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DESARROLLO SUSTENTABLE Y TEMAS AFINES

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DESARROLLO 
SUSTENTABLE
Y TEMAS AFINES
Alejandro Canut de Bon L.
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B
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 L
.
El presente texto resume los prin-
cipales hitos del nacimiento del mo-
vimiento ambiental, y de la evolución 
del Desarrollo Sustentable. Nos explica 
como este último concepto ha adqui-
rido dos acepciones, una fuerte y una 
débil, que pugnan entre sí, y que pro-
ducen -a su vez- un interesante debate 
que se da en diversas arenas (económi-
ca, filosófica, jurídica, etc). 
Lo anterior se logra mediante un 
conjunto de artículos, de diferente 
naturaleza, que cumplen con 
introducirnos en los conceptos, ideas, 
argumentos o discusiones que supone 
la sustentabilidad.
Conceptos de economía, ciencia 
ambiental, filosofía y derecho se 
van entrelazando a lo largo de estas 
páginas, para ir complementando un 
entendimiento global del Desarrollo 
Sustentable. 
Economía de Ciclo de Vida, Curva 
de Kuznets, Tragedia de los Comunes, 
Teoría de los Juegos, Dilema de 
los Prisioneros, Óptimo de Pareto, 
Equilibrio de Nash, Teorema de Coase, 
Externalidades, Normas de Emisión, 
Normas de Calidad, Royalty, Rentas 
Ricardianas, Regla de Hotteling, 
Licencias Sociales, Responsabilidad 
Social Corporativa, Renta Hicksiana, 
Ecocidios, Ecología Profunda, Hipótesis 
de Gaia, Normas ISO, Principio 
Precautorio, El Que Contamina Paga, 
y muchos otros conceptos e ideas, 
se relacionan en la búsqueda de un 
entendimiento general.
El autor, nacido en La Serena, Chile (1966) 
terminó su educación escolar en Oregón, 
Estados Unidos (1983-1984). Estudió 
Derecho en la Universidad de Concepción 
(1985-1990) y participó en la expedición a 
la Patagonia organizada por la institución 
inglesa Operación Raleigh International, 
de diciembre 1992 a marzo 1993. 
Posteriormente realizó diversos estudios 
de postgrado, entre los que cabe destacar 
un Master en Derecho Minero y de Aguas 
(1994-1995), un Master in Business 
Administration (MBA-Economía, 1998-
1999) y, un Master en Natural Resources 
and Environmental Law, (2004-2005). 
Actualmente es candidato a un Master 
en Humanidades (Historia de la Filosofía 
e Historia del Arte, en Occidente). A 
los postgrados anteriores se suma un 
Diplomado en Derecho Ambiental 
(2002), un Diplomado en Ingeniería 
Ambiental (1997) y un Diplomado 
en Legislación Tributaria (1996). Ha 
ejercido continuamente la abogacía en el 
área de los recursos naturales por quince 
años, trabajando en el sector minero, 
y desempeñándose como abogado, y -
actualmente- como Gerente Legal de una 
de las mayores compañías mineras del 
mundo. De manera paralela ha ejercido la 
docencia, en cursos de pre y post grado 
en diferentes universidades (entre otras, 
la Universidad de Chile, la Pontificia 
Universidad Católica de Chile, la 
Universidad de La Serena y la Universidad 
de Antofagasta). Es coautor de un libro 
sobre Contratos Mineros publicado en 
1995, y autor de un libro sobre un capítulo 
de la historia religiosa del país publicado 
en 1996, como así también de numerosos 
artículos, en revistas especializadas, en 
Derecho e Historia. 
Desarrol lo Sustentable
y temas af ines
Alejandro Canut de Bon L.
I.S.B.N. 978-956-310-733-3
Registro Propiedad Intelectual Inscripción N° 154.750
Primera Edición Agosto 2007, 1.000 ejemplares, publicado por el 
Consejo Minero.
Impreso en los talleres de IGD Ltda. 
Santiago de Chile
a María Fernanda
Alejandro Canut de Bon L.
7
Índice 
Introducción; 11 
Un concepto, dos interpretaciones 13
1.- La Edad Contemporánea y los inicios 
 del movimiento ambiental 15
2.- Un nuevo concepto: Desarrollo Sustentable 20
3.- Las dos interpretaciones: Sustentabilidad
 Débil y Sustentabilidad Fuerte 24
4.- Conservacionistas versus Preservacionistas 27
Economía y Medioambiente 31
5.- En la búsqueda del equilibrio 33
6.- La Economía Ambiental 
 y la Economía Ecológica 38
7.- El Análisis Económico del Derecho 
 y la Economía de los Recursos Naturales 42
8.- Economía de Ciclo de Vida 45
9.- La Curva de Kuznets 49
10.- La Tragedia de los Comunes 52
11.- La Teoría de los Juegos 57
12.- El Dilema de los Prisioneros 61
13.- El Óptimo de Pareto 63
14.- El Equilibrio de Nash 65
15.- El Teorema de Coase, las Externalidades 
 y los Costos de Transacción 67
16.- Normas de emisión, normas de calidad 
 y una solución de mercado 73
17.- Contabilidad Verde 76
18.- ¿Cuánto vale el medioambiente?... 79
19.- Royalty, Rentas Ricardianas y Regla de Hotteling 84
20.- Los commodities y la importancia 
 de los costos de producción 90
Desarrollo Sustentable y temas afines
8
Pesimistas y Optimistas 93
21.- ¿Los Límites del Crecimiento? 95
22.- ¿Recurso naturales no renovables? 100
23.- La maldición de los recursos naturales 105
24.- ¿Puede la minería ser sustentable? 110
Sociedad y Sustentabilidad 117
25- Responsabilidad Social Corporativa 119
26.- La Renta Hicksiana 124
27.- La importancia de una sociedad responsable 127
28.- La participación ciudadana y las licencias sociales 130
Humanidad y Medioambiente 133
29.- La explosión demográfica. ¿Cuántos somos? 135
30.- Ecocidios 138
31.- Evaluación de los Ecosistemas del Milenio 141
32.- El Ecologista Escéptico 147
Ética y Medioambiente 151
33.- El Dilema del Último Hombre 153
34.- Ecología Profunda 157
35.- Prohibir es más fácil 160
Ciencia y Medioambiente 165
36.- ¿Qué es la ciencia? 167
37.- La Teoría del Caos 178
38.- Nuestro lugar en la historia de la Tierra 184
39.- Estudios de Impacto Ambiental,
 naturaleza e incertidumbre 193
40.- Hipótesis de Gaia 196
Globalización y Medioambiente 201
41.- La destrucción del ozono 
 y el Calentamiento Global 203
42.- Las normas ISO. Estandarizando el
 cuidado del medioambiente 211
Alejandro Canut de Bon L.
9
Derecho y Medioambiente 215
43.- Principio Precautorio 217
44.- Principio “El Que Contamina Paga” 222
45.- Y más principios de Derecho Ambiental 226
Epílogo 229
Bibliografía 231
El presente texto es la primera publicación integra de 
un proyecto concebido originalmente hace unos tres 
años atrás, en el momento que iniciaba los estudios del 
Master of Law in Natural Resources and Enviromental 
Policy, de la Facultad de Derecho de la Universidad 
de Denver, Colorado (programa que se imparte, para 
abogados, con la cooperación técnica de la Colorado 
School of Mines)
Como alumno de ese programa, comprendí en las 
primeras clases la necesidad de acercarme rápidamente 
a ciertas ideas y teorías, que se relacionan -directa o 
indirectamente- con los recursos naturales y con el 
entendimiento del concepto de Desarrollo Sustentable. 
No obstante, no encontré un libro que lograra resumir 
a modo meramente introductorio, conceptos de 
naturalezas tan diferentes. 
Nació así la idea de procurar un texto que cumpliera 
dicha finalidad y que diera a la vez cuenta de las 
lecciones y, sobretodo, de las discusiones sostenidas en 
las clases. Este texto es el producto de esa idea. 
Alejandro Canut de Bon L.
11
Desarrollo Sustentable1
y temas afinesIntroducción
El Desarrollo Sustentable es uno de aquellos conceptos que 
en pocos años se posesiona en la mente y en las conversaciones de 
las personas que se relacionan con una determinada temática -en 
este caso con el cuidado del medioambiente y con el desarrollo 
económico- al punto que después de un tiempo, de tanto repetirse, 
se logra casi de manera mágica que las nuevas generaciones no 
se cuestionen su real significado o contenido. Se cumple así, de 
peculiar forma, el viejo adagio que nos enseña que “las cosas por 
sabidas se callan y por calladas se olvidan”... con la diferencia de 
que en este caso debiéramos decir que “por escuchadas se repiten, 
y por repetidas no se conocen”. Ello ha ocurrido con especial 
fuerza en el caso de este concepto. Se utiliza y se argumenta en 
relación a él, sin haber -en muchas ocasiones- reparado primero 
en su esencia. 
Por ello, y porque estimamos que este concepto es de 
suma importancia para la industria de los recursos naturales, es 
que el objetivo final de este texto es ayudarnos a meditar sobre 
su contenido, resumiendo a modo de introducción muchos de 
los temas que supone el entendimiento de la sustentabilidad. 
Procuramos también exponer algunas de las discusiones y debates 
que subyacen a las recurrentes y ambiguas definiciones que 
comúnmente se dan al hablar de Desarrollo Sustentable.
Para lograr este objetivo el presente texto se divide en 
capítulos y estos en apartados o artículos que guardan entre 
sí un común denominador. Se trata, en todo caso, sólo de un 
1 En la literatura española se suele hablar de “Desarrollo Sostenible”, mientras que 
en la literatura latinoamericana de “Desarrollo Sustentable”. Se trata en todo caso de 
conceptos sinónimos. 
