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Margarita Manosalvas Feb.2011 ¿Nueva política y nuevos instrumentos de política? Una aproximación al Programa de Intervención Territorial Integral (PITI) desde el enfoque del desarrollo local y las políticas públicas. Antecedentes Después de casi dos décadas de políticas de ajuste y reformas estructurales, a inicios del nuevo milenio, era evidente que los resultados buscados no se alcanzaron en el Ecuador. Más bien, los analistas observaron una severa reducción del gasto social, mientras que la incidencia de la pobreza continuaba siendo elevada así como la desigualdad social (Larrea en Lustig, 2009; 25). El 15 de enero del 2007 el país inauguró un nuevo periodo presidencial con un gobierno de tendencia socialista que se había identificado contrario a las reformas del Consenso de Washington, cuestionó el modelo de desarrollo, propuso una reforma política radical, reivindicó un nuevo tipo de estructura social (J. Paz y Miño, 2006; 02) y planteó la necesidad de una mayor intervención del Estado en la economía y en general en la promoción de nuevas formas de desarrollo para el país. El nuevo Gobierno impuso un estilo de gestión caracterizado por la preparación técnica y profesional de sus colaboradores, la mayor presencia de mujeres en cargos ministeriales; los gabinetes itinerantes que rompen el esquema burocrático tradicional y se llevan a cabo en ciudades no centrales y en locaciones distintas cada semana, así como las cadenas sabatinas en las que el presidente y parte de su gabinete, defienden sus tesis políticas, rinden cuentas de su gestión durante la semana y dialogan con la ciudadanía. Otra innovación gubernamental fue la creación de ministerios coordinadores, entidades de coordinación supra e interministerial. En marzo del 2007, se creó el Ministro Coordinador de Desarrollo Social (MCDS). Este ministerio es el encargado de concertar las políticas y las acciones de carácter social, que adopten las siguientes instituciones: Ministerio de Educación, Ministerio de Trabajo, Ministerio de Bienestar Social, Ministerio de Salud, Ministerio de Desarrollo Urbano y Vivienda, Secretaría Nacional de Planificación y Desarrollo, Instituto Ecuatoriano de Crédito Educativo y Becas, Banco Ecuatoriano de la Vivienda, y Ministerio de Economía. Más adelante se sumarán la Secretaría de Solidaridad Ciudadana y a la Secretaría del Migrante. (MCDS, 2011) La misión del MCDS es proponer políticas interministeriales de desarrollo social mediante la coordinación, articulación y monitoreo permanente de la políticas, planes y programas sociales ejecutados por los Ministerios que forman parte del Consejo Sectorial de Políticas de Desarrollo Margarita Manosalvas Feb.2011 Social, generación de procesos de información, investigación, selección de beneficiarios de programas sociales, asistencia técnica y evaluación, diseño y ejecución de programas prioritarios de corto y mediano plazo en su etapa de pilotaje, que generen oportunidades para la población vulnerable o que requiera amparo del Estado, en el marco de defensa y protección de sus derechos fundamentales; y, apoyo en el diseño y monitoreo de los esquemas de subsidios e incentivos focalizados para que los mismos lleguen efectivamente a las poblaciones más necesitadas.(Op. Cit) Las políticas interministeriales del MCDS se recogen en la Agenda Social. La primera Agenda se estableció para el bienio 2007-2008 y la segunda para el 2009-2011. En el marco conceptual de la primera Agenda de Acción Social, el desarrollo social se concebía desde un enfoque de garantía de derechos. Se aclara que en un entorno socio-cultural en el cual gran parte de la población se encuentra excluida económica y socialmente, al no tener condiciones mínimas, una persona no puede ejercer de forma explícita sus derechos políticos, económicos, sociales y humanos. Por lo tanto el desarrollo social debía procurar el montaje de espacios inclusivos en la sociedad y en la economía, espacios que posibiliten la ampliación de capacidades y oportunidades para ejercer derechos y construir una ciudadanía activa, crítica, responsable y participativa. La primera agenda señalaba que durante el llamado periodo neoliberal, la política económica privilegió el crecimiento económico como objetivo central y se ejecutaba de forma autónoma con respecto a la política social. La búsqueda del crecimiento económico como fin y no como medio, conduce a la funcionalización del ser humano como una variable más de la ecuación económica. A la política social le correspondía implementar acciones compensatorias para aquellos que por su vulnerabilidad, invariablemente resultan más golpeados con las medidas de ajuste, la liberalización, la privatización, etc. Así el rol de la política social fue mitigar los impactos negativos de una política económica excluyente. En la Agenda Social 2007, se establecía que la mejora de las condiciones de vida del ciudadano, no es el medio sino el fin último de las políticas sociales y de las políticas económicas. Esto plantea la integralidad como opción estratégica y metodológica para el diseño e implementación de las políticas públicas. Haciendo referencia a Sen (2000) en esta Agenda se asumía un enfoque de desarrollo de capacidades, de creación de oportunidades y de inclusión social y económica para los objetivos de la política social. La mejora del bienestar se concebía como el proceso integral y dinámico. Se anotaba que la ampliación de capacidades (educación, capacitación, salud, vivienda) no garantiza automáticamente una mejora en el bienestar, éste proceso debe ir acompañado de un pleno acceso a las oportunidades (empleo, crédito, acceso a mercados o a la información) que permitan a las personas utilizar sus capacidades, esto aumenta sus opciones y les permite escoger el tipo de vida que más valoran. Margarita Manosalvas Feb.2011 Dados los cambios en el marco constitucional, para el 2009 el Plan Nacional de Desarrollo se convirtió como Plan Nacional del Buen Vivir. La Agenda Social 2009-2011 se alinea dentro de este nuevo marco normativo. La visión macro de la política social es lograr una sociedad justa, equitativa e incluyente sin discriminación de ningún tipo, respetuosa de la diversidad y las culturas, que emancipe a los ciudadanos, con servicios concebidos como principio ético y bien público y oportunidades para el desarrollo de capacidades, con espacios e infraestructura digna para el buen vivir, con protección y seguridad social para las contingencias y vulnerabilidad y con oportunidades económicas para lograr una vida digna e independiente, como individuos, familia y sociedad. (Agenda Social 2009-2011) En la fundamentación conceptual de la nueva política social, se señala que ésta se enmarca en la recuperación del rol del Estado, la solidaridad, la universalidad y la gratuidad en servicios sociales clave que se consideran como bien público y no como mercancías, asegurando derechos para la construcción efectiva de ciudadanía (educación, salud, protección y seguridad social) y garantizando el acceso y promoción de espacios sostenibles del buen vivir (vivienda, agua y saneamiento, entornos sanos y seguros). (p.5) Esta política social estaría orientada hacia a la reducción de brechas bajo el principio básico de equidad: enfatiza en acciones positivas en grupos de atención prioritaria (infancia, juventud, mujeres, grupos étnicos, sectores populares, entre otros) pero deja de lado la visión paternalista y clientelar que instrumentaliza a los sujetos… genera corresponsabilidades y construye ciudadanía, respeta y promueve el tejido social y las capacidades organizativas hasta la total inclusión social y económica de quienes han estado históricamente excluidos… es una política que emancipa a los ciudadanos, rompiendo cadenas de explotación o dominación, y les permite su reconocimiento comoactores clave del desarrollo social y económico (p.5). Se trata de políticas que no solo miran el consumo y la redistribución sino que apuntan al modo de producción y distribución (acceso a activos productivos, nuevos modos de regulación), promoviendo la inclusión socioeconómica y el empoderamiento de los sectores campesinos y populares como actores económicos de la economía popular y solidaria, capaces de apoyar a la construcción de un nuevo sistema económico que actúa con el mercado y no para el mercado. La Agenda Social 2009-2011 contempla los siguientes ejes de trabajo: a) Protección social frente a contingencias. b) Generación de capacidades y oportunidades. c) Construcción del hábitat e infraestructura social. d) Inclusión económica y social. La gestión de esta nueva política se describe como; articulada, moderna, eficiente, transparente, con lineamiento y metas claras, donde el Estado ejerce la rectoría pero actúa en forma desconcentrada y descentralizada en los territorios, defendiendo el interés público y construyendo ciudadanía (p.5). En esta Agenda se plantea que los cambios implementados por el Gobierno Nacional desde el 2007, han marcado algunos hitos en la