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Historia del Arte Contemporáneo: siglo XX Metamorfosis del Arte Grado en Historia del Arte UNED Historia del Arte Contemporáneo: siglo XX 2 Introducción El arte es un lenguaje plasmado en una gran diversidad de objetos realizados para usos y aplicaciones diversas (un puente, una silla, un sepulcro, una joya…). Sin embargo, muchos de los objetos que hoy consideramos obras de arte carecieron originariamente de una función artística: las portadas góticas o las pinturas de Altamira no fueron creadas para ser estudiadas por los historiadores o para estar en un museo, aunque hoy en día hayan cobrado una condición artística. La Rueda de bicicleta sobre un taburete de Duchamp (1913) expresaba precisamente esto: un objeto extraído de su función original e integrado para dar lugar a un objeto artístico. Por ello hay que tener en cuenta que la presión ejercida por el arte contemporáneo ha sido la que ha hecho mirar con otros ojos a artistas y movimientos olvidados en el tiempo; pues no en vano la vertiginosa y acelerada aventura del arte del siglo XX ha transformado por completo la Historia del Arte, cambiando radicalmente sus métodos, sus ámbitos y sus límites. El arte del siglo XX no supone un corte drástico y real con el pasado, aunque es cierto que su desarrollo ha supuesto la mayor ruptura con la tradición artística, dado que su elemento definidor es la negación del pasado, el descubrimiento de lo desconocido y la idolatría de lo nuevo. Por ello a lo largo de este siglo se vivió una ruptura con la jerarquía de las artes y con el sistema tradicional. Pero a pesar del aluvión de vanguardias y aunque la modernidad ganó la batalla a la tradición, esta no desapareció durante todo el siglo. El academicismo fue un reducto que no desapareció y hubo formas de un clasicismo autoritario que se desarrollaron en los regímenes totalitarios. La diversidad de tendencias de vanguardia no supuso la eliminación de unos comportamientos comunes. La idea de exclusividad asumida por cada tendencia para alcanzar la hegemonía de las distintas corrientes y el principio de autosuficiencia de estas, fueron principios comunes que se mantuvieron hasta que entraron en crisis en la década de los setenta, cuando el arte se desarrollará por caminos mucho más complejos. Partiendo de la idea de modernidad como una nueva vanguardia, no rechaza la confluencia de artes, géneros y nuevas manifestaciones que rompen con las habituales y que no obstaculizan que la mirada se vuelva hacia atrás, al pasado y a la misma vanguardia, para realizar un arte nuevo. A diferencia de lo que ocurrió cuando nada más comenzar el siglo se produjo la aparición de los primeros movimientos de vanguardia, el cambio del siglo XX al XXI no ha traído ningún cambio radical entre otras razones porque el arte se plantea desde unas nociones de cambio, ruptura y transformación, completamente distintas de las de las radicales y excluyentes de las vanguardias. Historia del Arte Contemporáneo: siglo XX 3 1. La vanguardia y el color 1. La negación del pasado, el mito de lo nuevo 2. Academicismo y kitsch 3. Un nuevo espacio figurativo: Fauvismo y Expresionismo 4. La saturación del color: el Fauvismo 5. Matisse, el color y la sensación 6. El color y la forma. El Expresionismo 7. El grupo Die Brücke El arte del siglo XX se halla en sus inicios caracterizado por la aparición de un fenómeno que permanecerá vigente como eje de la renovación y de la actividad artística: la vanguardia, noción nueva en el devenir artístico y que por tanto se liga íntimamente al arte de este periodo. En las últimas décadas del siglo XIX se había producido un fenómeno desconocido hasta entonces: el enfrentamiento entre la modernidad y la tradición, esto es, entre la renovación y las imposiciones del academicismo y el gusto oficial. Así, las distintas tendencias plásticas irrumpieron como tendencias autosuficientes y excluyentes con la pretensión de convertirse en hegemónicas, lo que se convertirá desde entonces en una constante. Y es que desde que el Clasicismo dejó de funcionar como norma y modelo, desapareció el valor del canon abriendo la posibilidad a nuevos cauces de expresión desconocidos hasta entonces, despreciándose los estilos del pasado y valorando manifestaciones artísticas que hasta entonces no habían sido ni siquiera consideradas como tales, como los artes primitivos y prehistóricos. 1. La negación del pasado, el mito de lo nuevo. El término vanguardia, frecuente en la historiografía española, francesa e italiana pero no así en la anglosajona, hace referencia al sentido de avanzadilla con la que los movimientos del periodo asumieron que debían afrontar su producción artística, yendo por delante y rompiendo con el resto de manifestaciones de su momento. Esta actitud dio lugar a que el mito de lo nuevo, con el consiguiente desprecio por todas las realizaciones del pasado, se instalase en el ideario de las vanguardias hasta que comenzaron a entrar en crisis poco antes de 1980. Por ello el concepto no tiene nada que ver con el de escuela (que cayó en desuso tras el Romanticismo) ni con el surgido entonces de movimiento, pues si el término escuela hace referencia a un amplio número de artistas de un periodo relativamente largo en el que a veces se agrupan estilos diferentes (escuela barroca española, escuela sevillana del siglo XVII…), las Historia del Arte Contemporáneo: siglo XX 4 vanguardias, también conocidos como los ismos, integran grupos y movimientos de duración y de integrantes limitados, pues fueron minoritarias. Roto el respeto a la norma, a la unidad de estilo y a los principios académicos del arte, la vanguardia se desarrolló como una suma de tendencias y movimientos, de ismos y de corrientes: una diversidad de propuestas cuyo punto de coincidencia fue la actitud común de rechazo y negación de la tradición como modelo. Lo que entendemos por vanguardia, y más concretamente por vanguardias históricas, es un fenómeno desarrollado entre 1900 y 1945 (aunque se prolonga hasta los setenta) que arrasa con los tiempos artísticos tradicionales y se constituye como un fenómeno sincopado. Pero a pesar de que se sucedieron rápidamente, los fauvistas, expresionistas, cubistas o futuristas desarrollaron su actividad en un periodo mucho más amplio que el de la vigencia estricta que tuvo cada una de estas tendencias, desarrollándose a veces de forma paralela. Por eso no cabe establecer un análisis lineal como si se tratase de una sucesión de acontecimientos encadenados, mientras que en contraposición, desde la Posmodernidad se ha planteado directamente el desarrollo de un arte sin tiempo y sin devenir. Por tanto las vanguardias solamente pueden comprenderse analizándolas desde el sentido y el alcance de sus contradicciones, de su complejidad, de su indisciplina vocacional, de su comportamiento sacrílego frente a los dioses consagrados, desde su regusto de niño caprichoso, díscolo y terrible, obcecado en provocar y en enemistarse con todos los demás. 2. Academicismo y kitsch. Sin embargo, aunque la vanguardia fuera el eje vertebral del arte del siglo XX, no hay que pasar por alto que simultáneamente se produjeron otras realizaciones y experiencias distanciadas de la tradición pero que no se integraron en los planteamientos radicales de la ruptura y de la renovación. Se trata de una modernidad moderada, enfrentada a la tradición e influida por la vanguardia, pero sin llegar a lo radical y desde perspectivas propias, por lo que muchas veces este fenómeno estuvo definido por personalidades individuales. Chagall, pintor ruso afincado en París en 1910, se orientó hacia una figuración libre, onírica y fantástica, en la que la representación es tratada al margen dela lógica, sin contactos con la tradición y con independencia de los presupuestos de las vanguardias. Modigliani muestra en sus retratos y desnudos una concepción independiente que acusa en los rostros las sugerencias de la escultura negra. Por ello ambos pintores se mueven al margen de las vanguardias pero forman parte de la nómina de artistas renovadores del arte del siglo XX, por lo que la evidencia de que este fenómeno continuó a lo largo del siglo pone de manifiesto un hecho fundamental: que las vanguardias no lo fueron todo en el siglo XX, como bien demuestra por ejemplo el caso español. En otros casos esta modernidad constituye un fenómeno de alcance generalizado y con determinados rasgos estilísticos, como es el caso del Art Déco, un sucedáneo de las vanguardias Historia del Arte Contemporáneo: siglo XX 5 que logró una difusión que no habían alcanzado estas debido a que se extendió a todas las artes, incluyendo la moda, el cine, la fotografía, la ilustración… El Art Déco fue una corriente que puso al alcance de la sociedad las posibilidades de una modernidad sin aspavientos ni provocaciones y aséptica políticamente, aunque se relacionó a veces con los artes fascistas debido a que incorporó elementos de un clasicismo modernizado. Mientras estuvo vigente se lo conoció como estilo moderno, pues en realidad fue un estilo con sus componentes claramente definidos y que no bebía literalmente de las fuentes del pasado, pues en gran parte tenía planteamientos idénticos a los de ciertas tendencias de vanguardia como el racionalismo arquitectónico. Pero paralelamente a las vanguardias y a la modernidad moderada se produjo otro fenómeno que se suele omitir en la historiografía del arte contemporáneo pero que no es menos relevante y digno de mención: la persistencia del Academicismo, puesto que no es hasta los años ochenta que verdaderamente mostró síntomas de extinción, en buena parte debido a que los regímenes totalitarios y en general su aceptación como lenguaje oficial