Desarrollo Sustentable y temas afines
12
conjunto de resúmenes de temas de diferente naturaleza, que 
cumplen con introducirnos en algunos de los conceptos, ideas, 
argumentos o discusiones que supone el entendimiento de la 
sustentabilidad. Este último aspecto lo destacamos con la mayor 
de las fuerzas. No pretende este libro ser un aporte a una literatura 
especializada, ni menos aún encerrar todo aspecto necesario para 
la comprensión de la sustentabilidad. Un experto en la materia 
encontrará una aproximación sólo básica a los temas tratados. El 
texto no pretende tampoco ser una tesis, que -como tal- plantee 
un problema y busque críticamente vías para su solución. Es sólo 
-reiteramos- un conjunto de resúmenes que presentan aspectos 
del tema que nos preocupa, y siempre de manera introductoria. 
Algunos de estos aspectos se relacionan directamente con 
el medioambiente, mientras que otros sólo lo hacen de manera 
indirecta. Estos últimos, no obstante, los hemos incluido en este 
texto porque -en nuestra experiencia docente- cubren aspectos 
que suelen captar la curiosidad de los alumnos que buscan una 
mayor comprensión de esta temática. 
Cabe señalar que la lectura de cada uno de estos capítulos o 
apartados se puede hacer de manera independiente y en el orden 
que se estime. Esto, puesto que no existe necesariamente un claro 
hilo conductor que deba seguirse. No obstante, se sugiere el orden 
dado, puesto que algunos artículos presuponen el conocimiento 
de otros anteriores. 
Destacamos por último que hemos procurado referirnos, 
en cada artículo, sólo a los hechos fundamentales, sin acometer 
un acabado conocimiento de cada tema. Los detalles aparecen de 
esta manera sólo como una lógica consecuencia de los aspectos 
generales. Cada vez que ha sido menester añadir un comentario 
o profundizar en una determinada materia, en términos que 
excederían los objetivos que corresponden a un texto de esta 
naturaleza, hemos recurrido al arbitrio de emplear notas al pie 
de página.
Alejandro Canut de Bon L.
13
Un concepto, dos interpretaciones 
En este capítulo nos referiremos al nacimiento del movimiento 
ambiental, a la formación del concepto de Desarrollo Sustentable, y a 
las dos interpretaciones o entendimientos que de este concepto se han 
ido concretando en la sociedad actual. Estas dos interpretaciones nos 
acompañarán a lo largo de todo este texto y -como se podrá apreciar- 
están en la raíz de muchos de los debates que subyacen a los artículos 
de los próximos capítulos. 
 
Alejandro Canut de Bon L.
15
La Edad Contemporánea y
los inicios del movimiento ambiental
A fines de la Edad Moderna las fuentes de energía 
continuaban siendo las mismas que el hombre había utilizado 
desde el inicio de la historia. Los ríos, el viento y los animales 
(incluido el propio hombre) eran los únicos “motores” existentes. 
Por otro lado, la técnica seguía siendo artesanal, y era básicamente 
la misma que se había transmitido generación tras generación sin 
registrar mayores mejoras. Esto cambió drásticamente junto con 
el inicio de la Edad Contemporánea. 2
 En efecto, si bien el desarrollo de la ciencia durante la 
Edad Moderna había producido principalmente conocimientos 
de carácter teórico, durante el siglo XVIII dichos conocimientos 
empezaron a encontrar aplicaciones prácticas que coincidieron 
con la popularización del espíritu utilitarista y con una fuerte fe 
en el progreso material. Nació, en resumen, la ciencia moderna 
aplicada, es decir la tecnología, y con ella numerosos inventos que 
modelaron la sociedad contemporánea, altamente industrial. 
Quizás el más importante de estos inventos -por el gran 
impacto y consecuencias sociales que tendría- fue la máquina a 
vapor. En 1768, el escocés James Watt (1736-1819) fabricó la 
primera de estas máquinas capaz de producir un servicio realmente 
útil en muchos nuevos aspectos. A partir de entonces el hombre 
ya no dependió de los ríos, del viento, o de los animales. 
2 Como es sabido, la Historia se suele dividir en cuatro partes o Edades: Edad Antigua 
(desde la invención de la escritura, y hasta la caída del Imperio Romano de Occidente 
en el siglo V. Lo ocurrido antes de la invención de la escritura, corresponde a la Pre-
Historia); Edad Media (hasta la caída del Imperio Romano de Oriente, siglo XV); Edad 
Moderna (hasta la Revolución Francesa ocurrida en 1789), y Edad Contemporánea 
(hasta el presente). En esta última Edad se modela la sociedad altamente industrial en 
que vivimos. Las dos principales causas de la Edad Contemporánea son la Revolución 
Industrial y la Ilustración. 
Desarrollo Sustentable y temas afines
16
Dispuso por vez primera de una máquina capaz de producir 
movimiento en cualquier lugar y a cualquier hora, a su voluntad. 
Fácil nos debiera resultar imaginar la importancia y trascendencia 
de este invento, y de comprender que éste no sólo dio inició a 
lo que la historia denominaría Revolución Industrial, sino que 
también fue co-responsable de una revolución social, que -junto a 
la Ilustración- coadyuvaría a alterar las instituciones económicas 
y políticas, las estructuras sociales y, también, los paisajes. 
En resumen, todos estos cambios produjeron que durante 
el siglo XIX la sociedad occidental pasara muy rápidamente, 
desde el mundo rural y agrario del siglo anterior, a la sociedad 
urbanizada e industrial del final de siglo. Las ciudades se 
consolidaron como centros productores lo que, junto al aumento 
de la población, produjo un fuerte cambio demográfico.
Ahora bien, las posibilidades técnicas demandaron una 
explotación de recursos naturales jamás antes vista en la historia 
de la humanidad (primero carbón, después petróleo y metales), al 
punto que se vio a dicha explotación como sinónimo de progreso 
social. A mayor explotación, mayor progreso. 
Pero todo esto tendría un costo. La sociedad industrializada, 
dependiente de los recursos naturales, comenzó a mostrar las 
primeras señales de degradación ambiental hacia fines del mismo 
siglo XIX. No obstante el humo negro de las chimeneasy los 
bosques talados siguieron siendo un símbolo de desarrollo por 
algunas décadas más. En efecto, la idea de que la revolución 
industrial mejoraría paso a paso, en un progreso continuo, 
la calidad de vida de la sociedad, era de tal fuerza a fines del 
siglo XIX, que habría sido inimaginable pensar entonces que las 
industrias serían cuestionadas -por su efecto ambiental- durante 
el siglo próximo. Todo un cambio de paradigma tendría que tener 
lugar previamente.
Dicho cambio ya encontraba sus raíces en algunos 
Alejandro Canut de Bon L.
17
pensadores que cuestionaron desde un inicio la fuerte fe en el 
progreso material que registra el siglo XIX. El primero de estos 
pensadores fue J. J. Rousseau (1712-1778) quien desconfió de las 
mejoras que a la calidad de vida debía supuestamente introducir 
el progreso continuo y los avances de la industrialización. Es más, 
Rousseau popularizó, y en alguna medida inventó, el amor por 
la naturaleza, la vida al aire libre, las bondades del ejercicio físico 
sistemático y de la casita de retiro de fin de semana. Ideas que 
sirvieron de base al Romanticismo del siglo XIX (movimiento 
este último que se vincula a las raíces del ambientalismo). En 
este sentido Rousseau, y posteriomente muchos románticos, 
rechazaron fuertemente el pensamiento de sus contemporáneos, 
quienes creían que el constante desarrollo de la cultura materialista 
e industrial haría la felicidad del hombre. Nótese que la crítica 
que Rousseau y los románticos hacen al mundo moderno, y a 
sus constantes progresos técnicos, sigue estando hoy tan vigente 
como entonces.
El hecho es que para inicios del siglo XX las primeras 
medidas en post del cuidado del medioambiente fueron 
adoptadas. Las raíces de esta nueva conciencia nacieron en el 
gobierno del Presidente norteamericano Teodoro Roosevelt. Bajo 
su administración (1901-1909) se creó el primer parque nacional 
del mundo (Yellowstone) y se dictaron las primeras leyes de 
protección a la vida silvestre.3 
Junto al Presidente T. Roosevelt, otros dos 
norteamericanos deben necesariamente ser nombrados en el 
origen del movimiento ambiental.
3Un dato curioso, pero que cumple con ejemplificar el interés de Roosevelt por la 
protección de la flora y fauna, es el siguiente: una de las leyes que él promulgó tuvo por 
finalidad prohibir la caza de los osos pequeños, lo que produjo -en un periódico- una 
popular caricatura en la que el Presidente aparecía protegiendo a un pequeño oso. La 
caricatura representó a ese animal de manera tan tierna, que un empresario decidió 
fabricar osos de peluche, los que fueron bautizados en el mercado como “Osos Teddy” 
o -en inglés, “Teddy Bears” - en honor a “Teodoro” Roosevelt, nombre que se usa 
hasta el presente para referirse a los osos de peluche en todo el mundo.
Desarrollo Sustentable y temas afines
18
Primero, Aldo Leopold (1887-1948) quien escribió 
el libro “A Sand County Almanac” y un artículo, publicado 
en 1948, titulado “The Land Ethic”. En este último sostenía 
explícitamente que las raíces de la crisis ecológica que se 
empezaba a vivir eran básicamente filosóficas. Nos invitaba a 
pensar que el problema del uso adecuado de la tierra, no es 
sólo un problema económico. El texto sólo fue ampliamente 
divulgado gracias a una recopilación hecha por el Sierra Club 
(organización ambientalista estadounidense) publicada en 
1970, en un momento que el campo estaba fértil para esta 
semilla.
