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Psicologia aplicada a la Investigación Criminal

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Revista Estudios Policiales Nº6, junio de 2010
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Revista Estudios Policiales Nº6, junio de 2010
PSICOLOGÍA APLICADA A LA INVESTIGACIÓN 
CRIMINAL
 Rodrigo Torres Vicent*
HACIA UNA CONSTRUCCIÓN DISCIPLINARIA
En términos generales, consensualmente se entiende que la Psicología 
es la ciencia que se ocupa del estudio del comportamiento humano y 
los procesos mentales. Desde mucho antes que deviniera como cuerpo 
científico autónomo, especialmente de la mano de Wilhem Wundt en 
1878, otros estudiosos dieron cuenta previa de la necesidad de incorporar 
al estudio del delito y los delincuentes concepciones basadas en 
desarrollos psicológicos, por ejemplo Johann Hoffbauer y su publicación 
de 1808 de La Psicología en sus principales aplicaciones a 
la administración de justicia o J. B. Friedrich con el Manual 
Sistemático de la Psicología Judicial de 1835.
Es precisamente en esos quehaceres desde donde se sostiene el primer 
pilar de nuestra disciplina, la Psicología Jurídica y Forense, comprendida 
como “toda psicología, bien experimental o clínica, orientada a la 
producción de investigaciones psicológicas y a la comunicación de sus 
resultados, así como a la realización de evaluaciones y valoraciones 
psicológicas para su aplicación en el contexto legal” (Urra, 2002). Una 
segunda vertiente conceptual que hace posible comunicar a las ciencias 
psicológicas con la investigación criminal, proviene de la Criminalística, 
definida como “una disciplina auxiliar del derecho penal, que se ocupa 
del descubrimiento y la verificación científica del delito y la persona del 
delincuente” (López-Rey y Arrojo, 1942)1. 
En esta conjunción de perspectivas nace lo que se reconoce como 
psicología criminal, psicología policial, psicología investigativa o, de 
forma más integrativa, psicología criminalista, y entendemos por ésta 
al “conjunto de principios, métodos y técnicas de la psicología científica 
que, aplicados al conocimiento del delito en general y del crimen en 
* Comisario. Psicólogo. Academia Superior de Estudios Policiales.
A
R
T
ÍC
U
L
O
1Definición dada en la conferencia intitulada “Criminalística (Ensayo de sistematización)” 
el día 14 de abril de 1942 ante la Sociedad Chilena de Criminalística, Santiago de Chile.
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particular, contribuyen a la investigación de los hechos delictivos, la 
identificación de sus perpetradores y la seguridad ciudadana” 2.
Entendiendo que hablar de psicología criminalista es hacerlo de un 
híbrido, aún no existe cabal consenso en torno a su objeto de estudio 
específico, muy cercano a los problemas que debió enfrentar por lustros 
la criminología –que ya creemos, superados por Garrido, Stangeland 
y Redondo en sus Principios de Criminología (1999)-. En tal sentido y 
sin pretender certezas, pero tampoco ahogándonos en profundidades 
retóricas, adherimos a las ideas que promueven como base de la práctica 
en psicología criminalista aquello que en nuestra jerga denominamos 
“evidencia conductual”, que de forma bastante acertada vincula y resume 
los ejes más gravitantes tanto de la psicología como de la criminalística, 
es decir, los comportamientos humanos y las evidencias. 
Comprendemos por evidencia conductual “cualquier acto u omisión 
indicativo de una conducta o patrón conductual que queda como vestigio 
psicológico impreso en el modo en que un agresor realiza un delito, y 
es susceptible de revelarse por medio del estudio de la víctima, del sitio 
del suceso, la criminodinámica y los efectos del hecho” 3. Las evidencias 
conductuales son mayormente aprehensibles en delitos violentos como 
el homicidios y los delitos sexuales, así como en cualquier otro tipo de 
hecho delictual que exhiba alguna serialidad (Turvey, 1996).
Ante el cúmulo de conocimientos que implican disciplinas tan abarcativas 
como la psicología y, especialmente, la criminalística, podemos resumir 
las áreas de interés de la psicología criminalista de la siguiente manera: 
- Victimología: Desde ésta nos ocupamos de todo cuanto diga relación 
con la persona ofendida y su perfil victimológico, su historia, sus hábitos, 
las rutinas, los conflictos vitales e interpersonales; intentando responder 
por qué esa víctima y no otra resultó ser la afectada del delito.
- Sitio del suceso (escena del crimen, en otras nomenclaturas): Lo 
comprendemos como aquel lugar y su rededor en el que ocurre un 
2 Sobre la definición de Psicología Criminalista, compartimos ampliamente la formulación 
dada por el Profesor Manuel de Juan Espinosa y su equipo de la Universidad Autónoma de 
Madrid el año 2005, al introducir y formular las bases para su plan de estudios del Máster en 
Ciencias Forenses con Mención en Psicología Criminalista.
3 Definición que resume las formulaciones conceptuales propuestas por Turvey, 1996; Douglas 
et al., 1986 y la Universidad Autónoma de Madrid, 2005.
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hecho materia de investigación policial y sus ramificaciones probables 
(Rodríguez, 1991), con énfasis en el tipo de sitio de suceso, el contexto 
ambiental de éste, sus condiciones de accesibilidad y geografía; todo lo 
cual nos debe llevar a la comprensión de por qué el delito se cometió en 
ese lugar y no en otro, así como por qué dicho escenario fue el elegido por 
el delincuente para su acción.
- Criminodinámica del delito: Se refiere a los despliegues activos o 
pasivos del agresor y la víctima antes, durante y después de cometido 
el hecho, visualizándolo como proceso e intentando develar la manera 
en que dinámicamente ocurrieron los acontecimientos materia de 
investigación, recreándolos desde las evidencias físicas y conductuales, 
así como desde los testimonios obtenidos. 
