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CUADERNOS DEL CLAEH n.° 88
Montevideo, 2.* serie, ano 27, 2004-1
ISSN 0797-6062 Pp. 9-40
El patrimonio cultural
frente al desafio de la globalizacion*
Antonio Lezama**
' Este trabajo fue realizado
gracias a la beca de
investigaci6n «Politicas
culturales en el fin de siglo:
Estado y sociedad civil en
tiempo de globalizacion y de
integracion regional*,
concedida por la Rockefeller
Humanities Fellowships
Program.
'J *' Doctor en Arqueologi'a.
. / Profesor de Historia,
'̂ Departamento de Arqueologi'a,
i\ Facultad de Humanidades y
Ciencias de la Educacion,
Universidad de la Republica,
Uruguay. ,
El patrimonio cultural es considerado uno de los
componentes esenciales de cualquier sociedad
y es objeto de reglamentaciones destinadas a
su preservacion. Sin embargo, cuando intentamos
aproximarnos al estudio de este tema nos encontra-
mos con serios problemas para establecer definicio-
nes, ya que la concepcion de patrimonio cultural abar-
ca un amplio abanico que va desde considerar en el a
toda expresion de la sociedad como parte de su cul-
tura, hasta la determinacion oficial de selectos elemen-
tos como «monumentos hist6ricos».
El patrimonio cultural suele ser considerado
como un valor absoluto que esta mas alia de las acti-
tudes personales, sociales o nacionales y cuya con-
servacion —dada su lndole sublime— debe hacerse
«en beneficio de la humanidad». Asi, nos manejamos
con valores superiores: «el patrimonio* y «la huma-
nidad», por lo que nuestro rol solo puede ser el de mo-
destos custodios, a la espera de que «la bumanidad»
manifieste su intencion al respecto.
Ese mismo patrimonio es tambien considerado
como una abstraccion dinamica que comprende muy
diversos elementos que, por motivos personales, so-
ciales, nacionales, o supranacionales, son cargados de
diversos significados por los distintos agentes invo-
lucrados. El patrimonio cultural es, en esta ultima defi-
nicion, dependiente de voluntades, de conocimientos
y de sentimientos de diferente origen. Bastadetenerse
cuadernos del claeh 88
un momento a reflexionar sobre cualquiera de los elementos que consideramos cons-
titutivos de nuestro patrimonio y observar como han ido cambiando a lo largo del tiem-
po; desde la muralla de Montevideo que ayer era sfmbolo de luchas barbaras y de un
pasado oprobioso y hoy justifica el desvfo del principal colector de aguas residuales
de la ciudad, a los desvanes que cotidianamente se vacfan de reliquias de nuestros ma-
yores, hasta enlonces celosamente guardadas.
El problema principal con la definicion del patrimonio es que esta se hace desde
el interior de la propia cultura que debe proponerla, lo que implica un juicio de valor
que de una manera u otra involucra a los autores de la definicion. En este sentido de-
bemos tambien considerar que el patrimonio cultural es parte del ambiente en el que
nos desarrollamos, como componente que explfcitamente sirve de nexo entre el pasa-
do y el presente. Esto implica por lo menos a dos aspectos: por un lado, la valoriza-
cion economica del territorio, dados el significado, trascendencia, etcetera, de su pa-
sado; por otro, la identificacion de las variables culturales en uso, tanto en sus tendencias
conservadoras —que buscan prolongar el pasado— como las innovadoras.
Abordaremos aquf el problema de las polfticas culturales en relacion al patrimo-
nio centrandonos en el analisis de las concepciones dominantes en relacion al concep-
to de patrimonio. Analizaremos, en particular, al patrimonio como objeto y como sfm-
bolo y su relacion con la memoria y el olvido; finalmente, enfocaremos el caso concreto
de la politica oficial uruguaya.
Las concepciones dominantes:
globalizacion y patrimonio cultural
El paradigma dominante en relacion al patrimonio cultural establece para este un va-
lor absoluto: es el patrimonio de la humanidad (independientemente de sus circuns-
tancias particulares) y, con ello, la consecuente necesidad de preservarlo a ultranza.
Esta concepcion empezo a gestarse desde Unesco inmediatamente despues de su crea-
cion tras la segunda guerra mundial y adquiere su contenido actual —a la par que se
hace mundialmente hegemonica— desde principios de los afios ochenta.' Su desarro-
llo y difusion es un fenomeno complejo, lntimamente ligado a las transformaciones
ocurridas en estas ultimas decadas, en particular a la llamada globalizacion, y a la ne-
cesidad de buscar referencias solidas o inamovibles frente al ritmo de cambio vertigi-
noso del mundo actual.^
Esta situacion produce una revalorizacion del pasado no como campo de inves-
tigacion para un mejor conocimiento de la sociedad actual, sino como referente emo-
cional frente a la dinamica de las transformaciones actuales. Cuando todo cambia in-
cesantemente, los elementos del pasado, en particular sus vestigios materiales y los
1 Vease El Correo de la Unesco, ano XXXIII, de agosto de 1980, titulado «EI patrimonio cultural
y natural de la humanidad».
2 Vease, por ejempio, Ballart, 1997; Carman, 1996; Criado, 1996.
PATRIMONIO CULTURAL 1J_
elementos del mundo natural,-' se ven como referencias fijas que parecen contener un
orden y un equilibrio que es posible contraponer a nuestro real o supuesto caos. Es
mas, dichos elementos son portadores de la informacion que podriamos denominar
«c6digo genetico» de esa antigua armonia, cuya eventual perdida podria significar la
imposibilidad de Ilegar a vivir algun dia en un mundo mas equilibrado, cuando no,
para Ios mas radicales, de sobrevivir.
La adopcion sistematica de esta posicion ha generado una situacion ambigua en
la que, desde Ios propios centros de poder globalizante, se plantea la necesidad de res-
catar y preservar aquellos elementos que se consideran esenciales para proteger las
identidades nacionales o locales pero a Ios que, paradojalmente, se identifica—como
en el paradigma ambientalista— como «el patrimonio* de «la humanidad». Asimis-
mo, como en su correlato natural, esto determina una practica conservacionista, que
promueve la identificacion y el rescate de Ios patrimonios en peligro y la consiguiente
creacion de santuarios donde estos puedan ser conservados.
Esta es, a mi juicio, una concepcion fundamentalista, con las mismas raices ideo-
logicas de las posiciones ambientalistas en las que la «naturaleza» es un valor en si
mismo —independiente de la humanidad que solo circunstancialmente la integra—
que debe preservarse, cueste lo que cueste, aun a costa de intereses humanos contem-
poraneos, con el supremo argumento de que cualquier perdida de algun componente
del espacio «natural», hipotecara, o directamente impedira, la calidad de vida de las
generaciones futuras, situacion de la que seremos Ios principales responsables —por
nuestra inconsciencia actual— falta por la que seremos duramente juzgados.'*
Esta nueva valoraci6n que del pasado realiza la sociedad actual implica la pre-
ocupacion por la proteccion y luego por la gestion del patrimonio cultural. A su vez,
esta nueva necesidad genera el desarroUo de politicas de gestion ambiental que bus-
can un delicado equilibrio entre la continuidad inevitable del desarroUo economico y
el interes preservacionista. Ahora bien, como hay que seguir viviendo sobre el mis-
mo territorio y es imposible detener las transformaciones que continuamente se pro-
ducen (es el sino la dinamica globalizadora) y como en casi todas partes existen ele-
mentos, naturales o culturales susceptibles de ser protegidos debe decidirse que es
lo que se va a conservar —ya que no se puede conservar todo— y que es lo que se
permitira alterar o destruir.^
3. Identificados como parte de un pasado en el que el hombre no corrompia a la naturaleza.
4. La complejidad del problema y de la discusi6n filos6fica que encierra escapa a nuestra limita-
da capacidad de percepci6n: ^en que medida podemos considerar la existencia de un derecho
de las generaciones futuras, las que de hecho son una suposicion? y, por otra parte ^quien
entre Ios presentes puede alegar una condici6n suficiente para representar esos derechos?'̂.en
qu6 medida esos derechos —supuestos o reales— pueden ser antepuestos a Ios derechos de Ios
habitantes actuales? Por otro lado, el comportamiento responsable, la conciencia de que
nuestro futuro bienestar depende del comportamiento presente; forma, normalmente, parte
de nuestro accionar cotidiano.
5. «Todo el mundo es practicamente un inmenso campo arqueologico. Por este camino la idea de
patrimonio hist6rico-arqueol6gico puede Uegar a convertirse en una pesadilla, por abrumado-
ra, inasible y vaga» (Ballart, 1997: 101). No debemos olvidar que el patrimonio cultural, reva-
lorizado por el pensamiento contemporaneo de tipo ambientalista, es una fuente potencial de
recursos econbmicos debido a su atractivo turfstico.
