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multiculturalidad-1

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COMUNICACIÓN, ETNIAS Y 
MULTICULTURALIDAD EN LA 
RADIO COMUNITARIA
AUTORA
TEODORA HURTADO SAA
Socióloga Universidad del Valle, 1996
Maestra en Población de La FLACSO- México, 2005
MINISTERIO DE COMUNICACIONES DE COLOMBIA
FRANCISCO JAVIER ROLDÁN
Dirección de Acceso y Desarrollo Social
JESÚS HERNÁN ZAMBRANO RUIZ
Coordinador Grupo de Seguimiento 
y Control de Proyectos
EQUIPO ACADÉMICO UNIVERSIDAD DEL VALLE
MARITZA LÓPEZ DE LA ROCHE
Maestra en Cine y Televisión para la Educación
 Universidad de Londres
Licenciada en Literatura y lengua Española
Universidad del Cauca
ANABEL CORREA HERNÁNDEZ
Comunicadora Social
Universidad del Valle
LUIS EDUARDO DOMÍNGUEZ
Comunicador Social
Universidad del Valle
EDICIÓN DEL TEXTO
SOMALY JARAMILLO
MARITZA LÓPEZ DE LA ROCHE
 
DISEÑO Y DIAGRAMACIÓN 
ALEXANDER HINCAPIÉ
FOTOGRAFÍAS PORTADA Y CONTRAPORTADA
FERNANDO URREA 
CIDSE - Centro de Investigaciones y Documentación 
Socioeconómica
Facultad de Ciencias Sociales y Económicas
Universidad del Valle
DERECHOS DE AUTOR 
Direccción de Acceso y Desarrollo Social
Ministerio de Comunicaciones 
República de Colombia
Santiago de Cali, julio 2007
5
11
13
14
17
21
25
27
TÉRMINOS ÚTILES
CAPÍTULO 1
La necesidad y relevancia de hablar de etnicidad y mul-
ticulturalidad en Colombia.
Las diferencias étnicas y raciales.
¿Por qué y para qué hablar de “multiculturalidad” y de 
“grupos étnicos”?
La diferenciación conceptual entre “raza” y “etnia”: una 
discusión no resuelta.
¿Qué significa “multiculturalidad”?¿Es lo mismo que “plu-
rietnicidad”?
Grupos étnicos en Colombia: ¿Cuáles son y dónde es-
tán?
Colombia un país multicultural y pluriétnico.
Los derechos multiculturales y el tema étnico.
La Constitución de 1991 y el tema étnico y multicultural: 
espacios de construcción de poder y de reivindicación de 
identidades étnicas ancestrales. 
La política multicultural y los antecedentes generales de 
los procesos organizativos y de transformación de pobla-
ciones campesinas negras e indígenas colombianas en 
comunidades étnicas.
¿Qué somos: campesinos, ciudadanos o grupos étnicos?
El mapa estadístico de los grupos étnicos en Colombia por 
departamentos.
Los grupos étnicos y la visibilidad o invisibilidad estadís-
tica.
Etnicidad, historia, pobreza y vida cotidiana: el contexto 
social colombiano y la presencia indígena y negra.
Indicadores de calidad de vida por regiones y comuni-
dades indígenas y negras.
CAPÍTULO 2
Las radios comunitarias y los temas de etnias y multi-
culturalismo.
Los medios masivos de comunicación y su reconocimiento 
de la multiculturalidad de la nación
Propuesta contemporánea para abordaje de los temas ét-
nicos / raciales en la radio comunitaria.
BIBLIOGRAFÍA
ANEXO
33
39
43
46
51
55
59
63
NOTA: La mayoría de las fotos que aparecen en este texto fueron 
tomadas durante las jornadas de capacitación de las radios comu-
nitarias en el Valle, Cauca, Nariño, Caquetá y Putumayo. En los ca-
sos de otras fotografías e ilustraciones incluidas se cita la fuente.
Radios comunitarias
Plan de
formación
Municipios al dial
TÉRMINOS ÚTILES 
CULTURA
Aunque el término designa todo lo que produce significados en 
una sociedad, se refiere al conjunto de instituciones, prácticas y 
objetos que constituyen el universo simbólico de una sociedad, 
en relación con los cuales se socializan los sujetos y grupos, y 
que rigen las creencias y el comportamiento de estos. 
DISCRIMACIÓN
Consiste en dar tratamiento de inferioridad a una persona o grupo 
de personas por motivos étnicos, raciales, religioso, o de género, 
entre otros.
ETNICIDAD
Rasgos físicos y culturales comunes a un grupo de individuos, 
que se identifican con ellos y se consideran parte activa de una 
comunidad de iguales, como resultado de los sentimientos de 
afiliación.
GRUPO ÉTNICO
Conjunto de individuos con características socioculturales ‘ho-
mogéneas’; es decir, con rasgos culturales compartidos entre 
sus miembros, pero que son diferentes con respecto a otros gru-
pos e individuos. Los miembros del grupo étnico tienen creen-
cias, valores, costumbres, normas y una lengua, religión, historia, 
geografía, parentesco y/o raza comunes.
GRUPO DOMINANTE
Grupo étnico y/o racial en una posición social, política y económi-
camente privilegiada y preponderante, en relación a otros gru-
pos, cuyos miembros tienen el control jerárquico en función de 
un orden ideológico reinante.
5
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GRUPOS MINORITARIOS
Grupos en condición de subordinación jerárquica, sometidos por 
un orden ideológico sociopolítico, económico y culturalmente 
dominante, que el cual los ubica en condiciones de menor poder 
y menor acceso a los recursos.
MULTICULTURALISMO
Reconocimiento y estudio de las sociedades en tanto incluyen 
tradiciones y prácticas culturales distintas. Concepto que habla 
de la diversidad cultural, lingüística y racial como una realidad 
de las sociedades contemporáneas, las cuales son cada vez 
más heterogéneas, constituidas por personas con origen o na-
cionalidades diferentes, aunque residan en un mismo territorio, y 
sean gobernados por un mismo Estado. 
RACISMO
Práctica discriminatoria contra un grupo étnico o racial, una 
comunidad, o un grupo sexual que es asumido erróneamente 
como inferior.
 
6
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7
COMUNICACIÓN, ETNIAS Y 
MULTICULTURALIDAD 
EN LA RADIO COMUNITARIA
“Ser diferente y reclamar el derecho a serlo, pero alcanzando nive-
les de igualdad social y económica. Es la pluralidad étnica que 
desde hace unos años se formula el mundo como un perfil de la 
democracia en las naciones contemporáneas... Los grupos étnicos 
están conformados por individuos que forman sociedades concre-
tas y que comparten códigos comunes: un lenguaje, un modo de 
consumo donde se expresan actividades de trabajo, del hogar, del 
ritual religioso y festivo. Y una territorialidad que implica la posesión 
de un espacio real para la práctica de la cotidianidad y luego el 
sentimiento y la conciencia de un espacio simbólico para la viven-
cia de las memorias históricas, que responda la pregunta de dónde 
venimos”.
“La Saga del negro” Nina de Friedemann
CAPÍTULO 1
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LA NECESIDAD Y RELEVANCIA DE HABLAR 
DE ETNICIDAD Y MULTICULTURALIDAD 
EN COLOMBIA
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LAS DIFERENCIAS ÉTNICAS Y RACIALES
La diversidad biológica y cultural es parte constitutiva de los 
seres humanos. Sin embargo, muchas de estas diferencias 
han sido utilizadas como medio para establecer y mantener 
el dominio de algunos grupos sociales sobre otros, y justificar las 
injusticias y las desigualdades sociales1.
En América Latina, el origen de estas diferencias se evidencia y 
explica con el descubrimiento de este continente, donde el 
encuentro y el contacto entre culturas, durante el período de la 
conquista, la colonización y la esclavización, dio inicio al proceso 
de mestizaje cultural y racial entre los indígenas americanos, blan-
cos europeos y negros africanos2 
No obstante, la historia de la conquista de América dejó como 
herencia, además del intercambio cultural y el mestizaje étnico / 
racial de la población, la persistencia de fenómenos como la po-
breza, la discriminación, la marginalidad y la exclusión de grupos 
específicos de la población, indígenas y afrodescendientes, de los 
escenarios de participación política y de los espacios de desarrollo 
económico. Espacios donde la población de origen español repre-
sentaba la clase social dominante, mientras negros e indígenas se 
encontraban en una condición de subordinación. 
En el caso de los indígenas y afrodescendientes, la exclusión y la 
discriminación se manifiestan en la carencia de servicios básicos 
como energía eléctrica, agua potable y alcantarillado, al igual que 
menos oportunidades laborales y educativas, e inequidad en la 
atención de su salud3.Por otro lado, las regiones habitadas por 
estos grupos minoritarios se encuentran aisladas del desarrollo 
social y económico y de los beneficios de los procesos de 
urbanización. Es por ello que las poblaciones indígenas y negras, 
sobre todo las rurales, afectadas por la pobreza extrema, presentan 
1. Uno de los aspectos que 
se deben tomar en cuenta es 
que la diversidad de especies 
humanas, animales, vege-
tales e incluso minerales es 
parte constitutiva de la natu-
raleza. Sin embargo, cultural 
o biológicamente no existe un 
grupo humano superior al otro. 
Esta supuesta superioridad o 
inferioridad son construcciones 
sociales, es decir que dichas 
condiciones de inferioridad 
entre hombres y mujeres, 
blancos, indígenas y negros, 
de género, clase social, raza, 
religión, orientación sexual, 
etc., nacen en las relaciones 
de poder y de dominación de 
un grupo humano sobre el otro.
2. Wade (2000), Gros (2005), 
DANE (2006).
3. CEPAL (2001:9)
11
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una esperanza de vida menor debido a los altos niveles de mor-
talidad, en comparación con las personas pertenecientes al grupo 
dominante4.
El reciente informe de las Naciones Unidas sobre Desarrollo 
Humano, Libertad Cultural y Desarrollo Humano (2004), confirma 
que existe un estrecho vínculo entre las privaciones experimen-
tadas por grupos étnicos / raciales y la pobreza económica, que 
se traduce en hambre y en carencias físicas. Lo cual ocasiona 
dificultades en estas personas para insertarse en la vida social 
en condiciones de igualdad, como resultado de la discriminación, 
vulnerándose los derechos de estas poblaciones.
