Logo Studenta

Micosis-Guturales-en-equinos

¡Este material tiene más páginas!

Vista previa del material en texto

Facultad de Ciencias Veterinarias 
 
-UNCPBA- 
 
 
 
Diagnóstico y tratamiento quirúrgico en micosis 
de las bolsas guturales en caballos SPC. 
 
 
 
Bauer, Santiago; Gutiérrez, Fernando; Moscuzza Hernán. 
 
 
 
Diciembre de 2016 
 
Tandil 
 
 
 
Diagnóstico y tratamiento quirúrgico en micosis de las bolsas 
guturales en caballos SPC. 
 
 
 
 
Tesina de la Orientación producción animal, presentada como parte de los requisitos 
para optar al grado de Veterinario del estudiante Bauer, Santiago. 
 
 
 
 
 
 
Tutor: M.V. Gutiérrez, Fernando 
 
 
Director: V. Dr. Moscuzza, Hernán. 
 
 
Evaluador: M.V. Catalano, Marcelo. 
 
 
 
 
Dedicatoria 
Quiero dedicarle esta tesina en primer lugar a mi familia, que me apoyo a lo 
largo de toda la carrera dándome siempre ánimo y buena energía. 
En segundo lugar, a todos mis amigos, tanto de Ayacucho como a todos los 
que me regalo esta hermosa carrera. 
En especial quiero agradecer a mis amigos de “la capona” con los cuales voy a 
compartir esta pasión por la veterinaria por siempre. 
 
 
 
 
 
Agradecimiento 
Quiero agradecer en primer lugar a Hernan Moscuzza por la predisposición y la 
dedicación con la que me guio para poder desarrollar esta tesina. 
Agradecerles también a Fernando Gutierrez, Maria Paula Arrechea, Florencia 
Olaechea y Braian Boffo por acompañarme durante la residencia y ayudarme a 
elegir el caso clínico. 
Agradecer a Mauro Verna por facilitarme información y fotos sobre el caso 
clínico. 
 
 
 
 
Resumen 
Las bolsas guturales son estructuras anatómicas propias de los caballos, que 
se encuentran situadas en el lado dorsal de la cavidad faríngea, formando un 
divertículo especial de las trompas de Eustaquio. Cada bolsa presenta un 
volumen de 300 ml, no conociéndose muy bien su función. El desarrollo de 
ciertas especies fúngicas en las mucosas de estas bolsas puede causar una 
micosis especialmente invasora que llega a erosionar las arterias contiguas, 
produciendo fuertes hemorragias que pueden causar la muerte del animal. Se 
han utilizado múltiples opciones de tratamiento en la resolución de este tipo de 
afecciones, como puede ser el lavaje de las bolsas por medio de sondas 
guiadas por endoscopía, utilizando soluciones de povidona iodada al 1% y 
soluciones de enilconazol, acompañado de un tratamiento de ioduro de potasio 
por vía intravenosa y antimicóticos sistémicos. Otra opción es el tratamiento 
quirúrgico, que bien puede ser realizando la ligadura de los vasos afectados u 
obstruyendo el vaso afectado temporariamente por medio de un tapón 
vascular. Este trabajo tiene como objetivo elaborar un relevamiento de la 
bibliografía existente acerca de las diferentes alternativas de tratamiento de 
micosis de las bolsas guturales, considerando los aspectos más relevantes de 
cada una; teniendo como principal fin, lograr la correcta elección del mejor 
método para su tratamiento. A su vez, se desarrollará un caso clínico de un 
potrillo Sangre Pura de Carreras de 3 años de edad que presentó micosis de 
las bolsas guturales con afección de la rama de la arteria carótida. Se incluirá la 
descripción del método de resolución empleado (intervención quirúrgica) y el 
tratamiento llevado a cabo para recuperar la funcionalidad del tejido, la 
resolución del proceso infeccioso y el retorno temprano al entrenamiento. 
 
 
Palabras clave: bolsas guturales, micosis, epistaxis, endoscopía, embolización 
vascular, tapón vascular. 
 
 
 
 
 
Índice: 
Introducción 1 
Objetivos 3 
Revisión bibliográfica 4 
 Anatomía 4 
 Histología 7 
 Función 8 
 Patologías de las bolsas guturales 8 
 Diagnóstico de patologías de las bolsas guturales 12 
 Tratamiento de la micosis de bolsas guturales 14 
Materiales y métodos 28 
Resultados 30 
Discusión 34 
Conclusiones 36 
Referencias bibliográficas 37 
 
 
1 
 
Introducción: 
Las bolsas guturales son unas estructuras anatómicas exclusivas de los 
caballos y de otros perisodáctilos que están situadas en el lado dorsal de la 
cavidad faríngea, formando un divertículo especial de la trompa de Eustaquio 
(Cabañes, et al. 2002). 
Las bolsas guturales tienen una importante relación anatómica con otras 
estructuras vecinas, particularmente con los linfonódulos retrofaríngeos, 
estructuras vasculares y nervios (Lapage 2007). 
Cada bolsa presenta un volumen de aproximadamente 300 ml en equinos 
adultos, no conociéndose muy bien su función (Cabañes, et al. 2002). 
Aunque las enfermedades de las bolsas guturales son relativamente raras, es 
importante diagnosticarlas con precisión y tratarlas para evitar secuelas, tales 
como disfagia o incluso hemorragia fatal, como puede ocurrir ante infecciones 
micóticas (Perkins, et al., 2003). 
La micosis de las bolsas guturales es la causa más común de amenaza a la 
vida por hemorragia asociada a estas estructuras (Hawkins and Hogan, 2012). 
Es una enfermedad poco frecuente de los caballos fatal en 50% de los casos 
(Cook, 1968; Caron et al., 1987). 
Parece ser que la raza o el sexo no son factores predisponentes para padecer 
este tipo de enfermedad (Cabañes, et al. 2002). 
Se suele asociar este proceso a ciertas fases de inmunosupresión del caballo 
por otras razones y no está muy claro, pero podría existir cierta disminución de 
la cantidad de inmunoglobulinas del tipo A secretadas localmente por el 
epitelio, o también estar asociada a la menor aireación de la porción dorsal del 
compartimiento medial de la bolsa gutural, lo que favorecería el crecimiento de 
hongos por el ambiente microaerófilo existente en esa zona (Ruiz De León 
Robledo, 2002). 
Las placas micóticas en la bolsa gutural se encuentran normalmente en el 
aspecto caudo-dorsal del compartimento medial, sobre la arteria carótida 
interna. En algunos casos, las placas fúngicas pueden ser múltiples o difusas 
(Merck, 2007). 
Los signos clínicos se deben a daños en los nervios craneales y las arterias 
dentro del revestimiento mucoso de la bolsa gutural. El signo más común es la 
 
 
2 
 
epistaxis, debido a la erosión de la pared fúngica de cualquiera de la arterias, 
carótida interna (la mayoría de los casos) o ramas de la arteria carótida 
externa. La hemorragia es espontánea y severa, y los episodios repetidos 
pueden preceder a un episodio hemorrágico fatal. Disfagia, síndrome de 
Horner, y desplazamiento dorsal del paladar blando pueden desarrollarse en 
respuesta al daño por hongos de los nervios craneales y del nervio simpático 
que superficialmente atraviesan la bolsa gutural (Merck, 2007). 
Los exámenes físicos en caballos en training varían dependiendo de la 
cronicidad de la hemorragia. Si el caballo ha tenido recientemente un sangrado 
grave por erosión de la pared de una arteria importante situada dentro del saco 
gutural a causa de una placa micótica, mostrará síntomas de shock 
hipovolémico, incluyendo sudoración, taquicardia, pulso periférico débil, 
membranas mucosas pálidas y pabellón auricular y hocico fríos. En ocasiones, 
si se forma una placa micótica sobre los nervios craneales como la rama del 
nervio vago o el tronco simpático, el caballo puede mostrar evidencia clínica de 
disfagia y neumonía por aspiración o síndrome de Horner (Leveille, 2000). 
Una amplia variedad de técnicas de diagnóstico por imágenes están 
disponibles para la investigación en casos de sospecha de enfermedades de 
las bolsas guturales. La endoscopía es la técnica más comúnmente utilizada y 
es una herramienta invaluable para el diagnóstico de la vía aérea superior y 
enfermedades de las bolsas guturales (Fjeldborg, and Baptiste, 2012). 
Los objetivos del tratamiento son prevenir una hemorragia que ponga en 
peligro la vida del animal y erradicar la infección fúngica de los sacos guturales. 
No hay una predisposición geográfica por edad, raza o sexo, ni predilección 
ocupacional para lamicosis de los sacos guturales (Freeman, 1989). 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
3 
 
