: “No quiero que vayas allí”. Me explicó cosas, 
pero no me lo dijo todo. Como realmente quería irme, me trajo a Nador, pero siempre 
me lo decía: “Cuando estés allí, haz esto, haz aquello, no hables demasiado con los 
hombres, no les prestes demasiada atención”. Así que estaba un poco preparada 
cuando me fui, seguí sus consejos”, me explicó una joven marfileña en 2017. 
 
En los campamentos, las mujeres intentan tener actividades económicas cuando les hace 
falta dinero para pagar su paso de la frontera. Ciertas mujeres intentan montar pequeños 
negocios de alimentación, o cobrar por servicios de limpieza de ropa. Algunas (o a veces las 
mismas) utilizan el trabajo sexual como recurso para sobrevivir en el bosque y alcanzar su 
objetivo de migrar a Europa. Otras mujeres se ven obligadas a mantener relaciones sexuales 
para obtener protección de un hombre y/o para tener acceso a recursos básicos (como al agua 
potable) para sobrevivir durante su tiempo en el bosque. A otras se les impide intentar cruzar 
la frontera si no se rinden al chantaje sexual del chairman, ya que su travesía por el mar depende 
de él. Una joven senegalesa que conocí en un campamento de Nador en 2016 lo explica: 
 
“A veces, aunque tengas dinero, no te servirá de nada. Porque todos los chairmen que 
ves allí quieren a las chicas. Especialmente las nuevas que acaban de llegar. Cada vez 
das tu dinero, pero no puedes ir. ¿Por qué? Porque el chairman está interesado en ti. 
Así que te va a dejar allí. O haces lo que él quiere, y luego te lleva, o no quieres y te 
quedas allí. Es así.” 
 
La explicación dada por esta mujer nos informa sobre el control masculino sobre los 
intentos de las mujeres de cruzar la frontera. En el bosque, ser mujer significa depender de la 
voluntad de los hombres que controlan el dispositivo de paso clandestino, del cual el chairman 
es sólo un eslabón. Por lo tanto, algunas mujeres verán prolongado su período de espera en el 
bosque y, por lo tanto, correrán el riesgo de sufrir más chantajes sexuales, violencia sexual o 
violación, por parte de militares o civiles marroquíes que entran ocasionalmente en los 
campamentos, o por parte de hombres migrantes que tienen poder en el bosque: 
 
 12 
“Cuando estaba en el bosque, no dormía por la noche, tenía demasiado miedo de que 
un hombre entrara en mi búnker[refugio]. Así que me quedaba despierta toda la noche, 
me parecía más seguro dormir durante el día. Lo hice durante tres meses”, me explica 
una joven senegalesa en Rabat en 2017. 
 
En este contexto, algunas mujeres renunciarán a la idea de cruzar, mientras que otras 
perseverarán. La pluralidad de situaciones hace difícil hablar en términos generales. Sin 
embargo, estas relaciones de poder y de dominio pueden ser entendidas dentro del sistema de 
intercambio económico-sexual en el cual la sexualidad es vista como un servicio proporcionado 
por las mujeres a cambio de una compensación por parte de los hombres. A través de este 
modelo, Paola Tabet (2004) deconstruye la noción de la prostituta como figura ideológica, 
mostrando que casi cualquier mujer puede ser colocada dentro de este sistema – ella lo llama 
“continuum” – en el que la sexualidad es vista como una moneda entre dos parejas. Del mismo 
modo, Gail Pheterson (2001) cuestiona el estereotipo de la prostituta, analizando el “estigma 
de la prostituta” como algo que no se limita a una definición de la prostitución como una 
transacción en la que los servicios sexuales se intercambian por dinero, sino también como una 
herramienta para el control social y político de las mujeres en general. Sin embargo, Tabet y 
Pheterson también muestran que el trabajo sexual puede contribuir a que las mujeres se 
constituyan como sujetos y que estén en posesión de su propia fuerza laboral. Anaïk Pian (2010) 
también lo demuestra con el ejemplo que proporciona de las mujeres senegalesas que viven en 
Marruecos que sin formar parte de las redes de trata de seres humanos, ofrecen servicios e 
intercambios sexuales como medio para asegurar su supervivencia económica en un contexto 
de migración obstaculizada. “Las mujeres están produciendo y reproduciendo activamente sus 
roles e identidades de género con el fin de aumentar el acceso a la movilidad social y física, a 
menudo incorporando a sus hijos en el proceso”, analiza Inka Stock (2011), según su 
investigación de campo sobre las madres migrantes africanas en Rabat. 
 Las relaciones sociales entre hombres y mujeres migrantes en el bosque son plurales y 
complejas. Las situaciones varían de un campamento a otro y de un grupo a otro. Algunas 
historias hablan de relaciones fraternas de solidaridad entre mujeres y hombres. Algunos 
hombres no encajan en los marcos de dominación descritos anteriormente, y algunos chairmen 
son apreciados, considerados dignos de confianza y solidarios. Por lo tanto, es necesario realizar 
análisis matizados. Sin embargo, parece que la situación de estancamiento y la gestión 
militarizada de la frontera refuerzan obviamente una feminidad vulnerable de las mujeres y una 
masculinidad viril de los hombres. Frente a la violenta represión de los soldados marroquíes y 
 13 
españoles, especialmente alrededor de las vallas, los hombres migrantes parecen refugiarse en 
una autoproducción de sí mismos como “soldados valientes” que arriesgan su vida en el frente 
(Tyszler, 2018). Al mismo tiempo, el contexto fronterizo da lugar al control de los cuerpos de 
las mujeres dentro de la organización del cruce. 
 