4. Fernández (1995), Pebley 
et.al. (1996), CEPAL (2001), 
Williams (2002) Urrea y 
Barbary (2004).
5. Hurtado (2006).
12
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¿POR QUÉ Y PARA QUÉ HABLAR DE “MULTICULTURALIDAD” 
Y DE “GRUPOS ÉTNICOS”?
La discusión alrededor de la definición y el uso de las categorías 
“raza” y “etnia” es un debate no acabado. En los últimos 
años toma fuerza con el multiculturalismo o las políticas 
multiculturales. De acuerdo con estas teorías, hablar de “etnia” y 
“raza” es importante para comprender los procesos de intercam-
bio cultural, y motivar la aprobación e identificación positiva de 
las diversas manifestaciones culturales. Además, para promover 
la aceptación de las actuales políticas de inclusión social, que 
promueven la disminución de la desigualdad económica, política 
y social de grupos minoritarios, como los indígenas, negros, inmi-
grantes, homosexuales y grupos religiosos5.
Los conceptos de “etnia” y “raza” también sirven para entender 
aspectos fundamentales de las luchas por la igualdad, el respeto 
y la tolerancia, emprendidas por los grupos minoritarios, quienes 
han reclamado el reconocimiento de sus identidades, tradiciones 
y costumbres, exigiendo ante el Estado un trato equitativo e 
igualitario. Estos grupos solicitan que las políticas públicas es-
tén dirigidas a reconocer la diversidad cultural de la nación. Lo 
cual implica identificar las diferencias sociales que se ocultan tras 
la idea de que todos los ciudadanos son iguales, haciéndose evi-
dente la necesidad de transformar y corregir las consecuencias 
negativas de esta idea de “igualdad”.
En Colombia desde los años 70 y 80 se inició una discusión sobre 
los temas étnicos / raciales. Fue liderada por indígenas y negros, 
apoyados por las organizaciones no gubernamentales, y por al-
gunos académicos y líderes políticos, quienes encontraron en la 
Constituyente y en la Constitución Política de 1991 la oportunidad 
para que el Estado y la nación colombiana reconociera el carácter 
5. Hurtado (2006).
13
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pluriétnico y multicultural de la nación. Esto cuestionó la idea y 
el proyecto político de nación mestiza y homogénea, sustentados 
por la élite blanca criolla.
LA DIFERENCIACIÓN CONCEPTUAL ENTRE “RAZA” Y 
“ETNIA”: UNA DISCUSIÓN NO RESUELTAT
El término “raza” ha sido ampliamente utilizado por las ciencias 
naturales y adoptado por los científicos, para explicar la existencia 
de los diversos grupos humanos6. A través de la teoría de la evolu-
ción de las especies, se difundió la idea de que la humanidad 
se encontraba constituida por “razas”, con patrones biológicos 
e información genética diferente, los cuales respondían a etapas 
desiguales del proceso de desarrollo evolutivo y civilizatorio, pasan-
do por los “más primitivos” hasta llegar a los “más civilizados” o 
“avanzados”, destino final de todos los grupos humanos7. 
La construcción de esta ideología de las razas se inició entre los 
siglos XVI Y XVIII, durante el descubrimiento y conquista del con-
tinente americano, cuando llegaron a este territorio personas de 
origen europeo como grupo dominante, y africanos como mano 
de obra esclava, quienes interactuaron con la población indígena 
nativa. Este encuentro entre culturas se convirtió en uno de los 
principales escenarios para la constitución y expansión de las 
ideologías racistas8. 
La idea de que hay razas superiores y razas inferiores, que fue 
validada por las ciencias naturales y por la religión católica, ha 
servido para justificar los supuestos “salvajismo”, “incivilización” 
y “falta de humanidad” de los pueblos esclavizados indoameri-
canos y africanos. La creencia en la superioridad racial europea 
fue utilizada como medio para justificar procesos de conquista y 
esclavización, y para construir imágenes culturales que describen 
tanto a los conquistadores como a los conquistados. Dicha creen-
cia operó como mecanismo de dominación ideológica y de ex-
clusión, e hizo que hasta la actualidad indígenas y afrodescen-
dientes sean considerados inferiores.
La división en grupos raciales de los seres humanos procede del 
racismo científico que califica a las diferencias físicas externas y a 
la sangre como “negra”, ”indígena” o “blanca”, de acuerdo con el 
color de la piel o la descendencia9. 12
6. El concepto de raza 
aparece por primera vez en 
Europa a finales del siglo XV, 
para imponerse como categoría 
analítica a finales del siglo XIX 
(Wieviorka, 1992: 27). Es decir 
que la idea de razas se de-
sarrolla con el capitalismo, de 
los mercados multinacionales 
y la expansión colonial, para 
lograr su conceptualización 
más acabada en las propues-
tas racistas de la Ilustración y 
luego con el positivismo cientí-
fico en el siglo XIX.
7. El concepto de raza aparece 
por primera vez en Europa 
a finales del siglo XV, para 
imponerse como categoría 
analítica a finales del siglo XIX 
(Wieviorka, 1992; Wade, 2000). 
Es decir que la idea de razas 
se desarrolla con el capitalismo, 
de los mercados multinacionales 
y la expansión colonial, para 
lograr su conceptualización 
más acabada en las propues-
tas racistas de la Ilustración y 
luego con el positivismo cientí-
fico en el siglo XIX. 
8. Wade Op cit p. 5, CEPAL 
(2001,a y 2001, b)
9. Wade Op cit p. 5; Monteiro 
(2004); Fry (2004).
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15
Sin embargo, el descubrimiento del genoma humano demuestra 
que no existe la llamada “pureza de sangre, racial o cultural”, que 
los diferentes grupos humanos están cultural y racialmente mez-
clados. Es decir, que la diferencia más importante entre personas 
negras, indígenas y blancas es la cultura y no la apariencia física 
o la sangre. Esto nos lleva a rebatir la noción de la “pureza racial”, 
ya que su uso fomenta la persistencia de la idea de grupos racial-
mente superiores e inferiores, a la vez que promueve entre las per-
sonas formas racistas10 de pensar y de actuar, que muchas veces 
no son percibidas como tales. 
Mientras que, para algunos la raza tiene un origen biológico, para 
otros sólo existe una especie, la humana, y afirman que “raza” es 
una construcción social: o sea, una noción que ha sido conce-
bida en determinado momento histórico, y que se genera por losprocesos de dominación y el estatus social. 
Por lo tanto, los términos “etnia”, “etnicidad” y “étnico”, a diferencia 
de la noción de “raza”, permiten apreciar la importancia de la cul-
tura, de las diferentes prácticas culturales, y de la interacción entre 
grupos sociales11, en vez de considerar que las diferencias entre 
seres humanos sean el producto de la herencia y de la transmisión 
genética de prácticas, creencias, actitudes, valores y cualidades 
humanas. Al contrario, dichos términos hacen posible pensar que 
las diferencias son el resultado de procesos que acontecen en las 
sociedades donde los individuos y grupos viven, y tienen qué ver 
con la adaptación de las personas a las variaciones geográficas, 
climáticas, culturales y otras12.
Ambas categorías, “raza” y “etnia” se refieren a la identificación 
de unas personas con otras, a quienes se considera como su-
jetos iguales o como diferentes, a través de ideas aprendidas e 
identificaciones establecidas en la interacción entre individuos y 
comunidades13. 
Aunque las identidades raciales se basan en las diferencias físi-
cas como el color de piel, de los ojos, y la forma del cabello, como 
señales de pertenencia o de separación de un grupo o comuni-
dad14, usar el término “raza”, sin tener en cuenta la cultura o la etnia, 
es marcar a las personas por sus rasgos físicos, desconociendo 
el espacio sociocultural en el cual nacen, crecen y comparten con 
personas de diferentes características físicas o raciales.
Las identidades étnicas se refieren a la diversidad cultural entre 
personas y grupos humanos: las tradiciones, las costumbres, los 
ritos, las prácticas religiosas, la música, el lugar de nacimiento, etc., 
10. Wade, Ibid p.5., Hurtado 
Op cit p. 7.
11. Wade, Op. cit. p.5.
12. Hurtado Op cit p. 7.
13. Wieviorka (1992), Wade 
(1997)
14. Wierviorka Ibíd. p. 10; 
Wade (1997, 2000)
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las cuales se hacen visibles al relacionarse con otros individuos y 
comunidades en un territorio, en la economía, en la política y en la 
sociedad 
“Raza” y “etnia”, entonces, son categorías creadas por la so-
ciedad, y están relacionadas la una con la otra: indican que un 
individuo pertenece a un conjunto de personas que tienen cuali-
dades biológicas y formas de actuar comunes. Sus característi-
cas los diferencian de otros grupos, considerados como pertene-
cientes a otra raza u otra etnia. Por ello, en la medida en que los 
individuos asuman una identificación con un grupo de individuos 
y actúen con base en sus principios y valores, serán miembros de 
un grupo étnico / racial15.
Con base en lo expuesto hasta aquí, se puede observar que en 
América Latina y específicamente en Colombia el proceso de 
mestizaje étnico / racial ha conducido a que los significados que 
la mayoría de las personas dan a “raza” y a “etnia” se fundamen-
tan en la apariencia física, en la vestimenta y en las señales más 
evidentes que resaltan a la vista, como la pigmentación de la piel y 
el tipo de cabello. Estas categorías se apoyan en manifestaciones 
exteriores visibles: la apariencia física como en el caso de la gente 
negra y los símbolos culturales, como en el caso de los indíge-
nas. 
Por tanto, la posible pertenencia a uno u otro grupo, ante los 
demás, está definida por la “acumulación de marcas distintivas” 
y por la intensidad con que éstas se hagan evidentes16: las per-
sonas de tez oscura serán consideradas “negras”, las personas 
de tez clara “blancas”, y los que tienen determinada fisonomía y 
usan el vestuario y ornamentos de sus culturas, serán distinguidos 
como “indígenas”. 
