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UNIVERSIDAD NACIONAL DE LA PATAGONIA SAN JUAN BOSCO RECTOR Ing. Hugo Bersán VICE RECTOR Geol. Mario Grizinik EDITORIAL UNIVERSITARIA DE LA PATAGONIA DIRECTOR Cristian Aliaga COORDINADOR Andrés Cursaro COMITÉ ASESOR Hugo Bersán Rector Roberto Aguirre Decano de la Facultad de Ingeniería Eduardo Saavedra Decano de la Facultad de Ciencias Naturales Norina Fuentes Decana de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales Jorge Stacco Decano de la Facultad dc Ciencias Económicas SERIE DE MANUALES SOBRE DIVERSIDAD BIOLÓGICA Editora de la Serie: Mercedes S. Foster Esta serie ha sido establecida por el Inventario Biológico Nacional (U.S. De- partment of the Interior) y el National Museum of Natural History (Smith- sonian Institution) para la publicación de manuales que detallen métodos de campo estandarizados para el muestre0 cuali y cuantitativo de la diversidad biológica. Cada volumen se centrará en un grupo diferente de organismos, tanto de plantas como de animales. El objetivo de esta serie es identificar o, cuando sea necesario, desarrollar dichos métodos y promover su adopción a nivel mundial, de modo que la información sobre la biodiversidad sea compa- rable entre diferentes sitios de estudio, diversas áreas geográficas y distinto tiempo, y en el mismo sitio de estudio a través del tiempo. Medición Y Monitoreo de la Diversidad Biológica Métodos Estandarizados para Anfibios Editado por W. Ronald Heyer, Maureen A. Donnelly, Roy W. McDiarmid, Lee-Ann C. Hayek y Mercedes S. Foster Smithsonian Institution Press Washington y Londres Editorial Universitaria de la Patagonia Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco La Editorial Universitaria de la Patagonia agradece especialmente la contribución de LINDA CULLEN y RON HEYER, del Smithsonian Institution Press, a la edición en español de la presente obra. Traductor: ESTEBAN O. LAVILLA (Instituto de Herpetología, Fundación Miguel Lillo, Tucumán, Argentina) ISBN 950-763-042-2 O 1994, Smithsonian Institution O 2001, Editorial Universitaria de la Patagonia Ciudad Universitaria, Kilómetro 4 9000 Comodoro Rivadavia Chubut, República Argentina Tel.: (0297) 455 0934 1 455 7453 Correo electrónico: editorial@unp.edu.ar Queda hecho el depósito que dispone la ley 11.723. Impreso en la Argentina. Contenido Figuras xi Tablas xiii Autores y contribuyentes xv Prólogo xvii David B. Wake Prefacio xix Antecedentes xix Autoría xx Agradecimientos xx Prefacio de la editora de la serie sobre la traducción xxiii Prefacio del traductor xxvii Capítulo 1. Introducción 1 Antecedentes 2 Audiencia deseada 2 Capítulo 2. Diversidad e Historia Natural de los Anfibios: una Síntesis 5 Roy W. McDiarmid Introducción 5 Orden Gymnophiona (Cecilias) 7 Orden Caudata (Salamandras) 7 Orden Anura (Ranas y Sapos) 12 Larvas de anfibios 13 Capítulo 3. Bases para la Estandarización y Cuantificación 17 Introducción 17 Formulación de interrogantes 18 Consideraciones sobre los muestreos 18 Escala 18 Aleatoriedad y parcialidad 19 Repetición y supuestos 19 Presentación de los datos 20 Capítulo 4. Diseño de Investigación para Estudios Cuantitativos en Anfibios 21 Lee-Ann C. Hayek Introducción 21 Diseño del proyecto 21 La pregunta de investigación 21 Formulación de la hipótesis de investigación 24 Validez 25 Observaciones de campo y diseño estadístico 28 Precisión de los datos 28 Escalas de medidas y análisis estadísticos 29 Aleatoriedad 30 . Independencia 33 Tamaño de muestra 34 Errores de las pruebas 35 Significancia estadística versus significancia substantiva 38 Capítulo 5. Claves para un Proyecto Exitoso: Planificación y Datos Asociados 39 Introducción 39 Clima y ambiente, Martha L. Crump 40 Datos climáticos básicos 41 Datos ambientales adicionales 42 Medición de las condiciones atmosféricas 43 Obtención automatizada de datos, Charles R. Peterson y Michael E. Dorcas 44 RegistradoresIProcesadores programables (Data Loggers) 45 Sensores ambientales 46 Ambiente térmico 51 Registro de cantos de Anuros 51 Registro de señales de radiotelemetna 54 Pautas para el registro de datos, Roy W. McDiarmid 55 Caracterización geográfica 55 Hábitat 56 Metodología de muestre0 57 Descripción del microhábitat, Robert l? Inger 58 Características de una planilla para microhábitats 58 Descriptores básicos para una planilla de microhábitat 61 Métodos de campo 63 Ejemplares de referencia, Robei-t P Reynolds, Ronald I. Crombie y Roy W. McDiarmid 64 Identificaciones de campo 64 Tamano de muestra 65 Datos asociados a los ejemplares de referencia 67 Referentes de canto 67 Selección del lugar de depósito de la colección 68 Permisos, Roy W McDiarmid, Robert P Reynolds y Ronald I. Crombie 69 Capítulo 6. Técnicas Estándar para Inventarios y Monitoreos 71 Selección de técnicas 71 Técnicas estándar 73 1. Inventario completo de especies, Norman J. Scott, Jr. 73 2. Relevamientos por encuentros visuales, Martha L. Crump y Norman J. Scott, Jr. 80 3. Transectas de bandas auditivas, Barbara L. Zimmerman 87 4. Muestreo por cuadrantes, Robert G. Jaeger y Robert l? Inger 93 5. Muestreo por transectas, Robert G. Jaeger 98 6. Muestreo por parches, Robert G. Jaeger 102 7. Cercas en línea recta y trampas de pozo, Paul Stephen Corn 104 8. Relevamientos de lugares de reproducción, Norman J. Scott, Jr. y Bruce D. Woodward 113 9. Cercas que rodean lugares de reproducción, C. Kenneth Dodd, Jr. y David E. Scott 121 10. Muestreo cuantitativo de larvas de anfibios, H. Bradley Shaffer, Ross A. Alford, Bruce D. Woodward, Stephen J. Richards, Ronald G. Altig y Claude Gascon 126 Capítulo 7. Enfoques Suplementarios para el Estudio de la Biodiversidad de Anfibios 137 Introducción 137 Hábitats artificiales 137 Muestreo con charcos artificiales, Claude Gascon 138 Muestreos con cubierra= d a a l e . Garj M. Fellers y Charles A. Drost 140 Monitoreo acústico en puntos fijos, A. Stanley Rand y George E. Drewry 144 Organismos y hábitats seleccionados 144 Información básica 145 Diseño de investigación 145 Consideraciones especiales 146 Rastreo 146 Carreteles de hilo, W. Ronald Heyer 147 vi¡¡ Contenido Rastreo por radio, Stephen J. Richards, Ulrich Sinsch y Ross A. Alford 148 Rastreo con marcadores radioactivos, Ray E. Ashton, Jr. 152 Conducción nocturna, H. Bradley Shaffer y J . Eric Juterbock 157 Organismos y hábitats seleccionados 157 Información básica 157 Diseño de investigación 158 Métodos de campo 159 Personal y materiales 159 Tratamiento e interpretación de los datos 159 Consideraciones especiales 159 Sistemas de información geográfica 160 Técnicas de SIG y sensores remotos, Lee- Ann C. Hayek y Roy W. McDiarmid 160 Aplicaciones de SIG manuales para especialistas de hábitat, J . Eric Juterbock, Samuel S. Sweet y Roy W. McDiarmid 164 Actividades de grupo y viajes de campo, Roy W. McDiarmid y Maureen A. Donnelly 168 Organismos y hábitats seleccionados 168 Información básica 169 Diseño de investigación 169 Personal y materiales 169 Tratamiento e interpretación de los datos 169 Consideraciones especiales 170 Ejemplos de actividades de grupos 170 Capítulo 8. Estimación del Tamaño Poblacional 177 Introducción 177 hIarcado-recaptura, Maureen A. Donnelly y Craig Guyer 177 Objetivos 177 Organismos y hábitats seleccionados 178 Información básica 178 Diseño de investigación y métodos de campo 178 Análisis e interpretación de los datos 180 Personal y materiales 180 Estimadores poblacionales 180 Captura-reavistamiento 193 Enfoque bayesiano para datos de Marcado-recaptura 193 3Iuestreo por remoción, Lee-Ann C. Hayek 194 Hábitats y organismos seleccionados 194 Información básica 194 Diseño de investigación y métodos de campo 195 Análisis e interpretación de los resultados 196 Consideraciones especiales 198Capítulo 9. Análisis de Datos de Biodiversidad de Anfibios 201 Lee-Ann C. Hayek Introducción 201 Riqueza de especies 201 Datos de presencia-ausencia 201 Medidas de asociación 202 Abundancia de especies 226 Cuentas de individuos y proporciones 226 Interrelaciones de las pruebas estándar 228 Métodos basados en un modelo 230 Consejos sobre pruebas de tablas de F x C 230 Consejos sobre pruebas de tablas de 2 x 2 232 Resumen y recomendaciones 234 Densidad de especies y datos distribuidos continuamente 236 Representación gráfica 236 Estadística descriptiva 236 Diversidad de especies 237 Inventarios y riqueza 237 Monitoreo, riqueza y uniformidad 239 Resumen y recomendaciones 243 Notas 244 Apéndice: Propiedades de las medidas de asociación 247 Ejemplos de invarianza 247 Ejemplos de condiciones de linealidad 247 Condiciones de rango 252 Capítulo 10. Conclusiones y Recomendaciones 261 Importancia de los datos de inventarios 261 Flexibilidad y perspicacia 262 Modificaciones a las técnicas 262 Comparaciones con estudios previos 263 Epílogo 263 Apéndice 1. Manipulación de Anfibios Vivos, Gary M. Fellers, Charles A. Drost y W. Ronald Heyer 265 Filosofía 265 Manipulación 265 Anestesia 266 Medidas 266 Contenido ¡X Apéndice 2. Técnicas para Marcar Anfibios, Maureen A. Donnelly, Craig Guyer, J . Eric Juterbock y Ross A. Alford 267 Marcado de anfibios adultos 267 Registro de patrones 267 Marcado y etiquetado 268 Marcas para larvas de anfibios 273 Recomendaciones 273 Apéndice 3. Grabaciones de Cantos de Anuros, W. Ronald Heyer 275 Equipo 275 Grabación de cantos 276 Ejemplares de referencia 277 Información asociada 277 Apéndice 4. Preparación de Anfibios como Especímenes Científicos, Roy W. McDiarmid 279 Introducción 279 Documentación 279 Procesamiento de ejemplares 281 Procedimientos para matar ejemplares 281 Conservantes 282 Fijación 283 Huevos y larvas 284 Preparaciones especiales 285 Embalaje y transporte 285 Equipo y suministros de campo 286 Apéndice 5. Obtención de Tejidos para