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AUTOR: César Ormeño Iglesias SERIE: CIENCIA Y ENIGMAS DEL PERÚ 1976 - 2013 Partida Registral N° 00794 – 2006 Asiento N° Primero Inscrita en las Oficinas de derechos de Autor - INDECOPI Material Monográfico: Libro Tipo de obra: Originaria Está prohibida la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio, de acuerdo a las leyes vigentes que garantizan los derechos de Edición. SERIE: LA CIENCIA OCULTA DE LAS CULTURAS PRECOLOMBINAS DEL PERÚ Autor: César Ormeño Iglesias 1ra. Edición. TODOS LOS DERECHOS SON RESERVADOS POR EL AUTOR PERÚ. DIAGRAMACIÓN A CARGO DEL AUTOR DERECHOS DE ARTE GRÁFICO RESERVADOS Cuando los Incas visitaron por primera vez Tiwanaku, encontraron un campo en ruinas ciclópeas, de tan apocalíptico origen, que todo aquello los dejó maravillados, recordando en sus Historias Narrativas, Mítico-Cosmogónicos el origen de la creación, con un sentimiento religioso, que a modo de himnos o plegarias y alabanzas a sus dioses establecían una unión mística con considerado lugar sagrado de sus antepasados. Durante siglos levantaron templos colosales como la pirámide de Akapana, de forma cuadrada, de unos 210 metros de lado, con una altura de 25 metros, cubierta de losas de balsato de perfecto ajuste. Lo evidente es que el estilo y la técnica en el trabajo de la piedra fue el motivo cultural que desarrollaron para su realización. superiores, estos Cantos Sagrados sus ancestros en el LagoTiticaca Monumental Templo Akapana. En Machupicchu aplicaron una planificada funcionalidad en las construcciones de sus recintos, barrios, palacios, plazas, aposentos, mausoleos, fuentes litúrgicas, andenes, barrios industriales, escalinatas. Muestran hoy al mundo, y a los turistas, arquitectura sólida, sencilla y simétrica, que destaca por la monumentalidad de una construcción planificada admirablemente por notables arquitectos que estuvieron al mando de maestros de la cantería. estaciones rituales, la armonía de una Construyeron paredes inclinadas en talud, verticales si se observan desde el interior de los recintos, solidez y fortaleza de sus muros, incorporándole a las piedras varios ángulos, ensambladas, y en su acabado, apreciándose muros trapezoidales, anchos en la base y angostos en la parte superior; con puertas trapezoidales y doble jamba, ventanas y hornacinas, también trapezoidales, nichos que los labraban a los lados de las entradas de los monumentos, artísticamente trabajando piedras en forma poligonal de varios lados y ángulos, siendo variable su tamaño, son iguales el mismo estilo arquitectónico Incas en todas las ciudades a lo largo y ancho del Tahuantinsuyu, con las mismas técnicas que emplearon los arquitectos cusqueños en Machupicchu, donde podemos ver este estilo en Písac, Ollantaytambo, Tambomachay, Sacsaywaman, Tarawasi, Vilcashuaman, Huaytará, Jauja, Huánuco Viejo, Cajamarca. Vemos en Machupicchu solidez y fortaleza de sus muros, en las piedras varios ángulos, ensambladas, y en su acabado, apreciándose muros trapezoidales, anchos en la base y angostos en la parte superior. En la arquitectura Incaica de Machuipicchu se tomó en cuenta la solidez del suelo y la facilidad de defensa del territorio, factores que determinaron las circunstancias particulares y caracteres de la ciudad. Trazado en orden suntuario, representativo para los fines religioso, cívico y cosmogónico, no sólo le da el carácter sagrado a su funcionalidad como centro de peregrinación religiosa y adoratorio, sino también impuso la solidaridad de la élite gobernante del Cusco, estableciendo un equilibrio en los esquemas rígidos de sus ceremonias, lugar sublime y sagrado, donde el Inca y su corte nobiliaria encontraba el modo más adecuado de exteriorizar su sensibilidad creadora y sentido mágico-religioso, regido por la cronología del sistema de su calendario, y por el poder y voluntad de sus templos. El