Objetivos 
Los objetivos planteados en esta tesina son: 
 Elaborar una reseña bibliográfica acerca de las diferentes 
alternativas de tratamiento de las micosis de las bolsas guturales, 
considerando los aspectos más relevantes de cada una. 
 Desarrollar un caso clínico de un caballo en cuida Sangre Pura de 
Carrera de tres años de edad en el cual se diagnostica micosis de las 
bolsas guturales y se realiza un tratamiento quirúrgico. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
4 
 
1) REVISIÓN BIBLIOGRÁFICA 
Un adecuado conocimiento de la anatomía y la fisiología implicada, se 
considera fundamental para lograr un diagnóstico apropiado y orientar un 
oportuno tratamiento para la micosis de bolsas guturales. 
1-1) Anatomía 
Las bolsas guturales fueron descriptas por primera vez en el año 1764 por el 
veterinario francés, Claude Bourgelat (Fjeldborg, and Baptiste, 2012). 
Son estructuras pertenecientes a las vías respiratorias superiores, que 
presentan únicamente los équidos entre los animales domésticos (Vázquez y 
Adrados, 2015). 
Para el anatomista, las bolsas guturales del caballo son dos evaginaciones de 
las trompas de Eustaquio que se encuentran en la región parotídea debajo de 
la base del cráneo y el hueso atlas (Lapage, 2007).Están situadas en el lado 
dorsal de la cavidad faríngea, formando un divertículo especial de la trompa de 
Eustaquio (Figura 1) (Cabañes, et al., 2002). 
 
Figura1 Ubicación anatómica de las bolsas guturales, vasos y nervios (Fjeldborg, and Baptiste, 
2012). 
Las bolsas guturales son divertículos llenos de aire que comunican el oído 
medio y la faringe. Cada bolsa tiene una capacidad que va desde 300-500 ml, 
en relación a la base del cráneo, entre el foramen lacerum y el atlas en dorsal 
 
 
5 
 
y, el linfonódulo retrofaríngeo y el techo de la nasofaringe en ventral. Están 
cubiertos lateralmente por los músculos pterigoideos y digástrico, las ramas de 
la mandíbula, y las glándulas salivales parótidas. Cada bolsa se divide en un 
compartimento medial y otro lateral, por reflejo de la mucosa alrededor del 
hueso estilohioideo. El compartimento lateral es aproximadamente un tercio del 
tamaño del medial. Existe una hendidura de 3 cm que conecta el 
compartimento medial con el lateral, este se encuentra hacia caudo-dorsal de 
las paredes laterales de la nasofaringe, y a caudo-ventral de las coanas (Figura 
2) (Fjeldborgand and Baptiste, 2012). 
Cada bolsa gutural se comunica con la faringe a través de un orificio de salida 
ubicado rostro-ventral a la hendidura faríngea. Las secreciones mucosas 
producidas normalmente drenan hacia la faringe, a través de los orificios 
faringotubáricos, que son las partes más declives cuando la cabeza del caballo 
esta relajada o descendida. Los orificios sólo se abren cuando el caballo 
deglute, así pues el consumo de pasto favorece el drenaje de las secreciones 
de las bolsas (Frandson and Fails, 2009) 
La forma de las bolsas guturales está determinada por las estructuras que las 
rodean (por ejemplo los músculos, huesos y linfonódulos) a las que está 
conectada físicamente, haciendo difícil una coherente descripción anatómica. 
De caballo a caballo, comúnmente pueden encontrarse variaciones en la 
expresión de estas estructuras sobre las bolsas guturales. 
 
 
6 
 
 
Figura2 Distribución de los distintos compartimientos de las bolsas guturales (Fjeldborg and 
Baptiste, 2012). 
Las bolsas guturales tienen importancia anatómica ya que se relacionan con 
otras estructuras vecinas, particularmente los linfonódulos retrofaríngeos, 
estructuras vasculares y nervios (Lapage, 2007). 
Estructuras vitales, incluidas las arterias de la cabeza, el cerebro y los nervios 
craneales, se encuentran en íntimo contacto con las bolsas guturales. La 
arteria más importante es la arteria carótida interna, que se encuentra 
suspendida en un pliegue de la membrana de la bolsa gutural y contra la 
longitud caudal de la pared del compartimento medial. Esta arteria se puede 
identificar siendo la rama principal de la arteria carótida luego de su trifurcación 
que cruza debajo de la arteria occipital, íntimamente asociada a caudo-medial y 
dorsal de la bolsa antes de entrar en el gran agujero rasgado. También se 
encuentra estrechamente asociada con el tronco vago-simpático a lo largo de 
su curso sobre la bolsa gutural. En algunos caballos las arterias carótidas y 
occipital internas salen de la carótida en conjunto como un tronco arterial y 
después se separan en sus respectivas arterias Los nervios craneales en 
contacto con las bolsas guturales son el facial (VII), glosofaríngeo (IX), vago 
(X), accesorio (XI), hipogloso (XII); así como el plexo faríngeo, laríngeo craneal 
y mandibular (Fjeldborg and Baptiste, 2012). 
 
 
7 
 
1-2) Histología: 
Histológicamente, las bolsas guturales están cubiertas por una mucosa 
compuesta por un epitelio columnar pseudoestratificado ciliado con abundantes 
células caliciformes localizadas principalmente en los pliegues; son evidentes 
las micro vellosidades de la mucosa (McGorum, et al., 2007). 
El espesor de la lámina propia es variable, y allí se encuentran numerosas 
glándulas mucosas, serosas y mixtas. Las glándulas túbulo-acinares agrupadas 
en la lámina propia submucosa y sus conductos excretores están delineados 
por un epitelio cúbico simple o columnar característico de las vías respiratorias 
superiores (Lapage, 1994). 
La caracterización de los glicanos de la mucosa de las bolsas guturales podría 
arrojar indicios que ayuden a apoyar alguna de las teorías existentes en cuanto 
al papel de las bolsas guturales, pues es reconocida la importancia que tienen 
las glicoproteínas y en particular, los glucosaminoglucanos en la determinación 
de la función de diversos órganos (Accili, et al., 2008). 
La superficie del epitelio respiratorio en equinos está tapizado por una capa de 
moco que se renueva constantemente formando un moco viscoelástico 
(Karlsson, 1998). Las propiedades viscoelásticas del moco protegen las células 
epiteliales de la mucosa. Las glicoproteínas y los gluco-componentes forman 
las mucinas que son abundantes componentes de las secreciones del tracto 
respiratorio (Kumar and Timoney, 2006). Los gluco-componentes interactúan 
con gran variedad de péptidos y hormonas, y se ha postulado que pueden estar 
involucrados en mecanismos inmunes, formando una barrera que atrapa 
agentes patógenos y partículas oxidativas (Brooks, 2008). 
 Aunque parece contrario a lo anterior, múltiples estudios han descripto una 
interacción entre los gluco-componentes de la mucosa con microorganismos, 
principalmente bacterias y hongos, que las utilizan como receptores para 
colonizar los tejidos (Karlsson, 1998). 
 
 
 
 
8 
 
1-3) Función: 
La función de estas bolsas se ha debatido durante casi dos siglos, con 
hipótesis que postulan que son una cámara de voz resonante, un dispositivo de 
flotabilidad, o simplemente un relleno de espacio. Como hipótesis actual se 
plantea que juegan un papel en el enfriamiento de la sangre que circula al 
cerebro, aunque su propósito está todavía bajo debate (Perkins, et al., 2003). 
Se sugiere que las bolsas guturales contribuyen a la regulación de la 
temperatura de la sangre arterial (Baptiste 1998), produciendo el enfriamiento 
de la sangre que circula hacia al cerebro, protegiendo así a este órgano 
sensible de choque térmico y manteniéndolo por debajo de la temperatura 
corporal. Baptiste propone que las bolsas guturales actúan en conjunto con los 
senos venosos cavernosos intracraneales para enfriar la sangre suministrada al 
cerebro, en particular durante el ejercicio (Lapage, 2007). 
Normalmente conforman un espacio virtual, con alguna cantidad de aire en su 
interior dependiendo si el animal está en estación o en ejercicio,ya que durante 
el ejercicio se cree que éstas intervienen en el enfriamiento de la sangre que va 
a llegar al cerebro. También se encuentran involucradas en la fisiología de la 
deglución (Vázquez Adrado 2015). 
 
