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Autismo Problemas cruciales para el psicoanálisis (Spanish Edition)

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Autismo
Problemas cruciales para el psicoanálisis
Autismo
Problemas cruciales para el psicoanálisis
I Jornada del Observatorio sobre Políticas del Autismo
Índice de contenido
Portadilla
Legales
Prólogo Miquel Bassols
Mesa de Apertura. Flory Kruger, Ernesto Derezensky, Marita Manzotti
Mesa Problemas Cruciales I. El goce autista. Traumatismo de lalangue. Luis Tudanca / Juan
Carlos Indart 
Conversa: Angélica Marchesini
Mesa Problemas Cruciales II. Vacío y agujero, borde y defensa. Liliana Cazenave / Silvia E.
Tendlarz / Claudio Godoy 
Conversa: Claudia Lijtinstens
Conversación Clínica I: Transferencia
“Chilla que chilla”. Antonella Gabutti, Gabriela Albornoz Pacheco (Antena caba)
Caso Dante. Luciana Varela (Antena La Pampa)
Caso Fito. Presentación: Viviana Jaime Discusión: Atilio Boggiatto, Gabriela Duguech,
Aitana Martel y Jimena Rodríguez Rey (Antena Tucumán)
Hablar la lengua de ‘ese’ otro. Gustavo Basconsuelo (Antena Tierra del Fuego) 
Conversa: Gastón Cottino 
Coordina: Marcela Piaggi
Clínica II: Intervenciones
“Sustraer-se” Florencia Álvarez (Antena Mendoza)
“En-cintado” Lucía Da Campo (Antena Neuquén)
Inscripción del cuerpo y borde de goce en un caso de autismo. Mariano Ambrosino
(Antena Córdoba)
Conversa: Gustavo Slatopolsky 
Coordina: Daniela Teggi
Mesa de cierre. Marita Manzotti, Gustavo Stiglitz
Observatorio sobre Políticas del Autismo 
Autismo : problemas cruciales para el psicoanálisis / compilado por Marita Manzotti. - 1a ed . - Olivos : Grama Ediciones,
2020.
Archivo Digital: descarga
ISBN 978-987-8372-24-2
1. Autismo. 2. Clínica Psicoanalítica. I. Manzotti, Marita, comp. II. Título.
CDD 616.85882
© Grama ediciones, 2019
Manuel Ugarte 2548, 4to B (1428) caba
Tel: 4781-5034 • grama@gramaediciones.com.ar
http://www.gramaediciones.com.ar
© Observatorio de autismo, 2019
Equipo de Gestión Observatorio sobre Políticas de Autismo
Marita Manzotti (Responsable)
Ana Cecilia González, Eugenia Serrano, Aracelli Marchesotti,
Marcela F. Mas, Ricardo Seijas, Daniela Teggi,
Florencia Colombero
Diseño de tapa: Gustavo Macri
Digitalización: Proyecto451
Queda rigurosamente prohibida, sin la autorización escrita de los titulares del “Copyright”, bajo las sanciones establecidas en las
leyes, la reproducción parcial o total de esta obra por cualquier medio o procedimiento, incluidos la reprografía y el tratamiento
informático.
Inscripción ley 11.723 en trámite
ISBN edición digital (ePub): 978-987-8372-24-2
Prólogo 
Miquel Bassols
El lector tiene en sus manos el resultado de unas productivas conversaciones desarrolladas en
octubre del año 2018 en Buenos Aires en ocasión de las Primeras Jornadas del Observatorio
sobre Políticas del Autismo, organizadas por la EOL (Escuela de la Orientación Lacaniana) y la
FAPOL (Federación Americana de Psicoanálisis de Orientación Lacaniana). El tema, no por más
general es menos decisivo: “Autismo. Problemas Cruciales para el Psicoanálisis”. El autismo se
ha convertido, en efecto, en un tema clínico, epistémico y político de primer orden para el
psicoanálisis, en un verdadero asunto de civilización, en una elección decisiva del modo de tratar
al sujeto de nuestro tiempo. El sujeto con autismo hace presente lo más disruptivo del vínculo
social que instaura el lenguaje, aquello que se rehúsa de manera más radical a la identificación
con el semejante. Pero el sujeto con autismo hace presente a la vez lo más próximo e íntimo de
cada ser humano, aquello que lo constituye como un cuerpo hablante y que llamamos, siguiendo
la enseñanza de Jacques Lacan, el goce. Del destino que demos, como practicantes, pero también
como ciudadanos, a esta dimensión del goce del cuerpo en su insistencia fuera de todo discurso
posible, depende también el destino de aquello que nos permite reconocernos como humanos.
Problema crucial, pues, para el psicoanálisis en la misma medida que es también un problema
crucial para nuestra civilización.
Hay que decir que, hoy por hoy, pocos discursos se hacen cargo verdaderamente del sujeto
con autismo de una manera que esté a la altura de la dignidad que requiere su pleno
reconocimiento como sujeto de hecho y de derecho. Cuando abordamos la cuestión de las
investigaciones actuales sobre el autismo y repasamos la literatura existente nos damos cuenta
enseguida de al menos dos problemáticas.
La primera es la dificultad para acotar de manera clara y precisa los límites que definan el
cuadro diagnóstico. De ahí que se haya ido imponiendo el término “Trastorno de Espectro
Autista” (TEA), que abre un amplio abanico de fenómenos clínicos, más o menos diversos. Son
fenómenos que parecen tener un punto en común, las serias dificultades para establecer y
soportar el vínculo con el otro, pero son también fenómenos que muchas veces son sindrómicos,
es decir secundarios con respecto a otras patologías. De modo que no parece haber un acuerdo
general sobre el campo que recubre el término autismo. A ello se añade la falta de un consenso
sobre las causas del autismo desde cualquiera de las perspectivas que lo abordan y lo tratan. Lo
más claro que puede deducirse es que el autismo sigue siendo un enigma del que aprendemos
cada día algo nuevo. Y lo aprendemos más a partir de las invenciones que el sujeto afectado de
autismo produce siendo escuchado sin prejuicios en un medio propicio que no de las respuestas
que se obtienen de un modo programado o inducido por técnicas de modificación conductual
basadas en un criterio de normalidad.
El segundo problema, aparentemente colateral pero cada vez más urgente en la práctica, es la
dificultad para situar la evolución del autismo más allá de la infancia y de la adolescencia. ¿Qué
sucede con los niños y niñas diagnosticados de autismo en la vida adulta? No solo faltan estudios
claros y precisos sobre este punto, sino que se suele dejar de lado una cuestión de capital
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importancia: el tratamiento y el destino de los sujetos afectados de autismo en la edad adulta.
Parecen tener derivaciones muy distintas: desde la debilidad mental, hasta la cronificación de
cuadros que van desde la esquizofrenia hasta otras formas de psicosis. En este sentido, es de
mayor importancia considerar los casos en los que el sujeto ha encontrado una forma
sintomática, construida de una u otra manera, que le permite cierta actividad y una vida, a veces
no sólo soportable sino con un funcionamiento muy efectivo, de “alto nivel” como se suele decir.
El estudio de casos de este orden nos enseña siempre que el sujeto ha podido construir su forma
sintomática de una manera absolutamente singular, sin un plan previo establecido y siempre a
partir de lo que llamamos, desde la orientación psicoanalítica, la construcción de un “objeto
autista”. En este sentido, el psicoanálisis ha podido seguir, a partir del trabajo por medio del
“objeto autista”, una forma de tratamiento posible que sí tiene en cuenta la vida del sujeto más
allá de la adolescencia. Las investigaciones sobre el autismo pueden orientarse entonces con esta
brújula que el psicoanálisis considera de la manera mas singular para cada sujeto.
El lector encontrará en estas páginas múltiples ejemplos prácticos y múltiples consecuencias
clínicas y epistémicas de este tratamiento del sujeto autista. Siguiendo esta orientación abierta
por la enseñanza de Jacques Lacan y continuada por colegas del Campo Freudiano en distintos
países, los textos e intervenciones que componen este volumen dan cuenta de aquello que ocurre
en el encuentro, siempre inédito e imprevisible, entre un practicante orientado por el
psicoanálisis y un sujeto con autismo en dispositivos muy diversos. Son dispositivos que van
desde la consulta del psicoanalista a las instituciones, tanto privadas como públicas, dedicadas al
tratamiento del autismo. Es en la propuesta de los nuevos dispositivos institucionales orientados
por lo que conocemos como “práctica entre varios” donde se juegahoy la posibilidad de hacer de
este encuentro la razón para renovar las investigaciones psicoanalíticas sobre el autismo. Los
resultados de esta investigación en curso, de las que este volumen es un excelente ejemplo,
deberían hacerse llegar tanto al público en general como a los responsables de las políticas que
deciden los modos de tratamiento de un síntoma que es, en primer lugar, un síntoma de nuestra
civilización.
Barcelona, junio de 2019
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Mesa de Apertura
MARITA MANZOTTI (1): Quiero agradecer a los colegas de la NEL que se han hecho
presentes, colegas de Brasil, de la EBP, colegas de Montevideo, y a todos los colegas de las
Antenas que han viajado desde el sur y desde el norte para que nos encontráramos en esta
jornada de trabajo. Vamos a dar inicio, entonces, con la presencia de Flory Kruger, la presidenta
de la Federación Americana de Psicoanálisis de Orientación Lacaniana, y con Ernesto
Derezensky, en representación del IOM2 de la EOL. Les agradecemos muchísimo la presencia
de ustedes, y esperamos sus palabras de apertura.
FLORY KRUGER (2): Buenos días. Debo decirles que para mí es un placer participar de la
apertura de la Primera Jornada Nacional del Observatorio sobre Políticas del Autismo, uno de los
seis observatorios de la FAPOL. Le agradezco especialmente esta invitación a Marita Manzotti
para participar de esta mesa de apertura, lo cual me permite estar compartiendo un grato
momento con todos ustedes. Marita Manzotti, todos saben que Marita es la responsable por la
EOL del Observatorio sobre Autismo, y desde su creación misma ha trabajado intensamente en
el crecimiento de este Observatorio, los contactos que ella hace con los responsables de las otras
dos Escuelas de América, la NEL y la EBP; o sea, la NEL, que reúne 10 sedes en todo
Latinoamérica, y la EBP que es la Escuela Brasilera. Por el programa que estuve mirando que
van a tener en el día de hoy ya puedo imaginar que será una jornada consistente, interesante y,
sin duda, de mucho aprendizaje sobre un tema tan controvertido como lo es la clínica con el
autismo. Y digo controvertido pensando en la dificultad con la que se enfrenta el psicoanálisis
para sostener su práctica en este terreno. Con mucha tristeza he recibido varios mensajes sobre
una situación ocurrida hace muy pocos días en una de nuestras provincias, Santiago del Estero.
El 12 y 13 de Octubre se realizó una actividad organizada por el Observatorio sobre Políticas del
Autismo, la Antena, y los colegas del IOM2, para lo cual se habían colocado afiches en distintos
lugares de la ciudad que invitaban, por un lado, a un cine debate sobre la película “Una vida
animada”, y por otro, a una conferencia a cargo de una colega muy querida y amiga de nuestro
Observatorio, Claudia Lijtinstens, que está aquí presente; ella iba a hablar sobre la actualidad del
autismo.
La actividad se realizó en la Facultad de Humanidades, Ciencias Sociales y de la Salud, lo
inesperado y muy desagradable fue encontrarse con los afiches que promocionaban esos días de
trabajo tachados con marcadores rojos, con una inscripción que los abarcaba de punta a punta
donde decía “ineficaz” en grandes letras, y la siguiente inscripción, esto es lo que estaba escrito:
“La realización de la actividad los días 12 y 13 de Octubre a cargo del CID, Oscar Masotta sobre
temas de autismo mediante terapias con psicoanálisis modelo lacaniano, la evidencia mundial ya
se ha expedido sobre la absoluta ineficacia de este tipo de abordaje para apoyo de las personas
con autismo. De manera incomprensible –sigue el afiche– esta gente sigue aquí, en Santiago del
Estero, insistiendo, generando confusión, mala información, pérdida de tiempo y de recursos a
las familias y indeseados resultados” –o sea, hasta errores de ortografía. Luego, abajo de todo
decía “Les rogamos difundir”. Más abajo de esto se colocó un afiche, otro, que colocaron ellos
con el siguiente texto, con un gran cartel que decía “Información importante”: “En el mundo
entero se impulsa tratar a las personas con autismo mediante prácticas validadas y con rigor
científico, y no con psicoanálisis. Es inentendible que en nuestra provincia –Santiago del Estero–
los días 12 y 13 de octubre se dicte una formación para terapias de autismo con psicoanálisis.
Los niños con autismo, sus familias y la sociedad, se merecen un apoyo de calidad, mejorar su
calidad de vida, no perder el tiempo y sin sentido. Difundamos”. Lo promueve esto una
organización que se llama VAN, lavanguardia.com, pueden entrar y leerlo. “Las asociaciones de
autismo –dice– solicitan la eliminación de psicoanálisis como terapia de las personas con
autismo”. Bueno, les quería contar esto, porque esto es solo una muestra de las dificultades con
las cuales se enfrenta el psicoanálisis en una actualidad que lejos de darle un lugar a nuestra
práctica, la cuestiona, y esto ocurre a raíz del avance de nuevas propuestas que ofrece el mercado
de la salud y que se venden como más acordes a la época.
Recién charlando con Juanqui, lo que Juanqui comentó es, “bueno, hay ruido, Sancho”.
Prácticas terapéuticas basadas en la reeducación, el empuje a la medicalización o la
compensación del trastorno se imponen en grandes hábitos de lo social, sostenidas
fundamentalmente en argumentos como la rapidez con la que prometen resolver el cuadro. Por
estos temas y muchos otros del mismo estilo y de la misma gravedad, la FAPOL tiene mucho de
qué ocuparse.
La FAPOL tiene como objetivo la defensa del psicoanálisis de la orientación lacaniana en
todo Latinoamérica, pero no solo, también su mira está puesta en las tres Escuelas de América,
buscando extender los límites de las mismas de la mano de lo que Miller llamó La acción
lacaniana. El modo de llevar adelante este proyecto lo constituyen los diferentes espacios de
trabajo que fuimos creando, por un lado, seis observatorios, uno de los cuales es este sobre
autismo, y además cuatro redes. Los observatorios tienen en su mira problemáticas consideradas
claves en la actualidad y que conciernen al psicoanálisis en los diversos contextos socio-políticos
americanos en los que sus miembros desarrollan su práctica. Cada observatorio está compuesto y
coordinado por miembros que pertenecen a las tres Escuelas de la AMP en América. Esto
implica que el trabajo de los observatorios atraviesa casi la totalidad de los países de
Latinoamérica, lo que permite discutir el estado de cada tema respetando las diferencias entre los
distintos países y así llegar a un diagnóstico que les permita proponer acciones adecuadas a cada
uno de los espacios donde el psicoanálisis desarrolla su acción. El Observatorio sobre Autismo
ha tenido este año diferentes actividades con el fin de avanzar en esta línea planteada por las
políticas de la FAPOL, en particular, me comentaba Marita, que en su Observatorio de la
Argentina, de la EOL, está trabajando a tres niveles: a nivel de la legislación, que es un trabajo
que hacen directamente con los legisladores en muchas de las provincias, a nivel de la difusión
en el trabajo que realizan con maestros en las distintas escuelas, con la transmisión de videos, de
películas, etc., y a nivel de la formación como esto que está ocurriendo hoy mismo en esta
jornada.
Hace pocas semanas desde Bogotá se pudo transmitir un seminario dictado por Veronique
Mariage, una psicoanalista francesa que se especializó en el tema, del mismo modo que el año
pasado pudimos difundir el seminario de Jean-Claude Maleval, un analista también con una gran
experiencia con el autismo. Entre las diversas actividades de este año puedo contarles que el 6 de
Abril, aprovechando el viaje de muchos analistas al Congreso de la AMP en Barcelona se
organizó un Forum sobre Autismo, donde participaron muchos miembros de nuestro
Observatorio americano. En ese Forum se plantearon tres temas centrales: el primero, el
problema que surge del empuje a la detección precoz en el autismo, segundo, la inclusión de los
padres que son los verdaderoscompañeros de ruta en el tratamiento del autismo, y en tercer
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lugar, la necesidad de incluir en las escuelas con los docentes, los aportes psicoanalíticos del
autismo. Esta introducción es solo una muestra del trabajo que se viene realizando en el seno de
la FAPOL en referencia a un tema tan central y actual como es el autismo. Les deseo entonces
una productiva jornada de trabajo, con la seguridad de que sin duda encontraremos algunas
respuestas a los problemas cruciales que se le plantea al psicoanálisis frente al tratamiento del
autismo, pero también nuevos interrogantes que funcionarán como causa para seguir adelante.
Gracias.
ERNESTO DEREZENSKY (3): Buenos días a todos. Quiero agradecer a los colegas que se
dedican al trabajo en relación al autismo, en el nombre de Marita Manzotti, a todos los colegas
que están trabajando en el Observatorio. Para mí es un gusto estar acá con ustedes en esta que es
la Primer Jornada Nacional, por eso hay una cantidad de colegas que no son solamente residentes
en Buenos Aires, sino colegas de distintos lugares del país. Para mí es un gusto también verlos a
ellos. Estoy acá en nombre de la Dirección Ejecutiva del Instituto Oscar Masotta, ¿por qué el
IOM debe participar de esta actividad? El Instituto, supongo que la mayor parte de ustedes lo
conocen, es una red de enseñanza que se extiende desde Jujuy hasta Ushuaia, cuenta para realizar
su trabajo con centros de investigación y docencia, delegaciones y grupos en formación, y
estamos trabajando en relación a la política del psicoanálisis de orientación lacaniana en todo el
país. Sucede que el Observatorio también desarrolla una tarea en todo el país, entonces, en
muchas ocasiones tenemos la oportunidad de coincidir en la ciudad, a veces confluimos y de
hecho muchos de los practicantes que participan en las actividades del Observatorio forman parte
también de los CID y las delegaciones del IOM. Para nosotros se trata de un territorio, que es el
territorio lacaniano, y en ese territorio desarrollamos una política de buena vecindad con todos
aquellos que están en relación a la política del psicoanálisis. En relación a la problemática del
autismo, me parece muy significativo el título del libro que todos ustedes conocen de Eric
Laurent La batalla del autismo, se trata entonces de una batalla que tiene un objetivo
fundamental para el psicoanálisis, lo que recién les acaba de comentar Flory fue para nosotros
una situación difícil porque en Santiago del Estero hay un CID importante, que desarrolla un
trabajo muy fuerte y esa situación planteaba una cuestión muy agresiva, y era importante
entender cuál era, no solo la respuesta epistémica y clínica a los problemas que nos planteaba el
autismo, sino una respuesta política a una agresión de ese calibre. Es por eso que nosotros como
Dirección Ejecutiva del IOM le informamos al Consejo de la Escuela y también a la FAPOL para
pensar cuáles son las mejores maneras de responder a esto. Por otro lado, en esa batalla del
autismo en la práctica efectiva que ustedes llevan todos los días adelante, me parece que se hace
muy notorio que de lo que se trata allí es de reinventar constantemente los recursos para una
práctica en donde tenemos, sí algunas certezas, pero en donde estamos construyendo todo el
tiempo un modo de hacer. Por otro lado, Santiago del Estero puso en evidencia un problema que
aparece no solo en Santiago del Estero, es un problema que aparece en todo el mundo, que es la
dificultad que aparece para trabajar con los padres de los pacientes con autismo, que muchas
veces se ven llevados a sostener posiciones contrarias, irreconciliables, y muchas veces,
militantes contra el psicoanálisis. Se trata entonces para nosotros de un verdadero desafío, y
estamos muy interesados en acompañar todo el trabajo que está haciendo el Observatorio de
Autismo. Seguramente ustedes ya quieren escuchar las dos conferencias que vienen a
continuación, entonces yo no voy a ocuparles más su tiempo, simplemente desearles una
excelente y productiva jornada de trabajo. Muchas gracias.
