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Rosana Reguillo - El otro antropológico

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Resumen
El artículo problematiza los 
tradiciones de pensamiento: 
pensarse a sí mismas, las cul
diferenciado. La diferencia e
desde el lugar en que se estab
ridad, pues, ha sido pensada,
dencia que hoy se intensifica
pensar al otro, pero se esfuerz
de un nosotros (expandido) fre
antigua.
Palabras clave: antropología,
etnografía, colonización, el s
Abstract. An anthropological 
The article looks at the quest
in two traditions of thought: 
order to think of themselves
other. The difference is one 
the place where the frontiers 
thought of, in general terms,
stronger. The media panoram
other, but continues to main
(expanded) us as opposed to
Key words: anthropology, c
ethnography, colonisation, th
Anàlisi 29, 2002 63-79
El otro antropológico. Poder y representación
en una contemporaneidad sobresaltada
Rossana Reguillo
ITESO. Departamento de Estudios Socioculturales
De la imagina
al imag
Espacio públi
La migració
Anàlisi 29 001-260 16/12/02 18:57 Página 63
procesos de representación y clasificación del otro entre dos
antropología y comunicación. La autora argumenta que para
turas poderosas requieren de la presencia de otro diferente y
s siempre situada, lo que quiere decir que adquiere sentido
lecen las fronteras de lo que significa esta diferencia. La alte-
 en términos generales, como «desviación», y esa es una ten-
. El paisaje mediático reconfigura (y descentra) el lugar para
a en mantener la estabilidad simbólica que le otorga la certeza
nte a los otros (localizado), dispositivo antropológico del alma
 comunicación, alteridad, otro antropológico, representación,
alvaje, poder. 
other. Power and portrayal in a state of upheaval
ion of the processes of representing and classifying the other
anthropology and communication. The author argues that in
, powerful cultures need the presence of a distinct, different
that is situated, which means that it acquires meaning from
making for the difference are drawn. Otherness has thus been
 as a «deviation» and it is a tendency that today is becoming
a reconfigures (and decentralizes) the place for thinking of the
tain the symbolic stability provided by the certainty of an
 (localized) others, an anthropological device of the old soul.
ommunication, otherness, anthropological other, portrayal,
e savage, power. 
Sumario
ción colonial 
inario global
co expandido
n del sentido
Lo local y sus otros
Visibilidad: el poder de la representación
Bibliografía
El salvaje guarda celosamente un secreto, durante muchos siglos
ha sido el guardián de arcanos desconocidos: posee las claves de
la tragedia, oculta los misterios del cosmos, sabe escuchar el silen-
cio y puede descifrar el fragor de la naturaleza. El salvaje ha sido
creado para responder a las preguntas del hombre civilizado;
para señalarle, en nombre de la unidad del cosmos y de la natu-
raleza, la sinrazón de su vida; para hacerle sentir trágicamente
el terrible peso de su individualidad y soledad […] El salvaje es
una de las claves de la cultura occidental. 
La pregunta por el otro co
nirse ya por el antes y el 
cultura global la implosió
sus propias contradiccion
un grito de guerra y de u
za la idea de la cruzada co
cido; como lamento, la o
y la incertidumbre que se
den contenerse y parecen
Guerra contra el otro
estrategias para eludir la e
tamiento de un proyecto:
porar la diferencia.
Los siglos de historia a
rar el miedo al otro, y la pr
ante la reedición de viejos
gracias a la expansión y a
lización neoliberal como 
las espadas han sido susti
por visados apócrifos, la
cuerpo a cuerpo, por la m
la disputa es una versión 
—supuesta— homogene
disidente, el loco, el extra
nología y permanece el co
la maquinaria y la manip
por el aullar —afuera de la
la mitología comunitaria
de vez en vez adquieren 
desde dentro el piso de la
64 Anàlisi 29, 2002 Rossana Reguillo
1. Como han sido bautizado
2001 a los Estados Unido
Anàlisi 29 001-260 16/12/02 18:57 Página 64
Roger Bartra (El salvaje en el espejo)
bra renovada vigencia en un mundo que parece defi-
después de september eleven1, que eleva a icono de la
n de los símbolos de una modernidad alcanzada por
es. God bless America es la expresión ambivalente de
n lamento. Como grito de guerra, la consigna relan-
ntra los infieles que atentan contra el mundo cono-
ración invoca la protección frente a la vulnerabilidad
 experimenta por la irrupción de fuerzas que no pue-
 operar con lógicas que escapan a toda comprensión.
, lamento frente al otro. Amuleto y conjuro, como
videncia que señala, en medio del estruendo, el ago-
 el de una modernidad que ha sido incapaz de incor-
cumulada parecen haber sido insuficientes para supe-
egunta que esto plantea es si hoy estamos simplemente
 temores que alcanzan una dimensión planetaria sólo
l aceleramiento tecnológico y al triunfo de la globa-
relato inevitable. En otras palabras, la pregunta es si
tuidas por aeronaves mortales, los caballos de Troya
 cicuta por compuestos de laboratorio y la batalla
aquinaria de una guerra encubierta y, en el fondo,
que mantiene, en lo sustantivo, la permanencia de la
idad comunitaria frente a la amenaza del hereje, el
njero, el anómalo, el otro diferente. ¿Cambia la tec-
nflicto humano?, ¿se acrecientan los dominios sobre
ulación de la naturaleza y permanecen los insomnios
 aldea— de los lobos que acechan, engrandecidos por
, lo construido, lo propio, lo seguro y lo cierto y que
forma conocida para colarse por los muros y minar
s más elementales certezas?
s, por la CNN, los atentados terroristas del 11 de septiembre de
s.
El conjunto de conflictos político-sociales de la época parece apuntalar la
idea de que estamos ante una historia circular que se repite intermitente e ine-
vitablemente, como pesadilla que nos mantiene atrapados en algún pasado
imposible de superar. Los Balcanes, Oriente Medio, Occidente y Oriente; la
nueva Europa frente a los inmigrantes; el mundo «desarrollado» y los millo-
nes de voces que «amenazan» su estabilidad y su sueño progresista; la urbani-
zación cerrada al caos y las violencias urbanas; el barrio «tradicional» que se
desangra desde dentro por la imposibilidad de incluir la alteridad, el nosotros
frente a una cantidad cre
malización homogeneiza
Pero no hay respuesta
se agolpan en la voz de los
suficientes para producir 
toria». Asumir de entrada
nir, otorgarle a los domi
que apenas mejora nuestra
la técnica es un hecho e
que una sociedad se da a
impotente frente a la «nat
ven reales socialmente, c
cotidiana, son apenas esc
la historia vivida y conta
Éste es el nudo, me p
relación entre antropolog
dos tradiciones de pensam
sar una contemporaneida
habitan.