1-4) Patologías de las bolsas guturales: 
a) Empiema: 
Se caracteriza por la acumulación de exudados purulentos dentro de una o 
ambas bolsas guturales, y a menudo se da como consecuencia de una 
infección bacteriana del tracto respiratorio superior (Streptococcus, Pasteurella) 
o la ruptura de un absceso en los linfonódulos retrofaríngeos. Este diagnóstico 
debe ser considerado en cualquier caballo como una afección uni o bilateral 
(Fjeldborg, and Baptiste, 2012). 
Los caballos sospechosos de empiema de las bolsas guturales deben 
manejarse con las precauciones de bioseguridad adecuadas, ya que es con 
frecuencia una secuela de infección de los ganglios linfáticos retrofaríngeos. En 
 
 
9 
 
un estudio reciente, el 30% de los caballos con empiema de bolsa gutural dio 
positivo por paperas. Caballos asintomáticos pueden llevar a S. equi en su 
bolsa gutural por largos períodos de tiempo. Otros agentes aislados de caballos 
con empiema bolsa gutural son Escherichia coli, Klebsiella spp, 
Corynebacterium spp, Bordetella spp, Salmonella spp. (Perkins, et al., 2003). 
El signo de presentación más común es una descarga nasal que puede ser 
unilateral o bilateral. Los signos clínicos incluyen linfadenopatía, distensión 
dolorosa en la región parotídea, estertor, disfagia, y de vez en cuando, 
epistaxis. Se puede producir espesamiento del material con infecciones 
crónicas; las masas que se forman son llamadas condroides, y se da en 
aproximadamente el 20% de los casos (Stephen, 2010). 
El diagnóstico de confirmación es mediante el examen radiológico o 
endoscopía. Las radiografías demuestran una línea de fluido o la opacidad en 
la bolsa. Material espeso también puede ser evidente radiográficamente. El 
examen endoscópico puede revelar un material purulento en el orificio faríngeo 
de las trompas de Eustaquio y dentro del compartimiento medial o 
compartimentos laterales de las bolsas guturales. Una distorsión de la faringe 
puede ocurrir si la distensión es significativa (Stephen, 2010). 
En los casos agudos y leves de empiema, se recomienda el lavado de las 
bolsas guturales, con soluciones poli-iónicas o una solución salina. Soluciones 
de yodo o aplicación tópica de soluciones irritantes no deben ser utilizadas. El 
lavado se realiza a través del endoscopio o por medio de catéteres 
permanentes durante un período de una semana o más, el animal debe ser 
sedado durante el lavado. En los casos crónicos siempre que el exudado sea 
espeso o si se han formado concreciones, se debe realizar una extracción 
endoscópica con un fórceps de tipo canasta o una escisión quirúrgica a través 
del triángulo del Viborg para evacuar el contenido de la bolsa gutural. Las 
incisiones deben cicatrizar por segunda intención. En caballos con dificultad 
respiratoria, una traqueotomía puede ser necesaria (Fjeldborg, and Baptiste, 
2012). 
 
 
 
10 
 
b) Timpanismo: 
Es una distensión unilateral o bilateral no dolorosa de la bolsa gutural por 
acúmulo de aire dentro de las mismas, que puede producir una inflamación 
externa en la región parotídea. El timpanismo congénito se produce en los 
potros jóvenes y el timpanismo adquirido afecta caballos más viejos. La causa 
de timpanismo de la bolsa gutural congénita es desconocida. El timpanismo es 
más un defecto funcional en lugar de un defecto anatómico, ya que ninguna 
anomalía es visible endoscópicamente o durante la exploración quirúrgica. El 
timpanismo adquirido se asocia típicamente con una infección del tracto 
respiratorio superior y se cree que es causada por la inflamación de los tejidos 
alrededor del orificio de la faringe, dejando así una válvula unidireccional que 
atrapa el aire o fluido dentro de la bolsa. Este problema es transitorio y, rara 
vez, la distensión de la bolsa se vuelve severa (Stephen, 2010). 
El timpanismo se manifiesta con dolor, hinchazón blanda y timpánica de la 
región parotídea. En algunos casos se pueden observar disnea, disfagia, 
neumonía por aspiración o ruidos respiratorios. Se puede realizar una centesis 
por medio de una aguja para evacuar el aire y determinar si el problema es uni 
o bilateral. Las radiografías sirven para confirmar el diagnóstico y se puede 
evaluar también si existe alguna enfermedad pulmonar secundaria (Stephen, 
2010). 
La resolución se consigue mediante un procedimiento quirúrgico que establece 
la comunicación entre ambas bolsas por fenestración del tabique medial para 
los casos unilaterales o resección de la lámina medial y fistulización faríngea en 
afecciones bilaterales. En caso de recurrencia se realiza una segunda cirugía, 
pero generalmente tienen éxito en la primera y el pronóstico es bueno, excepto 
en presencia de neumonía (Fjeldborg, and Baptiste, 2012). 
c) Ruptura del músculo Omohyoideus: 
La ruptura del músculo Omohyoideus puede ser una causa de hemorragia en la 
bolsa gutural y epistaxis. Esto se asocia con un trauma agudo y también puede 
ser una secuela de la micosis de las bolsas guturales. Para diferenciar entre 
esta condición y la micosis de las bolsas guturales sólo se requiere de un 
 
 
11 
 
examen endoscópico de toda la bolsa gutural, en particular en el lugar de 
inserción del músculo Omohyoideus en la base del cráneo. El tratamiento 
involucra descanso parado durante 4-6 semanas, antibióticos y analgésicos 
(Fjeldborg, and Baptiste, 2012). 
d) Micosis de las bolsas guturales: 
El desarrollo de ciertas especies fúngicas en las mucosas de las bolsas 
guturales puede causar una micosis especialmente invasora que llega a 
erosionar las arterias contiguas, produciendo fuertes hemorragias que pueden 
llegar a ser la causa de la muerte del animal (Cabañes et al., 2002). 
Es la más grave de las afecciones de las bolsas. Las fases iniciales de la 
enfermedad cursan de forma asintomática y se suele diagnosticar ante la 
aparición de hemorragia nasal, generalmente no relacionada con el trabajo. En 
principio la hemorragia es muy leve y esto hace que, en muchos casos, los 
propietarios no lo valoren como relevante, pues aparecen moderadas manchas 
de sangre en el ollar y no solicitan consulta. Cuando se encuentra esta 
hemorragia, se debe realizar una endoscopía de las vías respiratorias altas y 
localizar el punto de sangrado (Figura 3). La presencia de sangre en las bolsas 
suele ser indicador de micosis sobre la carótida interna en la gran mayoría de 
los casos (Vázquez y Adrados, 2015). 
 
 
Figura3: Endoscopía de la bolsa gutural con micosis (Cabañes, et al. 2002). 
Parece ser que la raza o el sexo no son factores predisponentes para padecer 
este tipo de enfermedad. Fundamentalmente Aspergillus spp. y en especial 
Emericella nidulans han sido citados como los agentes etiológicos de este 
especial tipo de micosis. La incidencia de esta micosis suele ser de tipo 
esporádico. No obstante, parece ser que es una enfermedad más común de lo 
http://cdn.webservices.ufhealth.org/wp-content/blogs.dir/306/files/2012/03/Kimball-Davis-Upper-Class-10-27-08-18-for-web.jpg
 
 
12 
 
que se piensa aunque el agente etiológico en muchas ocasiones no es 
identificado (Cabañes, et al. 2002). 
Varias investigaciones microbiológicas de la flora normal de las bolsas 
guturales se han publicado y, en particular, un estudio realizado en la Facultad 
de Veterinaria de Lyon (Francia) basado en 18 caballos hospitalizados para el 
tratamiento de micosis de bolsas guturales, reveló la presencia de Aspergillus 
fumigatus, Aspergillus niger, y Aspergillus versicoloren en las bolsas guturales 
afectadas (Ludwig, et al. 2005). Existen hongos oportunistas, tales como el 
Aspergillus spp., que está presente normalmente en las vías respiratorias 
equinas y que tambiénhabitan en el suelo, la vegetación en descomposición y 
otros tejidos. Sin embargo, por lo general, requieren que el animal esté 
debilitado o con supresión inmunológica para establecer la infección. 
El diagnóstico de la aspergilosis en las primeras etapas de la enfermedad es 
muy difícil. Por el momento sólo la endoscopía ayuda al veterinario en el 
diagnóstico, y por lo general sólo se realiza, cuando los signos clínicos están 
presentes. A menudo esto significa que la lesión esté establecida en una o 
ambas bolsas guturales (Lapage, 2007). 
1-5) Diagnóstico de patologías de las bolsas guturales: 
Se pueden explorar clínicamente mediante inspección, palpación y percusión y 
los métodos complementarios que se emplean para su estudio son 
fundamentalmente la endoscopía, ecografía y radiología, de forma menos 
frecuente. Se pueden abordar a través de la faringe, mejor si es guiado con 
endoscopía o bien mediante punción, abordándolas desde el exterior (Vázquez 
y Adrados, 2015) 
a) Endoscopía: La introducción del endoscopio en el interior de la bolsa 
gutural, operación no siempre fácil, se simplifica ayudándose de una 
sonda de biopsia o de un catéter tipo “Chambers”. La endoscopía de las 
bolsas guturales puede ser molesta para el caballo y, por tanto, requerir 
sedación. Una vez en el interior de la bolsa se distinguen dos 
compartimentos, medial y lateral, separados por el hueso estilohioides. 
En el compartimento lateral, de menor tamaño, la estructura más 
significativa apreciable endoscópicamente es la arteria maxilar. En el 
 
 
13 
 
medial, se localizan estructuras neurovasculares de enorme importancia, 
como la arteria carótida interna, los nervios glosofaríngeo e hipogloso, 
diversas ramas del vago y de nervios simpáticos. Las alteraciones más 
frecuentes en las bolsas guturales son las guturocistitis que, 
dependiendo de su etiología, presentan características muy específicas. 
Así, los procesos bacterianos suelen dar lugar al denominado empiema 
de la bolsa gutural, en el que se observa una colección de pus en el 
interior de la misma. En los procesos micóticos se puede apreciar la 
proliferación del micelio fúngico, generalmente situado en áreas dorsales 
(Figura 4). Otras anomalías que pueden observarse ocasionalmente son 
la presencia de condroides (concreciones de exudado que presentan 
una forma circunscrita) y de abscesos (que generalmente se sitúan en el 
suelo de la bolsa y se encuentran asociados a linfonódulos 
retrofaríngeos inflamados) (Tejero et al., 2014). 
 
