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El suelo como recurso

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El suelo como recurso
El suelo es muy importante porque permite el desarrollo de las plantas y de otros organismos. Aunque existen distintos tipos de suelos, todos ellos están formados por partículas de rocas y de minerales, y también por agua, aire y restos de animales y plantas.
El suelo se encuentra en permanente cambio, debido a la acción de las variaciones de temperatura, el viento, el agua y los seres vivos.
A través de las raíces, las plantas toman el agua y los minerales del suelo. Estos materiales son imprescindibles para su desarrollo.
En el interior y en la superficie del suelo viven lombrices, insectos, bichos bolita, ciempiés y organismos tan pequeños que solo es posible verlos con un microscopio.
Al igual que otros animales, las vizcachas pasan parte de su vida en cuevas subterráneas. Allí se refugian para protegerse y cuidar a sus crías.
¿Qué es el suelo?
El suelo es la capa externa de la superficie terrestre, que permite el cre- cimiento de las plantas. Esta capa es más profunda en algunos lugares y menos profunda en otros. Está formada por partículas de rocas y de minerales, agua, aire y restos de seres vivos.
Habitualmente, llamamos suelo a cualquier superficie que pisamos; pero en el estudio de la naturaleza, solo se considera que es suelo la capa que permite el crecimiento de las plantas.
¿Cómo se formó el suelo?
El suelo se formó muy lentamente, en el transcurso de miles de años.
La formación del suelo comenzó cuando algunas de las rocas de la superficie terrestre se rompieron y se desgastaron. Esto ocurrió principalmente por la acción del agua y de los cambios de temperatura. Las Iluvias arrastraron las rocas partidas y continuaron rompiéndolas y gastándolas, hasta convertirlas en partículas muy pequeñas.
Entre esas partículas, poco a poco, se ubicaron pequeños organismos. También comenzaron a crecer plantas. Estas, con sus raíces, contribuyeron a romper todavía más las partículas rocosas.
Las hojas muertas y los restos de los animales fueron aprovechados por algunos organismos que, con su actividad, los mezclaron con las partículas de roca. Esta actividad, luego de mucho tiempo, hizo que se formara en el suelo una capa de color oscuro, llamada humus. El humus contiene sustancias que las plantas aprovechan para su crecimiento.
El suelo se sigue formando todavía. Sin embargo, no nos damos cuenta de eso, porque continúa siendo un proceso que ocurre muy lentamente.
Los suelos cambian
Los suelos se transforman continuamente. Estas transformaciones son producidas por los cambios de temperatura, las lluvias, el viento y la actividad de los seres vivos.
--Las diferencias de temperatura entre el día y la noche provocan la ruptura de las rocas.
--Al caer con fuerza, el agua de las lluvias arrastra las partículas que forman el suelo.
--Las plantas toman del suelo los minerales que necesitan para crecer. Si esos minerales no se renovaran, el suelo se empobrecería.
El conjunto de estos procesos, por los cuales se modifican y desgas- can los suelos, se conoce como erosión.
Los suelos no son todos iguales
Los suelos están formados por partículas de rocas y minerales de distintos tamaños. Las partículas más pequeñas se llaman arcillas, las de tamaño intermedio, limos y las más grandes, arenas.
La proporción en que se encuentra cada uno de estos tipos de partículas permite distinguir entre tres clases de suelos: arcillosos, arenosos y limosos.
• Los suelos arcillosos están formados por una mayor proporción de arcilla. Las partículas de arcilla, al ser finas, dejan espacios muy pequeños entre ellas. Debido a esto, los suelos arcillosos no son aireados. Tampoco permiten que el agua penetre a través de ellos. Por eso, es- tos suelos generalmente se inundan y dificultan la penetración de las raíces de las plantas.
• Los suelos limosos están formados por una mayor proporción de limo. Las partículas son de tamaño mediano. Por lo tanto, los espacios que quedan entre ellas también lo son. Los suelos de este tipo tienen aire y pueden retener un poco de agua cuando llueve. Esto beneficia a las plantas.
• Los suelos arenosos están formados por una mayor proporción de arena. Las partículas de arena, al ser gruesas, dejan grandes espacios huecos entre ellas. Esos espacios están llenos de aire; cuando llueve se colman de agua, que penetra rápidamente. Se dice entonces que son suelos muy permeables. Como no retienen el agua, muy pocas plan- tas pueden vivir en ellos.
