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Nótese la diferencia entre (1) y (2):
(1) La ocurrencia de beneficios futuros como efectos de AR en situaciones
de tipo S es una condición necesaria para la selección natural de AR.
(2) La expectativa de beneficios futuros es una condición necesaria para
que un individuo escoja comportase de acuerdo a la regla AR en S.
La teoría de Trivers sobre la evolución de AR en humanos sólo afirma la ver-
dadde (1), no la verdadde (2). De hecho, los altruistas recíprocos segúnTrivers
exigen un genuino altruismo psicológico de sus oponentes: “individuos que
ejecutan actos altruistas como resultado de una disposición calculadora en
lugar de una generosidad de corazón” (TRIVERS, 1971, p. 51) son “tramposos
sutiles” y no altruistas recíprocos; y son usualmente rechazados por éstos
como contrapartes en una interacción. Como consecuencia, para que AR sea
evolutivamente exitosa como estrategia debe cumplir con la condición de
expresar un altruismo psicológico genuino (NESSE, 2007; ROSAS, 2007).
Recuadro 1: El altruismo recíproco (AR) no está impulsado por motivos egoístas.
experimentales sostienen que los “usuarios de normas” que están dispuestos a cooperar
y a castigar a los gorrones (free-riders) (OSTROM, 2000; FISCHBACHER; GÄCHTER,
2006), son el grupo más numeroso de quienes participan en esos experimentos. Sería
exótico sostener que ellos cambian automáticamente de una motivación normativa a
una egoísta cuando se involucran en interacciones repetidas. La idea, más bien, es que
las interacciones repetidas no son apropiadas para desambiguar experimentalmente las
motivaciones subyacentes. La motivación altruista contenida en el gobierno normativo
sólo se expresa inequívocamente, para el experimentador, en juegos de un solo período.
Pero esto no quiere decir que no pueda estar presente como norma de reciprocidad
gobernando la conducta en interacciones repetidas.
La investigación futura deberá explorar las motivaciones que subyacen a la coope-
ración en interacciones repetidas manteniendo abierta la posibilidad de incluyan una
norma de reciprocidad y no un mero cálculo egoísta. La norma de reciprocidad contiene
sin duda un interés parcial en beneficios para Ego (PRICE et. al., 2002); pero prohíbe
específicamente los beneficios obtenidos a expensas de otros y prescribe el castigo para
quienes los procuren. Este balance entre el Ego y Alter es lo propio de las normas de
equidad. ¿Podrían diseñarse experimentos para confirmar la operación de una norma
de reciprocidad en dilemas de prisioneros repetidos entre dos jugadores? No hay razón
para pensar que ello es imposible, aunque los experimentadores necesitarán ejercitar
su inventiva por las razones expuestas arriba. Una línea de pensamiento promisoria,
sostengo, ha estado presente en la teoría evolucionista al menos desde Trivers (1971),
a saber, que los egoístas no están bien dotados para practicar el altruismo recíproco.
Son cicateros; con su insistencia en un balance perfecto de intercambios arruinan no
sólo las amistades (SILK, 2003), sino también las sociedades de intereses comunes (KO-
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LLOCK, 1993; DE VOS, 2001); y generalmente están atentos a las posibilidades de hacer
trampa con sutileza (TRIVERS, 1971), errando a menudo en sus cálculos y arruinan-
do su reputación (FRANK, 1988). Por tanto, una posibilidad es examinar parejas de
sujetos que juegan dilemas de prisioneros repetidos e indagar si usan “sistemas de
contabilidad relajados o flexibles” (KOLLOCK, 1993), en lugar de sistemas rígidos al
estilo de TFT. Los sistemas relajados tienen sentido sólo cuando hay confianza entre las
contrapartes; y la generación de confianza descansa, muy plausiblemente, en la emisión
de señales confiables de un genuino carácter y motivación altruista (TRIVERS, 1971).
Los defensores de la reciprocidad fuerte le han dado por lo general una mala prensa
al altruismo recíproco. No carecería por ello de ironía que Trivers volviera a merecer
la atención de los investigadores en el área como una fuente inexplorada del rol de la
motivación altruista en la evolución de la cooperación humana. En cualquier caso, hay
evidencia para afirmar que las motivaciones normativas son el soporte próximo de todas
las estrategias exitosas para la cooperación humana. Esta es una constante del proyecto
de la explicación evolucionista de la moral, desde Darwin hasta los desarrollos más
recientes. Significa que la cooperación humana se separa de otras formas de cooperación
entre organismos gracias a mecanismos psicológico-normativos, y que ellos deben ser el
objetivo principal de la explicación evolucionista.2
Reconocimientos
Agradezco el apoyo brindado por la Universidad Nacional de Colombia y por el Konrad
Lorenz Institute for Evolution and Cognition Research.
Referências bibliográficas
ALEXANDER, R. D. The biology of moral systems. Hawthorne: A. de Gruyter, 1987.
AXELROD, R. M. The evolution of cooperation. New York: Basic Books, 1984.
AXELROD, R.; HAMILTON, W. D. The evolution of cooperation. Science, v. 211, n. 4489,
p. 1390-1396, Mar. 1981.
BLOUNT, S. When social outcomes aren’t fair: the effect of causal attributions on
preferences. Organizational Behavior and Human Decision Processes, v. 63, n. 2, p. 131-144,
1995.
BOERLIJST, M. C.; NOWAK, M. A.; SIGMUND, K. The logic of contrition. Journal of
Theoretical Biology, v. 185, n. 3, p. 281-293, Apr. 1997.
2 Posterior a este capítulo, el autor desarrolló algunos puntos pertinentes para la teoría evolucionista de
la cooperación en las siguientes publicaciones: Rosas, 2012a, 2012b.
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