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RESUMEN DE TEORIA PSICOANALITICA

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RESUMEN DE TEORIA PSICOANALITICA
Parte II
 “Tres ensayos de teoría sexual” (1905)
CRITICA A LA DEFINICION POPULAR DE SEXUALIDAD
La existencia de necesidades sexuales en el hombre es expresada a través del supuesto de una “pulsión sexual”. En esto hay una analogía con la pulsión de nutrición. En las pulsiones sexuales, se usa la palabra “libido” (es la energía de la pulsión sexual que busca constantemente satisfacción). Es decir, que el hambre (que es el que impulsa o “empuja” a la pulsión de nutrición) es lo mismo que la libido en las pulsiones sexuales.
La opinión popular dice varias cosas sobre esta pulsión sexual: faltaría en la infancia, aparecería en la pubertad, y su única meta u objetivo sería la unión sexual, o las acciones que apuntan en esa dirección. Freud discierne de estas opiniones, considera que poseen muchos errores y que no reflejan la realidad.
Introduce dos conceptos: el objeto sexual, que es la persona de la que surge la atracción sexual, y meta sexual, que es hacia donde se fuerza la pulsión para producir satisfacción. Dice que existen muchas desviaciones, tanto del objeto como de la meta sexual; desviaciones de la norma (que es una especie de “ley”, un punto de partida, que establece lo que se considera como “correcto”, y hay que ajustarse a esa ley).
PERVERSION
Para hablar de la pulsión, Freud utiliza la perversión. Los médicos que estudiaron las perversiones prefirieron definirlas como si fueran algo patológico o degenerativo. Sin embargo, Freud va a decir que la mayoría de esas perversiones son un ingrediente de la vida sexual que casi nunca falta en las personas sanas. Hay que aclarar que sólo se puede pensar a la perversión como patológica cuando suplanta y sustituye a lo normal en todas las circunstancias, posee un carácter de exclusividad y fijación. Esto quiere decir que es exclusiva de un objeto determinado y que se fija o “engancha” a ese objeto, sin el cual no habría satisfacción. El perverso puede tener síntomas, pero no quiere decir que su perversión sea un síntoma. El estudio de las perversiones le permitió a Freud formular una teoría: la pulsión sexual tiene que luchar contra ciertos poderes anímicos en calidad de resistencias (la vergüenza, el asco y la moral). Estos poderes son llamados “diques psíquicos “que, en cierto modo, marcan el desarrollo de la pulsión sexual y sus fronteras de lo normal. 
PULSION SEXUAL EN LOS NEUROTICOS
Para conseguir información acerca de la vida sexual de los llamados psiconeuróticos existe un único camino: una exploración psicoanalítica a través del método “catártico”.
Postula que los síntomas son las practicas sexuales de los enfermos, el neurótico posee una serie de represiones que detienen sus practicas sexuales, esa sexualidad retorna en los síntomas funcionando como una satisfacción sexual. 
El psicoanálisis elimina los síntomas de los histéricos, considerándolos sustitutos de una serie de procesos anímicos investidos de afecto, deseo y aspiraciones, a los que, en virtud de la represión, se le ha denegado el acceso a su tramitación en una actividad psíquica susceptible de conciencia (sueño diurno). Estas formaciones de pensamientos que han quedado relegadas al estado de lo inconsciente aspiran a una descarga, produciendo fenómenos somáticos (síntomas histéricos). Por medio del psicoanálisis es posible transformar los síntomas en representaciones devenidas consientes investidas de afecto y averiguar acerca de su naturaleza y linaje.
La enfermedad es un recurso, un intento de escapar a ese conflicto de fuerzas (Está la pulsión que fuerza la satisfacción, y los diques psíquicos que reprimen el afecto de la pulsión) mudando las aspiraciones libidinosas (la energía sexual de la pulsión) en síntomas.
PULSIONES PARCIALES Y ZONAS ERÓGENAS 
concepto de “pulsión” es la representación psíquica de una fuente de estímulos intrasomatica que fluye de manera continua. Está en la frontera entre lo anímico y lo somático. 
Lo que distingue a las pulsiones unas de otras es su relación con sus fuentes somáticas y con sus metas. La fuente de la pulsión (o sea, de dónde viene) es un proceso de excitación en el interior de un órgano o zona erógena, y la meta o el objetivo de la pulsión es el de cancelar esa excitación o estímulo en la zona erógena. 
“pulsiones parciales” se refiere a que la pulsión sexual no se encuentra unificada desde un principio, sino fragmentada o dividida en pulsiones parciales, que se satisfacen localmente (zona erógena). Las pulsiones parciales funcionan al principio independientemente y tienden a unirse más adelante (no todas pueden unirse/ lo no integrable de la pulsión). 
La acción de las pulsiones parciales en el niño puede verse en las actividades sexuales parciales, el niño posee todo un abanico de desviaciones de su meta y objeto sexual por lo cual se lo caracterizaría de perverso- polimórfico. la actividad sexual infantil se caracterice por el funcionamiento desorganizado de las pulsiones parciales. 
Cada pulsión parcial busca la satisfacción en el propio cuerpo. Las distintas pulsiones parciales tienden, en un principio, a la satisfacción independientemente unas de otras, pero en el curso del desarrollo se agrupan y se centran cada vez más. Estas pulsiones parciales deben atravesar un proceso de desarrollo para subordinarse a las metas de la reproducción. 
Zona erógena: sector de la piel o mucosa que bajo ciertas estimulaciones de carácter rítmica provocan placer. Es donde se produce el síntoma. Cualquier sector de la piel o mucosa pueden ser una zona erógena, pero hay ciertos lugares predilectos para convertirse en una.
LA SEXUALIDAD INFANTIL
Dice Freud que hay un descuido de lo infantil. Es la opinión popular de que la pulsión sexual falta en la infancia y sólo despierta en la pubertad. ¿Por qué hay un descuido o “falta de atención” a la sexualidad infantil? Freud la piensa a causa de un fenómeno psíquico, la amnesia, que en la mayoría de las personas cubre los primeros años de su infancia.