trabajo de la piedra exigía una paciencia artística, eligiendo con particular preferencia rocas de andesita, resistentes y pulimentadas, que era la materia primordial para construir los templos importantes. Los muros se hacían de losas de granito, diorita, pórfido, encajadas unas en otras con un ajuste tan perfecto que no se puede penetrar entre ellas ni una lámina de cuchillo. El ajuste se realizaba colocando entre las paredes una capa de arena humedecida con savia de plantas de la selva amazónica, que algunas tiene la propiedad de derretir las muelas, como el bejuco de los aguajales llamado yana-muku, que además de proteger los dientes para que no se pudran o piquen, al cabo de unas semanas se derrite el diente. Fotografía panorámica de la Carretera Hiram Bingham, camino que conduce a la Ciudad de Machupicchu, teniendo el sur como único acceso de ingreso peatonal. En la armonía de las proporciones y monumentalidad de los conjuntos arquitectónicos Incas, se observa a simple vista una técnica de cálculos, que expertos ingenieros supieron dirigir en el campo de la arquitectura. Este alto nivel de conocimiento que alcanzaron en la construcción de templos, fortalezas y palacios, representan la muestra innegable de una combinación de la Topografía y la Ingeniería vinculada a su capacidad de abstracción matemática, que supieron poner en práctica para levantar sobrios y monumentales paramentos pétreos, en los que se advierte el encaje preciso de una piedra poligonal en el muro de Hatumrumiyoc. En la experiencia y dominio de esta tecnología utilizada en las construcciones, la simplificación de los motivos geométricos, expresa la manifestación artística, práctica y funcional de ingenieros que fueron capaces de conseguir un alto nivel de capacidad en la técnica arquitectónica antisísmica, puesta al servicio devocional de las construcciones de tipo religioso, civil, militar. Arte monumental que ha quedado perennizado en el tiempo, desafiando terremotos, mostrando aún la solidez y fortaleza de sus muros, de evocarla en un esplendor de palacios, donde residían los soberanos cusqueños, de pucaras o fortalezas como Sacsayhuamán en el Cusco, donde se admira sus inmensas piedras que pesan hasta 200 toneladas, de una ciudad capital y centro arquitectónico que los Incas denominaron “Ombligo del Mundo “. Gigantescas piedras en Sacsayhuamán en el Cusco. Los Runas del Napo destruyen un diente malogrado utilizando oje. Empapando un algodoncito a manera de pequeño hisopo con la leche de oje lo meten en el diente con el cuidado de no tocar las otras muelas. Y aún venerando a las fuerzas de la naturaleza y a sus tótemes los felinos, queriendo imitar sus cualidades se frotan los dientes con la savia de estos bejucos, ablandándose de tal manera, que con un simple cuchillo rustico tallan los incisivos centrales y laterales convirtiéndolos en colmillos. Mastican las hojas para que no se pudran las muelas. Al cocinar la leche del oje hacen un almidón o polvo que introducen en la muela para derretirla. El paushi-kaspi y el sachaajos, mezclando sus polvitos o formando una bolita con el almidón que obtienen de su savia que sacan rajando la corteza y su raíz, alivia el dolor de muela, derritiéndose luego el diente al cabo de unas semanas. Otra llamada wasaí-angu derrite la muela, y el machakuy-haya sirve para el dolor de dientes. Ajustando las piedras con la amalgama que hacían de huesos, arena y savia de estos bejucos quedaban pegadas y perfectamente encajadas unas en otras mediante muescas. Se sabe a ciencia cierta que los monolitos, antropolitos y piedras que se utilizaron para tallarlas en la construcción de sus monumentos históricos son piedras calcáreas, igual a la arena, que es un conjunto de partículas de piedra, sueltas, por lo común silíceas, acumuladas a orillas y en el fondo de mares y ríos, incluso hay piedrecitas o concreciones pequeñas