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EL_DESPLIEGUE_DEL_DISPOSITIVO_SEXOLOGICO

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DEPARTAMENTO DE SOCIOLOGÍA 
MAGISTER EN SOCIOLOGÍA. 
 
 
 
 
EL DESPLIEGUE DEL DISPOSITIVO SEXOLÓGICO EN CHILE, 
DEFINICIONES Y CONTROVERSIAS EN TORNO A SU OBJETO: 
Los casos de La Sociedad Chilena de Sexología Antropológica y La Sociedad 
Chilena de Sexualidades 
 
 
 
Tesis para optar al grado de Magister en Sociología 
 
 
 
 
Autor: Juan Pablo Barril Madrid 
Directora de tesis: María Emilia Tijoux 
 
Santiago de Chile, 2017
ii 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
“La medicina es ciencia social, y la política no es otra cosa que medicina en gran escala.” 
Rudolf Ludwig Carl Virchow 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
iii 
 
AGRADECIMIENTOS. 
 
 
 Agradezco a Jorge Pavez por creer en mi trabajo, siendo un apoyo constante en mi 
formación académica y un gran acompañamiento en mis primeros pasos como investigador, 
como así también por entregarme la confianza para seguir de pie desde y frente a la crítica. 
 Agradezco a la profesora María Emilia Tijoux por darme apoyo en los momentos más 
inciertos de esta investigación, haciendo plausible su finalización gracias al cariño con que 
tomó el trabajo que he venido desarrollando durante los últimos tres años. 
 Agradezco a mi familia, por ser mi sustento y mi gran fuente de ánimo en las peores 
adversidades. En los mejores y los peores momentos siempre el amor nos mantiene cerca, y 
eso es un motor de lucha que me ha permitido estar firme frente a toda circunstancia. 
 Agradezco a Cecilia, mi pareja, por continuar alentándome en los momentos más complejos 
y estresantes del estudio, haciendo del pesar un bálsamo, haciendo de las miserias banderas de 
lucha para afrontar las peores situaciones. De igual modo agradezco a su madre, quien ha 
sabido hacerme entender que todo es más simple de lo que parece y que las grandes 
dificultades son barreras que uno mismo crea. 
 Agradezco a mis amigos, quienes siempre han estado ahí apoyándome pese a la enorme 
ausencia que ha significado adentrarme en este camino de aprendizajes. 
 Agradezco finalmente a las personas que participaron en las entrevistas, miembros de la 
Sociedad Chilena de Sexualidades que participaron de este estudio pese a no ser parte oficial 
del mismo, como también le agradezco al Segundo Vicepresidente de la Sociedad Chilena de 
Sexología, por recibirme en su propia oficina para narrar su posición en la historia que intento 
reconstruir en esta investigación. 
 
 
iv 
 
TABLA DE CONTENIDO 
 
 
Portada........................................................................................................................................................i 
Dedicatoria……………………..…………………..……………...………………………...ii 
Agradecimientos....................................................................................................................................iii 
Tabla de contenido...............................................................................................................................iv 
1) Resumen......................................................................................................................................6 
2) Introducción...............................................................................................................................7 
3) Presentación del problema de investigación y estado del arte.................................10 
4) Objetivos...................................................................................................................................18 
5) Hipótesis y supuestos de trabajo.......................................................................................19 
6) Marco teórico conceptual.....................................................................................................20 
7) Marco metodológico….........................................................................................................35 
A. Perspectiva epistemológica.........................................................................................35 
B. Enfoque teórico-metodológico.................................................................................36 
C. Métodos o técnicas de recolección de información...............................................36 
D. Estrategias de producción/recolección la información.........................................37 
i. Configuración de las unidades de investigación........................................37 
ii. Procedimientos y secuencia metodológica.................................................40 
E. Diseño de instrumentos de investigación................................................................41 
i. Diseño del primer instrumento de investigación......................................41 
ii. Diseño del segundo instrumento de investigación...................................42 
F. Estrategia de análisis e interpretación de la información......................................43 
G. Corte temporal.............................................................................................................44 
H. Consideraciones éticas................................................................................................44 
8) Capítulos de resultados y análisis......................................................................................46 
A. Derechos y placeres: El caso de la Sociedad Chilena de Sexología 
Antropológica...............................................................................................................46 
B. La sexología en pos dictadura: La Sociedad Chilena de Sexología y Educación 
Sexual y la emergencia de la Sociedad Chilena de Sexualidades...........................52 
i. Sociedad e institucionalidad chilena............................................................52 
ii. La formación moral y la conceptualización de los cuerpos.....................55 
iii. Cuerpo v/s mente..........................................................................................64 
iv. Sujeto v/s agente............................................................................................68 
v. Modelos de atención y construcción del paciente....................................70 
vi. Sociedad Chilena de Sexología y Sociedad Chilena de Sexualidades.....77 
vii. La dictadura y las diferentes generaciones de médicos............................83 
v 
 
9) Conclusiones............................................................................................................................87 
A. Resultados obtenidos..................................................................................................87 
B. Conclusión general......................................................................................................91 
C. Comprobación/refutación de la hipótesis...............................................................94 
D. Aportación al campo o disciplina..............................................................................95 
E. Líneas o áreas futuras de desarrollo que se abren con la investigación...............96 
10) Bibliografía...............................................................................................................................98 
11) Material complementario...................................................................................................103 
A. Anexo 1: Transcripción entrevista a Entrevistada Nº1……………………...103 
B. Anexo 2: Transcripción entrevista a Entrevistado Nº2……………………..118 
C. Anexo 3: Transcripción entrevista a Entrevistada Nº3.……………………..127 
D. Anexo 4: Transcripción focus group equipo APROFA…………………….139 
E. Anexo 5: Transcripción entrevista a Entrevistada Nº5……………………...156 
F. Anexo 6: Transcripción entrevista a Entrevistado Nº6……………………..168 
G. Anexo 7: Forma de consentimiento informado..…………………………...183 
 
6 
 
1) RESUMEN 
 
 
La presente investigación tiene como objetivo analizar la relación entre el despliegue del 
dispositivo sexológico en Chile yel discurso institucional respecto a la salud sexual de los 
cuerpos según la Sociedad Chilena de Sexología Antropológica y la Sociedad Chilena de 
Sexualidades. Este trabajo es de corte cualitativo, basado en entrevistas semi-estructuradas y en 
profundidad a expertos, un focus group y análisis documental, información examinada por 
medio del análisis de contenido. Los resultados apuntan a que la conceptualización de la salud 
sexual de los cuerpos es orquestada por las condiciones sociopolíticas reflejadas en cambios 
epistémicos propios del devenir histórico que constriñe las políticas sanitarias del país, 
delimitando las prácticas sexuales a un espectro de aceptación higienizado y patriarcal heredada 
de una mirada religiosa propia de la dictadura militar. Finalmente, el escenario actual refleja la 
existencia de puntos de fuga, distintos proyectos de definición de la salud sexual, que emergen 
frente a la hegemonía del discurso que reproduce la episteme impuesta con el neoliberalismo. 
Palabras clave: Sexología, Dispositivo, Salud sexual, Cuerpo, Discurso médico. 
The present research aims to analyze the relationship between the deployment of the 
sexological device in Chile and the institutional discourse about sexual health of the bodies 
according to La Sociedad Chilena de Sexología Antropológica y La Sociedad Chilena de 
Sexualidades. This work is qualitative, based on semi-structured interviews and deep interviews 
to experts, a focus group and documentary analysis, the information will be examined through 
content analysis. The results suggest that the conceptualization of sexual health of the bodies is 
orchestrated by the sociopolitical conditions reflected in epistemic changes characteristic of the 
historical development that constrains the country's health policies, delimiting sexual practices 
to a spectrum of sanitary and patriarchal acceptance inherited from a religious perspective 
typical of the military dictatorship. Finally, the current scenario reflects the existence of 
vanishing points, different projects of definition of sexual health, which emerge in front of the 
hegemony of the discourse that reproduces the episteme imposed by the neoliberalism. 
Key words: Sexology, Device, Sexual health, Body, Medical discourse. 
7 
 
2) INTRODUCCIÓN 
 
 
 La pregunta que guía la investigación es la siguiente: ¿De qué forma se relaciona el 
despliegue del dispositivo sexológico en Chile con el discurso institucional respecto a la salud 
sexual de la Sociedad Chilena de Sexología Antropológica y el de la Sociedad Chilena de 
Sexualidades? 
 
 Esta investigación tiene como objetivo general analizar la relación entre el despliegue del 
dispositivo sexológico en Chile y el discurso institucional respecto a la salud sexual de la 
Sociedad Chilena de Sexología Antropológica y el de la Sociedad Chilena de Sexualidades. 
 
 Los objetivos específicos son: 
 Describir el despliegue del dispositivo sexológico nacional que se produce entre los 
años 1965 y 2015. 
 Describir la forma en que se conceptualiza la salud sexual de los cuerpos en el discurso 
de la Sociedad Chilena de Sexología Antropológica. 
 Describir la forma en que se conceptualiza la salud sexual de los cuerpos en el discurso 
de la Sociedad Chilena de Sexualidades. 
 
 Las hipótesis que guían la investigación son: 
1) Pese a que el discurso represivo dictatorial haya caído, las lecturas alternativas a las de la 
dicotomía del sexo/género son marginales, y la lectura sexológica hegemónica sigue 
reproduciendo el estatus quo de la diferencia de sexos y géneros basados en modelos 
dicotómicos, lo cual es representado por el discurso de las dos instituciones involucradas en el 
análisis. 
8 
 
2) El despliegue de la sexología significa la territorialización del sexo en función del género y la 
educación como llave para solucionar este fenómeno, se presenta deteriorada y se limita a 
instancias formativas a ámbitos extracurriculares. 
 
