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Raza_Etnicidad_y_Sexualidades

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raza, etnicidad y sexualidades 
ciudadanía y multiculturalismo en América Latina 
Peter Wade, Femando Urrea Giraldo, Mara Viveros Vigoya 
EDITORES 
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Centro de Investigaciones y Documentación Socioeconómica 
Facultad de Ciencias Sociales y Económicas 
Universidad del Valle 
Centro Latinoamericano de Sexualidad y Derechos Humanos 
Instituto de Medicina Social 
Universidad del Estado de Río de Janeiro 
Centro de Estudios Sociales 
Escuela de Estudios de Género 
Universidad Nacional de Colombia 
Facultad de Ciencias Humanas 
Lecturas CES 
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Raza, etnicidad 
y sexualidades. 
Ciudadanía y multiculturalismo 
en América Latina
PETER WADE
FERNANDO URREA GIRALDO
MARA VIVEROS VIGOYA
EDITORES
Universidad del Valle
Centro de Investigaciones y Documentación Socioeconómica
Facultad de Ciencias Sociales y Económicas
Universidad del Estado de Río de Janeiro
Instituto de Medicina Social
Centro Latinoamericano de Sexualidad y Derechos Humanos
Universidad Nacional de Colombia
Facultad de Ciencias Humanas
Instituto CES
Escuela de Estudios de Género
Colección Lecturas CES
Raza, etnicidad 
y sexualidades. 
Ciudadanía y multiculturalismo 
en América Latina
Raza, etnicidad y sexualidades. 
Ciudadanía y multiculturalismo en América Latina 
© Universidad Nacional de Colombia, Facultad de Ciencias Humanas, Instituto CES, 
 Escuela de Estudios de Género
© Universidad del Valle, Facultad de Ciencias Humanas y Económicas, Centro de 
 Investigaciones y Documentación Socioeconómica, Cidse
© Centro Latinoamericano de Sexualidad y Derechos Humanos, Clam
© Peter Wade, Fernando Urrea Giraldo, Mara Viveros Vigoya (Editores)
© Varios autores
ISBN: 978-9588063-60-7
Primera edición: Bogotá, Colombia, 2008
Catalogación en la publicación Universidad Nacional de Colombia
 
 Raza, etnicidad y sexualidades : ciudadanía y multiculturalismo en América Latina / 
 coords. Peter Wade, Fernando Urrea Giraldo, Mara Viveros Vigoya. – Bogotá : 
 Universidad Nacional de Colombia. Facultad de Ciencias Humanas. Centro de
 Estudios Sociales (CES), Escuela de Estudios de Género, 2008 
 568 p. – Lecturas CES
 ISBN : 978-958063-60-7
 1. Identidad sexual 2. Roles sexuales 3. Diferenciación cultural – América Latina
 I. Wade, Peter, 1957- - ed. II. Urrea Giraldo, Fernando, 1946 – ed. III. Viveros Vigoya,
 Mara, 1956- - ed.
 CDD-21 305.3 / 2008
Universidad Nacional de Colombia
Facultad de Ciencias Humanas
Escuela de Estudios de Género 
Patricia Jaramillo
Directora
Instituto CES
Francisco Ortega Martínez
Director
Astrid Verónica Bermúdez
Coordinadora Editorial
Universidad del Valle
Facultad de Ciencias Humanas y 
Económicas
Centro de Investigaciones y Documentación 
Socioeconómica, Cidse
Centro Latinoamericano de Sexualidad y 
Derechos Humanos
Instituto de Medicina Social, Universidad 
del Estado de Río de Janeiro, IMS–UERJ
Preparación editorial
Goth’s imágenes
Julián Ricardo Hernández Reyes
Leonardo Cuéllar Velásquez
Lina Rojas Camargo
Ilustración de carátula
Liliana Angulo Cortés
Contenido
Prefacio 9
Presentación 15
Verena Stolcke
Identidades racializadas y sexualidades en América Latina. 
A manera de introducción 17
Peter Wade, Fernando Urrea Giraldo, Mara Viveros Vigoya
Debates contemporáneos sobre raza, etnicidad, género y 
sexualidad en las ciencias sociales 41
Peter Wade
Primera parte
Gobiernos y ciudadanías sexuales 67
El sexo y el ciudadano: 
Barbies y reinas de belleza en la era de Evo Morales 69
Andrew Canessa
Las mujeres indígenas ecuatorianas bajo la gobernabilidad 
multicultural y de género 105
Sarah A. Radcliffe
Víctimas egoístas: Perspectivas sobre la sexualidad, raza, clase 
y adolescencia desde un hospital de maternidad en Salvador, 
Brasil 137
Cecilia McCallum 
Sexualidad, género y color entre jóvenes brasileros 167
Maria Luiza Heilborn, Cristiane S. Cabral
Narrativas de sexo, violencia y disponibilidad: Raza, género y 
jerarquías de la violación en Perú 199
Jelke Boesten
Segunda parte
Imágenes e imaginarios de las sexualidades negras 221
Raza, género y sexualidad en el Brasil contemporáneo 223
Laura Moutinho
Más que una cuestión de piel.
Determinantes sociales y orientaciones subjetivas en los 
encuentros y desencuentros heterosexuales entre mujeres y 
hombres negros y no negros en Bogotá 247
Mara Viveros Vigoya
Tensiones en la construcción de identidades de hombres 
negros homosexuales en Cali 279
Fernando Urrea Giraldo, José Ignacio Reyes, Waldor Botero Arias 
¿Hombres negros potentes, mujeres negras candentes?
Sexualidades y Estereotipos Raciales. La experiencia de 
jóvenes universitarios en Cali–Colombia 317
Mary Lilia Congolino Sinisterra
Movilidades, identidades y sexualidades en mujeres 
afrocolombianas migrantes en Europa: El caso de las “Italianas” 343
Teodora Hurtado Saa 
Intimidad, desigualdad y democracia racial: Especulaciones 
sobre raza, género y sexo en la historia de las relaciones 
raciales en Brasil 377
Jane-Marie Collins
Negociando la pertenencia: Familia y mestizaje en México 403
Mónica G. Moreno Figueroa
Nacionalizando a los niños: 
Escolarización, género y lengua en la India contemporánea 431
Véronique Benei
Tercera parte
Identidades sexuales y políticas de la identidad 459
Superando la interseccionalidad de categorias por la 
construcción de un proyecto político feminista radical.
Reflexiones en torno a las estrategias políticas de las mujeres 
afrodescendientes 461
Ochy Curiel
Racismo, homofobia y sexismo. 
Reflexiones teóricas y políticas sobre interseccionalidad 485
Franklin Gil Hernández
Serialidad, dominación, performatividad: 
La construcción de identidades subordinadas 
y la aceptación de la subordinación 513
Gabriela Castellanos
Prefacio
Este libro es el resultado de una serie de seminarios que tuvieron lugar 
en el Reino Unido y Colombia en 2006 y 2007, organizados por los tres 
coordinadores del presente volumen. Desde hace muchos años hemos com-
partido intereses comunes en temas de raza, género, sexualidad y nación, 
sobre todo en relación con la población afrocolombiana; esta motivación 
fue el impulso para buscar apoyo de la British Academy, dentro del marco 
de su programa UK–Latin America and the Caribbean Link Programme, 
cuyo propósito es fomentar el intercambio académico e intelectual entre 
países de América Latina y el Caribe y el Reino Unido. Esta beca fue un 
aporte fundamental para la organización de dos seminarios. El primero 
tuvo lugar en la Universidad de Manchester en diciembre de 2006 donde 
se presentaron por primera vez la mayoría de los textos recolectados en este 
libro; también se hizo una labor de diseminación e intercambio de ideas 
al trasladar algunos de los ponentes internacionales a las universidades 
de Cambridge y Londres, donde presentaron sus ponencias en talleres 
organizados por el Centre for Latin American Studies (Cambridge) y el 
Institute for the Study of the Americas (Londres). 
El segundo seminario tuvo lugar en la Universidad del Valle, Cali, en 
marzo de 2007, y fue la oportunidad para reflexionar de una forma más 
teórica sobre el tema. Allí se organizaron otras dos jornadas académicas, 
una en la Universidad Icesi de Cali, y otra en la Fundación Santillana 
en Bogotá, por medio del Centro de Estudios Sociales, el departamento 
de Antropología y la Escuela de Estudios de Género de la Universidad 
PREFACIO10
Nacional de Colombia, con el objetivo de difundir este debate en un 
público más amplio y conocer nuevos trabajos al respecto, que se recogen 
en su gran mayoría en este libro.