que se encuentran en la vejiga del cuerpo animal, y la arena caliza que se compone de granos de naturaleza calcárea, mezcladas con conchas, huesos u otros restos pulverizados de animales, tienen la misma naturaleza. Al descubrir los Incas las propiedades químicas de la savia lechosa de estosbejucos de la selva amazónica, como el yana-muku, el paushi-kaspi, el sachaajos, el machakuy-haya y el wasaí-angu, humedecían la amalgama con estas sustancias orgánicas, y al realizar el encaje y ajuste, la mezcla se endurecía formando una masa dura que no pierde su propiedad. ¿No será éste el mítico y mágico líquido que anuncian las leyendas en decir que los Incas poseían el secreto de ablandar y derretir las piedras?. Lo cierto es que el pillco, una avecita que vive en la ceja de selva del Cusco y de Puno, hace su nido en la roca blanda de los peñascos, donde se le ve cada vez que pica la piedra luego de traer en su pico una planta, con la que mezclada con su saliva perfora la piedra haciéndole hueco. Permitiéndome deducir en la observación, los Incas hicieron un paciente seguimiento a esta ave que consideraban sagrada, y descubrieron su secreto. Lo importante ahora es demostrar que la savia lechosa de los mencionados bejucos puede servir para la medicina por las propiedades que tiene de disolver los dientes, y lógicamente, en el ser humano, las concreciones pequeñas o cálculos renales y de la vesícula. En muros de sostén de terrazas y murallas construidas por superposición de bloques no cimentados, los ángulos de las fortalezas estaban abaluartados por líneas que se gobiernan y se sostienen mutuamente. En muchos casos, el trabajo de los bloques de piedra se fijaba o ensamblaba mediante anchas grapas metálicas que proporcionaban una perfecta unión y compacidad tan firme que daba una sólida consistencia al conjunto de la obra arquitectónica. Huella de grapa en bloques de piedra, con la que fijaban y ensamblaban los muros de sostén en una perfecta unión y capacidad de firmeza, que le daba a la obra arquitectónica una sólida consistencia. Grapas metálicas con las que fijaban los bloques de piedra en muros de sostén de terrazas y murallas construidas por superposición. Tradiciones andinas y mitos informan que los Incas tenían las virtudes de subir a Hanan Pacha, el Olimpo Incaico donde moran los Dioses, donde trasmutaban los metales preciosos que portaban en forma de alas, convirtiéndose en Huamincas, como dicen los Aymaráes del Altiplano de Collao: Con alas de plata y sandalias de oro se llega a ti Sol. Según Yutu Inga, al descifrar un quipu, anuncia que los servidores Viracocha, Padre Espiritual de los Incas, creador Huamincas, ángeles resplandecientes y bellos. alados de Illa tecci del Sol, fueron los En Machupicchu se tenía el privilegio de solemnizar las ceremonias en una sucesión de ritos, plegarias, danzas y cánticos que homenajeaban a los Creadores, sus dioses superiores Illa Teqsi Wiracocha Pachayachachiq, el Sol y la Luna. Educando y moralizando, los Cantos Sagrados MíticoCosmogónico, Poesía Religiosa y Épica, las narraciones maravillosas que explicaban la formación del universo, el origen de los dioses y de la especie humana, en una ansiedad trascendente por conocer las causas y los fundamentos de la vida y la muerte. Se observa en el cerro Waynapicchu un rostro humano que se ha formado por el efecto del contraste de la luz solar y sombras. Cuando los Incas veían en las formaciones de la naturaleza un aspecto inusual, le asignaban un carácter sagrado, venerándola como Santuario. Si existía un parecido con animales o seres humanos, veían en estos efectos y formaciones geológicas de la naturaleza, la intervención de la divinidad creadora que animaba al espíritu de la montaña a cierta hora de la mañana y del ocaso. Debajo de la planta semicircular del Templo del Sol en forma de torreón, se ubica la cueva denominada Tumba Real, donde