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Debemos destacar de este listado que Bossou, con siete comportamientos comprobados, ocupa el primer lugar, seguido por Kibale con seis, Gombe con cuatro, Assirik con dos y Mahale y Taï con uno cada uno. Comportamiento comunicativo 1) Missile throw (lanzamiento intencional de objetos). Presentes en: B, K, G y M; ausentes de: T; sin datos: A. 2) Branch haul (jalar grandes ramas como muestra de fuerza o de invitación sexual). Presentes en: B y K; ausentes de: T y G; sin datos: A y M. 3) Stick club (uso de un palo para golpear). Presentes en: K, G y M; ausentes de: B y T; tal vez ausente: A. 4) Hand clasp (sostener un brazo levantado agarrando la mano de otro con el fin de facilitar el aseo). Presentes en: K, T y M; ausentes de: B y G; sin datos: A. 5) Leaf clip (quitar partes de una hoja con la boca o con la mano). Presentes en: B, K y M; ausentes de: T y G; sin datos: A. 6) Play Start (invitar al juego metiendo en la boca una ramita). Presentes en: K, G y M; ausentes de: B y T; sin datos: A. 7) Knuckle knock (golpetear para atraer la atención). Presentes en: K; ausentes de: B, T y G; sin datos: A y M. 8) Leaf groom (“aseo” intenso de hojas). Presentes en: T, G y M; ausentes de: B y K; sin datos: A. Aquí encontramos que enKibale están presentes todosmenos leaf groom.Mahale presenta seis, Gombe dos. No hay datos para Assirik. Y las zonas más norteñas de chimpancés, Bossou y Taï, presentan tres la primera y dos la segunda. Comportamiento de expresión corpórea (body-oriented ) 1) Fly whisk (uso de ramas con hojas para ahuyentar a las moscas). Presentes en: B, K y G; ausentes de: T; sin datos: A y M. 2) Index hit (aplastar con el índice ectoparásitos del cuerpo). Presentes en: B y K; ausentes de: T y G; sin datos: A y M. 3) Ground nest (confección de nidos en el suelo y no solo en los árboles). Presentes en: K; ausentes de: B, T y G; sin datos: A y M. 320 4) Leaf napkin (confección de asiento hecho de hojas). Presentes en: T y G; ausentes de: B y K; sin datos: A y M. 5) Self tickle (utilización de objetos para auto-rascarse). Presentes en: G; ausentes de: B, K y T; sin datos: A y M. En este rubro llama la atención la carencia de datos en las zonas de Assirik y de Mahale para estos patrones, lo cual pudiera cambiar conforme avancen las investigaciones de campo (y mientras sobrevivan los animales al impacto de los humanos). De las restantes zonas, Gombe manifiesta tres, Kibale dos, y Bossou y Tai, uno cada una. Recordemos que de las tres subespecies de chimpancés, sólo dos son estudiadas desde hace mucho tiempo y manifiestan resultados en varias de las categorías, la P. t. verus del oeste y la P. t. schweinfurthii del este. Pero es precisamente importante destacar aquí, como lo ponen de relieve varios autores, que no existe una coincidencia perfecta entre los comportamientos y las subespecies, ni siquiera entre los comportamientos y las grandes zonas geográficas, de igual manera como sucede entre los humanos, donde no hay subespecies, es cierto, pero sí adaptaciones físicas al medio notorias, antes llamadas razas. A estas alturas del análisis, nos encontraríamos con dos tipos de críticas. La más frecuente, de tradición cartesiana y analítica: mientras no posean lenguaje, los animales sólo pueden hacer esas cosas que llamamos cultura de manera automática, como robots programados, sin ningún producto de la reflexión. Pero Descartes pensaba que el punto de apoyo del saber estaba en el cogito: se puede dudar de algo, pero no de que se duda. El pensamiento es una cosa, una sustancia. Y querer quitar la idea de mente en los animales ha traído paradójicamente la posibilidad de quitársela a los humanos también: para los conductistas, por ejemplo, toda acción humana no es más que la expresión de un condicionamiento operante más o menos complejo. El error del cartesianismo y de sus seguidores analíticos o conductistas es crear la idea de una sustancia sin variaciones ni escalonamientos. El aporte del darwinismo y la posibilidad de estudiar la cultura en animales no humanos es precisamente la hipótesis — por demás científicamente vigente — de que existen procesos graduales, acumulativos y diversos en varias manifestaciones de la vida, incluyendo en las culturales. A esto responderíamos que también existen investigadores de la sicología de los humanos — que se apoyan por cierto en un modelo animal inspirado en aves y roedores —, como los conductistas, quienes afirmarían que tampoco entre los humanos existe intencionalidad. Por otro lado, tendríamos la crítica contraria: estos comportamientos no tienen todos rasgos culturales. Alguien pudiera afirmar que, entre los perros por ejemplo, existen movimientos que invitan al juego. Esto es cierto, pero en el caso de los chimpancés, donde se puede invitar al juego por medio de una expresión corpórea, como entre los canes, se asocia la colocación de una ramita en la boca como invitación al juego, acto que 321