- Efectos del delito: Las consecuencias y resultados del hecho delictivo, 
tanto materiales –físicos- como conductuales, ya sea en la víctima –
patrimonio afectado, lesionología, autopsia, etc.- como para el propio 
ofensor; intentando develar el para qué, o la utilidad del delito. 
CONCEPTOS DE RELEVANCIA CONDUCTUAL 
Gracias a la sistematización de experiencias en investigación criminal, la 
psicología criminalista se sirve también de ciertos conceptos destacados 
como relevantes para comprender la criminodinámica de los hechos 
delictivos. 
Enfocándose en el autor de un delito, el FBI (Douglas et al., 1997) creó 
una categoría dicotómica para dar cuenta de ciertas particularidades 
de los delincuentes, refiriéndose a estos en términos de “organizado” o 
“desorganizado”, aunque sin exclusiones, ya que es frecuente encontrar 
ciertos matices entre uno y otro tipo. El delincuente organizado, por lo 
general, actúa con premeditación; utiliza medios de transporte propios; 
aborda a víctima con un guión más que recurriendo a la fuerza; podría 
no tener vínculo con la víctima; controla los movimientos propios y los 
de su objetivo; despliega agresiones antes y durante el acto; altera el 
sitio del suceso y deja pocas evidencias físicas; frecuentemente utiliza 
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un arma propia; actúa sobre seguro, con planificación y cuidado; en 
homicidios tiende a remover o trasladar el cuerpo de la víctima. El 
delincuente desorganizado, por el contrario, actúa mayormente motivado 
por impulsos incontrolables y de forma más espontánea; actúa bajo 
condiciones de alto estrés; por lo general cerca de su domicilio; conoce a 
la víctima al menos de vista; tiende a usar armas obtenidas desde el propio 
lugar; realiza un mínimo despliegue verbal, sin guión; deja abundante 
evidencia física e incluso el arma; en homicidios generalmente abandona 
a la víctima o el cadáver en el mismo lugar del hecho.
Un segundoaspecto apela al despliegue de agresividad del ofensor sobre 
su víctima, pudiendo categorizar éste en “violencia expresiva” y “violencia 
instrumental” (Salfati, 1999). La violencia expresiva es aquella que va 
más allá de la estrictamente necesaria para vencer las resistencias de la 
víctima o lograr el objetivo del delito, donde, en ocasiones, la víctima 
podría adquirir un carácter simbólico, como en el caso de los despliegues 
sádicos o rituales; comúnmente lo asociamos a ensañamiento con la 
víctima. En este tipo de despliegue, la violencia puede ir acompañada 
de una importante carga emocional que se tramita y libera en el acto 
violento, quedando registro de éste en los objetos que la reciben. 
Casos paradigmáticos de violencia expresiva que se ven en la experiencia 
policial chilena son los homicidios con arma cortante de homosexuales, 
así como con elemento contundente en intoxicados alcohólicos. La 
violencia instrumental, por su parte, es aquella puesta al servicio sólo 
del propósito delictivo o para vencer las resistencias de la víctima; por 
ejemplo: un golpe contundente para dejar imposibilitada a la víctima 
que se opone a un robo. 
 
 Violencia instrumental Violencia expresiva 
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ÁREAS DE DESARROLLO EN PSICOLOGÍA CRIMINALISTA
El psicólogo criminalista, con sus conocimientos en ciencias del 
comportamiento así como en criminalística, debiera ser capaz de 
desenvolverse en una amplia gama de procedimientos, aunque nunca 
más allá de sus reales capacidades y formación profesional. En tal 
sentido, sus principales ocupaciones dicen relación con:
•	 Orientación de estado mental de víctimas, sospechosos y testigos
•	 Interpretación de sitio del suceso y criminodinámica delictiva
•	 Estudio de modus operandi, firma y montajes –alteraciones
•	 Evaluaciones psicológicas reconstructivas: perfilación de 
delincuentes, análisis de muerte equívoca y autopsia psicológica
•	 Análisis de vinculación de casos (análisis operativo de casos) en el 
rol de perfilador
Orientación de estado mental de 
víctimas, sospechosos y testigos
Por lo general, estas actividades se orientan a acompañar a los 
investigadores en entrevista a víctimas, sospechosos o testigos, con 
el propósito de evaluar de forma preliminar la incidencia de factores 
psicopatológicos en los testimonios o en la capacidad para declarar o 
testificar. Asimismo, desarrollar estrategias de orientación, afrontamiento 
y derivación de personas con dificultades comunicativas por factores 
emocionales o procesos mórbidos de salud mental.
Este acompañamiento no tiene un propósito pericial psicológico, es decir, 
evaluar de forma pormenorizada a las personas vinculadas a un delito 
con el objeto de comunicar sus resultados en el foro judicial; se trata de 
valorar, para efectos de la propia investigación y en una etapa indagatoria, 
a las personas que interactúan con los equipos de investigación, valorando 
su condición mental o emocional actual, capacidades, potencialidades 
o problemas sobrevinientes que sugieran concentrar esfuerzos o abrir 
la investigación hacia otros frentes, a medida que se van trabajando los 
primeros.
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Interpretación de sitios de suceso y 
criminodinámica delictiva
Es el análisis interpretativo de un hecho materia de investigación a partir 
del sitio del suceso, victimología, secuencia de hechos, testimonios, 
evidencias, informes policiales u otros, que permita una reconstrucción 
del comportamiento desplegado por el autor, bajo una perspectiva 
procesal de los acontecimientos y efectos del delito, de manera que sea 
posible deducir líneas de acción y mejores evidencias que apoyen las 
hipótesis investigativas.
