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RESUMEN Artritis y Atrosis – Porth Fisiopatologia 9ª edición – Niara Husein Lena ARTRIRIS REUMATOIDE La artritis reumatoide (AR) es una enfermedad inflamatoria sistémica que afecta del 1% al 2% de la población. Las mujeres se afectan casi 3 veces con mayor frecuencia que los hombres. Aunque la enfermedad ocurre en todos los grupos de edad, su prevalencia se incrementa con la edad. Se ha identificado un nuevo tipo de AR, la artritis reumatoide de inicio en el adulto mayor. Este tipo de AR ocurre después de los 65 años de edad y parece tener un impacto más limitado sobre el organismo en comparación con AR que se adquiere en etapas más tempranas de la vida. Etiología y patogénesis A pesar de que la causa de AR aún no se ha aclarado, la evidencia señala una predisposición genética y el desarrollo de inflamación de las articulaciones mediada por una respuesta inmune. Se ha sugerido que la enfermedad inicia en una persona con predisposición genética por la activación de una respuesta mediada por células T a un factor desencadenante inmunitario, como algún microorganismo. La importancia de los factores genéticos en la patogénesis de AR se apoya en la frecuencia incrementada de la enfermedad entre los familiares de primer grado. La patogénesis de AR puede observarse como una respuesta inmune aberrante que provoca inflamación sinovial y destrucción de la arquitectura articular. Se ha sugerido que la enfermedad inicia debido a la activación de las células T colaboradoras, la liberación de citocinas (p.ej., factor de necrosis tumoral [FNT], interleucina [IL]-1), y formación de anticuerpos. Alrededor del 70% al 80% de las personas con la enfermedad tienen una sustancia llamada factor reumatoide (FR), el cual es un anticuerpo autólogo (Ig FR), es decir, autoproducido, que reacciona con un fragmento de inmunoglobulina G (IgG) para formar complejos inmunes (inmunocomplejo). Los complejos inmunes (Ig FR + IgG) y los componentes del complemento se encuentran en la sinovia, el líquido sinovial y las lesiones extraarticulares de personas con AR. A pesar de que las personas con AR pueden ser seronegativas (no tener Ig FR en el suero), la presencia de cifras altas de FR se relaciona con frecuencia con enfermedad grave que no remite, principalmente con complicaciones sistémicas. La evidencia sugiere que la identificación de anticuerpos antipéptidos citrulinados cíclicos (anticuerpos anti-PCC) es un marcador dianóstico más específico para predecir AR en comparación con la prueba de FR. El papel del proceso autoinmune en la destrucción articular de la AR aún no se ha elucidado. A nivel celular, los neutrófilos, macrófagos y linfocitos se atraen al área. Los neutrófilos y macrófagos fagocitan los complejos inmunes y, en el proceso, liberan enzimas lisosómicas capaces de provocar cambios destructivos en el cartílago articular. La respuesta inflamatoria que sigue atrae células inflamatorias adicionales, lo que pone en movimiento una cadena de acontecimientos que perpetúa la condición. Conforme progresa el proceso inflamatorio, las células sinoviales y los tejidos subsinoviales presentan hiperplasia reactiva. La vasodilatación y el flujo sanguíneo incrementado ocasionan enrojecimiento y calor. La tumefacción articular que se encuentra se debe a una mayor permeabilidad capilar que acompaña al proceso inflamatorio. Manifestaciones clínicas Con frecuencia, la AR se relaciona con manifestaciones articulares y extraarticulares. Por lo general, tiene un inicio insidioso marcado por manifestaciones sistémicas como fatiga, anorexia, pérdida ponderal, rigidez y dolor generalizados. La enfermedad, que se caracteriza por exacerbaciones y remisiones, puede implicar sólo unas cuantas articulaciones durante períodos cortos o puede tornarse inexorablemente progresiva y debilitante. Manifestaciones articulares En general, la afección articular es simétrica y poliarticular. Cualquier articulación diartrodial puede afectarse. La persona puede quejarse de dolor y rigidez articulares que duran 30 min y con frecuencia hasta varias horas. Es usual que la limitación del movimiento articular que ocurre en etapas tempranas de la enfermedad se deba al dolor; después, se debe a la fibrosis. Las articulaciones que se afectan con