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Resumen El artículo problematiza los tradiciones de pensamiento: pensarse a sí mismas, las cul diferenciado. La diferencia e desde el lugar en que se estab ridad, pues, ha sido pensada, dencia que hoy se intensifica pensar al otro, pero se esfuerz de un nosotros (expandido) fre antigua. Palabras clave: antropología, etnografía, colonización, el s Abstract. An anthropological The article looks at the quest in two traditions of thought: order to think of themselves other. The difference is one the place where the frontiers thought of, in general terms, stronger. The media panoram other, but continues to main (expanded) us as opposed to Key words: anthropology, c ethnography, colonisation, th Anàlisi 29, 2002 63-79 El otro antropológico. Poder y representación en una contemporaneidad sobresaltada Rossana Reguillo ITESO. Departamento de Estudios Socioculturales De la imagina al imag Espacio públi La migració Anàlisi 29 001-260 16/12/02 18:57 Página 63 procesos de representación y clasificación del otro entre dos antropología y comunicación. La autora argumenta que para turas poderosas requieren de la presencia de otro diferente y s siempre situada, lo que quiere decir que adquiere sentido lecen las fronteras de lo que significa esta diferencia. La alte- en términos generales, como «desviación», y esa es una ten- . El paisaje mediático reconfigura (y descentra) el lugar para a en mantener la estabilidad simbólica que le otorga la certeza nte a los otros (localizado), dispositivo antropológico del alma comunicación, alteridad, otro antropológico, representación, alvaje, poder. other. Power and portrayal in a state of upheaval ion of the processes of representing and classifying the other anthropology and communication. The author argues that in , powerful cultures need the presence of a distinct, different that is situated, which means that it acquires meaning from making for the difference are drawn. Otherness has thus been as a «deviation» and it is a tendency that today is becoming a reconfigures (and decentralizes) the place for thinking of the tain the symbolic stability provided by the certainty of an (localized) others, an anthropological device of the old soul. ommunication, otherness, anthropological other, portrayal, e savage, power. Sumario ción colonial inario global co expandido n del sentido Lo local y sus otros Visibilidad: el poder de la representación Bibliografía El salvaje guarda celosamente un secreto, durante muchos siglos ha sido el guardián de arcanos desconocidos: posee las claves de la tragedia, oculta los misterios del cosmos, sabe escuchar el silen- cio y puede descifrar el fragor de la naturaleza. El salvaje ha sido creado para responder a las preguntas del hombre civilizado; para señalarle, en nombre de la unidad del cosmos y de la natu- raleza, la sinrazón de su vida; para hacerle sentir trágicamente el terrible peso de su individualidad y soledad […] El salvaje es una de las claves de la cultura occidental. La pregunta por el otro co nirse ya por el antes y el cultura global la implosió sus propias contradiccion un grito de guerra y de u za la idea de la cruzada co cido; como lamento, la o y la incertidumbre que se den contenerse y parecen Guerra contra el otro estrategias para eludir la e tamiento de un proyecto: porar la diferencia. Los siglos de historia a rar el miedo al otro, y la pr ante la reedición de viejos gracias a la expansión y a lización neoliberal como las espadas han sido susti por visados apócrifos, la cuerpo a cuerpo, por la m la disputa es una versión —supuesta— homogene disidente, el loco, el extra nología y permanece el co la maquinaria y la manip por el aullar —afuera de la la mitología comunitaria de vez en vez adquieren desde dentro el piso de la 64 Anàlisi 29, 2002 Rossana Reguillo 1. Como han sido bautizado 2001 a los Estados Unido Anàlisi 29 001-260 16/12/02 18:57 Página 64 Roger Bartra (El salvaje en el espejo) bra renovada vigencia en un mundo que parece defi- después de september eleven1, que eleva a icono de la n de los símbolos de una modernidad alcanzada por es. God bless America es la expresión ambivalente de n lamento. Como grito de guerra, la consigna relan- ntra los infieles que atentan contra el mundo cono- ración invoca la protección frente a la vulnerabilidad experimenta por la irrupción de fuerzas que no pue- operar con lógicas que escapan a toda comprensión. , lamento frente al otro. Amuleto y conjuro, como videncia que señala, en medio del estruendo, el ago- el de una modernidad que ha sido incapaz de incor- cumulada parecen haber sido insuficientes para supe- egunta que esto plantea es si hoy estamos simplemente temores que alcanzan una dimensión planetaria sólo l aceleramiento tecnológico y al triunfo de la globa- relato inevitable. En otras palabras, la pregunta es si tuidas por aeronaves mortales, los caballos de Troya cicuta por compuestos de laboratorio y la batalla aquinaria de una guerra encubierta y, en el fondo, que mantiene, en lo sustantivo, la permanencia de la idad comunitaria frente a la amenaza del hereje, el njero, el anómalo, el otro diferente. ¿Cambia la tec- nflicto humano?, ¿se acrecientan los dominios sobre ulación de la naturaleza y permanecen los insomnios aldea— de los lobos que acechan, engrandecidos por , lo construido, lo propio, lo seguro y lo cierto y que forma conocida para colarse por los muros y minar s más elementales certezas? s, por la CNN, los atentados terroristas del 11 de septiembre de s. El conjunto de conflictos político-sociales de la época parece apuntalar la idea de que estamos ante una historia circular que se repite intermitente e ine- vitablemente, como pesadilla que nos mantiene atrapados en algún pasado imposible de superar. Los Balcanes, Oriente Medio, Occidente y Oriente; la nueva Europa frente a los inmigrantes; el mundo «desarrollado» y los millo- nes de voces que «amenazan» su estabilidad y su sueño progresista; la urbani- zación cerrada al caos y las violencias urbanas; el barrio «tradicional» que se desangra desde dentro por la imposibilidad de incluir la alteridad, el nosotros frente a una cantidad cre malización homogeneiza Pero no hay respuesta se agolpan en la voz de los suficientes para producir toria». Asumir de entrada nir, otorgarle a los domi que apenas mejora nuestra la técnica es un hecho e que una sociedad se da a impotente frente a la «nat ven reales socialmente, c cotidiana, son apenas esc la historia vivida y conta Éste es el nudo, me p