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ANESTESIA MANUAL PARA ESTUDIANTES ANESTESIA MANUAL PARA ESTUDIANTES d La Habana, 2008 Edición: Manuel Castillo Duque Diseño de cubierta: Ac. Luciano Ortelio Sánchez Núñez Composición y maquetación: Dunia Herrera Arozarena © Colectivo de autores, 2007 ©Sobre la presente edición Editorial Ciencias Médicas, 2008 Editorial Ciencias Médicas Calle 23 # 177 entre N y O (Edificio Soto). Piso 2. Vedado, Plaza, Ciudad de La Habana, Cuba. Código postal 10400. Teléfono 8383388 E-mail:ecimed@infomed.sld.cu Datos CIP- Editorial Ciencias Médicas Dávila Cabo de Verde, Evangelina et al. Anestesia. Manual para estudiantes / Evangelina Dávila Cabo de Villa; J. María Herrera Pires; Barbara L. Cabezas Poblet; Belkis M. Vicente Sánchez. La Habana: Editorial Ciencias Médicas, 2007. 183 p. : il., lám., tab. Incluye bibligrafía al final de cada tema. ISBN 978-959-212-305-2 1. ANETESIOLOGIA / educación 2. ANETESIA 3. LIBROS DE TEXTO I. Herrera Pires; J. María II. Cabezas Poblet, Bárbara L. III. Vicente Sánchez, Belkis M. WO 218.2 AUTORES Dra. Evangelina Dávila Cabo de Villa Especialista de II Grado en Anestesiología-Reanimación Profesora Asistente FCMC Dra. J. María Herrera Pires Especialista de I Grado en Anestesiología-Reanimación Profesora Asistente FCMC Dra. Bárbara L. Cabezas Poblet Especialista de I Grado en Anestesiología-Reanimación Profesora Asistente FCMC Dra. Belkis M. Vicente Sánchez Especialista de I Grado en Medicina Interna Profesora Adjunta del Departamento Provincial de MGI AGRADECIMIENTOS El comienzo de un trabajo casi siempre va precedido de una información, planificación, organización; pero su terminación solo será posible cuando tiene el respaldo de los que confían y apoyan su realización. Es por ello que queremos expresar nuestro agradecimiento a la Dirección de nuestro hospital, al Consejo Cien- tífico, resaltar la experimentada valoración realizada por el Dr. Antonio Ríos Rodríguez, la contribución de los miembros del ser- vicio de Anestesiología encabezado por los doctores R. Mirta Molina y José J. Ojeda. Debe destacarse la labor de búsqueda de información desplegada por trabajadoras del Centro de In- formación de Ciencias Médicas, de nuestra facultad de medici- na entre las que se destacó Oristela Mora. Resultó determinante la labor desarrollada en la redacción y revisión de José Ramón Calatayud y la Lic. Ana Ma. Molina. Debemos incluir un gran grupo de amigos y colegas que respaldaron estas intenciones. PRÓLOGO La Anestesiología y la Reanimación, avanzan a tal velocidad en el conocimiento clínico, que imponen la creación y el desa- rrollo de subespecialidades, así como de nuevos programas do- centes de formación profesional. La anestesiología moderna apasiona por la complejidad de su ejercicio, que exige conocimientos de anatomía, fisiología, farmacología, medicina interna, cardiología,neumología, bioquímica, biofísica, medicina crítica y hasta de electrónica. La anestesiología moderna es considerada hoy una especia- lidad clínica con tres perfiles bien definidos de dedicación que comprenden la conducción anestésica del paciente operado en su perioperatorio, la atención del paciente en peligro de muerte y la atención al paciente con dolor agudo o crónico. Sin embargo, aún no constituye una asignatura dentro del programa de estudios de la carrera de Medicina y por tanto no alcanza la categoría de Cátedra. Su acceso al estudiante en for- mación está limitado a una ventana de 1 ó 2 semanas durante su estancia en la asignatura de Cirugía General que no le permite crearse una idea objetiva sobre la especialidad e interesarse por ella. Este libro escrito por la Dra. Evangelina Dávila Cabo de Vi- lla, que ahora tiene en sus manos el lector, permite iniciarse en el contenido de la especialidad, Es un libro que hacía falta des- de tiempo atrás y que ha llegado para llenar un espacio muy necesario para el mejor conocimiento y desarrollo futuro de la especialidad; contiene descripciones e informaciones muy nece- sarias para el alumno de la carrera de Medicina. Por ello, esta obra será muy bien acogida por alumnos y docentes. Dr. Humberto Sainz Cabrera Profesor Consultante del ISCMH Presidente de la SCAR Jefe del Servicio de Anestesiología y UCIQ Instituto de Cardiología y Cirugía Cardiovascular La Habana CONTENIDO Generalidades / 1 Bibliografía / 5 Equipamiento y funcionamiento de un salón de operaciones / 6 Sistema de gases médicos / 6 Sistema de suministro de gases médicos / 8 Factores ambientales en el salón de operaciones / 9 Seguridad eléctrica / 10 Fuego y explosiones / 15 Bibliografia / 17 Evaluación y preparación preoperatoria de el paciente quirúrgico /18 Consulta preanestésica / 19 Interrogatorio / 20 Examen físico / 24 Exámenes de laboratorio / 25 Selección del proceder anestésico / 26 Estratificación de riesgos en anestesia / 27 Resumen / 29 Bibliografía / 29 Abordaje de la vía aérea / 30 Aspectos anatómicos y fisiológicos de mayor interés / 30 Nariz / 31 Faringe / 31 Laringe / 31 Tráquea / 32 Bronquios / 33 Equipamiento / 34 Técnicas de intubación endotraqueal / 35 Por visión directa / 35 A ciegas por vía nasal / 36 Intubación retrógrada / 37 Uso del fibrobroncoscopio / 38 Vía transtraqueal / 38 Medidas que favorecen la realización de las maniobras de abor- daje de la vía aérea / 38 Valoración de la vía aérea para la intubación et / 39 Espacio Mandibular / 41 La escala de Patil-Aldreti / 41 La distancia mentoesternal / 42 Resumen / 46 Bibliografía / 46 Anestesia general. relajantes musculares. Recuperación anestésica / 47 Anestesia general / 47 Agentes anestésicos inhalatorios / 48 Agentes anestésicos intravenoso (i.v.) / 51 Agentes antagonistas / 58 Relajantes musculares (RM) / 58 Aspectos fisiológicos a nivel neuromuscular / 58 Agentes que modifican la función neuromuscular / 59 Características farmacológicas de RM más usados / 61 Recuperación anestésica / 63 Criterios de alta de la sala de recuperación / 64 Resumen / 64 Bibliografía / 65 Anestesia espinal / 65 Anatomía / 65 La médula espinal / 69 Irrigación sanguínea medular / 69 Fisiología / 70 Bloqueo somático / 70 Bloqueo visceral / 72 Efectos sobre el sistema respiratorio / 73 Efectos sobre el sistema gastrointestinal / 73 Efectos endocrinos metabólicos / 73 Consideraciones farmacológicas en la anestesia espinal / 74 Factores que influyen en la anestesia espinal / 75 Contraindicaciones de la anestesia espinal / 77 Aspectos técnicos / 78 Indicaciones de la anestesia espinal / 79 Complicaciones / 80 Bibliografía / 84 Anestésicos locales / 85 Historia de los anestésicos locales / 85 Propiedades deseables en los anestésicos locales / 86 Química de los anestésicos locales / 87 Clasificación de los anestésicos locales / 88 Mecanismo de acción de los anestésicos locales / 89 Propiedades físico-químicas de los anestésicos locales / 90 Otras propiedades de los anestésicos locales que modulan su ac- ción / 93 Difusibilidad hística / 93 Características intrínsecas de la droga / 93 Sensibilidad de las diferentes fibras nerviosas a los anestésicos locales / 94 Efectos farmacológicos de los anestésicos locales / 94 Farmacocinética de los anestésicos locales / 97 Volumen y concentración del anestésico local / 97 Adición de fármacos vasoactivos / 97 Lugar de la inyección / 99 Bicarbonatación y carbonatación de los anestésicos locales / 99 Combinaciones de anestésicos locales / 100 Temperatura / 100 Absorción / 100 Distribución / 101 Metabolismo / 102 Excreción / 103 Usos de los anestésicos locales en anestesiología / 104 Toxicidad sistémica de los anestésicos locales / 106 Manifestaciones / 108 Interacción de los anestésicos locales con otras drogas / 108 Tratamiento de las complicaciones / 109 Tratamiento Preventivo / 109 Tratamiento medicamentoso / 110 Farmacología de las drogas utilizadas en analgesia local / 110 Bibliografía / 117 Dolor agudo posoperatorio / 119 Definición y clasificación del dolor / 119 Aspectos anatómicos de la nocicepción / 123 Vías del dolor / 123 Neuronasde primer orden / 123 Neuronas de segundo orden / 124 Neuronas de tercer orden / 127 Aspectos fisiológicos de la nocicepción / 128 Nociceptores / 128 Nociceptores cutáneos / 129 Nociceptores profundos / 129 Nociceptores viscerales / 129 Mediadores químicos del dolor / 130 Respuesta sistémica al dolor / 131 Dolor agudo / 131 Evaluación del paciente con dolor / 133 Farmacología del manejo del dolor agudo posoperatorio / 134 Bibliografía / 137 Shock / 138 Historia / 138 Definición / 139 Clasicación etiológica del estado de shock / 140 Fisiopatología / 142 Primera fase del shock, fase I o fase de shock compensada / 143 Segunda fase del shock, fase II o fase de shock escompensada / 145 Tercera fase del shock o fase de shock irreversible / 146 Diagnóstico del shock / 149 Profilaxis / 154 Principios generales de tratamiento / 154 Tratamiento farmacológico / 160 Tratamiento de las complicaciones / 164 Bibliografía / 165 Anexos / 167 Sistemas respiratorios y cardiovascular: pruebas de valor predictivo / 167 Hipertensión arterial (HTA) / 169 Definición / 170 Clasificación / 171 Valoración anestésica preoperatoria / 173 VIH (SIDA) / 173 Diabetes mellitus / 177 Bibliografia / 182 1 GENERALIDADES Dra. Bárbara Cabezas Poblet A través de los siglos la anestesia ha tratado y trata de aliviar los sufrimientos. Es el destino histórico avanzar siempre y cada día más de prisa en pos del bienestar del género humano. El dolor en lo bioló- gico, como la miseria en lo social, son atributos de infelicidad y la meta ambiciosa es detenerlos; por esta razónvencer al dolor físico ha sido el esfuerzo mayor y más constante del hombre en su lucha por sobrevivir. Entre los grandes y más notables descubrimientos de esta última centuria, debemos contar con el uso de la anestesia quirúrgica, no solo por lo que ha significado para el progreso de la medicina, sino por el ejemplo de lo que es capaz el espíritu creador del hombre, pues fue considerada como una utopía hasta la víspera