 Respecto a la metodología, esta investigación tiene un enfoque cualitativo y utiliza las 
técnicas de entrevistas semi-estructuradas y en profundidad (éstas a expertos en el tema), 
además del focus group y el análisis documental. Éste último se hace en el único libro 
conocido que narra la historia de la Sociedad Chilena de Sexología Antropológica, ―Educación 
Sexual en Chile" (1997) de Barón & Lagos. Todos los datos serán examinados por medio del 
análisis de contenido. 
 
 Un propósito del estudio es el de tensionar los conceptos para buscar la relevancia que 
tienen, para explicar el fenómeno en su complejidad, de ahí que optamos por una combinación 
de autores, principalmente arqueólogos del saber y posmodernistas, para abordar con mayor 
profundidad los desplazamientos del fenómeno en su amplitud, sin territorializarlos a priori 
por medio de una teoría preseleccionada. 
 
 Tomando en consideración la relevancia del artículo titulado: ―Para una sociología de la 
sexualidad‖, coincidimos con la idea de que el discurso biomédico, naturalizador de las 
construcciones sociales se presenta como un ―núcleo legitimador (…), un paradigma en crisis 
que puede ser sustituido. Si el siglo XXI ha de ser el siglo de las Ciencias Sociales resulta 
pertinente que la Sociología elabore ya un discurso y un análisis alternativo sobre la sexualidad, 
previa revisión de los existentes.‖ (Guasch, 1993: 118) Siguiendo esta idea, en términos éticos, 
una investigación como la que planteo, se justifica en la pretensión de que su desarrollo implica 
el desenmascaramiento de los poderes seculares de la medicina y la sexología, que permiten 
iluminar las posibles imbricaciones existentes entre las teorías eugenésicas e higienistas del siglo 
XIX con la práctica clínica en el siglo XXI, generando un aporte significativo a la sociología de 
la sexualidad. 
 
 El cuerpo del texto que continúa en las siguientes páginas está compuesto por los siguientes 
capítulos: Resumen, Introducción, Presentación del problema de investigación y estado del 
9 
 
arte, Objetivos, Hipótesis y supuestos de trabajo, Marco teórico conceptual, Marco 
metodológico, Capítulos de resultados y análisis titulados como "Derechos y placeres: el caso 
de la Sociedad Chilena de Sexología Antropológica", "La sexología en postdictadura: La 
Sociedad Chilena de Sexología y Educación Sexual y la emergencia de la Sociedad Chilena de 
Sexualidades", "Sociedad e institucionalidad chilena", "La formación moral y la 
conceptualización de los cuerpos", "Cuerpo v/s mente", "Sujeto v/s agente", "Modelos de 
atención y construcción del paciente", "Sociedad Chilena de Sexología y Sociedad Chilena de 
Sexualidades", y "La dictadura y las diferentes generaciones de médicos", Conclusiones y 
Bibliografía. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
10 
 
3) PRESENTACIÓN DEL PROBLEMA DE INVESTIGACIÓN Y DEL ESTADO 
DEL ARTE 
 
 
 Tomando en consideración que para reproducir la sociedad en cuanto conjunto humano es 
necesario que las prácticas sexuales sean heterosexuales, la formación de niños y niñas bajo 
este esquema, limita todas las posibilidades a la preeminencia de ese orden sexual, por lo tanto, 
podemos señalar que en lo que atañe a la educación del sexo en Chile, se observa una 
constante repetición del mismo esquema en función de su misma preeminencia, y recordando 
que ―las reiteraciones nunca son meras réplicas de lo mismo, (ya que) el ‗acto‘ mediante el cual 
un nombre autoriza o desautoriza una serie de relaciones sociales o sexuales es, necesariamente 
una repetición.‖ (Butler, 2005: 318) Al respecto, basándose en el análisis de Walter Benjamin, y 
considerando que pese a que su referencia provenga de las disciplinas artísticas, es prudente 
apelar a la concepción de repetición que nos entrega Elizalde, la cual ―se comprende desde la 
seriación hasta las representaciones en el hipertexto, que incluyen diferentes géneros 
expresivosy en los que se insertan la cita, la traducción, el pastiche, el collage o montaje, 
dependiendo del medio‖ (2013: 174), lo que nos llevaría a decir que por hipertexto, en este 
caso, hacemos referencia al esquema que utiliza la medicina para conceptualizar el cuerpo, 
basándonos en la idea de que ―la medicina moderna (...) es una medicina social cuyo 
fundamento es una cierta tecnología del cuerpo social; la medicina es una práctica social, y sólo 
en alguno de sus aspectos es individualista‖ (Foucault, 1999: 365), de ahí que podemos 
adentrarnos en el cuestionamiento respecto al área específica de la disciplina que se encarga de 
abordar la sexualidad y su relación con su despliegue en los cuerpos. 
 
 El abordaje del cuerpo desde el saber médico, demuestra la primacía de la biología en el 
orden de las representaciones, ―la dominación social del médico sabio sobre el médico 
humano; (…) un estatus social de aquella que oscila entre la anomalía corporal y el deber del 
cuerpo en relación con el crecimiento económico; una estructura sanitaria organizada como un 
sector particular de las actividades industriales: tales son los signos del reino de la ciencia y de 
su producto, la técnica, sobre los cuerpos.‖ (Chauvenet, 1980: 23) Comprendiendo que la 
sexualidad ―como conjunto de fenómenos emocionales y de conducta relacionados con el 
11 
 
sexo, marca de forma decisiva al ser humano en todas las fases de su desarrollo. Considerada a 
lo largo de la historia como una fuerza natural e innata, cada vez más se llega al 
convencimiento de que en ella también intervienen las influencias sociales‖ (Amaro, 2005: 1), 
nos preguntamos por la relación que hay entre las influencias sociales que la constituyen como 
saber, y en este marco es precisamente la sexología la disciplina que se encarga de administrar 
su devenir. Dándole contexto a un momento clave de su historia, destacamos que ―la 
Sexología, rama interdisciplinaria de la Psicología, relacionada con la Biología y la Sociología, 
ha tenido un gran auge al obtener, ya en muchos casos, el respaldo de la propia sociedad, 
hecho que se iniciara con los movimientos de liberación sexual de finales de la década de los 
años 60 y principios de los 70.‖ (Amaro, 2005: 2) 
 
 Primeramente, se pueden rastrear los primeros lineamientos del interés médico por 
categorizar los trastornos sexuales en los trabajos del psiquiatra alemán Richard von Krafft-
Ebing, quien en 1886, publica Psicopatía Sexualis, el primer libro en toda la historia dedicado 
totalmente a las perversiones sexuales. Posteriormente se puede destacar el trabajo del 
endocrinólogo nacido en Alemania Harry Benjamin, que a mediados del siglo XX funda de 
cierta forma la sexología como disciplina por medio de la construcción de la categoría de 
Transexualidad en la década de los 60's y del establecimiento de las terapias necesarias para su 
corrección, cuyo trabajo contextualiza el antecedente que surge desde ―España, y con gran 
influencia en el mundo hispánico en general, este cambio de tendencia se relaciona con la obra 
endocrinológica y sexológica del médico español Gregorio Marañón, que conoció un enorme 
impacto en las décadas de 1920 y 1930‖ (Vázquez, 2013: 86), ya que fundó la endocrinología 
en España en el mismo siglo que Benjamin, desde una perspectiva sumamente moralista que 
decantó en una intervención médica de las prácticas sexuales. Finalmente a nivel nacional, en 
Chile uno de los estudiantes de Gregorio Marañón, Romeo Cádiz Oyarzún, implantó sus ideas 
en Valparaíso, promoviendo desde fines de los años 60's el concepto de sexo anormal, que hace 
referencia a los estados intersexuales (herencia de Marañón) y que señala como: ―aquellos casos 
en que coinciden en un mismo individuo, sea hombre, sea mujer, estigmas físicos o funcionales 
de los dos sexos; ya mezclados en proporciones equivalentes o casi equivalente; y esto es 
12 
 
mucho más frecuente, con indiscutible predominio del sexo legítimo sobre el espúreo1.‖ 
(Cádiz, 1958: 85). 
 
 Otro referente fundamental de la sexología chilena es el ginecólogo y obstetra Osvaldo 
Quijada, uno de los fundadores de la primera organización formal del país en abordar la salud 
sexual y reproductiva de forma sistemática; La Sociedad Chilena de Sexología Antropológica. 
Para comprender de mejor manera el contexto de emergencia de dicha organización y la 
trascendental labor del doctor en cuestión, presento parte de una entrevista que se encuentra 
en un libro de Barón & Lagos: 
―El año 1964 participé en los comienzos de la Sociedad Chilena de Medicina 
Psicosomática, pero no encontré tribuna para discutir, con centrada aplicación, los 
problemas sexuales. Nos juntamos entonces, unos veinte profesionales de ambos 
sexos, médicos, pedagogos, psicólogos, asistentes sociales, sacerdotes y abogados, 
para hacernos mutuamente clases sobre la materia sexológica en que teníamos 
estudios y experiencias. En 1965 constituimos la Sociedad Chilena de Sexología 
Antropológica, dándole su apellido (antropológica), porque pensábamos, y hoy sigo 
pensándolo, que la sexualidad ha de ser comprendida, bioantropológicamente, tanto 
en lo médico y educacional.‖ (1997: 76) 
 
 Lo curioso y relevante a este respecto, es que el citado libro es el único documento 
encontrado que narra la historia de dicha institución, cuestión que deberá ser explicada en la 
presente investigación. De forma similar, a nivel latinoamericano, uno de los pocos 
documentos que narra una historia de la sexología, deja de lado los autores anteriormente 
mencionados y entrega de otra forma un marco histórico que caracteriza los momentos clave 
del desarrollo mundial y luego latinoamericano de la emergencia de la sexología: una ponencia 
presentada en 1994 por la Federación Latinoamericana de Sociedades de Sexología y 
Educación Sexual en el VII Congreso Latinoamericano de Sexología y Educación Sexual 
celebrado en La Habana, Cuba. 
 