12 cuadernos del claeh 88
Estas poli'ticas de gestion ambiental, tanto publicas como privadas, que van des-
de la preservacion patrimonial a ultranza —impidiendo directamente el acceso a los
vestigios patrimoniales—, hasta la promocion puramente economica de sitios que
puedan servir al desarrollo de los servicios turfsticos, implican, necesariamente, la
aparicion de «expertos» (tarea que normalmente recae sobre los arqueologos) capaces
de decidir que debe hacerse en cada caso.* Paralelamente, en el propio campo de la
gestion territorial, la imposibilidad economica de mantener una politica de preserva-
ci6n a ultranza esta llevando a que se acuda a la valoracion que la propia poblacion
hace de su patrimonio y que sea ella la que decida y se haga cargo de los costos y for-
mas de lo que se debe preservar7
El objeto como simbolo, el valor del simbolo
^Por que algunas cosas son catalogadas de «patrimbnio hist6rico» y otras no lo son?,
^por que se conmemoran determinados acontecimientos y no otros? ^Por que se in-
tenta perpetuar ciertos usos? En otras palabras, ̂ cual es el valor que atribuimos al pasado
y cuales son los objetos portadores de ese valor? ^
El patrimonio cultural en su acepcion mas corriente esta constituido por elemen-
tos materiales; sitios y, mayoritariamente, porestructuras arquitectonicas y objetos del
pasado (dejando de lado comportamientos que, siendo tambien patrimoniales, forman
parte del folklore). Es este caracter preterito que hace que frecuentemente el patrimo-
nio cultural se identifique esencialmente como «patrimonio hist6rico».' Sin embargo
Los arqueologos ocupamos una posici6n particular de la que resulta aun mas diffcil tomar dis-
tancia frente a las nuevas valorizaciones del patrimonio. Por un lado, nuestra raz6n de ser es el
consumo del patrimonio arqueologieo que se produce durante nuestras investigaciones. Cual-
quiera sea la metodologfa empleada, la intervencifin del arque61ogo siempre altera los vestigios;
pero, por otra parte, desde el punto de vista laboral nos hemos visto beneficiados por la sensi-
bilizaci6n producida en la opini6n publica, como corolario de la predica ecologista del valor del
patrimonio cultural como parte inseparable del ambiente. Esa sensibilizaci6n ha tenido como
conseeuencia una revalorizaci6n del rol profesional del arque61ogo, al que se descubre como el
t&nico mds id6neo en relaci6n a los vestigios materiales, pero condicionandolo al papel de
«preservador», entendiendo su intervenci6n —que, como lo dice ICOMOS, tratara de ser mi'ni-
ma— como algo necesario para la preservaci6n, la que es el verdadero objetivo. En estas cir-
cunstancias los arquedlogos uruguayos somos llamados para resolver problemas practicos de la
gesti6n patrimonial, como conseeuencia de un paradigma preservacionista de rai'ces esencial-
mente internacionales, pero somos convocados a actuar en un medio que a su vez esta jaqueado
por procesos desestructuracibn social y econdmica, acelerados por la globalizacion, con fuerte
incidencia a nivel identitario. Se produce asi una situaci6n que podemos definir como confusa
—porque a nivel de poli'ticas de preservaci6n no se sabe bien lo que se debe buscar, no se sabe que
es lo que se debe identificar como bien patrimonial, ni cuanto ni c6mo se debe proteger— en la
que el arque61ogo adquiere un protagonismo singular. Vease tambien Carman, 1996.
Ve'ase a este respecto la revista Con.'iervation, «The Getty Conservation Institute Newsletter*,
vol. 15, n° 2, del afio 2000, dedieada al tema de los criterios de conservaci6n.
Vease al respeeto las exposiciones de Jean Louis Luxen en la Xlt Asamblea general de tCOMOS
(Mdxico, 1999) y los trabajos de Ballart, 1997; Carman, 1996; y Buchli y Lucas (ed.), 2000.
«[...] el pasado, manipulado desde la intimidad del individuo, puede convertirse en un producto
de la mente, en una pura elaboraci(3n mental y nada mas. Pero en cualquier caso, para que el
PATRIMONIO CULTURAL
no debemos perder de vista que el patrimonio historico es «hist6rico» solo de manera
teorica ya que en realidad forma parte del presente (es tan «hist6rico» como el resto de
los elementos materiales que nos sirven de sustento cotidiano).'" Los distintos elementos
que lo constittiyen son considerados como patrimonio cultural porque alguien les atri-
buye un valor simbolico-representativo referido a acontecimientos, usos, personas. Su
mayor o menor consideracion como patrimonio cultural variara entonces en funcion
de quien o quienes atribuyan esos significados, de su numero, de su influencia en la
sociedad, de su poder politico o economico. Asimismo, en funcion de esta diversidad
de protagonistas, los distintos bienes podran tener diferentes significados de acuerdo
a quien los esteconsiderando."
Paralelamente se invoca que el patrimonio es una fuente privilegiada de infor-
macion para el conoeimiento del pasado —en particular cuando es calificado de ar-
queologieo— y que, por esta linica razon debe ser preservado. Normalmente, este
caracter de fuente de informacion historica, se plantea en forma pretendidamente in-
dependiente de los signifieados que se le atribuyen como bien patrimonial.
La valoracion del patrimonio como reserva de informacion historica plantea el
tema de la capacidad de conocer el pasado, lo que comporta complejas facetas episte-
mologicas entre las que destaco que nuestra capaeidad de conocer es construida por
nosotros mismos y que, por lo tanto, la realidad (en este caso los acontecimientos del
pasado) que es exterior a nosotros, va siempre a ser aprehendida de distinta manera
por los distintos observadores. El conoeimiento no es «descubierto» a partir de una
realidad independiente de nosotros sino que es «construido» a partir de nuestra expe-
riencia. Lo fundamental entonces es el observador y no la supuesta realidad del pasa-
do. De acuerdo con esto, la valorizacion como «fuente» de eonocimiento de un deter-
minado patrimonio, no esta en el, sino en las herramientas intelectuales construidas
por el observador.''^ Los arqueologos siempre hemos tenido claro que lo que hacemos
es una interpretacion del pasado.'-^
pasado pueda ser activado precisa de un soporte material, de una reliquia, como el viejo re-
cuerdo preeisa de una imagen, de una foto antigua, para que sea evocado con determinaci6n».
(Ballart, 1997: 51).
10. Cuando un arquefilogo desentiena un objeto del pasado ante la pregunta i,de que epoca es? En
realidad deberia responder: «es un descubrimiento actual». Lo dice claramente Laurence Oli-
vier (2001: 67), citado por Holtorf, 2001: «The past in the landscape»: «The past is in the pre-
sent, it is mainly the present*.
11. La exposici6n de motivos de la Ley del Patrimonio Hist6rico Espafiol, de 1985, dice que el
valor de los bienes integrantes del patrimonio hist6rico «lo proporciona la estima que, como
elemento de identidad cultural, merece a la sensibilidad de los ciudadanos», ya que «los bienes
que lo integran se han convertido en patrimoniales debido exclusivamente a la acci6n social
que cumplen, directamente derivada del aprecio con que los mismos ciudadanos los han reva-
lorizado» (Ballart, 1997: 56).
12. «If knowledge, including scientific knowledge, is constructed rather than discovered, the no-
tion of gaining knowledge about an ontological reality, pastor present, cannot be maintained*
(Holtorf, 2001: Radical Construetivism). Holtorf cita a Glaserfeld (1987) como el creador del
eonstruetivismo radical.
13. Es abundante la bibliografi'a en relaeion a este tema, que es uno de los aspectos esenciales de la
disciplina desde sus orfgenes. Como referencia «reciente»y exhaustiva, vease Hodder et al., 1995.
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Cornelius Holtorf en su capi'tulo «The reception history of monuments» {Monu-
mental Past, Internet, 2001) vincula el earaeter interpretativo de la arqueologfa con la
teorfa literaria de la recepcion, de acuerdo con la cual
[...] the readers' receptions of a text are completely independent from the author's origi-
nal intentions [y el problema central es] how meaning is created by the reader through
the reading process of a text. [...] Monuments represent a variety of constantly changing
meanings, determined by the light in which they are seen. People receive these monu-
ments in the landscape by constructing an «imaginary world» around them, just like rea-
ders of a text construct an «imaginary universe* during the process of reading (Todorov,
1980). These imaginary worlds are determined by the implicit aesthetic characteristics
of the given texts as much as by the contexts of the actual receptions.
Finalmente no debemos olvidar que el patrimonio tiene siempre un valor crema-
tfstico y, pese a que ello es rechazado casi unanimemente por los distintos protagonis-
tas de las valoraciones patrimoniales, los bienes a los que se atribuye un valor patri-
monial adquieren, por ese hecho, un nuevo valor de mercado y generan asf nuevos
intereses que retroalimentan, en forma mas o menos publica, todo el proceso. Esa va-
loracion es claramente definida por Carman (1995: 21) euando reftere «esencialmente
un proceso social dinamico» que parte de la base de que los «valores arqueoI6gicos»
—o, en otras palabras, los materiales a evaluar— son objetos actuales (aunque vengan
del pasado, en el sentido de que estan hoy aquf) y su apreciacion sigue las mismas
reglas que la apreciacion o evaluacion de otros objetos cualesquiera.
Cuando un arqueologo presenta una coleccion de vestigios extrafdos de sus in-
vestigaciones esta generando objetos valuables desde muy diversos angulos, desde el
cientffico naturalmente —la sociedad mediante diversas modalidades esta dispuesta a
pagar porque se los analice y se extraiga informacion— pero tambien desde el mu-
sefstico —el museo que los recoja tiene el potencial de aumentar el niitnero de perso-
nas dispuestas a visitarlo— y tambien desde el comercial, ya que cobran esas piezas
un posible valor de reventa en funcion de variables tan sutiles como la rareza (de ori-
gen, o como forma) o la apariencia estetica. Cuando un arqueologo descubre, explica
o hace ptjblico un sitio arqueologico esta tambien generando un bien que puede ser
cotnercializado en los circuitos turfsticos. En otras palabras, pone en el mercado un
lugar con respecto al cual hay gente dispuesta a pagar para ir a visitarlo.'"•
Tendremos entonces actores involucrados que intentaran hacer valer sus puntos
de vista,'^ tendremos una legislacion relativa al patrimonio que recogera esas correla-
14. Hay una contradicci6n o, mejor dicho, desfasaje entre la funcion te6rica del arque61ogo (ge-
nerar conocimientos mediante la interpretaci6n de los vestigios materiales del pasado, cuyo
producto es un informe cientffico —en el sentido de objetivado, vuelto «objeto» reconocible
y discutible por el resto de la comunidad cientffica— que agota, hasta donde sea posible, el
tema involucrado) y la «demanda» que la sociedad hace a la arqueologfa, la que en desde sus
inicios parece estar reclamando esencialmente los subproductos de la arqueologfa y no el in-
forme cientffico puro.
15. En coherencia con este razonamiento debo senalar que tambien los profesionales de la va-
loracion: arqueologos, arquitectos, restauradores, anticuarios, etcetera, introducen, pese a
Una aparente neutralidad, sus propios intereses personales que tambien contribuyen a dis-
torsionar el proceso.