La imagen de la carátula corresponde a una novedosa propuesta dela 
artista plástica afrocolombiana Liliana Angulo a partir de un grabado de 
William Blake realizado en 1796 y titulado en forma sugestiva Europa 
sostenida por África y América. La propuesta de Liliana Angulo disloca 
y resignifica con matices muy contemporáneos el contenido y la forma 
de este grabado, cuya historia merece ser contada. Éste representa a una 
mujer blanca de ojos entornados, únicamente ataviada con un collar, que 
se apoya en otras dos mujeres desnudas, una de piel negra y cabello corto 
y crespo y otra de piel oscura y cabellos lacios. Esta evocadora imagen 
fue realizada para ilustrar el libro de un militar inglés, John Stedman y 
fue publicado en 1796 con el nombre Narración de una expedición de 
cinco años contra los negros rebeldes de Surinam, en Guayana, en la costa 
salvaje de Sudamérica. Este libro fue escrito después de su participación 
en una campaña para reprimir una revuelta de esclavos negros contra los 
dueños de las plantaciones de azúcar en la colonia holandesa de Surinam, 
célebre por el mal trato que los dueños de las plantaciones infligían a 
sus esclavos. Cuando regresó a Inglaterra en 1784, el capitán Stedman 
decidió publicar su diario, en el que narra sus experiencias en Surinam a 
la manera de un libro de viajes, tratando temas geográficos, económicos, 
sociales y de historia natural. El libro fue ilustrado con ochenta grabados, 
dieciséis de los cuales fueron realizados por Blake. Vale la pena señalar 
que las denuncias de Stedman en su Narración… sobre el mercado de 
esclavos causaron gran escándalo en su época y sirvieron de apoyo a las 
campañas antiesclavistas en Gran Bretaña. 
El incisivo trabajo de Liliana Angulo sobre esta representación de los 
continentes africano y americano como mujeres complacientes al servicio 
de Europa en el grabado de Blake, que describe de manera explícita las 
formas en que se entrecruzan raza y sexualidad en las realidades de la 
colonización y la esclavización, es ofrecido como abrebocas para la re-
flexión que se plantea en este libro. En las disímiles expresiones raciales 
PETER WADE, FERNANDO URREA GIRALDO, MARA VIVEROS VIGOYA 11
y sexuales que tiene hoy la relación que mantienen estos tres continentes 
hay continuidades y cambios, como lo mostrarán los trabajos presentados 
y las realidades contemporáneas descritas. Éstas incluyen situaciones y 
procesos tan diversos como los que serán evocados en este libro: adopcio-
nes transnacionales, modelamiento del sentido y sentimiento nacional en 
la escuela, reinados de belleza y sexualización de lo indígena, estrategias 
políticas de mujeres afrodescendientes, relaciones interraciales afectivo–
sexuales, identidades y sexualidades de mujeres migrantes, construcciones 
identitarias de jóvenes negros homosexuales, tensiones entre homofobia 
y racismo, aprendizaje de la sexualidad en la adolescencia. 
Es también importante señalar que este libro representa una oportu-
nidad de reunir a investigadoras e investigadores, provenientes no sólo 
de distintas disciplinas académicas y de distintas experiencias en relación 
con el tema, sino también de los llamados países del Norte y del Sur, 
para entablar este diálogo y dar cuenta de las articulaciones entre raza, 
etnicidad, género y sexualidad. Esperamos que la presentación de trabajos 
realizados sobre estos temas en diferentes contextos nacionales y locales 
permita hacer emerger líneas de convergencia y dinámicas comunes que 
vayan más allá de los marcos sociales nacionales o locales e históricos 
muy precisos que describen y analizan.
Nota sobre terminología
Hemos optado en muchos casos por usar neologismos como “generi-
zar” y “generizado” (equivalente al inglés, gender, usado como verbo, y 
gendered), “racializar”, “racializado” (racialize, racialized) y “sexualizar” 
“sexualizado” (sexualize, sexualized). Todos intentan referirse a procesos 
que tienen aspectos o dimensiones de género, raciales o sexuales. Por 
ejemplo, hablar de la ciudadanía generizada, sexualizada y racializada 
dirige la atención al hecho de que la construcción del concepto de la 
ciudadanía, en un contexto determinado, tiene connotaciones, aspectos 
o dimensiones de género, raciales y sexuales. No todos nuestros colabo-
radores en el libro han usado estos términos: algunos han optado por 
otras maneras de expresar los mismos conceptos.
PREFACIO12
Agradecimientos
Quisiéramos agradecer a todas las entidades que apoyaron los seminarios 
y talleres que fueron la base intelectual de este libro: 
The British Academy. •฀
Department of Social Anthropology, University of Manchester.•฀
Centre for Latin American Studies, University of Cambridge.•฀
Institute for the Study of the Americas, London.•฀
Centro de Investigaciones y Documentación Socioeconómica, Cidse, •฀
Maestría en Sociología, Facultad de Ciencias Sociales y Económicas, 
Doctorado en Humanidades, Facultad de Humanidades, Universidad 
del Valle, Cali.
Centro de Estudios Interdisciplinarios, Jurídicos y Sociales, CIES, •฀
Facultad de Derecho y Ciencias Sociales, Universidad Icesi, Cali.
Escuela de Estudios de Género, Instituto CES, Departamento de An-•฀
tropología, Facultad de Ciencias Humanas. Universidad Nacional de 
Colombia, Sede Bogotá.
Fundación Santillana, Bogotá.•฀
En particular, queremos agradecer a Luis Carlos Castillo Gómez, Direc-
tor del Cidse, que desempeño un papel importante en la organización y la 
coordinación del seminario en la Universidad del Valle; Jaime Humberto 
Escobar Martínez, el Decano de la Facultad Ciencias Sociales y Económi-
cas de la Universidad del Valle; Luis Fernando Barón y Rosa Bermúdez, 
de la Universidad Icesi; Luz Teresa Gómez, Decana de la Facultad de 
Ciencias Humanas de la Universidad Nacional de Colombia; Francisco 
Ortega, Director del CES, Universidad Nacional de Colombia; Luz Ga-
briela Arango y Patricia Jaramillo, directoras de la Escuela de Estudios de 
Género, Universidad Nacional de Colombia; Franklin Gil Hernández, 
investigador asociado a la Escuela de Estudios de Género, Universidad 
Nacional de Colombia y Ximena Pachón, directora del Departamento 
de Antropología, Universidad Nacional de Colombia.
PETER WADE, FERNANDO URREA GIRALDO, MARA VIVEROS VIGOYA 13
Además, queremos reconocer el apoyo logístico, muy importante en 
la organización de eventos de este tipo. Debemos agradecer a:
En Manchester: Claudia Natteri. •฀
En Cali: Olga Lucía Villa, Eliana Andrea Zamora, entre otros.•฀
En Bogotá: Sarah Wiederkher, Ángela Facundo y Mauro Brigeiro.•฀
Para la edición del libro, agradecemos a Francisco Ortega, del CES, 
Universidad Nacional de Colombia, por su activo apoyo al proyecto, así 
como a otras entidades que contribuyeron con recursos a la edición: la 
British Academy, la Rectoría de la Universidad del Valle, la Universidad 
ICESI, la Escuela de Estudios de Género de la Universidad Nacional de 
Colombia, el Centro Latinoamericano em Sexualidade e Direitos Humanos 
(Universidade do Estado do Rio de Janeiro), y la University of Nottingham. 
Gracias a Verónica Bermúdez (equipo editorial del CES) por su valiosa 
ayuda en el proceso de editar el libro, y a las diferentes traductoras de los 
textos que originalmente estaban en inglés o portugués: Dora Jaramillo 
en Colombia y Andrea Roca en Brasil. Agradecemos también al Journal 
of Latin American and Caribbean Anthropology y al Journal of Romance 
Studies por permitir la publicación de las versiones en español de los 
artículos de Andrew Canessa y de Jane-Marie Collins.
Peter Wade, Fernando Urrea Giraldo, Mara Viveros Vigoya
Presentación
VERENA STOLCKE
ANTROPÓLOGA
UNIVERSITAT AUTÓNOMA DE BARCELONA 
En el último tercio del siglo pasado las feministas lésbicas afroamericanas 
en Estados Unidos denunciaron el poco caso que estaban haciendo todos 
los movimientos de emancipación –de los derechos civiles, del naciona-
lismo negro, de la izquierda blanca y las propias “hermanas” feministas 
blancas– de su condición de discriminación específica. Las feministas 
afroamericanas precisaban,por consiguiente, crear una política que, en 
contraste con el proyecto de las mujeres blancas, fuese antirracista, y, en 
distinción de los hombres negros y blancos, fuese antisexista. Con sus 
denuncias plantaron cara al modelo hegemónico de la mujer universal, 
pues en la sociedad burguesa mecanismos políticos e ideológicos moldean 
las experiencias de las mujeres de modo simultáneo pero desigual, no sólo 
por el hecho de ser mujeres, sino por su condición de clase y adscrip-
ción racial. Pero el engendramiento de las desigualdades socio–raciales 
no es fruto de la mera convergencia o fusión de distintos criterios de 
discriminación de las mujeres, sino de la intersección dinámica entre el 
sexo–género, la clase y la raza en contextos de dominación históricos. El 
sexo biológico, que había sido relegado por la teoría de género a un limbo 
teórico porque parecía pertenecer al ámbito de la naturaleza, vuelve a ser 
tan pertinente como la forma de racionalizar las desigualdades sociales a 
través de una concepción histórica de la relación entre naturaleza, cultura 
y sociedad como el racismo. La pregunta trascendental que se planteó así 
se refiere a las condiciones socio–políticas e ideológicas que en momentos 
PRESENTACIÓN16
históricos concretos propician estas intersecciones entre sexo–género, 
sexualidad, clase, raza, etc.