Y si la antropología n
estar en situación menos 
rar la diferencia en un co
riesgos derivados de la mo
sujetos y técnicas, nos ob
que reconfiguran la presen
la supervivencia en su cap
yente. 
En este sentido, coloc
pología y comunicación n
en que ambas «disciplina
la historia contemporáne
De la imaginación colon
En primer término es im
derivado de los procesos 
producir la crisis de «lo p
El otro antropológico Anàlisi 29, 2002 65
Anàlisi 29 001-260 16/12/02 18:57 Página 65
ciente de otros que, como legión, se resisten a la nor-
dora y al silencio.
s unívocas, y ni siquiera el simulacro de certezas que
 nuevos heraldos del «mundo feliz», resultan coartadas
el relato monopolizador que declare «el fin de la his-
 la circularidad y que no hay porvenir, sino solo deve-
nios tecnológicos un carácter de prótesis sofisticada
 capacidad guerrera, implica aceptar, por ejemplo, que
xterior y contingente a lo social, que la estructura
 sí misma en un tiempo y un espacio históricos es
uraleza humana» y que los dispositivos que nos vuel-
omo las instituciones, el discurso, los mitos, la vida
enografía que moderniza la acción sinvariaciones de
da.
arece, en el que puede resultar fructífero colocar la
ía y comunicación, entre dos campos de saberes, entre
iento que hoy trazan y trenzan horizontes para re-pen-
d sobresaltada por los viejos y nuevos temores que la
os enseña a no bajar la guardia ante la historia para
desventajosa de acudir a los retos que significa enca-
ntexto sacudido por las violencias, la exclusión y los
dernidad; la comunicación, como el entrecruce entre
liga a introducir la vigilancia sobre los dispositivos
cia e insistencia de lo otro en un mundo que se juega
acidad de otorgarle a lo público la dimensión inclu-
ar la pregunta por el otro en la interfaz entre antro-
o es, a mi juicio, un ejercicio arbitrario, en la medida
s» emergen en dos momentos diferentes y claves de
a.
ial al imaginario global 
portante entender que el ensanchamiento del mundo
de expansión colonial, entre varios de sus efectos va a
ropio» frente a las noticias de otras formas de vida,
otras realidades, otros esquemas organizativos. Ahí en ese contexto y pese a su
herencia etnocéntrica (blanca, masculina, europea), la antropología buscará
dotar de un enfoque científico a la mirada sobre un otro lejano y diferente, y
para ello recupera, transformándola, la obsesión por la diferencia que había
sido pensada por la mitología y «estudiada» por la historia natural, la literatu-
ra de viajes, la teología.
En este sentido, la antropología puede ser entendida como continuidad y
como ruptura, lo que significa que por un lado se trata de la constitución de un
campo2 de saberes que r
sociales como constantes 
pero, de otro lado, se levan
ginación colonial y const
en la opacidad de la cult
En la medida en que
la conquista sobre una n
del hombre, se afirma la 
la historia. En ese proces
da sobre otras culturas (
ción sobre la identidad c
otras palabras, para pens
presencia de un otro dife
Si bien es cierto que e
la historia de la humanid
existencia del otro4, la d
fía fantástica» capaz de n
«geografía positiva» que,
proyecto de ubicación, c
Los fantasmas y la i
ceden su lugar, por la m
dota de contornos precis
66 Anàlisi 29, 2002 Rossana Reguillo
2. Campo en el sentido otor
cuya necesidad se impon
luchas dentro del cual lo
BOURDIEU (1997). Razone
3. Como método, los antec
siglo XVIII, cuando el térm
rirse al estudio de las cara
salvajes. Pero es propiam
un vigoroso movimiento
evolucionistas. Para un res
Ediciones B: Barcelona, 1
4. El historiador Lucian Bo
ideología se expresa por su
trata de un indicador ese
eres». Lucian BOIA (1997
Bello, p. 38.
Anàlisi 29 001-260 16/12/02 18:57 Página 66
ecoge las preguntas que se han formulado los grupos
históricas acerca de la existencia de otras formas de vida;
ta como un movimiento que trata de romper con la ima-
ruir un método (la etnografía3) que permita penetrar
ura material y simbólica de «otros grupos humanos». 
 se afirma la modernidad con su ideal de progreso y
aturaleza a la que es posible someter a los dominios
preocupación de los europeos sobre sí mismos y sobre
o la alteridad juega un papel fundamental y la mira-
primitivas) es una manera de construir la representa-
omo co-relato de la heterorrepresentación. Dicho en
arse a sí mismas las culturas europeas requieren de la
rente y diferenciado.
l pensamiento sobre los diferentes hunde sus raíces en
ad y que no son pocos los relatos que dan cuenta de la
iferencia quizás estriba en el tránsito de una «geogra-
utrir los sueños de la Edad Media, por ejemplo, a una
 revestida de objetividad, apela a la cientificidad en su
lasificación y nominación del otro.
nnumerable galería de seres monstruosos o divinos
ediación de la mirada científica, a un otro al que se
os. Ello denota un proceso inevitable.
gado a este concepto por Bourdieu, como un «campo de fuerzas
e a los agentes que se han adentrado en él, y como un campo de
s agentes se enfrentan, con medios y fines diferenciados». Pierre
s prácticas. Sobre la teoría de la acción. Barcelona: Anagrama, p. 49.
edentes de la antropología-etnografía pueden rastrearse hasta el
ino etnología, acuñado por Chavannes en 1787, se usó para refe-
cterísticas físico-orgánicas y raciales de los pueblos primitivos y
ente en los umbrales del siglo XX, cuando con Boas se inaugura
 que tomará cada vez una mayor distancia de las «conclusiones»
umen de estos elementos, ver Enciclopedia de la Filosofía Garzanti.