del Estado (como en el franquismo autárquico) y por parte de un público que se sentía muy alejado del arte vanguardista, le aseguraron su pervivencia. Igualmente hay que señalar otro fenómeno que parece contradecir la realidad del arte contemporáneo por ser una muestra de mal gusto que inunda lo cotidiano y que se ha denominado con la palabra alemana kitsch. No responde a ningún sistema plástico, pero encarna un intento de apariencia artística a través de la imitación de obras de arte conocidas, aunque si imita por ejemplo a la pintura religiosa del pasado (como las imágenes de sensiblonería cursi y edulcorada), no se corresponde con un revival ni con un deseo de recuperar formas y artes antiguas. Pero si en lo kitsch o en el academicismo, el tiempo es un elemento al margen de la Historia, en las vanguardias es una condición sine qua non. 3. Un nuevo espacio figurativo: Fauvismo y Expresionismo. En las primeras vanguardias la ruptura con la tradición y la renovación del lenguaje se produjeron en el ámbito de la figuración, pues hasta la aparición de la abstracción en 1910 todos los ensayos giraron en torno a las nuevas formas de representación que dieron lugar a un espacio figurativo que establecía una ruptura con la forma tradicional de la representación: la imagen tridimensional planteada desde una visión monofocal. Por ello el espacio deja de estar sometido a las reglas de la perspectiva y el rompecabezas espacial (como los decorados expresionistas de El Gabinete del doctor Caligari) produce un ámbito figurativo fragmentado, inquietante y una realidad plástica extraña a nuestra percepción habitual del mundo. La creación de un nuevo espacio figurativo y la destrucción del sistema de representación tradicional creado en el Renacimiento no fue una aportación exclusiva del Cubismo, pues fue también desarrollado aunque con menor énfasis por el Fauvismo, el Expresionismo y el Futurismo, puesto que en estas últimas se hizo a través de la importancia del color, de la expresión o de la velocidad. Desde principios de siglo los fauvistas se plantearon una exaltación límite del color, mientras que en el Expresionismo fueron las acentuadas deformaciones de la realidad, introducidas para expresar por encima de representar, las que plasmaron un nuevo espacio figurativo sometido a sus propios principios. Y es que ahora este espacio era el Historia del Arte Contemporáneo: siglo XX 6 resultado de un punto de vista único: el ojo del pintor. Pero si el Fauvismo fue exclusivamente una tendencia plástica que seguía los avances del color del Postimpresionismo, el Expresionismo se conformó como una actitud ante la vida que tuvo su proyección en el arte, por eso (como el Surrealismo) se proyectó en la literatura, la arquitectura, el teatro y el cine. En el Cubismo fueron Picasso y Braque quienes plantearon la destrucción del sistema de representación tradicional y, aunque llegaron a una concepción cercana a la abstracción, nunca abandonaron (al igual que los futuristas) la figuración al crear un nuevo sistema de representación. Por tanto, las experiencias de las primeras vanguardias son diversas, pero mantienen como denominador común su adscripción a la figuración, actitud que mantendrían los pintores que formaron parte de ellas durante toda su carrera artística y una vez que sus grupos se hubieron extinguido. La razón de ello era que para sus participantes la idea de renovación no era algo contrario a la representación. 4. La saturación del color: el Fauvismo. Toda la renovación de la pintura de las últimas décadas del siglo XIX (a excepción de Cézanne) se había llevado a cabo a través del color frente al imperativo de la forma y el dibujo académico, por lo que en este sentido el Fauvismo fue una prolongación de esta corriente, aunque desde planteamientos radicales. Su nombre se debe, como en el resto de vanguardias, a una ocurrencia o frase irónica. En este caso fue el crítico Vauxcelles el que, ante el Torso de un chico de Marque que se hallaba en medio de las pinturas de entre otros Matisse, afirmó que la escultura representaba a “Donatello chez les fauves (fieras)”. Pero aunque la exaltación del color era común a todos los artistas del movimiento, éste distaba mucho de ser un grupo programático, puesto que fue la suma de acciones individuales de artistas dispares. Matisse, Marquet, Manguin, Camión y Rouault fueron condiscípulos en el taller de Gustave Moreau; mientras que un segundo grupo formado por Derain o Vlaminck procedía de la escuela de Chateau y un tercero estaba formado por la escuela del Havre: Braque, Dufy, etc. Las obras de Matisse (La línea verde. Retrato de Mme. Matisse; André Derain), Derain (Retrato de Vlamink) y Vlamink en estos años de efervescencia muestran una preocupación común por basar la pintura en una expresividad del color y la pasta pictórica. La superficie del cuadro se halla fragmentada por planos encontrados y contrapuestos de color. La pintura es una suma de fragmentos que desplazan la representación de lo real y que produce no una impresión sino la sensación permanente que produce la mente del pintor. En otro de los temas desarrollados por estos pintores, el paisaje, la fragmentación se hace mucho más evidente y radical y el valor de lo inacabado potencia el color, caso del Paisaje de Collioure de Matisse y El Circo de Vlamink. Y es que esta nueva forma de representación creaba un espacio distanciado del modelado a través de la luz y la sombra de la perspectiva tradicionales, pero se desentendía de las fuentes desde las que estas cuestiones habían partido (Impresionismo y Postimpresionismo) para convertir al objeto representado en el Historia del Arte Contemporáneo: siglo XX 7 soporte de combinaciones cromáticas que crean una nueva concepción de la imagen pictórica. Esta experiencia fue desarrollada por otrosmiembros del grupo, como Manguin, Marquet o Dufy en sus Casas viejas de Honfleur. Lo mismo sucede con las obras de Braque antes de su paso hacia el Cubismo, mientras que sólo Rouault planteó una pintura fauvista con un acentuado componente expresivo como proyección de un sentimiento místico desligado de la experiencia existencial de los expresionistas. 5. Matisse, el color y la sensación. Si el Fauvismo irrumpía como tendencia en 1905, dos años después varios de sus miembros lo abandonaban para pasar a llevar a cabo otras búsquedas, siendo Henry Matisse el que desarrolló una concepción más personal de la pintura tras llevar los principios fauvistas a su límite. Junto a las obras mencionadas anteriormente, Matisse había realizado previamente una serie de pinturas con temas clásicos que habían tenido una especial valoración, caso de su Luxe, calme et voluptuosité (1904). Pero el cambio efectuado con Le Luxe I en 1907 no perseguía ya la recuperación de un tema académico, sino la idea de que el clasicismo puede aportar estabilidad y permanencia a la pintura sin renunciar al principio de modernidad, por lo que en esta obra no abandona el color, aunque introduce equilibradamente la atención hacia la forma. Acaso una de las obras en las que mejor se puede apreciar esta síntesis es en La Danza o en Bodegón con La Danza (ambas de 1909), que muestran un escenario casi plano de colores uniformes. El cuadro se aleja de la idea de una representación desentendida de los efectos producidos en el pintor por las sensaciones que le transmite la realidad y que el artista capta y traduce en pintura. Muy al contrario, es un cuadro en el que lo conceptual impera sobre la captación inmediata o instantánea de lo real: para Matisse la pasión debe circunscribirse al orden compositivo, donde él cree que reside la expresividad. Igualmente, Matisse se alejaba de la concepción sensorial de la pintura para establecer una representación de la idea de acumulación de sensaciones. Mesa servida (1908, también conocida como Armonía en rojo) es un ejemplo de este proceso, donde la pared y la mesa tienen el mismo color y ornamentación, convirtiéndose así el espacio en un plano único. Pero en contraposición a esto, como algo propio de la complejidad y diversidad de la vanguardia, en 1909 Marinetti lanzaba el Primer manifiesto del futurismo, que planteaba una radical oposición a lo afirmado por Matisse: el mito de la negación sacrílega de toda mirada al pasado había hecho su aparición. 6. El color y la forma. El Expresionismo. Historia del Arte Contemporáneo: siglo XX 8 Simultáneamente al Fauvismo surgió en Alemania una tendencia basada también en la exaltación del color, aunque con postulados formales e ideológicos diferentes. Y es que con el Expresionismo alemán se introdujo una actitud que será muy repetida en el siglo XX: la de afrontar el arte como una postura particular ante la vida, como una proyección de un estado de ánimo. Por ello frente a la figura del pintor-pintor, con los expresionistas surgieron intentos de integración de diversas artes como la música, la poesía, el teatro o el cine. Ha de tenerse en cuenta que el contexto artístico alemán era muy diferente del parisino, centro de la vanguardia y heredero de la renovación artística que tuvo lugar con anterioridad a 1900, aunque la influencia postimpresionista de Gaugain o Van Gogh fue decisiva para la fundación del grupo Die Brücke. Definir el Expresionismo, dado que no fue un movimiento exclusivamente artístico, resulta complejo, hasta el punto de que incluso su nombre no agradaba a representantes de la tendencia como Kirchner. En cualquier caso es evidente que frente al hedonismo y esteticismo fauvista (exceptuando quizá la pintura misticista de Roualt), el Expresionismo constituye el testimonio de una visión angustiada e insegura del mundo: un refugio pictórico ante la imposibilidad de transformar una sociedad en crisis, por lo que la subjetividad y el estado de ánimo del pintor se integran como soporte de un movimiento artístico. Como solución y técnica pictórica el Expresionismo ya había existido en artistas muy anteriores como Tintoretto o el Greco, aunque es en las Pinturas Negras de Goya donde inequívocamente se refleja el estado emocional del pintor, si bien lo cierto es que el arte alemán también tuvo artistas y tendencias en este sentido, caso de Grünewald. 