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Zen y Budo. Una introducción a su interpretación. Juan Enrique Ordóñez Arnau, Universidad de Valencia Mi más profundo agradecimiento al profesor Joan B. Llinares, sin su ayuda el artículo jamás hubiera pasado de una inquietud. Historia del interés occidental por Japón Podríamos decir que, excepto por dos instantes históricos, las misiones jesuitas del XVII y la fascinación de los filósofos del XVIII, hay dos grandes momentos de interés occidental por Japón. El primero se dio a finales del XIX, fundamentalmente estético, y estuvo especialmente presente en pintura y literatura, influyendo en impresionismo y el “imagism” de los poetas anglo- americanos. Fue el encuentro de la sensibilidad occidental con el arte japonés. Un segundo encuentro se dio en los EEUU tras la segunda guerra mundial con el interés por la cultura japonesa. En este caso el acercamiento no fue solo estético sino también a corrientes religiosas, filosóficas o intelectuales como el Budismo1. La amalgama de culturas orientales que constituyen la japonesa, ecléctica pero de increíble e impresionante personalidad, no ha dejado de seducirnos, tan solo hemos cambiado o incluso ampliado nuestra perspectiva respecto a anteriores generaciones. Historia de la lengua Tan ecléctica, y a la vez personalísima como su cultura, es la lengua hablada por los japoneses, reflejo, como todas las lenguas, de sus hablantes. Del japonés no se conoce realmente su origen, pero una de las teorías más extendidas y aceptadas es que se trata de una lengua austronesia, grupo lingüístico que incluye gran parte de las lenguas del Suroeste de Asia y las islas del centro y sur del Pacífico, Malasia, Indochina y Taiwán, excluyendo Australia y Nueva Guinea. No tiene relación, al menos a nivel sintáctico, con el aínu, lengua de la etnia que vive en las provincias del extremo norte de Japón ni con el chino, monosilábico y radicalmente distinto por composición y formación, aunque su vocabulario esta compuesto por palabras chinas introducidas bastante recientemente. La teoría sugiere que es una lengua austronesia que tiene una estructura gramatical altaica superpuesta, ya que guarda cierto parecido, con el coreano y mongol, como su carácter aglutinante (formar palabras con sufijos y afijos), lo que encaja con lo que se conoce acerca del origen de las etnias que componen Japón. En un inicio, los habitantes eran caucásicos, los aínu y quizás otras etnias, pero fueron desplazados por la etnia imperante en la actualidad, que hablaban esta lengua austronesia y se asentaron en las islas durante la época Jomon (7500 a.c- 250 a.c). Mas tarde, pequeños grupos se desplazaron desde Corea trayendo con ellos un dialecto coreano del sur y tecnología de cultivo que incluía la forja de metales como bronce y hierro. Aunque la influencia fue fuerte y profunda no fue lo suficientemente fuerte como para sustituir el lenguaje, en la época Yayoi (250 a.c) Se sabe que la lengua primitiva de Japón era polisilábica, aunque se desconoce si tenían escritura. La cultura china llegó a través de los eruditos coreanos. La introducción de la cultura continental asiática comenzó a partir del siglo III de la era cristiana. El pueblo japonés posee como parte formal de su escritura los kanji, símbolos ideográficos. Un ideograma es una unidad conceptual que tiene significado por si misma, a diferencia de nuestro alfabeto, que necesita de la unión de vocales y consonantes para poder expresar un concepto, con la versatilidad y enorme ahorro simbológico que conlleva. Hay alrededor de 50000 caracteres de los cuales de 2000 a 3000 son necesarios para entender un diario cualquiera. El gobierno declaró un conjunto de 1945 caracteres como “kanji de uso cotidiano” La difusión de la escritura se realizó al principio solo en las clases más selectas. El libro más antiguo que se conserva es el Kojiki (crónica de los sucesos antiguos), obra histórica y mitológica datada en el 712 de nuestra era, escrita en una mezcla de japonés y chino. 1Resultan sumamente interesantes las relaciones entre los poetas de la generación del 27 y la poesía tradicional japonesa, en especial las haikús, de las que hablaremos mas tarde. Los japoneses adoptaron el vocabulario chino y lecturas chinas de los kanjis pero les dieron sus propios significados y pronunciación; sin perder la autonomía lingüística enriquecieron enormemente su lengua con la China. Además, idearon una fonética especial basada en los sonidos iniciales de los ideogramas chinos para expresar sonidos en su propia lengua. También tomaron caracteres chinos utilizando solamente su fonética para representar determinadas silabas japonesas. Esto originó la escritura man´yôgana que evoluciono mas tarde a los abecedarios hiragana y