Logo Studenta

Historia_de_la_Historia_de_Cieza

¡Este material tiene más páginas!

Vista previa del material en texto

Revista del Centro de Estudios Históricos Fray Pasqual Salmerón
Año VIII • Número 19
Cieza, Diciembre 2010
2
Postal de Mercedes Navarro, esposa de Joaquín Payá, 
realizada en Shangai en 1897
SUMARIO NUESTRA PORTADA
Déposito Legal: MU - 985 - 2002
ISSN: 1579-7805
Imprime: Gráficas Cieza
Revista
Diciembre, 2010 - Nº 19
Edita:
Centro de Estudios Históricos
Fray Pasqual Salmerón
Dirección:
Manuela Caballero González
Consejo de redacción:
José Luis Tudela Camacho
Mª Carmen Salmerón Vázquez
María Teruel Juliá
Antonio Ballesteros Baldrich
Colaboradores:
Ricardo Montes Bernárdez
Víctor M. Martínez Lucas
Francisco J. Salmerón Giménez
Remedios Maurandi Guirado
Pascual Santos López
Sede:
Apartado de Correos 357
fraypascual@hotmail.com
30530 CIEZA (Murcia)
Presidente:
Joaquín Salmerón Juan
Vicepresidente:
Antonio Ballesteros Baldrich
Secretaria:
Manuela Caballero González
Tesorera:
Mª Carmen Salmerón Vázquez
Vocales:
Nuria Lorente García
María Teruel Juliá
Pascual Santos López
Remedios Sancho Alguacil
José Luis Tudela Camacho
Revista C.E.H. Fray Pasqual Salmerón
LLaa ddiirreecccciióónn ddee AAnnddeellmmaa nnoo ssee hhaaccee
rreessppoonnssaabbllee nnii ppaarrttíícciippee ddee llaass 
ooppiinniioonneess ddee nnuueessttrrooss ccoollaabboorraaddoorreess 
Presentación. Resumen de
nuestra actividad reciente:
Tiempos duros pero
incapaces de agotarnos_________3
Rasgos de la vida de
Joaquín Payá López______________5
RRiiccaarrddoo MMoonntteess BBeerrnnáárrddeezz
Entidades y núcleos rurales de 
población en Cieza. Acercamiento 
a su Geodemografía______________11
VViiccttoorr MM.. MMaarrttíínneezz LLuuccaass
PPAAIISSAAJJEESS UURRBBAANNOOSS
Casa de las Artes y la Música______17
AAnnttoonniioo BBaalllleesstteerrooss BBaallddrriicchh
Historia de la Historia de Cieza____20
FFrraanncciissccoo JJ.. SSaallmmeerróónn GGiimméénneezz
HHIISSTTOORRIIAA DDEE LLAA TTEECCNNOOLLOOGGÍÍAA EENN CCIIEEZZAA
Transmitiendo la palabra “Dios”____32
PPaassccuuaall SSaannttooss LLóóppeezz
Jane Addams, el compromiso vecinal
como principio democrático______38
RReemmeeddiiooss MMaauurraannddii GGuuiirraaddoo
Revista C.E.H. Fray Pasqual Salmerón
3
p
re
se
n
ta
ci
ón
El hablar de la crisis económica se ha convertido en leit motiv de todas
las conversaciones y de todo lo que se escribe en estas fechas. El pesi-
mismo ha podido con el tradicional espíritu español que, como el
toro, se suele crecer en la adversidad. La subvención a nuestro trabajo por
parte de la administración local y de entidades de ahorro ha desparecido
del todo o casi en los dos últimos años, pero nosotros seguimos funcio-
nando gracias a nuestros ahorros, a las cuotas de nuestros socios y, sobre
todo, al ánimo que nos transmitís los miembros y amigos del Centro de
Estudios Históricos Fray Pasqual Salmerón y de nuestra Andelma. Gracias
por vuestro ánimo, de verdad. Es más, hemos crecido en páginas y a partir
de ahora, tras cumplir los 18, pasará a ser revista Andelma, aunque segui-
rá cumpliendo las funciones de boletín informativo que nunca ha perdido
desde su fundación, por lo que paso ahora a resumiros algunas de las más
destacadas actividades que hemos realizado en los últimos meses.
En la Biblioteca Padre Salmerón de Cieza, se presentó el 22 de abril el
libro LA LUCHA POR LA SUPERVIVENCIA DE UN TRABAJADOR CIEZANO (1874-
1937) de Pascual Moreno Quijada, editado por el Centro de Estudios
Históricos Fray Pasqual Salmerón, como actividad enmarcada dentro de la
programación de la Feria del Libro del presente año. Esta publicación reco-
ge el diario escrito por Pascual Moreno relatando sus experiencias para
sobrevivir y sacar adelante a su familia en el que va desgranando los avata-
res de su vida, la necesidad, la pobreza, la emigración, la lucha, en fin, por
la supervivencia en tiempos que fueron muy duros. El estudio del contexto
de la época que le tocó vivir ha sido realizado por el Dr. en Hª
Contemporánea Francisco Javier Salmerón Giménez y la obra ha sido tam-
bién prologada por el catedrático de Sociología Juan Ortín García. Este
libro es el 1º de una serie que pretendemos que sirva de apoyo a investiga-
ciones propias y ajenas y que hemos denominado MATERIALES PARA LA HIS-
TORIA DE CIEZA. El acto estuvo arropado por numeroso público y descen-
dientes del protagonista, a los que desde aquí queremos agradecer la gene-
rosidad de que han hecho gala al dar a conocer este testimonio.
Resumen de nuestra
actividad reciente:
Tiempos duros pero 
incapaces de agotarnos
Revista C.E.H. Fray Pasqual Salmerón
4
Este año hemos decidido dar comienzo a un
nuevo ciclo de conferencias que gire en torno a la
mujer, sacando a la luz historias de mujeres, inves-
tigando y corrigiendo “olvidos” imperdonables.
Empezamos el 11 de marzo con Remedios
Maurandi Guirado que nos habló de JANE
ADDAMS. EL COMPROMISO VECINAL COMO PRIN-
CIPIO DEMOCRÁTICO y el 16 del mismo mes Ana
Mª Ruíz Lucas trató de LA MUJER EN LA PINTURA
ESPAÑOLA. El VII Ciclo de Conferencias PAISAJE Y
CULTURA EN EL MEDITERRÁNEO se celebró en el
Museo de Siyâsa, del 11 al 20 de mayo y con la
ayuda de la Caja de Ahorros Mediterráneo, con
ponencias sobre actuaciones de conservación del
patrimonio histórico de Cieza impartidas por los
restauradores Ester Piñera, Olga Briones, María
Jesús Ortiz y Pedro Sánchez así con la conferencia
LA CONSERVACIÓN DE LOS ÁRBOLES MONUMENTA-
LES E HISTÓRICOS DEL TÉRMINO MUNICIPAL DE
CIEZA que impartió Antonio Félix Carrillo López,
Dr. en Botánica.
El 18 de mayo, Día Internacional de los
Museos, nuestro centro, con la colaboración de la
Concejalía de Museos y Patrimonio Histórico,
organizó un año más la ceremonia islámica del té. 
El 28 de mayo, nuestro centro quiso enaltecer
el trabajo del matrimonio Juan José Avellán y María
Jesús Palacios, con el Premio Fray Pasqual Salmerón
2009, por su trayectoria y labor entregada a la inves-
tigación, conservación y difusión del patrimonio y
valores culturales de Cieza, que es lo que reconoce
este galardón. En el acto se destacaron los méritos
conseguidos por los premiados y se hizo entrega de
la distinción consistente en una obra del escultor
Antonio Jesús Yuste. La obra de Avellán no sólo ha
discurrido por los campos de la investigación histó-
rica local, sino que también ha sido un prolífico
autor de artículos publicados en la prensa local.
Igualmente, ya lleva registrada la autoría de los
libros EL COMERCIO DEL VINO EN LA CIEZA CON-
TEMPORÁNEA: LOS PEPERRE y COSAS DE JUAN JOSÉ.
Desde hace muchos años, también ha trabajado por
facilitar el acceso de los invidentes a publicaciones
históricas y literarias de Cieza y del resto de la
Región, consiguiendo que el Servicio Bibliográfico
de la ONCE haya realizado, para su préstamo, una
decena de libros hablados y uno sobre el arte rupes-
tre murciano en sistema Braille. En esa labor persis-
tente e incansable ha sido pieza imprescindible su
esposa, que también le ha ayudado en su labor escri-
tora. Por ello, también ha sido merecedora de este
premio compartido. En un emotivo acto, atestado
de público, intervino el catedrático de Lengua y
Literatura José García Templado que trazó el perfil
humano de Avellán, a quien señaló como una per-
sona que ha sabido cultivar su ingenio. Avellán decla-
ró durante el acto: Han querido premiar la fidelidad
a la cultura, pero no le veo tanto mérito porque hemos
hecho lo que nos ha gustado hacer. Este galardón, más
que eso, es el cariño grandísimo que nos tienen los ami-
gos y para mí, ese cariño vale más que todos los premios
del mundo.
Como finalización de las actividades del curso
2009/2010 se realizó, junto a Editum, la editora de
la universidad de Murcia, la presentación del libro
“TOPONIMIA Y BIOGEOGRAFÍA HISTÓRICA DE PLAN-
TAS LEÑOSAS IBÉRICAS”, de A. Félix Carrillo López,
José S. Carrión García, S. Fernández Jiménez y
Juan L. Román del Cerro. El acto tuvo lugar el 16
de junio en el Museo de Siyâsa con la participación
del director de Editum, Conrado Navalón Vila y
los dos primeros autores mencionados.
Joaquín Salmerón JuanMaría Jesús Palacios y Juan José Avellán,
tras recibir el Premio Fray Pasqual Salmerón
en su edición de 2009
Revista C.E.H. Fray Pasqual Salmerón
5
BIOGRAFÍA
Su padre fue el funcionario de Correos Joaquín María
Payá Soria, alicantino que, trasladado a Vizcaya, casó
con Trinidad López de Amézola. Joaquín Payá López
llegó al mundo en la ciudad de Bilbao el 25 de
noviembre de 1872. Siendo aún muy niño vivió el sitio
de Bilbao impuesto por las tropas carlistas y en 1877,
su padre se traslada a Murcia, donde discurriría la
mayor parte de su infancia y estudiaría el bachillerato.
Antes de cumplir los dieciocho años ya colaboraba
como poeta en las páginas de “Cartagena Artística”.
Estudia Derecho y Filosofía y Letras en Madrid y
llega a ser Colegial en el Real Colegio Español de San
Clemente, de Bolonia, ciudad en la que, por el año de
1894 era alumno del poeta Carducci. Se casó con
Mercedes Navarro Sánchez y marcha para la embajada
de Shanghai en 1897. Aquí nace su primer hijo,
Joaquín, el 30 de septiembre de 1899. Después, ya en
España, tuvo otros cuatro: Mercedes, Elena, Isabel y
Guillermina. A comienzos de 1900, de regreso de su
destino como diplomático en China, empieza a traba-
jar en el recién creado Banco de Cartagena.
