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Comunicación y política simbólica 
Murilo Kuschick1 
1. Introducción 
La comunicación política ha tenido distinto tipo de definiciones, sin embargo puede ser 
entendida como las relaciones que existen entre el poder, los medios de comunicación y los 
ciudadanos, definidos como opinión pública. En esta definición está incluida, por tanto, no sólo 
la posibilidad, sino la necesidad que tienen aquellos que ejercen el poder de tener que informar y 
dar cuenta de sus actividades, fundamentalmente lograr convencer al público de que sus 
actividades no sólo son necesarias, sino benéficas. Es en este sentido, podríamos incluir en ese 
objeto la política simbólica, ahora bien ¿por qué hablar de una política simbólica? La política, 
como nos dice Edelman (1991) no puede prescindir de la utilización de mecanismos simbólicos, 
¿esto qué significa y qué implicaciones puede tener para nuestros propósitos de investigación? 
 De una manera más precisa la comunicación política la define García Beaudoux (2005) 
como: “un proceso interactivo que involucra la trasmisión de información entre políticos, medios 
de comunicación y votantes (Norris, 2002: 127)” esto significa que la comunicación no sólo es 
importante por sí misma, sino por las consecuencias que tiene y que genera hacia el público, ya 
que tiene importantes efectos en la vida de las personas, pues les permite no sólo conocer las 
actividades de los gobernantes, si no evaluarlas. 
Ahora bien, ¿cómo se define la política o las acciones políticas y de qué manera el accionar 
político? La política es la actividad humana cuyo propósito central es gobernar o dirigir la acción 
del Estado en beneficio de la sociedad. De la misma manera podemos copiar a Weber (1987) que 
define a la política como “… la dirección o la influencia sobre la trayectoria de una entidad, esto 
 
1 Profesor-Investigador, Departamento de Sociología, UAM-Azcapotzalco, markjankus@yahoo.com 
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es, en nuestro tiempo: el Estado”. Por tanto, la actividad política no es en sí una acción distinta de 
los demás tipos de acción que propone el propio Weber en su conceptualización sobre la acción 
social, en donde la acción de uno se remite y se limita por las acciones ajenas, en este caso el 
Estado en los términos de Weber es un instituto con la capacidad de limitar el accionar de los 
individuos mediante mecanismos de poder y dominación. 
Poder significa la probabilidad de imponer la propia voluntad, dentro de una relación social, 
aun contra toda resistencia (…) Por dominación debe entenderse la probabilidad d encontrar 
obediencia a un mandato determinado contenido entre personas dadas.(Weber, 1987:43) 
De tal manera que en las relaciones políticas se utilizarán distintos procedimientos por parte de 
partidos, candidatos y gobernantes para imponer su voluntad sobre ciudadanos y electores, si no 
su obediencia y como tal hecho no se logra solamente mediante la fuerza se utilizarán 
mecanismos míticos, rituales y simbólicos entre otros, pues el acatamiento de les leyes, 
mandatados y reglamentos no sólo se da a partir de un cálculo racional (costo/beneficio), sino que 
también funcionan elementos de carácter valorativo, emocional y tradicional. 
 Weber definirá cuatros tipos de acción social: racional con arreglo a fines; racional con 
arreglo a valores; acción afectiva y, por último tradicional (op. cit.:20). La acción del Estado va en el 
sentido del mantenimiento y conservación del poder mediante la realización de actividades de 
gobierno, sino que a partir del monopolio de la violencia, intenta disuadir a los particulares de la 
realización de acciones ilícitas. En ese sentido, el Estado no sólo posibilita la actuación de los 
individuos en sus respectivas actividades, sino que impone un orden determinado para la 
realización de las mismas. 
 El presente trabajo plantea estudiar algunas de las acciones políticas, de entes políticos, 
como por ejemplo: candidatos, secretarias, gobiernos y parlamentos que para promover y 
divulgar a sus acciones y con el objetivo de lograr algún tipo de beneficio; como ilustra Weber al 
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proponer la acción racional con arreglo afines, en donde un sujeto a partir de ciertas expectativas 
busca los medios más apropiados para la consecución de sus propósitos. 
Sin embargo, si la acción fuera únicamente racional no podríamos entender cómo 
persiguiendo un objetivo racional, se utilizan valores que los públicos y los políticos comparten, 
sino de las emociones y las tradiciones que pueden ser representadas por medio de signos y 
símbolos. Esto significa que nadie actúa sea en la política o en cualquier ámbito de manera 
racional desprovisto de alguna finalidad o propósito, pero para llegar a ellos debe buscar los 
medios apropiados. Aquí buscaremos mostrar como para alcanzar sus propósitos políticos, los 
sujetos entre otros elementos han de utilizar mecanismos simbólicos, para poder alcanzarlos a 
través de la comunicación y de la política simbólica. 
2. Política simbólica y uso en la política 
¿Qué se puede entender por política simbólica? 
Ignacio Arbesu lo plantea de la siguiente manera al plantear: 
“… el mensaje se encuentra constituido por una secuencia de signos, los cuales están 
ubicados con respecto a un conjunto de reglas de combinación que tienen por objeto 
establecer relaciones entre el emisor y el receptor. Este conjunto de reglas de combinación se 
encuentra formado por un sistema de símbolos que permite la representación de las 
informaciones transmitidas de una parte a la otra del proceso de comunicación, lo cual 
conforma un todo mucho más complejo que entendemos como simbolismo. Para su 
conocimiento Jacques Bergue ha propuesto dos visiones paralelas: una que lo define como “el 
descubrimiento de lo que se encuentra tras la sensación, la actualización del sello –símbolo- , 
la noción de las luces, el desprecio de lo cotidiano” (tomado de la opinión de Bishr farés en la 
obra Divergence, Mafra Qal-T’uruq, p. 233) y la otra que lo explica como “el acto de 
transformación de los valores sensibles en valores abstractos y viceversa (según el punto de 
vista de Jamil Calibá, ibid. , p. 232. Veáse Arbesú, 1987). 
En este contexto podemos iniciar nuestra introducción en la política simbólica, que va mucho 
más allá de lo que podríamos definir como el simbolismo pues implica la capacidad de influir 
en las voluntades mediante el empleo de imágenes, signos y símbolos, y se da en todos los 
niveles, no solamente en las relaciones entre gobernantes y gobernados. Constituye una 
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manera de actuar, un comportamiento de las personas que componen la sociedad frente a los 
retos que se les presentan. 
La política simbólica se encuentra compuesta por cuatro elementos fundamentales: imagen 
simbólica, operación simbólica, comunicación propiamente dicha y memoria”. 
 