katakana. _________________________________________________________ Historia del budismo Pero no solo esto fue importado de China y filtrado para convertirlo en propio. Una de las religiones principales en Japón, con una fuerte influencia en a todos los niveles intelectuales y artísticos, el Zen, es una secta budista, y tiene su origen en China, desde la que emigró a las islas del extremo oriente. La figura principal del Budismo, Buddha, cuyo nombre en sánscrito significa “despierto” o “vigilante”, y aunque predominen los datos mitológicos en su biografía, es muy probable que fuera un personaje histórico. Las diversas tradiciones nos presentan al futuro Buddha como Siddhartha, un joven hijo de un rey del clan Sakya de la India, nacido alrededor del siglo V o VI a.C. Tras tres sucesivas salidas de su palacio en las que conoció la vejez, el sufrimiento y la muerte, decide cambiar su nombre por el de Gautama y llevar una vida de ascesis. Tras unos años comprende, al límite de sus fuerzas, la inutilidad de estas prácticas para librar al hombre de sus sufrimientos. Sentado bajo una higuera decide mantenerse allí en la posición del loto en total inmovilidad y profundo silencio interior hasta encontrar la respuesta. Y es entonces cuando se convirtió en Buddha, el despierto, el que sabe. El Buddha Shakyamuni recorrió el país durante 45 años para difundir su enseñanza. El budismo, desde este primer Buddha, ha evolucionado y se ha extendido por todo oriente, e incluso occidente formando con el tiempo multitud de sectas. El emperador Asoka (s. III a.C), fundador de lª dinastía de los Mauryas, se convirtió al budismo y envió misioneros a Bactriana, Sogdiana y Sri Lanka, donde el budismo arraigó fuertemente. Desde allí, se extendió a Indochina y las islas de Indonesia (s. I d.C) A través de Cachemira e Irán oriental, el budismo se propagó por Asia Central y China (s. I d.C); de China pasó a Corea (372 d.C) y de esta última a Japón (552 o 538 d.C). En el Tíbet se implanto en el siglo VIII d.C. No entraremos en distinguir las diferencias entre los cientos de sectas budistas existentes, tan solo haremos mención de las más importantes. Entre los años 100 y 250 de la era cristiana se configuró lo que se daría a llamar como Mahayana, o gran vehículo, en oposición al budismo Hinayana o pequeño vehículo, creándose una primera gran diversificación. Hacia el siglo VII d. C. El Budismo Mahayana pierde su vitalidad y se ve desplazado por el budismo tántrico del Vajrayana o vehículo diamante, que se propaga con rapidez por China. El Zen (en Chino Ch´an, del sánscrito dhyana) que ya había Producido en China varias escuelas, pasa al Japón en una doble forma; Rinzai Zen, que encontrará numerosos adeptos entre los samuráis, y que fue introducido por el sacerdote Eisai (1141- 1215)y el Soto Zen, más meditativo y popular que fue introducido por el sacerdote Dogen (1200-1253). La composición social de los adeptos de ambas escuelas queda bien reflejada en la fórmula siguiente: Rinzai shogun, Soto domain (el Rinzai para los aristócratas, el Soto para los agricultores) El budismo Zen sostiene que es posible alcanzar el despertar con el propio esfuerzo, aunque mientras que el Rinzai recomienda preferentemente técnicas sencillas de una eficacia inmediata, como el Koan, una formula paradójica y a menudo acompañada de gestos poco habituales, el soto solo conoce una regla: la de la meditación en postura sedente (zazen). Se dice a veces, si esto ayuda a entender la situación de estas religiones actualmente en Japón que: “El japonés vive como confuncianista, se casa como sintoista y muere como budista”. En el momento actual el budismo se encuentra dividido en un numero de escuelas que superaba, ya en 1970 al de todas las demás religiones organizadas en Japón casi 200, pero la secta o el conjunto de sectas más influyentes fueron, son y continúan siendo las enclavadas en la sencilla forma de budismo llamada Zen, desprovista de las complejidades del budismo continental. ¿Qué es el Zen? Zen es Zen. Zen es Zazen. El Zen no se basa en ningún dogma ni en ninguna ideología. El Zen es la experiencia viva. Zen es la práctica2 del Zen. Es la experiencia de la unidad3 anterior a cualquier unidad; Es característica esencial del Zen la unidad de cuerpo y espíritu4. La transmisión del Zen se ha llevado a cabo desde siempre de maestro a discípulo, de ser humano a ser humano. El conocimiento de los textos nunca era suficiente para la verdadera comprensión del Zen. Una expresión japonesa simboliza fantásticamente esto: I shin den shin, o, en un japonés más actual, Kokoro no kokoro. La traducción mas aproximada y usada seria de mi alma a tu alma, pero es a mi entender mucho más ilustrativa, para entender el concepto en este contexto, “de mi sensibilidad a tu sensibilidad”. Si alguien pregunta qué es el verdadero Zen, no hace falta que abráis la boca para explicarle, Mostrad todos los aspectos de vuestra postura. Entonces el viento de primavera soplará y hará que se abra la maravillosa flor del ciruelo. Daichi Sokei 1.Zen es Zazen Simplemente sentarse. Zen no es un razonamiento ni una teoría ni una idea, no es un conocimiento que tenga que ser comprendido por el cerebro, sino una práctica: Zazen. Sin austeridad ni mortificación; un acceso a la Paz y la libertad. 