Descarga la aplicación para disfrutar aún más
Vista previa del material en texto
Revista del Centro de Estudios Históricos Fray Pasqual Salmerón Año VIII • Número 19 Cieza, Diciembre 2010 2 Postal de Mercedes Navarro, esposa de Joaquín Payá, realizada en Shangai en 1897 SUMARIO NUESTRA PORTADA Déposito Legal: MU - 985 - 2002 ISSN: 1579-7805 Imprime: Gráficas Cieza Revista Diciembre, 2010 - Nº 19 Edita: Centro de Estudios Históricos Fray Pasqual Salmerón Dirección: Manuela Caballero González Consejo de redacción: José Luis Tudela Camacho Mª Carmen Salmerón Vázquez María Teruel Juliá Antonio Ballesteros Baldrich Colaboradores: Ricardo Montes Bernárdez Víctor M. Martínez Lucas Francisco J. Salmerón Giménez Remedios Maurandi Guirado Pascual Santos López Sede: Apartado de Correos 357 fraypascual@hotmail.com 30530 CIEZA (Murcia) Presidente: Joaquín Salmerón Juan Vicepresidente: Antonio Ballesteros Baldrich Secretaria: Manuela Caballero González Tesorera: Mª Carmen Salmerón Vázquez Vocales: Nuria Lorente García María Teruel Juliá Pascual Santos López Remedios Sancho Alguacil José Luis Tudela Camacho Revista C.E.H. Fray Pasqual Salmerón LLaa ddiirreecccciióónn ddee AAnnddeellmmaa nnoo ssee hhaaccee rreessppoonnssaabbllee nnii ppaarrttíícciippee ddee llaass ooppiinniioonneess ddee nnuueessttrrooss ccoollaabboorraaddoorreess Presentación. Resumen de nuestra actividad reciente: Tiempos duros pero incapaces de agotarnos_________3 Rasgos de la vida de Joaquín Payá López______________5 RRiiccaarrddoo MMoonntteess BBeerrnnáárrddeezz Entidades y núcleos rurales de población en Cieza. Acercamiento a su Geodemografía______________11 VViiccttoorr MM.. MMaarrttíínneezz LLuuccaass PPAAIISSAAJJEESS UURRBBAANNOOSS Casa de las Artes y la Música______17 AAnnttoonniioo BBaalllleesstteerrooss BBaallddrriicchh Historia de la Historia de Cieza____20 FFrraanncciissccoo JJ.. SSaallmmeerróónn GGiimméénneezz HHIISSTTOORRIIAA DDEE LLAA TTEECCNNOOLLOOGGÍÍAA EENN CCIIEEZZAA Transmitiendo la palabra “Dios”____32 PPaassccuuaall SSaannttooss LLóóppeezz Jane Addams, el compromiso vecinal como principio democrático______38 RReemmeeddiiooss MMaauurraannddii GGuuiirraaddoo Revista C.E.H. Fray Pasqual Salmerón 3 p re se n ta ci ón El hablar de la crisis económica se ha convertido en leit motiv de todas las conversaciones y de todo lo que se escribe en estas fechas. El pesi- mismo ha podido con el tradicional espíritu español que, como el toro, se suele crecer en la adversidad. La subvención a nuestro trabajo por parte de la administración local y de entidades de ahorro ha desparecido del todo o casi en los dos últimos años, pero nosotros seguimos funcio- nando gracias a nuestros ahorros, a las cuotas de nuestros socios y, sobre todo, al ánimo que nos transmitís los miembros y amigos del Centro de Estudios Históricos Fray Pasqual Salmerón y de nuestra Andelma. Gracias por vuestro ánimo, de verdad. Es más, hemos crecido en páginas y a partir de ahora, tras cumplir los 18, pasará a ser revista Andelma, aunque segui- rá cumpliendo las funciones de boletín informativo que nunca ha perdido desde su fundación, por lo que paso ahora a resumiros algunas de las más destacadas actividades que hemos realizado en los últimos meses. En la Biblioteca Padre Salmerón de Cieza, se presentó el 22 de abril el libro LA LUCHA POR LA SUPERVIVENCIA DE UN TRABAJADOR CIEZANO (1874- 1937) de Pascual Moreno Quijada, editado por el Centro de Estudios Históricos Fray Pasqual Salmerón, como actividad enmarcada dentro de la programación de la Feria del Libro del presente año. Esta publicación reco- ge el diario escrito por Pascual Moreno relatando sus experiencias para sobrevivir y sacar adelante a su familia en el que va desgranando los avata- res de su vida, la necesidad, la pobreza, la emigración, la lucha, en fin, por la supervivencia en tiempos que fueron muy duros. El estudio del contexto de la época que le tocó vivir ha sido realizado por el Dr. en Hª Contemporánea Francisco Javier Salmerón Giménez y la obra ha sido tam- bién prologada por el catedrático de Sociología Juan Ortín García. Este libro es el 1º de una serie que pretendemos que sirva de apoyo a investiga- ciones propias y ajenas y que hemos denominado MATERIALES PARA LA HIS- TORIA DE CIEZA. El acto estuvo arropado por numeroso público y descen- dientes del protagonista, a los que desde aquí queremos agradecer la gene- rosidad de que han hecho gala al dar a conocer este testimonio. Resumen de nuestra actividad reciente: Tiempos duros pero incapaces de agotarnos Revista C.E.H. Fray Pasqual Salmerón 4 Este año hemos decidido dar comienzo a un nuevo ciclo de conferencias que gire en torno a la mujer, sacando a la luz historias de mujeres, inves- tigando y corrigiendo “olvidos” imperdonables. Empezamos el 11 de marzo con Remedios Maurandi Guirado que nos habló de JANE ADDAMS. EL COMPROMISO VECINAL COMO PRIN- CIPIO DEMOCRÁTICO y el 16 del mismo mes Ana Mª Ruíz Lucas trató de LA MUJER EN LA PINTURA ESPAÑOLA. El VII Ciclo de Conferencias PAISAJE Y CULTURA EN EL MEDITERRÁNEO se celebró en el Museo de Siyâsa, del 11 al 20 de mayo y con la ayuda de la Caja de Ahorros Mediterráneo, con ponencias sobre actuaciones de conservación del patrimonio histórico de Cieza impartidas por los restauradores Ester Piñera, Olga Briones, María Jesús Ortiz y Pedro Sánchez así con la conferencia LA CONSERVACIÓN DE LOS ÁRBOLES MONUMENTA- LES E HISTÓRICOS DEL TÉRMINO MUNICIPAL DE CIEZA que impartió Antonio Félix Carrillo López, Dr. en Botánica. El 18 de mayo, Día Internacional de los Museos, nuestro centro, con la colaboración de la Concejalía de Museos y Patrimonio Histórico, organizó un año más la ceremonia islámica del té. El 28 de mayo, nuestro centro quiso enaltecer el trabajo del matrimonio Juan José Avellán y María Jesús Palacios, con el Premio Fray Pasqual Salmerón 2009, por su trayectoria y labor entregada a la inves- tigación, conservación y difusión del patrimonio y valores culturales de Cieza, que es lo que reconoce este galardón. En el acto se destacaron los méritos conseguidos por los premiados y se hizo entrega de la distinción consistente en una obra del escultor Antonio Jesús Yuste. La obra de Avellán no sólo ha discurrido por los campos de la investigación histó- rica local, sino que también ha sido un prolífico autor de artículos publicados en la prensa local. Igualmente, ya lleva registrada la autoría de los libros EL COMERCIO DEL VINO EN LA CIEZA CON- TEMPORÁNEA: LOS PEPERRE y COSAS DE JUAN JOSÉ. Desde hace muchos años, también ha trabajado por facilitar el acceso de los invidentes a publicaciones históricas y literarias de Cieza y del resto de la Región, consiguiendo que el Servicio Bibliográfico de la ONCE haya realizado, para su préstamo, una decena de libros hablados y uno sobre el arte rupes- tre murciano en sistema Braille. En esa labor persis- tente e incansable ha sido pieza imprescindible su esposa, que también le ha ayudado en su labor escri- tora. Por ello, también ha sido merecedora de este premio compartido. En un emotivo acto, atestado de público, intervino el catedrático de Lengua y Literatura José García Templado que trazó el perfil humano de Avellán, a quien señaló como una per- sona que ha sabido cultivar su ingenio. Avellán decla- ró durante el acto: Han querido premiar la fidelidad a la cultura, pero no le veo tanto mérito porque hemos hecho lo que nos ha gustado hacer. Este galardón, más que eso, es el cariño grandísimo que nos tienen los ami- gos y para mí, ese cariño vale más que todos los premios del mundo. Como finalización de las actividades del curso 2009/2010 se realizó, junto a Editum, la editora de la universidad de Murcia, la presentación del libro “TOPONIMIA Y BIOGEOGRAFÍA HISTÓRICA DE PLAN- TAS LEÑOSAS IBÉRICAS”, de A. Félix Carrillo López, José S. Carrión García, S. Fernández Jiménez y Juan L. Román del Cerro. El acto tuvo lugar el 16 de junio en el Museo de Siyâsa con la participación del director de Editum, Conrado Navalón Vila y los dos primeros autores mencionados. Joaquín Salmerón JuanMaría Jesús Palacios y Juan José Avellán, tras recibir el Premio Fray Pasqual Salmerón en su edición de 2009 Revista C.E.H. Fray Pasqual Salmerón 5 BIOGRAFÍA Su padre fue el funcionario de Correos Joaquín María Payá Soria, alicantino que, trasladado a Vizcaya, casó con Trinidad López de Amézola. Joaquín Payá López llegó al mundo en la ciudad de Bilbao el 25 de noviembre de 1872. Siendo aún muy niño vivió el sitio de Bilbao impuesto por las tropas carlistas y en 1877, su padre se traslada a Murcia, donde discurriría la mayor parte de su infancia y estudiaría el bachillerato. Antes de cumplir los dieciocho años ya colaboraba como poeta en las páginas de “Cartagena Artística”. Estudia Derecho y Filosofía y Letras en Madrid y llega a ser Colegial en el Real Colegio Español de San Clemente, de Bolonia, ciudad en la que, por el año de 1894 era alumno del poeta Carducci. Se casó con Mercedes Navarro Sánchez y marcha para la embajada de Shanghai en 1897. Aquí nace su primer hijo, Joaquín, el 30 de septiembre de 1899. Después, ya en España, tuvo otros cuatro: Mercedes, Elena, Isabel y Guillermina. A comienzos de 1900, de regreso de su destino como diplomático en China, empieza a traba- jar en el recién creado Banco de Cartagena. Sigue su formación leyendo a los clásicos y estu- diando griego, antes de ir a trabajar practica sable y flo- rete. Después de la comida lo hace con pistola. Su gran preparación humanística y su amistad con el conde de Romanones le irán abriendo puertas y nuevos hori- zontes, como veremos en páginas siguientes: negocios de minas, agrícolas, ascenso en el banco, empresas de electricidad, carrera política como diputado y sena- dor… A lo largo del primer tercio de siglo sus amigos, en la Región y fuera de ella, se cuentan entre las filas de “personajes” de relieve social, tanto del mundo de las letras (Carlos Arniches), como de la política. Por nom- brar algunos citaremos aquí a: José Más de Béjar, Santiago Alba, José Sánchez