 En esos años, reaccionábamos con vivacidad y euforia a las impresiones, sentimientos y emociones. Y una vez adultos, no sabemos nada por nosotros mismos de lo que pasó. 
Esas impresiones que hemos olvidado dejaron huellas profundas en nuestra vida anímica. No se trata de una desaparición real de las impresiones infantiles, sino de una amnesia, de un olvido, que consiste en un apartamiento de la conciencia (represión). 
Entonces, la amnesia infantil convierte la infancia de cada persona en un tiempo prehistórico, y le oculta los comienzos de su propia vida sexual. Y por este motivo hay un descuido de la sexualidad infantil, no se le dio valor al periodo infantil en el desarrollo de la vida sexual. 
Freud ubica la pulsión sexual en la infancia, apartándose de la opinión popular. Propone una etapa de la sexualidad, a la cual va a llamar “periodo de latencia”, que se ubica entre la declinación (desaparición) de la sexualidad infantil y el comienzo de la pubertad, y que representa una etapa de detención en la evolución de la sexualidad. 
Durante este periodo de latencia se ve una disminución de las actividades sexuales, la desexualización (falta sexual) de los sentimientos (especialmente el predominio de la ternura sobre los deseos sexuales) y la aparición fundamental de los ya nombrados “diques psíquicos” (vergüenza, asco y moral) que le van a poner freno a la pulsión. 
En este periodo, la energía de las pulsiones sexuales infantiles es desviada de sus metas hacia otros fines, nuevas metas. Es cuando se encuentra la pulsión desviada de la meta. Por ejemplo, hoy en día los chicos van a futbol, a tenis, a natación, etc., y es en esas actividades y otras varias en las que se desvía o “divide” la satisfacción sexual.
 Los diques psíquicos hacen posible el desvío o la trasmudación de la pulsión. El principal mecanismo que sirve para pensar el desvío de la pulsión, y que Freud nombra, es el de la sublimación, ubicado en este periodo de latencia. La sublimación es uno de los mecanismos de defensa de la pulsión, y lo que pasa es que“lo sexual” no se puede aplicar, porque las funciones de reproducción no están desarrolladas. Si estuvieran desarrolladas, solo provocarían sensaciones de displacer, por eso se forman los diques psíquicos para la eficaz sofocación de ese displacer. 
La ruptura del periodo de latencia se produce en la pubertad, cuando ocurre el estallido de la pulsión sexual. 
Entonces, después de todo lo dicho, se podría hablar de un proceso de la sexualidad compuesto por varias etapas: 
1. Primero, hace su aparición la sexualidad infantil (compuesta de pulsiones parciales)
2. En segundo lugar, tiene lugar la amnesia ya mencionada
3. En tercer lugar, sobreviene el “periodo de latencia”
 4. Finalmente, se despierta nuevamente la sexualidad con la entrada a la pubertad. 
EL CHUPETEO COMO MODELO DE LA EXTERIORIZACIÓN DE LA SEXUALIDAD INFANTIL 
Freud va a tomar como modelo de la exteriorización de la sexualidad infantil al chupeteo. Es un contacto de succión con la boca (los labios), repetido rítmicamente que no tiene por fin la nutrición. La acción de mamar atrapa del todo la atención y lleva al adormecimiento, equivale a un orgasmo. 
En la infancia, la pulsión no está dirigida a otra persona, sino que se satisface en el propio cuerpo. Se dice que es autoerótica. La acción del niño chupeteador se basa en la búsqueda de una satisfacción que ya fue vivida y que ahora es recordada. Su primera actividad, el mamar de la teta de la madre, hizo que los labios del niño se comportaran como una zona erógena. 
Al principio, la satisfacción de la zona erógena (los labios) se asoció con la satisfacción de la necesidad de alimentarse. La sexualidad se apuntala en una de las funciones que sirven para la conservación de la vida, y sólo más tarde se independiza de esa función. 
Entonces, la necesidad de repetir la satisfacción sexual se divorcia de la necesidad de alimentarse, y es acá cuando Freud distingue entre dos ejes: uno tiene que ver con la satisfacción sexual y otro referido más a la autoconservación, ya que la alimentación es necesaria para la conservación de la vida. Es cuando remarca la separación fundamental entre pulsiones sexuales y pulsiones de autoconservación (primer dualismo pulsional). 
En el chupeteo se pueden ver las principales características de la sexualidad infantil
 Es autoerótica, la satisfacción está en el propio cuerpo (no conoce un objeto sexual)
 Su meta sexual se encuentra bajo el imperio de una zona erógena; 
 Nace apuntalándose en las funciones corporales importantes para la vida (como el hambre).
LA META SEXUAL INFANTIL 
La meta de la pulsión sexual infantil es producir satisfacción a través de la estimulación de la zona erógena. Para que se cree una necesidad de repetirla, esta satisfacción tiene que haberse vivido antes. La necesidad de repetir la satisfacción puede entenderse por dos cosas: la existencia de un displacer, y una sensación de estímulo que se da en la zona erógena. 
LAS EXTERIORIZACIONES SEXUALES MASTURBATORIAS 
las distintas maneras que el niño tiene de obtener satisfacción. En el caso de los labios, va a ser el chupeteo. La zona anal tiene un parecido con los labios, ya que es apta para proporcionar un apuntalamiento de la sexualidad en otras funciones corporales. 
El valor erógeno de este sector es muy grande. Los niños que aprovechan la zona anal para una estimulación erógena retienen o “aguantan las heces”, hasta que su acumulación provoca fuertes contracciones musculares y, al pasar las heces por el ano, pueden dar un poderoso estimulo sobre la mucosa. Entonces, el niño puede obtener satisfacción al defecar.