 Según esta organización, la emergencia y la consolidación de la sexología como rama de la 
ciencia médica se encuentran entre la década de 1960 y la de 1980, siendo a fines de los años 
60‘s ―cuando se intensifica la preocupación de educadores y moralistas por el tema de la 
 
1 Escrito ‗espúreo‘ en el texto original. 
13 
 
Educación para la Sexualidad y de la Sexología Clínica. Durante esa década se realizaron 
tímidas aproximaciones a esta temática y un número poco significativo de encuentros, curso y 
seminarios se llevaron a cabo.‖ (Aller, et al., 1994: 3) Así que, pese a que tanto Krafft-Ebing 
como Marañón y Benjamin hayan dado clases en Europa y Estados Unidos, no tiene validez 
para los autores la emergencia de la sexología como disciplina hasta el momento en que esta 
compone una orgánica propia. 
 
 Respecto a esta idea de la orgánica señalan que. ―otro hecho importante a destacar fue el 
desarrollo, en los 70‘s, de dos movimientos paralelos al anterior uno conformado por (…) 
quienes trabajaron con los grupos norteamericanos, europeos y asiáticos para la creación de la 
Word Asociación for Sexology —WAS—, hecho que sucede en octubre de 1978.‖ (Aller, et al., 
1994: 6) La Asociación Mundial de Sexología, surge como un organismo superior y principal, el 
cual ha logrado reunir a todos los profesionales interesados en el desarrollo de la Sexología, 
tanto en su área clínica como en la educativa. ―La WAS ha efectuado once congresos 
mundiales de los cuales tres se han celebrado en Latinoamérica: México 1979, Venezuela 1989, 
Brasil 1993. La participación latinoamericana y las experiencias obtenidas por nosotros, han 
sido presentadas y conocidas en el escenario mundial y en más de una ocasión han servido de 
modelo para profesionales e instituciones de otras latitudes.‖ (Aller, et al., 1994: 7) Esta 
difusión de los saberes posteriormente tiene una reproducción a nivel local; las Jornadas 
Latinoamericanasde Sexología‖, siendo un segundo movimiento de la fundación de la misma, 
las cuales fueron seis y que se celebraron en Chile, Argentina, Uruguay, y Paraguay. 
 
 Según los autores, a fines de los años 70‘s, hubo cuatro grupos que ocuparon un papel 
pionero y protagónico en la discusión internacional sobre el sexo: 
- Un grupo de becarios del Primer curso de SIDA. 
- Un grupo constituido por quienes tuvieron la dirección de organismos internacionales 
que permitieron la institucionalización de la Educación para la Sexualidad. 
- Un tercer grupo que persiguió el desarrollo de la Educación para la Sexualidad y de la 
Sexología Clínica, que sentó las bases para el desarrollo permanente de estas disciplinas 
en Latinoamérica. Esto decantó en la realización del ―IV Congreso Mundial de 
14 
 
Sexología‖ en Ciudad de México en 1979, y el ―IX Congreso Mundial de Sexología‖ en 
Rió de Janeiro en 1993. 
- Finalmente, un cuarto grupo que se inicia en los primeros años 70‘s con la organización 
de las Jornadas Latinoamericanas de Sexología y que culminan con la formación de la 
―Federación Latinoamericana de Sociedades de Sexología y Educación Sexual‖. (Aller, 
et al., 1994: 8-9) 
 
 Luego, caracterizan a la década de los 80‘s como una época ―particularmente importante 
para el establecimiento definitivo de la Educación para la Sexualidad y de la Sexología Clínica 
en Latinoamérica, debido a que progresivamente, hay una integración de los cuatro grupos 
(que mencioné más arriba).‖ (Aller, et. al., 1994: 9) Por otra parte según Molina, en Chile el 
desarrollo histórico de la sexología está enmarcado en las fuertes convulsiones propias de la 
―década larga2‖, 
―situada con mayor propiedad entre 1958 y 1973, que para los efectos de estudiar 
las transformaciones político-sanitarias, culmina en el golpe de Estado de 1973. En 
ella el país parece transitar a la consolidación del capitalismo en los marcos del 
Estado de Bienestar en que se impone la búsqueda y defensa de un proyecto de 
nación autónoma.‖ (2010: 126) 
 
 En este contexto se vislumbran las principales transformaciones del sector público de la 
salud, las cuales ―esbozaban el rol de la medicina privada y creaban el espacio público, entre los 
objetivos del nuevo sistema, para la existencia del sistema de los seguros de salud.‖ (Molina, 
2010: 181) Este cambio histórico y político, representa una transformación que repercute en 
los modelos propios del sistema sanitario nacional y su correlato a nivel sexológico es objeto 
de esta investigación. 
 
 Considerando que el principal propósito de esta tesis es buscar las bases necesarias para 
fomentar una transformación de la manera en que la medicina aborda el cuerpo por medio de 
 
2 Molina (2010) recurre al concepto de ―década larga‖ para referirse al periodo de la historia de Chile 
comprendido entre 1958 y 1973, debido a que con él aúna tanto las condiciones históricas previas de la 
década de los 60‘s y al unísono el punto de inflexión que acaba con su herencia histórica, periodo 
caracterizado, en este caso, por una marcada preocupación de las autoridades políticas por reformar el 
sistema sanitario en pos del abordaje de la ebullición social. 
15 
 
la sexología, es que consideramos que para entregar modelos más inclusivos en salud ella 
requiere reconocer las complejidades y las diferencias de las distintas vidas, así, ―educational 
levels, income, culture, ethnicity, race, and a host of the other identities and experiences shapes 
(...) health. Living and working conditions themselves are shaped by education, economic 
trends, housing, and other conditions that produce health and prevent illness. Thus health his 
created in complex, interactive ways that cannot be reduced to any one dimension.‖ (Ruzek, 
Clarke & Olesen, 1997: 20) En este punto, es fundamental trazar una diferencia entre dos 
grandes paradigmas que sustentan los modelos de atención médica necesarios para abordar los 
distintos grados de complejidad de las vidas y los cuerpos, 
―Diversas teorías, desde las miasmáticas hasta las demográficas y los más variados 
modelos, desde los mecanicistas hasta los del bienestar, se han aplicado al estudio e 
intervención de la salud y la salud pública, campos en los que es reconocido 
históricamente el uso de dos marcos o enfoques mayores tradicionales de estudio y 
práctica: el biomédico y el socio ecológico. Estos referentes paradigmáticos a su vez 
han sentado las bases para el desarrollo de propuestas originadas en las áreas 
biológicas, comportamentales y psicosociales, revelándose claramente con el aporte 
de estas últimas que la promoción de la salud de la población va más allá de lo 
individual e involucra incluso las formas de organización social y la política 
estructural de las naciones.‖ (Cabrera, 2004: 185) 
 
 No obstante, además de preguntarnos por los modelos existentes para tratar de dar cabida a 
las bases necesarias para posibilitar un cambio, es relevante pensar que la actual convergencia 
de distintos modelos médicos, ―como las llamadas terapias alternativas o complementarias, con 
la medicina moderna y con los sistemas de salud, (…) ha llevado a los historiadores a 
preguntarse por las distintas prácticas y saberes que levantaron la medicina y contribuyeron a 
establecer un determinado canon‖ (Correa, 2005: 247), por lo que la pretensión genealógica de 
este estudio es crucial para dar respuesta a la pregunta de investigación. 
 
 Tomando en consideración que a mediados de la segunda mitad del siglo XIX, ―la 
Universidad de Chile contribuyó en el desarrollo de los contenidos científicos de las disciplinas, 
pero también en tanto órgano deliberativo y supervisor, cumplió un papel central en la 
conformación de políticas y remodelaciones vinculadas a la medicina y la salud‖ (Correa, 2005: 
250), y que ―junto a la enseñanza universitaria, el Estado impulsó, en alianza con el 
Protomedicato y la Universidad de Chile, la regulación de los servicios profesionales del área 
16 
 
de la salud‖ (Correa, 2005: 251), es que se hace innegable la necesidad de observar la relación 
entre la formación en salud dentro de dicha universidad y la emergencia de modelos en salud 
para el abordaje de los trastornos sexuales. 
 
