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DESARROLLO SUSTENTABLE Y TEMAS AFINES Alejandro Canut de Bon L. D ES A R R O LL O S U S TE N TA B LE Y T EM A S A FI N ES A le ja nd ro C an ut d e B on L . El presente texto resume los prin- cipales hitos del nacimiento del mo- vimiento ambiental, y de la evolución del Desarrollo Sustentable. Nos explica como este último concepto ha adqui- rido dos acepciones, una fuerte y una débil, que pugnan entre sí, y que pro- ducen -a su vez- un interesante debate que se da en diversas arenas (económi- ca, filosófica, jurídica, etc). Lo anterior se logra mediante un conjunto de artículos, de diferente naturaleza, que cumplen con introducirnos en los conceptos, ideas, argumentos o discusiones que supone la sustentabilidad. Conceptos de economía, ciencia ambiental, filosofía y derecho se van entrelazando a lo largo de estas páginas, para ir complementando un entendimiento global del Desarrollo Sustentable. Economía de Ciclo de Vida, Curva de Kuznets, Tragedia de los Comunes, Teoría de los Juegos, Dilema de los Prisioneros, Óptimo de Pareto, Equilibrio de Nash, Teorema de Coase, Externalidades, Normas de Emisión, Normas de Calidad, Royalty, Rentas Ricardianas, Regla de Hotteling, Licencias Sociales, Responsabilidad Social Corporativa, Renta Hicksiana, Ecocidios, Ecología Profunda, Hipótesis de Gaia, Normas ISO, Principio Precautorio, El Que Contamina Paga, y muchos otros conceptos e ideas, se relacionan en la búsqueda de un entendimiento general. El autor, nacido en La Serena, Chile (1966) terminó su educación escolar en Oregón, Estados Unidos (1983-1984). Estudió Derecho en la Universidad de Concepción (1985-1990) y participó en la expedición a la Patagonia organizada por la institución inglesa Operación Raleigh International, de diciembre 1992 a marzo 1993. Posteriormente realizó diversos estudios de postgrado, entre los que cabe destacar un Master en Derecho Minero y de Aguas (1994-1995), un Master in Business Administration (MBA-Economía, 1998- 1999) y, un Master en Natural Resources and Environmental Law, (2004-2005). Actualmente es candidato a un Master en Humanidades (Historia de la Filosofía e Historia del Arte, en Occidente). A los postgrados anteriores se suma un Diplomado en Derecho Ambiental (2002), un Diplomado en Ingeniería Ambiental (1997) y un Diplomado en Legislación Tributaria (1996). Ha ejercido continuamente la abogacía en el área de los recursos naturales por quince años, trabajando en el sector minero, y desempeñándose como abogado, y - actualmente- como Gerente Legal de una de las mayores compañías mineras del mundo. De manera paralela ha ejercido la docencia, en cursos de pre y post grado en diferentes universidades (entre otras, la Universidad de Chile, la Pontificia Universidad Católica de Chile, la Universidad de La Serena y la Universidad de Antofagasta). Es coautor de un libro sobre Contratos Mineros publicado en 1995, y autor de un libro sobre un capítulo de la historia religiosa del país publicado en 1996, como así también de numerosos artículos, en revistas especializadas, en Derecho e Historia. Desarrol lo Sustentable y temas af ines Alejandro Canut de Bon L. I.S.B.N. 978-956-310-733-3 Registro Propiedad Intelectual Inscripción N° 154.750 Primera Edición Agosto 2007, 1.000 ejemplares, publicado por el Consejo Minero. Impreso en los talleres de IGD Ltda. Santiago de Chile a María Fernanda Alejandro Canut de Bon L. 7 Índice Introducción; 11 Un concepto, dos interpretaciones 13 1.- La Edad Contemporánea y los inicios del movimiento ambiental 15 2.- Un nuevo concepto: Desarrollo Sustentable 20 3.- Las dos interpretaciones: Sustentabilidad Débil y Sustentabilidad Fuerte 24 4.- Conservacionistas versus Preservacionistas 27 Economía y Medioambiente 31 5.- En la búsqueda del equilibrio 33 6.- La Economía Ambiental y la Economía Ecológica 38 7.- El Análisis Económico del Derecho y la Economía de los Recursos Naturales 42 8.- Economía de Ciclo de Vida 45 9.- La Curva de Kuznets 49 10.- La Tragedia de los Comunes 52 11.- La Teoría de los Juegos 57 12.- El Dilema de los Prisioneros 61 13.- El Óptimo de Pareto 63 14.- El Equilibrio de Nash 65 15.- El Teorema de Coase, las Externalidades y los Costos de Transacción 67 16.- Normas de emisión, normas de calidad y una solución de mercado 73 17.- Contabilidad Verde 76 18.- ¿Cuánto vale el medioambiente?... 79 19.- Royalty, Rentas Ricardianas y Regla de Hotteling 84 20.- Los commodities y la importancia de los costos de producción 90 Desarrollo Sustentable y temas afines 8 Pesimistas y Optimistas 93 21.- ¿Los Límites del Crecimiento? 95 22.- ¿Recurso naturales no renovables? 100 23.- La maldición de los recursos naturales 105 24.- ¿Puede la minería ser sustentable? 110 Sociedad y Sustentabilidad 117 25- Responsabilidad Social Corporativa 119 26.- La Renta Hicksiana 124 27.- La importancia de una sociedad responsable 127 28.- La participación ciudadana y las licencias sociales 130 Humanidad y Medioambiente 133 29.- La explosión demográfica. ¿Cuántos somos? 135 30.- Ecocidios 138 31.- Evaluación de los Ecosistemas del Milenio 141 32.- El Ecologista Escéptico 147 Ética y Medioambiente 151 33.- El Dilema del Último Hombre 153 34.- Ecología Profunda 157 35.- Prohibir es más fácil 160 Ciencia y Medioambiente 165 36.- ¿Qué es la ciencia? 167 37.- La Teoría del Caos 178 38.- Nuestro lugar en la historia de la Tierra 184 39.- Estudios de Impacto Ambiental, naturaleza e incertidumbre 193 40.- Hipótesis de Gaia 196 Globalización y Medioambiente 201 41.- La destrucción del ozono y el Calentamiento Global 203 42.- Las normas ISO. Estandarizando el cuidado del medioambiente 211 Alejandro Canut de Bon L. 9 Derecho y Medioambiente 215 43.- Principio Precautorio 217 44.- Principio “El Que Contamina Paga” 222 45.- Y más principios de Derecho Ambiental 226 Epílogo 229 Bibliografía 231 El presente texto es la primera publicación integra de un proyecto concebido originalmente hace unos tres años atrás, en el momento que iniciaba los estudios del Master of Law in Natural Resources and Enviromental Policy, de la Facultad de Derecho de la Universidad de Denver, Colorado (programa que se imparte, para abogados, con la cooperación técnica de la Colorado School of Mines) Como alumno de ese programa, comprendí en las primeras clases la necesidad de acercarme rápidamente a ciertas ideas y teorías, que se relacionan -directa o indirectamente- con los recursos naturales y con el entendimiento del concepto de Desarrollo Sustentable. No obstante, no encontré un libro que lograra resumir a modo meramente introductorio, conceptos de naturalezas tan diferentes. Nació así la idea de procurar un texto que cumpliera dicha finalidad y que diera a la vez cuenta de las lecciones y, sobretodo, de las discusiones sostenidas en las clases. Este texto es el producto de esa idea. Alejandro Canut de Bon L. 11 Desarrollo Sustentable1 y temas afinesIntroducción El Desarrollo Sustentable es uno de aquellos conceptos que en pocos años se posesiona en la mente y en las conversaciones de las personas que se relacionan con una determinada temática -en este caso con el cuidado del medioambiente y con el desarrollo económico- al punto que después de un tiempo, de tanto repetirse, se logra casi de manera mágica que las nuevas generaciones no se cuestionen su real significado o contenido. Se cumple así, de peculiar forma, el viejo adagio que nos enseña que “las cosas por sabidas se callan y por calladas se olvidan”... con la diferencia de que en este caso debiéramos decir que “por escuchadas se repiten, y por repetidas no se conocen”. Ello ha ocurrido con especial fuerza en el caso de este concepto. Se utiliza y se argumenta en relación a él, sin haber -en muchas ocasiones- reparado primero en su esencia. Por ello, y porque estimamos que este concepto es de suma importancia para la industria de los recursos naturales, es que el objetivo final de este texto es ayudarnos a meditar sobre su contenido, resumiendo a modo de introducción muchos de los temas que supone el entendimiento de la sustentabilidad. Procuramos también exponer algunas de las discusiones y debates que subyacen a las recurrentes y ambiguas definiciones que comúnmente se dan al hablar de Desarrollo Sustentable. Para lograr este objetivo el presente texto se divide en capítulos y estos en apartados o artículos que guardan entre sí un común denominador. Se trata, en todo caso, sólo de un 1 En la literatura española se suele hablar de “Desarrollo Sostenible”, mientras que en la literatura latinoamericana de “Desarrollo Sustentable”. Se trata en todo caso de conceptos sinónimos. Desarrollo Sustentable y temas afines 12 conjunto de resúmenes de temas de diferente naturaleza, que cumplen con introducirnos en algunos de los conceptos, ideas, argumentos o discusiones que supone el entendimiento de la sustentabilidad. Este último aspecto lo destacamos con la mayor de las fuerzas. No pretende este libro ser un aporte a una literatura especializada, ni menos aún encerrar todo aspecto necesario para la comprensión de la sustentabilidad. Un experto en la materia encontrará una aproximación sólo básica a los temas tratados. El texto no pretende tampoco ser una tesis, que -como tal- plantee un problema y busque críticamente vías para su solución. Es sólo -reiteramos- un conjunto de resúmenes que presentan aspectos del tema que nos preocupa, y siempre de manera introductoria. Algunos de estos aspectos se relacionan directamente con el medioambiente, mientras que otros sólo lo hacen de manera