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1- Marita Manzotti es miembro de la EOL y AMP. Responsable del Observatorio sobre Políticas del Autismo. Presidenta de
la Fundación Hacer Lugar. Profesora Adjunta de la Cátedra La Clínica Psicoanalítica en Dispositivos Institucionales,
Facultad de Psicología UBA.
2- Flory Kruger es AME, miembro de la EOL y de la AMP. Presidenta de la Federación Americana de Psicoanálisis de
Orientación Lacaniana (FAPOL). Docente en la Maestría en Psicoanálisis UNSAM.
3- Ernesto Derezensky es AME, miembro de la EOL y de la AMP. Integrante del Consejo del Instituto Oscar Massota
(IOM2). Docente en el Instituto Clínico de Buenos Aires
Problemas Cruciales I
El goce autista
Traumatismo de lalangue
ANGÉLICA MARCHESINI (1): Buenos días. Vamos a dar lugar a esta primera mesa en la
que están Juan Carlos Indart y Luis Tudanca. Luis Tudanca y Juanqui son miembros de la EOL,
miembros de la AMP, Luis Tudanca es ex director de la Escuela, ex-AE, y Juanqui fue el
maestro de muchos de todos nosotros. Luis Tudanca va a referirse al goce autista, y en segundo
lugar, Juan Carlos Indart al traumatismo de lalangue.
LUIS TUDANCA (2): Cuando me invitaron para esta jornada la verdad que no sabía por qué
lo hacían ya que no tengo práctica con el autismo y abordo el tema siendo lector de todo lo que
ustedes hacen, así que mi experiencia es muy limitada. Iba a decir que no, porque realmente no
tengo mucho para decir de la clínica del autismo al lado de lo que puedan decir ustedes, pero me
aclararon rápidamente y eso me alivio un poco, no lo suficiente, que el tema que me proponían
era mucho más amplio, o sea el goce autista, y ahí, bueno, voy a intentar decir algo porque sigue
siendo enigmático para mí qué es lo que decimos los analistas cuando nos referimos al goce
autista, así que aquí va lo que pienso hoy, no sé si mañana pensaré lo mismo.
1. Gozoy
En una de las tantas consideraciones que Lacan realiza del cógito cartesiano en “La tercera”,
propone leer la fórmula del cógito desde lo que llama en ese texto el “gozoy”, una condensación
entre goce y ser. Si uno permanece instalado en el gozoy difícilmente advenga a una posición
analizante. Sin embargo, todavía hay gente que está interesada en interrogar ese lugar, aunque
eso lleva a lo que podemos llamar goce del desciframiento. Cómo se sale de esa, es otra cuestión
pero si no se instala, no hay análisis posible. Por eso, Lacan esboza un pasaje del “gozoy” al “se
goza”, más próximo al goce del desciframiento que bien podríamos enunciar como “eso goza”.
El gozoy, el cogito lacaniano, donde se trata de no pensar y gozar, próximo al fantasma y su
goce, ¿se aplica al síntoma?
Cuando en RSI Lacan afirma que el síntoma es la manera en que cada uno goza del
inconsciente, pareciera aludir a la misma cuestión. Podríamos decirlo así: se espera que el
síntoma en su estado primario de gozoy, condescienda al desciframiento. Eso implica poner en
cuestión el uso que hace el síntoma del fantasma. No es seguro que lo que llamé estado primario
del gozoy se le pueda atribuir el mote de goce autista, pero se le aproxima. Habida cuenta que en
muchos casos no lleva a un análisis ni a una interrogación sobre el mismo, permanece solo y se
lo consume discretamente en tanto se trata de un soy, un ser de goce. Quizás el término mismo,
ser de goce, haya quedado muy vapuleado en nuestras discusiones, especialmente a partir de los
desarrollos que Miller realiza en El ser y el Uno, donde el desmontaje de toda ontología es
crucial. En dicho curso, Miller opone el ser, que ubica del lado del semblante, como principio de
la ontología, a una óntica del goce, pero me interesa la conclusión a la que llega, dice: “El goce
es el secreto de la ontología”.
Estoy tratando de aproximarme al tema, y ya me encuentro con obstáculos, pero si todavía
escudriñamos un poco el lado gozoy, parece no deber nada al Otro, nial Padre, ni al Ideal. Ahora
bien, en esta primera aproximación, el término goce aparece en dos lugares, el gozoy y el se
goza. Para avanzar un poco, habría que recordar que el goce, es goce de un cuerpo, lo que Miller
llama autogoce del cuerpo. ¿El autogoce del cuerpo es lo que llamamos goce autista? No
responderé por ahora, pero agregaré: el autogoce del cuerpo está próximo al autoerotismo, como
si fuera su heredero. El autoerotismo corresponde al cuerpo propio, pero a veces tiene a bien
hacer una visita a un cuerpo otro, aunque la satisfacción siempre se obtenga en el retorno. Pero
esta ya es una visión parcial, uso el término con acento freudiano, del goce. Ya hubo un proceso
que llevó a eso, y que delimita zonas que llamamos erógenas. Me detengo por ahora en ese
punto, teniendo la sensación de que solo he agregado confusión al tema que me propusieron, así
que lo abordaré por otro lado.
2. El cuerpo al natural
También en “La tercera”, Lacan recurre a una ficción, parte allí de lo que llama “un cuerpo al
natural”, es ficción teórica en tanto que parte de la suposición de un cuerpo antes que le llegue el
goce. Lo de natural es otro obstáculo habida cuenta que en el psicoanálisis insistimos en la
inexistencia de lo natural para todo parlêtre, pero sigamos a Lacan en la construcción de su
ficción. Es a ese cuerpo, el cuerpo natural, al que en un segundo tiempo le entra goce, esa es la
ficción que construye Lacan. Recién ahí podemos hablar de que hay goce en el cuerpo, o sea, que
el cuerpo es sede de goce. Pero lo más importante en su demostración, es que eso ocurre antes de
la intervención de lalangue. Cuando interviene lalangue afecta a ese goce y –lo diré así,
confusamente– lo agarra y lo transporta, lo condensa en el objeto a, o si quieren, en los objetos a.
Recién allí estamos en lo que llamamos acontecimiento y goce fuera de cuerpo, pero no me meto
en esto porque creo que Juanqui tomará eso, si va a hablar del traumatismo de lalangue. No hay
que confundirse con la definición “fuera de”, “fuera de” es un “fuera-dentro”. Pero ¿qué pasó
con el goce del cuerpo, el de la ficción, el del cuerpo al natural, el de antes de la intervención de
lalangue? ¿Se perdió? ¿Se diluyó? ¿Se disolvió por acción de lalangue? Lo que es seguro, es que
solo a partir de esa acción, se constituye un mundo, un poco inmundo, según Lacan, sostenido en
el plus de gozar que es el mundo que conocemos y consumimos.
Repasemos. Cito a Lacan: “El cuerpo debe ser entendido al natural –parte de ahí– como
desanudado de ese real que no deja de resultarle opaco por ex-sistirle a título de constituir su
goce”. O sea, se parte en esta ficción que propone Lacan de un desanudamiento entre cuerpo y
goce, de una disyunción, pero ya en esa definición aparece un término que quiero subrayar:
opaco, que luego lo retomaré. Dejo una pregunta abierta: ¿el goce opaco es el goce autista?
En este texto, el goce opaco es el goce de la vida, primero. En un segundo tiempo, el efecto
civilizador de ese goce lo introduce lalangue. Lacan agrega: “Ella –lalangue– lo lleva a su efecto
desarrollado por el cual el cuerpo goza de objetos”. Se ve la división permanente entre dos
tiempos, se nota la partición entre dos goces, el goce opaco, que tiene distintos nombres, en este
caso, goce de la vida, pero también goce del cuerpo, y el goce de los objetos a, que también
implica un cuerpo que goza. Lacan lo dice así: “Si tal es el caso para lo tocante al goce del
cuerpo, en la medida en que es goce de la vida, lo más asombroso es que el objeto a separe del
goce fálico dicho goce del cuerpo”. No encontré otro lugar donde Lacan hable del objeto a como
separador de goces. Pero en esta nueva bipartición, ¿a cuál llamaríamos goce autista?
3. Si seguimos así, la cosa queda completamente irresuelta
Es una frase de Lacan de “La tercera”, y es la sensación que me invade en este momento.
Ninguna solución me parece satisfactoria y con suficiente lógica para abordar el tema que me
propusieron, hasta ahora solo logré aproximaciones a través de: el gozoy, un goce ser, propongo
eso, más que ser de goce, el autogoce del cuerpo, el autoerotismo, el goce de la vida, y por qué
no, el goce fálico, o el pulsional mismo, que como dice Miller, a veces parece tomar caminos
propios, independientes. Lista en la que no es difícil demostrar que se prescinde del Otro, del
Padre, de cualquier regulación, que el término transgresión no la explica, que indica lo solitario y
el fuera de sentido. Estaría tentado de afirmar que del goce autista, indecible, inimaginable,
irrepresentable, irrealizable, solo se pueden decir palabras confusas, palabras vanas, y quizás
quede enterarse de él por los analizantes que intentan decirlo, imaginarlo, representarlo,
realizarlo, y fracasan, como yo. En este punto de fracaso y confusión, quedan dos vías: escribir la
letra de un tango con ese título –es lindo el título “Fracaso y confusión”– o retomar la parte que
cité en la que Lacan afirma que lo real le resulta opaco al cuerpo.
Mi pregunta: ¿el goce opaco es el goce autista? Pero si decimos opaco, se trata de un opaco
que permanece como tal, entonces, ¿cómo echar luz sobre algo opaco que seguirá siéndolo? Si
en vez de ficción lo intentáramos con una metáfora, ¿ganaríamos algo? Lacan en L’Étourdit
viene trabajando las fórmulas de la sexuación y de repente manda: “Ahora viene un poco de
topología”. Son dos páginas ilegibles e incomprensibles, en las que, sin embargo, arriba a una
conclusión a considerar, el desarrollo que realizó exige que se lo tome en la dirección de
contribuir al discurso analítico, y agrega, cito: “Referencia que no es para nada metafórica, diría,
se trata de la estofa, de la estofa de este discurso. Si eso no fuera precisamente caer en la
metáfora. Para decirlo: caí en ella, ya está hecho”.