gestión social, entre ellos; la Margarita Manosalvas Feb.2011 recuperación de la visión de lo público con el fin de universalizar servicios clave como educación y salud con grandes recursos destinados al área social. Avances en la consolidación de rectorías y fortalecimiento de la institucionalidad y del servicio público. No obstante, reconoce que aún quedan abiertas en el cuerpo social ecuatoriano profundas brechas, producto de una historia de subdesarrollo y marginación. Aún persisten en el país la pobreza, la desigualdad y la falta de acceso a servicios de calidad en los ámbitos de educación, salud, nutrición, vivienda, trabajo e inclusión económica y tratamiento de personas en condición de migrantes. La atención prioritaria a estas rupturas permitirá construir un país de justicia y oportunidades para todos. (P.7) Estos cambios que ciertamente marcan un cambio positivo en la forma de hacer política en el Ecuador, contrastan con una actitud presidencial claramente confrontativa, parecería que en este gobierno hay poco espacio para el disenso aunque tampoco se hace mucho por llegar a consensos. El fuerte liderazgo presidencial deja poco espacio para otros liderazgos, incluso dentro del mismo gobierno, no se diga en el espacio del debate público. Grave contradicción para una propuesta de cambio que entre sus postulados ofreció renovar la democracia haciéndola más participativa, precisamente acogiéndose a esa promesa participativa es que varios grupos sociales; indígenas, maestros, universidades, han reclamado ser parte activa de las reformas pero muchos no han encontrado una respuesta que satisfaga esas demandas. Además, el país no ha logrado abandonar el modelo de desarrollo extractivista y dependiente de la exportación de productos primarios que lo ha caracterizado desde sus inicios como república. El Gobierno no ha dado pruebas convincentes de buscar una salida al extractivismo, más allá de la propuesta condicionada de dejar bajo tierra las reservas del ITT, las rentas petroleras siguen significando un alto porcentaje de los ingresos fiscales y se espera incrementar esa participación con la minería, lo que ha generado fuertes tensiones al interior de su movimiento político y tempranamente provocó rupturas con colaboradores, ambientalistas y comunidades indígenas. Estos antecedentes permiten abordar el análisis de los instrumentos de políticas de la nueva política, bajo la premisa de su doble carácter; de variable dependiente de la acción social; e independiente dada su potencialidad como factor de transformación de la realidad local. ¿Nuevos instrumentos de política? Los cambios en la orientación política del Gobierno Nacional, el marco trazado por la nueva Constitución del 2008, y los fundamentos y principios que definen las políticas sociales de las Agendas desde el 2007 hasta el 2011, evidentemente muestran un giro en la forma de concebir el sector social, el modelo de desarrollo, el rol del Estado y la gestión pública. Así mismo estos Margarita Manosalvas Feb.2011 elementos configuran el contexto y los antecedentes en los que surge el Programa de Intervención Territorial Integrada (PITI). Precisamente, bajo este nuevo esquema burocrático, a mediados del 2007 el gabinete presidencial itinerante visitó los cantones de San Lorenzo y Huaquillas. Durante sus visitas el ejecutivo constató las profundas carencias de estos territorios respecto a la dotación de servicios básicos, los altos niveles de pobreza, de desempleo, de analfabetismo, insalubridad, y los acuciantes problemas de seguridad que afectaban las condiciones de vida de las personas que habitan estos territorios fronterizos. En junio de 2007 el Ministerio de Coordinación de Desarrollo Social (MCDS), recibió el mandato de diseñar una estrategia de intervención rápida, integrada y efectiva, que pudiera ser aplicada de forma inmediata en territorios ubicados en zonas periféricas en las que históricamente la acción del Estado no ha generado desarrollo o, en localidades que presentaban algún nivel de conflictividad por razones coyunturales. Este mandato dio origen al Programa de Intervención Territorial Integral (PITI) su metodología de trabajo permite una intervención rápida y efectiva en respuesta a necesidades emergentes y de infraestructura en los territorios. Promueve el desarrollo a partir de las realidades locales y se basa en la implementación coordinada de políticas, programas y proyectos del Consejo Sectorial de Políticas de Desarrollo Social, el fortalecimiento de los gobiernos locales y la participación activa de la sociedad civil y el sector privado y público en el nivel local. Desde un criterio de equidad, el PITI es una acción positiva orientada a equilibrar las profundas desigualdades territoriales que existen en el país. (Presentaciones del PITI www.mcds.gob.ec) Desde sus inicios hasta febrero del 2011, el PITI ha coordinado intervenciones en 16 localidades de las tres regiones del país. En la Costa; San Lorenzo, Huaquillas, Mompiche, Río Verde, Puná, Santa Rosa, Santa Elena y Montecristi. En la Sierra; Zumbahua, Juncal, Chalguayacú, Quisaloma y San José de Chimbo. En la Amazonía; Dayuma, Nuevo Rocafuerte y Añango. Este es un resumen del estudio en el que se intenta recoger las principales características del mo delo de intervención del PITI. Para abordar el estudio se plantea algunas definiciones teóricas que fundamentan el PITI, se describe su proceso y forma de funcionamiento, se hace un recuento de la forma en que se implementaron los programas pilotos en Huaquillas, San Lorenzo y Dayuma; se infiere el efecto multiplicador del programa y se revisa los niveles de ejecución presupuestaria; en definitiva se busca recoger los logros, limitaciones, buenas prácticas y lecciones aprendidas durante los 3 años de intervención del PITI. Margarita Manosalvas Feb.2011 Una mirada desde las políticas Existe consenso entre los estudiosos de las políticas públicas al definirlas como el objeto y el resultado de la política (Belikof, 2010; 14). De manera general, la política establece las orientaciones que influirán con mayor o menor fuerza en la hechura de las políticas. Las políticas públicas pueden concebirse como una variable dependiente, es decir un resultado de la acción pública, o como una variable independiente, es decir como un factor de cambio con el que se busca solucionar un problema público (Cfr. Meny y Thoening 1992; 96-99). Este análisis del PITI parte de concebirlo como un instrumento de gestión de las políticas sociales. Políticas cuyo resultado final puede ser visto como una variable dependiente puesto que su articulación está sujeta ala voluntad y a las capacidades de varios actores en distintos niveles territoriales y en distintos ámbitos sectoriales. Pero también como un instrumento de gestión de políticas que encierran un potencial transformador, al ser implementado con una intencionalidad definida en una realidad territorial específica, por lo tanto también se constituye como una variable independiente. El PITI como instrumento de gestión está imbuido de este doble juego entre la capacidad de incidencia de las nuevas políticas y las restricciones que imponen las contingencias del contexto y otros factores que escapan a la racionalidad planificadora. Otro criterio para abordar el análisis del PITI es mirar las políticas y sus instrumentos como proceso. EL ciclo de las políticas incluye la construcción de la agenda, el diseño, formulación, implementación, monitoreo y evaluación. En esta perspectiva cada fase del ciclo se constituye en un objeto de análisis. En este caso un PITI podría definirse como un instrumento de gestión para la implementación de la política social. No obstante, puesto que el PITI actúa en el nivel operativo y a nivel meso, éste reproduce dentro de sí nuevamente el ciclo de diseño, formulación, implementación, monitoreo y evaluación de proyectos que se derivan de las políticas y programas de la Agenda Social. Otros criterios que se utilizarán aquí para el análisis del PITI se refieren a los principios normativos de efectividad y eficiencia de la política pública. Típicamente la política social busca producir mejoras en el bienestar de las personas, guiándose por principios que definen su población-meta, el logro de objetivos y la forma de utilización de los medios asignados a alcanzarlos. Para ello recurre a la gestión social, responsable de la identificación concreta de los beneficiarios y del manejo de los medios que se ponen a disposición para alcanzar los fines de los programas y proyectos. Se utilizan para ello diversos instrumentos (Cfr. Franco, 2002) Como criterio que guía la gestión de la política pública en general, y la política social en particular, la efectividad es la capacidad de la gestión social para cumplir eficiente y eficazmente con los objetivos a lo largo del tiempo. En este sentido la eficiencia, mide la relación que existe Margarita Manosalvas Feb.2011 entre los productos (bienes o servicios) que se entregan a través de la política social y los costos de los insumos y las actividades