relación entre antropolog dos tradiciones de pensam sar una contemporaneida habitan. Y si la antropología n estar en situación menos rar la diferencia en un co riesgos derivados de la mo sujetos y técnicas, nos ob que reconfiguran la presen la supervivencia en su cap yente. En este sentido, coloc pología y comunicación n en que ambas «disciplina la historia contemporáne De la imaginación colon En primer término es im derivado de los procesos producir la crisis de «lo p El otro antropológico Anàlisi 29, 2002 65 Anàlisi 29 001-260 16/12/02 18:57 Página 65 ciente de otros que, como legión, se resisten a la nor- dora y al silencio. s unívocas, y ni siquiera el simulacro de certezas que nuevos heraldos del «mundo feliz», resultan coartadas el relato monopolizador que declare «el fin de la his- la circularidad y que no hay porvenir, sino solo deve- nios tecnológicos un carácter de prótesis sofisticada capacidad guerrera, implica aceptar, por ejemplo, que xterior y contingente a lo social, que la estructura sí misma en un tiempo y un espacio históricos es uraleza humana» y que los dispositivos que nos vuel- omo las instituciones, el discurso, los mitos, la vida enografía que moderniza la acción sinvariaciones de da. arece, en el que puede resultar fructífero colocar la ía y comunicación, entre dos campos de saberes, entre iento que hoy trazan y trenzan horizontes para re-pen- d sobresaltada por los viejos y nuevos temores que la os enseña a no bajar la guardia ante la historia para desventajosa de acudir a los retos que significa enca- ntexto sacudido por las violencias, la exclusión y los dernidad; la comunicación, como el entrecruce entre liga a introducir la vigilancia sobre los dispositivos cia e insistencia de lo otro en un mundo que se juega acidad de otorgarle a lo público la dimensión inclu- ar la pregunta por el otro en la interfaz entre antro- o es, a mi juicio, un ejercicio arbitrario, en la medida s» emergen en dos momentos diferentes y claves de a. ial al imaginario global portante entender que el ensanchamiento del mundo de expansión colonial, entre varios de sus efectos va a ropio» frente a las noticias de otras formas de vida, otras realidades, otros esquemas organizativos. Ahí en ese contexto y pese a su herencia etnocéntrica (blanca, masculina, europea), la antropología buscará dotar de un enfoque científico a la mirada sobre un otro lejano y diferente, y para ello recupera, transformándola, la obsesión por la diferencia que había sido pensada por la mitología y «estudiada» por la historia natural, la literatu- ra de viajes, la teología. En este sentido, la antropología puede ser entendida como continuidad y como ruptura, lo que significa que por un lado se trata de la constitución de un campo2 de saberes que r sociales como constantes pero, de otro lado, se levan ginación colonial y const en la opacidad de la cult En la medida en que la conquista sobre una n del hombre, se afirma la la historia. En ese proces da sobre otras culturas ( ción sobre la identidad c otras palabras, para pens presencia de un otro dife Si bien es cierto que e la historia de la humanid existencia del otro4, la d fía fantástica» capaz de n «geografía positiva» que, proyecto de ubicación, c Los fantasmas y la i ceden su lugar, por la m dota de contornos precis 66 Anàlisi 29, 2002 Rossana Reguillo 2. Campo en el sentido otor cuya necesidad se impon luchas dentro del cual lo BOURDIEU (1997). Razone 3. Como método, los antec siglo XVIII, cuando el térm rirse al estudio de las cara salvajes. Pero es propiam un vigoroso movimiento evolucionistas. Para un res Ediciones B: Barcelona, 1 4. El historiador Lucian Bo ideología se expresa por su trata de un indicador ese eres». Lucian BOIA (1997 Bello, p. 38. Anàlisi 29 001-260 16/12/02 18:57 Página 66 ecoge las preguntas que se han formulado los grupos históricas acerca de la existencia de otras formas de vida; ta como un movimiento que trata de romper con la ima- ruir un método (la etnografía3) que permita penetrar ura material y simbólica de «otros grupos humanos». se afirma la modernidad con su ideal de progreso y aturaleza a la que es posible someter a los dominios preocupación de los europeos sobre sí mismos y sobre o la alteridad juega un papel fundamental y la mira- primitivas) es una manera de construir la representa- omo co-relato de la heterorrepresentación. Dicho en arse a sí mismas las culturas europeas requieren de la rente y diferenciado. l pensamiento sobre los diferentes hunde sus raíces en ad y que no son pocos los relatos que dan cuenta de la iferencia quizás estriba en el tránsito de una «geogra- utrir los sueños de la Edad Media, por ejemplo, a una revestida de objetividad, apela a la cientificidad en su lasificación y nominación del otro. nnumerable galería de seres monstruosos o divinos ediación de la mirada científica, a un otro al que se os. Ello denota un proceso inevitable. gado a este concepto por Bourdieu, como un «campo de fuerzas e a los agentes que se han adentrado en él, y como un campo de s agentes se enfrentan, con medios y fines diferenciados». Pierre s prácticas. Sobre la teoría de la acción. Barcelona: Anagrama, p. 49. edentes de la antropología-etnografía pueden rastrearse hasta el ino etnología, acuñado por Chavannes en 1787, se usó para refe- cterísticas físico-orgánicas y raciales de los pueblos primitivos y ente en los umbrales del siglo XX, cuando con Boas se inaugura que tomará cada vez una mayor distancia de las «conclusiones» umen de estos elementos, ver Enciclopedia de la Filosofía Garzanti. 992. Asesor General Gianni Vattimo. ia apunta que «cada cultura, cada época, cada generación, cada propia producción de hombres diferentes. Para el historiador se ncial» y añade: «háblame de tu hombre diferente y te diré quién ). Entre el ángel y la bestia. Santiago de Chile: Editorial Andrés Como ha sido planteado e impecablemente argumentado por Mary Louis Pratt5, a los pueblos subyugados les resulta difícil controlar lo que emana de la cultura dominante, pero siempre pueden determinar, en grados diversos, lo que absorberán y para qué lo usarán. En su análisis sobre el contacto entre las metrópolis imperiales y las periferias a través de la literatura de viajes, Pratt propone el concepto de autoetnografía para referirse a los casos en los que los sujetos colonizados se proponen representarse a sí mismos y señala: «si los tex- tos etnográficos son un medio por el que los europeos representan ante ellos mis- mos a sus (usualmente so que los otros construyen e politanas o en diálogo co De este planteamient que aquí nos ocupa. De do» de Pratt como un ot de apropiación y resisten «los hijos de Sánchez fr Strauss o Malinowsky»), y clasificado como un ot etnográfico, es decir, un cir estos relatos de acuerd es también potencialme Esto, me parece, ina sobre la diferencia que s formaciones en la distrib El avance en los dom a la dinámica social, vue de autorrepresentación, que se asientan los saber otro7. El mundo se achica y a la que de manera laxa p vo de significados en un estatuto por la expansión sión masiva son menos s sentación oficial de lo o otros son portadores. Y indudable que hay una d El otro antropológico Anàlisi 29, 2002 67 5. Mary Louis PRATT (1997 Aires: Universidad Nacion 6. Pratt, op. cit., p. 27. 