de su descubrimiento. Los procedimientos quirúrgicos no eran frecuentes antes de 1846, precisamente por la falta de anestesia satisfactoria que permitiera un adecuado alivio del dolor, lo cual constituía una gran dificultad, por lo que solo las cirugías de urgencias, como la amputación de un miem- bro por una fractura abierta, la cistotomía por cálculo de la vesícula o el drenaje de un absceso, eran de los pocos procederes quirúrgicos que se realizaban. Los primeros intentos para evitar el dolor humano comenzaron con el empleo de adormidera, mandrágora, beleño y drogas como el alcohol, haschish y derivados del opio, los que, administrados por la vía oral, traían algún consuelo. Envolver el miembro en hielo, realizar isquemia por medio de un torniquete, producir pérdida de la concien- cia por un golpe en la cabeza o estrangulación, o más comúnmente la restricción del paciente por la fuerza, eran métodos utilizados en la antigüedad para obtener un campo quirúrgico relativamente tranquilo. Dioscórides, filósofo griego, fue el primero en usar el término anes- tesia en la primera centuria después de Cristo, para describir el efec- to narcótico de la mandrágora. En 1721 el término fue definido en el Diccionario Etimológico universal inglés Bailey como un defecto de sensación y en la Enciclopedia Británica (1771) como privación de los sentidos. El término anestesiología fue propuesto en los Esta- dos Unidos de Norteamérica en la segunda década del siglo XX, para enfatizar en el crecimiento de las bases científicas de la especialidad. 2 La práctica de la anestesia data de tiempos remotos, pero su evo- lución comenzó solo a mediados del siglo pasado. Los odontólogos fueron los responsables de la introducción de los primeros agentes anestésicos, pues ellos, en la práctica de su profe- sión, eran los que mayor contacto tenían con personas que sentían dolor. Horace Wells (1815-1848), dentista que nació en Hartford, notó en una función de teatro que uno de los actores bajo la influencia del óxido nitroso, se hirió sin sentir dolor, por lo que al día siguiente, mien- tras respiraba óxido nitroso, se hizo extraer un diente por uno de sus colegas sin sentir dolor. En 1845, en Boston, Well trató de demostrar su descubrimiento a los estudiantes de Medicina de Harvard, pero lamentablemente fracasó en el intento pues el paciente gritó durante la operación. William T.G. Morton, un dentista de Boston y colega de Well, co- nocía los efectos anestésicos del éter y los consideraba más promisorios que los del óxido nitroso, por lo que practica su uso primero en anima- les y luego en sí mismo, hasta que logra hacer la primera demostra- ción pública en Boston en el Massachussets General Hospital, el 16 de octubre de 1846, por vía inhalatoria para la realización de un pro- ceder quirúrgico. Luego de la exitosa demostración, se consideró al éter como el agente anestésico ideal y la práctica de la anestesia quirúrgica brindó nuevas posibilidades de avance en el campo de la medicina, la que se extendió rápidamente a otras ciudades de los Estados Unidos e Ingla- terra; Morton fue considerado como el inventor y revelador de la inhalación anestésica. Antes de él, en todos los tiempos la cirugía era agonía. Gracias a él, el dolor quirúrgico se impidió y se anuló. Desde él, la ciencia controla el dolor. Más adelante se indujo la búsqueda de otras sustancias narcóticas y es así que en 1847, se introduce el uso del cloroformo por el obstetra escocés James Simpson. John Snow, conocido como el padre de la anestesia, fue el primer médico que practicó la anestesia a tiempo completo e investigó cien- tíficamente el éter y el cloroformo, así como la fisiología de la aneste- sia general. En 1853 administró cloroformo a la Reina Victoria durante el naci- miento del príncipe Leopoldo y en 1857 repite la misma técnica con 3 motivo del nacimiento de la princesa Beatriz. Escribe en 1847 el libro On the Inhalation of Ehter in Surgical Operations, primero de la especialidad e inventó además los inhaladores para el éter y el cloro- formo y describió 5 estadios o grados de anestesia. Joseph T. Clover (1825-1882), después de la muerte de John Snow, se convierte en el principal investigador científico de la anestesia. Inventó un inhalador de cloroformo que permitió manejar mezclas porcentuales de cloroformo y aire, las que podrían utilizarse con se- guridad; enfatizó en la monitorización continua durante la anestesia, resultó el primero en usar la tracción mandibular para la obstrucción de la vía aérea, en tener equipos de reanimación disponibles durante la anestesia y en usar la cánula cricotiroidea. La anestesia, desde su introducción en 1846, ha tenido un desarro- llo caracterizado por períodos prolongados de estancamiento que han alternado con otros de progresos y conquistas. Es en 1893 que se funda en Londres la precursora de muchas entidades dedicadas a la especialidad, la Society of Anaesthetists, y en 1914 la Scottish Society Anaesthetists. En 1922 se agrupó por primera vez una sección de anestesistas en la reunión anual de la British Medical Association y en años siguientes se produjo un definido progreso con la introduc- ción del ciclopropano y el tricloetileno, así como técnicas de intubación endotraqueal. En la década de 1940, Griffith introduce el uso del cu- rare en anestesia para obtener relajación muscular, que antes solo se podía lograr con profundos niveles de anestesia general; su uso permite condiciones quirúrgicas adecuadas con niveles leves de anes- tesia general, menor depresión cardiovascular y despertar rápido cuan- do se suspende el anestésico. Surge también al comienzo de la década de 1930, el uso de los barbitúricos por vía intravenosa, introducido en la práctica anestésica por Lundy, en 1935. En los Estados Unidos, después de la demostración de Morton, muy pocos o nadie dio importancia a aquello y la anestesia la practi- caban cirujanos juniors o estudiantes de medicina carentes de forma- ción adecuada; no existían médicos interesados en la anestesia,por lo que en la Clínica Mayo y en la Cleveland se entrenaban enfermeras como anestesistas y no es hasta 1911 que se forma la primera so- ciedad de anestesiólogos, que en 1936 se convirtió en sociedad nacio- nal y en 1945 en asociación de anestesiología. La práctica de la anestesia ha evolucionado significativamente en las últimas décadas y las perspectivas de la especialidad se han 4 ampliado desde los tiempos de John Snow. En la actualidad se apre- cia que la anestesiología ocupa uno de los primeros lugares como disciplina médica. El anestesiólogo actual es un consultante y ade- más proveedor de cuidados primarios del paciente quirúrgico, vela por su seguridad y confortabilidad durante el curso de la cirugía; además de abarcar la evaluación preoperatoria y los cuidados posoperatorios, participa en las unidades de cuidados intensivos y clínicas del dolor. El campo de trabajo del anestesiólogo se ha ampliado durante los últimos años en forma importante, dados los avances tecnológicos de tipo no invasivo y de mediana invasividad, que son utilizados tanto para diagnóstico como para tratamiento. Se desarrolla la anestesia fuera del quirófano como uno de los procedimientos utilizados en for- ma cada vez más común y que pueden ir desde la vigilancia anestésica, sedación conciente e inconsciente, anestesia regional y hasta la anestesia general, ya sea inhalatoria o endovenosa, superficial para procederes como terapia electroconvulsivante, cateterización cardía- ca, litotricia, resonancia magnética, tomografía axial computarizada, fluoroscopia y otros procederes diagnósticos y terapéuticos que se realizan fuera de este lugar. En cualquier circunstancia el anestesiólogo debe tener a la mano los recursos mínimos necesarios para trabajar con un alto grado de responsabilidad, seguridad y comodidad, tanto para el paciente que es para quien trabaja, como para sí mismo, con la máxima de que la seguridad del paciente es nuestra tranquilidad. El cirujano y el anestesiólogo deben funcionar juntos y con efecti- vidad, pues ambos responden ante el paciente quirúrgico más que ningún otro especialista. La práctica de la anestesiología incluye diversas funciones, entre las que se encuentran: – Consultar, evaluar y preparar al paciente para la anestesia. – Monitorizar y restaurar la homeostasia del paciente durante el perioperatorio. – Enseñar, supervisar y evaluar las acciones del personal médico y paramédico relacionado con la anestesia. – Dar atención médica a pacientes críticos en unidades de cuidados intensivos. – Tratar el dolor del trabajo de parto y parto. – Diagnosticar y tratar los síndromes dolorosos. 5 – Manejo adecuado de la resucitación cardiopulmonar (fueron los anestesiólogos los pioneros). – Conducir investigaciones a nivel de ciencias básicas y clínicas para mejorar los cuidados de los pacientes en términos de función fisio- lógica y respuestas a las drogas. En nuestro país la especialidad de Anestesiología a partir del triunfo de la Revolución ha adquirido personalidad propia, su evolu- ción se ha mantenido en estrecha relación con el devenir científico y tecnológico en la última mitad del siglo XX y su crecimiento siste- mático y progresivo ha ido paralelo al desarrollo de especialidades clínicas y quirúrgicas, clásicas y modernas. La Anestesiología no se ha detenido y ha formado profesionales de alto grado científico y valor humano. BIBLIOGRAFÍA 1. Atkinson RS, Rushman GB, Alfred Lee J. Anestesia. Ciudad de La Habana:Editorial Científico-Técnica;1981. 2. Collins VJ. Anestesiología. Ciudad de La Habana:Editorial Científico-Téc- nica;1977. 3. Collins VJ. Anestesiología.2da ed. Ciudad de La Habana:Editorial Cientí- fico-Técnica;1984. 4. Kennedy SK, Longneccker DE. Historia y principios de la anestesiología. En: Hardman JG, Limbird LE, Molinoff PB, Ruddon RW, eds. Goodman- Gilman.Las bases farmacológicas de la terapéutica. Vol 1. 9na ed. México,DF:McGraw-Hill Interamericana;1996.p. 313-26. 