Sin embargo, estamos equivocados cuando suponemos que “raza 
negra” y “cultura negra” significan lo mismo, y cuando confundi-
mos a una persona de tez oscura con la pertenencia cultural a la 
cultura “afro”, como si el color de piel y la cultura significaran lo 
mismo. En el caso de las personas indígenas, se tiene en cuenta 
su vestimenta y forma de actuar, lo que permite que su apariencia 
física pase a un segundo lugar. 
Una persona fenotípicamente17 negra, indígena o blanca, en lo que 
respecta a su pertenencia cultural puede considerarse indígena, 
afrodescendiente, europeo, asiático, etc., es decir que puede po-
seer una identidad racial y otra étnica o cultural. Lo cual es posi-
ble, puesto que la cultura se adquiere y se construye a lo largo 
15. Wieviorka, Op cit p. 10
 
16. Hurtado, Op cit p. 7. .
17. El “fenotipo” es el conjunto 
de todas las características ex-
ternas de un individuo; también 
se define como el conjunto de 
propiedades manifiestas de un 
organismo, sean o no heredi-
tarias. 
16
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de la vida, conlleva elementos con los que nos identificamos o no 
en un momento dado, y es algo que decidimos ser y practicar. La 
apariencia física no debería funcionar como una marca que nos 
etiqueta y nos impide reconocernos como pertenecientes a una o 
a varias culturas. En muchas ocasiones el aspecto externo se con-
vierte en un obstáculo para que otros individuos nos identifiquen o 
no como pertenecientes a su cultura. 
Para terminar esta parte de la argumentación, hay que señalar 
que tanto los pueblos indígenas como las comunidades negras, 
además de poseer una cultura propia, también pertenecen a la cul-
tura dominante en alguna medida; es decir, son participantes de 
dicha cultura. En contraste, es muy importante también reconocer 
que cada uno de estos grupos étnicos ha aportado valiosas expe-
riencias y conocimientos a la cultura dominante18. 
¿QUÉ SIGNIFICA “MULTICULTURALIDAD”? ¿ES LO MISMO 
QUE “PLURIETNICIDAD”?19
La mayoría de los países son culturalmente diversos: Los 184 estados 
independientes del mundo, entre los que se encuentra Colombia, 
contienen más de 600 grupos de lenguas vivas y 5.000 grupos étnicos. 
Son escasas las naciones cuyos ciudadanos comparten el mismo 
lenguaje o donde todos pertenecen al mismo grupo étnico – racial20. 
Esta diversidad plantea una serie de relaciones complejas e impor-
tantes que pueden generan conflictos entre los diferentes grupos 
étnicos / raciales. Grupos dominantes y dominados se enfrentan 
cada vez más, respecto al tema de qué símbolos culturales repre-
sentan una supuesta “identidad nacional”. También hay confronta-
ciones acerca de los derechos lingüísticos de los grupos étnicos, 
la autonomía regional, la representación política, los programas 
educativos de carácter étnico para estos grupos, y los requerimien-
tos de tierras para el desarrollo de las diferentes poblaciones. Otro 
de los temas que está en discusión, aparentemente trivial pero que 
no lo es, consiste en los modelos de belleza femenina y masculina 
que se consideran representativos de una pretendida “identidad 
nacional”. Los temas enumerados constituyen algunos de los de-
safíos que afrontan los países democráticos en la actualidad21. 
De hecho, países que se consideraban socialmente homogéneos, 
democráticos e igualitarios, a pesar de que históricamente han 
sido pluriétnicos, plurilingües y multiculturales, han enfrentado 
conflictos etnoculturales y raciales que se convirtieron en focos 
de violencia política y militar; por ejemplo las luchas civiles de los 
afroestadounidenses y del grupo separacionista ETA en España. 
18. Ibíd p. 12.
19. Tomado de Kymlicka Will, 
(1995), Multicultural Citizen-
ship. A liberal Theory of Minority 
Rights, Clarendon Press, Oxford 
University Press, New York, 
(Capitulo 1. Introducción, 
versión en español).
20. Acerca de estas estima-
ciones (y su imprecisión), 
véase Laczko, (1994); Gurr, 
(1993); Nelson, (1985). Suelen 
darse como ejemplos de 
países que son más o menos 
culturalmente homogéneos 
Islandia y las dos Coreas 
(Kymlicka Will, 1995) 
21. Kymlicka, (1995)
17
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Para que un país sostuviera como vigente, a lo largo del tiempo, 
el ideal de sociedad y organización política con una culturaúnica, 
los gobiernos, en diversos momentos históricos, se han apoyado 
en mecanismos políticos e inclusive bélicos para eliminar o desa-
parecer a los grupos culturales subalternos. En algunos casos los 
grupos subalternos fueron físicamente eliminados, ya fuera con el 
destierro o mediante el genocidio, denominado “limpieza étnica”. 
Otras minorías fueron asimiladas de forma represiva, forzándolas 
a adoptar el lenguaje, la religión y las costumbres de la clase domi-
nante. Mientras que en otros casos, los grupos étnicos / raciales 
fueron sometidos a la segregación espacial, a la discriminación 
socioeconómica y a la privación de sus derechos22.
En América Latina, aunque los países de la región presentan pre-
dominio de los grupos étnicos / raciales negros e indígenas, al-
gunos de estos han desaparecido o terminaron totalmente asimi-
lados23. Es decir, adoptaron los hábitos y costumbres del grupo 
dominante. La población negra en México, Argentina, Bolivia y 
Chile representa menos del 1 por ciento; en Guatemala, El Sal-
vador, Costa Rica, Perú, Paraguay y Uruguay entre el 2 y el 5 por 
ciento; en Honduras, Nicaragua, Cuba, Santo Domingo, Panamá y 
Ecuador se mantiene una minoría relativa de población negra de 
significativa proporción, entre el 6 y el 30 por ciento. En cuanto a 
Brasil, Colombia y Venezuela son los países con mayor presencia 
de población negra, y en Haití su población es totalmente afro. En 
el caso de la población indígena, 5 países agrupan casi el 90 por 
ciento de esta población: Perú con el 27 por ciento, México con el 
26 por ciento, Guatemala con el 15 por ciento, Bolivia con el 12 por 
ciento y Ecuador con el 8 por ciento24. 
Aunque la situación de aniquilación o asimilación es grave, en las 
últimas décadas se han realizado intentos positivos de proteger a 
las minorías culturales y raciales, para regular los conflictos entre 
las culturas dominantes y las minoritarias o subordinadas. A prin-
cipios del siglo XX, tratados bilaterales protegieron los derechos 
de sus conciudadanos inmigrantes en otros países. Asimismo, 
después de la Segunda Guerra Mundial, se trató de garantizar 
los derechos civiles y políticos más básicos, como la libertad de 
expresión, asociación y conciencia, a las personas pertenecientes 
a grupos étnicos y raciales discriminados25.
En algunos momentos históricos la identidad étnica / racial y la re-
ligiosa han sido aspectos que la gente ha podido expresar libre-
mente, pero en el pasado se creía que no le correspondía al go-
bierno garantizar tales derechos. Es decir, aunque el Estado no se 
22. Kymlicka Op cit p. 13.
23. Hasembalg (1996:185)
 
24. CEPAL, (2001 a)
25. Kymlicka, Op cit p. 13.
18
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oponga a la libertad de las personas para expresar su identidad 
cultural particular, el gobierno no garantiza tales expresiones26. En 
conclusión, el Estado no presta atención a las diferencias cultu-
rales, raciales, de origen y sexuales, porque considera que todos 
son iguales ante él y ante la ley.
Sin embargo, el Estado debe garantizar que los miembros de gru-
pos étnicos y nacionales estén protegidos contra la discriminación 
y los prejuicios, otorgándoles la libertad para intentar mantener la 
identidad étnica que deseen, siempre que ello no entre en con-
tradicción con los derechos de los demás. Antes estas libertades 
el Estado las percibía como privadas; asumía erróneamente que 
no le correspondía a los organismos públicos reconocer identi-
dades específicas a las personas pertenecientes a grupos étnicos. 
Esta separación del Estado y la etnicidad imposibilitaba cualquier 
reconocimiento legal o gubernamental de los grupos étnicos, así 
como cualquier uso de criterios étnicos / raciales para otorgar 
derechos, recursos y deberes27 a los ciudadanos.
Durante las décadas finales del siglo XX, la postura de muchos 
gobiernos estatales dio un giro significativo, al evidenciarse las 
condiciones de desventaja en la calidad de vida, en la representación 
política y en los derechos de ciudadanía en los que se encontra-
ban los grupos étnicos / raciales, problemas que no podían ser 
resueltos mientras se mantuviera vigente la idea de ciudadanía 
igualitaria. 
En el caso de Colombia, luego de la independencia y con la con-
formación de la nueva república, legislativamente desapareció la 
referencia a la cultura indígena y a la negra (en el ámbito político 
y constitucional, aunque no en el social). La élite criolla expresaba 
la ideología de la Constitución de 1886, la cual consideraba que la 
nación colombiana era cultural y racialmente mestiza, poseedora 
de una cultura “homogénea”, donde lo negro y lo indígena no fueron con-
siderados como parte de esa identidad nacional mestiza, mientras 
cultural y racialmente lo “blanco” era considerado como lo más 
representativo de la identidad colombiana. 
Luego de más de un siglo, hasta 1991 con la nueva Constitución 
Política, se reconoció el hecho de que Colombia es pluriétnica y 
multicultural28. Muchos líderes de movimientos sociales étnicos, 
académicos y políticos, han manifestado las bondades de asumir 
una postura de Estado multicultural y la ejecución de políticas de 
acción positiva, para los grupos étnicos / raciales que se encuen-
tran en una situación de desventaja. 
26. kymlicka Op.cit p. 13.
27. Acerca de las adhesiones 
liberales a esta postura, véase 
Glazer, (1975), pág. 220; 
(1978), pág. 98; (1983), pág. 
124; Gordon, (1975), pág. 105; 
Porter, (1975), pág. 295; Van 
den Berghe, (1981b), pág. 
347; Ajzenstat, (1984), págs. 
251-252; Rorty, (1991), pág. 