que se llevan a cabo para obtener tales productos y servicios (Op.Cit). La eficacia en cambio, muestra el nivel de logro con respecto al propósito planteado. La efectividad en la función pública exige un adecuado método tanto para la identificación, análisis y articulación de las necesidades sociales, como para la selección de alternativas de solución y estrategias de intervención. Exige además adaptar oportunamente los modos operativos a las variaciones contextuales, y hacer uso del aprendizaje derivado del seguimiento y evaluación de las intervenciones (Cohen y Franco, 2005; 114). Desde fines de los 90 se ha impulsado un nuevo enfoque para las políticas públicas, como aquellos cursos de acción e intervenciones que surgen de la interacción de las instituciones de gobierno con otras instituciones no gubernamentales, con grupos sociales e individuos que manifiestan un interés particular por resolver un problema social. Aunque en ocasiones existe un sector dominante o grupos de interés con mayor capacidad de presión, desde este nuevo enfoque de políticas públicas se buscará establecer una sinergia tal que los actores puedan perseguir sus intereses dentro del objetivo general del bien común. La introducción de la participación social en los procesos que antes estaban restringidos al ámbito estatal, abre un camino para el protagonismo de distintos grupos de la sociedad civil que exigen mayor participación en la toma de decisiones y que interpelan con mayor fuerza y frecuencia la efectividad de las políticas públicas emitidas desde los gobiernos centrales, mientras que los gobiernos locales han comenzado también a generar políticas territoriales. (Cfr. Bitar, 2005). El debate sobre el desarrollo y las políticas de desarrollo Después de la Segunda Guerra Mundial, los países del mundo quedaron divididos en tres categorías; capitalistas, socialistas y no alineados. Entre los países no alineados, estaban los latinoamericanos que, luego fueron clasificados como parte del tercer mundo. En 1945 Estados Unidos asumió el liderazgo del primer mundo, promovió la reconstrucción de la Europa capitalista con el Plan Marshall destinado, además, a contener un posible avance del comunismo en ese continente. Desde 1949 el país del norte puso en marcha una estrategia paralela en los países latinoamericanos. En su discurso inaugural el presidente Truman (enero de 1949) asumía el objetivo de fomentar el desarrollo en los países, subdesarrollados aprovechando los avances científicos, los progresos industriales y el acervo de conocimientos técnicos de las naciones más prósperas. Con la ayuda de los EEUU y con sus esfuerzos propios, los países pobres podrían elevar sustancialmente su nivel de vida. Así, en un clima de guerra fría, la búsqueda de hegemonía del capitalismo occidental Margarita Manosalvas Feb.2011 encuentra su caballo de Troya en el cometido del desarrollo. El estilo de vida de los Estados Unidos (y en general de los países capitalistas) aparece como la representación más acabada del bienestar, cuyo principal indicador será el crecimiento económico. Según Ritz, esta noción de desarrollo que se difunde e impone a partir de la guerra fría es una solución metafórica, una imagen simple, elaborada desde una perspectiva unívoca, para representar un fenómeno mucho más complejo; el cambio social (Ritz, 2002; 38). Este origen espurio del concepto ha llevado a varios autores a sostener que la idea de desarrollo es una simple treta, una voluntad de poder del capitalismo, y la expresión contemporánea de un orden neo-colonial (Véase Escobar, 2007. Quijano, 1992. Ritz, 2002). Ahora bien, en toda sociedad se requiere atender aquellos problemas que amenazan la realización individual y la posibilidad de convivencia pacífica entre sus miembros; ese proceso de transformación desde una situación que dificulta la vida de las personas hacia una situación menos problemática, también puede entenderse como un proceso de desarrollo, como una emancipación, como una mejora social. Ciertamente, la noción de desarrollo implica siempre un marco normativo ¿Qué visión de sociedad está detrás de las estrategias para alcanzar mayor bienestar? ¿Cuáles son los valores que se defienden? ¿Se trata de los intereses de una elite particular o se trata de un acuerdo democrático que incluye a distintos actores de la sociedad? Por otro lado, independientemente del marco normativo del que se parta, el desarrollo implica un proceso multidimensional con cambios sociales, económicos y políticos destinados a mejorar la vida de las personas, este proceso involucra consideraciones sobre el uso y manejo de los recursos naturales para satisfacer las necesidades humanas. Quienes persiguen estos objetivos se ubican en la amplia línea que va desde el marxismo a la economía neoclásica. Unos van a privilegiar el crecimiento económico como forma de mejorar el nivel de vida, otros entienden que ese crecimiento depende de los servicios de salud y educación que estén a disposición de la población, especialmente de la más necesitada, mientras que otros entenderán que el bienestar mejora solo si la gente es libre de elegir una vida que tenga sentido de acuerdo con sus propios valores. (Cfr. Deneuline et al. 2010). El concepto de Buen Vivir como una alternativa a la visión neoclásica del desarrollo El Plan del Buen Vivir (SENPLADES 2009), recoge el aporte de los pueblos indígenasandinos al debate sobre el desarrollo desde otras epistemologías y cosmovisiones al plantear el Margarita Manosalvas Feb.2011 sumak kawsay, la vida plena, como alternativa. La noción de desarrollo es inexistente en la cosmovisión de estos pueblos, pues no existe esa visión teleológica de un tiempo lineal que va de menos a más, sino una concepción cíclica del tiempo vital y cósmico. El mundo de arriba, el mundo de abajo, el mundo de afuera y el mundo del aquí, se conectan y hacen parte de esta totalidad, dentro de una perspectiva espiral del tiempo no lineal (p.19). Este pensamiento es eminentemente colectivo. La comunidad cobija, protege, demanda, es sustento y base de la reproducción de ese sujeto colectivo que todas, todos y cada uno somos. El ser humano se concibe como una pieza de este todo. La totalidad se expresa en cada ser y cada ser en la totalidad. De ahí que actuar en contra de la naturaleza es hacernos daño a nosotros mismos. El sumak kawsay, o vida plena, expresa esta cosmovisión. Alcanzar la vida plena consiste en alcanzar un estado de armonía con la comunidad y con el cosmos. La concepción del Buen Vivir converge en algunos sentidos con otras concepciones de la vida-buena como la de Aristóteles. Criterios para analizar el PITI desde un enfoque de desarrollo local El surgimiento del actual enfoque del desarrollo desde una perspectiva local, tiene su origen en los años 70. Frente a las consecuencias que trajo el agotamiento del modelo de crecimiento a mediados de los 70 para los países centrales y, para los países latinoamericanos en los 80, varios gobiernos sub-nacionales y sociedades locales asumieron autónomamente la conducción de estrategias alternativas para hacer frente a la crisis económica y a sus consecuencias sociales. En ヱΓΓΑ Guiマaraes se refería al desarrollo local coマo uミa さpráctica siミ teoríaざ (Citado en Boisier 1999; 8) puesto que este enfoque surge de la necesidad de dar respuestas efectivas a situaciones concretas en territorios específicos. Han pasado ya varios años desde que las primeras iniciativas de desarrollo local llamaron la atención de los analistas, pero aún no puede decirse que exista un cuerpo teórico definido cuya aplicación garantice la replicabilidad de los resultados. Existen si, reflexiones y características relevantes que deben tomarse en cuenta a la hora de analizar la realidad en un contexto local y de plantearse alternativas de intervención para mejorar las condiciones de vida en un territorio. Los lineamientos teóricos, normativos y reflexivos del desarrollo local no constituyen recetas o modelos únicos sino que conforman un conjunto de herramientas heurísticas que, al recuperar la dimensión territorial en el proceso de transformación social y fundamentar su estrategia en las condiciones internas de cada sociedad, permiten construir vías alternativas de desarrollo y superación de situaciones críticas. Frente a las aproximaciones homogeneizadoras del pasado ahora se reconoce que cada sociedad local es una expresión singular y única, que a la vez, se inscribe en una realidad estructural más amplia, cuya Margarita Manosalvas Feb.2011 lógica de funcionamiento trasciende las pautas locales (Di Pietro, 2001: 23). Entonces, si bien se trata de un desarrollo endógeno, es decir, que nace y se impulsa desde la articulación de actores locales dentro de un territorio, al mismo tiempo es un proceso que se mantiene conectado y es influido por los demás niveles territoriales (regionales, nacionales y globales), de ahí que se afirme que el desarrollo local depende de sus articulaciones horizontales y verticales. Vázquez-Barquero describió el desarrollo local coマo さuミ proceso de creciマieミto ecoミóマico y de cambio estructural que conduce a una mejora en el nivel de vida de la población local. Para este autor el proceso involucraba tres dimensiones: una económica, en la que los empresarios locales usan su capacidad para organizar los factores productivos locales con niveles de productividad suficientes para ser competitivos en los mercados; otra sociocultural, en que los valores y las instituciones sirven de base al proceso de desarrollo; y, finalmente, una dimensión político- administrativa en que las políticas territoriales permiten crear un entorno económico local favorable, protegerse de las interferencias externas e impulsar el desarrolloざ ふヱΓΒΒ; ヱヲΓぶ. A partir del Informe Brundtland en 1987, el tema de la sostenibilidad ambiental pasó a formar parte de la agenda internacional del desarrollo, y se ha ido incorporando en la academia, en las políticas nacionales y en menor grado en las prácticas territoriales del desarrollo. La dimensión ambiental del desarrollo plantea un dilema difícil de resolver entre el crecimiento económico y el cuidado de la calidad del medio ambiente. Para que el crecimiento pueda ser considerado como desarrollo local debe asegurar el cuidado y la sostenibilidad del medio natural de manera que pueda proveer sustento para las generaciones actuales y para las futuras. La perspectiva el desarrollo local sostenible o sustentable parte de reconocer que el proceso económico depende de la base biofísica en la que opera. Enfrenta el desafío de armonizar aspectos disímiles como la diversidad social y ecológica, las diferencias políticas y las desigualdades económicas. En este sentido, y como dice Leff (2002: 17), el principio de sustentabilidad marca un límite y se convierte en un criterio normativo para la reconstrucción del orden económico. (Véase Sasso; 2008) Además de incluir la dimensión ambiental a las tres dimensiones ya propuestas por Vásquez - Barquero, Gallicchio propone ver al desarrollo local, no como un nuevo paradigma del pensamiento sobre el desarrollo, ni como una metodología de planificación para las localidades, y menos como un marco de análisis académico, este autor plantea asumir el desarrollo local como una estrategia política de cambio. Esta tesis tiene sentido en la medida en que como hemos visto los criterios del desarrollo local en sus cuatro dimensiones, implican cambios importantes en la forma cómo se ha concebido hasta ahora el desarrollo, plantea disputas de sentido y de significados, cambios en el modelo de reproducción, en las formas de ser y hacer, en las relaciones sociales, cambios en las instituciones y en los niveles territoriales para la toma de decisiones, de ahí que el desarrollo local, efectivamente pueda ser asumido como un Margarita Manosalvas Feb.2011 instrumento más socio-político que técnico, pues implica una reconfiguración del poder, de los recursos, de las competencias. Otra puntualización que es necesario hacer aquí, es la diferencia que hace Gallicchio entre territorializar las políticas (del centro hacia los territorios), y generar políticas territoriales (desde y para los territorios). Para este autor, los procesos de desarrollo local con reales muestras de voluntad política y con recursos puestos a disposición, encierran el debate entre una lógica de territorialización de las políticas en la que el Estado central como actor determinante sigue marcando el rumbo y lo local ejecuta, o la generación de políticas territoriales en las que las políticas nacionales y locales convergen en una articulación impulsada por los actores locales. Efectivamente el segundo caso es el propio del desarrollo local, sin embargo existen espacios y circunstancias que requieren de una mayor influencia de la autoridad central. Si existe voluntad política para que sean los actores locales los que asumen este proceso, el dilema se rompe con una lógica de actuación diferente, unas capacidades y sobre todo la puesta a disposición de recursos, no se trata de nuevos recursos sino de un uso más eficiente de los recursos que por derecho les corresponde a los territorios. Para que el desarrollo local pueda cumplir con su rol,el proceso deberá controlar lo que este autor llama nudos críticos; integralidad, visión del proceso y del pasado, articulación, visión estratégica, participación, identidad, la conciencia sobre las diferentes lógicas de acción y sobre competencias y recursos de los actores como factor determinante (2010; 12). Estas características del desarrollo local como un sistema abierto, dinámico y complejo que incluye a actores diversos, varios procesos, con múltiples dimensiones, niveles y articulaciones, que dibujan una red igualmente compleja de actores y relaciones; esto conducen a la idea de gobernanza más que a la de gobierno como forma de dirigir y regular el proceso. La gobernanza, como herramienta de análisis, permite observar procesos e interacciones conducidos en clave polifónica en la interacción entre el Estado, la sociedad y el mercado. Las políticas públicas que se establecen para generar, o a partir de, un proceso de desarrollo local suelen ser el resultado tangible de este modo de regulación. Es decir si bien las políticas públicas han sido vistas como el objeto y el resultado de la política, en el actual contexto global, nacional y local, con su diversidad, complejidad, y dinamismo (Koiman, 2004; 171), las políticas y la política ya no se entienden sólo a partir de un gobierno y de un Estado, sino como el resultado de la acción pública, es decir como el resultado de las interdependencias entre las instituciones públicas y una pluralidad de actores público-privados que actúan conjuntamente y en distintos niveles para producir formas de regulación de las actividades colectivas (Boussaguet, et al, 2009; 410). Desde el concepto de gobernanza multinivel, Gallicchio observa que la coordinación de actores y la concertación de la sociedad, con el mercado y con el Estado en el nivel local, regional y nacional, Margarita Manosalvas Feb.2011 cada vez más se hace bajo una lógica de redes y no de jerarquías, la dirección del proceso se ejerce a través de la influencia antes que del ejercicio de la autoridad, la clave aquí es relacionarse más que mandar. Articular estas redes no es fácil, implica voluntad política y nuevas capacidades; este parece ser un desafío central para gestionar este nuevo orden entre lo local, nacional y global (2010; 17). En este documento se asume que el desarrollo local efectivamente es una estrategia política de cambio, pero el funcionamiento y la puesta en marcha de esa estrategia resulta en un proceso macro y complejo, es decir que también puede ser visto como un sistema de gobernanza que abarca al menos las cuatro dimensiones mencionadas; económica, socio-cultural, político administrativa y ambiental. Estas dimensiones constituyen ámbitos de actuación de las políticas públicas para el desarrollo local y esa actuación requiere ser ordenada y planificada bajo ciertas metodologías. También se asume aquí el principio de integralidad y articulación de estas distintas dimensiones. Dados los criterios de efectividad y eficiencia en la gestión social, se reconoce que la búsqueda de integralidad es un criterio que guía la metodología de operación y que marca la tendencia del PITI al momento de territorializar las políticas de los distintos ministerios bajo la rectoría del MCDS. Criterios para reconocer lo local Como señala Arocena (2002; 8) la referencia a lo local no está exenta de ambigüedad e imprecisiones. ¿Qué es lo local? ¿Se trata de una escala en número de habitantes o en kilómetros cuadrados? ¿Supone un sistema de interacciones autónomo? ¿Se refiere a una unidad político administrativa como el cantón, la provincia, o la parroquia?. Un abordaje posible para reconocer lo local es encontrar la lógica de funcionamiento socio- territorial cuyo pasado y presente configuran una unidad singular respecto a su entorno. Lo local no hace referencia a un espacio geográfico reducido sino a la condición común de una población que comparte una historia de asentamiento y la vida cotidiana cara a cara, aunque sea de manera más o menos desigual, más o menos conflictiva o solidaria en un territorio de radio variable cuyos problemas están inmediatamente interconectados y desde donde se vincula a otras localidades, microrregiones y al territorio nacional (Cfr, Coraggio 1999; 12). Lo local constituye así una realidad singular, un sistema particular que se inscribe en una estructura que le supera y a la que pertenece. Para entender lo local es necesario apartarse de las visiones localistas utópicas, así como de los mecanicismos y determinismos estructuralistas (Cfr. Carrizo y Arocena, 2005; 14) y observar la potencialidad de un territorio local en su justo nivel. Por lo tanto Margarita Manosalvas Feb.2011 no se desecha ni asume a priori las divisiones político administrativas existentes, si no que se las pone en perspectiva para analizar la lógica con que funciona realmente un territorio. Arocena (2002; 9) reconoce