Estudio de modus operandi 
El modus operandi es un comportamiento aprendido desplegado por 
uno o más delincuentes en un delito o una serie de delitos, y que se 
cumple con cierto patrón característico, necesario para asegurar el éxito 
de la acción y la indemnidad de quien lo realiza (Douglas et. al., 1986). El 
modus operandi es reiterativo, pero de ninguna manera estático. Según 
estimaciones éste puede variar en promedio cada tres meses. Como todo 
comportamiento aprendido, tiende a perfeccionarse y modificarse según 
la experiencia del delincuente, su nivel de madurez, el tiempo requerido 
para la acción, la edad del autor, la reacción de la víctima, la influencia de 
los medios de comunicación (TV y cine), las condiciones del ambiente, 
entre otras variables.
Si bien los policías mejor que nadie están familiarizados con el concepto 
y características de lo que en la práctica se expresa como modus 
operandi, para ejemplificar éste en el público no iniciado podemos citar 
una secuencia de siete robos con intimidación ocurridos en Santiago 
entre los meses de marzo y julio de 2007. En todos los delitos el agresor 
elegía víctimas varones de 15 a 28 años; operaba sólo entre 11:30 y 13:00 
horas, en días hábiles, preferentemente en los accesos a las estaciones 
del Metro. En todos ellos expresó ser ex miembro de un antiguo grupo 
subversivo local y que portaba una pistola calibre 9 mm –la cual nunca 
exhibía--; argumentaba que acababa de asaltar un camión de transporte 
de valores de una empresa específica, necesitando a la víctima para 
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huir de la policía que le seguía los pasos. Luego, la obligaba a caminar 
en un radio no superior a dos calles, mientras interrogaba a la víctima 
acerca de si tenía tarjetas de crédito bancarias o de tiendas comerciales, 
obligándola a hacer giros en cajeros automáticos o compras, dándose a 
la fuga con el dinero o las especies obtenidas. 
Estudio de firma
La firma es un patrón conductual repetitivo que despliega un agresor 
y que va más allá de las acciones necesarias que se requieren para el 
éxito del delito (Douglas, ob. cit.), lo que constituye su diferencia más 
esencial respecto del modus operandi. En algunos delitos, especialmente 
violentos o seriados, el autor revela en la firma fantasías o rituales que 
otorgan un carácter único y particular a cada hecho. El delito mismo no 
satisface necesidades psicológicas del agresor y éste necesita invertir 
energía adicional para ello, mediante actos accesorios, como por ejemplo: 
sadismo, tortura o mutilaciones; aunque también verbalmente, como en 
el caso de un violador en serie que obliga a sus víctimas a decirles que él es 
el mejor, o el caso de un asaltante que luego de sustraer las pertenencias 
de alguna mujer la obliga a exhibirle los glúteos. En el último ejemplo 
se refleja más claramente la necesidad psicológica predominante, que se 
impone independientemente de la voluntad del sujeto, y cuyo despliegue 
va más allá de la mera sustracción de bienes materiales.
La firma puede evolucionar de igual manera que el modus operandi, pero 
más lentamente dado que implica modificaciones más estructurales en 
el psiquismo del sujeto, en función de sus necesidades, motivaciones e 
intereses por satisfacer; aunque en muchos casos bien puede que nunca 
se haga visible.
Desde el punto de vista de los homicidios, es posible visualizar la firma 
en algunos tipos de expresiones rituales o atípicas, a la usanza de ciertas 
mafias y pandillas, donde es necesario hacer una lectura doble cuidadosa, 
por ejemplo: de las mutilaciones que presente un cadáver (amputaciones, 
extracciones de órganos, ataduras, decapitaciones, etc.) que, además, 
pudiera tener un rol comunicativo dirigido a bandas rivales, a la policía 
o a terceros indeterminados. 
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Academia Superior de Estudios PolicialesEstudio de montajes 
El montaje ocurre cuando alguien deliberadamente altera el sitio 
del suceso previo al arribo de la policía, sea removiendo evidencias, 
limpiando el lugar del hecho, alterando la apariencia de las cosas o de la 
víctima para simular un delito diferente, o destruyendo el sitio del suceso 
por incendio o inundación. A la base de cualquier sospecha de alteración 
en el sitio del suceso se debe tener en consideración las características 
propias del hecho que se investiga, así como la posibilidad de que al 
servicio de éste se hallen las siguientes hipótesis.
- Para ocultar o alterar evidencias
- Para evitar la identificación del autor
- Para confundir a la policía desviando la atención del verdadero móvil
- Por incidencias emocionales o psicopatológicas en alteraciones 
post mortem
- Para proteger la reputación de una víctima o su familia
 
Extracción de órbitas oculares y ligadura bucal (izq.). Amputación de falangeta (der.) 
Gentileza: Ps. Carlos Igual G., CGC.
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Evaluaciones psicológicas reconstructivas 
Las evaluaciones psicológicas reconstructivas –también llamadas 
retrospectivas-- son un tipo de investigación que combina el análisis 
clínico de salud mental con conocimientos forenses --especialmente 
criminalísticos y de medicina legal--, cuya característica fundamental es 
la de realizarse en ausencia del sujeto de estudio, ya sea porque se trata de 
una persona fallecida o porque nos resulta desconocido. En este terreno 
de investigación se incluyen: la perfilación criminal o de delincuentes, el 
análisis de muertes equívocas y la autopsia psicológica (Poythress et al., 
1993).
a) Perfiles delictivos
“Perfil delictual”, “perfil psicológico”, “perfil criminal” o “perfil de 
personalidad criminal” son diferentes términos con los que es posible 
describir una misma técnica, la cual se basa en la premisa de que el 
comportamiento humano se expresa y exhibe a través un delito --o una 
serie de delitos-- y el estudio de tal comportamiento permite realizar 
inferencias acerca del autor que más probablemente pudo haber cometido 
ese hecho. El supuesto en que reside tal definición dice relación con que 
la adecuada interpretación de las evidencias en un delito puede indicar 
el tipo de personalidad del individuo que lo cometió; de tal modo que se 
Ataduras post-mortem en un caso de homicidio. 
