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por B. R. Hicks Christ Gospel Churches Int’l., Inc. P. O. Box 786 Jeffersonville, Indiana 47131-0786 http://www.christgospel.org/ http://www.christgospel.org/ Este libro es una traducción directa de la versión en Inglés, que está protegido por copyright en los EE.UU. en nombre de Las Iglesias del Cristo del Evangelio International Incorporated, PO Box 786, Jeffersonville, Indiana, 47.131 y certificada en la Oficina de Derechos de Autor de los Estados Unidos en Washington, D.C. Todos los derechos están reservados bajo el tratado mundial. Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida, almacenada en un sistema de recuperación de datos, o transmitida en cualquier gráfica, instrumento mecánico, fotocopiadora, grabadora o cualquier otro sin el permiso previo y escrito del autor y la editorial. Publisher: Christ Gospel Press P. O Box 786 Jeffersonville, Indiana 47131-0786 © Christ Gospel Churches International, Inc., 1961, Precious Gem in the Tabernacle. Eighth Printing, 1985 Digital Edition, 2012 ISBN 1-58363-067-8 © Christ Gospel Churches International, Inc. 2010, la edición en español, Preciosa Gema en el Tabernáculo. Printed in the United States and in Mexico. Índice de Contenido Introducción Capítulo I: Razones Para Estudiar El Tabernáculo I. Contiene La Descripción de La Medida de La Estatura de Jesús Cristo II. Fue Construido de Acuerdo Con la Planeación Divina III. La Necesidad Que El Pueblo de Israel Tenía del Tabernáculo IV. La Gran Porción de la Palabra Del Señor Dedicada al Tabernáculo V. Una Comprensión Más Clara del Nuevo Testamento VI. Sus Múltiples Nombres VII. El Orden de la Construcción Capítulo II: Las Columnas Del Atrio I. Las Columnas de Metal II. Las Estacas III. Las Basas de Metal IV. Los Capiteles Y Cinchos de Plata V. El Objeto de Las Columnas Capítulo III: El Atrio – Continuación I. Su Material II. Los Números III. El Objeto de Las Cortinas Capítulo IV: La Puerta del Atrio I. El Camino II. Sus Materiales III. Su Hechura IV. Su Posición Capítulo V: El Altar De Metal I. Su Posición y Preeminencia II. Su Material III. Su Tamaño Y Forma IV. Los Cuernos V. Los Vasos VI. El Enrejado de Malla VII. Sus Anillos Y Las Varas VIII. La Sangre Y Sus Cenizas IX. El Fuego Capítulo VI: El Lavar I. Para Los Sacerdotes II. Los Materiales III. Su Contenido IV. Su Tamaño Y Forma V. Su Propósito VI. Su Posición VII. Su Advertencia – “Para Que No Mueran” Capítulo VII: Las Tablas Y Del Tabernáculo I. Las Tablas II. Las Barras Capítulo VIII: Las Coberturas Del Tabernáculo I. La Revelación de Su Humanidad II. La Razón de Su Humildad III. El Resultado de Su Humanidad IV. La Glorificación de Su Humanidad Capítulo IX: La Puerta Del Tabernáculo I. Una Puerta II. Para El Sacerdote III. Las Columnas Capítulo X: El Altar Del Perfume I. Propósito Del Altar II. Materiales Del Altar III. Tamaño Y Forma Del Altar IV. Su Posición V. Suscuernos VI. La Corona VII. Las Varas Capítulo XI: El Candelero I. La Ubicación Del Candelero II. Su Material III. La Forma Del Candelero IV. El Tamaño V. La Luz VI. Aceite Puro VII. Poner Aceite Fresco Dos Veces Al Día VIII. Las Despabiladeras IX. Los Platillos X. Ejemplos en Las Sagradas Escrituras Capítulo XII: La Mesa De Los Panes De La Proposición I. La Mesa II. El Pan Capítulo XIII: El Velo I. Su Nombre II. Su Material III. Sus Columnas IV. El Velo Rasgado Capítulo XIV: El Arca Del Pacto I. El Arca II. El Propiciatorio III. Ministerio Del arca – Cabeza Para Guía Capítulo XV: El Orden del Campamento y los Reglamentos Sanitarios I. El Orden Del Campo II. El Orden De Las Tribus III. Reglamentos Sanitarios Para El Campo Capítulo XVI: El Sumo Sacerdote Y Sus Vestiduras I. La Selección De Los Sacerdotes II. El Sacerdote Lavado III. Las Vestiduras Del Sacerdote Capítulo XVII: Las Cinco Grandes Ofrendas Y Consagración de Los Sacerdotes I. Las Ofrendas de Olor No Suave II. Las Ofrendas de Olor Grato Capítulo XVIII: El Ungimiento De Aarón Con El Santo Aceite de La Unción I. Mirra Excelente II. Canela Aromática III. Cálamo Aromático IV. Casia V. Aceite de Olivas VI. Reservado Solamente Para Sacerdotes Capítulo XIX: La Columna De Nube I. Su Apariencia Introducción La palabra “estatura” significa la altura del cuerpo estando de pie, y en posición natural. También indica el desarrollo, crecimiento, la elevación obtenida, y figurativamente, también se usa para representar la estatura moral. La “estatura de verdad” representada por los cuatro puntos de la cruz, se usa frecuentemente por cuanto tipifica la estatura de Jesucristo revelada en el Tabernáculo de Moisés. La estatura espiritual ( o los cuatro puntos de la cruz) describe las experiencias espirituales que adquirimos a medida que crecemos hacia la madurez espiritual en Cristo Jesús. Dios es el Señor y Maestro, y a fin de ilustrar la verdad Divina utiliza a través de toda Su Palabra, figuras, tipos , sombras, parábolas, metáforas y alegorías. Por ejemplo, cuando los hijos de Israel en su jornada por el desierto necesitaron un medio para acercarse y tener comunión con un Dios Santo, El proveyó el Tabernáculo Mosaico como un cuadro, una sombra, un tipo del Hijo de Dios, el Señor Jesucristo. “Lo cual era figura de aquel tiempo presente, en el cual se ofrecían presentes y sacrificios que no podían hacer perfecto, cuanto a la consciencia, al que servia con ellos” (Hebreos 9:9). Este primer Tabernáculo conocido como Moisiaco, era solamente una figura para aquel tiempo, de la estatura y ministerio del segundo, mas grande y mas perfecto Tabernáculo, Jesucristo, quien con Su esplendor y gloria hizo alejar las sombras y brotar la verdad revelada como el radiante fulgor del sol del medio día. El Tabernáculo Mosaico fue una figura es decir, un esquema de la Estatura de Cristo Jesús. Es por ello que Dios ordeno a Moisés cuatro veces que construyera el Tabernáculo de acuerdo con el modelo que le fue mostrado en el monte. Las siete piezas del mobiliario en el Tabernáculo de Moisés fueron colocadas en forma de cruz, cada pieza representado una porción de la estatura de Jesucristo. “Mas estando ya presente Cristo, pontífice de los bienes que habían de venir, por el mas amplio y mas perfecto tabernáculo, no hecho de mano, es a saber, no de esta creación.” (Hebreos 9:11). El cuerpo, el tabernáculo para cuya concepción el Espíritu Santo hizo sombra sobre la Virgen bendecida era una estructura nueva, una construcción de orden infinitamente superior a la terrenal. No obstante, y puesto que el Tabernáculo de Moisés era un diseño y un esquema divino de la Estatura del Hijo de Dios, se convierte para nosotros en una luz Guiadora para revelar a nuestros corazones cómo crecer hasta llegar a la medida de la plenitud de Cristo. “Hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la edad de la plenitud de Cristo:” (Efesios 4:13). Puesto que el Tabernáculo es un cuadro del Hijo de Dios en quien están ocultos todos los tesoros de sabiduría y conocimiento, bien podemos esperar que toda la sabiduría y conocimiento contenidos en las Escrituras se ajusten a el. Toda la Biblia es una bella revelación del Señor Jesucristo. Precisamente por razón de esta verdad Dios puede decir que TODA la Escritura es provechosa. “Toda Escritura es inspirada divinamente y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instituir en justicia, Para que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente instruido para toda buena obra.” ( II Timoteo 3:16-17). Este libro ha sido escrito en obediencia a Su mandato indicando que debemos compartir algunas de las verdades que El ha revelado y que con tanta bondad ha puesto en nuestros corazones. El ha prometido bendecir los corazones de aquellos que esperan Su pronta venida, y que tienen el deseo de estar listos y preparados sus vestidos de boda. La oración, eldeseo, y el motivo de nuestro corazón son que cada lector reciba una nueva visión y un amor mas profundo por el bendito SENOR JESUCRISTO. La Autora. Preciosa Gema en el Tabernáculo Capítulo I Razones Para Estudiar el Tabernáculo I. CONTIENE LA DESCRIPCIÓN DE LA MEDIDA DE LA ESTATURA DE JESUCRISTO En ninguna parte de la Escritura encontramos una gema de verdad tan preciosa, o una descripción tan completa de la Estatura de Cristo a la que Pablo se refiere en Efesios 4:13, como la que contiene el Tabernáculo del Antiguo Testamento. El versículo dice: “Hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la edad de la plenitud de Cristo:”. Y en otro sitio Pablo dice que éstas son figuras, tipos, sombras de las cosas celestiales del Cristo que había de venir, y de Su ministerio. “Dando en ésto a entender el Espíritu Santo, que aun no estaba descubierto el camino para el santuario, entre tanto que el primer tabernáculo estuviese de pie. Lo cual era figura de aquel tiempo presente, en el cual se ofrecían presentes y sacrificios que no podían hacer perfecto, cuanto a la consciencia, al que servía con ellos;” (Hebreos 9:8-9). Puesto que estas son descripciones o tipos de Jesucristo, entonces con toda seguridad hay muchas gemas espirituales de revelación que podemos contemplar al meditar sobre esta porción particular de la Palabra del Señor. II. FUE CONSTRUIDO DE ACUERDO CON LA PLANEACIÓN DIVINA Cuatro veces en el Libro del Éxodo (25:9; 25:40; 26:30; 27:8), Dios le dijo a Moisés que estuviera seguro de construir este Tabernáculo de acuerdo con el diseño que le fue mostrado en el monte. Puesto que estos planos fueron diseñados por el Arquitecto Divino y tenían como objeto presentar la revelación completa de Su Hijo Cristo Jesús, entonces ciertamente, podemos encontrar inspiración y luz para rendirnos al Espíritu del Señor y Su preciosa Palabra, para el crecimiento de un edificio espiritual en nuestras almas que tenga la misma imagen, es decir, la imagen de Cristo. III. LA NECESIDAD QUE EL PUEBLO DE ISRAEL TENÍA DEL TABERNÁCULO Durante muchos años Israel había