992. Asesor General Gianni Vattimo.
ia apunta que «cada cultura, cada época, cada generación, cada
 propia producción de hombres diferentes. Para el historiador se
ncial» y añade: «háblame de tu hombre diferente y te diré quién
). Entre el ángel y la bestia. Santiago de Chile: Editorial Andrés
Como ha sido planteado e impecablemente argumentado por Mary Louis
Pratt5, a los pueblos subyugados les resulta difícil controlar lo que emana de
la cultura dominante, pero siempre pueden determinar, en grados diversos, lo
que absorberán y para qué lo usarán. En su análisis sobre el contacto entre las
metrópolis imperiales y las periferias a través de la literatura de viajes, Pratt
propone el concepto de autoetnografía para referirse a los casos en los que los
sujetos colonizados se proponen representarse a sí mismos y señala: «si los tex-
tos etnográficos son un medio por el que los europeos representan ante ellos mis-
mos a sus (usualmente so
que los otros construyen e
politanas o en diálogo co
De este planteamient
que aquí nos ocupa. De 
do» de Pratt como un ot
de apropiación y resisten
«los hijos de Sánchez fr
Strauss o Malinowsky»),
y clasificado como un ot
etnográfico, es decir, un 
cir estos relatos de acuerd
es también potencialme
Esto, me parece, ina
sobre la diferencia que s
formaciones en la distrib
El avance en los dom
a la dinámica social, vue
de autorrepresentación, 
que se asientan los saber
otro7. 
El mundo se achica y
a la que de manera laxa p
vo de significados en un 
estatuto por la expansión
sión masiva son menos s
sentación oficial de lo o
otros son portadores. Y 
indudable que hay una d
El otro antropológico Anàlisi 29, 2002 67
5. Mary Louis PRATT (1997
Aires: Universidad Nacion
6. Pratt, op. cit., p. 27.
7. Kublait debe confiar en l
quien ejerce así un poder
sedentario mediante la acu
(1983). Las ciudades invis
Anàlisi 29 001-260 16/12/02 18:57 Página 67
metidos) otros, los textos autoetnográficos son aquéllos
n respuesta a las mencionadas representaciones metro-
n ellas»6.
o, dos cuestiones me parecen claves para la discusión
un lado, la posibilidad de pensar al «sujeto coloniza-
ro antropológico, bajo mi propia perspectiva, capaz
cia frente a la cultura dominante (metafóricamente
ente a Oscar Lewis» o «los primitivos frente a Levy
 y, de otro lado, la posibilidad de pensar al observado
ro antropológico capaz de producir su propio relato
otro dotado de voz propia que si bien puede produ-
o con las representaciones que se han fijado sobre él,
nte capaz de oponerse a la representación asignada. 
ugura una nueva fase en la historia del pensamiento
e acelera en el siglo XX principalmente por las trans-
ución social del conocimiento. 
inios tecnológicos, que no es contingente ni externo
lve posible la circulación no controlada de los relatos
lo que paulatinamente erosiona los cimientos en los
es legítimos y el monopolio de la representación del
 al achicarse se hace más complejo. La comunicación,
odemos entender como el intercambio intersubjeti-
marco histórico y desnivelado de poder, adquiere otro
 de los mecanismos de visibilidad que por su dimen-
usceptibles de vigilancia y control. Junto a la repre-
tro, se filtran las versiones y visiones de las que esos
ello no significa que esto no sucediera antes, pero es
istancia abismal entre el registro asentado como «nota
). Ojos imperiales. Literatura de viajes y transculturación. Buenos
al de Quilmes.os relatos que sobre ciudades fantásticas construye Marco Polo,
 fundamental: el de la visibilización. El nómada triunfa sobre el
mulación de representaciones incontestables. Ver Italo CALVINO
ibles. Buenos Aires: Minotauro.
al pie» del «testimonio del salvaje» en la crónica metropolitana y la circulación
masiva de imágenes, sonidos y palabras capaces de alterar, por un lado, el sen-
tido atribuido a la verosimilitud y, por el otro, capaces de «contestar silencio-
samente», con su sola presencia, la representación monopólica.
Pensemos, por ejemplo, en el caso de la representación de lo indígena, el
libro paradigmático Me llamo Rigoberta Menchú y así me nación la conciencia
—que continúa hoy levantando polémicas—, éste alcanzó una resonancia pla-
netaria no sólo por el indudable valor de un testimonio en «primera persona»,
sino por el soporte de un dispositivo cultural: el de una industria editorial
capaz de distribuir masi
des, pone en cuestión la 
nes «consagradas», es 
autoetnografía.
La comunicación de 
to fundacional en la hist
flicto, ni representa la ab
(por la representación le
un espacio público expa
ción. 
Los analizadores cult
razonamiento son vario
mundo’), por ejemplo, d
capaz de romper la versi
tica de las culturas otras
masiva, sino, de manera e
lo que se considera «dig
producción musical.
Tal es el caso también
res «cientificistas» de lo
sobre el hombre diferen
que estaba más cerca del 
so el salvaje argentino q
meo de treinta y una pu
montañas). Todos ellos c
que alimentaban las fan
coartada tranquilizadora 
de la teleimagen, aún la 
tener en su sitio el imag
saber clasificatorio.
68 Anàlisi 29, 2002 Rossana Reguillo
8. En su excelente historia d
ca, señala Boia: «la Razón
arquetipo del imaginario
discurso las obsesiones y 
p. 102.
Anàlisi 29 001-260 16/12/02 18:57 Página 68
vamente una narración que, entre otras de sus virtu-
supuesta incapacidad del «salvaje» y opone a las visio-
decir, canónicas, sobre «lo otro», el poder de la
la diferencia con estos alcances constituye un momen-
oria reciente de la modernidad. Ello no anula el con-
olición de la visión dominante, pero coloca la disputa
gítima) en otro plano de resolución al introducir en
ndido contrapesos a la voz monocorde de la domina-
urales a los que se puede acudir para argumentar este
s y de distinta índole. La world music (‘música del
e la mano de la industria musical, es potencialmente
ón estereotipada y folklorizante de la dimensión esté-
, al contar no sólo con un espacio para la distribución
special, por la posibilidad de negociar en otros términos
no» de transitar por los circuitos internacionales de
, que me parece especialmente relevante, de los rumo-
s siglos XVIII y XIX, que ofrecían relatos asombrosos
te: el que poseía cola (los manghiens de Manila); el
mono que del humano (el salvaje de Borneo), o inclu-
ue pasó de medir siete pies a convertirse en un «pig-
lgadas de altura» (los patagones y los enanos de las
onfiguraron la galería de otros —siempre inferiores—
tasías del hombre occidental «normal» y otorgaban la
(y científica) de los afanes colonizadores8. La irrupción
de los circuitos oficiales y controlados, dificultó man-
inario sobre la alteridad, se rompió el privilegio del
el hombre diferente y al referirse al periodo de la razón científi-
, para mejor asimilarlos, devoró los mitos. No se perdió ningún
. La razón y la ciencia no hicieron más que transportar al nuevo
los fantasmas ancestrales de la humanidad», Lucian Boia, op. cit.