 De otro modo, abordando el fenómeno desde los resultados de una investigación realizada 
por un equipo de médicos en la Revista Médica de Chile, titulada ―Perspectiva de género en la 
formación de profesionales de la salud: Una tarea pendiente‖, se hace fundamental destacar 
que 
―la universidad se constituye en un peldaño más en la escala de la socialización de 
los sujetos donde las ideas del sistema patriarcal se forman, legitiman y reproducen. 
Como consecuencia, no hay sintonía con los cambios que requiere la sociedad 
chilena para asegurar a las personas equidad en salud, no discriminación en el 
acceso a las oportunidades y una convivencia social democrática. Tampoco se 
garantiza la formación de recursos humanos con capacidad de respuesta coherente 
a las nuevas tendencias epidemiológicas y diversidad de necesidades desagregadas 
por género.‖ (Arcos, et al, 2007: 715) 
 
 Por ende, tomando en cuenta que: ―pese a existir en el siglo XXI un giro hacia los derechos 
identitarios de los grupos de la diversidad sexual que demandan la entrada al sistema de salud, 
(…) tanto las personas intersexuales como las transexuales abandonan su identidad al 
disfrazarse de un paciente más en la consulta‖ (Barril, 2017: 245), es que esta investigación 
debe estar orientada hacia develar los preceptos de género que tienen los distintos 
profesionales de la salud para poder comprender así la relación entre el desarrollo histórico de 
la sexología y los modelos de atención derivados del despliegue mismo de la sexología en el 
país. En este contexto tomamos como obra ejemplificadora de un estudio social, e inclusive, 
sociológico del discurso médico,el libro de Anne Fausto-Sterling (2006) titulado ―Cuerpos 
Sexuados‖, en donde se vislumbra la relación entre la política del género y la construcción 
social de la sexualidad, cuestionando por medio de un análisis del discurso médico la 
objetividad con que se define la presunta naturaleza de la dicotomía del sexo y su 
representación genital. Este análisis termina por concluir que los científicos del siglo XIX y XX 
―eligieron a los hermafroditas como objetos de estudio para probar que la naturaleza apenas 
contaba; pero nunca cuestionaron la asunción […] de que sólo hay dos sexos, porque su meta 
era saber más sobre el desarrollo ‗normal‘‖ (Fausto-Sterling, 2006: 66), así, su investigación nos 
17 
 
permite comprender que los avances técnicos van de la mano de los criterios de diagnóstico 
basados en el ―conocimiento disciplinario acumulado en los campos de la embriología, la 
endocrinología, la cirugía, la psicología y la bioquímica [los que] ha[n] movido a los médicos a 
intentar controlar el género mismo del cuerpo‖ (Fausto-Sterling, 2006: 22), idea que se refleja 
en un manejo tecnificado que termina por encausar los cuerpos antes de que los estados 
intersexuales se hagan manifiestos. 
 
 A modo de cierre de este acápite, destacamos la relevancia del concepto de ruptura 
epistemológica (Bourdieu, Chamboredon & Passeron, 2002), siendo esencial para el correcto 
desarrollo de la investigación el reconocimiento de mi posición como investigador, 
constituyendo, en conjunto al cuestionamiento de mis investigaciones anteriores, un ejercicio 
de ruptura. Lejos de pretender continuar con un análisis desde la sociología del género sobre 
el discurso médico, lo que planteo con esta investigación es generar una contribución a la 
sociología de la sexualidad, continuar con la labor de ―definir qué es sexo y qué no lo es, 
describir qué espacios y tiempos tiene adjudicados, qué actores lo ejecutan y cuáles no, de qué 
modo lo hacen, y las razones y consecuencias sociales de todo ello.‖ (Guasch, 1993: 106) 
Comprendiendo que el discurso del dispositivo biomédico se ha posicionado históricamente 
como la única fuente de verdad en torno al sexo a la sexualidad, logrando ―dar un cuerpo al 
hombre: esto es lo que hace el análisis anatomofisiológico y el saber biomédico, en sentido 
amplio, cuando separan al hombre de su cuerpo y consideran a este último como algo en sí‖ 
(Le Breton, 2002: 26), constituyendo ―una configuración necesaria del cuerpo normal, una 
reiteración por medio de la observación del cuerpo del paciente que manifiesta la iterabilidad 
de la configuración de lo normal pretendido en cada observación‖ (Barril, 2017: 243), es que 
debido a la cristalización de dicha lógica en el discurso moderno occidental de la scientia sexualis 
(Foucault, 2002a), mi trabajo pretende dar cuenta, a través de los hechos, de las limitancias 
epistemológicas que este monopolio conlleva. 
 
 
 
 
18 
 
4) OBJETIVOS 
 
 
Pregunta general: 
 ¿De qué forma se relaciona el despliegue del dispositivo sexológico en Chile con el discurso 
institucional respecto a la salud sexual de los cuerpos según la Sociedad Chilena de Sexología 
Antropológica y la Sociedad Chilena de Sexualidades? 
 
Objetivo general: 
 Analizar la relación entre el despliegue del dispositivo sexológico en Chile y el discurso 
institucional respecto a la salud sexual de los cuerpos según la Sociedad Chilena de Sexología 
Antropológica y la Sociedad Chilena de Sexualidades. 
 
Objetivos específicos: 
 Describir el despliegue del dispositivo sexológico nacional entre los años 1965 y 2015. 
 Describir la forma en que se conceptualiza la salud sexual de los cuerpos en el discurso 
de la Sociedad Chilena de Sexología Antropológica. 
 Describir la forma en que se conceptualiza la salud sexual de los cuerpos en el discurso 
de la Sociedad Chilena de Sexualidades. 
 
 
 
 
 
 
 
 
19 
 
5) HIPÓTESIS Y SUPUESTOS DE TRABAJO 
 
 
 Como hipótesis de trabajo, y en base a investigaciones anteriores que he realizado (Barril, 
2017), asumo que la sexología chilena ha sufrido un proceso de despliegue y posterior repliegue 
con la dictadura, momento en donde en afán de controlar lo que llamo una ―charlatanería 
clínica3‖, se institucionaliza la práctica sexológica en una función específicamente técnica 
remitida a la clínica. Posterior al periodo represivo, con la supuesta vuelta a la democracia, el 
discurso sexológico emerge en espacios en los que anteriormente estaba reprimido: Al alero de 
la mercantilización de los saberes, la sexología se vuelve a desplegar bajo una imagen 
sumamente fetichizada representada en la consejería sexual de revistas no científicas, espacio 
en donde se aplican teorías científicas como si fuesen verdades prácticas; por otra parte, al 
alero de la emergencia de los Derechos Humanos de tercera generación y de algunos grupos 
organizados de médicos y sexólogos, se plantea la necesidad de entrelazar la sexología con el 
derecho al placer sexual, ofreciendo un marco amplio en donde se pretende tolerar y promover 
las identidades sexuales que desbordan las dicotomías. 
 
En definitiva, las hipótesis que guían la investigación son: 
 1) Pese a que el discurso represivo dictatorial haya caído, las lecturas alternativas a las de la 
dicotomía del sexo/género son marginales, y la lectura sexológica hegemónica sigue 
reproduciendo el estatus quo de la diferencia de sexos y géneros basados en modelos 
dicotómicos, lo cual es representado por el discurso de las dos instituciones involucradas en el 
análisis. 
 2) El despliegue de la sexología significa la territorialización del sexo en función del género 
y la educación como llave para solucionar este fenómeno, se presenta deteriorada y se limita a 
instancias formativas a ámbitos extracurriculares. 
 
 
 
3 Comprendiendo por ―charlatanería clínica‖ la información entregada por profesionales de la salud 
legitimadas por su posición de poder más que por las fuentes científicamente comprobadas de las cuales 
se deriban. 
20 
 
6) MARCO TEÓRICO CONCEPTUAL 
 
 
 Ingresando desde en un enfoque más analítico, mencionamos que desde sus orígenes, la 
sexología fue una ciencia aplicada y para su aplicación se ha ido respaldando en distintas teorías 
y recurriendo a saberes propios de otras ramas de la ciencia médica. Así, ―sexologists 
appropriated analytical devices developed elsewhere and applied them to sexology. Research 
on hermaphroditism led to theories of homosexuality; the discovery of hormones and 
chromosomes made explanations of sexual differences possible.‖ (Hekma, 1991: 6) No 
obstante, la hegemonía de un discurso cultural de la sexualidad genera tanto expresiones 
controladas como espacios ocultos, lo que se explica en la idea de que a pesar de su amplia 
difusión en la época contemporánea, la sexualidad ―aún se encuentra en el closet, recluida, 
temerosa de ser expresada abiertamente ante el rechazo y el estigma social de que se puede ser 
objeto. Es decir, las valoraciones y concepciones culturales tradicionales para el control de la 
sexualidad aún son vigentes y tienen un gran peso‖ (Careaga, 2002: a), lo que nos recuerda el 
trabajo de Foucault (2002a) sobre la historia de la sexualidad, en donde se caracteriza el 
abordaje de la sexualidad en occidente como una búsqueda de explicaciones, una scientia sexualis 
productora de discursos en torno a la verdad del sexo más que una búsqueda de placer en 
torno al mismo, como representa oriente con su propia ars erotica. 
 