FASES DE DESARROLLO DE LA ORGANIZACIÓN SEXUAL 
Hasta ahora, Freud nombró las características de la sexualidad infantil: es autoerótica (la satisfacción está en el propio cuerpo) y las pulsiones parciales buscan conseguir placer cada una por su cuenta, desconectadas entre sí.
 El punto de llegada del desarrollo sexual es la vida sexual del adulto llamada normal; en ella, la búsqueda de la satisfacción está al servicio de la función de reproducción, y las pulsiones parciales se encuentran bajo el primado de una única zona erógena (los genitales), y formaron una organización sólida para lograr la meta sexual en un objeto ajeno (la reproducción entre el hombre y la mujer). 
1. Organizaciones pregenitales: en estas organizaciones de la vida sexual las zonas genitales todavía no alcanzaron su papel hegemónico. Una primera organización pregenital es la oral, donde la actividad sexual no se ha separado todavía de la nutrición, ni se ha diferenciado opuestos dentro de ella. Solo mas tarde la actividad sexual desprendida de la alimentación resigna el objeto ajeno a cambio de uno situado en el cuerpo propio.
2. Una segunda fase pregenital es la organización sádico-anal. Se puede observar la división en opuestos propia de la vida sexual, aunque todavía no se puede hablar de masculino-femenino, el niño todavía no los distingue como tal, sino que es mejor hablar de activo-pasivo. Se puede percibir la polaridad sexual y el objeto ajeno, pero falta la organización y la subordinación a la función de la reproducción.
LA ELECCIÓN DE OBJETO, LOS DOS TIEMPOS. 
Hay una elección de objeto en la infancia y la pubertad; la primera (en la infancia) marca el camino para la segunda (en la pubertad). Entonces, la elección de objeto se realiza en dos tiempos:
1. La primera se inicia entre los dos y los cinco años, y el período de latencia la detiene o la hace retroceder; 
2. La segunda aparece en la pubertad y determina cómo va a quedar conformada definitivamente la vida sexual.
“MIS TESIS SOBRE EL PAPEL DE LA SEXUALIDAD EN LA ETIOLOGÍA DE LAS NEUROSIS” (1905)
En este texto, la característica más notable y fundamental es que Freud muestra su abandono de la creencia en la etiología (origen) traumática de la histeria y empieza a insistir en la importancia de las fantasías.
A partir del estudio de las llamadas psiconeurosis, Freud dice que subestimó el papel de la frecuencia de los abusos que denunciaban las histéricas por parte de los adultos y ahora le empieza a parecer poco probable la existencia de tantos perversos, razón por la cual se criticó a sí mismo por no haber sabido diferencia entre la huella de los hechos reales, es decir lo que realmente sucedió y lo que él llama espejismos mnémicos de las histéricas.
 Resuelve que los recuerdos inventados son intentos por defenderse del recuerdo de la propia práctica sexual. Al obtenerse este esclarecimiento dejó de tener importancia “lo traumático” en el origen de los síntomas histéricos.
La práctica sexual infantil marca la dirección que seguirá la vida sexual tras la madurez. En este caos de pulsiones parciales hay algo que se va armando, que se va fijando en forma de fantasías. En este sentido Freud las piensa como un marco para la sexualidad en la medida en que la limita y ordena.
Esta tesis también altera la concepción que se tenía hasta ese momento acerca del mecanismo de los síntomas histéricos: los síntomas ya no aparecían como retoños directos de aquel episodio traumático, recuerdos reprimidos de vivencias sexuales infantiles, sino que entre los síntomas y las impresiones infantiles se intercalaban las fantasías. 
Las fantasías están hechas de pulsiones, y las crea el enfermo para defenderse de su propia práctica sexual, un modo de ordenamiento su propia sexualidad. La relación que hay entre la propia práctica sexual infantil y la pulsión es que la pulsión exige la satisfacción sexual a través de la propia práctica sexual infantil, pero se encuentra con una fuerza psíquica y en algún momento, esa satisfacción es denegada, prohibida, y acá es cuando se le da importancia a las fantasías, porque, aparte de ser usadas para defenderse de la propia práctica sexual infantil, no se renuncia a esa práctica sin resarcimiento o algo a cambio. El neurótico conserva en la fantasía lo que en la realidad le ha sido denegado.
La fantasía va a estar relacionada a la formación del síntoma, hay un pasaje de lo traumático a lo pulsional. Ahora, en lugar deubicarla en relación a los traumas, la ubica en relación a la pulsión.
Después de este arreglo en la teoría del mecanismo de los síntomas histéricos, los “traumas sexuales infantiles” fueron reemplazados por el “infantilismo de la sexualidad”. Esto quiere decir que, durante el “infantilismo de la sexualidad”, el niño, mientras busca la satisfacción de su libido (deseo sexual) experimenta fracasos y reprimendas por parte de sus padres o la sociedad. Entonces, se le da menos importancia a las influencias o hechos accidentales, como a la seducción por parte de los adultos en la infancia, y se le da un papel muy importante a la represión.
Se llega a la conclusión de que no importaban las excitaciones sexuales que una persona hubiera experimentado en su infancia, sino su reacción frente a estas vivencias (si había respondido o no con la represión a esas impresiones).
Acerca de la práctica sexual de la niñez se demostraba que casi siempre era interrumpida durante su desarrollo por un acto de represión, a causa de los reclamos de la vida real. De esta manera, los neuróticos traían consigo de su infancia una cuota de “represión sexual”, justamente a causa de los reclamos de la vida real; y en los histéricos se podía ver que se enfermaban porque se producía un conflicto entre la libido y la represión sexual. 
Freud destaca algo importantísimo: en su teoría acerca de la etiología u origen de las psiconeurosis hubo dos puntos de vista que él nunca desmintió y que no abandonó, que son: la importancia que le dio a la sexualidad y al infantilismo. Lo que cambió es que la “defensa”, entendida en términos puramente psicológicos, fue reemplazada por la “represión sexual”.