5. Morgan E, Mikail MS. Clinical anesthesiology. 2nd ed. Stamford :Appleton and Lange; 1996. p.1-4. 6. Kenedy SK, Longnecker DE. Historia y principios de la anestesiología. En: Hardman JG, Limbird LE, Molinoff PB, Ruddon RW, eds. Goodman- Gilman.Las bases farmacológicas de la terapéutica. Vol 1. 9na ed. México,DF:McGraw-Hill Interamericana;1996.p.313-26. 7. Rodríguez Varela M, Sainz Cabrera H. Historia de la anestesia. En: Dávila Cabo de Villa E, Gómez Brito C, Alvarez Bárzaga M, Sainz Cabrera H, Molina Lois RM. Anestesiología clínica. Cienfuegos:Editorial Damu- jí;2001.p.21-42. 6 EQUIPAMIENTO Y FUNCIONAMIENTO DE UN SALÓN DE OPERACIONES Dra. J. María Herrera Pires La composición y funcionamiento de los salones de operaciones lo integran, un complejo de elementos que presentan requerimientos técnicos específicos. SISTEMA DE GASES MÉDICOS Los gases médicos más usados en el salón de operaciones son el oxígeno, el óxido nitroso, aire y nitrógeno. El sistema de aspiración para la disposición del sistema de gases de desecho y la aspiración debe ser considerado como parte integral del sistema de gases médicos. 1. Oxígeno. Símbolo O 2 . Color internacional: blanco. En EE.UU.: verde. El mal funcionamiento del sistema de gases pone en peligro a los pacientes, particularmente si se trata del oxígeno. Un suplemento de oxígeno es requerimiento indispensable, en cual- quier área quirúrgica. El oxígeno médico tiene 99-99,5 % de pure- za y es manufacturado por destilación fraccionada del aire líquido, se almacena en forma de gas comprimido a temperatura ambiente o refrigerado en forma líquida. Los hospitales pequeños almacenan el oxígeno en bancos con ci- lindros H, conectados por un multiplicador. El número de cilindros de cada banco depende de la demanda diaria anticipadamente calculada. El multiplicador contiene válvu- las que reducen la presión del cilindro de 2000 libras por pulgadas cuadradas (psig), a una presión de línea de 50 ± 5 psig y automáticamente conecta los bancos, cuando un grupo de cilin- dros se agota. El sistema de oxígeno líquido almacenado, es más económico para grandes hospitales, este debe ser almacenado bien por debajo de su temperatura crítica de –119 oC. Los grandes hospitales pueden tener un sistema de reserva, más pequeño de suplemento de oxí- geno líquido o un banco con sistema de cilindros, que pueden pro- veer los requerimientos de oxígeno por un día. 7 La mayoría de las máquinas de anestesia tienen donde acomodar 1 o 2 cilindros E (medianos) de oxígeno. La presión de los cilindros cae en proporción a su contenido. Una presión de 1000 psig indica un aproximado medio de 330 L en cilindros E a presión y temperatura atmosférica de 20 oC. Si existe un ritmo de salida de 3 L/min, un cilindro medio lleno demorará 110 min en vaciarse. La presión debe chequearse antes y durante su uso. 2. Oxido nitroso. Símbolo: N 2 O. Color: azul. El óxido nitroso es el gas anestésico más comúnmente usado, es manufacturado por el calentamiento del nitrato de amonio por des- composición térmica. Es casi siempre almacenado en cilindros gran- des de alta presión (cilindros H), interconectado por un distribuidor con un cuadro entrecruzado automático. El almacenamiento del gas nitroso de forma líquida es económico solamente en institucio- nes muy grandes. La temperatura crítica del nitroso es de 36,5 oC por debajo de la temperatura ambiente, por lo que se debe mantener en forma líqui- da sin un sistema de refrigeración elaborado. Si la temperatura del gas nitroso aumenta por encima de su temperatura crítica, este vuelve a su forma gaseosa. Como el nitroso no es un gas ideal y es fácilmente compresible, esta transformación en fase gaseosa no comprende un gran aumento en la presión del tanque, no obstante, todos los cilindros están equipados con una válvula de presión de escape, para prevenir explosión bajo condiciones inesperadas de alta presión, como podría ser el sobrellenado no intencional. Las válvulas de presión de escape están diseñadas para romperse a 3300 psig, bien por debajo dela presión de las paredes de los cilindros E. Una interrupción en el flujo o administración no es normalmente catastrófica, la mayoría de las máquinas de anestesia, tienen cilin- dros E de reserva. Estos cilindros E contienen nitroso en forma líquida y el volumen remanente en el cilindro no es proporcional a la presión del cilin- dro, siempre quedan 400 L de nitroso remanente. Si el nitroso líqui- do se mantiene a temperatura constante de 20 oC, se vaporiza al mismo ritmo en el cual es consumido y mantendrá presión cons- tante de 745 psig, hasta el total agotamiento. 8 El único modo de determinar el volumen residual del cilindro de nitroso es pesando el mismo, por esa razón el peso tara (TW) o peso vacío del cilindro está estampado en el cuello de todos los cilindros. La presión de salida del nitroso no debe exceder de 745 psig a 20 oC, la lectura de presiones mayores, implica mal funcio- namiento del calibrador, sobrellenado del tanque o contenido de otro gas diferente al nitroso. Como se consume energía para la conversión de líquido a gas (ca- lor latente de vaporización), el líquido de nitroso se enfría. Una caída en la temperatura resulta la disminución de la presión de vapor y disminución en la presión del cilindro. El enfriamiento es muy pronunciado a altos flujos y el regulador de presión se puede congelar. 3. Aire. Color internacional: Blanco y negro. EE.UU.: Amarillo. El uso del aire es cada día más frecuente por el peligro potencial del gas nitroso en presencia de altas concentraciones de oxígeno. El aire para uso médico es obtenido mezclando oxígeno y nitróge- no, el cual es deshumidificado, pero no es estéril y se provee a los hospitales en cilindros, comprimido por bomba a través de una lí- nea propia. La entrada de esta bomba debe estar distante de la salida del vacío o bomba extractora, para minimizar la contamina- ción. Como la temperatura crítica del aire es de –14,6 oC existe como gas en cilindros cuya presión cae en proporción al contenido. 4. Nitrógeno. Color internacional: negro. Desde luego que el nitrógeno comprimido no es administrado a los pacientes, es usado para proveer de energía a muchas piezas del equipamiento del salón de operaciones. Es comúnmente almace- nado en cilindros H conectados en un distribuidor. 5. Aspiración o vacío. El sistema central de vacío de los hospitales normalmente consiste en dos bombas de succión independien- tes, cada una capaz de admitir requerimientos picos. Las tram- pas en cada uno de los lugares de uso, previene contaminación del sistema con cuerpos extraños. SISTEMA DE SUMINISTRO DE GASES MÉDICOS Los gases médicos son distribuidos desde un suministrador central al salón de operaciones, a través de una red de tuberías. Las tuberías son normalmente construidas de cobre liso atóxicas. La contamina- ción interna de las tuberías con polvo, grasa o agua debe evitarse. 9 El sistema de suministro de gas de los hospitales se instala en los salones de diferentes modos, tales como tomas de techo, columnas de gas en pared o brazos articulados. Los equipos del salón, que in- cluyen la máquina de anestesia, se conectan con este sistema de salida utilizando un código de colores, mecanismos de acoplado rápi- dos que varía en su diseño, de acuerdo con los diferentes fabricantes. Las terminaciones se conectan con los sistemas de salida a través de un sistema seguro no intercambiable que previene las adaptaciones incorrectas de las mangueras. Para evitar confusiones, en los cilindros E de oxígeno, nitroso y aire adaptados directamente a la máquina de anestesia los fabrican- tes han adoptado un sistema seguro de índices de pines, el sistema previene contra los errores, tanto si los pines están dañados o si son llenados con gases equivocados. El funcionamiento del sistema de suministro de gases médicos y el sistema de tuberías es constantemente monitorizado por un sistema de alarmas central que consiste en señales luminosas y audibles, que advierten para el cambio oportuno de cilindros, cuando se agota un banco o las presiones están anormalmente altas o bajas, como pue- den ser el mal funcionamiento de los reguladores de presión. A pesar de las múltiples medidas de seguridad, alarmas y regula- ciones detalladas, establecidas en diferentes países, como son la aso- ciación de protección contra fuegos, la asociación de gases comprimidos y departamento de transportación, las catástrofes anestésicas continúan sucediéndose en el mundo, por malfun- cionamiento del sistema de gases médicos. Por todo lo anteriormente señalado es obligatoria la inspección periódica del sistema de suministro de gases de los hospitales, en la que deben participar los anestesiólogos y debe ser realizada por per- sonal calificado, como ingenieros y técnicos debidamente acredita- dos, con el objetivo de disminuir la ocurrencia de accidentes. FACTORES AMBIENTALES EN EL SALÓN DE OPERACIONES 1. Temperatura. La temperatura en la mayoría de los salones de operaciones es de un frío poco confortable para muchos pacientes conscientes y para anestesiólogos, enfermeras y cirujanos, pues están parados por 10 horas en el salón, bajo luces artificiales, temperaturas bajas y cepi- llado repetido, lo que requiere de resistencia, pero como principio general el confort del personal que trabaja en el salón, debe ser conciliado con las necesidades de algunos pacientes, como son los niños pequeños y pacientes con grandes superficies expuestas, como los grandes quemados, para los que constituyen indicaciones espe- cíficas las temperaturas de 24 oC en el salón de operaciones, pues- to que estos pacientes pierden calor rápidamente y tienen posibilidades limitadas para auto-compensarse. 2. Humedad. En décadas pasadas, las descargas estáticas fueron causa de fue- go en los salones de operaciones, que se encontraban impregna- dos de vapores de gases anestésicos inflamables. El aumento de la humedad disminuye la posibilidad de descargas estáticas, por lo que se recomienda una humedad relativa de 50 %, aunque el no uso de gases anestésicos inflamables en estos tiempos, hace que se flexibilicen esos requerimientos de humedad relativa, aunque aún las chispas estáticas pueden dañar equipos eléctricos sensi- bles u ocasionar microshock. 