Figura 4 Imagen endoscópica de la placa micótica localizada en la zona dorsal del compartimiento medial 
de la bolsa gutural izquierda. 
 
b) Radiografía: La radiografía se utiliza para la confirmar el diagnóstico de 
timpanismo y distinguir, en este caso, si es unilateral o bilateral (Fig. 5). 
También se lo puede utilizar para la observación de concreciones en 
casos de empiema (Fjeldborg and Baptiste, 2012). 
 
Figura 5 Radiografía que muestra agrandado la bolsa gutural, por acúmulo de aire en su 
interior 
1-6) Tratamiento de la micosis de bolsas guturales 
 
 
14 
 
Se describen dos tipos de tratamiento bien diferentes en relación a las micosis 
de las bolsas guturales; la decisión de aplicar uno u otro depende íntegramente 
del compromiso de la arteria carótida y, por ende, del volumen hemorrágico del 
caso. 
Los dos tratamientos son: 
A) Lavajes con tratamiento antimicótico (micosis con hemorragia leve). 
B) Tratamiento quirúrgico (micosis con hemorragia copiosa o profusa). 
 
A) Lavajes con tratamiento antimicótico: 
El tratamiento se realizará mediante lavados, preferentemente abordando las 
bolsas guturales por vía nasofaríngea, guiado mediante endoscopía (Figura 6). 
En ausencia de estas posibilidades se pueden realizar estos lavados mediante 
punción externa de las bolsas. La inyección de la bolsa es un proceso fácil y 
rutinario, pero puede dar lugar a hemorragias severas si se ingresa a la arteria 
en el momento de la punción. 
Se utilizan soluciones de povidona iodada al 1% y soluciones de enilconazol 
2mg/ml de agua templada y se utilizan 500 ml para realizar el lavaje de la bolsa 
gutural, este lavaje se repite tres veces con intervalos de 48 h (Vázquez y 
Adrados, 2015). 
 
 
 
15 
 
 
Figura 6: Introducción de la sonda rígida de Gotze, que se emplea para penetrar en la bolsa, guiada 
por endoscopio introducido por el otro ollar. 
 
B) Tratamiento quirúrgico: 
El tratamiento quirúrgico en la micosis de bolsas guturales ha sido bien 
descripto por numerosos autores y ha incluido: la ligadura simple, bobinas de 
embolización, y tapones vasculares. Las técnicas de oclusión intravascular han 
sustituido en gran medida al uso de catéteres de trombectomía Fogarty 
venosos. 
Técnica quirúrgica: 
a) Ligadura de la arteria carótida común y sus ramas. 
En una situación de emergencia con epistaxis aguda, la ligadura de la arteria 
carótida común está contraindicada si la hemorragia es de la arteria carótida 
interna; el flujo en la arteria carótida interna, se incrementará con la ligadura de 
la arteria carótida común por la circulación de Willis (Stephen, 2010) 
En caballos con micosis de la bolsa gutural, fatal o severa, a los cuales se les 
realizó la ligadura de la arteria carótida interna (ACI) no se han obtenido 
buenos resultados, la hemorragia ha seguido y se podría atribuir a la oclusión 
 
 
16 
 
del vaso erróneo o por el flujo retrógrado de la circulación cerebral (circuito de 
Willis) (Auer, 2012). 
El éxito en la ligadura de la ACI puede ser atribuido a una trombosis en distal a 
la ligadura. Para evitar el reflujo, una ligadura adicional se ha colocado en distal 
a la infección micótica; sin embargo, esto es difícil debido a que la arteria se 
debe ligar profundamente dentro de la bolsa gutural, donde es probable que se 
encuentre oscurecido por la membrana diftérica. El sitio para la ligadura de la 
ACI es inmediatamente distal a su origen, fuera de la bolsa gutural (Woodie, 
2002). 
La arteria carótida interna se identifica en el lado cardíaco de la arteria occipital 
y profunda. En algunos caballos, surgen las dos arterias como un sólo tronco. 
La arteria carótida externa se puede ligar en distal al origen del tronco 
linguofacial a través de una incisión similar a la utilizada para la ligadura de la 
carótida interna, pero luego de una extensa disección rostral. Sin embargo, 
este procedimiento es generalmente denegado porque la arteria carótida 
externa y maxilar tiene numerosos canales colaterales que permiten el flujo 
retrógrado de la sangre (Auer, 2012). 
Aunque la ligadura de la arteria palatina podría evitar el flujo retrógrado, una 
combinación de este procedimiento con la ligadura de la carótida externa y las 
arterias carótidas internas pueden causar isquémica óptica y neuropatía 
permanente (Woodie, 2002). 
b) Oclusión de la arteria carótida interna por medio de Catéter de 
balón 
La técnica de Catéter de balón intravascular permite la inmediata oclusión de la 
arteria y evita el flujo retrógrado del circuito cerebro arterial. La arteria carótida 
interna se liga cerca de su origen, y una arteriotomía se hace en distal a la 
ligadura (Fig.7). Un catéter de trombectomía venosa (Laboratorios Fogarty-
Edwards, distribuidos por American V.Mueller, Chicago, Ill) se inserta a través 
de la arteriotomía a una distancia aproximada de 13 cm (Auer, 2012). 
 
 
17 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Figura 7: Diagrama de las principales arterias cerca de la mucosa de la bolsa gutural. 1- arteria 
carótida común; 2- arteria carótida externa; 3- arteria carótida interna; 4- arteria occipital; 5- tronco 
linguofacial; 6- arteria maxilar; 7- arteria auricular caudal; 8, 9- arteria temporal superficial; 10- 
arteria facial transversal; 11- arteria oftálmica externa; 12- alares, el foramen caudal. B- globo del 
catéter insertado en transversalarteria facial; C, globo de la arteria carótida interna en la flexura 
sigmoidea (Auer, 2012). 
 A esta distancia, el balón en la punta del catéter está detenido en la flexura 
sigmoidea de la arteria carótida interna, dentro de los senos venosos y distales 
al sitio de la infección (Fig.7). La fluoroscopía no es necesaria para confirmar la 
colocación, pero una endoscopía intraoperatoria puede ser útil, aunque puede 
ser difícil si los puntos de referencia están oscurecidos por la sangre o la lesión. 
La punta del catéter debe ser visible a medida que pasa la arteria y el balón 
puede inflarse a intervalos para demostrar su posición. Sin embargo, no se 
distiende la arteria tan dramáticamente como uno quisiera, y esto puede hacer 
que sea difícil de localizar. El balón se infla con solución salina estéril y se 
asegura en su posición por una ligadura en distal a la arteriotomía. El caballo 
puede reanudar su actividad habitual cuando la herida cure completamente y 
 
 
18 
 
su hematocrito vuelva a la normalidad. No es necesario tratar la lesión por 
hongos o para retirar el catéter después de la cirugía, a menos que la infección 
invada la incisión quirúrgica. Para la retirada del catéter, el caballo es sedado y 
el anestésico local se infiltra a lo largo y en rostral a la incisión original. Un 
procedimiento de corte hacia abajo se utiliza para localizar las bobinas del 
catéter, que luego es liberado y quitado del vaso. El globo se desinfla y se retira 
el catéter. Las complicaciones asociadas con este procedimiento son raras 
(Auer, 2012). 
 El catéter rara vez penetra en el defecto de la arteria, y si lo hace, puede ser 
retirado y redirigido. Como alternativa, el catéter puede dejarse en su lugar 
para obstruir el agujero mientras otro catéter se dirige junto a él. Esto puede ser 
detectado por endoscopia intraoperatoria (Freeman, 1980). 
La falta de prevención de una potencial oclusión de una rama aberrante de la 
arteria carótida interna puede producir una hemorragia fatal. Para evitar este 
percance, aproximadamente 6 cm de la arteria carótida interna deben ser 
expuestos para localizar cualquier rama aberrante; si se localiza una rama 
debe ser ligada de manera que el catéter se pueda mantener en el interior de la 
arteria carótida. Puede ser difícil distinguir entre la arteria occipital y las arterias 
carótidas internas en algunos caballos, especialmente en aquellos en los que 
ambas arterias se presentan como un sólo tronco y se bifurcan a una distancia 
variable de la arteria carótida común. Debe ser posible demostrar que la arteria 
carótida interna se encuentra por debajo de la arteria occipital (Auer, 2012). 
La aberración anatómica que causa más problemas es una arteria carótida 
interna que conduce en caudal a la arteria cerebelosa sin seguir su vía habitual, 
y en la cual se coloca el balón inflado en una posición que causa necrosis 
neuronal del tronco cerebral (Freeman, 1980). 
Si un catéter no puede ser insertado a la distancia requerida o pasa más allá de 
la marca de 13 cm antes de que sea detenido, entonces es probable que esté 
en una rama aberrante (Auer, 2012). 
 