“CONFERENCIA 23: LOS CAMINOS DE FORMACIÓN DE SÍNTOMA” (1916-7)
En esta conferencia, Freud dice que los síntomas se crean desde vivencias infantiles, en las que la libido (energía sexual de la pulsión) está fijada. Lo que hay que resaltar es que estas escenas infantiles no siempre son verdaderas, pero tampoco son completamente falsas. Es una mezcla de ambas cosas. Lo que confunde al momento de decidir si esas vivencias se corresponden con la realidad es lo que se entiende por la realidad misma. Hay que tener en cuenta dos realidades: una realidad psíquica y una material. 
En el mundo de las neurosis, la realidad psíquica es la definitiva. No importa si las fantasías que tienen los sujetos son reales o falsas. Lo único que cuenta es su realidad. Si para la persona algo sucedió, lo demás no importa, eso es lo que vale, lo que para esa persona realmente pasó.
La formación de los síntomas o del síntoma empieza por una frustración: la le deniega o impide la satisfacción de la libido y ésta toma un camino regrediente: vuelve a aquellos puntos en los cuales sí logró satisfacerse y quedaron fijados; ya que la libido encuentra las fijaciones en las prácticas y vivencias de la sexualidad infantil que se fueron perdiendo.
El síntoma es un sustituto de lo que fue denegado viene a reemplazar a la satisfacción frustrada. La exigencia de la satisfacción de la pulsión en algún momento “choca” con el principio de realidad. Ese principio de realidad significa que la búsqueda de la satisfacción depende de las condiciones impuestas por el mundo exterior. El aparato psíquico debe representar el estado real del mundo exterior y lo que se representa no es más lo agradable, sino lo real.
la pulsión elude el principio de realidad y encuentra su satisfacción en el síntoma, pero sirviéndose de la fantasía.
LA IMPORTANCIA DE LA FANTASÍA PARA LA FORMACIÓN DEL SÍNTOMA
Freud establece el supuesto de que existen unas fantasías primordiales. La fuente de estas fantasías está en las pulsiones, y en todos los seres humanos se crean las mismas fantasías con el mismo contenido. Las fantasías primordiales son: 
 La observación, por parte del niño, del comercio sexual entre los padres; 
 La seducción por parte de una persona adulta; 
 La amenaza de castración.
Un chico no nace con un aparato psíquico. Entonces, la exigencia de la pulsión va más allá del yo, que todavía no está constituido o formado como tal. 
En el síntoma, la libido toma un camino regrediente debido a una frustración de la satisfacción, y ese camino lo encuentra a través de las fantasías:
1. Las fijaciones son puntos en el recorrido de la libido (un ejemplo es que el niño, en la etapa anal de las pulsiones parciales, puede obtener satisfacción “aguantando de hacer caca”, por lo que puede terminar creándose una fijación en esa etapa). Entonces, quedaría “atado” un monto de libido que no avanza. Esta fijación termina siendo reprimida y quedando oculta; 
2. Después de que se produzca un punto de fijación de la libido, el niño crece, y el modo de satisfacción que tiene “choca” con el principio de realidad que se le impone. Por ejemplo, necesita satisfacer la exigencia de la pulsión, pero no puede masturbarse porque todo el tiempo le están diciendo “que está mal, que no se hace, que es feo”; 
3. Ante esta situación, la libido toma un camino regresivo debido a una frustración de la satisfacción (o sea, no puede satisfacer la exigencia de la pulsión porque no puede masturbarse). Entonces, se regresa a viejos modos de satisfacción que hayan resultado exitosos (siguiendo el ejemplo, la satisfacción de la etapa anal es atractiva, porque daba mucho goce a la persona). estas fantasías gozan de cierta tolerancia, y no entran en conflicto con el yo siempre y cuando no sobrepasen un monto cualitativo. 
Esa regresión al punto de fijación a través de las fantasías hace que éstas rebasen o sobrepasen un cierto valor de umbral energético. Cuando las fantasías se incrementan, cuando su factor cuantitativo se ve aumentado, eso lleva a que opere o actúe la represión. La investidura energética (la carga) de las fantasías se eleva tanto que ellas se vuelven exigentes, desarrollan un esfuerzo para que se realicen, y esto hace inevitable el conflicto entre esas fantasías y el yo.
Que las fantasías permanezcan inconscientes es efecto de que hayan sido reprimidas. Al ser incrementada la cantidad de libido en la fantasía (energía sexual), la exigencia de la pulsión para la satisfacción entra en conflicto con el yo y la fantasía es reprimida. Luego ésta fantasía es efecto de los mecanismos que sirven al inconsciente (condensación y desplazamiento), por lo que va a aparecer desfigurada en la conciencia.
 
“ORGANIZACIÓN GENITAL INFANTIL” (1923)
La elección de objeto que Freud propone en la infancia se diferencia de la elección de objeto de la pubertad porque todavía en la infancia no hay un primado de los genitales (la organización de todas las pulsiones parciales infantiles como si fueran una sola unidad [genitales] al servicio de la reproducción). A pesar de no haber en la infancia un primado genital si hay un gran interés del niño por la zona de los genitales. Entonces, la organización genital infantil que va a proponer Freud, dice que en la infancia para ambos sexos solo desempeña un papel un genital masculino, no hay un primado genital sino un primado del falo.
Ese primado del falo es la premisa de que, para el niño, “todo tiene pene”. El varón cree que todo el mundo tiene un pene como el suyo, inclusive los objetos inanimados.
Gracias a un esfuerzo de investigación que el niño lleva a cabo, como si fuera una curiosidad sexual, llega a descubrir que el pene no es algo común de todos los seres parecidos a él. 