estado en la obscura tierra de Egipto, lejos de Dios, y sin recibir ninguna luz ni revelación de Él. Aun cuando ellos eran el pueblo elegido de Dios, seguían siendo un pueblo pecador y tenían necesidad de encontrar un camino para acercarse a Él. Debido a Su gran amor Dios proveyó para ellos, por medio del Tabernáculo, una revelación del camino, para tener acceso a Su presencia y comunión con Él. Si nuestros corazones son humildes y capaces de recibir enseñanza, siempre encontramos algo que aprender de alguna persona o de gente que ha caminado en comunión con Dios. IV. LA GRAN PORCIÓN DE LA PALABRA DEL SEÑOR DEDICADA AL TABERNÁCULO El hecho de que Dios haya dedicado tantos capítulos en su Palabra a este edificio particular, debiera despertar nuestra curiosidad espiritual para investigar su gran importancia. La Palabra nos dice: “Toda Escritura es inspirada divinamente y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instituir en justicia” (II Timoteo 3:16). Aquí tenemos cuatro razones excelentes por las cuales debiéramos estudiar y absorber la Palabra de Dios del Génesis al Apocalipsis: (1) Doctrina, (2) Redargüimiento, (3) Corrección, (4) e Instrucción en la Justicia. V. UNA COMPRENSIÓN MÁS CLARA DEL NUEVO TESTAMENTO Hay muchas porciones de la Escritura en el Nuevo Testamento que nunca podrán comprenderse claramente hasta no haber estudiado el Tabernáculo del Antiguo Testamento, porque muchas citas y referencias proceden de esa porción particular de la Palabra de Dios. Puesto que el Tabernáculo es una descripción del Hijo de Dios, podemos ajustar al mismo toda otra Escritura, puesto que toda Escritura ha sido dada a fin de revelar al Señor Jesucristo. VI. SUS MÚLTIPLES NOMBRES Primero, se le llamó un “tabernáculo”, palabra que significa lugar de habitación temporal, un sitio movible. Se le llamó así porque debía ser un lugar temporal en donde Dios se encontraría con Su pueblo durante sus jornadas a través del desierto. Esta verdad nos hace pensar en Jesús quien vino, como dice la Palabra, y habitó entre nosotros. Jesús vino y tomó una habitación temporal en carne y sangre, a fin de convertirse en el sacrificio por nuestros pecados, proveyendo así un lugar para que nosotros pudiéramos tener comunión con Dios. “Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad”. (Juan 1:14). “Mas estando ya presente Cristo, pontífice de los bienes que habían de venir, por el más amplio y más perfecto tabernáculo, no hecho de manos, es a saber, no de esta creación;” (Hebreos 9:11). También recibió el nombre de “tienda”. La palabra “tienda” se refiere a un lugar de habitación temporal hecho de lona. ¡Qué verdad tan preciosa pensar que el Dios del cielo estuviera dispuesto a venir a una humilde tienda, por así decirlo, para establecer comunión con Su pueblo. Nuevamente nos hace recordar a nuestro bondadoso Señor y Salvador que se humilló a Sí mismo y tomó sobre Sí una tienda de carne, para que por medio de la “tienda” de Su sangre y de Su carne pudiéramos tener acceso a la salvación y comunión con el Padre. También se le llamó “santuario”, queriendo así decir lugar consagrado, un lugar santo. Todo aquello que es santo debiera provocar en nuestras almas el deseo, el anhelo de saber más acerca de ello. Era un lugar santo por cuanto Dios lo santificó y lo apartó para Su uso. Era santo porque Dios estaba allí. Fue conocido como un “templo”, una casa de Dios o lugar de adoración. Jesús dijo a los judíos en Juan 2:19 “Destruid este templo, y en tres días lo levantaré”. El Tabernáculo, como un templo o lugar de adoración, fue un hermoso tipo de Jesús quien es el centro de adoración en el cielo y en la tierra. Como la Palabra declara en Apocalipsis 5:13 “Y oí a toda criatura que está en el cielo, y sobre la tierra, y debajo de la tierra, y que está en el mar, y todas las cosas que en ellos están, diciendo: Al que está sentado en el trono, y al Cordero, sea la bendición, y la honra, y la gloria, y el poder, para siempre jamás”. VII. EL ORDEN DE LA CONSTRUCCIÓN Es interesante notar en el estudio del tabernáculo, que el Señor principia con la revelación de Sí mismo y de ahí continúa hacia el hombre. Entonces guía al hombre otra vez hacia Sí mismo. Principia con el Arca del Pacto en el Lugar Santísimo, un tipo de Su trono, y de ahí se dirige, por instrucción y revelación hasta la puerta misma del tabernáculo, el lugar del hombre. Esto forma una preciosa gema cuyos rayos de luz nos hablan de la maravillosa historia del infinito amor de Dios. Nuestra salvación tiene principio en la mente y en el corazón de Dios. Antes de la fundación del mundo, el Señor principió con el arca y proporcionó un camino para que el hombre pecador pudiera acercarse a este santísimo lugar. “Según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él en amor” (Efesios 1:4). “Sabiendo que habéis sido rescatados de vuestra vana conversación, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata; Sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación: Ya ordenado de antes de la fundación del mundo, pero manifestado en los postrimeros tiempos por amor de vosotros,” (I Pedro 18-20). Concluimos entonces que el Señor nos estaba buscando y procurando nuestra salvación desde antes de la fundación del mundo. El pensamiento que inició en Él Mismo y se acercó al sitio en el que se encontraba el hombre pecador, a fin de poder llevar al hombre otra vez hacia Su Trono, es decir, hacia el Lugar Santísimo. Capítulo II Las Columnas del Atrio “Asimismo harás el atrio del tabernáculo: al lado del mediodía, al austro, tendrá el atrio cortinasde lino torcido, de cien codos de longitud cada un lado; Sus veinte columnas, y sus veinte basas serán de metal; los capiteles de las columnas y sus molduras, de plata. Y de la misma manera al lado del aquilón habrá a lo largo cortinas de cien codos de longitud, y sus veinte columnas, con sus veinte basas de metal; los capiteles de sus columnas y sus molduras, de plata. Y el ancho del atrio del lado occidental tendrá cortinas de cincuenta codos; sus columnas diez, con sus diez basas. Y en el ancho del atrio por la parte de levante, al oriente, habrá cincuenta codos. Y las cortinas del un lado serán de quince codos; sus columnas tres, con sus tres basas. Al otro lado quince codos de cortinas; sus columnas tres, con sus tres basas. Y a la puerta del atrio habrá un pabellón de veinte codos, de cárdeno, y púrpura, y carmesí, y lino torcido, de obra de bordador: sus columnas cuatro, con sus cuatro basas. Todas las columnas del atrio en derredor serán ceñidas de plata; sus capiteles de plata, y sus basas de metal. La longitud del atrio será de cien codos, y la anchura de cincuenta por un lado y cincuenta por el otro, y la altura de cinco codos: sus cortinas de lino torcido, y sus basas de metal. Todos los vasos del tabernáculo en todo su servicio, y todos sus clavos, y todos los clavos del atrio, serán de metal”. (Éxodo 27:9-19). I. LAS COLUMNAS DE METAL El atrio era un espacio cerrado en derredor del tabernáculo, cuyas medidas eran de cien codos de largo por cincuenta codos de ancho. Cercándose este espacio había una valla construida de manera peculiar en la que cada uno de los ganchos, clavos y columnas irradian aspectos de la imagen del Señor Jesucristo; lo mismo sucede con el material del que estaban hechos, y los números en ellos indicados. La estructura estaba hecha con columnas de metal. “Sus veinte columnas y sus veinte basas serán de metal; los capiteles de las columnas y sus molduras, de plata” (Éxodo 27:10) de cinco codos de alto o probablemente un poco más de ocho pies. Las columnas eran redondas y se ajustaban sobre basas de metal colocadas al pie de la columna. Pero consideremos detalladamente las columnas de metal: A. SU NÚMERO Las veinte columnas a cada lado en todo lo largo del atrio, y diez en cada extremo hacen un total de sesenta. En la Palabra de Dios, el número seis es simbólico del número del hombre, y el número diez es el número de la ley. Dios escribió los diez mandamientos que nos presentan el cuadro legal de la justicia de Dios y Su rectitud. El número sesenta está hecho de 6 x 10. En las columnas pues vemos un cuadro de la unión de las dos naturalezas de Jesucristo, el Hijo del Hombre (número seis) unido con el Hijo de Dios (la justicia de Dios). Cuán precioso es que Dios pueda tomar al hombre, el número seis y unirlo con el número diez, es decir, unirlo a la rectitud y a la justicia contenidas en la ley. ¿Cómo podría ser esto? Solamente pudo ser posible mediante la sangre preciosa de nuestro Señor Jesucristo. El hombre (número seis) unido a la justicia y rectitud de Dios (número diez) por medio de la SANGRE. B. SU MATERIAL El material de esas columnas era metal, según Éxodo 27:10. El metal en las Escrituras, simboliza el Juicio según lo encontramos en las siguientes porciones. “Y Moisés hizo una serpiente de metal, púsola sobre la bandera y fué, que cuando alguna serpiente mordía a alguno, miraba a la serpiente de metal, y vivía”. (Números 21:9). “Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del hombre sea levantado;” (Juan 3:14). Aquí nuevamente escuchamos un mensaje sobre la cruz del Señor Jesucristo. El hombre es pecador por nacimiento, “He aquí, en maldad he sido formando, y en pecado me concibió mi madre”. (Salmos 51:5), y además es pecador por sus propias obras: “Enajenáronse los impíos desde la matriz; descarriáronse desde el vientre, hablando mentira”. (Salmos 58:3), y como tal, el hombre quedó bajo el poderoso juicio y la condenación de Dios, necesitando que Alguien tomase su lugar. El metal clama fuertemente sobre Él, nos habla de Jesús quien vino y llevó sobre Sí el metal del juicio que nos correspondía. “Y sus pies semejantes al latón fino, ardientes como en un horno; y su voz como ruido de muchas aguas”. (Apocalipsis 1:15). Sus pies caminaron por las profundidades del infierno, llevando el juicio que nos