Como se observa a partir del trabajo de Arbesú es mediante un conjunto de signos y 
símbolos que los medios de comunicación, amén de los políticos busca influir en la toma de 
decisión de los ciudadanos, sea en los procesos electorales o en la actividad política, ¿Ahora bien, 
qué es un signo, qué es un símbolo y en qué circunstancias éstas figuras pueden tener alguna 
importancia o influencia en la conducta de los individuos? 
A partir de la lingüística podemos delimitar éstos términos, esto es, cómo se puede definir y 
cómo podemos utilizar cada uno de éstas categorías: el signo fue definido por Ferdinand de 
Saussurre (1945) como la combinación del concepto y de la imagen acústica, lo que significa que 
hay una idea, “árbol”, la cual asociamos con el sonido a-r-b-o-l, por tanto, un signo es la unión de 
un significante, es decir, un conjunto de sonidos con un significado: la palabra, árbol, cuya relación 
es arbitraria, de ahí que se llame signo y no símbolo. Nos encontramos en elámbito de la 
metononimia, como lo plantea Leach (1978), es decir, cuando decimos “el cielo es azul, la vida es 
bella”, azul está asociado con cielo y bella con la vida, pero esta asociación se da en la frase, y 
podríamos asociar un vestido con el color azul y una muchacha con la belleza; sin embargo, en una 
poesía la flor, simboliza el amor o el acto sexual, en este caso no hay una asociación en el sentido 
paradigmático, horizontal, sino en el eje sintagmático o vertical, pues la relación es metafórica 
en términos de una sustitución, esto es una cosa va en el lugar de la otra, es decir, la flor va en el 
lugar del amor, la cruz representa al cristianismo, la paloma en el lugar de la paz, pero no existe 
una relación intrínseca entre la cosa y el símbolo que la representa, sin embargo, en el caso de los 
símbolos, la cultura y las costumbres van fijando dicha relación, de ahí la importancia del lenguaje 
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simbólico y su utilización en distintos momentos, en las relaciones sociales y, principalmente en 
las políticas, tanto los signos como los símbolos son procesos convencionales, pero los símbolos 
tienen una carga más importante y representa un mecanismo de unión y de comunicación entre 
aquellos que los usan, una hoz y un martillo, por sí solos, no significan nada, pero juntos 
representaban al comunismo. La propaganda política, así como la publicidad utilizarán un conjunto 
de símbolos como medio para decir algo a una audiencia. 
Mulder y Hervey distinguen entre símbolos como “signa dependientes de una definición 
particular (ocasional) para su interpretación correcta, por ejemplo, X, Y, Z en una ecuación 
algebraica” y signos “como signa con un significado convencional totalmente fijo, por ejemplo, 
+.-. = en una ecuación algebraica”. Según estas definiciones, los nombres propios son 
símbolos, mientras que los nombres clasificatorios son signos. Por ejemplo, en la afirmación 
“este hombre se llama Juan”, Juan es un símbolo de este hombre, pero en “aquellos animales 
son cerdos”, cerdos es un signo de aquellos animales. 
1. Un signum es un signo cuando hay una relación intrínseca previa entre A y B porque 
pertenecen al mismo contexto cultural. 
Ejemplo: 
i) Dado el contexto de la transcripción fonética del inglés hablando mediante letras del 
alfabeto latino, cada letra o par de letras es signo de un sonido particular. 
ii) Dadas las convenciones de la escritura en inglés, la serie de letras APPLE (manzana) es 
signo de un fruto particular. 
iii) En la expresión “A quiere decir APPLE”, A es un signo de APPLE y, por lo tanto también es 
un signo del fruto. 
iv) Dado el contexto de las tradiciones políticas europeas en las que el rasgo principal de las 
insignias del monarca gobernante era una corona, una corona es un signo de soberanía(…) 
2. Correspondientemente, un signum es un símbolo cuando A representa a B y no hay 
relación intrínseca previa entre A y B. 
i)En la proposición algebraica “X representa al precio del queso; y, el precio de la 
mantequilla y z, el precio del pan”, x,y, z son símbolos. Aquí, x, y, z pertenecen al contexto 
de la matemática, los precios al contexto del mercado. 
ii) Cuando se usa la corona como marca comercial de una clase de cerveza, es un símbolo, 
no un signo. No hay relación intrínseca previa. Coronas y cervezas provienen de contextos 
diferentes. 
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iii) En la historia bíblica, la serpiente del Paraíso es un símbolo del mal. El contexto zoológico 
de las serpientes no tiene relación intrínseca con el contexto moral del concepto del mal 
(op. cit. :19-20). 
 Víctor Turner establece que “un “símbolo” es una cosa de la que, por general hay 
consenso, se piensa que tipifica naturalmente, o representa, recuerda algo, ya sea por la posesión 
de cualidades análogas ya por asociación de hecho o de pensamiento” (Turner, 1980: 21). 
En ese sentido, los signos son la manera que los seres humanos han encontrado para 
representar a los sonidos, ya que la palabra como lo plantea Mead (1968) es la traducción del 
gesto, primer forma de comunicación, en tanto que los símbolos son mecanismos 
convencionales, en el sentido que establecemos como sociedad que cierta idea será representada 
por éste o por aquél signo, en ocasiones, como en el caso del sueño, como lo plantea Freud cuyo 
significado sólo el que lo soñó lo puede elucidar. De esta manera, muchos símbolos implican lo 
que llamaríamos un lenguaje cifrado, que sólo unos cuantos lo pueden descifrar. De ahí que en 
muchas culturas sus representaciones no sean comprensibles para otras, de ahí que los símbolos 
que usamos en nuestra cultura, como es el caso de la política deben ser fácilmente interpretables, 
sino no tendría caso usarlos, sin embargo, como las sociedades modernas y contemporáneas 
están diferenciadas en distintos grupos sociales, con distintos niveles de educación, muchos 
símbolos son valorados, por un grupo o clase social y no por otros, por tanto, la comunicación 
política y la política simbólica no siempre pueden utilizar los mismos símbolos para comunicar 
sus propósitos, ya que si bien todos los podemos interpretar, no a todos nos interesan o nos 
impactan los mismos símbolos y no les damos el mismo significado, ya como lo plantea Bordieu 
1988). 
Podemos establecer qué los discursos simbólicos que son utilizados en las sociedades 
modernas, si bien utilizan significados que los miembros de ésta cultura pueden interpretar, 
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como ya habíamos planteado, la paloma de la paz, la bandera roja y negra de huelga, etc. Empero, 
como las sociedades modernas están divididas en clases sociales, partidos políticos y diferentes 
ideologías: conservadores, liberales, izquierda y derecha, lo que es válido y significativo para unos, 
no lo es para otros; si bien los signos y los símbolos son válidos e, interpretables por todos, no 
tienen el mismo valor, ni el mismo significado. 
De ahí que las campañas políticas o, en la comunicación política institucional de los 
gobiernos se hace uso de diferentes elementos y de diferentes propuestas, que utilizando las 
mismas imágenes o semejantes propondrán lecturas más de las veces opuestas. Así tanto, la 
izquierda como la derecha valoran la paz, por ejemplo, y la terminación de la violencia, mientras 
que para la izquierda o ciertos sectores cercanos a este tipo de posiciones, lo que importa es que 
ya no haya muertos, mientras que para los conservadores, lo importante no sólo es acabar con la 
violencia, sino lograr la victoria o una salida que no sea deshonrosa. Lo importante en este trabajo 
sería poder establecer, si como hemos afirmado que, si en las sociedades contemporáneas, sus 
integrantes como en todas las sociedades pueden interpretar los símbolos, pero no les dan el 
mismo valor, por lo tanto en las campañas políticas, los candidatos aun cuando intenten obtener 
votos de todos los electores o del mayor número posible y quieran comunicarse con todos van a 
dirigirse a algunos segmentos que son sus más probables electores o con electores que pueden 
identificarse con sus propuestas o sus imágenes. 
Para explicar en qué consiste la política simbólica se debe analizar a la sociedad bajo un 
sistema de autorregulación en términos de representación y comunicación, es decir, que 
tome en cuenta la validez y aceptación de los contenidos de los mensajes que en términos 
de tiempo, son procesos prolongados que han sido llamados de “crisis”, porque los 
significados se encuentran en constante reinterpretación, y porque hay momentos en que 
ninguna fuerza dinámica conduce a la vida política hacia su superación o a su 
transformación. Es decir, se trata de momentos en que ninguna operación de 
trasmutación de los valores nos hace creer en un cambio, en los cuales los discursos dan la 
impresión de carecer de significado. Entonces, la única fuerza que le queda al sistema 
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dominante para mantenerseen estado de equilibrio, el cual no puede partir de supuestos 
sino de hechos positivos, es la de imagen simbólica, que considera, reúne y refuerza el 
modelo vigente. 
Así, la imagen simbólica es el elemento del mensaje que permite su cohesión y le dan 
significado al mismo; de manera general, son conceptos con fuertes contenidos, como por 
ejemplo: libertad, seguridad, soberanía, igualdad, revolución mexicana, federalismo, 
símbolos patrios, valores sociales. Los componentes de la imagen simbólica son una 
sobreproducción de elementos descriptivos de grandeza, de honor, de fuerza, de 
prudencia, de felicidad: una sobresimbolización producida por el análisis para remediar los 
defectos del símbolo (…) 
Aunque en los momentos de crisis las imágenes simbólicas permiten que el sistema se 
mantenga y que además sea posible la formación de nuevas imágenes, la imagen simbólica 
propiamente dicha es el resultado de una operación de rompimiento y reunificación que 
denominaremos operación simbólica. 
Las operaciones simbólicas se manifiestan fragmentariamente y con poco frecuencia, 
aunque de manera puntual en la historia institucional y social. Juegan un papel fundador en 
un conflicto violento que ellas forjan y que las legitima. Imponen cierta destrucción y un 
orden nuevo, luego desaparecen. (…) La imagen simbólica es única y preciada; una campaña 
política que encuentre y utilice la imagen simbólica apropiada para un grupo social 
específico en un momento determinado tiene enormes posibilidades de éxito. La dificultad 
se presenta cuando nos encontramos entre una multitud de signos, de palabras, de 
conceptos y las imágenes intentan en vano centrar el sentido en un punto (Op. Cit.: 34-35) 
A partir de la conceptualización que nos propone Arbesú podemos ver que la política 
simbólica en sus términos funciona en momentos de crisis, sin embargo, podríamos plantear 
desde la concepción de Edelman que la comunicación política está ligada casi siempre a la política 
simbólica, pues es casi imposible comunicar los propósitos de los políticos en términos del acceso 
al poder, las políticas públicas, ya que éstas deben ser dichas y comunicadas mediante discurso e 
imágenes, la hipótesis de Edelman es que el lenguaje político es efectivo en la medida en que 
puede crear conexiones con el depósito cultural de imágenes que poseen los miembros del 
público masivo. Así los políticos y sus publicistas utilizarán palabras y frases que tengan alto 
contenido simbólico, mediante las metáforas y puedan generar reacciones conexiones de tipo 
cognitivo, valorativo y afectivo. El lenguaje político suele ser metafórico y ahí tenemos al Dr. 
Carstens definiendo la crisis económica del 2008, como un “catarrito”, al presidente Calderón 
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explicando que la “guerra contra el narcotráfico” la había empezado, pues como un médico 
cirujano había abierto al paciente y había encontrado que el cáncer del narcotráfico se había 
esparcido en el cuerpo del paciente, esto es, el país y había que intervenir al paciente. De igual 
suerte, López Obrador hace uso del amor en el 2012, como elemento de reconciliación, Josefina 
se plantea como “diferente”. 
3. Comunicación, mitos, símbolos y rituales políticos 
La comunicación en las campañas o en la acción gubernamental se logra mediante 
símbolos, mitos políticos y rituales; como habíamos planteado la comunicación política exige la 
articulación de distintos discursos como lo plantea Edelman, para este autor la mayor parte de 
los ciudadanos carecen de una organización que les posibilite perseguir un interés común, de ahí 
que vivan presos de una ansiedad psicológica cuando económicamente no logran la satisfacción de 
sus necesidades, mediante la provisión de símbolos se logra la satisfacción psicológicas del público 
masivo, esto es, según Edelman, el gobierno mediante el reparto de despensas u otro tipo de 
programas sociales y con la imagen de este reparto o de la realización de algún programa, logra 
sino calmar el hambre de los rarámuri de la sierra de Chihuahua2, disminuir la ansiedad de la 
población, empero también puede la sociedad organizarse e intentar disminuir su culpa, pues no 
hacemos nada por nuestros hermanos, juntando víveres, para después distribuirlos. 
 La acción política del gobierno después de las elecciones provee de satisfacciones 
tangibles para un grupo, por ejemplo los gobernantes que no sólo ganan las elecciones, sino 
 