indirecta. Estos últimos, no obstante, los hemos incluido en este texto porque -en nuestra experiencia docente- cubren aspectos que suelen captar la curiosidad de los alumnos que buscan una mayor comprensión de esta temática. Cabe señalar que la lectura de cada uno de estos capítulos o apartados se puede hacer de manera independiente y en el orden que se estime. Esto, puesto que no existe necesariamente un claro hilo conductor que deba seguirse. No obstante, se sugiere el orden dado, puesto que algunos artículos presuponen el conocimiento de otros anteriores. Destacamos por último que hemos procurado referirnos, en cada artículo, sólo a los hechos fundamentales, sin acometer un acabado conocimiento de cada tema. Los detalles aparecen de esta manera sólo como una lógica consecuencia de los aspectos generales. Cada vez que ha sido menester añadir un comentario o profundizar en una determinada materia, en términos que excederían los objetivos que corresponden a un texto de esta naturaleza, hemos recurrido al arbitrio de emplear notas al pie de página. Alejandro Canut de Bon L. 13 Un concepto, dos interpretaciones En este capítulo nos referiremos al nacimiento del movimiento ambiental, a la formación del concepto de Desarrollo Sustentable, y a las dos interpretaciones o entendimientos que de este concepto se han ido concretando en la sociedad actual. Estas dos interpretaciones nos acompañarán a lo largo de todo este texto y -como se podrá apreciar- están en la raíz de muchos de los debates que subyacen a los artículos de los próximos capítulos. Alejandro Canut de Bon L. 15 La Edad Contemporánea y los inicios del movimiento ambiental A fines de la Edad Moderna las fuentes de energía continuaban siendo las mismas que el hombre había utilizado desde el inicio de la historia. Los ríos, el viento y los animales (incluido el propio hombre) eran los únicos “motores” existentes. Por otro lado, la técnica seguía siendo artesanal, y era básicamente la misma que se había transmitido generación tras generación sin registrar mayores mejoras. Esto cambió drásticamente junto con el inicio de la Edad Contemporánea. 2 En efecto, si bien el desarrollo de la ciencia durante la Edad Moderna había producido principalmente conocimientos de carácter teórico, durante el siglo XVIII dichos conocimientos empezaron a encontrar aplicaciones prácticas que coincidieron con la popularización del espíritu utilitarista y con una fuerte fe en el progreso material. Nació, en resumen, la ciencia moderna aplicada, es decir la tecnología, y con ella numerosos inventos que modelaron la sociedad contemporánea, altamente industrial. Quizás el más importante de estos inventos -por el gran impacto y consecuencias sociales que tendría- fue la máquina a vapor. En 1768, el escocés James Watt (1736-1819) fabricó la primera de estas máquinas capaz de producir un servicio realmente útil en muchos nuevos aspectos. A partir de entonces el hombre ya no dependió de los ríos, del viento, o de los animales. 2 Como es sabido, la Historia se suele dividir en cuatro partes o Edades: Edad Antigua (desde la invención de la escritura, y hasta la caída del Imperio Romano de Occidente en el siglo V. Lo ocurrido antes de la invención de la escritura, corresponde a la Pre- Historia); Edad Media (hasta la caída del Imperio Romano de Oriente, siglo XV); Edad Moderna (hasta la Revolución Francesa ocurrida en 1789), y Edad Contemporánea (hasta el presente). En esta última Edad se modela la sociedad altamente industrial en que vivimos. Las dos principales causas de la Edad Contemporánea son la Revolución Industrial y la Ilustración. Desarrollo Sustentable y temas afines 16 Dispuso por vez primera de una máquina capaz de producir movimiento en cualquier lugar y a cualquier hora, a su voluntad. Fácil nos debiera resultar imaginar la importancia y trascendencia de este invento, y de comprender que éste no sólo dio inició a lo que la historia denominaría Revolución Industrial, sino que también fue co-responsable de una revolución social, que -junto a la Ilustración- coadyuvaría a alterar las instituciones económicas y políticas, las estructuras sociales y, también, los paisajes. En resumen, todos estos cambios produjeron que durante el siglo XIX la sociedad occidental pasara muy rápidamente, desde el mundo rural y agrario del siglo anterior, a la sociedad urbanizada e industrial del final de siglo. Las ciudades se consolidaron como centros productores lo que, junto al aumento de la población, produjo un fuerte cambio demográfico. Ahora bien, las posibilidades técnicas demandaron una explotación de recursos naturales jamás antes vista en la historia de la humanidad (primero carbón, después petróleo y metales), al punto que se vio a dicha explotación como sinónimo de progreso social. A mayor explotación, mayor progreso. Pero todo esto tendría un costo. La sociedad industrializada, dependiente de los recursos naturales, comenzó a mostrar las primeras señales de degradación ambiental hacia fines del mismo siglo XIX. No obstante el humo negro de las chimeneasy los bosques talados siguieron siendo un símbolo de desarrollo por algunas décadas más. En efecto, la idea de que la revolución industrial mejoraría paso a paso, en un progreso continuo, la calidad de vida de la sociedad, era de tal fuerza a fines del siglo XIX, que habría sido inimaginable pensar entonces que las industrias serían cuestionadas -por su efecto ambiental- durante el siglo próximo. Todo un cambio de paradigma tendría que tener lugar previamente. Dicho cambio ya encontraba sus raíces en algunos Alejandro Canut de Bon L. 17 pensadores que cuestionaron desde un inicio la fuerte fe en el progreso material que registra el siglo XIX. El primero de estos pensadores fue J. J. Rousseau (1712-1778) quien desconfió de las mejoras que a la calidad de vida debía supuestamente introducir el progreso continuo y los avances de la industrialización. Es más, Rousseau popularizó, y en alguna medida inventó, el amor por la naturaleza, la vida al aire libre, las bondades del ejercicio físico sistemático y de la casita de retiro de fin de semana. Ideas que sirvieron de base al Romanticismo del siglo XIX (movimiento este último que se vincula a las raíces del ambientalismo). En este sentido Rousseau, y posteriomente muchos románticos, rechazaron fuertemente el pensamiento de sus contemporáneos, quienes creían que el constante desarrollo de la cultura materialista e industrial haría la felicidad del hombre. Nótese que la crítica que Rousseau y los románticos hacen al mundo moderno, y a sus constantes progresos técnicos, sigue estando hoy tan vigente como entonces. El hecho es que para inicios del siglo XX las primeras medidas en post del cuidado del medioambiente fueron adoptadas. Las raíces de esta nueva conciencia nacieron en el gobierno del Presidente norteamericano Teodoro Roosevelt. Bajo su administración (1901-1909) se creó el primer parque nacional del mundo (Yellowstone) y se dictaron las primeras leyes de protección a la vida silvestre.3 Junto al Presidente T. Roosevelt, otros dos norteamericanos deben necesariamente ser nombrados en el origen del movimiento ambiental. 3Un dato curioso, pero que cumple con ejemplificar el interés de Roosevelt por la protección de la flora y fauna, es el siguiente: una de las leyes que él promulgó tuvo por finalidad prohibir la caza de los osos pequeños, lo que produjo -en un periódico- una popular caricatura en la que el Presidente aparecía protegiendo a un pequeño oso. La caricatura representó a ese animal de manera tan tierna, que un empresario decidió fabricar osos de peluche, los que fueron bautizados en el mercado como “Osos Teddy” o -en inglés, “Teddy Bears” - en honor a “Teodoro” Roosevelt, nombre que se usa hasta el presente para referirse a los osos de peluche en todo el mundo. Desarrollo Sustentable y temas afines 18 Primero, Aldo Leopold (1887-1948) quien escribió el libro “A Sand County Almanac” y un artículo, publicado en 1948, titulado “The Land Ethic”. En este último sostenía explícitamente que las raíces de la crisis ecológica que se empezaba a vivir eran básicamente filosóficas. Nos invitaba a pensar que el problema del uso adecuado de la tierra, no es sólo un problema económico. El texto sólo fue ampliamente divulgado gracias a una recopilación hecha por el Sierra Club (organización ambientalista estadounidense) publicada en 1970, en un momento que el campo estaba fértil para esta semilla. En segundo lugar, Raquel Carson, quien en 1962 escribió el que es considerado hoy como el más famoso de los libros del movimiento ambiental, titulado “Silent Spring” (Primavera Silenciosa). Carson trabajó durante 17 años en el Departamento de Caza y Vida Salvaje de los Estados Unidos, en donde tuvo la oportunidad de comprender las consecuencias en el uso desmedido de los pesticidas. Sin dejarse afectar por el claro entusiasmo que existía en el uso de estos productos (como el DDT, por ejemplo), escribió y publicó sobre sus consecuencias en el libro señalado, generando un cambio significativo en la conciencia pública frente al respeto por el medioambiente.4 Estos personajes, y muchos otros en menor medida, (como por ejemplo la primera mujer ingeniero de minas de la historia, la 4 El mismo año que se publicó el libro de Raquel Carson (1962) el mundo fue adver- tido del peligro del DDT. El DDT es un insecticida que fue creado en 1939 por un químico suizo de nombre Paul Müller. Demostró rápidamente ser muy efectivo contra una serie de plagas y, mejor aún, barato, fácil de producir y aparentemente inofen- sivo para el ser humano. Su uso se popularizó rápidamente por el mundo, aplicado a múltiples fines, -por ejemplo- como controlador de plagas de tifus entre las tropas de la segunda guerra mundial (las que fueron, literalmente, bañadas en DDT). Fue un éxito también en el control del mosquito que transmitía la malaria, al punto que Müller recibió el Premio Nobel en Medicina en 1948. Lo que no se sabía, hasta 1962, es que el DDT traía consigo un fuerte precio ambiental. Su gran estabilidad química lo hacía persistente en suelos y aguas, al punto que toda especie viva, tarde o temprano, acusaba un efecto tóxico. Su uso fue prohibido a partir de 1972 en la mayoría de los países. Alejandro Canut de Bon L. 19 notable Elleenn Swallow, pionera en la protección ambiental en las faenas mineras) lograron mover las conciencias en pos del cuidado del medioambiente. Esto generó una preocupación política nacional e internacional, que tendría fuerte impacto avanzada la segunda mitad del siglo XX, lo que llevó a las Naciones Unidas a poner atención en el tema y a encargar la preparación de un informe que daría paso a la creación del concepto de Desarrollo Sustentable, como se explica en el próximo artículo. 