Analisis Bioquímicos, Jeremy li: Jacobs y W. Ronald Heyer 289 Congelamiento de tejidos en el campo 289 Protocolo para preparar muestras de tejidas 290 Tamaño de muestra 290 Apéndice 6. Vendedores 291 . . Equipo y S- 291 Programas de mmputadora 298 Apéndice 7. Wla de Números Aieatorios, Lee-Ann C. Hayek 299 Instrucciones para su empleo 299 Ejemplo 300 Tabla de números aleatorios 302 Glosario 311 Literatura citada 315 Índice 337 Direcciones de Autores y Contribuyentes 347 X Contenido Figuras Fig. 1. Ciclos de vida representativos de salamandras y anuros 14 Fig. 2. Medición de la actividad de canto de Bufo microscaphus en relación a variables climáticas 48 Fig. 3. Diagrama de un sistema basado en un registrador o procesador programable (data logger) para la grabación automática de vocalizaciones de anuros 52 Fig. 4. Diagrama de un sistema con programador horario para la grabación automática de vocalizaciones de anuros 53 Fig. 5. Planilla de catálogo de campo que resume datos sobre microhábitat de anfibios adultos 59 Fig. 6. Muestra de planilla para información de datos sobre microhábitats de larvas de anfibios 60 Fi. 7. Planilla de campo utilizada para anfibios adultos en un muestreo de relevamiento sistemático 78 Fig. 8. hdice de acumulación de especies de anfibios y reptiles 79 Fig. 9. Diseño experimental para relevamientos por encuentros visuales 83 Fig. 10. Muestra de planilla para relevamientos por encuentros visuales 86 Fig. 11. Diseños para la disposición de cercas 107 Fig. 12. Construcción de trampas de pozo 109 Fig. 13. Muestra de planilla para registrar anfibios colectados con una grilla de trampa de pozo 111 Fig. 14. Planilla de campo utilizada en un relevamiento de anuros en Wisconsin 116 Fig. 15. Diagrama de una laguna hipotética de reproducción de anfibios, mostrando distribución de hábitats 117 Fig. 16. Diagrama de una sección de un n o hipotético mostrando distribución de hábitats 118 Fig. 17. Cerca con trampas de pozo alrededor de un sitio de reproducción 123 Fig. 18. Diagrama de un programa de muestreo estratificado representativo para anfibios acuáticos 128 x i Fig. 19. Construcción de una caja muestreadora de 0,5 m2 132 Fig. 20. Diagrama de una cubierta artificial para el estudio de salamandras 142 Fig. 21. Dispositivo para rastrear anfibios 148 Fig. 22. Distribución de Rana sphenocephala y Bufo terrestris en el Parque Nacional Everglades 160 Fig. 23. Tarjeta de datos de observaciones y resumen de datos del Ontario Herpetofaunal Surnrna~y 171 Fig. 24. Datos de distribución y fenología de Pseudacris triseriata 172 Fig. 25. Muestra de planilla de relevamiento para poblaciones de anfibios 173 Fig. 26. Muestra de planilla de relevamiento recomendada por el Programa de Declinación de Poblaciones de Anfibios 174 Fig. 27. Estimación gráfica del total de días sobrevividos por anfibios marcados 189 Fig. 28. Esquema de códigos de amputación para marcar salamandras 270 Fig. 29. Esquema de códigos de amputación para marcar anuros 271 Fig. 30. Modelo de página de una libreta de campo 280 Fig. 31. Etiqueta de campo numerada con su respectivo cordel 281 Fig. 32. Especímenes de anfibios preservados en las posturas recomendadas 284 xii Figuras Tablas Tabla 1. Utilización de hábitats por anfibios 8 Tabla 2. Muestra de programa de computadora para operar una estación meteorológica automatizada 46 Tabla 3. Programa de computadora para conectar y desconectar un grabador de o s e t e 47 TaMa 4. Factores a considerarse al elegir técnicas estandarizadas 72 Tabla -5. Muestra de datos de un muestreo amplio de un área empleando la técnica de muestreo por cuadrantes 97 Tabla 6. Detección máxima de marcas con cobalto-60 152 Tabla 7. Presunciones de los modelos de marcado-recaptura 179 Tabla 8. Estimadores poblacionales y sus caractensticas 181 Tabla 9. Datos de marcado-recaptura para los cálculos de estimaciones poblacionales 186 Tabla 10. TDS observado usando el método de e-timación poblacional de Fisher-Ford 187 Tabla 11. TDS estimado usando el método Fisher-Ford y un valor de supervivencia de 0,8 188 Tabla 12. TDS estimado usando el método de Fisher-Ford y un valor de supervivencia de 0,9 188 Tabla 13. TDS estimado usando el método de Fisher-Ford y un valor de supervivencia de 0,828 189 Tabla 14. Tamaño poblacional, pérdidas y ganancias estimadas usando el método Fisher-Ford y una supervivencia constante de 0,828 190 Tabla 15. Datos de marcado-recaptura para calcular el tamaño poblacional usando el método de Jolly-Seber 191 Tabla 16. Valores calculados para la estimación del tamaño poblacional usando el método de Jolly-Seber 192 Tabla 17. Estimación del tamaño poblacional, ganancia poblacional e índice de supervivencia, y sus errores estándar, usando el método de Jolly-Seber 192 xiii Tabla 18. Muestra de valores para estimadores poblacionales usando el método de Jolly- Seber 194 Tabla 19. Tabla de frecuencia generalizada 2 x 2 usando conteos 202 Tabla 20. Medidas de asociación 204 Tabla 21. Tabla de frecuencia generalizada 2 x 2 usando proporciones 218 Tabla 22. Distribución de frecuencia de ranas Eleutherodactylus guentheri entre cuatro microhábitats 220 Tabla 23. Alternativa 1 de datos colapsados de frecuencia de ocurrencia en microhábitats para Eleuthe&Mus guentheri 220 Tabla 24. Alternativa 2 de datos colapsados de frecuencia de ocurrencia en microhábitats para Eleutherodactylus grcentheri 221 Tabla 25. Ocurrencia de dos especies de ranas (Crossod~ctylodes spp.) en bromelias 221 Tabla 26. Muestras de redeos de renacuajos 221 Tabla 27. Probabilidad de distribución conjunta generalizada 226 Tabla 28. Sistema de amputación digital de Hero (1989) 272 X¡V Tablas Autores y Contribuyentes Ross A. Alford,James Cook University Ronald G. Altig, Mississippi State University Ray E. Ashton, Jr., Water and Air Research, Znc. John E. Cadle, Harvard University Reginald B. Coci-oft, Cornell University Daniel G. Cole, Smithsonian Znstitution Paul Stephen Corn, National Biological Survey Ronald 1. Crombie, Smithsonian Znstitution Jíartha L. Crump, Northern Arizona University Ted M. Davis, University of Victoria C. Kenneth Dodd, Jr., National Biological Survey Jíaureen A. Donnelly, University of Miami Jfichael E. Dorcas, Zdaho State University George E. Drewry, U.S. Fish and Wildlife Service Charles A. Drost, Univei-sity of California at Davis Kevin M. Enge, Little River Ranch Gary M. Fellers, Point Reyes National Seashore Mercedes S. Foster, National Biological Survey Richard Franz, Florida Museum of Natural History Claude Gascon, Instituto Nacional de Pesquisas da Amazonia Craig Guyer, Auburn TJniversity Steve Hammack, Fort Worth Zoological Park Lee-Ann C. Hayek, Smithsonian Znstitution W. Ronald Heyer, Smithsonian Znstitution Robert R Znger, Field Museum of Natural History Jeremy l? Jacobs, Smithsonian Znstitution Robert G. Jaeger, University of Southwestei-n Louisiana J. Eric Juterbock, Ohio State University at Lima James l? Lynch, Smithsonian Environmental Research Center xv Roy W. McDiarmid, National Biological Survey Michael J. Oldham, Ontario Ministry of Natural Resources Charles R. Peterson, Idaho State Uniuersity George R. Pisani, Uniuersity of Kansas A. Stanley Rand, Smithsonian Dopica1 Research Institute Robert P. Reynolds, National Biological Survey Stephen J. Richards, James Cook University Lily O. Rodríguez, Universidad Nacional de San Marcos Douglas E. Runde, Florida Game and Fresh Water Fish Commission David E. Scott, Savannah River Ecology Laboratoiy Norman J. Scott, Jr., National Biological Suruey H. Bradley Shaffer, University of California at Davis Ulrich Sinsch, Universitat Koblenz-Landau Samuel S. Sweet, University of California at Santa Barbara Richard C. Vogt, Universidad Nacional Autónoma de México David B. Wake, University of California at Berkeley Bruce D. Woodward, Reynolds Electrical and Engineering Bai-bara L. Zimmerman, Consultora, Toronto, Canadá XV¡ Autores y contribuyentes Prólogo Rx algunos años, biólogos de diferentes partes &i mundo notaron separadamente que ciertas especies de anuros (y en algunos casos salaman- b i que alguna vez fueron comunes, o que raitraban poblaciones densas, parecían estar ca declinación. Hacia la fecha de realización del Rmier Congreso Mundial de Herpetología, en d w ñ o de 1989, el número de casos había au- m t a d o de tal modo que ya era una preocupa- u i n general. En febrero de 1990, la Junta de Biología del National Research Council de Esta- & Cnidos desarrolló un taller de trabajo de dos k= para averiguar si la declinación general en las poblaciones de anfibios era un hecho y, si era así averiguar sus causas. El taller encontró que varias especies de anfibios de distintas partes del mundo habían declinado realmente, algunas psiblemente hasta el punto de extinción, pero que otras no mostraban cambios. También, al- gunas regiones y hábitats se vieron afectados, y otros aparentemente no. Aunque no se pudo se- ñalar ningún factor, o conjunto de factores para explicar las declinaciones, en muchos casos es- turieron implicados la destrucción de hábitats y la degradación general del ambiente. La desa- parición de algunas especies emblemáticas, ta- les como la rana de incubación gástrica y el sa- pito dorado, que habitaban resewas naturales grandes y bien protegidas, fueron especialmen- te perturbadoras. Uno de los resultados del taller fue la preo- cupación del público por la biodiversidad y su pérdida, consecuencia de la amplia cobertura periodística de la reunión y del fenómeno que allí se discutía. Otro fue una serie de recomen- daciones propuestas por 10s participantes, casi todas las cuales fueron emprendidas en una u otra forma. Un resultado importante fue el esta- blecimiento de un Grupo de Trabajo sobre