Y aunque hoy son otros los mecanismos y procesos que perpetúan la cons-
trucción de la diferencia como anomalía —de lo que me ocuparé más ade-
lante—, lo que quisiera destacar con respecto de estos analizadores es la enorme
dificultad que ha significado pensarlos desde la comunicación como campo
de saberes y procedimientos. 
Las dimensiones tecnológicas captaron de manera temprana y ocuparon la
mayor parte del pensamiento comunicativo, me parece que con razones de
peso. Sin embargo, el énfasis en el «aparato», en la industria, en la relación
entre emisores y receptor
dios de comunicación re
lo que Martín Barbero ll
logías comunicacionales,
dad desde el trabajo ha
conocimiento y la polític
Y me parece que esta 
«otro» uno de sus princip
versario de la publicación
me parecía que una de la
ción era su falta de discu
términos generales como
ceptualización que incor
este actor10. Un rápido r
del campo comunicacio
este argumento. Para e
producidos entre 1986 y
definidos, Fuentes encuen
tuciones de medios; el 18
no; el 9%, universidade
«otros». Y de un conjun
el mismo periodo, de los
nen como sociológicos; 
tóricos y el 5,5% como a
Si bien las categorías
co de campo, son un poc
me parece que el peso col
rios o a emisores, permit
de la reflexión sobre el ac
El otro antropológico Anàlisi 29, 2002 69
9. Jesús MARTÍN-BARBERO (
tigación. En María Imma
Comunicación. Campo y O
10. Rossana REGUILLO (1997
Sociedad, 30. Guadalajara
11. Raúl FUENTES (1998). La
turación científica de la in
Universidad de Guadalaja
Anàlisi 29 001-260 16/12/02 18:57 Página 69
es vinculados por unas tecnologías, puesto en los estu-
alizados en el siglo XX, distrajeron la atención sobre
ama «el espesor social y cultural de las nuevas tecno-
 sus modos transversales de presencia en la cotidiani-
sta el juego, sus espesas formas de mediación del
a»9. 
«distracción» encuentra en la dificultad para pensar al
ales motivos. En 1997, con motivo del décimo ani-
 del libro De los medios a las mediaciones, escribí que
s debilidades del campo académico de la comunica-
rso conceptual sobre el actor, al que suele pensarse en
 un «actor comunicativo» en detrimento de una con-
pore las dimensiones históricas y socioculturales de
epaso al meticuloso análisis realizado por ese cronista
nal que es Raúl Fuentes puede servir para fortalecer
l caso mexicano, de 709 documentos académicos
 1994, con respecto a los «sujetos» de investigación
tra que el 51% aborda el estudio de los sistemas/insti-
%, las audiencias de medios; el 13%, el Estado/gobier-
s/escuelas y el 9% queda agrupado bajo la categoría
to de 1.019 documentos sistematizados que abarcan
 «marcos disciplinarios» adoptados, el 45,4% se defi-
el 15,5 % como comunicacionales; el 8% como his-
ntropológicos11. 
 elaboradas por Fuentes son útiles para un diagnósti-
o gruesas para los fines que aquí interesan; pese a ello,
ocado en el «medio», aunque éste esté referido a usua-
e detectar la carencia y, en algunos casos, la ausencia
tor social de la comunicación.
2001). Deconstrucción de la crítica: nuevos itinerarios de la inves-
colata VASALLO DE LOPES y Raúl FUENTES NAVARRO (comps.),
bjeto de Estudio. México: ITESO/UAG/UdC/UdG, p. 23.
). «Más allá de los medios. Diez años después». Comunicación y
: DECS-Universidad de Guadalajara.
 emergencia de un campo académico: continuidad utópica y estruc-
vestigación de la comunicación en México. Guadalajara: ITESO y
ra, p. 249-259.
Y voy a atreverme a aventurar que es sólo hasta la llegada del pensamiento
sobre la globalización que esta carencia se vuelve visible como un problema de
conocimiento para la comunicación. Por supuesto que pueden encontrarse
estudios, énfasis y reflexiones sobre el actor de la comunicación desde la lógi-
ca de la identidad/alteridad en periodos anteriores, pero me parece que es la
marea globalizadora la que saca a flote la evidencia de la insuficiencia del pen-
samiento sobre el actor, un «actor comunicativo» que, de un lado, desborda
los márgenes acotados de lo local y, de otro, se muestra «renuente» a dejarse
interpretar mediante las c
sado y construido por la
un lado, y emisores, produ
potente utilidad heurísti
comunicación no alcanza
menos emergentes que d
relación instituida por la
que Appadurai12 llamarí
La lectura binaria de
dores, o por mensajesqu
dar cuenta de las transfo
ción. «Los procesos globa
migrantes generan situac
siones de carácter global
duciendo culturas locale
Tres cuestiones resulta
nicativo: la circulación gl
cal y la producción de u
alteran el paisaje conocid
culas que no puede ser co
articula al imaginario glo
Espacio público expand
Si algún mérito ha tenid
visible la diferencia bajo 
en esta discusión a Appad
rencia es siempre una «d
cia adquiere su sentido d
las fronteras de lo que sig
Pensar la diferencia 
medida, que el lugar del
70 Anàlisi 29, 2002 Rossana Reguillo
12. Arjun APPADURAI (2001).
zación. Buenos Aires: Tril
13. A. Appadurai, op. cit., p. 
14. Néstor GARCÍA CANCLINI
Anàlisi 29 001-260 16/12/02 18:57 Página 70
ategorías con las que hasta ese momento ha sido pen-
 comunicación: públicos, audiencias y receptores, por
ctores y dueños, por el otro. Categorías generales cuya
ca para los análisis de producción y recepción de la
n para colocar la mirada sobre un conjunto de fenó-
emandan el «énfasis antropológico» en tanto que la
 comunicación se ve profundamente alterada por lo
a los «paisajes mediáticos».
 un mundo organizado por productores y consumi-
e circulan de manera generalmente vertical, no puede
rmaciones del vínculo social que opera la globaliza-
les que involucran textos en circulación y audiencias
iones implosivas que condensan un manojo de ten-
 en pequeños ámbitos previamente politizados, pro-
s de una manera nueva y politizada»13.
n aquí claves para el pensamiento sobre el actor comu-
obal de textos, la migración como característica epo-
na nueva forma de «localidad», procesos todos que
o al dar paso a la irrupción de un otro con mayús-
ntenido más por la imaginación colonial en tanto se
bal. 
ido
o la globalización es precisamente el de haber vuelto
otros parámetros. En términos generales y siguiendo
urai (ya citado) y a Néstor García Canclini14, la dife-
iferencia situada», lo que quiere decir que la diferen-
esde un lugar, el lugar desde que el que se establecen
nifica esa diferencia.
en estos términos supone, por lo menos en alguna
 pensamiento es estable y que pueden ubicarse con
 La modernidad desbordada. Dimensiones culturales de la globali-
ce/FCE.