 
 
19 
 
c) Oclusión de la Arteria carótida externa y sus ramas por medio de 
Catéter de balón. 
La fuente más probable de flujo retrógrado a la arteria carótida externa y sus 
ramas es la arteria palatina mayor, que es una continuación de la gran arteria 
maxilar. Esta se une a la arteria palatina detrás de la fila superior de dientes 
incisivos para formar un lazo arterial alrededor de la parte superior. Los intentos 
para ocluir la arteria maxilar por un único catéter con punta de balón en el 
externo de la arteria carótida han fracasado debido a que la punta del catéter 
puede ingresar fácilmente a la arteria temporal superficial en lugar de ingresar 
a la arteria maxilar (ver Fig.7). El siguiente procedimiento fue desarrollado para 
superar estas dificultades (Auer, 2012). 
 Para evitar el reflujo, la arteria carótida externa se liga después del tronco 
linguofacial, y un catéter de trombectomía venosa tamaño 6 se inserta en la 
arteria palatina mayor, 3 cm hacia caudal de los incisivos (Freeman, 1989) 
El balón es inflado y la parte del catéter se retrae suavemente hasta que se 
encuentre un poco de resistencia, momento en el que se supone que el balón 
está en caudal a los forámenes alares (ver Fig.7). Luego es plenamente inflado 
con solución salina estéril. En este sitio, el globo puede obstruir el flujo 
retrógrado de la arteria maxilar. Como una alternativa a la ligadura, la arteria 
carótida externa puede ser ocluida distal al origen del tronco linguofacial por un 
catéter de globo insertado a través del arteria transversa facial. El catéter se 
inserta 3 cm hacia rostral de la articulación del tubérculo del hueso temporal y 
avanza hasta que la punta entra en la arteria carótida externa 
(aproximadamente 12 cm desde el lugar del abordaje arterial en un caballo de 
45 0kg) (Fig. 7). El balón se infla con solución salina. Los extremos 
redundantes de los catéteres en la arteria facial transversal y principales 
arterias palatinas son grabados en la cabeza o incorporados en una campana 
de Jersey (Auer, 2012). 
Estos catéteres se retiran a los 7 a 10 días sin sedación o anestesia local. A 
pesar de que la arteria maxilar tiene muchas garantías en el segmento entre los 
globos oculares, este procedimiento ha sido eficaz hasta la fecha y no causa 
ceguera, incluso cuando se combina con la oclusión de la arteria carótida 
 
 
20 
 
interna. Sin embargo, el propietario debe ser advertido del riesgo de ceguera 
(Freeman, 1989). 
d) Oclusión de la arteria carótida interna con catéter de balón 
desmontable. 
Un globo de látex extraíble se puede utilizar para ocluir con éxito la arteria 
carótida interna, sin la necesidad de la retirada del catéter, como se requiere en 
algunos casos tratados con los globos no desmontables. En combinación con 
la angiografía, el sistema desmontable también se puede utilizar para ocluir 
vasos aberrantes que se originan desde el origen de la arteria carótida interna 
(Auer, 2012). 
La arteria carótida interna es abordada como se describe anteriormente (ver 
Fig.7), y un segmento de 3 cm, 1 a 2 cm distal al origen de la arteria carótida 
interna, es aislado entre dos torniquetes Rummel por una cinta umbilical 
(Cheramie, 1999) 
Una aguja de acceso arterial de calibre 19 se inserta en la arteria entre las 
ligaduras, y una guía de 0,9 mm de alambre se coloca a través de la aguja en 
la arteria. La aguja se retira sobre el alambre y una vaina introductora 8-F se 
hace avanzar sobre el alambre hasta 4 cm. El dilatador y el alambre se retiran, 
y el flujo sanguíneo retrógrado desde el círculo arterial cerebral es confirmado 
por la salida de sangre a través del puerto de fluido auxiliar de la vaina de 
introducción. Una continua infusión de solución salina heparinizada (4 U/ml, 
aproximadamente 3 ml/min) se mantiene a través de la vaina del introductor. 
Se inserta el sistema de entrega de balón a través del diafragma flexible de la 
vaina de introducción y avanzando aproximadamente 13 cm o hasta que la 
resistencia aumente dentro de la carótida interna. El microcatéter portador 
avanza 5 a 10 mm dentro del catéter de guía, mientras que el catéter de guía 
se retrae 1 cm sobre el microcatéter. El balón se infla a continuación con 0,5 ml 
de la solución radiopaco, y su posicionamiento adecuado y grado de inflación 
se confirma por una radiografía lateral intraoperatoria. El globo se desprende 
por una suave tracción sobre el microcatéter portador, y queda asegurado por 
una ligadura proximal. Todos los catéteres se retiran de la vaina de 
introducción y la oclusión de la arteria carótida interna es confirmada por la falta 
 
 
21 
 
de flujo de sangre a través del puerto de fluido auxiliar del introductor de la 
vaina. La vaina de introducción se retiraposteriormente y el torniquete Rummel 
proximal se sustituye con dos ligaduras de polipropileno. Los tejidos 
subcutáneos y la piel se cierran en capas (Auer, 2012). 
 
e) Embolización transarterial por bobinas. 
La técnica de embolización transarterial por bobinas puede selectivamente 
ocluir los segmentos arteriales implicados en una lesión micótica en caballos 
con micosis de bolsas guturales. La técnica de embolización por bobinas 
combina las imágenes de los estudios angiográficos para detectar los vasos e 
identificar los sitios inusuales de sangrado, seguido de una embolización 
selectiva u oclusión de los vasos afectados (Leveille, 2000) 
En comparación con la técnica catéter de balón, la embolización transarterial 
por bobina permite la visualización de los vasos afectados durante todo el 
procedimiento, ya que es realizado bajo guía fluoroscópica (Figura 8). Esto es 
fundamental, porque se han descripto colocaciones erróneas debido alfracaso 
para identificar y ocluir ramas aberrantes que puede dar lugar a una 
hemorragia fatal. Además, este procedimiento elimina la necesidad de proteger 
los extremos sobrantes de los catéteres, lo cual es necesario cuando no se 
utilizan globos (Auer, 2012) 
Es menos invasiva que el procedimiento de catéter balón original y requiere 
menor tiempo de anestesia y hospitalización (Leveille, 2000) 
La embolización transarterial se puede realizar durante el sangrado activo. El 
enfoque quirúrgico para todas las arterias de la bolsa gutural es la arteria 
carótida común que se expone a través de una sola incisión (Auer, 2012). 
 
 
22 
 
 
Figura 8: Imagen fluoroscópica de bobinas de embolización (flecha negra) oclusión de la arteria 
carótida interna en un caballo afectado con micosis de la bolsa gutural. Tenga en cuenta la 
posición del catéter (flecha blanca) dentro de la arteria, y la inyección de contraste arterial material 
que demuestre oclusión (punta de flecha) (Auer, 2012). 
 
f) Colocación de tapones vasculares: 
El acceso arterial se realiza mediante una incisión hacia abajo sobre la arteria 
carótida común. Se practica una incisión de 10 cm, dorsal a la proyección de la 
vena yugular y dicha vena se retrae hacia ventral. El músculo omohioideo se 
divulsiona para exponer la arteria carótida común. La vaina carotídea se 
identifica, para definir la ubicación del nervio laríngeo recurrente y evitar 
lesiones iatrogénicas. El nervio se disecciona de la arteria carótida y un drenaje 
de Penrose se coloca alrededor de la arteria. Utilizando el drenaje de Penrose 
se coloca una aguja de acceso vascular en la arteria. Un alambre guía de 15 a 
20 cm se inserta en la aguja, un introductor y el dilatador conjunto 7-F se 
coloca sobre el alambre guía, dejando el introductor en su lugar. El introductor 
incluye una válvula de hemostasia con un orificio lateral para la inyección. El 
introductor se asegura con una sutura de monofilamento de 3-0 para reducir al 
mínimo el riesgo de una remoción accidental. Una vez que el introductor está 
colocado se aplica una solución de contraste para realizar el angiograma. La 
angiografía se utiliza para identificar el sitio dañado de la arteria (Figura 9). Sin 
embargo, el angiograma no siempre identifica claramente el origen de la 
hemorragia. Un adicional es tener un endoscopio colocado en la bolsa gutural 
afectada para asegurar el posicionamiento preciso del cable guía en el espacio 
 
 
23 
 
correcto. Es absolutamente crucial que el equipo quirúrgico esté familiarizado 
con la anatomía vascular para asegurar la identificación precisa de la arteria 
sangrante y la colocación del tapón vascular. Una vez que la arteria sangrante 
se identifica comienza la colocación del tapón vascular (Hawkins and Hogan, 
2012). 
 