que para definir la noción de local no hay otro camino que referirla a su noción correlativa de global. Cuando algo se define como local es porque pertenece a un espacio más amplio. Así, una provincia es local con respecto al país y una ciudad es local con respecto a la provincia a la que pertenece. Por lo tanto no se puede analizar un proceso de desarrollo local sin referirlo a la sociedad global en la que está inserto. Reconocer el carácter relativo de lo local permite reconocer a la vez lo global en cada proceso de desarrollo. Esto supone reconocer que el análisis de lo global, es decir el análisis de las grandes determinaciones sistémicas y estructurales, no agota el conocimiento de la realidad local en sus distintos niveles y dimensiones. No todo nivel sub-nacional corresponde a una sociedad local. Para hablar de sociedad local, hay que caracterizarla en dos aspectos: socioeconómico y cultural. En sus características socioeconómicas, toda sociedad conforma un sistema de relaciones constituido por grupos interdependientes. Este sistema puede ser llamado sociedad local cuando lo que está en juego en las relaciones es principalmente de naturaleza local. Dicho de otro modo, la producción de riqueza generada en el territorio es objeto de negociaciones entre los grupos socioeconómicos y se convierte así en elemento estructurante principal del sistema local de relaciones de poder. Para que exista sociedad local debe haber riqueza generada localmente sobre la cual los actores locales ejercen un control decisivo, tanto en los aspectos técnico-productivos como en los referidos a la comercialización. Los grupos locales definen sus diferentes posiciones en el sistema en función de su influencia sobre la utilización del excedente. Se constituye así una jerarquía social regulada por la mayor o menor capacidad de cada uno de sus miembros de influir en la toma de decisiones sobre la utilización del excedente. En el aspecto cultural, toda sociedad se nutre de su propia historia y así constituye un sistema de valores interiorizado en sus miembros. Cada individuo se reconoce a sí mismo formando parte de un conjunto bien determinado que puede ser una ciudad, un barrio de una metrópoli, una región de un país, o una microrregión. En este nivel la pertenencia se expresa como identidad colectiva. Para que exista sociedad local es necesario que el conjunto humano que habita un territorio comparta rasgos identitarios comunes. Esto no significa que en aquellos territorios donde conviven grupos culturalmente diferenciados, no puedan ser considerados como ámbitos locales para el emprendimiento de procesos de desarrollo, significa más bien que, puesto que el elemento identitario es un componente central del proceso será necesario entender el tipo de relaciones que se establecen entre estos grupos, sus formas de convivencia y conflictos, así como los elementos cohesionadores y diferenciadores. Margarita ManosalvasFeb.2011 Cuando se han identificado estas características dentro de un sistema social, podemos decir que estamos frente a una sociedad local, esta puede corresponder efectivamente con un cantón, o con una región, o con una micro-cuenca, o con una franja de frontera, etc. Un territorio con límites determinados conforma una sociedad local cuando es portador de una identidad colectiva expresada en valores, normas y formas de comportamiento y cuando conforma un sistema de relaciones de poder en torno a procesos locales de generación de riqueza. Dicho de otro modo, una sociedad local es un sistema de acción sobre un territorio limitado, capaz de producir valores comunes y bienes localmente gestionados. (Arocena 2002; 9). El territorio El territorio no es sólo un espacio geográfico, es una construcción social que se configura en la interacción de los grupos humanos con su entorno bio-físico y con otros grupos humanos. La identidad territorial obedece a ese proceso de construcción que debe ser rastreado sincrónica y diacrónicamente si lo que se busca es su lógica de funcionamiento. A lo largo del tiempo los espacios geográficos y entornos físicos se cargan de sentido a medida que transitan generaciones de habitantes que van dejando sus huellas. Por lo tanto se vuelven espacios y entornos significativos, penetrados por las formas de vida de la gente, por sus ritos, sus costumbres, sus valores, sus creencias. La relación del ser humano con su territorio se desarrolla en un profundo nivel de conciencia, en el que quedan registrados los aspectos más perdurables de la personalidad individual y colectiva. Esta relación generadora de identidad está compuesta de permanencias y ausencias, de continuidades y rupturas. La identificación de un grupo humano con un trozo de tierra se consolida en el intercambio con otros grupos; el arraigo a un territorio se hace más fuerte cuando surge la comparación, la defensa y la proposición de cambios. La identificación de un grupo humano con la tierra se vuelve un factor de desarrollo cuando potencia sus capacidades y lo proyecta hacia el futuro, hacia un objetivo, superando inercias y creando nuevas formas de movilización de los actores y recursos materiales. (Arocena 2002; 12). De ahí que esta forma de entender la sociedad local y su relación con el espacio habitado, convierte al territorio, en el actor central de la e4strategia y del proceso del desarrollo local. El concepto de territorio es el punto de partida para cualquier proceso de planificación local. El territorio es la unidad de análisis para conocer la realidad local, los recursos humanos y naturales, las potencialidades y limitaciones. Es a partir de un conocimiento profundo del territorio que las localidades pueden comenzar a definir sus estrategias de desarrollo y la forma en que pueden relacionarse con otros territorios. La dicotomía entre lo urbano y lo rural debe ser repensada cuando la sociedad local busca gestionar su territorio, pues ambos son componentes Margarita Manosalvas Feb.2011 complementarios que mantienen una estrecha relación bio-física, cultural, social y económica (Winchester y Gallicchio, 2003; 8) cuya dinámica configura el territorio. El componente identitario de la sociedad local y del territorio encuentra su máxima expresión colectiva cuando se plasma en un proyecto común. Sin embargo este componente también puede entrar a formar parte de una estrategia de diferenciación cuando se presentan conflictos por los recursos en los territorios, entender las lógicas detrás de estos conflictos y ofrecer escenarios para el procesamiento pacífico de esos conflictos desde una perspectiva democrática e incluyente puede ser en ocasiones la primera tarea del desarrollo local. La planificación del desarrollo local Todo proceso de desarrollo local requiere del establecimiento explícito de una estrategia de desarrollo de carácter integral. Ésta se plasma en un Plan de Desarrollo Local cuya metodología debe permitir identificar los recursos y potencialidades de la sociedad local y su territorio, y articular las distintas dimensiones y a los distintos actores. El principal desafío de un proceso de desarrollo local consiste en hacerse cargo de la integralidad sin excluir la diversidad de lógicas, intereses e iniciativas en el ámbito local. Si se considera al desarrollo local desde una perspectiva sistémica, la integralidad apunta a la conexión deliberada que, a través de la planificación, se hace de las distintas dimensiones del desarrollo local: Dimensión económica: vinculada a la creación, acumulación y distribución de riqueza. También implica la existencia de un aparato técnico-productivo y de comercialización dinamizado por actores empresariales locales que controla y producen bienes y servicios. El Estado tiene un rol fundamental en la creación de estructuras e infraestructuras locales de apoyo para el desarrollo de iniciativas empresariales. En su dimensión económica, un proceso de desarrollo local se apoya en la existencia de redes interinstitucionales de corporaciones de asistencia técnica y capacitación al recurso humano y de instituciones de intermediación financiera. Para ello, es necesaria la existencia de grupos activos con iniciativa, agentes del desarrollo emprendedores con capacidad de capitalizar las potencialidades locales, que puedan negociar con otros actores locales, con el Gobierno Local y con los formuladores de políticas a nivel nacional. Con frecuencia los entornos locales periféricos ofrecen pocas oportunidades, o carecen de incentivos para el emprendimiento debido a distintos factores como la pobreza, la inseguridad, la calidad de los servicios públicos, etc. La falta de incentivos y de oportunidades generan actitudes pasivas, poco dispuestas a tomar riesgos o plantearse iniciativas, en estos entornos, el agente de desarrollo local, puede plantearse intervenciones orientadas a generar capacidades, capital humano y sobre todo, a generar oportunidades y establecer un clima de confianza. Por otro lado, para que un Margarita Manosalvas Feb.2011 proceso de desarrollo local sea tal, el excedente económico debe