 Observando este control sexual, por ejemplo, en la tecnología médica, podemos 
comprender que a pesar de que actualmente exista un tratamiento clínico que posibilita el 
cambio genital (un logro técnico por excelencia de la sexología como también lo es la 
invención del Viagra), éste, en vez de poner en tela de juicio la reproducción de lasdicotomías 
en la diferencia entre sexo y género, las acentúa. Esto se explica debido a que la cirugía de 
reasignación sexual se sustenta en la idea de que ―para mantener la división de géneros, 
debemos controlar los cuerpos que se salen de la norma‖ (Fausto-Sterling, 2006: 23), imagen 
que nos empuja a recurrir a parte de la concepción de ―importancia‖ de los cuerpos según 
Judith Butler (2005). Extendiendo esta idea de hacer de los cuerpos potencialmente no 
deseables por la sociedad un medio de la representación de sí, concordante con la matriz 
21 
 
patriarcal de los cuerpos sexuados desde su educación, representa límites que ―se establecen 
dentro de los términos de un discurso cultural hegemónico basado en estructuras binarias que 
se manifiestan como el lenguaje de la racionalidad universal. De esta forma, se elabora la 
restricción dentro de lo que ese lenguaje establece como el campo imaginable del género.‖ 
(Butler, 2007: 59) La medicina, al intervenir las distintas expresiones de lo que considera por 
fuera del esquema normal de la constitución sexual, demuestra que ―lo que cuenta en un 
camino, lo que cuenta en una línea, nunca es ni el principio ni el final, siempre es el medio. 
Siempre se está en medio de un camino, en medio de algo‖ (Deleuze & Parnet, 2002: 38), el 
lugar de los estados intersexuales es un no lugar, un lugar de tránsito, un momento efímero y 
por ende inválido como punto de asentamiento inteligible por fuera de los requisitos de la 
intervención médica, y es precisamente este contexto hostil el que nos permite acudir a la idea 
de que ―el manejo del estigma es un rasgo general de la sociedad, un proceso que se produce 
dondequiera que existan normas de identidad. (…) el rol del normal y el rol del estigmatizado 
son partes del mismo complejo, recortes de una misma tela estándar‖ (Goffman, 2006: 152), 
por lo que no estará fuera de lugar decir que para defender la normalidad del binomio. En 
concordancia con esta idea, 
―El carácter específico de la medicina como ciencia –y este estatus científico es un 
hecho contemporáneo reciente- se debe, (…) al hecho de que ella tiene, justamente, 
por objeto reprimir y negar la función del sujeto en su cuerpo, a fin de hacer reinar 
un cierto tipo de orden –determinado históricamente- sobre el cuerpo y los 
sujetos.‖ (Chauvenet, 1980: 25) 
 
 De esta manera, siguiendo a Butler en la discusión y relacionándola con el concepto de 
cuerpo, éste ―es en sí una construcción, como lo son los múltiples ‗cuerpos‘ que conforman el 
campo de los sujetos con género. No puede afirmarse que los cuerpos posean una existencia 
significable antes de la marca de su género.‖ (2007: 58) Por ende, la educación del cuerpo y su 
sexo, sella un campo posible de inteligibilidad del mismo, limitando de este modo los futuros 
proyectos educativos a una biologización de lo sexual que termina por reproducir al infinito el 
binomio y la matriz heterosexista y patriarcal que los sustenta. Postular la performance como 
espacio de resistencia ante la violencia del género, permite generar una inversión entre la 
agencia y el peso de la estructura, lo que nos conduce a tomar en consideración esta 
investigación, además de una sociología de la sexualidad, como una sociología del cuerpo, así 
22 
 
podremos entender un escenario donde ―en lugar de hacer de la corporeidad un efecto de la 
condición social del hombre, este pensamiento hace de la condición social el producto de su 
cuerpo‖ (Le Breton, 2002: 17), viendo más allá de la naturaleza en la biología y abriendo el 
campo de la observación sociológica de la evaluación médica del sexo, como un espacio de 
resistencia frente a la reproducción naturalizada de la concordancia entre la definición cultural 
y la expresión morfológica del sexo. Siguiendo esta idea, recordándonos la concepción de 
―Dasein‖ en Heidegger (2003), como un ser arrojado en el mundo, Bourdieu considera que 
―Lo que está comprendido en el mundo es un cuerpo para el cual hay un mundo, 
que está incluido en el mundo, pero de acuerdo con un modo de inclusión 
irreductible a la mera inclusión material y espacial. (…) El cuerpo está vinculado a 
un lugar por una relación directa, de contacto, que no es más que una de tantas 
maneras de relacionarse con el mundo.‖ (1999: 179) 
 
 No obstante, buscando una salida de este escenario, podemos presentar la perspectiva 
contrasexual de Preciado, que en lugar de reproducir la naturalización de la sujeción de un 
cuerpo a otro por medio de la lógica patriarcal como naturaleza misma de la humanidad, se 
plantea la posibilidad de ir más allá del género como tal y de sus dualismos, requiriendo y 
posibilitando nuevas prácticas de socialización que ―renuncian no sólo a una identidad sexual 
cerrada y determinada naturalmente, sino también a los beneficios que podrían obtener de una 
naturalización de los efectos sociales, económicos y jurídicos de sus prácticas significantes.‖ 
(2011: 13) En este sentido, en términos orgánicos de la genitalidad, el sistema médico en 
cuanto producto reproductor de la hegemonía patriarcal ―opera por división y fragmentación 
del cuerpo: recorta órganos y genera zonas de alta intensidad sensitiva y motriz que después 
identifica como centros naturales y anatómicos de la diferencia sexual.‖ (Preciado, 2011: 17) La 
propuesta de Preciado coincide con la idea de subvertir la organicidad propia del organismo, la 
producción intensiva de un ―Cuerpo sin Órganos‖ presente en la teoría de Deleuze y Guattari, 
para quienes ésta es tratada ―como el huevo lleno anterior a la extensión del organismo mismo 
y a la organización de los órganos, anterior a la formación de los estratos, el huevo intenso que 
se define por ejes y vectores, gradientes y umbrales, tendencias dinámicas con mutación de 
energía‖ (1994: 158-159), posición político-epistemológica que intenta hacer frente al cuerpo 
conceptualizado por la biología, construcción epistémica que brinda sentido al cuerpo como 
consecuencia de una naturaleza descrita desde una autoproclamada objetividad. 
 
23 
 
 En concordancia con lo anterior, es fundamental tomar en cuenta que ―la sexualidad ha 
sido objeto de múltiples usos para servir a intereses particulares, principalmente de control 
social y de mantenimiento de la supremacía del poder. (…) nunca se ha logrado reprimir y 
controlar hasta la concepción donde se le requiere circunscribir‖ (Careaga, 2002: 5), a lo que se 
le suma a que pese a que Foucault apele a que la preocupación por el sexo ha sido una 
constante propia de la historia de la humanidad que se ha configurado de distintas formas 
según las mutaciones propias de las distintas civilizaciones, y que la preocupación por el sexo 
desde la medicina es una característica que ha proliferado desde el periodo victoriano, 
―el capitalismo que se desarrolló a fines del siglo XVIII y comienzos del XIX, 
socializó un primer objeto, que fue el cuerpo, en función de la fuerza productiva, de 
la fuerza de trabajo. El control de la sociedad sobre los individuos no se operó 
simplemente a través de la conciencia o de la ideología, sino que se ejerció en el 
cuerpo, con el cuerpo. Para la sociedad capitalista lo más importante era lo 
biopolítico, lo somático, lo corporal. El cuerpo es una realidad biopolítica; la 
medicina es una estrategia biopolítica.‖ (1999: 365-366) 
 
 Con los avances de la observación e intervención científica del cuerpo, la ciencia médica de 
fines del siglo XIX complejiza la distinción entre la salud y la enfermedad, representando un 
despliegue del dispositivo clínico que caracterizaba a una ―nueva biopolítica que empezaba a 
insinuarse en la primera mitad del siglo XX, integraba lo anómalo como un momento de la 
normalidad.‖ (Vázquez, 2013: 87) Esta idea, que es proyectada a partir de los preceptos 
eugenésicos del siglo XIX, se condice con la lógica territorializadora, decantando en que 
―mientras que hace un siglose nos mostraba al científico contentándose con la observación del 
trabajo del organismo para luchar contra la enfermedad, hoy el científico crea, con su sola 
intervención, un principio de realidad; el trabajo de definición y de clasificación científica 
produce un hecho real: una entidad, la enfermedad‖ (Chauvenet, 1980: 26), generando en su 
preocupación con el sexo de las expresiones irregulares4 una enfermedad y por ende una 
necesidad de intervención, lo que se vincula con la idea de que ―los dispositivos de poder ya no 
se limitan a ser normalizadores, tienden a ser constituyentes (de la sexualidad). Ya no se limitan 
a formar saberes, son constitutivos de verdad‖ (Deleuze, 1995: 4), y el gran problema que esto 
implica, es que el despliegue de una necesidad de intervención trastoca la noción de salud 
 
4
 En cursivas en el texto original. 
24 
 
como tal, ya que los esfuerzos ―to incorporate recentre search on psychosocial factors in the 
etiology of diseaseand gender-related health practices in the use of medical services broaden 
the biomédical model. But in our view these efforts, no matter how useful, do not adequately 
represent health.‖ (Ruzek, Clarke & Olesen, 1997: 13) En este sentido, la construcción médica 
de la sexualidad por medio del abordaje clínico, ―como disposición de deseo históricamente 
variable y determinable, con sus puntas de desterritorialización, de flujos y de combinaciones, 
va a ser replegada sobre una instancia molar, ‗el sexo‘‖ (Deleuze, 1995: 8), y esta emergencia 
histórica posibilita la pregunta por la emergencia del dispositivo médico especializado y 
encargado de la observación de la sexualidad. 
 
 La pregunta por el origen de la sexología como tal, es decir, la forma sexológica del discurso 
sobre el sexo, no tiene gran extensión histórica. Entonces, si queremos situar históricamente el 
despliegue del discurso sexológico como tal, tenemos que considerar que ―el origen y la 
naturaleza de la sexología actual se remontaría al segundo periodo de desarrollo de una ciencia 
sexual, la sexología médica, en la década de los 60s‖ (Barrientos, 2014), no obstante, al 
momento de acudir a su definición surgen múltiples polémicas debido a lo difuso de su 
carácter, ya que ―Sexology practices including sex education, sexual counseling, sex therapy, 
and in some cases human and sexual rights advocacy and promotion are widely practiced 
around the world. But they are not practiced in the same way indifferent countries and 
cultures, and they present important variations across history.‖(Giami & Russo, 2013: 1) Dada 
la amplia gama de posibilidades para este estudio, la sexología en su complejidad sería 
inabarcable, por ello de forma provisoria presento la definición entregada por la Organización 
Panamericana de Salud y la Asociación Mundial de Sexología en el año 2000, organizaciones 
que definieron la sexología como un área clínica: ―que se especializa en la prevención y 
tratamiento de problemas sexuales relacionados con la disfunción sexual y los síndromes de 
identidad de género, comportamiento sexual convulsivo y los síndromes que aparecen después 
de una agresión sexual. (…) Dependiendo del enfoque terapéutico, un sexólogo clínico puede 
clasificar su trabajo como: medicina sexual, cirugía sexual, orientación sexual y psicoterapia 
sexual‖ (PAHO: 52). 
 