24. La cursiva es mía.
(1999). La globalización imaginada. México: Paidós. 
relativa claridad las fronteras que real o metafóricamente constituyen los bor-
des en los que la identidad es capaz de situar a su alteridad: pensemos, por
ejemplo, en las fronteras nacionales como el «lugar» más paradigmático de
establecimiento de la diferencia, ser «argentino», «mexicano», «uruguayo» es
simultáneamente afirmar una identidad y desmarcarse con respecto a otros. Y
hoy día, pese al mantenimiento de las líneas divisorias entre naciones y pese
también a los brotes neonacionalistas a todo lo largo y ancho del planeta, la
frontera nacional como espacio de «estabilidad» para marcar y desmarcar la iden-
tidad es sumamente prec
Cuando el espacio pú
sación de una sociedad c
argumentos, debates, asu
que rebasan el ámbito de
nos propios de la globaliz
a) La yuxtaposición de l
lo regional, lo nacion
el sentido de lo prop
cambio mismo. En ot
pora, por ejemplo, el 
mado discursivo en el
corresponde al ámbit
tancia estratégica pa
intensifica en la déca
discusión en torno a l
bilateral entre dos pa
no sólo es pertinente p
para analizar el modo
lismos en actores tan
biliza el carácter glo
combatirlo. «Ser colo
nuevo aprendizaje: m
cio «interior» con los 
las agendas. O, plan
aprender a vivir en un
ra) no resultan suficie
b) La emergencia de nue
los. Este espacio púb
«salvaje» (tanto interi
vas» representaciones
rismo. En el espacio 
rostro, un linaje, una 
del nuevo mundo glo
nas de los diarios mun
una normalidad frent
El otro antropológico Anàlisi 29, 2002 71
Anàlisi 29 001-260 16/12/02 18:57 Página 71
ario. 
blico nacional, entendido como el «lugar de conver-
onsigo misma», se ve en la obligación de incorporar
ntos y aún lógicas para orientar esa «conversación»,
 lo nacional, se producen, a mi juicio, dos fenóme-
ación: 
as esferas que constituyen el espacio público (lo local,
al, lo global) en una compleja amalgama que obtura
io y acelera tanto las resistencias al cambio como el
ras palabras, cuando el espacio público nacional incor-
debate en torno al narcotráfico, se produce un entra-
 que resulta complicado establecer con nitidez lo que
o de lo local y lo que constituyen asuntos de impor-
ra la dimensión global. La «guerra» colombiana se
da de los ochenta cuando se introduce en el país la
os «extraditables». Este asunto, que rebasa la relación
íses —que implica grados de poder diferenciado—,
ara entender estas lógicas yuxtapuestas, sino también
 en que, por un lado, activa cierto tipo de naciona-
to gubernamentales como civiles y, por el otro, visi-
bal del crimen organizado y las estrategias para
mbiano» (mexicano, boliviano, peruano), implica un
antener en tensión los datos que provienen del espa-
elementos que desde un «afuera» marcan y redefinen
teado en otros términos, «yuxtaposición» significa
 mundo en el que los adverbios de lugar (adentro/afue-
ntes para ordenar la percepción. 
vos otros y las categorías para pensarlos y nombrar-
lico expandido, es decir, global, trastoca la idea del
or como exterior) al introducir y hacer circular «nue-
 sobre la otredad. El caso paradigmático: el del terro-
público expandido, el otro (terrorista) adquiere un
estética, una corporeidad que amenaza la estabilidad
bal; de la narrativa hollywoodense a las primeras pági-
diales, ese gran otro reorienta y expande el sentido de
e a la otredad monstruosa que no puede ser conteni-
da en los límites nacionales. El «paisaje mediático» reconfigura (y descen-
tra) el lugar para pensar al otro, pero se esfuerza en mantener la estabili-
dad simbólica que otorga la certeza de un nosotros (expandido) frente a
los otros (localizado), dispositivo antropológico de alma antigua. 
La migración del sentido
Sin embargo, esta estabilidad simbólica es constantemente sacudida por las
migraciones, que hoy co
modernidad tardía. Se tr
nas a lo ancho y largo de
más profundo, el que tie
sentaciones vinculados a
que trae consigo la circu
expandido. 
Si, como hace Appad
zan en búsqueda de viab
xión que la diáspora es m
y se introduce la idea de
núcleo articulador se de
nacionales, étnicas o ling
y la proyección esperanz
pese a que mantiene y rei
Anderson16, la «lealtad» c
cultural), es potencialm
depende precisamente d
valorados por la «comun
Las diásporas mexica
den entenderse ya solam
que el idiolecto, la com
comunidades de migran
espacio imaginario de la
complejas que tampoco 
en primer lugar, porque
ción su carácter singular 
porque la pureza de la co
en virtud de la existenci
dido».
La relevancia de los p
narrativas y prácticas qu
asunto de vital importan
72 Anàlisi 29, 2002 Rossana Reguillo
15. A. Appadurai, op cit., esp
16. Benedict ANDERSON (19
nationalism. Londres: Ver
Anàlisi 29 001-260 16/12/02 18:57 Página 72
nstituyen quizá una de las marcas definitorias de la
ata no sólo de los flujos y desplazamientos de perso-
l planeta, sino, además de la migración en un sentido
ne que ver con el cambio o los cambios en las repre-
l «tráfico» de ideas, significados, valores, aspiraciones,
lación de productos y discursos en el espacio público
urai15, para pensar el viaje de personas que se despla-
ilidad, se acepta y se coloca en el centro de la refle-
ucho más que un conjunto de «nacionales en fuga»,
 que la diáspora configura amplios territorios cuyo
fine por dimensiones que desbordan las identidades
üísticas y se compactan por la memoria de un pasado
ada de un futuro, podemos pensar que la migración,
nventa a la manera de las comunidades imaginarias de
on un pasado (nacional, religioso, lingüístico, es decir,
ente portadorade futuro(s) y que su sobrevivencia
e asimilar (incorporando) los sentidos propuestos o
idad de adopción». 
na o puertorriqueña en los Estados Unidos no pue-
ente desde la lógica de la comunidad de origen, por-
ida, la religiosidad, las prácticas cotidianas de estas
tes han dejado de responder de manera inequívoca al
 nación y son el resultado de hibridaciones lentas y
se agotan en lo que se denomina la «cultura destino»,
 «el destino» pierde en los contornos de la globaliza-
en un contexto de incertidumbre y, en segundo lugar,
munidad destino no es un hecho que pueda sostenerse
a de lo que aquí he llamado «espacio público expan-
réstamos, cruces, intercambios y aún oposiciones entre
e dejan de responder al «lugar único», me parece un
cia para el estudio de la comunicación, en tanto que
ecialmente p. 20-27.