3. Ventilación. Un alto flujo en el intercambio de la circulación del aire, en el salón de operaciones disminuye la contaminación quirúrgica. Un ade- cuado flujo de aire se logra mezclando el aire reciclado con aire fresco, la recirculación ahorra energía y los costos asociados con el calentamiento del aire acondicionado, independientemente de los dispositivos dispuestos para la eliminación de los gases anestésicos de desecho, que siempre deben existir como sistemas separados para suplementar la ventilación del salón de operaciones. Los flujos con ritmos extremos, como los producidos por el siste- ma de aire laminar, han sido propuestos para los procederes con particular alto riesgo de infección, Ejemplo: implante total de cade- ra, cirugía oftalmológica y vascular. Estos sistemas incluyen un alto costo de los salones y son muy usados en el mundo desarrolla- do y en los institutos y grandes hospitales. SEGURIDAD ELÉCTRICA 1. Riesgo de electrocución. El uso de equipamiento médico electrónico, somete a pacientes y personal del hospital al riesgo de electrocución. Los anestesiólogos 11 deben tener al menos un entendimiento básico de los peligros eléc- tricos y su prevención. El contacto del cuerpo con dos materiales conductivos a diferen- tes potenciales de voltaje, puede completar un circuito y resultar un shock eléctrico. Normalmente un punto de exposición es el conductor vivo de 110 o 220 V (VoHs) y el circuito se completa a través del contacto a tierra. Ejemplo: una persona en contacto a tierra, solo necesita hacer contacto con un conductor vivo, para completar el circuito y recibir un shock eléctrico, el conductor vivo podría ser el marco o cubierta del monitor del paciente que ha desarrollado una falla. El efecto fisiológico de la corriente eléctrica dependede la locali- zación, duración, frecuencia y magnitud o intensidad de la misma para ocasionar un shock eléctrico. La fuga de corriente está pre- sente en todos los equipos eléctricos como resultado del acopla- miento capacitivo, la inducción entre los componentes eléctricos internos y defectos de aislamiento del chasis. La corriente puede fluir como resultado del acoplamiento capacitivo. Ejemplo: las tar- jetas de un circuito y su chasis, aunque no estén físicamente contactados. Algunos monitores están doblemente aislados para disminuir el efecto de acoplamiento capacitivo, otros monitores están diseña- dos para estar conectados a tierra de baja impedancia (un cable seguro a tierra) y esto impide que la corriente pase a través de la persona. La magnitud de la fuga por acoplamiento capacitivo es normalmente imperceptible al tacto, es por debajo de un miliampere, bien por debajo del umbral de fibrilación, que es de 100 μΑ (micro- amperes). La corriente a su paso por la piel encuentra una alta resistencia, pero si esta es aplicada directamente al corazón, corrientes tan bajas como 100 μΑ pueden resultar fatales. Las máximas fugas permisibles en los equipos del salón de operaciones son de 10 μΑ. Los electrodos y catéteres de monitoreo invasivo pueden ser con- ductores de corriente hacia el endotelio cardíaco, de hecho la san- gre y la solución salina pueden servir de conductores eléctricos. La cantidad exacta de corriente requerida para producir fibrilación depende del shock relacionado con el período vulnerable de 12 repolarización del corazón, que se corresponde con la onda t del ECG. Pequeñas diferencias de potenciales entre la conexión a tie- rra de 2 salidas en el mismo salón, puede poner al paciente en riesgo de shock eléctrico y microelectrocución. 2. Protección contra shock eléctrico. La mayoría de las electrocuciones en los pacientes, son causadas por el flujo de corriente desde un conductor vivo de un circuito aterrado a través del cuerpo y regresar a tierra. Esto sería preve- nido si todo en el salón fuera aterrado excepto el paciente, mien- tras debe ser evitado aterrar directamente al paciente, pero el aislamiento completo del paciente no es posible durante la cirugía, por eso la alimentación de corriente a un salón de operaciones, debe ser aislada de tierra por un transformador de aislamiento. El cable secundario de los transformadores de aislamiento utiliza- do por las compañías eléctricas no es aterrado y proveen de 2 líneas de voltaje vivo no aterradas, para los equipos del salón de operaciones. El chasis del equipamiento está aterrado (pero no el circuito eléctrico) a través del pin más pronunciado de las 3 espi- gas del equipo en cuestión. Si el cable vivo es ahora contactado sin intención por un paciente conectado a tierra, la corriente no fluye a través del paciente, pues no se completa el circuito, pues no hay regreso, pero si las 2 líneas eléctricas son contactadas, entonces el circuito se completa y es posible el shock eléctrico. Si la línea de alimentación entra en contacto con tierra debido a una falla, el contacto con otra línea de alimentación completaría el circuito a través del paciente aterrado. Para reducir la posibilidad de 2 fallas coexistentes, un monitor de aislamiento de línea mide el potencial de flujo de corriente desde la fuente eléctrica hasta tierra. Básicamente el monitor de aislamien- to de línea, determina el grado de aislamiento entre 2 cables con corriente y la tierra y predice el monto de corriente que podría fluir, si un segundo corto circuito se favoreciera o desarrollara. Una alarma es activada, si un flujo de corriente inaceptablemente alto ocurriera, (normalmente 2-5 mA), pero la corriente no es inte- rrumpida a menos que un interruptor protector sea activado, pero estos no son usualmente instalados en locales como el salón de 13 operaciones, donde descontinuar equipos de soporte de vida (respiradores), es mas peligroso que el riesgo de shock eléctrico. 3. Diatermia quirúrgica. El uso de equipamiento médico electrónico, somete a pacientes y personal a su alrededor al riesgo de electrocución. Los anestesiólogos deben tener al menos un entendimiento básico de los peligros eléc- tricos y su prevención. El contacto del cuerpo con 2 materiales conductivos a diferentes potenciales de voltaje, puede completar un circuito y resultar un shock eléctrico. Normalmente un punto de exposición es el conductor vivo de 110 o 220 volt y el circuito se completa a través del contacto a tierra. Ejemplo: una persona en contacto a tierra, solo necesita hacer con- tacto con un conductor vivo, para completar el circuito y recibir un shock eléctrico, el conductor vivo podría ser el marco o cubierta del monitor del paciente, que ha desarrollado una falla. El efecto fisiológico de la corriente eléctrica depende de la locali- zación, duración, frecuencia y magnitud o intensidad de la misma, para ocasionar un shock eléctrico. La fuga de corriente está pre- sente en todos los equipos eléctricos, como resultado del acopla- miento capacitivo, la inducción entre los componentes eléctricos internos y defectos de aislamiento del chasis. La corriente puede fluir como resultado del acoplamiento capacitivo, ejemplo: las tar- jetas de un circuito y su chasis, aunque no estén físicamente contactados. Algunos monitores están doblemente aislados para disminuir el efecto de acoplamiento capacitivo, otros monitores están diseñados para estar conectados a tierra de baja impedancia (un cable seguro a tierra) y esto impide que la corriente pase a través de la persona. La magnitud de la fuga por acoplamiento capacitivo es normalmente imperceptible al tacto, es por debajo de un mili ampere, la que es bien por debajo del umbral de fibrilación que es de 100 miliamperes. La corriente a su paso por la piel encuentra una alta resistencia, pero si esta es aplicada directamente al corazón, corrientes tan bajas como 100 microamperes pueden ser letales. Las máximas fugas permisibles en los equipos del salón de operaciones son de 10 microamperes. 14 La alta densidad de corriente en la punta del electrocauterio es capaz de coagular el tejido o cortarlo, dependiendo de la forma de onda. La fibrilación ventricular es prevenida por uso de frecuencias eléctricas ultra-altas (0,1-0,3 millones de Herz), comparado con la línea eléctrica (50-60 Herz). La amplia área de superficie del electrodo de retorno de baja im- pedancia, evita quemaduras en el punto de salida de la corriente, pues posee una densidad de corriente baja. Los niveles de alta potencia de las unidades de electrocirugía (por encima de 400 Watts), pueden causar acople inductivo con los cables del monitor, al provocar una interferencia eléctrica. El mal funcionamiento del electrodo de retorno puede resultar de- bido a desconexión de la unidad de electrocirugía, inadecuado con- tacto con el paciente o insuficiente gel conductivo. En estas situaciones la corriente encontrará otro lugar para salir, por ejemplo: los electro- dos del electrocardiograma o partes de metal de la mesa de operacio- nes, puede causar quemadura del paciente. Las precauciones para prevenir las quemaduras por diatermia incluyen, la colocación ade- cuada del electrodo de retorno y la eliminación de los contactos del paciente con la tierra. El flujo de corriente a través del corazón, pue- de causar mal funcionamiento del marcapaso, esto puede ser minimi- zado colocando el electrodo de retorno lo más cercano posible al campo quirúrgico y tan lejos del corazón como se pueda. Las más modernas unidades de electrocirugía son aisladas de tie- rra, al usar el mismo principio de fuente de alimentación aislada (sa- lida aislada contra unidad de referencia aterrada), porque este segundo plano de protección suministra a estas unidades de electro cirugía, con su propia fuente de alimentación aislada, una falla eléctrica que no puede ser detectada por el monitor de aislamiento de línea del salón de operaciones. Sin embargo algunas unidades de electro cirugía son capaces de detectarel mal contacto entre el electrodo de retorno y el paciente mediante el monitoreo de impedancia, muchas unidades más viejas suenan la alarma si el electrodo de retorno es desconectado del equipo. Los electrodos bipolares con una propagación de corriente eficiente de algunos miliamperes, eliminan la necesidad de un electrodo de retorno. Desde el marcapaso y el electrocardiograma, la interferencia es posible, el pulso y el sonido del corazón, deben ser estrictamente monitorizados cuando alguna unidad de electrocirugía es utilizada. 