2 Ante la desesperación por no tener qué comer, unos 50 indígenas rarámuri se han suicidado lanzándose a 
un barranco, denunció el dirigente del Frente Organizado de Campesinos Indígenas al canal 28 de 
Chihuahua. Sin embargo, el Gobierno estatal desmintió ayer tal situación(…) Las declaraciones de Gardea 
fueron difundidas en redes sociales y se convirtió uno de los temas más comentados(…) Tras la difusión por 
redes sociales de un video sobre la emergencia en la Sierra Tarahumara, en ciudades como el Distrito 
Federal y Monterrey se convocó a la comunidad a llevar alimentos a improvisados centros de acopio. 
Reforma, 16 de enero de 2012. 
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acceso al poder a los puestos y a los recursos, mientras que a los votantes se les dará 
satisfacciones simbólicas, esto es, saber que su candidato ha triunfado o, saberse acreedor de 
algún tipo de satisfacción, sea la esperanza que su vida mejorará o, simplemente que se siente un 
ganador, pues hizo la elección correcta, de ahí las demostraciones de júbilo que vemos en las 
calles cuando resulta ganador un candidato o hasta un equipo de futbol, como serían los festejos 
que suceden después que un equipo gane un trofeo y el equipo se pasea por la ciudad y sus 
habitantes se identifican con el equipo y participan de su júbilo. También él candidato se provee 
de ganancias tanto materiales como simbólicas, pues en la campaña debe representar valores, 
algo que inspire a los electores, capacidad, honorabilidad, honestidad, fortaleza etc., y después 
que asume el poder debe seguir inspirando a los ciudadanos de su capacidad de resolución de sus 
problemas y, dándoles esperanza que las cosas van a cambiar. 
 De la misma manera, encontramos en la acción política la necesidad de hacer acopio de 
distintos de elementos simbólicos, pues, como vemos abajo, no es posible solucionar el problema 
del hambre en la sierra Tarahumara, pero es posible realizar acciones simbólicas, como es la 
colecta de víveres, cobijas, etc., tanto de parte de la sociedad civil, como la acción del gobierno, 
este último por un lado descredita la información, esto es, no hay suicidios en la sierra, por otro 
lado, busca rápidamente enviar a los indígenas algún tipo de ayuda, pues lo último que puede 
aceptar la autoridad constituida es que la sociedad civil pueda sustituirla y exhibir su ineficiencia. 
De ahí que los medios pueden mostrar imágenes que funcionan como símbolos que retratan la 
angustiante situación en que viven los rarámuri, así como el acopio y la distribución de ayuda a 
esta comunidad. 
Además, del carácter simbólica de la comunicación en el sentido de que siempre es una 
modalidad representativa, entra en el lugar de, como ejemplo se podría citar el caso de la lucha 
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contra el narcotráfico que la autoridad para justificar su actuación muestra imágenes de los 
narcotraficantes capturados y de las miles de toneladas de estupefacientes que han sido 
sustraídas al comercio y destruidos, sin embargo, pese a esto el tráfico sigue existiendo y el 
llamado crimen organizados siempre es más fuerte que antes. 
Imagen Número 1. Acopio de ayuda a los Rarámuri de Chihuahua. Periódico Reforma 16 de 
enero de 2012 
 