25 
 
 Si nos quedamos solamente con este aspecto clínico y terapéutico de la sexología, podemos 
abarcar el problema histórico con mayor precisión, permitiendo una observación de sus formas 
primitivas en el pasado cercano, el siglo XX. Respecto al concepto de sexualidad no podemos 
comenzar a escribir sino entendiéndolo como una construcción discursiva y, por lo tanto, 
social, una construcción a partir de las dinámicas propias de la interrelación entre el poder y el 
saber. Según Vendrell, pensando en sus orígenes, ―la sexualidad es lo que resulta de 
racionalizar la forma previa que el Occidente cristiano había desarrollado para concebir a todo 
un conjunto de prácticas y placeres corporales: el llamado mundo de la carne. Éste es el 
verdadero objeto de estudio pre-existente.‖ (2005: 51) Dado lo anterior, en un giro racionalista 
y con pretensiones de gestionar la expresión de la sexualidad, ―la afirmación de una sexualidad 
que nunca habría sido sometida con tanto rigor (...) va aparejada al énfasis de un discurso 
destinado a decir la verdad sobre el sexo, a modificar su economía en lo real, a subvertir la ley 
que lo rige, a cambiar su porvenir‖ (Foucault, 2002a: 14). En el despliegue del discurso de la 
verdad del sexo se funda una naturalización de la sexualidad enfocada en la relación penetrativa 
heterosexual 
―Which are the hall mark of sexual medicine, were not enough to produce in those 
involved in sexual politics, such as the LGBTI and feminist movements, a desire to 
participate in the debates about the new developments of sexual medicine. Sexual 
medicine and the pharmaceutical industry would therefore seem to have found a 
fertile territory where they would expand at will, as if their activities could stay 
outside the turmoil of sexual politics.‖ (Giami & Russo, 2013: 9) 
 
 El nacimiento de la sexualidad implica la escenificación de una nueva realidad de la cual es 
necesario hacerse cargo, y si tomamos en consideración la idea de que ―a los Estados y a los 
Poderes les horrorizan las formas de sexualidad que escapan a su control‖ (Simmel en Eribon, 
2004: 25) no es de extrañar que el esfuerzo de los aparatos del Estado estén dirigidos hacia la 
conducción del sexo en función de los intereses de la nación. En concordancia con lo anterior, 
―el sexo no es cosa que sólo se juzgue, es cosa que se administra. Participa del poder público; 
exige procedimientos de gestión; debe ser asumido por los discursos analíticos‖ (Foucault, 
2002a: 27), y pese a que ―la medicalización, es decir, el hecho de que la existencia, la conducta, 
el comportamiento, el cuerpo humano, se vieron englobados, a partir del siglo XVIII, en una 
red de medicalización cada vez más densa, red que cuanto más funciona menos cosas deja 
fuera de control‖ (Foucault, 1999: 364), no surge hasta el siglo XIX el escenario que trae a 
26 
 
colación el lugar que ocuparon la jurisprudencia y la psiquiatría en la elaboración de ―toda una 
serie de discursos sobre las especies y subespecies de homosexualidad, inversión, pederastia y 
‗hermafroditismo psíquico‘, (que) con seguridad permitió un empuje muy pronunciado de los 
controles sociales en esta región de la ‗perversidad‘.‖ (Foucault, 2002a: 98) Comprendiendo 
esta relación entre psique y sexo es que se hace necesario sembrar dudas respecto a la relación 
entre cuerpo y mente, entre psique y soma, en el discurso del dispositivo sexológico. 
 
 Con la recurrencia a la observación de la mentalidad como explicación de la conducta 
sexual, el abordaje de la sexualidad por parte de la sexología desborda, como sugiere el 
desarrollo teórico recién expuesto, los límites del cuerpo, noción que cada vez abarcará mayor 
complejidad y alcance. En Europa del siglo XIX la visión de los higienistas en ―la llamada 
‗cuestión social‘, se expresó en el desarrollo de un discurso y una profilaxis de las enfermedades 
infecciosas físicas, cuya finalidad era, de alguna forma, ocuparse de las ‗enfermedades 
ideológicas‘, ‗espirituales‘ y ‗morales‘‖ (Cornejo, 2011: 114), lo que decanta en el discurso del 
programa eugenista de la segunda mitad del siglo XIX, que es posible observar en Chile a 
principios del XX. Posteriormente, a finales del siglo XIX ―se logró introducir elementos 
importantes de este tema, gracias a los esfuerzos realizados por los educadores y los 
trabajadores sociales en su afán de complementar la instrucción dada por los padres. Sin 
embargo, los prejuicios todavía existentes determinaron que esta materia se denominara, de 
forma eufemística,‗higiene social‘, que abarcaba información biológica y médica sobre la 
reproducción sexual y las enfermedades venéreas.‖ (Amaro, 2005: 3) Este discurso higienista, a 
su vez, se basaba en preceptos que ―eran legitimados a partir de las teorías darwinistas, no sólo 
desde una perspectiva biológica sino también social. Se argüía así, que las virtudes de la mujer 
victoriana –moralidad, intuición, domesticidad, pasividad, espíritu del sacrificio y de servicio a 
la familia- tan convenientes para el funcionamiento de una sociedad patriarcal eran esenciales 
para la supervivencia y el perfeccionamiento de la especie‖ (Veneros, 1995: 137), lo que nos 
permite aventurarnos a comprender la utilidad y la importancia del discurso científico para la 
producción de la sexualidad en términos sociales. 
 
 Esta utilidad se manifiesta como germen de la lógica productiva que favorecerá más tarde la 
episteme productiva del sistema capitalista, ya que el concepto de acumulación como origen de 
27 
 
la riqueza, se replica en el abordaje de los cuerpos; ―el dispositivo de encerramiento, es decir de 
delimitación y de concepción, que va a producir el exterior y el interior, que va a acotar la 
extensión del concepto, que va a definir los lugares, ese dispositivo con su cero sólo puede ser 
engendrado por desintificación.‖ (Lyotard, 1990: 22) La des intensificación se observa 
nuevamente en el cuerpo, en la administración de su organicidad por parte del discurso 
científico. Asociando lo anterior con la obra de Deleuze y Guattari al retomar la concepción de 
Cuerpo sin Órganos, podemos observar que ―no hay cuerpo orgánico para la economía 
libidinal; y no hay tampoco cuerpo libidinal, extraño compromiso de un concepto proveniente 
de la medicina y de la fisiología occidental con una idea de la libido como energía sometida a 
los regímenes indiscernibles de Eros y de la muerte.‖ (Lyotard, 1990: 136) Mirada desde otra 
arista, alejándonos de la obra de Foucault provisoriamente, el proceso de des intensificación de 
las pulsiones sexuales por medio de la administración de la ciencia sexual, alianza entre la 
medicina y la psiquiatría, da cuenta del proceso de ontogénesis de la civilización represora en la 
obra de Marcuse (1969), observándose en el discurso higienista la reproducción de la evolución 
de las especies en el cuerpo humano y reflejándolo a nivel societal. Tomando en cuenta que 
―El proceso ontogenético (…) puede definirse como la inducción amplia y 
coherente de un individuo en el mundo objetivo de una sociedad o en un sector de 
él. La socialización primaria es la primera por la que el individuo atraviesa en la 
niñez; por medio de ella se convierte en miembro de la sociedad. La socialización 
secundaria es cualquier proceso posterior que induce al individuo ya socializado a 
nuevos sectores del mundo objetivo de su sociedad.‖ (Berger & Luckmann, 1989: 
166) 
 
 La concepción de sexualidad aprehendida en ambas socializaciones es esencial para 
comprender el impacto del discurso higienista, lo que nos empuja a comprender que las 
relaciones de poder imbricadas en el desarrollo histórico del dispositivo médico despliega un 
escenario donde el poder hace blanco en el cuerpo debido a que ―existe una red de bio-poder, 
de somato-poder que es al mismo tiempo una red a partir de la cual nace la sexualidad como 
fenómeno histórico y cultural en el interior de la cual nos reconocemos y nos perdemos a la 
vez‖ (Foucault, 1979: 156), despliegue que es comprensible observando en mayor detalle las 
discusiones teóricas de cada momento histórico y así su correlato en la posición asignada a la 
sexualidad. 
 