la De- clinación de las Poblaciones de Anfibios (Declin- ing Alnphibian Populations Task Force), como parte de la Comisión de Supervivencia de Espe- cies de la Unión Internacional para la Conser- vación de la Naturaleza y los Recursos Natura- les, grupo que ha estado trabajando desde 1991. Al comienzo de sus actividades, el grupo se dio cuenta de que era necesario establecer méto- dos y protocolos para muestrear poblaciones na- turales de anfibios. Uno de los problemas más difíciles en biología de la conservación es la au- sencia de datos de referencia con los cuales com- xvii parar las d i a s pobiacionales, y e¡ resultado ha sido que mucha de la información referida a k= declinaciones de anfibios es anecdótica. En algunos caxs, especialmente en lo concerniente a desapariciones, la información anecdótica es útil, pero todos los ecólogos están conscientes de que las poblaciones normalmente sufren fluc- tuaciones en tamaño; en consecuencia, una de- clinación por un período de dos a tres años pue- de ser más que compensado por un año de reclutamiento exitoso. Tanto los biólogos de an- fibios profesionales y los naturalistas aficiona- dos, así como funcionarios de reservas natura- les, y muchos otros, pidieron ayuda en la formulación de los procedimientos a seguir para obtener la información de referencia e iniciar trabajos de monitoreo. Muchas personas preocupadas por la biodi- versidad se dieron cuenta hace tiempo que era necesario encarar estudios a largo plazo sobre poblaciones naturales, empleando métodos es- tandarizado~. Se muestra un creciente interés en diversas especies y grupos que pudieran ser- vir como indicadores del estado de salud del am- biente. Muchos taxa diferentes pueden ser úti- les como indicadores, y los anfibios recibieron considerable atención debido a su particular combinación de atributos biológicos: la piel permeable que interviene en la respiración y os- morregulación, el ciclo de vida bifásico con una etapa acuática y otra terrestre, los cambios en el régimen de alimentación en muchas especies (de una dieta herbívora en larvas a una dieta carnívora en adultos) y una biología de desarro- llo expuesta, que facilita su estudio. Para los humanos es importante también el hecho que los anfibios son vertebrados. Además, dispone- mos de muchos trabajos biológicos excelentes sobre anfibios, incluyendo estudios de campo y de laboratorio e investigaciones tanto observa- cionales como experimentales. En síntesis, los anfibios son prometedores como indicadores bio- lógicos. La decisión de que el volumen sobre an- fibios sea el primero de la serie sobre métodos estandarizados para medir la diversidad es, en- tonces, biológicamente adecuado y oportuno. El libro que tiene en sus manos representa el esfuerzo concentrado de muchos individuos que han dejado de lado sus líneas de investiga- ción personales y otras tareas para producir es- te manual tan necesario. Agradezco profunda- mente sus esfuerzos y logros. Este volumen es el primero de una serie de análisis basados en ta- xones determinados, y a juzgar por la calidad y las dimensiones de este trabajo, los próximos li- bros serán esperados ansiosamente. La pérdida de diversidad biológica es la gran tragedia de nuestra época: personalmente la considero como el impacto único, más impor- tante y duradero de nuestra especie sobre este planeta. Debemos definir y estudiar los proble- mas de la biodiversidad antes que otra gente es- té convencida de la necesidad de acción. Para muchas partes del mundo todavía tenemos un conocimiento muy incompleto del número de es- pecies presentes, y ello sin considerar las condi- ciones en que se encuentran sus poblaciones. El tiempo es corto, y debemos adelantarnos de ma- nera organizaday con lineamientos y objetivos bien formulados. Este libro es un primer paso importante, pero sólo es un punto de partida. Ahora necesitamos la acción. David B. Wake Presidente Grupo de Trabajo sobre la Declinación de las Poblaciones de Anfibios Junio de 1992 xviii Prólogo Prefacio &JfP libro es el primero de una serie que reco- * métodos estandarizados para medir la Liiemdad biológica. Fueron tres las condicio- par que llevaron a su producción. Por algún w, Mercedes Foster reconoció la necesidad Lc libros de este tipo y estuvo dispuesta a inver- e el tiempo necesario para su realización. Por h misma época, el programa Diversidad Bioló- g k en América Latina (BIOLAT) del National Yuseum of Natural History, Smithsonian Insti- tntion. buscaba identificar nuevas áreas para el &=arrollo del programa. Foster presentó sus mbas al comité directivo de BIOLAT (presidido por Ronald Heyer, y formado por Jonathan Cod- dington, Kristian Fauchald, Mercedes Foster, ti& Funk y Richard Vari), quienes de modo entusiasta brindaron los recursos para iniciar la serie. Al mismo tiempo, la comunidad científica e s a dándose cuenta de una aparente declina- aón a nivel mundial de algunas poblaciones compicuas de anfibios en hábitats poco modifi- cados. Los científicos que estudiaban poblacio- nes de anfibios reconocieron la naturaleza potencialmente crítica de la situación y, bajo la guía de David B. Wake, algunos de ellos se movilizaron para enfrentar la emergencia. De inmediato se encontraron con dos pro- blemas inquietantes. Primero, que mucha de la información sobre la declinación de anfibios era anecdótica. Segundo, que los métodos críticos estandarizados para documentar los cambios poblacionales o no existían, o al menos no eran generalmente conocidos. Dada la necesidad y el interés de contar con métodos de muestre0 estandarizados para anfibios, este grupo fue seleccionado como el tema para el primer libro de la serie. Foster estableció un comité central para planificar el libro y supervisar la producción de un manuscrito sobre anfibios. El comité incluía a Maureen A. Donnelly, W. Ronald Heyer, Ro- bert F. Inger y Roy W. McDiarmid. El comité y Foster se reunieron en abril de 1990 y decidie- ron contactar individuos con experiencia en el inventario y monitoreo de anfibios, para reque- rir su opinión sobre el valor del libro propuesto y sobre las técnicas y temas que cubriría. La respuesta generalizada de las 35 personas de todo el mundo que fueron contactadas fue posi- tiva y entusiasta. En diciembre de 1990 el comi- té central pidió a aquellos que habían respondi- do que formaran grupos de trabajo y bosqueja- ran los manuscritos a ser incluidos. Se circularon copias de los borradores de los ma- nuscritos antes del taller desarrollado entre el 29 y 31 de marzo de 1991 en Arlington, Virginia. Los participantes en dicho taller fueron Steph- en Corn, Martha Crump, Maureen Donnelly, Lee-Ann Hayek, Ronald Heyer, Robert Jaeger, Roy McDiarmid (coordinador del taller), Nor- man Scott, Jr., Bradley Shaffer, Bruce Wood- ward y Barbara Zimmermann. Robert Inger no pudo asistir. Crump, Donnelly, Hayek, Heyer, Jaeger y McDiarmid continuaron trabajando durante el 1 y 2 de abril, para completar los ob- jetivos identificados durante el taller. Precisamente antes del taller, David Wake solicitó al grupo que desarrollaba el libro, que sirviera como Grupo de Trabajo sobre Protocolos para el Grupo de Trabajo sobre la Declinación de las Poblaciones de Anfibios (DAPTF, por sus siglas en inglés) de la Comisión de Superviven- cia de Especies (CSE) de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza y los Re- cursos Naturales (UICN). El grupo aceptó. Los participantes del taller completaron tres grandes objetivos en muy corto tiempo: (1) Identificaron y recomendaron un conjunto de procedimientos estandarizados para medir la diversidad biológica de anfibios por medio de monitoreos de poblaciones e inventarios de es- pecies. En parte como resultado de ese proceso, también sentaron las bases del bosquejo final del libro. (2) Escribieron por completo, o las par- tes substanciales, de tres capítulos. (3) Bosque- jaron y asumieron la responsabilidad de las ta- reas necesarias para completar el libro. Maureen Donnelly, Lee-Ann Hayek, Ronald Heyer y Roy McDiarmid asumieron la responsa- bilidad de compilar y editar la publicación. También se solicitaron contribuciones de unos pocos expertos adicionales para el manuscrito final. Con el objeto de la publicación, el orden de los editores fue seleccionado al azar. La contri- bución editorial de Mercedes Foster excedió de tal modo el papel tradicional de un editor de la serie, que el primero de los cuatro editores la in- cluyó como la quinta editora de este volumen. El borrador del manuscrito fue completado a comienzos de diciembre de 1991. Fue revisado, corregido y enviado a revisores externos en mayo de 1992, y la versión final se envió a pren- sa en septiembre de 1992. Autoría El texto de este libro fue desarrollado por nume- rosas personas. Los editores solicitaron a los coordinadores de los grupos de trabajo identifi- car como autores a quienes habían participado significativamente en la redacción del manus- crito, y como contribuyentes a aquellos que brin- daron información. Todas las secciones que no tienen un autor designado fueron escritas tanto por el comité central como por los editores, o por los participantes del taller como grupo. Agradecimientos Durante la preparación del libro, los autores y editores fueron ayudados por muchas personas. Los editores desean agradecer especialmente a Sarah Klontz, quien brindó asistencia con el manuscrito inicial e integró las bibliografias en un solo documento, y a Robert B. Hole, Jr., quien incansablemente atendió a cientos de detalles para los editores, incluyendo la verifi- cación de todas las citas bibliográficas. Carolyn S. Hahn brindó su experta ayuda para localizar referencias bibliográficas en bibliotecas. Cas- sandra