Descarga la aplicación para disfrutar aún más
Vista previa del material en texto
EL RESUMEN DE LA OBRA MI CORBATA DE MANUEL BEINGOLEA. Esta es una historia de un joven Ilamado Idiáquez que con aplomo y sus modales de limeño conquistó a una muchacha provinciana llamada Marta. La muchacha estaba profundamente enamorada de Idiáquez, con eso amor sincero le hizo una corbata hecha con un retazo de seda rosa, tal vez de un vestido que yá no servía y la envió encerrada en una caja de jabón de Windor que olia muy bien. Idiáquez siempre estaba buscando trabajo en alguna oficina, era muy pobre, queria ser amanuense. Un dia fue invitado sin saber cómo a una reunión. “Grimanesa de Bocardo e hijas tenia el honor de invitar a su casa a tomar una taza de té la noche del martes.” Pareció recibir una invitación celestial. En casa de los Bocardo, grupos animados conversaban, algunos jóvenes se paseaban solos, niñas a quienes nadie sacaba a danzar. Una linda morena vestida color malva, sentada en el extremo de un sofá, lo cautivó desde el primer instante. Resolveu bailar con ella. Cuando se lo propuse, pareció sorprendida y lo miró de arriba abajo. Sin embargo, lo dijé:—Tengo ya compromiso, caballero. Y así muchas otras se negaron... Confudido se alejó y aprovechó en preguntar a un joven que le habia explicado este comportamento de las damas. Dijé: “Tiene usted una corbata imposible. ¡Lo mejor que puede usted hacer es largarse, joven!” Salió avergonzado, sin despedir de nadie, Y en cuanto a Marta, la muy serrana, ya podía esperar sentada. ¡Qué ridícula pareció su corbata! ¡Una corbata que no servía ni para ahorcarse! Decidiu convertirse en un hombre mejor, sin reparar en los médios. Después de muchas mentiras, Idiáquez estaria vistiendo com elegância, mostrando una corbata modelo atravesada por un alfiler de oro, al pasear por las calles era el asombro de muchos, todos estaban asombrados de ver a Idiáquez con una vestimenta tan fina... hasta la hermosa morena del baile, quien ahora respondiá con amabalidad sus galanteos, y fue así como la conquistó, y a los cuatros meses después Idiáquez se casó con ella, entrando en posesión de una fortuna respetable, habiendo logrado su ansiado deséo de vestir bien y de tener fortuna. Hoy muy rico y padre de una numerosa família, a pesar de todo se sentía infeliz . A veces, cuando estás muy triste, saca del fondo de su cajón la corbata recordando a Marta y aspirando el olor ya desvanecido del jabón de Windsor. Decididamente, la verdadera dicha debe de oler a jabón de Windsor.
Compartir