Lógicas de género en los modos de pasar (o no) la frontera 
 Para cruzar a España, las personas procedentes de África Central y del Oeste utilizan 
tres métodos principales: cruzar las vallas de Ceuta o Melilla, entrar por un puesto de control 
fronterizo escondido en un vehículo y atravesar el mar15. “Saltar la valla es para los hombres”, 
según la mayoría de las personas migrantes que conocí. En la frontera, las mujeres generalmente 
tienen que pagar para cruzar a través del mar16, en botes zodiac. Para aumentar las posibilidades 
de un cruce marítimo exitoso, el embarazo es una estrategia común (Kastner, 2010; Stock, 
2012). Este es el resultado de las observaciones realizadas por personas migrantes que 
analizaron que las autoridades de rescate españolas son más propensas a intervenir si saben que 
hay mujeres embarazadas (o con hijos) a bordo; una opinión compartida con todas las personas 
que entrevisté. “Cuando estamos en el agua y llamamos a Salvamento [organización de rescate 
marítimo], siempre preguntan si hay mujeres embarazadas o niños. Si no hay ninguno, podrían 
retrasar su intervención. Cuando llega Salvamento, la gente es llevada al lado español”, 
explica una joven senegalesa que intentó cruzar dos veces sin éxito. Por lo tanto, algunas 
mujeres intentan quedar embarazadas o son “animadas” (de manera más o menos coaccionada) 
a hacerlo para aumentar sus posibilidades de acceder a una embarcación. Su presencia es, por 
lo tanto, provechosa para los hombres. 
Según Gabriella Sánchez (2016) y sus hallazgos en la frontera México-Estados Unidos, 
“A pesar de que con frecuencia se pasa por alto dentro de la retórica dominante sobre el 
contrabando, dominada por narrativas centradas en los hombres sobre la explotación, la 
victimización y la violencia, las mujeres juegan un papel fundamental en la facilitación de la 
migración irregular”. Sostiene que “la facilitación de la migración irregular constituye para sus 
participantes una forma válida y legítima de trabajo. Los actores del contrabando no son 
 
15 Según nuestra investigación de campo, el precio de la travesía en zodiacvaría según los términos y el destino 
(enclaves o península), entre unos 1000 y 5000 euros. El precio de cruzar escondido en un vehículo para entrar 
en un enclave puede ser el doble o el triple que el de una travesía en zodiac, ya que es menos arriesgado y lleva 
menos tiempo. Intentar cruzar las barreras es mas o menos gratuito en términos financieros (aunque algunos 
testimonios dicen haber pagado 200dirhams/18euros), pero está expuesto a riesgos de violencia intensa por 
parte de los soldados. En todo caso, los precios varían en el tiempo y según las condiciones y personas. 
16 Las mujeres que tienen mayor capital económico pueden intentar cruzar la frontera terrestre escondiéndose en 
vehículos. 
 14 
depredadores ni victimarios, sino más bien gente corriente que experimenta las tensiones 
abundantes en la precariedad de la vida neoliberal contemporánea”. En la frontera marroquí-
española, si las mujeres pueden negociar su paso reapropiándose estratégicamente de su cuerpo 
preñado, parece que los cuerpos de las mujeres no preñadas estén más bajo control. 
El día del posible cruce, la menstruación femenina está prohibida: “Es catastrófico, por 
eso si tienes la regla nadie debe saberlo. Dicen que cuando una chica tiene la regla no puede 
salir al mar, porque de lo contrario vendrán los tiburones”, explican varias mujeres que conocí 
en la frontera, “si el chairman se entera, no te va a meter en el convoy”. Esta prohibición les 
obliga a adoptar estrategias para evitar la menstruación: “¡Nos tragamos un montón de cosas 
por allí! Todas las chicas lo hicieron de verdad. Solíamos tomar dos, cuatro tabletas 
[anticonceptivas] al día. Algunas chicas incluso se tragan paquetes enteros, ¡es peligroso! 
¡Pero es para viajar! ¡Para viajar la gente es capaz de cualquier cosa!”. 
 
Estas narrativas nos ayudan a entender que las mujeres enfrentan aún más restricciones 
que los hombres, incluso dentro de sus propios cuerpos, que tienen que controlar por cualquier 
medio, o prestar a estrategias masculinas con el fin de esperar cruzar. Además, las mujeres que 
dieron a luz en la frontera a menudo tendrán que esperar por lo menos un año o varios años 
antes de tener acceso a los intentos de cruzar la frontera: “Los recién nacidos no son aceptados 
en los convoyes porque son demasiado débiles y pueden hacer mucho ruido, y eso no es bueno 
cuando hay que ser discreto para salir de la costa”, explica una mujer marfileña en Nador en 
2017. Parece claro que las mujeres podrían ser más propensas a “quedarse atascadas” en la 
frontera, incluso si las niñas/niños y el género son utilizados a menudo por las mujeres 
deliberadamente para mejorar sus oportunidades de movilidad (Stock 2011). Vemos cómo las 
relaciones sociales de sexo influyen en las posibilidades de movilidad en este contexto de 
bloqueo/paso también atravesado por las relaciones de racialización y el poder económico. 
Cuanto más dinero tenga una persona, menos se quedará atrapada en la frontera, pero ser mujer 
en la frontera puede anular esa lógica debido a la sexualización y apropiación del cuerpo 
femenino por varones. ¿Este tipo de negociaciones asimétricas entre hombres y mujeres 
migrantes puede asimilarse a la “trata de seres humanos”? Hay que señalar que las autoridades 
marroquíes y españolas hacen uso de esta retórica para relanzar sus políticas violentas en las 
fronteras. 
 
 
¿Políticas humanitarias en el rescate de las mujeres migrantes? Razones de 
 15 
género en la gobernanza migratoria. 
 
Es interesante comprender lo que se hace visible en la escenificación de la figura de la 
mujer migrante como (necesariamente) víctima de la trata de personas. Teniendo en cuenta el 
trabajo de académicas que ya han demostrado que la visibilidad de las mujeres “sigue siendo 
selectiva, incompleta y sesgada” (Morokvasic, 2011), podemos ver cómo los gobiernos 
marroquí y español manipulan el tema de la trata de personas para legitimar sus políticas 
fronterizas violentas, utilizando una lógica ya utilizada en otros contextos de securitización de 
fronteras. Esta categorización amalgama una pluralidad de escenarios e historias personales 
complejas y despolitiza la violencia que sufren estas mujeres, además de negarles su 
protagonismo. 
 