Phillips, Linda Wolfe y Fiona Wilkinson incorporaron numerosas correcciones al manus- crito en archivos de computadora y proporciona- ron otras ayudas. Rosemary Sheffield brindó su consejo experto en cuestiones editoriales. Además, Paul Ustach empleó su considera- ble talento para ilustrar el ciclo de vida de los anfibios en la Figura 1; Jennifer Shoemaker y Dale Crawford prepararon versiones estandari- zadas de la mayona de las figuras, y Dale Craw- ford y Frances Irish realizaron las ilustraciones que animan el texto. Victor Krantz tomó la foto- grafi'a para la Figura 32. Charles R. Mann pre- paró la nueva tabla de números aleatonos. Robert Inger leyó críticamente todo el manuscrito en su penúltima versión, y varios revisores anónimos comentaron secciones espe- cíficas. Sus comentarios nos ayudaron inmensa- mente para mejorar la versión final del libro. John Carr (Conservation International), Peter Cannell (Smithsonian Institution Press), XX Prefacio !..:crr: Cnarh (The Nature Conservancy), Adele r.:i"?rer (revista Smithsonian) y Don Wilson --amas de Biodiversidad, National Mu- of Natural History) asistieron al taller y ~?iporcionaron sugerencias muy útiles. Finalmente, los editores desean agradecer a -S autores. contribuyentes y asistentes al taller p r su gran esfuerzo. Sin su cooperación y con- .p. s t e volumen no hubiera sido posible. Ato- &E estas personas les expresamos nuestro más agradecimiento. Los apoyos institucionales y financieros fue- ron brindados por el U.S. Fish and Wildlife Ser- vice del U.S. Departament of the Interior, el American Museum of Natural History y la Smithsonian Institution. El libro es la contribu- ción número 55 del programa Diversidad Bioló- gica en América Latina (BIOLAT). Los Editores del Volumen Prefacio XX¡ Prefacio de la Editora de la Serie sobre la TraducciónDurante los pasados diez o quince años se ha reportado la declinación poblacional o la desa- parición de numerosas especies. La lista incluye un amplio muestrario de grupos taxonómicos - aves, hongos, anfibios y plantas, para mencio- nar sólo algunos- desde Australia a h c a , de los Estados Unidos a Alemania, y en muchos países más. Los conservacionistas, científicos, gobiernos y el público en general, preocupados por la pér- dida de biodiversidad, tanto local como global, presionaron para que se efectuaran investiga- ciones sobre las declinaciones, la identificación de sus causas y se realizaran acciones para re- vertir esas tendencias negativas. A medida que dichos esfuerzos cobraron importancia se encon- traron con ciertas resistencias. Varias personas, incluyendo algunos biólogos y conservacionis- tas, tildaron a los informes generados como exa- gerados, alarmistas y no fundamentados. Esos escépticos cuestionaron la magnitud de las de- clinaciones, la validez de los datos y sugirieron que los cambios observados representan sólo fluctuaciones naturales en los tamaños pobla- cionales. Esta controversia no es de fácil solución, dado que carecemos de información de base pa- r a la mayoría de las especies que nos permita efectuar comparaciones y evaluar los cambios, o aquella información que poseemos fue obtenida de manera no estandarizada, y por lo tanto es dificil de repetir o interpretar. Por ejemplo, si la especie no está descripta, o si su existencia en un lugar determinado no ha sido documentada, la extinción o su desaparición local no será reco- nocida. Es así que restan por describir millones de especies, y nuestro conocimiento de las dis- tribuciones (datos de presencia-ausencia) de la mayoría de los organismos conocidos va de in- completo a calamitosamente inadecuado. Esto es especialmente cierto para aquellos organis- mos poco conspicuos o inadecuadamente conoci- dos taxonómicamente, así como para aquellos que ocupan hábitats inaccesibles o áreas geo- gráficas que permanecen inexploradas debido a barreras físicas, políticas o económicas. Además, los cambios en la abundancia de especies (o en sus atributos demográficos) sola- mente pueden ser medidos en relación a eviden- cias cuantitativas previas; las impresiones sobre cambios son insuficientes. Sólo las medi- xxiii ciones repetidas del tamaño poblacional -mo- nitoreo- podrán detectar cambios y permitirán dilucidar las diferencias entre las fluctuaciones naturales y aquellas producidas por fuerzas an- tropogénicas. Asimismo obtener un conjunto mínimo de información básica para la biodiversidad mun- dial requerirá largo tiempo, así como una inver- sión significativa de recursos humanos y econó- micos. Evidentemente, los problemas asociados a muchas especies que sabemos que están decli- nando deberán ser encarados en ausencia de es- te tipo de información. Por lo tanto, se deberían concentrar esfuerzos en diseñar y llevar a cabo inventarios en ambientes acuáticos y terrestres a nivel mundial como el primer paso para im- plementar programas de monitoreo. Idealmen- te, todos los taxa deberían ser monitoreados, pe- ro el tiempo es esencial. Por consiguiente, y dadas las limitaciones en recursos humanos y económicos, será necesario concentrarse en taxa que sirvan como buenos indicadores ambienta- les, o en especies clave, o en grupos igualmente fundamentales. Además, es crítico que los datos obtenidos sean de la mayor utilidad y aplicabili- dad posibles; en otras palabras, los relevamien- tos e inventarios deberán estar bien documenta- dos y ser repetibles, y los datos obtenidos deberán ser cuantitativos y comparables, tanto a través del tiempo como del espacio. No nos po- demos dar el lujo de realizar estudios únicos o de generar información anecdótica. La forma más directa de alcanzar compara- bilidad es emplear métodos y protocolos estan- darizado~, fácimente repetibles para la obten- ción de los datos. Dichos métodos pueden ser utilizados por investigadores independientes, en diferentes unidades políticas, a lo largo del tiempo y, en muchos casos, con taxa diferentes. Cuando se inició el proyecto de Métodos Estan- darizados para Medir y Monitorear la Diversi- dad Biológica en 1990, no existían protocolos es- tandarizado~ y globalmente reconocidos para la mayoría de los grupos. El propósito del proyecto fue reunir la experiencia de científicos, conser- vacionistas y administradores de todo el mundo, que estuvieran involucrados en estudios de bio- diversidad, para identificar, o cuando fuera ne- cesario, para desarrollar métodos estandariza- dos para evaluar diferentes taxa. Los resultados de esos esfuerzos serían publicados en una serie de manuales para que estuvieran disponibles sin restricciones para las científicos y conserva- cionistas. Este primer manual, que se ocupa de los métodos estandarizados para anfibios, apa- reció en inglés en 1994. Un segundo volumen, que trata de los métodos estandarizados para mamíferos apareció en 1996, y existen otros vo- lúmenes en diversos estados de preparación. Aunque la identificación de técnicas involu- cró, y lo continuará haciendo, a individuos de to- do el mundo, los manuales han sido publicados en inglés, actualmente el lenguaje más amplia- mente utilizado en ciencia. Señalamos con pla- cer, no obstante, que los manuales han sido am- pliamente utilizados como base en talleres de entrenamiento sobre muestreos de biodiversi- dad y para el desarrollo de programas naciona- les de monitoreo en muchos países donde el in- glés no es el idioma nacional. Sin embargo, es más probable que cualquier técnica o método de muestre0 sea más fácilmente adoptado si puede ser evaluado e implementado con facilidad, lo que requiere su presentación en otros idiomas además del inglés. La presente traducción al castellano del manual que trata sobre los méto- dos estandarizados para medir y monitorear la biodiversidad de anuros, representa la que es- peramos sea la primera de muchas traducciones de los diferentes manuales a idiomas diferentes del inglés, como un modo de facilitar la adopción a nivel mundial de estos métodos. Celebramos la aparición de este volumen, que vemos como un paso muy importante para alcanzar dicha meta. Estamos profundamente agradecidos a Es- teban O. Lavilla por haber tomado la iniciativa de encarar este proyecto, y por el tiempo y la energía considerables que ha dedicado a la pre- paración de esta traducción. Su trabajo segura- mente tendrá un gran impacto en los países his- panohablantes, lo que llevará a un aumento significativo de nuestro conocimiento sobre los anfibios y a un incremento del apoyo para su conservación. Lo felicitamos por su destacada obra y alentamos a otros para que sigan sus pasos. W. Ronald Heyer ha cumplido un importan- te papel al facilitar la producción del manuscri- to de- la traducción, y Olga Herrera-MacBryde trabajó incansablemente para editarlo y prepa- rarlo para su publicación. Este proyecto no hu- biera fructificado sin el apoyo extraordinario y sostenido de todos ellos. La Smithsonian Insti- tution Press dispuso la publicación del volumen y su distribución en América Latina. El apoyo fi- X X ~ V Prefacio de la editora .sauo!anqquoa d >rnaqs- sns ~od sauo!an2!2su! a seuoslad >--a 2- e oazape~2fv .uoqn3!2suI ue!uosqlys w pund II~P!~S uo?laq2v aq~ 6 lava3 q~mm aj!IpI!M 2uaxnqed lap sye4 e 6ams FJI~:I~:- saqe?S paJ!ufl lap ou$old o~aaho~d lap .;;z.