Raza, etnicidad y sexualidades. Ciudadanía y multiculturalismo en América 
Latina es una obra innovadora y excepcional en más de un sentido. Se 
trata del primer libro que reúne aportaciones de un grupo de estudiosos 
y estudiosas comprometidos en su trayectoria académica y personal con 
la teoría feminista sobre las complejas intersecciones entre sexualidades, 
incluyendo la homosexualidad, e identidades étnicas o racializadas en 
América Latina (con alguna excepción). La historia racial y sexual la-
tinoamericana contrasta con los Estados Unidos y el paradigma de las 
intersecciones apenas había sido contrastado en la región. Eran inexistentes 
publicaciones que como este volumen recogieran estudios de distintos 
países del continente (Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, México, Brasil) 
que permitirán mediante una comparación sistemática calibrar los modos 
específicos en que se declinan las dimensiones político–ideológicas de 
las intersecciones entre las sexualidades y el orden social racializado en 
los distintos contextos. El libro franquea además la barrera cultural que 
habitualmente ha dificultado el debate intelectual entre Hispanoamérica y 
Lusoamérica. Es también de especial actualidad conocer qué repercusiones 
tiene el multiculturalismo en boga para la intersección entre demandas 
étnicas y los derechos de las mujeres. Y para los procesos democráticos 
en la región es de indudable interés poder contrastar el significado de 
la sexualidad que engendró el mestizaje en las distintas narrativas de 
la formación nacional. Ojalá este libro tan rico en información sobre 
sexualidades y desigualdades sociales y en ángulos de análisis inspire otras 
iniciativas colectivas similares en el futuro próximo.
Identidades racializadas y sexualidades en América 
Latina. A manera de introducción
PETER WADE, FERNANDO URREA GIRALDO, MARA VIVEROS VIGOYA
Este libro nace de un interés compartido entre los tres coordinadores 
por explorar las intersecciones de las identidades racializadas y las sexua-
lidades en América Latina. Existe una literatura notable en los campos 
de las humanidades y las ciencias sociales sobre las identidades raciales (y 
étnicas) en términos generales, cubriendo diferentes regiones geográficas; 
también la hay sobre el género y las sexualidades. Más recientemente, se 
ha ido desarrollando una corriente de trabajo sobre la manera en que se 
relacionan las identidades raciales y el género–sexo. En numerosas oca-
siones esta línea de investigación se encuadra en una perspectiva foucaul-
tiana que destaca la manera en que, en el marco de la construcción de un 
proyecto de modernidad por parte de las burguesías nacionales europeas 
desde finales del siglo XVII, surge una preocupación por la regulación 
de la reproducción social del cuerpo nacional y por ende de los cuerpos 
de las ciudadanas y los ciudadanos. 
Esta preocupación se manifestó en un interés por el gobierno de la 
sexualidad y, más ampliamente de la misma “vida”, entendida como 
una fuerza vital y productiva. Parte de este régimen de control buscaba 
también la regulación de la “pureza racial” de la población, sobre todo en 
un contexto con un sistema de parentesco occidental bilateral en que esta 
supuesta pureza podría estar amenazada por matrimonios y relaciones 
sexuales que introducirían “sangre impura” en la estirpe familiar y nacio-
nal por medio de uniones “mixtas” entre personas de distintos orígenes 
INTRODUCCIÓN18
“raciales” (teniendo en cuenta que, sobre todo en el siglo XIX, la idea de 
“raza” podría ser la lente para mirar diferencias de clase, nación y religión). 
Gran parte de esta línea de investigación está en la historia y los estudios 
literarios (Bhabha, 1994; Fanon, 1986; Gilman, 1985, 1993; Hodes, 
1999; JanMohamed, 1990; McClintock, 1995; Mosse, 1985; Parker et 
al., 1992; Somerville, 2000; Stoler, 1995, 2002; Wiegman, 1995; Young, 
1995; Zack, 1997), pero también las ciencias sociales están produciendo 
materiales importantes al respecto (Collins, 2000; Nagel, 2003; Ragoné 
y Twine, 2000; Smith, 1996; Williams, 1996).
En esta literatura sobre raza y género–sexo es muy notable la fuerte 
concentración sobre los Estados Unidos y otras regiones como Asia, en 
segundo lugar, mientras existe relativamente poca producción sobre 
América Latina –aunque Puerto Rico, por su estatus político afiliado a 
los Estados Unidos, haya sido el objeto de algunos estudios históricos 
en este sentido (Briggs, 2002; Suárez Findlay, 1999). El libro de Hodes 
(1999), por ejemplo, manifiesta el reciente interés de los historiadores 
en la intersección de las identidades raciales, el género y el sexo en los 
Estados Unidos, mientras las obras de Stoler (1995, 2002) son pioneras 
para el Sureste de Asia. Llama la atención la casi total ausencia de ejem-
plos latinoamericanos en el libro de Nagel (2003), uno de los pocos que 
brinda una mirada general a la sexualización de la raza y la racialización 
del sexo. Es probable que los tabúes y la histeria que han rodeado el sexo 
interracial en los Estados Unidos sean la causa de este sesgo investigativo 
–aunque la segregación racista no ha producido la misma cantidad de 
investigación para Sur África (McCulloch, 2000; Moutinho, 2004). 
Sin embargo, podría pensarse que América Latina es una región clave 
para examinar la sexualización de la raza y la racialización del sexo, dada la 
importancia de los procesos y las ideas sobre “el mestizaje”, que involucra 
obviamente relaciones sexuales y racializadas y se ha convertido en lo que 
Doris Sommer llama una “ficción fundacional” en el imaginario de la 
nación, en muchas partes de la región (Sommer, 1991). Actualmente, 
existe una pequeña pero creciente corriente de investigación sobre el 
tema. El estudio pionero de Verena Martinez-Alier, Marriage, Colour and 
19PETER WADE, FERNANDO URREA GIRALDO, MARA VIVEROS VIGOYA
Class in Nineteenth Century Cuba (Martinez-Alier, 1974)1, estableció una 
pauta importante al esclarecer la manera en que los sistemas jerarquiza-
dos racialmente operaban de forma patriarcal a través de las relaciones 
de género. Martinez-Alier mostró cómo los hombres de piel clara y de 
estatus social alto podían tener acceso con relativa facilidad a las mujeres 
de tez más oscura y estatus más bajo, mientras a las mujeres blancas de 
la elite les era prácticamente prohibido asociarse con hombres de piel 
más oscura y de estatus más bajo. Mujeres jóvenes que querían contraer 
matrimonio con un hombre considerado por sus padres como inferior, 
social y racialmente, acudían a veces a la fuga con el amante para obligar a 
los padres a aceptar la situación, so pena de ver asu hija perder el “honor” 
al entablar una relación amorosa fuera del matrimonio. 
La conclusión de este tipo de trabajos era que el dominio racial de-
pendía del control de la sexualidad en un marco de relaciones de género 
asimétricas; y que la experiencia del privilegio racial y del racismo variaba 
mucho según el género. Otros trabajos de corte histórico que siguen la 
línea establecida por Martinez-Alier son los de Sueann Caulfield (1997, 
2003) sobre las relaciones sexuales interraciales y la prostitución en Rio 
de Janeiro o de Luz Mena (2007)sobre la inserción social y económica 
de las mujeres negras y mulatas en la Habana durante la década de 1830. 
Vale la pena señalar que mientras algunos de los trabajos históricos sobre 
las mujeres en el periodo colonial en América Latina dieron cuenta de 
las intersecciones entre raza, etnicidad y género, los estudios socio–
antropológicos contemporáneos trabajaron la clase, el género y la “raza” 
en forma separada. Sólo desde una fecha relativamente reciente resurge 
la preocupación en las ciencias sociales latinoamericanas por estas arti-
culaciones, en consonancia con la identificación de la persistencia de la 
“colonialidad del poder”, entendida como los patrones del poder moderno 
que vinculan a la raza, el control del trabajo, el Estado y la producción 
del conocimiento, en la historia de las Américas y el Caribe (Quijano 
1999, Mignolo 2000). Con todo, muchos de los trabajos realizados desde 
1 Publicado en español con el nombre Verena Stolcke (Stolcke, 1992).
INTRODUCCIÓN20
esta perspectiva sólo han mencionado de manera superficial la relación 
de la raza con el sexo y la sexualidad y han desconocido en gran medida 
los aportes del feminismo a este tipo de pensamiento (Curiel 2007), en 
particular las contribuciones hechas por el llamado Black Feminism y por 
el feminismo de color, o feminismo tercermundista, en la producción 
de herramientas analíticas aptas para dar cuenta del cruce entre raza y 
género en el que se integra la colonialidad. 