Guerra, Miguel Cabanellas, Melquiades Álvarez, Marín Oliver, Manuel Dorda Mesa, Ramón Cañete Colón, Juan A. Perea Martínez, Salvador de Lamo, seguidos de un largo etcétera. Dicen que a todo gran hombre se le mide por la talla de sus enemigos. Si esto es así, en este lado de la moneda hay que mencionar a numerosos conservado- res. Su talante propició incluso algún que otro duelo a lo largo de su juventud. Así, cierto día, al salir del Círculo Liberal de Cartagena en compañía de su hijo, fue increpado por un individuo al que retó. El duelo se estableció a sable en la desaparecida Venta del Torero, cerca del aeródromo de la carretera Cartagena-Murcia. El otro duelista era un sobrino del general Aznar, Ignacio. Sus padrinos fueron Rodríguez Belza y Gil Pareja. Traslados continuos para abrir sucursales del Banco de Cartagena, veraneos en Fuenterrabía, fre- cuentes viajes a Madrid, estancias en sus fincas: Menjú (Cieza) y Cañaverosa (Calasparra), Rodeo de la Ermita (Torres de Cotillas). Por su religiosidad, una ermita en todas sus casas; por su gusto de esteta, bellos y cuida- dos jardines y huertos; y por su gran cultura humanís- tica, una magnífica biblioteca, especializada en los clá- sicos griegos y latinos y centralizada en Menjú y en Cañaverosa. El 5 de agosto de 1906, veraneando en Cabo de Palos (al igual que Juan de la Cierva), vivió de cerca el naufragio del buque italiano Sirio, donde perecieron unas 500 personas. Por su ayuda a los supervivientes recibiría la Cruz del Mérito Naval. No sería éste el único gran rasgo humano destacable, ya que a lo largo de su vida ayudó a mucha gente costeando sus estudios o apoyando económicamente a viudas, enfermos y menesterosos. Sin embargo, también tenía, como todo el mundo, sus pequeñas o grandes “manías” que con- tribuían a remarcar una personalidad original y fuerte. Hombre hiperactivo, gustaba de tomar el día “muy por la punta”, de modo que era gran madrugador. El deta- lle de gustarle fumar con guantes blancos nos resulta hoy llamativo. Rasgos de la vida de Joaquín Payá López Revista C.E.H. Fray Pasqual Salmerón 6 Estando en Melilla para abrir una sucursal del Banco de Cartagena, lo visita el Sr. Arboledas, admi- nistrador del conde, con el encargo de pagar diversas minas compradas en el norte africano. Pero el general Marinas no otorgó el permiso necesario para internar- se en territorio marroquí, puesto que el conflicto exis- tente entre el sultán y su hermano Bu-Hamara (a)”Rogui”, que se había sublevado en 1902, desacon- sejaba completamente cualquier iniciativa económica de este tipo. A pesar de todo ello, Joaquín Payá se internó una noche con una treintena de mulos carga- dos del dinero necesario para la compra de las minas de hierro del Riff que deseaba Romanones y logró entre- vistarse con Bu-Hamara y llegar a un acuerdo que se firmaría en julio de 1907; además el árabe aprovechó la ocasión para solicitar a España armas con las que combatir a su hermano. Payá transmitió los términos del acuerdo a Romanones y éste al rey Alfonso XIII, pero el gobierno no autorizó esta segunda transacción. En 1954 la Casa de Murcia en Madrid le tributa- ba un homenaje en el Hotel Ritz en donde pronunció una conferencia sobre filosofía y literatura clásicas. Y sólo un año después recibe otro homenaje; esta vez con motivo de otorgársele la medalla de oro al Mérito en el Trabajo. El evento se celebró en el Hotel Palace, de Madrid. En ese mismo año lo encontramos ostentan- do el cargo de vocal del Patronato Nacional del Museo del Prado. En 1958 murió su esposa Mercedes. Él le sobrevivió seis años, falleciendo a la edad de 91 años, el 15 de febrero de 1964. Cuatro días después La Verdad publicaba una breve reseña sobre su vida. BANCARIO El 29 de marzo de 1900 quedaba constituido el Banco de Cartagena como sociedad anónima con un capital inicial de diez millones y 20.000 acciones de 500 pese- tas cada una, en un momento en el que Cartagena sólo disponía de otras dos Casas de Cambio. Los socios fundadores eran Álvaro de Figueroa (conde de Romanones), José Tartière, Luis Vereterra, Fernando Merino (conde de Mejorada), Alberto Thiebart Crescende, G. San Miguel, Antonio Herrero, Manuel Torróntegui, Manuel Costa, Joaquín Ariza e Inocencio Sala y Sampil. La primera sede se ubicó en la calle Honda, siendo nombrado Director Gerente de la enti- dad Vicente Elvira y Menéndez. En 1902 Payá era nombrado Director General, iniciando una labor de expansión importante. Así, en 1903 construye una nueva sede en la plaza de San Francisco de Cartagena, obra que dirigiría el arquitecto Tomás Rico Valarino. El nuevo edificio constaba de planta baja y dos pisos. El bajo se destinó a las oficinas y en los pisos estuvo residiendo Joaquín Payá y su familia que, tras su cese como diplomático, estaba viviendo en la finca El Rodeo de la Ermita (Las Torres de Cotillas), propiedad de su suegro. La fachada del edificio, a base de ladrillo, mármol y piedra artificial, presentaba, a la altura de la primera planta, los escudos de Murcia, Cartagena y Lorca. En la segunda planta el simbólico caduceo de Hermes Trismegisto. Su aire era ecléctico, entre pro- vinciano y colonial. A partir de estos momentos J. Payá logra ir abrien- do sucursales dentro y fuera de la Región: Murcia, Lorca, Águilas, La Unión, Mazarrón, Cieza, Caravaca, Yecla, Orihuela, Alicante, Elche, Alcoy, Hellín. Poco después marcha con su familia a Sevilla para desde la capital andaluza lanzar otra gran expansión bancaria y abre en: Cádiz, Puerto de Santa María, San Fernando, Huelva y Ayamonte o Isla Cristina. También realiza un viaje a Melilla con la intención de estudiar la posibili- dad de abrir oficina en esta plaza que sirva a otros inte- reses económicos del conde de Romanones. Joaquín Payá López Revista C.E.H. Fray Pasqual Salmerón 7 En 1913 el Banco de Cartagena trasladaba su sede social a Madrid. Seis años después había duplicado su capital social adquiriendo el 25% de la ampliación el Banco Belga para el extranjero. El estallido de la 1ª Guerra Mundial provocaráque esta entidad financiera, con oficinas repartidas por toda la provincia de Murcia, dejara de pagar los cheques presentados al cobro por cuenta corriente y redujera el reintegro de fondos impuestos en la Caja de Ahorros a 50 pesetas semanales, provocando un formidable atasco en las reservas mercantiles del área. En 1924 el Banco de Cartagena es absorbido por el Banco Internacional de Industria y Comercio. Años después, Joaquín Payá repetiría experiencia banquera creando el Banco Forestal, S.A. el 11 de noviembre de 1947 como punto de apoyo para la explotación forestal de su finca Peña Halcón, de Siles (Jaén). Llegó, incluso, a abrir sucursa- les en otros pueblos de la provincia como Orcera. Del citado banco hizo accionistas a todos los trabajadores de sus diferentes empresas. EMPRESARIO Como empresario, Joaquín Payá resultó algo “vario- pinto”. No parece haberse pensado demasiado el cómo y dónde invertir. Por ejemplo, en enero de 1905 se cre- aba una sociedad de comerciantes, mineros e indus- triales en Cartagena. Se trataba de El Ateneo Mercantil e Industrial y, entre los diez miembros fundadores, estaba J. Payá, ligado a su presidente, Álvaro Figueroa (conde de Romanones). Otra inversión con Romanones y el marqués de Villamejor fue su parte en las minas de hierro de Gilico, en Cehegín, junto al río Quípar cuyo curso desviaron para el lavado del mine- ral. Las minas cehegineras llegaron a desplazar en importancia a las de hierro de Cartagena, al menos de 1908 a 1914. La “Mancomunidad de Minas de Hierro de Cehegín” incrementó las investigaciones e incluso instaló transportes aéreos por cable de 15 km de longi- tud (“Ferrocarril aéreo” inaugurado en diciembre de 1908) hasta llegar a la estación ferroviaria de Calasparra. El grupo que habían creado comercializa- ba óxido magnético, con una ley media del 58%. Teniendo en cuenta que sus exportaciones se dirigían especialmente a Alemania, el comienzo de la contien- da mundial de 1914 supuso la quiebra del negocio. Casi al mismo tiempo que en la minería Payá decide embarcarse en otra aventura financiera: la pro- ducción de energía y crea, en 1909, “Eléctrica del Segura, S.A.” con un capital inicial de 3 millones de pesetas y sede social en Cartagena. Años después tras- ladaría la sede a la calle Aurora, en Murcia y, poste- riormente, a la Plaza del Teatro Romea, a la casa de Juan Pedro Navarro (su suegro), edificio del Banco Hipotecario. En 1908 había comprado la finca El Menjú, en Cieza, donde desde 1896 funcionaba la Fábrica de Luz San Antonio que abastecía de corrien- te eléctrica a Cieza y, poco a poco, amplía el negocio y aprovecha “saltos” nuevos en Blanca, Ojós (Solvente), Calasparra (Cañaverosa). Estos saltos funcionaban con alternadores suecos y turbinas alemanas, por lo que cuando llegó la 2ª Guerra Mundial y el consiguiente bloqueo, las reparaciones tuvieron que ser realizadas continuamente de forma poco ortodoxa. Al tiempo, el salto de Los Almadenes, de otro propietario, aportaba en 1929 una potencia de 11.732 caballos mientras que el de Cañaverosa suministraba 4.000 caballos. En esos momentos, Payá era Síndico de la Confederación. En marzo-abril de ese año la Confederación intenta comprar la compañía Eléctrica de Los Almadenes por 52,5 millones de pesetas, a lo que Payá se niega, por la fuerte inversión que se debe realizar, ya que a éste desembolso se deben sumar las cantidades precisas para la reparación del túnel y presa de Almadenes). Algunos años después de haber invertido en los saltos de agua del río Segura, dirige su atención a la costa. El servicio eléctrico de Águilas fue inaugurado en la Nochebuena de 1902 bajo la concesión de Juan Martínez Cánovas. Pero cuatro años más tarde le era arrebatado el servicio por el ingeniero Rafael Marín Menú (el apellido Marín Menú se haría famoso en la población más adelante gracias al nombramiento de dos de sus alcaldes ostentando el mismo). Las quejas de los aguileños por el mal servicio que se presta y las del propietario