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Filosofia da Biologia - Paulo C Abrantes-77

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para los filósofos, los biólogos en nuestro ámbito se dedican más a la tarea de describir
que a la de conceptualizar, lo cual ha generado un alejamiento de las biologías teórica y
empírica. El concepto de especie va más alla de los métodos operativos para reconocerlas
en la naturaleza; uno de los objetivos al abordar el debate es la búsqueda de conceptos en
los que haya cabida para la variación, la diferenciación, la clasificación y la identificación
de ciertos factores comunes a lo que es una especie, independiente de si se trata de una
palma, un pez o una bacteria; el concepto de especie debe estar basado en la coherencia
histórica de los caracteres, cualquiera que sea el mosaico de sus combinaciones en la
naturaleza. A pesar de enfoques pluralistas en el problema de la especie, es imperativo
que dicho problema siga siendo abordado conjuntamente por biólogos y filósofos:
As an example of philosophy within scientific theory this analysis and rein-
terpretation of the concepts of species, variety, and genus, might be compared
with Einstein´s analysis of motion and simultaneity in relativity theory. In
both cases the analysis is required by the theory. In both cases it had been to
a greater or lesser extent anticipated by a philosopher before it was reworked
and put to use by a scientist. (FLEW, 1998, p. 79).
5.2 Entre la teoría y la práctica
La taxonomía tradicional suele enmascarar el problema de la especie, y favorece
el mecanicismo, el autoritarismo o la narrativa en la descripción de nuevos taxa; las
descripciones de “especies nuevas para la ciencia” abundan en la bibliografia actual,
pero casi siempre los autores evaden por completo la pregunta de lo que es una especie
o de cuál concepto de especie fue aplicado; es decir, se pueden describir nuevas especies
sin haberse preguntado lo que es una especie; McDade (1995) llama la atención en que
muchos monografistas no discuten los conceptos de especie, ni los criterios para tomar
decisiones acerca de los límites de una especie o de taxones infraespecíficos.
Lo anterior se agrava en la medida que las unidades de estudio de los taxónomos
(las especies) se describen en la mayoría de los casos a partir de ejemplares muertos,
incompletos y violentamente extractados de su ámbito natural y a que en países megadi-
versos como los nuestros, prevalecen la labores de inventarias más que las de examinar
las relaciones históricas, los caracteres y los límites de eso que llamamos especies. Si
bien es cierto que no siempre es posible fundamentar teoricamente la descripción de
cada especie, un marco teorético comparativo, así sea mínimo, es bienvenido en torno
al problema de especie en monografías de grupos tropicales, para así poner a prueba
uno u otro concepto de especie mediante datos empíricos. Aunque la fase descriptiva
de la taxonomía es crucial para el avance de la sistemática biológica, las descripciones
ya no son por sí mismas un fin sino un medio. Spencer (1900, 1, p. 572) anticipaba una
profunda disyunción entre la teoría y la práctica al definir la especie:
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The biologic atmosphere, so to speak, has been vitiated by the conceptions
of past naturalists, with whom the identification and classification of species
was the be-all and end-all of their science, and who regarded the traits which
enabled them to mark off their specimens from one another, as the traits
of cardinal importance in Nature. But after ignoring these technical ideas
it becomes manifest that the distinctions, morphological or physiological,
taken as tests of species, are merely incidental phenomena.
Por su parte, la laxitud o la ambigüedad acerca del concepto de especie ha llevado
incluso a decisiones políticas arbitrarias y basadas en el concepto predominante en el
momento (p. ej. “U. S. Endangered Species Act” de 1973, se basa en la aplicación del
concepto biológico de especie por ser el prevalente en ese entonces; STAMOS, 2007), o en
futiles casos nomenclaturales (cf. MCOUAT, 2001), ya que los códigos de nomenclatura
biológica se fundamentan en definiciones puramente nominalistas. Ya Linneo (citado por
MÜLLER-WILLE, 1998, p. 125) reconocía que los nombres de las especies son solamente
símbolos, artefactos necesarios para la comunicación, y no atributos ni definiciones por
sí mismos:
Names have the same value on the marketplace of botany as coins have in
public affairs, which are daily accepted as certain values by others, without
metallurgical examination.
Por lo tanto, decisiones nomenclaturales triviales basadas en un concepto de especie con
universalidad reducida, pueden afectar de manera significativa la composición de los
listados de especies en peligro de extinción o los análisis de diversidad o conservación;
la aplicación de algunos conceptos pueden subestimar el número de especies, otros
pueden sobreestimarlos de manera significativa (Tabla 1). En efecto, Cracraft (1997)
recomienda que las especies definidas bajo conceptos filogenéticos son las unidades
más relevantes en biología de la conservación.
Con el incremento de los datos moleculares, la disgregación entre la genética de
poblaciones, la taxonomía y la sistemática filogenética está en proceso de ser resuelta
(DAVIS, 1996, 1999; GOLDSTEIN; BROWER, 2002) y se espera que dichos esfuerzos pro-
duzcan un incremento en los estudios empíricos (e.g. COLEMAN, 2009) requeridos para
integrar los conceptos filogenéticos, biológicos y evolutivos de especie. Por otra parte,
la generación de numerosos datos moleculares ha sobrecargado de operacionalismo a
la sistemática biológica. De hecho, la gran mayoría de los cladogramas que se generan
a partir de los análisis filogenéticos resultan de búsquedas operacionalmente precisas
pero limitadas a soluciones heurísticas (aproximadas).
Se suelen encontrar aproximaciones alternativas, algunas de ellas extremas, para
“superar” el problema de especie. Por ejemplo, Burma (1954) aboga por reducir la uni-
dad evolutiva al nivel poblacional, en tanto que autores más recientes y más radicales
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	Capítulos
	El problema de la especie a 150 años de El origen 
	Las disociaciones
	Entre la teoría y la práctica

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