Este feminismo de color señaló desde fecha muy temprana la imposibi-
lidad de separar las opresiones raciales, clasistas y sexuales en la experien-
cia concreta de las mujeres racializadas (cf. Combahee River Collective, 
1982) y planteó la necesidad de constituir un espacio político de alianzas 
y luchas comunes en relación con las complejas intersecciones constituti-
vas de las relaciones de subordinación a las que se enfrentan las mujeres 
concretas, respondiendo no sólo a la dominación de género y clase, sino 
también al racismo, al heterosexismo y a los efectos de la colonización, la 
descolonización y las migraciones transnacionales (Alexander y Mohanty, 
2001). Una de las pensadoras más emblemáticas del Black Feminism, la 
afroestadounidense Patricia Hill Collins, ha sido muy importante para 
la comprensión de las profundas interconexiones entre el racismo y el 
heterosexismo como sistemas de opresión que se fundamentan el uno en 
el otro para existir. Estas interrelaciones son las que han permitido asumir 
que todas las personas negras son heterosexuales y que todas las personas 
LGBT son blancas, distorsionando las experiencias de las personas LGBT 
negras y trivializando la importancia de la sexualidad en el racismo y de 
la raza en el heterosexismo (Collins, 2005). 
En la actualidad, las investigadoras y los investigadores en ciencias socia-
les han empezado a explorar más directamente el tema de la sexualidad y 
el deseo sexual en el contexto de las relaciones racializadas. Roger Bastide 
(1961) hizo un intento temprano en esta dirección, y fue seguido por 
otros autores como Vera Kutzinski (1993)2 sobre el erotismo y el culto 
a la mulata en Cuba (Kutzinski, 1993), Nadine Fernandez (1996) sobre 
2 Sobre la figura de la mulata, véase también Pravaz (2003).
21PETER WADE, FERNANDO URREA GIRALDO, MARA VIVEROS VIGOYA
las relaciones sexuales interraciales en Cuba, Kamala Kempadoo (2004, 
1999) y Denise Brennan (2004) sobre el trabajo sexual y el turismo sexual 
en el Caribe, Jean Rahier (1998, 2003) sobre los reinados de belleza en 
Ecuador, Peter Fry sobre la homosexualidad y sobre la belleza en el Brasil3, 
Donna Goldstein (1999, 2003) sobre las relaciones sexuales interraciales 
en Brasil, Amelia Simpson (1993) sobre los matices sexuales y raciales 
de la presentadora de televisión brasileña, Xuxa y –realzando el hecho de 
que la inmensa mayoría de esta literatura se concentra sobre el complejo 
de relaciones y mezclas blanco–negro– Diane Nelson (1999) sobre el 
género y el deseo en los discursos sobre el mestizaje en Guatemala y Mary 
Weismantel (2001) sobre el imaginario racial y sexual en la zona andina 
del Perú. También se pueden señalar las publicaciones de algunos de los 
autores representados en este libro, como las de Mara Viveros (2002a, 
2002b)4 y Laura Moutinho (2004, 2006).
En cuanto a lo histórico se destacan el libro de Richard Trexler sobre 
la (homo)sexualidad de las culturas indígenas de las Américas en vísperas 
de la conquista y durante ésta y la manera en que los españoles percibían 
la sexualidad de los indígenas feminizándolos. El trabajo de Luiz Mott 
(1988) sobre relaciones raciales entre homosexuales en el Brasil colonial 
y la explotación sexual de hombres negros y pardos por parte de los hom-
bres blancos. Igualmente, vale la pena resaltar la compilación realizada 
por Daniel Balderston y Donna J. Guy titulada Sexo y sexualidades en 
América Latina, que recoge distintos estudios que, en un marco inter-
disciplinario de estudios de literatura, historia, antropología y estudios 
culturales, aborda la construcción de la sexualidad en los diversos países 
de América Latina y en distintos periodos históricos (siglos XIX y XX), 
poniendo de presente la imposibilidad de analizar la sexualidad sin tener 
en cuenta cuestiones de raza y clase social y viceversa.
3 Sobre la belleza racializada en Brasil, véase también Edmonds (2007).
4 Véase también el libro coordinado por Viveros y sus colegas (Viveros, Rivera y 
Rodríguez, 2006), en el cual los capítulos escritos por Silvia de Zordo y María 
Elvira Díaz se acercan a la problemática racial
INTRODUCCIÓN22
En América Latina, la acción política y el debate teórico del feminismo 
estuvieron durante largo tiempo muy marcados por el marxismo como 
matriz teórica y política y por tal motivo las únicas diferencias entre 
mujeres que se percibieron como importantes fueron las de clase. Sin 
embargo, desde los inicios de la década del ochenta el tema del racismo 
y de la organización de espacios propios para las mujeres negras, en pri-
mer lugar, y posteriormente para las mujeres indígenas, emergió en los 
encuentros feministas (Carneiro, 2005; Werneck, 2005; Curiel, 2007). 
Más tarde, y simultáneamente al proceso por el cual numerosas naciones 
latinoamericanas reconocieron constitucionalmente su carácter multié-
tnico y pluricultural, se multiplicaron las voces disidentes provenientes 
de mujeres afrodescendientes, indígenas y lesbianas (Curiel, Masson y 
Falquet, 2005) que hicieron evidentes las diferencias entre mujeres y 
criticaron la institucionalización, despolitización y homogeneización 
del discurso feminista por parte de los organismos internacionales. Las 
inquietudes surgidas desde los movimientos sociales de mujeres y de 
grupos oprimidos sexualmente han encontrado y hecho eco de algunas 
corrientes críticas del pensamiento académico interesadas en analizar 
las intersecciones y articulaciones entre distintas formas de diferencia y 
desigualdad social.
El presente libro busca contribuir a este campo aún en desarrollo con 
una visión multidisciplinaria que se nutre de la antropología, la sociología, 
la historia y la geografía y abarca las relaciones sexuales que tocan a las 
identidades de blancos y blancas, afrodescendientes, indígenas y mestizos y 
mestizas, rompiendo así, aunque en forma incipiente, con el enfoque casi 
exclusivo sobre “la sexualidad negra”. Además, el libro adelanta la reflexiónsobre todo este complejo raza–sexo después de más de una década de 
redefinición de muchas naciones latinoamericanas como multiculturales 
y pluriétnicas (usualmente no se nombra la palabra “raciales”). 
Empezamos el proyecto del cual nace el libro preguntándonos si el giro 
hacia el multiculturalismo ha influido sobre la sexualidad racializada y 
el tema hermano de la ciudadanía. Varios de los participantes en el libro 
muestran que la política sexual y de género influye fuertemente en la 
23PETER WADE, FERNANDO URREA GIRALDO, MARA VIVEROS VIGOYA
conformación de la ciudadanía multiculturalista. El primer presidente 
indígena de América latina, Evo Morales, se siente obligado a representarse 
como un macho viril, al estilo blanco–mestizo: el derecho de ejercer el 
poder se asocia con la virilidad machista (Canessa, este volumen). Mientras 
tanto, las organizaciones étnico–raciales tienden a guardar un silencio 
excluyente sobre la presencia de la homosexualidad en sus filas (Curiel, 
Gil Hernández, este volumen), siguiendo un poco la línea adoptada por 
Frantz Fanon (1986), quien percibía la homosexualidad como un “pro-
blema” de la sociedad blanca europea. El activismo étnico–racial parece 
imponer una normatividad heterogénea en su búsqueda de los derechos 
humanos y la ciudadanía. Al mismo tiempo, parece que el multicultu-
ralismo oficial impone cierta manera de entender la diferencia: todas las 
diferencias se engloban en una sola diversidad; las diferencias sexuales, 
étnico–raciales, de género y (dis)capacidad se reducen todas, por ejem-
plo, en los planes municipales de desarrollo y de prestación de servicios 
a los ciudadanos, a manifestaciones de una sola diversidad, vista como 
una capa superficial de “cultura”, sin tener en cuenta las desigualdades 
económicas y políticas básicas. 
Por otra parte, Radcliffe muestra que en Ecuador los planes de desa-
rrollo tienden a reconocer la diferencia de género, pero desconocen las 
diferencias de raza y etnicidad; sin embargo, los movimientos indígenas 
dan prioridad a las diferencias étnico–raciales, dejando de lado las des-
igualdades de género que existen en sus comunidades y movimientos y 
ubican a las mujeres como simples reproductoras biológicas y culturales 
de lo indígena. Las mujeres indígenas quedan sin un espacio en el cual 
reconocer su posición específica. En fin, el nuevo multiculturalismo crea 
un contexto en que la toma de una identidad cultural politizada plantea, 
de una forma aguda, una serie de preguntas sobre la manera en que las 
diferencias de género y sexualidad encajan en esa identidad cultural. Al 
mismo tiempo, la sexualidad y el género moldean la manera en que esas 
nuevas identidades se expresan en el espacio público. En el ámbito polí-
tico, la separación de los intereses de clase, étnico–raciales, de género y 
sexualidad produce cegueras mutuas y pone en evidencia la dificultad de 
INTRODUCCIÓN24
incluir los temas del género y la sexualidad en la agenda de los movimientos 
étnico–raciales, los temas de raza y discriminación racial en la agenda de los 
movimientos feministas y antiheterosexistas, el tema de la homofobia y la 
misoginia en la agenda de los movimientos sindicales. Estas separaciones 
y la dificultad de ver las posibles confluencias y superposiciones de las 
diversas diferencias –convertidas en desigualdades sociales– no favorecen 
que los distintos movimientos sociales acoplen sus objetivos. Si bien la 
articulación de los objetivos emancipatorios de estos diversos movimientos 
sociales se ha convertido en una necesidad, muy pocos proyectos políticos 
han respondido al reto de desafiar conjuntamente distintas opresiones y 
articular sus luchas de manera políticamente productiva.