209; Kukathas, (1991), pág. 22; 
Edwards, (1985); Brotz, (1980), 
pág. 44. Kymlicka (1995)
28. Rivas, (2002)
19
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Municipios al dial
En el Estado multicultural, la “acción positiva” se define como 
una medida temporal que se orienta hacia el logro de una socie-
dad igualitaria e integrada, que sea “ciega en materia de color” o 
pertenencia étnica. Pero que, mientras se llega a este ideal, con 
dicha medida se remedien años de discriminación, acercándose 
al tipo de sociedad que existiría sí se hubiera reconocido la plu-
ralidad cultural de la nación, y garantizado la participación equitativa 
e igualitaria de los diferentes sectores sociales, culturales y raciales. 
Lo cual significa que no se imponga desde el Estado-nación una 
identidad cultural dominante, desconociendo la existencia de 
otras formas de expresión étnica y racial. La “acción positiva” 
es un método de carácter pluralista para lograr integrar a todos 
los diferentes grupos sociales a la identidad nacional de carácter 
pluralista29.
Los derechos específicos de grupo son necesarios. Por tanto, se 
debe conceder a los diferentes grupos étnicos o nacionales subor-
dinados una identidad política o un estatus constitucional30, que 
posibilitará la integración de su cultura, de su belleza física y de 
sus valores sociales a la identidad nacional.
Lo expuesto permite entender que el multiculturalismo o la multi-
culturalidad, la plurietnicidad y la etnoculturalidad, son términos 
a través de los cuales podemos describir, entender y explicar con-
ceptualmente el hecho de que las sociedades están conformadas 
por grupos raciales, étnicos, lingüísticos y culturalmente diversos, 
e incluso con origen o nacionalidades distintas, aunque residan en 
un mismo territorio, y sean gobernados por un mismo Estado. 
El reconocimiento de esta realidad es lo que ha permitido que al-
gunos Estados – nacionales de América Latina, y en otras regiones 
del mundo, se reconozcan como Estados multiculturales y pluriétni-
cos: México, Brasil, Colombia, Bolivia, Perú, Ecuador, Venezuela, Chile 
y Guatemala aprobaron y adoptaron nuevos textos constitucionales, 
en los que se reconocen el carácter pluriétnico y multicultural de 
la nación, y los derechos de los grupos indígenas y negros. En 
consecuencia, se asumen como grupos que, además de ser parte 
de la población, han contribuidoal crecimiento y desarrollo de la 
misma, son parte de la cultura, de la sociedad y de la belleza física 
de la identidad nacional, y como tales deben ser valorados.31
29. Kymlicka, (1995); Hurtado y 
Urrea, (2004); Hurtado, (2001); 
Hurtado y Urrea, (2004). 
30. Para diversos ejemplos, 
véase Barsh y Henderson, 
(1980), págs. 241-248; (1982), 
págs. 69-70; Clinton, (1990); 
Gordon, (1975, 1978 y 1981); 
Glazer, (1975), pág. 220; Van 
Dyke, (1982), págs. 28-30; 
Svensson, (1979), págs. 430-
433; Adam, (1979); Deganaar, 
(1987); Knopff, (1982), págs. 
29-39; Laforest, (1991); Ajzen-
stat, (1988), cap. 8; F Morton, 
(1985), págs. 73-83; Schwartz, 
(1986), cap. 1; Brotz, (1980), 
págs. 44-45; Asch, (1984), 
págs. 75-88.
31. Las Constituciones Políticas 
de Panamá (1983), Guate-
mala (1985), Nicaragua (1986), 
Colombia (1991), Paraguay 
(1992), México (1992), Perú 
(1993), Argentina, (1994), 
Bolivia (1994), Costa Rica 
(1997), Brasil (1998), Ecuador 
(1998) y Venezuela (2000) fuer-
on reformadas con el ánimo de 
reconoce el carácter pluriét-
nico y multicultural de sus na-
ciones, como forma de incluir a 
las poblaciones negras e indí-
genas como parte constitutiva 
de dicha identidad nacional y 
como manera de procurar el 
ejercicio de la ciudadanía con 
carácter incluyente, partici-
pativo y diferenciado. Por su 
parte, Chile modificó su Ley 
Indígena en 1993, para mejorar 
las condiciones de acceso a la 
tierra, entre otros aspectos, a 
los grupos amerindios (Assies, 
2000; Cott, 2000).
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GRUPOS ÉTNICOS EN COLOMBIA: 
¿CUÁLES SON Y DÓNDE ESTÁN?
La Constitución de 1991 declara que Colombia es un país pluri-
étnico y pluricultural, reconociendo la existencia de grupos étnicos: 
amerindios, conocidos actualmente como “Pueblos indígenas”; y 
poblaciones negras, denominadas “Comunidades negras”32. 
Como “Pueblos indígenas” se identifican a aquellas personas o 
pueblos pertenecientes a una comunidad caracterizada por poseer 
rasgos culturales de origen prehispánico, que desarrollan una 
economía de producción agrícola campesina, en áreas rurales 
conocidas como resguardos; donde además mantienen y conservan 
sus propias tradiciones y costumbres, poseen una conciencia e 
identidad de grupo étnico, que las distingue de otros grupos 
étnicos / raciales, por conservar prácticas culturales propias, entre 
las que se destacan la música, las danzas, los ritos religiosos, las 
vestimentas y ornamentos particulares, y la comida33. 
Las “Comunidades negras” fueron definidas como el conjunto 
de familias de ascendencia afrocolombiana que poseen una cultura 
propia, que comparten una historia y tienen sus propias tradi-
ciones y costumbres dentro de la relación campo-poblado, que 
conservan una conciencia e identidad de grupo étnico / racial la 
cual las distingue de otros grupos étnicos, y tienen prácticas cultu-
rales propias de los pueblos descendientes de africanos, entre las 
que se destacan la música, las danzas, las creencias religiosas y 
la comida (Ley 70 de 1993).
Ninguna de las definiciones de comunidad negra o indígena se 
basa en las manifestaciones fìsicas externas. No se debe pensar 
que el color de la piel o los rasgos físicos de las personas34 son 
indicios suficientes para identificarlas como miembros de una 
comunidad negra o indígena, sin tomar en consideración su origen, 
su historia familiar, su cultura y su autoidentificación . En otras palabras, 
una persona puede ser físicamente negra, pero no identificarse 
o pertenecer a la cultura afrocolombiana. Y una persona puede 
tener rasgos faciales semejantes a los de los indígenas, e incluso 
vestirse con un traje indígena, sin pertenecer a una comunidad 
indígena. Hay que recalcar que cuando se habla de identidades 
étnicas se hace referencia a la identidad cultural; y cuando se trata 
de las identidades raciales se hace relación a la apariencia ex-
terna y los rasgos físicos. 
También hay que enfatizar que el sustantivo “indígenas” se refiere a 
muchas poblaciones que son diversas culturalmente. A comienzos 
32. Restrepo, (1998: 345-351). 
33. DANE, (2006).
34. Es decir, el “fenotipo”. 
21
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de la década del noventa eran reconocidos en el país 84 pueblos 
indígenas, diseminados a lo largo del territorio nacional, que habla-
ban 64 lenguas y una gran diversidad de dialectos, agrupados en 
trece familias lingüísticas35.
Actualmente con el multiculturalismo y las política de afirmación, 
en Colombia se han identificado 87 grupos indígenas, 3 grupos 
diferenciados como población afrocolombiana y el pueblo ROM o 
gitano36 También, se reconocen 67 lenguas oficiales para los gru-
pos étnicos, entre las cuales se encuentran 64 lenguas amerindias, el 
bandé como lengua de los raizales del archipiélago de San Andrés, 
Providencia y Santa Catalina; el palenquero, como lengua criolla 
de las comunidades negras de San Basilio de Palenque; y el Ro-
maní o Romanés como la lengua del pueblo gitano (op. cit.). 
Entre las comunidades indígenas residentes en el territorio nacional 
se encuentran los Nasa/Paeces, los Wayúus, lo Sikuanis, los 
Embera (agrupados en varias comunidades: Katío, Dobidá, Chamí 
y Eperara Siapidaara), los Tules, los Guambianos, los Tikunas, los 
Kankuamo, los Arhuaco, los Wiwa, los Perijá, los Yukpa, los Wounnan, 
los Zenú, los Inga, los Coconuco, los Kofán y los Quichua, etc., 
concentrados en regiones como la Sierra Nevada de Santa Marta, en 
los departamentos de Antioquia, Córdoba, Chocó, Caldas, Risa-
ralda, Valle del Cauca, Cauca, Caquetá, Putumayo y en el Amazo-
nas (ver mapa 1). 
Por su parte, la población negra o afrocolombiana, no está consti-
tuida por una amplia diversidad de grupos étnicos, como los pue-
blos indígenas, pero tampoco se puede considerar un grupo 
homogéneo, porque además de las diferencias de color de piel, 
unos más claros otros más oscuros, está el hecho de que habitan en 
diferentes regiones geográficas del país, y viven mayoritariamente 
en los centros urbanos. Áreas como la región del norte del Cauca 
y el sur del Valle, el departamento de San Andrés y Providencia, 
las ciudades de Cali y Cartagena, y particularmente la Costa 
Pacífica, considerada como la tierra de comunidades negras, son 
los espacios donde más personas negras o afrocolombianas 
habitan (ver mapa 2). 
22
35. http://www.onic.org.
co/publicaciones.htm; DANE, 
(2000: 9)
36. DANE, (2006)
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Para el Departamento Administrativo Nacional de Estadística 
(DANE) la población afro se clasifica en 3 grupos: 
• Los raizales del Archipiélago de San Andrés, Providencia y 
Santa Catalina 
• Los palenqueros de las comunidades de San Basilio de 
Palenque37. 
• La población afro ubicada en la Costa Pacífica y en centros 
urbanos como Cali. 
37. Primer pueblo libre de 
América, declarado por la 
Organización de las Naciones 
Unidas para la Educación, la 
Ciencia y la Cultura (UNESCO) 
como obra maestra del patri-
monio oral e inmaterial de la 
humanidad.