2. Postura La práctica del zazen se realiza sentado en un cojín (zafu) con las piernas cruzadas en loto o medio loto. La pelvis está basculada hacia delante de forma que las rodillas se apoyen en el suelo. La columna vertebral esta enderezada, la barbilla metida, la cabeza derecha, los hombros relajados. La mirada baja, la extremidad de la lengua se coloca en la parte derecha del paladar; la mano izquierda sobre la derecha, las extremidades de los pulgares se tocan, sin hacer montaña, pero tampoco valle. Podríamos decir que el concepto Zen de esa unidad se explica desde la concepción de un alma, o entidad trascendente a la materia que da ser, conciencia al ser humano, como una unidad indisoluble con la materia a la que anima. Esta unidad hace que lo físico afecte a lo espiritual y lo espiritual a lo físico; al educar el cuerpo, se educa el espíritu, cuando el espíritu es como tiene que ser, el gesto también lo es. Las dos manos colocadas sobre los muslos están en contacto con el hara (zona que está justo por debajo del ombligo). Así, se crean las condiciones para la total inmovilidad. Sentados en esta postura, en la escuela Soto, nos concentramos en la respiración. Al educar el cuerpo, se educa el espíritu, cuando el espíritu es como tiene que ser, el gesto también lo es. 2 Lo que no le exime de poseer una teorización posterior. 3Tomando experiencia en el sentido de la enseñanza por medio de la práctica. 4Presuponemos, quizá erróneamente, una serie de conceptos fuertemente asentados en la cultura cristiana occidental en el lector potencial, tales como la separación de cuerpo y alma. 3.1 Respiración (escuela Soto) -Es tranquila, imperceptible y establece un ritmo lento, potente y natural. La espiración es larga y profunda. La inspiración surge naturalmente, es siempre mas corta Durante el zazen el ritmo respiratorio y cardiaco se reducen; la sangre y los órganos están mejor oxigenados. Esta respiración ejerce un empuje hacia abajo sobre la masa abdominal y provoca un masaje interno. El que practica zazen acaba por adoptarla inconscientemente. Una respiración profunda, larga, tranquila y poderosa barre las complicaciones de la mente. El espíritu se vuelve claro como un cielo sin nubes. 3.2 Koan (Escuela Rinzai) En la escuela Rinzai se acompaña al zazen y la respiración con el esfuerzo por resolver un koan. Para provocar un estado anímico receptivo, propicio para el satori, el maestro propone una pregunta al discípulo para que la medite durante el zazen, una pregunta sin respuesta, una paradoja5 que provoca un estado de sorpresa o perplejidad del tipo: - ¿Cómo suena un árbol al caer en mitad de un bosque si nadie lo escucha? - Sin embargo, las flores caen, causando apego, y la mala hierba crece, suscitando odio. U otros más largos como: - Realizar la iluminación es como la luna que se refleja en el agua. La luna no se moja ni el agua se perturba. Aunque su luz es extensa y fuerte, la luna se refleja hasta en un charco de una pulgada de ancho. Toda la luna y todo el cielo se reflejan en una gota de rocío en el pasto, en una gota de agua. La iluminación no perturba a la persona, así como la luna no perturba el agua. Una persona no obstaculiza la iluminación, así como una gota de rocío no obstaculiza la luna en el cielo. El grosor de la gota es la altura de la luna. En cuanto a la duración del reflejo, debes examinar la vastedad o la pequeñez del agua, y debes discernir la brillantez o la obscuridad de la luna celeste. Rompen con la perspectiva limitada de la realidad, rompen con los esquemas normales de pensamiento y rompen, también, con los límites del lenguaje. La ruptura con estos esquemas no tiene por objetivo arrastrarnos a la locura o el caos, sino a Mu, “nada” que nos permita ver con claridad un nuevo sentido de la vida a través de lo sin sentido. Lo único que ocurre es que esto no es transmisible con palabras, tan solo puede ser experimentado. Solo se puede enseñar mediante la práctica y la experiencia, pero no la practica y la experiencia de cualquiera ni tan siquiera la del maestro; solo la experiencia directa del practicante. 