7. El grupo Die Brücke. El Expresionismo supone el desarrollo de un sistema de representación basado en la alteración de figuras y objetos en función de la expresión, por lo que más que la representación precisa, los expresionistas buscaron a través del color la deformación y una escenografía atormentada e inquietante. Los iniciadores de esta vanguardia fueron los miembros del grupo Die Brücke (“el puente”), Kirchner, Heckel, Bleyl y Schmidt-Rottluff, quienes lo fundaron en 1905, aunque para 1913 estaba ya disuelto, pues fue una exaltación intensa pero efímera y que influiría decisivamente en el arte de las vanguardias. Die Brücke no era sólo una asociación creada para exponer conjuntamente sus obras, sino una comunidad a la manera de los nazarenos o los nabis, pues en realidad sus miembros tenían una misma forma de entender la vida, de ahí que coincidan en sus temáticas: desnudos con una original carga erótica, escenas de calles, bailarinas y artistas de circo o el pintor y la modelo. El grupo no se cerró sobre sí mismo, sino que aceptó a otros artistas como Nolde, Pechstein o Müller, y se extendió desde Dresde hacia otras ciudades, mientras que su testigo sería recogido por otros artistas expresionistas o que derivaron hacia el realismo crítico como los de la Nueva Objetividad. Pese a todo el grupo fue heterogéneo: Kirchner, el miembro más activo, se interesó por la xilografía, siendo Marcela un ejemplo de su concepción Historia del Arte Contemporáneo: siglo XX 9 de la pintura, así como Cinco mujeres en la calle: son todas imágenes de la soledad de la vida en la sociedad del momento subrayadas por los trazos angulosos y los colores ácidos. Heckel acentuó los problemas pictóricos sin olvidar la actitud angustiada, caso de Desnudo en un sofá y de grabados como Hombre en una llanura, una viva imagen de la impotencia humana ante la desolación, mientras que también realizó estatuas en madera. Por su parte, la obra de Schmidt-Rottluff (destacable por sus litografías) tiene una dimensión distinta a la de Kirchner, pues no aparecen formas angulosas y la expresión, a base de color y materia, se hace más densa y agobiante. Es así como representa la naturaleza como una realidad inquietante y nunca inerte, como en Paisaje noruego, aunque en 1912 pasó a usar formas angulosas, como en Mujer descansando, de forma parecida a los desnudos de Müller (Dos chicas en la hierba) y la obra de Bleyl. Nolde tuvo una relación tangencial con Die Brücke, aunque su pintura guarda una gran afinidad con el grupo y llegó a incorporarse por un tiempo al mismo. Este pintor lleva la expresión hasta los límites del esperpento, en composiciones coloridas de temática religiosa como La Natividad o Gente del Mercado. No obstante, también pueden incluirse en el grupo otros artistas sin ninguna relación con el mismo, caso de las primeras obras de Kandinsky o de Munch. El grito, obra de este último, tiene una soledad y una carga de desolación y angustia que no fue ajena a otros de sus cuadros como Cuatro muchachas en el puente. Un caso aparte lo constituye el belga Ensor, nuevo ejemplo de que el expresionismo es una constante en la Historia del Arte, y cuyo tema más frecuente fue la máscara, ya de por sí una deformada realidad de extraordinaria expresividad. Por su parte, de una generación posterior son Soutine, con una pintura desgarrada y con personajes deformados, y Kokoschka, pintor de paisajes y retratos.Historia del Arte Contemporáneo: siglo XX 10 2. El cuadro y la representación: el Cubismo 1. Picasso azul, Picasso rosa 2. Picasso negro 3. Picasso y Braque: la forma y la representación 4. Juan Gris y el orden de la pintura 5. El Cubismo: de experiencia a lenguaje 6. El Futurismo italiano: la rebeldía de lo veloz 7. Figura y espacio de la escultura 8. La unidad de la vanguardia: Der Blaue Reiter El Fauvismo y el Expresionismo exaltaron el color y la expresividad abandonando, aunque no de forma radical, el sistema de representación tradicional, pues en realidad no era una cuestión que les importase demasiado en tanto que las alteraciones del mismo fueron fruto de una modificación inconsciente y espontánea. Por esta razón el Cubismo fue una experiencia que desbordó y superó los planteamientos de una tendencia plástica al romper con la representación de la realidad desde un único punto de vista, al acabar con la ficción albertiniana del cuadro como una ventana abierta a la realidad tridimensional. No obstante, el Cubismo no fue fruto de unos planteamientos programáticos previos, sino que fue la consecuencia de una experimentación lenta y minuciosa llevada a cabo por Picasso y Braque y a la que luego se unirían otros pintores como Léger o Gris. Pero a pesar de que los cubistas no lanzaron manifiestos, constituyeron el movimiento artístico más renovador de su tiempo. 1. Picasso azul, Picasso rosa Picasso (1881-1973) representa ni más ni menos que toda la aventura del arte del siglo XX, pues su inmensa producción, su constante afán de renovación, su preocupación por los problemas de la figuración, su sentido antitradicional y a la vez devoto renovador de los modelos clásicos, hacen de él uno de los pintores paradigmáticos del siglo pasado, por lo que su trayectoria dista mucho de ser lineal o de ser una participación limitada a una de las tendencias de su tiempo. Nacido en Málaga e hijo de un profesor de dibujo, se trasladó pronto a La Coruña y Barcelona, ciudad ésta en la que ingresó en la Escuela de Bellas Artes y cuyo ambiente intelectual marcó hondamente su personalidad. Pero pese a que estuvo influido por pintores Historia del Arte Contemporáneo: siglo XX 11 como Nonell, con una obra de gran expresividad, fue su primer viaje a París en 1900 lo que le marcaría fuertemente, pues de hecho acabó instalándose allí tres años después. Allí acusó las influencias postimpresionistas, especialmente de Toulousse-Lautrec (El Moulin de la Galette), estando en estos años centrado en el problema de la valoración y exaltación del color (Mujer de azul). No obstante, a esta tendencia añadirá la preocupación por el dibujo, una práctica que no abandonará ya nunca. De momento esta conjunción supone el comienzo de la Época azul, donde aparecen temas melancólicos y de un clasicismo estilizado como en La Vida o Madre con niño enfermo. Entre 1904 y 1906, con los mismos presupuestos formales pero cambiando la temática hacia temas de circo y por tanto alegres, Picasso abre su Época rosa, como ejemplifica la Familia de acróbatas, la Familia de saltimbanquis o Mujer en camisa. 2. Picasso negro Picasso puso después su atención en el arte ibérico y negro (e incluso egipcio y gótico), lo que tendría una influencia decisiva en su obra que se demuestra hacia 1906 en obras como Retrato de Gertrude Stein o Autorretrato con paleta, donde se reduce la intensidad del color al tiempo que se simplifican radicalmente las formas y los volúmenes. La estimación de estas artes, que habían permanecido hasta entonces al margen de las valoraciones de la cultura occidental, le llevó a unos planteamientos que dieron lugar a su primera obra maestra: Les demoiselles d`Avignon. Y es que Picasso literalmente pugnaba por crear obras maestras, mientras que el resto de pintores creían esta categoría más propia del pasado. En esta ocasión, este cuadro puso de realce una ruptura consciente y coherente con el sistema de representación vigente en la pintura occidental desde el Renacimiento. Acabado en 1907, en él planteó la idea de un Clasicismo no sólo no agotado sino válido para desarrollar la idea de modernidad, pues en realidad había sido un modelo restringido a causa del academicismo. A la par que abandona la hegemonía del color Picasso comienza a interesarse por la forma y por tanto también por Cézanne y por los modelos clásicos, pues según él había que mirar al pasado, pero de forma libre. Por ello además de romper el sistema tradicional de representación al incluir una visión plurifocal y dar autonomía a las formas, Les demoiselles d`Avignon son también una reflexión sobre uno de los modelos históricos por antonomasia: el desnudo, por lo que incluye modelos del arte negro, ibérico o egipcio (figura de la izquierda). Para Picasso “si una obra de arte no puede vivir siempre en el presente no se la debe tomar en Historia del Arte Contemporáneo: siglo XX 12 consideración”. 