PATRIMONIO CULTURAL [5
ciones de fuerza y tendremos, como consecuencia final, una practica ejercida desde la
sociedad civil y sobre todo desde el Estado, relativa a la preservacion, estudio y pro-
mocion de determinados segmentos de dicho patrimonio.
Sin embargo en la valoracion del objeto los distintos actores involucran ele-
mentos similares. El objeto patrimonial significa, en primer lugar, la posibilidad de
hacer un «viaje por la historia» en busca de referencias identitarias «ciertas» —tan-
to de un individuo como de una colectividad— pero fundamentalmente estables,
frente a la angustia de un modo de vida dominado por el cambio permanente.'* Es
que el «presente» se vive a un ritmo de cambio tal que, al tiempo que se genera una
actitud de prescindencia hacia el pasado que se vuelve increiblemente lejano y au-
mentan las angustias de la incertidumbre que nos plantea el futuro, se recurre al pasado
como linica referenda fija posible. '̂
El objeto del pasado es valorado como patrimonial porque se identifica en el una
serie de cualidades capaces de satisfacer los distintos requerimientos sean estos sim-
bolicos, esteticos o utilitarios,'* sin perder de vista el valor economico que resulta de
su potencial utilizacion." Su valor simbolico resulta de la vinculaclon personal de los
individuos con los objetos (es, por ejempio, el objeto considerado reliquia). En este
caso el objeto es, para nosotros, un signo del pasado al que le atribuimos —valga la
redundancia— significados especiales. Es un signo material, por lo tanto de mas facil
acceso que el proceso de conocimiento y descubrimiento a traves de la lectura. El va-
lor estetico esta relacionado con las formas que ha adquirido la materia, con su calidad
artistica (estructura, decoracion) en la que tambien pesa el valor intrinseco de los ma-
teriales utilizados. El valor utilitario se refiere a su capacidad de satisfacer necesida-
des practicas (desde el alojamiento hasta la investigacion).^^
Entre estas valorizaciones la simbolica es la principal en relacion a la actitud de la
sociedad frente a un pasado «tangible», usado como sustrato de emociones a nivel
16. Vease Ballart, 1997, pp. 31 y ss.
17. Esta tambien sieinpre presente, como constituyente del alma humana, la «guerra contra el
tiempo», el deseo de sobrevivir, que quizas explique por que, paradojalmente, los objetos an-
tiguos son valorados en forma directamente proporcional a su estado de conservaci6n: muy
viejo pero muy nuevo.
18. Esto queda claratnente expresado en las palabras de Ballart (1997: 62) «Se trata, pues, de un
concepto relativo sometido a los vaivenes de la percepci6n y del comportamiento humanos y,
por lo tanto, dependiente de un marco de referencias intelectuales, histbricas, culturales y psi-
col6gicas que vart'a con las personas y los grupos que atribuyen valor».
19. Desde el momento que hay gente dispuesta a pagar por ellos, los bienes culturales son objeto de
comercio, en este sentido debemos destacar el significado particular de los remates ptjblicos en
donde los objetos son «socialmente» valorados (Ballatt, 1997: 223). Carman (1996: 30-31)
reproduce la teort'a de Michael Thotnpson (1979) «Rubbish Theory» para explicar porque los
objetos ganan y pierden valor a travds del tiempo. Como el caso de los autos antiguos, otros
objetos coleecionables, o las «ciudades viejas» nuevamente revalorizadas. Segtin esta teort'a hay
tres posibles tipos de «valor» adscribibles a un objeto: «Transience»- transitoriedad (cuando el
valor va declinando); «Durability» - permanencia (cuando el valor se va incrementado), (atn-
bas se refieren, o son medibles, en funci6n del comportamiento adoptado hacia dichos objetos;
no se refieren a las propiedades ft'sicas de los objetos, puede ser fragil y perecedero y tratado
como valor permanente y viceversa); y «Rubbish» (cuando el objeto no tiene ningtjn valor).
20. Vease Ballart, 1997, pp. 65.
cuadernos del claeh 88
individualy social (la emocidn, por ejemplo, que siente el publico frente a los sitios
arqueologicos y a los museos), y que es raramente buscado como fuente de conoci-
mientos utilizables, en el sentido mas amplio de la palabra. Es el encantamiento que
produce el aparente viaje al pasado, la emocion del recuerdo, imaginaria porque re-
crea escenas de un pasado no vivido, utilizando recursos nuevos: objetos, paisajes, si-
tuaciones, independientemente del grado de comprension que se tenga de ellos.
En este sentido se pueden destacar los hallazgos arqueologicos que el publico
escenifica en selvas humedas e impenetrables, en rfos misteriosos, en desiertos inha-
bitables, en un mundo de hielos y animales gigantescos. Circunstancias en las que
nosotros, a quienes solo en alguna extraordinaria ocasion nos mojo la Uuvia o tuvimos
que ingeniarnoslas para desayunar sin leche por culpa de la huelga de distribuidores,
nos parece imposible que otros hombres hayan vivido y, principalmente, creado. Es el
lugar, es la epoca remota: ante nuestros ojos aparecen ingeniosas construcciones,
maravillosas esculturas, bajorrelieves, delicadas vasijas, artefactos de piedra tallada,
obras de arte para quien las contempla asombrado desde un mundo sintetico. Nuestra
imaginacion vuela por ondulantes praderas de horizontes infinitos, con estampidas de
bisontes, con flechazos certeros y came dorandose en el asador de un fogon rodeado
de gente magica, esculpida en lo mejor que ha tenido la humanidad.
El arqueologo es el mago que saca de la galera de la cotidianeidad los hechos
misteriosos, el que nos permite descubrir en algun rincon de nosotros mismos nues-
tras propias lanzas de matar bisontes, nuestras ansias de raptar sabinas, la precision
exquisita de dedos capaces de tallar el cristal de las rocas. Es esa apetencia —nunca
satisfecha— la que, a mi juicio, determina la ingente inversion que la sociedad (no
solo el Estado) hace en materia de arqueologfa y museos.^'
La «investigaci6n fundamental* no es la que motiva la inmensa mayoria de los
trabajos arqueologicos; es, muchas veces, solo un correlato marginal de estos. La ar-
queologfa se desarrolla porque como la literatura y el arte es generadora de fuertes
emociones; no busca un nuevo saber, busca un nuevo pensar. Es esa posibilidad la que
Ueva a la sociedad a financiar las investigaciones, aunque esto se haga, generalmente,
escudandose en el argumento planteado por los cientiTicos sobre las lamentables con-
secuencias que tendri'a una irreparable «perdida del
21. Sin perder de vista que el disciplinamiento social, directn o indirectamente, apunta a consolidar
el funcionamiento econ6mico: Ciencia -> disciplina -> resignaci6n -> inquietudes -> consume
22. Si no fuera asf, es difi'cil explicar como se consiguen fondos para la «investigaci6n fundamen-
tal* en ciencias como la arqueologi'a, la que, contrariamente a lo que sucede en las ciencias
«pesadas», es de muy escaso retorno. La arqueologi'a se nutre de un sinnumero de casos parti-
culares, tan particulares o unicos que casi no tienen valor estadi'stico. Por eso es que las inter-
pretaciones que se van formulando peri6dieamente caen en desuso y solo van quedando aque-
llos pocos datos suficientemente objetivados, la Historia con mayuscula •—un cuadro general
del desarrolio hist6rico de la humanidad—, la que llega al publico en forma global, cuadro que,
una vez establecido, pesa con una gran fuerza conservadora. Los arque61ogos sabemos bien que
el «pasado» pas6, que la inmensa mayori'a de los testimonios de otras epocas se han perdido
para siempre y que no es con esas pocas pdginas que recuperamos, de una biblioteca que con-
teni'a millones de volumenes, que vamos a «reconstruirlo». Sabemos incluso que los pocos nuevos
datos que podamos formular no van, por sf solos, a modificar sustancialmente las ideas de que
se dispone sobre las razones del comportamiento humano.
PATRIMONIO CULTURAL 17
Es entonces, en la combinacion de dos elementos aparentemente contradicto-
rios: la nostalgia (todo tiempo pasado fue mejor) y el progreso^^ (las cosas van a mejorar)
que reside la valoracion del patrimonio: como consuelo y como reserva de informacion.
Memoria y olvido. Sociedad civil y patrimonio
El patrimonio cultural, identificado en objetos concretos, representa entonces la
voluntad de perpetuar una determinada memoria por parte de diferentes actores
sociales. Surge asf un tema que solo pretendo dejar planteado, relativo al erratico
—o no— ejercicio de la memoria, tanto la individual como la colectiva, que involu-
cra intrincados mecanismos que van desde lo psicologico o lo organico hasta el
«inconsciente colectivo» o la «conciencia de clase». Es importante subrayar el
earaeter actual, dinamico y consciente de esa perpetuacion de la memoria al punto
que, desde hace ya decadas, en la historiografi'a se habla de «invenci6n de tradi-
ciones» como caracteristica de este fenomeno.'̂ '*
Un posible punto de partida para el analisis de este problema es observar el rol
o la funcion que cumple la historia —como ejereicio sistematico de la memoria— en
la sociedad actual. En terminos generales podemos decir que en el Uruguay se ha
producido una desvalorizacion del eonocimiento historico dentro de las ciencias
sociales.^^ Ella esta ligada a la imposicion de un paradigma —propio de la globaliza-
eion— en el que predomina la idea de la rapidez de los cambios. Este paradigma pa-
reee impliear que cuanto mayor es la velocidad de los fenomenos sociales, sus raices
temporales se acortan proporcionalmente. Sumado al earaeter «global» de estos cam-
bios que parece volverlos independientes de situaeiones partieulares, ello ha lleva-
do a eentrar las expeetativas de respuestas a los problemas de la sociedad aetual en
eiencias como la economfa, la sociologia, la politologia, la sicologi'a social, la semio-
tica, o las nuevas «ciencias de la eomunicaci6n», en detrimento del tradicional eono-
cimiento historico como fuente de explicacion de nuestros comportamientos actua-
les y, tambien, eomo cantera donde recoger los fundamentos ideologicos de las
23. «Progress [...] reflects a view of time as linear advancement, which refers to the future for solutions
of problems in the present; Things get better over time» (Holtorf, 2001; «Time perceptions»).