por las demoras del ayuntamiento en los pagos, se suceden a lo largo de los años. Finalizada la dictadura de Primo de Rivera, Joaquín Payá solicita en 1930 y obtiene la concesión de la nueva red de alum- brado. En 1933 se le renueva el contrato por cinco años prorrogables a otros dos. En 1949 seguía la empresa con la concesión, con un total de 1.700 abo- nados. Técnica, pobreza y picaresca juntas provocaron, en una inspección, el descubrimiento de que 1.300 de ellos tenían sus contadores trampeados. El precio era de 1’40 pesetas al mes por cada lámpara de 10 bujías y de 12 pesetas por las de 100 bujías. El cambio de com- pañía suministradora también supuso una adecuación técnica, ya que se eliminaron los motores diesel en la producción por la energía eléctrica del río Segura. En cuanto a Caravaca, ya en 1890 se habla de ins- talar la luz eléctrica por parte del ingeniero Antonio de Béjar Ciller. Pero años después, al igual que en otros términos municipales, la electricidad será servida por Revista C.E.H. Fray Pasqual Salmerón 8 la familia Payá, a pesar de la Guerra Civil y durante toda la contienda, pero al concluir ésta, comienzan a aflorar problemas acumulados. El 25 de septiembre de 1939, Payá hijo, escribe, como ingeniero director de Eléctrica del Segura, al Gobernador civil reclamando la deuda que los ayunta- mientos tenían contraída con su compañía la cual se elevaba ya a un montante de 461.682 pesetas, cantidad a la que había que sumar otras partidas necesarias para realizar reparaciones e incluso comprar fluido a otras provincias a consecuencia del desastroso estado de los pantanos. El Gobernador trasladó la petición a los ayuntamientos produciéndose un auténtico temporal de protestas. Así, el ayuntamiento de Blanca, al que se le reclaman 21.154 pesetas por el alumbrado público y la energía destinada al motor elevador de agua potable, reconoce sólo una deuda de 5.400 pesetas alegando que durante la Guerra la luz “lució raras noches por miedo a la aviación facciosa”. Por otra parte, los emple- ados de Eléctrica del Segura, en Blanca, cobraban del ayuntamiento, lo que venía a complicar la situación aún más. Sin embargo, las quejas y la escasa voluntad de pago no eran algo nuevo. Ya a finales del verano de 1916, este mismo ayuntamiento se había negado a abonar sus cuotas y el entonces gerente de la compañía eléctrica, Diego Marín Méndez, interponía un recurso de alzada al efecto. No menos beligerante resultó la res- puesta de Totana. Aparte los pueblos mencionados, también llegó a suministrar energía eléctrica a Cieza, Ricote, Villanueva, Ojós, Ulea, Alhama, Espinardo, El Puntal, Mula, Bullas, Cehegín, Calasparra, Caravaca y sus pedanías, Mazarrón, Lorca, Puerto Lumbreras y al Aeródromo militar de San Javier. Así pues, con el tiem- po, se hizo con diversas compañías: Electra- Caravaqueña, La Cruz y Las Maravillas, Unión Electro-Industrial, La Clavellina, Electra de Lorca, Eléctrica Alhameña, Electra Aguileña, La Luz del Quípar y Electra Totanera, o, al menos, sustituyéndo- las en el servicio. A finales de los años cincuenta Payá vendía su empresa y explotación a la Compañía Sevillana y ésta, a su vez, a Hidroeléctrica (actual Iberdrola). Otra faceta de Payá es la de la producción agríco- la. Poseyó fincas en Las Torres de Cotillas (El Rodeo de la Ermita, heredado de su suegro), Cieza (Menjú), Calasparra (Cañaverosa), Mula, Monteagudo, Alguazas, Ceutí y Lorca (fincas de Purias y Bujercal). En sus tierras se producía un poco de todo: productos de secano (almendras, algarrobas, higos, etc) frutales (albaricoqueros, melocotoneros, membrillos, perales, granados y melonares) cítricos (naranjas y limones); Barca del Menjú Revista C.E.H. Fray Pasqual Salmerón 9 incluso algunas hortalizas (habas); y cereales (arroz, maíz, sorgo) o forrajeras (avena, cebada, etc). Finalmente, amplía la diversidad productora pasando del sector primario al secundario al montar una con- servera en Totana que trabajara su propia producción y creando, además, la sociedad Triptolemos,para el mejor control de la producción. Ya el propio nombre de la sociedad sugería su vocación expansionista. POLÍTICO Joaquín Payá inició su carrera como diplomático en Shanghai, lugar estratégico por cuanto la posesión del archipiélago de Las Filipinas implicaba una intensa actividad en la zona. Pero aquellos años de finales del siglo XIX fueron especialmente complicados haciendo de éste un destino apasionante pero poco envidiable. En 1897, con el mandato militar de Primo de Rivera, la existente crisis colonial alcanza un apogeo inusitado. Filipinas exige estar representada en las Cortes, la expulsión de religiosos, libertades, etc. A partir de estos momentos todas las sedes diplomáticas de Oriente van cerrando poco a poco. El 5 de noviembre de 1902 fue nombrado vicecónsul en Londres, pero renunció al cargo por estar trabajando al frente del Banco de Cartagena. No obstante, en 1905 se producía ya un tímido intento político como era el de encabezar las elecciones a diputado por Cieza, aunque todo quedó en eso: un intento. En realidad su rastro político surge firme y nítido a partir de 1910, de la mano del conde de Romanones, al que se encontraba ligado por su andadura bancaria y empresarial. Para esa época Payá se encuentra bien situado económicamente puesto que, entre numerosas posesiones, destaca la de la finca del Menjú, en Cieza, que le serviría, junto con la sucursal del Banco de Cartagena, de plataforma para sus intereses y los del partido liberal-romanonista. En esas fechas, el diputa- do conservador por la circunscripción ciezana es el conde de Los Campillos, diputado en Cortes en cuatro ocasiones y ya falto de ilusión. A la vez, el hombre fuerte, el gran mentor del conservadurismo en el lugar es el cacique Juan Pérez Martínez, mano derecha, en esa comarca, de Juan de la Cierva. Cuando Juan Pérez conoció a Payá quedó prenda- do de su inteligencia, erudición, diplomacia y fuerte personalidad, por lo que resuelve, si no apoyarle abier- tamente, sí favorecer sus intereses a fin de que sea ele- gido diputado. Por otra parte, ha decidido firmemente no volver a poner otras 200.000 pesetas para conseguir la elección de otro pretendiente conservador. Es ésta una situación sin duda favorable que Payá, a sus 37 años, sabe aprovechar con acciones tan hábiles como la contratación, en plena campaña electoral, de 600 bra- ceros que llevaban un año sin poder echar una peona- da. Así pues, sólo necesitó presentarse a las elecciones para obtener con facilidad los 9.035 votos emitidos, ya que el conde de los Campillos retiró su candidatura. En esta legislatura perteneció a la Comisión de Presupuestos. En 1914 repitió escaño presentándose por Cartagena; obtuvo en esa ocasión 18.572 votos con el inaudito apoyo de los conservadores que deseaban fre- nar a toda costa a García Vaso. Los cuatro diputados electos eran invitados el 25 de marzo a un banquete ofrecido en Portmán por la “Peña de los Etcétera”. A lo largo de estos años de diputado intervino activamente en el Congreso, especialmente en las discusiones para la Ley de Escuadra y Bases Navales. Como quiera que en toda época el terreno políti- co es inseguro y plagado de dificultades, muchas veces planteamientos y propósitos se tuercen por más que intenten llevarse a buen fin. A partir de 1916 J. Payá, persona de confianza para Murcia del conde de Romanones, se vió envuelto en descalificaciones en el transcurso de la pugna encarnizada que enfrentaba a liberales y conservadores. Personalmente, el conflicto da comienzo cuando Romanones intenta colocar en Murcia a su yerno el duque de Pastrana y a Teodoro Danio. Payá “entra en rebeldía” y es llamado a Madrid y como resultado de esas conversaciones Danio queda eliminado, pero entonces interviene el depuesto García Vaso quien logra la “decapitación política” de Joaquín Payá, tras un viaje a fines de marzo para entre- vistarse en Madrid con Romanones. Por otra parte, Romanones y De la Cierva llegan a un pacto y Payá se queda sólo con sus seguidores murcianos. A pesar de todo ello, nuestro hombre se presenta a las elecciones de 1916 como Liberal, no oficial, por Cartagena (ata- cado por conservadores y liberales vasistas), en la que obtiene 4.489 votos y por Yecla, frente a Joaquín Codorniú, consiguiendo 2.365 sufragios. El resultado lo deja fuera de la Cámara. Junto a él se presentaron en esa ocasión: Jesualdo Cañada, por Murcia; Luis Zulueta y Enrique Martínez, por Cartagena y José Más de Béjar, por Cieza. Ninguno consiguió el acta de diputado. Joaquín Payá impugnó los resultados de las urnas pidiendo la nulidad de algunas mesas de Cartagena y denunciando que la votación no se había realizado en Mazarrón, ni en Fuente Álamo. Hasta 1916 el jefe del Partido Liberal de Murcia elegido en Asamblea había sido Joaquín Payá. Pero ese año es nombrado Maestre. El jueves, 3 de agosto, los liberales de Murcia tuvieron una reunión en el salón Revista C.E.H. Fray Pasqual Salmerón 10 café del Palacio Hotel en un número cercano a los 200. Al frente de los mismos estaban Más de Béjar y Cañada, quienes no reconocían más jefe que a Payá, a pesar del nombramiento de su queridísimo amigo el Dr. Maestre. Todos los pueblos de la provincia estaban con Payá, en contra de Romanones y del Gobierno, proponiéndose exigir a Romanones que cumpliese la promesa hecha a la Comisión que fue a Madrid repre- sentando a Murcia. Las adhesiones a este acto fueron muy numerosas, y de las más expresivas, las del alcalde de Murcia, Luis Llanos Jiménez. En 1917 la situación entre nuestro personaje y Romanones había empeorado más aún degenerando en un duro enfrentamiento con su hijo, el marqués de Villabragima. A partir de entonces se une a otro polí- tico, Santiago Alba, creador del ala izquierda liberal monárquica. Como albista, se presentará a las eleccio- nes de febrero de 1918 por Cartagena y, pese a que mejora sus resultados con respecto a la anterior con- sulta, no obtiene más que 6.461 votos y tampoco con- sigue escaño, debido en parte al manejo