Si queremos pensar el goce autista, opaco, es de antes de toda metáfora, próximo al cuerpo al
natural. Podríamos decir que se trata de un goce cerrado en sí mismo, nada civilizado, en ese
punto enseña el autismo y la relación del niño con autismo con sus objetos, pero no me voy a
meter en eso. ¿No decimos que el objeto a es el núcleo elaborable del goce? Quiere decir, que el
goce autista sería algo así como el núcleo no elaborable del goce, imposible de civilizar.
4. A pesar de todo, pensar lo opaco
¿Qué dice el psicoanálisis del pensamiento? “Todo pensamiento implica –dice Lacan– una
referencia al acto sexual, por poco evidente que sea ese acto”. Pero esa formulación,
aparentemente tan clara, se le aplica el axioma confusional, de tan clara ofrece la sospecha de
algo profundamente oscuro. Lo oscuro viene de la mano de lo sexual, que Lacan define como
opacidad sexual. Lacan Seminario 23: “Digo opacidad, porque en primer lugar, no nos damos
cuenta de que lo sexual no establece de ningún modo ninguna relación”. Entonces, todo
pensamiento remite a sexo, pero es un sexo opaco, es fracaso del sexo, o sea, otra forma de
definir que no hay relación sexual. Y resulta que Lacan nos explica que como consecuencia de
esto solo hay responsabilidad sexual. Es una nueva manera de hablar del sujeto como
responsable, no por ejemplo, la del Seminario de La ética. Aquí, responsabilidad remite a no
respuesta o respuesta aproximada, que es todo lo que traté de hacer hoy, respuesta aproximada.
Finalmente, no sabemos qué es el goce autista que aproximé al goce opaco, pero es seguro
que somos responsables de él. ¿No hablaba Freud de que todo pensamiento es encubridor? Se
trata de una respuesta a lo que adolece de respuesta pero también de preguntas. Pero que a la vez,
es respuesta a medias, fallida, incongruente, sin solución. Miller, por ejemplo, dice en El ser y el
Uno: “Hay en el síntoma un uno opaco, un goce que como tal no es del orden del sentido, y para
aislarlo, es preciso hacer los rodeos que prometen la dialéctica y la semántica”. Miller indica que
lo opaco, del lado del síntoma, porque es con respecto al síntoma que hablamos de goce opaco,
se puede aislar.
Hasta aquí lo que traje para confundirlosse le aplica el otro axioma lacaniano, uno recibe del
otro su propia confusión en forma invertida. La continuación de este tema excede por completo
el desarrollo que intenté, lo dejo solo indicado. Para profundizar un poco más en esto habría que
tomar la diferencia entre el saber hacer y saber hacer allí, tratamiento posible del goce opaco o
del goce autista, lo dejo solo indicado. Concluiré con lo que plantea Miller en El ser y el Uno:
“Se trata de alcanzar aquello que el goce conlleva de opacidad, imposible de reducir –la
paradoja, alcanzar lo imposible de reducir– a eso apunta la herejía lacaniana.
ANGÉLICA MARCHESINI: La idea de esta mesa es escucharlos a ellos en relación a este
goce autista, y este traumatismo de lalangue, para después en la conversación con ustedes vemos
cómo el niño con autismo puede acceder al traumatismo de lalengua, o cómo es la explicación
del psicoanálisis sobre el goce del uno, sobre el goce autista. Es decir, como decía Luis, de este
tratamiento de un goce que no se abre al Otro, que como tal, no es una relación sino es la
negación de una relación. Entonces, escucharemos para después conversar entre nosotros sobre,
particularmente, el caso del niño con autismo. Como dice Miller, la teoría es esencialmente, la
elaboración de una experiencia. Le paso la palabra a Juanqui.
JUAN CARLOS INDART (3): Estoy aquí por invitación de Marita Manzotti, en las mismas
coordenadas que señaló Luis Tudanca, sin una práctica en relación a casos de autismo, y con un
conocimiento superficial de lo que se elabora en relación a la cuestión. Se lo dije a ella, pero me
insistió en que valía la pena igual que les hablara algo del traumatismo de lalangue, que es, sin
duda, una de las hipótesis cruciales del psicoanálisis, y lo es también en relación al autismo.
Seguramente, no porque no haya habido traumatismo de lalangue en el niño con autismo. Lo ha
habido, pero rápidamente se ha logrado hacer un síntoma para resolverlo. Hay un mundo en la
expresión “traumatismo de lalengua”, ese mundo es “pequeño”, es la obra completa de Freud, la
de todos los posfreudianos y toda la de Lacan, y toda la de los comentadores de la enseñanza de
Lacan.
Freud empezó a agregar un término como ‘trauma’ (una herida con refinamiento griego al
estilo positivista) a la excitación sexual, porque la encontraba atrás del surgimiento de
inhibiciones, síntomas y angustias. Pero es ahí cuando empieza la pregunta ¿por qué?, ¿por qué
es traumática la sexualidad? Sabemos que hay muchos intentos de respuesta. Una, por ejemplo,
ya presente en Freud es: no es que en sí la sexualidad sea traumática, pero hay un problema con
la intensidad; si es muy intensa la excitación puede herir. Eso lo entendemos, pero la cosa se
complica cuando después se dice que si no es suficientemente intensa, hiere también; nunca se
encuentra el equilibrio, la justa medida, y entonces ese ¿por qué? se hace más difícil todavía de
responder. Es de todas maneras un enfoque fácilmente presente entre todos nosotros, de intuición
física, para referirnos a que la intensidad de algo puede darnos una idea de por qué ha sido
traumático. Si esto no va, o además de esto, estaba que sería traumático por la precocidad con
que adviene, es decir, que ocurre en los niños, a muy temprana edad, cuando no se está
suficientemente preparado y con suficientes recursos. Sólo que después resulta que cuando se
está preparado y con suficientes recursos, igualmente hiere, traumatiza. Pero es también un
enfoque típico y muy común, siempre presente: “no le digas eso todavía, guarda el secreto, que
se prepare un poco, que no haya sorpresa”. Hay también la posibilidad de pensar que todo eso
está mal, la sexualidad no es en sí algo traumático, y lo que pasa es que está el Otro de la ley y la
censura, y la cultura que sofoca mucho, y eso hace que cuando se presenta la excitación, frente a
ese universo moral, uno se llena de culpa y queda traumatizado. Esto se usó mucho también,
porque daba la esperanza de que si se pasaba de la época victoriana a una sumamente libre, el
trauma iba a desaparecer. Pronto se empezó a evidenciar que se hacía peor todavía en sus
efectos.
Hay que después ir del término tan general de sexualidad, que es completamente equívoco, a
elaborar el modo en que Freud elaboró esa excitación, “sexual”, con la noción de pulsión. Es en
esa noción donde Freud trataba de juntar algo somático, opaco, con un representante psíquico, y
así algo de lo opaco puede sentirse, participar de un psiquismo. En Lacan fundamentar esa
conjetura lo llevó al extremo de su doctrina del significante, porque ese punto de participación
del significante en la pulsión, constituyéndola, no está en el plano del lenguaje, está en un plano
de fonaciones agramaticales. Así, tardíamente, siguiendo siempre el mismo tema, por qué hay
trauma sexual, forjó la noción de lalangue para referirse a esa zona de eficacia del significante
por su fonación, a esa zona en que se evidencian sus efectos de resonancia (a considerar) en un
cuerpo (a considerar). Así que es necesario llegar a ese nivel de lalangue. Todo esto lo podemos
hacer, y con una doctrina de la pulsión cada vez más refinada, pero la pregunta sigue igual, ¿por
qué tiene que ser traumático? Una “sexualidad” pulsional, inducida por efectos de lalangue ¿por
qué tendría que ser traumática?
Hay algunos recorridos en Lacan, al menos yo anduve por ahí más o menos perdido, como
siempre, que darían para otro nivel de explicación posible. Ocurre que esta sexualidad freudiana
no funda de ningún modo la relación sexual. Por este defecto, como si el ser parlante intuyera
que su sexualidad pulsional no puede sino fallar cualquier articulación de una escritura de la
relación sexual, resultaría traumática. No es tampoco del todo convincente, porque por qué el ser
parlante tendría que tener como objetivo no sé qué relación sexual escrita, o por qué le va a
quedar una marca de eso, como si recordara su pasado de mono donde había relación sexual, y
de golpe se humanizó, y le queda como ese recuerdo frente al cual sus excitaciones lo
traumatizan, porque le hacen recordar que ya no es un mono.
He hecho esta recorrida excesivamente rápida, tiene además muchas bifurcaciones, para
decirles que la pregunta sobre el por qué del trauma merece sostenerse. Pero es un hecho que
Lacan recién –esto es importante– recién cuando se apoya para pensar en el nudo borromeo, y no
antes, en La tercera, citada por Luis en su exposición, con una frase simplísima nos dice por qué
esas excitaciones son traumáticas: porque son fuera-de-cuerpo. Eso nunca había sido dicho antes
con esa precisión. Es una condensación de tantos problemas que traté de mencionar antes, y hace
ver que el efecto de lalangue en la constitución de la pulsión, por estar fuera del imaginario
corporal, no puede ser sino como Freud lo intuyó, un efecto mortífero, un efecto de muerte. El
niño con autismo lo ha experimentado, sin otra solución que el síntoma en que se sostiene.
Es verdad, por supuesto, que Lacan puede decir que es del efecto traumático de lalangue que
irá saliendo la civilización entera, hecha con el objeto plus de gozar, y basada en las pulsiones y
sus cuatro zonas erógenas. Pero eso ocurre si hay algo más, porque si hay solo la pulsión, solo el
efecto de lalangue, no hay ese efecto, hay esa muerte que no es la natural, sino la inducida por el
significante. Para señalar lo “bien hechos” que venimos los seres parlantes a este mundo, hay que
decir que, por otro lado, lo imaginario, es decir, todo lo que nos dan los cinco sentidos, nuestro
imaginario, no constituye objetos. Sólo constituye una consistencia como imagen corporal,
genialmente captada por Freud como ‘narcisismo. Así, con ese único cuerpo que se tiene y que
se adora, no hay modo de resolver ninguna necesidad orgánica. Los niños con autismo van
tirando porque hay adultos que les suministran como pueden un modo de sobrevida, porque en
un síntoma que ante el primer efecto mortificante de lalangue, la defensa es cerrar los ojos, y
como no podemoscerrar las orejas, tapárselas con los dedos, por decir así, o dicho de otra
manera, que se ve y se oye, pero ni se mira ni se escucha, las cosas son difíciles. Hay que
bloquear todo sonido que pudiese tener un efecto invocante para uno, tocando el cuerpo, porque
es fuera-de-cuerpo, y no se soluciones reales puede hacer otra cosa porque no se tiene otro
recurso. Lo mismo con la mirada, para señalar dos pulsiones fundamentales.