Un elemento común de los trabajos que serán presentados en este libro 
es su interés por las formas en que se articulan, imbrican y construyen 
mutuamente las relaciones sociales de sexo, sexualidad, raza y etnicidad en 
el contexto contemporáneo, fundamentalmente latinoamericano. Como 
lo exploran de diversas maneras gran parte de los autores, las condiciones 
socio–políticas e ideológicas asociadas al discurso del multiculturalismo 
pueden ya sea poner de manifiesto o por el contrario ocultar estas inter-
secciones. Los trabajos presentados, provenientes de diferentes horizontes 
de las ciencias sociales no jerarquizan a priori ninguna de estas relaciones 
ni las entienden como fuentes de opresión aisladas; por el contrario, 
dan cuenta de sus construcciones recíprocas en función de las distintas 
realidades contemporáneas descritas. 
Hemos dividido este volumen en cuatro partes: Gobiernos y ciudadanías 
sexuales; Imágenes e imaginarios de las sexualidades negras; Nación, raza 
e identidad; Identidades sexuales y políticas de la identidad. El libro abre 
con una reseña elaborada por Peter Wade sobre los diferentes abordajes de 
la problemática de la relación entre identificaciones raciales y sexuales, con 
un énfasis especial en la literatura sobre América Latina. El autor inicia su 
trabajo con una reflexión sobre los acercamientos que resaltan las relaciones 
de poder y dominación, para pasar después a los que incluyen relaciones de 
patriarcado en el análisis. Luego, examina los enfoques que llegan a temas 
de identidad racial a partir de cuestiones de reproducción sexual (en y 
25PETER WADE, FERNANDO URREA GIRALDO, MARA VIVEROS VIGOYA
más allá de la nación), es decir, que enfatizan la racialización del sexo, más 
que la sexualización de la raza. Se exploran también las nuevas formas de 
reproducción (técnicas de reproducción asistida) y se finaliza con algunas 
reflexiones preliminares sobre el tema de los deseos y lo erótico.
La primera parte, Gobiernos y ciudadanías sexuales, incluye en primer 
lugar el trabajo de Andrew Canessa titulado El sexo y el ciudadano: Barbies 
y reinas de belleza en la era de Evo Morales. Siguiendo las orientaciones 
del trabajo de académicas poscoloniales como McClintock y Stoler, este 
autor analiza las homologías entre las relaciones de dominación sexual 
y las relaciones de dominación política en Bolivia, país en el cual la 
población indígena ha sido sometida a través de un ejercicio de poder 
racial muy marcado por el género: mientras las mujeres indígenas han 
sido consideradas sexualmente disponibles para los hombres blancos, los 
hombres han sido feminizados y percibidos como inevitablemente dó-
ciles en relación con la voluntad y el poder de la oligarquía criolla. En la 
actualidad, el poder racializado parece haber sido seriamente cuestionado 
por la llegada de Evo Morales al poder, ejemplo ofrecido por él y otros 
como muestra de una revolución racial en un país en el cual la blancura 
ha coincidido automáticamente con el poder político. Lo que ha sido 
menos claro es la manera en que la nueva presidencia y la importancia 
asignada a lo indígena han modificado la expresión y simbolización del 
poder y el tipo de ciudadanía racializada que Bolivia está proyectando 
para ella y para el mundo. El poder continúa expresándose en el lenguaje 
de la dominación sexual y Evo no ha permanecido ajeno a la expresión 
de su poder en términos de una dominación masculina simbólica o real, 
como lo muestra una serie de declaraciones y actos muy controvertidos a 
los que se hace referencia en este capítulo. Sorprendentemente, en la era 
de Evo la masculinidad mestizo–criolla no sólo parece haber permanecido 
sin cuestionamiento, sino estar encarnada por el presidente. 
El capítulo de Sarah Radcliffe titulado Las mujeres indígenas ecuato-
rianas bajo la gobernabilidad multicultural y de género explora, desde una 
concepción poscolonialista del poder y el conocimiento, la posición de 
las mujeres indígenas en Ecuador, país oficialmente multicultural, y la 
INTRODUCCIÓN26
ubicación de ellas como ciudadanas racializadas, generizadas y sexualizadas. 
Radcliffe analiza los desencuentros que se producen cuando se lucha por 
los derechos étnicos y los derechos de género en forma separada.Empe-
zando con la nueva ley sobre la salud, y específicamente sus apartes sobre 
la salud sexual y reproductiva, como punto de entrada a las dinámicas 
del desarrollo social, Radcliffe aborda los espacios de gobernabilidad en 
los cuales se imagina y se interactúa con las mujeres indígenas. Destaca 
igualmente el limitado ámbito de acción y autonomía que se les da a 
las mujeres indígenas bajo los regímenes multiculturalistas, debido a la 
coyuntura específica de la biopolítica étnica y generizada. El capítulo de 
Radcliffe demuestra de una forma contundente los problemas políticos 
y materiales provenientes de acercamientos que no integran el análisis 
del género, la sexualidad, la raza–etnia y la clase en lo que llama Collins 
(2000) una “matriz de la dominación”, en la que se intersectan y se 
construyen mutuamente diferentes formas de opresión.
El capítulo de Cecilia McCallum llamado Víctimas egoístas: Perspectivas 
sobre la sexualidad, raza, clase y adolescencia desde un hospital de mater-
nidad en Salvador, Brasil también nos lleva a los espacios de la goberna-
bilidad y la práctica cotidiana de la política en torno a la salud sexual y 
reproductiva, pero esta vez en relación con una clínica de maternidad en 
Salvador de Bahía. McCallum analiza los discursos de los profesionales 
de salud –médicos, enfermeras, trabajadoras sociales– sobre la sexuali-
dad y la fertilidad de las jóvenes, la mayoría de ellas afrodescendientes 
y de bajos ingresos, a las cuales prestan el servicio. En este capítulo se 
destacan los vínculos estrechos entre las construcciones de raza y clase y 
las de género, sexualidad y edad. Por una parte, hay un discurso sobre la 
edad y la irresponsabilidad de las adolescentes; por otra, hay un discurso 
que entrelaza “la cultura” y la educación con la clase y la raza. Por un 
lado, las jóvenes son víctimas ingenuas de su biología; por el otro, son las 
culpables de sus propios problemas. Las jóvenes afrodescendientes son 
vistas como las más dispuestas a causar “problemas” para la sociedad por 
su “precocidad” en el sexo. Desde una perspectiva histórica, las relacio-
nes sexuales supuestamente “precoces” e informales entre las “razas” que 
27PETER WADE, FERNANDO URREA GIRALDO, MARA VIVEROS VIGOYA
sucedían en tiempos pasados se entienden como la base sobre la cual se 
erigió la nación; pero en la actualidad, el comportamiento sexual de las 
jóvenes afrodescendientes se percibe como una amenaza para el futuro 
de la nación. McCallum muestra la manera en que se introducen, en una 
entidad pública, discursos solapados de raza por medio de concepciones 
entrelazadas de clase y sexualidad. Destaca además la importancia de 
la sexualidad como espacio en el que actúan otras formas de diferencia 
jerárquica.
El capítulo Sexualidad, género y color entre jóvenes brasileros de María 
Luiza Heilborn y Cristiane S. Cabral cuestiona muchos de los este-
reotipos existentes sobre la sexualidad, el género y el color–raza en la 
sociedad brasilera. Con base en el análisis de los resultados cuantitativos 
obtenidos en la Pesquisa Gravad, cuyo objetivo central era investigar 
las trayectorias sexuales y eventualmente reproductivas de los jóvenes 
brasileños, en este capítulo se privilegian dos prismas de análisis de las 
declaraciones de los jóvenes en relación con las prácticas sexuales y los 
valores sobre sexualidad: el de género y el de color–raza. Los resultados 
señalan que las peculiaridades encontradas en las respuestas se explican 
fundamentalmente por las expectativas sociales que modelan las relacio-
nes de género, aunque éstas puedan ser cambiantes de acuerdo con la 
posición social. Igualmente, se identifica la poca relevancia que tiene el 
color–raza, ya sea en forma aislada o como elemento orientador, en los 
patrones de respuestas: en las pocas situaciones en las que aparecen las 
diferencias de color–raza, éstas se asocian a una trama social en la cual 
la clase y el género tienen una gran preeminencia en el modelado de las 
actitudes y los valores. En resumen, el examen de las variables relativas 
al desarrollo de la sexualidad muestra que se puede atribuir al género el 
papel de productor de las principales diferencias en términos de valores 
y prácticas declarados por los jóvenes. La condición social –examinada 
por medio del nivel de escolaridad alcanzado por el individuo– introduce 
cambios significativos en el modo de posicionarse ante la sexualidad, pero 
no anula las diferencias de género, la variable color–raza no constituye 
un elemento significativo en el modelado de la sexualidad.