A ambos lados de la frontera: instrumentalización de la trata de personas. 
En febrero de 2015, se organizó una operación de seguridad a gran escala en el bosque de 
Nador. Es interesante precisar que se produjo pocas horas después del discurso oficial de 
clausura de la primera operación excepcional de regularización en Marruecos, en el marco de 
una nueva política migratoria promovida por el rey Mohammed VI en 2013, destinada a ser 
“humanista” y progresista (Alioua & Ferrié, 2017). Pero parece que no es eficaz en las regiones 
del norte o no de una manera positiva. El 10 de febrero de 2015, más de 1.200 personas fueron 
detenidas en el bosque de Gourougou, un lugar histórico para las personas candidatas a migrar 
a Europa, y llevadas a lugares de detención improvisados en varias ciudades del sur de 
Marruecos, fuera de todo marco legal (CCSM-GADEM, 2015). Un día después, una 
declaración del Ministerio del Interior explicó que se había procedido a: “la liberación de una 
serie de migrantes, entre ellos mujeres y niños, que habían sido obligados a vivir en el bosque 
por las redes de tráfico de personas y de trata de personas”. Advirtió que: “operaciones 
similares se llevarían a cabo sistemáticamente para evacuar todas las áreas ocupadas por 
migrantes que planean organizar intentos de emigración irregular”. 
Sin negar la existencia de la trata de seres humanos en Marruecos y en las fronteras del 
norte, es importante notar el cambio semántico que ha tenido lugar en los últimos años, al pasar 
de “la lucha contra la migración irregular” a “la lucha contra la trata de seres humanos”. Nicola 
Mai (2014) sugiere que debemos seguir siendo críticas/os con las operaciones que caen dentro 
de lo que él llama “humanitarismo sexual”, que en realidad operan para restringir la movilidad 
de los grupos de migrantes que están estratégicamente esencializados y alterizados como 
víctimas “puras” de la opresión y de la explotación sexual. Si observamos la redada de febrero 
 16 
de 2015, muy pocas mujeres y niñas/os fueron contadas/os entre las 1200 personas arrestadas. 
Más importante aún, las autoridades no tomaron ninguna medida para identificar o proteger a 
las potenciales víctimas de la trata de personas (CCSM-GADEM, 2015). 
 
Por parte española, en Ceuta y Melilla, a pesar de la existencia de un protocolo para 
“detectar a las víctimas de la trata de seres humanos”, la protección de las mujeres migrantes 
identificadas como potenciales víctimas de la trata de seres humanos parece existir sólo como 
discurso, ya que no se toman medidas específicas. 
“La policía no quiere trasladar a todas las mujeres víctimas del tráfico de seres humanos a la 
península porque temen que se convierta en un factor de atracción”, explica el director del 
centro de migración temporal de Melilla en 2015. Sin embargo, según él, “todas las mujeres 
subsaharianas son víctimas de la trata, el 99%”, y esto se afirma repetidamente en la prensa y 
se considera como “esclavitud moderna”17. Esta retórica ofrece un análisis simplista “de 
cuestiones complejas sin cuestionar los factores estructurales y causales de la desigualdad. A 
través de representaciones ficticias y estrechas de las víctimas ideales, tienden a afianzar las 
narrativas racializadas y a mezclar todo el trabajo sexual con la trata de personas, lo que legitima 
la criminalización de políticas e intervenciones que exacerban la vulnerabilidad social de las 
trabajadoras sexuales” (Andrijasevic & Mai, 2016). Esto puede ser parte del espectáculo 
fronterizo, “estos diversos momentos y formas de producción y de las redes de poder-
conocimiento que constituyen el régimen fronterizo y dan lugara su imagen pública” 
(Mezzadra, De Genova, Pickles 2015, p. 68). Aquí, las autoridades están produciendo dos 
figuras racistas y sexistas: la “mujer subsahariana víctima de la trata” contra el “hombre 
traficante subsahariano”. 
 A ambos lados de la frontera, el concepto de trata de seres humanos, cuando está 
vinculado al de migración irregular, sirve para criminalizar los movimientos migratorios de los 
africanos negros calificados como “mafias beligerantes” organizadas (entrevista con la 
Guardia Civil en Ceuta en 2015) y para justificar la gestión militarizada de la frontera, incluso 
más allá de la legalidad18. Ninguna coherencia entre el discurso, la ley y la práctica: las 
 
17 Véase, por ejemplo, el artículo de mayo de 2018 sin título “Más del 90% de las mujeres migrantes que llegan a 
Ceuta pertenecen a una red de trata”: https://www.ceutaactualidad.com/articulo/inmigracion/mas-90-mujeres-
migrantes-llegan-ceuta-vienen-red-trata/20180527103618066208.html 
18 La represión directa en las fronteras de Ceuta y Melilla, por parte de la Guardia Civil, en colaboración con sus 
homólogos marroquíes, viola el Convenio Europeo de Derechos Humanos y la Convención de Ginebra en la 
medida en que constituyen deportaciones colectivas. España ha sido condenada por esta práctica por el Tribunal 
Europeo de Derechos Humanos (ver: CEDH, 3 de octubre de 2017, N.D. et N.T. c. Espagne, req. n° 8675/15 
et 8697/15) así como por la ONU. 
 17 
mencionadas “víctimas de la trata de seres humanos” en esta frontera no reciben protección ni 
en Marruecos ni en los enclaves, ni son transferidas automáticamente a la península española. 
Las autoridades pretenden que sus políticas sean pro-derechos de las mujeres y exotizan la 
violencia como algo producido por los racializados, violentos y peligrosos Otros, los hombres 
“subsaharianos”, reactivando estereotipos desarrollados en los marcos de los regímenes de 
esclavitud y coloniales, sobre la figura bárbara que hay que controlar, someter, “civilizar”. La 
figura de la mujer vulnerable es también un medio para hacer de ella un objeto de control social 
en la frontera entre lo humanitario y la seguridad. Aquí las autoridades se exoneran de su 
responsabilidad en la violencia perpetrada contra las mujeres atrapadas en estos espacios 
rodeados de impunidad, lo que las hace siempre más vulnerables. 
 