4. Actitud del espíritu En Zazen las imágenes, los pensamientos, las formaciones mentales surgidas del inconsciente pasan como sombras delante de un espejo y se desvanecen naturalmente. Al no alimentar pensamientos personales aparece hisiryo, mas allá del pensamiento. De esta manera, uno se percata de que existe una conciencia intuitiva original, radicalmente diferente de la conciencia habitual del yo6. En Zazen puede experimentarse la vida que impregna todo el universo. 55 Etimológicamente esta palabra significa “contrario a la opinión”, es decir, en contra de lo que comúnmente se cree o se piensa. Teniendo en cuenta el campo en el que se usa esta palabra puede definir tres conceptos distintos, la paradoja lógica, existencial y psicológica. Para el tema que tratado nos quedaremos en los límites de estaúltima, que se define, muy cercano a su sentido etimológico, como cualquier proposición declarada chocante para el sentido común. 6 Es evidente que el concepto del “yo” de la cultura japonesa es muy distinto al de la occidental, aunque existan ciertos paralelismos entre los místicos medievales y la filosofía budista Zen, pero un 5. Kin Hin Se practica entre zazen. Los pasos van marcados por la respiración, y continua siendo esencial la concentración en cada punto de la postura. Es característico también del estilo Soto. Un puño envuelve al otro frente al pecho, con los codos elevados y la espalda enderezada. La espiración es larga, profunda, silencios y potente, provocando una expansión debajo del ombligo (hara) y creando una fuerte estabilidad. Al final de la espiración el cuerpo se relaja, la inspiración surge naturalmente y al mismo tiempo se avanza medio paso. Kin Hin influye en el comportamiento cotidiano, permite ganar equilibrio. 6. Dojo El Zazen se practica en el Dojo7. Es importante armonizarse con los demás. Ya que todos los seres están en interdependencia y la buena influencia recíproca será beneficiosa para todos. Hay reglas, sin formalismos, ayudan a crear un ambiente fuerte y armonioso. 7. Algunos términos cruciales en el Zen. Existen términos en el Zen que son de crucial importancia, pero son difícilmente definibles por medio de palabras, quizá solo a través de metáforas. ¿Cómo explicar cual es la sensación de libertad que produce el aire de la montaña al que nunca ha salido de la cárcel sensorial de una ciudad, al que nunca ha sentido la Libertad? El Satori, o iluminación, es el punto álgido que se puede alcanzar a través del zazen. Es la extinción completa del deseo, la ignorancia (entendida no como carencia de conocimientos sino de conocimiento de los propios límites) y las ilusiones. Se dice que las ilusiones son hielo y el satori es el agua; las ilusiones no desaparecen sino que se transforman en Satori. Cuanto mayor ha sido la ilusión, cuanto más hundido en el deseo y la ignorancia, más profundo habrá de ser el Satori. Mu es nada, la nada esencial. Pero no tratemos de concebir nada como la antagonista a la existencia, recordemos que Zen no hace dualismos. Mu es el hueco que forma un cubo. Un cubo es un cubo tanto en cuanto tiene un espacio para llenar. Mu es el fondo blanco de un dibujo en tinta, tan esencial como los trazos. Sin la distinción entre el vacío que se forman por donde no deja rastro el pincel y los trazos del paisaje no habría cuadro. El ser humano es humano tanto en cuanto esta vacío, si pierde la capacidad de llenarse deja de ser un ser humano. También cuando se cierra a ser llenado. Pero aun así, no logramos mostrar Mu; Mu ha de sentirse, experienciarse. Las artes en Japón El Zen ha impregnado la practica totalidad de la cultura y la vida japonesa, se ha filtrado entre las hendiduras y ha arraigado fuertemente, aportándole fundamento y cohesión. Las artes no son una excepción. El Zen las atraviesa a todas y cada una de ellas, como el cordón atraviesa todas y cada una de las perlas de un collar. Todas estas artes, que componen aquello a lo que los japoneses llaman el Do, el camino o la vía, se caracterizan por: -una simplicidad: nada de elaborado, de complicado, de intelectual. Una belleza ingenua. estudio profundo de este se saldría del tema estudiado, superándolo en mucho en complejidad. Bastará con decir que el Zen propugna un conocimiento iluminístico, legado de la idea de reencarnación y alma inmortal del Budismo, y un concepto del ego como Mu, la nada; A través del Satori (iluminación) se llega a entender que no hay “yo”, que este constructo es solo una ilusión. 