Gentileza: Dr. José Belletti B. 
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asume que la personalidad exhibe patrones regulares de comportamiento 
y que conocer tales patrones puede ayudar en el diagnóstico de un 
potencial sospechoso (Jackson y Bekerian, 2004). 
El perfilador se constituye una pieza más dentro del staff asesor de la 
investigación, pero en modo alguno es el conductor de la investigación. 
Su rol es ayudar a los investigadores a resolver tres interrogantes: qué 
sucedió; qué tipo de persona es la que con mayor probabilidad pudo 
haberlo hecho y cuáles son las características de personalidad más 
próximas a tal individuo.
El objetivo último de la perfilación criminal es ofrece respuestas 
tentativas, pero no soluciones; el perfilador no resuelve los crímenes, es 
una herramienta útil para guiar y desarrollar estrategias investigativas o 
de entrevista a sospechosos, apoyar el manejo de información y brindar 
comprensión del caso (Poythress et al., ob cit). Se utiliza cuando las 
técnicas tradicionales de investigación son insuficientes y cuando las 
características de los delitos permean información o evidencia conductual 
del autor. No se trata de una técnica forense, sus conclusiones sólo son 
hipótesis de trabajo y no deben formar parte del expediente de evidencias 
probatorias.
Conforme al modelo del FBI, la perfilación consta de las siguientes 
etapas:
Etapa 1: Recolección de información de la mayor cantidad de fuentes 
posibles: testimonios, evidencias, informes, inspecciones 
oculares u otras.
Etapa 2: Clasificación del delito según su tipo (para este efecto se 
utiliza preferentemente el texto Crime Classification 
Manual). 
Etapa 3: Reconstrucción del delito. Hipótesis del comportamiento 
de la víctima y secuencias del delito seguida por el 
perpetrador, con énfasis en el modus operandi y firma, si 
es que hubiera.
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Etapa 4: Elaboración del perfil, incluyendo: aspecto físico, 
información de rango etario, nivel académico y laboral, 
procedencia sociocultural, habilidades, funcionamiento 
intelectual, capacidades físicas, etc.
Una gráfica de la propuesta de Douglas et al. (1986) sistematizada por 
Aramini (2006), con énfasis en el proceso de toma de decisión para el 
perfil, podemos verla en el siguiente esquema:
IMPUTS DEL PERFIL
- Análisis del S.S. (evidencias, posición del cadáver, armas)
- Victimología (hábitos, experiencias, familia, última visión, ocupación, edad)
- Información forense (causa de muerte, lesiones pre/post mortem, actividad 
sexual, autopsia, toxicológico)
- Informes policiales preliminares (denunciante, observación policial, 
informes, cronología, nivel socioeconómico, delitos en el vecindario)
- Fotografías (aéreas, del S.S., de la víctima)
MODELOS DE DECISIÓN
- Tipo de delito y estilo
- Intentos previos
- Riesgo para el agresor
- Riesgo para la víctima
- Escalada
- Tiempo del delito
- Lugar del delito (abierto, cerrado, 
aislado, público)
 FEEDBACK 1
- Sitio del suceso
- Evidencias
- Modelos de decisión
- Recomendaciones de 
investigación
FEEDBACK 2
Nuevas evidencias
DIAGNÓSTICO DEL DELITO
- Reconstrucción
- Clasificación
- Tipo de delito (organizado / 
desorganizado)
- Selección de la víctima
- Control de la víctima
- Secuencia del delito
- Puesta en escena
- Motivación
- Dinámica del S.S.
PERFIL DELICTIVO
- Características sociodemográficas
- Características físicas
- Hábitos
- Comportamiento pre-delito
- Comportamiento post-delito
- Recomendaciones a los 
investigadores
Tomado y traducido de Aramini, 2006.
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Si bien existen diversas formas para enfocar el trabajo de perfilación 
criminal, a continuación se mencionan brevemente algunos de los 
tópicos más difundidos:
Douglas et al. (1986) proponen identificar las principales características 
de personalidad y conducta de un individuo, basado en el análisis del 
delito cometido. Copson (1995), señala que este tipo de perfilación 
constituye una aproximación a la investigación policial por la cual se 
intenta describir a un delincuente desconocido, basado en la evaluación 
detallada del sitio del suceso, la víctima y las evidencias disponibles. 
Estas propuestas enfatizan el estudio minucioso del sitio del suceso 
--señales, indicios y evidencias-- de un caso particular, con el objeto 
de aproximarse de forma deductiva a la mejor descripción de los 
comportamientos ejecutados por el agresor, de manera previa, coetánea 
y posterior al delito, a fin de proporcionar su mejor caracterización física, 
psicológica, social, familiar, cultural, laboral y habitacional.
Un terreno denominado por algunos como “más científico”, corresponde 
a los perfiles estadísticos basados en información de delincuentes 
ya detenidos y con registros penitenciarios. Este tipo de perfilación 
correlaciona elementos desprendidos de un delito o una serie de delitos 
con las características socio-psicológicas de poblaciones penales con 
registros criminales similares. En efecto, son productos de la casuística 
criminológica, de la observación directa de delincuentes y de procesos 
estadísticos rigurosos, a fin de describir un conjunto de característicasmás o menos compartidas entre una misma población infractora 
(homicidas, delincuentes sexuales, ladrones, secuestradores, etc). Estos 
procedimientos permiten la creación de tipologías de delincuentes y son 
útiles para la elaboración de perfiles inductivos, a partir del análisis de 
ciertas características conductuales y demográficas compartidas por un 
grupo de delincuentes ya estudiado en el pasado.