Sigue su formación leyendo a los clásicos y estu-
diando griego, antes de ir a trabajar practica sable y flo-
rete. Después de la comida lo hace con pistola. Su gran
preparación humanística y su amistad con el conde de
Romanones le irán abriendo puertas y nuevos hori-
zontes, como veremos en páginas siguientes: negocios
de minas, agrícolas, ascenso en el banco, empresas de
electricidad, carrera política como diputado y sena-
dor…
A lo largo del primer tercio de siglo sus amigos, en
la Región y fuera de ella, se cuentan entre las filas de
“personajes” de relieve social, tanto del mundo de las
letras (Carlos Arniches), como de la política. Por nom-
brar algunos citaremos aquí a: José Más de Béjar,
Santiago Alba, José Sánchez Guerra, Miguel
Cabanellas, Melquiades Álvarez, Marín Oliver,
Manuel Dorda Mesa, Ramón Cañete Colón, Juan A.
Perea Martínez, Salvador de Lamo, seguidos de un
largo etcétera. 
Dicen que a todo gran hombre se le mide por la
talla de sus enemigos. Si esto es así, en este lado de la
moneda hay que mencionar a numerosos conservado-
res. Su talante propició incluso algún que otro duelo a
lo largo de su juventud. Así, cierto día, al salir del
Círculo Liberal de Cartagena en compañía de su hijo,
fue increpado por un individuo al que retó. El duelo se
estableció a sable en la desaparecida Venta del Torero,
cerca del aeródromo de la carretera Cartagena-Murcia.
El otro duelista era un sobrino del general Aznar,
Ignacio. Sus padrinos fueron Rodríguez Belza y Gil
Pareja. Traslados continuos para abrir sucursales del
Banco de Cartagena, veraneos en Fuenterrabía, fre-
cuentes viajes a Madrid, estancias en sus fincas: Menjú
(Cieza) y Cañaverosa (Calasparra), Rodeo de la Ermita
(Torres de Cotillas). Por su religiosidad, una ermita en
todas sus casas; por su gusto de esteta, bellos y cuida-
dos jardines y huertos; y por su gran cultura humanís-
tica, una magnífica biblioteca, especializada en los clá-
sicos griegos y latinos y centralizada en Menjú y en
Cañaverosa. 
El 5 de agosto de 1906, veraneando en Cabo de
Palos (al igual que Juan de la Cierva), vivió de cerca el
naufragio del buque italiano Sirio, donde perecieron
unas 500 personas. Por su ayuda a los supervivientes
recibiría la Cruz del Mérito Naval. No sería éste el
único gran rasgo humano destacable, ya que a lo largo
de su vida ayudó a mucha gente costeando sus estudios
o apoyando económicamente a viudas, enfermos y
menesterosos. Sin embargo, también tenía, como todo
el mundo, sus pequeñas o grandes “manías” que con-
tribuían a remarcar una personalidad original y fuerte.
Hombre hiperactivo, gustaba de tomar el día “muy por
la punta”, de modo que era gran madrugador. El deta-
lle de gustarle fumar con guantes blancos nos resulta
hoy llamativo. 
Rasgos de la vida 
de Joaquín Payá López
Revista C.E.H. Fray Pasqual Salmerón
6
Estando en Melilla para abrir una sucursal del
Banco de Cartagena, lo visita el Sr. Arboledas, admi-
nistrador del conde, con el encargo de pagar diversas
minas compradas en el norte africano. Pero el general
Marinas no otorgó el permiso necesario para internar-
se en territorio marroquí, puesto que el conflicto exis-
tente entre el sultán y su hermano Bu-Hamara
(a)”Rogui”, que se había sublevado en 1902, desacon-
sejaba completamente cualquier iniciativa económica
de este tipo. A pesar de todo ello, Joaquín Payá se
internó una noche con una treintena de mulos carga-
dos del dinero necesario para la compra de las minas de
hierro del Riff que deseaba Romanones y logró entre-
vistarse con Bu-Hamara y llegar a un acuerdo que se
firmaría en julio de 1907; además el árabe aprovechó
la ocasión para solicitar a España armas con las que
combatir a su hermano. Payá transmitió los términos
del acuerdo a Romanones y éste al rey Alfonso XIII,
pero el gobierno no autorizó esta segunda transacción.
En 1954 la Casa de Murcia en Madrid le tributa-
ba un homenaje en el Hotel Ritz en donde pronunció
una conferencia sobre filosofía y literatura clásicas. Y
sólo un año después recibe otro homenaje; esta vez con
motivo de otorgársele la medalla de oro al Mérito en el
Trabajo. El evento se celebró en el Hotel Palace, de
Madrid. En ese mismo año lo encontramos ostentan-
do el cargo de vocal del Patronato Nacional del Museo
del Prado. En 1958 murió su esposa Mercedes. Él le
sobrevivió seis años, falleciendo a la edad de 91 años,
el 15 de febrero de 1964. Cuatro días después La
Verdad publicaba una breve reseña sobre su vida.
BANCARIO
El 29 de marzo de 1900 quedaba constituido el Banco
de Cartagena como sociedad anónima con un capital
inicial de diez millones y 20.000 acciones de 500 pese-
tas cada una, en un momento en el que Cartagena sólo
disponía de otras dos Casas de Cambio. Los socios
fundadores eran Álvaro de Figueroa (conde de
Romanones), José Tartière, Luis Vereterra, Fernando
Merino (conde de Mejorada), Alberto Thiebart
Crescende, G. San Miguel, Antonio Herrero, Manuel
Torróntegui, Manuel Costa, Joaquín Ariza e Inocencio
Sala y Sampil. La primera sede se ubicó en la calle
Honda, siendo nombrado Director Gerente de la enti-
dad Vicente Elvira y Menéndez. En 1902 Payá era
nombrado Director General, iniciando una labor de
expansión importante. Así, en 1903 construye una
nueva sede en la plaza de San Francisco de Cartagena,
obra que dirigiría el arquitecto Tomás Rico Valarino.
El nuevo edificio constaba de planta baja y dos pisos.
El bajo se destinó a las oficinas y en los pisos estuvo
residiendo Joaquín Payá y su familia que, tras su cese
como diplomático, estaba viviendo en la finca El
Rodeo de la Ermita (Las Torres de Cotillas), propiedad
de su suegro. La fachada del edificio, a base de ladrillo,
mármol y piedra artificial, presentaba, a la altura de la
primera planta, los escudos de Murcia, Cartagena y
Lorca. En la segunda planta el simbólico caduceo de
Hermes Trismegisto. Su aire era ecléctico, entre pro-
vinciano y colonial.
A partir de estos momentos J. Payá logra ir abrien-
do sucursales dentro y fuera de la Región: Murcia,
Lorca, Águilas, La Unión, Mazarrón, Cieza, Caravaca,
Yecla, Orihuela, Alicante, Elche, Alcoy, Hellín. Poco
después marcha con su familia a Sevilla para desde la
capital andaluza lanzar otra gran expansión bancaria y
abre en: Cádiz, Puerto de Santa María, San Fernando,
Huelva y Ayamonte o Isla Cristina. También realiza un
viaje a Melilla con la intención de estudiar la posibili-
dad de abrir oficina en esta plaza que sirva a otros inte-
reses económicos del conde de Romanones. 
Joaquín Payá López
Revista C.E.H. Fray Pasqual Salmerón
7
En 1913 el Banco de Cartagena trasladaba su sede
social a Madrid. Seis años después había duplicado su
capital social adquiriendo el 25% de la ampliación el
Banco Belga para el extranjero. El estallido de la 1ª
Guerra Mundial provocaráque esta entidad financiera,
con oficinas repartidas por toda la provincia de
Murcia, dejara de pagar los cheques presentados al
cobro por cuenta corriente y redujera el reintegro de
fondos impuestos en la Caja de Ahorros a 50 pesetas
semanales, provocando un formidable atasco en las
reservas mercantiles del área. En 1924 el Banco de
Cartagena es absorbido por el Banco Internacional de
Industria y Comercio. Años después, Joaquín Payá
repetiría experiencia banquera creando el Banco
Forestal, S.A. el 11 de noviembre de 1947 como punto
de apoyo para la explotación forestal de su finca Peña
Halcón, de Siles (Jaén). Llegó, incluso, a abrir sucursa-
les en otros pueblos de la provincia como Orcera. Del
citado banco hizo accionistas a todos los trabajadores
de sus diferentes empresas.
EMPRESARIO
Como empresario, Joaquín Payá resultó algo “vario-
pinto”. No parece haberse pensado demasiado el cómo
y dónde invertir. Por ejemplo, en enero de 1905 se cre-
aba una sociedad de comerciantes, mineros e indus-
triales en Cartagena. Se trataba de El Ateneo Mercantil
e Industrial y, entre los diez miembros fundadores,
estaba J. Payá, ligado a su presidente, Álvaro Figueroa
(conde de Romanones). Otra inversión con
Romanones y el marqués de Villamejor fue su parte en
las minas de hierro de Gilico, en Cehegín, junto al río
Quípar cuyo curso desviaron para el lavado del mine-
ral. Las minas cehegineras llegaron a desplazar en
importancia a las de hierro de Cartagena, al menos de
1908 a 1914. La “Mancomunidad de Minas de Hierro
de Cehegín” incrementó las investigaciones e incluso
instaló transportes aéreos por cable de 15 km de longi-
tud (“Ferrocarril aéreo” inaugurado en diciembre de
1908) hasta llegar a la estación ferroviaria de
Calasparra. El grupo que habían creado comercializa-
ba óxido magnético, con una ley media del 58%.
Teniendo en cuenta que sus exportaciones se dirigían
especialmente a Alemania, el comienzo de la contien-
da mundial de 1914 supuso la quiebra del negocio. 
Casi al mismo tiempo que en la minería Payá
decide embarcarse en otra aventura financiera: la pro-
ducción de energía y crea, en 1909, “Eléctrica del
Segura, S.A.” con un capital inicial de 3 millones de
pesetas y sede social en Cartagena. Años después tras-
ladaría la sede a la calle Aurora, en Murcia y, poste-
riormente, a la Plaza del Teatro Romea, a la casa de
Juan Pedro Navarro (su suegro), edificio del Banco
Hipotecario. En 1908 había comprado la finca El
Menjú, en Cieza, donde desde 1896 funcionaba la
Fábrica de Luz San Antonio que abastecía de corrien-
te eléctrica a Cieza y, poco a poco, amplía el negocio y
aprovecha “saltos” nuevos en Blanca, Ojós (Solvente),
Calasparra (Cañaverosa). Estos saltos funcionaban con
alternadores suecos y turbinas alemanas, por lo que
cuando llegó la 2ª Guerra Mundial y el consiguiente
bloqueo, las reparaciones tuvieron que ser realizadas
continuamente de forma poco ortodoxa. Al tiempo, el
salto de Los Almadenes, de otro propietario, aportaba
en 1929 una potencia de 11.732 caballos mientras que
el de Cañaverosa suministraba 4.000 caballos. En esos
momentos, Payá era Síndico de la Confederación.