24. «Invented tradition» is taken to mean a set of practices, normally governed by overtly or
tacitly accepted rules and of a ritual or symbolic nature, which seek to inculcate certain values
and norms of behaviour by repetition, which automatically implies continuity with the past. In
fact, where posible, they normally attempt to establish continuity with a suitable historic past
[...] However, insofar as there is such reference to a historic past, the peculiarity of «invented»
traditions is that the continuity with it is largely fictitious. In short, they are responses to
novel situations which take the form of reference to old situations, or which establish their
own past by quasi-obligatory repetition» (Hobsbawm y Ranger, 1983; 1). (El enfasis es mi'o).
25. Esta desvalorizacion del eonocimiento hist6rico quizas no sea ajena a un uso excesivamente
politico partidario de este y a una reduccion sistematica de los procesos historicos de manera
acomodarlos a estos requerimientos. Vease por ejemplo, en reiacifin al periodo colonial, mi
comentario en Lezama, 1999.
18 cuadernos del claeh 88
propuestas polfticas. Mas aiin, el pasado parece haberse desvalorizado eomo sus-
trato emoeional, como literatura, como referencia psicologica individual.
Paralelamente el proceso es acompanado por un reordenamiento general de las
ciencias sociales frente a la realidad actual, tratando de entender el alcance del proceso
de globalizaeion fundamentalmente en lo que refiere a la necesaria preservaeion de ras-
gos identitarios naeionales o locales. El acento parece estar puesto esencialmente en la
eomplejidad de la situaeion, destacandose la multiplicidad de variables que intervienen
y la necesidad de enfoques complementarioso multidiseiplinarios para entenderlas. ^^
La relacion de la sociedad uruguaya con su memoria material, su patrimonio his-
torico, esta sin duda influida por la forma en que se ha sistematizado aqui el eonoci-
miento historico. Este se presenta sin continuidades, en base a «rupturas» modernistas
o modernizadoras: no hay raices eoloniales y mucho menos indigenas,^'' la historia
eon mayuscula comienza con Artigas y las guerras de independencia, periodo que se
interrumpe con la guerra «grande» (1839-52) . Sigue un confuso periodo pastoril y
eaudilleseo que muere eon Latorre y recien a partir de BatUe y Ordofiez eomienzan a
originarse continuidades que llegan hasta nuestros dias. Es en ese contexto general que
la sociedad uruguaya va a generar y a legitimar a su patrimonio historieo.
Este proeeso de legitimaeion, de seleecion social, de los distintos patrimonios
posibles puede ser considerado dentro de los proeesos de diseiplinamiento soeial,
en el sentido que le da Foucault, ya que el «patrimonio», para ser eonsiderado como
tal, debe seguir una serie de proeedimientos que tienden eada vez mas a encuadrarse
enunmareo normativo y de los que resultara su legitimidad. Como ese patrimonio cul-
tural, en su materialidad, es uno de los eomponentes constitutivos de nuestro entorno
espacial, y como dicho paisaje no es neutro sino que esta eargado de signifieados, se
ha Uegado a plantear (Criado, 1996: 7) que hay una verdadera construccion ideologi-
ca del espacio, destinada a asegurar la reproduccion de un modo de dominacion.̂ **
A partir de la existencia de un ordenamiento legal queda limitada la posibilidad
de una produeeion espontanea del patrimonio (como resultado del eomportamiento en
relaeion a determinados objetos por parte de individuos o colectividades). Desde ese
momento, solo sera considerado «patrimonio» aquello que resulte de la normativa
26. Dentro de esta tendencia entran los intentos de destacar la importancia que el estudio de la
cultura material —actividad tradicional de los arqueologos— tiene para comprender fen6me-
, nos actuales de consumo, de identidades sociales, etcetera. Vease por ejemplo la ya clasica in-
vestigaci6n sobre la basura en Tucson (Rahtje, 1974) o recientes estudios contemporaneos
sobre comportamientos genericos (Freitas, 1998).
27. El proceso de colonizaci6n del Ri'o de la Plata ha sido normalmente interpretado como la apro-
piaci6n del territorio por parte del europeo, que extermin6, alej6 o integro por la fuerza a las
culturas nativas. En este esquema, la cultura invasora ignora al «otro» y construye su propia
vision del territorio y sus posibilidades en funci6n de parametros exclusivamente occidentales.
El corolario de esta interpretacion es que la nueva realidad cultural que va surgiendo tiene muy
cortas raices y la misma resulta de la importacion y rapida —aunque a menudo imperfecta—
adaptacion de practicas europeas, de influencia espaiiola o portuguesa, a las que se agrega mar-
ginalmente un componente africano.
28. El territorio, como escenario, es tanto la base de accion de una cultura, como es el resultado
de esa cultura.
PATRIMONIO CULTURAL [9
vigente, imponiendo esta, de acuerdo a su concepcion, un sesgo a los objetos que se
admiten —o no— como base material de la memoria colectiva.-^'
Se plantea asi el problema de si los objetos patrimoniales son considerados como
tales porque tienen un valor en sf mismos, o si ese valor es el resultado de su inclusion
en las categorias legales. Carman (1996: 115), en su analisis de la legislacion patrimo-
nial vigente en Gran Bretafia es terminante al respecto:
The placement of a value on an item is not an accidental side effect of the application of
law to that object, but rather its intention. The whole point of the law is to give items a
value sufficiently high that they become worthy of preservation. As argued in Chapters
2 and 3 it is law that places values on material, rather than any inherent value in the ma-
terial that requieres its legal protection. Accordingly, archaeological material is not pro-
tected because its valued, but rather its is valued because it is protected. In addition, as
argued in the Interlude and in this chapter, the very fact of preservation for a class of
material encourages the search for the preservation of other classes of material. Since
the category in which an item is placed determines its value, then its preliminary selec-
tion for categorization becomes a matter for consideration.
La cada vez mayor intervencion de profesionales del patrimonio (de los arqueo-
logos, en particular)'" tambien puede ser vista como parte de ese disciplinamiento.''
De este modo, como consecuencia de la intencion de garantizar el caracter «cientifi-
co» de las intervenciones sobre el patrimonio, se persigue a los amateurs, con lo que
se consigue un doble control por parte del poder publico y por las nuevas castas pro-
fesionales de arque61ogos y de conservadores.'^
Este proceso de disciplinamiento nos lleva a considerar la relacion entre poh'ti-
cas publicas y politicas privadas en relacion al patrimonio historico. En Uruguay, con
su fuerte tradicion estatista, ]o publico ha sido tradicionalmente antagonico de lopn-
vado. Sin embargo las politicas patrimoniales han sido un asunto privado hasta la apro-
bacion de la ley de patrimonio (apenas en 1971). Es a partir de la aprobacion de una
legislacion, originalmente impulsada por los actores privados, que interviene lo piibli-
co no en el sentido de participacion popular sino en el sentido de intervencion estatal.
29. Carman (1996: 18-9), sefiala claramente la necesidad de analizar la «raison d'etre» de las
leyes concerniendo el patrimonio.
30. Esto trae al tapete la etica de la actuaci6n profesional. Sirven de base para la reflexion sobre el
tema estos conceptos del colega espaiiol Felipe Criado: «La arqueologfa encaja bien dentro del
actual proceso de dnfasis en los objetos, cosas y mercancias. Demuestra ser a la postre la cien-
cia social que mejor se aclimata a los tiempos que corren, de hegemonia de la imagen, la repre-
sentaci6n y el simulacro» (1996: 21). Criado expone los riesgos de «cosifieaci6n» de la arqueo-
logfa actual en ese eontexto pero tambien sefiala algunas alternativas como reivindicar una
arqueologfa «sin objetos», enfrentar «el enfasis conservacionista» y «en tercer lugar, en vez de
conservar y enriquecer el patrimonio mientras se destruye la vida social se debe destruir un poco
el patrimonio para conservar la memoria [...]» (1996: 22-23).
31 Tambien en este piano son interesantes los comentarios de Carman (1996: 19) en el sentido de
que la intervenci6n de los profesionales es tambien una consecuencia del marco legal y sobre
c6mo estos en sf mismos —retomando a Foucault— son un ejemplo de ese proeeso de discipli-
namiento (1996: 70-71).
32 Las que sin duda van a colaborar con este, de manera a asegurarse su propio campo de ejer-
cicio profesional.
20 ^^^^ cuadernos del claeh 88
Por su parte, la aplicacion de la ley se encargara de alejar los intereses privados
de las polfticas patrimoniales, «tomando la representaci6n» de un publico que en rea-
lidad no existe porque como tal no ha demandado nada. La intervencion del Estado
dara si lugar a la participacion de profesionales, nuevos en la escena, los que se iden-
tifican con la legislacion vigente en su oposicion a un manejo privado del patrimo-
nio.'-^ La participacion de los profesionales es presentada como un proceso de objeti-
vacion, dado su caracter cientifico. Sin embargo, las «conclusiones» de estos sobre
que debe ser considerado «patrimonio» y sobre como debe preservarse son siempre el
resultado de una elaboraeion ideologica y por lo tanto estan sesgadas hacia los intere-
ses del que las propone.'''
La legitimacion plantea el problema del valor del patrimonio, en la medida que
en este es valioso por definicion, la cuestion acerca de quien y con que criterios se va
a ocupar de preservarlo y de quien va a asumir los costos de dicha preservacion: «Si el
patrimoniovale, sera para algo, para utilizarlo de alguna manera, sea cual sea, desde
la pura contemplacion extatica o fetichista hasta el uso como reclamo turi'stico. Hablar
de uso del patrimonio historico implica considerar previamente de conservacion como
precondici6n» (Ballart, 1997: 131).