5 5 Para fines de la década del sesenta, la administración del Presidente Richard Nixon dio un paso sin precedentes en materia ambiental legislativa, al dictar la National Environmental Policy Act (1969), más conocida como NEPA, cuya finalidad fue crear el marco regulatorio ambiental que regiría en Estados Unidos. Fue seguida de la creación de la Environmental Protection Agency (EPA), en 1970, institución encargada de la protección del medioambiente en dicho país. Posteriormente se dictó el Clean Air Act (1970), y el Clean Water Act (1972), regulaciones ambientales para la protección del aire y agua, respectivamente. Esto sentó las bases del marco regulatorio que rige -con modificaciones- hasta el presente en los Estados Unidos, y que fue repetido en gran medida en otros países durante las décadas de los años ´70, ´80 y ´90. Desarrollo Sustentable y temas afines 20 Un nuevo concepto: Desarrollo Sustentable Como se comentó en el apartado anterior, el movimiento ambiental creció rápidamente a partir de la publicación de la “Primavera Silenciosa”, en 1962, y trajo consigo el despertar de una preocupación sobre el estado y salud del planeta. Una cantidad creciente de organismos nacionales e internacionales estudiaron en las décadas del ´60 y ´70 los diversos efectos que en el medioambiente y en el planeta empezaba a tener la forma de vida moderna (post-revolución industrial). Entre ellos, por ejemplo, el informe titulado “Los Límites del Crecimiento” publicado en 1972 por el denominado “Club de Roma”, al que nos referiremos en mayor detalle más adelante (Véase “¿Los Límites del Crecimiento?”). Este informe se había traducido para 1976 a más de 30 idiomas y superaba la venta de cuatro millones de ejemplares. A esto se sumó la crisis energética de 1973 y 1978 y las primeras manifestaciones publicas pro cuidado del medioambiente. En ese marco de cosas, la Organización de las Naciones Unidas formó la Comisión de Medioambiente y Desarrollo, mejor conocida como Comisión Brundtland(en honor a la presidente de la Comisión, posteriormente primera ministro de Noruega, Gro Brundtland). Esta Comisión recibió el encargo de hacer un informe sobre la materia. Dicho informe se presentó a la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1987, y se tituló “Nuestro Futuro Común”. En él se acuñó el término Desarrollo Sustentable, definiéndolo como el “desarrollo que satisface las necesidades de las generaciones presentes sin poner en peligro la capacidad de las generaciones futuras de satisfacer sus propias necesidades”. Desde entonces este concepto se generalizó con una fuerza pocas veces vista. Se utilizó en cuanto documento ambiental se redactó y, por ello, la doctrina se vio en la necesidad de dotarlo Alejandro Canut de Bon L. 21 de un contenido algo más detallado que la mera declaración comprendida en su definición, la que por cierto es más política que científica. La popularización definitiva del concepto vendría en 1992 cuando, a instancia de las Naciones Unidas, se reunieron en las cercanías de Río de Janeiro, Brasil, delegados de la mayoría de los países existentes, a fin de tratar temas relacionados con el cambio del medioambiente. Dicha reunión se denominó “Conferencia sobre Medioambiente y Desarrollo de las Naciones Unidas”, también conocida como la “Cumbre de la Tierra”. El propósito último de la conferencia fue determinar las reformas medioambientales necesarias que debían emprenderse a largo plazo. Los principales temas abordados en esta conferencia incluyeron el cambio climático, la biodiversidad, la protección forestal y, en general, aspectos económicos y políticos relacionados. La Cumbre de la Tierra terminó con la redacción de dos documentos: una agenda, que se denominó Agenda 21 (un proyecto de desarrollo medioambiental de 900 páginas) y, una declaración denominada Declaración de Río (un documento de sólo cinco páginas en el que se demandó la integración de medioambiente y desarrollo económico). La Cumbre de la Tierra fue un acontecimiento histórico de gran significado, no sólo por hacer del medioambiente una prioridad a nivel mundial, sino por su éxito en el sentido de convocar delegados de 178 países, lo que la convirtió en la mayor conferencia internacional jamás celebrada. Ahora bien, con un concepto de “Desarrollo Sustentable” cada vez más popular, la literatura especializada se vio -como se indicó- en la necesidad de darle un contenido más detallado. Esto creó un consenso, durante los noventas, en cuanto a un contenido en torno a tres pilares esenciales, que son los siguientes: 1.- Pilar ecológico: este pilar encierra la idea que comúnmente se asocia a la sustentabilidad, cual es la del cuidado ambiental y la prohibición de contaminar. Los instrumentos más básico de este Desarrollo Sustentable y temas afines 22 pilar son las normas ambientales, sean de emisión o de calidad, la responsabilidad por daño ambiental, el principio precautorio, el que contamina paga, etc (todos los cuales se analizan más adelante). 2.- Pilar económico: en este sentido, y en términos simples, Desarrollo Sustentable significa desarrollo económico6. Las medidas tomadas en pos de lograr el Desarrollo Sustentable, deben -en su conjunto- no sólo cuidar el medioambiente, sino que también cuidar que la sociedad logre su desarrollo económico. Esto, como se señalará más adelante en este texto, es consecuencia de la idea central que se esconde detrás de la Curva de Kuznets. Es decir, que el progreso económico es tarde o temprano la mejor vía para cuidar el medioambiente y, a contrario, el deterioro económico es la manera más segura de tener un medioambiente contaminado. Por este pilar es que ideas como el Teorema de Coase, el Óptimo de Pareto, la Renta de Hotteling, el Equilibrio de Nash, el Crecimiento Cero, la Contabilidad Verde, la Sustentabilidad Débil, etc, deben ser estudiadas para comprender la verdadera esencia escondida detrás de la amplia definición del Desarrollo Sustentable (conceptos que se analizan a lo largo del texto). 3.- Pilar social: este pilar encierra la ida básica de que el cuidado ambiental y el desarrollo económico deben ser hechos con participación y equidad social. Nos recuerda que la sociedad es un actor clave en la disyuntiva siempre presente -al menos en el corto plazo- entre cuidado ambiental y cuidado económico. En este pilar cobra importancia otro conjunto de conceptos que también resumiremos a lo largo de este texto, tales como Responsabilidad Social Corporativa, Informes de Sustentabilidad, Renta Hicksiana, Rentas Ricardianas, Participación Ciudadana, Licencias Sociales, etc. 6 Algunos autores distinguen entre desarrollo económico y crecimiento económico. En este texto, con la finalidad de simplificar la comprensión de los términos más gruesos del Desarrollo Sustentable, no haremos tal distinción. Alejandro Canut de Bon L. 23 La existencia de estos tres pilares otorga al concepto de Desarrollo Sustentable -sin duda- un equilibrio. Ya no se trata solamente de cuidar el medioambiente, ni tampoco de cuidarlo en la medida que no se perjudique la economía, sino que de hacer todo ello con participación y desarrollo de las comunidades y sociedad en general. Diez años después de la Cumbre de la Tierra, el 2002, se celebró la Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible. Esta cumbre se llevó a cabo en Johannesburgo (Sud África). En esa importante conferencia (denominada también Río + 10) partici- paron 190 Jefes de Estado o de Gobierno, acompañados de sus delegaciones nacionales. La Cumbre de Johannesburgo reafirmó vigorosamente el compromiso con los principios acordados en 1992, con la plena aplicación de la Agenda 21 y con los resulta- dos de las principales conferencia de las Naciones Unidas y los acuerdos internacionales concluidos desde 1992. Fue la primera cumbre mundial en abordar la contribución de la minería al De- sarrollo Sustentable (incluyendo diversos párrafos atingentes a esta industria). Ahora bien, es claro que al hablar de Desarrollo Sustentable estamos en presencia de una propuesta que ha ganado rápido respeto, no obstante ello existen aún muchas ideas que resultan discutibles. Nos referiremos también a estas ideas, puesto que ellas hacen de esta propuesta una materia abierta al debate y, por lo mismo, más interesante aún. Consecuencia y