 
 
 
 
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Imagen Número 2. Ayuda gubernamental a los Rarámuri de Chihuahua. Periódico Reforma, 16 
de enero de 2012. 
 
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Imagen Número 3. Acciones del ejército en contra del narcotráfico. Periódico Reforma, 18 de 
enero de 2012.14 
 
Imagen número 4. Registro de Enrique Peña Nieto como precandidato de PRI a la 
presidencia de la República, Periódico Reforma 18 de diciembre de 2011. 
 
La política no puede funcionar y no funciona únicamente mediante los símbolos, aun cuando 
éstos son necesarios e imprescindibles, la política se alimenta también de los mitos y de los 
rituales políticos, con esto se quiere expresar que la actividad política, es decir la resolución de los 
problemas puede ser vista y comparada con la vida de las tribus primitivas, en el sentido que 
suele dar a la mito, es decir que se trata de una mentira y de un engaño de una falsa conciencia 
como lo plantea George Lukács (1976), para este autor una ideología mitológica es siempre una 
expresión de una ubicación histórica irracional, y el mito político es siempre la expresión de una 
falsa conciencia y queda asociado a la ideología, entendida esta como una modalidad mágica, pero 
finalmente falsa. 
Desde hace más de medio siglo, los estudiosos occidentales han situado el estudio del mito en 
una perspectiva que contrastaba sensiblemente con la de, pongamos por caso, el siglo XIX. En 
vez de tratar, como sus predecesores, el mito en la acepción usual del término, es decir, en 
cuanto “fábula”, “invención”, “ficción” le han aceptado tal como lo comprendían las 
sociedades arcaicas, en las que el mito designa, por el contrario, una “historia verdadera” y lo 
que es más, una historia de inapreciable valor porque es sagrada, ejemplar y significativa 
(Eliade, 1973, 13). 
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Imagen número 5. Actividades rituales en el día del registro de Enrique Peña Nieto como 
precandidato único a la presidencia de la república, Periódico Reforma 18 de diciembre de 
2011. 
 