No debemos perder de vista que, en si mismo, el procedimiento legal de protec-
cion del patrimonio en un proceso en tres etapas que selecciona, recategoriza y agrega
valor al objeto (seleccion -> categorizacion -> evaluacion).'^
Dado el marco legal, «lo patrimonial* establece tambien —nuevamente con la
ayuda de los profesionales— los criterios de preservacion o conservacion y uso.'^
33. Es particularmente el caso de los arque61ogos que permanentemente invocamos la necesidad de
una arqueologfa cientffica, la cual —como hemos visto— no es particularmente demandada por
el publico en general, sino que sigue siendo consumida por una pequefia elite «privada». El tema
es vincular esta ultima al interes de los profesionales, mediante una acci6n sincretica que junte
ambos intereses y a su vez genere un efecto retroactivo sobre el publico en general. Si no se
logra esto se seguiran generando situaciones como cuando se pretendi6 difundir medianle la
piensa una «nueva visi6n de nuestra prehistoria», a partir de los estudios realizados en los ce-
rritos de Rocha pero que, dada la complejidad terminol6gica de los resultados cientfficos, termi-
n6 en un fiasco del que se aprovecharon los viejos especialistas que escriben para lo «piivado».
34. Tomemos por ejemplo —a nivel arqueol6gico— las conclusiones sobre la «complejidad» o la
presencia de «arquitectura» entre los constructores de cerritos. En el trasfondo ideoI6gico de
dicha conclusion esta principalmente la necesidad de consagrar a los arque61ogos profesiona-
les como especialistas de una disciplina «compleja y tiascendente», de modo a asegurarles el
reconocimiento social, con su consiguiente soporte econ6mico. Sin perjuicio de que dichos
estudios, principalmente su baseobjetivable (o, mejor dicho, el intento de objetivaci6n), genere
un campo experimental nuevo para la fomiacifin y ieformulaci6n de ideas en las ciencias sociales.
35. Si, como hemos visto, el valor es relativo al perfil soeial de quien se lo atribuye (un investiga-
dor, un coleccionista, privado o publico, etcetera) debemos preguntarnos en que medida, al
interponerse el Estado entre los bienes patrimoniales y el publico, dificultando el acceso a ellos
y su consiguiente aprovechamiento, en lugar de agregarle valor muchas veces puede quitarselo
y llevar a que el bien supuestamente patrimonial se ignore o se destruya. Vease en ielaci6n a
estos temas. Carman: 1996, pp. 63-69 y 92.
36. Una vez que el Estado ha comenzado a intervenir en la administraci6n del patrimonio, sus pre-
tensiones se vuelven cada vez mas hegem6nicas. Sirvan como ejemplo estos dos artfculos, que
forman parte de una iniciativa de la Comisi6n del Patrimonio Hist6rico para legislar sobre el
patrimonio subacuatico (las negritas son mi'as):
PATRtMONIO CULTURAL 2 1
El USO no se refiere linicamente al aprovechamiento emocional o intelectual del bien
sino que, como una tendencia cada vez mas importante, se desarrolla la llamada «edu-
cacion patrimonial* a traves de la cual se busca expresamente sensibilizar al publico —
preferentemente escolar— hacia determinadas formas de valoracion y apreciacion el
patrimonio.'^ EI paradigma ideologico que va a regir estos criterios es, como veiamos
en el capitulo tercero, el del patrimonio concebido como una herencia que ha llegado
hasta nosotros y que nosotros debemos conservar —lo mas intacta posible— para la
humanidad del futuro.
Es interesante destacar que en el particular eontexto de la valorizacion-legiti-
macion de los bienes patritnoniales estos adquieren un doble sentido: por un lado y
sea cual sea el proceso de seleccion han cumplido efectivamente un rol en el pasado,
a partir del cual se puede avanzar en su conocimiento;'^ pero por otro, al reinsertarse
(plenamente en el caso de nuevos descubrimientos como los arqueologicos o sim-
plemente revalorizarse en el caso de objetos o estructuras que han estado siempre
presentes, pero a los que no se habia prestado atencion) dichos objetos adquieren
un caracter actual, una funcion en el presente."
Interpuesto el Estado en el proceso de valorizacion del patrimonio observaremos
ahora algunas de las grandes li'neas de orientacion ideologica que tradicionalmente lo
han guiado en esta tarea. En el eontexto europeo la arqueologfa y por consiguiente la
administracion y gestion de los bienes patrimoniales adquieren estamento publico (a
fines del siglo XIX y comienzos del XX) enmarcados dentro de un programa general de
Arti'culo 1°. Comprenden el patrimonio cultural subacuatico del Estado, todos aquellos bie-
nes inmuebles o muebles producto de la actividad del hombre, asi como su eontexto
cultural y ambiental, que revistan valor historico, artfstico, arqueologico, antropo-
logico o cientifico, hallan sido o no descubiertos, que se encuentren en aguas interiores o
exteriores de jurisdiccion nacional, mar territorial y zona economica exclusiva.
Arti'culo 10°. Los bienes culturales subaeuaticos recuperados como consecuencia de
un proyecto de investigaci6n o bajo otras circunstancias seran propiedad exelusiva del
Estado uruguayo que no podra enajenarlos salvo casos excepcionales que deberan ser auto-
rizados mediante resoluci6n fundada del Poder Ejecutivo, cuando el numero de los mismos
permita conservar testimonio de ellos. La Comision, en su caraeter de eustodio debera
determinar el destino final de aquellos que se resuelva conservar a fin de que
cumplan eon su finalidad eientffiea y social, facilitando el acceso de todos los ciudada-
nos a este patrimonio para su contemplacidn y estudio.
37. La «educagao patrimonial consiste em provocar situagoes de aprendizado sobre o processo cul-
tural e seus produtos e manifestagoes, que despertam nos alunos o interesse em resolver ques-
toes significativas para sua propria vida, pcssoal e coletiva» (Horta, 1999, p. 8).
38. De acuerdo a lo que venimos exponiendo debemos ser cuidadosos en relativizar la posibilidad
de aportar nuevos significados al pasado a traves de nuevos descubrimientos. No olvidemos
que el entramado social —el entramado de valores y concepciones a partir del cual se va a va-
lorar algo— ya esta instalado antes de que Uegue el objeto y, por lo tanto, puede ser preparado
para recibir el objeto. Se encuentra lo que se busca. Vease, en este sentido, a Carman (1996: 32).
39. Vease la nota 10. Los arque61ogos conocen bien la distincion, establecida por Schiffer (1972),
entre el «contexto arqueologico* (los datos que el objeto puede aportar en funcion de su histo-
ria luego de su abandono) y el «contexto sistemico» (relativo a los datos que el objeto aporta
sobre su propia epoca). Lo que Schiffer no sefialo es que cuando el objeto aiqueologico es encon-
trado vuelve a situarse en un «contexto sistemico»: el actual. Vease tambien Carman (1996:26-27).
22 cuadernos del claeh 88
afirmacion de la identidad tiacional que alcanzara extremos de xenofobia y racismo.'*''
En la actualidad —globalizaeion mediante— la administracion del patrimonio parece
mas bien encuadrarse —ideologia ambientalista mediante— en las nuevas direcciones
del consumo, asf como para ayudar a encuadrar problemas de desocupacion (generan-
do servicios que requieren empleos) y suplir tambien, como vefamos en el capftulo 3, la
falta de referencias ideologicas.'"
Felipe Criado (1996: 17) asocia a esta transformacion de los valores el creciente
auge de la arqueologfa. Seiiala los siguientes motivos de ese desarroUo: 1) tutela esta-
tal sobre el patrimonio; 2) necesidad de gestionarlo; 3) valor social y economico del
patrimonio dentro de una «creciente industria cultural*; 4) busqueda de formulas de
desarroUo sostenible que tengan en cuenta la estabilidad del medio; 5) tendencias ha-
cia el turismo alternativo; 6) utilizacion del patrimoniocomo fundamento de las iden-
tidades de distintos grupos sociales.
Un caso singular y paradigmatico de las transformaciones que en la valoracion
del patrimonio se estan produciendo lo plantea la cafda del apartheid en Sudafrica,
con el consiguiente cambio de las autoridades de la comision del patrimonio.''•^ Las
nuevas autoridades tuvieron que encarar el tema de los «monumentos» establecidos
por la anterior comision, «monumentos» que tenfan el proposito de exaltar el pasado
colonialista y racista. La lfnea adoptada establecio que el manejo adecuado de los an-
tiguos monumentos no estaba en su olvido sino en su reinterpretacion y representa-
cion, agregando que las polfticas de gestion del patrimonio debfan variar desde el re-
conocimiento y conservacion de objetos del pasado hacia la construccion de espacios
conmemorativos en los que se recuerde el momento actual y su pasado inmediato:''^
There is a shift away from the basic assumptions of age and aesthetics as being funda-
mental criteria for conservation and a move towards the recongnition of sites associated
with events or people, but which as physical objects are of little interest. Given the ar-
chitecturally biased conceptual framework, which has dominated conventional conser-
vation practice, the identification, interpretation and commemoration of Heritages Sites
which is less bound to bricks and mortar is indeed a challenge for the National Monu-
mets Council. (Hart y Winter, 2000: 87).
Se plantean, obviamente, serias dificultades para materializar esa situacion: ^
es el tipo de monumento mas adecuado? ^cual es el que mejor se adapta al evento o
personaje que se quiere conmemorar? Vease la opcion:
40. Es muy probable que la particular forma que los uruguayos hemos tenido de plantearnos nues-
tra historia —notablemente sin raices locales— sea una razon de la tardi'a ingerencia del Es-
tado en la administraci6n patrimonial.
41. Felipe Criado menciona el cambio en la actitud de la sociedad espanola frente a la arqueologfa:
«La sociedad postindustrial, de la informaci6n y el ocio, genera una nueva actitud hacia el pa-
trimonio historico que no esta determinada exclusivamente por los procesos y necesidades de
constituci6n de la Identidad social. [...] Este cambio se concreta en la transformacion de un
concepto de patrimonio hist6rico constituido por monumentos que deben ser conservados y
restaurados con fidelidad al original, en un concepto constituido por mercancias que deben ser
consolidadas y puestas en valor» (1996: 16).
42. Datos tomados del artfculo de David Hart y Sarah Winter, «The politics of remembrance in the
new South Africa» (Buchli y Lucas. 2000: 84).