7“lugar de la Via” o “lugar donde se preactica la via” -Lo natural: sale de esta simplicidad y la complementa; la ejecución es espontánea, sin artificio. En el Zen se preconiza sin pensamiento, sin conciencia, hacerse uno con el paisaje que se pinta, suprimiendo la distinción entre objeto y observador. -Asimetría: la regularidad sólo existe en la industria, no en la naturaleza, por lo que no encontraremos la belleza en la perfección, sino en la imperfección: La vieja taza de té, la línea quebrada, la irregularidad. -La austeridad: la dignidad majestuosa de lo austero; el viejo roble torcido que resiste los vientos -La sutileza: no se muestra directamente, ha de susurrarse, de mostrar entre neblinas. -La libertad absoluta: nada nos impide hacer lo que queramos. El satori; liberación absoluta. -La serenidad: tranquilidad, la burbuja de paz en medio del vendaval, el quietismo del Zen. Todas estas características, o alguna de ellas(aunque suelen estar implícitas unas en otras) se muestran con mas o menos fuerza en todas las artes japonesas, y en especial en las que componen el Do, o las Vías. Existen en la actualidad la Vía de la caligrafía, Shodo, la de la ceremonia del té, Chado , la del arreglo floral, Kado, y por último, la del combate, Budo. Do significa Camino o Vía, pero debe marcarse una fuerte distinción en este concepto entre la mentalidad de oriente y la de occidente; El Camino, la Vía, no lleva a ninguna parte. Se practica a lo largo de toda una vida por el mero hecho de practicarlo. Quizá por los beneficios que se van logrando en el camino, disfrutándolo a cada paso, viviendo con intensidad, siendo consciente de cada piedra, cada brizna, cada cambio en nosotros, pero sin mas meta que el poder continuar avanzando un paso más. En el Shodo, una de las Vías, el espíritu Zen impregna absolutamente todo el proceso. Se comienza primero con un pequeño momento de mokuso o concentración, similar al zazen, preparándose para la ejecución. En la preparación de la tinta, se coloca una pastilla de tinta china en una bandeja con agua y se ha de deshacer lentamente. La concentración en cada uno de los movimientos es esencial. Después, una vez preparado el papel y el pincel, se moja el pincel en la tinta, y con unos cuantos trazos rápidos queda impresa la frase, el Sutra o el nombre. Ningún error es posible, ningún instante de perdida de la concentración. La tinta se seca rápidamente sobre el papel, y como en los actos de una vida, no es posible recapacitar o repasar. La calidad de la caligrafía se mide tanto en los trazos como en la textura y color de la tinta; cuando el espíritu es el correcto, el gesto es el adecuado. El zenga, pintura Zen, es muy similar. El pintor camina por el paisaje, observándolo, meditando, siendo uno con el paisaje, eliminando la distancia entre objeto y observador. Cuando cree conveniente(lo cual pueden ser días) el artista va a su estudio y traza, con pinceladas rápidas, de la misma manera que el calígrafo, el paisaje. La poesía Zen, las haiku, han sido objeto de minucioso estudio por parte de Octavio Paz, que tradujo multitud de estas pequeñas joyas de la producción de uno de los más famosos escritores, Basho: Kono michi ya yuku hito nashi ni aki no kure 䛙䛴㐠䜊⾔䛕ெ䛰䛝䛱⚽䛴ᬵ Este camino nadie ya lo recorre salvo el crepúsculo. (trad.: Octavio Paz & Eikichi Hayashiya) Poesía breve, contiene quizás una reminiscencia a los koan, sobre todo por la sutileza en el decir, la sobriedad que le lleva casi al enigma a la que se ciñe al obligarse a una estructura de 5-7-5. El agua hierve sonoramente en la tetera. Todos y cada uno de los movimientos del que realiza la ceremonia, usualmente un monje Zen, están llenos de sutileza, de fluidez, de concentración. Todos los movimientoshan sido realizados miles de veces, Se está realizando una ceremonia del té. El cha no yu se realiza en unos salones de té, especializados en ello, o en el tokonoma, la zona más sagrada de la casa. Los movimientos son lentos, la quietud y la solemnidad del Zen se apropia de algo tan cotidiano como servir una taza de té. Asimismo, no muy lejos de allí, sobre el escenario, se representa una obra de teatro Nô. Sale un actor a escena. Entra lentamente, lleva una máscara bellísima los ropajes tradicionales y un abanico. Camina extraña y lentamente hasta el centro de la sala, acompañado de algunas notas musicales. Parece que queda congelado en el centro, una danza congelada; Abre lentamente el abanico y vuelve, silencioso y parsimonioso, a salir de la escena. Justo antes, cierra sutilmente el abanico. Hemos asistido a una escena de este teatro tradicional japonés. Dice Zeami, creador de este teatro, acerca del Nô: “Se debe olvidar el espectáculo y mirar el Nô; olvidar el Nô y mirar el actor; olvidar al actor y mirar la idea; olvidar la idea y comprender Nô” En un lugar especial del tokonoma, donde se realiza la ceremonia del té, sobre un altar, hay un arreglo floral. Suele ser sencillo, sobrio, y asimétrico. La realización de estos arreglos florales es otra vía del Do, que se ve ampliada por la veneración que sienten los japoneses por la naturaleza. Se aconseja estar vacío de sí mismo, de egoísmo al realizarlo, y los espacios vacíos entre las plantas son partes integrantes del ikebana, tan importantes como las propias hojas. La sencillez preside la obra; Algunos maestros la componían de tan solo unas