En marzo-abril de ese año la Confederación
intenta comprar la compañía Eléctrica de Los
Almadenes por 52,5 millones de pesetas, a lo que Payá
se niega, por la fuerte inversión que se debe realizar, ya
que a éste desembolso se deben sumar las cantidades
precisas para la reparación del túnel y presa de
Almadenes).
Algunos años después de haber invertido en los
saltos de agua del río Segura, dirige su atención a la
costa. El servicio eléctrico de Águilas fue inaugurado
en la Nochebuena de 1902 bajo la concesión de Juan
Martínez Cánovas. Pero cuatro años más tarde le era
arrebatado el servicio por el ingeniero Rafael Marín
Menú (el apellido Marín Menú se haría famoso en la
población más adelante gracias al nombramiento de
dos de sus alcaldes ostentando el mismo). Las quejas de
los aguileños por el mal servicio que se presta y las del
propietario por las demoras del ayuntamiento en los
pagos, se suceden a lo largo de los años. Finalizada la
dictadura de Primo de Rivera, Joaquín Payá solicita en
1930 y obtiene la concesión de la nueva red de alum-
brado. En 1933 se le renueva el contrato por cinco
años prorrogables a otros dos. En 1949 seguía la
empresa con la concesión, con un total de 1.700 abo-
nados. Técnica, pobreza y picaresca juntas provocaron,
en una inspección, el descubrimiento de que 1.300 de
ellos tenían sus contadores trampeados. El precio era
de 1’40 pesetas al mes por cada lámpara de 10 bujías y
de 12 pesetas por las de 100 bujías. El cambio de com-
pañía suministradora también supuso una adecuación
técnica, ya que se eliminaron los motores diesel en la
producción por la energía eléctrica del río Segura.
En cuanto a Caravaca, ya en 1890 se habla de ins-
talar la luz eléctrica por parte del ingeniero Antonio de
Béjar Ciller. Pero años después, al igual que en otros
términos municipales, la electricidad será servida por
Revista C.E.H. Fray Pasqual Salmerón
8
la familia Payá, a pesar de la Guerra Civil y durante
toda la contienda, pero al concluir ésta, comienzan a
aflorar problemas acumulados.
El 25 de septiembre de 1939, Payá hijo, escribe,
como ingeniero director de Eléctrica del Segura, al
Gobernador civil reclamando la deuda que los ayunta-
mientos tenían contraída con su compañía la cual se
elevaba ya a un montante de 461.682 pesetas, cantidad
a la que había que sumar otras partidas necesarias para
realizar reparaciones e incluso comprar fluido a otras
provincias a consecuencia del desastroso estado de los
pantanos. El Gobernador trasladó la petición a los
ayuntamientos produciéndose un auténtico temporal
de protestas. Así, el ayuntamiento de Blanca, al que se
le reclaman 21.154 pesetas por el alumbrado público y
la energía destinada al motor elevador de agua potable,
reconoce sólo una deuda de 5.400 pesetas alegando
que durante la Guerra la luz “lució raras noches por
miedo a la aviación facciosa”. Por otra parte, los emple-
ados de Eléctrica del Segura, en Blanca, cobraban del
ayuntamiento, lo que venía a complicar la situación
aún más. Sin embargo, las quejas y la escasa voluntad
de pago no eran algo nuevo. Ya a finales del verano de
1916, este mismo ayuntamiento se había negado a
abonar sus cuotas y el entonces gerente de la compañía
eléctrica, Diego Marín Méndez, interponía un recurso
de alzada al efecto. No menos beligerante resultó la res-
puesta de Totana. 
Aparte los pueblos mencionados, también llegó a
suministrar energía eléctrica a Cieza, Ricote,
Villanueva, Ojós, Ulea, Alhama, Espinardo, El Puntal,
Mula, Bullas, Cehegín, Calasparra, Caravaca y sus
pedanías, Mazarrón, Lorca, Puerto Lumbreras y al
Aeródromo militar de San Javier. Así pues, con el tiem-
po, se hizo con diversas compañías: Electra-
Caravaqueña, La Cruz y Las Maravillas, Unión
Electro-Industrial, La Clavellina, Electra de Lorca,
Eléctrica Alhameña, Electra Aguileña, La Luz del
Quípar y Electra Totanera, o, al menos, sustituyéndo-
las en el servicio. A finales de los años cincuenta Payá
vendía su empresa y explotación a la Compañía
Sevillana y ésta, a su vez, a Hidroeléctrica (actual
Iberdrola).
Otra faceta de Payá es la de la producción agríco-
la. Poseyó fincas en Las Torres de Cotillas (El Rodeo de
la Ermita, heredado de su suegro), Cieza (Menjú),
Calasparra (Cañaverosa), Mula, Monteagudo,
Alguazas, Ceutí y Lorca (fincas de Purias y Bujercal).
En sus tierras se producía un poco de todo: productos
de secano (almendras, algarrobas, higos, etc) frutales
(albaricoqueros, melocotoneros, membrillos, perales,
granados y melonares) cítricos (naranjas y limones);
Barca del Menjú
Revista C.E.H. Fray Pasqual Salmerón
9
incluso algunas hortalizas (habas); y cereales (arroz,
maíz, sorgo) o forrajeras (avena, cebada, etc).
Finalmente, amplía la diversidad productora pasando
del sector primario al secundario al montar una con-
servera en Totana que trabajara su propia producción y
creando, además, la sociedad Triptolemos,para el
mejor control de la producción. Ya el propio nombre
de la sociedad sugería su vocación expansionista.
POLÍTICO
Joaquín Payá inició su carrera como diplomático en
Shanghai, lugar estratégico por cuanto la posesión del
archipiélago de Las Filipinas implicaba una intensa
actividad en la zona. Pero aquellos años de finales del
siglo XIX fueron especialmente complicados haciendo
de éste un destino apasionante pero poco envidiable.
En 1897, con el mandato militar de Primo de Rivera,
la existente crisis colonial alcanza un apogeo inusitado.
Filipinas exige estar representada en las Cortes, la
expulsión de religiosos, libertades, etc. A partir de estos
momentos todas las sedes diplomáticas de Oriente van
cerrando poco a poco. El 5 de noviembre de 1902 fue
nombrado vicecónsul en Londres, pero renunció al
cargo por estar trabajando al frente del Banco de
Cartagena. No obstante, en 1905 se producía ya un
tímido intento político como era el de encabezar las
elecciones a diputado por Cieza, aunque todo quedó
en eso: un intento.
En realidad su rastro político surge firme y nítido
a partir de 1910, de la mano del conde de Romanones,
al que se encontraba ligado por su andadura bancaria
y empresarial. Para esa época Payá se encuentra bien
situado económicamente puesto que, entre numerosas
posesiones, destaca la de la finca del Menjú, en Cieza,
que le serviría, junto con la sucursal del Banco de
Cartagena, de plataforma para sus intereses y los del
partido liberal-romanonista. En esas fechas, el diputa-
do conservador por la circunscripción ciezana es el
conde de Los Campillos, diputado en Cortes en cuatro
ocasiones y ya falto de ilusión. A la vez, el hombre
fuerte, el gran mentor del conservadurismo en el lugar
es el cacique Juan Pérez Martínez, mano derecha, en
esa comarca, de Juan de la Cierva.
Cuando Juan Pérez conoció a Payá quedó prenda-
do de su inteligencia, erudición, diplomacia y fuerte
personalidad, por lo que resuelve, si no apoyarle abier-
tamente, sí favorecer sus intereses a fin de que sea ele-
gido diputado. Por otra parte, ha decidido firmemente
no volver a poner otras 200.000 pesetas para conseguir
la elección de otro pretendiente conservador. Es ésta
una situación sin duda favorable que Payá, a sus 37
años, sabe aprovechar con acciones tan hábiles como la
contratación, en plena campaña electoral, de 600 bra-
ceros que llevaban un año sin poder echar una peona-
da. Así pues, sólo necesitó presentarse a las elecciones
para obtener con facilidad los 9.035 votos emitidos, ya
que el conde de los Campillos retiró su candidatura.
En esta legislatura perteneció a la Comisión de
Presupuestos.
En 1914 repitió escaño presentándose por
Cartagena; obtuvo en esa ocasión 18.572 votos con el
inaudito apoyo de los conservadores que deseaban fre-
nar a toda costa a García Vaso. Los cuatro diputados
electos eran invitados el 25 de marzo a un banquete
ofrecido en Portmán por la “Peña de los Etcétera”. A lo
largo de estos años de diputado intervino activamente
en el Congreso, especialmente en las discusiones para
la Ley de Escuadra y Bases Navales.
Como quiera que en toda época el terreno políti-
co es inseguro y plagado de dificultades, muchas veces
planteamientos y propósitos se tuercen por más que
intenten llevarse a buen fin. A partir de 1916 J. Payá,
persona de confianza para Murcia del conde de
Romanones, se vió envuelto en descalificaciones en el
transcurso de la pugna encarnizada que enfrentaba a
liberales y conservadores. Personalmente, el conflicto
da comienzo cuando Romanones intenta colocar en
Murcia a su yerno el duque de Pastrana y a Teodoro
Danio. Payá “entra en rebeldía” y es llamado a Madrid
y como resultado de esas conversaciones Danio queda
eliminado, pero entonces interviene el depuesto
García Vaso quien logra la “decapitación política” de
Joaquín Payá, tras un viaje a fines de marzo para entre-
vistarse en Madrid con Romanones. Por otra parte,
Romanones y De la Cierva llegan a un pacto y Payá se
queda sólo con sus seguidores murcianos. A pesar de
todo ello, nuestro hombre se presenta a las elecciones
de 1916 como Liberal, no oficial, por Cartagena (ata-
cado por conservadores y liberales vasistas), en la que
obtiene 4.489 votos y por Yecla, frente a Joaquín
Codorniú, consiguiendo 2.365 sufragios. El resultado
lo deja fuera de la Cámara. Junto a él se presentaron en
esa ocasión: Jesualdo Cañada, por Murcia; Luis
Zulueta y Enrique Martínez, por Cartagena y José Más
de Béjar, por Cieza. Ninguno consiguió el acta de
diputado. Joaquín Payá impugnó los resultados de las
urnas pidiendo la nulidad de algunas mesas de
Cartagena y denunciando que la votación no se había
realizado en Mazarrón, ni en Fuente Álamo.
Hasta 1916 el jefe del Partido Liberal de Murcia
elegido en Asamblea había sido Joaquín Payá. Pero ese
año es nombrado Maestre. El jueves, 3 de agosto, los
liberales de Murcia tuvieron una reunión en el salón
Revista C.E.H. Fray Pasqual Salmerón
10
café del Palacio Hotel en un número cercano a los 200.