Según Eliade el mito le proporciona a la vida humana modelos de conducta y medios para 
conferir valor a la existencia humana; por tanto, ¿si para unos el mito es ficción, fantasía, esto es, 
mentira como puede proporcionar modelos para la conducta de los hombres? Frente a esta 
aparente contradicción se puede plantear que aun cuando para los estudiosos de los mitos, como 
el propio Eliade, Lévi-Strauss (1978), para este último autor los mitos tienen un valor que va más 
allá del presente, pasado y futuro y por tanto no son una mentira, sino una pedagogía de conducta 
que va más del momento y nos asocia y liga con la totalidad de nuestro ser social, en ese sentido 
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el mito nos proporciona una relación con valores, objetivos, mecanismos y estrategias que como 
dice Lévi-Strauss nos relaciona con lo eterno, el mito del eterno retorno, del regreso de mesías, de 
la llegado del salvador, todo tipo de búsquedas utópicas que encontramos en las filosofías 
políticas. 
Un mito se refiere siempre a acontecimientos pasados: “antes de la creación del mundo” 
o durante las primeras edades” o en todo caso “hace mucho tiempo”. Pero el valor 
intrínseco atribuido al mito proviene que estos acontecimientos, que se suponen ocurridos 
en un momento del tiempo forman también una estructura permanente. Ella se refiere 
simultáneamente al pasado, al presente y al futuro. Nada se asemeja más al pensamiento 
mítico que la ideología política. Tal vez ésta no ha hecho más que reemplazar a aquél en 
nuestras sociedades contemporáneas. Ahora bien, ¿qué hace el historiador cuando evoca 
la Revolución Francesa? Se refiere a una sucesión de acontecimientos pasados, cuyas 
lejanas consecuencias se hacen sentir sin duda todavía a través de una serie, no reversible, 
de acontecimientos intermediarios. Pero para el hombre político y para quienes lo 
escuchan, la Revolución Francesa es una realidad de otro orden: secuencia de 
acontecimientos pasados, pero también esquema dotado de una eficacia permanente, que 
permite interpretar la estructura social de la Francia actual y los antagonismos que allí se 
manifiestan y entrever los lineamientos de la evolución futura (Op. cit.:189). 
Aquí, en los términos del etnólogo francés, el mito aparece como una estructura, que no 
obedece a una necesidad pedagógica, esto es, a diferencia de otros estudiosos del mito para 
Lévi-Strauss la función del mito no es explicar fenómenos astronómicos, meteorológicos, pues 
sería una forma muy complicada y oscura, por tanto, el mito es una estructura más general, 
que estructura y determina la actividad y el funcionamiento de los individuos, como es el caso 
del inconsciente que dispone las acciones de los sujetos y de las sociedades, como en el ámbito 
de la acción política, ahí encontramos lo que Cassirer (1968) va a denominar el mito político 
que se manifiesta como el espíritu del pueblo, el sentir de la nación, cuando el pueblo se 
entrega a los líderes y a sus proyectos, a los partidos que presentan en los momentos de 
confusión y zozobra, una salida esto no significa aceptar la idea que las sociedades sólo hacen 
uso de los símbolos, de los mitos, y que tales acciones obedecen a motivaciones irracionales, lo 
que nos propondría aceptar que los mitos corresponden a las sociedades primitivas y que el 
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hombre moderno es racional, según Lévi-Strauss, esto es incorrecto, pues no existe una 
evolución de las creencias irracionales y la llegada a un mundo de razón, pues lo que 
observamos es que en la actividad política y en otras los sujetos hacen uso de ideas, conceptos 
y representaciones que están presentes en todas las sociedades, la identidad con algunos, el 
rechazo al diferente, el plantear o la búsqueda de proyectos salvadores y de figuras 
carismáticas que puedan fungir como líderes, dirigentes y que en momentos críticos son 
capaces de sacar adelante al país del atolladero. En este sentido, ¿cómo entender y cómo 
estudiar a los mitos y en el caso particular al mito político? 
Ahora bien, ¿adónde encontramos manifestaciones de la mitología y de sus usos 
simbólicos? Es claro que la propaganda política es la modalidad más socorrida de esta forma 
de comunicación con las masas. ¿Sin embargo, aún tal cosa es posible? Aún en un mundo 
civilizado y racionalizado es posible encontrar tales formas comunicativas, pues cómo se había 
planteado a partir de la obra de Casirer una gran parte de la mitología política la encontramos 
localizada en actividades en donde los grupos masivos eran dirigidos a la adoración irracional 
de sus líderes, como sucedió en el nacional socialismo y sus grandes movilizaciones de masa y 
sus rituales de unificación y culto a la personalidad del líder. Se podría decir que tales 
manifestaciones han desaparecido y que ahora las masas racionales sólo aceptan y esperan de 
sus líderes promesas y manifestaciones racionales; es claro que si bien, no hay en la política 
actual una reproducción de las conductas asociadas al III Reich y manifestaciones histéricas de 
las masas con el contacto y la presencia del Führer no se puede afirmar que si bien los partidos 
y sus candidatos ya no son idolatrados por las masas y haya terminado la era de las ideologías, 
como lo plantea Daniel Bell. La política que no busque encender las esperanzas de las masas 
que siguen tal vez persiguiendo los mismos objetivos mediante otros medios, pues en la 
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actualidad sonaría ridículo que un grupo de hombres con disfraces pudiera encender a las 
masas y llevarlas a grandes y a masivos rituales que van desde a la quema de libros hasta los 
desfiles, con banderas, antorchas, etc. Sin embargo, tales rituales y los fines propuestos, aún 
como decíamos no con los mismos medios, pues, los objetivos, los anhelos, las aspiraciones y 
las expectativas de las masas siguen intactas: mejorar sus niveles de vida, disminuir la 
pobreza, acabar con las enfermedades, tener empleo, mejorar la educación y el ingreso, etc. , 
es decir, seguimos encontrando los mismos propósitos, lo que ha cambiado es la forma de 
lograrlo y cómo se puede ver en los spots políticos tanto de los partidos políticos,cómo las 
autoridades políticas y electorales hay una y otra vez repetición del mito político y de los 
grandes logros y de un venturoso porvenir que hemos de lograr por el puro hecho de votar: “Lo 
que hace grande a un país es la participación de su gente”, dice el IFE, un organismo que 
organizar las elecciones más caras en el mundo3. Pese a lo que estamos afirmando arriba 
encontramos ya no los desfiles con antorchas, las hordas marciales, como en el caso alemán, 
pues tal vez la alternativa militar se encuentre decaída y desprestigiada en la actualidad, sin 
embrago, los superhéroes aún están de moda y cómo se puede apreciar abajo en el anuncio de 
dos precandidatos del PAN que emulan a personajes de los comics, como Batman y Robín el 
dúo dinámico, “El Caballero de la Noche” y el “Joven Maravilla”, que parafraseando al inefable 
Chapulín Colorado nos dirán: “¡Y, ahora quien podrá defendernos!”, cómo la policía es 
ineficiente el ejército y la marina, la Policía Federal cometen atropellos, es necesario recurrir a 
 