En segundo lugar, Raquel Carson, quien en 1962 escribió 
el que es considerado hoy como el más famoso de los libros del 
movimiento ambiental, titulado “Silent Spring” (Primavera 
Silenciosa). Carson trabajó durante 17 años en el Departamento 
de Caza y Vida Salvaje de los Estados Unidos, en donde tuvo 
la oportunidad de comprender las consecuencias en el uso 
desmedido de los pesticidas. Sin dejarse afectar por el claro 
entusiasmo que existía en el uso de estos productos (como el 
DDT, por ejemplo), escribió y publicó sobre sus consecuencias 
en el libro señalado, generando un cambio significativo en la 
conciencia pública frente al respeto por el medioambiente.4 
Estos personajes, y muchos otros en menor medida, (como 
por ejemplo la primera mujer ingeniero de minas de la historia, la 
4 El mismo año que se publicó el libro de Raquel Carson (1962) el mundo fue adver-
tido del peligro del DDT. El DDT es un insecticida que fue creado en 1939 por un 
químico suizo de nombre Paul Müller. Demostró rápidamente ser muy efectivo contra 
una serie de plagas y, mejor aún, barato, fácil de producir y aparentemente inofen-
sivo para el ser humano. Su uso se popularizó rápidamente por el mundo, aplicado a 
múltiples fines, -por ejemplo- como controlador de plagas de tifus entre las tropas de la 
segunda guerra mundial (las que fueron, literalmente, bañadas en DDT). Fue un éxito 
también en el control del mosquito que transmitía la malaria, al punto que Müller 
recibió el Premio Nobel en Medicina en 1948. Lo que no se sabía, hasta 1962, es que 
el DDT traía consigo un fuerte precio ambiental. Su gran estabilidad química lo hacía 
persistente en suelos y aguas, al punto que toda especie viva, tarde o temprano, acusaba 
un efecto tóxico. Su uso fue prohibido a partir de 1972 en la mayoría de los países. 
Alejandro Canut de Bon L.
19
notable Elleenn Swallow, pionera en la protección ambiental en las 
faenas mineras) lograron mover las conciencias en pos del cuidado 
del medioambiente. Esto generó una preocupación política 
nacional e internacional, que tendría fuerte impacto avanzada la 
segunda mitad del siglo XX, lo que llevó a las Naciones Unidas 
a poner atención en el tema y a encargar la preparación de un 
informe que daría paso a la creación del concepto de Desarrollo 
Sustentable, como se explica en el próximo artículo. 5 
 
5 Para fines de la década del sesenta, la administración del Presidente Richard Nixon 
dio un paso sin precedentes en materia ambiental legislativa, al dictar la National 
Environmental Policy Act (1969), más conocida como NEPA, cuya finalidad fue 
crear el marco regulatorio ambiental que regiría en Estados Unidos. Fue seguida 
de la creación de la Environmental Protection Agency (EPA), en 1970, institución 
encargada de la protección del medioambiente en dicho país. Posteriormente se dictó 
el Clean Air Act (1970), y el Clean Water Act (1972), regulaciones ambientales para la 
protección del aire y agua, respectivamente. Esto sentó las bases del marco regulatorio 
que rige -con modificaciones- hasta el presente en los Estados Unidos, y que fue 
repetido en gran medida en otros países durante las décadas de los años ´70, ´80 y ´90.
Desarrollo Sustentable y temas afines
20
Un nuevo concepto: Desarrollo Sustentable
Como se comentó en el apartado anterior, el movimiento 
ambiental creció rápidamente a partir de la publicación de la 
“Primavera Silenciosa”, en 1962, y trajo consigo el despertar 
de una preocupación sobre el estado y salud del planeta. Una 
cantidad creciente de organismos nacionales e internacionales 
estudiaron en las décadas del ´60 y ´70 los diversos efectos que 
en el medioambiente y en el planeta empezaba a tener la forma 
de vida moderna (post-revolución industrial). Entre ellos, por 
ejemplo, el informe titulado “Los Límites del Crecimiento” 
publicado en 1972 por el denominado “Club de Roma”, al que 
nos referiremos en mayor detalle más adelante (Véase “¿Los 
Límites del Crecimiento?”). Este informe se había traducido 
para 1976 a más de 30 idiomas y superaba la venta de cuatro 
millones de ejemplares. A esto se sumó la crisis energética de 
1973 y 1978 y las primeras manifestaciones publicas pro cuidado 
del medioambiente.
En ese marco de cosas, la Organización de las Naciones 
Unidas formó la Comisión de Medioambiente y Desarrollo, 
mejor conocida como Comisión Brundtland(en honor a la 
presidente de la Comisión, posteriormente primera ministro de 
Noruega, Gro Brundtland). Esta Comisión recibió el encargo de 
hacer un informe sobre la materia. Dicho informe se presentó a 
la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1987, y se tituló 
“Nuestro Futuro Común”. En él se acuñó el término Desarrollo 
Sustentable, definiéndolo como el “desarrollo que satisface las 
necesidades de las generaciones presentes sin poner en peligro 
la capacidad de las generaciones futuras de satisfacer sus propias 
necesidades”.
Desde entonces este concepto se generalizó con una fuerza 
pocas veces vista. Se utilizó en cuanto documento ambiental se 
redactó y, por ello, la doctrina se vio en la necesidad de dotarlo 
Alejandro Canut de Bon L.
21
de un contenido algo más detallado que la mera declaración 
comprendida en su definición, la que por cierto es más política 
que científica. 
La popularización definitiva del concepto vendría en 1992 
cuando, a instancia de las Naciones Unidas, se reunieron en 
las cercanías de Río de Janeiro, Brasil, delegados de la mayoría 
de los países existentes, a fin de tratar temas relacionados con 
el cambio del medioambiente. Dicha reunión se denominó 
“Conferencia sobre Medioambiente y Desarrollo de las Naciones 
Unidas”, también conocida como la “Cumbre de la Tierra”. El 
propósito último de la conferencia fue determinar las reformas 
medioambientales necesarias que debían emprenderse a largo 
plazo. Los principales temas abordados en esta conferencia 
incluyeron el cambio climático, la biodiversidad, la protección 
forestal y, en general, aspectos económicos y políticos 
relacionados. La Cumbre de la Tierra terminó con la redacción 
de dos documentos: una agenda, que se denominó Agenda 21 
(un proyecto de desarrollo medioambiental de 900 páginas) y, 
una declaración denominada Declaración de Río (un documento 
de sólo cinco páginas en el que se demandó la integración de 
medioambiente y desarrollo económico). La Cumbre de la Tierra 
fue un acontecimiento histórico de gran significado, no sólo por 
hacer del medioambiente una prioridad a nivel mundial, sino por 
su éxito en el sentido de convocar delegados de 178 países, lo que 
la convirtió en la mayor conferencia internacional jamás celebrada.
Ahora bien, con un concepto de “Desarrollo Sustentable” 
cada vez más popular, la literatura especializada se vio -como se 
indicó- en la necesidad de darle un contenido más detallado. Esto 
creó un consenso, durante los noventas, en cuanto a un contenido 
en torno a tres pilares esenciales, que son los siguientes:
1.- Pilar ecológico: este pilar encierra la idea que comúnmente 
se asocia a la sustentabilidad, cual es la del cuidado ambiental y la 
prohibición de contaminar. Los instrumentos más básico de este 
Desarrollo Sustentable y temas afines
22
pilar son las normas ambientales, sean de emisión o de calidad, 
la responsabilidad por daño ambiental, el principio precautorio, 
el que contamina paga, etc (todos los cuales se analizan más 
adelante). 
2.- Pilar económico: en este sentido, y en términos simples, 
Desarrollo Sustentable significa desarrollo económico6. Las 
medidas tomadas en pos de lograr el Desarrollo Sustentable, 
deben -en su conjunto- no sólo cuidar el medioambiente, sino 
que también cuidar que la sociedad logre su desarrollo económico. 
Esto, como se señalará más adelante en este texto, es consecuencia 
de la idea central que se esconde detrás de la Curva de Kuznets. 
Es decir, que el progreso económico es tarde o temprano la mejor 
vía para cuidar el medioambiente y, a contrario, el deterioro 
económico es la manera más segura de tener un medioambiente 
contaminado. Por este pilar es que ideas como el Teorema de 
Coase, el Óptimo de Pareto, la Renta de Hotteling, el Equilibrio 
de Nash, el Crecimiento Cero, la Contabilidad Verde, la 
Sustentabilidad Débil, etc, deben ser estudiadas para comprender 
la verdadera esencia escondida detrás de la amplia definición del 
Desarrollo Sustentable (conceptos que se analizan a lo largo del 
texto). 
3.- Pilar social: este pilar encierra la ida básica de que el cuidado 
ambiental y el desarrollo económico deben ser hechos con 
participación y equidad social. Nos recuerda que la sociedad es un 
actor clave en la disyuntiva siempre presente -al menos en el corto 
plazo- entre cuidado ambiental y cuidado económico. En este 
pilar cobra importancia otro conjunto de conceptos que también 
resumiremos a lo largo de este texto, tales como Responsabilidad 
Social Corporativa, Informes de Sustentabilidad, Renta 
Hicksiana, Rentas Ricardianas, Participación Ciudadana, 
Licencias Sociales, etc. 
6 Algunos autores distinguen entre desarrollo económico y crecimiento económico. En 
este texto, con la finalidad de simplificar la comprensión de los términos más gruesos 
del Desarrollo Sustentable, no haremos tal distinción. 
Alejandro Canut de Bon L.
23
La existencia de estos tres pilares otorga al concepto de 
Desarrollo Sustentable -sin duda- un equilibrio. Ya no se trata 
solamente de cuidar el medioambiente, ni tampoco de cuidarlo 
en la medida que no se perjudique la economía, sino que de hacer 
todo ello con participación y desarrollo de las comunidades y 
sociedad en general. 