Al frente de los mismos estaban Más de Béjar y
Cañada, quienes no reconocían más jefe que a Payá, a
pesar del nombramiento de su queridísimo amigo el
Dr. Maestre. Todos los pueblos de la provincia estaban
con Payá, en contra de Romanones y del Gobierno,
proponiéndose exigir a Romanones que cumpliese la
promesa hecha a la Comisión que fue a Madrid repre-
sentando a Murcia. Las adhesiones a este acto fueron
muy numerosas, y de las más expresivas, las del alcalde
de Murcia, Luis Llanos Jiménez.
En 1917 la situación entre nuestro personaje y
Romanones había empeorado más aún degenerando
en un duro enfrentamiento con su hijo, el marqués de
Villabragima. A partir de entonces se une a otro polí-
tico, Santiago Alba, creador del ala izquierda liberal
monárquica. Como albista, se presentará a las eleccio-
nes de febrero de 1918 por Cartagena y, pese a que
mejora sus resultados con respecto a la anterior con-
sulta, no obtiene más que 6.461 votos y tampoco con-
sigue escaño, debido en parte al manejo de los votan-
tes y de la poca limpieza electoral. Para entonces ya se
denominaba payalinos a sus seguidores, destacando
entre ellos a José Más de Béjar que representó, sin
éxito, a su candidatura por Cieza.
El año de 1919 supone otro nuevo intento fallido,
también en esa oportunidad, por Cartagena, pero esta
vez representaba a la Candidatura de Izquierdas. De
cara a estas elecciones J. Payá había ideado una extra-
ña coalición de izquierdas integrando albistas, republi-
canos, socialistas y agrarios. Para ello se traslada a
Madrid en compañía de Vicente Sánchez, ofreciéndo-
se a la ejecutiva del Partido Socialista. Las listas quedan
hechas, pero las bases socialistas y republicanas acaban
rechazándolo por monárquico. En el transcurso de
estos comicios la Guardia Civil detiene a los apodera-
dos de la coalición de izquierdas y Joaquín Payá se
queja al rey y acusa de forajidos y escopeteros a los
hombres de Juan de la Cierva. Un año después volvió
a intentarlo como albista, logrando 7.835 votos con
los que se quedó en puertas, vencido nuevamente por
la más reciente incorporación a las filas de Romanones:
García Vaso. Este año de 1920 la campaña se volvió a
caracterizar por todo tipo de atropellos a la legalidad:
robo de actas, rotura de urnas, detención de interven-
tores..., pero esta vez los partidarios de Payá también
participan en la manipulación. Como atenuante sólo
se puede argüir la desfenestración del cacique conser-
vador local Francisco Bruno y su hijo Pedro, presiden-
te de la juventud conservadora de Fuente Álamo, que
fueron detenidos, ingresados en prisión y sustituidos
por un amigo de Payá: José Ledesma Esteban.
En 1923 llegó a un acuerdo con los hermanos De
la Cierva y no se presentó a las elecciones, siendo nom-
brado senador por Tarragona en marzo de este año,
pero cuando Primo de Rivera dio el golpe de estado, en
septiembre, perdió su escaño. Tras ocho años de total
inactividad pública, reaparece como candidato en
Cartagena a las elecciones municipales de abril de
1931 representandouna candidatura de la derecha
liberal republicana, de la que salió mal parado. Sobre él
dijo esos días la prensa que era un hombre preconsti-
tucional, enemigo de Unión Patriótica y más inclinado
hacia la izquierda. Por último, cuatro años más tarde,
en mayo de 1935, con 62 años de edad, fue nombra-
do Subsecretario de Hacienda, por Joaquín
Chapaprieta. Al mismo tiempo el también murciano
Salvador Martínez Moya se hacía cargo de la cartera
del Ministerio de Justicia. Al comienzo de la Guerra
Civil se encontraba en Madrid, de donde logró huir en
avión hasta Marsella después de tener que permanecer
escondido un mes y medio en la sede de un diario. 
Ricardo Montes Bernárdez
Mercedes Navarro Sánchez
Revista C.E.H. Fray Pasqual Salmerón
11
Entidades y núcleos rurales de
población en Cieza. Acercamiento
a su Geodemografía1
LO RURAL Y LO URBANO: CONCEPTUALIZACIÓN
PRELIMINAR. APUNTES EVOLUTIVOS DE LA RURALIDAD
DEMOGRÁFICA EN CIEZA
Cuando se aborda el estudio de la población urbana
o rural, desde el punto de vista metodológico, se ha
de observar que no está totalmente solucionado el
criterio de diferenciación de dichos términos. Los
tradicionales criterios fisonómicos o morfológicos
así como los derivados de la percepción del paisaje,
son cualitativos y sometidos por tanto a un impor-
tante grado de subjetividad. Los criterios estadísticos
absolutos, establecidos a partir de un umbral de
habitantes para definir las categorías, son más obje-
tivos y permiten comparaciones entre distintas bases
espaciales, aunque si se pretenden realizar estudios
temáticos sobre este campo en el ámbito internacio-
nal, se ha de tener presente el hecho de que cada
Estado fija su propio umbral a partir del cual un
núcleo de población se considera “urbano”, límite
que oscila desde los 30.000 habitantes en Japón y
10.000 en España y Suiza, hasta los 3.000 en
Portugal, 2.500 en Estados Unidos, 300 en Islandia
y los 200 en Suecia y Dinamarca, por citar ejemplos
significativos del hemisferio económicamente des-
arrollado. 
En España, el Instituto Nacional de Estadística
(INE) distingue tres estratos que definen las tipolo-
gías básicas de un núcleo poblacional: urbano (más
de 10.000 habitantes), intermedio (entre 2.000 y
10.000 habitantes) y rural (menos de 2.000 habi-
tantes). En función de este criterio, el municipio de
Cieza, al menos desde el siglo XX, se puede catalo-
gar como “urbano”, tal y como se puede corroborar
tanto por el volumen total de población residente
como por la compactación y concentración geográ-
fica de las viviendas construidas, amén de la funcio-
nalidad terciaria consolidada. Pero dicha simplifica-
ción enmascara ciertas realidades que en determina-
dos tramos temporales resultaron cruciales en el
asentamiento de la población ciezana, pues al prin-
cipio de la etapa ventisecular el espacio extraurbano
concentraba a más del 30 % de los ciezanos, rele-
vancia desvanecida a pasos agigantados a lo largo del
siglo XX y revitalizada a finales de la década de los
noventa y albores de la centuria actual en base al cre-
cimiento sostenido del principal núcleo rural, Ascoy
(gracias a la ampliación residencial experimentada
en el polígono Fuente Ascoy), amen de las segundas
residencias repartidas a lo largo de la huerta del río
Segura. De tal suerte que, al margen de su evolución
numérica, el propio carácter de esta población asen-
tada en el agro ciezano se ha visto trastocado sustan-
cialmente en consonancia al progresivo desarrollo
socioeconómico experimentado, hecho que se
observa nítidamente en la adaptación de la propia
estructura funcional de la vivienda desde aquella
acomodada a la salvaguarda del trabajo del espacio
circundante (aperos, cosechas, ganado de apoyo) a
otro rol distinto vinculado al bienestar de los nuevos
lugareños que se sirven del campo de acuerdo a sus
propios intereses pero que no viven de él, claro refle-
jo de la irradiación de la mentalidad urbana a la
rural en cuanto a equipamiento interior y exterior
que favorece la estancia de nuevos residentes. 
La población rural en Cieza muestra, en el siglo
XX, dos ritmos evolutivos claramente diferenciados:
una larga etapa de regresión con vaivenes y otra de
reciente corto alcance que muestra una recuperación
liviana pero consolidada que recupera los valores
que presentaba el inicio de la década de los ochenta.
Si se trazara un breve recorrido evolutivo sería per-
ceptible que desde 1910 hasta 1940 existe un creci-
miento paulatino y mantenido (salvo la depresión
1900-1910, con un retroceso de 1.221 vecinos, -
26’1%). Tras la guerra fraticida española, la demo-
grafía rural sufre una sangría sin precedentes, dismi-
nuyendo en el decenio 1940-1950 en 2.473 habi-
(1) Este artículo supone la continuación de otro que, bajo la denominación de “Contrastes demográficos campo-ciudad”,
fue publicado en la revista Andelma, núm. 17, págs. 10-17, febrero 2009. 
Revista C.E.H. Fray Pasqual Salmerón
12
tantes (la mitad de los que tenía al inicio de los cua-
renta); tendencia regresiva que se mantiene hasta en
el período posterior de forma más tenue que la pre-
cedente (-6,57%), aunque no desaparece la enverga-
dura de la tendencia negativa; el aumento del 37’1%
que plasma el censo de 1981 aparece como mero
espejismo pues durante toda la década de los ochen-
ta continúa galopante el grado de despoblamiento
(664 habitantes, -54’12%, cuando otra vez la reduc-
ción alcanza más de la mitad de la población que
residía al comienzo del período), merma que finali-
za a mediados de los 90 y que perdura en la actuali-
dad cuando el resurgimiento es constante, sostenido
y equilibrado, con un aumento de 405 habitantes
entre 1996 y 2009. Todo ello a costa de una ciudad
que, de acuerdo a la prosperidad alcanzada, engulle
a su propia población rural y atrae a gentes foráneas
en un afianzado movimiento centrípeto, que se tra-
duce en el peso demográfico de la cabecera munici-
pal, más del 90 %, superado ya desde mediados del
siglo XX. 
Estas aseveraciones han de ser tomadas con cau-
tela pues toman como base la fiabilidad variopinta
de los recuentos de población, más fidedignos cuan-
to más se acercan a la actualidad, cuando se genera-
liza en la administración pública el uso de la infor-
mática, se digitaliza la información territorial, avan-
za la cartografía digital vinculada al uso de la imagen
de satélite, y se perfecciona la formación tecnológica
del encuestador-contador.
AAVVAANNCCEESS EENN EELL EESSTTUUDDIIOO DDEELL PPOOBBLLAAMMIIEENNTTOO RRUURRAALL
DDEESSDDEE EELL SSIIGGLLOO XXXX.. LLAA IINNTTEEGGRRAACCIIÓÓNN//DDEESSAAPPAARRIICCIIÓÓNN
DDEE EENNTTIIDDAADDEESS YY NNÚÚCCLLEEOOSS..
La heterogeneidad de identidades poblacionales en la
Región de Murcia queda definida en el
Nomenclátor2 bajo las categorías de Ciudad, Villa,
Lugar, Aldea o Caserío (así figuradas en orden demo-
gráfico decreciente). Su evolución particular a lo
largo del siglo XX registra una progresiva fusión de
entidades3 y núcleos4 de población, y la desaparición
de otras, hasta el punto de reducirse drásticamente su
número por mera simplificación estadística (al estar
situadas en parajes muy próximos), causada princi-
palmente por despoblación (migración hacia la ciu-
dad que suele coincidir con el núcleo de población
mayor y más cercano, que justifica en la mayoría de
casos la simplificación estadística determinada), o
por absorción geográfica del núcleo mayor al menor.