7. Kublait debe confiar en l quien ejerce así un poder sedentario mediante la acu (1983). Las ciudades invis Anàlisi 29 001-260 16/12/02 18:57 Página 67 metidos) otros, los textos autoetnográficos son aquéllos n respuesta a las mencionadas representaciones metro- n ellas»6. o, dos cuestiones me parecen claves para la discusión un lado, la posibilidad de pensar al «sujeto coloniza- ro antropológico, bajo mi propia perspectiva, capaz cia frente a la cultura dominante (metafóricamente ente a Oscar Lewis» o «los primitivos frente a Levy y, de otro lado, la posibilidad de pensar al observado ro antropológico capaz de producir su propio relato otro dotado de voz propia que si bien puede produ- o con las representaciones que se han fijado sobre él, nte capaz de oponerse a la representación asignada. ugura una nueva fase en la historia del pensamiento e acelera en el siglo XX principalmente por las trans- ución social del conocimiento. inios tecnológicos, que no es contingente ni externo lve posible la circulación no controlada de los relatos lo que paulatinamente erosiona los cimientos en los es legítimos y el monopolio de la representación del al achicarse se hace más complejo. La comunicación, odemos entender como el intercambio intersubjeti- marco histórico y desnivelado de poder, adquiere otro de los mecanismos de visibilidad que por su dimen- usceptibles de vigilancia y control. Junto a la repre- tro, se filtran las versiones y visiones de las que esos ello no significa que esto no sucediera antes, pero es istancia abismal entre el registro asentado como «nota ). Ojos imperiales. Literatura de viajes y transculturación. Buenos al de Quilmes.os relatos que sobre ciudades fantásticas construye Marco Polo, fundamental: el de la visibilización. El nómada triunfa sobre el mulación de representaciones incontestables. Ver Italo CALVINO ibles. Buenos Aires: Minotauro. al pie» del «testimonio del salvaje» en la crónica metropolitana y la circulación masiva de imágenes, sonidos y palabras capaces de alterar, por un lado, el sen- tido atribuido a la verosimilitud y, por el otro, capaces de «contestar silencio- samente», con su sola presencia, la representación monopólica. Pensemos, por ejemplo, en el caso de la representación de lo indígena, el libro paradigmático Me llamo Rigoberta Menchú y así me nación la conciencia —que continúa hoy levantando polémicas—, éste alcanzó una resonancia pla- netaria no sólo por el indudable valor de un testimonio en «primera persona», sino por el soporte de un dispositivo cultural: el de una industria editorial capaz de distribuir masi des, pone en cuestión la nes «consagradas», es autoetnografía. La comunicación de to fundacional en la hist flicto, ni representa la ab (por la representación le un espacio público expa ción. Los analizadores cult razonamiento son vario mundo’), por ejemplo, d capaz de romper la versi tica de las culturas otras masiva, sino, de manera e lo que se considera «dig producción musical. Tal es el caso también res «cientificistas» de lo sobre el hombre diferen que estaba más cerca del so el salvaje argentino q meo de treinta y una pu montañas). Todos ellos c que alimentaban las fan coartada tranquilizadora de la teleimagen, aún la tener en su sitio el imag saber clasificatorio. 68 Anàlisi 29, 2002 Rossana Reguillo 8. En su excelente historia d ca, señala Boia: «la Razón arquetipo del imaginario discurso las obsesiones y p. 102. Anàlisi 29 001-260 16/12/02 18:57 Página 68 vamente una narración que, entre otras de sus virtu- supuesta incapacidad del «salvaje» y opone a las visio- decir, canónicas, sobre «lo otro», el poder de la la diferencia con estos alcances constituye un momen- oria reciente de la modernidad. Ello no anula el con- olición de la visión dominante, pero coloca la disputa gítima) en otro plano de resolución al introducir en ndido contrapesos a la voz monocorde de la domina- urales a los que se puede acudir para argumentar este s y de distinta índole. La world music (‘música del e la mano de la industria musical, es potencialmente ón estereotipada y folklorizante de la dimensión esté- , al contar no sólo con un espacio para la distribución special, por la posibilidad de negociar en otros términos no» de transitar por los circuitos internacionales de , que me parece especialmente relevante, de los rumo- s siglos XVIII y XIX, que ofrecían relatos asombrosos te: el que poseía cola (los manghiens de Manila); el mono que del humano (el salvaje de Borneo), o inclu- ue pasó de medir siete pies a convertirse en un «pig- lgadas de altura» (los patagones y los enanos de las onfiguraron la galería de otros —siempre inferiores— tasías del hombre occidental «normal» y otorgaban la (y científica) de los afanes colonizadores8. La irrupción de los circuitos oficiales y controlados, dificultó man- inario sobre la alteridad, se rompió el privilegio del el hombre diferente y al referirse al periodo de la razón científi- , para mejor asimilarlos, devoró los mitos. No se perdió ningún . La razón y la ciencia no hicieron más que transportar al nuevo los fantasmas ancestrales de la humanidad», Lucian Boia, op. cit. Y aunque hoy son otros los mecanismos y procesos que perpetúan la cons- trucción de la diferencia como anomalía —de lo que me ocuparé más ade- lante—, lo que quisiera destacar con respecto de estos analizadores es la enorme dificultad que ha significado pensarlos desde la comunicación como campo de saberes y procedimientos. Las dimensiones tecnológicas captaron de manera temprana y ocuparon la mayor parte del pensamiento comunicativo, me parece que con razones de peso. Sin embargo, el énfasis en el «aparato», en la industria, en la relación entre emisores y receptor dios de comunicación re lo que Martín Barbero ll logías comunicacionales, dad