Lidiando con su vulnerabilidad: las mujeres como combatientes diarias en las 
fronteras 
En las fronteras, la “vulnerabilidad de las mujeres” puede considerarse como una 
profecía autocumplida (Merton, 1948), construida para producir compasión, con fines políticos. 
Este concepto, utilizado como tal, ve a las mujeres negras migrantes sólo como víctimas pasivas 
de su propia migración, naturalmente débil y ya dominada por sus contrapartes masculinas 
negras, por lo que necesitan ser liberadas. No sólo invisibiliza las políticas patriarcales y racistas 
de los Estados, sino que también oculta la agencia que tienen estas mujeres: “Me fui por mi 
cuenta con mi propio dinero, soy una luchadora, nadie me ayudó. Todo el mundo cuenta 
conmigo. Nos las arreglamos, no tenemos elección”, explica una mujer de Camerún, esperando 
tener suerte en la frontera con su hija en 2017. Es importante ver las múltiples formas de agencia 
que se ponen en práctica cuando se enfrentan a un mayor control fronterizo que las hace más 
vulnerables. Las mujeres perciben sus cuerpos femeninos como una desventaja que las hará 
sufrir doblemente a lo largo de su ruta migratoria, pero al mismo tiempo puede constituir las 
herramientas de su estrategia de supervivencia y resistencia. 
Las mujeres conocidas en la frontera condenan la violencia específica que las afecta y los 
esfuerzos adicionales que tienen que hacer para hacer frente a ella. Afirman que tienen que 
luchar “dos veces más”, siendo negras y mujeres, cuando se enfrentan a los obstáculos para su 
movilidad. Algunas de ellas también afirman que tienen que luchar “dos veces más”, en el 
sentido de que tienen que luchar por sí mismas, pero también por su hija/o nacida/o en el camino 
como resultado de un padre “que fue a buscar a Europa por su cuenta” o después de un 
embarazo relacionado con una violación. 
 
 18 
“Las mujeres sufren más que los hombres. Él está solo, así que es más fácil para él 
cruzar. Cuando oigo que tienes que saltar las vallas, pero ¿cómo lo haces cuando tienes 
un hijo? Es más difícil para las mujeres, especialmente cuando tienes un hijo. En el 
camino siempre eres vulnerable: si te encuentras con un grupo de hombres, es probable 
que quieran violar a una mujer. Los hombres no son violados así, las mujeres siempre, 
es inevitable. (...) Las mujeres siempre sufren, siempre. Somos mucho más valientes, 
luchamos por nosotras mismas y por nuestros hijos. Los hombres sólo luchan por sí 
mismos. Tienes que luchar por dos personas. Él debería estar luchando por tres 
personas, pero ha decidido luchar sólo por sí mismo. Hasta la fecha todavía no sé dónde 
está. Así que estoy aquí, con mi hija, lucho por ella, lucho por mí misma, no es fácil, 
pero no tengo elección. Muchas mujeres están en esta situación”. Extracto de una 
entrevista con una mujer congoleña, Rabat, 2017. 
 
Como muestra Butler (2016), cualquier individuo que pretenda resistirse a diferentes 
formas de gobierno corre el riesgo de verse expuesto al sufrimiento al comprometer su cuerpo 
en el espacio público. Por lo tanto, las mujeres negras en las fronteras pueden ser consideradas 
como parte integral de la resistencia que tiene lugar contra las políticas migratorias racistas. A 
través de su propia presencia en la frontera, marcan su voluntad de luchar por su libertad de 
movimiento. 
 
 
Conclusión 
 
« El objetivo de la Guardia Civil es salvar la integridad de la frontera española y la de 
Europa. (…) Es Europa la que debe ir a África, no África a Europa. Necesitan que se 
les enseñe a organizarse. Se les debe enseñar democracia, educación, y casi por la 
fuerza si es necesario. La valla simboliza el fracaso de muchos países africanos, es 
necesaria hoy en día. ». Extracto de entrevista con la Guardia Civil de Ceuta, 2015. 
 
Para Colette Guillaumin (1972), el racismo como justificación no es suficiente. Según 
ella, el racismo tiene un lado mental y otro material que se alimentan mutuamente. Es un 
conjunto total, formado tanto por prácticas como por discurso/representación, que crean un 
orden social racista. Para deconstruir los discursos dominantes en la frontera, debemos ver que 
 19 
el fin está en los medios (Gandhi, 1969). Si los medios utilizados deshumanizan o incluso quitan 
vidas para la defensa de las fronteras de Ceuta y Melilla, es necesario entender qué significa 
esta violencia. Violencia tácitamente autorizada por el Estado y perpetuada para defender la 
frontera y combatir ciertas migraciones, más allá de las justificaciones legales. Del lado 
español, hay que tener en cuenta las dimensiones militar y colonial de la construcción y defensa 
– ayer y hoy – de las ciudades de Ceuta y Melilla. Según Gurminder K. Bhambra (2016), 
debemos pensar en el colonialismo no sólo como algo que hacen los Estados, sino también 
como algo que hacen los individuos. En este sentido, la violencia especial infligida por la 
Guardia Civil a los que saltan la valla, apoyada por el Estado y parte de la opinión pública 
parece tener por objeto reafirmar un orden social colonial racista. 
El pasado de Ceuta y Melilla como cabezas de puente militar de la penetración colonial 
en Marruecos, luego a presidios coloniales19 y después a « plazas de soberanía » durante el 
protectorado (Zurlo, 2005), parece haberse cristalizado y actualizado en la represión anti-
migrantes de hoy. La discriminación racial, primero en contra de la población marroquí (o de 
origen marroquí), es constitutiva y estructural en los enclaves y en sus fronteras,y la impunidad, 
tanto ayer como hoy, asegura la continuidad de la dominación violenta de las personas africanas 
o no blancas que penetran en estos bastiones coloniales. La violencia se intensifica dependiendo 
del color de la piel. Hasta la fecha, todas las violaciones de los derechos, abusos y asesinatos 
cometidos contra los personas migrantes negras por agentes de la Guardia Civil, como 
ejecutores de las políticas migratorias en la frontera, han permanecido impunes, hasta el punto 
de otorgar a estos guardias fronterizos el derecho a matar, como lo ilustra trágicamente el caso 
de la masacre de Tarajal en Ceuta en 201420. Hoy, las personas procedentes de África Central 
y Occidental parecen haberse convertido en los nuevos chivos expiatorios, después y con las y 
los marroquíes21, acusados oficialmente de amenazar la seguridad y la soberanía de los 
territorios españoles en África. De manera más oficiosa, para algunos, la violencia en la frontera 
se considera también necesaria para mantener la civilización española – blanca y cristiana – y 
 