Lacan, en el Seminario 23, reconoció que todo su tema, todo su síntoma y su indagación
interminable de la cuestión de lo real, se debe a este problema que él tomó de Freud. Se
traumatizó leyendo a Freud cuando le fue evidente que somos unos animales con un imaginario
inservible que solo da una consistencia corporal, y un efecto simbólico a través de 
lalangue que es, siendo fuera de cuerpo, no juntándose a lo imaginario, de muerte. Pero como
también venimos tirando, desde hace muchos milenios, quiere decir que algo se ha armado según
soluciones seguramente diversas, mejores o peores. Lo importante es que lo real que nos
corresponde está ahí, en esas soluciones. La participación de lo imaginario en esas soluciones
reales debe ser –creo yo– cada vez más puntuado y trabajado por nosotros en la clínica, y muy
especialmente en una clínica como la del autismo. Es un hecho, según testimonios de los que
practican con estos niños, y con casos de notables consecuencias, que de ninguna manera estos
colegas hacen lo que primero a uno se le ocurriría, que es tratar de traumatizar y traumatizar al
niño con efectos de lalangue, buscando obtener así la extracción del objeto. No, no hacen eso.
Incluyen primero al niño en un teatro del no-todo extraordinario. Para colmo, no hay un solo
analista, sino que son varios, y los une no tener la más remota idea de qué hacer con el caso. Eso
es formidable, ningún tapón a ese efecto de castración del Otro del Otro, fuese como ley, fuese
como saber. Ese es el soporte, el dispositivo soporte fundamental de estos niños.
En cuanto a la interpretación, creo que se verá de a poco, son ideas de la última enseñanza de
Lacan que no estamos muy acostumbrados todavía a pensar, cómo hay toda una escritura en lo
imaginario que no es la letra, ni el confín del significante letrificado estudiado en la pulsión. Hay
una escritura que es la consistencia misma imaginaria, y que da la base, entre otras cosas, a la
escritura lógica del conjunto vacío, ni más ni menos. Y eso es un recurso fundamental para tratar
de que la pulsión no sea inmediatamente de muerte, para hacer de lalangue un lenguaje. Para eso
hay que hacerle puntuaciones, pero ¿de dónde vienen las puntuaciones? ¿De dónde viene la
posibilidad de separar fonaciones, con paréntesis invisibles, y guiones y comas, para tener léxico
y gramática y sentido? Viene de la consistencia imaginaria, presente después en la escritura
gráfica como espacio vacío, coma, punto, y etc., los lugares donde se anuda lo imaginario
corporal a lalangue, como sentido. Cuando esa conexión se puede hacer, la de un empleo de esa
consistencia imaginaria para resolver los efectos de lalangue, hay la solución del sentido,
fundamental, pero precaria porque es trabajo interminable, y gana siempre lalangue. Pero hay
Otra cosa atrás del trabajo del conjunto vacío frente a lalangue, y es que así se sostiene lo real de
un goce en-el-cuerpo, Goce tan real que está fuera de sentido porque está fuera de lalangue. Tal
vez se sorprendan, pero Lacan en el Seminario 23, empieza a situar como lo más real que él ha
conseguido elucubrar como lo real, no lo real al que se llega vía ciencia o vía los esfuerzos en esa
dirección del psicoanálisis, no lo real atrás de la pulsión y del Uno, no lo real buscado con el
Uno. Esa es la mala manera de introducir lo real, siempre mortífera, y mortífera por su efecto de
sentido.
Hay, como diría Eric Laurent, la buena manera de introducir lo real. Pero hay que tratar de
evocar cuál es. La buena manera de introducir lo real es un real sin relación con el Uno, en el
punto justo en que este lo pretende hasta la muerte. Es un real que no tendrá jamás vinculación
posible con el sentido, un real que está entre imaginario y real y que es un goce en el cuerpo,
estrictamente vinculado al no-todo, al lugar como tal del no-todo. Y eso, tan indagado por el
mismo Lacan desde el Seminario 21, llamándolo por ejemplo, un amor real, (así queda más
romántico con la palabra “amor”, pero real es lo importante), le es algo esencial a partir de lo que
surgió con el dispositivo de Freud, algo que él ubica solamente en relación a la posición del
deseo del analista.
Y van a ver –yo creo– en los casos que discutirán hoy, esta cosa incomprensible. Habría que
hacer un cuadro de los santos y santas que se dedican al tratamiento de los niños con autismo,
con sus aires desvariados y sin saber muy bien qué hacer. Pero hay una eficacia. Escuchen. Yo
los he leído, y están también los que publicó Marita Manzotti en su libro Clínica del autismo, con
sus colaboradores. Creo que se podría entender mejor, leer mejor lo que sucede, si captamos
cuando el niño, en ese clima de no-todo, verifica que su síntoma se puede emplear un poco más.
No hay que quitar un síntoma que se llamaría autismo, ese lo tenemos todos, como ya lo sugirió
bastante Luis. Pero cierta alegría, cierta risa, pequeños despertares gozosos en el niño van a ver
que están exactamente cuando en un contexto no-todo se le puntúa que puede dar un paso más en
el trabajo imaginario contra el traumatismo de lalangue. Eso no es para nada un retorno a las
ideas de intentar crearle un cuerpo. No, es un trabajo vía el síntoma, y el síntoma según el último
Lacan, el que no se reduce al goce de lalangue, el que “es el sexo al que no pertenezco”. Sin
duda por unas inyecciones de amor real, por fuera de toda obscenidad del sentido (pleonasmo) se
observa que puede haber modificaciones en un niño con autismo patente, y en los como uno,
latentes.
ANGÉLICA MARCHESINI: Bueno, esto que dijo Juan Carlos Indart sobre el final es casi
como una hipótesis acerca del tratamiento a seguir con el niño con autismo, la buena manera, es
así cómo intervenir, incidir con un goce entre lo imaginario y lo real sobre este goce al que hacía
referencia Luis en su exposición. Este goce que, quería preguntarte Luis en relación a lo que
decía Indart, en relación a este fuera del cuerpo o en el cuerpo, ¿cómo ubicás este goce al que
hacés referencia? La idea es ir conversando y escuchar las preguntas de ustedes, comentarios.
MARTÍN COTTONE: Soy de la Antena Córdoba. Quería preguntarle a Juan Carlos Indart si
podía ampliar un poquito más la cuestión que me pareció muy interesante, agradezco desde ya
los trabajos, esta diferenciación entre la buena y la mala manera de abordar lo real, si no entendí
mal. Y después, pensaba también en el juego de palabras que hace Lacan cuando plantea el
troumatismo de la lengua donde articula el trauma y el agujero, pensaba, el niño con autismo
está traumatizado por la lengua pero es un trauma que no agujerea, que no hace el trou. Entonces
pensaba si por ahí, por ese lado, podemos pensar la diferencia entre lo que sería la dimensión
autista del goce, del goce al que se ve confrontado el niño con autismo, porque cuando hablamos
del goce opaco del síntoma, ese goce opaco es efecto del traumatismo de lalangue, pero del
traumatismo que agujereó, que hizo trou, en el niño con autismo no se produce ese efecto, no sé
si pueden decir algo en relación a eso.
JUAN CARLOS INDART: Sí, muy rápidamente, traté en ese punto último que mencionaste
de no ser tan drástico. Me parece que es mejor decir “ha habido”. Ha habido ciertos efectos de
lalangue en el niño con autismo también. Se ha detenido todo porque ya hay una respuesta
sintomática de hierro, si quieren. Para mí, es preferible considerar la variedad de autismos
enfocándolos a nivel de los síntomas que hacen, es decir, que si hay síntoma, ya están elaborando
ese agujeromatismo que les ha venido muy mal, como a todos. Es una elaboración muy precaria,
lo quequieran, pero es porque eso está que los analistas pueden a partir de eso, buscar algo más
de despliegue.
Voy a dar un ejemplo a partir de lo que leí en uno de los casos, rapidísimo, pero para que
vean lo que querría transmitirles. Es un niño con autismo, y algo hace de pronto con una especie
de autito que arrastra como un loco de aquí para allá. A una santa en la ocasión, que discute con
otras santas también qué hacer, se le ocurre ir dibujándole al lado el camino, el borde del camino
que hace este niño con ese auto. El niño queda en una sorpresa, y empieza rápidamente a operar
y a manejar eso, y a mejorar. Yo lo que quiero es que no tomen distancia, porque la última
enseñanza de Lacan nos permite soltarnos y ser autistas también. A mí me pasa lo mismo cuando
voy en una autopista, por ejemplo, porque un riesgo del acelerador es su goce pulsional, fuera-
de-cuerpo, y uno se puede estrellar, Para el niño ese manejo pulsional del autito lo pone loco, no
sabe bien cómo manejar eso. A mí si hay bordes… si está bien pintada la ruta… eso me ayuda.
Con esa línea, con esa escritura, un goce en-el-cuerpo se instala, justo en el lugar traumático. Es
una cosa que se escribe, es un manejo de lo imaginario escrito y que se escribe. Bien, ese es un
ejemplo para decir que entiendo muy bien a ese niño, a mí me pasa lo mismo, y la novedad para
él es que con el imaginario corporal como síntoma, usándolo, puede comenzar a hacer algo más
con los efectos de lalangue.