Mapa 1. Participación de indí-
genas, respecto a la población 
total departamental
23
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Mapa 2. Participación de 
afrocolombianos respecto a la 
población total departamental
24
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COLOMBIA UN PAÍS MULTICULTURAL Y PLURIÉTNICO
LOS DERECHOS MULTICULTURALES 
Y EL TEMA ÉTNICO
El reconocimiento de la “Ciudadanía multicultural” hace notar que 
los grupos minoritarios o subordinados -como los indígenas y los 
afrocolombianos- tienen derechos como todos los ciudadanos. Sin 
embargo, esta noción destaca que los derechos de los grupos 
citados no deben limitarse exclusivamente a la categoría de dere-
chos humanos, civiles o de ciudadanía, porque estos no resuel-
ven todas las necesidades de las minorías culturales o raciales38, 
debido al nivel de atraso socioeconómico ypolítico en el que se 
encuentran, en comparación con las personas pertenecientes al 
grupo dominante. 
Por otro lado, los derechos, humanos o de ciudadanía, son inca-
paces de resolver cuestiones relativas a las minorías culturales o 
raciales, como las lenguas en las que deberían dirigirse o 
escribir en el Senado, en los tribunales o en el desarrollo de trámite 
burocráticos?, ¿Saber si, se deberían dedicar fondos públicos, 
para escolarizar en su lengua materna a todos los grupos étnicos? 
¿Si se deberían conformar despejes de terri-torios, habitados por 
grupos étnicos / raciales, para que conformen un espacio territorial 
donde sean protegidas sus identidades culturales? ¿Si el Estado 
debería distribuir los cargos en las entidades gubernamentales, de 
acuerdo con un principio de proporcionalidad nacional o étnica, 
donde cada grupo étnico/racial tuviera un número de personas 
que los representara, con base al tamaño poblacional? o ¿Qué 
grado de lealtad, con el país, puede exigírseles a los inmigrantes y 
los refugiados, antes de que adquieran la ciudadanía?
38. Kymlicka, Op cit p. 13.
25
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Para resolver estas cuestiones de manera equitativa, se deben 
complementar los principios de los derechos humanos, con los 
principios de derechos de ciudadanía para los grupos étnicos 
/ raciales subordinados. Con ello estos grupos recuperan una 
posición preponderante en las relaciones internacionales y en la 
agenda de organismos multilaterales, como la Conferencia sobre 
Seguridad y Cooperación en Europa (CSCE), que adoptó en 1991 
la Declaración sobre los Derechos de las Minorías Nacionales y, 
posteriormente estableció un Alto Comisionado para las Minorías 
Nacionales en 1993. Las Naciones Unidas, por su parte, ha de-
batido la Declaración sobre los derechos de las personas pertene-
cientes a minorías nacionales o étnicas, religiosas y lingüísticas 
(1993), y un borrador de una Declaración Universal sobre los 
Derechos Indígenas (1988). 
También los Estados multiculturales, con el objetivo de implemen-
tar acciones positivas, aplican el supuesto de justicia abarcadora, 
incluyendo derechos universales para todas las personas, sin im-
portar su grupo étnico, y derechos diferenciados que se aplican 
solamente para los grupos étnicos y sus miembros. Esto significa 
que se aplican los derechos de ciudadanía en unión con principios 
de “estatus especiales”, para estimular la integración de las cultu-
ras minoritarias o subalternas39 a la cultura nacional. Desde este 
punto de vista, el Estado proporciona estatutos legales especiales, 
para los grupos étnicos y racialmente discriminados: indígenas y 
negros, otorgándoles derechos diferenciados. 
Los “derechos diferenciados” aludidos en el párrafo anterior se 
describen como colectivos40, y se definen como: 
Derechos relacionados con la posibilidad de autogobernarse, 
es decir la delegación de poderes a las minorías nacionales, 
para que puedan autogobernarse en su propio territorio, bajo 
la tutela del Estado.
Derechos étnicos o culturales, que implican el apoyo político, 
financiero, y la protección legal de determinadas prácticas 
culturales, para que los grupos étnicos o religiosos puedan 
expresar su propia cultura o creencias. 
Derechos especiales de representación, que significa pues-
tos en los espacios o instituciones públicas del Estado, en las 
de carácter legislativo y ejecutivo, que garanticen la repre-
sentación y la participación de los grupos étnicos/raciales 
o nacionales, en el seno de las instituciones centrales del 
Estado, de nivel nacional como el Senado de la República y 
1
2
3
39. La importancia de este acto 
político radica en que se pasa 
de ser Estados democráticos 
a la conformación de modelos 
de Estados “multinacionales” o 
Estados “poliétnicos” y 
democráticos a su vez, donde 
la diversidad cultural surge de 
la incorporación de culturas 
que anteriormente poseían 
autogobierno y estaban 
concentradas territorialmente 
a un Estado mayor, como es el 
caso de los gobiernos multicul-
turales, o donde la diversidad 
cultural surge de la inmigración 
individual y familiar, como en el 
caso de los poliétnicos. 
40. Kymlicka, Op cit p. 13; 
Hurtado, (2001)
26
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41. Kymlicka Op cit p. 13
el Ministerio del Interior, y del orden departamental y municipal, 
como la Oficina de asuntos de comunidades negras y gru-
pos indígenas.
LA CONSTITUCIÓN DE 1991 Y EL TEMA ÉTNICO Y MULTI-
CULTURAL: ESPACIOS DE CONSTRUCCIÓN DE PODER Y DE 
REIVINDICACIÓN DE IDENTIDADES ÉTNICAS 
ANCESTRALES.
El Estado colombiano realizó avances en el tema del multicul-
turalismo durante el proceso político de la Constituyente Nacional 
y la reforma de la Constitución Política, a través de la cual declara 
a la nación colombiana como pluriétnica y multicultural. Igualmente 
otorga estatus político y reconoce a los pueblos indígenas y afro-
colombianos como grupos étnicos. 
La Constitución Política del año 1991 reconoce a través de la Ley 
89 de 1890 para pueblos indígenas, y la Ley 70 de 1993 para 
las comunidades negras, derechos especiales de autogobierno, 
de identidad y de expresión cultural, además de los derechos de 
representación política ante el gobierno y sus instituciones.
Sin embargo, las comunidades negras e indígenas consideran 
poco efectivos estos derechos y el proceso de reforma política, 
si estos no se encuentran sustentados y unidos a los derechos de 
territorialidad, como la cuarta forma en que los estados garantizan, 
a las minorías nacionales, la justicia social y la equidad en el 
acceso a mejores condiciones de vida.
“Indio sin tierra no es indio”
Se ha planteado incluir los derechos de territorialidad y de 
autogobierno, mediante el “reconocimiento de los derechos 
étnicos/raciales sobre el territorio”. Es decir, que estos grupos 
sean propietarios de los asentamientos colectivos, donde están 
localizados, situación que tiene dos significados que se explican 
en seguida41. 
Primero, el territorio es más que una parcela de tierra necesaria 
para producir y sobrevivir. Es un espacio que cobra importancia 
y se construye mediante las relaciones sociales y culturales de 
las personas que en él están asentadas; implica la pertenencia 
a una comunidad étnica/racial, que es reconocida como legítima 
por hechos simbólicos, económicos, culturales, políticos, o de 
índole ancestral (mitos de origen). En segundo lugar, el Estado 
27
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se reivindica ante los grupos subalternos, al otorgarles título de 
propiedad sobre el territorio que ocupan, a poblaciones étnicas / 
raciales que tradicionalmente han sido despojadas y desplazadas 
de sus tierras, tanto por el Gobierno, como por particulares y/o 
grupos armados.
Con el reconocimiento de sus derechos territoriales, los grupos 
étnicos / raciales renacen en sus territorios, porque ya no se trata 
de “indios” y “negros” sino de “pueblos indígenas” y “comunidades 
negras”, con sus propias culturas, asociaciones étnico-territoriales 
y formas de gobierno local.
Para las comunidades negras el derecho sobre los territorios es 
importante porque, como ha escrito Wouters, dichas comunidades 
están convencidas de que:
…el territorio forma parte de la vivencia social y cultural. No es un 
concepto catastral o un bien inmueble para intercambio comer-
cial. El territorio es un espacio que acoge la vida de las comuni-
dades en forma integral, con pueblos, con cultura y organización 
social propia, que les proporciona los recursos naturales para la 
reproducción de la vida y la cultura. El territorio hace parte de la 
cosmovisión de la gente (...). Además, el territorio es un elemento 
fundamental en la consolidación de la identidad de estas comuni-
dades y permite que los lazos familiares se extiendan entre gene-
raciones, familias, comunidades y personas42. 
El mismo autor citado arriba precisa lo siguiente:La territorialidad abarca todos los recursos renovables y no-reno-
vables, las aguas, el aire, la fauna, la flora, los minerales, las fuer-
zas sobrenaturales que rigen le conjunto de la naturaleza (...), o 
sea todo lo que el hombre necesita para su vida. Por eso la lucha 
se fundamenta en la defensa y conservación de ese territorio. Ya 
que en él se desarrolla nuestra cultura, nuestro ser como pueblo 
de una manera comunitaria y en una relación armónica con la 
naturaleza43.
42. Wouters, (2001: 262)
43. Ibíd. p. 30.
28
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Un documento del Consejo Regional Indígena del Cauca, del 
2001, registra la afirmación de un representante de los pueblos 
indígenas: 
“Indio sin tierra no es indio”. El indio necesita la tierra porque es 
parte de él. Si el indio no tiene tierra entonces tampoco tiene his-
toria, si no tiene historia no tiene memoria, si no tiene memoria no 
tiene cultura y si no tiene una cultura propia tampoco tiene una 
identidad. Tener una tierra es tener una identidad de indio44.
Para los grupos étnicos el territorio constituye una totalidad, un espa-
cio material y simbólico sobre el cual se ejerce dominio, autonomía, 
soberanía y se construye identidad. Su existencia y la de los su-
jetos que habitan en él se hace efectiva en tanto haya formas de 
apropiación, individual y/o colectiva, del territorio y de las reali-
dades construidas dentro de él. 