=rr Prefacio del Traductor La publicación en 1994 del libro Measuring and Monitoring Biological Diversity - Standard Meth- ods for Amphibians, marcó un punto de infle- xión en nuestro modo de encarar programas so- bre biología de conservación. Por primera vez un grupo de destacados especialistas sumaba esfuerzos para elaborar un conjunto de pautas metodológicas que tuvieran aceptación y aplica- ción universal, con el objetivocentral de lograr desentrañar las causas que motivan la decli- nación global de especies de anfibios y poder revertirla. El número de programas encarados a la luz de esta obra habla a las claras de su valor, pero los editores del volumen no se conformaron con ello. En un esfuerzo por hacerla accesible a más estudiantes, técnicos y especialistas propusie- ron realizar la versión castellana que hoy tiene en sus manos, conscientes que el Neotrópico al- berga la mayor riqueza de anfibios del planeta. El castellano es una lengua hablada por al- rededor de trescientos millones de personas y está regida por las pautas fijadas por la Real Academia Española. Pese a que la vigésima pri- mera edición del Diccionario de la Lengua Espa- ñola, realizada en 1992, incorporó oficialmente a nuestro idioma 12.000 nuevas acepciones, mu- chos términos utilizados corrientemente en Zoo- logía no están aceptados aún. Uno de ellos tiene que ver con el título de esta obra: El vocablo in- glés Monitoring, coloquialmente traducido como Monitoreo, equivaldría a Control en castellano. Sin embargo los significados intuitivos no son equivalentes, y es por ello que se ha dado prio- ridad al uso sobre la ortodoxia lingüística. Otra aclaración necesaria tiene que ver con algunos puntos aislados del texto. La presente traducción refleja fielmente el contenido de la edición original, y es por ello que los cambios no- menclatoriales acaecidos desde 1994 a la fecha no han sido incorporados, para evitar los proble- mas operativos asociados a una nueva edición. Finalmente, la tarea de quienes realizaron esta obra y su versión castellana se verá inmen- samente recompensada si con ella se promueve y facilita el estudio y la conservación de los anfibios en América Latina. Esteban O. Lavilla Instituto de Herpetología Fundación Miguel Lillo Tucumán, Argentina xxvii Capítulo 1 Introducción Diversidad biológica es el término que se em- plea para describir la variedad de todos los or- ganismos vivientes en la Tierra, y comprende al menos tres niveles de organización biológica: el genético (o individual), las especies y los ecosis- temas. Este libro se centra en la diversidad bio- lógica a nivel de las especies, que es un aspecto básico para el análisis de los organismos. Los estudios sobre abundancia y distribución de es- pecies han proporcionado una gran cantidad de conocimientos básicos, y han conducido al desa- m l i o de las teorías ecológica y evolutiva, for- mando la base de un conjunto considerable de investigaciones en áreas de ecología, sistemáti- ca., biogeografía y biología de la conservación. La continua pérdida de diversidad biológica como consecuencia de las actividades humanas tendrá un notable impacto en nuestra capaci- dad para comprender la complejidad científica de lo que nos rodea, y afectará también el modo en el cual los ecosistemas continúan funcionan- do. Este impacto aumenta la necesidad de que los científicos conozcan exactamente lo que se es+ perdiendo y comuniquen sus perspectivas sobre cuáles serán las consecuencias que estas pérdidas tendrán en la sociedad, antes que la calidad de vida en el planeta sufra un deterioro irreversible. Para comprender la complejidad de la di- versidad biológica es fundamental conocer qué especies viven en un área determinada. Aunque disponemos de listas de especies de algunos or- ganismos conspicuos (p.e., mariposas, monos, aves, árboles) para numerosos lugares en los países desarrollados y para algunas otras espe- cies en regiones menos desarrolladas, carece- mos de datos comparables para la mayor parte de la biota del mundo. Otro problema que se presenta es que, aun cuando disponemos de da- tos específicos sobre la riqueza y abundancia re- lativa de algunas especies en determinados si- tios, dichos estudios generalmente presentan grandes variaciones en el enfoque y la metodo- logía con los cuales fueron realizados, lo que im- pide la comparación entre ellos. Los anfibios son componentes significativos de la biota terrestre, dada su abundancia y sig- nificado funcional en la mayoría de los hábitats terrestres y dulceacuícolas de las regiones tropi- cales, subtropicales y templadas. Por ejemplo, algunas especies de salamandras del género Plethodon de los bosques de Norteamérica, pre- sentan densidades de varios miles de individuos por hectárea (Merchant 1972). Durante el tiem- po de máxima actividad reproductora, en algu- nas áreas su total biomasa es igual a la de todas las especies de mamíferos residentes juntas, y más del doble que la de todas las especies de aves (Burton y Iikens 1975). Además, muchas especies de anfibios presentan áreas de distri- bución muy amplias, y podrían servir potencial- mente como especies clave para evaluar cam- bios geográficos amplios (globales) en los ecosistemas, mientras que otras especies, con hábitats muy particulares o distribuciones muy restringidas, podrían servir de indicadores de perturbaciones locales. Algunas de las caracte- rísticas fisiológicas (e.g., la permeabilidad de la piel) y ecológicas (e.g., los complejos ciclos de vi- da bifásicos) determinan que los anfibios sean valiosos indicadores potenciales de la salud del ambiente. Dado que en algunas regiones las poblacio- nes de anfibios están declinando abruptamente (Barinaga 1990; Blaustein y Wake 1990; Bor- chelt 1990; Phillips 1990) o muestran fluctua- ciones locales significativas (Pechmann et al. 1991), consideramos que no podemos darnos el lujo de emplear procedimientos arbitrarios para determinar el estado de sus poblaciones. La pro- bable declinación de especies nos impulsa a mo- nitorear el estado de las poblaciones de anfibios en la mayor variedad posible de biomas en di- versas regiones del mundo, y en este libro pro- porcionamos recomendaciones y directivas para inventariarlas y monitorearlas. Con esta idea en mente presentamos un conjunto de métodos estandarizados cuyo empleo asegurará la posi- bilidad de realizar comparaciones entre diver- sos lugares, al menos dentro de un bioma, y per- mitirá una mejor comprensión de la diversidad de especies de anfibios en particular y de la di- versidad biológica en general. Asumimos que (1) los datos cuantitativos sobre un determinado conjunto de organismos son más útiles que la información cualitativa, y (2) que la información cualitativa, como las lis- tas de especies, debe derivarse de los datos cuantitativos y no a la inversa. Aunque lo más deseable es realizar monitoreos poblacionales a largo plazo, reconocemos que en muchos casos sólo será posible efectuar un único inventario. Aun en situaciones como esta, los procedimien- tos de muestreos deberían ser cuantitativos, de modo que el inventario inicial pueda expandirse a un programa de monitoreo si surgiera la nece- sidad y la oportunidad de hacerlo. Además, un protocolo de inventario con características cuan- titativas facilitará las comparaciones con los es- tados iniciales de programas de monitoreo e in- ventario~ en otras regiones. Antecedentes La mayor parte de la comunidad científica reco- noce que es imprescindible emplear métodos estandarizados para poder comparar los datos obtenidos por diversos investigadores en tiem- pos y lugares diferentes (e.g., Davis 1982; Fel- lers et al. 1988; Corn y Bury 1990). Sin embar- go, las secciones técnicas de publicaciones que promueven este punto de vista son muy breves o están dirigidas a determinados hábitats o es- pecies. Un ejemplo de esta afirmación es el CRC Handbook of Census Methods for Terrestrial Vertebrates (Davis 1982), en el que se presentan sólo seis páginas sobre métodos para censar an- fibios. La ausencia de técnicas estandarizadas se refleja en el trabajo de muchos grupos conser- vacionistas, gubernamentales o científicos, que están comenzando a evaluar el estado de pobla- ciones de anfibios. Por ejemplo, conocemos losprogramas de monitoreo de anfibios en Gran Bretaña, en la provincia de Ontario (Canadá) y en los estados de Illinois, Kansas y Wisconsin (Estados Unidos), pero desafortunadamente las metodologías empleadas en cada uno de ellos son diferentes. Hasta el momento no existe una única fuente de referencia que describa las téc- nicas para inventariar o monitorear anfibios y cuáles son los casos en los que se debe aplicar cada una de ellas; nuestro deseo es llenar ese vacío. Audiencia deseada Este libro está diseñado para cubrir las necesi- dades de las organizaciones de conservación, los consultores ambientales, las oficinas guberna- mentales, los manejadores de vida silvestre y los científicos. Creemos que puede servir tam- bién como una ayuda en la docencia e investiga- 2 Capitulo 1 =inri T-~ers tana . tanto en los niveles de pre- p m z m o en los de postgrado. Hemos tratado mt mc~r una obra de síntesis, de modo que personas que poseen un grado básico ez O una formación equivalente, puedan - s5lo de este texto para medir la diversi- &d W c a de anfibios. También se hace refe- a la literatura pertinente, para acelerar d -= de datos y facilitar las comparaciones m L mformación surgida de otros estudios. m; de las técnicas requieren o recomien- lem d procesamiento o marcado de anfibios vi- ra & como la preparación de ejemplares de referencia; para ello hemos incluido instruccio- nes sobre estos procedimientos en una serie de apéndices. En la preparación de este libro han interve- nido expertos de diferentes regiones del mundo e incluye ejemplos de todas las áreas geográfi- cas; sin embargo, se percibe una cierta inclina- ción hacia la fauna del Nuevo Mundo, dado que es el objeto de estudio de la mayoría de los auto- res. Esperamos que esto no influya en la aplica- ción general de los métodos considerados, los que creemos adecuados para los anfibios en to- do el mundo. Introducción 3 Capítulo 2 Diversidad e Historia