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Un ejemplo de su aplicación se refleja en la tipología de delincuentes 
sexuales creada por INTERPOL (2003) como herramienta de apoyo para 
la investigación policial, según se muestra en la siguiente tabla: 
De la mano con las nuevas tecnologías surgen también los perfiles 
geográficos o georreferenciados de delitos (SIG). Gracias a 
programas computacionales especialmente diseñados, frente a una serie 
de delitos es posible establecer puntos de anclaje en un tiempo y espacio 
determinado, útiles para aproximarse a un posible sospechoso, a sus 
rutinas, a las zonas de seguridad en que opera y a su sector residencial, 
pudiendo además predecir la incidencia de futuros eventos. 
Desde esta perspectiva existen dos vertientes ampliamente difundidas; la 
primera, obra del detective y doctor canadiense Kim Rossmo (en Jackson 
y Bekerian, ob cit), quien define el perfil geográfico como un manejo 
estratégico de la información diseñado para apoyar la investigación de 
delitos violentos seriados (homicidios, violaciones, incendios, atentados, 
robo a bancos, secuestro, etc.). Su propuesta se enfoca a determinar 
el comportamiento espacial de un delincuente o una serie de delitos 
dentro de un determinado contexto y lugar, así como las relaciones 
probables entre varios sitios de sucesos. Utiliza información cuantitativa 
(estadística descriptiva e inferencial) y cualitativa (perfil psicológico y 
reconstrucción del mapa mental del delincuente); vinculando casos y 
Menos inteligente
Estrato socioeconómico inferior
Psicopatía
Comportamiento delictivo variado
Pornografía violenta
Impulsivo
Tiende al riesgo
Errores por descuido
Dirigido por una reflexión
Espontáneo o planeado
Pauta de comportamiento MO
Delincuente sexual situacional Delincuente sexual preferencial
Más inteligente
Estrato socioeconómico superior
Parafilia
Comportamiento delictivo orientado
Pornografía temática
Compulsivo
Tiende al control y exigencias
Errores por exigencia
Dirigido por la fantasía
Utiliza un guión 
Pauta de comportamiento ritual
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levantando una cartografía tridimensional de la incidencia delictiva, 
según ilustra la siguiente imagen4:
La segunda propuesta proviene de Inglaterra con los desarrollos 
del profesor David Canter y colaboradores, quienes trabajan bajo 
las concepciones de la criminología ambiental y, específicamente, el 
comportamiento ambiental de los delincuentes. Su hipótesis se basa en 
la idea de que aquellos lugares donde se cometen ciertos crímenes están, 
de alguna manera, vinculados con el lugar de residencia del autor, en 
razón de lo cual, a partir de parámetros geográficos como la distancia y 
el modus operandi, es posible obtener mejores conclusiones que la sola 
diferenciación entre tipologías de delincuentes. Esta premisa parte del 
supuesto de que, en el caso de delincuentes seriales, existiría una base 
local fija –espacio domiciliario-- circundada por un espacio geográfico 
mayor que no por azar estaría en relación con dicha base, siendo en último 
término aquel territorio amplio el lugar escogido por el delincuente para 
cometer sus crímenes o su “zona de seguridad”. 
Aplicación de perfil geográfico en el modelo de Dr. Maurice Godwin5.
4Tomada de: http://nuweb2.neu.edu/math/cp/blog/?action=get_events_for_date&date=2009-05-06
5Tomado de: http://www.investigativepsych.com/Michelle%20Bullard.htm
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En términos generales, el proceso de perfilación geográfica se elabora en 
razón de:
- La ocurrencia de una serie de delitos
- Aplicación de técnicas tradicionales de investigación
- Análisis de vinculación de casos
- Preparación del perfil psicológico
- Elaboración de un perfil geográfico
- Desarrollo y proposición de nuevas estrategias de investigación
 
Las operaciones a practicar en este enfoque son:
a.- Estudio de cada caso (informes, testigos, declaraciones, 
autopsia, perfil psicológico, etc.)
b.- Inspección del sitio del suceso, fotografías del área y alzamientos 
planimétricos
c.- Discusión con los investigadores y analistas acerca de las 
víctimas, objetivos del delito y estilo predatorio del agresor
d.- Visita a los sitios de suceso
e.- Análisis de estadísticas delictivas del área e información 
demográfica
f.- Estudio de calles, zonas de tránsito y mapeo del territorio
g.- Análisis de la información
h.- Informe escrito
Una de las más recientes estrategias de perfilación criminal puesta a 
prueba por ingenieros de la Universidad de Duke (Estados Unidos) dice 
relación con la aplicación de complejos modelos matemáticos basados en 
redes Bayesianas de probabilidades (Baumgartner et al, 2007), las que 
permitirían combinar datos duros con apreciaciones de expertos, para 
realizar inferencias estadísticas de variables interrelacionadas. Este tipo 
de estrategia utiliza fórmulas algorítmicas y programas computacionales 
con los cuales, en teoría, se superarían las estrategias tradicionales de 
perfilación basadas en la intuición, inducción, deducción o la mera 
experiencia policial, a fin de ofrecer mayor precisión en los resultados, al 
tiempo que minimizar los márgenes de error. Si bien esta técnica puede 
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ser promisoria, particularmente en cuanto a la predicción de incidencia 
delictiva, requiere aún de mayor sistematización para constituirse en 
una herramienta práctica, amable y aprehensible en el terreno de la 
investigación criminal.