de los votan- tes y de la poca limpieza electoral. Para entonces ya se denominaba payalinos a sus seguidores, destacando entre ellos a José Más de Béjar que representó, sin éxito, a su candidatura por Cieza. El año de 1919 supone otro nuevo intento fallido, también en esa oportunidad, por Cartagena, pero esta vez representaba a la Candidatura de Izquierdas. De cara a estas elecciones J. Payá había ideado una extra- ña coalición de izquierdas integrando albistas, republi- canos, socialistas y agrarios. Para ello se traslada a Madrid en compañía de Vicente Sánchez, ofreciéndo- se a la ejecutiva del Partido Socialista. Las listas quedan hechas, pero las bases socialistas y republicanas acaban rechazándolo por monárquico. En el transcurso de estos comicios la Guardia Civil detiene a los apodera- dos de la coalición de izquierdas y Joaquín Payá se queja al rey y acusa de forajidos y escopeteros a los hombres de Juan de la Cierva. Un año después volvió a intentarlo como albista, logrando 7.835 votos con los que se quedó en puertas, vencido nuevamente por la más reciente incorporación a las filas de Romanones: García Vaso. Este año de 1920 la campaña se volvió a caracterizar por todo tipo de atropellos a la legalidad: robo de actas, rotura de urnas, detención de interven- tores..., pero esta vez los partidarios de Payá también participan en la manipulación. Como atenuante sólo se puede argüir la desfenestración del cacique conser- vador local Francisco Bruno y su hijo Pedro, presiden- te de la juventud conservadora de Fuente Álamo, que fueron detenidos, ingresados en prisión y sustituidos por un amigo de Payá: José Ledesma Esteban. En 1923 llegó a un acuerdo con los hermanos De la Cierva y no se presentó a las elecciones, siendo nom- brado senador por Tarragona en marzo de este año, pero cuando Primo de Rivera dio el golpe de estado, en septiembre, perdió su escaño. Tras ocho años de total inactividad pública, reaparece como candidato en Cartagena a las elecciones municipales de abril de 1931 representandouna candidatura de la derecha liberal republicana, de la que salió mal parado. Sobre él dijo esos días la prensa que era un hombre preconsti- tucional, enemigo de Unión Patriótica y más inclinado hacia la izquierda. Por último, cuatro años más tarde, en mayo de 1935, con 62 años de edad, fue nombra- do Subsecretario de Hacienda, por Joaquín Chapaprieta. Al mismo tiempo el también murciano Salvador Martínez Moya se hacía cargo de la cartera del Ministerio de Justicia. Al comienzo de la Guerra Civil se encontraba en Madrid, de donde logró huir en avión hasta Marsella después de tener que permanecer escondido un mes y medio en la sede de un diario. Ricardo Montes Bernárdez Mercedes Navarro Sánchez Revista C.E.H. Fray Pasqual Salmerón 11 Entidades y núcleos rurales de población en Cieza. Acercamiento a su Geodemografía1 LO RURAL Y LO URBANO: CONCEPTUALIZACIÓN PRELIMINAR. APUNTES EVOLUTIVOS DE LA RURALIDAD DEMOGRÁFICA EN CIEZA Cuando se aborda el estudio de la población urbana o rural, desde el punto de vista metodológico, se ha de observar que no está totalmente solucionado el criterio de diferenciación de dichos términos. Los tradicionales criterios fisonómicos o morfológicos así como los derivados de la percepción del paisaje, son cualitativos y sometidos por tanto a un impor- tante grado de subjetividad. Los criterios estadísticos absolutos, establecidos a partir de un umbral de habitantes para definir las categorías, son más obje- tivos y permiten comparaciones entre distintas bases espaciales, aunque si se pretenden realizar estudios temáticos sobre este campo en el ámbito internacio- nal, se ha de tener presente el hecho de que cada Estado fija su propio umbral a partir del cual un núcleo de población se considera “urbano”, límite que oscila desde los 30.000 habitantes en Japón y 10.000 en España y Suiza, hasta los 3.000 en Portugal, 2.500 en Estados Unidos, 300 en Islandia y los 200 en Suecia y Dinamarca, por citar ejemplos significativos del hemisferio económicamente des- arrollado. En España, el Instituto Nacional de Estadística (INE) distingue tres estratos que definen las tipolo- gías básicas de un núcleo poblacional: urbano (más de 10.000 habitantes), intermedio (entre 2.000 y 10.000 habitantes) y rural (menos de 2.000 habi- tantes). En función de este criterio, el municipio de Cieza, al menos desde el siglo XX, se puede catalo- gar como “urbano”, tal y como se puede corroborar tanto por el volumen total de población residente como por la compactación y concentración geográ- fica de las viviendas construidas, amén de la funcio- nalidad terciaria consolidada. Pero dicha simplifica- ción enmascara ciertas realidades que en determina- dos tramos temporales resultaron cruciales en el asentamiento de la población ciezana, pues al prin- cipio de la etapa ventisecular el espacio extraurbano concentraba a más del 30 % de los ciezanos, rele- vancia desvanecida a pasos agigantados a lo largo del siglo XX y revitalizada a finales de la década de los noventa y albores de la centuria actual en base al cre- cimiento sostenido del principal núcleo rural, Ascoy (gracias a la ampliación residencial experimentada en el polígono Fuente Ascoy), amen de las segundas residencias repartidas a lo largo de la huerta del río Segura. De tal suerte que, al margen de su evolución numérica, el propio carácter de esta población asen- tada en el agro ciezano se ha visto trastocado sustan- cialmente en consonancia al progresivo desarrollo socioeconómico experimentado, hecho que se observa nítidamente en la adaptación de la propia estructura funcional de la vivienda desde aquella acomodada a la salvaguarda del trabajo del espacio circundante (aperos, cosechas, ganado de apoyo) a otro rol distinto vinculado al bienestar de los nuevos lugareños que se sirven del campo de acuerdo a sus propios intereses pero que no viven de él, claro refle- jo de la irradiación de la mentalidad urbana a la rural en cuanto a equipamiento interior y exterior que favorece la estancia de nuevos residentes. La población rural en Cieza muestra, en el siglo XX, dos ritmos evolutivos claramente diferenciados: una larga etapa de regresión con vaivenes y otra de reciente corto alcance que muestra una recuperación liviana pero consolidada que recupera los valores que presentaba el inicio de la década de los ochenta. Si se trazara un breve recorrido evolutivo sería per- ceptible que desde 1910 hasta 1940 existe un creci- miento paulatino y mantenido (salvo la depresión 1900-1910, con un retroceso de 1.221 vecinos, - 26’1%). Tras la guerra fraticida española, la demo- grafía rural sufre una sangría sin precedentes, dismi- nuyendo en el decenio 1940-1950 en 2.473 habi- (1) Este artículo supone la continuación de otro que, bajo la denominación de “Contrastes demográficos campo-ciudad”, fue publicado en la revista Andelma, núm. 17, págs. 10-17, febrero 2009. Revista C.E.H. Fray Pasqual Salmerón 12 tantes (la mitad de los que tenía al inicio de los cua- renta); tendencia regresiva que se mantiene hasta en el período posterior de forma más tenue que la pre- cedente (-6,57%), aunque no desaparece la enverga- dura de la tendencia negativa; el aumento del 37’1% que plasma el censo de 1981 aparece como mero espejismo pues durante toda la década de los ochen- ta continúa galopante el grado de despoblamiento (664 habitantes, -54’12%, cuando otra vez la reduc- ción alcanza más de la mitad de la población que residía al comienzo del período), merma que finali- za a mediados de los 90 y que perdura en la actuali- dad cuando el resurgimiento es constante, sostenido y equilibrado, con un aumento de 405 habitantes entre 1996 y 2009. Todo ello a costa de una ciudad que, de acuerdo a la prosperidad alcanzada, engulle a su propia población rural y atrae a gentes foráneas en un afianzado movimiento centrípeto, que se tra- duce en el peso demográfico de la cabecera munici- pal, más del 90 %, superado ya desde mediados del siglo XX. Estas aseveraciones han de ser tomadas con cau- tela pues toman como base la fiabilidad variopinta de los recuentos de población, más fidedignos cuan- to más se acercan a la actualidad, cuando se genera- liza en la administración pública el uso de la infor- mática, se digitaliza la información territorial, avan- za la cartografía digital vinculada al uso de la imagen de satélite, y se perfecciona la formación tecnológica del encuestador-contador. AAVVAANNCCEESS EENN EELL EESSTTUUDDIIOO DDEELL PPOOBBLLAAMMIIEENNTTOO RRUURRAALL DDEESSDDEE EELL SSIIGGLLOO XXXX.. LLAA IINNTTEEGGRRAACCIIÓÓNN//DDEESSAAPPAARRIICCIIÓÓNN DDEE EENNTTIIDDAADDEESS YY NNÚÚCCLLEEOOSS.. La heterogeneidad de identidades poblacionales en la Región de Murcia queda definida en el Nomenclátor2 bajo las categorías de Ciudad, Villa, Lugar, Aldea o Caserío (así figuradas en orden demo- gráfico decreciente). Su evolución particular a lo largo del siglo XX registra una progresiva fusión de entidades3 y núcleos4 de población, y la desaparición de otras, hasta el punto de reducirse drásticamente su número por mera simplificación estadística (al estar situadas en parajes muy próximos), causada princi- palmente por despoblación (migración hacia la ciu- dad que suele coincidir con el núcleo de población mayor y más cercano, que justifica en la mayoría de casos la simplificación estadística determinada), o por absorción geográfica del núcleo mayor al menor. En todo caso, es tal la merma de las entidades de población en la Región de Murcia en la primera mitad del siglo XX que si el censo de 1900 registra 23.487, en 1970 esta cifra se reduce a 1.184 (Bel Adell, C., 1982; pág. 68). A lo largo del siglo XX, Cieza no escapa de la vorágine evolutiva de la población rural, siguiendo la misma tónica de reducción de entidades y núcleos de población extraurbanos. De hecho, el número de entidades rurales pasa de 31 entre 1900 y 1920, a 55 en la década 1930-1940, cifrándose en 14 los exis- tentes desde 1950 hasta el presente, según datos del Nomenclátor. La