Natural de los Anfibios: Una Síntesis Roy W. McDiarmid Introducción Pocos vertebrados son tan dependientes de la humedad ambiental como los anfibios, cuyas distribuciones geográficas, ecologías, comporta- mientos y ciclos de vida están fuertemente in- íinenciados por la distribución y abundancia de agua, generalmente en forma de lluvia. De he- cho. la reproducción explosiva de muchas espe- cies de anuros, a menudo sincronizada con las primeras lluvias, es un fenómeno natural bien conocido, especialmente en aquellas regiones en que el régimen de precipitaciones es estacional. Igualmente, las migraciones reproductoras anuales que realizan ciertas especies de sala- mandra~ y ranas de las regiones templadas del hemisferio norte hacia las tradicionales lagunas primaverales, están estrechamente relaciona- das a la fusión del hielo, aumento de temperatu- ra y lluvias cálidas de primavera. A diferencia de esto, es poco lo que conocemos acerca de có- mo afectan las lluvias, la humedad, las fases de la luna y una multitud de otros factores a la ac- tividad de los anfibios en las selvas húmedas de regiones tropicales. Es frecuente que cuando un investigador piensa que conoce una situación "típica" ocurra algo inusual o inesperado. De he- cho, el mejor modo para describir los patrones típicos de algunas asociaciones complejas de anuros tropicales es considerarlos como caóticos o impredecibles. A menudo, las relaciones com- plejas y frecuentemente poco conocidas que ocu- rren entre el comportamiento y la ecología de los anfibios con los patrones climáticos locales, determinan que el diseño de un protocolo para el muestre0 de estos animales sea difícil. Es re- comendable, entonces, que los usuarios de este libro tengan siempre presente esta compleja in- terdependencia de factores. Los tres ordenes de anfibios vivientes -las cecilias (Gymnophiona), las salamandras (Caudata) y los sapos y ranas (Anura)- se encuentran en una gran variedad de ambientes acuáticos y terrestres en todo el mundo (Tabla 1). Ya sea en manantiales peque- ños poco profundos en laderas escarpadas, o en- terrados en material orgánico en descomposi- ción en el fondo de una turbera, o escondidos profundamente en la hojarasca de selvas tropi- cales húmedas y perennifolias, o en las brome- Lis ubicadas en lo alto de las copas de los árbo- les. los adibios ocupan casi cualquier tipo de hábitat, tanto en ambientes terrestres como acuáticos. La mayoría de las especies poseen un ciclo de vida complejo y bifásico (Fig. 1). En respues- ta a determinados factores ambientales (e.g., la primera lluvia de la estación favorable), los adultos terrestres típicamente se trasladan a ambientes acuáticos adecuados para reprodu- cirse. Luego de alguna forma de cortejo, los adultos de las especies ovíparas depositan sus huevos en o cerca del agua. De dichos huevos eclosionan larvas acuáticas de vida libre que son los principales consumidores en los ambien- tes acuáticos. Luego de un periodo de crecimien- to, las larvas sufren una metamorfosis y los ju- veniles regresan al ambiente terrestre, donde se alimentan y continúan su crecimiento. Cuando maduran sexualmente, regresan al agua para reproducirse, completando de este modo el ciclo de vida. Otras especies experimentan desarrollo di- recto, es decir, carecen de un estado larva1 inde- pendiente, y de sus huevos eclosionan larvas que no se alimentan activamente o surgen pe- queñas copias de los adultos. Además, existen algunas especies ovíparas u ovovivíparas. Para diseñar un proyecto de manera ade- cuada, y para seleccionar los métodos de mues- t r e ~ apropiados, es imprescindible conocer la distribución y el ciclo de vida de las especies en estudio, así como el o los hábitats donde se en- cuentran estos organismos. Este tipo de infor- mación también aumenta la efectividad de los muestreos y la precisión con la cual se estima la abundancia y riqueza de las especies de anfi- bios. En las páginas siguientes se discuten bre- vemente algunos aspectos de los ciclos de vida de los anfibios vivientes y se resumen los hábi- tats principales utilizados por los diferentes grupos. También se brinda una síntesis de los grupos de anfibios que son posibles de encontrar en cada continente y sus hábitats respectivos (Tabla 1). Una vez que se han definido las me- tas de un proyecto de biodiversidad (Capítulo 3), los datos presentados en la tabla pueden ayudar en la selección de técnicas adecuadas de inven- tario. Consideremos, por ejemplo, un estudio de la diversidad de anuros en una región de selva hú- meda de las tierras bajas de América del Sur. Sólo 3 de las aproximadamente 10 familias de la región poseen adultos acuáticos, y 2 de esas fa- milias (Pipidae y Pseudidae) incluyen muy po- cas especies. De este modo, los métodos de muestreo para ambientes acuáticos tendrán una prioridad muy baja si el objetivo lo consti- tuye el estado adulto. Sin embargo, si lo que se pretende es inventariar tanto adultos como lar- vas, el muestreo acuático sería apropiado. Casi todas las familias poseen larvas acuáticas, por lo que el muestreo de larvas puede servir tam- bién para registrar adultos exclusivamente acuáticos. Por otra parte, los adultos de algunas especies de 6 familias potencialmente presentes en el área son arborícolas, y varias de dichas fa- milias presentan una diversidad de especies muy elevada. Una revisión de la literatura mos- trará que los adultos de casi todas las especies en una de las familias (Centrolenidae) son arbo- ricolas, pero limitados a la vegetación de los márgenes de los cursos de agua, y que los adul- tos de numerosas especies de otras 2 familias (Hylidae y Leptodactylidae, principalmente las especies del inmenso género Eleutherodactylus) viven en el suelo, pero sólo en la selva. Así, el di- seño del estudio debe incluir técnicas de mues- t r e ~ para hábitats arborícolas, pero también de- be incluirtransectas a lo largo (o a través) de los cursos de agua, así como transectas en la selva. En la mayoría de los casos, los investigado- res estarán mejor preparados para iniciar sus estudios si se informan primero sobre la ecolo- gía general y ciclos de vida de los anfibios que se prevé encontrar en las áreas de estudio, siendo necesaria también la consulta de literatura ori- ginal sobre determinados grupos. Se pueden en- contrar excelentes resúmenes de información pertinente en obras de referencia general (e.g., Duellman y Trueb 1986; Tyler 19891, o en publi- caciones orientadas geográficamente (e.g., h- ca-Schiotz 1975; Passmore y Carruthers 1979; Lambiris 1988, 1989; Madagascar-Blommers- Schlosser y Blanc 1991; Europa-Arnold y Bur- ton 1978; Englemann et al. 1986; Asia-Berry 1975; Inger y Stuebing 1989; Maeda y Matsui 1989; Australia-Cogger 1983; Tyler y Davies 1986; América del Norte-Stebbins 1985; Pfingsten y Downs 1989; Connant y Collins 1991; Mesoamérica-Duellman 1970; Villa 1972; América del Sur-Duellman 1978; Cei 1980; Heyer et al. 1990). 6 Capitulo 2 M e n Gymnophiona (cecilias) Las d i a s son anfibios de cuerpo alargado y 9n miembros, que poseen una cola muy corta o m n de ella. Son pantropicales, y se encuen- m en áreas selváticas y húmedas de todo el mundo, excepto Madagascar y la región Austra- bpapúa. Las cecilias vivientes se agrupan en 6 kmdias y 36 géneros, y se reconocen alrededor & 165 especies (Frost 1985, actualizado hasta i99Z por Frost y McDiarmid, datos inéditos). Ias cecilias son difíciles de muestrear dados sms hábitos fosoriales o acuáticos y se observan raramente; debido a estos hábitos secretivos es par> lo que conocemos sobre su ecología y ciclos & vida. Los machos poseen un órgano copula- da protrusible y de posición media y la fertili- geión es probablemente interna en todas las @es. La mayoría de las especies son vivípa- m, aunque algunas son ovíparas, y otras po- szen larvas acuáticas que viven en lagunas o co- mentes. Se carecen de técnicas universalmente aceptadas para el muestre0 de cecilias, aunque k métodos para la captura de anuros y sala- mandra~ acuáticos y sus larvas pueden resultar ¿e utiLidad (Capítulo 6). Las especies acuáticas @en obtenerse con redes en las partes más profundas de los cursos de corriente rápida en elevaciones medias, o entre la vegetación su- mergida en los meandros de Ros y arroyos de h u r a . Las especies fosoriales se deben buscar en el sustrato, debajo de material vegetal en b m p o s i c i ó n , en el suelo suelto o entre la gra- m h a a lo largo de los cursos de agua y debajo & troncos. A veces se encuentran individuos en asquias o en caminos y senderos o en el piso de la selva, especialmente luego de lluvias torren- d e s . Orden Caudata (salamandras) Ias salamandras adultas son anfibios terres- tres, acuáticos, fosoriales o arborícolas, con cua- tro patas (sólo las anteriores presentes en los si- rénidos) y una cola de longitud moderada a larga. La mayoría de los grupos habitan predo- minantemente en la región Holártica, pero la mayor radiación de los pletodóntidos, salaman- d r a ~ con desarrollo directo, se llevó a cabo en los trópicos del Nuevo Mundo. Las salamandras vi- vientes han sido asignadas a 10 familias, 61 gé- neros y alrededor de 390 especies (Frost 1985. actualizado hasta 1992 por Frost y McDiarmid, datos inéditos). Las salamandras poseen una variedad de modos de cortejo y de reproducción, y las señales visuales y químicas durante el cor- tejo parecen ser más importantes que en los anuros. La mayoría de las salamandras tienen fertilización interna sin cópula, mientras que unas pocas especies acuáticas más grandes tie- nen fertilización externa. Los huevos de las es- pecies acuáticas son puestos individualmente, en cordones o en grupos, en lagunas o corrien- tes, y a veces debajo