correspondía. Con cuánta razón la Palabra declara que Sus pies eran como si hubieran ardido en un horno. C. SU POSICIÓN Las columnas se mantenían erectas por medio de dos cuerdas fijadas a estacas de metal clavadas en tierra, tanto por fuera como por dentro. “Las estacas del tabernáculo, y las estacas del atrio, y sus cuerdas”. (Éxodo 35:18), y “Todos los vasos del tabernáculo en todo su servicio, y todos sus clavos, y todos los clavos del atrio, serán de metal”. (Éxodo 27:19). La posición erecta de las columnas dependía de las cuerdas que las anclaban a las estacas enterradas en el suelo. La palabra “cuerda” significa atar o sostener en un lugar. Había dos cuerdas para cada columna, de manera que quedaba atada por fuera con una y por dentro con otra. Estas cuerdas parecen cantar un gran aleluya sobre la doble porción del amor de Dios que ató a nuestro precioso Salvador sobre el lugar del juicio, la cruz. II. LAS ESTACAS “Las estacas del tabernáculo, y las estacas del atrio, y sus cuerdas” (Éxodo 35:18). Las estacas estaban hechas de metal y se usaban como clavos para sostener las cuerdas de lino. Aun cuando eran las partes más pequeñas que formaban la estructura del atrio, sin embargo, ocupaban un sitio importante. La completa seguridad de las columnas, las cuerdas, y las basas, dependía de la fuerza de las estacas que eran clavadas en la tierra. La palabra estaca en Hebreo es “yathed”, significando fijar o atar. También significa “clavija” o “clavo”. Nuevamente encontramos aquí un bellísimo cuadro de nuestro Señor Jesucristo, como Aquel en quien descansa seguro el yelmo de salvación. Para comprender la importancia de la estaca, y la imagen que presenta del Señor Jesucristo, es necesario advertir la importancia del sitio ocupado por la humilde estaca en la casa oriental. En aquellos días y lugares, tanto las casas como el mobiliario se construían de manera mucho más simple que en la actualidad. Cuando las casas se hacían de ladrillo o de barro, largas estacas de hierro se colocaban en la misma estructura de la casa en diversos lugares. Se ponían en derredor de las ventanas y se usaban como ganchos para colgar los mantos; se construían como parte de las paredes de la cocina para colgar de ellas los varios utensilios. Y también se construían en los palacios y en las torres. “Tu cuello, como la torre de David, edificada para muestra; Mil escudos están colgados de ella, todos escudos de valientes”. (Cantar de los Cantares 4:4). En este pasaje el Esposo está comparando a la esposa con una torre que ha sido bien construida con sus clavijas para sostener las diferentes armas para la lucha. ¿Cuánto de la estaca o de la fuerza de Cristo has permitido que Dios forme en tu cuello espiritual? Las estacas o clavijas que aquella gente usaba en sus torres estaban hechas de metal o de hierro que había sido probado, experimentado, y que había resistido el juicio del fuego. Podemos hacer descansar con toda certeza la salvación de nuestras almas sobre el Señor Jesucristo, porque Él es un clavo o estaca que ha resistido por nosotros el juicio de fuego del infierno. También en Isaías 22:15-25 encontramos otro hermoso cuadro del clavo o de la estaca, es decir, de la palabra hebrea “yathed”: “Jehová de los ejércitos dice así: Vé, entra a este tesorero, a Sebna el mayordomo, y dile: ¿Qué tienes tú aquí, o a quién tienes tú aquí, que labraste aquí sepulcro para ti, como el que en lugar alto labra su sepultura, o el que esculpe para sí morada en una peña? He aquí que Jehová te transportará en duro cautiverio, y de cierto te cubrirá el rostro. Te echará a rodar con ímpetu, como a bola portierra larga de términos: allá estarán los carros de tu gloria, oh vergüenza de la casa de tu señor. Y arrojarte he de tu lugar, y de tu puesto te empujaré. Y será que, en aquel día, llamaré a mi siervo Eliacim, hijo de Hilcias; Y vestirélo de tus vestiduras, y le fortaleceré con tu talabarte, y entregaré en sus manos tu potestad; y será padre al morador de Jerusalem, y a la casa de Judá. Y pondré la llave de la casa de David sobre su hombro; y abrirá, y nadie cerrará; cerrará, y nadie abrirá. E hincarélo como clavo en lugar firme; y será por asiento de honra a la casa de su padre. Y colgarán de él toda la honra de la casa de su padre, los hijos y los nietos, todos los vasos menores, desde los vasos de beber hasta todos los instrumentos de música. En aquel día, dice Jehová de los ejércitos, el clavo hincado en lugar firme será quitado, y será quebrado y caerá; y la carga que sobre él se puso, se echará a perder; porque Jehová habló”. En estos pasajes encontramos al Señor diciendo que la posición que Sebna tuvo en la casa del Rey le iba a ser quitada a causa de su orgullo, y le sería dada a Eliacim, cuyo nombre significa “Dios que se levanta”. Este es un cuadro tan claro del Señor Jesucristo quien es el Dios resucitado, y que ha sido la llave de la casa de David, que puede abrir o cerrar según el conocimiento de Su poder. “Y escribe al ángel de la Iglesia en Filadelfia: Estas cosas dice el Santo, el Verdadero, el que tiene la llave de David, el que abre y ninguno cierra, y cierra y ninguno abre” (Apocalipsis 3:7). Él iba a ser un clavo del que pendería toda la gloria de la casa del Padre. Si el Padre iba a confiar toda la gloria de Su casa colgándola del clavo, esta estaca, este Jesús, entonces tenía que ser probado en todas las formas posibles. De acuerdo con lo descrito en Hebreos 4:15 “Porque no tenemos un Pontífice que no se pueda compadecer de nuestras flaquezas; mas tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado”. El tiempo y el espacio nos prohíben aquí todas las pruebas a que fue sometido este clavo, este Jesús en quien habría de colgar TODA la gloria de la casa del Padre, pero para mencionar algunas: Fue probado con pobreza, con el ser despreciado y desconocido, siendo aborrecido y perseguido, viéndose abandonado por los hombres y tentado por el Diablo. Fue traicionado y vendido por un precio vil; fue culpado, acusado y condenado injustamente; fue vestido con ropajes de payaso, se vió abofeteado y burlado, fue tenido por necio, y como poseído del Diablo. Fue atado con cuerdas y azotado, reputado peor que Barrabás; se vió expuesto a la desnudez, fue blasfemado, coronado con espinas, denigrado, befado, y estuvo triste hasta la muerte. Fue oprimido con injurias, dolores, humillaciones, fue escupido y tratado con desdén. Recibió la carga de la cruz y de nuestros pecados, fue crucificado entre dos ladrones, deshonrado delante de los hombres y tenido por nada. Y sin embargo, a través de todo esto Él no pecó, no abrió Su boca. “Angustiado él, y afligido, no abrió su boca: como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca:” (Isaías 53:7). ¡Oh, precioso clavo de metal, estaca, Jesús, no es ninguna maravilla que toda la gloria de la casa del Padre pueda descansar sobre Tí! ¿Es cosa de asombrar que el Padre no pueda poner mucha gloria sobre nosotros? Cuando Él nos hace pasar por fuego para probarnos y examinarnos a fin de hacer de nosotros una estaca, un clavo para Su Tabernáculo, lloramos, murmuramos, nos quejamos, y nos rebelamos a causa del sufrimiento. Amados, antes de que el Padre hubiera colgado la gloria de aquel clavo, Cristo Jesús, tuvo que colgar de Él todos estos sufrimientos y pruebas y tribulaciones. Una estaca fuerte llevará los sufrimientos y demostrará ser lo bastante fuerte para llevar también la gloria. Que el Espíritu de Cristo nos ayude a convertirnos en estacas fuertes, y a no resentir el fuego que nos ayuda a fortalecernos. Esta fue la oración y el deseo del Apóstol Pablo en Colosenses 2:7, “Arraigados y sobreedificados en él, y confirmados en la fe, así como habéis aprendido, creciendo en ella con hacimiento de gracias”. El Apóstol Pablo deseaba que los Colosenses fueran establecidos, clavados, arraigados en la fe. Puesto que Jesús es el clavo, la estaca probada, colguemos de Él todas nuestras esperanzas, nuestras ambiciones, nuestros afectos. Colguemos toda la gloria y la alabanza y el honor de este clavo a quien el Padre ha encontrado digno de llevar toda la gloria de Su casa. III. LAS BASAS DE METAL. El pie de cada columna también había sido asegurado sobre una basa de metal. Dicha basa tenía un agujero o ensambladura, para recibir la espiga que tenía la base de la columna. Era evidentemente puesta sobre el suelo y encima se hacía descansar la columna. Al continuar con el estudio del Tabernáculo, podremos observar la importancia de cada pequeño detalle, y cómo cada cosa llena un cometido. Todos estos detalles no solamente son cuadros e imágenes del Señor Jesús, sino que además, de Su Iglesia. Esto nos recuerda lo que está escrito en Primera de Corintios 12:12- 27 en donde el Apóstol Pablo enseña la importancia de cada miembro en el cuerpo de Cristo: “Porque de la manera que el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, empero todos los miembros del cuerpo, siendo muchos, son un cuerpo, así también Cristo. Porque por un Espíritu somos todos bautizados en un cuerpo, ora Judíos o Griegos, ora siervos o libres; y todos hemos bebido de un mismo Espíritu. Pues ni tampoco el cuerpo es un miembro, sino muchos. Si dijere el pie: porque no soy mano, no soy del cuerpo: ¿por eso no será del cuerpo? Y si dijere la oreja: Porque no soy ojo, no soy del cuerpo: ¿por eso no será del cuerpo? Si todo el cuerpo fuese ojo, ¿dónde estaría el oído? Si todo fuese oído, ¿dónde estaría el olfato? Mas ahora Dios ha colocado los miembros cada uno de ellos en el cuerpo, como quiso. Que si todos fueran un miembro, ¿dónde estuviera el cuerpo? Mas ahora muchos miembros son a la verdad, empero un cuerpo. Ni el ojo puede decir a la mano: No te he menester: ni asimismo la cabeza a los pies: No tengo necesidad de vosotros. Antes, mucho más los miembros del cuerpo que parecen más flacos, son necesarios; Y a aquellos del cuerpo que estimamos ser más