LUIS TUDANCA: La expresión “la buena manera” es una expresión de Lacan, está en el
Seminario 23 en la primera clase y se refiere al uso posible singular del sinthome? Usarlo
lógicamente hasta alcanzar su real y se supone que así apaga su sed, esa sería la buena manera. Si
lo generalizamos, cada vez que uno hace algo de “la buena manera”, sería usar lógicamente el
sinthome esa sería la definición que de Lacan en el Seminario 23, que efectivamente Eric Laurent
ha usado muchísimo hablando de “la buena manera”, pero tiene ese antecedente, vamos a decirlo
así, que es la parte en la que Lacan empieza a pensar qué es esta tarea de saber hacer allí con el
sinthoma. La otra cuestión es, bueno, son maneras, por eso dije por aproximación, todo lo que
traté de ir avanzando es por aproximación. El goce opaco es efecto del traumatismo de lalengua,
se puede decir eso y se puede decir lo contrario, porque en la ficción teórica que yo tomé de “La
tercera” Lacan dice lo contrario, lo que no significa que en un seminario siguiente pueda decir lo
contrario de él mismo, siempre hay que ir avanzando un poco en tinieblas, pero efectivamente
sacar las consecuencias, porque en esa ficción teórica lo opaco queda del lado de un cuerpo de
antes que le llegue el goce, entonces, a partir de ahí Lacan hace esa construcción. Pero no hay
que quedarse tampoco como que esa fuera la solución definitiva del tema, yo tomé hoy, como se
dice, un sesgo, hay otras maneras.
Lo que me preguntaba Angélica de fuera del cuerpo, fuera de cuerpo yo lo leo como un
afuera/dentro, hay que pensar en la banda de Moebius, ¿dónde empieza el goce de la zona
erógena? ¿Está afuera o está adentro? No se sabe, porque precisamente es un borde topológico,
así lo pensaba Lacan. Y eso sí es muy diferente a lo que Juanqui trabajó mucho más, que en
Lacan termina siendo el goce en el cuerpo, que es un goce entre imaginario y real, mientras el
otro es entre simbólico y real, así que sí, ahí tenemos una diferencia de la última enseñanza de
Lacan, que efectivamente creo que Juanqui trabajó ese punto mucho más que yo, para pensar el
autismo, que es qué pasa con lo imaginario. Y bueno, qué papel tiene lo imaginario, en relación a
que eso no rompa la pantalla como dice Lacan también en “La tercera”.
ANGÉLICA MARCHESINI: Sí, otra cuestión más que en un tu presentación me hiciste
pensar, y a partir de esta pregunta, la hipótesis del autismo de Eric Laurent es que ahí se produce
una forclusión del agujero, entonces el niño con autismo tiene ese impulso, ese empuje a
producir un agujero mediante algún forzamiento, mediante una automutilación, por ejemplo, para
encontrar una salida a ese quantum, a ese exceso de goce, entonces ¿cómo interviene el analista?
El riesgo es ese retorno de goce sobre el borde, pero si no hay agujero no hay borde que limite
ese goce, entonces, me resultó muy interesante esto que dice Juan Carlos Indart hoy sobre esta
relación al cuerpo entre simbólico e imaginario, porque tiene el niño con autismo el cuerpo
pegado a ese objeto de goce, lo que se llama el objeto autista, que es fuera de cuerpo.
ADRIANA GARCÍA: Soy colaboradora de la Antena CABA Oeste, y trataba de articular la
primera mesa con esta, y estaba pensando cómo ser hereje de la buena manera. Quienes
trabajamos en Ciudad, y yo veo acá algunas compañeras del trabajo en Ciudad, recibimos
permanentemente indicaciones de los neurólogos respecto de tratamientos de TCC
indefectiblemente para los niños con autismo. Recientemente fuimos con Roxana Vogler, que es
la coordinadora de la Antena CABA Oeste a una presentación con la película “Otras voces”, y
conversando con los médicos una de las cosas que le decíamos a un psiquiatra es que el
problema principal no se nos presentaba con los psiquiatras, desde el psicoanálisis, sino con los
neurólogos, y él lo que nos respondió es “es que ellos piensan de otra manera”. Y estaba
pensando en esto que decía recién Indart respecto de vía la ciencia, donde los neurólogos lo
piensan de otra manera, entonces cómo intervenir de la buena manera en este sentido, en
espacios donde permanentemente estamos recibiendo las indicaciones de los neurólogos respecto
de que tiene que ser tratamientos de TCC, es lo que más observamos los que trabajamos en
Ciudad. Eso y qué podemos hacer con esto.
CLAUDIA LIJTINSTENS: Les agradezco los dos trabajos, creo que nos habla de la no
especialización al autismo, escucharlos a ustedes nos despierta eso, no hay la especialización en
el autismo. Por otro lado, quería introducir esto que vos Juanqui traes sobre la letra, hay una
escritura en lo imaginario, decís, me parece eso muy interesante, pensar ese punto, la
consistencia imaginaria, y vos decís “no hay letra”, “no letra”, y a mí se me ocurría pensar que
hay allí una letra igual a sí misma, una letra que itera, igual a sí misma, no equívoca como en la
neurosis, como podríamos decir lo que intenta hacer en la psicosis.
GABRIEL TANEVITCH: Gracias a la mesa, ustedes se presentaron en tanto no teniendo una
práctica en relación al autismo, pero al menos para mí han instaurado un campo de investigación
y de trabajo en relación a las intervenciones que han tenido. Yo justamente estoy tratando el
tema, investigando en relación a “La tercera”, y tomaba la cita que tomaste vos Luis del cuerpo
en la economía del goce, está en la página 19 de “La tercera”, y ahí plantea poder pensar las
dificultades del niño con autismo en tanto la ley fuera civilizadora del goce y productora de
objetos, esto como se presenta en el autismo, con esta dificultad, y en el párrafo más abajo, habla
del objeto a en relación a lo que hace calce a los nudos, pregunto si podríamos pensar desde el
autismo el lugar del objeto autista como aquello que haga nudo a las distintas consistencias
imaginario, simbólico y real. Esto en tanto una cuestión clínica, también me pregunto siempre,
aquellos casos graves donde muchas veces se presenta esta idea de no tener un cuerpo, donde no
hay registro del dolor, chicos que se muerden, se lastiman, y que luego de un tiempo eso toma
otro lugar en relación al cuerpo y a las consistencias. Entonces, pensaba retomando esta idea del
objeto autista como aquel que haga calce y haga nudo.
ANGÉLICA MARCHESINI: La pregunta en relación al lugar del objeto autista que hace
nudo es la tentativa de –se habla en relación a estos temas del autismo– la tentativa de vincular
ese órgano suplementario que sería el objeto autista al que se refiere Tustin, con el cuerpo del
niño con autismo. Una tentativa de producir un apegamiento a ese objeto comosi el objeto a,
para luego producir una operación de separación, es decir, en circunstancias artificiales producir
cierta constitución subjetiva en relación a ese objeto fuera de cuerpo.
LUIS TUDANCA: Excelente, aprendo. Se pueden decir algunas cosas, pero todas como
insistí hoy, por aproximación. Hay, en lo que vos me decías Angélica, la idea de la falla en el
funcionamiento, lo que trabaja Lacan en distintos lugares, si pensamos el término órgano como
tal, está el órgano, los funcionalistas dirían “la función crea el órgano”, Lacan dice al revés, está
el órgano y la función hay que ver si se consigue o no. Así que el autismo podría llegar a
pensarse en esa línea como la imposibilidad de la obtención de la función, y lo que muestra la
práctica entre varios es que a veces empieza algún funcionamiento. Esa es una cuestión. La otra
cuestión es muy compleja, no sé si todavía estamos en condiciones de dar una vuelta profunda
sobre ese tema, la idea del objeto a como calce en el nudo solo está en “La tercera” y en RSI, en
el Seminario 23 se termina esa idea porque Lacan introduce la idea del cuarto que anuda los tres
registros. Por supuesto, que uno puede suponer que si hay un cuarto que anuda, eso incluye al
objeto a, que por otra parte, es objeto a como causa de deseo en el calce del nudo. Que el objeto
autista haga el calce, pero me parece que eso te lo puede responder un poco más Juanqui, ¿en qué
punto? en el punto en que efectivamente hay algo del orden de lo imaginario que va a permitir
que pase una cosa distinta, y en ese sentido, esa idea se la puede seguir, por supuesto, pero en la
dirección que indicó Juanqui hoy, por lo menos así lo pienso yo.
JUAN CARLOS INDART: Solamente subrayar que hay todavía, Angélica en su comentario
nos recordaba esa dirección, una orientación profundamente hecha con la doctrina del objeto a y
de cómo conseguir ver si se lo logra hacer funcionar a partir del objeto autista, etc. Pero hay que
recordar siempre, cuando decimos “pulsión”, “lado civilizador”, que eso es cuando hay fantasma,
pero la pulsión en su real es fuera de cuerpo y es de muerte, entonces, la pregunta es ¿qué va a
suministrar lo imaginario para el fantasma? ¿Y cómo lo voy a suministrar de tal manera que no
se me fragmente, como se ve en las cercanías del objeto a como tal, y la angustia? Es en eso que
creo que en una clínica de nudos hay que matizar ahora más la cuestión a nivel de los tres
registros, y del funcionamiento lógico de lo imaginario, que es crucial en el funcionamiento
lógico del síntoma. Eso era el énfasis que quería dar porque creo que en la clínica del autismo se
lo ve, en los casos está ahí, es una cuestión de empezar a teorizarlo, pero ahí está, es patente.
LUIS TUDANCA: Está en Lacan la idea de lo imaginario como límite, que no es un límite
Nombre del Padre, esa también es una cuestión a considerar.
1- Angélica Marchesini es miembro de la EOL y de la AMP (AE 2016-2019). Colaboradora Docente en el Departamento
Pequeño Hans (ICdeBA). Jefa de trabajos prácticos Psicopatología Cát. I UBA
2- Luis Tudanca es AME, miembro de la EOL y de la AMP (AE 2013-2013). Docente de la Maestría en Psicoanálisis
UNSAM.
3- Juan Carlos Indart es AME, miembro de la EOL y de la AMP.
Problemas Cruciales II
Vacío y agujero, borde y defensa
CLAUDIA LIJTINSTENS (1): tratar de enmarcar esto en una conversación y seguramente
que vamos a poder articularlo con algo de la clínica que hemos escuchado y de la clínica que
todos estamos inscriptos. Entonces, comenzamos por el trabajo de Liliana Cazenave.