3 Existe una controversia con respecto a esta afirmación, ya que el presupuesto para la presente elección es 
de 15 mil 953.9 millones de pesos, de los cuales cinco mil 292 millones están destinados al financiamiento 
público de los partidos políticos y lo restante a la administración del proceso electoral, si tomamos en 
cuenta únicamente el padrón electoral, se está invirtiendo $71.00 pesos por cada elector, cantidad que se 
duplica si tomamos en cuenta que poco más de la mitad de los empadronados, no participa del proceso 
electoral, sin embargo, si consideramos la totalidad del presupuesto (partidos e IFE), la inversión es de 
$228.00 pesos por elector. Ya en las 2mil 335 emisoras de radio y televisión se van a trasmitir en los seis 
meses que dura la campaña política (dos meses de precampaña), 44 millones de anuncios, esto es, 96 
anuncios por estación, lo que significa 8640 impactos al día. 
19 
 
los héroes mitológicos y como Zeus, Hércules, Aquiles o hasta los dioses prehispánicos no son 
lejanos, sin embargo, la cultura norteamericano del comic book es accesible a las masas 
contemporáneas y de ahí que Ruffo y Víctor, sin capa, mallas y antifaces , pero buscando 
emular a los personajes de las tiras cómicas, por tanto, podemos asumir que tanto los 
candidatos como hasta el ciudadano común deben asumir su papel de héroes, los candidatos 
asumiendo el arquetipo del salvador realizando proezas inverosímiles, atrapar a los 
delincuentes, acabar con la pobreza, etc. 
Imagen núm. 6. Dúo dinámico de políticos, Ernesto Ruffo y Víctor Hermosillo, alter ego de 
Batman y Robin. 
 
Fuente: Periódico Reforma, 21 de enero de 2012. 
20 
 
Imagen núm. 7. Los candidatos y su relación con los símbolos. Andrés Manuel López 
Obrador, proselitismo en el Metro, Enrique Peña Nieto y el copete que lo representa. 
 
Fuente: Periódico Reforma, 27 de abril de 2012. 
Mientras que el ciudadano común y corriente es llamado a realizar la proeza moral de ser 
representante de c asilla “ábrele al capacitador electoral él te va a notificar que saliste 
seleccionado y que tendrás el honor de ser funcionario de casilla en las próximas elecciones 
federales”; “Lo que hace grande a un país es la participación de su gente: IFE”. Esto dice el 
promocional del IFE que busca ensalzar una actividad que ha sido desdeñada por los 
21 
 
ciudadanos, por tanto busca la participación de los ciudadanos mediante la acción racional 
valorativa y la acción emotiva. 
Imagen núm. 8. Comercial del IFE “Ábrele al capacitador electoral” 
 
22 
 
 
Fuente: ww.youtube.com/watch?v=GjWE1CrkMZI&feature=relmfu “Comerciales marzo 
2012, TV Azteca. 
En los rituales políticos la campaña ocupa un papel fundamental, ya que representa 
en términos simbólicos el acercamiento entre el político y las masas y como se vio en la 
campaña electoral del 2012, por un lado encontramos a López Obrador haciendo viajes en 
el metro de la ciudad de México para mostrar su cercanía con la población de la misma 
manera que viajaba en líneas comerciales y estaba en la sala de espera antes de tomar 
sus vuelos durante la campaña electoral a diferencia de sus contrincantes que hacían 
viajes en helicópteros y contrataban aviones privados, por un lado, encontramos al líder 
que se iguala al ciudadano y el líder que muestra su fortaleza y poder. 
Imagen Número 9. Rituales y símbolos en las campañas políticas, Periódico, 
Reforma, mayo 2012. 
23 
 
 
Fuente: Periódico, Reforma, 18 mayo de 2012. 
En ese sentido, podríamos apelar a Weber (1987), cuando nos plantea las distintas formas de 
dominación política: paternal, legal y carismática, ¿Ahora bien qué tiene que ver las modalidades 
de dominación políticas con la política simbólica? Como hemos planteado la política no puede ni 
debe someter con el uso de la violencia, de ahí la necesidad de utilizar los mecanismos simbólicos, 
los mitos, los rituales como forma de sometimiento, aceptación, identidad y cercanía del político 
para con las masas, como vimos, el contraste que hicieron los medios de comunicación al mostrar 
como López Obrador hacia campaña de una manera muy republicana viajando en líneas 
comerciales y sus opositores haciendo uso de vuelos privados. Esto es suficiente, para convencer a 
las masas de electores, claro que no, sin embargo es de fundamental importancia. 
Como ha dicho Parsons dominar es influir por tanto los símbolos pueden apoyar este 
proceso de sometimiento y de dominación. ¿Ahora bien, qué puede significar la idea de 
sometimiento y de dominación? En nuestras culturas tenemos distintas formas cómo las 
24 
 