se observa una meseta lítica tallada en planos escalonados, y a su derecha el signo del basamento escalonado. Sobre esta piedra tallada en forma escalonada, los oficiantes realizaban los ritos esotéricos funerarios en el proceso de embalsamar los cadáveres, que se convertían en momias. La Roca Funeraria, Ubicada cerca al recinto del Puesto de Vigilancia, llamado Wayrana, tallada en la explanada del Cementerio Superior, es una enorme piedra esculpida por todos sus contornos, con molduras simbólicas, en la que se advierte el signo escalonado, meseta plana, horizontal en su parte superior, a manera de cama, con cabecera en forma de cerro, sobre la que colocaban a los animales que iban a inmolar o sacrificar en los rituales propiciatorios de la fertilidad de la tierra. El sentido este de la cabecera en forma de cerro debe representar a la montaña Machupicchu, a la que veneraban y le ofrecían sacrificios. La Roca funeraria vista de otro ángulo, en la que se puede observar la argolla tallada en la misma roca, la que servía para amarrar al animal que iban a sacrificar. Presenta el signo escalonado Encaje preciso de una piedra poligonal en el muro de Jatunrumiyoc. Piedra de los doce ángulos en los muros de un palacio Incaico, ubicada en la calle Jatumrumiyoc. EL MITO DEL TIEMPO CÓSMICO Así cuentan los patriarcas, los Machu Runa. Ellos dicen, antes todo era diferente, a nadie le faltaba de comer. Los dioses eran nuestros benefactores, nuestros conductores. Algunas estrellas que se ven brillar en el firmamento son los hombres que se convirtieron en astros antes de subir al cielo. Ellos vivían en la tierra como verdaderos sabios, los divinos Munaynijuy, que tenían poderes sobrenaturales. Para llegar a ellos ahora hay que pasar los caminos del Wichja, el laberinto celestial al final del cual dicen, se abre las puertas del Mundo Alto, llamado por nuestros antepasados Hanan Pacha, donde se ve el mágico Pachamamapa Ñawin, el Ojo del Mundo madre que descubre el oculto espacio del verdadero tiempo. Quien logra cruzar el Wichja, encuentra el camino de la verdad luego de pasar la prueba de la oscuridad a la luz, las dos partes iguales del Llautu Tuta (sombra, oscuridad) a la Akchi (Luz), representados por el Nina (fuego o luz solar) del Sol y Tuta (Noche, oscuridad) de la Luna. Divididos por el Chejap Ñan, el divisor del universo, establece la unión paralela de los tres mundos llamados Ukupacha (Mundo de Abajo); Kaypacha (Mundo Terrenal de en medio); Hanan Pacha (Mundo Alto). Sólo de este mundo podemos ver el de arriba, el de abajo lo veremos después de dejar el cuerpo terrenal y bajemos con nuestro doble el “Ajallu”, nuestra alma. En esos tiempos, los Yachayniyuq, hombres sabios, poseedores del conocimiento de los misterios sagrados y ocultos, cumpliendo la misión de comunicarse con los dioses, eran los intérpretes de los mensajeros divinos, de saber trazar el Qellqay Pucllay, los signos de las líneas y formas del sacro Wicsu Ñan, que señala en el cielo la forma y figura estelar de los seres sagrados en el camino de los cambios de estaciones. Los Munaynijuy, hombres sagrados con poderes sobrenaturales, siendo los elegidos por los dioses, desempeñaban la función de médicos y de Sumos Pontífices, sus asistentes los Jampiq, curanderos, dotados de facultades paranormales hoy en día son sus descendientes, en esos tiempos eran sus hermanos. Antes de que las Fuerzas Naturales y los retornos cíclicos de los fenómenos celestes manifestaran sus bondades con lluvia y vegetación; antes de que el Calendario precisara la muerte del primer Sol en este mundo de la Kaypacha, en otro tiempo, Mamancu Japaq, el guía, el sabio líder, el conductor de la sociedad, trajo a la madre de la humanidad, la primera madre de este mundo de los mortales llamada Mama Ojlla. Dicen, por mandato del divino Waira-Jocha, el invisible y sagrado aire o viento del Lago, que se siente