desde el trabajo ha conocimiento y la polític Y me parece que esta «otro» uno de sus princip versario de la publicación me parecía que una de la ción era su falta de discu términos generales como ceptualización que incor este actor10. Un rápido r del campo comunicacio este argumento. Para e producidos entre 1986 y definidos, Fuentes encuen tuciones de medios; el 18 no; el 9%, universidade «otros». Y de un conjun el mismo periodo, de los nen como sociológicos; tóricos y el 5,5% como a Si bien las categorías co de campo, son un poc me parece que el peso col rios o a emisores, permit de la reflexión sobre el ac El otro antropológico Anàlisi 29, 2002 69 9. Jesús MARTÍN-BARBERO ( tigación. En María Imma Comunicación. Campo y O 10. Rossana REGUILLO (1997 Sociedad, 30. Guadalajara 11. Raúl FUENTES (1998). La turación científica de la in Universidad de Guadalaja Anàlisi 29 001-260 16/12/02 18:57 Página 69 es vinculados por unas tecnologías, puesto en los estu- alizados en el siglo XX, distrajeron la atención sobre ama «el espesor social y cultural de las nuevas tecno- sus modos transversales de presencia en la cotidiani- sta el juego, sus espesas formas de mediación del a»9. «distracción» encuentra en la dificultad para pensar al ales motivos. En 1997, con motivo del décimo ani- del libro De los medios a las mediaciones, escribí que s debilidades del campo académico de la comunica- rso conceptual sobre el actor, al que suele pensarse en un «actor comunicativo» en detrimento de una con- pore las dimensiones históricas y socioculturales de epaso al meticuloso análisis realizado por ese cronista nal que es Raúl Fuentes puede servir para fortalecer l caso mexicano, de 709 documentos académicos 1994, con respecto a los «sujetos» de investigación tra que el 51% aborda el estudio de los sistemas/insti- %, las audiencias de medios; el 13%, el Estado/gobier- s/escuelas y el 9% queda agrupado bajo la categoría to de 1.019 documentos sistematizados que abarcan «marcos disciplinarios» adoptados, el 45,4% se defi- el 15,5 % como comunicacionales; el 8% como his- ntropológicos11. elaboradas por Fuentes son útiles para un diagnósti- o gruesas para los fines que aquí interesan; pese a ello, ocado en el «medio», aunque éste esté referido a usua- e detectar la carencia y, en algunos casos, la ausencia tor social de la comunicación. 2001). Deconstrucción de la crítica: nuevos itinerarios de la inves- colata VASALLO DE LOPES y Raúl FUENTES NAVARRO (comps.), bjeto de Estudio. México: ITESO/UAG/UdC/UdG, p. 23. ). «Más allá de los medios. Diez años después». Comunicación y : DECS-Universidad de Guadalajara. emergencia de un campo académico: continuidad utópica y estruc- vestigación de la comunicación en México. Guadalajara: ITESO y ra, p. 249-259. Y voy a atreverme a aventurar que es sólo hasta la llegada del pensamiento sobre la globalización que esta carencia se vuelve visible como un problema de conocimiento para la comunicación. Por supuesto que pueden encontrarse estudios, énfasis y reflexiones sobre el actor de la comunicación desde la lógi- ca de la identidad/alteridad en periodos anteriores, pero me parece que es la marea globalizadora la que saca a flote la evidencia de la insuficiencia del pen- samiento sobre el actor, un «actor comunicativo» que, de un lado, desborda los márgenes acotados de lo local y, de otro, se muestra «renuente» a dejarse interpretar mediante las c sado y construido por la un lado, y emisores, produ potente utilidad heurísti comunicación no alcanza menos emergentes que d relación instituida por la que Appadurai12 llamarí La lectura binaria de dores, o por mensajesqu dar cuenta de las transfo ción. «Los procesos globa migrantes generan situac siones de carácter global duciendo culturas locale Tres cuestiones resulta nicativo: la circulación gl cal y la producción de u alteran el paisaje conocid culas que no puede ser co articula al imaginario glo Espacio público expand Si algún mérito ha tenid visible la diferencia bajo en esta discusión a Appad rencia es siempre una «d cia adquiere su sentido d las fronteras de lo que sig Pensar la diferencia medida, que el lugar del 70 Anàlisi 29, 2002 Rossana Reguillo 12. Arjun APPADURAI (2001). zación. Buenos Aires: Tril 13. A. Appadurai, op. cit., p. 14. Néstor GARCÍA CANCLINI Anàlisi 29 001-260 16/12/02 18:57 Página 70 ategorías con las que hasta ese momento ha sido pen- comunicación: públicos, audiencias y receptores, por ctores y dueños, por el otro. Categorías generales cuya ca para los análisis de producción y recepción de la n para colocar la mirada sobre un conjunto de fenó- emandan el «énfasis antropológico» en tanto que la comunicación se ve profundamente alterada por lo a los «paisajes mediáticos». un mundo organizado por productores y consumi- e circulan de manera generalmente vertical, no puede rmaciones del vínculo social que opera la globaliza- les que involucran textos en circulación y audiencias iones implosivas que condensan un manojo de ten- en pequeños ámbitos previamente politizados, pro- s de una manera nueva y politizada»13. n aquí claves para el pensamiento sobre el actor comu- obal de textos, la migración como característica epo- na nueva forma de «localidad», procesos todos que o al dar paso a la irrupción de un otro con mayús- ntenido más por la imaginación colonial en tanto se bal. ido o la globalización es precisamente el de haber vuelto otros parámetros. En términos generales y siguiendo urai (ya citado) y a Néstor García Canclini14, la dife- iferencia situada», lo que quiere decir que la diferen- esde un lugar, el lugar desde que el que se establecen nifica esa diferencia. en estos términos supone, por lo menos en alguna pensamiento es estable y que pueden ubicarse con La modernidad desbordada. Dimensiones culturales de la globali- ce/FCE. 24. La cursiva es mía. (1999). La globalización imaginada. México: Paidós. relativa claridad las fronteras que real o metafóricamente constituyen los bor- des en los que la identidad es capaz de situar a su alteridad: pensemos, por ejemplo, en las fronteras nacionales como el «lugar» más paradigmático de establecimiento de la diferencia, ser «argentino», «mexicano», «uruguayo» es simultáneamente afirmar una identidad y desmarcarse con respecto a otros. Y hoy día, pese al mantenimiento de las líneas divisorias entre naciones y pese también a los brotes neonacionalistas a todo lo largo y ancho del planeta, la frontera nacional como espacio de «estabilidad» para marcar y desmarcar la iden- tidad es sumamente prec Cuando el espacio