simple observaciónde los mapas evolutivos de la distribución de la población ciezana desde 1900 hasta el presente (Figuras 1-4) verifica la concentra- ción de la población rural en torno al río Segura, como sucede en todos los municipios de la Región de Murcia bañados por él, verdadero eje rector de poblamiento y de las actividades económicas, autén- tico alimento de vida que marca la idiosincrasia de la huerta ciezana, del ser ciezano. La posibilidad de abastecimiento continuo de agua, que, por su acción erosiva genera todo un rosario de huertas, ofrece una producción segura consecuentemente traducida en subsistencia familiar, razón principal por la que en estos núcleos principales históricamente se haya asentado la población anárquicamente ordenada. De hecho, entre los años 1900 y 1920, el 74’2% de los asentamientos rurales se emplazaban en los márgenes inmediatos del Segura –“la huerta”–, porcentaje que retrocede hasta el 61’8 % en 1930-1940 (por una expansión geodemográfica del “campo” vinculada al trabajo agrícola de secano), y en la actualidad, a (2) El Nomenclátor, realizado por el INE, es la fuente básica de análisis microespacial, pues presenta información detalla- da acerca de las entidades de población submunicipales, los núcleos de población y los diseminados: su denominación, volumen de población (total y por sexo), y vivienda. (3) El Nomenclátor denomina “Entidades de Población” a cualquier área habitable del término municipal, habitada o excepcionalmente deshabitada, claramente diferenciada dentro del mismo, y que es conocida por una denominación espe- cífica que la identifica sin posibilidad de confusión. Contiene los núcleos. (4) El Nomenclátor considera “Núcleos de Población” a un conjunto de al menos diez edificaciones, que estén formando calles, plazas y otras vías urbanas. Por excepción, el número de edificaciones podrá ser inferior a 10, siempre que la pobla- ción que habita las mismas supere los 50 habitantes. Revista C.E.H. Fray Pasqual Salmerón 13 excepción del conjunto de Ascoy, la totalidad de enti- dades y núcleos rurales identificados se enclavan en torno al río, como siempre ha ocurrido pues los asen- tamientos en torno a la red caminera hacia La Mancha, veredas, cordeles y vías pecuarias interiores fueron pronto relegados. En verdad, el fructífero asentamiento estratégico en caseríos diseminados por la vega del río Segura queda fundamentado en la prosperidad de las pro- ducciones obtenidas logradas en base a la continua labor de cuidado de las tierras fértiles, compuestas por suelos aluviales, de exquisitas propiedades orgá- nicas gracias al milenario proceso de deposición y acumulación sedimentaria, e irrigadas por una bien articulada red de caminos del agua, las acequias (Don Gonzalo, Andelma, Los Charcos y Horno), que per- trecharon hombres de incalculable raciocinio con deseo propio de expansión del beneficio que, para- dójicamente, tiene en la actualidad su más serio per- juicio. Unidos en buena vecindad, gentes a las que ya a corta edad eran obligados a trabajar para el susten- to de la familia (para propio o ajeno –cultivo de las propiedades de la élite social urbana–), instruidos rudimentariamente en las viejas escuelas rurales (cerradas en la primera mitad de la década de los setenta por disposición de la recién instaurada Ley General de Educación), donde los vocacionales maestros de escuela ejercían una encomiable labor, que se extendía desinteresadamente a aquellas casas de campo donde no pocos niños y jóvenes aprendie- ron sus primeras letras y números (Gómez, J,; 2009); gentes que venían gozosas a la ciudad tras haber satis- fecho el trabajo estival para descansar y distraerse durante el “mes de las cabañuelas” en las fiestas del pueblo, que aún se celebran en honor al hoy denos- tado patrón, el apóstol de Cristo San Bartolomé que, desde su divino aposento, ejerce su función de pro- tector del campo ciezano. Estas precarias condiciones explican que el grupo de edad joven y adulto-joven, protagonista de las intensas migraciones campo-ciu- dad, procure el abandono del rudo y menospreciado mundo rural asociado a la práctica agrícola en busca de una mejor calidad de vida y remuneración econó- mica al amparo del sector servicios, la construcción y la industria, enclavados en el entorno urbano o periurbano, que posibilita infinitas posibilidades de trabajo, ocio, educación y bienestar, que a su vez otorga cotas de cualificación profesional que dan entrada a un mercado laboral global competitivo que se inicia intensamente con la llegada de la democra- cia a nuestro país y que tiene en el, por ahora, desen- frenado siglo XXI el mejor exponente de todos los tiempos. De hecho, se puede aseverar que el desarro- llo socioeconómico de España experimentado desde los años sesenta se fundamentó en la concentración y mejora cualificada de servicios y la ampliación de Figuras 1-4. Evolución de las entidades y núcleos de población identificados en el término municipal de Cieza Revista C.E.H. Fray Pasqual Salmerón 14 infraestructuras asistenciales en la ciudad, fomentan- do el modo de vida urbano como símbolo de pro- greso y de ascenso en la escala social que tanto bene- ficiaba a la imagen exterior de nuestro país, en detri- mento de un ámbito rural, antes de mayoritario asentamiento poblacional. Paralelamente, el movimiento residencial de los jóvenes conlleva, en numerosos casos, más tarde o más temprano, el desplazamiento de la población de mayor edad, por soledad o dependencia respecto a aquéllos, procediéndose al abandono de las casas de campo, desencadenándose su hundimiento en unos casos o la remodelación en otros según los recientes patrones de acomodo urbano en el mundo rural humanizado. Hoy, el problema de la despoblación rural en España continúa en estado candente. Se estiman 3.000 pueblos abandonados, llenos de casas en ruinas y donde hace años que no se acerca ni un alma. Según el Instituto Nacional de Estadística, en los últimos quince años han desaparecido casi 900 pueblos. El fenómeno de la despoblación se hace más grave en aquellos pueblos donde todavía conservan algo de vida ya que la falta de servicios y de ayudas por parte de las administraciones públicas (escasa rentabilidad social, económica y electoral) les está abocando, a pesar de su encomiable resistencia, a engrosar la lista negra de pueblos desaparecidos, con el deterioro que ello conlleva no sólo para el espacio rural, sino para la perpetuidad de la memoria histórica de nuestro país. Retornando a nuestro ámbito local, de las 57 entidades de población rural catalogadas desde 1900 hasta el presente y repartidas por el municipio, sólo 14 subsisten (identificadas como tales en las renova- ciones padronales) en la actualidad, y de las que úni- camente 6 tienen más de 50 habitantes: Ascoy, Fuensantilla, Las Ramblas, El Maripinar, Barratera y El Horno; o sólo 4, si se atiende a su génesis social rural pues, por un lado, Fuensantilla es un barrio del extrarradio ya prácticamente incorporado a la corona urbana y, por otro, el conjunto de Ascoy, aunque hallado en ámbito rural, tiene un marcado carácter urbano-residencial. Sin realizar un análisis exhaustivo de la historia demográfica de cada una de las entidades de pobla- ción que, oficialmente, no tienen un solo habitante registrado, la despoblación, como ya se ha mencio- nado, se sitúa en el epicentro de la desaparición de las entidades y sus núcleos, de ahí su exclusión del Nomenclátor. Atendiendo al vasto e inconcluso cri- terio de la generalización, se puede realizar una clasi- ficación en base a tres categorías, no excluyentes, atendiendo a las causas principales de desaparición: • Por decaimiento de la actividad económica principal (secano-agrícola): Fuente del Judío, La Carrichosa, El Calvo, El Elipe, Las Cañadas, La Carrichosa, Corredera, Los Prados, Cañada Vieja, La Carrasquilla, Rambla del Moro, La Serrana, Los Albares, La Herrada, Fuente del Rey, La Murta, Cagitán, Los Losares, Venta del Olivo, Puerto de la Mala Mujer, Almadenes, El Menjú.• Por simplificación-integración estadística: Catafrente, Alcantarilla, Cañada Jaén (o Rovira) y Las Delicias, incorporados hoy al núcleo de El Maripinar; Soto de la Zarzuela a El Horno; La Gurulla a La Parra; Las Maridías y La Brujilla a El Ginete; Esparragal a La Torre; Gramalejo a Bolvax; Los Charcos a El Canadillo; El Cañaveral a Almadenes. • Por incorporación al perímetro urbano de Cieza: Cañada de la Horta, La Estación, La Ermita, Cardona. Como vemos se constata la existencia mayorita- ria de entidades cuya débil estructura demográfica, y sus consecuentes vaivenes existenciales nos deja entrever la existencia de una raquítica productividad económica, ligada indudablemente al sector agrícola, como para que pudiera resurgir y consolidar una mínima base poblacional estable. De ahí que, en rea- lidad, se traten de numerosos núcleos (aldeas, caserí- os, agrupamientos de casas de labor) incluidos en las entidades principales: Las Ramblas, Maripinar, Barratera, El Horno, Ginete, Bolvax, Canadillo, Perdiguera, La Parra, La Torre, Veredilla y Almadenes. También sucede que a partir de la segun- da mitad del siglo XX se comienza a clarificar el con- cepto de Entidad y Núcleo, con lo que muchas enti- dades pasan a tipificarse como núcleos (por su escasa relevancia demográfica) y, por tanto, ven desaparecer su identidad del Nomenclátor y engrosar la categoría de diseminado. El conjunto de Ascoy merece un tratamiento diferenciado, tanto por su génesis moderna como por su evolución poblacional, evolución que le ha lle- vado a convertirse en la principal entidad de pobla- ción rural del municipio de Cieza, con 664 habitan- tes registrados en el Padrón de 2009. Ascoy goza de dinámica creciente en el ámbito poblacional espe- cialmente intensa desde la década de los noventa, con un crecimiento de 420 residentes en el período inter- Revista C.E.H. Fray Pasqual Salmerón 15 censal 1991-2001 y un aumento de 6’24% en la pri- mera década del siglo XXI. No hemos de olvidar el