15 FUEGO Y EXPLOSIONES Hay tres requisitos para que ocurran fuegos y explosiones en el salón de operaciones: – Un agente inflamable (graso). – Un gas que admita combustión. – Una chispa o encendido de origen. Los gases anestésicos inflamables como el éter dietílico, éter divinílico, cloruro de etilo, etilene y ciclopropano, ya no son usados en nuestro medio y en gran parte del mundo. Sin embargo, el riesgo de fuego y explosiones no ha sido elimina- do, pues el gas intestinal que contiene metano, hidrógeno, y sulfito de hidrógeno es altamente inflamable. Los suministros del salón de operaciones que pueden ser combus- tibles incluyen tubos endotraqueales, oxígeno, catéter, paños quirúrgi- cos, soluciones alcohólicas, incluso ungüentos con base de petróleo y si estas sustancias se encienden, deben ser inmediatamente retiradas del paciente y sofocadas. Agentes inflamables que meramente se queman con el aire, pue- den explotar mezclados con nitroso y oxígeno, la acumulación de es- tos agentes bajo los paños quirúrgicos en la cirugía de cabeza y cuello, es particularmente peligrosa. Con el uso rutinario de la pulsoximetría no hay razón para insuflar oxígeno indiscriminadamente debajo de los paños quirúrgicos. Históricamente la electricidad estática, ha sido el origen frecuente de los fuegos. Numerosos hospitales prohíben el uso de materiales aptos para causar descargas estáticas, como son el nylon, lana, poliéster e instalan circuitos respiratorios conductivos aterrados y mantienen una humedad relativa por encima del 50 %. La mayoría de las guías antiguas ya no son observadas, pues de hecho, el aterramiento conductivo aumenta el riesgo de daños eléctricos. En los tiempos actuales, la mayor parte del origen de los fuegos y explosiones en unidades quirúrgicas, está relacionado con los equipos eléctricos, tales como la electrocirugía y el láser. El uso de la diatermia cerca de un intestino distendido o el láser cerca de tubos endotraqueales convencionales, continúan siendo la prueba de que el peligro de explosiones intraoperatorias persiste. Los tubos endotraqueales pueden ser parcialmente protegidos del lá- ser, envolviéndolos con una lámina fina de metal y llenando el cuff 16 con solución salina, aunque se han diseñado tubos endotraqueales láser-resistentes y están disponibles en nuestro medio. Los resultados de los fuegos y explosiones en los salones de ope- raciones son trágicos en cualquier lugar. ¿Quién es el responsable de probar y certificar el sistema de gases médicos? Cada país tiene su propio sistema de control, que se rige por regla- mentos internacionales de seguridad para el uso de gases médicos, los cuales se cumplen en Cuba, donde no se reportan accidentes de este carácter. ¿Qué elementos del sistema de gases médicos necesitan ser monitorizados constantemente? La 24 horas debe chequearse la presión del sistema por salideros, válvulas defectuosas, etc, esto se prevé con conexiones cruzadas y presurizando cada gas separadamente y confirmando que la presión está presente solo en la salida de gas correspondiente. La pureza del contenido es verificada por análisis de muestras recogidas de cada salida. La excesiva contaminación por gases volátiles o por humedad, puede ser eliminada con altos flujos de nitrógeno a través del sistema. Los anestesiólogos deben chequear y rechequear la salida de ga- ses, hasta estar seguros de que hay correspondencia de código de colores y de conexiones para cada gas. El contenido de cada línea de gas se confirma con analizadores de oxígeno, cromatografía gaseosa o por espectrometría de masa. La aspiración puede ser chequeada con una succión tope, capaz de medir la presión negativa. Los problemas comunes incluyen partí- culas de cobre oxidado dentro de la línea, uniones inadecuadas, enco- lado inadecuado y fallo en los componentes. Ante cualquier construcción, remodelación o expansión cerca del sistema de gases médicos o de su almacenamiento, se justifica la sospecha de problemas con el uso de gases médicos y su chequeo y control atento, externo e internamente es imprescindible. 17 BIBLIOGRAFIA 1. Barash PG, Cullen BF, Stoelting AK. Clinical anesthesia handbook. 2nd ed. Philadelphia: Lippincott Company; 1993. p.33-5. 2. Burns THS. Peligros ambientales y medidas de seguridad en el quirófano. En: Wylie y Churchil-Davidson. Anestesiología. t1. Ciudad de La Habana:Editorial Científico-Técnica; 1983.p.242-53. 3. Coleman AJ. Gases anestésicos. En: Wylie y Churchil-Davidson. Anestesiología. t1. Ciudad de La Habana:Editorial Científico-Técnica; 1983.p.183-207. 4. Mathias JA. Oxígeno y gases asociados. En: Wylie y Churchil-Davidson. Anestesiología. t1. Ciudad de La Habana: Editorial Científico-Técnica; 1983. p. 136-7. 5. Morgan GE, Mikhail MS. Clinical anesthesiology. 2nd ed. Stamford: Appleton and lange; 1996.p.13-23. 18 EVALUACIÓN Y PREPARACIÓN PREOPERATORIA EN EL PACIENTE QUIRÚRGICO Dra. Evangelina Dávila Cabo de Villa Todo proceder quirúrgico debe comenzar con la evaluación preoperatoria del enfermo y la elaboración de un plan anestésico, cuya finalidad va dirigida a reducir la morbilidad. Trata que el pacien- te se encuentre en las mejores condiciones antes de la intervención quirúrgica para que el período perioperatorio se desarrolle de forma favorable. La evaluación comienza con la recogida de toda información que permita conocer la situación del enfermo y estará en dependencia de muchos factores, dentro de los cuales se encuentra la enfermedad que exige el tratamiento quirúrgico, su naturaleza y estado evolutivo, situación de agravamiento o no, y lo que se pretende lograr. Resulta importante conocer la presencia de otras enfermedades y su estado de compensación, determinar si es conocida o sospechada y si resul- ta lo suficientemente peligrosa como para retrasar, modificar o con- traindicar la operación, e identificar las enfermedades conocidas de acuerdo a la severidad, para prever complicaciones. Se precisará la ingestión de fármacos y la presencia de hábitos tóxicos, entre otros, ya que pueden repercutir sobre el desarrollo perioperatorio y/o la morbilidad. Por tanto, resulta importante la recopilación exhaustiva de datos de salud del enfermo. Para evitar el olvido de estos aspectos debe tenerse a mano una guía elaborada que los registre con exactitud. 1. Evaluación. Como fuente portadora de datos podemos citar: Historia Clínica: este documento oficial, que presenta el paciente desde su ingreso en la unidad hospitalaria, contendrá información desde el comienzo de la enfermedad hasta las investigaciones realizadas para llegar al diagnóstico preoperatorio, así como antecedentes de otras enfermedades; por lo que presentará interrogatorios, exámenes 19 físicos, estudios complementarios y los diferentes criterios médicos sobre diagnóstico, evolución y enfoques terapéuticos. Hoja anestésica: esta debe ser realizada por un anestesiólogo, quien analizará los datos de la historia clínica y efectuará su consulta en forma directa al enfermo. Se iniciará en la consulta preanestésica del preoperatorio, y debe realizarse con antelación al día de la intervención quirúrgica, de ma- nera que permita la realización de algún otro estudio que se necesite. 2. Elaboración del plan anestésico. A partir de la información recopilada, se trazará una estrategia de trabajo que permita una mayor seguridad al enfermo. Se tomarán las medidas requeridas para la adecuada preparación y la aplicación del proceder anestésico,las cuales comienzan desde la información al paciente para crear un ambiente de confianza, hasta las indicaciones que exijan una preparación de acuerdo a lo hallado en la historia clíni- ca y el examen. Se incluirá también el equipamiento y la monitorización necesaria para el seguimiento perioperatorio. CONSULTA PREANESTÉSICA Debe ser realizada en un local provisto de recursos, que permitan la recogida de datos: peso, talla, examen físico, etc., con suficiente privacidad y brinde un ambiente propicio para que el enfermo se sien- ta seguro. El médico debe tener una participación activa y registrará en la hoja anestésica, que acompañará la historia clínica, todo lo que considere de mayor interés y pudiera repercutir en el transcurso de la anestesia que se seleccione (Fig. 1). Se revisará toda la documentación que acompañará la historia clínica, incluyendo el consentimiento del enfermo. Todo ello ayudará a identificar y valorar riesgos, los que serán tratados más adelante. La hoja de evaluación anestésica, de la que existen diferentes modelos, tiene el objetivo de recopilar datos en las distintas etapas, pre, trans y posoperatorio (Figs. 2, 3 y 4). 20 Fig. 1. Resulta importante la valoración de los siguientes aspectos que se exponen a continuación. Interrogatorio Deberá incluir datos relacionados con: – Enfermedad quirúrgica. – Enfermedades asociadas. – Fumador y alcoholismo. – Uso de medicamentos. – Reacciones alérgicas. – Anestesias previas. – Funcionamiento de los distintos sistemas. Enfermedad quirúrgica: es aquella que motiva la intervención quirúrgica, debe conocerse su estado evolutivo y el grado de deterio- ro que puede provocar en la salud del enfermo, así como su localiza- ción y repercusión sobre el resto de los sistemas. Enfermedades asociadas: la presencia de algunas afecciones, sobre todo, las cardiovasculares, respiratorias, renales y endocrino- metabólicas, pueden entorpecer el buen desarrollo del acto anestési- co, por lo que resulta importante su grado de compensación. 