viles, a éstos vestimos más honrosamente; y los que en nosotros son menos honestos, tienen más compostura. Porque los que en nosotros son más honestos, no tienen necesidad: mas Dios ordenó el cuerpo, dando más abundante honor al que le faltaba; Para que no haya desavenencia en el cuerpo, sino que los miembros todos se interesen los unos por los otros. Por manera que si un miembro padece, todos los miembros a una se duelen; y si un miembro es honrado, todos los miembros a una se gozan. Pues vosotros sois el cuerpo de Cristo, y miembros en parte”. De la misma manera la humilde basa tenía un lugar que debía llenar y una historia de verdad que relatar, aun cuando estaba un tanto escondida a la vista. El metal de que estaba hecha, también nos da el mensaje del juicio divino en contra del pecado. La ensambladura o agujero, nos habla del agujero abierto en el Monte Calvario que recibió y sostuvo la cruz de nuestro Señor Jesucristo. Nunca olvidaré cuando hace algunos años, estudiando los misterios del Tabernáculo del Antiguo Testamento llegué a la pequeña basa de metal, y el Espíritu de Dios elevo a mi alma en comunión con Él. Era como si pudiera oír el golpe seco de la cruz del Calvario al resbalar hasta penetrar en su base. Lágrimas de gozo y de gratitud fluyeron por mis mejillas al reflexionar sobre Su gran amor por mí, pecadora. La basa también nos habla del agujero, la tumba que recibió Su precioso cuerpo en la muerte, el fin de nuestro juicio. ¿Le amamos suficiente para estar dispuestos a ser simplemente una pequeña basa en Él, el gran edificio espiritual o tabernáculo, si eso es lo que Él quiere hacer de nosotros? La pequeña basa sobre el piso tenía el más humildede los sitios. ¿Estaremos dispuestos a ser meras esterillas en la casa del Señor? ¿Estamos de tal manera unidos con Él en Su humildad que podemos ser una basa? Tal parece que en estos días en las iglesias Cristianas tenemos necesidad del Espíritu de humildad, del cual adolecemos. Bastantes Cristianos son extremadamente sensibles y se ofenden por cualquier motivo o causa insignificante, y con demasiada frecuencia sin ninguna razón. Cristianos así nunca podrán construir una basa en el Templo del Señor. Amados, el gozo no está precisamente en el sitio que ocupamos o que se nos ha asignado, sino justamente en realizar lo que el Señor quiere que hagamos, estar en el lugar que nos ha indicado, en Ser lo que Él desea y que en Su gran misericordia ha planeado para nosotros. IV. LOS CAPITELES Y CINCHOS DE PLATA Los capiteles y los cinchos de plata servían para sostener las cortinas o las colgaduras. Los capiteles también servían para mantener en su sitio las cuerdas. Los “cinchos” eran como barras de plata puestas sobre los capiteles cerca de la parte superior de la cerca, manteniendo las columnas separadas la una de la otra a distancias adecuadas. Estos capiteles y cinchos estaban hechos de plata; y la plata, en las Escrituras, nos indica o tipifica redención. “Cuando tomares el número de los hijos de Israel conforme a la cuenta de ellos, cada uno dará a Jehová el rescate de su persona, cuando los contares, y no habrá en ellos mortandad por haberlos contado. Esto dará cualquiera que pasare por la cuenta, medio siclo conforme al siclo del santuario. El siclo es de veinte óbolos: la mitad de un siclo será la ofrenda a Jehová. Cualquiera que pasare por la cuenta, de veinte años arriba, dará la ofrenda a Jehová. Ni el rico aumentará, ni el pobre disminuirá de medio siclo, cuando dieren la ofrenda a Jehová para hacer expiación por vuestras personas. Y tomarás de los hijos de Israel el dinero de las expiaciones, y lo darás para la obra del tabernáculo del testimonio: será por memoria a los hijos de Israel delante de Jehová, para expiar vuestras personas”. (Éxodo 30:12-16). La ofrenda o dinero de redención debía ser medio siclo de plata. Si pudiéramos mirar de cerca las columnas de metal con sus barras de plata, nos darían la impresión de muchas cruces pequeñas en derredor del tabernáculo. Aquí encontramos metal y plata, el metal de la columna y la plata de la barra que cruzaba el pilar en su parte superior. Una nueva verdad añade color al cuadro de la cruz. Fue en la cruz del Calvario donde el juicio de Dios por el pecado (metal) y la redención de las almas de los hombres (plata) se encontraron. No sólo tomó Él nuestro lugar en el Juicio, sino que además dio Su sangre para redimirnos, para comprarnos en el mercado de pecado donde nos vimos expuestos. “Sabiendo que habéis sido rescatados de vuestra vana conversación, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles como oro o plata; Sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación:” (I Pedro 1:18-19). V. EL OBJETO DE LAS COLUMNAS A. PARA SOSTENER LAS COLGADURAS DE LAS CORTINAS DEL ATRIO El propósito de las columnas no era mostrar su propio pulimento y belleza, sino para sostener las cortinas, a fin de mostrar otra imagen o cuadro del Señor Jesucristo. Las columnas una vez colocadas y abrazadas por los cinchos y las cuerdas de lino, formaban la estructura completa de una cerca que había de sostener los muchos metros de cortinas de lino. En el tabernáculo encontramos cada cosa cumpliendo su cometido en su propio sitio, y preparando el camino para una mayor revelación del Señor Jesucristo, de quien todo el edificio es un tipo. No podemos evitar ver además, el modelo o patrón de la iglesia viviente de Dios, así como un patrón para el corazón de cada individuo. “Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino juntamente ciudadanos con los santos, y domésticos de Dios; Edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo; En el cual, compaginado todo el edificio, va creciendo para ser un templo santo en el Señor: En el cual vosotros también sois juntamente edificados, para morada de Dios en Espíritu”. (Efesios 2:19-22). Aquí vemos que Pablo tuvo la revelación del templo espiritual que Dios quería hacer con todos los santos del Señor que eran las piedras vivas para la edificación de ese gran templo. Y también está el templo que Él quiere hacer crecer en el corazón de cada creyente por medio del ESPÍRITU. Si, por así decirlo, el espíritu de estas columnas estuviera en las iglesias, cuánto más grande sería la experiencia del pueblo de Dios en el conocimiento más profundo y una mayor experiencia en el Señor que la nuestra, seamos pues como las columnas, dispuestos a permanecer cubiertos y escondidos a la vista, para que las cortinas de lino puedan decir su mensaje de justicia y santidad. Aprendamos la humildad de llegar a ser un SOSTÉN. B. PARA SOSTENER LA PUERTA Las columnas no solamente sostenían las cortinas de lino, sino que también sostenían la puerta. Las cortinas tenían un precioso mensaje de justicia y santidad, pero sin la historia relatada por la puerta, sería pequeño el beneficio que pudiéramos lograr. ¡Qué importante era el lugar de las columnas! Sin su sostén no habría mensaje de justicia y santidad, sin su sostén, no existiría el mensaje de la puerta, o del camino de entrada al edificio. Sin las columnas fieles en la iglesia no podría haber pastor para hablar de las cortinas, y de la puerta. Pidámosle a Dios que nos haga un pilar. Encontremos el lugar en el que Dios quiere que sirvamos, y dejemos que Él nos ate con cuerdas de amor, nos fije con estacas para poder orar, testificar, y dar de tal manera que el mensaje de las cortinas y de la puerta pueda seguir adelante. Capítulo III El Atrio – Continuación LAS COLGADURAS DEL ATRIO I. SU MATERIAL “Asimismo harás el atrio del tabernáculo: al lado del mediodía, al austro, tendrá el atrio cortinas de lino torcido, de cien codos de longitud cada un lado; y de la misma manera al lado del aquilón habrá a lo largo cortinas de cien codos de longitud, y sus veinte columnas, con sus veinte basas de metal; los capiteles de sus columnas y sus molduras, de plata. Y el ancho del atrio del lado occidental tendrá cortinas de cincuenta codos; sus columnas diez, con sus diez basas. Y las cortinas del un lado serán de quince codos; sus columnas tres, con sus tres basas. Al otro lado quince codos de cortinas; sus columnas tres, con sus tres basas”. (Éxodo 27:9, 11-12, y 14-15). De la estructura del atrio colgaban las cortinas de lino fino torcido, cosidas por sus extremos de tal manera que formaban una cerca cerrada desde un lado de la puerta en derredor de todas las esquinas de la estructura y hasta la puerta otra vez. La frase “lino fino torcido”, nos da el secreto del mensaje contenido en las colgaduras o cortinas del atrio. La palabra “fino” significa peinar o taladrar. Si este lino iba a predicar un mensaje de la imagen de Cristo, no podía ser lino común y corriente. Tenía que ser preparado, cardado y taladrado hasta quedar liso y suave, a fin de que pudiera hablarnos de la uniformidad y suavidad del carácter y la naturaleza de Cristo. Al preparar el lino, se usaba un peine de duros dientes para atravesar la fibra cruda y mientras más se cardaba, más fina y más lisa era la trama. La palabra “torcido” nos indica la forma en que las fibras de lino se unían entre sí. Esto nos habla de la fuerza, el carácter, y la naturaleza del Señor Jesucristo. La fuerza de una cuerda se obtiene torciendo los hilos, y de la misma manera la fuerza de las cortinas se obtenía torciendo los hilos del lino. Alguien ha dicho que la fuerza y la finura del lino están determinadas por el número de “medidas” en cada metro. También se ha dicho que el lino utilizado en el tabernáculo tenía 1,200 medidas (nudos) por metro. Sea como fuere, lo cierto es queeran cortinas de lino suficientemente fuertes porque sus hilos habían sido firmemente torcidos. La palabra “lino” de por sí significa “blanquear, emblanquecer”. El lino era blanqueado hasta quedar blanco como la nieve, a fin de poder llevar en sí el mensaje de la justicia de Cristo. En la Escritura el lino se usa como tipo de justicia, a causa de su finura y blancura. A lo largo de toda la Palabra de Dios, es un símbolo de pureza, santidad y justicia. En la Escritura encontramos estas palabras: “Y le fue dado que se vista de lino fino, limpio y brillante: porque el lino fino son las justificaciones de los santos”.