Por tanto, la idea de derechos especiales y de territorios ances-
trales respondería, en la práctica, a la necesidad de ser inclui-
dos como parte de la sociedad dominante, y de hacer efectiva 
la solución de problemas como la discriminación étnica / racial, 
la exclusión socioeconómica y espacial, mejorar los niveles de 
representación y participación política ante las instituciones del 
Estado, tener cupos educativos en los centros de educación bási-
ca y profesional, y títulos de propiedad sobre los espacios territo-
riales que se ocupan.
Desde la perspectiva del mullticulturalismo y de las políticas afirma-
tivas, los derechos de territorialidad cumplen varios objetivos. Para 
las comunidades negras e indígenas son un aspecto fundamen-
tal de su identidad cultural. Para el Estado, las leyes que otorgan 
derechos territoriales a estas poblaciones, la Ley 89 de 1890 para 
pueblos indígenas y la Ley 70 de 1993 para comunidades negras, 
son leyes que además garantizan la protección del medio ambiente 
y de la biodiversidad animal, vegetal y mineral en los territorios por 
ellas ocupados. Por eso, algunas personas45 han planteado que 
la ley 70, más que una legislación que reivindica los derechos de 
las minorías étnicas/raciales, es una ley para la conformación de 
áreas naturales protegidas, para la conservación de la flora y la 
fauna en el Pacífico. Aspecto similar ocurriría con las poblaciones 
indígenas en esta misma región, y también en el Amazonas y en 
otras zonas vírgenes del país.
Para los Estados y para los organismos multinacionales, el Chocó 
biogeográfico y el Amazonas son zonas valiosas por la biodiversi-
dad de flora y fauna que se encuentran en ellas, por sus funciones 
44. CRIC, agosto 18 de 2001
45. Hoffmann,(1998); Wade, 
(1997); Hurtado, (2001)
29
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biológicas, hidrológicas y protectoras. Por tanto, la conservación 
de la biodiversidad debe basarse en el uso sostenible de los recur-
sos naturales. Las comunidades negras e indígenas asentadas 
en estas zonas, ancestralmente han mantenido prácticas tradi-
cionales de producción y de convivencia pacífica con el ecosis-
tema, aspectos que han permitido su sostenibilidad en el tiempo y 
en el espacio, lo que hoy se conoce como desarrollo sostenible.
A través del Ministerio de Relaciones Exteriores, el Estado colom-
biano ha expresado que está de acuerdo en que, en materia de 
biodiversidad, los indígenas y comunidades afrocolombianas de 
la región biogeográfica del Pacífico tienen derechos ancestrales 
sobre sus tierras, y se deben fortalecer sus prácticas y valores 
culturales como aporte básico a la conservación y uso sostenible 
de la biodiversidad. Como compensación por esta labor el Estado 
les otorga y reconoce a las poblaciones indígenas y negras asen-
tadas en estas zonas, el derecho a la propiedad. 
El Estado, al reconocer los derechos de territorialidad de las comu-
nidades indígenas y negras, también les otorga a estas comuni-
dades un poder legal para que, por medio de sus líderes comu-
nitarios, administren y gestionen adecuadamente el uso de su 
territorio y los recursos naturales, renovables y no renovables, que 
se encuentran en él. Es decir, los territorios étnicos / raciales son 
territorios sociopolíticos de carácter especial, e institucionalmente 
legitimados, que se encuentran conformados por una comunidad 
indígena o negra, poseedora de un título de propiedad sobre el 
territorio que ocupan, denominados territorios indígenas y tierras 
de comunidades negras. 
El título de propiedad que les otorga el Estado a estas comunidades 
es imperecedero, intransferible e inembargable. Es para siempre, 
para las actuales y futuras generaciones; las tierras son colectivas 
y no se pueden vender, (ver mapa 3). En cuyo caso el Cabildo 
Indígena y los Consejos Comunitarios, compuestos por miembros 
elegidos al interior de la misma comunidad, son las personas en-
cargadas de administrar, ejercer control y representar legalmente 
al grupo, conforme a lo dispuesto por la Ley; y de acuerdo con 
sus tradiciones culturales (Decreto 2001 de 1988, reglamentario 
de Articulo 94 de la Ley 89 de 1890; Ley 70, Capítulo II)46.
46. “El Estado colombiano 
reconoce y protege la diver-
sidad étnica y cultural de la 
Nación Colombiana” (Art. 7). 
“…Las lenguas y dialectos de 
los grupos étnicos son también 
oficiales en sus territorios. La 
enseñanza que se imparte en 
las comunidades con tradi-
ciones lingüísticas propias, 
será bilingües” (Art. 10). “Las 
tierras de resguardo… son 
inalienables, imprescriptibles 
e inembargables” (Art. 63) 
“…tendrá derecho a una for-
mación que respete y 
desarrolle su identidad 
cultural…” (Art. 68). “Son 
entidades territoriales los 
departamentos, los distritos, 
los municipios y los territorios 
indígenas” (Art. 286).
30
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Mapa 3. Localización de los 
resguardos indígenas, 
territorios colectivos de 
comunidades negras y 
kumpanias del pueblo ROM
 
31
Fragmento de dibujo de Bárbara Muelas, gobernadora del pueblo guambiano en 2005, 
tomadas del libro de Lorenzo Muelas, con la colaboración de Martha L.Urdaneta, 
La fuerza de la gente. Juntando recuerdos sobre la terrajería en Guambía
Instituto Colombiano de Antropología e Historia, 2005. Reproducido con su autorización.
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LA POLÍTICA MULTICULTURAL Y LOS ANTECEDENTES 
GENERALES DE LOS PROCESOS ORGANIZATIVOS Y DE 
TRANSFORMACIÓN DE POBLACIONES CAMPESINAS 
NEGRAS E INDÍGENAS COLOMBIANAS EN COMUNIDADES 
ÉTNICAS.
¿QUÉ SOMOS: CAMPESINOS, CIUDADANOS O GRUPOS 
ÉTNICOS?
Desde los años setenta en Colombia se inició un proceso de or-
ganización indígena. De esta experiencia sobresalen el CRIC 
(Consejo Regional Indígena del Cauca) y ACIN (la Asociación de 
Cabildos Indígenas), que congregan a grupos indígenas Páez o 
Nasa en el sur-occidente andino. En el mismo período, otro grupo 
en esta región, el Guambiano, también comienza su dinámica or-
ganizativa. A lo largo del setenta y ochenta, se configura un mov-
imiento indígena a escala nacional, y apararecen organizaciones 
nacionales (ONIC, AICO), y otras regionales, zonales y locales, 
que se listan en el ANEXO, al final de este documento.
Entre los logros obtenidos por las organizaciones indígenas se en-
cuentra el reconocimiento y la titulación de territorios: 710 resguar-
dos titulados que ocupan un promedio de 29,8% de la superficie 
territorial del país, representadas en 34 millonesde hectáreas, casi 
una tercera parte de la superficie nacional47. 
Sin embargo, debe advertirse que “las tierras indígenas” están, 
en más del 90% de los casos, situadas en regiones débilmente 
habitadas y explotadas -selvas, llanos y desierto-, áreas que en 
su mayoría no son estratégicas para la explotación comercial. O, 
en otros casos, son adecuadas para programas conservacionistas 
de recursos naturales , y del medio ambiente, como parte de las 
estrategias de protección de la biodiversidad y por las políticas de 
acción positiva, como en el caso del Amazonas48. 
33
47. DANE, (2006: 19)
48. Urrea y Hurtado; (2002)
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Esto ocurre cuando se produce un cuestionamiento a las reformas 
sociales y políticas de redistribución del ingreso predominantes 
hasta entonces, y cuando campesinos y obreros perdían visibili-
dad pública. En países como Colombia, también fueron incluidas 
las poblaciones negras como grupo étnico minoritario, convirtién-
dose en sujetos de políticas públicas en la perspectiva inglesa de 
“discriminación positiva”49 del multiculturalismo, convirtiéndose a 
estas comunidades en sujetos de políticas públicas.
Durante los años setenta y ochenta, se inició un proceso de re-
indigenización de poblaciones rurales, que hasta ese momento 
se autopercibían y eran percibidas como campesinos, por las 
agencias del Estado y por los demás sectores sociales, como se 
manifestaba en los programas de reforma social, como la Ley de 
Reforma Agraria50. Sin embargo, este proceso de aparición o rea-
parición de grupos étnicos, que se daban por inexistentes, en sec-
tores de poblaciones campesinas, que hoy en día reclaman perte-
nencia étnica, ha sido determinante en el incremento del tamaño 
de la población indígena, y de las áreas territoriales en las que 
viven las poblaciones indígenas rurales en Colombia. 
Para las poblaciones indígenas que desde finales de los años 
ochenta estaban organizadas en resguardos, este proceso de 
reconocimiento étnico / racial ha significado más oportunidades 
de negociación frente al Estado, en comparación con los campesi-
nos mestizos, negros y blancos; y por lo tanto pueden ser sujetos 
favorecidos por las ofertas de recursos públicos y privados51. Ha 
operado el criterio de discriminación positiva a favor de las pobla-
ciones indígenas, lo cual modificó y reorientó, como se mencionó 
anteriormente, los proyectos reformistas de los campesinos y de 
los asalariados rurales. Estos inicialmente perseguían el objetivo 
de que se les entregaran tierras cultivables, a través de progra-
mas de “reforma agraria”; pero reorientaron sus reclamaciones 
y lograron la titulación de territorios, y la conformación de tierras 
colectivas de carácter étnico52. 
La región más destacada, donde se dio una entrega significativa 
de tierras agrícolas, fue la zona andina del Departamento del Cau-
ca; al ser derrotados los intereses latifundistas de la clase blan-
ca alta y tradicional, de la ciudad de Popayán. En esta zona los 
grupos indígenas Páez, Guambiano, Coconuco y Yanacona han 
logrado que una proporción considerable de las tierras sean en-
tregadas a los resguardos. Pero hay que señalar que este proceso 
pudo darse porque en esta región del país las luchas agrarias in-
dígenas tuvieron una larga trayectoria durante el siglo XX; y sobre 
todo, porque la clase terrateniente local había perdido una relativa 
49. Gros (1997:17)
50. Gros, Op. cit p. 36: 46.
51. Ibíd p. 37: 46-51
52. Urrea y Hurtado; (2002)
34
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superioridad entre las clases dominantes nacionales y ante todo 
regionales53. 