Figura 9: Caballo en quirófano listo para la cirugía con el equipo para realizar la fluoroscopia. 
El catéter de diagnóstico y el alambre guía avanzan más allá del lado no 
cardíaco del sitio de la hemorragia arterial. El éxito de la colocación del catéter 
se confirma con el endoscopio colocado en la bolsa gutural. Un tapón vascular 
de 10-12 mm se despliega a continuación hacia el lado no cardíaco del vaso 
sangrante. La vaina vascular se retira de manera que un enchufe adicional 
pueda ser insertado en el lado cardíaco del vaso sangrante. Una vez que 
ambos tapones vasculares se han posicionado se repite un angiograma para 
confirmar la oclusión satisfactoria de la arteria afectada. Tras el angiograma 
final, la vaina vascular se retira y la arteria carótida se cierra con poligalactina 
910 de 5-0 en un patrón simple de sutura interrumpida. El músculo, 
subcutáneo, y la piel se cierran de una manera rutinaria (Hawkins and Hogan, 
2012). 
 
 
 
 
 
24 
 
Preparación del paciente para la cirugía: 
Los caballos se preparan de manera rutinaria para la anestesia general y 
cirugía, se colocan en decúbito lateral con el lado afectado hacia arriba. La 
cabeza y el aspecto craneal del cuello se colocan en una tabla de acrílico para 
permitir la transmisión del haz fluoroscópico (Figura 9). La fluoroscopía se 
requiere para guiar la colocación del catéter para el despliegue de los tapones 
vasculares (Hawkins and Hogan, 2012). 
La unidad de fluoroscopía debe ser móvil y se cubre con una cubierta estéril si 
es para ser manipulada durante la operación por el cirujano. Todo el personal 
quirúrgico y el personal de anestesia deben usar delantales protectores de 
plomo durante la fluoroscopía. El aspecto proximal de la ranura yugular se 
rasura y se prepara con triple lavado y se cubre para cirugía aséptica. Paños 
de campo deben cubrir la mitad delantera del caballo, ya que los catéteres y 
alambres de guía usados para el procedimiento son largos y podrían 
contaminarse. Todos los catéteres, guías de alambre e introductores se lavan 
con solución salina heparinizada (10 UI/ml), y se dejan en un recipiente que 
contiene solución salina heparinizada hasta su uso (Auer, 2012). 
Además de practicar una fluoroscopía, se inserta un fibroscopio en el interior de 
la bolsa gutural como un adicional para asegurarse de que el tapón se inserte 
en la arteria correcta (Hawkins and Hogan, 2012). 
 
Protocolo de Anestesia 
El concepto de anestesia quirúrgica implica el bloqueo de impulsos dolorosos 
provocados por el acto quirúrgico, a la vez que de reflejos nociceptivos y de la 
conciencia, con suficiente relajación muscular para permitir la manipulación de 
la zona operatoria. Así, la anestesia general se define como un estado de 
inconciencia controlada, producido por una intoxicación del sistema nervioso 
central, lo cual es responsable en éste, de una parálisis irregularmente 
descendente, ya que los centros bulbares son deprimidos con posterioridad a la 
médula espinal y es esta depresión descendente la que determina la aparición 
 
 
25 
 
sucesiva de los signos anestesiológicos, que marcan los diferentes períodos de 
la anestesia general (Godoy, 1992). 
Un equino sometido a una anestesia general implica el cuidado intensivo de la 
tensión arterial y el cuidado de la funcionalidad respiratoria dada la gran 
compresión de las vísceras sobre el diafragma en el decúbito. Por ende, todo 
procedimiento en el que se estipule un tiempo mayor a los 30 minutos de 
anestesia es recomendable utilizar técnicas más controlables como la 
anestesia inhalada y también el monitoreo de las constantes vitales con el uso 
de monitores multiparámetros (Nejamkin et al., 2014). 
En esta especie es recomendable realizar una preanestesia antes de la 
inducción. Los objetivos son: calmar al animal, mejorar la calidad de la 
inducción y el mantenimiento de la anestesia, contrarrestar los efectos 
secundarios y reducir la cantidad ulterior de anestésico requerida; todo esto se 
logra con la administración de sedantes, analgésicos y otros agentes. Todos 
los sedantes actúan mejor cuando el animal se encuentra en un ambientetranquilo, colabora a lograr anestesias con menores dosis de fármacos 
combinados, brindando una recuperación postanestésica tranquila. Todos los 
fármacos utilizados en la sedación causan depresión del SNC y pueden llegar a 
provocar depresión respiratoria y cardíaca. Se prioriza no movilizar al animal 
sedado si se encuentra atáxico, siendo recomendable aplicar el sedante en el 
lugar donde se realizará el procedimiento (Nejamkin et al., 2014). 
- Preanestesia 
La premedicación anestésica tiene como objetivo principal la tranquilización del 
paciente, permitiendo facilitar la administración del agente anestésico, 
potenciar sus efectos, y mejorar las características tanto de la inducción como 
de la recuperación. Entre las drogas más utilizadas en esquemas de 
premedicación anestésicas en nuestro medio, tenemos los derivados 
fenotiazínicos, sulfato de atropina, xilazina, etc (Godoy, 1992). 
En general antes de proceder a una cirugía de una afección dolorosa debe 
administrarse con la preanestesia un analgésico para potenciar el efecto de los 
sedantes. La combinación de fármacos para alcanzar los objetivos de la 
 
 
26 
 
preanestesia son variados, en la Tabla 1 se citan algunas de estas 
combinaciones y sus dosis (Nejamkin et al., 2014). 
Tabla 1: Combinaciones para premedicación en equinos 
Combinación Sedación (mg/kg) Preanestesia (mg/kg) 
Acepromazina 0,02-0,05 0,03 
Xilacina 0,5-0,6 1 
Acepromazina 0,03 0,03 
Detomidina 0,01 0,02 
Acepromazina 0,03 0,03 
Romifidina 0,05 0,1 
Acepromazina 0,02-0,05 0,03 
Butorfanol 0,02-0,04 0,02 
Xilacina 0,5-1 0,5-1 
Butorfanol 0,02 0,01-0,02 
Detomidina 0,01-0,015 0,02 
Butorfanol 0,02-0,03 0,02 
Romifidina 0,05 0,05-01 
Butorfanol 0,02 0,02 
- Inducción anestésica o volteo 
Cuando no se dispone de una infraestructura apropiada, el derribo de un 
equino puede tornarse difícil y riesgoso tanto para el animal como para el 
personal que lo atiende, debido al tamaño y temperamento de esta especie. Un 
medio de derribo popularmente usado son las trabas o maneas, que producen 
una caída violenta y poco natural, aún cuando se haya pre medicado el animal 
con algún tranquilizante, método que resulta peligroso y poco humanitario 
(Godoy, 1992). 
Existe un número acotado de fármacos destinados al adormecimiento o volteo 
del equino. Las combinaciones con ketamina o el uso el tiopental son las más 
comunes. La ketamina es un anestésico disociativo sin características 
hipnóticas, es un antagonista de los receptores NMDA lo que genera un 
bloqueo de las aferencias corticales generando una desconexión del 
procesamiento cognitivo. Es un fármaco muy seguro con una vida media 
relativamente corta, no posee características depresoras importantes en la 
ventilación ni en la actividad cardíaca. Su uso se encuentra altamente difundido 
en medicina veterinaria aunque debemos ser conscientes de que no cumple 
 
 
27 
 
con los objetivos primordiales de la anestesia general, por tal motivo debe ser 
obligatoriamente combinada con otros fármacos (Nejamkin et al, 2014). 
Combinaciones para inducción 
Xilazina-Ketamina 1 mg/kg—2 mg/kg 
Xilazina- Diazepam-Ketamina 1 mg/kg—0,2 mg/kg—2 mg/kg 
Guanfenesina-Ketamina 100 mg/kg—2 mg/kg 
Xilazina-Guanfenesian-Ketamina 0,5 mg/kg—50 mg/kg—2 mg/kg 
Xilazina- Tiopental 1 mg/kg—6 mg/kg 
- Mantenimiento anestésico 
Una vez volteado el equino es factible prolongar la anestesia más allá del 
tiempo de duración de la inducción anestésica. Para extender la anestesia más 
allá de 30 minutos es recomendable la utilización de anestesias inhaladas y la 
disponibilidad de sistemas de monitoreo y oxigenación del paciente. En caso 
contrario, sólo podremos mantener el decúbito por un tiempo corto. Por lo 
tanto, para cirugías a campo debemos ser cuidadosos en el tiempo que 
consideramos que va a requerir el procedimiento quirúrgico. El mantenimiento 
para anestesias cortas se puede desarrollar con repetidas dosis de la 
combinación de volteo o con infusiones continuas (Nejamkin et al., 2014). 
Dosis repetida 
Cuando se utiliza ketamina se puede prolongar la anestesia aplicando mitad o 
cuarto de dosis de inducción cada vez que se considere una insuficiencia del 
plano anestésico. Si la combinación posee xilazina es recomendable 
monitorear la presión arterial debido al fuerte efecto hipotensor generado 
(Nejamkin et al., 2014). 
 