28 
 
 Así, entre 1870 y 1920, ―la medicina y la psiquiatría darwinistas plantearon serios problemas 
a las mujeres. Ello, debido a que sus cultores no sólo aceptaron las teorías sobre la biología 
sexual sustentadas por Darwin y sus seguidores, sino además, porque utilizaron los diferentes 
rasgos atribuidos a hombres y mujeres para confirmar los ideales victorianos sobre la 
femineidad. A partir de allí y de acuerdo con el discurso patriarcal, la biología sería para la 
mujer destino.‖ (Veneros, 1995: 136) En este saber-poder, volviendo a los términos 
foucaultianos sobre la sexualidad para el caso chileno, existe un ―claro anudamiento que se 
establece con el movimiento higienista y la eugenesia. Estos anudamientos, hasta cierto punto 
compartidos con lo sucedido en otros países americanos, pueden ser explicados a partir de la 
consideración del campo cultural de la época, el cual puede tildarse de ‗utopía nacionalista‘‖ 
(Veto, 2014: 4), ya que ―uno de los conceptos clave del higienismo era el de la profilaxis o 
prevención, el cual inunda todo el campo cultural de la primera mitad del siglo XX.‖ (Veto, 
2014: 4) Extendiendo el argumento, la profilaxis implicaba también una reconceptualización de 
la infancia. Según Richardson (1989), el higienismo promovía ―la idea de que la promoción del 
bienestar infantil podría prevenir disfunciones de la adultez‖, por lo que planteaba como 
solución implementar programas de cuidado y de prevención de las enfermedades desde la 
infancia, generando cuerpos sanos y así decantar en una sociedad igualmente sana. Es decir, 
―se originó con la premisa de que la sociedad podía ser perfeccionada a través de la 
socialización de los niños. Niños felices y sanos, se argumentaba, eran la mejor garantía de una 
población adulta racional y productiva.‖ (Richardson, 1989: 2) Bajo este plan nacional la 
educación sexual no estuvo a cargo fundamentalmente sino del mundo de la medicina que, si 
bien no fue el único actor involucrado en la cultura del higienismo y la eugenesia, fue el actor 
que controló la información en que se basaron el resto de los actores, que pasaron a ser meros 
reproductores del saber médico. Así se redujo la educación sexual a la higiene del cuerpo en el 
marco de la lucha anti-venérea, enfocándose, por ende, todo el aparataje estatal constreñido 
por las enfermedades de trascendencia social, en un mejoramiento de la raza a partir de la 
pesquisa de los ―sectores peligrosos‖ de la población. 
 
 Posterior a la infancia, el desarrollo sexual de la persona a lo largo de su vida estaba 
mediado por la concepción cultural que se tenía del género en la época, considerando que ―all 
the conceptualizations of health are dynamic and changing‖ (Ruzek, Clarke & Olesen, 1997: 
29 
 
12), es que podemos comprender este cambio en cuanto a ―lo enfermo‖ respecto, por ejemplo, 
del desarrollo de la mujer para la visión médica, la cual ―planteaba, asimismo, que una serie de 
desórdenes nerviosos –anorexia, histeria, neurastenia- con calidad de enfermedades 
epidémicas, serían las vallas que pondrían atajo a la ambición femenina.‖ (Veneros, 1995: 135), 
lo que se condice con la idea de que: 
―pocos médicos desmentían el supuesto de que en el macho prevalecían las 
cualidades intelectuales del cerebro, en tanto en la hembra –sobre sus facultades 
conscientes y racionales- primaba el sistema nervioso y las emociones. De allí que la 
mayor capacidad de afecto de la mujer fuera algo inherente a su naturaleza. Su 
inferioridad intelectual, en tanto, no era sino consecuencia de su especialización 
reproductiva.‖ (Veneros, 1995: 137) 
 
 Siguiendo con el estudio de Veto, podemos observar cómo la pesquisa anterior termina 
replicándose en las escuelas desde el castigo de los pensamientos impuros, ya que ―una de las 
cuestiones primordiales en el ámbito de la educación sexual, era, primero, secularizar la 
sexualidad para hacer de ella un objeto discursivo y, luego también, científico‖ (2014: p.23), 
giro que explica la psiquiatrización de los cuerpos por medio de la preeminencia del 
psicoanálisis. Sin embargo, al ser arrebatado el bastión de la educación moral de la Iglesia por 
el de la educación científica, ―apareció el problema acerca de la carencia de preparación de 
padres y educadores paraentregar dicha enseñanza. Es por ello que los programas preventivos 
dirigidos por la División de Coutts, incluyó5 también cursos de educación sexual en las 
escuelas, dirigidos a educadores, médicos, padres y madres‖ (Veto, 2014: p.23), hecho que 
explica la importancia que se le otorga en esta investigación a la educación sexual como 
elemento constitutivo del dispositivo sexológico. 
 
 En concordancia con lo anterior y en contraste con la noción de poder disciplinar en 
Foucault, es importante tomar en cuenta que para hablar del control de las expresiones 
irregulares de los atributos y la fuerza con que se impone desde el enfoque médico ―antes de 
hablar de grado de visibilidad hay que especificar la capacidad decodificadora de la audiencia‖ 
(Goffman, 2006: 66), por tanto no basta con comprender las clasificaciones médicas, sino que 
es necesario comprender la lógica propia de los diagnósticos de los trastornos sexuales, para así 
 
5 ―Incluyó‖ (en singular) y no ―Incluyeron‖ (en plural) en el original. 
30 
 
desde la lógica de la audiencia, entender qué fragmentos de la realidad constituyen como 
realidades posibles, identidades sociales virtuales y por ende tolerables, y por ende qué lugares 
asignarles a los cuerpos que no cumplen con este criterio de codificación. De esta manera, 
―Las apariencias biológicas y lo efectos indudablemente reales que ha producido, en 
los cuerpos y en las mentes, un prolongado trabajo colectivo de socialización de lo 
biológico y de biologización de lo social se conjugan para invertir la relación entre 
las causas y los efectos y hacer aparecer una construcción social naturalizada como 
el fundamento natural de la división arbitraria que está en el principio tanto de la 
realidad como de la representación de la realidad que se impone a veces a la propia 
investigación.‖ (Bourdieu, 2007b: 13-14) 
 
 Respecto a dichos códigos y tomando en cuenta que en Europa de principios del XX la 
época de ―criminalización y de encierro en prisiones y cárceles, los llamados ‗desvíos sexuales‘ 
pasarán a ser objeto de estudio de las ciencias médicas y sexuales que establecerán distintas 
formas de desviación, entre ellas: el travestismo y homosexualidad, travestismo y 
transexualismo‖ (Fernández, 2004: 22), es de interés para la investigación rastrear el recorrido 
de las clasificaciones médicas en torno a la sexualidad, comprendiendo su origen y su correlato 
contemporáneo, considerando que ―en la historia del conocimiento científico no existe 
ninguna relación lógico-formal entre las relaciones y sus pruebas: las pruebas se acomodan a las 
concepciones tan a menudo como las concepciones a las pruebas.‖ (Fleck, 1986: 74-75) En 
este sentido, introduciendo la noción de desplazamiento, consideramos que al momento de 
generar clasificaciones por medio de la observación de los fenómenos naturales, el discurso 
médico termina por hacer de la lectura de ciertos fenómenos que asocian a las categorías por 
medio de la lectura desde las mismas clasificaciones, cierta pertenencia a los cuadros clínicos 
fundados en las mismas, ya que ―como la historia nos enseña, se pueden introducir no sólo 
clasificaciones totalmente distintas de la enfermedad, sino también prescindir completamente 
del concepto de entidad nosológica y hablar, en tal caso, solamente de síntomas y estados 
distintos, de enfermos y casos distintos.‖ (Fleck, 1986: 68). La proliferación de distintas 
clasificaciones a lo largo de la historia de la medicina en general, y de la sexología en particular, 
representan cambios en las fuentes del saber necesario para hacer de la observación del sexo 
un dispositivo productor de verdades, por lo que la observación de la historia de los abordajes 
de la sexualidad implica centrarnos en ―la disposición singular de la episteme que la autoriza, la 
nueva relación que a través de ella se establece entre las palabras, las cosas y su orden‖ 
31 
 
(Foucault, 1997: 304), la potencia de un despliegue de la relación entre el poder, el saber, y las 
posibilidades de construcción de su propio objeto. 
 
 De esta manera, se puede extender esta preocupación por el sexo de tipo médico-policial al 
uso del término ―panóptico higienista‖, entendido como un ―sistema sanitario/legal que 
pretendía organizar y vigilar el mundo de la prostitución, por medio de agentes del Estado que 
debían velar por el fiel cumplimiento de la ley, creando una idea de orden a partir del celo y 
control de los cuerpos enfermos de sífilis y alcoholismo.‖ (Gálvez, 2014: 74) En este punto 
podemos volver a Foucault (2002b), ya que como es bastante claro, la noción de la autora 
apunta a la extensión del concepto original del filósofo utilitarista Jeremy Bentham, 
comprendido como un accionar del sujeto con pretensiones de vigilancia, control y sanción 
jurídica traducida en el disciplinamiento de los cuerpos desde el poder ejercido de forma 
vertical, por medio del ―modelo de la cuadrícula, que sirve para provocar la utilidad y la 
docilidad de los hombres a través del dominio de su corporeidad, encuentra en el panoptismo 
su figura ideal, que puede, en el límite, economizar la presencia de los individuos encargados de 
vigilar la buena marcha del dispositivo.‖ (Le Breton, 2002: 85) 
 
 Como ejemplo de la herencia de la lucha antisifílica, donde la prostitución era el mayor foco 
infeccioso, se trazó una distinción entre los grupos peligrosos criminalizables y los 
medicalizables, haciendo de la prostitución masculina el ejemplo por excelencia de este 
fenómeno. Por ello es necesario tomar en consideración que ―el conjunto perversión-herencia-
degeneración constituyó el sólido núcleo de nuevas tecnologías del sexo.‖ (Foucault, 2002a: 
114) De esta forma, al hablar del aparataje médico como aliado del Estado en el control de los 
cuerpos, podemos recurrir al concepto de dispositivo desplegado en una sociedad disciplinar y 
luego al de una biopolítica de los cuerpos. Siguiendo esta idea, el despliegue de la medicina en 
la sociedad actual superaría la etapa jurídica en su concepción del cuerpo como merecedor de 
castigo, pasando del escarmiento al control ortopédico, ―una edad que yo llamaría de ortopedia 
social. Se trata de una forma de poder, un tipo de sociedad que yo llamo sociedad disciplinaria 
por oposición a las sociedades estrictamente penales que conocíamos anteriormente. Es la 
edad del control social.‖ (Foucault, 1980: 44) La sexología como campo del saber, no está 
limitada a la práctica de la terapia sexual, más bien 
32 
 