ramas y unas pocas hojas de bambú. Budo Otra vía, otro Do, es el Budo. La espina dorsal de las altamente incomprendidas y malinterpretadas artes marciales. Las verdaderas artes marciales no pueden ni deben ser confundidas con los deportes de contacto. Las Kanji parea designar arte marcial en China y Japón son las mismas, únicamente difieren en la pronunciación: los chinos pronuncian wu-shu mientras que los japoneses lo hacen Bu-jutsu. La traducción de estas kanji traiciona, como no, el espíritu del ideograma original, que se podría descomponer en dos caracteres: “detener” y “la lanza”, pudiendo traducirse de una manera más exacta tanto el arte de detener la lanza del adversario como el arte de detener la lanza propia. El génesis mitológico de estas artes reside en el monje Daruma, mas conocido como Bodhidarma(el iluminado), un monje hindú que recorrió China a principios del siglo VI para renovar el Budismo, liderando una corriente reformadora que se llamó Dyana en sánscrito,T´Chan en china y Zen en Japón. Se asentó en el monasterio Shaolín, donde les enseño como remedio a la decrepitud física debido a la inmovilidad y el sedentarismo, una serie de movimientos pertenecientes a artes marciales indias y chinas, completadas con técnicas de hata yoga. Este método tomó el nombre de I Ching Ching. El monasterio se convirtió pronto en la más célebre escuela de artes marciales. Las artes marciales, el Budo y el Zen se extendieron, llegando a Japón, donde se desarrollaron durante siglos. Ya a principios de siglo XX, los grandes maestros japoneses, temiendo el contacto con occidente, cambiaron los antiguos nombres de bu-jutsu tales como jiujutsu, aikijutsu, kenjutsu, en judo, aikido, kendo, para poner de manifiesto lo esencial del Do, la Vía, en todas estas artes. Son los kata, en el karate do, por encima de todo las depositarias del espíritu del Budo. Los kata, traducidas deficientemente como forma o modelo, son una serie de movimientos predeterminados, golpes, proyecciones, luxaciones, blocajes y desplazamientos. A primera vista son una especie de libro en movimiento de donde el alumno puede leer y debe memorizar las técnicas del arte, además de un benéfico ejercicio para la coordinación física y respiratoria, para el sentido del ritmo, para la concentración y para la salud. Pero los kata son, así como los libros sagrados, un mensaje codificado y estratificado, en el que hay que profundizar lentamente. Conforme se practican, van desvelando el mensaje a aquel que esta dispuesto a escucharlo, su verdadera esencia y la dimensión espiritual que contienen. Una expresión muy antigua dice que el Karate-do, un arte marcial del Budo, es Zen en movimiento. Las artes de combate japonesas, contrariamente a la visión más extendida, no eran practicadas en exclusiva por la clase de los bushi(o samuráis). De hecho, estas artes fueron en gran medida desarrolladas para luchar contra ellos. Del pueblo, y sobre todo de entre los monjes, salieron grandes expertos y en ocasiones reputados maestros. No confundamos, por tanto, el Bushido, la vía del guerrero, con el Budo, la vía de las artes marciales. Adentrémonos ahora en alguna de estas artes, por ejemplo el ken-jutsu. Era el entrenamiento de base del samurai. El arte de la espada, de la que nunca se separaban. Si observamos un combate actual de kendo, al igual que si presenciamos un combate tradicional de cualquier arte del budo, nos encontraremos con más silencio, más quietismo que movimiento. La diferencia entre estos y los deportes de contacto es abismal. Los contendientes se concentran, hay que hacerse uno con la espada, con el adversario. No hay mas enemigo que uno mismo. Y si nos vencemos, seremos invencibles. Pronto descubrieron que no era necesaria una interminable y extenuante lucha para vencer. El iado, el arte de desenfundar la espada, convertía el combate en un instante, un único tajo, que dependía de los reflejos, y, sobretodo, del zanshin del bushi. Ese zanshin puede traducirse como “final perfecto”, de manera literal, pero nuevamente nos encontramos con que la literalidad no nos ofrece solución alguna. Takagui sensei, maestro de karate- do, llama la atención de un alumno extranjero tras la ejecución de un kata por parte de este. Le pregunta si conoce el significado de esta palabra, zanshin, a lo que el alumno contesta con la traducción literal. Takagui sensei le corrige. Zanshin esta formado por dos caracteres; el primero, Zan, significa permanecer, continuar. El segundo, shin, quiere decir corazón o mente. La conexión entre el zanshin necesario para el bushi y el alumno que realiza el kata reside en esa idea de permanencia del espíritu, el espíritu Zen, en calma pero atento, vacío y a la vez impregnándolo todo, llenando la sala, la espada, el puño, y el enemigo. Tomemos por ejemplo