Diez años después de la Cumbre de la Tierra, el 2002, se 
celebró la Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible. Esta 
cumbre se llevó a cabo en Johannesburgo (Sud África). En esa 
importante conferencia (denominada también Río + 10) partici-
paron 190 Jefes de Estado o de Gobierno, acompañados de sus 
delegaciones nacionales. La Cumbre de Johannesburgo reafirmó 
vigorosamente el compromiso con los principios acordados en 
1992, con la plena aplicación de la Agenda 21 y con los resulta-
dos de las principales conferencia de las Naciones Unidas y los 
acuerdos internacionales concluidos desde 1992. Fue la primera 
cumbre mundial en abordar la contribución de la minería al De-
sarrollo Sustentable (incluyendo diversos párrafos atingentes a 
esta industria). 
Ahora bien, es claro que al hablar de Desarrollo Sustentable 
estamos en presencia de una propuesta que ha ganado rápido 
respeto, no obstante ello existen aún muchas ideas que resultan 
discutibles. Nos referiremos también a estas ideas, puesto que 
ellas hacen de esta propuesta una materia abierta al debate y, 
por lo mismo, más interesante aún. Consecuencia y muestra 
de estos aspectos discutibles, es la existencia de dos acepciones 
de Desarrollo Sustentable, una fuerte y una débil, a las que nos 
referimos a continuación. 
Desarrollo Sustentable y temas afines
24
Las dos interpretaciones:
Sustentabilidad Débil y Sustentabilidad Fuerte
Se suele escuchar a los ambientalistas hablar de 
Sustentabildiad Débil en oposición a Sustentabilidad Fuerte, lo 
que nos lleva a la necesidad de dedicar en este texto algunas líneas 
que sirvan para explicar básicamente estos dos términos, claves 
en el entendimiento que podamos tener de la sustentabilidad en 
general.
Como se indicara precedentemente el Desarrollo 
Sustentable (sustentabilidad) es un término cuya definición 
más conocida y aceptada es la acuñada en el informe titulado 
“Nuestro Futuro Común” (1987), en donde se le entendió como 
el “desarrollo que satisface las necesidades de las generaciones 
presentes sin poner en peligro la capacidad de las generaciones 
futuras de satisfacer sus propias necesidades”.
Partiendo de esa definición, la doctrina ha dotado al 
término en cuestión de un contenido compuesto principalmente 
de tres elementos, los que también hemos señalado en el artículo 
anterior (ambiental, económico y social). 
Ahora bien, basándose en ese contenido, se han creado 
principalmente dos líneas de interpretación, que han dado 
lugar a dos entendimientos del concepto que pugnan entre 
sí y que subyacen a muchasde las disputas y debates que se 
dan en el presente, frente a los temas ambientales. Estas dos 
interpretaciones o corrientes son la Sustenbilidad Débil y la 
Sustentabilidad Fuerte:
a.- Sustentabilidad Débil: se ha entendido por esta corriente 
que sustentabilidad significa el deber que tiene la generación 
presente de transmitir a la próxima un stock de capital total no 
menor al por ella recibido. Dado que el stock de capital total 
es la suma de tres diferentes tipos de capital (capital construido 
Alejandro Canut de Bon L.
25
por el hombre -maquinarias, puentes, etc-, capital natural -
biodiversidad, recursos renovables y no renovables- y, por último, 
capital de conocimientos y habilidades), resulta entonces que la 
Sustentabilidad Débil asume que los diferentes tipos de capital 
son en alguna medida intercambiables. Lo importante es que el 
producto de la suma total sea el mismo. En palabras más claras, 
y llegando a un extremo, podemos -por ejemplo- traspasar a 
la próxima generación, según esta corriente, menos recursos 
naturales, pero más puentes y caminos. Al compensar lo uno con 
lo otro, se está cumpliendo con el deber de la sustentabilidad. Es 
claro, no obstante, para la Sustentabilidad Débil, que no todo 
recurso es compensable (no lo es aquello que resulta básico para 
la subsistencia humana).
b.- Sustentabilidad Fuerte: se trata de una corriente que sostiene 
que no existe equivalencia entre los diversos tipos de capital, y 
en particular entre el capital natural o ecológico y el construido 
por el hombre. Fundamentan su posición en que estiman que 
muchos recursos naturales son esenciales para el bienestar y/o 
supervivencia de la humanidad. Este capital, el esencial para la 
humanidad, llamado capital crítico, no puede ser compensado 
con otros capitales. Por lo mismo, si muchos tipos de capital 
no son sustituibles, no se puede afirmar que lo importante es el 
producto total de la suma de los diversos tipos de capital. 
Cabe destacar que si bien esta clasificación no está exenta de 
dificultades, ha servido -al menos- para crear una graduación en 
el concepto de sustentabilidad, aunque siempre podrá discutirse 
cuáles son los activos que no puede ser compensados. Para algunos, 
en un extremo, todo recurso natural deberá ser entendido como 
capital crítico, para otros sólo aquel capital natural que provee 
funciones de soporte ecosistémico fundamentales para mantener 
la vida. Así, también hay una gradualidad posible al interior de 
cada una de estas dos líneas de pensamiento. 
Desarrollo Sustentable y temas afines
26
Evidentemente la posición que se tenga frente a estas 
dos sustentabilidades dependerá de, o se relacionará con, 
concepciones más profundas que se tengan frente a la naturaleza. 
Esto nos lleva a estudiar dos corrientes o enfoques que se han ido 
formando y definiendo de manera paralela en las últimas décadas 
frente al tema ambiental. Me refiero al Conservacionismo y al 
Preservacionismo. 
Alejandro Canut de Bon L.
27
Conservacionistas versus Preservacionistas
Explicaremos más adelante como existe una componente 
filosófica importante en nuestra visión de la naturaleza y como 
ello influye y determina muchos de nuestros argumentos en 
cuestiones ambientales. Por ahora basta con indicar que estas 
diferentes visiones filosóficas dan lugar -en materia ambiental- a 
dos principales corrientes o enfoques ecológicos, que resultan ser 
los siguientes: 
a.- Corriente Conservacionista: se trata de una visión o corriente 
antropocéntrica, es decir que pone al hombre en el centro de 
la naturaleza, con derechos y responsabilidades especiales. A 
pesar de la diversidad de corrientes conservacionistas, éstas están 
básicamente de acuerdo en algunas ideas claves: la naturaleza está 
al servicio del ser humano y éste puede utilizarla en la medida 
que la proteja; esta protección se traduce en el cuidado de ciertos 
equilibrios; la ciencia nos ilustra en la forma de mantener dichos 
equilibrios. 
b.- Corriente Preservacionista: se trata de una corriente que se 
aleja del antropocentrismo y termina por otorgar a la naturaleza 
el papel principal. Ésta debe ser mantenida (preservada) en su 
estado actual. Su utilización debe ser mínima. 
Estos dos enfoques, radicalmente opuestos, nos ayudan 
a comprender aspectos que se dan en el debate entre la 
Sustentabilidad Débil y la Sustentabilidad Fuerte. Esto no quiere 
decir necesariamente que exista una total coincidencia entre estos 
conceptos, pero si se puede afirmar que es posible apreciar ciertas 
relaciones entre ellos: un coservacionista abogará generalmente 
por una Sustentabilidad Débil (o una Sustentabilidad Fuerte, 
pero de bajo perfil), mientras que un preservacionista creerá más 
en la Sustentabilidad Fuerte (y, en muchos casos, muy fuerte). 
Pero debe tenerse claro que esta clasificación entre 
Desarrollo Sustentable y temas afines
28
conservacionistas y preservacionistas es un tanto más profunda 
que la clasificación que distingue entre la Sustentabilidad Débil y 
Fuerte. De hecho no sólo depende de concepciones económicas o 
filosóficas, sino también de creencias religiosas. Cabe por ejemplo 
recordar la cita bíblica que indica que “El temor y el miedo de 
vosotros estarán sobre todo animal de la Tierra y sobre toda ave 
de los cielos, en todo lo que se mueva sobre la Tierra y en todos 
los peces del mar; los que en vuestras manos son entregados. 
Todo lo que se mueve y vive, os será para mantenimiento: así 
como las legumbres y plantas verdes, os he dado todo” (Genesis, 
9). En el extremo opuesto, están aquellos que otorgan derechos 
a los animales y a la naturaleza en general, equiparando su razón 
de vivir con la de los seres humanos y deificando la naturaleza 
como un todo, en una suerte de neo-panteísmo. 7 Este último 
parecer es, por ejemplo, el que se desprende de la famosa carta que 
Seattle, el Jefe de los indios Suwamish, dirige al Presidente de los 
Estados Unidos, en 1855, en respuesta a la oferta de este último 
de comprar sus tierras. Le expresa, entre otras cosas: “El Gran 
Jefe de los Estados Unidos, en Washington, nos manda a decir 
que desea comprar nuestras tierras. … pero no terminamos de 
comprender como podéis comprar o vender el cielo o el calor de 
la tierra?.. Esa idea nos parece extraña, curiosa, difícil de asimilar. 
No somos dueño de la frescura del aire ni tampoco del centelleo 
de las aguas. ¿Entonces, como vais a comprar la tierra a nosotros?. 
Habéis de saber que cada partícula de esta tierra que es de todos 
los hombres, es sagrada para mi pueblo…” 
En todo caso, es evidente que la corriente a la que se 
pertenezca determinará la solución de muchos dilemas y 
7 El panteísmo significa, literalmente, que “todo es Dios”, y postula la idea de que la 
naturaleza entera tiene un carácter divino, y que Dios se encuentra en todas partes. En 
la filosofía moderna, Spinoza (1632-1677) fue el primero en postular la indisoluble 
unidad que forma el hombre y la naturaleza, deificando a esta última. Otros filósofos 
que tendrán cercanía con el panteísmo serán F. Schelling (apodado el “filósofo de la 
naturaleza”) y G. Hegel. Nótese que el panteísmo constituye la base sobre la que se 
asienta la adoración de la naturaleza postulada por el Romanticismo en el siglo XIX, y 
por algunos sectores ambientalistas en el presente.
Alejandro Canut de Bon L.
