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Parasitologia generalidades

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Parasitología 
Generalidades, Clasificación y Patogenia. 
Es una rama de la biología que estudia el fenómeno del parasitismo y la relación que existe entre los hospedadores y el medio ambiente. 
Ejemplo ciclos biológicos. 
Parasitología. 
Es una interacción biológica entre dos organismos, en la que uno de los organismos, el parasito consigue el mayor parte del beneficio de una relación estrecha entre otro, que es el huésped u hospedador causándole daño, incluso la muerte. 
Comensalismo? Mutualismo?... 
Parasitismo. 
El mutualismo es una interacción biológica, entre individuos de diferentes especies en donde ambos se benefician y mejoran su aptitud biológica. 
Mutualismo. 
El comensalismo es una forma de interacción biológica en la que uno de los intervinientes obtiene beneficios, mientras que la otra no se beneficia y ni se perjudica. 
Comensalismo. 
Clasificación de parásitos según su ubicación en el huésped. 
Son aquellos parásitos que vive en el interior del huésped, y a su vez se clasifican en intracelular o extracelular. 
Son aquellos que una parte de su cuerpo mira en el interior del huésped y la otra parte en el exterior. 
Es el organismo que parasita a otro desde la superficie de este, piel, faneras, los cuales pueden ser: temporal o permanente. 
Endoparasitos, Mesoparasitos y Ectoparasitos. 
Tipos de parásitos según su numero especificidad. 
Clasificación 
. Aunque los diversos parásitos humanos muestran un extenso abanico de mecanismos patógenos directos, en la mayoría de las ocasiones los propios microorganismos no son altamente virulentos y/o son incapaces de replicarse en el interior del hospedador.
 De este modo, la gravedad de la enfermedad provocada por numerosos parásitos se encuentra relacionada con la dosis infecciosa y la cifra de microorganismos adquirida a lo largo del tiempo. 
A diferencia de numerosas infecciones bacterianas y víricas, las parasitosis son, con frecuencia, crónicas y se prolongan a lo largo de meses a años.
Patogenia de los parásitos. 
 
 Los parásitos son casi siempre exógenos al hospedador humano y, por este motivo, deben entrar en el interior del organismo mediante ingesta o penetración directa a través de las barreras anatómicas. 
El tamaño del inóculo y la duración de la exposición ejercen una importante influencia sobre el potencial de un microorganismo para causar la enfermedad. 
Además, la vía de exposición es clave para la mayoría de microorganismos.
Transmisión de los parásitos. 
Aunque numerosas enfermedades infecciosas están provocadas por microorganismos endógenos que forman parte de la flora normal del hospedador humano, no sucede así en la mayoría de las enfermedades causadas por parásitos como los protozoos y los helmintos. 
Estos microorganismos se adquieren casi siempre a partir de una fuente exógena y, de este modo, han desarrollado numerosos métodos para penetrar en el organismo del hospedador. 
Las vías más frecuentes de entrada son la ingesta por vía oral o la penetración directa a través de la piel u otras superficies
La mayoría de las infecciones se inician mediante la unión del microorganismo a los tejidos del hospedador, seguida de la replicación para establecer la colonización. 
El ciclo vital de un parásito se basa en los tropismos tisulares y de especie, lo que determina los tejidos u órganos del hospedador en los que el parásito puede sobrevivir. 
Adhesión y replicación 
La unión del parásito a las células o tejidos del hospedador puede ser relativamente inespecífica, puede estar mediada por partes de la boca mecánicas o implicadas en las picaduras o puede darse a través de la interacción de estructuras de la superficie del parásito conocidas como adhesinas y los receptores glucoproteicos o glucolípidos presentes en algunos tipos celulares, aunque no en otros. 
Aunque ciertos microorganismos pueden provocar enfermedad mediante la multiplicación localizada y la elaboración de potentes toxinas microbianas, la mayoría de los parásitos inician el proceso de la enfermedad mediante la invasión de los tejidos normalmente estériles y su ulterior replicación y destrucción. 
Lesiones celulares y tisulares. 
Como sucede con numerosos agentes infecciosos, las manifestaciones de las parasitosis no sólo se deben a la lesión mecánica o química de los tejidos producida por el parásito, sino también a las respuestas del hospedador frente a la presencia del parásito. 
La hipersensibilidad celular se observa en la enfermedad helmíntica y en la protozoaria Durante una parasitosis, los productos de las células del hospedador, como las citocinas y las linfocinas, son liberados desde las células activadas. 
Estos mediadores influyen en el comportamiento de otras células y pueden contribuir directamente a la patogenia de las parasitosis. 
Aunque los procesos de destrucción celular y tisular son con frecuencia suficientes para iniciar la enfermedad clínica, el parásito debe ser capaz de evadir el sistema inmunitario de defensa del hospedador para que se mantenga el proceso patológico. 
Al igual que otros microorganismos, los parásitos desencadenan respuestas inmunitarias humorales y celulares; sin embargo, los parásitos son particularmente expertos en interferir en estos mecanismos de defensa o evitarlos.
Rotura, evasión e inactivación del sistema inmunológico. 
El diagnóstico de las parasitosis puede ser muy difícil, principalmente en un marco no endémico. Las manifestaciones clínicas de las parasitosis rara vez son lo suficientemente específicas para que el médico considere la posibilidad de estos procesos y las pruebas habituales de laboratorio pocas veces resultan de utilidad. 
Aunque la eosinofilia periférica se encuentra ampliamente reconocida como un indicador útil de parasitosis, este fenómeno es únicamente característico de la infección por helmintos e, incluso en estos casos, con frecuencia está ausente. 
Por estos motivos, el médico debe mantener un elevado índice de sospecha y debe basarse en unos antecedentes detallados de viajes, ingesta de alimentos, transfusiones y características socioeconómicas para sospechar la posibilidad de una parasitosis.
Diagnostico. 
El diagnóstico adecuado requiere que: 
1) el médico considere la posibilidad de la parasitosis;
 2) se obtengan las muestras apropiadas y se trasladen al laboratorio dentro del tiempo adecuado; 
3) el laboratorio realice, de forma competente, los procedimientos apropiados para la recuperación e identificación del agente etiológico; 
4) los resultados de las pruebas de laboratorio se comuniquen de forma eficaz al médico, y 
5) los resultados sean interpretados de forma correcta por el médico y aplicados para el tratamiento adecuado del paciente.

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