reinvertirse en la sociedad local, y generar así los efectos multiplicadores en la expansión del empleo, la incorporación de tecnología apropiada, y la diversificación de los productos y servicios que se producen localmente. Esto requiere de la participación coordinada entre los niveles nacional, regional y municipal del gobierno para delimitar competencias y decidir sobre la redistribución del ingreso nacional a nivel local. (Gallicchio 2004). Cuando la dimensión económica del desarrollo se cruza con la dimensión social y la política, adopta un marco redistributivo, anti concentrador y democrático respecto a los beneficios del crecimiento, ésta articulación se convierte en una clave para dinamizar el territorio y eliminar la pobreza (Carpio, 2006; 45). Dimensión social y cultural: referida a la calidad de vida, a la equidad, a las distintas identidades que habitan el territorio local y a la integración social. El proceso de Desarrollo Local deberá empezar por la generación de servicios que mejoren la calidad de la vida de los ciudadanos, es decir implica garantizar el bienestar colectivo y la satisfacción de las necesidades humanas fundamentales. Implica la puesta en marcha de estrategias para superar las formas de exclusión social o pobreza, y garantizar y promover el desarrollo social integral a toda la población. Esto convierte a la política social en un componente esencial dentro de la estrategia de desarrollo local. La política social está estrechamente imbricada con las decisiones y acciones del campo económico-productivo, ratificando que los procesos de desarrollo no son simplemente de crecimiento económico sino que plantean siempre la articulación sinérgica de la eficienciaproductiva y la equidad. Es en el ámbito local que las Políticas sociales se convierten en instrumento de integración social y constructoras de ciudadanía; el municipio es un espacio privilegiado para la aplicación eficiente de recursos, con evidentes impactos y resultados en el bienestar colectivo. Así pueden diseñarse políticas sociales estructurales, participativas, focalizadas e intersectoriales, coadyuvando al logro de un objetivo fundamental del desarrollo local como es la reducción de las desigualdades, mediante una mejor distribución del producto social. (Gallicchio 2004;). El desarrollo local mantiene como desafío visibilizar las múltiples identidades, ampliar sus expresiones y provocar diálogos interculturales para, sobre la diversidad, definir objetivos comunes que permitan la concertación, piedra angular del proceso. Esta aproximación posibilita cambios societales tendientes a modificar las condiciones que perennizan la exclusión, aplicando, cuando corresponda, acciones afirmativas para que las identidades excluidas participen y puedan hacer oír su voz (Carpio, 2006; 40-41). Desde una perspectiva de equidad y cohesión social, el empleo no depende solamente del crecimiento económico, sino también de políticas y acciones que vinculen el empleo a la calidad de vida y a la apropiación, por parte de los ciudadanos y de los territorios, de los frutos del crecimiento. Las políticas locales de empleo se ubican en una interfase entre las políticas Margarita Manosalvas Feb.2011 económicas y las políticas sociales. (Véase Gallicchio 2004; 21-22). Por lo tanto constituyen un eje central de todo proceso de desarrollo local. Dimensión política y administrativa: vinculada a la gobernabilidad del territorio y a la definición de un proyecto colectivo específico, autónomo y sustentado en los propios actores locales (Gallicchio 2004;6), implica adoptar la cultura del consenso, que no niega la existencia de conflictos, pero plantea una lógica de resolución institucional de conflictos que pasa por la negociación y el compromiso, el reconocimiento de la diversidad, el fortalecimiento de los actores de la sociedad civil y la transformación de los acuerdos y compromisos en referencias culturales compartidas. Ello, conlleva a repensar las relaciones sociedad-Estado bajo una premisa democrática de encuentro e intercambio en la esfera pública. Desde esta dimensión se busca posibilitar la participación de los actores sociales, especialmente de aquellos que por distintas circunstancias han estado excluidos de la esfera pública. Una democracia participativa que active procesos de desarrollo local requiere de ciudadanía y esta solo se construye sobre el interés público. Dado que en nuestros países ha crecido sustancialmente la desconfianza de la población en el Estado, en los gobiernos y en la política en general, la articulación de esta dimensión requiere de acciones de sensibilización para construir o reconstruir la ciudadanía. En esta dimensión también se incluye el fortalecimiento institucional y la transferencia de tecnologías a los gobiernos locales y entidades públicas del ámbito local. La gestión del proceso de desarrollo local, implica asumir la adecuación institucional de los órganos de gobierno local a los nuevos desafíos. Con frecuencia los gobiernos locales carecen de las capacidades necesarias para llevar a cabo procesos como los que se plantea el desarrollo local que desbordan el rol tradicional de los funcionarios municipales. En este caso los niveles estatales superiores y las agencias de desarrollo pueden asumir el rol de asistencia técnica y acompañamiento. De nada sirve que el plan de desarrollo quede plasmado en un sofisticado software o en un complejo documento técnico, si los actores que deben utilizarlos y aprovecharlos desconocen su manejo. Dimensión ambiental: El análisis del territorio obliga a entender la triada local-nacional-global, pues los espacios locales están ligados históricamente a decisiones externas que han orientado su modo de desarrollo. Los países latinoamericanos y sus territorios están ligados a una vieja trama de comercio internacional dependiente y depredadora de los recursos naturales, éstos han sido y siguen siendo el blanco de los intereses transnacionales del capital. Los actores de este proceso de explotación agroexportadora generalmente no pertenecen al territorio, pero tienen una enorme influencia en las decisiones políticas sobre el territorio. Estas circunstancias pueden volver muy compleja la gobernanza de un proceso de desarrollo local pues se trata de actores e intereses muy poderosos que entran en juego. La sostenibilidad ecológica, punto de partida para la gestión territorial y la construcción del desarrollo local tiene su techo en los conflictos socio- Margarita Manosalvas Feb.2011 ambientales donde se entrecruzan factores legales, culturales e institucionales. Con frecuencia el problema de la sostenibilidad ecológica en los territorios no es técnico sino político y económico. De ahí que las dimensiones del desarrollo local, aunque aparezcan separadas en los textos explicativos sobre el tema, en la realidad se traslapan y co-implican. Como lo demuestra Gudynas (Citado en Carpio; 2006; 27) en América latina se han formado enclaves y se han fragmentado los territorios, según donde el Estado y el capital extranjero hayan fijado sus prioridades de inversión. En este contexto de globalización, el desarrollo local solo podrá ser viable con un Estado que regule la intervención del capital y reconfigure la estructura territorial según los requerimientos endógenos, volviendo a las demandas externas funcionales a los requerimientos de la población local. (Carpio 2006; 26-28). La cuestión de la sustentabilidad ecológica y social está en el corazón del debate sobre el modelo de desarrollo; para algunos continuar con el modelo económico basado en la explotación de recursos naturales no renovables es por el momento la única salida que tiene el país para financiar obras indispensables y servicios públicos en territorios largamente postergados; para otros el momento para el cambio del modelo económico, es ahora, dado el desgaste ambiental y el ritmo al que éste avanza. Lo que está claro es que un modelo de desarrollo que muestra como resultados escaso crecimiento económico, inestabilidad política, social e institucional, pobreza, desigualdad y una continúa degradación ambiental. (Larrea, 2005) necesita cambios profundos y en varias dimensiones. Con frecuencia se asume el desarrollo local como un proceso netamente endógeno, afincado en los municipios y cuya apuesta implica un desentendimiento con el nivel central del Estado. Pero en la realidad, las virtudes del desarrollo local solo tienden a expresarse si existe articulación entre los diferentes niveles de gobierno en el territorio. (Gallicchio 2010; 14) es decir que el éxito de la estrategia depende de sus interconexiones horizontales (entre varias dimensiones y varios sectores y distintos actores dentro del territorio) y verticales (entre los distintos niveles territoriales e institucionales). No se trata de un proceso autárquico que se autoabastece con recursos endógenos, muchas veces el éxito de los territorios consiste en que han sabido endogeneizar los recursos y las oportunidades externas que surgen a partir de sus interconexiones. El Estado