En todo caso, es tal la merma de las entidades de
población en la Región de Murcia en la primera
mitad del siglo XX que si el censo de 1900 registra
23.487, en 1970 esta cifra se reduce a 1.184 (Bel
Adell, C., 1982; pág. 68).
A lo largo del siglo XX, Cieza no escapa de la
vorágine evolutiva de la población rural, siguiendo la
misma tónica de reducción de entidades y núcleos de
población extraurbanos. De hecho, el número de
entidades rurales pasa de 31 entre 1900 y 1920, a 55
en la década 1930-1940, cifrándose en 14 los exis-
tentes desde 1950 hasta el presente, según datos del
Nomenclátor.
La simple observaciónde los mapas evolutivos
de la distribución de la población ciezana desde 1900
hasta el presente (Figuras 1-4) verifica la concentra-
ción de la población rural en torno al río Segura,
como sucede en todos los municipios de la Región de
Murcia bañados por él, verdadero eje rector de
poblamiento y de las actividades económicas, autén-
tico alimento de vida que marca la idiosincrasia de la
huerta ciezana, del ser ciezano. La posibilidad de
abastecimiento continuo de agua, que, por su acción
erosiva genera todo un rosario de huertas, ofrece una
producción segura consecuentemente traducida en
subsistencia familiar, razón principal por la que en
estos núcleos principales históricamente se haya
asentado la población anárquicamente ordenada. De
hecho, entre los años 1900 y 1920, el 74’2% de los
asentamientos rurales se emplazaban en los márgenes
inmediatos del Segura –“la huerta”–, porcentaje que
retrocede hasta el 61’8 % en 1930-1940 (por una
expansión geodemográfica del “campo” vinculada al
trabajo agrícola de secano), y en la actualidad, a
(2) El Nomenclátor, realizado por el INE, es la fuente básica de análisis microespacial, pues presenta información detalla-
da acerca de las entidades de población submunicipales, los núcleos de población y los diseminados: su denominación,
volumen de población (total y por sexo), y vivienda. 
(3) El Nomenclátor denomina “Entidades de Población” a cualquier área habitable del término municipal, habitada o
excepcionalmente deshabitada, claramente diferenciada dentro del mismo, y que es conocida por una denominación espe-
cífica que la identifica sin posibilidad de confusión. Contiene los núcleos.
(4) El Nomenclátor considera “Núcleos de Población” a un conjunto de al menos diez edificaciones, que estén formando
calles, plazas y otras vías urbanas. Por excepción, el número de edificaciones podrá ser inferior a 10, siempre que la pobla-
ción que habita las mismas supere los 50 habitantes.
Revista C.E.H. Fray Pasqual Salmerón
13
excepción del conjunto de Ascoy, la totalidad de enti-
dades y núcleos rurales identificados se enclavan en
torno al río, como siempre ha ocurrido pues los asen-
tamientos en torno a la red caminera hacia La
Mancha, veredas, cordeles y vías pecuarias interiores
fueron pronto relegados.
En verdad, el fructífero asentamiento estratégico
en caseríos diseminados por la vega del río Segura
queda fundamentado en la prosperidad de las pro-
ducciones obtenidas logradas en base a la continua
labor de cuidado de las tierras fértiles, compuestas
por suelos aluviales, de exquisitas propiedades orgá-
nicas gracias al milenario proceso de deposición y
acumulación sedimentaria, e irrigadas por una bien
articulada red de caminos del agua, las acequias (Don
Gonzalo, Andelma, Los Charcos y Horno), que per-
trecharon hombres de incalculable raciocinio con
deseo propio de expansión del beneficio que, para-
dójicamente, tiene en la actualidad su más serio per-
juicio. Unidos en buena vecindad, gentes a las que ya
a corta edad eran obligados a trabajar para el susten-
to de la familia (para propio o ajeno –cultivo de las
propiedades de la élite social urbana–), instruidos
rudimentariamente en las viejas escuelas rurales
(cerradas en la primera mitad de la década de los
setenta por disposición de la recién instaurada Ley
General de Educación), donde los vocacionales
maestros de escuela ejercían una encomiable labor,
que se extendía desinteresadamente a aquellas casas
de campo donde no pocos niños y jóvenes aprendie-
ron sus primeras letras y números (Gómez, J,; 2009);
gentes que venían gozosas a la ciudad tras haber satis-
fecho el trabajo estival para descansar y distraerse
durante el “mes de las cabañuelas” en las fiestas del
pueblo, que aún se celebran en honor al hoy denos-
tado patrón, el apóstol de Cristo San Bartolomé que,
desde su divino aposento, ejerce su función de pro-
tector del campo ciezano. Estas precarias condiciones
explican que el grupo de edad joven y adulto-joven,
protagonista de las intensas migraciones campo-ciu-
dad, procure el abandono del rudo y menospreciado
mundo rural asociado a la práctica agrícola en busca
de una mejor calidad de vida y remuneración econó-
mica al amparo del sector servicios, la construcción y
la industria, enclavados en el entorno urbano o
periurbano, que posibilita infinitas posibilidades de
trabajo, ocio, educación y bienestar, que a su vez
otorga cotas de cualificación profesional que dan
entrada a un mercado laboral global competitivo que
se inicia intensamente con la llegada de la democra-
cia a nuestro país y que tiene en el, por ahora, desen-
frenado siglo XXI el mejor exponente de todos los
tiempos. De hecho, se puede aseverar que el desarro-
llo socioeconómico de España experimentado desde
los años sesenta se fundamentó en la concentración y
mejora cualificada de servicios y la ampliación de
Figuras 1-4. Evolución de las entidades y núcleos de población identificados en el término municipal de Cieza
Revista C.E.H. Fray Pasqual Salmerón
14
infraestructuras asistenciales en la ciudad, fomentan-
do el modo de vida urbano como símbolo de pro-
greso y de ascenso en la escala social que tanto bene-
ficiaba a la imagen exterior de nuestro país, en detri-
mento de un ámbito rural, antes de mayoritario
asentamiento poblacional.
Paralelamente, el movimiento residencial de los
jóvenes conlleva, en numerosos casos, más tarde o
más temprano, el desplazamiento de la población de
mayor edad, por soledad o dependencia respecto a
aquéllos, procediéndose al abandono de las casas de
campo, desencadenándose su hundimiento en unos
casos o la remodelación en otros según los recientes
patrones de acomodo urbano en el mundo rural
humanizado. 
Hoy, el problema de la despoblación rural en
España continúa en estado candente. Se estiman
3.000 pueblos abandonados, llenos de casas en ruinas
y donde hace años que no se acerca ni un alma. Según
el Instituto Nacional de Estadística, en los últimos
quince años han desaparecido casi 900 pueblos. El
fenómeno de la despoblación se hace más grave en
aquellos pueblos donde todavía conservan algo de
vida ya que la falta de servicios y de ayudas por parte
de las administraciones públicas (escasa rentabilidad
social, económica y electoral) les está abocando, a
pesar de su encomiable resistencia, a engrosar la lista
negra de pueblos desaparecidos, con el deterioro que
ello conlleva no sólo para el espacio rural, sino para la
perpetuidad de la memoria histórica de nuestro país. 
Retornando a nuestro ámbito local, de las 57
entidades de población rural catalogadas desde 1900
hasta el presente y repartidas por el municipio, sólo
14 subsisten (identificadas como tales en las renova-
ciones padronales) en la actualidad, y de las que úni-
camente 6 tienen más de 50 habitantes: Ascoy,
Fuensantilla, Las Ramblas, El Maripinar, Barratera y
El Horno; o sólo 4, si se atiende a su génesis social
rural pues, por un lado, Fuensantilla es un barrio del
extrarradio ya prácticamente incorporado a la corona
urbana y, por otro, el conjunto de Ascoy, aunque
hallado en ámbito rural, tiene un marcado carácter
urbano-residencial.
Sin realizar un análisis exhaustivo de la historia
demográfica de cada una de las entidades de pobla-
ción que, oficialmente, no tienen un solo habitante
registrado, la despoblación, como ya se ha mencio-
nado, se sitúa en el epicentro de la desaparición de las
entidades y sus núcleos, de ahí su exclusión del
Nomenclátor. Atendiendo al vasto e inconcluso cri-
terio de la generalización, se puede realizar una clasi-
ficación en base a tres categorías, no excluyentes,
atendiendo a las causas principales de desaparición:
• Por decaimiento de la actividad económica
principal (secano-agrícola): Fuente del Judío, La
Carrichosa, El Calvo, El Elipe, Las Cañadas, La
Carrichosa, Corredera, Los Prados, Cañada Vieja, La
Carrasquilla, Rambla del Moro, La Serrana, Los
Albares, La Herrada, Fuente del Rey, La Murta,
Cagitán, Los Losares, Venta del Olivo, Puerto de la
Mala Mujer, Almadenes, El Menjú.• Por simplificación-integración estadística:
Catafrente, Alcantarilla, Cañada Jaén (o Rovira) y
Las Delicias, incorporados hoy al núcleo de El
Maripinar; Soto de la Zarzuela a El Horno; La
Gurulla a La Parra; Las Maridías y La Brujilla a El
Ginete; Esparragal a La Torre; Gramalejo a Bolvax;
Los Charcos a El Canadillo; El Cañaveral a
Almadenes.
• Por incorporación al perímetro urbano de
Cieza: Cañada de la Horta, La Estación, La Ermita,
Cardona. 
Como vemos se constata la existencia mayorita-
ria de entidades cuya débil estructura demográfica, y
sus consecuentes vaivenes existenciales nos deja
entrever la existencia de una raquítica productividad
económica, ligada indudablemente al sector agrícola,
como para que pudiera resurgir y consolidar una
mínima base poblacional estable. De ahí que, en rea-
lidad, se traten de numerosos núcleos (aldeas, caserí-
os, agrupamientos de casas de labor) incluidos en las
entidades principales: Las Ramblas, Maripinar,
Barratera, El Horno, Ginete, Bolvax, Canadillo,
Perdiguera, La Parra, La Torre, Veredilla y
Almadenes. También sucede que a partir de la segun-
da mitad del siglo XX se comienza a clarificar el con-
cepto de Entidad y Núcleo, con lo que muchas enti-
dades pasan a tipificarse como núcleos (por su escasa
relevancia demográfica) y, por tanto, ven desaparecer
su identidad del Nomenclátor y engrosar la categoría
de diseminado.
El conjunto de Ascoy merece un tratamiento
diferenciado, tanto por su génesis moderna como
por su evolución poblacional, evolución que le ha lle-
vado a convertirse en la principal entidad de pobla-
ción rural del municipio de Cieza, con 664 habitan-
tes registrados en el Padrón de 2009. Ascoy goza de
dinámica creciente en el ámbito poblacional espe-
cialmente intensa desde la década de los noventa, con
un crecimiento de 420 residentes en el período inter-
Revista C.E.H. Fray Pasqual Salmerón
15
censal 1991-2001 y un aumento de 6’24% en la pri-
mera década del siglo XXI. No hemos de olvidar el
poblamiento multinuclear de Ascoy, donde conviven
el “Poblado”, que tiene su origen en el asentamiento
de los antiguos colonos que trabajaban en Ascoy en
la segunda mitad de la década de los cincuenta, la
urbanización “Residencial Fuente-Ascoy”, el disemi-
nado (viviendas de campo repartidas con marcado
carácter de segunda residencia), y la población ambu-
lante asociada al trabajo en el Polígono Industrial.