29
debates ambientales que veremos a continuación en este texto, 
por ejemplo, piénsese en el Dilema del Último Hombre o, en 
términos más prácticos, en el derecho a utilizar animales en 
laboratorios. La respuesta a estos dilemas estará condicionada 
por nuestra visión de la naturaleza y de la sustentabilidad.
Resulta, por cierto necesario respondernos si somos 
conservacionistas o preservacionistas, si creemos en una 
Sustentabilidad Débil oFuerte (y en qué grado), para sólo 
entonces comprender nuestro propio parecer, y el de terceros, 
frente a muchos dilemas ambientales (de la misma forma se 
sugiere calificar las organizaciones no gubernamentales y sus 
postulados en relación a estas corrientes. Esto resulta de utilidad 
al momento de entender los argumentos, los fundamentos y las 
motivaciones que existen detrás de cada una de estas instituciones 
y de sus acciones).
Por último, cabe tener presente que la mayor consecuencia 
que se produce de la comprensión de la profundidad de este 
tema, es el hecho de que no existe una validez universal en estas 
materias, pues el fundamento de las diversas corrientes descansa 
muchas veces en las posiciones éticas, y por lo mismo filosóficas 
(e incluso religiosas), que subyacen a estas escuelas. Esta última 
conclusión es de la mayor importancia y debe tenerse presente 
al momento de argumentar y discutir en base a las tesis que 
proporcionan estas corrientes, como al leer sus teorías o utilizar 
las mismas como elementos claves en el entendimiento de la 
sustentabilidad.
Alejandro Canut de Bon L.
31
Economía y Medioambiente
Este capítulo se refiere a la influencia que ha tenido la economía 
en la búsqueda del equilibrio en la relación hombre-naturaleza. Con 
este objetivo, se parte repasando la evolución de la economía moderna 
en general, para posteriormente explicar las dos grandes corrientes 
económicas que abordan esta relación en el presente, la Economía 
Ambiental y la Economía Ecológica. Se prosigue con lo que constituye 
una nueva visión económica inspirada por el ambientalismo 
(Economía del Ciclo de Vida).
El capítulo continúa con la descripción de una serie de 
Alejandro Canut de Bon L.
33
instrumentos, teorías o teoremas económicos que se suelen utilizar al 
hablar de Desarrollo Sustentable, y que por ello no pueden obviarse 
al estudiar juntos economía y medioambiente.
En la búsqueda del equilibrio
Como es sabido, una de las principales preocupaciones de 
la economía -si es que no la principal- es ilustrarnos en la forma 
en que la sociedad puede producir la mayor cantidad de bienes 
y servicios, respetando -claro está- las restricciones legales que se 
han fijado (remuneraciones mínimas, jornada laboral máxima, 
cumplimiento de normas ambientales, etc). Después de todo, 
en ello, precisamente, consiste la eficiencia, principio clave en la 
economía. 8
Así las cosas, la pregunta que ha movido gran parte de esta 
ciencia a lo largo de su historia, es la siguiente: ¿qué conjunto de 
medidas, reglas o normas, llevan al funcionamiento más eficiente 
posible de la sociedad, es decir, a la mayor producción de bienes 
y servicios, y a menor costo?.... 
La primera respuesta fundamentada a esta pregunta fue 
dada por el economista inglés Adam Smith (1723-1790) en su 
texto publicado en 1776, titulado “La Riqueza de las Naciones”. 
8 Cabe recordar aquella clásica distinción entre “eficiencia” y “eficacia”. Mientras el 
último de estos conceptos significa cumplir el cometido propuesto, el primero significa 
no sólo cumplirlo, sino además hacerlo de la manera más económica posible. 
Desarrollo Sustentable y temas afines
34
Sin duda, uno de los libros más famosos e importantes en la 
historia de la humanidad, que para muchos marca el nacimiento 
de la ciencia económica moderna. En él, Smith nos explica que 
en una economía libre de mercado el comportamiento de cada 
productor y consumidor, realizado en la búsqueda de su propio 
bien, conllevará al mejor bienestar social posible. Es decir, en pocas 
palabras, el egoísmo de cada cual producirá el óptimo de eficiencia 
social. La economía es conducida, en la ausencia de restricciones, 
por una suerte de “mano invisible” que lleva al bienestar general, 
coordinando perfectamente los intereses individuales con los 
colectivos. Así, la interferencia gubernamental no es necesaria y, 
más que ello, no es deseada. El “laissez faire” debe guiar la economía.
Es más, antes de Smith, en 1714, se había publicado la 
“Fábula de las Abejas”, de Bernanrd Mandeville, en el que este 
autor proponía también la idea de que el egoísmo y otros vicios 
privados son los responsables del funcionamiento de la economía 
y de la creación de una nación rica y prospera. De manera con-
temporánea a Smith, otro economista, Anne Robert Jacques Tur-
gort (1727-1781), ministro de finanzas de Luis XVI, propició 
también el laissez faire como una manera de impulsar la economía 
(eliminando las restricciones provenientes del Estado que se ar-
rastraban de los tiempos de Luis XIV). No obstante, Smith fue el 
primero en dar una respuesta sistemática, y de allí su importancia.
Para Smith es un error esperar que nuestro bienestar 
personal derive de la generosidad y buena voluntad de otros, 
como por ejemplo del carnicero o del tendero de la esquina o -en 
términos actuales- de la empresa más cercana. Por el contrario, 
nuestro bienestar depende de que cada comerciante y empresa 
vele, egoístamente, por su propio bienestar. Sólo esa actitud 
asegurará el óptimo social (como se señalará más adelante, esto se 
relaciona con la crítica que algunos sectores plantean respecto de 
la denominada Responsabilidad Social Corporativa).
Como se podrá apreciar, para Smith la relación con el 
medioambiente también debía depender de las mismas reglas. 
Alejandro Canut de Bon L.
35
Así, y si bien no estuvo dentro de sus preocupaciones referirse 
a los recursos naturales desde una perspectiva medioambiental, 
podemos concluir -aplicando las leyes naturales de la economía 
que él propiciaba- que un recurso sobre-explotado y por ello 
escaso, aumentará de precio, al punto que sólo por esto último 
logrará perder el atractivo económico y asegurar su subsistencia. 
No se requiere, para salvar al medioambiente -según esta 
posición- de la intervención del Estado.
Dentro de los economistas clásicos, Smith será secundado 
por los también ingleses Thomas Robert Malthus (1766-1834), 
David Ricardo (1772-1823) y John Stuart Mill (1806-1873). 
Todos estos dedicaron algún grado de preocupación a la relación 
hombre-recursos naturales. A ellos nos referiremos en detalle más 
adelante (en el próximo capítulo, al comentar los “¿Los Límites 
del Crecimiento?”). Por ahora, basta con señalar que la idea gruesa 
en el desarrollo de la economía (y del cuidado de los recursos 
naturales) siguió siendo la misma: el “laissez faire”. 9 
Este periodo de la economía encontraría a su último gran 
exponente en el inglés Alfred Marshall (1842-1924). Profesor 
en la Universidad de Cambridge y autor de “Principios de 
Economía” (1890), el texto por el que generaciones estudiarían 
economía (sólo reemplazado posteriormente por el muy famoso 
texto titulado “Economía”, de Paul Samuelson). El gran aporte 
de Marshall sería la sistematización de las teorías económicas 
clásicas.10 
9 De manera paralela y durante el siglo XIX, la economía desarrollaría una interpre-
tación socialista, con los denominados socialistas utópicos, como Claude Saint-Simon 
(1760-1825), Robert Owen (1771-1858), Charles Fourier (1772-1837), Pierre J. 
Proudhon (1809 y 1865) y, el más importante de todos, Karl Marx (1818-1883). Pero 
estos no se centrarían en la relación hombre-medioambiente y, por lo mismo, carecen 
de importancia para estos efectos. 
10 Otros de los aportes de Marshall son los conceptos de: “Utilidad Marginal” (la 
utilidad que reporta la última unidad de una serie de unidades similares consumidas 
previamente); “Excedente del Consumidor” (el sobrante entre lo que una persona 
paga y lo que estaría dispuesta a pagar), y; “Ceteris Paribus” (enfoque de análisis de 
un problema económico en el cual se debe asumir que todo el resto de los factores 
Desarrollo Sustentable y temas afines
36
El quiebre vendría con dos ingleses,Arthur C. Pigou 
(1877-1959) y John Maynard Keynes (1883-1946), fundadores 
del denominado “Estado de Bienestar”.11 En efecto, después 
de un poco más de un siglo y medio contado desde la obra de 
Smith, resultó claro para muchos que éste se había equivocado 
en algunos aspectos. El mercado, en su libre funcionamiento, 
presentaba fallas, y ello creó un consenso en que esas fallas debían 
ser corregidas... y ¿quién más que el Estado para hacerlo?... En 
ese sentido, encontramos “La Economía del Bienestar” de Pigou 
publicada en 1920, y “La Teoría General de la Ocupación, 
el Interés y el Dinero”, de Keynes, publicada en 1936. En su 
conjunto propusieron que el gobierno puede y debe influir 
en el funcionamiento del mercado (sus consejos inspiraron 
fuertemente la política del New Deal, con la que Roosevelt sacó 
a Estados Unidos de la Gran Depresión). Desde entonces, no se 
discute que el funcionamiento del mercado puede ser mejorado, 
sobretodo en post de los más necesitados. Con las décadas ha 
quedado demostrado no obstante, que una excesiva intervención 
estatal puede perjudicar el crecimiento económico. 
A modo de ejemplo, el planteamiento principal de Keynes 
para atacar la Gran Depresión consistió en que el Estado debía, 
económicos permanecen constante). Estos conceptos son ampliamente utilizados en 
la economía moderna, y de gran aplicación al momento de hablar de economía de 
recursos naturales o de economía ambiental, como veremos a lo largo de este texto. 