21 Fumador y alcoholismo: la eliminación de cigarros durante 2-3 semanas antes del proceder anestésico puede disminuir la incidencia de complicaciones respiratorias. Generalmente su mayor consumo se acompaña de cierta intolerancia al ejercicio, por lo que estos pacien- tes pueden necesitar la realización de pruebas funcionales respiratorias. En los alcohólicos crónicos resulta frecuente observar cierta toleran- cia a 30 los agentes anestésicos, explicado esto por el mecanismo de inducción enzimática, además pueden ser portadores de hipertensión portal y cuadros de irritación nerviosa en el período posoperatorio. Fig. 2. 22 Uso de medicamentos: resulta de gran interés su conocimiento, ya que en algunos de ellos debe mantenerse su administración, debi- do a que contribuyen a la compensación de alguna enfermedad. En muchas ocasiones algunos de ellos deben ser sustituidos por otros de acción corta. Además, hay medicamentos que presentan implicaciones en anestesia y dentro de los más frecuentes podemos citar: – Aspirina: tiene propiedades de antiagregante plaquetario. Puede favorecer el sangramiento. Debe ser suspendido una semana an- tes de la operación. – Aminoglucósidos: favorecen la debilidad muscular y prolongan la acción de los relajantes musculares no despolarizantes. – Amitriptilina: aumenta las respuestas de las drogas simpaticomiméticas. Se recomienda su suspensión 3-7 días antes de la aplicación de la anestesia. Fig. 3. 23 – Beta-antagonistas: disminuyen la contractilidad miocárdica. Favo- recen la bradicardia y depresión miocárdica. No deben suspenderse. – Diuréticos: provocan pérdida de agua y electrólitos, por lo que su administración preoperatoria debe ser tenida en cuenta. La hipocoliemia e hipocloremia favorecen la alcalosis metabólica. – Anticálcicos. Disminuyen la contractilidad de los vasos sanguíneos al entorpecer la participación del calcio en la contracción de la fibra lisa vascular. Favorece la hipotensión arterial. No deben suspenderse. Fig. 4. 24 Reacciones alérgicas: los antecedentes de alergias medica- mentosas resultan de obligatorio conocimiento para evitar su adminis- tración en el acto operatorio y prever reacciones de hipersensibilidad. Existen fármacos que favorecen la liberación de histamina, lo que exige mayor precaución en su empleo. También las alergias alimentarias resultan importantes como la alergia al pescado, por existir fármacos donde este es su fuente de preparación. Ejemplo: la protamina. Anestesias previas: de existir antecedentes de operaciones ante- riores debe revisarse la hoja de anestesia anterior, valorar su desarro- llo, respuestas a los agentes anestésicos, buscar si existió alguna dificultad en la aplicación del proceder anestésico empleado y la ne- cesidad de la administración de sangre o no. Funcionamiento de los demás sistemas: enfatizar en el sistema cardiovascular, en lo relacionado con la respuesta del organismo al ejercicio, tolerancia al decúbito; en el aparato respiratorio, tos matuti- na, además existen toda una serie de manifestaciones que pueden orientarnos sobre el funcionamiento de otros sistemas como cefa- leas, dolores articulares y otros. Examen físico Debe comenzar desde: – Peso y talla: resulta de gran interés para la dosificación de los agentes a administrar, cálculo de índices cardíacos (L/min./m2), la volemia, entre otros. Además de orientar sobre el biotipo y estado nutricional, etc. – Piel: la palidez cutáneo-mucosa puede revelar sobre el estado hematológico, hidratación, etc. – Características de la cabeza y cuello. Tamaño de la cabeza (Ej.: hidrocefalia), presencia de barba. Fosas nasales y grado de per- meabilidad. Boca, dentición y tamaño de la lengua. Cuello, si corto y/o musculoso, largo con “nuez de Adán” muy pronunciado, grado de flexión y extensión del cuello. Posición de la tráquea: si está en línea media o desviada y valorar su movilidad. Aplicación de pruebas predictivas para el aborbaje de la vía aérea. 25 – Aparato cardiocirculatorio: auscultación de ritmos cardíacos. Ci- fras arteriales. Sistema venoso. Coloración de la piel. Edemas periféricos. Ingurgitación venosa. Sistema respiratorio: Auscultación de murmullos vesiculares. Ruidos. Características de la respiración. Frecuencia. Características del tórax. – Estado neurológico: Identificar la presencia de alguna enfermedad o secuela. Estado de conciencia, presencia de alguna disfunción sensitiva y/o motora. Hipotensión ortostática. – Sistema osteomioarticular: Movilización de las articulaciones. Flexión, extensión de la columna. Características anatómicas del cuello, su longitud. – Extremidades: Deformidades. Pulsaciones. Coloración. Sensibili- dad. Presencia de lesiones locales. – Hematológico: Signos de discrasias sanguíneas. Petequias, lesio- nes equimóticas. – Biotipo: Obesidad, sobrepeso. – Digestivo. Cavidad bucal. Dentición. Limitaciones para la apertura de la boca, dentición, tamaño de la lengua, prótesis dentarias. Existen pruebas adicionales que nos orientan sobre las reservas fisio- lógicas: – Test Sebaresez: El paciente en reposo toma una inspiración profunda, la retiene, si logra hacerlo por 25’’ o más puede con siderarse normal. Si la retiene por un tiempo menor nos indica una disminución de la reserva respiratoria. – Espirómetro de Writgh: Mediciones del flujo espiratorio, que permite definir tipos de deterioro fisiológico, aunque no da in formación acerca del control de la ventilación, distribución de la misma o del intercambio de gases respiratorios. Exámenes de laboratorio Para una orientación general, se indican: – Hemograma-Glicemia-Serología. – Rx tórax (Mayores de 50 años, portadores de enfermedad respira- toria o fumadores inveterados). – Creatinina, de acuerdo a la información recibida. Urea especial- mente en ancianos. 26 – Otros exámenes ante alguna evidencia detectada mediante el inte- rrogatorio y/o examen físico de determinado sistema. – Deben realizarse aquellos exámenes cuyosresultados pudieran modificar la conducta terapéutica, evitar las sobrecargas que ade- más de irritar al enfermo, encarecen los servicios. Selección del proceder anestésico Medicación preanestésica: la administración de fármacos antes del proceder anestésico, tiene como finalidad sedar al enfermo para disminuir la ansiedad, con lo que se comporta más cooperador, tanto para la canalización de venas como para la aplicación de otro proce- der. Esta puede comenzar desde la noche anterior a la operación. Se prefieren algunos psicofármacos y se han citado algunos agen- tes anticolinérgicos (atropina), cuyo empleo actualmente resulta con- trovertido, pues reseca las mucosas, lo que resulta molesto para el enfermo. Entre los agentes más usados podemos citar: Seconal 1-4 mg/kg i.m. Diazepan 5-10 mg v.o. Midazolan 1-5 mg i.m. Droperidol 0,03-0,14 mg/kg. Meperidina 1-1,5 mg./kg i.m. Atropina 0,4-0,6 mg i.m. Glicopirrolato 0,2-0,3 mg i.m. o i.v. Existe también otro grupo de fármacos útiles para la profilaxis de la broncoaspiración, de gran importancia en las pacientes obstétricas, hernias hiatales, obesidad e intubación difícil. Cimetidine 200-400 mg v.o. Ranitidine 150-300 mg v.o. Metoclopramida 10 mg i.v Método anestésico: la aplicación de la anestesia produce pérdida de la sensibilidad táctil, térmica y dolorosa de forma reversible. Estos pueden ser separados en 2 grandes grupos: – General, cuando se acompaña de una pérdida transitoria de la conciencia. 27 – Regional, se interrumpe la transmisión del impulso nervioso en una parte o región del cuerpo, y se conserva el estado de conciencia. Para la realización del acto anestésico también se han citado otros métodos, aplicados por personal entrenado, como el acupuntural y la hipnosis. La elección estará en dependencia de varios factores, entre ellos: – Estado físico del enfermo. – Características de la operación. – Conocimientos del anestesiólogo. – La aceptación del enfermo. – Disponibilidad de recursos que aseguren el buen desarrollo del acto anestésico y quirúrgico. Estratificación de riesgos en anestesia Los riesgos están muy vinculados a los pronósticos y están en dependencia de los beneficios que pudieran aportar al enfermo. Existen varias clasificaciones, en forma general se considera: Bueno: cuando los beneficios superan los riesgos. La salud del paciente y recursos disponibles suponen un buen desarrollo del acto operatorio. Regular: aunque los beneficios pueden superar los riesgos, los resultados están en dependencia del desempeño del acto operatorio y/o la capacidad de reacción del enfermo, por existir situaciones que pueden ser desfavorables al enfermo. Malo: cuando existen dudas sobre los beneficios que pudiera aportar el acto operatorio. Existen múltiples factores que repercuten, en mayor o menor gra- do, sobre los resultados terapéuticos, muchos de los cuales no resul- tan medibles, entre ellos, el medio asistencial y el personal que asiste el enfermo. Resultan más factibles en su apreciación, aquellos donde es posible la aplicación de escalas evaluativas. Entre las mediciones que deben aparecer en la hoja anestésica citamos: La American Society of Anesthesiologys (ASA) estableció una clasificación de los grupos en diferentes categorías: 28 ASA 1. Paciente con estado de salud normal. ASA 2. Paciente con enfermedades sistémicas controladas (Ej. diabetes, hipertensión arterial, obesidad). ASA 3. Paciente con enfermedad sistémica severa que lo limita.