83). Imagined communities: reflection on the origin and spread of
so Editions.
la comprensión en torno a las «audiencias», los «públicos», los «receptores»,
demanda análisis multidimensionales que exigen la consideración de factores
que redefinen la relación entre medios, industrias culturales y actores. Si el
sentido construido sobre el mundo se articula hoy como nunca en un haz de
relaciones en constante movimiento, la dificultad estriba en la capacidad de colo-
car un análisis que atienda simultáneamente al movimiento de textos y de
actores en migración constante. 
Lo que estoy tratando de señalar es que la migración vinculada a ese espa-
cio público expandido, de
una plataforma antropoló
plejas sobre el problema 
neidad cuyos sentidos no
categorías de inclusión y
Lo local y sus otros
La trama del regreso de lo
de la incertidumbre— a 
seguro, sino que constituy
un conjunto de práctica
local juega un papel cen
una agencia17 (agency) e
globales en distintos esce
Es decir, lo local se le
laves que produce la aval
lados al espacio públic
multiplican los riesgos de
Si lo local confiere a 
espacio manejable de ac
posible pensar que para 
senta un bastión para la «
se piensa como la amena
territorio fértil para desp
El otro antropológico Anàlisi 29, 2002 73
17. Entendida aquí como la c
transformar la realidad, lo q
The constitution of society. C
agency, and transformation
18. Para un análisis empírico
locales, miedos globales: 
de Investigaciones literaria
19. Por razones de espacio, sim
curso en torno a la constr
do constatar, de manera r
los sectores conservadores 
dido también entre sector
Anàlisi 29 001-260 16/12/02 18:57 Página 73
manda colocarle a las preguntas por la comunicación
gica que haga hablar de maneras más densas y com-
de la diferencia en el contexto de una contempora-
 obstante móviles y porosos, están redefiniendo las
 exclusión de manera global.
 local no representa únicamente el escape —en medio
un universo comunitario más o menos inteligible y
e también un importante esfuerzo por reterritorializar
s en una espiral de poder en la que el ámbito de lo
tral como espacio para el desarrollo y la defensa de
rosionada por la omnipresencia de las dimensiones
narios, tanto estructurales como de la vida cotidiana. 
vanta como un muro de contención frente a los des-
ancha de imágenes, procesos, discursos, crisis vincu-
o expandido y a las migraciones aceleradas, que
l proyecto social. El tema no es sencillo. 
los actores una cierta tranquilidad, la que otorga un
uerdo con parámetros que se asumen propios18, es
numerosos sectores de la sociedad19, lo local repre-
defensa» de la identidad y que el conflicto por lo que
za del otro, encuentra, en el espacio de lo local, un
legarse. 
apacidad de movilizar recursos (materiales y/o simbólicos) para
ue transforma a los actores en «agentes». Ver A. GIDDENS (1984).
alifornia: UC, y W. SEWEL (1992). «A theory of structure: Duality,
». American Journal of Sociology. Chicago: University of Chicago. 
 de estos elementos, ver R. REGUILLO (2001). «Imaginarios
construcción social del miedo en la ciudad». Estudios. Revista
s y culturales, 17. Caracas, p. 47-64. 
plemente enuncio el tema. Pero en mi propia investigación en
ucción social del miedo en ciudades latinoamericanas, he podi-
ecurrente, que esta manera de concebir lo local no se restringe a
y económicamente favorecidos, sino que es un imaginario expan-
es populares y, más aún, fuertemente empobrecidos. 
Frente al otro expandido (el narcotraficante) y la otredad monstruosa (el
terrorista), por ejemplo, la localidad garantiza una cierta estabilidad en el pai-
saje que resulta necesario preservar. Dice Richard Sennet: «el sentimiento del
nosotros, que expresa un deseo de ser similar, es una manera en la que los hom-
bres evitan mirarse profundamente unos a otros». Mantener la coherencia de
la identidad, añade, implica «la represión de los desviados20».
Y si, como he tratado de argumentar hasta aquí, la diferencia ha sido en
términos generales pensada como «desviación», y ésa es una tendencia que hoy
se intensifica, para la co
vos a través de los que se
mediático» está plagado d
trales para reprimir la di
rizada, proceso que hoy
tecnologías de la comun
Lo local configura a
análisis «situados», en ta
miento en torno a lo loc
otros de carácter históri
desde «fuera», la precari
galería de otros se ensanc
que va construyendo ter
lado, se exacerban los di
llos cuya diferencia pue
culturales aprendidos de
En el debate actual, 
riesgo» hacen hincapié e
el contexto de la globali
la cacofonía de voces y d
nitario parece estar juga
riesgos de ese mundo gl
En la interfaz entre a
sos de representación (y 
tituye una agenda impo
en que las sociedades a
medida en que el salvaje
nado en las distintas atm
74 Anàlisi 29, 2002 Rossana Reguillo
20. Ver Richard SENNET (197
W.W. Norton, p. 39 y 43
21. A manera de ejemplo pue
tebrador —en América L
viados» como espectáculo
22. Zygmut Bauman, Ulrich
23. Zygmut BAUMAN (2001).
Press, especialmente capí
Anàlisi 29 001-260 16/12/02 18:57 Página 74
municación es importante el estudio de los dispositi-
 construye esa diferencia como anomalía. El «paisaje
e ejemplos que muestran que una de las estrategias cen-
ferencia es mostrarla en una representación caricatu-
 adquiere dimensiones planetarias de la mano de las
icación21.
sí una complejidad donde resultan insuficientes los
nto que es importante mantener en tensión el pensa-
al con respecto a sus propias minorías, a sus propios
co y la representación de una otredad que amenaza,
a idea de la similitud o «mismidad». Si, de un lado, la
ha por el espacio público expandido y una migración
ritorios que hunden sus raíces en la localidad; de otro
spositivos para el control de los «propios» otros, aqué-
de ser controlada (y sometida) a través de códigos
 la tradición.
los teóricos más visibles22 de la llamada «sociedad del
n la necesidad de repensar la idea de comunidad en
zación, porque, como apunta Bauman, en medio de
e las interferencias constantes, el retorno a lo comu-
ndo un papel central como espacio para aminorar los
obal23.
ntropología y comunicación, el análisis de los proce-
clasificación) de lo otro en el ámbito de lo local, cons-
rtante en tanto que resulta urgente desvelar el modo
vanzan o retroceden frente a la diferencia. Y en la
 no está más en una isla lejana y exótica, sino disemi-
ósferas del globo, la pregunta que esto genera es si
0). The uses of disorder. Personal identity and city life. Nueva York:
. 
de señalarse el alto impacto de los llamados talk shows, cuyo eje ver-
atina— gira en torno a la exhibición de los «anormales» y «des-
 de una diferencia degradada. 