19 En 1889, el enclave de Ceuta se convirtió oficialmente en una "colonia penitenciaria" donde se encarcelaba a 
los disidentes españoles de la orden colonial, pero también a territorios americanos, como los desterrados de Cuba, 
en particular los esclavos negros y mulatos liberados y los criollos. Véase Sánchez, 2018. 
20 En 2015, el juez encargado de estudiar el caso en Ceuta cerró el caso y retiró los cargos contra dieciséis guardias 
civiles acusados de matar al menos a quince personas (docenas en realidad). En su orden, destaca la 
responsabilidad de las víctimas: "Los migrantes han asumido el riesgo de entrar ilegalmente en territorio español 
por mar, nadando, ignorando las acciones disuasorias tanto de las fuerzas marroquíes como de la Guardia Civil". 
Véase el comunicado de prensa de la red Migreurop del 6 de febrero de 2018 (en línea). 
21 En un informe presentado al Ministerio de Defensa español en 2014, el Real Instituto Español Elcano advierte 
de un supuesto "proceso de marroquización" que podría llevar a largo plazo a apoyar la demanda marroquí de 
soberanía sobre la ciudad. 
 20 
defender lo que queda del Imperio colonial22. Así se destaca la colonialidad del régimen 
migratorio español, pero de manera más global europeo (Rodriguez, 2018), que se gobierna a 
través de diferenciaciones étnicas/raciales y de género. 
En este texto centrado en la experiencia de las mujeres racializadas en la frontera, hemos 
visto que los efectos entrelazados de las políticas de género y de securitización fronteriza son 
variados y complejos. Sin embargo, se puede identificar una tendencia duradera en todos los 
niveles – Estados (discursos/políticas), locales (organismos encargados de hacer cumplir la ley, 
civiles), microlocales (dentro de la propia población migrante) – orientada a aprovechar la 
presencia de las mujeres y a controlar su movilidad y sexualidad. Parece claro que la 
externalización de las fronteras de la UE en África agrava la violencia perpetrada contra las 
mujeres a lo largo del proceso migratorio porque crea un continuum de espacios en los que las 
mujeres negras tienen que resistir y/o ceder – y aquí “ceder no es consentir” (Mathieu, 1985) – 
a las relaciones de poder de género, raza y clase para poder cruzar las fronteras securitizadas 
para otras/os. La subcontratación del control migratorio europeo a países africanos cada vez 
más al Sur, hace que las rutas migratorias sean siempre más largas y difíciles para las mujeres 
africanas que no pueden solicitar u obtener un visado. En su búsqueda de movilidad, estas 
mujeres a menudo se ven obligadas a encontrar un “protector” desde el principio o durante su 
viaje. Esto conduce a una pérdida inmediata de autonomía e independencia para estas mujeres, 
que tienen que incluir a un hombre en su proyecto migratorio para poder esperar algún grado 
de seguridad. Pero la “protección” también es una relación de poder, incluso a veces de dominio 
(Young, 2003). A través del trabajo de campo, se ha identificado que el número de mujeres que 
han sido violadas por militares o civiles, en su viaje y durante su estancia en la frontera, es tan 
significativo que no se puede considerar que la violencia sexual sea aislada u ocasional, sino 
más bien sistémica en el contexto de esta migración obstaculizada. “Es imposible conocer a 
una mujer subsahariana que ha viajado a Marruecos y que no ha sufrido violencia sexual en 
el camino o en la frontera. Las pocas mujeres que no han sufrido daños son casos aislados”, 
explica el agente médico de una ONG que trabaja con mujeres migrantes en Marruecos. “Es 
como si las mujeres tenían que ser agredidas sexualmente para poder migrar más rápido.” 
Analiza un joven camerunés testigo de escenas de violación en la frontera con Argelia (por la 
cual entran muchas personas) y en la marroquí-española, denunciando tanto los abusos 
 
22 Durante la investigación, además de las entrevistas, varios hechos han demostrado un vínculo estrecho entre 
guardias civiles y apología del colonialismo. Ver por ejemplo : Agueda, P. « Los antidisturbios de la Guardia 
Civil en Melilla se fotografían ante la estatua de Franco », El Diario, 11/06/2015. 
https://www.eldiario.es/politica/antidisturbios-Guardia-Civil-Franco-Melilla_0_397561208.html 
 21 
cometidos por militares y civiles locales como la de los hombres migrantes en posición de poder 
por su papel en el dispositivo del paso clandestino. “Ese es el precio que las mujeres tienen que 
pagar por viajar” normalizan muchas de las mujeres migrantes que conocí para sobrevivir a la 
violencia cuotidiana. Al igual que en la ruta entre Centro-América y Estados Unidos, las 
mujeres “saben que esto forma parte de su viaje al Norte. La violencia sexual actúa de manera 
directa e indirecta como una amenaza conocida y asumida que circula a través de las redes 
migratorias” (Cortés, 2018). 
A la hora de medir las consecuencias de las políticas de externalización de fronteras, 
también hay que tener en cuenta el impacto social de todos los embarazos, nacimientos e 
infancias difíciles generados por la violencia sexual vivida por las mujeres en sus movilidades 
obstaculizadas. Detrás de los dramáticos enfrentamientos representativos de la guerra contra 
los inmigrantes que tienen lugar en las vallas de Ceuta y Melilla, entre fuerzas 
españoles/marroquíes y hombres negros que intentan cruzar la frontera, una guerra de “baja 
intensidad”23, mucho menos visible, es librada por un espectro más amplio de actores, contra 
mujeres negras en busca de movilidad. Simultáneamente al orden social racista – y colonial por 
el lado español – impuesto a las personas negras a través de una ejecución violenta de la 
gobernabilidad migratoria en la frontera, un orden de género y sexual parece ser perpetuamente 
restablecido allí, reforzando el continuum de la dominación masculina. Vemos como las 
políticas de externalización refuerzan relaciones de “sexaje” (Guillaumin, 1992) en las 
fronteras, es decir relaciones de apropiación – por diferentes agentes con varios intereses – del 
grupo de las mujeres como conjunto, pero también del cuerpo material individual de cada 
mujer. Además, hay que señalar que, en pocos años, la cuestión del control de los movimientos 
migratorios y la seguridad de las fronteras de la UE se ha convertido en un importante negocio, 
o mejor dicho en un complejo militar-industrial (PorCausa, 2017; Transnational Institute & 
Stop Wapenhande, 2018) que, al igual que otros complejos militares-industriales, tiende a 
reforzar la violencia contra las mujeres, la apropiación de su cuerpo y fuerza de trabajo (Michel, 
1985, 2012), dentro de un sistema capitalista globalizado. 
Según la filósofa Elsa Dorlin, “para algunas/os, la cuestión de la defensa no cesa cuando 
el momentode la movilización política definida llega a su fin, sino que es una vivencia continua, 
una fenomenología de la violencia” (Dorlin, 2017, p.17). Lejos de la figura de la víctima pasiva, 
 