una clase de karate-do. Un nuevo alumno, extranjero, entra en un dojo tradicional japonés. Es hora de comenzar la clase. Se toca un gran tambor, un taiko, y los alumnos se reúnen en el tatami. Entonces, entra el sensei y se dirige al lugar donde se encuentra el tokonoma con su altar. Suele haber una foto con el fundador del estilo que allí se practica. Entonces comienza el reisaho(las reglas de etiqueta del dojo) Todos los alumnos están en yoi, posición de espera, en pie. Después el sensei se arrodilla en seiza, sentado sobre sus pies con las rodillas apoyadas en el suelo y separadas un par de puños. Entonces el senpai de la clase, el alumno más antiguo y de mayor nivel, ordena seiza y todos los alumnos se sientan. El sensei se gira, siempre sobre sus rodillas, hacia donde esta el altar. El senpai dice “Shinden ni rei”(saludar a los antepasados), y todos, incluido el maestro, se inclinan respetuosamente agachando la cabeza con las manos apoyadas en el tatami. El sensei vuelve a su sitio y ordena “mokuso”, concentración. Todos mantienen la posición pero ahora con las manos en la misma posición que se adopta durante el zazen. La meditación dura solo unos minutos, hasta que el maestro creeque ya se ha creado el ambiente para la clase. Entonces ordena. “mokuso yame”(fin de la meditación) Todos dirigen su mirada al profesor y el senpai dice: “Sensei ni rei”(saludo al profesor). Todos, incluido el profesor, se inclinan. El profesor se pone en pie y el senpai dice: “kiritsu”(levantarse). Todos se ponen en pie y dice: “Otagani rei”(saludo a los compañeros) y todos saludan de pie, inclinando levemente el torso. Han transcurrido aproximadamente 10 minutos desde el principio de la clase, y este ceremonial se realiza en todas las clases. ¿Cómo podría entender un entrenador de boxeo occidental, que potencia la agresividad en el combate, entender qué es y para qué sirve toda esta parafernalia, si al final van a acabar pegándose, aunque le dediquen mucho mas tiempo del que él cree necesario al trabajo de la técnica? Surgen, por si solos, los problemas que conllevan todos estos términos, estas artes, la filosofía que de ellos brota. Son básicamente dos, uno general a cualquier traducción, pero que se muestra especialmente problemático en esta lengua, y uno específico al tema que abordamos, el Zen y las artes, habiendo tratado especialmente el Budo. Problemática El problema general fue tratado fantásticamente por el premio Nobel de literatura Octavio Paz en su artículo Sobre la traducción(1985:El signo y el garabato, Joaquín Mortiz, Col. Confrontaciones, México); no hay cabida en muchas ocasiones para la traducción8, sino para la interpretación del texto por parte del traductor. En el caso del Japonés, dada la distancia cultural existente, esto se hace especialmente cierto y especialmente dificultoso en algunas ocasiones. La traducción de haikús fue un arduo trabajo para Paz, no es tanto traducir un texto como volver a escribir una poesía, nueva y original, pero a la vez la misma, una interpretación de la obra de un autor con un trasfondo cultural radicalmente distinto al nuestro. El segundo problema, específico de esta temática, el Zen y el Budo, es si cabe todavía más difícil de resolver. ¿Cómo traducir un texto, una serie de palabras, que no solo arrastran toda una concepción del mundo sino que necesitan de la práctica, de la experiencia vivida para cobrar sentido? Podemos traducir Mu por nada, pero jamás, a menos que practique Zen o artes marciales, un occidental podrá entender el significado último de esta palabra. Jamás tomaremos por referente lo mismo. Podemos traducir Karate-do por el camino de la mano vacía, pero si quisiéramos entender todas las connotaciones que esta mera traducción literal contiene deberíamos profundizar mucho mas allá de las apariencias. Si, un primer estudio puede llevarnos a interpretar el nombre de este arte marcial como un camino, una forma de vida en la que la mano vacía significa sin armas, o sin intenciones agresivas. Pero la importancia del Zen que hemos visto en estas artes nos lleva a ver mas allá, a ver en el término kara, vacío, el Mu del que antes hablábamos, ese Mu incomprensible sin la práctica, aunque también Ku9, “existencia sin sustancia”. Podríamos traducir también, por ejemplo, el término hara como bajo vientre. Pero obviaríamos todas las connotaciones que tiene hara para un japonés. El hara, zona en la que se encuentra el llamado kikai tandem u océano de energía, es el centro de gravedad y de la energía, el ki; El lugar en el que corta la katana al hacer seppuru, suicidio ritual. Al corte se le llama hara kiri. La sensación del ki en la zona del hara le es ajena incluso a los practicantes occidentales de más alto nivel del karate-do, ¿Cómo podría un occidental que no hubiera practicado