muestra de estos aspectos discutibles, es la existencia de dos acepciones de Desarrollo Sustentable, una fuerte y una débil, a las que nos referimos a continuación. Desarrollo Sustentable y temas afines 24 Las dos interpretaciones: Sustentabilidad Débil y Sustentabilidad Fuerte Se suele escuchar a los ambientalistas hablar de Sustentabildiad Débil en oposición a Sustentabilidad Fuerte, lo que nos lleva a la necesidad de dedicar en este texto algunas líneas que sirvan para explicar básicamente estos dos términos, claves en el entendimiento que podamos tener de la sustentabilidad en general. Como se indicara precedentemente el Desarrollo Sustentable (sustentabilidad) es un término cuya definición más conocida y aceptada es la acuñada en el informe titulado “Nuestro Futuro Común” (1987), en donde se le entendió como el “desarrollo que satisface las necesidades de las generaciones presentes sin poner en peligro la capacidad de las generaciones futuras de satisfacer sus propias necesidades”. Partiendo de esa definición, la doctrina ha dotado al término en cuestión de un contenido compuesto principalmente de tres elementos, los que también hemos señalado en el artículo anterior (ambiental, económico y social). Ahora bien, basándose en ese contenido, se han creado principalmente dos líneas de interpretación, que han dado lugar a dos entendimientos del concepto que pugnan entre sí y que subyacen a muchasde las disputas y debates que se dan en el presente, frente a los temas ambientales. Estas dos interpretaciones o corrientes son la Sustenbilidad Débil y la Sustentabilidad Fuerte: a.- Sustentabilidad Débil: se ha entendido por esta corriente que sustentabilidad significa el deber que tiene la generación presente de transmitir a la próxima un stock de capital total no menor al por ella recibido. Dado que el stock de capital total es la suma de tres diferentes tipos de capital (capital construido Alejandro Canut de Bon L. 25 por el hombre -maquinarias, puentes, etc-, capital natural - biodiversidad, recursos renovables y no renovables- y, por último, capital de conocimientos y habilidades), resulta entonces que la Sustentabilidad Débil asume que los diferentes tipos de capital son en alguna medida intercambiables. Lo importante es que el producto de la suma total sea el mismo. En palabras más claras, y llegando a un extremo, podemos -por ejemplo- traspasar a la próxima generación, según esta corriente, menos recursos naturales, pero más puentes y caminos. Al compensar lo uno con lo otro, se está cumpliendo con el deber de la sustentabilidad. Es claro, no obstante, para la Sustentabilidad Débil, que no todo recurso es compensable (no lo es aquello que resulta básico para la subsistencia humana). b.- Sustentabilidad Fuerte: se trata de una corriente que sostiene que no existe equivalencia entre los diversos tipos de capital, y en particular entre el capital natural o ecológico y el construido por el hombre. Fundamentan su posición en que estiman que muchos recursos naturales son esenciales para el bienestar y/o supervivencia de la humanidad. Este capital, el esencial para la humanidad, llamado capital crítico, no puede ser compensado con otros capitales. Por lo mismo, si muchos tipos de capital no son sustituibles, no se puede afirmar que lo importante es el producto total de la suma de los diversos tipos de capital. Cabe destacar que si bien esta clasificación no está exenta de dificultades, ha servido -al menos- para crear una graduación en el concepto de sustentabilidad, aunque siempre podrá discutirse cuáles son los activos que no puede ser compensados. Para algunos, en un extremo, todo recurso natural deberá ser entendido como capital crítico, para otros sólo aquel capital natural que provee funciones de soporte ecosistémico fundamentales para mantener la vida. Así, también hay una gradualidad posible al interior de cada una de estas dos líneas de pensamiento. Desarrollo Sustentable y temas afines 26 Evidentemente la posición que se tenga frente a estas dos sustentabilidades dependerá de, o se relacionará con, concepciones más profundas que se tengan frente a la naturaleza. Esto nos lleva a estudiar dos corrientes o enfoques que se han ido formando y definiendo de manera paralela en las últimas décadas frente al tema ambiental. Me refiero al Conservacionismo y al Preservacionismo. Alejandro Canut de Bon L. 27 Conservacionistas versus Preservacionistas Explicaremos más adelante como existe una componente filosófica importante en nuestra visión de la naturaleza y como ello influye y determina muchos de nuestros argumentos en cuestiones ambientales. Por ahora basta con indicar que estas diferentes visiones filosóficas dan lugar -en materia ambiental- a dos principales corrientes o enfoques ecológicos, que resultan ser los siguientes: a.- Corriente Conservacionista: se trata de una visión o corriente antropocéntrica, es decir que pone al hombre en el centro de la naturaleza, con derechos y responsabilidades especiales. A pesar de la diversidad de corrientes conservacionistas, éstas están básicamente de acuerdo en algunas ideas claves: la naturaleza está al servicio del ser humano y éste puede utilizarla en la medida que la proteja; esta protección se traduce en el cuidado de ciertos equilibrios; la ciencia nos ilustra en la forma de mantener dichos equilibrios. b.- Corriente Preservacionista: se trata de una corriente que se aleja del antropocentrismo y termina por otorgar a la naturaleza el papel principal. Ésta debe ser mantenida (preservada) en su estado actual. Su utilización debe ser mínima. Estos dos enfoques, radicalmente opuestos, nos ayudan a comprender aspectos que se dan en el debate entre la Sustentabilidad Débil y la Sustentabilidad Fuerte. Esto no quiere decir necesariamente que exista una total coincidencia entre estos conceptos, pero si se puede afirmar que es posible apreciar ciertas relaciones entre ellos: un coservacionista abogará generalmente por una Sustentabilidad Débil (o una Sustentabilidad Fuerte, pero de bajo perfil), mientras que un preservacionista creerá más en la Sustentabilidad Fuerte (y, en muchos casos, muy fuerte). Pero debe tenerse claro que esta clasificación entre Desarrollo Sustentable y temas afines 28 conservacionistas y preservacionistas es un tanto más profunda que la clasificación que distingue entre la Sustentabilidad Débil y Fuerte. De hecho no sólo depende de concepciones económicas o filosóficas, sino también de creencias religiosas. Cabe por ejemplo recordar la cita bíblica que indica que “El temor y el miedo de vosotros estarán sobre todo animal de la Tierra y sobre toda ave de los cielos, en todo lo que se mueva sobre la Tierra y en todos los peces del mar; los que en vuestras manos son entregados. Todo lo que se mueve y vive, os será para mantenimiento: así como las legumbres y plantas verdes, os he dado todo” (Genesis, 9). En el extremo opuesto, están aquellos que otorgan derechos a los animales y a la naturaleza en general, equiparando su razón de vivir con la de los seres humanos y deificando la naturaleza como un todo, en una suerte de neo-panteísmo. 7 Este último parecer es, por ejemplo, el que se desprende de la famosa carta que Seattle, el Jefe de los indios Suwamish, dirige al Presidente de los Estados Unidos, en 1855, en respuesta a la oferta de este último de comprar sus tierras. Le expresa, entre otras cosas: “El Gran Jefe de los Estados Unidos, en Washington, nos manda a decir que desea comprar nuestras tierras. … pero no terminamos de comprender como podéis comprar o vender el cielo o el calor de la tierra?.. Esa idea nos parece extraña, curiosa, difícil de asimilar. No somos dueño de la frescura del aire ni tampoco del centelleo de las aguas. ¿Entonces, como vais a comprar la tierra a nosotros?. Habéis de saber que cada partícula de esta tierra que es de todos los hombres, es sagrada para mi pueblo…” En todo caso, es evidente que la corriente a la que se pertenezca determinará la solución de muchos dilemas y 7 El panteísmo significa, literalmente, que “todo es Dios”, y postula la idea de que la naturaleza entera tiene un carácter divino, y que Dios se encuentra en todas partes. En la filosofía moderna, Spinoza (1632-1677) fue el primero en postular la indisoluble unidad que forma el hombre y la naturaleza, deificando a esta última. Otros filósofos que tendrán cercanía con el panteísmo serán F. Schelling (apodado el “filósofo de la naturaleza”) y G. Hegel. Nótese que el panteísmo constituye la base sobre la que se asienta la adoración de la naturaleza postulada por el Romanticismo en el siglo XIX, y por algunos sectores ambientalistas en el presente. Alejandro Canut de Bon L. 29 debates ambientales que veremos a continuación en este texto, por ejemplo, piénsese en el Dilema del Último Hombre o, en términos más prácticos, en el derecho a utilizar animales en laboratorios. La respuesta a estos dilemas estará condicionada por nuestra visión de la naturaleza y de la sustentabilidad. Resulta, por cierto necesario respondernos si somos conservacionistas o preservacionistas, si creemos en una Sustentabilidad Débil oFuerte (y en qué grado), para sólo entonces comprender nuestro propio parecer, y el de terceros, frente a muchos dilemas ambientales (de la misma forma se sugiere calificar las organizaciones no gubernamentales y sus postulados en relación a estas corrientes. Esto resulta de utilidad al momento de entender los argumentos, los fundamentos y las motivaciones que existen detrás de cada una de estas instituciones y de sus acciones). Por