3. Picasso y Braque: la forma y la representación Como se ha dicho, la pintura de Cézanne (fallecido en 1906) sirvió a Picasso y Braque para tomar el testigo de su experimentación formal, por lo que la forma, el orden y la geometría se convirtieron en un nuevo fundamento de la pintura frente a la fragmentación plástica y formal iniciada con el Impresionismo: se trataba de eliminar el valor del color. En 1909, durante su estancia en Horta d`Ebre, Picasso acometió una verdadera arquitectura del paisaje en obras como Fábrica, donde el color se reduce a lo esencial e impera la distorsión de la perspectiva, mientras que cuadros de Braque como Casas de l`Estaque muestran esa misma visión cristalográfica del paisaje. En estas obras se definen por tanto los tres componentes decisivos para la experiencia cubista: la reducción del color, la primacía de la forma y el abandono del sistema de perspectiva monofocal. El resultado fue un nuevo lenguaje plástico en el que se recuperaban los componentes específicos de la pintura independientemente de su función a la hora de representar una imagen en una superficie plana. Ya en 1908 Vauxcelles había bautizado como Cubismo esta tendencia que relativizaba la representación desde una dimensión aperspectiva, que daría a partir de entonces obras como Mujer sentada y Retrato de Ambroise Vollard de Picasso o Violín y vasija de Braque, quien intentó aplanar los objetos contra el lienzo aplicando una trama discontinua de líneas y pinceladas. Así, la pintura cubista hizo que la realidad representada se fuera distanciando cada vez más de la naturaleza identificable y alejándose de su apariencia, proceso que paralelamente iba a desembocar en la abstracción impulsada por Kandisky. No obstante, ni Picasso ni Braque quisieron abandonar el figurativismo, por lo que de hecho comenzaron a introducir “fragmentos de realidad” en sus obras. En 1912 Picasso realizó su Naturaleza muerta con silla de paja, el primer ejemplo de collage, mientras que Braque ya había introducido trozos de papel con letras para potenciar el figurativismo, lo que hizo a su vez el malagueño en Mujer con guitarra (Ma jolie). La experiencia del collage tendría un significado trascendental, puesto que suponía prescindir por primera vez del objeto representado e introducir el objeto presentado, por lo que se lograba eludir la ficción de la representación sin omitir las referencias a lo real. En fin, la construcción del Cubismo fue una conquista empírica en la que cada descubrimiento servía de fundamento al siguiente, por lo que los cubistas no se afanaron en crear un estilo, sino en impulsar un proceso creativo que desarrollara un nuevo lenguaje formal. Así se entienden las composiciones ovales de Braque (Composición del as del trébol) que superan la tradicional pirámide visual. No obstante, tanto Picasso como Braque abandonarían a partir de 1912 laslimitaciones en el uso del color para llegar a composiciones como Los tres músicos de 1921, para cuando el propio Picasso consideraba que el Cubismo estaba agotado y que debía afrontar un cambio radical en su pintura en el que pasó a recuperar formas y modelos clásicos como en su famoso Arlequín. Historia del Arte Contemporáneo: siglo XX 13 4. Juan Gris y el orden de la pintura La trayectoria experimental cubista fue seguida por una legión de artistas, aunque entre ellos destacó tempranamente Juan Gris, quien se incorporó a la vanguardia sin una actitud experimental, pues su idea era reestructurarlo y someterlo a una sistematización que articulase un orden cubista. Por ello, tras haber conocido de cerca las obras de Picasso y Braque, a partir de 1913 Gris inició una línea más rigurosa y científica en la que abandonó todo componente empírico para centrarse en una concepción profundamente racionalista y en un proceso determinado por la idea y la teoría, como se aprecia en El fumador. Según él, procedía “de lo general a lo particular, […] comienzo con una abstracción para llegar a un hecho real”. Gris actuó por tanto como un arquitecto, partiendo de una idea en torno a la que construía una composición planteada como una unidad sometida a un estricto control del intelecto. Esta actitud suponía ir a contracorriente respecto de muchos de los supuestos de la vanguardia, puesto que en realidad quería recuperar la elevada condición académica de la pintura que los academicismos ramplones del siglo XIX le habían despojado. A Gris le inquietaba la irrefrenable disparidad de la pintura moderna al contemplar que el resultado de una experiencia dejaba de ser un elemento permanente para ser rápidamente desechado por la aparición de un nuevo hallazgo: quería crear un lenguaje que se convirtiera en el estilo moderno. Por ello algunas obras suyas de los años veinte, como Guitarra delante del Mar revelan que el Cubismo consistía ya en una sistemática codificación de sus principios, tendencia por otra parte no ajena al Art Déco que arranca por entonces (con más que evidentes influencias cubistas) con el interés de proyectarse como un estilo universal. En definitiva, frente a la experimentación picassiana, Gris ordenó, estructuró y codificó el lenguaje cubista. 5. El Cubismo: de experiencia a lenguaje El Cubismo se convirtió pronto en un movimiento con un gran número de representantes, pues ya en 1913 Apollinaire escribió Les peintres cubistes. Méditations esthétiques, donde mencionaba además de a sus creadores, a muchos otros artistas de procedencia dispar. Metzinger representa la complejidad a la que el Cubismo podía llegar, como demuestra en obras como La pluma amarilla, mientras que Delaunay rozó la abstracción, como se observa en La Torre Eiffel. También se adscribieron al Cubismo Picabia o Duchamp, quien en su Desnudo bajando por una escalera nº 2 conecta con las inquietudes futuristas para captar el movimiento, aunque la simplificación de la forma y del color no encajaba con las composiciones estáticas de esta corriente. Pero con independencia de estos artistas que participaron con mayor o menor intensidad en la aventura cubista, otros como Léger supieron aprovechar las posibilidades del nuevo lenguaje para desarrollar nuevas concepciones plásticas, pues para él el Cubismo sólo era un punto de partida desde el que crear una pintura que tiene en la mecanización su argumento y su temática. Historia del Arte Contemporáneo: siglo XX 14 Por ello en sus cuadros los volúmenes permanecen y no se disuelven en una rígida planimetría, caso de La partida de cartas o Mujeres en un interior, donde no está exento un aparente sentido naïf. 6. El Futurismo italiano: la rebeldía de lo veloz El Cubismo no sólo fue el punto de arranque de opciones personales, sino también de corrientes como el Futurismo, que buscó una exaltación entusiasta de lo irracional y del enfrentamiento contra cualquier norma y principio establecido con base en una creencia y una fe ciegas en el progreso, la técnica y, derivado de esta, el vértigo de la velocidad. Esta tendencia a lo dinámico incluía el amor a la violencia, pues de hecho los futuristas expresaron en sus manifiestos un pensamiento claramente precursor del fascismo que años después dominaría Italia, puesto que el Futurismo no fue sólo una tendencia plástica, sino también una profunda identidad política, ética y social. Pero para comprender el Futurismo hay que tener en cuenta diversos factores que explican su aparición, como el hecho de que fuera la primera vanguardia en irrumpir en el conservador panorama artístico italiano. Por ello el afirmar que “un automóvil de carreras […] es más hermoso que la Victoria de Samotracia” constituyó un verdadero escándalo, máxime cuando como decimos no se limitaron a la pintura, sino que dieron mítines y realizaron panfletos y proclamas para tratar de difundir sus ideas, por lo que no ha de extrañar que tuviera un desarrollo intenso en escultura, poesía, teatro, música y arquitectura. Sin embargo, pese a que se quería destruir el culto al pasado y cualquier relación con la historia y la tradición, en realidad estuvieron sujetos a una concepción tradicional del cuadro y a técnicas pictóricas derivadas del postimpresionismo. Por ello donde realmente fueron innovadores fue en la representación del movimiento. Si el Cubismo planteó la captación simultánea del objeto, los futuristas se orientaron a la representación de los distintos estados de una figura en movimiento, como muestra El jinete rojo de Carrá. A través del movimiento se buscaba un nuevo sentido de la forma y la representación, objetivo más que logrado por Balla en Dinamismo de un perro con correa, o por Severini en Bailarina en azul. No obstante sería Boccioni quien lleve los principios futuristas más lejos, tanto en pintura como en escultura, caso de Fuerzas en la calle. 7. Figura y espacio de la escultura Por su parte, la renovación de la escultura no se inició a través de un movimiento concreto, sino de acciones individuales y solitarias en sintonía con las tendencias pictóricas, aunque de forma independiente. La escultura debió tomar una trayectoria desligada del Cubismo dadas las características del mismo, aunque es evidente que ambas estuvieron relacionadas, como Historia del Arte Contemporáneo: siglo XX 15 evidencia la propia inspiración de Picasso en la escultura negra. Algunos desarrollos escultóricos proporcionaron aportaciones renovadoras al traducir la representación escultórica en un objeto con formas autónomas que renunciaba a los principios tradicionales de la pieza escultórica, como Duchamp-Villon y El caballo, aunque otros como Laurens o Lipchitz sí que sintonizaron muy bien con el Cubismo. Pero en este orden de cosas el artista que revolucionó la escultura fue el rumano Brancusi, quien a partir de 1907 planteó una simplificación de las formas hasta lograr una identidad entre el tema de la escultura y la corporeidad material de esta, caso de La maiasta, aunque también se sintió atraído por la escultura negra, como en la Musa dormida. En estas obras la escultura queda reducida a su condición más primaria, además de que trata las superficies con un efecto sorprendente al pulirlas totalmente, eliminando toda huella del modelado, siendo el extremo de esta tendencia Comienzo del mundo (Escultura para ciegos), prácticamente un ovoide. Para los futuristas la escultura fue una preocupación fundamental, por lo que experimentaron con su desarrollo espacial, cosa que haría igualmente Boccioni por ejemplo en Línea única de la continuidad en el espacio o Desenvolvimiento de una botella en el espacio. Sin embargo la escultura abrió otros caminos para establecer una relación entre la pieza y el espacio, como harán españoles como Gargallo (Greta Garbo) o JulioGonzález, quienes llevaron su experimentación con el metal hasta concebir la escultura como un dibujo en el espacio. Este último, influido por el Cubismo, acometió la renovación en el marco de las contradicciones entre abstracción y figuración e influyó marcadamente también al introducir técnicas tan empleadas en la escultura contemporánea como el trabajo del hierro y la soldadura autógena y la formación de obras a partir del ensamblado de piezas. 