Vista previa del material en texto
APUNTES DE HISTORIA DE LA SEXOLOGÍA La primera generación de sexólogos (1880-1945) por Juan Lejárraga Vera 2 3 A Efigenio Amezúa, sin cuyo mapa seguiría desorientado A Ángeles Llorca, en cuyos hombros me aupo A Xamu, que siempre está ahí A Ana 4 5 ÍNDICE -Prefacio -Justificación -Antecedentes -Krafft-Ebing (1840-1902) -Albert Moll (1862-1939) -Iwan Bloch (1872-1922) -Havelock Ellis (1859-1939) -Magnus Hirschfeld (1868-1935) -Conclusiones 6 7 PREFACIO Las ciencias han sido tratadas o por los empíricos o por los dogmáticos. Los empíricos, semejantes a las hormigas, sólo deben recoger y gastar; los racionalistas, semejantes a las arañas, forman telas que sacan de sí mismos; el procedimiento de la abeja ocupa el término medio entre los dos; la abeja recoge sus materiales en las flores de los jardines y los campos, pero los transforma y los destila por una virtud que le es propia. Ésta es la imagen del verdadero trabajo de la filosofía, que no se fía exclusivamente de las fuerzas de la humana inteligencia y ni siquiera hace de ella su principal apoyo; que no se contenta tampoco con depositar en la memoria, sin cambiarlos, los materiales recogidos en la historia natural y en las artes mecánicas, sino que los lleva hasta la inteligencia modificados y transformados. Por esto todo debe esperarse de una alianza íntima y sagrada de esas dos facultades experimental y racional, alianza que aún no se ha verificado. Francis Bacon, Novum Organum (1620), 95 Lo admito sin rebozo: estos apuntes son apenas las primeras migas reunidas de una hormiga. Se trata de esbozos de las figuras más representativas de la historia de la sexología, al hilo de sus biografías. Notas dispersas -sin pretensión de originalidad- fruto de algunas lecturas. El texto se ha mantenido sin apenas referencias (relegadas en su mayoría a la bibliografía al final de cada capítulo para el que quiera ampliar algún aspecto concreto o saber cuáles son las fuentes) y aspira a ser un retrato fresco y ameno que despierte la curiosidad por los orígenes de la disciplina. Soy bien consciente de sus múltiples carencias: entre otras, tratamiento desigual de temas y obras; enfoque europeo y androcéntrico; olvido de figuras secundarias. Andando el tiempo, cuando estos apuntes se conviertan en libro, habrá que incorporar, como subrayan publicaciones recientes, la influencia de pioneros 8 como Ulrichs (Vita Sexualis. Karl Ulrichs and the Origins of Sexual Science, UI Press, 2016), el papel de las mujeres en la conformación de la sexología (Sexual Knowledge/Sexual Politics: Women and Sexology in Early Twentieth Century Germany, en prensa, Cornell UP), o su génesis global (Sexology and Translation. Cultural and Scientific Encounters across the Modern World, Temple UP, 2015; Towards a Global History of Sexual Science, UC Press, 2017). Desde que hace seis años empecé a dar clases de historia de la sexología, mi interés por ella ha ido creciendo a la par que mi ignorancia. En una especie de segundo hallazgo vocacional (primero fue la sexología; después, la historia de la construcción de los saberes sexológicos), me apunté a un máster de historia de la ciencia con el fin de acabar escribiendo una tesis que, elucubraba, sería una RES digna de mis aspiraciones megalómanas. Azares administrativos, políticos y vitales dieron al traste con ese ese plan. Una nueva criatura reclamó su espacio; y los alumnos, apuntes: sólo hizo falta la benévola insistencia de Efigenio Amezúa para que todos quedasen contentos. He aquí, pues, sin más aderezo, los apuntes de clase. Cabanillas del campo, mayo 2016