personas, los grupos y las sociedades son sometidas sea por las ideas o por los hombres que las 
representan, sean las deidades o lo que ellas representan y/o significan. En la cultura 
occidental tenemos dos grupos de mitos el del dios omnipotente o del hombre (semi-dios) que 
se enfrenta a una situación inusitada, desconocida y que debe superarla mediante una prueba 
o varias pruebas, sea el caso de Hércules un héroe que debe superar un conjunto de 
obstáculos o ejecutar una cantidad de trabajos o actividades. El héroe también tiene 
cualidades mágicas o, atributos que lo hacen inexpugnable, vuela, es hábil con sus manos, 
armas, inteligencia es inmortal o tiene poderes fuera de lo común. O, en el caso de la 
tradición judeocristiana la figura tanto de los profetas, mesías guías espirituales o morales que 
también se encuentran ligados a la idea del sacrificio que es una idea recurrente en las formas 
míticas o de los héroes, él héroe no es un hombre común, por ser quién es o lo que representa 
se encuentra en una posición diferente con respecto a los demás, de ahí que para ser dios debe 
morir, cómo es el caso de Cristo que se sacrifica por nuestros pecados en los términos asume 
una función arquetípica, empero, a diferencia de los políticos ellos no llegan al sacrificio, no se 
inmolan, por tanto, presentan una gran diferencia con los héroes y figuras carismáticas a las 
cuales quisieran aproximarse, ahora bien cuando esto no es posible esto es, ser el héroe, el 
político puede aspirar a la aproximación paternalista, esto es, el líder paternal que si bien no se 
sacrifica por los demás puede prometer solucionar las más apremiantes necesidades de las 
masas o, en su caso el líder carismático aquél que tiene un poder de convencimiento o de 
persuasión sea por su discurso, por sus promesas o por lo que encarna o representa. 
25 
 
 
Fuente: Espectacular, campaña de Enrique Peña Nieto (foto del autor). 
 ¿Qué tipo de símbolos son los más utilizados en las campañas políticas? Como nos dice Jung 
los mitos más importantes de las sociedades humanas se encuentran relacionadas con los héroes, 
la figura mítica del hombre poderoso que puede resolver y vencer las dificultades humanas, los 
candidatoshan asumido éste papel, pues no podría ser distinto, empero, aun cuando planteen la 
realización de las hazañas más espectaculares, vencer, derrotar a los enemigos más preclaros, esto 
es, en términos discursivo tanto en el ámbito verbal como a nivel de la imagen, ellos procuran 
asumir formas, modalidades, posturas gestos en donde se les vislumbre como estadistas 
comprometidos, preocupados, capaces de enfrentar y resolver los problemas más apremiantes del 
electorado. Sin embargo, esto no responde puntualmente la pregunta qué hemos realizado, pues 
26 
 
necesitamos establecer con qué símbolos, esto es, con imágenes los políticos buscan parecerse a 
los héroes, reivindicar a los mitos y posibilitar mediante imágenes y mensajes la realización de 
este imaginario colectivo. 
¿Existen mitos e imágenes arquetípicas que tienden a reproducirse en los anuncios y que 
ponen en evidencia la interrelación entre cultura y política? Nimmo y Combs (1980) 
identifican cuatros grandes categorías de mitos políticos que se reflejan en los spots: 
1. Mitos maestros (master myths): mitos amplios y abarcadores, constituyen la “conciencia 
colectiva” de una sociedad. En esta categoría se incluyen los mitos fundacionales que 
cuentan la historia de los orígenes de la nación, las luchas por la independencia, la sanción 
de la Constitución; los mitos de mantenimiento cuya función es intensificar el sustento de 
las relaciones políticas y que dan lugar, por ejemplo, al mito del votante racional o al mito 
de que las elecciones determinarán el rumbo que seguirá la política, y los mitos 
escatológicos que proyectan el destino de la nación sobre el pasado y sobre el presente 
como por ejemplo, los mitos económicos, el mito de la democracia altruista, el mito de la 
moderación o el mito del orden. 
2. Mitos de nosotros y ellos: permiten canalizar la hostilidad hacia determinados individuos, 
grupos, clases, objetos o países. 
3. Mitos heroicos: muestran al candidato como un sabio o redentor, asociándolo con los 
héroes políticos del pasado o también ligando la imagen de los oponentes con los villanos o 
inútiles de la historia. 
4. Pseudomitos de corto plazo, utilizados para servir temporalmente a funciones 
instrumentales narrativas diseñadas para lograr metas políticas coyunturales. Un ejemplo 
clásico es el del político que se presenta para re-elección y lo hace como el “nuevo” 
candidato o el “Nuevo Nixon”, el “nuevo Ibarra”, o Menem sugiriéndonos desde un afiche 
callejero que “aprovechemos un presidente que cambió” (Op. cit.:56-57). 
Con respecto a lo anterior podemos plantear que si bien no hemos cuantificado para el caso de 
las campañas políticas realizadas en México que cantidad de spots toman como referencia o se 
asocian con éstos aspectos míticos, ya que no es el propósitos del presente artículo, sino decir 
que la construcción de la comunicación política toma en cuenta este tipo de referentes, se 
puede decir que si bien se hago uso de los mitos fundacionales, por ejemplo en la campaña del 
2009 el PRI hacía referencia “PRImero México, PRImero PRI” en donde se ondea una bandera de 
México, luego en la campaña presidencial del 2006, los spots negativos del PAN en contra de 
27 
 
López Obrador hace referencia al mito de “nosotros y ellos” y el PRI antes de la campaña del 
2012 y el propio Peña Nieto intentaba convencer a los ciudadanos que el PRI ya no era el mismo 
de antes. 
La otra cuestión que hacíamos referencia es con respecto a los símbolos que se usan en las 
campañas políticas a partir de García Beadoux (2005). 
Nimmo (1987) afirma que los candidatos buscan símbolos significativos, aquellos que 
provoquen entre los votantes reacciones compartidas y empatía. Los símbolos se utilizan 
como parte del ritual de las campañas y permiten a los actores demostrar que están 
haciendo algo familiar, legítimo, aceptable, válido o social/moralmente aprobado. En una 
investigación en la que se exploraron los spots de las campañas en Estados Unidos entre 
1952 y 1988 (Roberts, 1993), se encontraron diez roles que los candidatos han emitido 
típicamente desde sus anuncios para conformarse la imagen que el público tiene y espera 
de un presidente: 
1. El gran comunicador (los spots lo muestran dando discursos, conferencias de prensa o 
hablando con los votantes); 
2. El jefe visionario (habla del futuro, de los sueños, del destino); 
3. El héroe ( las multitudes lo vivan, se lo muestra como héroe de guerra, recibiendo 
medallas u honores); 
4. La figura paterna (se lo muestra con niños, con su familia, se ve fotografías de su 
familia en su oficina); 
5. El guardián de los valores (menciona derechos, libertad, igualdad, paz); 
6. El comandante en jefe (se lo ve con las Fuerzas Armadas o haciendo cumplir la ley); 
7. El Líder mundial (se lo muestra con líderes de otros países, firmando tratados, hablando 
acerca de la paz mundial); 
8. El primer legislador (se lo exhibe en alocuciones en el Congreso, reunido con otros 
legisladores); 
9. El primer educador (aparece como ejemplo en una situación de educación o de 
entretenimiento); 
10. El primer administrador (habla de economía, impuestos, inflación y planes sociales) 
(Op.cit.: 58). 
28 
 