INTRODUCCIÓN28
Esta primera parte se cierra con el capítulo titulado Narrativas de sexo, 
violencia y disponibilidad de Jelke Boesten. Esta autora toma el caso de la 
violación como ejemplo extremo del dominio y el control mediante la 
sexualidad. En este caso, se refiere a la violación de las mujeres indígenas, 
vistas como víctimas legítimas de la violencia sexual. Boesten analiza el 
marco normativo de las concepciones de género y raza que convierte en 
un acto legítimo la violencia sexual contra ciertas categorías de personas, 
sobre todo en tiempos de guerra y emergencia. Para el caso de Perú, 
durante la guerra con Sendero Luminoso, el marco normativo incluía 
la idea de que los indígenas eran violentos por naturaleza y por ende 
dispuestos a ser “terroristas”; y la idea de que las mujeres indígenas eran 
objetos sexuales fáciles y accesibles, sobre todo si eran “cholas”, es decir, 
un poco alejadas de la imagen de la indígena “pura” y más cercanas a la 
imagen de las vendedoras del mercado público o las sirvientas domésticas. 
Pero la etiqueta de “cholo” la podían imponer los hombres –por ejem-
plo, los soldados del ejército– a las mujeres indígenas para sexualizarlas 
y así facilitar la violación. Boesten utiliza fuentes literarias y testimonios 
recogidos por La Comisión de la Verdad y la Reconciliación, tanto de las 
víctimas de las violaciones como de los violadores, para ilustrar en forma 
impactante estas normas de raza, género y sexualidad.
La segunda parte, titulada Imágenes e imaginarios de las sexualidades 
negras, se inicia con el trabajo de Laura Moutinho, Raza, género y sexua-
lidad en el Brasil contemporáneo. En este capítulo Moutinho confronta las 
representaciones de Brasil como un país caracterizado por un intenso grado 
de mestizaje, sensualidad y de sexo interracial con los datos estadísticos 
producidos por demógrafos y sociólogos que señalan la existencia de un 
patrón marital homogámico y con sus propios análisis que identifican 
el predominio del modelo de pareja hombre negro–mujer blanca en un 
país en el que supuestamente se valora mucho la figura de la “mulata”. La 
autora plantea la existencia de razones diferentes de las demográficas para 
explicar el tabú contra los matrimonios interraciales y el rechazo social del 
matrimonio, el sexo y el deseo heterocrómicos. Su análisis señala que la 
raza o color opera como un elemento que interviene de forma paradójica: 
29PETER WADE, FERNANDO URREA GIRALDO, MARA VIVEROS VIGOYA
como encarnación simultánea de lo deseable y lo tabú (generalmente 
referido a la relación del hombre negro con la mujer blanca); como un 
contínuum que moviliza, desde una argumentación racista y exótica hasta 
otra que privilegia lo moderno e igualitario; finalmente, como otra for-
ma de asimetría que se suma a las desigualdades de género. Con base en 
estas orientaciones la autora examina los principales estereotipos eróticos 
asociados al “color negro” en los relatos de los sujetos entrevistados. 
En el capítulo Más que una cuestión de piel. Determinantes sociales 
y orientaciones subjetivas en los encuentros y desencuentros heterosexuales 
interraciales en Bogotá, Mara Viveros analiza las representaciones y las 
experiencias en relación con la elección de pareja al interior y al exterior 
del grupo étnico racial de pertenencia de un conjunto de mujeres y va-
rones que se autoidentifican como negros o afrocolombianosy residen 
en una de las localidades más pobres de Bogotá. El capítulo explora en 
primer lugar y de manera breve, las representaciones y experiencias de las 
entrevistadas y los entrevistados en relación con los encuentros y desen-
cuentros heterosexuales interraciales. En segundo lugar, y de modo más 
profundo, las imágenes y experiencias de las ventajas y dificultades que 
conlleva la elección de pareja dentro y fuera de su grupo étnico racial y 
las razones de dicha elección. La autora muestra los nexos entre estas per-
cepciones y experiencias y los estereotipos existentes sobre la sexualidad, 
la conyugalidad y el desempeño familiar de mujeres y hombres negros. 
Para terminar, analiza los determinantes sociales y orientaciones subjetivas, 
es decir, el sentido personal que se les atribuye a estas representaciones, 
experiencias y elecciones. 
Fernando Urrea, José Ignacio Reyes y Waldor Botero son los autores 
del capítulo titulado Tensiones en la construcción de identidades de jóvenes 
negros homosexuales en Cali. En él se abordan las diferentes formas de 
vivir la masculinidad entre hombres negros de clases medias y sectores 
populares en Cali que construyen nuevas identidades sexuales desde lo 
que en un espectro convencional se clasifica como homosexual. No obs-
tante, aparecen identidades más complejas que deconstruyen la asociación 
género–sexo–identidad sexual. Mediante los elementos biográficos de los 
INTRODUCCIÓN30
individuos, los autores buscan un acercamiento a las maneras “vivenciales” 
(como aproximación de tipo fenomenológico) del ejercicio de la sexuali-
dad, que en estos sujetos pasa por la percepción y autopercepción de su 
color de piel. Este es un acercamiento al juego de la racialización de las 
identidades sexuales, con todas las ambigüedades y tensiones que esto 
comporta para unos sujetos ubicados en posiciones subordinadas en el 
espacio jerárquico socio–racial de la sociedad caleña. En este capítulo se 
analiza la manera en que juegan en los mercados erótico y afectivo de Cali 
los cuerpos racializados de estos hombres en la modalidad de capitales 
corporales que negocian en condiciones desiguales. 
En el capítulo titulado ¿Hombres negros potentes, mujeres negras candentes? 
Sexualidades y estereotipos raciales. La experiencia de jóvenes universitarios en 
Cali, Colombia, Mary Lilia Congolino continúa hablando de Cali, pero esta 
vez desde el análisis de una serie de trayectorias de vida sexual de mujeres 
y hombres negros universitarios. El capítulo plantea una correspondencia 
entre experiencias sexuales y estereotipos raciales que deja entrever el lugar 
que ocupan los antecedentes históricos coloniales y esclavistas en la cons-
trucción de los imaginarios sexuales y en la manera en que éstos han sido 
asimilados o incorporados. A partir de sus hallazgos, la autora establece en 
qué medida estos estereotipos afectan el ejercicio de la sexualidad de estos 
jóvenes, su lugar de individuos autónomos y sus posibilidades de construir 
afectos reales en relaciones interraciales. Su análisis de las trayectorias de 
vida de las y los estudiantes entrevistados devela que en la práctica mujeres 
y hombres negros y mestizos se enfrentan a experiencias similares de tipo 
sexual, determinadas por factores sociales e individuales, y no por carac-
teres fenotípicos. Se concluye señalando la forma en que los estereotipos, 
como construcciones sociales, encubren los aspectos reales que enfrentan 
los hombres y las mujeres negros en el ámbito sexual y afectivo. 
El último capítulo de esta parte, Movilidades, identidades y sexualidades 
en mujeres afrocolombianas migrantes en Europa: El caso de las “italianas”, 
de Teodora Hurtado, confirma la frecuencia de la participación de las 
mujeres en el proceso de la migración transnacional. Como lo señala 
la autora, la inmigración desde Buenaventura no sólo corrobora dicha 
31PETER WADE, FERNANDO URREA GIRALDO, MARA VIVEROS VIGOYA
situación, sino que pone de manifiesto la importancia que adquieren el 
género, la condición étnica–racial y la sexualidad en la movilidad espacial 
transnacional de mujeres negras. En este capítulo se analiza este fenómeno 
social describiendo las razones que aducen las mujeres de Buenaventura 
que se desplazan hasta Italia y España en busca de trabajo, y la forma en 
que intervienen la condición étnica–racial y el género en su inserción 
en estas sociedades y fundamentalmente en su vinculación al mercado 
matrimonial y a las actividades de servicio sexual. La autora presta espe-
cial atención a la particular situación de sus entrevistadas, caracterizada 
simultáneamente por un rápido y efectivo acceso a mejores condiciones 
de vida y a una relativa inclusión social en el país de residencia que les 
permite contribuir al sustento de sus familias mientras continúan sufriendo 
el peso del estigma y la discriminación social por ser negras, trabajadoras 
sexuales, extranjeras y colombianas.