8. La unidad de la vanguardia: Der Blaue Reiter Las tendencias analizadas hasta aquí son corrientes e ismos concretos, que si bien forman parte de una unidad que conocemos por vanguardia, está formada por tendencias dispares. Der Blaue Reiter fue en este sentido una tendencia sin una actitud estética concreta que dio cabida a artistas de todo tipo, por lo que fue una especie de suma de las tendencias que constituyeron las primeras vanguardias. El vínculo común fue la ciudad de Múnich, donde a partir de experiencias anteriores, en 1909 surge una agrupación que acoge a artistas como Jawlensky, Kandinsky, Kubin, von Werefkin o Münter. En 1912, tras haberse incorporado Marc, Kandinsky (que ya había pintado su primera acuarela abstracta) junto a este último realizan un almanaque que titulan Der Blaue Reiter. El grupo integró por tanto a todas las fuerzas artísticas renovadoras frente a la tradición y el academicismo, pues fue un Historia del Arte Contemporáneo: siglo XX 16 intento por crear un ambiente abierto a la renovación artística sin condicionantes estéticos concretos, por lo que quizá por su heterogeneidad y condición transnacional no ha tenido tanto renombre como los grupos ya vistos. El principal teórico del grupo fue Kandinsky, quien propugnaba el sincretismo artístico y derivó como veremos más adelante en la abstracción. Por su parte Marc (El sueño, Caballos azules) fue el que se movió más en la órbita del Expresionismo, realizando una pintura que no abandona el dibujo con el que somete el intenso color y una ordenación en composiciones esquemáticas. Por su parte, Macke muestra una síntesis del color de los fauvistas y expresionistas y una construcción de la forma derivada de Cézanne; mientras que Jawlensky muestra en Las peonías ese eclecticismo de tendencias unido también por el predominio del color y la expresividad, mientras que Münter mostró una visión más introvertida e íntima en sus obras. De todas formas la duración de Der Blaue Reiter fue corta, pues su propia heterogeneidad conllevó un proceso desvertebrador que el estallido de la guerra hizo finalmente disolver, guerra en la que fallecieron Marc o Macke, aunque otros de sus miembros seguirían en activo posteriormente y tendrían una decisiva actividad en la posterior aventura del arte moderno. Historia del Arte Contemporáneo: siglo XX 17 3. La nueva arquitectura frente a los delitos del pasado 1. Los orígenes del urbanismo moderno 2. Hacia el Racionalismo 3. El escenario americano: la arquitectura orgánica 4. Le Corbusier 5. Gropius y la Bauhaus 6. Arquitectura y Vanguardia 7. Arquitectura y totalitarismos La consecución de un estilo moderno preocupó a los arquitectos durante el siglo XIX, pero pese a que a comienzos del siglo XX la pintura parecía, en palabras de Le Corbusier, “haber precedido a las demás artes”, lo cierto es que las vanguardias incidieron también en la arquitectura, especialmente al hacerla alejarse de la naturaleza, pues por ejemplo las concepciones cubistas van a determinar en buena parte la pérdida de la simetría arquitectónica. Por ello la arquitectura racionalista, la arquitectura del movimiento moderno, se sirvió de estos caracteres programáticos de la vanguardia para proyectar sus edificios con plantas libres y asimétricas, destinadas a atender las funciones y necesidades de la sociedad. No obstante, a comienzos del siglo XX la sociedad glorificaba el pasado en la Exposición Internacional de París de 1900, pasado materializado en estructuras arquitectónicas de los más variados estilos y procedencias y en exposiciones de arte antiguo, si bien el Art Nouveau empleado ya había roto con el clasicismo y en sus edificios aparecía el uso novedoso del hormigón armado. Y es que los nuevos materiales y su producción en serie abrieron las puertas a una arquitectura simplificada y geométrica que ya no ponía su atención en los edificios monumentales sino en los edificios industriales o en las viviendas; mientras que por su parte Le Corbusier creyó que la causa de los males del hombre moderno estaba en los malos alojamientos, por lo que en 1925 presentaba en la Exposición Internacional de Artes Decorativas de París un prototipo de vivienda que denominó Pabellón de L`Esprit Nouveau. En fin, el Movimiento Moderno, que había rechazado los estilos históricos, tuvo que elaborar una tradición y crear un lenguaje formal nuevo que forzosamente casara arte y técnica respondiendo a las necesidades de la sociedad de la Segunda Revolución Industrial, principios que se extendieron a través de lo que se ha dado en llamar Estilo Internacional. Historia del Arte Contemporáneo: siglo XX 18 1. Los orígenes del urbanismo moderno Si hay un tema que preocupó a los pioneros del Movimiento Moderno éste fue el urbanismo y la planificación del territorio, pues de hecho a partir de comienzos de siglo los arquitectos dirigidos por Le Corbusier asumieron el urbanismo como parte de la arquitectura. Desde el siglo XIX las ciudades crecían cada vez más, por lo que ya entonces se introdujo la reflexión sobre la mejor manera de ordenar este crecimiento. Algunas propuestas contemplaban a comienzos del siglo XX la extensión ilimitada y regulada de la ciudad mediante la fórmula de los ensanches, como el proyecto de Viena de Wagner, continuación del Ring, o el plan de Berlage para la zona sur de Ámsterdam, que pretendía lograr el equilibrio en la distribución de los equipamientos, la circulación y los espacios residenciales. El Plan de Ámsterdam Sur fue una solución urbana frente a las propuestas alternativas de ciudades-jardín de Howard o Soria, pues giraba en torno a tres grandes ideas: la proyección de grandes viales arbolados, el diseño de amplias plazas y la creación de manzanas de viviendas de grandes dimensiones con huerto, patio interior, equipamientos y servicios comunitarios. Pero en las primeras décadas del siglo XX también coexistieron soluciones vanguardistas que no llegarían a pasar del papel. Fue el caso de los arquitectos franceses de la École des Beaux-Arts como Henard, quien proyectó cómo resolver el tráfico parisino y reconducir sus servicios e infraestructuras de una forma fantasiosa, ideas que plasmó en Ciudades del Futuro. Las teorías de la École des Beaux-Arts fueron enlazadas con el Movimiento Moderno por Garnier, quien trabajó a nivel teórico en sus versiones de una Cité Industrielle para ordenar el urbanismo de Lyon, llegando a proyectar una nueva ciudad de 35.000 habitantes al lado de la antigua y con todo tipo de infraestructuras y bloques de viviendas de escasa altura entre zonas verdes, todo ello postulando el uso del hormigón. Por ello Le Corbusier y muchos otros arquitectos reconocerían su gran aportación a la hora de combinar ciudad y arquitectura con rigor científico. El también francés Jaussely trabajó para unir el ensanche de Cerdá con el casco histórico y englobar los municipios cercanos, articulando Barcelona de una forma que marcaría su desarrollo urbano durante el resto del siglo. Por su parte, el Futurismo tuvo también uno de sus caballos de batalla en la ciudad, por lo que arquitectos como Sant`Elia publicaron junto a su Mensaje sobre la arquitectura una serie de dibujos que introducen un universo fantástico en el que en la Cittá Nova primaría la tecnología yla idea de movilidad, de velocidad. 2. Hacia el Racionalismo La arquitectura moderna que se hace evidente después de la Primera Guerra Mundial ya no va a ser tan sólo el resultado de una reflexión teórica, sino que el producto lógico de unas condiciones diferentes en lo cultural, en lo tecnológico y también en lo social, dado su compromiso para hacer una arquitectura que priorizase la construcción de bloques de viviendas. Se hacían realidad así las ideas de Durand, quien había roto con la tradición antropométrica Historia del Arte Contemporáneo: siglo XX 19 vitruviana para hacer que la arquitectura fuera fruto del empleo de una composición lograda a partir de un módulo fijo que se podía combinar a voluntad y por la yuxtaposición de módulos independientes, labor posibilitada por los nuevos materiales producidos en serie, siendo la arquitectura un producto industrial más. Sin embargo, la llegada al movimiento moderno no se hizo transitando por los mismos caminos. En Francia las tendencias estructuralistas de Viollet-le-Duc en el hierro pasaron al uso del hormigón, que fue usado por arquitectos como Perret primero recubierto de otros materiales y finalmente de forma sincera, caso de la Iglesia de Notre-Dame de Raincy (1923), donde incluso las vidrieras aparecían ya montadas sobre hormigón. En Alemania se formó en 1907 el Deutscher Werkbund (Federación alemana del trabajo), que aunaba a artesanos, industriales y arquitectos en un intento por poner en común experiencias y mejorar la producción industrial germana, grupo del que formaron parte Gropius, Behrens, Schumacher o Muthesius. Este último además de arquitecto fue diplomático e investigó la arquitectura del Grupo de Glasgow y el uso de nuevos materiales, por lo que trató de importar el geometrismo. No obstante Schumacher rechazó el modelo inglés de casa unifamiliar para ricos, pidiendo una arquitectura de calidad para las viviendas de los trabajadores con objeto de que mejoraran su productividad. La figura más importante del Deutscher Werkbund es a pesar de todo Behrens, pintor de la Sezession de Múnich que fue contratado por AEG tanto para diseñar sus campañas publicitarias como construir sus edificios, caso de la Fábrica de turbinas AEG en Berlín (1909), construida en hormigón armado y acero, con una cubierta quebrada y un frontón macizo con vidrieras. En la corriente expresionista se movió Poelzig, artista que contribuyó a la arquitectura fabril construyendo masas inquietantes de efectos escenográficos como la Fábrica de productos químicos de Luban o sus almacenes en Wroclaw, que le ponen en contacto con los de Sullivan de Chicago. Pero volviendo a Behrens, es interesante ver que por su estudio pasó brevemente Le Corbusier y Gropius, quien junto a Meyer dio lugar a obras claramente innovadoras en la tipología fabril como la Fábrica Fagus, un conjunto de pabellones yuxtapuestos de forma asimétrica con muros de vidrio montado sobre metal, rasgo típico de la arquitectura de Gropius que llevará a la Bauhaus años más tarde. En 1914 se celebró una exposición del Deutscher Werkbund en la que ante la arquitectura de Gropius y Meyer, van de Velde, Behrens o Taut, quien levantó el Pabellón de Cristal, quedaron manifiestas las diferentes posturas de los pioneros de la modernidad. 