último, cabe tener presente que la mayor consecuencia que se produce de la comprensión de la profundidad de este tema, es el hecho de que no existe una validez universal en estas materias, pues el fundamento de las diversas corrientes descansa muchas veces en las posiciones éticas, y por lo mismo filosóficas (e incluso religiosas), que subyacen a estas escuelas. Esta última conclusión es de la mayor importancia y debe tenerse presente al momento de argumentar y discutir en base a las tesis que proporcionan estas corrientes, como al leer sus teorías o utilizar las mismas como elementos claves en el entendimiento de la sustentabilidad. Alejandro Canut de Bon L. 31 Economía y Medioambiente Este capítulo se refiere a la influencia que ha tenido la economía en la búsqueda del equilibrio en la relación hombre-naturaleza. Con este objetivo, se parte repasando la evolución de la economía moderna en general, para posteriormente explicar las dos grandes corrientes económicas que abordan esta relación en el presente, la Economía Ambiental y la Economía Ecológica. Se prosigue con lo que constituye una nueva visión económica inspirada por el ambientalismo (Economía del Ciclo de Vida). El capítulo continúa con la descripción de una serie de Alejandro Canut de Bon L. 33 instrumentos, teorías o teoremas económicos que se suelen utilizar al hablar de Desarrollo Sustentable, y que por ello no pueden obviarse al estudiar juntos economía y medioambiente. En la búsqueda del equilibrio Como es sabido, una de las principales preocupaciones de la economía -si es que no la principal- es ilustrarnos en la forma en que la sociedad puede producir la mayor cantidad de bienes y servicios, respetando -claro está- las restricciones legales que se han fijado (remuneraciones mínimas, jornada laboral máxima, cumplimiento de normas ambientales, etc). Después de todo, en ello, precisamente, consiste la eficiencia, principio clave en la economía. 8 Así las cosas, la pregunta que ha movido gran parte de esta ciencia a lo largo de su historia, es la siguiente: ¿qué conjunto de medidas, reglas o normas, llevan al funcionamiento más eficiente posible de la sociedad, es decir, a la mayor producción de bienes y servicios, y a menor costo?.... La primera respuesta fundamentada a esta pregunta fue dada por el economista inglés Adam Smith (1723-1790) en su texto publicado en 1776, titulado “La Riqueza de las Naciones”. 8 Cabe recordar aquella clásica distinción entre “eficiencia” y “eficacia”. Mientras el último de estos conceptos significa cumplir el cometido propuesto, el primero significa no sólo cumplirlo, sino además hacerlo de la manera más económica posible. Desarrollo Sustentable y temas afines 34 Sin duda, uno de los libros más famosos e importantes en la historia de la humanidad, que para muchos marca el nacimiento de la ciencia económica moderna. En él, Smith nos explica que en una economía libre de mercado el comportamiento de cada productor y consumidor, realizado en la búsqueda de su propio bien, conllevará al mejor bienestar social posible. Es decir, en pocas palabras, el egoísmo de cada cual producirá el óptimo de eficiencia social. La economía es conducida, en la ausencia de restricciones, por una suerte de “mano invisible” que lleva al bienestar general, coordinando perfectamente los intereses individuales con los colectivos. Así, la interferencia gubernamental no es necesaria y, más que ello, no es deseada. El “laissez faire” debe guiar la economía. Es más, antes de Smith, en 1714, se había publicado la “Fábula de las Abejas”, de Bernanrd Mandeville, en el que este autor proponía también la idea de que el egoísmo y otros vicios privados son los responsables del funcionamiento de la economía y de la creación de una nación rica y prospera. De manera con- temporánea a Smith, otro economista, Anne Robert Jacques Tur- gort (1727-1781), ministro de finanzas de Luis XVI, propició también el laissez faire como una manera de impulsar la economía (eliminando las restricciones provenientes del Estado que se ar- rastraban de los tiempos de Luis XIV). No obstante, Smith fue el primero en dar una respuesta sistemática, y de allí su importancia. Para Smith es un error esperar que nuestro bienestar personal derive de la generosidad y buena voluntad de otros, como por ejemplo del carnicero o del tendero de la esquina o -en términos actuales- de la empresa más cercana. Por el contrario, nuestro bienestar depende de que cada comerciante y empresa vele, egoístamente, por su propio bienestar. Sólo esa actitud asegurará el óptimo social (como se señalará más adelante, esto se relaciona con la crítica que algunos sectores plantean respecto de la denominada Responsabilidad Social Corporativa). Como se podrá apreciar, para Smith la relación con el medioambiente también debía depender de las mismas reglas. Alejandro Canut de Bon L. 35 Así, y si bien no estuvo dentro de sus preocupaciones referirse a los recursos naturales desde una perspectiva medioambiental, podemos concluir -aplicando las leyes naturales de la economía que él propiciaba- que un recurso sobre-explotado y por ello escaso, aumentará de precio, al punto que sólo por esto último logrará perder el atractivo económico y asegurar su subsistencia. No se requiere, para salvar al medioambiente -según esta posición- de la intervención del Estado. Dentro de los economistas clásicos, Smith será secundado por los también ingleses Thomas Robert Malthus (1766-1834), David Ricardo (1772-1823) y John Stuart Mill (1806-1873). Todos estos dedicaron algún grado de preocupación a la relación hombre-recursos naturales. A ellos nos referiremos en detalle más adelante (en el próximo capítulo, al comentar los “¿Los Límites del Crecimiento?”). Por ahora, basta con señalar que la idea gruesa en el desarrollo de la economía (y del cuidado de los recursos naturales) siguió siendo la misma: el “laissez faire”. 9 Este periodo de la economía encontraría a su último gran exponente en el inglés Alfred Marshall (1842-1924). Profesor en la Universidad de Cambridge y autor de “Principios de Economía” (1890), el texto por el que generaciones estudiarían economía (sólo reemplazado posteriormente por el muy famoso texto titulado “Economía”, de Paul Samuelson). El gran aporte de Marshall sería la sistematización de las teorías económicas clásicas.10 9 De manera paralela y durante el siglo XIX, la economía desarrollaría una interpre- tación socialista, con los denominados socialistas utópicos, como Claude Saint-Simon (1760-1825), Robert Owen (1771-1858), Charles Fourier (1772-1837), Pierre J. Proudhon (1809 y 1865) y, el más importante de todos, Karl Marx (1818-1883). Pero estos no se centrarían en la relación hombre-medioambiente y, por lo mismo, carecen de importancia para estos efectos. 10 Otros de los aportes de Marshall son los conceptos de: “Utilidad Marginal” (la utilidad que reporta la última unidad de una serie de unidades similares consumidas previamente); “Excedente del Consumidor” (el sobrante entre lo que una persona paga y lo que estaría dispuesta a pagar), y; “Ceteris Paribus” (enfoque de análisis de un problema económico en el cual se debe asumir que todo el resto de los factores Desarrollo Sustentable y temas afines 36 El quiebre vendría con dos ingleses,Arthur C. Pigou (1877-1959) y John Maynard Keynes (1883-1946), fundadores del denominado “Estado de Bienestar”.11 En efecto, después de un poco más de un siglo y medio contado desde la obra de Smith, resultó claro para muchos que éste se había equivocado en algunos aspectos. El mercado, en su libre funcionamiento, presentaba fallas, y ello creó un consenso en que esas fallas debían ser corregidas... y ¿quién más que el Estado para hacerlo?... En ese sentido, encontramos “La Economía del Bienestar” de Pigou publicada en 1920, y “La Teoría General de la Ocupación, el Interés y el Dinero”, de Keynes, publicada en 1936. En su conjunto propusieron que el gobierno puede y debe influir en el funcionamiento del mercado (sus consejos inspiraron fuertemente la política del New Deal, con la que Roosevelt sacó a Estados Unidos de la Gran Depresión). Desde entonces, no se discute que el funcionamiento del mercado puede ser mejorado, sobretodo en post de los más necesitados. Con las décadas ha quedado demostrado no obstante, que una excesiva intervención estatal puede perjudicar el crecimiento económico. A modo de ejemplo, el planteamiento principal de Keynes para atacar la Gran Depresión consistió en que el Estado debía, económicos permanecen constante). Estos conceptos son ampliamente utilizados en la economía moderna, y de gran aplicación al momento de hablar de economía de recursos naturales o de economía ambiental, como veremos a lo largo de este texto. 