Este conjunto de mitos de formas arquetípicas y modalidades simbólicas que se usan en 
las campañas políticas y en la propia acción propagandística de los gobiernos, como lo puede 
atestiguar las recientes campañas de comunicación del novel gobierno de Peña Nieto que 
plantea como grandes logros los recientes acuerdos con los partidos opositores y la 
conformación del Pacto por México4 . Tal tipo de acuerdos además de los propósitos racionales 
en términos de la realización de programas de crecimiento y de modernización, tiene un gran 
sentido simbólico, ya que no sólo involucra al presidente, sino que construye alrededor de un 
amplio acuerdo entre los partidos políticos que no cuentan, por cierto, con el beneplácito y el 
apoyo de la sociedad y, con éstas medidas se busca generar en la conciencia colectiva, algunos 
de los propósitos simbólicos antes expuestos en la cita anterior, sino un juego bastante racional y 
que no proporciona la victoria a solo uno de los contendientes, en este caso todos los partidos 
apuestan y todos ganan. 
Imagen 10. Firma del Pacto por México entre los presidentes de los partidos políticos y el 
presidente Peña Nieto, 2 de diciembre de 2012. 
 
 
4 El Pacto por México fue firmado por los tres partidos políticos el dos de diciembre de 2012 y implica un 
conjunto de 95 acuerdos con el propósito de fomentar la actividad económica, así como un conjunto de 
reformas, como puede ser la educativa, laboral, fiscal, energética y comunicativa. Tales reformas habían sido 
propuestas desde el gobierno de Zedillo y no se pudieran realizar en los gobiernos panistas. 
29 
 
 
Fuente: s.wikipedia.org/wiki/Pacto_por_Méxicos.wikipedia.org/wiki/Pacto_por_México 
El ejemplo anterior atestigua la relación entre ritos, mitos y símbolos, pues como se ve no 
sólo se remiten al libro en donde acaban de firmar el acuerdo el cual todos lo sostienen, sino que 
enfundados en sendos trajes, como políticos formales que son, pero cada uno con la corbata del 
color de su partidos, que en el c aso de la representante del PRI, Cristina Díaz, ataviada de blanco 
(un color virginal) pues el líder del partido (Pedro Joaquín Coldwell) se había sumado al gabinete 
de Peña Nieto un día antes. 
Por tanto, aquí encontramos todos los elementos, comenzando por el mito de la unidad 
nacional representado por los líderes de los partidos, en una actividad muy política y que 
corresponde a un ritual, la configuración de un pacto, medio forjador y ejercicio primero así como 
el uso de un conjunto de símbolos que no sólo configuran un espectáculo político, sino que ofrece 
beneficios tangibles para los líderes y simbólicos para las masas. 
 
5. Conclusión30 
 
Podemos concluir cómo habíamos establecido qué la comunicación política no puede 
funcionar sin la utilización de mecanismos simbólicos y qué si bien los símbolos que 
utilizamos en la actualidad en nada se parecen y no se identifican con los que usaban las 
religiones de la antigüedad, y que los mexicanos de hoy no se comunican y no utilizan los 
símbolos que encontramos en las pinturas y en las pirámides mayas o aztecas, que resultan 
por cierto con algún tipo de instrucción tan comprensibles como las pinturas y las 
esculturas que están en los museos o en las grandes avenidas, pues, éstos se muestran con 
sus caballos, espadas, de tal suerte que como el político actual que cómo candidato 
aparece como capaz, hábil, comprensivo, grande aun cuando, magnánimo y capaz de 
realizar sacrificios y ser capaz para realizar los sueños y deseos de los más humildes de la 
población, por tanto, desde su alto estatura o envestidura ayudará y apoyará al pueblo, 
que con las obras salvará, por tanto aun cuando no cargue espada, escudo el político tiene 
en sus manos la ley y las políticas públicas. 
La política simbólica es el mecanismo la modalidad para representar los anhelos de la 
población, pero entregándoles recompensas simbólicas en las campañas, promesas 
camisetas, cubetas, reglas, cuadernos y ya con los gobiernos funcionando, leyes, reformas, 
despensas, apoyos para madres solteras, estudiantes, etc., ya para los políticos 
recompensas tanto materiales como simbólicas que van desde sus sueldos, asesores, 
secretarias, su lugar en la historia, sea mediante el reconocimiento o el olvido. Como es el 
caso de la pintura del ex presidente Felipe Calderón que suscitó en su presentación en 
diciembre de 2012, una gran cantidad de interpretaciones con relación a los distintos 
tipos de símbolos y significados que el pintor Carbonell ahí plasmó. 
 
31 
 
Imagen 7. Pintura del presidente Felipe calderón hecho por el pintor ecuatoriano 
Santiago Carbonell, 4 de diciembre de 2012. 
 
Fuente: http://www.eluniversal.com.mx/notas/887608.html 
En este caso encontramos que a diferencia del lenguaje publicitarios en donde los 
símbolos son más explícitos, en la pintura de Calderón el artista usa signos y símbolos cuyo 
significado está oculto, ambiguos pueden ser interpretados mediante algún tipo de analogía, 
como la relación que Calderón establece con José María Morelos “El Siervo de la Nación”; 
Calderón se asume como tal, empero no con la misma suerte que Morelos (fue fusilado) y con 
gran satisfacción del deber cumplido. Además, de las posibles y probables interpretaciones que 
podamos hacer de la pintura, lo que queda regresando a nuestro tema es la relación de los 
políticos con los símbolos, los héroes, los mitos y la manera en que pese a la distancia cultural, el 
http://www.eluniversal.com.mx/notas/887608.html
32 
 
lenguaje simbólico sigue siendo utilizado y es la forma más apropiada mediante el cual la política 
se comunica. 
 
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