23 El concepto de guerra de baja intensidad asociada a la violencia contra las mujeres ha sido utilizado 
especialmente en América del Sur por feministas como Rita L. Segato, para analizar los feminicidios. También 
por la socióloga francesa Jules Falquet en su trabajo sobre la violencia contra las mujeres en tiempos de guerra 
y paz, en el contexto de la globalización neoliberal. 
 22 
las mujeres negras en las fronteras se resisten y utilizan su ingenio a diario para enfrentarse a 
las políticas de control de fronteras externalizadas de la UE y a las asignaciones de género, 
racializadas y de clase. Se defienden y perseveran en su búsqueda de movilidad, con la 
esperanza de que algún día ellas también puedan gritar: “boza” (victoria)24! 
Referencias 
-Acosta-Sanchez, M. (2014). Melilla: fronteras terrestres, vallas y tierra de nadie. 
Revista Electrónica de Estudios Internacionales. https://doi.org/10.17103/reei.28.07 
-AFVIC-Cimade. (2005). Refoulements et expulsions massives de migrants et 
demandeurs d'asile. Rapport. 
-Agamben, G. (2003). Etat d’exception, Paris: Seuil. 
-Alioua, M. (2011). L’étape marocaine des transmigrants subsahariens en route vers 
l’Europe: l’épreuve de la construction des réseaux et de leurs territoires. Thèse de sociologie. 
Toulouse II. 
-Alioua, M., & Ferrié, J.-N. (2017). La nouvelle politique migratoire marocaine. 
Maroc: Konrad Adenauer Stiftung. http://www.kas.de/wf/doc/kas_51242-1522-1-
30.pdf?180124171336. 
-AMDH Nador. (2015). Rapport sur la situation des subsahariens à Nador. 
https://ffm-online.org/wp-content/uploads/2015/06/Rapport-migrant-Nador.pdf 
 -Andrijasevic, R. (2014). Sex on the move. Genre, subjectivité et inclusión 
différentielle. Vacarme, 69(4), 196-225. https://doi.org/10.3917/vaca.069.0196. 
 -Andrijasevic, R., & Mai, N. (2016). Editorial: Trafficking (in) Representations: 
Understanding the Recurrent Appeal of Victimhood and Slavery in Neoliberal Times. Anti-
Trafficking Review, 7, pp. 1-10. https://doi.org/0.14197/atr.20121771. 
-AMERM. (2008). L’immigration subsaharienne au Maroc : analyse socio-
économique. Maroc. 
 -APDHA. (2018) Derechos humanos en la frontera sur. 
https://www.apdha.org/media/informe-frontera-sur-2018-web.pdf. 
-Bhambra, G.K. (2016) European Cosmopolitanism: Colonial Histories and 
Postcolonial Societies, Co-edited with John Narayan, London : Routledge International 
Library of Sociology 
 -Basham, V. M., & Vaughan-Williams, N. (2013). Gender, Race and Border Security 
Practices: A Profane Reading of ‘Muscular Liberalism’. The British Journal of Politics and 
International Relations, 15(4), 509-527. https://doi.org/10.1111/j.1467-856X.2012.00517.x. 
-Bigo, D. (2008). Le “phagocytage” des questions de migration et de libre circulation 
en Europe par les enjeux de sécurité ? Migrations Société, vol. 116, no. 2, 73-84. 
 -Butler, J., Gambetti, Z., Sabsay, L.(Eds.) (2016) Vulnerability in Resistance, Durham: 
Duke University Press. 
 -Caminando fronteras (2017). Tras la frontera. 
https://caminandofronteras.files.wordpress.com/2017/05/ccf-itlf-arte-final-web.pdf 
 -CCSM & GADEM (2015). Information note on the arbitrary displacement and 
detention of migrants in Morocco following the 10th of February raids. http://www.gadem-
asso.org/wp-content/uploads/2016/05/20150219_-NoteCCSM_GADEM_detention_migrants-
VF-2.pdf 
 