Una última gama de perfilación, no profesional, corresponde a aquellos 
estudios elaborados a partir de una serie de observaciones sucesivas, 
mayormente de fuentes abiertas (prensa), que ofrecen caracterizaciones 
de un conjunto de delincuentes que comparten ciertas cualidades en un 
tiempo y lugar determinados. Estos no se basan en un análisis estadístico 
riguroso y pueden ser elaborados por cualquier persona, presentándose 
especialmente en medios de comunicación y prensa bajo titulares como: 
“el perfil del nuevo delincuente juvenil”, “perfil del femicida”, etc. 
Para resumir, los perfiles criminales con fines investigativos se apoyan 
en información conductual desplegada por el autor de un delito en el 
sitio del suceso. Su objetivo es orientar hacia el tipo más probable de 
delincuente capaz de cometer un tipo particular de delito; no persigue 
identificar al ofensor. Su aplicación es limitada a casos que muestren 
serialidad u otros delitos cuyas características sugieran implicancias 
psicopatológicas, signos de tortura, sadismo, comportamientos rituales, 
lesiones post-mortem, entre otras; requieren formación en salud 
mental por parte del realizador, quien es solo un miembro consultor 
del equipo investigador y cuyas conclusiones sólo adquieren un valor de 
“posibilidad”.
b) Análisis de muertes equívocas
Por muerte equívoca comprendemos cualquier deceso en que existiendo 
una causa médico-legal no es posible, sin embargo, establecer el modo en 
que aquélla se produjo (NASH: natural, accidental, suicida, homicida).
Las investigaciones de muertes equívocas son todas aquellas que quedan 
a la libre interpretación o donde pudiese haber dos o más posibilidades dedeceso. El problema más usual lo representan aquellos fallecimientos en 
que es difícil dilucidar si una muerte se trata de un suicidio u homicidio, 
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toda vez que las circunstancias de ésta resultan ambiguas o las evidencias 
son insuficientes. 
El análisis de muertes equívocas, a diferencias de la autopsia 
psicológica, no se nutre de información colectada directamente por los 
investigadores, sino que utiliza la evidencia lograda por una unidad 
policial, fiscalía o medios forenses (informes, peritajes, estudio del sitio 
del suceso, declaraciones y testimonios, informes externos de salud y 
salud mental), intentando reconstruir la historia de conflictos, estresores 
y estilo de vida de la víctima, en orden a develar las circunstancias del 
deceso. Conforme ello, se realiza un análisis psicológico y se formulan 
opiniones vinculadas con el modo en que se produjo la muerte. En este 
tipo de evaluaciones los análisis pueden ser llevados a cabo por una 
persona distinta del investigador policial o del profesional clínico, como 
por ejemplo: reporteros del área policial, caso en el cual el psicólogo o 
psiquiatra es sólo un consultor externo.
Las investigaciones de muertes equívocas no cuentan con un diseño o 
metodología específica, toda vez que se trabaja sola y exclusivamente 
con el material disponible. No obstante, contemplan una estrategia de 
abordaje que incluye los siguientes pasos:
1.- Diagnóstico victimológico. Descripción lo más completa posible de 
la víctima, intentando deducir por qué murió en ese tiempo y lugar 
específico, y no en otro.
2.- Evaluación de hallazgos médico-legales, con énfasis en las lesiones 
y su posible conexión con el agente causante.
3.- Inspección personal en el sitio del suceso.
4.- Estudio de las evidencias.
5.- Evaluación de los comportamientos pasados y coetáneos al deceso, 
tanto de la víctima como de eventuales sospechosos.
6.- Establecer el perfil psicológico de la víctima por medio de personas 
conocidas que han declarado y/o documentación personal allegada 
a la investigación.
7.- Reconstrucción y evaluación de los hechos.
8.- Comparar los hallazgos médico-legales con información médica 
histórica.
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9.- Estudio y contraste de las declaraciones prestadas por los 
intervinientes entre sí, así como con las evidencias disponibles, en 
función de la consistencia y coherencia discursiva.
10.- Conducir y procesar toda la información “como si” se tratara de un 
homicidio.
11.- Conclusiones. Tomando en consideración los distintos tipos 
de muerte (NASH), desde lo menos probable hasta lo menos 
descartable, argumentando cada una a la luz de los antecedentes 
recopilados.
Hecho lo anterior, se evacua un reporte escrito basado en un análisis 
comprehensivo del caso y que incluye los siguientes tópicos:
I.- Antecedentes: bajo los cuales se consigna el requerimiento.
II.- Metodología: describiendo los procedimientos de análisis.
III.- Documentación recibida: incluyendo la totalidad de declaraciones, 
informes periciales y documentos adicionales personales de la 
víctima como notas, diarios, cartas, fichas clínicas, informes 
comerciales, etc.
IV.- Reconstrucción biográfica y contextual de la víctima.
V.- Síntesis de los hechos: exponiendo las actividades desarrolladas 
por la víctima durante sus últimas 48 horas hasta el hallazgo 
del cadáver, así como otros eventos importantes susceptibles de 
vincularse al deceso.
VI.- Análisis integrativo del sitio del suceso, evidencias y pericias.
VII.- Análisis de declaraciones y testimonios.
VIII.- Conclusiones y sugerencias investigativas.
 
En resumen, los estudios de muerte equívoca se apoyan en información 
proveniente de fuentes policiales u otras próximas a la investigación. El 
análisis psicológico del fallecido se realiza en función de las características 
victimológicas y circunstancias vitales de la persona al momento 
del deceso; lo puede ejecutar cualquier persona con conocimientos 
criminalísticos y sus conclusiones pueden ser más o menos categóricas 
según se logre claridad en cuanto a los hechos, u ofreciendo, si es 
pertinente, nuevas líneas de investigación al equipo de trabajo.