En contraste, hay que señalar que no todos los territorios tienen 
el mismo interés estratégico para el gran capital; caso contrario al 
de las reivindicaciones logradas por los pueblos indígenas Nasa y 
Guambiano en el Departamento del Cauca ocurre con otra zona: la 
solicitud de titulación de territorios de las organizaciones indígenas 
y negras ha sido frenada en una determinada área de expansión 
agrícola, industrial y empresarial del mismo departamento, como 
puede comprobarse con los conflictos que se han producido entre 
la multinacional papelera Smurfit y grupos de la etnia Nasa, en los 
cuales el gobierno ha privilegiado los objetivos de la empresa54.
Otras áreas territoriales indígenas y de las comunidades negras, 
implican intereses estratégicos para el desarro-llo económico de 
la industria petrolera, minera, palmicultora, de cultivo de camarón, 
ganadera, etc., están ubicadas en el Chocó Biogeográfico o en 
regiones colombianas como el Catatumbo y Putumayo (estas dos 
últimas son áreas de explotación petrolera), por tanto las pobla-
ciones residentes allí son sometidas a toda clase de presiones y 
restricciones, si es que no son forzadas al despojo mediante la 
violencia guerrillera o paramilitar.
En cuanto a la población afrocolombiana, según proyecciones del 
DANE (al 30 de junio del 2003) en relación con el total de la pobla-
ción nacional (más de 44 millones de habitantes), conforman el 
19,4% de la población rural y el 17,6% de la población urbana. 
Estos datos significan que las dinámicas organizativas y de reivin-
dicación étnico territoriales presenten diferencias importantes, en 
comparación con los grupos indígenas.
Los datos muestran que se trata de una población que tiene mayor 
número de individuos que la indígena (la cual es aproximadamente 
el 3.4% de la población del país) y que presenta perfiles urbanos, 
y por lo mismo patrones de modernización diferentes. En el caso 
de los amerindios, un poco más del 90 por ciento residen en áreas 
rurales y el 85% en resguardos; aunque en la actualidad hay 
presencia indígena en las principales ciudades del país, e incluso 
se han constituido resguardos urbanos55.
No obstante, a pesar de la condición predominantemente urbana 
de las poblaciones negras, existen regiones geográficas con alta 
concentración de población negra rural, como por ejemplo la región 
Pacífica, donde habita el 12,7%56 de toda la población negra-mulata 
53. Los cambios se han refle-
jado en el campo político del 
Departamento del Cauca: un 
intelectual Guambiano, Floro 
Tunubalá, fue elegido goberna-
dor en año 2000, por votación 
popular. 
54. La extensa explotación 
forestal con cultivos de pino 
y eucalipto de propiedad 
de la multinacional papelera 
Smurfit Cartón de Colombia, 
en la zona andina caucana de 
la Cordillera Occidental, a su 
vez en la vertiente occiden-
tal, comprende una amplia 
extensión de la cuenca del 
Bajo Calima, y en los últimos 
40 años ha sido una región de 
colonización de la etnia Páez. 
En esta área se ha presentado 
un agudo conflicto entre el res-
guardo Páez local y la multina-
cional, en el que esta última ha 
obtenido todo el apoyo 
gubernamental (Broderick, 
1998); o sea, se observa 
claramente que en este caso 
las presiones étnicas han sido 
derrotadas debido al predo-
minio de los factores de poder. 
Hoy es una zona de intenso 
conflicto armado entre guerrilla 
y paramilitares, aunque la 
presencia guerrillera ha 
ocurrido desde finales de los 
ochenta. 
55. DNP-Misión Social 
(2001:176-177). Hacia marzo 
del 2000 existían 571 resguar-
dos en el país (DNP-Misión 
Social, op.cit.). Sin embargo, 
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colombiana. También residen campesinos negros en áreas del in-
terior como en el Norte del Cauca, y otros en algunos municipios 
del Caribe. 
En cuanto a los derechos territoriales, el 29.8 por ciento de la su-
perficie terrestre del país, es decir más de 27 millones de hectá-
reas57, han sido tituladas a los indígenas, aunque esta población 
no supera el 4 por ciento de la población colombiana. Por su parte 
las comunidades negras han obtenido en promedio el 4.13 por 
ciento del territorio nacional, representado en 4’717.269 hectáreas, 
para el 2004, de acuerdo con el INCORA58. Superficie sustancial-
mente inferior a la asignadahasta el momento a las poblaciones 
indígenas, a pesar de que la población negra rural es tres veces 
más grande. 
Lo señalado en el párrafo anterior podría explicarse por el hecho 
de que algunos campesinos negros residen en territorios de im-
portancia para la expansión e implementación de planes de de-
sarrollo, para los grandes capitales económicos y del Estado, los 
cuales se verían afectados si estas áreas, como la zona del norte 
del Cauca y el suroccidente del Valle, fueran incluidas dentro de 
las tierras que pueden ser tituladas por la Ley 70. 
Así mismo, el proceso organizativo “étnico” de la población afro-
colombiana ha tenido diferencias importantes si se compara con 
el movimiento indígena. Durante la década del setenta aparecie-
ron los primeros movimientos urbanos, compuestos por intelec-
tuales negros, con ideologías similares al del movimiento negro 
norteamericano a favor de los derechos civiles. El eje central era el 
tema del racismo y la situación de discriminación de la población 
negra colombiana. Esta orientación se mantuvo durante los años 
ochenta, y también aparecieron otros movimientos urbanos y 
organizaciones. 
Pero la propuesta de reforma constitucional, la Asamblea Nacional 
Constituyente y la Constitución Política de 1991, ocasionaron un 
giro significativo en el proceso organizativo y en el movimiento 
social de la población negra, que resultó en el aumento de las 
demandas por el territorio y por derechos de afirmación positiva 
o étnicos, en las regiones rurales de mayor concentración de 
población negra (Chocó Biogeográfico), peticiones similares a las 
demandas indígenas59. Esto se explica en cierto modo, porque la 
población afrocolombiana que lideró los procesos de movilización, 
ante la reglamentación de la nueva constitución, lo hizo junto con 
un sector de campesinos negros, asociados con el movimiento 
indígena del Chocó. 
no puede desconocerse la 
presencia indígena en las 
ciudades colombianas 
(Urrea, 1994), la cual ha venido 
cobrando una mayor visibilidad 
mediante la conformación de 
cabildos indígenas en varias 
ciudades (Bogotá, Medellín, 
Cali, Barranquilla, entre otras). 
Es famoso el de Cota (Cundi-
namarca), que reivindica una 
ancestralidad muisca, en su 
mayor parte compuesto por 
profesionales y pequeños 
propietarios rurales acomo-
dados. La mayor visibilidad 
indígena es también en la 
representación política ante el 
Congreso Nacional y las 
organizaciones con sus fun-
cionarios de tiempo completo, 
que realizan lobby ante el 
Gobierno central o entidades 
públicas nacionales y 
departamentales, residiendo 
en Bogotá y otras ciudades. 
También se ha incrementado 
a lo largo de los años noventa 
los estudiantes indígenas en 
las universidades colombianas, 
amparados por las nuevas 
disposiciones de discrimi-
nación positiva que introdujo la 
Constitución de 1991 para los 
grupos étnicos.
56. Según proyecciones del 
DANE para el 2003
57. Gros, (2005)
58. Incora-Ministerio del Medio 
Ambiente (2004).
59. Urrea y Hurtado; (2002)
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60. La categoría de afroameri-
cano es empleada de manera 
indiscriminada por Kymlicka 
para referirse, en este caso, 
a las poblaciones negras del 
continente. En ese sentido al 
hablar de los afro- estadouni-
denses, afro-latinos apela a las 
diferencias nacionales, para 
designar a estos grupos de 
acuerdo con su lugar de 
origen. 
Por estos factores, el reconocimiento de la gente negra colombiana, 
concretado en la Ley 70 de 1993 o Ley de Negritudes, tuvo un 
nacimiento “étnico”, casi como una copia del modelo indígena, 
en la medida en que esta ley establece la existencia de “comuni-
dades negras”, y de territorios ancestrales en el Litoral Pacífico, en 
los ríos San Juan y Atrato (departamento del Chocó), y sobre los 
terrenos en los cuales se reconoce la presencia de población ne-
gra rural. En consecuencia, se reconoció el derecho de propiedad 
colectiva, y se les denominó “Tierras de Comunidades Negras”, 
para efectos legales. En estos territorios étnicos, los “Consejos 
Comunitarios” se constituyen en los organismos encargados, por 
ley, de la administración interna de las tierras tituladas. A partir de 
este momento, la población negra consigue tener visibilidad social 
y política, en particular la asentada en la región Pacífica.
El reconocimiento como grupo étnico “afro”60 cubre a toda la población 
negra y, a nivel nacional, es adoptado por diferentes organiza-
ciones políticas, sociales y culturales. Hoy en día términos como 
“afrocolombiano”, “afrodescendiente”, “raizal”, “palenquero” y “ne-
gro”, etc., forman parte de las expresiones generalizadas, entre 
algunos sectores de campesinos negros y en zonas urbanas. Por 
supuesto, se trata de identidades asumidas por la intelectualidad 
negra de clase media urbana, y, en los casos de las zonas rurales, 
se trata de grupos campesinos interesados en la construcción de 
“comunidades negras”, a partir de la Ley 70. 
37
Fragmento de dibujo de Bárbara Muelas, gobernadora del pueblo guambiano en 2005, 
tomadas del libro de Lorenzo Muelas, con la colaboración de Martha L.Urdaneta, 
La fuerza de la gente. Juntando recuerdos sobre la terrajería en Guambía
Instituto Colombiano de Antropología e Historia, 2005. Reproducido con su autorización.
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EL MAPA ESTADÍSTICO DE LOS GRUPOS ÉTNICOS EN CO-
LOMBIA POR DEPARTAMENTOS
LOS GRUPOS ÉTNICOS Y LA VISIBILIDAD O INVISIBILIDAD 
ESTADÍSTICA
Desde el período de la conquista y la colonización la presencia 
de pobladores de distintos grupos étnicos/raciales era evidente. 