Frente a la primera impresión de la falta del pene. Desconoce esa falta, cree ver un miembro a pesar de todo, encubre la contradicción entre observación y prejuicio mediante excusas de que aun seria pequeño y ya va a crecer y después poco a poco llega a la conclusión de que estuvo presente pero luego fue removido. La falta de pene es entendida como resultado de la castración y ahora se plantea el riesgo de la castración propia.
Además, el niño cree que sólo las mujeres despreciables pueden haber sido castradas; pero su madre no, porque considera que es una persona respetable y entonces sigue conservando el pene. Para el niño ser mujerno coincide con la falta del pene.
Sólo más tarde, cuando el niño empieza a plantearse los problemas del nacimiento de los niños, y entiende que sólo las mujeres pueden parir hijos, recién ahí la madre perderá el pene. Se explicará el trueque del pene a cambio de un hijo.
“ALGUNAS CONSECUENCIAS PSÍQUICAS DE LA DIFERENCIA ANATÓMICA ENTRE LOS SEXOS” (1925)
Al principio, dice Freud, que la madre es para ambos niños (varón y mujer) el primer objeto de amor.
El niño, cuando puede ver el genital femenino (por accidente, por ejemplo) se muestra como indeciso, poco interesado al principio. Sólo más tarde, cuando cayó en la cuenta de una amenaza de castración, esa observación del genital femenino va a tener un significado importante para el niño, porque va a creer realmente que la amenaza de castración se cumple.
De esta manera, ante la visión del genital femenino, el niño puede tener dos reacciones que van a marcar su relación con la mujer: 
 Horror frente a la criatura (mujer) mutilada;
 Desprecio en forma de triunfo dirigido hacia la mujer (supuesta superioridad del varón, “yo tengo y vos no”).
En cambio, la niña, en el momento en que ve el genital masculino por primera vez (pene), se forma su propia opinión: ha visto el pene, ella misma sabe que no tiene pene y quiere tenerlo. De esta manera, cae presa de la envidia del pene.
En este punto puede aparecer el complejo de masculinidad en la mujer, que si no puede superarlo, puede traerle muchas complicaciones para el desarrollo de su feminidad.
Este complejo de masculinidad puede tener dos caminos: 
 La esperanza de recibir alguna vez un pene, de la misma manera que el varón; 
 O la niña puede no aceptar el hecho de que fue castrada, y se afirma en la convicción de que realmente tiene un pene, por lo que se comporta como si fuera un varón.
Entonces, Freud va a hablar de las “consecuencias psíquicas” de la envidia del pene en la mujer, estableciendo una diferencia anatómica con el varón. Estas consecuencias psíquicas van a marcar el desarrollo sexual de la mujer:
 Un sentimiento de inferioridad ante el varón; 
 Los celos, que están fuertemente reforzados desde la envidia del pene (“estoy celosa de lo que me falta, de lo que no tengo”); 
 El aflojamiento de los vínculos tiernos con la madre (a quien eligió al principio como primer objeto de amor); 
 Por última, la consecuencia psíquica de la envidia del pene más importante: la asunción o apropiación de la feminidad, que se produce por una contracorriente opuesta a la masturbación típica de la infancia, y que en la pubertad va a hacer posible la feminidad como tal.
Entonces, dice Freud, que el conocimiento de la diferencia anatómica (genitales) entre los sexos (varón y mujer), esfuerza a la niña a apartarse de la masculinidad y de la masturbación masculina (porque no puede competir en esto con el varón, ante la falta de pene). Así, la niña va a buscar nuevas vías que lleven al despliegue de la feminidad.
La niña, asumiendo su feminidad, a través de la ecuación simbólica pene=hijo, va a cambiar el objeto de amor desde la madre hacia el padre, y se hace posible la entrada al complejo de Edipo, y la madre se convierte en una competidora de la niña por el amor del padre.
Esa ecuación pene=hijo se puede pensar como si hubiera un deseo maternal (un ejemplo son las niñas que juegan con muñecas a ser mamás); el deseo de tener un hijo del padre para compensar el pene que se perdió, como un resarcimiento o indemnización.
en la niña, el complejo de Edipo es una formación secundaria. Esto es porque primero atraviesa el complejo de castración, se da cuenta de que ha sido castrada, ha perdido el pene, y cae presa de la envidia del pene (querer un pene como el de los demás). Entonces, se aleja de la madre, deja de tomarla como objeto de amor (rompe la unión afectiva ligazón-madre porque ella no tiene el pene que la niña está buscando, no se lo puede dar), y finalmente se produce un giro hacia el padre, que es tomado como objeto de amor por la niña, por lo que recién acá termina siendo introducida en el complejo de Edipo.
Mientras que en el varón es el camino inverso. Diríamos que primero pasa por el complejo de Edipo, organiza su sexualidad en torno a un primer objeto de amor, que va a ser la madre, y luego descubre la diferencia de los sexos (entre él y la niña) y relaciona la amenaza de con su elección sexual (la madre). Entonces, sale del Edipo por la castración porque el relaciona la elección de objeto que ha realizado (eligió a la madre) con la posibilidad de perder el pene a manos del padre. Así termina por abandonar a la madre como objeto de amor.
Durante el complejo de Edipo, el niño puede: 
 ponerse en el lugar del padre y mantener comercio con la madre (o sea, tener un vínculo muy profundo con ella) donde el padre es visto como un obstáculo o estorbo;
 o sustituir a la madre y hacerse amar por el padre, por lo que la madre queda sobrando.
La aceptación del niño de la posibilidad de ser castrado pone fin a esas dos posibilidades durante el Edipo, ya que ambas llevan a la pérdida del pene. Esto desata un conflicto entre el interés narcisista (o sea, el interés hacia un mismo) por conservar el pene y el interés de la libido (energía sexual) hacia los padres.
En este conflicto de fuerzas triunfa el yo del niño: y acá juega un papel la autoridad del padre, tomando una actitud severa, prohibiendo el incesto. Las aspiraciones o metas sexuales de la libido son, en parte, desexualizadas (“se les quita el sexo”), y en parte transformadas en actitudes tiernas.