(Apocalipsis 19:8). En esta porción de la Escritura, la palabra “justificaciones” se refiere a la justicia de la esposa de Cristo. ¿En dónde encontró ella este lino fino de justicia? Le fue dado por medio de la fe en el Señor Jesucristo. “Porque por gracia sois salvos por la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios:” (Efesios 2:8). Jesús nos ha dicho que nuestra justicia tiene que ser mayor a la de los Escribas y Fariseos, de lo contrario no podremos entrar en el Reino de Dios (Mateo 5:20). La justicia de los Fariseos se veía muy bien desde afuera, pero Jesús les dijo que el interior de sus corazones estaba lleno de tinieblas y de muerte. Usted podrá estar vestido ante los ojos del mundo con la ropa de su participación en alguna iglesia, el bautismo, o cualquier otra cosa semejante, pero de acuerdo con la Palabra de Dios, es necesario tener el lino blanco de la justicia del Señor Jesucristo, por cuanto ésta es la única túnica que puede cubrir la desnudez de nuestras almas delante del Señor. Tal como esta cortina blanca estaba extendida a la vista de todos, así también la pureza, santidad y justicia del carácter y naturaleza del Señor Jesucristo. Ahora veamos el testimonio de algunos de aquellos que tuvieron la oportunidad de contemplar la pureza y la santidad del Señor Jesús: ¿Qué tuvo Pilato que decir sobre este hombre Cristo Jesús? “Y viendo Pilato que nada adelantaba, antes se hacía más alboroto, tomando agua se lavó las manos delante del pueblo, diciendo: Inocente soy yo de la sangre de este justo: vereíslo vosotros”. (Mateo 27:24). Pilato no pudo encontrar defecto ni mancha en el “fino lino torcido” de Su justicia. ¿Qué dijo la esposa de Pilato? “Y estando él sentado en el tribunal, su mujer envió a él, diciendo: No tengas que ver con aquel justo; porque hoy he padecido muchas cosas en sueños por causa de él”. (Mateo 27:19). Y Judas, su enemigo y traidor, ¿qué tuvo que decir? “Entonces Judas, el que le había entregado, viendo que era condenado, volvió arrepentido las treinta piezas de plata a los príncipes de los sacerdotes y a los ancianos, Diciendo: Yo he pecado entregando la sangre INOCENTE. Mas ellos dijeron: ¿Qué se nos dá a nosotros? Viéraslo tú”. (Mateo 27:3-4). La pureza y la justicia de Jesús persiguieron a Judas hasta que se vió obligado a regresar el dinero de su traición. Aún Su archienemigo tuvo que dar testimonio de la pureza y santidad del Hijo de Dios. ¿Qué dijo el Centurión que fue testigo de Su muerte? “Y el centurión, y los que estaban con él guardando a Jesús, visto el terremoto, y las cosas que habían sido hechas, temieron en gran manera, diciendo: Verdaderamente HIJO DE DIOS era éste”. (Mateo 27:54). Basta sólo con ver a una persona en sus últimos momentos, para ver si tiene la justicia de Jesús sobre su alma, o si está cubierta con la negrura del pecado. Pedro sería un buen testigo acerca de la clase de naturaleza y carácter que vió en el Señor, puesto que Pedro estuvo estrechamente asociado con el Señor. La gente que vive con usted día tras día en su hogar, en el sitio donde trabaja, es la que tiene oportunidad de observar la clase de carácter y naturaleza que tiene usted verdaderamente. Pueden advertir cuando se siente malhumorado, irritado, enfurruñado, o cuando revela muchas imperfecciones de su naturaleza y disposición. Veamos lo que Pedro dijo acerca del Señor: “El cual no hizo pecado; ni fue hallado engaño en su boca Quien cuando le maldecían, no retornaba maldición; cuando padecía, no amenazaba, sino remitía la causa al que juzga justamente:” (I Pedro 2:22-23). Pablo testificando por medio del Espíritu, dijo acerca del Señor Jesucristo: “Porque tal pontífice nos convenía: santo, inocente, limpio, apartado de los pecadores y hecho más sublime que los cielos”. (Hebreos 7:26). Y aún los críticos y los enemigos a lo largo de los siglos han tenido que admitir el hecho de que Él fue un hombre JUSTO. Recuerdo haber pasado mucho tiempo visitando a una pobre mujer moribunda en la peor parte de la ciudad en que ella vivía, y hablándole del poder de Jesús para salvar y para sanar, cada vez que la visitaba le preguntaba si estaba segura de haber sido salva, y si tenía sobre su corazón la sangre de Jesús, su respuesta era afirmativa, pero de alguna manera, no parecía haber realidad en su testimonio. Tiempo después fui llamada nuevamente al hospital para visitar a esta mujer. Nunca olvidaré la agonía de su alma durante las últimas horas de su vida, y cómo a pesar de la mucha anestesia que contenía su cuerpo para disminuir el dolor, habló de sus muchos pecados de adulterio delante del Señor. Qué cosa tan peligrosa es esperar hasta que los dedos fríos de la muerte ya se han apoderado del alma y, entonces, tratar de encontrar esta túnica de justicia a través de la sangre de Jesús. Lector, si tú no estás lavado en la sangre del Señor Jesús, entonces estás perdido, arruinado y sin la túnica de lino fino para hacerte digno de estar en la presencia del Dios del cielo. Durante las horas en que nuestro Señor moría sobre la cruel cruz, el centurión pudo contemplar la pureza y la santidad de Su carácter y de Su naturaleza. II. LOS NÚMEROS Es un hecho que uno no puede estudiar mucho tiempo las Escrituras sin sentirse presionado por el significado de los números. Notamos en la Palabra que el Atrio corría paralelo hacia el norte y hacia el sur por una distancia de cien codos. Este número 100 ha sido empleado por muchos como un número completivo junto con el número siete. El número CIEN está formado por el número UNO y otras dos cifras, haciendo un total de tres partes, y sin embargo, sigue siendo un solo número. En la Biblia encontramos que Dios es una Trinidad compuesta por el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, y sin embargo Él nos dice que estos tres son Uno. La unidad y la integridad de la Deidad están claramente expresadas en el primer versículo de la Biblia, en donde la palabra Hebrea “Dios” es “Elohim”, que es un nombre uni-plural, un nombre denotando pluralidad o más de uno, y al mismo tiempo, denotando unidad. Cuando Dios envió a Su Hijo al mundo, no escatimó nada de la justicia de la Divinidad, por cuanto Dios estaba en Cristo, reconciliando al mundo para Sí. Jesús declaró que el Padre habitaba en Él, y sabemos que el Espíritu Santo estaba sobre Él. De manera que en Cristo estaba la justicia del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. La largura de las cortinas nos habla de la perfección y llenura de la largura de la justicia de Dios en Cristo Jesús. En Éxodo 27:12 encontramos que la anchura del atrio, o de las cortinas, era de cincuenta codos. El número cincuenta nos habla del Pentecostés. De acuerdo con la fiesta judía, el día del Pentecostés se celebraba cincuenta días después de la Pascua. Esta maravillosa fiesta tuvo el cumplimiento de su tipo en el advenimiento del Espíritu Santo en el día del Pentecostés, cincuenta días después del ofrecimiento del Cordero de la Pascua, el Señor Jesucristo. ¿No puede este número cincuenta hablarnos del poder de Dios a través del Espíritu Santo, puesto que este número está asociado con el poder de Dios? Por lo tanto, podemos escuchar el mensaje de la cortina en el lado occidental hablándonos de la justicia de Dios en el Señor Jesucristo. La Palabra nos declara: “Por lo cual puede también salvar eternamente a los que por él se allegan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos”. (Hebreos7:25). ¡Cuán poderosa y ancha es la justicia de Dios, que puede tomar a pobres pecadores perdidos, sin esperanza en el mundo, en la negrura del pecado, y transformarlos y cambiarlos en lino fino, torcido y brillante! Que nuestra visión de la longitud y anchura de justicia de Dios pueda aumentar. Encontramos en Éxodo 27:13 que el atrio por el lado oriental también debería tener cincuenta codos, sin embargo, debido al espacio tan amplio que ocupaba la puerta, era necesario que las cortinas solamente tuvieran treinta codos. Había quince codos a cada lado de la puerta, haciendo un total de treinta codos. Podemos llegar al número treinta, multiplicando el número diez (el número legal o de la ley), por el número tres (el número de la perfección divina), y al hacerlo así, tenemos un cuadro de la perfección divina de la justicia de Dios en el lado oriental del tabernáculo. Isaías declara que nuestra justicia es como TRAPOS DE INMUNDICIA en contraste con la justicia de Dios: “Si bien todos nosotros somos como suciedad, y todas nuestras justicias como TRAPO DE INMUNDICIA; y caímos todos nosotros como la hoja, y nuestras maldades nos llevaron como viento”. (Isaías 64:6). La justicia de Dios es perfecta, sin mancha ni defecto. Este número diez también nos explica que esta justicia era una posesión legal de Dios, a quien pertenece por virtud de Su carácter y naturaleza. Siempre le ha pertenecido a Él por cuanto Él es el mismo ayer, hoy, y por los siglos. Por eso es que no podemos alardear de la justicia que Jesús nos ha dado, porque no es nuestra justicia, sino la de Él, y que Él eligió dar a cuantos creen en Él. Esta es también la razón por la que ningún hijo de Dios puede hacer alarde de lo que tiene en comparación con lo que tiene otro de Sus hijos, porque todo lo que tenemos, nuestra salvación, nuestra justicia, nos ha sido dado por Él. Porque Su justicia era Su propia posesión legal, Él pudo dárnosla. Nadie puede dar a otra persona algo que no le pertenece, sin que se convierta en ladrón. Ahora examinemos la altura de la cortina. Era igual a la de las columnas de metal, cinco codos. La cortina tenía solamente la mitad de la altura que tenía el tabernáculo propiamente