pú sación de una sociedad c argumentos, debates, asu que rebasan el ámbito de nos propios de la globaliz a) La yuxtaposición de l lo regional, lo nacion el sentido de lo prop cambio mismo. En ot pora, por ejemplo, el mado discursivo en el corresponde al ámbit tancia estratégica pa intensifica en la déca discusión en torno a l bilateral entre dos pa no sólo es pertinente p para analizar el modo lismos en actores tan biliza el carácter glo combatirlo. «Ser colo nuevo aprendizaje: m cio «interior» con los las agendas. O, plan aprender a vivir en un ra) no resultan suficie b) La emergencia de nue los. Este espacio púb «salvaje» (tanto interi vas» representaciones rismo. En el espacio rostro, un linaje, una del nuevo mundo glo nas de los diarios mun una normalidad frent El otro antropológico Anàlisi 29, 2002 71 Anàlisi 29 001-260 16/12/02 18:57 Página 71 ario. blico nacional, entendido como el «lugar de conver- onsigo misma», se ve en la obligación de incorporar ntos y aún lógicas para orientar esa «conversación», lo nacional, se producen, a mi juicio, dos fenóme- ación: as esferas que constituyen el espacio público (lo local, al, lo global) en una compleja amalgama que obtura io y acelera tanto las resistencias al cambio como el ras palabras, cuando el espacio público nacional incor- debate en torno al narcotráfico, se produce un entra- que resulta complicado establecer con nitidez lo que o de lo local y lo que constituyen asuntos de impor- ra la dimensión global. La «guerra» colombiana se da de los ochenta cuando se introduce en el país la os «extraditables». Este asunto, que rebasa la relación íses —que implica grados de poder diferenciado—, ara entender estas lógicas yuxtapuestas, sino también en que, por un lado, activa cierto tipo de naciona- to gubernamentales como civiles y, por el otro, visi- bal del crimen organizado y las estrategias para mbiano» (mexicano, boliviano, peruano), implica un antener en tensión los datos que provienen del espa- elementos que desde un «afuera» marcan y redefinen teado en otros términos, «yuxtaposición» significa mundo en el que los adverbios de lugar (adentro/afue- ntes para ordenar la percepción. vos otros y las categorías para pensarlos y nombrar- lico expandido, es decir, global, trastoca la idea del or como exterior) al introducir y hacer circular «nue- sobre la otredad. El caso paradigmático: el del terro- público expandido, el otro (terrorista) adquiere un estética, una corporeidad que amenaza la estabilidad bal; de la narrativa hollywoodense a las primeras pági- diales, ese gran otro reorienta y expande el sentido de e a la otredad monstruosa que no puede ser conteni- da en los límites nacionales. El «paisaje mediático» reconfigura (y descen- tra) el lugar para pensar al otro, pero se esfuerza en mantener la estabili- dad simbólica que otorga la certeza de un nosotros (expandido) frente a los otros (localizado), dispositivo antropológico de alma antigua. La migración del sentido Sin embargo, esta estabilidad simbólica es constantemente sacudida por las migraciones, que hoy co modernidad tardía. Se tr nas a lo ancho y largo de más profundo, el que tie sentaciones vinculados a que trae consigo la circu expandido. Si, como hace Appad zan en búsqueda de viab xión que la diáspora es m y se introduce la idea de núcleo articulador se de nacionales, étnicas o ling y la proyección esperanz pese a que mantiene y rei Anderson16, la «lealtad» c cultural), es potencialm depende precisamente d valorados por la «comun Las diásporas mexica den entenderse ya solam que el idiolecto, la com comunidades de migran espacio imaginario de la complejas que tampoco en primer lugar, porque ción su carácter singular porque la pureza de la co en virtud de la existenci dido». La relevancia de los p narrativas y prácticas qu asunto de vital importan 72 Anàlisi 29, 2002 Rossana Reguillo 15. A. Appadurai, op cit., esp 16. Benedict ANDERSON (19 nationalism. Londres: Ver Anàlisi 29 001-260 16/12/02 18:57 Página 72 nstituyen quizá una de las marcas definitorias de la ata no sólo de los flujos y desplazamientos de perso- l planeta, sino, además de la migración en un sentido ne que ver con el cambio o los cambios en las repre- l «tráfico» de ideas, significados, valores, aspiraciones, lación de productos y discursos en el espacio público urai15, para pensar el viaje de personas que se despla- ilidad, se acepta y se coloca en el centro de la refle- ucho más que un conjunto de «nacionales en fuga», que la diáspora configura amplios territorios cuyo fine por dimensiones que desbordan las identidades üísticas y se compactan por la memoria de un pasado ada de un futuro, podemos pensar que la migración, nventa a la manera de las comunidades imaginarias de on un pasado (nacional, religioso, lingüístico, es decir, ente portadorade futuro(s) y que su sobrevivencia e asimilar (incorporando) los sentidos propuestos o idad de adopción». na o puertorriqueña en los Estados Unidos no pue- ente desde la lógica de la comunidad de origen, por- ida, la religiosidad, las prácticas cotidianas de estas tes han dejado de responder de manera inequívoca al nación y son el resultado de hibridaciones lentas y se agotan en lo que se denomina la «cultura destino», «el destino» pierde en los contornos de la globaliza- en un contexto de incertidumbre y, en segundo lugar, munidad destino no es un hecho que pueda sostenerse a de lo que aquí he llamado «espacio público expan- réstamos, cruces, intercambios y aún oposiciones entre e dejan de responder al «lugar único», me parece un cia para el estudio de la comunicación, en tanto que ecialmente p. 20-27. 