de piedras o adheridos a la vegetación. Estas especies poseen larvas acuáti- cas que se metamorfosean y se trasladan al am- biente terrestre, donde se alimentan, crecen y maduran sexualmente. Como adultos, y en res- puesta a los estímulos ambientales pertinentes, regresan a los ambientes acuáticos, con frecuen- cia al lugar de nacimiento, y se reproducen. Al- gunas especies son permanentemente acuáticas y la metamorfosis larva1 es incompleta (pedomó- ficos obligados). Otros son pedomórficos faculta- tivos y ocasionalmente se reproducen aun cuan- do retengan algunos caracteres larvales. Muchas especies (la mayoría de los pletodónti- dos) son terrestres, depositan grupos de huevos en lugares húmedos dentro de huecos, entre la hojarasca o debajo de rocas y troncos, y tienen desarrollo directo; en muchas de estas especies la hembra cuida de la puesta. Finalmente, unas pocas especies son vivíparas u ovovivíparas, y las crías nacen como larvas acuáticas o juveni- les completamente desarrollados (metamorfo- seados). Las salamandras son principalmente noc- turnas, y poseen un patrón de actividades que puede variar ontogenéticamente. Los individuos pueden estar agrupados o dispersos dentro de su hábitat, y la distribución espacial a menudo varía de acuerdo al sexo y condición reproducti- va. Algunas especies comunes de áreas templa- das realizan migraciones sincronizadas desde el ambiente terrestre hacia los ambientes acuáti- cos donde se reproducen. Dada su abundancia y posición dentro de la red trófica, en ciertos hábi- tats las salamandras pueden ser los vertebrados más importantes. Por ejemplo, en los bosques de madera dura del norte de New Hampshire, la salamandra de espalda roja del este (Plethodon cinereus) tiene una densidad aproximada de 2.500 individuos por hectárea, y convierte energía en nuevos tejidos a razón de 5.000 kcalhalaño. Diversidad e Historia Natural 7 Tabla 1. Utilización de hábitats por anfibiosa América del NorteC esoa amé rica^ América del Sure Ac Se Te Fo Ac Se Te Fo Ar Ac Se Te Fo Ar CECILIAS (Gymnophiona) Caeciliaidae (24 géneros, 89 spp.) Epicriidae ( 2 géneros, 36 spp.) Rhinatremidae (2 géneros. 9 spp.) Scolecornorphidae (2 géneros, 5 spp.) Typhlonectidae (5 géneros, 22 spp.) Uraeotyphlidae (1 género, 4 spp.) SALAMANDRAS (Caudata) Ambystomatidae A (2 géneros, 33 spp.) L Amphiumidae A (1 género, 3 spp.) L H Cryptobranchidae A (2 géneros, 3 spp.) L Dicamptodontidae A A (1 género, 4 spp.) L Hynobiidae - (10 géneros, 35 spp.) Plethodontidae A A A A (27 géneros, 244 spp.) L H D D Proteidae A (2 géneros, 6 spp.) L Rhyacotritonidae A (1 género, 4 spp.) L Salarnandridae A A A (13 géneros, 55 spp.) L Sirenidae A (2 géneros, 3 spp.) L A A A D D D A A A D RANAS Y SAPOS (Anura) Allophrynidae - (1 género. 1 sp.) Arthroleptidae - - (7 géneros, 73 spp.) Ascaphidae A - - (1 género, 1 sp.) L a 7 vvv - A 7 vvv - 7 vvv Tabla 1. (Continua) América del NorteC esoa amé rica^ América del Sure Taxonb Ac Se lk FO M' Ac Se lk Fo Ar Ac Se Te Fo Ar Brachycephalidae - - A (2 géneros, 3 spp.) D? Bufonidae A (31 géneros, 356 spp.) L Centrolenidae - A A A A A L D? L D L A A (3 géneros, 88 spp.) Dendrobatidae (6 géneros, 148 spp.) Discoglossidae - - - (4 géneros, 15 spp.) Heleophrynidae (1 género, 8 spp.) Hemisotidae - - - (1 género, 5 spp.) Hylidae A A A A A A A A A A (39 géneros, 686 spp.) L L 1 I L L 1 Hyperoliidae - - - (19 géneros, 227 spp.) Leiopelmatidae - - - (1 género, 3 spp.) Leptodactylidae A A A A A A A A A A (50 géneros, 813 spp.) L H D L H D D DV L L DLN LN DL Microhylidae A A A A A A (66 géneros, 308 spp.) L L L H D N N Myobatrachidae (20 géneros, 114 spp.) Pelobatidae (11 géneros, 89 spp.) Pelodytidae (1 género, 2 spp.) Pipidae (5 géneros, 27 spp.) Pseudidae (2 géneros, 4 spp.) Ranidae (48 géneros, 669 spp.) Rhacophoridae (10 géneros, 197 spp.) Rhinodermatidae (1 género,2 spp.) Rhinophrynidae ( 1 género, 1 sp.) A A A L 10 Capítulo 2 ?Ha HH? H ? - v v v v a 7 ?a ?a T Ha Na 7 v v v vvvv vvvv aaa~a ¿N ? ? a 7 vv v v VVVV vvv H H H ? - vvv - Tabla 1. (Continúa) América del NorteC esoa amé rica^ América del Sure Ac Se Te Fo A F ~ Ac Se Te Fo Ar Ac Se Te FO Ar Sooglossidae (2 géneros, 3 spp.) U Se registran sólo las especies nativas. Generalmente una especie es registrada sólo una vez, y se la asigna al hábitat que caracteriza mejor al estadio del ciclo de vida; una excepción la constituyen las salamandras que po- seen poblaciones que son facultativamente neoténicas y poblaciones que regularmente sufren metamorfosis. Un guión significa que el taxon no existe en el continente indicado. b Las designaciones de familias y los números de géneros y especies siguen a Frost (1985) y a su actualización hasta 1992 (Frost y McDiarmid, datos inéditos). Incluye los Estados Unidos y Canadá. d Incluye México, América Central y el Caribe. e Incluye Trinidad. f Incluye el área al oeste de 36"E (ver Arnold y Burton 1978). n Incluye Madagascar y las Seychelles. * Incluye el área al este de Europa hasta la línea de Wallace. Este incremento constante de biomasa de alre- dedor de 1.650 g/ha es aproximadamente 2,6 ve- ces mayor que la biomasa de aves del área en el momento de máxima actividad reproductora, y aproximadamente igual a la de musarañas y ra- tones (Burton y Likens 1975). A diferencia de esto, algunas salamandras arborícolas son muy raras, y se las encuentran sólo cuando sistemá- ticamente se las busca en las bromelias removi- das de los árboles; desafortunadamente este método de muestreo destruye sus hábitats. La diversidad de modos de vida, comporta- mientos y preferencias de hábitats de las sala- m a n d r a ~ señalan la necesidad de una gran di- versidad de métodos para el muestreo de las poblaciones y la estimación de sus tamaños. Afortunadamente, las salamandras se conocen razonablemente bien, y excepto algunas espe- cies tropicales, son fáciles de muestrear. Orden Anura (ranas) Los anuros son anfibios saltadores, con patas posteriores alargadas y sin cola (todas las lar- vas de anuros, y los machos de Ascaphus truei poseen cola). Constituyen el grupo más diversi- ficado y abundante de anfibios vivientes, tienen distribución cosmopolita y se encuentran esen- cialmente en todos los ambientes terrestres y dulceacuícolas. Su diversidad de especies es más alta en las selvas húmedas tropicales. Des- de el punto de vista taxonómico, los anuros se dividen en 25 familias, y actualmente se recono- cen alrededor de 333 géneros y 3.843 especies (Frost 1985, actualizado hasta 1992 por Frost y McDiarmid, datos inéditos). Los anuros pueden ser acuáticos, terrestres, fosoriales, arborícolas o presentan alguna combinación de estas carac- terísticas. Algunas especies son diurnas, pero la mayoría son nocturnas. Los adultos de la mayo- ría de las especies se encuentran muy dispersos en los ambientes en que viven, excepto en deter- minados momentos del año, cuando se congre- gan en las proximidades de ambientes acuáticos para su reproducción. La vocalización es un componente impor- tante del comportamiento reproductor de la ma- yoría de los anuros. Entre los vertebrados te- rrestres (y quizás entre todos los vertebrados), los anuros presentan la mayor diversidad de comportamientos de reproducción y cuidado pa- renta1 que se conocen. La reproducción puede ser explosiva (sincronizada en uno o unos pocos días en ambientes acuáticos) o prolongada (a lo largo de varias semanas o meses, en ambientes acuáticos o terrestres) [Wells 19771. La mayoría de las especies se reproducen una sola vez por año, pero ciertas formas tropicales pueden re- producirse todo el año, siempre que las condicio- nes sean favorables. La mayoría de los anuros tienen fertilización externa, huevos acuáticos y larvas (renacuajos) que se alimentan activa- mente; los grandes cambios que sufren los rena- 12 Capítulo 2 - Iaduye todas las áreas al este de la línea de Wallace, comprendiendo Nueva Guinea, Nueva Zelandia y cier- a grupos de islas del Pacífico. - Eiábitats: Ac = acuático; Se = semiacuático; Te = terrestre; Fo = fosorial; Ar = arborícola. * Eaadios del ciclo de vida y modos de desarrollo: A = adultos; H = huevos; L = larvas; D = desarrollo directo; S = larvas nidicolas (corresponde a "nidicolous endotrophs" de Altig y Johnston 1989); V = especies ovovivípa- ms o vivíparas; 1 = huevos y10 larvas "incubados" (adheridos a o dentro de alguna estructura modificada ie.g., hka] del adulto), correspondiente a "paraviviparous" y "exoviviparous endotrophs" de Altig y Johnston (1989). L m un hábitat sin H en otro hábitat indica una especie que coloca los huevos en el mismo hábitat en el que se e n t r a n las larvas; una H en el hábitat arborícola y L en el hábitat acuático, por ejemplo, indica una espe- cic a y o s huevos son colocados sobre hojas, y cuyas larvas, en el momento de la eclosión, caen al agua para ali- m t a r s e . D? o L? indican el hábitat en el cual probablemente se depositen los huevos con desarrollo directo o * O S y larvas de especies que sufren metamorfosis, pero sobre los que carecemos de datos concretos. majos durante la metamorfosis diferencian a los a n m de la mayona de los anfibios restantes. Las hembras de algunas especies depositan nis huevos en la hojarasca o musgos húmedos, y de elios eclosionan larvas que no se alimentan activamente y se metamorfosean en el lugar de la puesta. Los adultos de otras especies llevan d o n e s de huevos adheridos alrededor de sus patas posteriores o transportan a los renacuajos en el dorso, desde lugares terrestres a los acuá- ticos. En unas pocas especies, las hembras colo- can a los renacuajos en el agua contenida en las bromelias, y luego regresan para alimentarlos con huevos no fecundados que depositan allí. Muchas especies, especialmente en la