 
 
 
 
28 
 
2) MATERIALES Y MÉTODOS: 
El presente trabajo se llevó a cabo en el Haras “La Numancia”, destinado a la 
cría de caballos Sangre Pura de Carrera (SPC) ubicado en la Ruta 8, km 135, 
en el partido de San Antonio de Areco; durante la temporada reproductiva del 
año 2014. 
Descripción del caso clínico: 
Se notifica que uno de los potrillos en cuida de 3 años de edad (figura 10) 
comenzó a sangrar por la nariz, manchando de sangre todas las paredes del 
box. 
Reseña: 
 Especie: Equino. 
 Raza: Sangre Pura de Carrera. 
 Sexo: Macho. 
 Edad: 3 años. 
 Pelaje: Zaino. 
 Peso: 500 kg. 
 
Figura 10: Caso clínico, equino en cuida de 3 años con epistaxis 
 
 
29 
 
Anamnesis: La consulta se realizó en la mañana del 30 de septiembre de 
2014, inmediatamente luego de que empleados del haras observaran el potrillo 
en esas condiciones. El motivo de la misma fue la necesidad del diagnóstico de 
la epistaxis y la solución del problema. 
 
Se realizaron una serie de preguntas a partir de las cuales se determinó que: 
 La hemorragia comenzó esa noche, ya que la tarde anterior no 
presentaba ninguna alteración. 
 Se había observado que el potrillo estaba decaído, puesto que había 
dejado parte de la ración el día anterior. 
 No se observó ninguna otra alteración evidente. 
 El tiempo transcurrido desde que comenzó la hemorragia hasta que el 
potrillo fue encontrado en ese estado, fue menor a 12 horas. Se había 
limpiado el box y racionado a las siete de la tarde del día anterior y no se 
habían observado alteraciones evidentes. 
 El potrillo contaba con la vacunación contra influenza equina, tétanos y 
encefalomielitis equina. 
 Contaba con un análisis de anemia infecciosa equina negativo con un 
mes de antigüedad. 
 El potrillo había sido desparasitado el 20 de junio. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
30 
 
RESULTADOS: 
Una vez recibido el caso a partir de la consulta realizada, teniendo en cuenta la 
reseña y anamnesis recabada, se procedió a examinar al animal. Primero se 
efectuó un examen objetivo general y a continuación un examen particular del 
aparato respiratorio. 
 
Examen objetivo general: 
 Temperatura: 38 ºC (parámetros normales: 37,5 – 38,5 °C). 
 Frecuencia cardíaca: 40 lat/min (parámetros normales: 36-40 lat./min). 
 Frecuencia respiratoria: 18mov./min (parámetros normales: 8 – 20 
mov./min.) 
 Mucosas: Color rosa/blanca (pálida). 
 Sensorio: Alerta (normal). 
 Linfonódulos: inspección y palpación de apariencia normal. 
 Otros órganos y sistemas:sin alteraciones evidentes. 
 
Examen particular de las fosas nasal y vías respiratorias altas 
En la inspección se encontró epistaxis en ambos ollares de forma constante, la 
cual aumentaba al exigir la respiración del mismo (Figura 11). No se observó 
ninguna lesión ni en las fosas nasales ni en los senos paranasales que se 
pudiera evidenciar desde el exterior, las bolsas guturales no se observaban 
inflamadas. 
 
 
 
31 
 
 
Figura 1: Epistaxis observada en el equino 
 
Examen del árbol bronquial y pulmones: 
No hubo datos significativos al momento de realizar el examen del árbol 
bronquial y los pulmones, lo que permitió direccionar el diagnóstico hacia la 
micosis de bolsas guturales. 
Diagnóstico: 
El diagnóstico presuntivo fue micosis de las bolsas guturales debido a que se 
observó epixtasis sin afección de los senos paranasales y ninguna otra 
alteración evidente. 
Se decide derivar el caso para que se le realice una endoscopía y así tratar de 
confirmar el diagnóstico (el animal fue derivado porque no se contaba con un 
fibroscopio en el haras). 
Al realizar la endoscopía se observó que la pared de la bolsa gutural, a la altura 
de la arteria carótida, se encontraba afectada por una estructura compatible 
con una colonia fúngica, la cual había erosionado al vaso sanguíneo, 
produciendo la hemorragia (Figura 12). 
 
Figura 12: Bolsa gutural afectada en el equino bajo estudio 
 
 
32 
 
Se dice que es una estructura compatible con una colonia fúngica ya que no se 
realizó la toma de muestras para definir el agente. 
 
Tratamiento 
Al tener el diagnóstico confirmado de la lesión de la arteria carótida se decide 
realizar la cirugía con consentimiento del dueño. 
Tanto la endoscopía como la cirugía estuvieron a cargo de Mauro Verna, 
MedVet, Cirujano Diplomado ACVS (Colegio Americano de Cirujanos 
Veterinarios). 
La cirugía que se realizó fue la colocación de tapones vasculares en la rama de 
la arteria carótida afectada, con el fin de frenar la hemorragia y de esta forma 
impedir el desarrollo de la colonia fúngica y la posible muerte del paciente 
(Figuras 13a y b).La cirugía se realizó con la técnica antes descripta. 
 
 
 Figura 13a: Intervención quirúrgica de la bolsa gutural afectada 
 
 
33 
 
 
Figura 13b: Intervención quirúrgica de la bolsa gutural afectada 
Evolución 
La evolución del caso fue muy buena ya que después de la cirugía cuando el 
caballo volvió de la anestesia se pudo observar que la hemorragia había 
parado. 
Como tratamiento post operatorio se aplicó, durante tres días 1,1 mg/kg de 
Meglumina de flunixin (Flunixin®) por vía IV como antiinflamatorio y se realizó 
un tratamiento durante siete días de penicilina-estreptomicina 
(EstreptoPendiben®) a razón de 10M UI/día por vía IM. 
A los 10 días de realizada la cirugía se practicó una nueva endoscopia de 
control observándose como disminuía de tamaño la estructura compatible con 
una colonia fúngica y como, de a poco, se reorganizaba la pared de la bolsa 
gutural (Figura 14). 
 
 
 
34 
 
 
Figura 14: Endoscopía de control a 10 días de la intervención quirúrgica 
 
DISCUSIÓN 
Para el anatomista, las bolsas guturales del caballo son dos evaginaciones de 
la trompa de Eustaquio, se encuentran en la región parotídea debajo de la base 
del cráneo y el hueso atlas (Barone y Tagand, 1964). 
Algunos avances en la comprensión de la anatomía funcional y el papel 
fisiológico de la bolsa gutural se han hecho, sin embargo, su implicación en una 
serie de condiciones patológicas, incluyendo al desarrollo micótico y bacteriano 
sigue planteando más preguntas que respuestas (Lepage et al., 2004). 
Se sugiere que las bolsas guturales contribuyen a la regulación de la 
temperatura de la sangre arterial. Las bolsas guturales actúan en conjunto con 
los senos venosos cavernosos intracraneales para enfriar la sangre suministrar 
al cerebro, en particular durante el ejercicio (Baptiste et al, 2000). 
Aunque las enfermedades de las bolsas guturales son relativamente raras, es 
importante ser capaz de diagnosticar con precisión y tratarlos para evitar 
secuelas, tales como disfagia o incluso hemorragia fatal, como puede ocurrir 
con infecciones micóticas (Perkins, et al., 2003). 
La micosis de las bolsas guturales es la enfermedad de las bolsas guturales 
que más pone en riesgo la vida, debido a las hemorragias que se pueden 
producir por la erosión de la arteria carótida (Stephen, 2010). 
 