43. Hart y Winter, 2000: 90.
PATRIMONIO CULTURAL
Rather than creating expensive, monumental and dour memorials, the powerful but ephe-
meral events that have shaped our recent past might be better celebrated by an accesible
and meaningful transformation of our public spaces. [...] Whatever the case, the Herita-
ge List of South Africa, when viewed as an archaeological record, proves a revealing
reflection of the social and political order of the time, and indicates clearly the current
changes in heritage needs with wich the authorities responsible are trying to grapple.''''
A su vez, la creciente intervencion del Estado en la gestion del patrimonio con su
correlato de disciplinamiento social, genera alternativas desde la sociedad civil. En este
sentido podemos destacar un trabajo arqueologico relativo a llamada Guerra del Car-
bon sucedida en el estado de Colorado, Estados Unidos, entre 1913 y 1914 y cuyos
autores —en abierto desafi'o antiindividualista— firman «E1 colectivo de Ludloww.''̂
Desde una postura clasista/marxlsta radical, sin autocomplacencias, afirman:
Archaeology has typically served middle-class interests. It is part of the intellectual appa-
ratus (things such as schools, books, magazines, organizations, and arts) that produces
the symbolic capital (thing such as esoteric knowledge, shared experience, certification,
and social skills) that individuals need to be part of the middle class. [...] On a theoreti-
cal level we wish to build a praxis of archaeology"'' that entails knowing the world, cri-
tiquing the world and changing the world. (The Ludloww Collective, 2000; 95).
Agregan mas adelante: «Our excavations give the events of 1913-1914 a mo-
dern reality, they live again and become news again» (ibidem: 104).
El redimensionamiento del uso del patrimonio, en particular su utilizacion como
elemento autoidentificatorio por parte de conjuntos de individuos, pone en el ta-
pete el tema de los meeanismos por los cuales surgen, se generan o construyen —
cobrando entidad real— agrupamientos, sectores, etnias, colectivos, etcetera, que
pasan a tener (o pretenden tener) un protagonismo activo en la dinamica social.''^
El siguiente parrafo de G. Boccara (2001), aunque referido especificamente al con-
cepto de etnia, es ilustrativo de como las circunstancias presentes influyen en las
posibles revalorizaciones del patrimonio:
El problema de la redefinici6n de nuestras categon'as no es un asunto especffico de nues-
tras disciplinas, sino que es un problema general de poder y de representaci6n a traves
de la definicion de un nuevo orden mundial que se caracteriza por «la emergencia de
numerosas fuerzas que impiden el ejercicio de la soberani'a nacional» (Appadurai
1999:258). Como sefiala el mismo autor, «no cabe duda que ha terminado la dpoca en la
cual dominaba el sistema de los Estados-naciones sin compartir el control (^governance)
internacional». Vivimos en «un mundo definido esencialmente por la circulaci6n», en
un mundo en el cual la imaginacion informa la vida cotidiana y el cual «la localidad no
44. lbfdem, pp. 91 y 92.
45. The Ludlow Collective: «Archaeology of the Colorado Coal Field War 1913-1914», en Buchli
y Lucas, 2000, pp. 94-107.
46. Le dan un alcance notablemente ambicioso a la arqueologfa hist6rica como ciencia social:
«Historical archaeology offers a very productive arena for archaeologists to examine the rela-
tionship between social consciousness, lived experience, and material conditions to cultural
change...» (The Ludlow Collective, 2000: 100).
47. Vease la cita de Hobsbawn en la nota 22. Es tambien lo que G. Boccara (2001) llama, siguiendo
a Sturtevant (1971), «etnogenesis».
24 cuadernos del claeh 88
es una realidad primaria, inmovil, un hecho preexistente a todo aquello que pueda llegar
del exterior» (ibi'dem: 260). La localidad se produce, «no es un hecho sino un proyec-
to». Las construcciones identitarias contemporaneas pueden trascender los iimites terri-
toriales establecidos o pueden fabricarse en el seno de un espacio virtual o desterritoria-
lizado [...] Pueden reformular, en el Net, su identidad en funei6n de un espacio africano
imaginario e idealizado, como por ejemplo, en el caso del proceso de reafricanizaci6n
de los negros cubanos, brasilenos y americanos (Capone, 2000, 1999). (Boccara, 2000).
En ese sentido podemos destacar, para el caso uruguayo, ademas de los tradicio-
nales agrupamientos nacionales, la reciente actividad de los grupos de «descendientes
de charruas» o de Mundo Afro.
La aceptacion de estos agrupamientos como realidades (incluso como realidad
preterita dentro de la que buscan elementos de apoyo en los valores patrimoniales) es
el resultado, como en el caso de los objetos patrimoniales que los sustentan, del en-
frentamiento de distintas visiones entre las cuales, logicamente, actua con mayor fuer-
za la que es sustentada por el aparato estatal.*^
La politica oficial uruguaya
En el Uruguay, la proteccion del patrimonio ha sido oficialmente confiada a la Comi-
sion del Patrimonio Historico, Artfstico y Cultural de la Nacion, establecida en la ley
14.040, aprobada el 14deoctubrede 1971.
A partir de esa fecha la Comision se ha ocupado, principalmente y de acuerdo
a sus cometidos, de asesorar al Poder Ejecutivo para que este pudiera declarar «mo-
numento hist6rico» a un conjunto de objetos constituidosen su gran mayori'a por
estructuras arquitectonicas existentes en la ciudad de Montevideo. Como no pudi-
mos acceder a la informacion referida a la actuacion concreta de la Comision del Pa-
trimonio Historico,'" en el presente capitulo nos limitaremos a una recapitulacion del
proceso de creacion de la ley, a partir del cual podemos hacernos una idea de las
concepciones ideologicas que lo sustentan.
Proceso de creacion de la ley 14.040
La preocupacion por el patrimonio historico se plasma por primera vez en el arti'culo 33
de la constitucion de 1934, que luego es reproducido textualmente en el arti'culo 33 de
la constitucion de 1942 y en el arti'culo 34 de las constituciones de 1951 y 1966: «Toda
48. «[...] los agentes sociales dominantes que producen estas taxonomi'as afirman que sus taxono-
mi'as son la expresi6n de la realidad, precisamente a traves de la imposici6n de esas como prin-
cipio legi'timo y dominante de su visi6n-divisi6n del mundo. De este modo le confieren a su
vision del mundo social, bien especial e histfiricamente fechada, un caracter universal y atem-
poral. Sabemos que la visi6n del mundo social es el resultado de una lucha y que las luchas entre
grupos soeiales (clases, etnias, etcdtera) tambien son luchas de clasificaci6n» (Boeeara, 2001).
49. La autorizaci6n para consultar las actas de la Comisi6n del Patrimonio Ileg6 cuando ya habfa-
mos terminado la beca de investigaci6n.
PATRIMONIO CULTURAL 2£
la riqueza arti'stica o historica del pai's, sea quien fuere su duefio, constituye el tesoro
cultural de la Nacion; estara bajo la salvaguardia del Estado, y la Ley establecera lo
que estime oportuno para su defensa».
Posteriormente, la ley 11.473, del 10 de agosto de 1950, votada para disponer
los homenajes a Artigas en el centenario de su muerte, creo la Comision Nacional de
Monumentos Hist6ricos. Esta comision debi'a hacer el relevamiento de los monumen-
tos historicos y proyectar la reglamentacion de sus funciones. Estaba presidida por el
arqueologo Horacio Arredondo —sin dudas, el mejor conocedor de la cultura material
de nuestro pai's, responsable de las restauraciones de las fortalezas de Santa Teresa y
San Miguel— y era su secretario el director del Museo Historico Nacional, el historia-
dor Juan Pivel Devoto.^"
La Comision informo el 2 de octubre de 1951 a partir de dos documentos: por un
lado, el «proyecto de ley que reglamenta las funciones de la Comision Nacional de
Monumentos Hist6ricos» y, por otro, el «proyecto de ley sobre declaracion de monu-
mentos historicos nacionales».^'
No tenemos informacion sobre cual fue la historia completa de esta comision.
De acuerdo con la discusi6n parlamentaria que diera lugar a la aprobacion de la Ley
de Patrimonio, aquellaseguiafuncionando (hasta diciembrede 1969, aunque no sabe-
mos con que integracion) y habi'a desarrollado una intensa labor de proteccion del pa-
trimonio edificado.
El proyecto de reglamentacion fue presentado como resultado de una minuciosa
revision de los antecedentes nacionales e internacionales y, en particular, de la consta-
tacion del «[...] hecho de haberse formulado durante muchos anos diversos proyectos
sobre la materia, sin llegarse a concretar otra disposicion legal que no sea el artfculo
33 de la Constitucion [...]». EUo llevo a la aplicacion de «[...] un criterio realista» ba-
sado en «una nocion clara de nuestras posibilidades y limitaciones, [y] en la convic-
clon de que toda pretension demasiado vasta en la materia sobre la cual no se ha for-
mado todavi'a un estado de conciencia colecti vo, puede malograrse o tornarse esteril».
En la nota que acompanaba su presentacion al Poder Ejecutivo se estableci'an las
principales definiciones que permiten comprender el sentido de la ley propuesta:
En lo referente a la determinacion de los monumentos que la ley debera declarar histo-
ricos y, por su caracter de tales, sujetos a las disposiciones de la Reglamentacion pro-
yectada, la Comision ha considerado que bajo la clasificacion de monumento historico
debi'a comprenderse a toda obra vinculada a un acontecimiento relevante de la evolucion
nacional, cualquiera sea el caracter del hecho o la significacion material de la obra, asf
como aquellas realizacioncs arquitectonicas que, sin estar ligadas a determinados epi-
sodios o a personajes notorios de nuestro pasado, puedan conceptuarse como repre-
sentativas de un estilo y de la cultura de la dpoca a que pertenecen, ya se encuentren en
la ciudad o en el medio rural, correspondan a la arquitectura civil, militar o religiosa. Por
razones de caracter rigurosamente historico, en otros casos por motivos de orden edu-
50. La restauiaci6n de la fortaleza de Santa Teresa y del fuerte de San Miguel habi'an sido promo-
vidas mediante leyes sancionadas el 26/12/1927, el 16/7/1931, el 29/10/1937 y el 9/11/1939.