3. El escenario americano: la arquitectura orgánica Los vastos espacios naturales norteamericanos permitieron una urbanización en línea con los mismos, aunque previamente en los EE.UU. habían surgido durante el siglo XIX los mismos problemas de hacinamiento que en las ciudades europeas. De esta forma, durante la segunda mitad del siglo XIX surgieron planteamientos que buscaban el retorno al idílico entorno salvaje previo a la colonización. Nació así el Park Movement liderado por Downing y Frederick Law Olmsted, que buscaba insertar grandes parques dentro de las monótonas cuadrículas urbanas. Paralelamente la Escuela de Chicago hacía nacer una nueva arquitectura que respondía a las necesidades de las nuevas ciudades industriales movidas por el capital, por lo que las empresas e instituciones aprovecharon las parcelas de terreno para edificar grandes edificios paralelepípedos que se fueron extendiendo a otras ciudades estadounidenses. Sin embargo, a la par que esta arquitectura de la técnica y el progreso, la World`s Columbian Historia del Arte Contemporáneo: siglo XX 20 Exposition en Chicago de 1893 planteaba una arquitectura clásica que iba a configurar lo que se ha llamado City Beautiful, tendencia que tendrá su consagración en la Gran Exposición de San Luis. En todo caso, desde 1900 todas las grandes ciudades estadounidenses tenían planes reguladores que establecían pautas de intervención que definían claramente los equipamientos y servicios que debían tener, aunque la realidad es que estos planes tan sólo concedían atención a los centros urbanos, abandonando a su suerte a las periferias habitadas por los sectores sociales más deprimidos, excepto en las zonas acomodadas, que enlazando con los principios del Park Movement se urbanizaron en entornos arbolados. Estos modelos, junto a los europeos, no se limitarán a estas regiones, sino que se expandirán desde entonces hacia el resto del mundo, caso de Australia o América del Sur, donde destacó Buenos Aires. Así pues, a comienzos del siglo XX la arquitectura norteamericana era de gran variedad estilística, pudiendo destacar la figura del representante más destacado de la Escuela de Chicago, Sullivan, al que su personalidad inquieta le llevó al alejamiento del movimiento proclasicista de las exposiciones mencionadas. Asociado con Adler, ambos arquitectos destacaron por el uso del acero (Wainwright Building) y el empleo de decoraciones naturalistas. Sullivan teorizó sobre la funcionalidad de los edificios y una vez separado de Adler, trabajó en su última obra de importancia: los Almacenes Carson (Schlesinger & Meyer). El edificio tiene una estructura horizontal de la que sólo sobresale en altura el pabellón de esquina y en la que se refleja claramente la estructura de malla reticular, reservando para el piso de entrada y el entresuelo notas decorativas cercanas al Art Nouveau. Mientras tanto en Nueva York también se había desatado la pelea de alturas, por lo que el Edificio Fuller de Burham fue rápidamente superado por los 130 metros de la Metropolitan Life Tower y a su vez por el Woolworth Building de Gilbert (1913), edificio comercial de imagen pintoresca por sus toques góticos. Entre 1925 y 1931 se construyen cada vez más rascacielos, que siguen incorporando motivos europeos como los del Art Déco. Es ahora cuando se eleva el Chrysler Building, con su decoración en aluminio, aunque al poco fue superado por el Empire State Building de Lamb. Pero por otros caminos la innovación se produce en Norteamérica también con Frank Lloyd Wright, que trabajó con Adler y Sullivan e influenciado por la tradición norteamericana de respeto al paisaje, puso objeciones a la industrialización y a la deshumanización urbana. Estas tendencias, junto a su interés por la arquitectura japonesa, le condujeron a la creación de un modelo de vivienda unifamiliar que pudiera construirse como alternativa a las grandes concentraciones urbanas. Esta arquitectura que él mismo bautizó como orgánica, pretendía conseguir la armonía con Dios y con la naturaleza. Comenzó su actividad con casas de la pradera que a partir en la primera década del siglo XX fueron ya conocidas en Europa, quedando su tipología fijada en una construcción cúbica, de gran horizontalidad y planta reticulada, que se encaja en una Historia del Arte Contemporáneo: siglo XX 21 naturaleza a la que se abre mediante terrazas, con cubiertas en voladizo poco inclinadas. Los interiores son una sucesión de espacios que se interpretan libremente, pues sus casas se adaptan a la personalidad de sus dueños,caso de la Casa para William Frycke. Y es que si en principio su arquitectura estaba pensada para personas de pocos recursos, finalmente se convirtieron en capricho de ricos industriales que dieron lugar a obras paradigmáticas como la Casa de la Cascada o Casa Kaufmann, contribuyendo a crear un estilo propiamente estadounidense. 4. Le Corbusier Una de las figuras más significativas del Movimiento Moderno es sin duda el suizo Jeanneret, más conocido como Le Corbusier, pues encarna el espíritu experimentador del movimiento. En origen un pintor cubista que de hecho llegó a teorizar y criticar a dicha vanguardia para favorecer una mayor disciplina, llevó a su arquitectura los conceptos de abstracción, armonía y precisión que se tradujeron en el diseño de plantas absolutamente novedosas. Postulando la edificación de machines à habiter con elementos fabricados en serie, investigó a partir de la trayectoria de Perret y Garnier, exploró el uso del hormigón armado y de formas geométricas puras y finalmente en 1916 inició la construcción de la Villa Schwob y proyectó la Maison Dom-Ino, un módulo compositivo del que partir del cual se podría construir una ciudad entera. Enlazando con las teorías de los utópicos como Boullée y Ledoux, atribuyó a la arquitectura un sentido ético capaz de transformar la sociedad. En 1922 y derivando de la Masion Dom-Ino presentó la Maison Citrohan, alargada y con dos muros portantes y que llegó a ser construida en varias ciudades. En ese mismo año presentó también su plan de Ville Contemporaire, que debía acoger a tres millones de habitantes en un trazado ortogonal y simétrico con centro en una plaza con edificios que descienden en altura según se van alejando de la misma hasta llegar a los inmuebles-villa (un primer ensayo de la posterior Unidad de habitación) de la periferia que debían albergar 120 viviendas cada uno. La propuesta recibió críticas por la evidente estratificación social a la que sometía su ciudad, aunque poco después Le Corbusier fue más concreto al presentar el Plan Voisin, un proyecto para actuar sobre París que, tras eliminar muchos inmuebles céntricos, preveía la edificación de torres autómatas. Al poco presentó una nueva célula habitable práctica y confortable, mientras que en 1926 enunciaba junto a su primo los “Cinco puntos de una arquitectura nueva”, órdenes que debidamente combinados debían dar respuesta a las necesidades de cualquier edificio: uso de pilotis, terrazas-jardín sobre tejados planos, plantas libres, ventanas en cinta y fachada libre para abrir huecos, teoría que fue puesta en práctica en la Villa Stein y la Villa Savoye, esta última un prisma blanco de dos plantas. Historia del Arte Contemporáneo: siglo XX 22 El método de Le Corbusier tuvo su prueba de fuego en el concurso para el edificio de la Sociedad de Naciones en Ginebra y para el Palacio de los Sóviets en Moscú, donde sin embargo ambos proyectos fueron rechazados. Mientras tanto en 1928 convocó el primer Congreso Internacional de Arquitectura Moderna (CIAM), un fecundo proceso intelectual en el que se dio a conocer la arquitectura moderna y se disertó sobre la ciudad del futuro. Le Corbusier siguió presentando planes urbanísticos para ciudades latinoamericanas o para Argel, desarrollando su concepción urbana, que quedó plasmada en la Ville Radieuse o en el Plan Maciá para Barcelona, a la par que del IV CIAM (dedicado a la funcionalidad urbana) salió la llamada Carta de Atenas, que ejercería una gran influencia posteriormente. 