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c) Autopsia psicológica
La autopsia psicológica puede ser definida como un procedimiento 
seguido en el ámbito de la salud mental, complementario a la medicina-
legal –por su origen--, en la investigación de una muerte cuya etiología 
resulta insuficiente para determinar el modo o forma por la cual se ha 
producido, enfocado hacia el papel que el fallecido hubiera tenido en su 
propio deceso 6.
La autopsia psicológica debe ser conducida por un profesional de la 
salud mental, para evaluar de manera retrospectiva la vida psíquica de 
una persona, a fin de colaborar en la mejor clarificación y certificación de 
una muerte cuya modalidad resulta inicialmente desconocida, ambigua 
o equívoca. Sin pretender certezas y ofreciendo tan solo hipótesis de 
trabajo, puede colaborar en la orientación de algunos casos de muertes 
indeterminadas, tanto como en otros donde habiendo una causa de 
defunción acreditada, las ambiguas circunstancias del deceso dificultan 
establecer el tipo médico-legal de la muerte y, consecuentemente, 
la tipificación legal de la misma como natural, accidental, suicida 
u homicida; v.g.: precipitaciones de altura, asfixias por sumersión, 
choques, desastres ferroviarios o aéreos, explosiones, intoxicaciones por 
drogas o medicamentos, etc.
Este tipo de investigación retrospectiva se utiliza principalmente para 
describir aspectos vinculados a un modo de muerte, pero en función de la 
condición mental de la víctima, sus motivaciones, hábitos y circunstancias 
particulares en momentos previos y coetáneos al deceso. Se enfoca 
hacia la persona fallecida e implica reconstruir sus características de 
personalidad a partir de entrevistas a informantes cercanos al fallecido, 
como diferencia más sustantiva respecto de los estudios de muertes 
equívocas; también se ocupa de la revisión de documentación personal 
del difunto y la proveniente de las actuaciones judiciales y policiales, así 
como el examen del sitio del suceso. Una característica común a todas las 
evaluaciones psicológicas reconstructivas es el hecho que se realizan en 
ausencia del evaluado; por tal motivo, han sido fuertemente criticadas en 
cuanto a su validez y confiabilidad como procedimientos científicos. Sin 
embargo, a partir de la premisa criminalística que “nunca una muerte es 
6 Para mayor profundidad ver los artículos del autor en Cuadernos de Criminología Nº 14, 2004, PDI, 
Santiago de Chile, y en Anuario de Psicología Jurídica, Nº 17, 2007, C.O.P., Madrid.
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igual a otra”, tampoco las realidades intrapsíquicas de personas vivas o 
muertas podrían ser homologables. 
El procedimiento se nutre de dos fuentes de información: documentos 
y entrevistas a informantes clave. Los primeros incluyen todo cuanto se 
derive de la investigación policial o judicial del deceso: peritajes, informes 
policiales, declaraciones, entre otros; así como documentos relativos al 
fallecido tales como: informes laborales, académicos, médicos, penales, 
fotografías, objetos, cartas, notas, títulos leídos, parafernalias, etc. La 
segunda fuente corresponde a entrevistas con informantes clave en 
relación al sujeto de estudio, que pueden ser familiares, amigos, colegas, 
compañeros, parejas, etc., pero que sean capaces de dar cuenta cabal del 
desenvolvimiento del sujeto en múltiples áreas: historiavital, relaciones 
familiares, relaciones sentimentales, enfermedades físicas y/o mentales, 
hábitos y costumbres, relaciones con el alcohol y/o drogas, modos de 
reacción al estrés, círculo de amigos, entre otros. De esta forma, la autopsia 
psicológica combina el análisis clínico con la lectura criminalística del 
caso que se aborde. 
Para Schneidman (1994), la autopsia psicológica debe ser tan objetiva e 
imparcial como una autopsia médico-legal, de manera que pueda asistir 
al médico-legista para clarificar muertes inicialmente ambiguas, inciertas 
o equívocas en cuanto a su modo de producción –natural, accidental, 
suicida u homicida--, buscando determinar de manera razonable aquello 
que había en la mente de una persona al momento de enfrentar la muerte. 
Para este objetivo se propone desarrollar una pauta de entrevista abierta 
o semi-estructurada que adquirirá mayor o menor énfasis según los 
objetivos y profundidad que se le otorgue al procedimiento, abarcando 
las siguientes áreas de interés:
	Identificación de la víctima
	Detalles del deceso
	Desarrollo de la historia vital
	Historia de fallecimientos en la familia
	Descripción de la personalidad y estilo de vida de la víctima
	Patrones de reacción al estrés
	Conflictos, presiones, tensiones o reciente anticipación de problemas
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	Papel del alcohol o drogas en la vida de la víctima
	Relaciones interpersonales
	Fantasías, sueños, pensamientos, premoniciones o miedos
	Cambios en la víctima previos a su deceso (hábitos, rutinas, 
sexualidad, alimentación)
	Propositividad vital (mejoras, éxitos, planes)
	Evaluación de la intencionalidad suicida
	Estimación de la letalidad del deceso
	Reacción de los informantes ante el deceso
	Información adicional
Si bien no existe un modelo universal, único y consensuado de autopsia 
psicológica, sí es posible dar cuenta de dos enfoques metodológicos 
claros: cuantitativos y cualitativos; cada uno con ventajas y limitaciones 
que necesariamente deben ser juzgadas según los propósitos que se tenga 
para desarrollar el procedimiento. Los métodos cuantitativos se utilizan 
mayormente en grandes muestras, para estudios epidemiológicos 
de suicidio, adscribiendo a una visión psiquiátrica con énfasis en el 
diagnóstico (DSM IV–TR o CIE –10), a partir del cual caracterizar 
problemas individuales y proyectar prevalencias de mortandad en 
distintas poblaciones; sirven para identificar factores de riesgos 
asociados al suicidio u otros de decesos violentos; para comparaciones 
de muestras o para orientar políticas vinculadas a salud mental. Utilizan 
por lo general cuestionarios de preguntas cerradas de selección múltiple, 
de respuestas si / no o escalas tipo Likert; aplicados directamente sobre 
los informantes y valorando la información documental bajo parámetros 
cuantificables, principalmente estadísticos.