―includes the medical and some social discourse about sexuality; the social 
organization of the sexology profession (training, associations); the organization of 
seminars and congresses at the local, regional, national, and international level; the 
practice (education, counseling, and therapy, including psychological, sexological, 
and medical interventions); and codes of ethics and professional regulations.‖ 
(Giami & Russo, 2013: 3) 
 
 Para abordar este concepto multidimensional de la expresión de la sexología, hemos 
acudido a la concepción de dispositivo. En la discusión planteada por Luis García Fanlo, la 
noción foucaultiana de dispositivo es representada como una red, a saber: ―complejo haz de 
relaciones entre instituciones, sistemas de normas, formas de comportamiento, procesos 
económicos, sociales, técnicos y tipos de clasificación de sujetos, objetos y relaciones entre 
éstos.‖ (2011: 3); y la noción maquinística del dispositivo según Deleuze: ―máquina para hacer 
ver y hacer hablar que funciona acoplada a determinados regímenes históricos de enunciación 
y visibilidad. Estos regímenes distribuyen lo visible y lo invisible, lo enunciable y lo no 
enunciable al hacer nacer o desaparecer el objeto que, de tal forma, no existe fuera de ellos.‖ 
(García, 2011: 5) La medicina construye la enfermedad y la vuelve una realidad tangible pormedio de las etiologías y sus manifestaciones en el cuerpo a modo de anamnesis6. 
 
 Así, ―la repetición pura y totalmente fiel de las categorías no es nunca posible, ya que 
siempre que repetimos actos producimos un desplazamiento de la categoría‖ (Mas Grau, 2010: 
43), haciendo de la lectura de estos movimientos dependiente de las categorías que se buscan 
con su acontecer. Esta referencialidad al concepto al momento de clasificar la emergencia de 
caracteres leídos como pertenecientes a él nos permite acercarnos a la noción de mapa en 
oposición al de calco en Deleuze y Guattari, para ellos, si éste ―se opone al calco es 
precisamente porque está totalmente orientado hacia una experimentación que actúa sobre lo 
real. El mapa no reproduce un inconsciente cerrado sobre sí mismo, lo construye (...) Forma 
parte del rizoma.‖ (2004: 17) Si tomamos la emergencia de los fenómenos leídos como 
caracteres sexuales de los cuerpos ‗anormales‘ fuera de la misma lectura que los asocia como 
tales a los caracteres sexuales, es posible pensar en los cuerpos intersexuales y enfermos como 
 
6 Por anamnesis comprenderemos la información recopilada por un profesional de la salud respecto al 
paciente para realizar un diagnóstico y posterior tratamiento. 
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cuerpos no orgánicos, cuyas partes serían formaciones rizomáticas, es decir, cuerpos con 
elementos que se escapan a su constitución de organismos, cuerpos que devienen por fuera de 
la misma noción de cuerpo una vez que se asienta su existencia como responsabilidad del 
criterio médico, transformando la intervención en máquinas binarias, ―aparatos de poder para 
interrumpir los devenires‖ (Deleuze & Parnet, 2002: 43), interrupción que se logra por medio 
de la obliteración de estereotipos, permitiendo así que no surja ―el problema del estigma (…) 
aquí sino tan solo donde existe una expectativa difundida de que quienes pertenecen a una 
categoría dada deben no solo apoyar una norma en particular sino también llevarla a cabo.‖ 
(Goffman, 2006: 16) El problema, en este sentido, es que el discurso médico al funcionar 
como calco, entendiendo éste como el que ―ha traducido ya el mapa en imagen, ha 
transformado ya el rizoma en raíces y raicillas. Ha organizado, estabilizado, neutralizado las 
multiplicidades según sus propios ejes de significación.‖ (Deleuze & Guattari, 2004: 18) 
 
 La construcción de conceptos para dar explicación a fenómenos reales para la ciencia, por 
medio de representaciones, es un modo de archiescritura, ya que la arbitrariedad en la elección 
de una configuración posible del cuerpo, homologándola a constitución orgánica, es una 
obliteración que reproduce categorías constituidas y validadas desde su mismo discurso 
eclipsando su propio origen, así 
―el concepto de normalidad se apoya en diversos consensos de tipo científico e 
ideológico, entre los que destacan tres tipos mediante los cuales se explica la 
normalidad en torno al cuerpo. El primero es el estadístico, donde lo normal se 
considera como una tendencia general que estereotipa un modelo, mientras que lo 
anormal es una desviación del mismo. El segundo es el funcional, que refiere a una 
norma del cuerpo biológico que marca el desarrollo óptimo del individuo. El último 
se refiere a una postura ideológica occidental que tiene como marco la concepción 
judeocristiana que ve el cuerpo como una prisión del alma que condice a la 
corrupción espiritual, que debe ser dominado mediante la consciencia.‖ (Peña & 
Hernández, 2011: 136) 
 
 La presencia de la noción biomédica del ―cuerpo normal‖ y de su rol de procreación racial 
funda un mito que oculta la ausencia de la arbitrariedad con que fue constituida, y ―es por 
medio de esa ausencia de todo centro real y fijo del discurso mítico o mitológico como se 
justificaría el modelo.‖ (Derrida, 1989: 394) El modelo médico a través del cual se constituye 
una configuración necesaria del ―cuerpo normal‖, en este sentido, constituye una reiteración 
34 
 
por medio de la observación del cuerpo del paciente que manifiesta la iterabilidad de la 
configuración de lo normal pretendida en cada observación. De este modo la construcción de 
la idea del sexo desde la salud ―forma parte de la violencia fundadora el que apele a la 
repetición de sí y funde lo que debe ser conservado, conservable, prometido a la herencia y a la 
tradición, a la partición‖ (Derrida, 1992: 166), por ende condenada a la repetición dentro de 
cada anamnesis, diagnóstico y tratamiento al arrastrar dicha violencia fundante. 
 
 Alejándonos un poco de esta abstracción teórica de manos del posmodernismo, podemos 
volver a centrarnos en el objetivo de la investigación pensando en el correlato empírico del 
despliegue del dispositivo sexológico, el sustrato estructural que traduce la norma en acto, y 
este es precisamente el modelo de atención en salud, ya que ―el uso de un referente, de un 
modelo o teoría, facilita por ejemplo la comprensión de una situación o problema de salud, de 
cómo los individuos o colectivos realizan o modifican su comportamiento así como de las 
características y dinámica del contexto en que estos eventos ocurren.‖ (Cabrera, 2004: 184) 
La experiencia de quienes trabajan la salud sexual, tanto en clínica como en educación e 
investigación, se tornan por ende fundamentales para transformar esta discusión teórica en un 
análisis empírico. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
35 
 
7) MARCO METODOLÓGICO 
 
 
 La presente investigación será de tipo no experimental, dado que se trabajara con una 
muestra que no será manipulada ni controlada, es decir, no se manipularan las variables sino 
que se observara el despliegue de estas en el entorno social en el que están situadas. En este 
sentido, lo que se realiza es una investigación de tipo analítico-descriptiva que busca indagar la 
incidencia y los valores en las que se manifiestan las variables dentro del fenómeno. En cuanto 
a la dimensión temporal de esta investigación, será de tipo transversal, remitiéndonos a la 
observación en particular del desarrollo del fenómeno, en este caso, la relación entre el 
despliegue del dispositivo sexológico en Chile y el discurso institucional respecto a la salud 
sexual de los cuerpos, a partir de la observación del ―estado del arte‖ actual, según el desarrollo 
teórico respecto a la sexología y los estudios de la salud sexual. 
 
 En directa relación con lo anteriormente dicho, esta investigación es de carácter cualitativa, 
ya que se busca abordar las estructuras latentes en los discursos de dos instituciones de gran 
relevancia en la historia de la sexología nacional. 
 
A. Perspectiva epistemológica. 
 
 La perspectiva epistemológica subyacente de esta investigación es crítica e interpretativa, 
estando el enfoque teórico-metodológico basado en la teoría crítica, y a su vez fuertemente 
influenciado por la concepción de genealogía trabajada por Michel Foucault (1979, 1980, 1997, 
1999, 2002a, 2002b, 2007, 2008, 2013), como también por autores de corte posmoderno como 
Derrida (1989, 1992), Deleuze, Parnet y Guattari (1995, 2002, 2004). De igual modo, 
estudiosos de la historia de la sexología son autores fundamentales para realizar esta 
investigación, como el trabajo de Ruzek, Clarke & Olesen (1997), Hekma (1991), y Giami & 
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Russo (2013), como también lo son los exponentes de la sociología del cuerpo y la de la 
sexualidad, como David Le Breton (2002), y Oscar Guasch (1993) respectivamente. 
 
B. Enfoque teórico-metodológico. 
 
 En coherencia con la perspectiva epistemológica de esta investigación, su enfoque teórico-
metodológico es el discursivo. El objeto de investigación es una reconstrucción histórica de los 
discursos institucionales, por lo que el abordaje que se hará a partir del trabajo de Maria 
Tamboukou ―Writing Genelogies: an exploration of Foucault‘s strategies for doing research‖ 
(1999).