5. Gropius y la Bauhaus En 1919 Gropius fundó la Staatliche Bauhaus en Weimar, una Escuela de Arquitectura y de Artes Aplicadas bajo su dirección hasta 1928 que se convertiría en el centro experimental más activo del Movimiento Moderno y que contó con arquitectos y artistas diversos pero de primer orden (Klee, Kandinsky, etc.). Organizados como una comunidad, se pretendía convertir la creación artística en un proceso normal de producción lejos de lo sublime, dignificando el trabajo del artesano e intentando crear objetos que ofrecer a la producción industrial, buscando siempre el llegar a un estilo internacional. En 1923 se presentó una casa experimental de gran simplicidad y dotada de mobiliario moderno, mientras que los ataques nazis obligaron al traslado a Dessau, donde se construyó un conjunto proyectado por el propio Gropius y del que destaca el bloque de talleres, con su estructura de acero y sus fachadas en vidrio, constituyendo quizá el mejor exponente de la nueva arquitectura. En las proximidades de la escuela Gropius construyó cuatro viviendas para profesores que luego repetiría en el barrio Törten a las afueras de Dessau, donde en un diseño poligonal se insertan las casas en hilera y se juega con el retranqueo de los volúmenes. Una vez fuera de la Bauhaus, el esfuerzo teórico de Gropius se reflejó en el barrio Dammerstock de Karlsruhe, donde evitó la centralidad y buscó la supremacía del ángulo recto en una composición abierta y extensible a voluntad, aunque no monótona gracias a las diferentes alturas de cada bloque. Por su parte la Bauhaus siguió a cargo de Meyer, a quien sustituiría el prestigioso Mies van der Rohe, aunque nada impediría que a pesar de haberse trasladado a Berlín, la institución fuera cerrada en 1933. 6. Arquitectura y Vanguardia Le Corbusier, Gropius o Wright elaboraron un canon nuevo en medio del contexto de las vanguardias, por lo que es evidente que también influyeron en la arquitectura. Poelzig adelantó como hemos indicado soluciones expresionistas que abrirían el camino para obras posteriores, destacando su Grosse Schauspielhaus berlinés, con una cúpula y capiteles adornados por piezas colgantes a modo de estalactitas. Historia del Arte Contemporáneo: siglo XX 23 En contacto con el grupo de Der Blaue Reiter, Mendelsohn realizó obras próximas a este lenguaje artístico que por sus formas fluidas parecen volver de nuevo al Art Nouveau. Su Torre Einstein en Potsdam tiene la apariencia de una masa escultórica que parece surgir del suelo, aunque para sus edificios comerciales usó modelos propios del Estilo Internacional. Deudores de Mendelsohn son obras españolas como el Cine Barceló o el celebrado Edificio Carrión de la Gran Vía madrileña. Las obras de la Escuela de Ámsterdam deben también mucho a Mendelsohn, aunque también a Wright, modelos que se emplearon en la construcción del ensanche sur de la ciudad planificado por Berlage. De esta escuela destaca De Klerk y su Het Sheep construido en ladrillo y que, rico en volúmenes, asemeja un barco. En 1917 se formó el grupo Die Stijl fundado por los pintores Mondrian y Doesburg, a los que se unieron arquitectos como Rietveld u Oud, con el objetivo de extender el neoplasticismo del primero al jugar con las líneas y las formas geométricas simples y de colores puros aplicables a cualquier campo de las artes. Rietveld diseñó al poco la Silla roja y azul, mientras que su Casa Schröeder seguía la tendencia neoplasticista al estar formada por elementos independientes que encuentran su significado en combinación con el resto de piezas del conjunto, en un juego de formas y colores. Pero si por algo destaca la arquitectura neoplasticista es por la idea de adaptarse a las necesidades de la sociedad, cosa que hizo Oud como arquitecto jefe de Rotterdam al construir barrios para obreros en materiales prefabricados pero dando lugar a construcciones de calidad. Paralelamente se había definido la vanguardia rusa al haber encabezado Malevich la escuela cubista de ese país, que haría evolucionar al Suprematismo, aunque en esta vanguardia hubo otros que tomaron el valor de la abstracción, caso de Tatlin, que convirtió sus construcciones en emblemas de un mundo contemporáneo que demandaba formas de expresión novedosas, como en el Monumento a la Tercera Internacional que nuncasería construido. Chernikov teorizó sobre el constructivismo en la arquitectura, aunque el verdadero éxito lo tendría el arquitecto constructivista Melkinov, que ya en 1925 recibió un premio por un pabellón soviético para una exposición parisina de planta rectangular, cubierto de cristal y con escaleras que se entrecruzaban. Su libertad en el uso de formas arquitectónicas se reflejó también en los clubes obreros moscovitas como el Club Rusakov, aunque todavía más libertad mostraría en el diseño de su casa, cilíndrica y con aberturas romboidales. En definitiva, los resultados de la vanguardia del Movimiento Moderno se dieron a conocer en la exposición que el Werkbund alemán organizó en Stuttgart en 1926, donde se creó un barrio repleto de obras de los arquitectos más destacados (Van der Rohe, Le Corbusier, Gropius, Oud, etc.) de acuerdo a las teorías de cada uno… Historia del Arte Contemporáneo: siglo XX 24 7. Arquitectura y totalitarismos La formulación de la arquitectura que habían definido las vanguardias sufrió una transformación profunda con el asentamiento de posiciones políticas claramente autárquicas que pretendieron hacer del lenguaje artístico una bandera para sus aspiraciones. En la Unión Soviética el constructivismo había pretendido convertirse en el lenguaje de la revolución, pero en cuanto ésta triunfó la libertad de expresión artística fue progresivamente limitada y se buscó la vuelta al realismo, por lo que los arquitectos zaristas encontraron campo abonado para despreciar los proyectos vanguardistas, juzgados demasiado burgueses. La convocatoria para la construcción del Palacio de los Soviets de Moscú en 1931 fue la clara demostración de ese cambio de orientación, pues triunfó la propuesta de Iofan, una mole de más de 400 metros de altura de estilo pseudo-neoclásico y coronada por una gran estatua de Lenin que nunca se construyó, aunque de lo que sí se llenó Moscú fue de grandes edificios monolíticos que nada aportaron al Movimiento Moderno. En Italia la arquitectura mussoliniana nace de la conciliación de la tendencia Novecento, próxima al neoclasicismo, con movimientos próximos al Futurismo. Potenciando la primera tendencia surgía el Gruppo 7, que buscaba compaginar el neoclasicismo y el racionalismo en alza, aunque Terragni, su miembro más destacado, no tuvo inconveniente tanto en recurrir al constructivismo ruso como a los planteamientos de Le Corbusier. De forma parecida trabajó Piacentini casando clasicismo y racionalismo con un punto ecléctico que daría lugar al estilo oficial fascista: formas clásicas, vanos geométricos y pórticos de gran empaque. Terragni siguió no obstante intentando implantar el racionalismo, sobresaliendo la Casa del Fascio o Casa del Popolo en Como, un paralelepípedo de gran rigor volumétrico que no dejaba de combinar motivos clásicos como un espacio central a modo de cortile. Sin embargo sería en Roma donde la arquitectura fascista centraría su atención, intentando engrandecer la ciudad liberando antiguos monumentos, creando nuevos viales o realizando el proyecto para la EUR, la Esposizione Universale di Roma que debía festejar en 1942 los veinte años del régimen. Piacentini sería el encargado de planificar un conjunto que con un eje axial confluiría en el Palazzo delle Civiltà, un cubo blanco horadado por filas de arcos. No obstante, el estilo de compromiso utilizado como imagen del fascismo italiano no fue posible en Alemania, donde el nacionalsocialismo arremetió contra la modernidad, pues no en vano ya en 1933 se ocupó de cerrar la Bauhaus. Se compaginaron así dos tendencias, pues si para las zonas rurales se potenció lo vernáculo, esto es, la típica casa alemana de sabor medieval, para asentar el nuevo escenario de poder y propaganda se apostó por la monumentalidad. El encargado de hacer esto último fue Speer, quien convirtió el clasicismo de Schinkel en un lenguaje megalómano (Estado Olímpico) que la mayor de las veces no pasó del papel, como el bulevar monumental que había de construirse en el centro de Berlín incluyendo un gran arco del triunfo y una especie de inmenso panteón. Y es que como las otras arquitecturas autárquicas, su interés por fijar un código visual en vez de ofrecer soluciones a las sociedades contemporáneas, determinaría que no sobreviviese en el tiempo. Historia del Arte Contemporáneo: siglo XX 25 4. Abstracción y Figuración 1. Abstracción y Figuración 2. Kandinsky y los inicios de la abstracción. La aportación de Delaunay y Kupka 3. Piet Mondrian y el Neoplasticismo 4. La abstracción rusa. Malevitch. El Constructivismo 5. Arte y política: realismo y compromiso Un siglo después de la aparición de la abstracción esta corriente aun sigue siendo un campo de controversia y debate por encima de ninguna otra, puesto que parece que ha atraído todos los vituperios a raíz de la escisión con las formas artísticas tradicionales que se produce en el siglo XX. Y es que la abstracción fue el último paso para proporcionar una autonomía total a la pintura pues osó excluir la representación del cuadro, el único elemento que permanecía todavía vinculado a la tradición. El cuadro se convierte por tanto en una imagen aperspectiva al pasar del cuadro como ventana abierta al cuadro-objeto, por lo que a partir de entonces el arte con representación pasó a llamarse figurativo al existir otro arte, el abstracto, en el que la representación había sido desplazada por la combinación de líneas, formas y colores desvinculadas de connotaciones temáticas. La aparición de la abstracción no supuso el nacimiento de un nuevo ismo, pues fue solamente la irrupción de un fenómeno que se desarrolló a través de diversas tendencias; aunque tampoco cabe buscar la abstracción en artes anteriores: existen motivos abstractos sí, pero con valor ornamental y no como formas válidas en sí mismas. Por tanto no cabe calificar de abstractas obras como las Ninfeas de Monet, pues más bien lo que indican es la creciente autonomía de la pintura, proceso que los artistas abstractos llevaron a sus últimas consecuencias. 