(Ej. antecedentes de infarto del miocardio). ASA 4. Paciente que presenta una enfermedad que lo incapacita, lleva tratamiento de por vida (Ej. insuficiencia renal). ASA 5. Paciente en mal estado, moribundo, con una superviven- cia que no supera las 24 horas. A las operaciones emergentes se les añade la letra E. Esta escala está muy relacionada con los riesgos, ya que en la medida en que los números aumentan, estos serán mayores. Los en- fermos atendidos por E presentan mayor morbi-mortalidad. Existen otras mediciones dirigidas a los sistemas en particular, al- gunas de las cuales citaremos más adelante. Consulta preanestésica, que se le realizará al paciente de cirugía programada. Se revisará la Historia Clínica, se efectuará interrogatorio, exa- men físico, se evaluarán los resultados del laboratorio, riesgos y ela- boración de plan anestésico. La figura 2 muestra el modelo donde se registran los datos recogi- dos en la consulta preanestésica, se emplea tanto en casos progra- mados como urgentes. Se registran los datos generales del enfermo, enfermedad quirúrgica, intervención propuesta, minucioso interroga- torio, examen físico de los sistemas respiratorio y cardiovascular, es- tudios de laboratorio, y otros medios auxiliares en dependencia de los requerimientos del enfermo, medicamentos previos, y se anota el método anestésico y medicación preanestésica. De existir un dato de interés que pudiera modificar el curso de la anestesia, se señalará en la casilla de dato importante o de observaciones. En la figura 3 se aprecia la hoja cronometrada para control del tiempo transoperatorio, registro de los fármacos que se administran, los parámetros vitales, así como cualquier incidencia que pudiera surgir. Se incluye, además el método anestésico, posición corporal del enfer- mo, diagnóstico operatorio, operación realizada y personal que se encuentra en el equipo de trabajo. La figura 4 muestra la hoja cronometrada para el posoperatorio en la que se lleva el control de la evolución de enfermo en su etapa de 29 recuperación inmediata. En ella se registran los parámetros vitales evaluados, administración de medicamentos y otras observaciones. Constituye un elemento de trabajo en la sala de recuperación anestésica de la que será trasladado el mismo mediante el alta firma- da por el anestesiólogo Resumen La evaluación preoperatoria del enfermo tiene carácter individual, cada enfermo exigirá la elaboración de un plan anestésico de acuer- do al análisis realizado, mediante la recopilación de toda información útil que nos permita conocer su estado. No resulta posible establecer un esquema o forma de trabajo que establezca una estrategia de tra- bajo ideal para grupos. La correcta realización de la evaluación anestésica favorecerá la reducción de la morbilidad, y el paciente se sentirá mejor atendido. BIBLIOGRAFIA 1. Atkinson GB, Rushman J, Alfred L. Preanaesthesic assessment and premedication. En: Synopsis of anaesthesia. 11th ed. Oxford:Editoral Butterworth Heineman; 1993.p.75-95. 2. Barash PG, Cullen BF, Stoelting RK. Preparing for Anesthesia. Handbook of Clinical Anesthesia. 2th ed. Philadelphia: Lippincott Company; 1991 .p.3-15 3. Dávila E. Evaluación preoperatoria del paciente quirúrgico. En: Dávila E, Gómez C, Álvarez M, Sainz H, Molina MAnestesiología Clínica. Rodas: Editorial Damují; 2001.p.61-70. 4. Firestone LL. General Preanesthetic Evaluation. En: Firestone LL, Lebowitz PW, Cook ChE. Clinical Anesthesia Procedures of Massachusetts Gene- ral Hospital. 3th ed. Boston: Little, Brown and Company; 1988.p.3-14. 30 ABORDAJE DE LA VÍA ÁÉREA Dra. Evangelina Dávila El abordaje de la vía aérea tiene una importancia fundamental dentro de los cuidados que presenta la práctica de la Anestesiología, ya que uno de los objetivos fundamentales del anestesiólogo es ga- rantizar un adecuado intercambio gaseoso, requerido por un alto por ciento de los pacientes a los que se les aplica anestesia general. Ade- más, entre los aspectos más importantes que encabezan toda evalua- ción de un paciente grave se encuentra la valoración rápida y precisa de la función respiratoria, por la repercusión nociva que puede provo- car una mala ventilación en el resto del organismo, ante una inade- cuada oxigenación y eliminación de CO2, y entre las primeras medidas se encuentra disponer de una vía aérea permeable. Queremos destacar algunos procedimientos que permiten el abor- daje de la vía aérea de una forma eficaz e inmediata, pues resulta importante conocer algunas pruebas de valor predictivopara este abordaje que nos ayudan a caracterizar a los enfermos y su pronóstico. Los procedimientos están encaminados a: – La permeabilización de la vía aérea (Descartar cuerpo extra- ño en la boca, elevación de la base de la lengua) – Garantizar una ventilación que permita una adecuada oxige- nación tisular. Antes de la implementación del abordaje de la vía aérea, es impor- tante tener en mente que el paciente puede presentar: a) Estómago lleno. b) Trauma cervical. c) Vía aérea difícil. Por lo tanto, debemos aplicar diferentes medidas preventivas diri- gidas a evitar una posible broncoaspiración, por lo que deberá dispo- ner de equipo de succión y levine; no movilización del cuello hasta que esté demostrada la no existencia de trauma cervical, y tener al- ternativas ante una vía aérea difícil, lo que explicaremos más adelante. ASPECTOS ANATÓMICOS Y FISIOLÓGICOS DE MAYOR INTERÉS Su abordaje requiere del conocimiento anatómico y funcional de las vías respiratorias, disponer del equipamiento necesario, la realiza- 31 ción de un adecuado examen físico apoyado en una serie de valora- ciones clínicas para una mejor preparación y adecuación de recursos. La vía aérea se encuentra dividida en: – Superior: constituida por nariz, faringe, orofaringe, nasofaringe, faringofaringe y la laringe. – Inferior: árbol traqueobronquial y el parénquima pulmonar. NARIZ Encontramos las cavidades o fosas nasales que realiza una serie de funciones importantes: – Entrada de aire desde la parte anterior de la fosa nasal. – Los pelos, mucosa y epitelio ciliado constituyen una defensa con- tra la invasión de cualquier microorganismo. Los cilios mantienen una continua actividad y evitan la acumulación de secreciones, su actividad está influida por la temperatura, cubierta de moco, y es más favorecida frente a las soluciones alcalinas. – Calentar, humedecer el aire o gases inspirados. La temperatura aumenta en 2 a 3 % la temperatura corporal. La irrigación está regulada por un reflujo vegetativo que permite a la mucosa hincharse o contraerse. – Resonancia vocal. – Función sensitiva olfatoria. FARINGE Se extiende desde la cara posterior de la nariz en la base del crá- neo, hasta la altura del borde inferior del cartílago cricoides, donde se continúa con el esófago. El velo del paladar la divide en: nasofaringe y orofaringe. LARINGE Se halla a nivel de la vértebra CIII y CVI, la constituyen una serie de cartílagos articulares que se encuentran en la parte superior de la tráquea. El orificio de entrada lo limita anteriormente el borde supe- rior de la epiglotis, posteriormente una hoja de la mucosa situada en- tre ambos cartílagos aritenoides y a cada lado del borde libre de un pliegue mucoso (pliegue ariepiglótico), que une el vértice del cartílago aritenoides con el lado de la epiglotis. 32 En la cavidad laríngea se aprecian unas estructuras que son los pliegues vestibulares, que se extienden a cada lado en forma de es- trechas bandas de tejido fibroso que van desde la cara antero externa de los cartílagos aritenoides, hasta al ángulo del cartílago tiroides en el punto de inserción de la epiglotis. Estos pliegues son denominados cuerdas vocales falsas y se hallan separadas de las cuerdas vocales verdaderas, las cuales que se encuentran situadas por debajo del seno laríngeo. Las cuerdas vocales verdaderas son dos pliegues de la mu- cosa de color blanco nacarado, que se extienden desde el ángulo del cartílago tiroides hasta las apófisis vocales de los aritenoides. La au- sencia de submucosa le da este color pálido. Su longitud es de 44 mm en el hombre y 36 mm en la mujer. Está compuesta por los cartílagos: tiroides, cricoides, ariteniodes (2), corniculados (2 santorini), cuneiformes (Wrisberg), epiglotis y los músculos extrínsecos (tirohioideos, esternocleidomastoideo, constric- tor inferior de la faringe) e intrínsecos (cricoaritenoideo posterior, cricoaritenoideo lateral interaritenoideo) (Fig.5). Fig.5. TRÁQUEA Está formada por anillos cartilaginosos incompletos en la parte pos- terior. Su extensión es de 10 a 11 cm de largo de C VI a D V, donde se 33 bifurca en la carina en 2 bronquios principales, derecho e izquierdo. Está revestida por un epitelio cilíndrico ciliado. Se desplaza con los movimientos respiratorios y con los cambios posturales de la cabeza. Durante la inspiración la carina desciende 2 cm (Fig.6). Fig.6. BRONQUIOS Derecho tiene 2,5 cm de longitud, es más ancho y corto que el izquierdo. Más alineado con la tráquea, abandona la línea media en un ángulo de 25º. Se divide en ramas que van para los lóbulos supe- rior derecho, medio e inferior derecho. Izquierdo: resulta más angosto, largo (5 cm). La aorta cabalga sobre él. Abandona la tráquea en un ángulo de 45º. Se divide en lóbu- lo superior e inferior izquierdo. Se continúan con los bronquiolos y bronquiolo terminal, y finaliza en los alvéolos. El intercambio de gases ocurre a nivel alveolar, los bronquiolos respiratorios, conductos alveolares y sacos aéreos. Dentro de los alvéolos, la sangre y el aire 34 están separados por una fina capa de tejido de 1-2µ de espesor, que a su vez presenta 4 estratos: líquido de revestimiento alveolar (que tien- de a colapsarlos), epitelio alveolar, capa intersticial (membranas basales fusionadas) y endotelio capilar. EQUIPAMIENTO 1. Mascarilla, pieza facial, que puede ser de metal, goma o plástico. Presenta una almohadilla de reborde hinchable. 2. Cabezal, fijador de mascarilla. Goma, plástico, material elástico. Su forma está adaptada para fijarla desde el occipucio y pasarla por ambos lados de la cara y para que fije la máscara a la cara. 3. Laringoscopio, formado por las siguientes partes: Hoja Espátula, reborde u oreja, punta o casquillo. Mango Aparato o fuente de luz. 4. Sondas, cánulas o tubos endotraqueales (ET). 5. Sondas o cánulas orofaríngeas-nasofaríngeas. 6. Conector: dispositivo que tiene un extremo a la máquina y otro que conecta directamente la sonda endotraqueal. 