51. El informe de la comisi(5n al Poder Ejecutivo, asf como la nota que lo acompafiaba fueron pu-
blicados en la Revism Historica, tomo XVII, Montevideo, 1951, pp. 375-390.
26 ^ cuadernos del claeh 88
cacional, estetico y cultural, esas casas en las que se reiinen elementos para la evocaci6n
del pasado o la exaltacidn de la belleza, y que son a la vez la suma del esfuerzo de varias
generaeiones y el reflejo de nuestra evolucion poli'tica y domdstica, deberan ser preser-
vadas, total o parcialmente restauradas, pero siempre salvadas de la destruccidn por el
procedimiento que en cada caso las circunstancias aconsejen.
El proyecto se basa en una acepcion muy amplia del concepto de monumento
bistorico, que se refleja elaramente en las definieiones expresadas en su artfculo 5°:
«Declaranse comprendidas, a los efectos de la presente ley, la riqueza mueble e inmue-
ble, las obras artisticas, las bellezas naturales del pai's y las de valor historico, que
documentan un becbo o una etapa de su evolucion, que caractericen cierta epoca, o
constituyan una forma natural extraordinaria en su aspecto forestal o geol6gico».
Lo moderno de la concepcion se ve tambien reflejada en el artfculo 6° que se se-
iiala que la declaracion (a realizarse «a proposicion fundada de la Comision Nacional»,
basada en el «valor bist6rico» o el «caraeter natural*) sera, no solamente de «monu-
mento bist6rico», sino tambien de «panorama nativo».
En la linea de la mas avanzada Iegislaeion de la epoca, el proyeeto imponia
servidumbres a los propietarios de los bienes declarados monumentos y prevefa
para ellos exenciones impositivas y asistencia economica. AI mismo tiempo prohi-
bia la salida del pai's (artfculo 15°) de «material li'tico y de alfaren'a proveniente de
sus primeros pobladores, de los muebles y objetos de uso basta 1830, de los obje-
tos de plata y oro realizados basta 1870, de Ia obra realizada por los artistas nacio-
naies basta 1900», asi eomo «cualquier produccion sobre temas folkl6ricos» pro-
ducida basta 1900 y la de «Ios manuscritos historicos y literarios e impresiones
efectuadas con anterioridad al alio 1860».
Pese a las prevenciones realizadas en cuanto a la necesidad de formular un pro-
yecto realista, introduce algunos temas que aun hoy son de actualidad como la defen-
sa de «las bellezas naturales», de la «integridad de la flora y fauna»,52 o la disposicion
de «divulgar la informaci6n que coopere aladifusion de la cultura bistorica del pueblo»
(artfculo r , inciso e). En ese sentido, el artfculo 17° prevefa la adquisicion de «lugares
tfpicos», en los que deberfa «conservarse escrupulosamente» el ambiente nativo, abier-
tos al publico y al «examen de Ios estudiosos de las ciencias naturales», lugares que,
en funcion de sus dimensiones, podfan ser deelarados «reservas naturales*.'^
52. Artfculo 1° inciso c) Proveer a la defensa de las bellezas naturales, asf como de la integridad de
la flora y fauna nacionaies. Sobre estos temas recien se comenzara a legislar en 1994 con la ley
16.466, conocida como del «Medio Ambiente».
53. «Art. 17 Con sus proventos la Comision Nacional de Monumentos Histfiricos procurara la ad-
quisicion de los siguientes lugares tfpicos:dos sectores serranos (uno, al Norte y otro al Sur del
rfo Negrc); varios forestales: uno, escogido del palmar de Castlllos (Rocha) y dos igualmente
representativos de nuestra flora del rfo, con su variante de costa y de isla: una zona lacustre: el
banado de Santa Teresa (Maldonado); arboles, incluyendo el higuer6n de la playa de la Agra-
ciada (Soriano), el de Rivera (Bella Uni6n), el timb6 de Santo Domingo Soriano, el tala de Pu-
rificacion (Paysandu), la fonolita del Corral de Piedra (Cerro Largo), y aquellos otros lugares
que la Comisi6n considere caracteristicos.
En todos esos lugares deberan conservarse escrupulosamente Ios ambientes nativos. Los lugares
PATRIMONIO CULTURAL 27
En su conjunto el proyecto de ley subraya la concepcion cientifica o tecnica
que se debe tener en relacion a los monumentos, sefialandose, ya en el arti'culo 3°,
que «Para el cumplimiento de sus cometidos podra contratar al personal especializa-
do que juzgue indispensable».
Este proyecto de reglamentacion de la Comision Nacional de Monumentos His-
toricos recien seri'a presentado por el Poder Ejecutivo en diciembre de 1959 ante la
Camara de Representantes con algunas modificaciones con respecto al original y, sig-
nificativamente, con una nueva concepcion de los monumentos historicos.
La ley propuesta transforma a la comision de 1950 en un organismo permanente
bajo la dependencia del Ministerio de Instruccion Publica y Prevision Social, anadien-
dose que su sede sera en el Museo Historico Nacional. Esta comision tiene la funcion
de asesorar al Poder Ejecutivo en la declaracion de «monumentos hist6ricos», velar
por la conservacion de estos, efectuar publicaciones tecnicas sobre estos y «propender
a la difusion de la cultura bistorica del pueblo», sin formular mencion alguna a las
«reservas naturales».
El fundamento del proyecto de ley pasa entonces a ser el de reforzar la identidad
nacional mediante la «exaltaci6n del pasado». Los monumentos «deben conservarse
como expresiones vivas de la tradicion bistorica del pais», buscando realizar una «obra
de divulgacion bistorica y de exaltacion del pasado que por este proyecto se confiere
a la Comision Nacional de Monumentos Historicos* Agrega: «E1 conjunto de los va-
lores que encierra cada epoca, que es necesario preservar de la destruccion, de la dis-
persion, del olvido o de la deformacion que pueda bastardearlo, integra la tradicion
del pais y perfila los contornos de su fisonomia bistorica y nacional*. '̂*
El proyecto es informado positivamente por la Comision de Instruccion Publica
de la Camara de Representantes, en octubre de 1960.̂ ^ En su informe esta utiliza por
cuya extension asf lo permita, se transformaran en Reservas Nacionales, en las que debera con-
servarse la flora y la fauna autoctona en todos sus aspectos.
Estos sitios deberan habilitarse a la visita publica y al examen de los estudiosos de las ciencias
naturales. Al efecto, se dictara una reglamentacion para prevenir la aeci6n de quienes atentaren
contra la integridad de los mismos, reglamentacion que comprendera desde el decomiso de ar-
mas, artefactos de caza y elementos de transporte, hasta la imposicion de multas de cien a mil
pesos o prision no redimible con dinero.
En los ambientes de las Reservas Nacionales y en zonas adyacentes no inferiores a diez kilo-
nietros de su perimetro, queda permanentemente establecida la veda para la caza de cualquier
clase de animales. La pesca s61o podra ser autorizada en las epocas oportunas por la Direccidn
de las Reservas y Parques, previa la anuencia de la Comisi6n».
54. Las modificaciones que se introducen son menores pero marcan claramente este cambio en la
concepcion del «monumento» y del rol que debe cumplir. En el arti'culo 5° se establece la nece-
sidad de contratar personal —a secas— ya no mas «especializado», como en el arti'culo 3° del
proyecto. La concepci6n amplia del patrimonio que se reflejaba en el arti'culo 5° del proyecto
se ve ahora reducida (art. 6°) a «bienes muebles o inmuebles vinculados a acontecimientos re-
levantes, a la evoluci6n histbrica nacional, a personajes notables de la vida del pafs, o a lo que
sea representativo de un estilo o de la cultura de una epoca nacional». Significativamente, al
referirse a «la cultura de una epoca nacional» deja afuera a todo el pasado colonial.
55. El miembro informante de esta comision fue el Prof. Pivel Devoto, quien actuara como secre-
tario de la comisi6n de 1950. No sabemos que responsabilidad puede haberle cabido en el cam-
bio introducido en cuanto a la concepci6n de monumento historieo.
28 ^̂ ^ cuadernos del claeh 88
primera vez la expresion «patrimonio hist6rico» y reiteralosconceptoscentralesdela
fundamentacion: la ley busca impedir la «menguadeunpatrimonioquedebe identificar-
se con el espiritu de la nacionalidad», a la vez que «contempla las exigencias del sen-
timiento patriotico y del culto de las tradiciones» y significa «una etapa importante en
el desarrolio de la cultura uruguaya y del estudio de los temas nacionales en sus mas
diversas manifestaciones».^^
La propuesta no tuvo andamiento y el proyecto de ley volvio a ser reiterado en
mayo de 1961 y en marzo de 1963 (sin incluir la modificacion propuesta por la Comi-
sion de Instruccion Publica sobre acortamiento de los plazos). En noviembre de 1963
la Comision de Instruccion Publica de la Camara de Representantes informo nueva-
mente sobre el proyecto de ley.
Dicho informe refiere ahora que el proposito de la ley es «la salvaguardia del
patrimonio historieo y artfstico de nuestra Republica» y asegurar la funcion de «pro-
teger debidamente nuestro patrimonio hist6rico-cultural», compuesto esencialmente
por «monumentos, testigos de acontecimientos o actuaciones memorables» y «obras
u objetos de relevancia artfstica o representativa». A juicio de los informantes la ley
permitira ademas «mantener viva la exaltacion de nuestras tradiciones formativas*.^''
El proyecto de ley presentado en noviembre de 1963 introdujo algunas modi-
ficaciones en relacion a las versiones anteriores. En particular establecia por pri-
mera vez, en su arti'culo 1°, la integracion de la comision. Ella estaria compuesta por
un delegado del entonces Ministerio de Instruccion Publica y Prevision Social (que
la presidiria) y delegados del Archivo General de la Nacion, de la Facultad de Ar-
quitectura, de la Sociedad deAmigosde la Arqueologfa, del Museo Historico Na-
cional y del Instituto Historico y Geografico. Los delegados deberfan ser renova-
dos cada cuatro afios.̂ ^
Este proyeeto de ley fue aprobado por la Camara de Representantes en enero
de 1964 pero su sancion no dio fin al proceso parlamentario. El 8 de febrero de 1968
el Poder Ejecutivo volvio a remitir un proyecto, esta vez a la Asamblea General. En el
mensaje que acompafiaba al proyecto se retornaba al espfritu del proyecto original
haciendose hincapie en el valor educati vo del patrimonio: «Los esfuerzos a favor del
desarrolio educacional deben ser complementados por una politica quepongaen va-
lor el acervo de nuestra tradicion cultural y la enriquezca con la incorporacion de los
testimonios necesarios para la investigacion historica y la creacion estetica; para
56. Introducen una sola modificacion relativa a los tiempos a partir de los cuales los bienes muebles
puedan se amparados por la ley: 1880 en lugar de 1830, 35 en lugar de 50 anos para las obras
pictdricas y 80 en lugar de 100 anos para manuscritos e impresiones.