La tercera parte de esta compilación, Nación, raza e identidad comienza 
con el capítulo de Jane-Marie Collins titulado Intimidad, desigualdad y 
democracia racial: Especulaciones sobre raza, género y sexo en la historia de 
las relaciones raciales en Brasil. En este capítulo, la autora muestra la im-
portancia de los conceptos de género y sexualidad para la comprensión 
del funcionamiento del mito de la democracia racial brasilera. La autora 
argumenta que ha faltado prestar más atención crítica al proceso histó-
rico que condujo a la formación del mito de la democracia racial, pese 
a que la historia de las relaciones raciales no ha sido de ninguna manera 
un área de estudio ignorada en el Brasil. Esta falta de atención ha dado 
como resultado una interpretación ampliamente difundida del carácter 
enigmático, ambiguo y contradictorio de las relaciones raciales en Brasil. 
Con el objetivo de desentrañar el enigma de la democracia racial brasilera, 
la autora se enfoca en los dos procesos históricos clave que produjeron el 
sector de personas “libres de color” de la población: la manumisión de 
los esclavos y el mestizaje. De esta manera somete el mito de la democra-
cia racial a un análisis que pone en relieve las relaciones históricamente 
desiguales de raza y género, y la forma en que ha sido engendrado y 
perpetuado este mito, manteniendo dichas desigualdades.
INTRODUCCIÓN32
El capítulo Negociando la pertenencia: Familia y mestizaje en México de 
Mónica Moreno Figueroa, muestra la forma en que las familias mexicanas 
se han apropiado de la ideología del mestizaje prevaleciente en México. La 
autora presenta en primer lugar un recuento histórico sobre el desarrollo de 
las ideologías raciales en México, en relación con la idea de “negociación 
de la pertenencia”. En segundo lugar, efectúa un análisis, a partir de relatos 
biográficos, de las implicaciones que tiene esta idea y de lo que esta autora 
denomina “lógica racista” o “lógica del mestizaje” en la vida familiar. Su 
argumento central es que el proceso de negociación de la pertenencia en 
el contexto familiar se relaciona, por una parte, con los discursos de mis-
cegenación que han impactado el imaginario de la población mexicana y 
por otra, con ciertos parámetros de belleza y feminidad que se expresan en 
los sentimientos de vergüenza y ansiedad que manifiestan las entrevistadas 
respecto a su apariencia física. Finalmente se explica manera en que está 
permeada la negociación de la pertenencia por las expectativas en torno a 
los resultados de la “mezcla” y al blanqueamiento y el papel que juegan en 
ellas los discursos sobre miscegenación y la ideología del mestizaje. 
Véronique Benei nos lleva a otro continente, Asia, en su capítulo 
Nacionalizando a los niños: Escolarización, género y violencia en la India 
contemporánea. En él se examinan con mucha sensibilidad y agudeza los 
discursos y prácticas nacionalistas como experiencias vividas, cotidianas 
y sobre todo incardinadas, corporizadas. Recurriendo a la literatura de 
las ciencias socialesy las humanidades que ha demostrado la dimensión 
generizada del nacionalismo, y con base en una investigación de campo 
en las escuelas primarias y jardines infantiles de Kolhapur, en el occidente 
de la India, Benei examina el tropo de la lengua materna y todo el imagi-
nario existente en torno a la madre y la familia en las prácticas y discursos 
relativos a la nación en la India. Yendo más allá del concepto pionero del 
“nacionalismo banal” de Michael Billig (1995), Benei realza el aspecto 
emocional, moral y corporal del significado de lo nacional. 
La cuarta y última parte del libro incluye los trabajos de Ochy Curiel, 
Franklin Gil Hernández y Gabriela Castellanos sobre Identidades sexuales 
y políticas de la identidad. 
33PETER WADE, FERNANDO URREA GIRALDO, MARA VIVEROS VIGOYA
El capítulo Superando la interseccionalidad de categorías, por la cons-
trucción de un proyecto político feminista radical. Reflexiones en torno a las 
estrategias políticas de las mujeres afrodescendientes de Ochy Curiel analiza las 
estrategias políticas ante el racismo y el sexismo de tres grupos de mujeres 
afrodescendientes en Brasil, Honduras y República Dominicana, nacidos 
a principios de los años noventa. Su trabajo busca recuperar la historia 
de estos movimientos y poner en evidencia la forma en que la clase y la 
sexualidad, conjuntamente con la raza y el sexo, enmarcan las experiencias 
de estas mujeres. Igualmente, pretende cuestionar la tendencia –tanto 
en las visiones académicas como militantes– a considerar las mujeres 
afrodescendientes como parte de una categoría homogénea, señalando 
que esta tendencia genera problemas para el desarrollo de articulaciones, 
alianzas políticas y estrategias tanto nacionales como regionales. Los re-
sultados de su análisis muestran diferencias importantes en las estrategias 
políticas utilizadas, en función de los distintos niveles socioeconómicos; la 
importancia y límites que ha tenido para estas organizaciones el desarrollo 
de una política de identidad negra o afrodescendiente y, finalmente, las 
dificultades de interrelacionar y hacer evidentes las interrelaciones no sólo 
teóricas, sino políticas, de la raza y el sexo con la sexualidad, la clase, el 
lugar geográfico y la historia.
El capítulo Racismo, homofobia y sexismo. Reflexiones teóricas y políticas 
sobre interseccionalidad de Franklin Gil Hernández continúa este tipo 
de consideraciones. En él se plantean algunas observaciones teóricas y 
metodológicas sobre las intersecciones entre desigualdades sociales (ra-
ciales, sexuales, de género y de clase) a partir de un ejercicio de reflexión 
realizado conjuntamente con un activista político colombiano transge-
nerista. En primer lugar, se da cuenta de la manera en que fue construida 
esta reflexión. Enseguida, se presentan y discuten distintas tipologías 
con el fin de identificar y examinar las diversas formas de relación que 
se pueden establecer entre diferentes categorías de desigualdad social. 
Por último, se esbozan algunas reflexiones políticas y teórico–políticas 
sobre la interseccionalidad, teniendo como telón de fondo algunas ideas 
del llamado Pensamiento Negro Feminista. Poniendo de presente que 
INTRODUCCIÓN34
éste surge en el contexto estadounidense, en el cual el significado de ser 
negro y la experiencia del racismo son muy distintos de los de Colombia, 
Gil Hernández examina su pertinencia y el potencial práctico de sus 
propuestas y análisis políticos, particularmente los que sugieren luchas 
más amplias y el desarrollo de alianzas políticas, para un contexto como 
el colombiano y en una coyuntura caracterizada por el autor como un 
momento identitaria y políticamente muy fragmentado. 
Para finalizar, Gabriela Castellanos plantea una serie de cuestiona-
mientos en relación con las actitudes de las mujeres hacia el feminismo 
y hacia su propia situación de subordinación. Su capítulo Serialidad, 
dominación, performatividad: La construcción de identidades subordinadas 
y la aceptación de la subordinación examina las actitudes de las mujeres en 
relación con el significado que tiene para ella ser mujeres y con la impor-
tancia de este hecho en relación con otros parámetros de sus identidades 
(nacionalidad, religión, clase, raza, etnia). A partir de una sugestiva 
exploración teórica concluye que el surgimiento de posiciones como 
las feministas o antirracistas sólo pudo darse a partir de tres elementos: 
el primero, la conjunción de unas determinadas condiciones históricas 
favorables como las que generó la modernidad; el segundo, el deseo, 
en los términos en que lo emplea Judith Butler, de algunas mujeres y 
hombres que se rebelaron contra las normas identitarias tradicionales y 
el tercer elemento, la circulación de numerosos discursos contestatarios 
de procedencias diversas. Esta demostración le permite esperar que las 
distintas, complejas y contradictorias interacciones que tienen los sujetos 
de distintos grupos discriminados con estos discursos amplíen cada vez 
más su número y los haga cada vez menos excepcionales.
Manchester, Cali y Bogotá, enero de 2008.
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Debates contemporáneos sobre raza, 
etnicidad, género y sexualidad en las ciencias sociales
PETER WADE
La dominación y el poder
Existe un cuerpo creciente de literatura sobre la intersección de “raza” 
(y nación) y la sexualidad (y el género)1. En este ensayo exploro una 
serie de respuestas a la pregunta fundamental en cuanto a por qué las 
ideas sobre “raza” (y etnicidad) se sexualizan; o por qué las ideas sobre 
la sexualidad –en un contexto en que existen procesos de identificación 
racial– muchas veces se racializan.
Varios acercamientos al problema empiezan con el dominio en las 
relaciones de poder. Donde existe una jerarquía social y esa jerarquía 
tiene dimensiones racializadas (es decir, que se juega con imágenes y 
discursos raciales y se constituyen y se reproducen identidades raciales), 
una técnica común en la dominación es el control sobre la sexualidad y 
el sexo: sea por medio del abuso sexual (por ejemplo, la violación), sea 
por el control sobre las relaciones sexuales y el comportamiento sexual, 
sea por medio de la cosificación y fetichización del subalterno en térmi-
nos sexuales (como objeto del deseo y la repugnancia). De ahí sigue la 
racialización del sexo.