El proceso salvó los genitales, dando inicio al período de latencia, que viene a interrumpir el desarrollo sexual del niño. Todo este proceso de desaparición del Edipo es en el varón. 
En cambio, el proceso de la niña es más oscuro y denso. El clítoris se comporta en principio como un pene, pero la comparación con un niño la hace percibir que es "demasiado corto" (inferioridad). Durante un tiempo pensará que crecerá y será tan grande como el de un niño (complejo de masculinidad) hasta "suponer" que una vez tuvo un miembro igual de grande y después lo perdió por castración. Luego renuncia al pene, y tiene lugar la ecuación simbólica “pene=hijo” (pene por hijo) y su complejo de Edipo termina en el deseo de recibir un hijo del padre, pero se abandona poco a poco porque éste nunca se cumple. Ambos deseos (poseer un pene y recibir un hijo) permanecen en el inconsciente, preparando al ser femenino para su futura función sexual.
“INTRODUCCIÓN DEL NARCISISMO” (1914)
La introducción del término narcisismo fue para poder desarrollar la organización sexual del ser humano. Esta organización tiene dos metas u objetivos:
 La primera meta del desarrollo sexual es abandonar el autoerotismo (propio de la infancia) y cambiar el objeto situado en el cuerpo propio por un objeto de amor;
 La segunda meta es que tiene que unificar, formar un todo con las diferentes pulsiones parciales propias de la infancia en las que el niño se satisface en distintas zonas del cuerpo. Tiene que formarse “un único cuerpo”.
En un primer momento, el término “narcisismo” era usado para hablar de la conducta por la cual una persona daba a su propio cuerpo un trato parecido al que daría al cuerpo de un objeto sexual: lo acaricia y lo mima hasta que alcanza la satisfacción; es un “amor a sí mismo”. Sólo se podría pensar como una perversión cuando ese “amor a uno mismo” absorbe toda la vida sexual de la persona.
Pero luego, surgió la teoría de que el narcisismo corresponde a una fase del desarrollo de la libido una fase entre el autoerotismo y la elección de objeto (la acción de elegir como objeto de amor a una persona o tipo de persona).
Entonces, el narcisismo es una colocación de la libido en el yo (es decir, el yo se ofrece como objeto de amor a esa libido o energía sexual). Es el egoísmo propio de la pulsión de autoconservación (o sea, de las necesidades relacionadas con las funciones corporales necesarias para que la persona conserve su propia vida).
Freud va a distinguir entre un narcisismo primarioy un narcisismo secundario para poder pensar luego las relaciones que va a tener el yo con los objetos del mundo exterior:
 El narcisismo primario es una conjetura, un supuesto. Dice que es la base sobre la que se va a construir el narcisismo secundario. El narcisismo primario está “oscurecido por múltiples influencias”, es decir, es difícil darle una forma concreta, pensarlo de cierta manera. Acá no hay todavía una diferenciación yo-no yo, o sea, el yo no está formado como tal; para el niño, es él y sólo él. Podría pensarse como una concentración inicial de la libido en el propio niño. Más adelante, esa libido (energía sexual) es cedida o transferida a los objetos;
 El narcisismo secundario es el retorno de la libido al yo que fue investida a los objetos. Este narcisismo secundario se establece al mismo tiempo que la formación del yo, por identificación con el otro.
El proceso de investidura o traspaso de la libido del yo a los objetos y de los objetos al yo se puede pensar de esta manera: la colocación de libido en el yo (es decir, el yo como objeto de amor de la libido) produce una acumulación de energía psíquica que es necesario descargar. Entonces, una parte de esa libido del yo se desplaza a los objetos (libido de objeto). La otra parte de esa libido (libido yoica o narcisista) permanece en el yo y corresponde a un resto autoerótico (lo que se satisface en el propio cuerpo).
Es por esto que Freud da el ejemplo de la ameba para entender todos estos procesos, fundamentalmente para entender cómo funciona el narcisismo secundario.
En este ejemplo que da Freud, la parte de la libido que se desplaza a los objetos (libido de objeto) corresponde a los pseudópodos (que son como “brazos”) emitidos por la ameba (esa libido de objeto se desplaza del yo a los objetos, y luego vuelve de los objetos al yo, “se estira y vuelve”), mientras que la parte de la libido que siempre permanece en el yo (libido yoica) corresponde al cuerpo de la ameba, que siempre está.
La libido yoica (la que permanece en uno mismo) es necesario que se transforme en libido de objeto (la energía que se desplaza a los objetos) porque para no caer enfermo uno mismo hace falta amar, en el sentido de que se inviste o “impregna” de libido un objeto exterior
RELACIONES ENTRE NARCISISMO Y COMPLEJO DE EDIPO Y CASTRACIÓN
El complejo de castración tiene una importancia fundamental en el complejo de Edipo. Se establece una lucha entre el narcisismo por una parte del cuerpo (es decir, el deseo del niño de conservar sus genitales), y la investidura libidinosa del objeto (la madre elegida en un principio como objeto de amor del niño, concentrando toda la libido en ella como objeto). 
El falo (entendido como algo simbólico que está en peligro de perderse) se considera por el niño como una parte esencial de la imagen del yo; la amenaza de castración que le afecta pone en peligro esta imagen. Ante esta situación, el niño se ve obligado a elegir (entre conservar sus genitales o seguir vinculado al objeto-madre), y decide mantener un interés narcisista en sus genitales. 
Ante el miedo a la autoridad del padre, se prohíbe el incesto y se impide que el objeto (la madre) retome sus investiduras (o sea, se impide que ella vuelva a vincularse o ligarse afectivamente al niño, quién la había tomado como objeto de amor). Las aspiraciones libidinales son transformadas en una corriente tierna, y entonces comienza el período de latencia (en el cual hay ausencia o falta total de mociones, “temas” o maneras sexuales). Este proceso se puede pensar como represión.