La fertilidad de los suelos
Un suelo que permite un buen crecimiento de las plantas es un suelo fértil. Los suelos más fértiles son los que tienen arena, arcilla y limo en par- tes iguales. Esto los hace aireados, a la vez que les permite retener el agua sin inundarse. Además, los suelos de este tipo favorecen la formación del humus, que es un componente muy importante para la fertilidad. No todos los suelos son ricos en humus y, por lo tanto, no todos son fértiles.
Los suelos según su fertilidad
En general, observando el color del suelo podemos conocer su fertilidad, ya que el color nos indica cómo se ha formado el suelo y los materiales que lo componen.
Los suelos con mucho humus son de color oscuro, casi negros. En nuestro país podemos encontrar este tipo de suelos en algunas zonas de la llanura pampeana.
Los suelos con tonos pardos o castaños son propios de las regiones semidesérticas, como la zona norte de nuestro país y la región de Cuyo. Tienen poco humus y no son muy fértiles.
Los suelos de color rojo tienen gran cantidad de hierro. En estos suelos el agua se infiltra rápidamente, por lo que son poco fértiles. Son característicos de la provincia de Misiones.
El color blanco es propio de suelos en los que abundan depósitos de sales. Estos suelos no son fértiles. Se encuentran en algunas zonas del noroeste de nuestro país.
¿Hasta dónde llega el suelo?
Los suelos pueden tener distintas profundidades. Algunos son más profundos que otros. Sin embargo, en todos ellos se pueden distinguir diversas capas. Estas capas se denominan horizontes.
No todos los suelos poseen el mismo número de horizontes. En un suelo desarrollado se pueden distinguir tres capas u horizontes.
• Horizonte A. Es el más próximo a la superficie. Se lo llama también zona de lavado, porque el agua de la lluvia que se filtra lleva los minerales que se hallan en esta capa hacia las capas más profundas. Este horizonte está formado por restos de vegetales que luego se transformarán en humus. Por eso es de color oscuro. Es la capa más fértil del suelo.
• Horizonte B. Es de roca desintegrada y se forma por la acumulación de los materiales del horizonte A que la lluvia arrastra hacia abajo. Por eso, a este horizonte se lo llama también zona de acumulación. Las raíces de algunas plantas penetran hasta él. Esta capa es de color más claro que la de arriba.
• Horizonte C. Es el horizonte con mayor cantidad de minerales y está formado por trozos de las rocas sobre las que se asienta el suelo.
El suelo y los seres vivos
En el suelo vive una gran cantidad de seres vivos. Muchos de ellos son tan pequeños que no es posible observarlos a simple vista. Por eso se los llama microorganismos, que significa "organismos muy pequeños". Para poder ver a los microorganismos hace falta un microscopio.
Un tipo de microorganismos son las bacterias. Las bacterias cumplen una función muy importante en la formación y el mantenimiento del suelo. Ellas "reciclan" los restos de los seres vivos y los transforman en materiales más sencillos, que pasan a formar parte del suelo. Además de las bacterias, en el suelo viven otros seres vivos que
también contribuyen a la formación del humus. El humus consiste en
una mezcla de materiales de origen vegetal y animal en distintos grados de descomposición. Está formado por los restos de los organismos que viven en el suelo, como plantas, escarabajos, lombrices, ciempiés, hormigas, arañas y hongos.
Las lombrices y el suelo
Las lombrices contribuyen a la fertilidad del suelo. Estos animales viven en galerías subterráneas que ellosmismos construyen. A medida que excavan el suelo, tragan la tierra y, luego, la eliminan junto con sus excrementos. De este modo, abonan y enriquecen el suelo. Además, al construir las galerías, remueven el suelo y, así, lo airean. Si encuentran lombrices en un suelo, pueden estar seguros de que se trata de un suelo fértil.
Otros habitantes del suelo
Al igual que las lombrices, muchos otros animales viven en galerías subterráneas. Las hormigas, los conejos, las liebres, los topos, las comadrejas y las vizcachas son algunos de ellos. A diferencia de las lombrices, que solo salen a la superficie por las noches, estos animales entran a sus cuevas y salen de ellas varias veces en el día. En el interior de las cuevas, estos animales dejan sus excrementos y su orina, lo que contribuye a abonar el suelo.
• Abonar el suelo significa enriquecerlo con materiales que lo hacen más fértil. Existen muchos abonos naturales. Algunos de ellos son: las hojas y las ramas que caen de los árboles, los restos de los animales muertos y los excrementos de los animales vivos.

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