poblamiento multinuclear de Ascoy, donde conviven el “Poblado”, que tiene su origen en el asentamiento de los antiguos colonos que trabajaban en Ascoy en la segunda mitad de la década de los cincuenta, la urbanización “Residencial Fuente-Ascoy”, el disemi- nado (viviendas de campo repartidas con marcado carácter de segunda residencia), y la población ambu- lante asociada al trabajo en el Polígono Industrial. Especialmente acentuado es el crecimiento de la urbanización que, en apenas treinta años de existen- cia, ya soporta el verdadero progreso demográfico de Ascoy, pues si según el censo de 1991 el 20’98 % de la población registrada vivía en el Residencial (43 habitantes), el padrón de 2009 aumenta la significa- ción al 67’62% (449), todo ello en detrimento del Poblado que pasa del 61’46% (126) al 25’15% (167), y del diseminado donde disminuye su repre- sentatividad del 17’56% (36) al 7’23% (48), aunque sin ver mermadas sus poblaciones. Si relacionamos esta concentración poblacional en torno al Residencial y la evolución de viviendas construidas, resultará que es precisamente en este núcleo de Ascoy Evolución demográfica de las entidades y núcleos de población de Cieza* Fuente: Nomenclátor: a) Censo de Población; b) Padrón Municipal de Habitantes. Población de Derecho * La población especificada abarca tanto el compacto como el diseminado Revista C.E.H. Fray Pasqual Salmerón 16 BIBLIOGRAFÍA • BEL ADELL, C. (1982): Población y recursos humanos de la Región de Murcia, Editora Regional de Murcia, 340 pp. • BEL ADELL, C.; GÓMEZ FAYRÉN, J. (1991): Evolución de la población y del poblamiento, en VV.AA. Atlas de la Región de Murcia, ed. La Opinión, Murcia, pp. 157-168 • GIL MESEGUER, E.; GÓMEZ ESPÍN, J.Mª (1985): Modificaciones del paisaje rural en la Vega Alta, Áreas, nº 5, Editora Regional de Murcia, Murcia, pp. 23-36 • GÓMEZ CARRILLO, J. (2009): Las escuelas rurales de Cieza, Semanario “El Mirador de Cieza”, 24 de octubre. • MARTÍNEZ LUCAS, V.M. (2007): La población de Cieza en el siglo XX. Una contribución a su estu- dio evolutivo, Andelma, nº 14, C.E.H. Fray Pascual Salmerón, Cieza. • NOMENCLÁTOR DE LAS CIUDADES, VILLAS, LUGARES, ALDEAS Y DEMÁS ENTIDADES DE POBLACIÓN DE ESPAÑA. PROVINCIA DE MURCIA. Censos y Padrones. Varios años. donde se denota con mayor nitidez el proceso de rururbanización en el municipio de Cieza. En definitiva, observamos que el patrón general mundial del desigual reparto geográfico de la pobla- ción tiene en Cieza uno de sus mejores exponentes, no sólo de la Región de Murcia sino de España. El despegue demográfico de la entidad rural de referen- cia, Ascoy, no permite enmascarar el omnipresente peso poblacional y, por ende, económico de la ciu- dad, la cabecera municipal; hecho que revela una política de desarrollo rural muy superficial, que prima la concentración en detrimento de la descen- tralización. Escasean servicios básicos, especialmente notorios en el conjunto de Ascoy: frecuencia de transporte público que conecte con la ciudad, ambu- latorio médico, centros educativos y comerciales, etcétera. Además, la insuficiente, y en algunos casos nula señalización, es un problema crónico de las demás entidades de población rurales. No se ha de olvidar que los principales valedores del mantenimiento de nuestra identidad como pue- blo, que radica precisamente en ese espacio rural hasta hace poco tiempo tan denostado pero a la vez tan necesitado, son sus pobladores que permiten que dicho espacio continúe vivo y no se convierta en cen- tro de degradación y todo lo que ello significa: crea- ción de áreas abandonadas que conducen a la exclu- sión y marginalidad, descuido de la cubierta vegetal y avance de la desertificación, peligro de incendios, aumento de la escorrentía superficial que magnifica el riesgo de inundaciones, pérdida de biodiversidad… De ahí la gran necesidad de potenciar y redescubrir la pequeña agricultura de huerta, como complemento a la gran agricultura comercial y como fuente de con- servación del medio. Por ello, con el fin de evitar que finalmente se impongan los criterios selectivos de un hombre moderno que sólo guía su raciocinio por su acomodo y provecho económico, ha de existir necesa- riamente una política decidida y con altura de miras a favor del medio rural, que aglutine inversiones no sólo en la mejora de la red viaria del territorio, necesaria para la movilización de personas y mercancías, sino también en la calidad de vida de su población, apos- tando por la correcta combinación entre turismo, agri- cultura e industria. El ajuste del desequilibrio existen- te hará fortalecer a nuestro medio natural, pero tam- bién redundará en el bienestar social y económico de una población que disfrutará de un patrimonio excep- cional digno de ser legado en igualdad de condiciones a nuevas generaciones de ciezanos y visitantes. Víctor M. Martínez Lucas Figura 5. Poblamiento histórico del municipio de Cieza desde el siglo XX Núcleos de Población desclasificados: 1. Los Albares; 2. Alcantarilla; 3. Argaz; 4. La Brujilla; 5. Cagitán; 6. El Calvo; 7. Cañada de la Horta; 8. Las Cañadas; 9. Cañada Jaén; 10. Cañada Vieja; 11. El Cañaveral; 12. Cardona; 13. Carrasquilla; 14. La Carrichosa; 15. Catafrente; 16. Los Charcos; 17. Corredera; 18. Las Delicias; 19. El Elipe; 20. Ermita; 21. Esparragal; 22. La Estación; 23. El Estrecho; 25. Fuente del Judío; 26. Fuente del Ojo; 27. Fuente del Rey; 28. Fuente de la Teja; 29. Gramalejo; 30. Gurulla; 31. Herrada; 32. Los Losares; 33. Marirías; 34. El Menjú; 35. Murta; 36. Los Prados; 38. Rambla del Moro; 39. La Serrana; 40. Soto de la Zarzuela; 41. Tamarit; 42. Toledillo; 43. Venta del Olivo. Revista C.E.H. Fray Pasqual Salmerón 17 La actual Casa de las Artes y la Música, anteriormente conocida como Casa de Marín-Barnuevo, por ser esta familia sus últimos propietarios, es el único ejemplo de casa bla- sonada que ha llegado hasta nuestros días en nuestra ciudad. No ha sido Cieza una pobla- ción muy rica en casas blasona- das, al contrario que otrasciuda- des de la Región de Murcia como Cehegín, Mula, Caravaca o Lorca que han contado (y afortunadamente para ellas, todavía cuentan) con un impor- tante patrimonio de edificacio- nes con sus escudos nobiliarios en sus fachadas, representativos de una mentalidad y costumbres de otras épocas. Con todo pode- mos recordar algunas que conta- ron en nuestra ciudad con este tipo de emblemas en sus facha- das, así la casa de los Quílez- Ochoa, en la calle Mesones, des- aparecida en año tan cercano como 1981, lucía en su fachada las armas de este apellido talladas en mármol rosa. Otra casa tam- bién blasonada y por supuesto desaparecida era la de los Falcón, inmensa casona con fachada a calle Cadenas y Hoyos que tam- bién lucía el escudo de esta importante familia. Otro escudo perteneciente a un personaje muy peculiar de la Historia de Cieza, D. Lorenzo Padilla presi- día desde 1634 la soberbia caso- na, esta sí, afortunadamente conservada y ampliada, de los Marines, en la Plaza Mayor y que fue retirado durante alguna de las reparaciones que tuvieron lugar en su fachada a lo largo de los años. La casa de nuestro estudio tiene su origen el 25 de octubre de 1744. En esta fecha contraen matrimonio en la iglesia de Santas Justa y Rufina de Orihuela D. Diego Marín- Blázquez y Matheos de Montalbán con su parienta D. ª Beatriz Ruiz-Dávalos y Marín- Blázquez. D. Diego, aunque nacido en Lorca se afinca en Cieza donde ostentaba un título de Regidor Perpetuo, siendo además Capitán de Milicias , construyendo con motivo de este enlace la casa en cuestión, aprovechando unas viviendas ruinosas pertenecientes a su familia paterna y que se encon- traban situadas en una calle de Casa de las Artes y la Música PPAAIISSAAJJEESS UURRBBAANNOOSS Casa de Marín Barnuevo antes de su reforma. Obsérvense las soberbias rejas de forja desaparecidas con motivo de su restauración, y en paradero desconocido Revista C.E.H. Fray Pasqual Salmerón 18 especial relevancia en aquella época, la Calle Posadas, denomi- nada así por encontrarse en su trayecto una serie de diferentes edificaciones con esta utilidad atendiendo a que esta calle era el acceso al interior de la población de los viajeros procedentes de Castilla y calle en la que también levantan sus elegantes viviendas otras familias de la hidalguía cie- zana, como los Falcón ya referi- dos, García, Rueda o Moncada- Aguado. Estaríamos por tanto, ante una construcción de la primera mitad del siglo XVIII, de estilo barroco, contaba con dos plantas y cámaras y cuya fachada princi- pal se articula en cinco ejes sien- do el central el que acoge la por- tada del edificio. Dicha portada está enmarcada por pilastras caje- adas que se levantan sobre un alto pedestal, las cuales sustentan un entablamiento dórico apean- do a su vez a un balcón de plan- ta mixtilínea, es de destacar la presencia de las flores de lis que engalanan esta portada como signo de adhesión de sus propie- tarios a los monarcas españoles cuyo emblema heráldico es esta flor, representativa de la Casa Borbón, reinante en España desde principios del siglo XVIII. A ambos lados del balcón central se sitúan dos escudos heráldicos de piedra, uno perte- neciente al mismo D. Diego, ovalado, ostenta las armas de Marín-Blázquez, Padilla, Rondón y Matheos, yelmo mirando al frente y por cimera un águila coronada. Divisa: “Vencí, no fui vencido”. El otro, acaudado, representa las armas de los Ruiz-Dávalos, timbrado con corona de marqués por ser D.ª Beatriz de la familia del Marqués de Algorfa. Este detalle nos hace pensar que los blasones que adornan esta fachada se rea- lizaron en fecha posterior a la construcción de la vivienda pues el título de Marqués de Algorfa es concedido por el rey Carlos III en 1762 a D. Francisco Ruiz- Dávalos y Malla, tío de D.ª Beatriz, motivo por lo que se encargarían los escudos como muestra del lustre nobiliario de sus moradores. Interesante y destacado morador de esta casa fue D. Diego Marín-Blázquez y Capdevila (1783-1839), nieto de los constructores (hijo de D. Mariano Marín-Blázquez y Ruiz- Dávalos y D.