región neotropical, tienen desarrollo directo (sin etapa larva1 de vida libre). Estas especies depositan huevos en lugares terrestres o arbóreos húme- dos; luego de un penodo apropiado, de los hue- vas eclosionan juveniles que son pequeñas co- pias de los adultos. Algunos anuros incuban los huevos sobre la espalda; otros lo hacen en bol- sas en la espalda o a los lados del cuerpo, en sa- ars vocales o incluso en el estómago. Algunas de dichas especies tienen larvas acuáticas típicas, pero la mayona presentan desarrollo directo. En síntesis, casi todos los modos de desarrollo están presentes en los anuros, incluyendo ovovi- viparismo y viviparismo no placental. La elevada diversidad de especies de anu- ros, su gran variedad de modos de vida y la amplia gama de hábitats utilizados, plantea un importante desafio a los investigadores intere- sados en muestrear estos organismos. Afortuna- damente, la reproducción en el ambiente acuá- tico de la mayona de las especies, la presencia usual del estado larva1 acuático y la especifici- dad de los cantos de reproducción permiten mé- todos de muestre0 efectivos. Larvas de anfibios La mayona de las lamas de anfibios viven en hábitats acuáticos, incluyendo aguas que circu- lan (corrientes, nos), aguas estancadas (lagu- nas, lagos) y fitotelmata (agua contenida en huecos de árboles, axilas y tallos de plantas, bromelias, etc.). Las larvas terrestres se desa- rrollan en microhábitats húmedos, tales como musgos, bajo o entre troncos podridos o en tallos huecos (e.g., bambú). Las relaciones entre el modo de reproducción, la morfología de las lar- vas y el hábitat de los renacuajos anuros han si- do sintetizadas por Altig y Johnston (1989). NO se cuenta con una publicación comparable para las larvas de salamandras, aunque se conocen datos dispersos en la literatura sobre diferen- cias en la estructura de las branquias, en la for- ma del cuerpo y de las aletas entre especies que habitan enaguas que circulan, estancadas o que tienen desarrollo directo. Poco se sabe sobre las larvas de cecilias. Diversidad e Historia Natural 13 m m a a "2.85 C E E " W m., , a 8 8 :gW $6 .5 : 3 X a a 2 o k g g z 2 m m z . '-- a2 2 m c . 2 z s 7 2 m . m m 8 $ 2 'Z w 7 .- "a A 4.2 S m . c m 53'2 - 2.2 E { > S 2 o u - 3gmml ,m 3 x g d~ $ .o 9 m c: 2 8 4 5 m 4 c m m Q J ~ E sg:; 4 m $2 m24 a, N m - E m E caz d mma d m 2 ; $ v , m-- m m 0 m V s c e a ?m'! . m;mE m c d.2 S ?-.a d .g2 " o m 0 . 2 5 t: \o:.$ c E=, > X4 m 24:; 4.2 .E m E ,m.? 2 > m m s z -$ c.E E s R m % S c a E d 7 O Q $ 2 a, m o m c e 2 2 m a m m & 2 . i p 2 $ 4 Z g @ g m . z m . d 0 : a m - : S - o ~ ~ m m u 62 m, 0 2 m m v o $ 4 2--- c 5 E a 2 : s m 2 7 - N 2 b3.z 14 Capítulo 2 La- larvas de anfibios con frecuencia se en- en concentraciones elevadas y por pe- rPdaI prolongados en los sitios de reproducción. %r mnsiguiente, el muestreo de larvas puede nr un método más eficiente y rápido que el m r i e s de adultos para inventariar las espe- &S de un área determinada (Gascon 1991), mmipe nuestro conocimiento sobre los huevos y k s iarvas de algunas especies es todavía pobre. De hecho, estos estadios son conocidos para mu- c k s especies y muchos más se describen cada año. Además, coleccionar larvas como ejempla- res de referencia con frecuencia es más fácil, y probablemente tenga menos impacto sobre la población, que coleccionar adultos. Aun tenien- do en consideración que el muestreo de larvas puede ser algo destructivo en algunos ambien- tes acuáticos (e.g., lagunas con vegetación su- mergida muy densa o bromelias), este enfoque debena formar parte integral de cualquier pro- grama de muestreo. Diversidad e Historia Natural 15 Capítulo 3 Bases para la Estandarización y Cuantificación Introducción A b largo de este libro haremos hincapié sobre h necesidad de estandarización de técnicas den- tm y entre estudios. Nuestra exposición refleja h razón fundamental del libro en general: si la mta principal de los estudios de inventario y mmitoreo es brindar datos comparativos para d análisis de la biodiversidad, así como exami- nar las tendencias poblaciones, las extinciones beales y el impacto de las actividades humanas sobre las poblaciones de anfibios, entonces, los estudios deben utilizar técnicas estandarizadas. No debemos dejar de enfatizar la importancia de la estandarización, dado que aquellos traba- jos que emplean técnicas diferentes no son com- parables ni siquiera en los niveles más simples. Por ejemplo, si un investigador de campo utiliza técnicas de relevamientos visuales para produ- t5r una lista de la riqueza de especies de anuros en un área de reproducción, y posteriormente otro investigador utiliza transectas auditivas, será imposible determinar si algunas diferen- cias en las especies listadas se deben a cambios reales en la composición de especies del área, a problemas derivados de las técnicas de mues- treo empleadas, o a ambos. En el caso de que ambos estudios hubieran utilizado la misma técnica, ya sean relevamientos visuales o tran- sectas auditivas, con el tiempo cualquier modi- ficación en las listas podría ser atribuida a cam- bios reales en la composición de especies. Aun así, algunas especies serían pasadas por alto (e.g., especies semifosoriales en los relevamien- tos visuales y especies mudas en las transectas auditivas). Obviamente, el mejor enfoque en es- te caso sería emplear ambas técnicas en los dos estudios; siempre es conveniente emplear una combinación de técnicas para relevar los hábi- tats de la manera más completa posible. En la preparación de este volumen, hemos intentado revisar todas las metodologías conoci- das para el inventario y monitoreo de anfibios. Aquí describiremos 10 técnicas cuyo empleo re- comendamos. Estas no son igualmente efectivas en todos los casos, pero la opinión colectiva de los autores es que representan las estrategias de muestre0 de campo que se pueden estandari- zar mejor en una gama muy amplia de situacio- nes. Formulación de interrogantes El enfoque a utilizarse dependerá de las pre- guntas que se formulen, y esto implica que el o los objetivos del estudio deberán ser claramente establecidos con anterioridad. Si la meta es compilar una lista de especies de un área poco conocida, entonces las técnicas de inventario son adecuadas. En cambio, si nuestro propósito es comparar la abundancia de especies entre re- giones diferentes o a lo largo de varios años, se deberán emplear técnicas de monitoreo más de- talladas. Un inventario es el estudio de un área espe- cífica (por ejemplo, un parque nacional o una re- gión geográfica definida) para determinar el nú- mero de especies de anfibios presente (riqueza de especies). Los inventarios producen matrices de presencia-ausencia para las especies, y más frecuentemente se llevan a cabo (1) en áreas so- bre las cuales se han realizado muy pocos traba- jos previos y para las cuales la enumeración de la riqueza de especies servirá de base para el análisis de biodiversidad, (2) en áreas o hábitats en los cuales es necesario establecer o verificar las distribuciones geográfica y ecológica de una especie determinada, y (3) en regiones en las cuales convenga establecer puntos de compara- ción a lo largo del tiempo para documentar cam- bios en la distribución de especies (presencia o ausencia) y uso del hábitat. Monitoreo se emplea para determinar la composición y abundancia de especies (número de individuos por especie) en uno o más lugares a lo largo del tiempo. Dado que no todos los ta- xa en todos los hábitats pueden ser monitorea- dos con el mismo éxito, los investigadores con frecuencia seleccionan para su estudio un tipo de hábitat específico, o una especie o un grupo de especies determinado. Dado que los anfibios ocupan una gran va- riedad de hábitats se han descripto y recomen- dado numerosas técnicas para su inventario y monitoreo. Al mismo tiempo, el ciclo de vida bi- fásico de la mayoría de los anfibios determina que se deban emplear técnicas diferentes para el muestreo de larvas y adultos. Queda claro en- tonces que es necesaria la combinación de dis- tintos métodos para muestrear un conjunto de anfibios, y que estos deben ser consistentes en- tre las áreas de estudio y a lo largo del tiempo. Consideraciones sobre los muestreos Escala Así como es necesario formular las preguntas adecuadas con anterioridad al comienzo del es- tudio, también es importante definir el diseño del muestreo y los métodos de análisis antes de iniciar los trabajos de campo. Esto maximizará la utilidad de la información obtenida en el cam- po, la posibilidad de comparar dicha informa- ción con los datos obtenidos en otros estudios y el grado en que dichos datos puedan ser utiliza- dos para responder a las preguntas formuladas. Las consideraciones sobre el diseño de mues- treos (discutidas en el Capítulo 4) son importan- tes tanto para un relevamiento de un día con el fin de obtener la lista de especies de una locali- dad determinada, como para un estudio multia- nual de la abundancia de especies a lo largo de una amplia variedad de hábitats. Dos puntos sumamente importantes que siempre deben considerarse son: (1) el objetivo del estudio (esto es, por qué se realiza el estu- dio), y (2) la escala geográfica sobre la cual se va a desarrollar el mismo. Estos factores definen la escala espacial del programa de muestreo que se seguirá. Por ejemplo, si lo que nos interesa es realizar la enumeración completa de la pobla- ción reproductora del sapo Melanophryniscus moreirae en una laguna del Parque Nacional Itatiaia en Brasil, se debería utilizar una estra- tegia de muestreo que cuente cada uno de los in- dividuos de dicha laguna, pero no se debe em- plear
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