DIFERENCIAS ENTRE AUTOEROTISMO Y NARCISISMO
Freud va a diferenciar entre autoerotismo y narcisismo porque para que haya narcisismo tiene que haber un yo formado. Para que el yo se forme debe suceder una nueva acción psíquica. En el narcisismo primario, el yo es tomado como objeto, a diferencia del autoerotismo, donde el yo no está constituido y donde dominan las pulsiones parciales típicas de la infancia temprana, en las que no hay una unificación (cada una de ellas se satisface por su cuenta, no hay “un todo”).
En el narcisismo primario, entonces, todavía la libido no va hacia los objetos, sino que toma al yo como objeto pulsional.
En la infancia, la pulsión es parcial, e inviste a objetos parciales. En cambio, en este narcisismo primario, el objeto es total, no hay posibilidad de fuga, toda la pulsión recae sobre un único objeto: el yo, a diferencia del autoerotismo.
CONSTITUCIÓN O FORMACIÓN DEL YO Y NUEVA ACCIÓN PSIQUICA
El “yo” significa que hay una imagen unificada de uno mismo, como si fuera un todo. Quiere decir que uno mismo está formado como tal, “como un yo”. 
El yo como unidad no está presente desde el comienzo en la persona, sino que necesita ser desarrollado.
La importancia de ese narcisismo primario reside entonces en que este permite hablar de una unidad, de una unificación de las pulsiones parciales. Y en este sentido el rol de los padres juega un papel importante ya que son ellos quienes invisten libidinalmente al niño, fundamentalmente la madre que es quien sanciona a ese bebé como una unidad, como algo digno de amarse y una bella totalidad, tan valorada por ella, se explica porque tiende a ubicarse en el lugar de lo que a ella le falta, es decir en el lugar del falo. 
“una nueva acción psíquica tiene que agregársele al autoerotismo para que el narcisismo se constituya”, y esa nueva acción psíquica es la identificación. En esta identificación de uno mismo, las pulsiones (que hasta ese momento eran parciales) se unifican en torno al yo; aparece la representación mental “como un todo” del cuerpo, pero esta representación no es real sino virtual (hay una ilusión de identificación). Esto significa que la imagen del yo es aportada por el otro, pero uno mismo la hace propia.
Entonces, en esta unificación de las pulsiones parciales y la formación del yo, uno mismo queda amorosamente ligado al otro que nos dio la imagen de nosotros mismos. Así queda constituido el yo, y junto con el yo aparece la distinción entre otros objetos y uno mismo (yo-no yo)
el narcisismo que acompaña a la formación del yo va a ser siempre el narcisismo secundario.
Una vez formado el yo, la pulsión se divide en pulsiones sexuales y pulsiones del yo. Al principio, cuando el yo no está todavía constituido, es imposible diferenciar las pulsiones en sexuales y yoicas.
el narcisismo primario va a ser el modelo sobre el cual es sujeto después va a relacionarse con los objetos, es válido decir que, en el narcisismo primario, las pulsiones sexuales se apoyan sobre las pulsiones del yo (no se diferencian unas de otras).
Para finalizar, Freud habla del desarrollo del yo en el ideal. Este desarrollo consiste en un distanciamiento o alejamiento del narcisismo primario y se produce una intensa aspiración a recuperarlo. Ese alejamiento se produce por medio del desplazamiento de la libido a un ideal del yo impuesto desde afuera: la satisfacción se obtiene mediante el cumplimiento de ese ideal. El yo es una suma de rasgos que se toma de otros, por identificación.
EL PROBLEMA DEL DUALISMO PULSIONAL
el problema parecería ser que no se trata de dos pulsiones, sino que todas las pulsiones serían sexuales, ya que, si en el yo hay libido, las pulsiones de autoconservación que vienen del yo (que supuestamente son no sexuales), ahora también deberían ser sexuales. Por eso acá hay una contradicción entre narcisismo (donde queda un resto autoerótico, libido fija, no desplazable) y el primer dualismo pulsional que propuso Freud. Hay una sexualización del yo, y eso es el narcisismo. Por lo tanto, si el yo está sexualizado, significa que las pulsiones yoicas son también sexuales Y si había clasificado las pulsiones en dos tipos: unas sexuales y unas no sexuales, entonces no podría mantenerse el primer dualismo pulsional, hay una contradicción.
Freud dice que es necesario marcar un campo o un área determinada que sea no sexual, para diferenciar lo que es la sexualidad, porque si dice que todo es sexual, es lo mismo decir que nada es sexual, porqueno hay un parámetro o “algo” para comparar o diferenciar lo sexual de lo no sexual.
OTROS CAMINOS PARA ENTENDER EL NARCISISMO
Para entender el narcisismo, Freud describe varios caminos: la consolidación de la enfermedad orgánica, la hipocondría y la vida amorosa de los sexos:
1. Consolidación de la enfermedad orgánica: una enfermedad orgánica afecta a la distribución de la libido: mientras dure la enfermedad, ésta repliega o “junta” sus investiduras para volver a enviarlas a los objetos y personas después de curarse (la persona concentra toda su atención en sí misma mientras está enferma, dejando de lado al resto). 
2. La hipocondría: es la creencia que tiene la persona de que padece una enfermedad grave. La hipocondría también retira la libido de los objetos del mundo externo para concentrarla en uno mismo, como en la enfermedad orgánica. La diferencia es que estas sensaciones penosas en el hipocondriaco no se pueden comprobar, no poseen un fundamento orgánico.
3. La vida amorosa: la libido yoica pasa a los objetos. El niño elije sus objetos sexuales tomándolos de sus vivencias de satisfacción. Las pulsiones sexuales se apuntalan en las de autoconservación y solo mas tarde se independizan de ellas. Ese apuntalamiento sigue mostrándose en los primeros objetos de amor los padres o sustituto. 