83). Imagined communities: reflection on the origin and spread of so Editions. la comprensión en torno a las «audiencias», los «públicos», los «receptores», demanda análisis multidimensionales que exigen la consideración de factores que redefinen la relación entre medios, industrias culturales y actores. Si el sentido construido sobre el mundo se articula hoy como nunca en un haz de relaciones en constante movimiento, la dificultad estriba en la capacidad de colo- car un análisis que atienda simultáneamente al movimiento de textos y de actores en migración constante. Lo que estoy tratando de señalar es que la migración vinculada a ese espa- cio público expandido, de una plataforma antropoló plejas sobre el problema neidad cuyos sentidos no categorías de inclusión y Lo local y sus otros La trama del regreso de lo de la incertidumbre— a seguro, sino que constituy un conjunto de práctica local juega un papel cen una agencia17 (agency) e globales en distintos esce Es decir, lo local se le laves que produce la aval lados al espacio públic multiplican los riesgos de Si lo local confiere a espacio manejable de ac posible pensar que para senta un bastión para la « se piensa como la amena territorio fértil para desp El otro antropológico Anàlisi 29, 2002 73 17. Entendida aquí como la c transformar la realidad, lo q The constitution of society. C agency, and transformation 18. Para un análisis empírico locales, miedos globales: de Investigaciones literaria 19. Por razones de espacio, sim curso en torno a la constr do constatar, de manera r los sectores conservadores dido también entre sector Anàlisi 29 001-260 16/12/02 18:57 Página 73 manda colocarle a las preguntas por la comunicación gica que haga hablar de maneras más densas y com- de la diferencia en el contexto de una contempora- obstante móviles y porosos, están redefiniendo las exclusión de manera global. local no representa únicamente el escape —en medio un universo comunitario más o menos inteligible y e también un importante esfuerzo por reterritorializar s en una espiral de poder en la que el ámbito de lo tral como espacio para el desarrollo y la defensa de rosionada por la omnipresencia de las dimensiones narios, tanto estructurales como de la vida cotidiana. vanta como un muro de contención frente a los des- ancha de imágenes, procesos, discursos, crisis vincu- o expandido y a las migraciones aceleradas, que l proyecto social. El tema no es sencillo. los actores una cierta tranquilidad, la que otorga un uerdo con parámetros que se asumen propios18, es numerosos sectores de la sociedad19, lo local repre- defensa» de la identidad y que el conflicto por lo que za del otro, encuentra, en el espacio de lo local, un legarse. apacidad de movilizar recursos (materiales y/o simbólicos) para ue transforma a los actores en «agentes». Ver A. GIDDENS (1984). alifornia: UC, y W. SEWEL (1992). «A theory of structure: Duality, ». American Journal of Sociology. Chicago: University of Chicago. de estos elementos, ver R. REGUILLO (2001). «Imaginarios construcción social del miedo en la ciudad». Estudios. Revista s y culturales, 17. Caracas, p. 47-64. plemente enuncio el tema. Pero en mi propia investigación en ucción social del miedo en ciudades latinoamericanas, he podi- ecurrente, que esta manera de concebir lo local no se restringe a y económicamente favorecidos, sino que es un imaginario expan- es populares y, más aún, fuertemente empobrecidos. Frente al otro expandido (el narcotraficante) y la otredad monstruosa (el terrorista), por ejemplo, la localidad garantiza una cierta estabilidad en el pai- saje que resulta necesario preservar. Dice Richard Sennet: «el sentimiento del nosotros, que expresa un deseo de ser similar, es una manera en la que los hom- bres evitan mirarse profundamente unos a otros». Mantener la coherencia de la identidad, añade, implica «la represión de los desviados20». Y si, como he tratado de argumentar hasta aquí, la diferencia ha sido en términos generales pensada como «desviación», y ésa es una tendencia que hoy se intensifica, para la co vos a través de los que se mediático» está plagado d trales para reprimir la di rizada, proceso que hoy tecnologías de la comun Lo local configura a análisis «situados», en ta miento en torno a lo loc otros de carácter históri desde «fuera», la precari galería de otros se ensanc que va construyendo ter lado, se exacerban los di llos cuya diferencia pue culturales aprendidos de En el debate actual, riesgo» hacen hincapié e el contexto de la globali la cacofonía de voces y d nitario parece estar juga riesgos de ese mundo gl En la interfaz entre a sos de representación (y tituye una agenda impo en que las sociedades a medida en que el salvaje nado en las distintas atm 74 Anàlisi 29, 2002 Rossana Reguillo 20. Ver Richard SENNET (197 W.W. Norton, p. 39 y 43 21. A manera de ejemplo pue tebrador —en América L viados» como espectáculo 22. Zygmut Bauman, Ulrich 23. Zygmut BAUMAN (2001). Press, especialmente capí Anàlisi 29 001-260 16/12/02 18:57 Página 74 municación es importante el estudio de los dispositi- construye esa diferencia como anomalía. El «paisaje e ejemplos que muestran que una de las estrategias cen- ferencia es mostrarla en una representación caricatu- adquiere dimensiones planetarias de la mano de las icación21. sí una complejidad donde resultan insuficientes los nto que es importante mantener en tensión el pensa- al con respecto a sus propias minorías, a sus propios co y la representación de una otredad que amenaza, a idea de la similitud o «mismidad». Si, de un lado, la ha por el espacio público expandido y una migración ritorios que hunden sus raíces en la localidad; de otro spositivos para el control de los «propios» otros, aqué- de ser controlada (y sometida) a través de códigos la tradición. los teóricos más visibles22 de la llamada «sociedad del n la necesidad de repensar la idea de comunidad en zación, porque, como apunta Bauman, en medio de e las interferencias constantes, el retorno a lo comu- ndo un papel central como espacio para aminorar los obal23. ntropología y comunicación, el análisis de los proce- clasificación) de lo otro en el ámbito de lo local, cons- rtante en tanto que resulta urgente desvelar el modo vanzan o retroceden frente a la diferencia. Y en la no está más en una isla lejana y exótica, sino disemi- ósferas del globo, la pregunta que esto genera es si 0). The uses of disorder. Personal identity and city life. Nueva York: . de señalarse el alto impacto de los llamados talk shows, cuyo eje ver- atina— gira en torno a la exhibición de los «anormales» y «des- de una diferencia degradada. Beck, Anthony Giddens y Manuel Castells. Community. Sekking safety in an insecure world. Cambridge: Polity tulos 7 y 9. habrá posibilidades y bajo qué condiciones estarán de transitar de un multi- culturalismo, caótico y sincopado, que no puede reducirse a la suma (desigual) de culturasa una interculturalidad que sea capaz de intencionar lo inevitable: el achicamiento del espacio y el crecimiento de las zonas de contacto entre per- sonas, grupos y países. La realización de una modernidad reflexiva capaz de hacerse cargo de su propio proyecto, pasa por la posibilidad de echar mano del pasado, por la capa- cidad de entender los efectos y los costos sociales y económicos que se derivan del modelo asumido y so afuera», situado más allá que se vincula a las decis los mecanismos con los q en condiciones menos de Visibilidad: el poder de Si el número y la estadís tales para hacer frente a porque se trata de instrum objetividad incuestionab la corrupción, el crecimi tuyen poderosas cartograf el lugar propio en el mun los «contables» producen, tesco espejo que devuelve qué país es el más violento naria produce con eficaci Cotidianamente, por ble— la evidencia numér las referencias a la «maldad logrado con su sola pres aparecen en la escena loca su supuesta anormalidad l cuencia se fortalece la ide dores de los números «so La evidencia aumenta con el relato etnográfico que nos acerca —peligr mediante los dispositivo hombre simio, el gigante truosa de la otredad o dev «los otros somos nosotro Visibilidad travestida tos cuya vocación no es l dar rienda suelta a su ima El otro antropológico Anàlisi 29, 2002 75 Anàlisi 29 001-260 16/12/02 18:57 Página 75 bre todo entender que la otredad no proviene de «un de la responsabilidad humana, sino de un «adentro» iones y opciones que se hacen cada día. Desmontar ue se construye la diferencia anómala es, pienso, estar sventajosas de enfrentar el futuro. la representación tica adquieren centralidad en los saberes fundamen- los desafíos de la modernidad, es en buena medida entos que se revisten de una cierta neutralidad y de le. Los «índices» que miden la pobreza, el desarrollo, ento, entre otros, son más que diagnósticos; consti- ías contemporáneas para orientar la percepción sobre do y sobre el mundo mismo. A la manera de Kafka, desde la zona gris en la que están ubicados, un gigan- la imagen de aquello que se le pregunta: espejo, dime , el más corrupto, el más subdesarrollado, y la maqui- a matemática el relato terrible del deterioro. el espacio público expandido avanza —inconteni- ica de la tragedia y la disolución; día tras día crecen intrínseca» de las comunidades de migrantes que han encia trastocar el paisaje conocido; constantemente l los retratos hablados del enemigo que acecha desde a última defensa de los valores locales, y con cierta fre- a de que no hay escapatoria posible, pues los porta- mos nosotros». , la zozobra también y a la estadística se le acompaña contemporáneo, la voz en off del periodista en turno osamente— a la escena proscrita y nos hace «ver», s tecnológicos, la realidad: los hombres con cola, el o el enano. Ahí están, conformando la galería mons- olviendo de manera incuestionable la prueba de que s». de inocencia por la mediación de unos instrumen- a de mentir, se dice. Los viajeros coloniales pudieron ginación, pero hoy, se advierte, la capacidad de regis- tro es inocente, es científica, como científico fue en su tiempo el registro del Homo mostruosus, agrupado por el sueco Carl Von Linneo24 y el procedimiento que, según consigna el historiador Lucian Boia, por la misma época de Linneo siguió el científico Buffon para dirimir la polémica en torno a la estatura de algunos hombres diferentes y que vale la pena citar en extenso: «Retomando estos rumores trasmitidos de boca en boca, a Buffon le parecía estar procediendo como un sabio responsable, no solamente dedicado a recoger hechos sino tam- bién y más que nada a analizarlos. La razón le sugería que la talla de estos per- sonajes podía haber esta haciendo crecer a los qu nes a siete u ocho pies. E tigio de la razón»25, conc Hoy, se sigue preserv dad de sus instrumentos bilidad en que se han con no radica solamente en s nantes, sino que son ade nes, despliegan todo su p su exclusiva mediación t Pensemos por ejemp tellano, «delito de porta delincuencia llamada «to Nueva York (por el alca Bratton) a varios países d noventa, cuya cientificid racial del presunto delincu grosidad26. Los medios de comu tajados de lo que ya hab era enseñar a los pequeñ rasgos degradados de un truir cotidianamente el r géneros y estrategias narr 76 Anàlisi 29, 2002 Rossana Reguillo 24. En 1735, Linneo publicó bajos en los que presentó mineral. En 1751 Linne influyente. En ella afirma tir de la creación divina, o 25. L. Boia, op. cit., p. 105. 26. Un análisis detallado de jóvenes latinoamericanos to. Emergencia de culturas 27. Eric MICHAUD (1996). S LEVI y Jean-Claude SCH Madrid: Taurus. Anàlisi 29 001-260 16/12/02 18:57 Página 76 do un tanto sub o sobre estimada. Zanjó la cuestión imos hasta los cuatro pies y reduciendo a los patago- l hombre diferente se había salvado, y también el pres- luye Boia. ando «la razón». El prestigio de la razón y la neutrali- reposan en buena medida en los dispositivos de visi- vertido los medios de comunicación cuya importancia er correas de trasmisión de las representaciones domi- más productores —impunes— de esas representacio- oder clasificatorio y estigmatizador bajo la coartada de ecnológica. lo en la técnica llamada racial profiling (en buen cas- ción de cara») que acompaña la estrategia contra la lerancia cero» que fue exportada por las autoridades de de Rudolph Giuliani y su jefe de policía William e Latinoamérica en los comienzos de la década de los ad consiste en cruzar los datos provenientes del perfil ente para establecer, entre otras cosas, su grado de peli- nicación, especialmente la televisión, discípulos aven- ía intentado el «ABC para la raza aria, cuya función os a descifrar, mediante un golpe de observación, los a identidad no pura»27, construyen y ayudan a cons- elato de la otredad monstruosa, a través de diferentes ativas: «colombianización» significa adentrarse en las su Systema naturae (Sistema natural), el primero de una serie de tra- su nueva propuesta taxonómica para los reinos animal, vegetal y o publicó Philosophia botanica (Filosofía botánica), su obra más ba que era posible crear un sistema natural de clasificación a par- riginal e inmutable, de todas las especies. la «doctrina Giuliani» y sus efectos en la estigmatización de los puede verse en R. REGUILLO (2000). Las estrategias del desencan- juveniles. Buenos Aires: Norma. oldados de una idea: los jóvenes bajo el Tercer Reich, en Giovanni MITT. Historia de los jóvenes. Tomo II. La edad contemporánea. aguas turbulentas de la delincuencia, sinónimo de ilegalidad; «argentinización» es precipitarse en el vacío de una corrupción endémica y del colapso econó- mico; Afganistán no es un país bombardeado y en extrema pobreza, es un cria- dero de terroristas y asesinos; los favelados o los villeros (habitantes de los cinturones de miseria de Brasil y Buenos Aires) son delincuentes a priori, ame- naza constante para la gobernabilidad; las artistas latinoamericanas, como ha sido finamente analizado por Anibal Ford28, se convierten en la industria del espectáculo