vivificando todo lo que toca; y aunque no se puede ver, siendo nuestro Dios Supremo que decide los castigos, le concedió al hombre el don de gracia para ser más justos con la bienaventuranza. Haciéndolos inmortales les enseñó el Janaq Ñan, el camino que sube hacia las estrellas, hacia la morada superior de los dioses y de los espíritus buenos. El Mamancu Japaq, en esas épocas dividió el mundo en dos partes, porque dicen el tiempo durante el día es señalado por el Sol y el tiempo durante la noche es señalado por la Luna.Ellos antes eran humanos y subieron al cielo para convertirse en astros por mandato de Waira-Jocha. LA HIERBA MÁGICA QUE DISUELVE LAS PIEDRAS Entre el género de narraciones memorables que conserva en su tradición la población de Nasca, Provincia del Departamento de Ica, tenemos el gran Canto Histórico Legendario de la hierba que disuelve la piedra. Vinculada con el ave sagrada denominada Akakllu, la expresiva leyenda exterioriza en su texto oral las grandes acciones y sucesos de una época remota que se idealiza en el mito. El contexto del argumento, transfigurado en su realidad, evoca el prestigio que alcanzaron los sabios arquitectos de la civilización de Cahuachi. El relato, semilírico-naturalista, inspirado en el orgullo de su identidad cultural, en el amor paternal del gran soberano del Señorío Nasca, versa sobre el rol protagónico que tuvo el Akakllu al liberar a las princesas encerradas en una caverna tapiada con bloques de piedra. Didáctica y moralizante, el argumento glorifica el honor de un ideal guerrero, que por cuidar la condición social de la realeza hubo de tornarse trágico en el período que las expediciones conquistadoras del Inca buscaban afirmar la soberanía del Cusco. La leyenda refiere que en los tiempos de expansión de los territorios del Tahuantinsuyu, el poderoso soberano del Cusco, al llegar a los valles de Nasca, invitó al vasallaje al Señor de Cahuachi, quien cuidaba rigurosamente en su palacio dos hijas de una exótica belleza jamás imaginada. Dicen que estas jóvenes, vigiladas en la más estricta castidad, siendo objeto de respeto y veneración que rodeaba a todo aquello relacionado con el cumplimiento de las leyes y normas religiosas, mostrando su lozanía y hermosura incomparables, el Inca, al verlas, no pudo resistir el encanto de su penetrante mirada. El padre, al ver que el Soberano del Cusco se había enamorado de sus hijas, y sabiendo que no podía enfrentar al poderoso ejército del Tahuantinsuyu, antes del deshonor, decidió darles muerte; pero ante el temor del estratégico método de persuasión del Inca que lo invitaba al vasallaje con dádivas de diverso orden, le hizo creer que sus hijas habían escapado. Secretamente las condujo a una caverna y emparedó la entrada. Durante días que se mantuvieron llorando, el Akakllu, al escuchar sus llantos y lamentos desgarradores, acudió en su ayuda. Llevando en su pico la hierba mágica que disuelve la piedra, luego de varios vuelos y de masticarla pacientemente, la saliva que depositó en la piedra, perforó la pared logrando de esta manera liberarlas. El Inca enterado de este sacrilegio, castigó al Señor de Nasca por no cumplir sus leyes. Conducido hasta el Cusco fue vejado en las celebraciones de victoria y reducido a nivel de sirviente. A las princesas las premió convirtiéndolas en vírgenes del Sol. Reclutadas en el Aclla Wasi o Casa de Escogidas, les concedió la categoría de ministras del Culto Solar. Los bejucos de oje, de yana-maku, de paushi-kaspi, de wasaí-angu y el machakuy, se encuentran en los pueblos de los Runas del Napo. Hace 25 años vivían en aldeas, en las tierras cercanas al Ecuador. Para llegar a esos pueblos, se tiene que navegar por el Río Napo, aproximadamente durante dos semanas, saliendo de la ciudad de Quito. Hay riesgo de peligro, es conveniente entrar por Ecuador.
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