dicho, localizado dentro del atrio, de tal manera que podía ser visto por encima de la cortina. Parece haber una controversia sobre el significado del número cinco. Algunos eruditos lo interpretan como un número de división, pero yo lo veo en relación con la gracia de Dios. Recuerdo el relato de la Palabra de Dios sobre los cinco panes y los dos peces que en mi opinión, muestran la gracia de Jesús, única que podía haber alimentado a toda aquella multitud. No fue porque esa multitud lo hubiera merecido, sino simplemente fue la gracia, el amor y la compasión de Jesús que les dio alimento. La gracia de Dios también está contenida en la justicia de Dios. Es solamente la gracia de Dios a través de Su justicia lo que evita que el hombre pecador entre hasta Su presencia. Si permitiera que los pecadores entraran al cielo – probablemente sería cosa de pocos minutos para que quedara convertido en infierno; porque dondequiera que el pecado abunda y está presente, el infierno y el tormento comparecen. Pero gracias a Dios por Su gracia que requiere que el hombre se acerque a la fuente de sangre para encontrar limpieza y así, por Su justicia, tener acceso a los portales del cielo. Cinco codos son un poco más que ocho pies, lo cual es más que la estatura ordinaria de un hombre. La justicia y la santidad de Dios son mucho más altas que el hombre, de tal manera que solamente por medio del Señor Jesucristo podemos llegar a obtener esta justicia. III. EL OBJETO DE LAS CORTINAS A. EXCLUIR En primer lugar, el atrio servía para excluir al hombre que estaba en el exterior y que no se encontraba preparado para venir y ver en la presencia de Dios. La justicia de Dios excluye el pecado, y puesto que el hombre estaba en condición pecaminosa, fue excluido de la presencia de Dios. Si alguno deseaba entrar al interior del atrio y ver y contemplar las cosas que había adentro, tenía que aprender el camino adecuado para aproximarse. Las cortinas no eran un medio para entrar, sino un medio para excluir. Job clamó, “No hay entre nosotros árbitro que ponga su mano sobre nosotros ambos” (Job 9:33). Aun cuando Job era un hombre justo y recto, Dios permitió que el Diablo lo afligiera y lo pusiera sobre el montón de cenizas, a fin de que pudiera aprender que no eran suficientes todas sus buenas obras de justicia. En este estado, Job comenzó a ver la necesidad de un árbitro – uno que pudiera poner su mano sobre Job y sobre Dios también, para de esta manera, ponerlo en contacto con Dios ¡Qué precioso es saber que Jesús se convirtió en este árbitro, en este contacto! Con la mano del hombre Jesús, Dios pudo acercarse y coger nuestras manos mortales, y con la mano de Cristo es posible tomar la mano del Padre, haciendo de esta manera contacto entre los dos. Cuando por fe alcanzamos a tocar la mano de Jesucristo, Él nos imparte Su justicia y Su santidad, y por medio de Él y en Él podemos presentarnos delante del Señor. De otra manera, la justicia de Dios es como la cortina blanca que excluye al pecador de Su presencia. B. CERCAR En segundo lugar, las colgaduras blancas o las cortinas, se usaron para cercar toda la belleza y el tesoro que el tabernáculo tenía en su interior ¡Qué precioso es cuando Jesús nos da la ropa de justicia como una cerca para protegernos del mundo, la carne, y el diablo! Muchas veces Sus hijos cometen el error de no usar esta ropa de justicia como una cerca que guarde la belleza de Su Espíritu y Su amor en sus corazones. Tal parece que los Cristianos con frecuencia abren sus corazones y aceptan la presencia de actitudes incorrectas y espíritus indebidos, a pesar de tener en su mano la posesión del “lino fino torcido” que puede guardarlos, si solamente quisieran hacer uso de él. Hasta aquí nos hemos ocupado de la belleza y de la santidad de Cristo, pero aún no hemos encontrado el camino para entrar al Atrio. Capítulo IV La Puerta del Atrio “Y a la puerta del atrio habrá un pabellón de veinte codos, de cárdeno, y púrpura, y carmesí, y lino torcido, de obra de bordador: sus columnas cuatro, con sus cuatro basas. Todas las columnas del atrio en derredor serán ceñidas de plata; sus capiteles de plata, y sus de metal. La longitud del atrio será de cien codos, y la anchura cincuenta por un lado y cincuenta por el otro, y la altura de cinco codos: sus cortinas de lino torcido, y sus basas de metal. Todos los vasos del tabernáculo en todo su servicio, y todos sus clavos, y todos los clavos del atrio, serán de metal” (Exodo 27:16-19). “Y el pabellón de la puerta del atrio fue de obra de recamado, de jacinto, y púrpura, y carmesí, y lino torcido: la longitud de veinte codos, y la altura en el ancho de cinco codos, conforme a las cortinas del atrio.” (Exodo 38:18-19). LA PUERTA I. EL CAMINO La palabra “puerta en el hebreo significa “dividir” o “abrir”. Aquí tenemos la puerta del atrio que por así decirlo, proporcionaba una abertura para la entrada al interior del atrio. Esta es una muy preciosa imagen del Señor Jesucristo, quien es el camino hacia Dios. “Volvióles, pues, Jesús a decir: De cierto, de cierto os digo: Yo soy la puerta de las ovejas. Yo soy la puerta: el que por mi entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos.” (Juan 10:7,9). Nuevamente Jesús dijo “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida: nadie viene al Padre, sino por mí.” (Juan 14:6). Hubo tres puertas reveladas en relación con el tabernáculo – una en el atrio, revelando a Jesús como EL CAMINO; otra dando entrada al Lugar Santo y que es una revelación de Jesús como LA VERDAD; y otra que daba acceso al Lugar Santísimo, revelando a Jesús como LA VIDA. Consideremos a Jesús como EL CAMINO, la puerta que nos permite penetrar hasta la presencia de Dios. Solamente había una puerta para entrar al atrio, y una puerta para llegar al interior.Cualquier persona que tuviera el deseo de entrar, tenía que pasar por la puerta, porque no había otro camino. Esto nos enseña cómo entrar al cielo. El Apóstol Pedro declaró: “Y en ningún otro hay salud; porque no hay otro nombre debajo del cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.” (Hechos 4:12). De manera que si deseamos entrar al cielo, debemos entrar por medio de Jesucristo, porque El es EL CAMINO. Jesús dijo que si alguno trata de entrar por otro lado el tal es “ladrón y “robador”. Nadie podía comprar su entrada al tabernáculo, ni trabajar para lograr la entrada, la única manera de lograrlo era acercándose en obediencia a la Palabra de Dios, a través de LA PUERTA. II. SUS MATERIALES A. CARDENO Esta puerta a diferencia de la cortina, debía tener varios colores labrados en su tejido, el primero de ellos cárdeno. La palabra en hebreo es “tekeleth” y se refiere al “nácar de azur”, o al “cielo azul nacarado”. El no los dejó en duda sobre el tipo de azul que quería usar en esta puerta. Debía ser azul del cielo o por decirlo así, un azul celeste, porque Dios quería que entonará el canto de la naturaleza celestial del Señor. Jesús le dijo a Nicodemo, “Y nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo, el Hijo del hombre, que está en el cielo”. (Juan 3:13). Un ejército celestial cantó en Su nacimiento; “Y repentinamente fue con el ángel una multitud de los ejércitos celestiales, que alababan a Dios, y decían: Gloria en las alturas a Dios, Y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres.” (Lucas 2:13-14). Y El declaró en otra ocasión, “Yo soy el pan vivo que he descendido del cielo: si alguno comiere de este pan, vivirá para siempre’ y el pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo.”(Juan 6:51). El cielo nos habla de las alturas de las cuales El vino para convertirse en la puerta, la entrada, y el camino para ti y para mí. Puesto que El vino desde tan lejos para alcanzarnos, con cuánta mayor razón debemos estar dispuestos a correr TODO EL CAMINO por El en esta vida. Sí, si tuviéramos mil vidas para dárselas, y en cada una de ellas anduviéramos el camino completo, todavía no podríamos comparar esto con la distancia que El recorrió para llegar hasta nosotros. Permitamos que Dios teja el cárdeno, el azul del cielo en nuestras almas, hasta que nuestra mente y conversación puedan ser celestiales como dice Pablo: “Mas nuestra vivienda es en los cielos; de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo.” (Filipenses 3:20). B. PURPURA El púrpura era el segundo color que debería tejerse en la puerta. Este es el color de la realeza, es el color de la realeza, es el color de los reyes, y pertenece también a aquellos que tienen gran riqueza. Si prestamos atención al orden de los colores, recibiremos una bendición en el mensaje que nos proporcionan. No era aquella una puerta ordinaria, ni fue Jesús un hombre común, porque El era el Hijo Celestial de Dios, el Real Hijo de Dios. El era Aquel por cuyo mandato todas las cosas adquirieron el ser. El fue Aquel que vino para ser la puerta, la entrada, el camino para llegar a la presencia de Dios. También los demonios reconocieron esta púrpura, esta realeza, y este poder del Hijo de Dios, “El cuál, como vió a Jesús, exclamó y se postró delante de él, y dijo a gran voz: ¿Qué tengo yo contigo, Jesús, Hijo del Dios Altísimo? Ruegote que no me atormentes” (Lucas 8:28). Dejémosle tejer el poder real en nuestra alma día tras día a fín de estar en posibilidad de crecer en poder sobre el mundo, la carne, y el diablo. Muchos Cristianos en nuestro día son derrotados, se ven desalentados, y desconsolados en demasía. El remedio está en esperar en Su presencia día tras día, a fín de que el Espíritu del Señor pueda tejer en nuestras almas la púrpura de Su poder. Este color nos habla del poderoso REY que tiene las llaves del infierno y de la muerte, y que puede abrir y cerrar. El ha cercado las puertas del infierno y de la muerte para todos aquellos que se acerquen a El, con fe, creyendo. C. CARMESI El carmesí el tercer color mencionado. No fue por accidente que el Espíritu de Dios