11 Se ha denominado “Estado de Bienestar” al Estado interventor y preocupado por 
los más desposeídos, que lleva por lo mismo a cabo programas sociales que buscan 
mejorar las desigualdades. El inicio del Estado de Bienestar se suele asociar a la puesta 
en práctica en Gran Bretaña, en la década de 1940, de un conjunto de medidas de 
seguridad social (las que también encuentran su origen en la filosofía del Utilitarismo, 
del inglés J. Bentham). En efecto, la situación de miseria y desprotección social de la 
Inglaterra decimonónica hizo que Bentham y sus seguidores dirigieran todas sus teorías 
a la finalidad de lograr una sociedad mejor y más justa, lo que tendría eco en Pigou y 
Keynes (no obstante la popularidad y aceptación del Estado de Bienestar a partir de la 
década de 1950, el economista norteamericano, doctorado en Columbia, de nombre 
Kenneth Arrow ha puesto en duda -con el famoso Teorema de Arrow- la posibilidad 
que el Estado de Bienestar resuelva los problemas que el mercado no puede solucionar. 
Por su contribución a la teoría del equilibrio económico y a la teoría del bienestar se le 
asignó en 1972 el Premio Nobel en Economía). 
Alejandro Canut de Bon L.
37
en periodos de recesión, incrementar el gasto público, generando 
así una demanda adicional que -a su vez- incremente la inversión 
y disminuya el desempleo. Pero lo importante aquí, en términos 
generales y más allá del enérgico uso de la política fiscal que reco-
mendó Keynes en casos de crisis, es que el sentir desde entonces 
es que el mercado puede y debe ser intervenido para mejorar su 
funcionamiento. Claro está, siempre quedará el cuestionamiento 
en el grado de intervención que debe tener lugar.
Ahora bien, lo importante desde una perspectiva ambiental, 
es que este nuevo entendimiento económico marcaría una actitud 
frente a todo tipo de fallas de mercado, incluso las ambientales. 
Pigou argumentaba, por ejemplo, que las externalidades generadas 
por la contaminación deben ser tratadas por el Estado mediante 
impuestos, recompensas o regulaciones. 
En resumen, existe en el presente el consenso que si 
dejamos que el mercado opere tan libremente como se propuso 
inicialmente por Smith, no tardarán en aparecer impactos no 
deseados, incluidos los ambientales, como por ejemplo las 
externalidades negativas y las tragedias de los comunes (a las que 
nos referiremos más adelante). Por ello la función interventora 
del Estado parece ser necesaria. No obstante veremos que el 
tratamiento que la economía da al medioambiente ha seguido 
evolucionando (el Teorema de Coase es un gran ejemplo de 
esta continua evolución). En todo caso, pareciera hoy que en 
materia ambiental la pregunta es la misma que en la economía 
en general: ¿qué tanta protección es deseada?....¿qué medidas 
de protección o intervención constituyen el nivel óptimo de 
producción y cuidado? .... esto nos lleva, en uno de nuestros 
próximos artículo, a la famosa Curva de Kuznets.... pero antes 
de ello, veamos como la evolución de la economía, en lo que 
al cuidado ambiental se refiere, ha diseñado durante los últimos 
años dos corrientes o escuelas claramente diferenciadas, que se 
relacionan, respectivamente, con la Sustentabilidad Débil y con la 
Sustentabilidad Fuerte. Nos referimos a la Economía Ambiental 
Desarrollo Sustentable y temas afines
38
y a la Economía Ecológica. 
Economía Ambiental y Economía Ecológica
Nos hemos referido -en el artículo anterior- a la evolución 
de la economía y a la forma en que ésta se relaciona con el tema 
ambiental. Esta relación ha sido cada vez mayor, lo que no debe 
extrañarnos, puesto que la metodología propia de la economía se 
ha venido aplicando crecientemente, durante las últimas décadas, 
en el análisis de problemas que corresponden a otras ciencias o 
campos, como lo es el ambiental. 
Es más, se suele decir que el estudio de la economía nos 
enseña no sólo una ciencia, sino también un modo de pensar, 
que nos ayuda a tomar decisiones en general. Esta afirmación 
significa, en términos más precisos, que la construcción del 
riguroso instrumental que sirve para la resolución de problemas 
económicos, se puede extender -con mayor o menor utilidad- 
a otras disciplinas y a otros tipos de decisiones y problemas, 
incluso aquellos que se presentan en la vida diaria. Esto, puesto 
que en estas otras decisiones también se plantean, en algún grado, 
problemas de costo-beneficio. De esta manera, por ejemplo, se ha 
buscado -utilizando la economía- saber donde fijar los incentivos 
en una ley ambiental, o como resolver problemas asociados al uso 
de los recursos naturales o a problemas de contaminación.
Alejandro Canut de Bon L.
39
Es por ello que la influencia de la economía en la ciencia 
ambiental ha dado lugar a diversas ramas o disciplinas que 
en las últimas décadas han ido abriendo caminos, creando 
escuelas, consolidándose y relacionándose. Entre estas 
disciplinas o escuelas, cabe destacar principalmente dos 
corrientes que se vinculan con el concepto que se pueda tener 
de Desarrollo Sustentable (débil o fuerte), y que están presentes 
en gran medida en muchos de los temas que se estudiarán 
a continuación, en este libro. Nos referimos a la Economía 
Ambiental y a la Economía Ecológica:
1.- La Economía Ambiental. Es quizás la disciplina más 
conocida en la relación “economía-medioambiente”. De 
muy acelerado desarrollo en la segunda mitad del siglo XX, 
se puede definir como aquella rama de la ciencia económica 
que abarca el estudio de los problemas ambientales 
empleando las herramientas que proporciona principalmente 
la microeconomía. En pocas palabras, persigue, frente a 
problemas concretos, la aplicación de una gestión ambiental, 
utilizando para ello instrumentos y métodos económicos 
tradicionales. Pone así acento, por ejemplo, en la importancia 
de la valorización económica de los recursos naturales, en 
la asignación de derechos de propiedad sobre ellos, en la 
aplicación del costo-beneficio como instrumento esencial 
de todo análisis, y en la incorporación de mecanismos de 
mercado en la regulación y gestión de los bienes comunes. 
Procura además determinar el punto hasta el cual debemos 
explotar un recurso cualquiera, considerando no sólo los 
costos tradicionales, sino también los ambientales (evaluados 
estos económicamente). 
2.- La Economía Ecológica.Esta escuela, también denominada 
por algunos como “Economía Verde”, se caracteriza por 
considerar que los recursos naturales y el medioambiente 
deben ser valorizados mediante un proceso que va más allá de 
la utilización de meros instrumentos económicos. Es decir, los 
Desarrollo Sustentable y temas afines
40
recursos naturales pueden tener, para esta línea de pensamiento, 
un valor independiente de las preferencias humanas y de las 
utilidades económicas que puedan prestar. Se argumenta que el 
ser humano es parte de un sistema en el cual se deben respetar 
mecanismos naturales, que constituyen límites al crecimiento 
económico. Se trata de una escuela que asume una relación 
directa entra la salud de los ecosistemas y la salud de los seres 
humanos, posicionándose en una postura muy diferente, y quizás 
podríamos decir más radical, que la de la Economía Ambiental. 
Esto, puesto que para la Economía Ecológica parte importante 
del bienestar humano no es analizable desde una perspectiva 
estrictamente económica, por lo que se postula que esta última 
disciplina debe ser complementada con principios de ecología y, 
en algunos casos, subordinarse a estos. El origen de esta línea de 
pensamiento se atribuye al ecologista y profesor de la Universidad 
de Vermont, Robert Constanza, fundador en 1988 de la Sociedad 
Internacional para la Economía Ecológica, ISEE por sus siglas 
en inglés (www.ecoeco.com). Algunos de sus economistas más 
famosos son N. Georgescu-Roegen, Kenneth Boulding, Herman 
Daly, J.M.Naredo, René Passet y Roefie Hueting.
Ahora bien, en una rápida observación -pero no por ello 
errada- podríamos afirmar que la Economía Ambiental es la 
extensión o aplicación lógica de los conocimientos tradicionales 
de economía a los temas ambientales, mientras que la Economía 
Ecológica nos invita a una suerte de cambio de paradigma en 
nuestra forma de pensar y de entender la resolución de los 
problemas de costo-beneficio en los temas ambientales (desde 
una perspectiva centrada en el hombre, a una perspectiva 
centrada en la naturaleza). Nótese la relación no sólo con la 
Sustentabilidad Débil y la Sustentabilidad Fuerte, sino también 
con las perspectivas conservacionsitas y preservacionistas. 
Quizás por ello sentimos -los criados bajo el mode-
lo de una economía tradicional- que mientras la Economía 
Ambiental entrega al presente una serie de resultados con-
Alejandro Canut de Bon L.
41
cretos y aplicables a una gran cantidad de problemas rele-
vantes de gestión ambiental, la Economía Ecológica presenta 
-en muchos casos- sólo restricciones y prohibiciones. Puede 
que con el tiempo el cambio de paradigma efectivamente 
tenga lugar y derechamente veamos el problema desde una 
perspectiva diferente. Por ahora la visión que tengamos de 
nuestro medioambiente, de la racionalidad o punto óptimo 
de explotación, y de la conveniencia o no de su preserva-
ción o conservación, dependerá por cierto de cual de estas 
dos disciplinas (paradigmas) sirva de base para nuestros ar-
gumentos económicos (entiéndase el concepto de “paradigma” 
en el sentido señalado más adelante en “¿Qué es la ciencia?”).