 
35 
 
Una variedad de técnicas de diagnóstico por imágenes están disponibles para 
la investigación de casos de sospecha de enfermedad de las bolsas guturales. 
La endoscopía es la más comúnmente utilizada y es una invaluable 
herramienta para el diagnóstico de las vías aéreas superiores y en 
enfermedades de las bolsas guturales (Perkins, et al., 2003). 
El diagnóstico diferencial de la micosis de los sacos guturales incluye otras 
alteraciones que podrían provocar una hemorragia en los sacos guturales, 
siendo la más común la avulsión del músculo Omohyoideus desde el hueso 
basiesfenoides o un trauma (Sweeney and Freeman, 1993). 
El tratamiento médico de la micosis de los sacos guturales incluye la aplicación 
tópica de agentes antifúngicos no irritantes que son efectivos contra Aspergillus 
spp, tales como eniconazol (Davis and Legendre, 1994). 
El tratamiento médico puede iniciarse si la hemorragia no ha ocurrido y las 
placas fúngicas no involucran ningún vaso sanguíneo. Cuando las estructuras 
vasculares están involucradas, que es lo más frecuente, el objetivo del 
tratamiento quirúrgico es la oclusión de la arteria afectada (Greet, 1987). 
Los tapones vasculares se utilizan en lugar de las bobinas de embolización por 
las siguiente razones: hace falta un único enlace en cada lado del vaso 
sangrante para ocluir el vaso afectado, mientras que se requieren múltiples 
bobinas de embolización para el mismo propósito; los tapones vasculares 
pueden ser recuperados después del despliegue, mientras que las bobinas de 
embolización no; finalmente, el tamaño apropiado de los tapones vasculares 
hace que sea poco probable que se desprendan debido a la tensión radial que 
ejercen sobre la pared del vaso. El costo de los tapones vasculares es similar 
al costo asociado cuando se requieren múltiples bobinas de embolización. Al 
igual que otras técnicas endovasculares, la desventaja de utilizar tapones 
vasculares es que se requiere de un equipo especializado y la experiencia de 
un cardiólogo o cirujano para realizar este procedimiento (Hawkins and Hogan, 
2012). 
Cerca del 50 % de los caballos que sufren un sangrado grave muere por 
hemorragia fatal. Si la oclusión vascular apropiada es exitosa, el pronóstico de 
 
 
36 
 
vida es excelente. En general, las placas fúngicas involucionan sin medicación 
antifúngica, en unos 30 a 60 días después de la oclusión vascular. La disfagia, 
la hemiplejia laríngea unilateral y el síndrome de Horner pueden resolverse en 
6 a 8 meses, o pueden ser permanentes. Las posibles complicaciones 
relacionadas con la cirugía incluyen ceguera unilateral, isquemia cerebral y 
hemorragia recurrente (Freeman, et al., 1989). 
 
CONCLUSIONES 
La micosis de las bolsas guturales es una patología propia del equino, poco 
común, que puede poner en riesgo la vida del animal. 
La colocación de tapones vasculares por medio de una intervención quirúrgica 
es el método más eficaz para la resolución de la micosis de bolsas guturales 
con hemorragia persistente, disminuyendo al mínimo el riesgo de muerte en el 
paciente. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
37 
 
BIBLIOGRAFÍA: 
1) Accili D, Menghi G, Gabrielli MG. Lectin histochemistry for in situ profiling 
of rat colon sialoglycoconjugates. Histol Histopathol. 2008. 23:863-875. 
 
2) Aguilera-Tejero E, Estepa JC, López I, Mendoza fj. Examen endoscópico 
de las vías respiratorias del caballo. 2014; pp 23-25. Dept. Medicinay 
Cirugía Animal Universidad de Córdoba. 
 
3) Barone, R. & Tagand, R. 1964. Anatomie des équidés domestiques. 
Tome second, fascicule I, pp. 40 – 47, Vigot, Lyon. 
 
4) Brooks, S. Human N- and O-linked protein glycosylation - An overview. 
Comparative Biochemistry and Physiology A-Molecular & Integrative 
Physiology. 2008. 150(3), S162-S162. 
 
5) Cabañes, J.F. Monreal, L. Majo, N. Castella, G. 2002. Micosis de la 
bolsas guturales causada por EmericellaNidulans en caballos. 
RevIberoamMicol Nº19 Pag 208-209. 
 
6) Cheramie HS, Pleasant RS, Robertson JL, et al: Evaluation of a 
technique to occlude the internal carotid artery of horses, Vet Surg 1999; 
28:83. 
 
7) Davis EW, Legendre AM. Successful treatment of guttural pouch mycosis 
with itraconazole in a horse. J Vet Intern Med 1994; pp 67-88. 
 
8) Fjeldborg, J. Baptiste, K.E. Diseases of the guttural pouches 2012;pp 
623-640. 
 
9) Frandson RD, Fails AD, Lee Wilke W. Anatomy and Physiology of Farm 
Animals. 6th edition. June 2009. Chapter 19: 171-89. 
 
 
 
38 
 
10) Freeman DE, Ross MV, Dona wick WJ, et al. Occlusion of the external 
carotid and maxillary arteries in the horse to prevent hemorrhage from 
guttural pouch mycosis. Vet Surg. 1989 Jan-Feb;18(1):39-47 
 
11) Freeman DE, Donawick WJ: Occlusion of internal carotid artery in the 
horse by means of a balloon-tipped catheter: Clinical use of a method to 
prevent epistaxis caused by guttural pouch mycosis, J Am Vet Med Assoc 
1980; 176:236. 
 
12) Godoy P. Adolfo. Anestecia general endovenosa en equinos. 
Monografias Medicina Veterinarias 1992 Vol 14 Nº1; Disponible en el URL: 
http://www.monografiasveterinaria.uchile.cl/index.php/MMV/article/view/4
988/4873 
13) Greet TRC. Outcome of treatment in 35 cases of guttural pouch mycosis. 
Equine Vet J 1987; Sep;19(5):483-7. Disponible en el URL: 
http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/3500040 
 
14) Hawkins, J.F. Hogan, D. Using vascular plugs for guttural pouch 
hemorrhage, 2012. 
 
15) Karlsson KA. Meaning and therapeutic potential of microbial recognition 
of host glycoconjugates. Mol Microbiol. 1998. 29:1-1 1. 
 
16) Kumar P, Timoney JF. Histology, immunohistochemistry and 
ultrastructure of the tonsil of the soft palate of the horse. Anatomia, 
histologia, embryologia 2006. 35(1):1-6. 
 
17) Lepage, M.O. 2007.Bacterial and fungal diseases of equine guttural 
pouch: recent surgical advances les affections 
bactériennesetmycosiquesdespochesgutturales du 
cheval:développementschirurgicauxrécents. Tome 160 - N°3 Disponible en 
el URL: www.academie-veterinaire-defrance.org 
 
http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/2929137
http://www.monografiasveterinaria.uchile.cl/index.php/MMV/article/view/4988/4873
http://www.monografiasveterinaria.uchile.cl/index.php/MMV/article/view/4988/4873
http://www.academie-veterinaire-defrance.org/
 
 
39 
 
18) Lepage O. Hemorragie dans les poches gutturales. Anatomie, diagnostic 
et étiologie. Partique Vétérinaire Equine. 1994. 26: 255–261. 
 
19) Leveille R, Hardy J, Robertson JT, et al. Transarterial coli embolización of 
the internal and external carotid and maxillary arteries for prevention of 
hemorrhage from guttural pouch mycosis in horses. Vet Surg 2000; pp 1-
34. 
 
20) McGorum DB, Dixon PM, Robinson NE, Shumacher J. Equine 
Respiratory Medicine and Surgery. Saunders Elsevier. 2007. Pp 419-420. 
 
21) Nejamkin P. Becaluba M. Quinteros D. Anestesia en equinos. 2014; pp 1-
16. 
 
22) Perkins, G.A. Pease, A. Crotty, E. Fubini, S.L. 2003. Diagnosing guttural 
pouch disorders and managing guttural pouch empyema in adult horses. 
VetLearn.com. Vol 25 Nº12 pp: 966-967. 
 
23) Stephen, M. Reed and Warwick M. Bayly, Debra C. Sellon. Equine 
Internal Medicine. Copyright 2010 by sunders an imprint of ElServier Inc. 
pp: 18-32. 
 
24) Sweeney CR, Freeman DE, Sweeney RW, et al. Hemorrhage into the 
guttural pouch (auditory tube diverticulum’s) associated with rupture of the 
longus capitis muscle in three horses. J Am Vet Med Assoc 1993. 
 
25) Vazques, A. Adrados, P. Equisan veterinaria clínica integral 2015; pp 
16:24. 
 
26) Woodie JB, Ducharme NG, Gleed RD, et al: In horses with guttural pouch 
mycosis or after stylohyoid bone resection, what arterial ligation(s) could 
be effective in emergency treatment of a hemorrhagic crisis? Vet Surg 
2002; 31:498.

Continuar navegando