lo colocara en tercer lugar. La palabra “carmesí” en hebreo es “tolaath” y significa “una larva”. Con frecuencia leemos esta palabra traducida como “gusano”, lo cual es cierto, y sin embargo, el Señor no nos deja en la ignorancia acerca del tipo de gusano. Bien sabemos que para la mente, la larva es el más bajo y el más asqueroso de los gusanos. La larva vive de la corrupción y en las cosas muertas. ¡Qué tremendo mensaje contiene el carmesí sobre Aquel que no conoció pecado y sin embargo, fue hecho PECADO (una larva) por nosotros para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en El ! (II Corintios 5:21). Temo que con frecuencia rechazamos la idea de pensar en nosotros mismos en cualquier forma que sea baja. El orgullo del corazón humano desea y busca el favor de los otros seres humanos. Pueda Jesús continuar tejiendo el color carmesí de la humildad en nuestros corazones, no importa a qué precio. Que podamos situarnos en el “lugar secreto” y contemplar el hermoso rostro de este precioso Jesús hasta que nuestras ambiciones y deseos queden tejidos con el carmesí. Y por supuesto, este color carmesí también nos habla de la sangre de Jesús, puesto que ciertamente fue con este objeto que El se convirtió en una LARVA, y que dio Su vida, Su misma vida, para que pudiéramos tener vida por medio de El. Bien debiéramos renunciar a nuestra vida carnal y ser tejidos con los hilos de carmesí, a fin de poder convertirnos en CONDUCTOS por medio de los cuales El pueda derramar Su poderosa vida, para que otros puedan ver y creer. Aún cuando El era celestial (azul) y real (púrpura), se convirtió en carmesí a fin de proporcionar una puerta para el atrio. ¡Preciso Jesús, nos sentimos incapaces de hablar ante tu gran amor por nosotros! D. LINO FINO Y TORCIDO Junto con estos colores debía estar el lino fino y torcido (blanco) sobre el que ya hablamos con bastante amplitud. El ángel le dijo a María que lo SANTO que nacería de ella sería llamado Hijo de Dios. Esta cosa santa era el blanco, sin mancha Hijo de Dios. El lino fino y torcido nos proporciona un cuadro de la blancura y de la pureza del Hijo de Dios. En estos cuatro colores podemos ver la descripción de los Evangelios, que nos revelan a Jesús como la puerta y la entrada a la salvación: 1. Mateo – Púrpura En el libro de Mateo, vemos a Jesús como el REY, la púrpura. Mateo es el único de los evangelistas que proporciona la genealogía de Jesucristo. Solo un REY merece tanta atención. “Libro de la generación de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham. Abraham engendró a Isaac: e Isaac engendró a Jacob: y Jacob engendró a Judas y a sus hermanos: Y Judas engendró a Thamar a Phares y a Zara: y Phares engendró a Esrom: y Esrom engendró a Aram: Y Aram engendró a Aminadab: y Aminadab engendró a Naasón: y Naasón engendró a Salmón: y Salmón engendró de Rachab a Booz, y Booz engendró de Ruth a Obed: y Obed engendró al rey David: y el rey David engendró a Salomón de la que fué mujer de Urías. Y Salomón engendró a Roboam: y Roboam engendró a Josaphat y Josaphat engendró Joram: y Joram engendró a Ozías: y Ozías engendró a Joatam: y Joatam engendró a Achaz: y Achaz engendró a Ezechias: y Ezechias engendró a Manasés: y Manasés engendró a Amón: y Amón engendró a Josías: y Josías engendró a Jechonías y a sus hermanos, en la transmigración de Babilonia, Jechonías engendró a Salathiel: y Salathiel engendró a Zorobabel: Y Zorobabel engendró a Abiud: y Abiud engendró a Eliachim: y Eliachim engendró a Azor: Y Azor engendró a Sadoc: y Sadoc engendró a Achim: y Achim engendró a Eliud: Y Eliud engendró a Eleazar: y Eleazar engendró a Mathán: y Mathán engendró a Jacob: Y Jacob engendró a José, marido de María, de la cual nació Jesús, el cual es llamado el Cristo. De manera que todas las generaciones desde Abraham hasta David son catorce generaciones: y desde David hasta la transmigraciónde Babilonia, catorce generaciones: y desde la transmigración de Babilonia hasta Cristo, catorce generaciones.” (Mateo 1:1-17). 2. Marcos – Carmesí En el libro de Marcos encontramos a Jesús como el siervo sufriente. Aquel que era Rey de Reyes y Seño de Señores se convierte en un gusano, o en un siervo ¡Qué cuadro tan notable el que nos presenta el carmesí! “Porque el Hijo del hombre tampoco vino para ser servido, mas para servir, y dar su vida en rescate por muchos.” (Marcos 10:45). 3. Lucas – Blanco. En el Evangelio según San Lucas, vemos a Jesús como el Hijo del hombre en la blancura de Su pureza y de Su santidad, bajando al mundo para buscar y salvar lo que se había perdido. (Lucas 19:10). 4. Juan – Cárdeno En el Evangelio según San Juan, vemos a Jesús como el Cordero de Dios sin mancha, que quita el pecado del mundo. “El siguiente día ve Juan a Jesús que venía a él, y dice: He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.” (Juan 1:29). III. SU HECHURA Encontramos que esta puerta debía ser trabajada con aguja, bordado. La palabra “trabajada” o “labrado” significa terminar algo, y esta puerta debía ser terminada con la aguja. En otras palabras, la única manera en que estos colores podían juntarse era por medio de, diremos, el mucho atravesar de la tela por la aguja. La única manera en que Jesús podía cumplir con Su tarea de ser la Puerta, el Camino, era por medio de mucho sufrimiento, humillación, y aflicción. Fue a través de este taladrar, que podemos obtener una visión del cárdeno y del púrpura, del carmesí y del lino fino torcido. No se nos dá ninguna idea sobre la manera en que estos colores debían ser puestos en la manera en que estos colores fueron sin duda tejidos juntos. Cuando nos acercamos como pecadores y contemplamos a Cristo por medio de la Palabra, podemos vernos atraídos hacia El de varias maneras. Por ejemplo: Algunas personas son atraídas por el Espíritu por medio del cárdeno, lo celestial. Otros son atraídos por su deseo de ir al cielo y por sus seres amados que estando en el cielo, lo hacen para ellos aún más atractivo. Y hay otros que están atados por hábitos tremendos de pecado, y por lo tanto, son atraídos por el púrpura, el poder del Señor para librarlos. Posiblemente ellos se sienten atraídos por el Rey que puede atar el poder de Satán y hacerlos libres. Algunos se ven llevados a El por el carmesí de Su humildad y sufrimiento. Sin duda el Espíritu del Señor llama a algunos por medio del Cordero de Dios, sin mancha, el lino blanco. Y finalmente, algunos están tan cansados de sus vestiduras negras de pecado, que se sienten inmensamente ansiosos de cambiarlos por el lino blanco. IV. SU POSICION La puerta del atrio estaba situada a la mitad del lado oriental, y tenía veinte codos de largo por cinco de alto. Cuan grande es la bondad del Señor al colocar esta puerta hacia la salida del sol, de tal manera que con los primeros rayos de luz, cualquiera que pasara por allí podía tener una visión de los rayos del sol naciente fundiendo los colores de la puerta, y haciéndolos vivos y hermosos. Que bello cuadro del Espíritu de Dios cuando viene con los primeros rayos de luz al alma humana, y tomando el color de estas verdades las hace una realidad para el corazón. Entonces, por primera vez, el alma puede ver la belleza del cárdeno, el púrpura, el carmesí y el lino fino. Es digno de notarse el hecho de que la puerta ocupaba casi la mitad del lado oriental del atrio. Este hecho humanamente hablando, haría aparecer la puerta como fuera de proporción; pero cuánta bondad la del Espíritu, al proporcionar un tipo del Señor Jesús, la Puerta, el Camino, la Entrada, señalando una puerta tan ancha, que ninguno pudiera tener dificultad para entrar, si así lo desea. ¡Qué maravilla poder señalar a los pecadores más empedernidos la persona del Señor Jesús, con completa certeza, sabiendo que ningún pecado es demasiado ancho ni demasiado alto para el perdón divino! Jesús dijo: “Todo lo que el Padre me dá, vendrá a mi; y al que a mi viene, no le hecho fuera.” (Juan 6:37). El no tiene por qué hecharnos fuera por cuanto es bastante “amplio” para darnos cabida por la puerta. Podemos llegar al número veinte, multiplicando cuatro por cinco. Cuatro es el número de la tierra, y cinco es el número de la gracia de Dios. Dios ha puesto Su gracia en esta tierra por medio de la persona del Señor Jesucristo, para que todos podamos venir y ser salvos, porque El es la puerta. La puerta tenía cinco codos de altura y, ¿quién puede conocer las profundidades y las alturas de la gracia de Dios? Pablo habla de la gracia del Señor diciendo: “Para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado. En el cual tenemos redención por su sangre, la remisión de pecados por las riquezas de su gracia,” (Efesios 1:6-7). Y otra vez Pablo dice: “Porque ya sabéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor de vosotros se hizo pobre, siendo rico; para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos.” (II Corintios 8:9). La altura y profundidad de Su gracia están en el hecho de que llega a los cielos más altos, y al más profundo infierno. Esta puerta pues, fue puesta en la tierra para que el hombre pueda entrar por ella. No necesitamos esperar para tener entrada, el Señor Jesucristo es esa Puerta, y podemos entrar ahora, con gozo, y sacar agua de los pozos de salvación. Capítulo V El Altar de Metal “Harás también altar de madera de Sittim de cinco codos de longitud, y de cinco codos de anchura: será cuadrado el altar, y su altura de tres codos. Y harás sus cuernos a sus cuatro esquinas; los cuernos serán de lo mismo; y lo cubrirás de metal. Harás también sus calderas para echar su ceniza; y sus paletas, y sus tazones, y sus garfios, y sus braseros: harás todos sus vasos de metal. Y le harás un enrejado de metal de obra de malla; y sobre el enrejado harás cuatro anillos de metal a sus cuatro esquinas. Y lo has de poner dentro del cerco del altar abajo; y llegará el enrejado hasta el medio del altar. Harás también varas para