LILIANA CAZENAVE (2): Buenas tardes. Quería agradecer la invitación a participar de esta
mesa a los organizadores de esta jornada. Cuando Marita me invitó y me dijo “vos, vacío”, “te
toca vacío”. Bueno… después de un tiempito de perplejidad le volví a preguntar para que me
orientara, entonces me dice “Podés tomar el Seminario 24”. Me puse a trabajar y la verdad,
Marita, no he respondido a tu demanda, me anclé en el Seminario 7 y me parece que es
interesante cuando uno rastrea un concepto empezar desde el vamos; hasta dónde llegué no sé, al
24 seguro que no.
Titulé esta intervención: “Reflexiones en torno al vacío en el autismo”.
Eric Laurent en La batalla del autismo (p. 101), nos invita a investigar a propósito de la
forclusión del agujero en el autismo, y nos sugiere para ello hacer la distinción topológica entre
el agujero y el vacío, según la presencia o ausencia de borde. La forclusión del agujero implica la
ausencia real de borde, decir que no hay agujero en el autismo es lo mismo que decir que no hay
borde que delimite el agujero. Esta propuesta me llevó a efectuar un rastreo del concepto de
vacío en la obra de Lacan en su solidaridad con los conceptos de agujero y borde, cuya
perspectiva intentaré situar en este recorrido.
1. La falta y el vacío
Lacan va a centrarse a partir del Seminario 7 en la relación con lo real introduciendo lo que él
denomina el campo del goce como una zona exterior al significante que dará lugar a una nueva
topología de la subjetividad. Si hasta el grafo del deseo esa topología está propulsada por la falta
fecunda del deseo, Lacan introduce en el Seminario 7 la génesis del vacío como una topología de
lo real que es condición lógica anterior al funcionamiento del registro simbólico.
Precisemos entonces la diferencia entre la falta y el vacío, tal como Lacan lo hace en el
Seminario de La angustia. La falta corresponde al registro de lo simbólico, la falta simboliza la
ausencia presentificando por el símbolo aquello que no está; el vacío, en cambio, se sitúa en el
campo de lo real, pero de un real que padece de la relación con el significante. El vacío se
constituye en relación a la representación como lo irrepresentable, como una ausencia
irreductible, una ausencia que el símbolo no puede suplir.
Lacan nos dice que en lo real no falta nada, pero pululan allí los agujeros. Se trata allí de otra
topología, la del agujero. Haciendo referencia a la topología de superficies, en la clase 10 del
Seminario 10, Lacan distingue los falsos y los verdaderos agujeros; los falsos son aquellos que se
colman, desapareciendo su borde, y los verdaderos son aquellos que delimitan un borde
irreductible que localiza el vacío al producir una extracción de goce. Este punto de falta
irreductible que constituye el vacío es radical en la constitución de la subjetividad. Como plantea
en el Seminario 7 la acción humana comienza con esta localización, cuando el vacío se contornea
produciendo el tarro que hace surgir lo lleno y lo vacío.
2. El vacío de La Cosa y su bordeamiento
El significante al incidir sobre lo real con el traumatismo, introduce una hiancia que
constituye el espacio de La Cosa como tal. La Cosa como lugar del goce constituye
topológicamente un lugar vacío de representación, un lugar fuera de la cadena significante y su
sujeto. La Cosa en su origen es anterior al significante, pero solo encuentra su lugar a partir del
significante. Su lugar en el centro de la economía psíquica es el de un interior excluido, como lo
extranjero y hostil, se presenta en una relación de extimidad con el sujeto, bordeada por una
barrera que defiende del goce real. Se trata, en términos freudianos, de la barrera del principio
del placer, cadena significante que impide que el goce se haga presente con su horror.
Nombrar La Cosa permite armar espacio, no estar en el lugar del goce, si La Cosa que es
irrepresentable e inimaginable está velada, bordeada, entonces La Cosa se hace palabra,
limitando el goce. El sujeto no puede hacer otra cosa que bordear La Cosa, por eso Miller plantea
en Extimidad que el sujeto es La Cosa borrada.
Tenemos entonces dos vacíos, el vacío de representación, lo que hace agujero en el saber, que
es La Cosa como lugar del goce real, y un segundo vacío, La Cosa nombrada, que no es
precisamente la representación del vacío, sino el significante gravitando a su alrededor,
estableciendo un borde que arma espacio para situar el vacío. Este es un punto muy importante
para distinguiry entender lo que es un borde, aquí está constituido por el significante bordeando
el vacío, lo cual no es lo mismo que representarlo. Lacan nos remite al florero de su esquema del
espejo para evocar La Cosa bordeada, ya que es el vacío lo que está en su centro, y es sobre este
vacío que luego se alojan las representaciones e imágenes. Así surge la potencia creadora del
vacío, que se hace evidente en la sublimación, que se organiza alrededor del das Ding. Los
objetos creados por la sublimación pueblan ese vacío, se alojan en él amueblándolo, como las
flores en el florero.
Quiero destacar dos tratamientos de La Cosa que señala Lacan en este Seminario y que hacen
a nuestro tema: la Verdrängung y la Verwerfung de La Cosa. La Verdrängung de La Cosa es la
represión que troca el goce por el significante y esto es condición de palabra. El discurso del
inconsciente se funda en el significante vacío S/A barrado, ombligo del inconsciente que pone en
disyunción significante y goce, permitiendo el bordeamiento y nominación de La Cosa. Sabemos
que este es el punto forclusivo en el autismo, falta este significante (S/A barrado), este agujero.
Lo real del goce de La Cosa queda así velado, pero sin embargo comanda los rodeos del
principio del placer constituyéndose en causa, La Cosa causa.
La Verwerfung de la Cosa es el tratamiento que se le da en la paranoia y la ciencia, en las
cuales al mismo tiempo que plantean La Cosa, no la reconocen como vacío.
Para el caso del autismo plantearía la pregunta de ¿qué ocurre cuando La Cosa no puede ser
nombrada, bordeada por el significante? Lacan llama grito a eso que deviene significante
primordial del sujeto al convertirse en llamado; pero cuando el grito no deviene significante,
porque no se articuló al Otro, como en el autismo, estamos en el vacío forclusivo, en el cual La
Cosa se hace presente sin velamiento posible y el sujeto se precipita en lo real de un goce sin
límites.
Citemos a Donna Williams en su libro Alguien en algún lugar –esta frase me la regaló
Gustavo Slatopolsky que sabía que estaba trabajando el vacío y me la pasó–. “Siendo más joven,
la Gran Nada Negra venía por mí una y otra vez… Me atrapaba como una araña en su red y me
asfixiaba en su vacío. En el vacío no había pensamiento.
Hacía falta pensamiento para interpretar esa cosa bastarda que me agarraba… Era mi
cuerpo… El alarido silencioso siempre estallaba en mi cabeza y se esparcía por la habitación…
En el vacío no hay conexiones. Esa voz que aúlla ni siquiera te pertenece porque no hay tú y no
hay voz”.
3. La letra y el vacío de La Cosa
En “Instancia de la letra”, Lacan ubica das Ding bajo una nueva luz: La Cosa como hiancia
introducida en lo real por el significante está en relación a la letra, concebida aquí como la barra
entre significante y significado que sostiene su articulación, la barra como letra sostiene el vacío
de La Cosa. La letra mata, es el asesinato de La Cosa. Podemos ya pensar la letra como lo que
hace borde a ese vacío.
En la primera parte de su enseñanza en la que se sitúa La instancia de la letra, Lacan parte de
lo simbólico. El bordeamiento de La Cosa por el significante negativiza el goce marcándolo por
la castración, la estructura se concibe aquí como desencarnación; estamos en el tercer paradigma
del goce de Miller, en el cual el goce se sitúa como imposible. La articulación entre el goce y el
lenguaje constituye un problema, ya que el borde es aquí una barrera que impide el acceso al
goce situándolo como prohibido. El acceso al goce solo es posible por un forzamiento, por una
transgresión. Es por ello que Lacan seguirá más adelante dándole vueltas a esto.
4. Del vacío de La Cosa al vacío del cuerpo
A partir del Seminario 20, el significante es causa de goce, el goce está en todas partes, no se
diferencia del placer. La barrera que impedía el acceso al goce, esta primera barrera que hemos
situado hasta ahora, se desvanece, para acceder al goce ya no es necesario un forzamiento.
En este tramo de la enseñanza de Lacan ya no se trata del sujeto sino del parlêtre y su cuerpo
como lugar donde la estructura se incorpora. Como plantea Eric Laurent en El reverso de la
biopolítica, el cuerpo se sitúa aquí entre el exceso y el vacío de goce. En efecto, por un lado, el
cuerpo como lugar del goce es sustancia gozante, se trata del cuerpo fuera de la imagen y de la
representación, en el lugar de La Cosa. Por otro lado, en tanto que superficie de inscripción del
significante, el cuerpo es vacío, es vaciado de goce y deviene lugar del Otro. La incorporación
del significante extrae los objetos fuera del cuerpo, constituyendo su borde.
Concluyendo, el cuerpo puede escribirse como agujero con borde en el que situamos
nuevamente dos vacíos, el del cuerpo como sustancia gozante, agujero en la representación, y el
borde del cuerpo como vacío de goce. Pero la naturaleza de este borde ya no es la misma que la
barrera anterior que impedía el acceso al goce, este borde aloja las zonas erógenas donde se
deposita goce localizándolo, se trata ahora de un borde que no es barrera que excluye el goce,
sino que hace de frontera que separa y conecta con el goce.
Tenemos aquí un nuevo tipo de escritura distinta de la planteada en Instancia de la letra, en la
cual la escritura resultaba de la precipitación del significante. En “Lituraterre”, Lacan retoma en
otro sentido lo planteado de la letra como asesinato de La Cosa, ya que se trata de la letra como
lo que hace agujero en el lenguaje, en el sentido, y la letra como objeto a que circula entre líneas
transportando el goce. Se trata de la letra como litoral, como borde entre saber y goce. Esta
escritura por fuera del sentido, como vaciamiento y localización de goce, nos permitirá
orientarnos en el abordaje del autismo.