7. Adaptador en Y o pieza en Y. 8. Estiletes. Facilitan la introducción de sondas blandas por la boca, dirige la sonda de intubación como guía. 9. Separadores: carretes de caucho, gasa. Separan los maxilares y evitan mordeduras de sonda. 10. Pinza de Magill: Para guiar la sonda ET por glotis, la sonda levine al esófago, e insertar material de taponamiento faríngeo. 11. Sondas para aspiración. 12. Jeringuilla (10 mL). 13. Esparadrapo o cinta adhesiva, para fijar sonda ET. 14. Bolsa, fuente para insuflar aire, u oxígeno. 15. Equipo de succión. Agregar fármacos: 1. Anestésicos locales. 2. Fármacos depresores del SNC de acción rápida: hipnoahnalgésicos, psicofármacos. 3. Relajantes musculares de comienzo rápido y corta duración. Otros dispositivos alternativos: 1. Máscaras laríngeas. 2. Fastrach. 35 3. Combitube. 4. Broncoscopio de fibra óptica. 5. COPA (cuff orotraqueal air way). TÉCNICAS DE INTUBACIÓN ENDOTRAQUEAL – Métodos. – Visión directa. – Métodos táctiles. – Métodos alternativo: • A ciegas. – Intubación retrógrada. • Ventilación transtraqueal. • Broncoscopio de fibra óptica. – Otros dispositivos: mascara laríngea, obturador esofágico. Por visión directa Nos colocamos detrás del enfermo que se encuentra en decúbito supino (Figs. 7 y 8). Resulta importante la posición de la cabeza, la que se elevará unos 10 cm de la horizontal de la mesa. Laringoscopia. Uso de laringoscopio: Fig. 7. 36 Fig. 8. Pasos 1. Inserción del laringoscopio en la cavidad bucal, introducir por el carrillo derecho (Fig.9). 2. Visualización de epiglotis, introducción lenta, suave. 3. Elevación de la epiglotis. Punta de la espátula curva en la valécula. Se visualiza la glotis, y se realiza la maniobra de intubación endotraqueal. Maniobra de intubación Descubierta la laringe, insertar la sonda mediante un movimiento rápido y continuo. Introducir la sonda en la fase inspiratoria, en la que no hay fonación. Confirmar que la ET ha sido lograda por inspección, auscultación del aparato respiratorio y luego fijaciónde la sonda ET (Fig 9). Por vía nasal o ciegas: A ciegas por vía nasal De igual forma, nos colocamos detrás del enfermo que se encuen- tra en decúbito supino, con la cabeza en posición de flexión. 37 Fig. 9. 1. Hoja del laringoscopio. 2. Epiglotis. 3. Cuerdas Vocales. 4. Glotis. Se debe identificar cuál es el orificio de las fosas nasales por el que respira mejor, valorar su permeabilidad, al que se coloca el bisel del tubo endotraqueal (lubricado), paralelo al tabique nasal hasta llegar a la faringe y continuar su progresión al escuchar los murmullos vesiculares respiratorios, se introduce por rotación moderada a la glotis y se orienta sobre la posición de la tráquea. El paciente respira es- pontáneamente. Intubación retrógrada El paciente permanece acostado y con la cabeza extendida, se punciona la membrana cricotiroidea, previa medidas de asepsias, con aguja hueca o trocar, por donde pasará una guía flexible o catéter en dirección retrógrada a la faringe, el cual es extraído por la boca, am- bos extremos de la guía se mantendrán tensos. Se toma el extremo bucal, se pasa la guía por la luz del tubo endotraqueal, que se introdu- cirá por la boca hasta la tráquea, ocasión en que será retirada la guía al estar abordada la tráquea, y se comprobará la presencia de mur- mullos vesiculares. 38 Uso del fibrobroncoscopio Permite la visión indirecta de la glotis a través de la refracción provocada en las fibras, su extremo distal óptico puede ser dirigido de acuerdo a lo que necesite el observador. Resulta muy útil en las intubaciones difíciles. Su empleo está destinado a profesionales espe- cializados. Vía transtraqueal Entre los elementos importantes para la técnica se encuentra la hiperextensión e inmovilidad de la cabeza. Para su realización debe- mos identificar cartílagos tiroides y cricoides, localizar membrana cricotiroidea, aplicar limpieza del campo, e infiltración de la piel con anestésico local. Emplearemos aguja 23 (3,75 cm de largo), jeringui- lla 2 mL (con anestésico local). Procedimiento: introducir aguja en línea media (membrana cricotraqueal). Ante la falta de resistencia y entrada de aire, previa inyección de anestésico local, extraer aguja y pasar la sonda fina o aguja trocar a tráquea y oxigenar con presión positiva, con los dispo- sitivos disponibles. Medidas que favorecen la realización de las maniobras de abordaje de la vía aérea Cuando el paciente está consciente, podemos apoyarnos de una serie de medidas para atenuar reflejos que se encuentran presentes. Puede aplicarse anestesia tópica a nivel de hipofaringe- laringe y trá- quea mediante spray o inyección transtraqueal de anestésico local o extrabucal, mediante el bloqueo del nervio laríngeo. Puede realizarse intubación de secuencia rápida en la que se le administra un hipnótico y relajante muscular de acción rápida, de- presión a nivel del cricoides y O 2 100 % ; debe ser realizada por expertos y tener disponibles otras alternativas. Al paciente inconsciente se la administra O 2 100 %, previo por máscara (3 min). Si no existen reflejos, pudiera realizarse la manio- bra sin necesidad de fármacos. 39 VALORACIÓN DE LA VÍA AÉREA PARA LA INTUBACIÓN ET 1. Interrogatorio: antecedentes de problemas bucales o nasales, ope- raciones previas de boca, garganta, cuello. Ingestión previa de alimentos. 2. Examen físico: – Deformidades anatómicas. Alteraciones congénitas. – Configuración de la cabeza. Orificios nasales, presencia de barba. – Cavidad bucal, lengua, dentadura. – Cuello: longitud, musculatura, flexión y extensión, desviación de tráquea, alguna evidencia de obstrucción de la vena cava superior, presencia de cicatrices, radiaciones recibidas. – Volumen de las mamas. • Características de la voz. 3. Aplicación de pruebas de valor predictivo para la detección de una vía aérea difícil. Diversos autores han ideado clasificaciones e índices predictivos que pretenden evaluar el grado de dificultad para el abordaje de la vía aérea en cada paciente en particular, mediante la exploración física meticulosa y en ocasiones auxiliándose de estudios radiológicos en el preoperatorio. Entre las clasificaciones más usadas por ser básicamente clínicas y fáciles de realizar en la cama del paciente, podemos citar: Mallampati modificada. Espacio mandibular. Patil-Aldreti. Distancia interincisivos, entre otras. Se sugiere la aplicación de varias de ellas en cada paciente, por no contarse con un método que tenga un 100 % de efectividad en su predicción. Mallanpati modificaca por Sampson y Young: Paciente sentado frente al evaluador y se le ordena que protruya la lengua (Fig. 10). Escala I Visibilidad de paladar blando, fauces, úvula y pilares. II Visibilidad de paladar blando, fauces y úvula. III Visibilidad de paladar blando y base de úvula. IV Nula visibilidad de paladar blando. 40 Fig. 10. 1 Pilares. 2 Úvula. 3. Paladar duro. 4. Paladar blando. Fig.11. Estructuras que se observan. I. Apertura glótica expuesta (sin dificultad para la intubación). II. Solamente se expone la comisura posterior de la glotis (puede existir ligera dificultad). III. Sólo se expone la epiglotis (puede haber dificultad bastante severa). IV. No hay exposición ni de la epiglotis (intubación imposible, excepto por métodos especiales). En la medida que aumenta la escala, mayor es el grado de dificultad. De acuerdo con algunos estudios realizados, existe cierta correla- ción entre el grado de laringoscopia y la escala de Mallampati, como puede apreciarse a continuación: de acuerdo a la visualización de las estructuras cuando se realiza la laringoscopia, existe también una escala que nos permite conocer el grado de dificultad, podemos men- cionar la escala establecida por Cormack y Lehane (Fig.11) . 41 Espacio Mandibular Existe otra escala que nos orienta sobre la presencia de una larin- ge dispuesta en un plano que dificultaría su visibilidad por vía endobucal, y se mide por el espacio mandibular. Espacio mandibular: mide la distancia del mentón al hueso hioides; cuando mide menos de 3 cm puede ser difícil (Fig. 12.) La escala de Patil-Aldreti Evalúa la distancia que existe entre el cartílago tiroides y el borde inferior del mentón, con el paciente sentado, con la cabeza en exten- sión completa y la boca cerrada (Fig. 13). Fig. 13. Fig. 12 42 Escala: 1. Más de 6,5 cm (podría no tener problemas). 2. De 6 a 6,5 cm (laringoscopia e intubación difíciles, pero posibles). 3. Menos de 6 cm (intubación imposible). La distancia mentoesternal Evalúa la medida de una línea recta que trazamos desde el borde superior del manubrio esternal a la punta del mentón, estando el pa- ciente con la cabeza en extensión completa y la boca cerrada. Escala 1. Más de 13 cm. 2. 12,1 a 13 cm. 3. 11 a 12 cm. 4. Menos de 11 cm. En la medida que aumenta la escala aumenta el grado de dificultad. – La apertura interincisivos evalúa la distancia que existe entre los incisivos superiores y los inferiores, con el paciente con la boca completamente abierta. En el paciente edente, se medirá la distancia que existe entre ambas encías a nivel de la línea media. Escala 1. Más de 3 cm. 2. 2.6 a 3 cm. 3. 2 a 2.5 cm. 4. Menos de 2 cm. En la medida que aumenta la escala aumenta el grado de dificultad. – En muchas ocasiones podemos mejorar la laringoscopia realizan- do la maniobra de BURP, que consiste en presionar con la mano derecha, ligeramente la laringe hacia abajo, arriba y a la derecha, favoreciendo la visualización de la glotis. 43 Vía aérea difícil Situación clínica en la que un profesional entrenado experimenta dificultad con la ventilación con mascarilla facial, con la intubación traqueal, o con ambas. Intubación difícil. Se ha considerado difícil cuando la inserción del tubo orotraqueal con la laringoscopia tradicional requiere más de 3 intentos o dura más de diez minutos. La incidencia de intubación difícil se ha dicho que está presente entre 1,2 y 2,5 % de los pacientes atendidos. Las causas pueden ser congénitas (como Pierre Robin
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