1 Véanse Anthias and Yuval-Davis, 1992; Collins, 2000; De la Cadena, 1995; Gil-
man, 1985; Hodes, 1999; Hooks, 1991; Linke, 1997; Martinez-Alier [Stolcke], 
1974/1989; McClintock, 1993, 1995; Moutinho, 2004; Nagel, 2003; Nelson, 
1999; Ragoné and Twine, 2000; Safa, 2005;Smith, 1996; Stoler, 1992, 1995, 
2001; Viveros Vigoya, 2002a, 2002b; Williams, 1996; Young, 1995; Yuval-Davis 
and Anthias, 1989; Zack, 1997
DEBATES CONTEMPORÁNEOS SOBRE RAZA, ETNICIDAD, GÉNERO Y SEXUALIDAD...42
Un ejemplo temprano de este tipo de abordaje es Roger Bastide (1961). 
Para él, las relaciones de dominación que existían entre los blancos y los 
no-blancos en el Brasil crearon un contexto en que los hombres blancos 
se sentían en la libertad de (ab)usar de las mujeres no-blancas. Su com-
portamiento sexual no encontraba trabas ni traía secuelas sociales, y esto 
fue suficiente para convertir a la mujer negra en un objeto hipersexual. De 
hecho, fue la mulata quien ocupó la posición de ícono sexual, detalle que 
explica Bastide por su mayor proximidad a las normas estéticas europeas 
de la belleza femenina. En cambio, en Francia, fueron los hombres negros 
inmigrantes del África los fetichizados. Esto se debe, según Bastide, al 
deseo de los hombres negros de vengarse de los hombres blancos, por las 
humillaciones que habían sufrido, mediante la conquista de las mujeres 
blancas. Este deseo se traduce al mito del hombre negro hipersexual.
Hay varios problemas con el argumento de Bastide. Las mujeres –tanto 
las blancas como las no blancas-, quedan como objetos pasivos, sin poder 
de acción ni deseos sexuales. Queda también el problema sobre por qué 
los hombres negros en el Brasil aparentemente no querían vengarse de los 
hombres blancos, a pesar de los abusos que evidentemente habían sufrido: 
no se explica la posición del hombre negro en el Brasil. Finalmente, Bastide 
da por sentado el deseo sexual de los hombres blancos: la mera accesibilidad 
es suficiente para crear todo un mito de la sexualidad mulata.
Otro ejemplo temprano de este tipo de acercamiento es el de Calvin 
Hernton. Según él, el dominio de los blancos sobre los negros en Estados 
Unidos traía la represión del acceso de los hombres negros a las mujeres 
blancas. Esto fue la base para la creación del mito del hombre negro 
violador con su apetito insaciable por las mujeres blancas. De nuevo, se 
nota la ausencia de la mujer en esta narrativa. 
Más recientemente, Anne McClintock ha explorado un terreno pare-
cido, mirando “la transmisión del poder blanco masculino a través del 
control de las mujeres colonizadas” y “el orden escondido que subyace 
la modernidad industrial: la conquista de la fuerza sexual y de trabajo 
de las mujeres colonizadas” (McClintock, 1995: 2-3). Como Bastide y 
Hernton, McClintock dirige nuestra atención al poder y al imperialismo, 
PETER WADE 43
pero, a diferencia de ellos, no privilegia una sola dimensión del análisis 
sobre otras; no da por sentado la sexualidad como una fuerza preexistente 
que corre por donde la manda el poder. En cambio, “el género, la raza 
y la clase emergen y toman forma a través de las relaciones que tienen 
entre sí” (come into existence in and through relation to each other) (p. 5). 
En vez de entender la sexualidad como algo que se inserta en el orden 
imperial de una forma accidental, para McClintock “las dinámicas del 
género fueron, desde el principio, fundamental para conseguir y mantener 
el proyecto imperial” (p. 7). Como veremos más adelante, McClintock 
hace otro aporte importante al rechazar la división tradicional entre el 
psicoanálisis y la economía política, tratando de ubicar el problema del 
deseo en un contexto social.
El abordaje de Bell Hooks2 también pone el poder al centro del 
análisis: “la sexualidad proporciona metáforas generadas para la colo-
nización” (Hooks, 1991: 57) y, como Hernton, describe la imagen del 
negro violador como un mito creado por hombres blancos para dominar 
a la población negra. Hooks ve “el racismo y el sexismo como sistemas 
entrelazados de dominación que se sostienen mutuamente” (p. 59) y, 
como McClintock, no privilegia un sistema sobre el otro: los dos actúan 
juntos. Hooks lamenta el hecho de que los activistas afrodescendientes 
en Estados Unidos “pocas veces han retado las metáforas generadas que 
describen el impacto de la dominación racista o la lucha de liberación 
negra”: al contrario, “el discurso de la resistencia negra casi siempre ha 
equiparado la liberación con la virilidad” (p. 58).
En muchos de estos textos, se nota que el énfasis es sobre el nexo de 
relaciones blanco–negro (con la imagen de la esclavitud y la explotación 
sexual esclavista claramente en el fondo). Esto nos dirige la atención al 
nexo de relaciones blanco–indígena (sin hablar de otras posibles com-
binaciones). Si los indígenas en América Latina fueron subordinados 
también, ¿por qué no existe un imaginario tan sexualizado de la mujer 
2 De acuerdo con criterios editoriales el nombre de esta autora se encontrará en 
el cuerpo del texto en mayúscula, aunque su preferencia por razones políticas es 
usarlo en minúscula.
DEBATES CONTEMPORÁNEOS SOBRE RAZA, ETNICIDAD, GÉNERO Y SEXUALIDAD...44
y del hombre indígenas? Claro que existe algo en este sentido –sobre 
todo de la mujer indígena (y de la “chola”) (Weismantel, 2001)– y en el 
contexto norteamericano se dieron procesos de la sexualización de los 
hombres indígenas (Hodes, 1999; Nagel, 2003: 74). Pero, después de la 
referencia obligatoria al grabado famoso de Amerigo Vespucci mirando 
una mujer indígena desnuda, este tema recibe relativamente poca atención 
en la literatura sobre raza–sexo3.
El género y el patriarcado 
Los abordajes de McClintock y Hooks agregan algo importante al 
análisis: el factor de género y el poder patriarcal (véase también Collins, 
2000). El simple poder del dominio es importante, pero no explica por qué 
raza y sexo se entrelazan tan estrechamente y tan a menudo. El dominio 
de clase puede asociarse con la sexualización de las personas de la clase 
subalterna –sobre todo las mujeres–, pero no tiene la misma fuerza que la 
sexualización racializada. Como notó Bastide, “la pregunta raza siempre 
suscitó la respuesta sexo” (1961)4. Asimismo, Balibar (1991:49) dice que 
“el racismo siempre presupone el sexismo”, mientras Hyam (1990:203) 
afirma que “el sexo está en el mismo corazón del racismo” (Hyam, 1990: 
203). El énfasis sobre las relaciones de poder corre el riesgo de poner 
todo el proceso de la sexualización en manos de los dominantes: creo que 
también operan otros procesos (que además van más allá de las reacciones 
de los subalternos hacia los discursos y prácticas del dominio).
Un factor central –que ya aparece en los análisis de McClintock, Hooks 
y Collins– es el del patriarcado o las relaciones jerárquicas de género. La 
relación del poder no es neutra en cuanto al género: son los hombres 
(heterosexuales) blancos los que están manejando el ejercicio del poder 
(lo que no quiere decir que no haya complicidad de parte de las mujeres 
blancas). Para el caso de Cuba en el siglo XIX, Martinez-Alier demuestra 
3 Véanse los capítulos de Andrew Canessa y Jelke Boesten en este volumen.
4 Aunque Viveros anota que, para hombres negros en Colombia, la pregunta “sexo” 
no necesariamente suscitaba la respuesta “raza” (Viveros Vigoya, 2002b: 72).
PETER WADE 45
la manera en que los hombres de la elite intentaban asegurar su posición 
dominante al controlar la sexualidad de las mujeres blancas, al mismo 
tiempo que mantenían relaciones de concubinato con mujeres no-blancas 
de las clases bajas (relaciones que, de hecho, abrían posibilidades para el 
ascenso social para estas mujeres o sus hijos, así socavando las jerarquías 
raciales). Era fundamental el papel desempeñado aquí por las nociones 
del honor: el dominio se ejercía por medio del control del honor (sexual) 
de las mujeres blancas, el cual era muy vulnerable y propenso a ser ta-
chado por cualquier sospecha de relaciones íntimas no apropiadas para 
su estatus; mientras el honor de los hombres era casi invulnerable en este 
sentido y no se tachaba por las relaciones extramaritales con mujeres de 
bajo estatus (Martinez-Alier [Stolcke], 1974/1989).
Carol Smith describe algo parecido