Por ello, algunos de los conceptos, teorías, teoremas o 
hipótesis que estudiaremos en este texto, se relacionan prefe-
rentemente con una de estas dos escuelas. En la mayoría de los 
casos lo será con la Economía Ambiental, pero en otros lo será 
con la Economía Ecológica. Así, por ejemplo, la primera de 
estas dos escuelas buscará la asignación óptima de un recurso 
dado, apoyándose en el Óptimo de Pareto, o estudiará la causa 
de la sobreexplotación de un recurso como la falla del mercado 
a la luz de la teoría de las externalidades negativas, o procura-
rá la valorización de todos los recursos naturales, y creerá en 
la compensación de los capitales como lo propone la Susten-
tabilidad Débil, y también algunos grados de Sustentabilidad 
Fuerte. Por otro lado, la segunda de estas escuelas se vinculará 
más con las visiones preservacionistas, restando valor a la in-
fluencia de la economía en la búsqueda de la forma racional de 
aprovechar el medio que nos rodea y de lograr el cuidado del 
ecosistema; dudará por lo mismo de las ventajas de una valori-
zación económica de todos los recursos naturales y se apoyará 
en un concepto de Desarrollo Sustentable Fuerte que prohíba 
toda compensación (todos estos conceptos se desarrollarán a lo 
largo de este capítulo). 
Quizás una forma de resumir la esencia de estas dos es-
cuelas, es señalando que mientras la primera, la Economía Am-
Desarrollo Sustentable y temas afines
42
biental, opera con una visión antropocéntrica, centrada en la 
búsqueda del bienestar social, la segunda, la Economía Ecoló-
gica, comprende principalmente una visión más sistemática y 
biocéntrica, que establece claros límites ecológicos al crecimien-
to económico. 
El Análisis Económico del Derecho y 
la Economía de los Recursos Naturales
Además de las dos escuelas reseñadas precedentemente, 
existen otros dos campos en los que la influencia de la economía 
ha sido también notorio, afectando en algún grado la forma 
en que nos acercamos a los temas ambientales (ambos por 
cierto procedentes de visiones antropocéntricas). Me refiero a la 
escuela del Análisis Económico del Derecho, por un lado, y a la 
escuela de la Economía de los Recursos Naturales, por el otro. 
Aprovechamos de explicar estos términos ahora, pues también 
estarán presentes a lo largo de este texto: 
a.- La Escuela del Análisis Económico del Derecho. Es una 
escuela de pensamiento jurídico que ha crecido con fuerza en 
los países anglosajones, a partir de la década que se inicia en 
1930. Procura aplicar principios y metodologías de la ciencia 
económica a la creación, interpretación y aplicación del derecho. 
Conceptos como costos de transacción, rendimientos marginales 
y función de eficiencia, pasaron a ser, de una generación a otra, 
claves al momento de hacer leyes e interpretar su aplicación. 
Esta escuela busca entender y explicar las normas jurídicas 
bajo el supuesto de que los jueces deben promover la eficiencia 
Alejandro Canut de Bon L.
43
económica y la maximización de la riqueza, como un objetivo 
de política legal y social. En efecto, se considera que tanto la 
economía como el derecho enfrentan un problema común, cual 
es la escasez de recursos y la necesidad de resolver la forma en que 
estos deben ser asignados. Nombres como Kenneth Arrow y su 
teoría del bienestar y justicia distributiva (Nobel -1972) o Ronald 
Coase y su famoso teorema basado en los costos de transacción 
(Nobel-1991), son capítulos importantes en la historia de esta 
escuela. La importancia de esta disciplina para el tema que nos 
preocupa, radica en que el análisis económico del derecho se 
ha transformado en una muy poderosa herramienta -utilizando 
sobre todo la Economía Ambiental- al momento de hacer 
normas jurídicas que persiguen el cuidado del medioambiente. 
Por ello algunos de los artículos que se analizan a lo largo de este 
libro se relacionan con esta escuela. 
El análisis económico del derecho ha inspirado toda una 
variedad de cuestiones relativas al diseño de los derechos de 
propiedad y de las libertades y prohibiciones que regulan el actuar 
social en pos de un medioambiente libre de contaminación. Ha 
hecho a los legisladores crear normas que en algunos casos adoptan 
la forma de prohibición, y en otros de incentivos (en resumen, y 
paradójicamente, se utiliza el conocimiento económico clásico 
-y, en particular, el egoísmo individual al que se refería Smith- 
para perfeccionar el funcionamiento de la misma economía, 
lo que se resume muy bien en el viejo adagio que dice que “la 
economía es en ocasiones un mal amo, pero siempre un muy 
buen sirviente”). 
b.- La Economía de los Recursos Naturales. Esta disciplina 
trata principalmentede la administración de los recursos 
naturales y de los parámetros económicos que buscan el punto 
de aprovechamiento óptimo para la empresa que los explota. 
Es de bastante más antigua data y desarrollo que las disciplinas 
anteriores (incluyendo la Economía Ambiental y Economía 
Ecológica), al punto que ha generado subdisciplinas, como 
Desarrollo Sustentable y temas afines
44
por ejemplo la Economía de Minerales (nombre genérico que 
ha sugerido la Escuela de Minas de Colorado, líder mundial 
en el estudio de la minería, a la disciplina que tiene por objeto 
estudiar estos recursos no renovables, en lo que dice relación con 
aspectos económicos, tales como mercados, precios, políticas 
gubernamentales aplicables, usos eficientes, producciones, etc).
 
Como se ha dicho, quizás la principal contribución de estas 
disciplinas o escuelas, consiste en la formulación de instrumentos 
que buscan -cada una desde su propia perspectiva- presentarnos 
el punto de equilibrio entre la explotación y la preservación o 
conservación. 
En las próximas páginas encontraremos diversos 
resúmenes, de variada naturaleza. Muchos de ellos -como se ha 
indicado- se adscriben claramente a alguna de estas dos escuelas 
o a algunas de las dos señaladas precedentemente (Economía 
Ambiental y Economía Ecológica), como otros resultan ser más 
bien esquivos al momento de ser clasificados o, derechamente, 
pertenecen más al campo de la historia o de la filosofía, que al 
económico. Sea como sea, recuerde que no existe una validez 
universal en estas materias, pues -como ya hemos señalado- el 
fundamento de las diversas escuelas descansa muchas veces en 
las posiciones éticas, y por lo mismo filosóficas, que subyacen a 
estas disciplinas. 
Alejandro Canut de Bon L.
45
Economía de Ciclo de Vida
En los últimos años se ha hecho cada vez más popular 
el denominado “Enfoque de Ciclo de Vida”, o “Evaluación de 
Ciclo de Vida”, o “Economía de Ciclo de Vida”, o simplemente 
“Ciclo de Vida”. Procuraremos en las próximas líneas explicar 
resumidamente este concepto, determinar su relación con 
el Desarrollo Sustentable, y -por último- detenernos en la 
importancia que tiene desde la perspectiva de la historia de la 
economía. 
La evaluación del Ciclo de Vida (LCA, por sus siglas en 
inglés, Life Cycle Assesement) es una herramienta desarrollada 
y aplicada para medir el desempeño ambiental de productos o 
servicios en forma holística, es decir, desde su concepción hasta 
su desecho y resurrección (desde “la cuna a la tumba”. Véase “Y 
más principios de Derecho Ambiental”). Su finalidad es facilitar 
una decisión acertada de los consumidores, en el sentido que éstos 
opten por aquel producto o servicio que resulta, en definitiva, más 
amigable con el Desarrollo Sustentable (y, podríamos agregar, 
más económico para la sociedad y no para quien lo compra).
Así las cosas, adoptar un “Enfoque de Ciclo de Vida” 
significa, en términos prácticos, reconocer y evaluar la manera 
Desarrollo Sustentable y temas afines
46
en que nuestras decisiones influyen en el medioambiente, en 
la economía y en la sociedad. Lo anterior comprende el tomar 
decisiones pensando en el largo plazo, considerando así no sólo 
un aspecto económico personal e inmediato, sino también los 
aspectos económicos ambientales y sociales de mediano y largo 
término. Esto es, el tomar conciencia de que nuestras preferencias 
no están aisladas, sino que forman parte de un sistema más 
amplio. Este enfoque nos invita a identificar los impactos 
que producen nuestras decisiones individuales una vez que 
se suman a las decisiones individuales de otros. Se procura así 
evitar incentivar, por ejemplo, la producción de un bien que es 
fabricado a costa del daño en un ecosistema natural, o gracias a las 
pobres condiciones laborales de los empleados que trabajan en la 
respectiva fabricación.
Desde esta perspectiva, no resulta sustentable, por ejemplo, 
la compra de papel no reciclado, aunque sea más económico y de 
mejor calidad que el papel reciclado. En efecto, si se considera que 
cada 50 mil hojas de papel para oficina se requieren, en promedio, 
de 24 árboles para su fabricación y de 2,3 metros cúbicos de 
espacio en un relleno sanitario para su desecho, resulta necesario 
colegir que el papel reciclado es la opción correcta, aunque pueda 
ser más caro en términos inmediatos y personales y, quizás, para 
algunos, menos estético (y/o de menor calidad).
Nótese como el Ciclo de Vida es aplicable a las 
decisiones cotidianas que tomamos en casa, o en el lugar en 
que trabajamos. Pero también el Enfoque de Ciclo de Vida 
implica un tema de políticas gubernamentales o de políticas de 
grandes empresas. Estas últimas, por ejemplo, deben pensar no 
sólo en la fabricación más económica de sus productos, sino 
también -al diseñarlos- en las materias primas que utilizarán, en 
su origen, en los desechos que producirán, en los materiales que 
la manutención del producto demandará, en la longevidad del 
mismo producto, en su reciclaje y, por último, en su desecho. 
Se impone así la responsabilidad de los fabricantes de invertir 
Alejandro Canut de Bon L.
47
tiempo y energía -por ejemplo- en investigar el origen de las 
materias primas que utilizan y el cómo éstas fueron a su vez 
producidas. Deben incorporar al diseño del producto factores 
tales como la longevidad del mismo producto o su reutilización 
o fácil reciclaje.
En pocas palabras, el concepto de Ciclo de Vida integra la 
producción y el consumo, en una visión de conjunto, evitando 
la visión fragmentada que se tiende a dar en una economía 
tradicional. 