Especialmente acentuado es el crecimiento de la
urbanización que, en apenas treinta años de existen-
cia, ya soporta el verdadero progreso demográfico de
Ascoy, pues si según el censo de 1991 el 20’98 % de
la población registrada vivía en el Residencial (43
habitantes), el padrón de 2009 aumenta la significa-
ción al 67’62% (449), todo ello en detrimento del
Poblado que pasa del 61’46% (126) al 25’15%
(167), y del diseminado donde disminuye su repre-
sentatividad del 17’56% (36) al 7’23% (48), aunque
sin ver mermadas sus poblaciones. Si relacionamos
esta concentración poblacional en torno al
Residencial y la evolución de viviendas construidas,
resultará que es precisamente en este núcleo de Ascoy
Evolución demográfica de las entidades y núcleos de población de Cieza*
Fuente: Nomenclátor: a) Censo de Población; b) Padrón Municipal de Habitantes. Población de Derecho
* La población especificada abarca tanto el compacto como el diseminado
Revista C.E.H. Fray Pasqual Salmerón
16
BIBLIOGRAFÍA
• BEL ADELL, C. (1982): Población y recursos humanos de la Región de Murcia, Editora Regional de
Murcia, 340 pp.
• BEL ADELL, C.; GÓMEZ FAYRÉN, J. (1991): Evolución de la población y del poblamiento, en
VV.AA. Atlas de la Región de Murcia, ed. La Opinión, Murcia, pp. 157-168
• GIL MESEGUER, E.; GÓMEZ ESPÍN, J.Mª (1985): Modificaciones del paisaje rural en la Vega Alta,
Áreas, nº 5, Editora Regional de Murcia, Murcia, pp. 23-36
• GÓMEZ CARRILLO, J. (2009): Las escuelas rurales de Cieza, Semanario “El Mirador de Cieza”, 24
de octubre. 
• MARTÍNEZ LUCAS, V.M. (2007): La población de Cieza en el siglo XX. Una contribución a su estu-
dio evolutivo, Andelma, nº 14, C.E.H. Fray Pascual Salmerón, Cieza.
• NOMENCLÁTOR DE LAS CIUDADES, VILLAS, LUGARES, ALDEAS Y DEMÁS ENTIDADES DE
POBLACIÓN DE ESPAÑA. PROVINCIA DE MURCIA. Censos y Padrones. Varios años.
donde se denota con mayor nitidez el proceso de
rururbanización en el municipio de Cieza.
En definitiva, observamos que el patrón general
mundial del desigual reparto geográfico de la pobla-
ción tiene en Cieza uno de sus mejores exponentes,
no sólo de la Región de Murcia sino de España. El
despegue demográfico de la entidad rural de referen-
cia, Ascoy, no permite enmascarar el omnipresente
peso poblacional y, por ende, económico de la ciu-
dad, la cabecera municipal; hecho que revela una
política de desarrollo rural muy superficial, que
prima la concentración en detrimento de la descen-
tralización. Escasean servicios básicos, especialmente
notorios en el conjunto de Ascoy: frecuencia de
transporte público que conecte con la ciudad, ambu-
latorio médico, centros educativos y comerciales,
etcétera. Además, la insuficiente, y en algunos casos
nula señalización, es un problema crónico de las
demás entidades de población rurales.
No se ha de olvidar que los principales valedores
del mantenimiento de nuestra identidad como pue-
blo, que radica precisamente en ese espacio rural hasta
hace poco tiempo tan denostado pero a la vez tan
necesitado, son sus pobladores que permiten que
dicho espacio continúe vivo y no se convierta en cen-
tro de degradación y todo lo que ello significa: crea-
ción de áreas abandonadas que conducen a la exclu-
sión y marginalidad, descuido de la cubierta vegetal y
avance de la desertificación, peligro de incendios,
aumento de la escorrentía superficial que magnifica el
riesgo de inundaciones, pérdida de biodiversidad…
De ahí la gran necesidad de potenciar y redescubrir la
pequeña agricultura de huerta, como complemento a
la gran agricultura comercial y como fuente de con-
servación del medio. Por ello, con el fin de evitar que
finalmente se impongan los criterios selectivos de un
hombre moderno que sólo guía su raciocinio por su
acomodo y provecho económico, ha de existir necesa-
riamente una política decidida y con altura de miras a
favor del medio rural, que aglutine inversiones no sólo
en la mejora de la red viaria del territorio, necesaria
para la movilización de personas y mercancías, sino
también en la calidad de vida de su población, apos-
tando por la correcta combinación entre turismo, agri-
cultura e industria. El ajuste del desequilibrio existen-
te hará fortalecer a nuestro medio natural, pero tam-
bién redundará en el bienestar social y económico de
una población que disfrutará de un patrimonio excep-
cional digno de ser legado en igualdad de condiciones
a nuevas generaciones de ciezanos y visitantes.
Víctor M. Martínez Lucas 
Figura 5. Poblamiento histórico del municipio
de Cieza desde el siglo XX
Núcleos de Población desclasificados: 1. Los Albares; 2. Alcantarilla; 3.
Argaz; 4. La Brujilla; 5. Cagitán; 6. El Calvo; 7. Cañada de la Horta;
8. Las Cañadas; 9. Cañada Jaén; 10. Cañada Vieja; 11. El Cañaveral;
12. Cardona; 13. Carrasquilla; 14. La Carrichosa; 15. Catafrente; 16.
Los Charcos; 17. Corredera; 18. Las Delicias; 19. El Elipe; 20. Ermita;
21. Esparragal; 22. La Estación; 23. El Estrecho; 25. Fuente del Judío;
26. Fuente del Ojo; 27. Fuente del Rey; 28. Fuente de la Teja; 29.
Gramalejo; 30. Gurulla; 31. Herrada; 32. Los Losares; 33. Marirías;
34. El Menjú; 35. Murta; 36. Los Prados; 38. Rambla del Moro; 39.
La Serrana; 40. Soto de la Zarzuela; 41. Tamarit; 42. Toledillo; 43.
Venta del Olivo.
Revista C.E.H. Fray Pasqual Salmerón
17
La actual Casa de las Artes y
la Música, anteriormente
conocida como Casa de
Marín-Barnuevo, por ser esta
familia sus últimos propietarios,
es el único ejemplo de casa bla-
sonada que ha llegado hasta
nuestros días en nuestra ciudad.
No ha sido Cieza una pobla-
ción muy rica en casas blasona-
das, al contrario que otrasciuda-
des de la Región de Murcia
como Cehegín, Mula, Caravaca
o Lorca que han contado (y
afortunadamente para ellas,
todavía cuentan) con un impor-
tante patrimonio de edificacio-
nes con sus escudos nobiliarios
en sus fachadas, representativos
de una mentalidad y costumbres
de otras épocas. Con todo pode-
mos recordar algunas que conta-
ron en nuestra ciudad con este
tipo de emblemas en sus facha-
das, así la casa de los Quílez-
Ochoa, en la calle Mesones, des-
aparecida en año tan cercano
como 1981, lucía en su fachada
las armas de este apellido talladas
en mármol rosa. Otra casa tam-
bién blasonada y por supuesto
desaparecida era la de los Falcón,
inmensa casona con fachada a
calle Cadenas y Hoyos que tam-
bién lucía el escudo de esta
importante familia. Otro escudo
perteneciente a un personaje
muy peculiar de la Historia de
Cieza, D. Lorenzo Padilla presi-
día desde 1634 la soberbia caso-
na, esta sí, afortunadamente
conservada y ampliada, de los
Marines, en la Plaza Mayor y
que fue retirado durante alguna
de las reparaciones que tuvieron
lugar en su fachada a lo largo de
los años.
La casa de nuestro estudio
tiene su origen el 25 de octubre
de 1744. En esta fecha contraen
matrimonio en la iglesia de
Santas Justa y Rufina de
Orihuela D. Diego Marín-
Blázquez y Matheos de
Montalbán con su parienta D. ª
Beatriz Ruiz-Dávalos y Marín-
Blázquez. D. Diego, aunque
nacido en Lorca se afinca en
Cieza donde ostentaba un título
de Regidor Perpetuo, siendo
además Capitán de Milicias ,
construyendo con motivo de
este enlace la casa en cuestión,
aprovechando unas viviendas
ruinosas pertenecientes a su
familia paterna y que se encon-
traban situadas en una calle de
Casa de las Artes y la Música
PPAAIISSAAJJEESS UURRBBAANNOOSS
Casa de Marín Barnuevo antes de su reforma. Obsérvense las soberbias rejas de
forja desaparecidas con motivo de su restauración, y en paradero desconocido
Revista C.E.H. Fray Pasqual Salmerón
18
especial relevancia en aquella
época, la Calle Posadas, denomi-
nada así por encontrarse en su
trayecto una serie de diferentes
edificaciones con esta utilidad
atendiendo a que esta calle era el
acceso al interior de la población
de los viajeros procedentes de
Castilla y calle en la que también
levantan sus elegantes viviendas
otras familias de la hidalguía cie-
zana, como los Falcón ya referi-
dos, García, Rueda o Moncada-
Aguado.
Estaríamos por tanto, ante
una construcción de la primera
mitad del siglo XVIII, de estilo
barroco, contaba con dos plantas
y cámaras y cuya fachada princi-
pal se articula en cinco ejes sien-
do el central el que acoge la por-
tada del edificio. Dicha portada
está enmarcada por pilastras caje-
adas que se levantan sobre un
alto pedestal, las cuales sustentan
un entablamiento dórico apean-
do a su vez a un balcón de plan-
ta mixtilínea, es de destacar la
presencia de las flores de lis que
engalanan esta portada como
signo de adhesión de sus propie-
tarios a los monarcas españoles
cuyo emblema heráldico es esta
flor, representativa de la Casa
Borbón, reinante en España
desde principios del siglo XVIII.
A ambos lados del balcón
central se sitúan dos escudos
heráldicos de piedra, uno perte-
neciente al mismo D. Diego,
ovalado, ostenta las armas de
Marín-Blázquez, Padilla,
Rondón y Matheos, yelmo
mirando al frente y por cimera
un águila coronada. Divisa:
“Vencí, no fui vencido”. El otro,
acaudado, representa las armas
de los Ruiz-Dávalos, timbrado
con corona de marqués por ser
D.ª Beatriz de la familia del
Marqués de Algorfa. Este detalle
nos hace pensar que los blasones
que adornan esta fachada se rea-
lizaron en fecha posterior a la
construcción de la vivienda pues
el título de Marqués de Algorfa
es concedido por el rey Carlos
III en 1762 a D. Francisco Ruiz-
Dávalos y Malla, tío de D.ª
Beatriz, motivo por lo que se
encargarían los escudos como
muestra del lustre nobiliario de
sus moradores.