Los modelos cualitativos, de corte psicobiográfico, proponen una 
recolección documental y entrevistas abiertas o semi-estructuradas 
acerca de la historia vital de una persona estudiada, para ser analizadas 
mediante un enfoque fenomenológico, destacando el valor del caso 
único, bajo una mirada comprehensiva y teórica. Ponen énfasis en el 
material subjetivo proveniente de los informantes, para configurar en el 
marco de sus interacciones con el fallecido, aspectos que mejor reflejen 
el funcionamiento psíquico de aquél y permitan, a la vez, comprender sus 
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circunstancias y contexto particular al momento del deceso. Estos estudios 
abordan mayormente casos individuales de manera comprehensiva 
y no generalizables, con el fin de proponer una hipótesis acerca de las 
características psicológicas de una persona fallecida, orientándose hacia 
el modo o forma más probable --o menos descartable-- de un deceso, 
evitando clasificar a priori a un sujeto como víctima de alguna anomalía 
psíquica o psicopatológica.
Podríamos resumir así una pauta de entrevista típica para desarrollar un 
abordaje cualitativo con enfoque psicobiográfico en autopsia psicológica:
 
I.- Antecedentes Preliminares: 
•	 Informes policiales, judiciales, de S.S., peritajes
•	 Inspección ocular
•	 Informes médico-legales
•	 Informes institucionales (laboral, médicos, salud mental, 
académicos, comerciales, penales)
•	 Efectos personales (diarios, notas, correspondencia, fotografías, 
posesiones, títulos leídos, vídeo-grabaciones, música, vestuario, 
parafernalias, etc.)
 
II.- Pauta de entrevista semi-estructurada
Elementos remotos:
•	 Antecedentes del fallecido
•	 Visión del informante acerca del fallecido
•	 Historia vital
•	 Historial médico (físico y mental)
•	 Vida marital o parejas
•	 Historia familia extensa (genograma)
•	 Situaciones de conflicto o de estrés; modos de reacción
•	 Historia laboral, militar, académica, financiera, legal 
•	 Rol del alcohol y/o drogas
•	 Intentos suicidas
Elementos próximos al deceso: 
•	 Reacciones al estrés
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•	 Cambios de conducta y estados de ánimo
•	 Relaciones interpersonales
•	 Contactos con instituciones públicas o privadas
•	 Elementos circunstanciales y contextuales al deceso
•	 Explicaciones (hipótesis) de los entrevistados acerca del 
fallecimiento
•	 Información complementaria 
•	 Información vinculada a conductas presuicidas
III.- Instrumentos complementarios de diagnóstico:
•	 Escala de intencionalidad suicida 
•	 Escala de letalidad del deceso
•	 Escala de Evaluación General de Actividad Relacional 
•	 Escala de Evaluación de Actividad Social y Laboral 
Una autopsia psicológica bajo el anterior enfoque teórico y metodológico 
demanda en promedio dos meses de dedicación exclusiva, lo que implica 
recolectar información, planificar el trabajo, coordinar visitas, traslados 
para realizar entrevistas, transcripción de las anteriores, análisis de la 
información, discusión grupal y elaboración de informe. Eventualmente, 
este tipo de procedimiento genera desmesuradas expectativas en el 
solicitante tanto como en los deudos, especialmente cuando no se tiene 
claridad de la causa o modo de un deceso, de tal modo que la autopsia 
psicológica debe ser conducida responsablemente y advirtiendo a los 
participantes de sus limitaciones. Por otra parte, no es una herramienta 
de uso indiscriminado, debiendo limitarse a casos muy justificados; 
primero, por su alto costo en tiempo y recursos y, luego, porque muchas 
veces el propio sitio del suceso provee de material y evidencias suficientes 
como para colegir de modo plausible la forma en que se produjeron los 
hechos, bastando sólo leerlos e interpretarlos criminalísticamente.
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CONCLUSIÓN
La psicología aplicada al terreno de la investigación criminal o, como 
la definimos en el presente artículo, la “Psicología Criminalista”, tiene 
un pasado histórico palpable y un presente promisorio, dependiendo de 
las inquietudes profesionales de quienes se vean motivados a cultivarla, 
así como se cuente con nichos que la avalen, sistematicen, fomenten 
y respalden, especialmente dentro de las instituciones policiales o 
coadyuvantes de la persecución penal. Su potencial es aún ilimitado, 
pero quienes se interesen por ella deben mantener un apego irrestricto 
a las normas éticas inherentes a la ciencia que los cobija, así como su 
legalidad, asegurando respeto permanente hacia los sujetos de estudio, 
garantizando la imparcialidad, calidad y rigurosidad metodológica, 
nunca prometiendo procedimientos o soluciones que van más allá de 
las reales competenciasprofesionales. La psicología criminalista es 
una herramienta de ayuda, un elemento de staff que no pretende ni 
intenta reemplazar la experiencia, los conocimientos y la sabiduría de 
los investigadores policiales; está concebida para servir, allí donde sea 
requerida, como un humilde eslabón de la gran cadena que representa la 
investigación criminal.
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