Eric Laurent propone para el autismo una clínica de la instancia de la letra. En efecto, la
clínica del circuito que plantea en La batalla del autismo, en donde se trata de la construcción y
desplazamiento del borde, está inspirada en lo que Lacan propone como el circuito de la letra. No
se trata de una clínica del significante y su mensaje, sino de la letra en su relación con el goce
que se ubica por fuera del sentido. Se trata de la captura del cuerpo en la materialidad de la letra,
de cómo cada sujeto utiliza los distintos registros de la letra en lo simbólico, lo imaginario y lo
real, para tratar lo insoportable del Uno de la lengua en el cuerpo, y efectuar una extracción de
goce que le permita la construcción de bordes que posibiliten al cuerpo existir. Gracias.
CLAUDIA LIJTINSTENS: Le agradecemos a Liliana Cazenave el trabajo y retenemos
algunos conceptos que me parecen centrales para ubicar después en cada trabajo, me parece
cómo hacemos con el cuerpo cuando no está abrochado al lenguaje, ella está todo el tiempo
elucidando y me pareció muy rico, este trabajo que vos desplegás respecto al agujero y al borde.
Y marcaría también borde, nominación y letra, son tres conceptos que vos traes para entender
vacío y agujero. Y por otro lado, el estatuto del cuerpo, eso es central para poder captar lo que es
el vacío y el agujero, el estatuto del cuerpo entre exceso y vacío de goce, como lugar de goce
también, pero también como superficie de inscripción. Esos conceptos, y a la vez, cómo
agujerear con el borde esos dos vacíos que vos traes hoy desplegados, el vacío como sustancia
gozante que sería el del objeto a mismo, lo podríamos establecer así, y el borde del cuerpo, el
vacío de goce como alojado en las zonas erógenas, localizado en las zonas erógenas. Pero me
interesa esto que vos traes, el circuito de construcción y desplazamiento del borde, cómo sería
eso en relación a estos agujeros y vacíos. Vamos a escucharla a Silvia.
SILVIA TENDLARZ (3): También yo quiero agradecer a Marita y al Observatorio por
haberme invitado a participar de esta jornada, y por haberme invitado a hablar después de
Liliana, porque Liliana ya hizo todo un desarrollo en Lacan topológico exhaustivo, y viene muy
bien porque yo de eso no voy a hablar.Fui invitada a hablar sobre el tema del borde.
1. El borde y el encapsulamiento autista
Desde hace ya casi un siglo existe un interés por el autismo desde el psicoanálisis, aunque
haya sido nombrado de distintas maneras. El repliegue autista considerado como autoerótico,
como aislamiento, o incluso como soledad reenvía una y otra vez a la perspectiva de una ruptura
del lazo y al uso de distintas metáforas para nombrarlo; de ahí surgen los nombres de muralla,
caparazón o cáscara, e incluso de un muro que se debe franquear para acceder al niño. Junto a las
distintas teorizaciones han surgido propuestas de trabajo para determinar cómo derribar ese muro
y lograr que el niño entre en contacto con el entorno. Bruno Bettelheim señala en el caso de
Laurie las fronteras que ella construía con tiras de papel, cortezas de árboles o arena para
separarla del mundo. El título mismo de su libro, La fortaleza vacía, da cuenta de su planteo del
encierro en una muralla. Margaret Mahler habla de la caparazón autista como un escudo
protector contra los estímulos dentro de la unidad simbiótica niño-madre, y del lado de los
kleinianos, Donald Melzter evoca el muro en el caso Timmy, y Francis Tustin llega incluso a
hablar de los niños crustáceos que se repliegan en su caparazón dura para protegerse del mundo.
Entonces, frente a estos planteos de que habría que derribar ese muro, tomaré a los dos autores
que dentro del psicoanálisis se han ocupado de trabajar esta cuestión con una propuesta que tiene
que ver con la clínica, que son Jean-Claude Maleval y Eric Laurent. Jean-Claude Maleval habla
de borde autista, y Eric Laurent de encapsulamiento autista.
El planteo de Jean-Claude Maleval en relación al autismo sitúa dos características esenciales:
el rechazo de la alienación significante, y el retorno del goce sobre el borde, con un
funcionamiento autista singular que se mantiene a lo largo del tiempo. Apoyándose en la noción
de retorno del goce sobre el borde, planteado por Eric Laurent en 1987 –en las Secciones
Clínicas de París a partir de una iniciativa de Miller empezaron a hablar del retorno del goce: en
la paranoia el retorno del goce era sobre el Otro, en la esquizofrenia el retorno del goce era sobre
el propio cuerpo, y Eric Laurent plantea el retorno de goce sobre el borde para el autismo, en el
que Jean-Claude Maleval se apoya para su teorización. Maleval lo plantea como una defensa
contra el mundo exterior, y extiende el concepto de borde incluyendo tres elementos –es una
originalidad de él– que son las islas de competencia, corresponden a los intereses específicos y
mal llamadas obsesiones por los Manuales Psiquiátricos, el vuelco en el psicoanálisis es más
bien llamarlos las pasiones del niño con autismo, sus intereses; el segundo elemento de
constitución del borde es el doble real; y en tercer lugar el objeto autista. El objeto autista lo
retoma de Francis Tustin. Ella planteaba que nunca era un objeto, sino que era la sensación que
se produce, por ejemplo, en la mano al tener el objeto. No tiene una materialidad, aunque se
traslade con un objeto específico. Las islas de competencia constituyen un saber erudito en
dominios especializados que les permite una inserción profesional. En la pequeña infancia parte
de un interés específico, iterativo, y en la medida en que se desarrolla ese interés puede llegar a
volverse una isla de competencia. La idea del doble la retoma de los Lefort, pero le da un uso
más importante y extiende ese concepto, de hecho Maleval critica a los Lefort no haber trabajado
lo suficiente el tema del doble, y toma, por ejemplo, los dobles que se armaban en el caso Joey, o
los dobles que Donna Williams había construido a través de su historia.
Si bien incluye los objetos autistas de Tustin, que es esta sensación de autosensualidad, critica
su idea de que los niños con autismo tengan que perderlo porque de lo contrario quedan fijos en
la relación con ese objeto y no logran incluirse en el mundo. Para Tustin, en la dirección de la
cura hay que sacarle al niño su objeto autista porque son objetos idiosincráticos que le impiden
entrar en relación con el mundo, de la misma manera como con los manuales psiquiátricos se
piensa que hay que arrebatarle al niño las obsesiones porque de lo contrario no entran en
contacto con el mundo. Lo toman como una enfermedad, una dificultad, más que pensarlo como
una solución por parte del niño, que es la idea que propone Maleval: eso forma parte del borde
con el cual logra insertarse en el mundo. El objeto autista, entonces dice Maleval, es una
protección del sujeto, arrebatárselo puede tener efectos nefastos porque se pierde un instrumento
de protección y no implica necesariamente una ampliación del mundo, se le quita el objeto pero
no necesariamente será reemplazado por otro. Muchas veces se le quita el objeto y no viene nada
en su lugar. Se tiene que pensar que el desplazamiento del objeto autista abre el mundo sin la
necesidad de que desaparezca, de hecho, cuando algo se produce en la clínica de este
Isabelly
Realce
Isabelly
Realce
Isabelly
Realce
Isabelly
Realce
Isabelly
Realce
desplazamiento del objeto autista, en un momento pierde su utilidad, cae para el sujeto. Si bien el
objeto autista simple participa de ese goce autosensual que examina Francis Tustin, o forma parte
del borde autista, en la medida en que se relaciona con una isla de competencia, se vuelve un
objeto autista complejo cuyas ramificaciones llegan a extenderse en el campo social. Por ejemplo
en el caso Joey de Bruno Bettelheim el niño tenía un objeto autista complejo con el que se
desplazaba por todos lados.
Examina, entonces, los distintos tipos de borde. Parte de la idea del autismo transestructural
de los Lefort para hablar de los distintos tipos de borde. Con superficie corporal que corresponde
a la autosensualidad de Tustin, y en ese sentido, son niños pre-kannerianos, porque quedan
sujetos a sus sensaciones y a su intensa angustia por estar centrados solo en las sensaciones
corporales. Después distingue un segundo tipo de borde, que es el borde objetal tranquilizador,
dice que cuando ya aparece el objeto autista, el doble y los intereses específicos, en ese segundo
tiempo el armado del borde como tal pacifica al niño, ya tiene un elemento de defensa frente al
mundo que le resulta intrusivo. Y en tercer lugar, está el borde dinámico, donde el sujeto se
incluye en la construcción. Y por último, plantea el posible borramiento del borde.
Para Maleval los dos polos del espectro autista pueden ser difíciles de diagnosticar, porque
cuando no logran armar un borde a través de estos tres elementos puede confundirse con la
esquizofrenia, y cuando se borra el borde puede llegar a producir un efecto de no poder
diagnosticarlos como tal. Los niños con autismo cuyo borde es una superficie corporal no llegan
a armar una localización del goce sobre el borde como defensa.
El niño con autismo no puede simbolizar la pérdida de goce, entonces queda encerrado en sus
sensaciones corporales y sus autoestimulaciones, que es lo que se manifiesta en las conductas
iterativas. Se obturan los agujeros del cuerpo, y hay una dificultad de la cesión de los objetos, en
particular, del objeto voz que produce los trastornos de enunciación. El primer planteo de
Maleval en El autista y la voz, es que el niño con autismo no puede ceder el objeto voz. Pero
después, lo amplía e indica que no hay ninguna cesión –tomando a Laurent– no hay cesión de
ningún objeto pulsional, en particular, el objeto voz. La aparición de un objeto resulta
tranquilizador, es decir, con este objeto autista, no se trata ya solamente de un goce que retorna
como un exceso en el cuerpo, sino que puede ubicarlo en algún objeto. Surgen los distintos
elementos que forman parte del borde autista: el objeto autista, doble e intereses específicos. Este
borde puede incluir personas y así se disminuyen los fenómenos de violencia y de
automutilación, que son más bien de autoagresión, no es violencia hacia otro, no es una conducta
heteroagresiva

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