24 “Boza” es la expresión utilizada por las personas migrantes cuando logran cruzar la frontera, significa “victoria”. 
Se cree que el término proviene del wolof o del bambara según diferentes explicaciones. 
 23 
-Cimade. (2004). La situation alarmante des migrants subsahariens en transit au 
Maroc et les conséquences des politiques européennes. 
https://www.lacimade.org/wpcontent/uploads/2009/03/rapportMarocCimade.pdf 
-Collins, P. H. (2000) Black Feminist Thought : Knowledge, Consciousness, and the 
Politics of Empowerment [1990]. New York: Routledge. 
 -Collyer, M. (2007). In-Between Places: Trans-Saharan Transit Migrants in Morocco 
and the Fragmented Journey to Europe. Antipode, 39(4), 668-690. 
-Combahee River Collective (1979). A Black Feminist Statement., first appeared in 
Capitalist Patriarchy and the Case for Socialist Feminism, Zillah R. Eisenstein, (Ed.), New 
York: Monthly Review Press 
-Cortés, A. (2018). Violencia de género y frontera: migrantes centroamericanas en 
México hacia los EEUU. European Review of Latin American and Caribbean Studies. 
https://doi.org/10.18352/erlacs.10321 
-Cortés, A. y Manjarrez, J. (2017) Mujeres, migración centroamericana y violencia: un 
diagnóstico para el caso de Puebla, Puebla: BUAP. 
-Cossée, C., Miranda, A., Ouali, N., & Djaouida, S. (2012). Le genre au coeur des 
migrations, Pétra. 
 -Crenshaw, K. (1991). Mapping the Margins: Intersectionality, Identity Politics, and 
Violence against Women of Color. Stanford Law Review, 43(6), 1241-1299. 
https://doi.org/10.2307/1229039 
-Darley, M. (2006). Le statut de la victime dans la lutte contre la traite des femmes. 
Critique internationale, 30(1), 103-122. https://doi.org/10.3917/crii.030.0103 
 -De Genova, N., Mezzadra, S. & Pickles, J. (Eds). (2015). New Keywords: Migration 
and Borders., Cultural Studies, vol. 29, no. 1, 2015, 55-87. 
 -Dorlin, E. (2017) Se défendre. Paris: La Découverte 
 -Ekwe-Ekwe, H. (2011). Readings from Reading: Essays on African Politics, 
Genocide, Literature. Senegal: African Renaissance 
 -El Hamel, C. (2012). Black Morocco. A history of Slavery, Race, and Islam. 
Cambridge University Press. https://doi.org/10.1017/CBO9781139198783 
 -El Qadim, N. (2010). La politique migratoire européenne vue du Maroc : contraintes 
et opportunités, Confronting European migration policy : dealing with constraints, finding 
opportunities ? The case of Morocco. Politique européenne, (31), 91-118. 
https://doi.org/10.3917/poeu.031.0091 
-Escoffier, C. (2006). Communautés d’itinérance et savoir-circuler des transmigrant-
e-s au Maghreb. Thèse de sociologie. Toulouse II. 
 -Falcón, S. (2006). “National security” and the violation of women: Militarized border 
rape at the US-México border. In Color of Violence: The Incite! Anthology. Cambridge : 
South End Press, 119-129. 
-Ferrer-Gallardo, X. (2008). The Spanish–Moroccan border complex: Processes of 
geopolitical, functional and symbolic rebordering. Political Geography, 27(3), 301-321. 
 -Freedman, J. (2004). Introduire le genre dans le débat sur l’asile politique. 
L’insécurité croissante pour les femmes réfugiées en Europe. Les cahiers du CEDREF. 
Centre d’enseignement, d’études et de recherches pour les études féministes, (12), 61-80 
-Freedman, J. (2016). Engendering Security at the Borders of Europe: Women 
Migrants and he Mediterranean ‘Crisis’. Journal of Refugee Studies, 29(4). 
https://doi.org/10.1093/jrs/few01 
-Gabrielli, L. (2015). Récurrence de la crise frontalière : l’exception permanente en 
Espagne. Cultures & Conflits, (99-100), 75-98. 
 -GADEM. (2007). La chasse aux migrants aux frontières sud de l’Europe. 
 24 
http://www.gadem-asso.org/la-chasse-aux-migrants-aux-frontieres-sud-de-leurope/ 
 -GADEM et al. (2015). Ceuta et Melilla : centres de tri à ciel ouvert aux portes de 
l’Afrique. http://www.gadem-asso.org/ceuta-et-melilla-centres-de-tri-a-ciel-ouvert-aux-
portes-de-lafrique/ 
-Gandhi (1969) Tous les hommes sont frères, réédité en 1990, Paris : Gallimard 
-Guillaumin, C. (1972). L’idéologie raciste. Paris: Gallimard. 
 -Guillaumin, C. (1992). Sexe, race et pratique du pouvoir. L’idée de nature. Paris:Côté-femmes. Réédition : Editions iXe, 2016. 
 -Guillemaut, F. (2008). Mobilité internationale des femmes, échange économico-
sexuel et politiques migratoires : la question du « trafic ». Les cahiers du CEDREF, (16), 
147-168. 
-Human Rights Watch. (2014). Abused and Expelled Ill-Treatment of Sub-Saharan 
African Migrants in Morocco. https://www.hrw.org/report/2014/02/10/abused-and-
expelled/ill-treatment-sub-saharan-african-migrants-morocco 
-Kastner, K. (2010). Moving relationships: family ties of Nigerian migrants on their 
way to Europe, African and Black Diaspora: An International Journal, vol. 3, no. 1, pp. 317-
351. 
-Kergoat, D. (2009). Dynamique et consubstantialité des rapports sociaux., in Dorlin, 
E. (Ed.). (2009). Sexe, race, classe. Pour une épistémologie de la domination, Paris, Presses 
universitaires de France 
-Kergoat, D. (2012). Se battre disent-elles... Paris : La Dispute 
 -Khachani, M. (2008) La migration clandestine au Maroc, Florence: European 
University Institute, Robert Schuman Centre for Advanced Studies, 
http://cadmus.eui.eu/bitstream/handle/1814/10094/CARIM_AS%26N_2008_50.pdf?sequence
=1 
-Kobelinsky, C. (2017). Exister au risque de disparaître. Récits sur la mort pendant la 