57. En las actas se dice que el proyeeto anterior fue objetado en sala en diversas oportunidades por
la legislatura pasada, sin mds datos.
58. Asimismo, en su artfeulo 13°, se volvfa a acortar la feeha a partir de la cual los muebles y obje-
tos de uso no podfan salir del pai's, que pasaba a ser 1910 y se agregaba a la lista de cosas que
no podi'an salir del pai's a las «piezas de numismatica nacional [...] colecciones numismaticas y
filatelicas*. Se agregaba un arti'culo 22°, referente a la necesaria reglamentaci6n de la ley, en el
que se estableei'a que el PoderEjecutivo, previo a la promulgaei6n del decreto, deberia solicitar
«Ia opini6n» de la comisidn.
PATRIMONIO CULTURAL
satisfacer toda inquietud por el eonocimiento y el estudio de aspectos esenciales
relacionados con el pasado, el presente y el futuro del pais». Se seiialaban asimismo
los esfuerzos que el Estado ya habia realizado en ese sentido estableciendo una lista
de bienes objeto de intervenciones.^^ Hacia tambien referencia a la creciente deman-
da que sobre el patrimonio nacional tenia el creciente interes de Europa y Estados
Unidos sobre el pasado latinoamericano.
En este proyecto se renominaba a la Comision, que pasaba a llamarse Comision
del Patrimonio Historico, Artistico y Cultural de la Nacion. Se modified la integraeion
propuesta en el proyecto anterior; desaparecieron los delegados de la Sociedad Ami-
gos de la Arqueologia, de la Faeultad de Arquitectura y del Instituto Historico y Geo-
grafico del Uruguay, y se agrego un representante del Ministerio de Cultura. Se in-
trodujeron algunas variaciones en los cometidos de la Comision, particularmente en
cuanto a sus propositos educativos.^°
El proyecto fue informado por la Comision de Instruccion Publica de la Camara
de Representantes en noviembre de 1969.*' Fue considerado por la Camara en sus
sesiones del 1° de diciembre de 1969, 15 de setiembre de 1970 y el 13 de octubre de
1970, en que se aprobo con numerosas modificaeiones.*'̂
El proyecto fue modificado en la Camara de Senadores en setiembre de 1971 y,
con dichos cambios, aprobado por los diputados en octubre de 1971. No dispone-
59. «Bastan'a lecordar al respecto la obra efecluada en las Fortalezas de Santa Teresa y San Miguel
y en el edificio del Cabildo de Montevideo; en las casas de los Generales Fructuoso Rivera y Juan
Antonio Lavalleja; en la Capilla de Farruco, easa de Montero, delo Ximenez y fachada lateral
de la Catedral de Montevideo 1...] la adquisici6n por el Estado de las casas de Julio Herrera y
Reissig, Raul Montero Bustainante y Eduardo Fabini; la quinta del gobernador Viana, la casa
destinada al museo regional de San Carlos, la capilla de Narbona, la de la Calera de las Huerfanas
y la casa posta del Chuy». Estas iniciativas fueron tomadas por la Comisi6n Naeional de Mo-
numentos Hist6ricos la que parece baber seguido funcionando desde su creaci6n basta la cons-
tituci6n de la Comisi6n del Patrimonio.
60. (Artfculo 2°): el inciso 3° que tradicionalmente babi'a sido «Efectuar publicaciones tecnicas que
ilustren sobre el cardcter y significaci6n bist6ricos de esos monumentos* es sustituido por «Pro-
poner la adquisici6n de la documentaci6n manuscrita e impresa relacionada con la bistoria del
pat's que se halle en poder de partieulares, las obras raras de la bibliografia uruguaya, las de
earaeter arti'stico, arqueol6gico e historico que por su significacidn deban ser consideradas bie-
nes culturales que integran el Patrimonio Nacional». El inciso 4° que deci'a «Propender a la
difusi6n de la cultura bistfirica del pueblo» es sustituido por; «Proponer el plan para realizar y
publicar el inventario del Patrimonio Hist6rico, Artistico y Cultural de la Naci6n». Finalmente
se agrega un inciso 5° relativo a la modifieaei6n del destino de los bienes eulturales que inte-
gran el acervo de los organismos ofieiales en ella representados (son todos). Nuevamente se
agregan item al artfculo 14° que refiere a la prohibicifin de salida del pai's de determinados ob-
jetos agregdndose ahora «piezas de la bibliografi'a nacional y antiguas o raras y conjuntos bi-
bliogrdficos cuya unidad deba ser conservada bajo el dominio del Estado».
61. El informe bistoria la presentaci6n de los sucesivos proyectos y, sin hacer consideraciones doc-
trinarias, presenta dos modificaciones que se introducen en la redaccidn del proyecto, a saber:
la exclusion de las colecciones filatelicas del artfculo 14°; la posibilidad de autorizar la venta
—«por resoluci6n fundada, otorgada por la unanimidad de sus miembros y refrendada por el
Poder Ejecutivo»(siempre en el artfculo 14°)— de los objetos que deben ser protegidos «a ad-
quirentes extranjeros, siempre que estos sean museos u otras instituciones aereditadas».
62. Las actas de su diseusi6n en la Cdmara de Representantes es sumamente ilustrativa de la di versidad
30 cuadernos del claeh 88
mos de las aetas que informen quien y por que introdujo las modificaciones hechas
en el Senado.*^ Las principales diferencias entre el proyeeto aprobado y la ultima
version presentada ante los representantes estan dadas en tres pianos: por un lado,
por la introduceion de los sitios arqueologieos de origen prehistorico y de los yaci-
de concepciones e interpretaciones que estdn en juego, sin mencionar que hay diputados que
dicen haber sido tomados por sorpresa con un proyecto de ley que llevaba 20 afios en las cdma-
ras. En primer lugar se discuti6 la integraci6n propuesta limitada a organismos dependientes
del Ministerio de Cultura. Se propone que sea integrada tambien por los organismos de enseiianza,
por los gobiernos departamentales o que conserve la integraci6n original de la Comisi6n Na-
cional de Monumentos Histbricos. Esta ultima posici6n serd la adoptada por la cdmara en vir-
tud del antecedente de la labor realizada por la mencionada comision y porque en el nuevo
mensaje del Poder Ejecutivo no se senalan las razones del cambio de integracidn. Se discute la
necesaria presencia de un representante de las intendencias. En esta discusion interviene el di-
putado Mederos quien sefiala la omisi6n de las intendencias en temas patrimoniales «Yo dirfa
mds: han carecido basta de la preocupaci6n fundamental para conservar ruinas bist6ricas que
prdcticamente se han perdido por esa omisi6n. Y cito el caso especffico de mi departamento.
Siendo concejal en cl departamento de Colonia se dict6 una ordenanza tipificando de monu-
mento hist6rico al barrio hist6rico colonial de Colonia, proyecto que la Junta Departamental
rechaz6». Se solicita tambien la integraci6n de un delegado del Instituto de Historia de la Fa-
eultad de Arquiteetura. El diputado Beltrdn sefiala que la ley es espeei'fica para «monumentos
bist6ricos», que deberi'a conservar el nombre de la antigua eomisidn ya que en realidad contie-
ne disposiciones que sirven para proteger el «patrimonio cultural*. La intervenci6n del diputa-
do Craviotto permite bacerse una idea de la consideraci6n que el patrimonio teni'a a nivel gene-
ral. Sostiene que existe tal consideraci6n y que esto se debe a que «se trata de un asunto de
mentalidad». En Iasesi6n del 13 de octubre de 1970 el diputado Torrado agrega un artfeulo por
el cual se declara patrimonio hist6rico a la «ruta del Exodo o de la Redota». El artfculo fue uno
de los mds discutidos de la ley (junto con el 1°, referido a la integraci6n) ya que se propuso usar
el termino «redota» por ser «mds gaucbo».
63 En relaeifin al proyecto de Diputados, el Senado cambi6: la integraei6n (art. 1°), le agreg6 de-
legados del Museo de Historia Natural, de la Sociedad Amigos de la Arqueologfa y del Instituto
Naeional de Numismdtica. El artfculo 5°, que se referfa a la eontratacion de personal («Para el
cumplimiento de sus cometidos, la Comisi6n podrd contratar, con la aprobaci6n del Poder Eje-
cutivo, el personal que juzgue indispensable. Para tales efectos, no obstante, no podrd disponer
de mds del 5%, cinco por ciento, de los ingresos previstos en el artfculo 3°»), fue suprimido y
sustituido por el antiguo artfculo 6°. Se agreg6 un nuevo artfculo (el 14° del nuevo texto) que
introduce la competencia de la Comisi6n sobre los «sitios arqueol6gicos» (entendiendo por estos
a los de origen indi'gena), estableciendo el control de cualquier intervencion sobre estos y babi-
litando la suspensi6n de cualquier obra que pudiera afectar a estos. Se incluyen en la misma
reglamentaei6n a los yacimientos paleontol6gicos («La Comisi6n tendrd a su cargo la preser-
vaci6n de los sitios arqueol6gicos como paraderos, tiimulos, vichaderos y tumbas indfgenas,
asi como los elementos petrogrdfieos