11 Se ha denominado “Estado de Bienestar” al Estado interventor y preocupado por los más desposeídos, que lleva por lo mismo a cabo programas sociales que buscan mejorar las desigualdades. El inicio del Estado de Bienestar se suele asociar a la puesta en práctica en Gran Bretaña, en la década de 1940, de un conjunto de medidas de seguridad social (las que también encuentran su origen en la filosofía del Utilitarismo, del inglés J. Bentham). En efecto, la situación de miseria y desprotección social de la Inglaterra decimonónica hizo que Bentham y sus seguidores dirigieran todas sus teorías a la finalidad de lograr una sociedad mejor y más justa, lo que tendría eco en Pigou y Keynes (no obstante la popularidad y aceptación del Estado de Bienestar a partir de la década de 1950, el economista norteamericano, doctorado en Columbia, de nombre Kenneth Arrow ha puesto en duda -con el famoso Teorema de Arrow- la posibilidad que el Estado de Bienestar resuelva los problemas que el mercado no puede solucionar. Por su contribución a la teoría del equilibrio económico y a la teoría del bienestar se le asignó en 1972 el Premio Nobel en Economía). Alejandro Canut de Bon L. 37 en periodos de recesión, incrementar el gasto público, generando así una demanda adicional que -a su vez- incremente la inversión y disminuya el desempleo. Pero lo importante aquí, en términos generales y más allá del enérgico uso de la política fiscal que reco- mendó Keynes en casos de crisis, es que el sentir desde entonces es que el mercado puede y debe ser intervenido para mejorar su funcionamiento. Claro está, siempre quedará el cuestionamiento en el grado de intervención que debe tener lugar. Ahora bien, lo importante desde una perspectiva ambiental, es que este nuevo entendimiento económico marcaría una actitud frente a todo tipo de fallas de mercado, incluso las ambientales. Pigou argumentaba, por ejemplo, que las externalidades generadas por la contaminación deben ser tratadas por el Estado mediante impuestos, recompensas o regulaciones. En resumen, existe en el presente el consenso que si dejamos que el mercado opere tan libremente como se propuso inicialmente por Smith, no tardarán en aparecer impactos no deseados, incluidos los ambientales, como por ejemplo las externalidades negativas y las tragedias de los comunes (a las que nos referiremos más adelante). Por ello la función interventora del Estado parece ser necesaria. No obstante veremos que el tratamiento que la economía da al medioambiente ha seguido evolucionando (el Teorema de Coase es un gran ejemplo de esta continua evolución). En todo caso, pareciera hoy que en materia ambiental la pregunta es la misma que en la economía en general: ¿qué tanta protección es deseada?....¿qué medidas de protección o intervención constituyen el nivel óptimo de producción y cuidado? .... esto nos lleva, en uno de nuestros próximos artículo, a la famosa Curva de Kuznets.... pero antes de ello, veamos como la evolución de la economía, en lo que al cuidado ambiental se refiere, ha diseñado durante los últimos años dos corrientes o escuelas claramente diferenciadas, que se relacionan, respectivamente, con la Sustentabilidad Débil y con la Sustentabilidad Fuerte. Nos referimos a la Economía Ambiental Desarrollo Sustentable y temas afines 38 y a la Economía Ecológica. Economía Ambiental y Economía Ecológica Nos hemos referido -en el artículo anterior- a la evolución de la economía y a la forma en que ésta se relaciona con el tema ambiental. Esta relación ha sido cada vez mayor, lo que no debe extrañarnos, puesto que la metodología propia de la economía se ha venido aplicando crecientemente, durante las últimas décadas, en el análisis de problemas que corresponden a otras ciencias o campos, como lo es el ambiental. Es más, se suele decir que el estudio de la economía nos enseña no sólo una ciencia, sino también un modo de pensar, que nos ayuda a tomar decisiones en general. Esta afirmación significa, en términos más precisos, que la construcción del riguroso instrumental que sirve para la resolución de problemas económicos, se puede extender -con mayor o menor utilidad- a otras disciplinas y a otros tipos de decisiones y problemas, incluso aquellos que se presentan en la vida diaria. Esto, puesto que en estas otras decisiones también se plantean, en algún grado, problemas de costo-beneficio. De esta manera, por ejemplo, se ha buscado -utilizando la economía- saber donde fijar los incentivos en una ley ambiental, o como resolver problemas asociados al uso de los recursos naturales o a problemas de contaminación. Alejandro Canut de Bon L. 39 Es por ello que la influencia de la economía en la ciencia ambiental ha dado lugar a diversas ramas o disciplinas que en las últimas décadas han ido abriendo caminos, creando escuelas, consolidándose y relacionándose. Entre estas disciplinas o escuelas, cabe destacar principalmente dos corrientes que se vinculan con el concepto que se pueda tener de Desarrollo Sustentable (débil o fuerte), y que están presentes en gran medida en muchos de los temas que se estudiarán a continuación, en este libro. Nos referimos a la Economía Ambiental y a la Economía Ecológica: 1.- La Economía Ambiental. Es quizás la disciplina más conocida en la relación “economía-medioambiente”. De muy acelerado desarrollo en la segunda mitad del siglo XX, se puede definir como aquella rama de la ciencia económica que abarca el estudio de los problemas ambientales empleando las herramientas que proporciona principalmente la microeconomía. En pocas palabras, persigue, frente a problemas concretos, la aplicación de una gestión ambiental, utilizando para ello instrumentos y métodos económicos tradicionales. Pone así acento, por ejemplo, en la importancia de la valorización económica de los recursos naturales, en la asignación de derechos de propiedad sobre ellos, en la aplicación del costo-beneficio como instrumento esencial de todo análisis, y en la incorporación de mecanismos de mercado en la regulación y gestión de los bienes comunes. Procura además determinar el punto hasta el cual debemos explotar un recurso cualquiera, considerando no sólo los costos tradicionales, sino también los ambientales (evaluados estos económicamente). 2.- La Economía Ecológica.Esta escuela, también denominada por algunos como “Economía Verde”, se caracteriza por considerar que los recursos naturales y el medioambiente deben ser valorizados mediante un proceso que va más allá de la utilización de meros instrumentos económicos. Es decir, los Desarrollo Sustentable y temas afines 40 recursos naturales pueden tener, para esta línea de pensamiento, un valor independiente de las preferencias humanas y de las utilidades económicas que puedan prestar. Se argumenta que el ser humano es parte de un sistema en el cual se deben respetar mecanismos naturales, que constituyen límites al crecimiento económico. Se trata de una escuela que asume una relación directa entra la salud de los ecosistemas y la salud de los seres humanos, posicionándose en una postura muy diferente, y quizás podríamos decir más radical, que la de la Economía Ambiental. Esto, puesto que para la Economía Ecológica parte importante del bienestar humano no es analizable desde una perspectiva estrictamente económica, por lo que se postula que esta última disciplina debe ser complementada con principios de ecología y, en algunos casos, subordinarse a estos. El origen de esta línea de pensamiento se atribuye al ecologista y profesor de la Universidad de Vermont, Robert Constanza, fundador en 1988 de la Sociedad Internacional para la Economía Ecológica, ISEE por sus siglas en inglés (www.ecoeco.com). Algunos de sus economistas más famosos son N. Georgescu-Roegen, Kenneth Boulding, Herman Daly, J.M.Naredo, René Passet y Roefie Hueting. Ahora bien, en una rápida observación -pero no por ello errada- podríamos afirmar que la Economía Ambiental es la extensión o aplicación lógica de los conocimientos tradicionales de economía a los temas ambientales, mientras que la Economía Ecológica nos invita a una suerte de cambio de paradigma en nuestra forma de pensar y de entender la resolución de los problemas de costo-beneficio en los temas ambientales (desde una perspectiva centrada en el hombre, a una perspectiva centrada en la naturaleza). Nótese la relación no sólo con la Sustentabilidad Débil y la Sustentabilidad Fuerte, sino también con las perspectivas conservacionsitas y preservacionistas. Quizás por ello sentimos -los criados bajo el mode- lo de una economía tradicional- que mientras la Economía Ambiental entrega al presente una serie de resultados con- Alejandro Canut de Bon L. 41 cretos y aplicables a una gran cantidad de problemas rele- vantes de gestión ambiental, la Economía Ecológica presenta -en muchos casos- sólo restricciones y prohibiciones. Puede que con el tiempo el cambio de paradigma efectivamente tenga lugar y derechamente veamos el problema desde una perspectiva diferente. Por ahora la visión que tengamos de nuestro medioambiente, de la racionalidad o punto óptimo de explotación, y de la conveniencia o no de su preserva- ción o conservación, dependerá por cierto de cual de estas dos disciplinas (paradigmas) sirva de base para nuestros ar- gumentos económicos (entiéndase el concepto de “paradigma” en el sentido señalado más adelante en “¿Qué es la ciencia?”). Por ello, algunos de los conceptos, teorías, teoremas o hipótesis que estudiaremos en este texto, se relacionan prefe- rentemente con una de estas dos escuelas. En la mayoría de los casos lo será con la Economía Ambiental, pero en otros lo será con la Economía Ecológica. Así, por ejemplo, la primera de estas dos escuelas buscará la asignación óptima de un recurso dado, apoyándose en el Óptimo de Pareto, o estudiará la causa de la sobreexplotación de un recurso como la falla del mercado a la luz de la teoría de las externalidades negativas, o procura- rá la valorización de todos los recursos naturales, y creerá en la compensación de los capitales como lo propone la Susten- tabilidad Débil, y también algunos grados de Sustentabilidad Fuerte. Por otro lado, la segunda de estas escuelas se vinculará más con las visiones preservacionistas, restando valor a la in- fluencia de la economía en la búsqueda de la forma racional de aprovechar el medio que nos rodea y de lograr el cuidado del ecosistema; dudará por lo mismo de las ventajas de una valori- zación económica de todos los recursos naturales y se apoyará en un concepto de Desarrollo Sustentable Fuerte que prohíba toda compensación (todos estos conceptos se desarrollarán a lo largo de este capítulo). Quizás una forma de resumir la esencia de estas dos es- cuelas, es señalando que mientras la primera, la Economía Am- Desarrollo Sustentable y temas afines 42 biental, opera con una visión antropocéntrica, centrada en la búsqueda del bienestar social, la segunda, la Economía Ecoló- gica, comprende principalmente una visión más sistemática y biocéntrica, que establece claros límites ecológicos al crecimien- to económico. El Análisis Económico del Derecho y la Economía de los Recursos Naturales Además de las dos escuelas reseñadas precedentemente, existen otros dos campos en los que la influencia de la economía ha sido también notorio, afectando en algún grado la forma en que nos acercamos a los temas ambientales (ambos por cierto procedentes de visiones antropocéntricas). Me refiero a la escuela del Análisis Económico del Derecho, por un lado, y a la escuela de la Economía de los Recursos Naturales, por el otro. Aprovechamos de explicar estos términos ahora, pues también estarán presentes a lo largo de este texto: a.