traversée vers l’Europe. Revue européenne des migrations internationales, 33(2), 115-131. 
 -Laacher, S. (2010). De la violence à la persécution, femmes sur la route de l’exil. 
Paris: La Dispute. 
 -Lmadani, F. A. B. (2012). Femmes et émigration marocaine. Hommes & Migrations, 
1300, 96-103. 
 -Mai, N. (2014) «Between Embodied Cosmopolitism and Sexual Humanitarianism: 
The Fractal Mobilities and Subjectivities of Migrants Working in the Sex Industry », in Baby-
Collins, V. and Anteby, L. (eds) Borders, Mobilities and Migrations, Perspectives from the 
Mediterranean in the 21st Century, Brussels: Peter Lang, 2014, pp. 175-192. 
-Makaremi, C. (2008). Participer en observant. Étudier et assister les étrangers aux 
frontières. In Les politiques de l’enquête. Epreuves ethnographiques. Paris : La Découverte. 
 -Mathieu, N-C. (Ed.) (1985). L’Arraisonnement des femmes. Essais en anthropologie 
des sexes, Paris: EHESS 
 -Médecins Sans Frontières. (2010). Violence sexuelle et migration: la réalité cachée 
des femmes subsahariennes arrêtées au Maroc sur la route de l’Europe, Rabat: MSF Spain 
 -Médecins Sans Frontières. (2013). Violences, vulnérabilités et migration : bloqués 
aux portes de l’Europe. Un rapport sur les migrants subsahariens en situation irrégulière au 
Maroc. Rabat: MSF Spain. 
-Merton, R. K. (1948). The Self-Fulfilling Prophecy. The Antioch Review, 8(2), 
193-210. 
 -Mghari, M. (2008) La migration irrégulière au Maroc, Rabat: Centre d’études et de 
recherches démographiques (CERED), http://iussp2009.princeton.edu/download.aspx? 
submissionId=92040 
-Michel, A. (1985) (coord.)., «Le complexe militaro industriel et la violence à l’égard 
 25 
des femmes », Nouvelles Questions Féministes, n°11-12. 
 -Michel, A. (2012) Féminisme et antimilitarisme, Éditions iXe 
 -Migreurop (2007). Guerre aux migrants. Le petit livre noir de Ceuta et Melilla, Paris: 
Syllepse 
 -Morokvasic, M. (2011). L'(in)visibilité continue, Cahiers du Genre, 2011/2 (n° 51), 
25-47. 
 -Ogundipe-Leslie, M. (1994). Re-Creating Ourselves: African Women and Critical 
Transformations, Africa Research and Publications. 
 -Pheterson, G. (2001) Le prisme de la prostitution, translated by Nicole-Claude 
Mathieu, Paris: L’Harmattan. 
 -Pian, A. (2008a). Aux portes de Ceuta et Melilla: regard sociologique sur les 
campements informels de Bel Younes et de Gourougou. Migrations Société, (116), 11-24. 
https://doi.org/10.3917/migra.116.0011 
-Pian, A. (2008b). Le «tuteur-logeur » revisité. Politique africaine, (109), 91-106. 
https://doi.org/10.3917/polaf.109.0091 
 -Pian, A. (2009). Aux nouvelles frontières de l’Europe: L’aventure incertaine des 
Sénégalais au Maroc. Paris: La Dispute. 
 -Pian, A. (2010). La migration empêchée et la survie économique: services et 
échanges sexuels des Sénégalaises au Maroc., Cahiers du Genre, 2/ 2010 (n° 49), 183-202 
 -PorCausa (2017). La industria del control migratorio. ¿Quién gana con las políticas 
fronterizas de la Unión Europea?, https://porcausa.org/industriacontrolmigratorio/ 
-Quijano, A. (2000). Colonialidad del Poder, Eurocentrismo y América Latina, 
International Sociology, 15, no. 2, 201−46. 
 -Rigo, E. (2017). Re-gendering the Border: Chronicles of Women’s Resistance and 
Unexpected Alliances from the Mediterranean Border. ACME: An International Journal for 
Critical Geographies, 0(0). 
 -Rodriguez, E. G. (2018). The Coloniality of Migration and the “Refugee Crisis”: On 
the Asylum-Migration Nexus, the Transatlantic White European Settler Colonialism-
Migration and Racial Capitalism. Refuge: Canada’s Journal on Refugees, 34(1), 16-28., E.G. 
 -Saddiki, S. (2010). Ceuta and Melilla Fences: a EU Multidimensional Border? Paper 
presented at the Canadian Political Science Association 2010 annual conference, Ottawa 
 -Sanchez, G. (2016). Women’s Participation in the Facilitation of Human Smuggling: 
The Case of the US Southwest. Geopolitics, 21(2), 387-406. 
https://doi.org/10.1080/14650045.2016.1140645 
-Sánchez, R. (2018). « Ceuta : quand la barrière de l’Europe était un bagne colonial », 
Mélanges de la Casa de Velázquez, 48-1 | 2018. http:// journals.openedition.org/mcv/8025 
-Stock, I. (2011). Gender and the dynamics of mobility: reflections on African migrant 
mothers and ‘transit migration’ in Morocco. Ethnic and Racial Studies. 
https://doi.org/DOI:10.1080/01419870.2011.594175 
-Stock, I. (2018). Ethnography, Reflexivity and Feminism: Researching Sub-Saharan 
African Migrants’ Perspective on (Im)mobility in Morocco. SAGE Research Methods Cases. 
http://dx.doi.org/10.4135/9781526444325 
-Tabet, P. (2004), La grande arnaque. Sexualité des femmes et échange économico-
sexuel, Paris: L'Harmattan 
 -Timera, M. (2009). Aventuriers ou orphelins de la migration internationale, Venturers 
and forgotten people of international migration. New and old sub-Saharan migrants in 
Morocco. Politique africaine, (115), 175-195. https://doi.org/10.3917/polaf.115.0175 
-Transnational Institute, & Stop Wapenhande. (2018). Expanding the fortress. The 
policies, the profiteers and the people shaped by EU’s border externalisation programme. 
Amsterdam. https://www.tni.org/en/node/24130 
 26 
-Tyszler, E. (2018). Boza! Disent aussi les femmes., Vacarme, n° 83, 70-79 
-Zurlo, Y. (2005) Ceuta et Melilla. Histoire, représentations et devenir de deux 
enclaves espagnoles. Paris : L’Harmattan.