central todavía tiene un importante papel que jugar como promotor y agente del desarrollo, especialmente en territorios periféricos con amplias brechas por necesidades básicas insatisfechas. En la estrategia y en el proceso de desarrollo local, se han de evitar las tentaciones tanto del centralismo como del localismo. Se trata de combinar el arriba- abajo (la territorialización de las políticas) con el abajo-arriba (la generación de políticas territoriales) en la formulación y gestión delas políticas de desarrollo local. Esto implica no solo participación de actores locales sino también de mayores capacidades, pues las políticas se articulan en el territorio, en clave de gobernanza multinivel (Gallicchio, 2010; p.17). Margarita Manosalvas Feb.2011 Otro desafío en un proceso de desarrollo local consiste en hacerse cargo de la integralidad al incluir las distintas dimensiones, que en los casos concretos pueden presentar situaciones contradictorias o disyuntivas. En ese marco, la estrategia de fondo es la construcción de redes de confianza y relaciones duraderas de intercambio entre actores locales, promover la asociatividad y la cooperación, o lo que Durston (2007) llamaría la construcción de capital social. Para ello es necesario un cambio de lógica en la política nacional, de una lógica predominante centralista, sectorial y vertical, a una lógica emergente territorial, horizontal y de redes, para la acción pública. Con frecuencia en el nivel local se expresa un deterioro manifiesto en las condiciones económicas, sociales, políticas e institucionales, por ello la acción del Estado es relevante para favorecer la construcción de voluntades colectivas dirigidas a recuperar, generar y movilizar racionalmente los recursos y las capacidades que la crisis prolongada ha erosionado o debilitado. (Coraggio en Rofman y Vilar, 2006; 25). La metodología para el estudio de las realidades locales considera una grilla de análisis que cruza los modos de desarrollo históricos de la localidad, las características del territorio, el sistema de relaciones sociales y la identidad cultural, con los tipos de actores y sus roles específicos. Se busca disponer de un conjunto de elementos idóneos para evaluar el punto de partida (condiciones, limitaciones y potencialidades) para la implementación de proyectos de desarrollo local. Con estos insumos, se elabora el diagnóstico estratégico, base y sustento para iniciativas y proyectos de desarrollo. El proceso de desarrollo local se ejecuta en el corto, mediano y largo plazo. El planteamiento de visiones y objetivos comunes a largo plazo determina y da sentido a las acciones del corto plazo y permiten avanzar de manera gradual. El proceso de planificación tiende un escenario para la concertación entre los agentes locales y con agentes regionales, nacionales e internacionales. Con este se abre un hito para la construcción de un Estado más democrático y descentralizado. Del ejercicio de conocer la realidad local para planificar el desarrollo local surge el reconocimiento de que la realidad es diversa. Se recupera el valor de las particularidades, potencialidades e identidades territoriales. Los procesos regionales y locales, con sus diferencias, pueden y deben ser motor del desarrollo nacional, sin contamos con la voluntad y la metodología adecuada para gestionar la diferencia. Los gobiernos locales son fuente de procesos y recursos, si se generan las condiciones apropiadas, éstos pueden contribuir efectivamente al desarrollo nacional. Por ello la descentralización de la gestión pública, que conlleva el fortalecimiento del municipio como centro de poder político, económico, social cultural y administrativo, es otra clave para el desarrollo local. La Descentralización permite una mayor autonomía del sistema económico local, bajo esta condición el proceso de acumulación es más proclive a la reinversión y crecimiento locales; la descentralización necesariamente debe ir acompañada de recursos y capacidades, de una flexibilidad y gradualidad que faciliten su implementación en un amplio espectro de situaciones territoriales específicas. Margarita Manosalvas Feb.2011 Desde su metodología el PITI busca activar las capacidades locales para asumir un proceso de cambio social protagonizado por sus propios actores. Un desafío particular que plantea el PITI es lograr la coordinación multisectorial de las entidades estatales en el espacio local. El modelo deberá promover la coordinación vertical entre diferentes niveles de gobierno y la coordinación horizontal entre organizaciones sociales, entidades públicas y privadas. Como criterio central, la intervención busca responder a la realidad territorial en la que se implementa y utilizar el potencial de cada territorio como espacio socio-económico específico con múltiples posibilidades, buscando proyectarlo hacia el espacio más global. La intervención está diseñada para mejorar de forma rápida y eficiente las condiciones que se consideren claves para el desarrollo de una localidad y prever su sostenibilidad en manos de los actores locales. Estos son, a breves rasgos, los antecedentes teóricos que fundamentan el PITI Qué es el PITI De acuerdo a los documentos públicos que circulan sobre este programa, un PITI podría definirse como un instrumento de gestión de las políticas del MCDS cuya aplicación permite una implementación coordinada, rápida y efectiva de proyectos de desarrollo local en respuesta a necesidades emergentes y de infraestructura en territorios específicos. Aparentemente el PITI actúa en el territorio como eje articulador de la acción pública, conectando las políticas sectoriales de los distintos ministerios bajo la rectoría del MCDS, a los distintos actores locales y a distintos niveles de gobierno. El PITI sería una intervención positiva para equilibrar las asimetrías territoriales. Las intervenciones del PITI están orientadas por los principios de integralidad, equidad, inclusión, participación, efectividad y control social. Nota: en el Documento Técnico II se describe paso a paso el proceso del PITI y sus principales características dentro del ciclo de las políticas. Que se ha logrado a partir de las intervenciones del PITI Podría decirse que la forma en que opera el PITI tiende a democratizar la gestión pública. Dado que alrededor de los proyectos PITI un mayor número de habitantes participa y puede dar su opinión sobre el destino de los recursos públicos. En los territorios en los que se han implementado los PITIS, se ha observado una dinámica de participación según la cual, los habitantes se familiarizan con el ciclo de la política pública. Margarita Manosalvas Feb.2011 El PITI también habría llegado con obras de infraestructura a algunos territorios históricamente excluidos de las políticas de desarrollo, o territorios que han sido incluidos únicamente como factores de producción sin participar en la redistribución de los beneficios del proceso productivo, por lo tanto actúa sobre la desigualdad tendiendo a disminuir las desigualdades territoriales. El PITI busca establecer una modalidad de trabajo conjunto entre distintos niveles de la función pública y entre diversos tipos de actores en la sociedad civil. La metodología de seguimiento y evaluación del PITI implica la veeduría ciudadana y la rendición de cuentas por parte de los funcionarios públicos. La ciudadanía ha sido informada sobre los programas y proyectos que de los que pueden beneficiarse y durante las asambleas de validación, ha podido expresar sus opiniones acerca de los servicios públicos. El PITI ha mostrado que se pueden hacer obras importantes para la comunidad, en poco tiempo y utilizando los recursos ya disponibles, generando una experiencia local sobre la eficiencia y la eficacia de la inversión pública, esto ciertamente tiene un efecto pedagógico para todos los involucrados. Ha fomentado la coordinación inter-institucional, ha contribuido a articular las acciones de los proveedores de servicios públicos en el territorio, así se evita la duplicación de funciones y se tiende a un mejor uso de los recursos. Lo que además apunta a la integralidad de las acciones por parte del Estado para el desarrollo. Se ha promovido una dinámica de cooperación entre actores de distintos niveles estatales (articulación vertical), cuando ha existidola buena voluntad de los actores, el proceso resulta en una sinergia que fortalece a los actores locales, y a los gobiernos locales que resultan claves en el proceso, porque convocan, reúnen y participan en la planificación y ejecución del proceso. A partir de los proyectos PITI se observa cierta dinamización en la economía local, se han creado empleos, e incluso la conformación de organizaciones asociativas de pequeños productores para negociar con el Estado, también se han fortalecido algunas capacidades de actuación y participación en la esfera pública de actores, grupos étnicos y minorías que han estado excluidos. Cuáles son las principales limitaciones del PITI En un país en el que amplios territorios y grupos de población, han sido