- La Escuela del Análisis Económico del Derecho. Es una escuela de pensamiento jurídico que ha crecido con fuerza en los países anglosajones, a partir de la década que se inicia en 1930. Procura aplicar principios y metodologías de la ciencia económica a la creación, interpretación y aplicación del derecho. Conceptos como costos de transacción, rendimientos marginales y función de eficiencia, pasaron a ser, de una generación a otra, claves al momento de hacer leyes e interpretar su aplicación. Esta escuela busca entender y explicar las normas jurídicas bajo el supuesto de que los jueces deben promover la eficiencia Alejandro Canut de Bon L. 43 económica y la maximización de la riqueza, como un objetivo de política legal y social. En efecto, se considera que tanto la economía como el derecho enfrentan un problema común, cual es la escasez de recursos y la necesidad de resolver la forma en que estos deben ser asignados. Nombres como Kenneth Arrow y su teoría del bienestar y justicia distributiva (Nobel -1972) o Ronald Coase y su famoso teorema basado en los costos de transacción (Nobel-1991), son capítulos importantes en la historia de esta escuela. La importancia de esta disciplina para el tema que nos preocupa, radica en que el análisis económico del derecho se ha transformado en una muy poderosa herramienta -utilizando sobre todo la Economía Ambiental- al momento de hacer normas jurídicas que persiguen el cuidado del medioambiente. Por ello algunos de los artículos que se analizan a lo largo de este libro se relacionan con esta escuela. El análisis económico del derecho ha inspirado toda una variedad de cuestiones relativas al diseño de los derechos de propiedad y de las libertades y prohibiciones que regulan el actuar social en pos de un medioambiente libre de contaminación. Ha hecho a los legisladores crear normas que en algunos casos adoptan la forma de prohibición, y en otros de incentivos (en resumen, y paradójicamente, se utiliza el conocimiento económico clásico -y, en particular, el egoísmo individual al que se refería Smith- para perfeccionar el funcionamiento de la misma economía, lo que se resume muy bien en el viejo adagio que dice que “la economía es en ocasiones un mal amo, pero siempre un muy buen sirviente”). b.- La Economía de los Recursos Naturales. Esta disciplina trata principalmentede la administración de los recursos naturales y de los parámetros económicos que buscan el punto de aprovechamiento óptimo para la empresa que los explota. Es de bastante más antigua data y desarrollo que las disciplinas anteriores (incluyendo la Economía Ambiental y Economía Ecológica), al punto que ha generado subdisciplinas, como Desarrollo Sustentable y temas afines 44 por ejemplo la Economía de Minerales (nombre genérico que ha sugerido la Escuela de Minas de Colorado, líder mundial en el estudio de la minería, a la disciplina que tiene por objeto estudiar estos recursos no renovables, en lo que dice relación con aspectos económicos, tales como mercados, precios, políticas gubernamentales aplicables, usos eficientes, producciones, etc). Como se ha dicho, quizás la principal contribución de estas disciplinas o escuelas, consiste en la formulación de instrumentos que buscan -cada una desde su propia perspectiva- presentarnos el punto de equilibrio entre la explotación y la preservación o conservación. En las próximas páginas encontraremos diversos resúmenes, de variada naturaleza. Muchos de ellos -como se ha indicado- se adscriben claramente a alguna de estas dos escuelas o a algunas de las dos señaladas precedentemente (Economía Ambiental y Economía Ecológica), como otros resultan ser más bien esquivos al momento de ser clasificados o, derechamente, pertenecen más al campo de la historia o de la filosofía, que al económico. Sea como sea, recuerde que no existe una validez universal en estas materias, pues -como ya hemos señalado- el fundamento de las diversas escuelas descansa muchas veces en las posiciones éticas, y por lo mismo filosóficas, que subyacen a estas disciplinas. Alejandro Canut de Bon L. 45 Economía de Ciclo de Vida En los últimos años se ha hecho cada vez más popular el denominado “Enfoque de Ciclo de Vida”, o “Evaluación de Ciclo de Vida”, o “Economía de Ciclo de Vida”, o simplemente “Ciclo de Vida”. Procuraremos en las próximas líneas explicar resumidamente este concepto, determinar su relación con el Desarrollo Sustentable, y -por último- detenernos en la importancia que tiene desde la perspectiva de la historia de la economía. La evaluación del Ciclo de Vida (LCA, por sus siglas en inglés, Life Cycle Assesement) es una herramienta desarrollada y aplicada para medir el desempeño ambiental de productos o servicios en forma holística, es decir, desde su concepción hasta su desecho y resurrección (desde “la cuna a la tumba”. Véase “Y más principios de Derecho Ambiental”). Su finalidad es facilitar una decisión acertada de los consumidores, en el sentido que éstos opten por aquel producto o servicio que resulta, en definitiva, más amigable con el Desarrollo Sustentable (y, podríamos agregar, más económico para la sociedad y no para quien lo compra). Así las cosas, adoptar un “Enfoque de Ciclo de Vida” significa, en términos prácticos, reconocer y evaluar la manera Desarrollo Sustentable y temas afines 46 en que nuestras decisiones influyen en el medioambiente, en la economía y en la sociedad. Lo anterior comprende el tomar decisiones pensando en el largo plazo, considerando así no sólo un aspecto económico personal e inmediato, sino también los aspectos económicos ambientales y sociales de mediano y largo término. Esto es, el tomar conciencia de que nuestras preferencias no están aisladas, sino que forman parte de un sistema más amplio. Este enfoque nos invita a identificar los impactos que producen nuestras decisiones individuales una vez que se suman a las decisiones individuales de otros. Se procura así evitar incentivar, por ejemplo, la producción de un bien que es fabricado a costa del daño en un ecosistema natural, o gracias a las pobres condiciones laborales de los empleados que trabajan en la respectiva fabricación. Desde esta perspectiva, no resulta sustentable, por ejemplo, la compra de papel no reciclado, aunque sea más económico y de mejor calidad que el papel reciclado. En efecto, si se considera que cada 50 mil hojas de papel para oficina se requieren, en promedio, de 24 árboles para su fabricación y de 2,3 metros cúbicos de espacio en un relleno sanitario para su desecho, resulta necesario colegir que el papel reciclado es la opción correcta, aunque pueda ser más caro en términos inmediatos y personales y, quizás, para algunos, menos estético (y/o de menor calidad). Nótese como el Ciclo de Vida es aplicable a las decisiones cotidianas que tomamos en casa, o en el lugar en que trabajamos. Pero también el Enfoque de Ciclo de Vida implica un tema de políticas gubernamentales o de políticas de grandes empresas. Estas últimas, por ejemplo, deben pensar no sólo en la fabricación más económica de sus productos, sino también -al diseñarlos- en las materias primas que utilizarán, en su origen, en los desechos que producirán, en los materiales que la manutención del producto demandará, en la longevidad del mismo producto, en su reciclaje y, por último, en su desecho. Se impone así la responsabilidad de los fabricantes de invertir Alejandro Canut de Bon L. 47 tiempo y energía -por ejemplo- en investigar el origen de las materias primas que utilizan y el cómo éstas fueron a su vez producidas. Deben incorporar al diseño del producto factores tales como la longevidad del mismo producto o su reutilización o fácil reciclaje. En pocas palabras, el concepto de Ciclo de Vida integra la producción y el consumo, en una visión de conjunto, evitando la visión fragmentada que se tiende a dar en una economía tradicional. Es del caso destacar que la metodología para medir los Ciclos de Vida han sido estandarizadas con Normas ISO (14.040), lo que busca dar a este enfoque una objetividad que permita parámetros de comparación a nivel mundial (Véase “Normas ISO. Estandarizando el cuidado del Medioambiente”). Se comprenderá con facilidad el importante papel que juega en todo este enfoque la