jamás ningún arte marcial, no hubiera hecho Zen, llegar a acercarse siquiera a entender que es todo lo que connota el termino hara para un japonés? El gran problema reside en que no podemos compartir las experiencias a través del lenguaje ni el uso únicamente del intelecto, no poseemos el referente del que provienen estas palabras en su lengua de origen. Y aunque tratáramos de acercarnos con una interpretación, como traducir ”De mi sensibilidad a tu sensibilidad” unos términos cuya traducción literal es tan lejana a sensibilidad como corazón o alma, para que un occidental logre acercarse a entender lo que un japonés trata de describir con la expresión Kokoro no kokoro (o I shin den shin), nunca lograríamos transmitir lo que tratamos de transmitir sin compartir el conocimiento experiencial del referente. En realidad, tratar de que alguien que jamás ha entrado en contacto con el Zen, el Budo o la cultura japonesa entienda sus términos, los conceptos y el contexto en el que se mueven, es como tratar de que una persona que jamás ha escuchado música logre entender los sentimientos que produce el escuchar una sonata de Beethoven magistralmente interpretada. No puede, porque los sentimientos han de ser experimentados, no explicados o enseñados. 8El concepto de traducción ha tenido una relevancia de primer orden en la filosofía contemporánea; a pesar de que en filosofía analítica ha servido solo como ejemplo para explicar determinadas funciones del lenguaje, (QUINE W. V. (1968) Ontological Relativity, en The Journal of Philosophy, n. 65, p. 7,) su uso para el estudio filosófico-antropológico puede resultar enormemente revelador, y es crucial tanto en la obra de George Steiner, como en la hermenéutica de Gádamer. 9Las diferencias entre Mu y Ku son muy complejas, pero de crucial importancia, por lo que tratar de trazar un contorno a los conceptos y sus fronteras en una nota a pie de página resulta absurdo. Para una introducción a estos conceptos, quizás seria interesante la lectura de Preguntas a un maestro Zen (Taisen Deshimaru, 1992, ed kairós). Tratar que alguien entienda a través de los libros, o de esta conferencia lo que es el Zen o el Budo, es como pensar en lanzar a atravesar un profundo río a un incauto aprendiz, que jamás hubiera conocido mas concentración de agua que una bañera, con un libro que tuviera por titulo “aprenda a nadar en dos semanas”. Los libros son tan solo la orilla y la brisa, sugerente pero incapaz de satisfacernos. Pero este problema puede ser fuente de algo fantástico. La curiosidad, el mínimo esfuerzo por poder traducir un texto o entender un concepto, nos pueden llevar, como nos ha llevado, a acercarnos a una mentalidad tan radicalmente distinta, y que nos es tan ajena, como la japonesa. Y el dialogo intercultural que se establece es tan enriquecedor como distintas son las culturas que une. Y el encuentro entre las sensibilidades occidental y japonesa ya ha dado algunas muestras de lo que es capaz de llegar a crear si lo que se entabla es una conversación de mutuo respeto y curiosidad, una conversación en la que todo el mundo gana mucho mas de lo que pueda llegar a creer, ya que lo que se ofrece es tan solo un idioma, unas costumbres, una historia, y lo que se recibe es todo un mundo. Zen no es solo una teoría, sus consecuencias no se circunscriben solo al intelecto o a la visión antropológica. Cuando el Zen entra en una vida, cuando una persona practica el Budo, se arraiga en cada uno de sus actos, cada uno de sus pensamientos, cada una de sus pulsiones, y nos lleva con sutileza a un único lugar: la Tranquilidad10. Bibliografía: Eugen Herrigel 1972, 1996: Zen en el arte del tiro con arco . Ed.Kier, Buenos Aires. Heidegger, M., 1990: De camino al habla, Ed.Serbal, Barcelona. T. Deshimaru 1990:Zen y autocontrol. Ed.Kairós, Barcelona. 1992: Preguntas a un maestro Zen. Ed.Kairós, Barcelona. Raymon Thomas 1986: Wabi-Sabi-Zen. Ed.Edicomunicación, Barcelona. C.W. Nicol 1979: Zen en movimiento. Ed.Diana,México. Pascal Faulliot 1981: El blanco invisible. Ed.Teorema, Barcelona. Bovay / Kaltenbach / De Smedten 1993: Zen. Ed.Kairós, Barcelona. J.Ferrater Mora 1994: Diccionario de filosofía. Ed. circulo de lectores, Barcelona. Ruth Benedict 1974: El crisantemo y la espada. Ed. Alianza de bolsillo, Madrid O.Paz 1973, 1985:El signo y el garabato, Joaquín Mortiz, Col. Confrontaciones, México http://www.zenpaintings.com/ 10 Quizá habría un concepto occidental que se acercaría a este especial concepto de tranquilidad, la ataraxia griega, concepto que manejaron algunas de las más grandes escuelas de la antigüedad (estoicos, escépticos, epicúreos) y que describe un estado anímico de permanente tranquilidad a pesar de las agresiones físicas y anímicas del exterior.
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