excluidos históricamente de la dotación de infraestructura y servicios públicos, el principal limitante es la imposibilidad de cubrir simultáneamente todos esos territorios de manera que puedan equilibrarse las profundas desigualdades en poco tiempo. Se trata de una condición estructural que requiere de la concurrencia generalizada de varios factores, voluntad política, acuerdos, financiamiento, capital Margarita Manosalvas Feb.2011 humano, coordinación institucional, seguridad, así como de nexos efecticos entre sociedad, estado y mercado, y esto durante un periodo de tiempo sostenido. En cuanto a la coordinación inter-institucional, el área de influencia del PITI está limitada a los ministerios que están bajo la rectoría del MCDS esto reduce la posibilidad de articular efectivamente las varias dimensiones del desarrollo local y cumplir con la premisa de integralidad. El PITI es un programa diseñado para actuar rápida y efectivamente en un tiempo y espacio determinados, pero como se ha mencionado desde un inicio, los problemas de los territorios donde se implementa, tienen un carácter estructural y suelen requerir de intervenciones más sostenidas. A pesar de avances en la articulación de políticas y programas, todavía es necesario trabajar en casos concretos para que los procedimientos de los distintos servicios públicos en el territorio guarden coherencia. Siendo un programa del gobierno central y con limitado personal, la DG-PITI (Dirección de Gestión del PITI en Quito) no pudo acompañar con la frecuencia necesaria los procesos en el territorio. El PITI, a pesar de asumir un enfoque de desarrollo local aún no ha podido desarrollar una dinámica propia dentro del territorio, es decir pasar de la territorialización de las políticas a la generación de políticas territoriales. Esto limitó el seguimiento y el aprendizaje mutuo. Las formas asociativas que son necesarias para impulsar la economía popular y solidaria, en la perspectiva del Plan del Buen Vivir, no están disponibles de forma natural en todas las sociedades locales, en algunos casos incluso se observa un proceso de deterioro del tejido social. La generación de iniciativas asociativas requiere de acompañamiento y de incentivos, acciones que exceden la capacidad que ha tenido el PITI hasta la actualidad. Los ministerios sectoriales que están bajo la rectoría del MCDS muestran mayor compromiso y cumplimiento en las acciones PITI. Otros ministerios no lograron entrar en la lógica de agilidad y articulación que se requiere. Pero como se ha visto los procesos de desarrollo local no son sectoriales, son multidimensionales y por lo tanto requieren de acciones coordinadas. La DG-PITI optó por la estrategia centrarse en trabajar con aquellos ministros que respondían adecuadamente, pero esto pudo haber limitado el impacto del PITI, al centrarse en los aspectos de la política social y no conectarlos con los aspectos, políticos, económicos y ambientales del desarrollo local. Además para hacer efectiva la premisa de integrar la dimensión social con la económica, para que ambas políticas cobren sentido en el territorio, es necesario que los ministerios que inciden en estos ámbitos trabajen coordinadamente Se observa que en algunos ministerios persisten la concentración de decisiones y centralización de presupuesto que limita la acción de los directores provinciales. Si el PITI realmente va a Margarita Manosalvas Feb.2011 significar una ruptura con la lógica burocrática tradicional, entonces es necesario que los actores que entran a funcionar dentro de un proyecto PITI estén sintonizados con esta nueva modalidad de trabajo, de lo contrario, se generan cuellos de botella que perjudican todo el proceso. Se requiere analizar con mayor profundidad las capacidades de los actores locales y el nivel de institucionalidad de los gobiernos locales. No se puede partir del supuesto que un municipio per se puede asumir una obra de gran envergadura o que una asociación de pequeños productores puede inmediatamente comenzar a actuar como proveedor del sector público. Parte del problema de la desigualdad y la exclusión de los territorios periféricos es precisamente una baja capacidad de acción y de incidencia. Esto lleva a pensar en procesos más sostenidos de fortalecimiento y desarrollo de capacidades a nivel local, como condición necesaria para el desarrollo local. El análisis del programa sugiere la realización de un diagnóstico más profundo de los territorios en los que se implementará un PITI, la información general secundaria y la primaria son indispensables, pero es también indispensable levantar información específica y relevante para cada proyecto, la implementación del PITI debe ser consistente con los recursos humanos y económicos locales. En esta misma línea de reflexión, la autoridad local es un referente importante para planificar la intervención, el hecho de que el PITI venga impulsado por el Gobierno Central, no debe llevar a un desplazamiento o competencia de ambos niveles de gobierno en los territorios. Si se busca romper con las relaciones tradicionales y clientelares, es necesario establecer acuerdos de largo plazo para una efectiva articulación vertical de la acción estatal en el territorio, y abrir el escenario para nuevos actores, garantizar encuentros polifónicos en la esfera pública. Nuevamente, este conocimiento sobre qué actores locales deben ser incluidos y cómo asegurar su presencia en el proceso, requiere de tiempo y estrategia. La participación de la población en la priorización de proyectos para la intervención, parecería estar aún en el ámbito de una lógica metodológica antes que de un verdadero proceso de democratización de la esfera pública a nivel local. En general la participación de veedores en los proyectos ejecutados ha sido irregular e insuficiente. La interlocución con actores locales durante la ejecución de los proyectos se aproxima más a una estrategia de control del Gobierno Central que a una empoderamiento y fortalecimiento de la ciudadanía en la población local. ¿Hasta qué punto la participación de la ciudadanía se vuelve funcional para incrementar la efectividad de los proyectos al ser territorializados? ¿Se puede pensar en un verdadero proceso de participación y democratización de la esfera pública cuando el Gobierno central se ha mostrado poco asiduo a la búsqueda de consensos? ¿Es suficiente la estrategia de participación de actores locales en la priorización y validación de proyectos de este nuevo instrumento de política, para romper con Margarita Manosalvas Feb.2011 una condición estructural de las relaciones de poder, clientelares y de modelos de producción excluyentes? El tratar de intervenir en los problemas más acuciantes de la población en un territorio, necesariamente conduce a enfrentar también los problemas estructurales, como la escasez de capital humano; un ejemplo de esta situación se refleja en la asignación a través del PITI de partidas para la contratación de nuevos maestros o médicos en los territorios intervenidos, pero no existen profesionales con el perfiladecuado entre la población local y tampoco ha sido posible encontrar profesionales dispuestos a trabajar en algunas de las zonas intervenidas debido a los problemas de seguridad que allí se enfrentan. Esto implica un proceso más sostenido de creación de capacidades en el mediano plazo y largo plazo. Las declaraciones que se establecen en la nueva Constitución sobre el modelo de desarrollo resultan un desafío enorme y quizá aún es pronto para observar su operacionalización en los instrumentos de políticas, sin embargo aquellos instrumentos que se encontraban implementados antes de la nueva constitución, si muestran diferencias con respecto a los criterios normativos y evaluativos del periodo anterior. Si el modelo de desarrollo sigue anclado en el extractivismo y en la exportación de productos primarios, cualquier proceso de desarrollo, aun aquel que pretenda asumir un enfoque territorial, local, seguirá dependiendo fuertemente del comportamiento del mercado externo para su sostenibilidad en el tiempo. La historia ha demostrado que las variaciones en el mercado mundial, y en el caso de Ecuador las variaciones en los precios del petróleo, tienen una influencia determinante en las políticas de desarrollo. ¿Qué pasará con estos nuevos instrumentos de política, y en general con la política social en el país, si se reduce el precio del petróleo, o si se contrae el mercado de sus principales productos de exportación? Margarita Manosalvas Feb.2011 Bibliografía: Coraggio, José Luis. (2006) en Desarrollo Local. Una revisión crítica del debate. Rofman Adriana y Vilar Alejandro compiladores. Espacio Editorial. Buenos Aires. Argentina. Minda Pablo Anibal. (2002) Identidad y Conflicto. La lucha por la tierra en la zona norte de Esmeraldas. 2º Ed. Escuela de Antropología Aplicada. Ed. Abya Yala. Quito-Ecuador. Belikow, Juan. (2010). Gestión para Resultados en el Ámbito Público. Banco Interamericano del Desarrollo. INDES. 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