ª Bernarda Capdevila y Buitrago). Conocido popularmente como D. Diego Marín Capdevila fue coronel de los Ejércitos Reales, Regidor Perpetuo del Ayuntamiento de Cieza, tuvo una importante vida social y política, de ideas absolu- tistas, estas le valieron ser encar- celado durante el trienio liberal (1820-1823) dándose la curiosi- dad de que su encarcelamiento tuvo lugar en su propia casa, siendo a sus expensas el manteni- miento de la guarnición que lo custodiaba. Con el retorno de Fernando VII fue nombrado caballero de la Orden de Carlos III interviniendo de forma importante en el des- arrollo cultural y económico de Cieza: Presidente de la Real Sociedad Económica de Amigos del País, autor de unas Ordenanzas de la Huerta de Cieza (1829), proyectó un puente de piedra sobre el Segura (que no se hizo). Casó en Chinchilla con D.ª Ángela Barnuevo y Pando unien- do los apellidos Marín-Barnuevo en un solo linaje. Uno de los hijos de este matrimonio fue D. Diego Marín-Barnuevo Capdevila y Pando (1810-1884), otro desta- cado personaje de la historia de Cieza a lo largo del siglo XIX. Alcalde entre 1846-1847, fue Diputado a Cortes en diferentes legislaturas (1846-1851, 1853- 1859) siendo nombrado Senador Vitalicio por la reina Isabel II. Primer Hijo Adoptivo de Yecla, a su intercesión se de debe el que Cieza contara con Estación de ferrocarril, pues en un principio la línea que uniría Madrid con Cartagena estaba proyectada se desviara de Chinchilla por Novelda (¿no les suena este proyecto? Es curioso que a estas alturas del siglo XXI el trayecto del AVE Madrid- Cartagena también se establece por Novelda… en fin, no hay nada nuevo bajo el sol). Lo cier- to es que las gestiones de D. Diego consiguieron el paso de la línea del tren por Cieza con lo que eso significó de empuje para el desarrollo económico y cultu- ral de la villa. Así mismo a sus gestiones también se debió la construcción del “Puente de Hierro” sobre el río Segura que solucionó de manera definitiva los problemas de los vetustos puentes de madera que de mane- ra sistemática eran arrasados por las riadas. Este D. Diego heredó en 1879 el señorío de Cox y la Condomina, sus restos reposan en acaso, el panteón más sun- tuoso de los que existen en el cementerio de Cieza, obra en Revista C.E.H. Fray Pasqual Salmerón 19 piedra tallada realizada por el escultor J. Planes en 1916, con aire de mausoleo romano y pre- sidido por el escudo de armas de este ilustre personaje. La casona ya conocida como de Marín-Barnuevo fue someti- da a diferentes reformas según las necesidades domésticas iban reclamando, así en el siglo XIX se realizó la ampliación de la misma hacia la calle Juego de Bolos donde se ubicarían las cocheras y viviendas de servicio con una interesante fachada decimonónica, esta desaparecida con motivo de la última rehabi- litación. En su interior lo más destacable era la solución de la escalera así como un diferencia- do trazado de las salas que le daban especiales aires de rica y noble casa castellana. Deshabitada y abandonada en los años ochenta del pasado siglo XX fue adquirida por el ayuntamiento en 1998 dedicán- dose a Casa de las Artes según proyecto del arquitecto Rafael García Baño, que en esencia conservó solamente la fachada principal, cuya rehabilitación permitió descubrir el cromatis- mo original ocre y almagra así como la decoración que recorre perimetralmente toda la fachada con un motivo alusivo a una flor polilobulada realizada mediante la técnica de esgrafiado. Esta decoración a base de flores polilobuladas unidas entre sí asemejan una cadena, por lo que acaso la casa se conociera a nivel popular como “casa de las cadenas” y posteriormente iden- tificaría a la calle donde se ubica- ba que pasaría de calle Posadas que era su nombre oficial a calle Cadenas que es con el que ha lle- gado hasta nuestros días. Antonio Ballesteros Baldrich Casa de las Artes y la Música tras su restauración BIBLIOGRAFÍA • BALLESTEROSBALDRICH, A.- El casco antiguo de Cieza. Cieza 2008. • CAPDEVILA MARIN, R. M.- Historia de la Excelentísima Ciudad de Cieza. Tomo III. Cieza 2007. • GARCIA BAÑO, R.- Proyecto básico de ejecución de la Casa de las Artes y la Música de Cieza. Cieza 2000. • GONZALEZ CASTAÑO, J.- La Casa Pintada de la ciudad de Mula. Murcia 2005. • GONZALEZ DORIA, F.- Diccionario Heráldico y Nobiliario de los Reinos de España, Tomo 1. Madrid 2000. • LOPEZ GUILLAMON, I.- D. Camilo en Cieza. El Noticiero Ciezano, nº 8. Cieza 1981. • MARIN OLIVER, A.- D. Diego Marín Capdevila. Programa de Feria y Fiestas. Cieza 2000. • ROSA GONZALEZ, M. de la.- CIEZA. Repertorio Heráldico. Murcia 2004. Revista C.E.H. Fray Pasqual Salmerón 20 Historia de la Historia de Cieza1 El texto que he reproducido aparece en la Descripción y Relación de la Villa de Cieza realizada en marzo de 1579 en repuesta a la orden dada por el rey Felipe II con objeto de conocer las características de los distintos pueblos de sus reinos. Entre las primeras preguntas que en las relaciones se hacen aparecen algunas que tie- nen que ver con la historia de algunos municipios a los que se les demanda la información. Una vez que el Ayuntamiento de Cieza selecciona a las tres personas que mejor pueden conocer ésta: el bachi- ller Alonso Marín y Mena, Juan García el Viejo y Martín Ruiz de Soler, el Viejo, esta es la informa- ción que muestran sobre la historia de Cieza que puede resumirse en que conocían algunos detalles de la unión de estas tierras a la Corona castellana en tiempo del Príncipe Alfonso cuya visita todavía se recordaba. Conocen algo más: saben que en otro tiempo la población fue mayor, dadas las rui- nas de edificios en barrios como las Morericas que no han sido reconstruidos por lo que ha decaído su grandeza antigua: …esta Villa ha sido destruida y quemada por los moros del reino de Granada, antes que la dicha ciudad de Granada fuese ganada por los Reyes Católicos Don Fernando 5º y Doña Isabel primera de este nombre, dos veces, y la primera vez haber rescatado a los dichos vecinos cautivos a costa de sus haciendas, y la segunda de popula- ción y excidio que fue año del naci- miento de Nuestro Señor Jesucristo de mil y cuatrocientos y setenta y siete, a siete días del mes de Abril. Habían quedado en la memoria colectiva las desgarradoras razzias granadinas y se conocían en alguna medida las fechas y algunos hechos de la conquista cristiana de la ciudad por Alfonso X. Eso era todo. Unos doscientos años después, Fray Pascual Salmerón Fernández realizó los primeros estudios con cierto rigor histórico sobre Cieza. Fray Pascual Salmerón nació en esta ciudad en 1719 y en julio de 1737 tomó los hábitos fran- ciscanos en el convento de Santa Ana de Jumilla. Pasó luego al convento que la orden tenía en Cieza donde se dedicó al estudio, pasando su vida “entre papeles”. Allí escribió la Antigua Carteya, hoy Cieza y una serie de disertaciones posteriores que se imprimieron en Madrid, en la Imprenta de Joaquín Ibarra, a finales de 1777 y bajo su directa dirección. Que esta Villa es antigua y parece por los dichos edificios declarados, y sin otros de riegos y acequias que hay en el día, parecen en los términos de esta Villa, y que, por estas causas no es nuevo pueblo, por lo dicho de suso. Y en cuanto a su fundación original y fundador dijeron: Que no lo saben, ni han oído ni leído, en cuanto al tiempo que se ganó de los moros, después de la destrucción del Rey Don Rodrigo, último y godo, que no lo sabemos ni lo hemos oído a nuestros ancianos, más que lo dicho de suso; y yo el dicho Bachiller Alonso Marín digo: Que en la dicha Crónica e Historia de el dicho Señor Rey Don Alfonso el Magno y Santo, se dice y escribe, que el esclarecido señor Infante, su hijo, teniendo el cerco el dicho Señor Rey sobre Sevilla, ganó la tierra de Alcaraz, y vino a los términos de esta villa, y paró en la loma que, hoy en día, según concordamos los dichos tres Diputados, que dicen: De el Príncipe, donde hay algunas demostraciones y señales de sus estada en ella, y de allí ganó esta Villa, y la redujo a la fe de Jesucristo. (1) Las lecturas críticas del borrador inicial realizadas por Joaquín Salmerón Juan y por Antonio León Más Gómez han ayudado a mejo- rar este artículo. Revista C.E.H. Fray Pasqual Salmerón 21 Debemos incluir a Fray Pascual Salmerón en una corriente de erudición histórica2 que se des- arrolla en el siglo XVIII entre eclesiásticos, muchos de ellos franciscanos, centrados en desve- lar el pasado de algunos pueblos: el primero fue el sacerdote caravaqueño Martín Cuenca Fernández Piñero al publicar, en 1722, la Historia Sagrada de la Santísima Cruz de Caravaca y le siguieron los franciscanos P. Pedro Morote con su Antigüedad y Blasones de la ciudad de Lorca, en 1741, el propio Salmerón y el P. Leandro Soler, con su Cartagena de España Ilustrada. Lugar destacado obtuvo en esta nómina de eruditos Juan Lozano Santa quien en 1794 publicó Bastetania y Contestania del Reino de Murcia y seis años más tarde Historia Antigua y Moderna de Jumilla. El empeño desarrollado por el historiador cie- zano en demostrar que su ciudad había sido en otro tiempo la antigua ciudad hispano-romana de Carteya, que sabemos con certeza que se encon- traba cerca de la actual Algeciras, frustró buena parte de sus esfuerzos. Ya en su época, el Canónigo Lozano rebatió con rigor sus argumen- tos “...La muralla es de piedra seca. Su interior, ofre- ce Casas destruidas, y formación de calles, por el declive. Variedad de tejos, ladrillos, vasijas; pero todo es árabe...” Y Ramón Mª Capdevila, de quien hablaremos a continuación, opinó que sus argu- mentos tenían más “de caprichosos que de funda- mentados, más de obsesión que de convicción; más de señuelo que de red espesa de hilos lógicos”. Pero el trabajo de Fray Pascual Salmerón fue fructífero en muchos otros aspectos, singularmen- te su acierto a la hora de situar los antecedentes históricos de la ciudad en el cerro que hay sobre ella y que se conoce como Cerro del Castillo, valo- rando