 Beck, Anthony Giddens y Manuel Castells.
 Community. Sekking safety in an insecure world. Cambridge: Polity
tulos 7 y 9.
habrá posibilidades y bajo qué condiciones estarán de transitar de un multi-
culturalismo, caótico y sincopado, que no puede reducirse a la suma (desigual)
de culturasa una interculturalidad que sea capaz de intencionar lo inevitable:
el achicamiento del espacio y el crecimiento de las zonas de contacto entre per-
sonas, grupos y países.
La realización de una modernidad reflexiva capaz de hacerse cargo de su
propio proyecto, pasa por la posibilidad de echar mano del pasado, por la capa-
cidad de entender los efectos y los costos sociales y económicos que se derivan
del modelo asumido y so
afuera», situado más allá 
que se vincula a las decis
los mecanismos con los q
en condiciones menos de
Visibilidad: el poder de 
Si el número y la estadís
tales para hacer frente a 
porque se trata de instrum
objetividad incuestionab
la corrupción, el crecimi
tuyen poderosas cartograf
el lugar propio en el mun
los «contables» producen,
tesco espejo que devuelve
qué país es el más violento
naria produce con eficaci
Cotidianamente, por
ble— la evidencia numér
las referencias a la «maldad
logrado con su sola pres
aparecen en la escena loca
su supuesta anormalidad l
cuencia se fortalece la ide
dores de los números «so
La evidencia aumenta
con el relato etnográfico 
que nos acerca —peligr
mediante los dispositivo
hombre simio, el gigante
truosa de la otredad o dev
«los otros somos nosotro
Visibilidad travestida
tos cuya vocación no es l
dar rienda suelta a su ima
El otro antropológico Anàlisi 29, 2002 75
Anàlisi 29 001-260 16/12/02 18:57 Página 75
bre todo entender que la otredad no proviene de «un
de la responsabilidad humana, sino de un «adentro»
iones y opciones que se hacen cada día. Desmontar
ue se construye la diferencia anómala es, pienso, estar
sventajosas de enfrentar el futuro.
la representación
tica adquieren centralidad en los saberes fundamen-
los desafíos de la modernidad, es en buena medida
entos que se revisten de una cierta neutralidad y de
le. Los «índices» que miden la pobreza, el desarrollo,
ento, entre otros, son más que diagnósticos; consti-
ías contemporáneas para orientar la percepción sobre
do y sobre el mundo mismo. A la manera de Kafka,
 desde la zona gris en la que están ubicados, un gigan-
 la imagen de aquello que se le pregunta: espejo, dime
, el más corrupto, el más subdesarrollado, y la maqui-
a matemática el relato terrible del deterioro. 
 el espacio público expandido avanza —inconteni-
ica de la tragedia y la disolución; día tras día crecen
 intrínseca» de las comunidades de migrantes que han
encia trastocar el paisaje conocido; constantemente
l los retratos hablados del enemigo que acecha desde
a última defensa de los valores locales, y con cierta fre-
a de que no hay escapatoria posible, pues los porta-
mos nosotros». 
, la zozobra también y a la estadística se le acompaña
contemporáneo, la voz en off del periodista en turno
osamente— a la escena proscrita y nos hace «ver»,
s tecnológicos, la realidad: los hombres con cola, el
 o el enano. Ahí están, conformando la galería mons-
olviendo de manera incuestionable la prueba de que
s».
 de inocencia por la mediación de unos instrumen-
a de mentir, se dice. Los viajeros coloniales pudieron
ginación, pero hoy, se advierte, la capacidad de regis-
tro es inocente, es científica, como científico fue en su tiempo el registro del
Homo mostruosus, agrupado por el sueco Carl Von Linneo24 y el procedimiento
que, según consigna el historiador Lucian Boia, por la misma época de Linneo
siguió el científico Buffon para dirimir la polémica en torno a la estatura de
algunos hombres diferentes y que vale la pena citar en extenso: «Retomando estos
rumores trasmitidos de boca en boca, a Buffon le parecía estar procediendo
como un sabio responsable, no solamente dedicado a recoger hechos sino tam-
bién y más que nada a analizarlos. La razón le sugería que la talla de estos per-
sonajes podía haber esta
haciendo crecer a los qu
nes a siete u ocho pies. E
tigio de la razón»25, conc
Hoy, se sigue preserv
dad de sus instrumentos
bilidad en que se han con
no radica solamente en s
nantes, sino que son ade
nes, despliegan todo su p
su exclusiva mediación t
Pensemos por ejemp
tellano, «delito de porta
delincuencia llamada «to
Nueva York (por el alca
Bratton) a varios países d
noventa, cuya cientificid
racial del presunto delincu
grosidad26. 
Los medios de comu
tajados de lo que ya hab
era enseñar a los pequeñ
rasgos degradados de un
truir cotidianamente el r
géneros y estrategias narr
76 Anàlisi 29, 2002 Rossana Reguillo
24. En 1735, Linneo publicó 
bajos en los que presentó
mineral. En 1751 Linne
influyente. En ella afirma
tir de la creación divina, o
25. L. Boia, op. cit., p. 105.
26. Un análisis detallado de 
jóvenes latinoamericanos
to. Emergencia de culturas
27. Eric MICHAUD (1996). S
LEVI y Jean-Claude SCH
Madrid: Taurus.