Interesante y destacado
morador de esta casa fue D.
Diego Marín-Blázquez y
Capdevila (1783-1839), nieto de
los constructores (hijo de D.
Mariano Marín-Blázquez y Ruiz-
Dávalos y D.ª Bernarda
Capdevila y Buitrago). Conocido
popularmente como D. Diego
Marín Capdevila fue coronel de
los Ejércitos Reales, Regidor
Perpetuo del Ayuntamiento de
Cieza, tuvo una importante vida
social y política, de ideas absolu-
tistas, estas le valieron ser encar-
celado durante el trienio liberal
(1820-1823) dándose la curiosi-
dad de que su encarcelamiento
tuvo lugar en su propia casa,
siendo a sus expensas el manteni-
miento de la guarnición que lo
custodiaba. 
Con el retorno de Fernando
VII fue nombrado caballero de la
Orden de Carlos III interviniendo
de forma importante en el des-
arrollo cultural y económico de
Cieza: Presidente de la Real
Sociedad Económica de Amigos
del País, autor de unas
Ordenanzas de la Huerta de Cieza
(1829), proyectó un puente de
piedra sobre el Segura (que no se
hizo). Casó en Chinchilla con D.ª
Ángela Barnuevo y Pando unien-
do los apellidos Marín-Barnuevo
en un solo linaje.
Uno de los hijos de este
matrimonio fue D. Diego
Marín-Barnuevo Capdevila y
Pando (1810-1884), otro desta-
cado personaje de la historia de
Cieza a lo largo del siglo XIX.
Alcalde entre 1846-1847, fue
Diputado a Cortes en diferentes
legislaturas (1846-1851, 1853-
1859) siendo nombrado
Senador Vitalicio por la reina
Isabel II. Primer Hijo Adoptivo
de Yecla, a su intercesión se de
debe el que Cieza contara con
Estación de ferrocarril, pues en
un principio la línea que uniría
Madrid con Cartagena estaba
proyectada se desviara de
Chinchilla por Novelda (¿no les
suena este proyecto? Es curioso
que a estas alturas del siglo XXI
el trayecto del AVE Madrid-
Cartagena también se establece
por Novelda… en fin, no hay
nada nuevo bajo el sol). Lo cier-
to es que las gestiones de D.
Diego consiguieron el paso de la
línea del tren por Cieza con lo
que eso significó de empuje para
el desarrollo económico y cultu-
ral de la villa. Así mismo a sus
gestiones también se debió la
construcción del “Puente de
Hierro” sobre el río Segura que
solucionó de manera definitiva
los problemas de los vetustos
puentes de madera que de mane-
ra sistemática eran arrasados por
las riadas. Este D. Diego heredó
en 1879 el señorío de Cox y la
Condomina, sus restos reposan
en acaso, el panteón más sun-
tuoso de los que existen en el
cementerio de Cieza, obra en
Revista C.E.H. Fray Pasqual Salmerón
19
piedra tallada realizada por el
escultor J. Planes en 1916, con
aire de mausoleo romano y pre-
sidido por el escudo de armas de
este ilustre personaje.
La casona ya conocida como
de Marín-Barnuevo fue someti-
da a diferentes reformas según
las necesidades domésticas iban
reclamando, así en el siglo XIX
se realizó la ampliación de la
misma hacia la calle Juego de
Bolos donde se ubicarían las
cocheras y viviendas de servicio
con una interesante fachada
decimonónica, esta desaparecida
con motivo de la última rehabi-
litación. En su interior lo más
destacable era la solución de la
escalera así como un diferencia-
do trazado de las salas que le
daban especiales aires de rica y
noble casa castellana.
Deshabitada y abandonada
en los años ochenta del pasado
siglo XX fue adquirida por el
ayuntamiento en 1998 dedicán-
dose a Casa de las Artes según
proyecto del arquitecto Rafael
García Baño, que en esencia
conservó solamente la fachada
principal, cuya rehabilitación
permitió descubrir el cromatis-
mo original ocre y almagra así
como la decoración que recorre
perimetralmente toda la fachada
con un motivo alusivo a una flor
polilobulada realizada mediante
la técnica de esgrafiado.
Esta decoración a base de
flores polilobuladas unidas entre
sí asemejan una cadena, por lo
que acaso la casa se conociera a
nivel popular como “casa de las
cadenas” y posteriormente iden-
tificaría a la calle donde se ubica-
ba que pasaría de calle Posadas
que era su nombre oficial a calle
Cadenas que es con el que ha lle-
gado hasta nuestros días.
Antonio Ballesteros Baldrich
Casa de las Artes y la Música tras su restauración
BIBLIOGRAFÍA
• BALLESTEROSBALDRICH,
A.- El casco antiguo de Cieza.
Cieza 2008.
• CAPDEVILA MARIN, R. M.-
Historia de la Excelentísima
Ciudad de Cieza. Tomo III.
Cieza 2007.
• GARCIA BAÑO, R.-
Proyecto básico de ejecución
de la Casa de las Artes y la
Música de Cieza. Cieza 2000.
• GONZALEZ CASTAÑO, J.-
La Casa Pintada de la ciudad
de Mula. Murcia 2005.
• GONZALEZ DORIA, F.-
Diccionario Heráldico y
Nobiliario de los Reinos de
España, Tomo 1. Madrid 2000.
• LOPEZ GUILLAMON, I.- D.
Camilo en Cieza. El Noticiero
Ciezano, nº 8. Cieza 1981.
• MARIN OLIVER, A.- D.
Diego Marín Capdevila.
Programa de Feria y Fiestas.
Cieza 2000.
• ROSA GONZALEZ, M. de
la.- CIEZA. Repertorio
Heráldico. Murcia 2004.
Revista C.E.H. Fray Pasqual Salmerón
20
Historia de la Historia de Cieza1
El texto que he reproducido aparece en la
Descripción y Relación de la Villa de Cieza
realizada en marzo de 1579 en repuesta a la
orden dada por el rey Felipe II con objeto de
conocer las características de los distintos pueblos
de sus reinos. Entre las primeras preguntas que en
las relaciones se hacen aparecen algunas que tie-
nen que ver con la historia de algunos municipios
a los que se les demanda la información. Una vez
que el Ayuntamiento de Cieza selecciona a las tres
personas que mejor pueden conocer ésta: el bachi-
ller Alonso Marín y Mena, Juan García el Viejo y
Martín Ruiz de Soler, el Viejo, esta es la informa-
ción que muestran sobre la historia de Cieza que
puede resumirse en que conocían algunos detalles
de la unión de estas tierras a la Corona castellana
en tiempo del Príncipe Alfonso cuya visita todavía
se recordaba. Conocen algo más: saben que en
otro tiempo la población fue mayor, dadas las rui-
nas de edificios en barrios como las Morericas que
no han sido reconstruidos por lo que ha decaído
su grandeza antigua:
…esta Villa ha sido destruida y
quemada por los moros del reino de
Granada, antes que la dicha ciudad de
Granada fuese ganada por los Reyes
Católicos Don Fernando 5º y Doña
Isabel primera de este nombre, dos
veces, y la primera vez haber rescatado
a los dichos vecinos cautivos a costa de
sus haciendas, y la segunda de popula-
ción y excidio que fue año del naci-
miento de Nuestro Señor Jesucristo de
mil y cuatrocientos y setenta y siete, a
siete días del mes de Abril.
Habían quedado en la memoria colectiva las
desgarradoras razzias granadinas y se conocían en
alguna medida las fechas y algunos hechos de la
conquista cristiana de la ciudad por Alfonso X.
Eso era todo.
Unos doscientos años después, Fray Pascual
Salmerón Fernández realizó los primeros estudios
con cierto rigor histórico sobre Cieza.
Fray Pascual Salmerón nació en esta ciudad
en 1719 y en julio de 1737 tomó los hábitos fran-
ciscanos en el convento de Santa Ana de Jumilla.
Pasó luego al convento que la orden tenía en Cieza
donde se dedicó al estudio, pasando su vida “entre
papeles”. Allí escribió la Antigua Carteya, hoy
Cieza y una serie de disertaciones posteriores que
se imprimieron en Madrid, en la Imprenta de
Joaquín Ibarra, a finales de 1777 y bajo su directa
dirección.
Que esta Villa es antigua y parece por los dichos edificios declarados, y sin otros de riegos y acequias
que hay en el día, parecen en los términos de esta Villa, y que, por estas causas no es nuevo pueblo, por
lo dicho de suso. Y en cuanto a su fundación original y fundador dijeron: Que no lo saben, ni han oído
ni leído, en cuanto al tiempo que se ganó de los moros, después de la destrucción del Rey Don Rodrigo,
último y godo, que no lo sabemos ni lo hemos oído a nuestros ancianos, más que lo dicho de suso; y yo
el dicho Bachiller Alonso Marín digo: Que en la dicha Crónica e Historia de el dicho Señor Rey Don
Alfonso el Magno y Santo, se dice y escribe, que el esclarecido señor Infante, su hijo, teniendo el cerco
el dicho Señor Rey sobre Sevilla, ganó la tierra de Alcaraz, y vino a los términos de esta villa, y paró
en la loma que, hoy en día, según concordamos los dichos tres Diputados, que dicen: De el Príncipe,
donde hay algunas demostraciones y señales de sus estada en ella, y de allí ganó esta Villa, y la redujo
a la fe de Jesucristo.
(1) Las lecturas críticas del borrador inicial realizadas por Joaquín Salmerón Juan y por Antonio León Más Gómez han ayudado a mejo-
rar este artículo.
Revista C.E.H. Fray Pasqual Salmerón
21
Debemos incluir a Fray Pascual Salmerón en
una corriente de erudición histórica2 que se des-
arrolla en el siglo XVIII entre eclesiásticos,
muchos de ellos franciscanos, centrados en desve-
lar el pasado de algunos pueblos: el primero fue el
sacerdote caravaqueño Martín Cuenca Fernández
Piñero al publicar, en 1722, la Historia Sagrada de
la Santísima Cruz de Caravaca y le siguieron los
franciscanos P. Pedro Morote con su Antigüedad y
Blasones de la ciudad de Lorca, en 1741, el propio
Salmerón y el P. Leandro Soler, con su Cartagena
de España Ilustrada. Lugar destacado obtuvo en
esta nómina de eruditos Juan Lozano Santa quien
en 1794 publicó Bastetania y Contestania del Reino
de Murcia y seis años más tarde Historia Antigua y
Moderna de Jumilla.
El empeño desarrollado por el historiador cie-
zano en demostrar que su ciudad había sido en
otro tiempo la antigua ciudad hispano-romana de
Carteya, que sabemos con certeza que se encon-
traba cerca de la actual Algeciras, frustró buena
parte de sus esfuerzos. Ya en su época, el
Canónigo Lozano rebatió con rigor sus argumen-
tos “...La muralla es de piedra seca. Su interior, ofre-
ce Casas destruidas, y formación de calles, por el
declive. Variedad de tejos, ladrillos, vasijas; pero todo
es árabe...” Y Ramón Mª Capdevila, de quien
hablaremos a continuación, opinó que sus argu-
mentos tenían más “de caprichosos que de funda-
mentados, más de obsesión que de convicción; más de
señuelo que de red espesa de hilos lógicos”.