la importancia de los restos que allí se encontraban. Hoy nos puede parecer algo obvio pero desde luego no lo era en su tiempo, ni lo era cuando Capdevila escribió su Historia de Cieza a comien- zos del siglo XX, quien escribía en ella que creemos firmemente que Cieza desde los primeros días de su fundación fue Cieza; y que estuvo donde está al pre- sente el Cieza viejo, que conocemos en la actualidad. Esta idea se mantendrá, como veremos más ade- lante, hasta los años 70 del citado siglo. A pesar de que Ramón Mª Capdevila tituló su trabajo publicado en 1928 como Historia de Cieza, en el prólogo nos confiesa su atrevimiento al tratar de escribirla y que su propósito era el de redactar una Crónica o apuntes para la Historia de nuestro pueblo. Acertaba plenamente el autor: no es posible considerar su trabajo como una Historia de Cieza, pero su labor en el archivo recopilando información si ha sido y es muy útil para ayudar a realizarla. Aunque desgraciadamente, sólo se publicó su tomo II (el primero consistió en una reedición de la Historia del Padre Salmerón) y el III se guardó en un cajón durante décadas hasta que fue rescatado de allí ya en el siglo siguiente por un grupo de componentes de una asociación histórica formada a finales de los años 90 y que tomó el nombre del primer historiador de Cieza, Fray Pascual Salmerón, quienes acordaron con sus descendientes su edición3, finalmente conseguida en el año 2007. Como digo, está sirviendo y ser- virá en un futuro para conocer muchos elementos históricos que, como preveía el propio Capdevila, son de gran utilidad para abrir estrechos y ligeros surcos donde caerá la semilla, por mi cuidadosa- mente escogida y con profundo amor seleccionada. Durante los años 30 y la larga postguerra son muy pocas las personas que se ocuparon de levan- tar la espesa niebla que cubría el pasado de la población, una época en la que las personas comu- nes se ocupaban de su subsistencia y en la que la ciencia española teníaun raquítico desarrollo. Aunque conozco dos excepciones: Juan Torres Fontes llegó a la Universidad de Murcia en 1942 y realizó en las siguientes décadas una obra histórica monumental centrada en el conocimiento de la Edad Media. En esos años escribió cuarenta libros y cuatrocientos artículos en los que desveló la Murcia medieval. En ellos conocimos con amplitud las luchas civiles entre (2) González Castaño, Juan: Breve Historia de la Región de Murcia. 2009. (3) Javier Martínez Alcázar fue su más tenaz impulsor y la persona que entabló la relación con la familia. Manuela Caballero fue la incan- sable editora y recuerdo que participamos también Joaquín Salmerón, Remedios Sancho y yo mismo. Me causó impresión el ver amonto- nados muchos de aquellos papeles que dejara en su antigua casa de la calle Santa María de la Cabeza, leer una parte del escrito que final- mente se editó y comprobar su importancia. Revista C.E.H. Fray Pasqual Salmerón 22 Manueles y Fajardos, cuyo resultado más tangible para el propósito que nos ocupa fue la destrucción de la fortaleza y la desprotección en que la Villa de Cieza quedó como consecuencia de ello, posibili- tando las dos razzias granadinas que recordaban los cronistas del siglo XVI a que nos hemos referi- do, además de las características de la sociedad cie- zana bajo la Orden de Santiago y muchos otros aspectos de interés histórico. Por las fechas en que Juan Torres Fontes reali- zaba sus ejemplares investigaciones históricas que incluían a Cieza, en las Marirías, un cerro situado en el término del El Ginete, un arqueólogo reali- zaba la primera excavación con carácter científico en el municipio, como resultado de la cual apare- cieron una serie de tumbas excavadas sobre un lecho de rocas que situó en la Edad del Bronce. En el mismo cerro situó una estructura arquitectóni- ca que no se atrevió a definir pero que semejaba de algún modo a algunos elementos de las construc- ciones megalíticas que en esa época se construye- ron en otros lugares de España. No ha vuelto a ser estudiada después, como tampoco lo ha sido de modo conveniente el poblamiento romano que se situó en lo más alto del cerro. En 1962 un grupo de jóvenes del Grupo GECA de Espeleología de la OJE de Cieza realizó un asombroso descubrimiento en un desfiladero de la Sierra de Ascoy, conocido como Barranco de los Grajos4: en dos de los abrigos naturales allí existentes consiguieron adivinar una serie de figu- ras naturalistas y esquemáticas, incluyendo antropo- morfos sin armas y que son posiblemente hembras ocupadas en una ceremonia no violenta, así como unas formas de animales. Las formas de animales son cervinas, cabras, un posible jabalí y cuatro extra- ños cuadrúpedos cruzados en una insinuación poco común. Las apreciaciones anteriores son de Michael J. Walker, arqueólogo nacido en 1941 en Colcherter y que hizo una excavación durante el año 1970 en el abrigo II5. De modo extraño a lo que era lo habitual en estos años, los hallazgos recogidos en la excavación se depositaron en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid, lugar en el que hoy se encuentran. Poco tiempo después de acabada la excava- ción y publicadas las conclusiones fuera de España, en Canberra, con el título de The persis- tente of upper Palaeolitic Tool-Kits into the early South-est Spanish Neolithic, vino desde Zaragoza Antonio Beltrán Martínez, profesor universitario e interesado en el arte rupestre levantino que por aquellos años iba apareciendo y que en nuestros días se ha convertido en Patrimonio de la Humanidad por acuerdo de la UNESCO. Recuerdo que le acompañé hasta el lugar y le ayudé a la realización de un reportaje fotográfi- co, manteniendo la cámara y cosas así, de cuyos negativos surgió la importante obra La Cueva de los Grajos y sus pinturas en Cieza (Murcia) publi- cada por la Universidad de Zaragoza en 1969. A quien se asombre de que un jovencito acompa- ñara a Antonio Beltrán hasta Los Grajos he de explicar que en aquella época prácticamente nadie sabía de su localización exacta salvo los que habíamos acompañado en la excavación a Walker y que por supuesto el Ayuntamiento de Cieza no disponía de una Concejalía de cultura, ni fun- cionarios ocupados de ello ni nada que se le pare- ciera. En los años siguientes el yacimiento de Los Grajos alcanzó, sin embargo, una extraordinaria fama entre los ciezanos, especialmente entre los jóvenes, quienes lo convirtieron en un lugar de peregrinaje permanente, en una especie de lugar mágico en el que todos querían dejar su nombre inscrito en la piedra. Como resultado, las pinturas se fueron deteriorando de modo paulatino e irre- versible a la vez y aunque algunos pedimos que se protegieran los abrigos, su cerramiento llegó demasiado tarde hasta el punto de que hoy es más aconsejable disfrutar de las pinturas en el libro Antonio Beltrán que contemplarlas in situ. Cosas de la época. A comienzos de los años 70 era conocido por muy pocas personas el hecho de que en una de las laderas del cerro del Castillo se encontraba una población de carácter islámico en la cual se habí- an realizado excavaciones clandestinas en las que habían aparecido cerámicas y otros objetos de esta (4) El diario ABC recogía la información sobre su descubrimiento el 23 de enero de 1963. (5) El Ayuntamiento de Cieza le prestó los servicios de dos operarios y algunos jóvenes interesados como Antonio Ballesteros y yo mismo le ayudamos algunos días. En mi caso, era prácticamente un niño (13-14 años) y por ello mantengo magnificada aquella experiencia. Revista C.E.H. Fray Pasqual Salmerón 23 cultura6. Existía un plano de esa población elabo- rado, por lo que se decía, por el propio Fray Pascual Salmerón y que conservaba un particular en el archivo que había ido formando con los “papeles” que se habían ido tirando desde muchas casas. El archivo de Antonio “el de la burra” no se conservó y a su muerte se dispersó según he cono- cido, aunque dicho plano y algún otro documen- to pudo ser comprado por el Ayuntamiento de Cieza cuando ya se dirigía hacia un anticuario valenciano. Hoy se encuentra en la Biblioteca Municipal. La primera vez que los restos del despoblado islámico se conocieron fue en un amplio reporta- je televisivo que Televisión Española, la única cadena que entonces emitía, presentó en hora de máxima audiencia y en el que nos hacía entrevis- tas a los miembros de un grupo de Misión Rescate, un programa radiofónico que organizaba grupos de jóvenes para dar batidas por los pueblos y encontrar restos de valor arqueológico o históri- cos por la geografía hispana7. Nosotros lo había- mos “encontrado” y la televisión enviaba las pri- meras imágenes del yacimiento a toda España. De un curso de arqueología que la OJE orga- nizó dos años consecutivos en Archidona (Málaga)8 surgió poco después un grupo de Arqueología local que con el nombre de Neanderthal organizó un trabajo de búsqueda sis- temática de yacimientos hasta crear una carta arqueológica del término municipal en la que des- tacaron Las Marirías, Bolvax y algunos pobla- mientos argáricos dispersos en torno al río Segura. Actuando con el desparpajo que nos habían ense- ñado en el Curso Nacional de Arqueología conse- guimos situar los principales restos del pasado y encontrar en ellos algunos objetos valiosos: un mosaico hispano-romano, arcos de arquitectura de factura islámica… Casi todo ello se conserva hoy en el Museo de Siyasa pues el grupo obtuvo una renovación generacional que permitió conser- var la información y los hallazgos9. (6) Puche, algo mayor que yo y Pérez, compañero de pupitre, quien me informó del hallazgo, eran de las pocas personas que conocían la existencia del poblado. (7) El grupo lo componíamos Ramón Ortiz Molina, Pedro Sánchez Moreno, José Antonio Aroca, Juan Salmerón, “Leonardi” y yo mismo, con la compañía de Antonio Salas, sacerdote y profesor de Religión del Instituto, quien dirigía el grupo y nos transportaba de un lugar a otro con su flamante coche. (8) Fui acompañado de Francisco Pino, José Antonio Aroca y José
Compartir