el altar, varas de madera de Sittim, las cuales cubrirás de metal. Y sus varas se meterán por los anillos: y estarán aquellas varas a ambos lados del altar, cuando hubiere de ser llevado. De tablas lo harás, hueco: de la manera que te fue mostrado en el monte, así lo harás.” (Éxodo 27:1-8). “Igualmente hizo el altar del holocausto de madera de Sittim: su longitud de cinco codos, y su anchura de otros cinco codos, cuadrado, y de tres codos de altura. E hízole sus cuernos a sus cuatro esquinas, los cuales eran de la misma pieza, y cubriólo de metal. Hizo asimismo todos los vasos del altar: calderas, y tenazas, y tazones, y garfios, y palas: todos sus vasos hizo de metal. E hizo para el altar el enrejado de metal, de hechura de red, que puso en su cerco por debajo hasta el medio del altar. Hizo también cuatro anillos de fundición a los cuatro cabos del enrejado de metal, para meter las varas. E hizo las varas de madera de Sittim, y cubriólas de metal. Y metió las varas por los anillos a los lados del altar, para llevarlo con ellas: hueco lo hizo, de tablas.” (Éxodo 38:1-7) I. SU POSICIÓN Y PREEMINENCIA Al llegar a la una y única puerta del atrio, nos encontramos frente al primer mueble en el atrio. Habían tres puertas que proporcionaban entrada a cada una de las tres entradas en este lugar de la habitación de Dios. La primera de estas puertas daba entrada al atrio, en donde se encontraban el Altar de Bronce y el Lavar, los cuales fueron hechos del mismo Metal. La única manera posible para entrar al atrio, era que la gente levantara las colgaduras de la puerta y entrara a rastras, de la misma manera que nosotros sólo podemos llegar hasta la fuente de la preciosa sangre de Jesús humillándonos a nosotros mismos y arrastrándonos por debajo, por así decirlo, hasta el lugar en donde la sangre se ofrece. El Altar de Metal estaba colocado entre la puerta y el tabernáculo. Este Altar ocupaba el sitiomás prominente en todo el tabernáculo, puesto que era el mueble más alto en el edificio según las instrucciones que podemos encontrar en la Escritura. Descubrimos que el mobiliario del tabernáculo estaba colocado en forma de cruz. El Altar de Bronce, el Altar del Perfume y El Arca del Pacto formaban la línea central, en tanto que el Candelero, el Altar del Perfume y la Mesa de los Panes de la Proposición constituían la barra horizontal. La palabra “altar” en el hebreo significa “matar”, y nos habla del Señor Jesucristo, quien se convirtió en el gran Altar de Sacrificio, siendo muerto sobre la Cruz del Calvario. De manera que si queremos aprender sobre la medida de Su estatura, primero tenemos que ir a la Cruz del Calvario. Un Altar se usaba para dos cosas: matar y quemar. A. MATAR Lo primero que sucedía en el Altar, cuando la gente traía sus ofrendas al sacerdote, era la imposición de las manos sobre el animal, significando con ello que sus pecados eran de esta manera transferidos al animal, entonces el animal era atado sobre el altar y muerto. “Dios es Jehová que nos ha resplandecido: atad víctimas con cuerdas a los cuernos del altar.” (Salmo 118:27) B. QUEMAR Después de la muerte del animal sobre el altar, y cuando el sacerdote había recibido y rociado la sangre, entonces el animal era quemado sobre el altar. ¡Cuán bello es el cuadro que tenemos aquí! El pecado merece LA MUERTE y EL INFIERNO (quemar). Jesús se convirtió en nuestro altar para recibir nuestro juicio de MUERTE e INFIERNO. Este altar era merecedor de tal preeminencia. Sin sus grandes servicios de muerte e incineración, no podría haber manera de aproximarse a las otras partes del tabernáculo. ¡Oh precioso Jesús, cuán grande ha sido tu amor para con nosotros! II. SU MATERIAL A. MADERA DE SITTIM Nos encontramos ahora con la introducción o una nueva clase de material que nos revela una verdad sobre la humanidad de Cristo. El árbol de Sitta, del cual procede la madera de sittim, crecía en los desiertos del Sinaí y en los alrededores del Mar Muerto. Esta madera es dura, pesada, indestructible por los insectos y de una fibra muy hermosa. Todas estas características la hacían adecuada, en todos los sentidos, para la construcción de la estructura y el mobiliario del tabernáculo. Se ha dicho que sus ramas torcidas y sus brazos musculosos se doblan y tuercen en todas direcciones, formando uno de los ejemplares más notables de arquitectura vegetal. Pero su característica más notable es su capacidad para sobrevivir en TIERRA SECA. Se ha dicho que este árbol contiene una substancia dentro de sí mismo que le permite forzar sus raíces en la tierra más seca, y aun en la más dura de las rocas. Esto nos proporciona otra imagen del Señor. El Señor de Gloria dejó Su habitación celestial y vino a la tierra rocosa y dura, en donde no había ninguna humedad espiritual. A causa de la fuente viva del Espíritu del Padre que vivía en Él, el Señor nunca dependió de la tierra seca de corazones y mentes en derredor de Él para que le proporcionaran el alimento necesario. Fue una raíz de la tierra seca: “Y subirá cual renuevo delante de él, y como raíz de tierra seca: no hay parecer en él, ni hermosura: verlo hemos, mas sin atractivo para que le deseemos.” (Isaías 53:2). ¿No fue ésta una sutil parte de la tentación del Diablo, quien trató de hacer que Jesús recurriera al alimento procedente de las piedras convertidas en pan? Pero Jesús vivió y se movió impulsado por el Espíritu eterno que habitaba en Él. Por esta razón llegó a ser, por así decirlo, “madera perdurable”. Llegó a ser el tipo de madera en la que ninguna polilla y ningún insecto del diablo podían penetrar. Llegó a ser la clase de madera cuya hermosa fibra, Dios pudo utilizar para hacer el Altar. Esta madera es figura de la humanidad de Cristo. ¡Cómo luchó Satán para convertir esta madera en algo inútil para el uso del Gran Altar del Sacrificio! Pero su nutrición interior, procedente del Espíritu de Dios, le proporcionó el poder necesario para ser siempre vencedor. ¡Qué mensaje para nuestros corazones! ¿Está queriendo Dios prepararte para ser “madera de Sittim” en Su tabernáculo? Si Jesús fue convertido, por decirlo así, en “madera de Sittim”, y nosotros hemos sido llamados a crecer en gracia y en el conocimiento de Él, entonces está claro que el Señor quiere desarrollar en nosotros este aspecto de Su naturaleza, mediante el poder de Su Palabra y de Su Espíritu. Cuando Dios nos coloca en lugares de tierra seca y rocosa, entonces en lugar de murmurar y quejarnos, contemplemos a Cristo que habita dentro y obtengamos de Él nuestro alimento y fortaleza, a fin de que podamos ser arraigados y fundados en Él para poder florecer y crecer aun en las más duras y más secas circunstancias de la vida. Sin el desarrollo de esta característica de la madera de Sittim, tal vez nunca habría podido ser usada para el gran Altar, porque sometido a constante esfuerzo, al movimiento y al continuo fuego, aún cuando estaba recubierto con metal, se hubiera destruido y convertido en algo inútil. Si Jesús no hubiera vivido así y sacado Su alimento del Espíritu del Padre, sin duda hubiera fallado al llegar la crisis. Nosotros fallamos en nuestras crisis porque no hemos aprendido la lección de sacar diariamente nuestra sustancia y el alimento del Espíritu del Padre, extrayendo del interior, en lugar de recurrir al exterior. B. METAL La madera de Sittim debía ser recubierta luego con metal. Como hemos visto, el mensaje del metal es el juicio. Aun cuando Jesús vino y vivió una vida perfecta, si no hubiera sido cubierto con el juicio de nuestros pecados, entonces no hubiera podido salvarnos. En ninguna parte de la Escritura encontramos el cuadro del metal, del juicio, tan completamente descrito como en el capítulo 53 de Isaías. Aquí se nos dice que Él es raíz de tierra seca. Él fue la madera de Sittim que creció en el campo seco y rocoso de la tierra, y que luego fue cubierto con el metal del juicio. ¿Cuáles Fueron Estos Juicios? 1. No hubo parecer en Él, ni hermosura. Según esta expresión hebrea, no tenía una apariencia hermosa ni tuvo magnificencia. Fue cubierto con el metal de lo no atractivo desde el punto de vista del mundo, y además fue cubierto con la fealdad y lo inatractivo de nuestros pecados e inclinaciones. Tomó sobre Sí los pecados de nuestra apariencia, Jesús fue cubierto con el juicio del odio y el rechazo del hombre. En nuestro días muchos Cristianos gastan mucho tiempo cuidando las apariencias exteriores por causa del orgullo que habita en su corazón, pero dan muy poco tiempo al cuidado de la apariencia del corazón y del alma. El Apóstol Pablo dijo que estaba crucificado con Cristo, en otras palabras, había sido hecho partícipe de esa porción de la vida y experiencia de Cristo. ¿Hasta dónde hemos sido conformados a la imagen del Altar de Metal, de Cristo? 2. Despreciado y desechado. Mi Biblia hebrea dice: “Él fué despreciado y ESQUIVADO por los hombres”. Y sin embargo, cuando Dios trata de hacer que este mismo altar crezca en nosotros como Cristianos, ¡cómo nos rebelamos y tratamos de evitar el ser hechos partícipes de los sufrimientos de Cristo, a fin de conocerle en la participación de Sus sufrimientos! Hay gozo inefable que llena el alma de aquél que ha crecido lo suficiente en el dulce amor de Jesús para recibir Sus sufrimientos de desprecio y odio con paciencia y con humildad, teniendo como un privilegio ser unidos o hechos UNO con Él. ¡Oh alma, no te escondas de la cobertura de la semejanza de Jesucristo en Sus sufrimientos! 3. Fue cubierto con tristezas y con dolores. En el hebreo dice que fue un hombre de dolores y experimentado en la enfermedad. Él fue cubierto con los dolores y la enfermedad de nuestros pecados, Él se ha visto cubierto con el juicio de estÉas cosas. Este es el mensaje de la cubierta de metal en el Gran Altar del Sacrificio. Él llevó sobre Sí estas cosas para que pudiéramos tener el privilegio de ser hechos conforme a Su semejanza, ¡Gloria