en «la bomba del Caribe», el «huracán del pacífico», «el terremo- to del sur», metáforas qu las comunidades indígen resulta irresistible, son la Y así en «el paisaje m de un imaginario global Por ello, me parece, e faz entre estructura y relat el sistema levantado por estructura. Si en el siglo XX para mática y la filosofía resul pueden, pienso, abordar La complejidad deri público, las migraciones nuyen las condiciones de lo local-comunitario, má tituir un espacio para el torno a la visibilidad del y heterorrepresentación Estos mismos elemen pese a su distribución de cionalización del espacio ma década, un mecani democracias y de los de Benthames capaz de vig potencial vulnerabilidad varlo; nunca como hoy e entre culturas diversas no poración de otras formas bién factores constitutiv sociales que entienden qu y la muerte. Y es posible mentos clave para la pro rar la dimensión cultur El otro antropológico Anàlisi 29, 2002 77 28. Anibal FORD (1999). La Anàlisi 29 001-260 16/12/02 18:57 Página 77 e alimentan el imaginario del desborde y del exceso; as en resistencia en el sur de Chiapas, cuyo exotismo «última esperanza» frente al neoliberalismo. ediático» el OTRO queda interceptado por la fuerza que reedita la producción de la diferencia. l desafío para una agenda intelectual es el de la inter- o, es decir, el lugar donde se tocan los imaginarios con las sociedades. Ni estructura sin relato, ni relato sin el estudio de la comunicación, la sociología, la infor- taron claves de conocimiento, las tareas por venir, no se al margen de la antropología. vada de un mundo en el que se ensancha el espacio como flujos de personas aumentan conforme dismi- viabilidad por la pobreza y la violencia, y en donde s allá de sus rasgos salvíficos, puede realmente cons- desarrollo de la agencia humana, las preguntas en otro y de lo otro, con todos sus mecanismos de auto no pueden ser ignoradas. tos, aunados al gran poder tecnológico acumulado, sigual, comportan gérmenes de cambio. La interna- público ha representado, en el transcurso de la últi- smo político fundamental para el impulso de las rechos humanos. Es evidente que el panóptico de ilar todas las posiciones como un gran ojo, pero su consiste en que todas las posiciones pueden obser- l poder estuvo tan expuesto. La interacción creciente sólo es portadora de conflictos, la mezcla y la incor- y prácticas de vida como riqueza y apertura son tam- os de las migraciones y son numerosos los grupos e la diversidad es un antídoto contra el estancamiento pensar que en la agencia local radican algunos ele- yección de una ciudadanía global capaz de incorpo- al en sus reivindicaciones. La pregunta por el otro marca de la bestia. Buenos Aires: Norma. adquiere los contornos de una renovada urgencia. Ha de ser una pregunta guia- da por el respeto y ha de ser, sobre todo, una pregunta decididamente con- temporánea, es decir, que no apele a la historia como coartada inmovilizadora y sea capaz de incorporar los «datos» del contexto, uno en el que la tecnolo- gía y los «paisajes» que ella configura no son fuerzas secundarias y externas. La tarea es cultural y es política, es decir, es un proyecto intelectual que demanda, como quería Bourdieu, combatir desde las trincheras del pensa- miento «las doxas» o el pensamiento consagrado y nunca reflexivo; verdades irrefutables y nunca cue sin ser vistas y son el pri plejo). En el fondo, la com de las representaciones d comprender nuestras pro Bibliografía ANDERSON, Benedict (1983 of nationalism. Londres APPADURAI, Arjun (2001). L balización. Buenos Aire BARTRA, Roger (1992). El s BAUMAN, Zygmut (2001). C Polity Press. BOIA, Lucian (1997). Entr Bello. BOURDIEU, Pierre (1997). Anagrama. BURGOS, Elizabeth (1998) México: Siglo XXI Edi CALVINO, Italo (1983). Las Enciclopedia de la Filosofía Gianni Vattimo. FORD, Anibal (1999). La m nimiento en la sociedad FUENTES NAVARRO, Raúl (1 utópica y estructuración Guadalajara: ITESO y GARCÍA CANCLINI, Néstor GIDDENS, Anthony (1984 California. MARTÍN-BARBERO, Jesús (2 investigación. En VASALL (comps.). Comunicación UdG, p. 15-42. MICHAUD, Eric (1996). Sol Giovanni; SCHMITT, Je temporánea. Madrid: T 78 Anàlisi 29, 2002 Rossana Reguillo Anàlisi 29 001-260 16/12/02 18:57 Página 78 stionadas, que, como «fantasmas sociales», están ahí ncipal obstáculo para el pensamiento libre (y com- plejidad radica en que tratar de comprender el poder esde una lógica no disciplinaria (y disciplinada) exige pias representaciones del poder. ). Imagined communities: reflection on the origin and spread : Verso Editions. a modernidad desbordada. Dimensiones culturales de la glo- s: Trilce/FCE. alvaje en el espejo. México: Ediciones Era/UNAM. ommunity. Sekking safety in an insecure world. Cambridge: e el ángel y la bestia. Santiago de Chile: Editorial Andrés Razones prácticas. Sobre la teoría de la acción. Barcelona: . Me llamo Rigoberta Menchú y así me nació la conciencia. tores. ciudades invisibles. Buenos Aires: Minotauro. Garzanti (1992). Barcelona: Ediciones B. Asesor General: arca de la bestia. Identificación, desigualdades e infoentrete- contemporánea. Buenos Aires: Norma. 998). La emergencia de un campo académico: continuidad científica de la investigación de la comunicación en México. CUCSH/Universidad de Guadalajara. (1999). La globalización imaginada. México: Paidós. ), The constitution of society. California: University of 001). Deconstrucción de la crítica: nuevos itinerarios de la O DE LOPES, María Immacolata; FUENTES NAVARRO, Raúl . Campo y objeto de estudio. México: ITESO, UAG, UdC, dados de una idea: los jóvenes bajo el Tercer Reich. En LEVI, an-Claude. Historia de los jóvenes. Tomo II. La edad con- aurus. PRATT, Mary Louise (1997). Ojos imperiales. Literatura de viajes y transculturación. Buenos Aires: Universidad Nacional de Quilmes. REGUILLO, Rossana (2001). «Imaginarios locales, miedos globales: construcción social del miedo en la ciudad». Estudios. Revista de Investigaciones literarias y cultura- les, 17. 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El otro antropológico Anàlisi 29, 2002 79 Anàlisi 29 001-260 16/12/02 18:57 Página 79 El otro antropológico. Poder y representación en una contemporaneidad sobresaltada Resumen Abstract. An anthropological other. Power and portrayal in a state of upheaval Sumario De la imaginación colonial al imaginario global Espacio público expandido La migración del sentido Lo local y sus otros Visibilidad: el poder de la representación Bibliografía
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