Pero el trabajo de Fray Pascual Salmerón fue
fructífero en muchos otros aspectos, singularmen-
te su acierto a la hora de situar los antecedentes
históricos de la ciudad en el cerro que hay sobre
ella y que se conoce como Cerro del Castillo, valo-
rando la importancia de los restos que allí se
encontraban.
Hoy nos puede parecer algo obvio pero desde
luego no lo era en su tiempo, ni lo era cuando
Capdevila escribió su Historia de Cieza a comien-
zos del siglo XX, quien escribía en ella que creemos
firmemente que Cieza desde los primeros días de su
fundación fue Cieza; y que estuvo donde está al pre-
sente el Cieza viejo, que conocemos en la actualidad.
Esta idea se mantendrá, como veremos más ade-
lante, hasta los años 70 del citado siglo.
A pesar de que Ramón Mª Capdevila tituló su
trabajo publicado en 1928 como Historia de
Cieza, en el prólogo nos confiesa su atrevimiento
al tratar de escribirla y que su propósito era el de
redactar una Crónica o apuntes para la Historia de
nuestro pueblo. Acertaba plenamente el autor: no
es posible considerar su trabajo como una Historia
de Cieza, pero su labor en el archivo recopilando
información si ha sido y es muy útil para ayudar a
realizarla. Aunque desgraciadamente, sólo se
publicó su tomo II (el primero consistió en una
reedición de la Historia del Padre Salmerón) y el
III se guardó en un cajón durante décadas hasta
que fue rescatado de allí ya en el siglo siguiente
por un grupo de componentes de una asociación
histórica formada a finales de los años 90 y que
tomó el nombre del primer historiador de Cieza,
Fray Pascual Salmerón, quienes acordaron con sus
descendientes su edición3, finalmente conseguida
en el año 2007. Como digo, está sirviendo y ser-
virá en un futuro para conocer muchos elementos
históricos que, como preveía el propio Capdevila,
son de gran utilidad para abrir estrechos y ligeros
surcos donde caerá la semilla, por mi cuidadosa-
mente escogida y con profundo amor seleccionada.
Durante los años 30 y la larga postguerra son
muy pocas las personas que se ocuparon de levan-
tar la espesa niebla que cubría el pasado de la
población, una época en la que las personas comu-
nes se ocupaban de su subsistencia y en la que la
ciencia española teníaun raquítico desarrollo.
Aunque conozco dos excepciones:
Juan Torres Fontes llegó a la Universidad de
Murcia en 1942 y realizó en las siguientes décadas
una obra histórica monumental centrada en el
conocimiento de la Edad Media. En esos años
escribió cuarenta libros y cuatrocientos artículos
en los que desveló la Murcia medieval. En ellos
conocimos con amplitud las luchas civiles entre
(2) González Castaño, Juan: Breve Historia de la Región de Murcia. 2009.
(3) Javier Martínez Alcázar fue su más tenaz impulsor y la persona que entabló la relación con la familia. Manuela Caballero fue la incan-
sable editora y recuerdo que participamos también Joaquín Salmerón, Remedios Sancho y yo mismo. Me causó impresión el ver amonto-
nados muchos de aquellos papeles que dejara en su antigua casa de la calle Santa María de la Cabeza, leer una parte del escrito que final-
mente se editó y comprobar su importancia.
Revista C.E.H. Fray Pasqual Salmerón
22
Manueles y Fajardos, cuyo resultado más tangible
para el propósito que nos ocupa fue la destrucción
de la fortaleza y la desprotección en que la Villa de
Cieza quedó como consecuencia de ello, posibili-
tando las dos razzias granadinas que recordaban
los cronistas del siglo XVI a que nos hemos referi-
do, además de las características de la sociedad cie-
zana bajo la Orden de Santiago y muchos otros
aspectos de interés histórico.
Por las fechas en que Juan Torres Fontes reali-
zaba sus ejemplares investigaciones históricas que
incluían a Cieza, en las Marirías, un cerro situado
en el término del El Ginete, un arqueólogo reali-
zaba la primera excavación con carácter científico
en el municipio, como resultado de la cual apare-
cieron una serie de tumbas excavadas sobre un
lecho de rocas que situó en la Edad del Bronce. En
el mismo cerro situó una estructura arquitectóni-
ca que no se atrevió a definir pero que semejaba de
algún modo a algunos elementos de las construc-
ciones megalíticas que en esa época se construye-
ron en otros lugares de España. No ha vuelto a ser
estudiada después, como tampoco lo ha sido de
modo conveniente el poblamiento romano que se
situó en lo más alto del cerro.
En 1962 un grupo de jóvenes del Grupo
GECA de Espeleología de la OJE de Cieza realizó
un asombroso descubrimiento en un desfiladero
de la Sierra de Ascoy, conocido como Barranco de
los Grajos4: en dos de los abrigos naturales allí
existentes consiguieron adivinar una serie de figu-
ras naturalistas y esquemáticas, incluyendo antropo-
morfos sin armas y que son posiblemente hembras
ocupadas en una ceremonia no violenta, así como
unas formas de animales. Las formas de animales
son cervinas, cabras, un posible jabalí y cuatro extra-
ños cuadrúpedos cruzados en una insinuación poco
común. Las apreciaciones anteriores son de
Michael J. Walker, arqueólogo nacido en 1941 en
Colcherter y que hizo una excavación durante el
año 1970 en el abrigo II5. De modo extraño a lo
que era lo habitual en estos años, los hallazgos
recogidos en la excavación se depositaron en el
Museo Arqueológico Nacional de Madrid, lugar
en el que hoy se encuentran.
Poco tiempo después de acabada la excava-
ción y publicadas las conclusiones fuera de
España, en Canberra, con el título de The persis-
tente of upper Palaeolitic Tool-Kits into the early
South-est Spanish Neolithic, vino desde Zaragoza
Antonio Beltrán Martínez, profesor universitario
e interesado en el arte rupestre levantino que por
aquellos años iba apareciendo y que en nuestros
días se ha convertido en Patrimonio de la
Humanidad por acuerdo de la UNESCO.
Recuerdo que le acompañé hasta el lugar y le
ayudé a la realización de un reportaje fotográfi-
co, manteniendo la cámara y cosas así, de cuyos
negativos surgió la importante obra La Cueva de
los Grajos y sus pinturas en Cieza (Murcia) publi-
cada por la Universidad de Zaragoza en 1969. A
quien se asombre de que un jovencito acompa-
ñara a Antonio Beltrán hasta Los Grajos he de
explicar que en aquella época prácticamente
nadie sabía de su localización exacta salvo los que
habíamos acompañado en la excavación a Walker
y que por supuesto el Ayuntamiento de Cieza no
disponía de una Concejalía de cultura, ni fun-
cionarios ocupados de ello ni nada que se le pare-
ciera.
En los años siguientes el yacimiento de Los
Grajos alcanzó, sin embargo, una extraordinaria
fama entre los ciezanos, especialmente entre los
jóvenes, quienes lo convirtieron en un lugar de
peregrinaje permanente, en una especie de lugar
mágico en el que todos querían dejar su nombre
inscrito en la piedra. Como resultado, las pinturas
se fueron deteriorando de modo paulatino e irre-
versible a la vez y aunque algunos pedimos que se
protegieran los abrigos, su cerramiento llegó
demasiado tarde hasta el punto de que hoy es más
aconsejable disfrutar de las pinturas en el libro
Antonio Beltrán que contemplarlas in situ. Cosas
de la época.
A comienzos de los años 70 era conocido por
muy pocas personas el hecho de que en una de las
laderas del cerro del Castillo se encontraba una
población de carácter islámico en la cual se habí-
an realizado excavaciones clandestinas en las que
habían aparecido cerámicas y otros objetos de esta
(4) El diario ABC recogía la información sobre su descubrimiento el 23 de enero de 1963.
(5) El Ayuntamiento de Cieza le prestó los servicios de dos operarios y algunos jóvenes interesados como Antonio Ballesteros y yo mismo
le ayudamos algunos días. En mi caso, era prácticamente un niño (13-14 años) y por ello mantengo magnificada aquella experiencia.
Revista C.E.H. Fray Pasqual Salmerón
23
cultura6. Existía un plano de esa población elabo-
rado, por lo que se decía, por el propio Fray
Pascual Salmerón y que conservaba un particular
en el archivo que había ido formando con los
“papeles” que se habían ido tirando desde muchas
casas. El archivo de Antonio “el de la burra” no se
conservó y a su muerte se dispersó según he cono-
cido, aunque dicho plano y algún otro documen-
to pudo ser comprado por el Ayuntamiento de
Cieza cuando ya se dirigía hacia un anticuario
valenciano. Hoy se encuentra en la Biblioteca
Municipal.
La primera vez que los restos del despoblado
islámico se conocieron fue en un amplio reporta-
je televisivo que Televisión Española, la única
cadena que entonces emitía, presentó en hora de
máxima audiencia y en el que nos hacía entrevis-
tas a los miembros de un grupo de Misión
Rescate, un programa radiofónico que organizaba
grupos de jóvenes para dar batidas por los pueblos
y encontrar restos de valor arqueológico o históri-
cos por la geografía hispana7. Nosotros lo había-
mos “encontrado” y la televisión enviaba las pri-
meras imágenes del yacimiento a toda España.
De un curso de arqueología que la OJE orga-
nizó dos años consecutivos en Archidona
(Málaga)8 surgió poco después un grupo de
Arqueología local que con el nombre de
Neanderthal organizó un trabajo de búsqueda sis-
temática de yacimientos hasta crear una carta
arqueológica del término municipal en la que des-
tacaron Las Marirías, Bolvax y algunos pobla-
mientos argáricos dispersos en torno al río Segura.
Actuando con el desparpajo que nos habían ense-
ñado en el Curso Nacional de Arqueología conse-
guimos situar los principales restos del pasado y
encontrar en ellos algunos objetos valiosos: un
mosaico hispano-romano, arcos de arquitectura
de factura islámica… Casi todo ello se conserva
hoy en el Museo de Siyasa pues el grupo obtuvo
una renovación generacional que permitió conser-
var la información y los hallazgos9.
(6) Puche, algo mayor que yo y Pérez, compañero de pupitre, quien me informó del hallazgo, eran de las pocas personas que conocían
la existencia del poblado.
(7) El grupo lo componíamos Ramón Ortiz Molina, Pedro Sánchez Moreno, José Antonio Aroca, Juan Salmerón, “Leonardi” y yo mismo,
con la compañía de Antonio Salas, sacerdote y profesor de Religión del Instituto, quien dirigía el grupo y nos transportaba de un lugar a otro
con su flamante coche.
(8) Fui acompañado de Francisco Pino, José Antonio Aroca y José

Continuar navegando

Otros materiales