Anàlisi 29 001-260 16/12/02 18:57 Página 76
do un tanto sub o sobre estimada. Zanjó la cuestión
imos hasta los cuatro pies y reduciendo a los patago-
l hombre diferente se había salvado, y también el pres-
luye Boia.
ando «la razón». El prestigio de la razón y la neutrali-
 reposan en buena medida en los dispositivos de visi-
vertido los medios de comunicación cuya importancia
er correas de trasmisión de las representaciones domi-
más productores —impunes— de esas representacio-
oder clasificatorio y estigmatizador bajo la coartada de
ecnológica.
lo en la técnica llamada racial profiling (en buen cas-
ción de cara») que acompaña la estrategia contra la
lerancia cero» que fue exportada por las autoridades de
de Rudolph Giuliani y su jefe de policía William
e Latinoamérica en los comienzos de la década de los
ad consiste en cruzar los datos provenientes del perfil
ente para establecer, entre otras cosas, su grado de peli-
nicación, especialmente la televisión, discípulos aven-
ía intentado el «ABC para la raza aria, cuya función
os a descifrar, mediante un golpe de observación, los
a identidad no pura»27, construyen y ayudan a cons-
elato de la otredad monstruosa, a través de diferentes
ativas: «colombianización» significa adentrarse en las
su Systema naturae (Sistema natural), el primero de una serie de tra-
 su nueva propuesta taxonómica para los reinos animal, vegetal y
o publicó Philosophia botanica (Filosofía botánica), su obra más
ba que era posible crear un sistema natural de clasificación a par-
riginal e inmutable, de todas las especies.
la «doctrina Giuliani» y sus efectos en la estigmatización de los
 puede verse en R. REGUILLO (2000). Las estrategias del desencan-
 juveniles. Buenos Aires: Norma. 
oldados de una idea: los jóvenes bajo el Tercer Reich, en Giovanni
MITT. Historia de los jóvenes. Tomo II. La edad contemporánea.
aguas turbulentas de la delincuencia, sinónimo de ilegalidad; «argentinización»
es precipitarse en el vacío de una corrupción endémica y del colapso econó-
mico; Afganistán no es un país bombardeado y en extrema pobreza, es un cria-
dero de terroristas y asesinos; los favelados o los villeros (habitantes de los
cinturones de miseria de Brasil y Buenos Aires) son delincuentes a priori, ame-
naza constante para la gobernabilidad; las artistas latinoamericanas, como ha
sido finamente analizado por Anibal Ford28, se convierten en la industria del
espectáculo en «la bomba del Caribe», el «huracán del pacífico», «el terremo-
to del sur», metáforas qu
las comunidades indígen
resulta irresistible, son la
Y así en «el paisaje m
de un imaginario global 
Por ello, me parece, e
faz entre estructura y relat
el sistema levantado por
estructura. 
Si en el siglo XX para 
mática y la filosofía resul
pueden, pienso, abordar
La complejidad deri
público, las migraciones 
nuyen las condiciones de
lo local-comunitario, má
tituir un espacio para el
torno a la visibilidad del
y heterorrepresentación 
Estos mismos elemen
pese a su distribución de
cionalización del espacio
ma década, un mecani
democracias y de los de
Benthames capaz de vig
potencial vulnerabilidad
varlo; nunca como hoy e
entre culturas diversas no
poración de otras formas
bién factores constitutiv
sociales que entienden qu
y la muerte. Y es posible
mentos clave para la pro
rar la dimensión cultur
El otro antropológico Anàlisi 29, 2002 77
28. Anibal FORD (1999). La 
Anàlisi 29 001-260 16/12/02 18:57 Página 77
e alimentan el imaginario del desborde y del exceso;
as en resistencia en el sur de Chiapas, cuyo exotismo
 «última esperanza» frente al neoliberalismo. 
ediático» el OTRO queda interceptado por la fuerza
que reedita la producción de la diferencia. 
l desafío para una agenda intelectual es el de la inter-
o, es decir, el lugar donde se tocan los imaginarios con
 las sociedades. Ni estructura sin relato, ni relato sin
el estudio de la comunicación, la sociología, la infor-
taron claves de conocimiento, las tareas por venir, no
se al margen de la antropología. 
vada de un mundo en el que se ensancha el espacio
como flujos de personas aumentan conforme dismi-
 viabilidad por la pobreza y la violencia, y en donde
s allá de sus rasgos salvíficos, puede realmente cons-
 desarrollo de la agencia humana, las preguntas en
 otro y de lo otro, con todos sus mecanismos de auto
no pueden ser ignoradas. 
tos, aunados al gran poder tecnológico acumulado,
sigual, comportan gérmenes de cambio. La interna-
 público ha representado, en el transcurso de la últi-
smo político fundamental para el impulso de las
rechos humanos. Es evidente que el panóptico de
ilar todas las posiciones como un gran ojo, pero su
 consiste en que todas las posiciones pueden obser-
l poder estuvo tan expuesto. La interacción creciente
 sólo es portadora de conflictos, la mezcla y la incor-
 y prácticas de vida como riqueza y apertura son tam-
os de las migraciones y son numerosos los grupos
e la diversidad es un antídoto contra el estancamiento
 pensar que en la agencia local radican algunos ele-
yección de una ciudadanía global capaz de incorpo-
al en sus reivindicaciones. La pregunta por el otro
marca de la bestia. Buenos Aires: Norma.
adquiere los contornos de una renovada urgencia. Ha de ser una pregunta guia-
da por el respeto y ha de ser, sobre todo, una pregunta decididamente con-
temporánea, es decir, que no apele a la historia como coartada inmovilizadora
y sea capaz de incorporar los «datos» del contexto, uno en el que la tecnolo-
gía y los «paisajes» que ella configura no son fuerzas secundarias y externas. 
La tarea es cultural y es política, es decir, es un proyecto intelectual que
demanda, como quería Bourdieu, combatir desde las trincheras del pensa-
miento «las doxas» o el pensamiento consagrado y nunca reflexivo; verdades
irrefutables y nunca cue
sin ser vistas y son el pri
plejo). En el fondo, la com
de las representaciones d
comprender nuestras pro
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78 Anàlisi 29, 2002 Rossana Reguillo
Anàlisi 29 001-260 16/12/02 18:57 Página 78
stionadas, que, como «fantasmas sociales», están ahí
ncipal obstáculo para el pensamiento libre (y com-
plejidad radica en que tratar de comprender el poder
esde una lógica no disciplinaria (y disciplinada) exige
pias representaciones del poder. 
). Imagined communities: reflection on the origin and spread
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Rossana Reguillo es profesora del Departamento de Estudios Socioculturales del ITESO
(México), e investigadora de las relaciones entre movimientos sociales, cultura urbana y
comunicación. Ha publicado, entre otros, los libros La construcción simbólica de la ciudad:
sociedad, desastre, comunicación (1996) y Emergencia de culturas juveniles. Estrategias del
desencanto (2000).
El otro antropológico Anàlisi 29, 2002 79
Anàlisi 29 001-260 16/12/02 18:57 Página 79
	El otro antropológico. Poder y representación en una contemporaneidad sobresaltada
	Resumen
	Abstract. An anthropological other. Power and portrayal in a state of upheaval
	Sumario
	De la imaginación colonial al imaginario global
	Espacio público expandido
	La migración del sentido
	Lo local y sus otros
	Visibilidad: el poder de la representación
	Bibliografía

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