información. Ésta debe estar disponible no sólo para las industrias, sino también para cada particular. En este sentido una herramienta que ha crecido junto al Ciclo de Vida ha sido el “ecoetiquetado”. Esto ha permitido a los consumidores tomar decisiones previamente informados. Ahora bien, explicado el concepto básico de Ciclo de Vida, resulta necesario hacer un comentario dentro del contexto de este libro (y en particular desde la perspectiva de la historia de la economía): este nuevo enfoque significa -en un sentido- un fuerte quiebre a la forma en que concebimos las decisiones económicas. En efecto, en la visión tradicional de la economía, el carácter competitivo de un producto cualquiera se determina por su precio. Éste nos muestra que tan eficientes fueron sus fabricadores. A menor precio, mayor eficiencia y mayor competitividad. La opción individual, la del consumidor final, será -a igual calidad- una simple consecuencia del mejor precio y de la búsqueda del bienestar individual de que nos habla Adams Smith. Pero, en esta Desarrollo Sustentable y temas afines 48 nueva visión a la que nos invita la evaluación del Ciclo de Vida, se impone un criterio diferente, al menos en su escala. El precio ya no es el gran referente, ni tampoco la calidad. Son otros los aspectos que primordialmente deben considerarse al momento de la decisión de compra de un bien o un servicio. Por eso se dice que el mundo debe aprender a aplicar una “Economía de Ciclo de Vida”, en el sentido de que esto es una suerte de “nueva” concepción de la economía. No obstante lo dicho, puede también argumentarse que este quiebre con la economía tradicional no es tal. Lo que se impone en realidad es una necesidad de sumar o considerar todos los costos en que se incurre en la fabricación de un producto (VéasePrincipio, “El Que Contamina Paga”). En efecto, tomemos -por ejemplo- el daño que se produce a un ecosistema. Esto es, en términos económicos, una externalización, es decir un costo que no se refleja en el precio final. Desde esta perspectiva, se podría argumentar que la propuesta de Smith sigue vigente (para entender el concepto de “externalización” véase más adelante “El Teorema de Coase, las Externalidades y los Costos de Transacción”). En otras palabras, el enfoque de Ciclo de Vida demanda -no una nueva concepción de la economía- sino solamente la necesidad de una correcta internalización de todos los costos de producción, incluidos los ambientales y los sociales. Si los costos -ambientales y sociales- son debidamente internalizados, el precio final dará cuenta de ellos. Esto nos lleva, más adelante, a la necesidad de tratar la valorización del medioambiente (Véase “¿Cuánto vale el medioambiente?” y “Contabilidad Verde”)12. 12 El Ciclo de Vida, como política aceptada internacionalmente, se consagra en la De- claración de Malmo (2000). Se trata de una declaración de principios hecha por el conjunto de Ministros del Medioambiente y Jefes de Delegaciones que se reunieron en Malmo, Suecia, en mayo del 2000, en el marco del Primer Foro Mundial de Ministros del Medioambiente. Este encuentro se celebró como consecuencia de una decisión adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas, de julio de 1999, que pre- tendió promover las reuniones ministeriales como una instancia para revisar tópicos ambientales. Alejandro Canut de Bon L. 49 La Curva de Kuznets Como señalamos en su oportunidad (Véase “En la búsqueda del equilibrio”), un tema constantemente presente en la relación economía y medioambiente es aquel que discute sobre el real efecto o incidencia que el crecimiento económico tiene sobre el medioambiente o -viceversa- el efecto que el cuidado ambiental tiene en el desarrollo de la economía. Por un lado, hay algunos autores que piensan que se trata de un juego de suma cero (es decir, como explicaremos más adelante al referirnos a la Teoría de los Juegos, la ganancia de uno es la perdida del otro). En el extremo opuesto, hay quienes piensan que el crecimiento económico y el cuidado ambiental pueden encontrar ciertas sinergias. Esta es una discusión clásica que, si bien está lejos de estar decidida, ha encontrado un cierto consenso en la teoría que nos propone que la relación entre el cuidado ambiental y el crecimiento económico presenta, en un gráfico, la forma de una “U” invertida. Es decir, en las primeras etapas del desarrollo económico de un país se produce una perdida de las condiciones ambientales pero, posteriormente, conforme el desarrollo económico se sostiene, Desarrollo Sustentable y temas afines 50 el cuidado ambiental logra repuntar compensando el perjuicio inicial. En otras palabras, superado un determinado umbral en el crecimiento económico, el medioambiente empieza a registrar progresos en su calidad, los que compensan el deterioro producido en una primera etapa de desarrollo. Esta relación se ha denominado “Curva de Kuznets”, debido a que es similar (en su forma) a la curva que el economista Simon Kuznets construyó en 1955 para representar la relación entre desarrollo económico y distribución de la renta.13 En concreto, la Curva de Kuznets, en materia ambiental, representa la relación que existe entre desarrollo económico, por un lado, y el deterioro/cuidado del medioambiente, por otro. Esta relación se ha explicado señalando que es consecuencia, principalmente, de dos factores separados: el efecto escala y el efecto tecnológico. El efecto escala; incide en que el crecimiento económico afecte negativamente la calidad del medioambiente. Es decir, como consecuencia de un mayor crecimiento habría una mayor producción, lo que -a su vez- significaría una mayor cantidad de materias primas y recursos naturales explotados. El efecto tecnológico; incide en que el crecimiento económico afecta positivamente la calidad del medioambiente, pues conforme se crece se cuenta con más recursos para invertir en investigación y desarrollo de tecnologías limpias o, simplemente, para comprar las tecnologías ambientales más modernas. 13 Simon Kuznets (1901-1985), economista nacido en Ucrania y nacionalizado norteamericano, obtuvo su doctorado en economía en la Universidad de Columbia (Nueva York) y fue profesor de diversas universidades, entre ellas de la Universidad de Harvard. Fue galardonado con el Premio Nobel en Economía en 1971, por su trabajo sobre el desarrollo económico que, entre otros puntos, propuso que la relación entre crecimiento económico y desigualdad del ingreso presenta la forma de una “U” invertida. Alejandro Canut de Bon L. 51 Así, la curva se explicaría porque en una primera etapa el crecimiento se haría en base a la explotación de los recursos naturales por medio de tecnologías tradicionales, económicas y poco amigables ambientalmente. En una segunda etapa la industria se vería presionada y posibilitada a destinar parte de sus utilidades a la incorporación de tecnologías limpias (además, conforme la economía crece, un segundo efecto favorable consiste en que parte de ella se desplaza al sector de servicios). Ahora bien, el origen del debate sobre la implicancia del crecimiento económico en el medioambiente se produjo junto a la discusión relativa al “crecimiento cero” (a la que nos referimos más adelante), durante la década de los sesenta, cobrando nuevamente actualidad a inicios de la década del noventa, en que la publicación del Informe sobre el Desarrollo del Banco Mundial señaló que el crecimiento económico potencia algunos indicadores ambientales, pero perjudica otros. Desde entonces, la Curva de Kuznets ha permitido sostener por algunos sectores que, dado que el crecimiento económico significa en el largo término una consecuencia positiva en el medioambiente, resulta entonces un contrasentido imponer normas ambientales que restrinjan excesivamente el desarrollo de la economía en una primera etapa. Por otro lado se ha afirmado que dicha lógica no es correcta, tanto por no existir experiencia empírica concluyente al momento de determinar la existencia o validez de la curva en cuestión, cuanto porque de ser efectiva se desconoce desde que renta per cápita el deterioro del medioambiente empieza a reducirse (lo que impide apostar a esta teoría con una mínima certeza de resultado). Esto, sumado al hecho que muchos sistemas ecológicos presentan un equilibrio que, una vez destruido, no puede regenerarse, obliga a imponer un cuidado en todo momento, incluso desde los inicios del desarrollo (Véase “Ecocidio”). Desarrollo Sustentable y temas afines 52 Quizás la mayor conclusión parcialmente válida es que no resulta del todo desatendible la idea central que se puede colegir de esta curva: las medidas que tienden al cuidado del medioambiental deben también procurar evitar restringir el crecimiento económico, porque -como se ha dicho- éste último, tarde o temprano, resulta ser uno de los mejores aliados del cuidado del medioambiente (como señaló Indira Ghandi, “no hay peor contaminación que la pobreza” ). La Tragedia de los Comunes La Tragedia de los Comunes corresponde originalmente al título de un artículo publicado en el año 1968, en la revista Science, por un biólogo norteamericano de nombre Garret Hardin, doctorado en la Universidad de Stanford y profesor emérito de Ecología Humana en la Universidad de California (Santa Barbara). Dicho artículo tuvo una amplia difusión y con los años su título se ha convertido en un concepto en sí mismo, que comprende la idea que se explica en las próximas líneas y que podemos extraer -en lo principal- directamente
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