1. Abstracción y Figuración En sentido estricto, siguiendo las palabras de Seuphor “debe llamarse abstracta a la pintura [que] nos fuerza por ausencia de toda otra realidad sensible a encararla como una pintura en sí, a juzgarla de acuerdo con sus valores extrínsecos a toda representación o a todo recuerdo de representación”. Los artistas que iniciaron la abstracción, Historia del Arte Contemporáneo: siglo XX 26 Kandinsky, Kupka, Delaunay o Mondrian se formaron por tanto en el ámbito de la representación y tuvieron una primera etapa figurativa, por lo que las primeras composiciones abstractas muestran una clara relación con esos inicios. La abstracción inicial de Kandinsky deriva de la exaltación del color (arriba), aunque el caso de Mondrian es más representativo: tras realizar obras de influencia postimpresionista pasó al Cubismo de Naturaleza muerta del bote del jengibre (1912), para pasar rápidamente a eliminar los últimos restos figurativos en obras como Composición oval (1914). Sólo cuando la abstracción ya se había generalizado hubo artistas que fueron abstractos desde sus primeras obras, aunque también hubo trayectorias especiales como la de Klee, que desarrolló una pintura independiente aunque dentro de la vanguardia, por lo que mezcla figurativismo y abstracción: Klee deseaba crear lo visible, no presentar lo visible, por lo que se acercó al arte con los ojos de un primitivo. Así, cuando pinta monigotes como La montaña del gato sagrado o cuadrados de color como en Harmonía en azul=naranja está tratando de acercarse al arte como si desconociera la historia del arte. Por otro lado, parte de la confusión entre figurativismo y abstracción vino de los títulos que los artistas abstractos daban a sus obras, con los que irónicamente proporcionabanuna pista falsa a un espectador que, engañado, trataba en vano de buscar una representación que no existe. Esto no quiere decir que el arte abstracto dé la espalda a la realidad, pues su arte responde, en algunos casos como ningún otro, a una expresión del mundo en el que vive el artista: un cuadro de Pollock es un grito ante un mundo hostil, mientras que Mondrian exhibe una concepción del mundo ordenada y en equilibrio. Así pues cabe decir que casi existen tantas tendencias abstractas como artistas que las cultivan, pues sólo hay un elemento en común a todas ellas: la ausencia de representación. 2. Kandinsky y los inicios de la abstracción. La aportación de Delaunay y Kupka Los años que median entre 1910, cuando Kandinsky crea su Primera acuarela abstracta, y 1914, fueron decisivos para la abstracción. Esta primera obra surgió más bien como una suma de toques de pintura de carácter expresivo en la línea del trabajo anterior del pintor. La labor teórica estuvo presente en el proceso, por lo que no es de extrañar que en 1911 publicara De lo espiritual en el arte y que en obras como Composición VII o Mancha roja las manchas de color, la línea y los trazos puramente pictóricos y esquemáticos acusen una concepción ordenada de la pintura, pues para Kandinsky expresaban una necesidad interior desvinculada de relaciones exteriores de la realidad. En la década de los veinte su pintura experimentó un cambio radical al iniciar una abstracción realizada a base de combinaciones de formas geométricas, por lo que Composición VIII es un intento de ordenación de la expresividad anterior que coincide con su trabajo en la Bauhaus y con otra de sus obras teóricas: Punto y línea en el plano. Por su parte el paso de Delaunay de la figuración a la abstracción fue bien distinto. Formado bajo la influencia del color de Gaugain, no desdeñó los avances de Cézanne, por lo que se Historia del Arte Contemporáneo: siglo XX 27 orientó al Cubismo para dar lugar a obras como la Torre Eiffel. Desde ahí pasó a realizar obras abstractas realizadas a base de discos de color como Formas circulares 3, en las que experimentó sobre la descomposición de la luz y no del objeto, por lo que sus cuadros son abstracciones de luz y color. Paralelamente a los anteriores artistas, el checo Kupka desarrollaba también obras no figurativas como Colocación en verticales donde evidencia su interés por lograr un efecto lírico sin abandonar un orden logrado con la combinación geométrica de las formas, por lo que desde el principio desplegó una gran complejidad plástica y una gran coherencia, auténtica premonición de lo que será el desarrollo de la abstracción posterior. 3. Piet Mondrian y el Neoplasticismo La obra de Mondrian es una especie de pintura arquitectónica que como hemos visto tuvo una clara proyección en determinadas orientaciones del Movimiento Moderno, pese a que el pintor jamás proyectase ningún plano. Su pintura nace sin un fin utilitario, pues es una concepción ideal, una plástica pura fruto de un proceso de investigación de las combinaciones y juegos de la geometría. Tras su mencionada trayectoria inicial, en 1915 Mondrian entró en contacto con van Doesburg, con quien creó el movimiento De Stijl, acentuando su tendencia a acceder a la complejidad de la forma geométrica basada en el plano, el rectángulo, la presencia de las líneas horizontales y verticales y un número limitado de colores, que se entienden según su dimensión en la obra. Y es que la aparente simplicidad de los cuadros de Mondrian en realidad oculta composiciones profundamente meditadas que al situarse en un muro condicionan la estructura y visión de todo el entorno arquitectónico, pues fuerzan al espectador a establecer una geometrización y una ordenación del espacio circundante, logrando según el pintor hacer ese lugar más habitable. En Composición en Azul (1917) se estructura la obra a base de rectángulos, aunque en otras como Composición. Trazos negros sobre fondo blanco la estructura la constituye una base de gruesas líneas horizontales y verticales que definen su concepto de la abstracción neoplasticista como Composición con rojo, amarillo, azul y negro, pues Mondrian introduce el pulso humano de una concepción metafísica de la vida en sus obras. 4. La abstracción rusa. Malevich. El Constructivismo El desarrollo de la abstracción discurrió por cauces estrictamente formales y lejos de problemas políticos e ideológicos, aunque en Rusia tras la Revolución de Octubre se produjo una identificación entre vanguardia artística y política, pues el interés por construir una sociedad nueva casó con el interés por crear un arte al margen de la tradición. Sin embargo, el proceso no arrancó de cero, pues aunque a comienzos del siglo XX nada hacía presagiar que Rusia potenciase un arte de vanguardia radical, para 1909 algunos artistas iniciaban el Rayonismo, tendencia basada en el juego expresivo de líneas. Paralelamente en esos años tuvo un papel decisivo en la vanguardia rusa la actividad de Historia del Arte Contemporáneo: siglo XX 28 Malevich, quien pasó literalmente Del Cubismo al Suprematismo, tal como rezaba el folleto que adjuntó a la exposición de sus primeras obras abstractas en 1915, con las que pretendía redescubrir el arte puro. Su Cuadrado negro sobre un fondo blanco es una demostración por tanto del carácter simplificado de la geometría y de la pintura que culminará en su célebre Cuadrado blanco sobre fondo blanco. Es así como la pintura de Malevich constituye una de las aportaciones más importantes en el inicio y la definición de la abstracción geométrica, pues su Suprematismo establecía las bases para la formulación de un nuevo proyecto de un mundo en equilibrio y sin contradicciones del que arrancarán los constructivistas. Y es que a la par de la labor de Malevich se fue gestando una nueva tendencia que irrumpiría ya en 1921: el Constructivismo, que tenía su base en la labor de Tatlin y en su fomento de la tridimensionalidad, como ejemplificaría su ya mencionado proyecto de Monumento a la Tercera Internacional, que demuestra por tanto la ligazón inicial entre revolución política y artística, pese a que el Constructivismo apenas duraría una década. El Monumento conjuga tanto la tendencia a la abstracción como al progreso, siendo evidente cómo el Constructivismo rompió con las técnicas tradicionales de la escultura al articular las piezas y al no existir una jerarquía espacial en la obra, pues en realidad es el espacio el que se hace dependiente. Los hermanos Pevsner y Gabo planteaban de forma coherente en su Manifiesto realista una nueva idea del dinamismo en la obra de arte acorde con la nueva época y que debía integrarse en el espacio urbano y acompañar al hombre allí donde transcurre su vida. Es por ello que este concepto de arte no recurrió a la anécdota, eliminando la masa y el volumen compacto de la escultura e introduciendo en el espacio objetos construidos. De igual manera la idea del movimiento que también marcó a los futuristas tuvo un desarrollo nuevo, proyectando en el espacio el objeto escultórico y rompiendo con el punto jerárquico preferente creando una nueva relación dinámica entre espacio y escultura que será clave en el desarrollo de la escultura contemporánea. Fruto de estos planteamientos será también la obra del estadounidense Calder, que destaca por sus esculturas móviles como Cuatro hojas y tres pétalos. 5. Arte y política: realismo y compromiso El entusiasmo revolucionario de la vanguardia rusa fue breve, pues pronto fue desplazada por una corriente oficialista de carácter académico que se impuso en la URSS hasta su disolución, pues el Estado reprochaba a la vanguardia su carácter hermético y sin contenido ideológico explícito. Se acabó por tanto con todas las agrupaciones artísticas independientes en 1932, mientras que los