Es del caso destacar que la metodología para medir los 
Ciclos de Vida han sido estandarizadas con Normas ISO (14.040), 
lo que busca dar a este enfoque una objetividad que permita 
parámetros de comparación a nivel mundial (Véase “Normas 
ISO. Estandarizando el cuidado del Medioambiente”). 
Se comprenderá con facilidad el importante papel que 
juega en todo este enfoque la información. Ésta debe estar 
disponible no sólo para las industrias, sino también para cada 
particular. En este sentido una herramienta que ha crecido junto 
al Ciclo de Vida ha sido el “ecoetiquetado”. Esto ha permitido a 
los consumidores tomar decisiones previamente informados.
Ahora bien, explicado el concepto básico de Ciclo de Vida, 
resulta necesario hacer un comentario dentro del contexto de 
este libro (y en particular desde la perspectiva de la historia de la 
economía): este nuevo enfoque significa -en un sentido- un fuerte 
quiebre a la forma en que concebimos las decisiones económicas. 
En efecto, en la visión tradicional de la economía, el carácter 
competitivo de un producto cualquiera se determina por su 
precio. Éste nos muestra que tan eficientes fueron sus fabricadores. 
A menor precio, mayor eficiencia y mayor competitividad. La 
opción individual, la del consumidor final, será -a igual calidad- 
una simple consecuencia del mejor precio y de la búsqueda del 
bienestar individual de que nos habla Adams Smith. Pero, en esta 
Desarrollo Sustentable y temas afines
48
nueva visión a la que nos invita la evaluación del Ciclo de Vida, 
se impone un criterio diferente, al menos en su escala. El precio 
ya no es el gran referente, ni tampoco la calidad. Son otros los 
aspectos que primordialmente deben considerarse al momento 
de la decisión de compra de un bien o un servicio. Por eso se 
dice que el mundo debe aprender a aplicar una “Economía de 
Ciclo de Vida”, en el sentido de que esto es una suerte de “nueva” 
concepción de la economía. 
No obstante lo dicho, puede también argumentarse que 
este quiebre con la economía tradicional no es tal. Lo que se 
impone en realidad es una necesidad de sumar o considerar todos 
los costos en que se incurre en la fabricación de un producto 
(VéasePrincipio, “El Que Contamina Paga”). En efecto, tomemos 
-por ejemplo- el daño que se produce a un ecosistema. Esto 
es, en términos económicos, una externalización, es decir un 
costo que no se refleja en el precio final. Desde esta perspectiva, 
se podría argumentar que la propuesta de Smith sigue vigente 
(para entender el concepto de “externalización” véase más 
adelante “El Teorema de Coase, las Externalidades y los Costos 
de Transacción”). En otras palabras, el enfoque de Ciclo de 
Vida demanda -no una nueva concepción de la economía- 
sino solamente la necesidad de una correcta internalización de 
todos los costos de producción, incluidos los ambientales y los 
sociales. Si los costos -ambientales y sociales- son debidamente 
internalizados, el precio final dará cuenta de ellos. Esto nos 
lleva, más adelante, a la necesidad de tratar la valorización del 
medioambiente (Véase “¿Cuánto vale el medioambiente?” y 
“Contabilidad Verde”)12. 
12 El Ciclo de Vida, como política aceptada internacionalmente, se consagra en la De-
claración de Malmo (2000). Se trata de una declaración de principios hecha por el 
conjunto de Ministros del Medioambiente y Jefes de Delegaciones que se reunieron en 
Malmo, Suecia, en mayo del 2000, en el marco del Primer Foro Mundial de Ministros 
del Medioambiente. Este encuentro se celebró como consecuencia de una decisión 
adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas, de julio de 1999, que pre-
tendió promover las reuniones ministeriales como una instancia para revisar tópicos 
ambientales. 
Alejandro Canut de Bon L.
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La Curva de Kuznets
Como señalamos en su oportunidad (Véase “En la búsqueda 
del equilibrio”), un tema constantemente presente en la relación 
economía y medioambiente es aquel que discute sobre el real 
efecto o incidencia que el crecimiento económico tiene sobre el 
medioambiente o -viceversa- el efecto que el cuidado ambiental 
tiene en el desarrollo de la economía. Por un lado, hay algunos 
autores que piensan que se trata de un juego de suma cero (es decir, 
como explicaremos más adelante al referirnos a la Teoría de los 
Juegos, la ganancia de uno es la perdida del otro). En el extremo 
opuesto, hay quienes piensan que el crecimiento económico y el 
cuidado ambiental pueden encontrar ciertas sinergias.
 
Esta es una discusión clásica que, si bien está lejos de estar 
decidida, ha encontrado un cierto consenso en la teoría que nos 
propone que la relación entre el cuidado ambiental y el crecimiento 
económico presenta, en un gráfico, la forma de una “U” invertida. 
Es decir, en las primeras etapas del desarrollo económico de un 
país se produce una perdida de las condiciones ambientales pero, 
posteriormente, conforme el desarrollo económico se sostiene, 
Desarrollo Sustentable y temas afines
50
el cuidado ambiental logra repuntar compensando el perjuicio 
inicial.
 En otras palabras, superado un determinado umbral en 
el crecimiento económico, el medioambiente empieza a registrar 
progresos en su calidad, los que compensan el deterioro producido 
en una primera etapa de desarrollo.
 Esta relación se ha denominado “Curva de Kuznets”, 
debido a que es similar (en su forma) a la curva que el economista 
Simon Kuznets construyó en 1955 para representar la relación 
entre desarrollo económico y distribución de la renta.13
En concreto, la Curva de Kuznets, en materia ambiental, 
representa la relación que existe entre desarrollo económico, por 
un lado, y el deterioro/cuidado del medioambiente, por otro.
Esta relación se ha explicado señalando que es 
consecuencia, principalmente, de dos factores separados: el 
efecto escala y el efecto tecnológico. 
El efecto escala; incide en que el crecimiento económico 
afecte negativamente la calidad del medioambiente. Es decir, 
como consecuencia de un mayor crecimiento habría una mayor 
producción, lo que -a su vez- significaría una mayor cantidad de 
materias primas y recursos naturales explotados. 
El efecto tecnológico; incide en que el crecimiento 
económico afecta positivamente la calidad del medioambiente, 
pues conforme se crece se cuenta con más recursos para invertir en 
investigación y desarrollo de tecnologías limpias o, simplemente, 
para comprar las tecnologías ambientales más modernas. 
13 Simon Kuznets (1901-1985), economista nacido en Ucrania y nacionalizado 
norteamericano, obtuvo su doctorado en economía en la Universidad de Columbia (Nueva 
York) y fue profesor de diversas universidades, entre ellas de la Universidad de Harvard. 
Fue galardonado con el Premio Nobel en Economía en 1971, por su trabajo sobre el 
desarrollo económico que, entre otros puntos, propuso que la relación entre crecimiento 
económico y desigualdad del ingreso presenta la forma de una “U” invertida. 
Alejandro Canut de Bon L.
51
Así, la curva se explicaría porque en una primera etapa 
el crecimiento se haría en base a la explotación de los recursos 
naturales por medio de tecnologías tradicionales, económicas 
y poco amigables ambientalmente. En una segunda etapa la 
industria se vería presionada y posibilitada a destinar parte de 
sus utilidades a la incorporación de tecnologías limpias (además, 
conforme la economía crece, un segundo efecto favorable consiste 
en que parte de ella se desplaza al sector de servicios). 
Ahora bien, el origen del debate sobre la implicancia del 
crecimiento económico en el medioambiente se produjo junto a 
la discusión relativa al “crecimiento cero” (a la que nos referimos 
más adelante), durante la década de los sesenta, cobrando 
nuevamente actualidad a inicios de la década del noventa, en 
que la publicación del Informe sobre el Desarrollo del Banco 
Mundial señaló que el crecimiento económico potencia algunos 
indicadores ambientales, pero perjudica otros. 
 Desde entonces, la Curva de Kuznets ha permitido 
sostener por algunos sectores que, dado que el crecimiento 
económico significa en el largo término una consecuencia 
positiva en el medioambiente, resulta entonces un contrasentido 
imponer normas ambientales que restrinjan excesivamente el 
desarrollo de la economía en una primera etapa. Por otro lado se 
ha afirmado que dicha lógica no es correcta, tanto por no existir 
experiencia empírica concluyente al momento de determinar la 
existencia o validez de la curva en cuestión, cuanto porque de 
ser efectiva se desconoce desde que renta per cápita el deterioro 
del medioambiente empieza a reducirse (lo que impide apostar a 
esta teoría con una mínima certeza de resultado). Esto, sumado 
al hecho que muchos sistemas ecológicos presentan un equilibrio 
que, una vez destruido, no puede regenerarse, obliga a imponer 
un cuidado en todo momento, incluso desde los inicios del 
desarrollo (Véase “Ecocidio”).
Desarrollo Sustentable y temas afines
52
 Quizás la mayor conclusión parcialmente válida es que 
no resulta del todo desatendible la idea central que se puede 
colegir de esta curva: las medidas que tienden al cuidado del 
medioambiental deben también procurar evitar restringir el 
crecimiento económico, porque -como se ha dicho- éste último, 
tarde o temprano, resulta ser uno de los mejores aliados del 
cuidado del medioambiente (como señaló Indira Ghandi, “no 
hay peor contaminación que la pobreza” ). 
La Tragedia de los Comunes
La Tragedia de los Comunes corresponde originalmente 
al título de un artículo publicado en el año 1968, en la revista 
Science, por un biólogo norteamericano de nombre Garret 
Hardin, doctorado en la Universidad de Stanford y profesor 
emérito de Ecología Humana en la Universidad de California 
(Santa Barbara). 
Dicho artículo tuvo una amplia difusión y con los años 
su título se ha convertido en un concepto en sí mismo, que 
comprende la idea que se explica en las próximas líneas y que 
podemos extraer -en lo principal- directamente

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