Pero los registros estadísticos que contabilizaban el número de 
ciudadanos, a lo largo y ancho del territorio nacional, solo apare-
cieron hasta el año 1770, cuando se realizó en lo que actualmente 
es Colombia, Venezuela y Ecuador, el primer censo de población 
y vivienda. Posteriormente, a lo largo del siglo XIX, se realizaron 
varios censos para identificar a la población indígena y negra, 
dada la necesidad de información económica sobre la mano de 
obra, para la manufactura en los cabildos, en las haciendas, en las 
minas y en la “casa grande”, detallando el número de indígenas, 
de africanos esclavos y africanos cimarrones o emancipados61.
Luego de los procesos de abolición de la esclavitud, y con el inicio 
del siglo XX, los Censos de Población realizados en 1912 y en 1918 
identificaron el tamaño de la población afrocolombiana e indígena, 
utilizando el criterio racial, recurriendo a la percepción del encues-
tador, quien era el que identificaba a las personas como afro o in-
dígena, de acuerdo a sus rasgos físicos y culturales externos. Sin 
embargo, la pregunta étnica/racial para registrar la población afro 
fue abandonada desde este período hasta el año 1985, recono-
ciendo como grupo étnico únicamente a la población indígena. 
Fue sólo hasta el año de 1993, luego de la Reforma Constitucional, 
y de la Ley 70, que los censos (de 1993 y 2005) y las encuestas a 
nivel nacional retomaron la pregunta étnica/ racial, para la población 
indígena, la negra y la gitana. Pero, el censo de 1993 no arrojó los 
61. DANE; (2006)
39
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datos imaginados; por ejemplo, sólo el 1,52 por ciento de la población 
se estimaría como afro, mientras que estudios posteriores (entre 
ellos la Encuesta Nacional de Hogares, etapa 10, del DANE) deter-
minaron que, la población afrocolombiana estaría entre el 18 y el 
22 por ciento del total de la población nacional62, es decir que en 
promedio una quinta parte de los colombianos son de origen afro. 
Estas cifras fueron más cercanas a la realidad, según la opinión de 
los líderes del movimiento afrocolombiano, y de personas que no 
estaban de acuerdo con los datos del censo de 1993. 
Los resultados del censo del 2005 fueron más realistas, en com-
paración con el censo de 1993. El DANE, considera que sólo el10.5 por ciento de los colombianos son afro, representando una 
diferencia porcentual entre el 7.5 por ciento y el 11.5 por ciento, 
con respecto a los datos arrojados por la etapa 10 de la Encuesta 
Nacional de Hogares.
Por su parte el tamaño de la población indígena se incrementó 
en un cien por ciento, pasando de ser el 1.5% de acuerdo a las 
proyecciones del DANE para el 2003, al 3.4% de acuerdo a los 
registros del censo de 2005, lo que representa un avance impor-
tante para este grupo étnico/racial, en opinión de sus líderes, 
organizaciones y representantes (ver cuadro 1 y gráfica 1). 
62. Barbary y Urrea; (2004)
Tabla 1. Población de 
Colombia según la pertenencia 
étnica.
Fuente: DANE, 2005
Grafica 1. Composición 
porcentual de la población 
colombiana según pertenencia 
étnica.
Fuente: DANE, 2005
40
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Algunos líderes afro estaban en desacuerdo con el DANE por la 
metodología aplicada en la pregunta de autoidentificación étnica / 
racial, donde más del 86 por ciento de la población colombiana, 
respondió que no pertenece a ningún grupo étnico / racial. Los 
líderes consideran que los resultados esconden e invisibilizan, 
numéricamente, el tamaño real de la población afro; lo que ellos 
definen como “genocidio estadístico”, es decir, fallas en la conta-
bilización de la población, registrándose un número menor de per-
sonas. Particularmente, porque otros trabajos realizados (mencio-
nados anteriormente) mostraban que, los afro en Colombia eran 
dos veces el número estimado por el DANE, para el 2005. 
A pesar de las diferencias en los datos sobre el tamaño de la población 
afrocolombiana, como se observa en los cuadros 2 y 3, una cons-
tante en estos estudios es que, en todos los departamentos del 
país hay presencia de población afro, aunque los departamentos 
con mayor concentración de gente negra son, en orden de impor-
tancia: el Valle, Antioquia, Bolívar y Chocó, seguidos de Nariño, 
Cauca, Atlántico y Córdoba. En el caso de la población indígena, 
ésta se ubica principalmente en los departamentos de La Guajira, 
Cauca, Córdoba y Sucre, y en menor proporción en los departa-
mentos de Tolima, Cesar y Chocó.
Tabla 2. Distribución porcen-
tual de los grupos étnicos por 
departamentos, respecto del 
total nacional.
Fuente: DANE. Censo general 
del 2005.
41
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42
Tabla 3. Población censada por departamentos según pertenencia étnica, 2005
* Los porcentajes están calculados sobre la población que dio respuesta a la pregunta de autoreconocimiento.
** El total incluye la población sin respuesta a la pregunta de autoreconocimiento.
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63. Brasil y Colombia ostentan 
el primero y segundo lugar en 
población de origen afro en la 
región de América Latina. 
64. Wade, (1997), CEPAL 
(2001b), Barbary & Urrea 
(2004).
ETNICIDAD, HISTORIA, POBREZA Y VIDA COTIDIANA: 
EL CONTEXTO SOCIAL COLOMBIANO Y LA PRESENCIA 
INDÍGENA Y NEGRA
En países como Colombia y Brasil63, donde poblaciones amerin-
dias, africanas y europeas entraron en contacto desde el siglo XVI, 
se produjo un fuerte proceso de mestizaje interétnico e interra-
cial, a tal nivel que los límites entre una y otra categoría no son 
claramente perceptibles. Es decir, existe ambigüedad en el con-
texto social para entender las diversas características que definen 
la pertenencia a un determinado grupo étnico o racial. Esta am-
bigüedad no permite precisar conceptual y analíticamente cada 
una de las categorías y describir con claridad quién es y quién no 
es una persona “negra”, “indígena” o “blanca”. También conlleva 
limitantes al estimar el tamaño poblacional de cada grupo.
Esta situación se presenta por la compleja conexión entre los modelos 
de discriminación y de inclusión de los negros y de los indígenas a 
la identidad nacional que, por un lado, incorpora los atributos físi-
cos y los símbolos culturales más valorados de cada grupo, para 
la construcción de la sociedad mestiza ideal. Como por ejemplo 
las habilidades deportivas y para el baile de la población negra. Y 
los mitos, o las habilidades para la orfebrería y las artesanías de 
los indígenas. Por el otro, excluye de este proyecto los rasgos étni-
cos / raciales menos valorados, como el color de la piel, el aspecto 
físico, la diferentes lenguas y sus tradiciones. En este proyecto 
de construcción de la identidad nacional, los negros e indígenas 
pueden ser involucrados como miembros, para la formación de 
una sociedad “mestiza” y “democrática”, pero a la vez tanto los 
negros como los indígenas, por ser vistos como grupos cultural y 
racialmente inferiores, son excluidos64. 
La confusión entre las categorías étnicas y las raciales, en Colom-
bia puede analizarse con más elementos de juicio si se observan 
los vínculos entre el territorio, la clase social y el orden racial, 
representados en una estructura piramidal, en cuya cima está ubi-
cada la población blanca y, en la base los negros y los indígenas. 
El pico de la pirámide, dominado por los blancos, está asociado 
con el poder, la riqueza, la civilización, la creación y la dirección 
del destino de la nación, mientras que la base piramidal es vista 
como primitiva, dependiente, ignorante, rústica, inferior y pobre. De 
modo que negros e indígenas son estereotipados como agentes 
que se oponen al desarrollo o lo retrasan por “perezosos” y “poco 
progresistas”. Modelo de “integración nacional” del siglo XIX, que 
perdura hasta hoy y propicia el prejuicio racial y el racismo.
43
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A pesar de esto, las jerarquías de clase y raza no son estrictamente 
semejantes, porque existen blancos que son pobres y negros e 
indígenas que pertenecen a clases sociales de medios y altos in-
gresos. Y, aunque la raza no puede reducirse a la clase social, el 
hecho de que el poder y la riqueza estén concentrados en manos 
de un grupo social dominante, propicia que las diferencias étnicas 
/ raciales se conviertan en una forma de otorgar o limitar el acceso 
a recursos políticos y económicos, ayudando o desfavoreciendo la 
posibilidad de que determinado grupo étnico/racial pueda contar 
con mejores condiciones de vida65. 
En cuanto al territorio y su relación con la clase social y el orden 
racial, se puede decir que la dimensión espacial o territorial es 
un aspecto que influye en el orden social y étnico / racial de la 
población colombiana. Esto es particularmente evidente cuando 
se conforman regiones y localidades territorialmente separadas: 
ghettos urbanos o espacios residenciales habitados predomi-
nantemente por determinados grupos étnicos / raciales, como el 
Distrito de Aguablanca en Cali, poblado mayoritariamente por per-
sonas negras. 
En Colombia existe una división geográfica, que se interpreta como 
una división territorial “natural”. Esta naturalización se ha conver-
tido en un instrumento de legalización de la diferenciación social, 
económica y política, a manera de una geografía étnica / racial, 
que ordena la ubicación espacial de los diferentes grupos66. Es 
decir la pertenencia étnica / racial ha sido regionalizada, al punto 
de que en ciertos contextos como la costa Pacífica, el concepto 
de raza, etnia y región se confunden entre ellos, es decir que se 
percibe una asociación entre ser una persona negra y ser de esta 
región, como si todas las personas negras en Colombia fueran de 
la Costa Pacífica o vivieran en ella. De tal modo que en este país, 
se puede pensar que existen regiones pobladas solo por negros, 
otras solo por indígenas y otras solo por blancos/mestizos67.
El hecho de que asociemos “territorio”, “clase” y “raza” puede 
explicarse así: el proceso de colonización territorial, expansión 
económica, urbanización y formación de la sociedad colombiana 
tuvo como consecuencia la fundación de regiones que se carac-
terizaron por poseer grados distintos de

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