TIPOS DE ELECCIÓN DE OBJETO
Hay dos tipos de elección de objeto de amor: una elección de objeto por apuntalamiento y una elección de objeto narcisista.
 La elección de objeto por apuntalamiento se basa en: el apuntalamiento sobre los primeros objetos sexuales, que pueden ser la madre o un sustituto. El objeto de amor se elige sobre el modelo de las figuras parentales, ya que éstas aseguran al niño alimento, cuidados y protección. Tiene su fundamento en el hecho de que, en un principio, las pulsiones sexuales se apuntalan en las pulsiones de autoconservación. 
 La madre nutricia (que es la madre que nutre);
 Y al padre protector.
 En la elección de objeto narcisista, el objeto de amor es el yo propio. La elección de objeto se hace según la relación que tenga la persona consigo misma. Es la idea de que un sujeto pueda elegir un objeto de amor y de deseo según el modelo de su propia persona. La persona elige su objeto según el modelo del niño o del adolescente que ha sido, y además se identifica con la madre que lo cuidaba. Entonces, Freud va a distinguir distintos tipos de amor narcisista.
 Lo que uno mismo es (a sí mismo);
 Lo que uno fue; 
 Lo que uno querría ser; 
 La persona que fue una parte de sí mismo propio.
“SU MAJESTAD EL BEBÉ”
Si consideramos la actitud de padres tiernos hacia sus hijos, a esa actitud se la puede pensar como el renacimiento del narcisismo propio. Así se produce una “obsesión” por darle al niño todo tipo de perfecciones y a encubrir y olvidar todos sus defectos. El niño debe tener mejor suerte que sus padres, no debe estar sometido a las exigencias de la vida. Enfermedad, muerte, por ejemplo, son cosas que no existen para el niño. Las leyes de la naturaleza y de la sociedad se frenan ante él. 
Por eso Freud introduce el término “su majestad el bebé”. El niño debe cumplir los sueños, los deseos sin realizar de sus padres: el varón será un grande hombre y un héroe en lugar del padre, y la niña se casará con un príncipe como tardía recompensa para la madre. El narcisismo alguna vez fue primario en los padres y con el paso del tiempo va dejando de ser narcisismo, dejando de ser libido yoica para empezar a ser libido de objeto, que puede cargar o investir a los objetos del mundo. Así, el niño bebé se convierte para los padres en el objeto fundamental del mundo, en Su Majestad.
LA CUESTIÓN DEL IDEAL
el narcisismo primario del niño está expuesto a perturbaciones o “ataques” constantes, por lo que el niño va a buscar medidas defensivas para protegerse de esos ataques. El complejo de castración (miedo a la pérdida del pene en el niño y envidia del pene en la niña) es una perturbación principal del narcisismo, porque está el temor de perder, y con ello se perdería también la imagen ideal, narcisista, que el niño tiene de sí mismo.
Por eso, el adulto normal tiene “sin efecto” el delirio de grandeza que una vez tuvo, por esas perturbaciones del narcisismo de su infancia. No significa que la libido del yo se haya “gastado” totalmente en investir o “cargar” objetos del mundo exterior: simplemente que hubo una represión al entrar en conflicto con cuestiones éticas y culturales. 
Para que haya represión debe haberse formado el ideal del yo. Es desde ahí de dónde sale la energía para mantener alejada de la conciencia a todo lo que se aleje del ideal del yo. Por eso, podría decirse que la represión está al servicio del narcisismo, porque la división entre yo ideal e ideal del yo apunta al narcisismo infantil y a su desplazamiento y construcción de un ideal.
De esta manera, postula que la persona se forma un ideal del yo, que viene a ocupar un lugar sustituto del narcisismo infantil perdido. En la infancia, el niño era su propio ideal (se puede decir que “era perfecto en todo sentido”).
Pero ese estado narcisista temprano, en el que el niño es todopoderoso, va decayendo paulatinamente debido a las consecuencias de las relaciones con otros, principalmente con los padres o con quienes estén a cargo de su cuidado, y ese narcisismo se abandona principalmente por la censura y crítica que los padres ejercen sobre las actitudes infantiles. La caída definitiva del narcisismo primario coincide con la caída del complejo de Edipo. En su lugar aparece esta instancia del ideal del yo.
YO IDEAL – IDEAL DEL YO
Para dar una idea del yo ideal, puede pensarse de que manera ve el enamorado a su objeto de amor: lo ve como la imagen de la perfección, es tan hermoso/a, todo lo que hace está bien, etc. El objeto de amor es para el enamorado una imagen de perfección, como si no le faltara nada. Cuando alguien está enamorado, se suspende el juicio crítico y la totalidad de la persona es perfecta.
Entonces la característica fundamental del yo ideal, es que viene de una necesidad afectiva, o sea de una necesidad narcisista. Por eso dice que se constituye el yo ideal, para recuperar el narcisismo perdido de la infancia, donde el niño “era todo, el centro del universo, “Su Majestad el bebé”.
Por otro lado, cuando el niño renuncia al narcisismo producto de la educación y otros procesos de socialización, guarda un “lindo recuerdo” de esa época de omnipotencia o poder infantil, donde su propio yo era fuente de elogios. Teniendo en cuenta a la pulsión, cuando se obtiene satisfacción de algo, cuesta renunciar a eso. Entonces va a tener lugar la formación del ideal del yo
Lo que se opone al yo ideal es el concepto del ideal del yo. Mientras que el yo ideal es una imagen global, total, de perfección, el ideal del yo es una condición que una persona debe cumplir, que debe satisfacer para ser considerada valiosa.
Puede pensarse como un modelo al que el sujeto intenta adecuarse o ajustarse (es lo que se espera de la persona, el rol que tendría que jugar). Es un atributo externo a la persona (porque en cierto modo es impuesto por la sociedad), a diferencia del yo ideal.
El ideal del yo es la suma de todas las restricciones que el yo debe obedecer

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