mayor frecuencia al inicio son los dedos, las manos, muñecas, rodillas y pies. En etapas ulteriores, pueden afectarse otras articulaciones diartrodiales. Por lo general, la afección de la columna vertebral se limita a la región cervical. De manera habitual, las manos se afectan de modo bilateral y simétrico en las articulaciones interfalángicas proximales (IFP) y metacarpofalángicas (MCF) en las etapas tempranas de la AR; es raro que afecte las articulaciones interfalángicas distales (IFD). Con frecuencia, los dedos adoptan una apariencia ahusada debido a la inflamación de las articulaciones IFP. La destrucción articular progresiva puede provocar subluxación (es decir, dislocación de la articulación que provoca desalineación de los extremos óseos) e inestabilidad de la articulación, así como limitación del movimiento. La tumefacción y engrosamiento de la sinovia puede provocar estiramiento de la cápsula articular y de los ligamentos. Cuando esto ocurre, se desarrolla un desequilibrio entre los músculos y tendones, y las fuerzas mecánicas aplicadas a las articulaciones en las actividades cotidianas producen deformidad articular. La rodilla es una de las articulaciones que se afectan con mayor frecuencia y es responsable de gran parte de la discapacidad relacionada con la enfermedad. La sinovitis activa puede ser aparente como tumefacción visible que borra el contorno normal sobre las caras medial y lateral de la rótula. El signo de la ola, que implica el movimiento de líquido en dirección de lateral a medial de la rótula, puede utilizarse para determinar la presencia de líquido excesivo cuando no es visible. Las contracturas articulares, inestabilidad y la deformidad en genu valgo (rodillas en X) son otras manifestaciones posibles. Diagnóstico El diagnóstico de AR se basa en los hallazgos de la historia clínica, la exploración física y los estudios de laboratorio. Debe indagarse en busca de información sobre la duración de los síntomas, las manifestaciones sistémicas, rigidez y antecedentes familiares. Por lo menos deben encontrarse 6 de 10 posibles puntos para establecer un diagnóstico de AR. Estos criterios consisten en 4 categorías (afección articular, serología, reactantes de fase aguda y duración de los síntomas) y se desarrollaron para facilitar el reconocimiento más temprano de AR de tal modo que los pacientes puedan iniciar tratamiento con mayor prontitud y prevenir las recurrencias o disminuir la gravedad de la enfermedad. Con frecuencia en las etapas tempranas, es difícil diagnosticar la enfermedad. A la exploración física, las articulaciones afectadas muestran signos de inflamación, tumefacción, hipersensibilidad y quizá calor y movilidad disminuida. Las articulaciones se palpan esponjosas y blandas debido a engrosamiento e inflamación sinoviales. Los movimientos corporales pueden estar limitados para evitar el dolor. Por lo general, los cambios en la estructura articular no son visibles en etapas tempranas de la enfermedad. La evidencia sugiere un vínculo más fuerte de AR con los anticuerpos péptidos/proteínas anticitrulinados (ACPA), que se miden como autoanticuerpos antipéptido citrulinado cíclico (anti-PCC). Este estudio tiene una mayor especificidad que FR y la identificación es posible en etapas muy tempranas del proceso de AR; además, es capaz de detectar formas erosivas en comparación con formas no erosivas de la enfermedad. Los hallazgos radiológicos no son diagnósticos en la AR debido a que es inusual que haya erosiones articulares en las imágenes radiográficas en etapas tempranas de la enfermedad. El análisisdel líquido articular es útil en el proceso diagnóstico. El líquido sinovial tiene una apariencia turbia o nebulosa, la cuenta leucocitaria en sangre se encuentra elevada como resultado de la inflamación y los componentes del complemento se encuentran disminuidos debido al proceso inflamatorio. EN RESUMEN ✓ La artritis reumatoide es un padecimiento inflamatorio sistémico que afecta entre el 1% y el 2% de la población. ✓ Las mujeres se afectan con mayor frecuencia en comparación con los hombres. ✓ Esta forma de artritis, de la cual se desconoce la causa, tiene una evolución crónica y por lo general se caracteriza por remisiones y exacerbaciones. ✓ La afección articular es simétrica y comienza con cambios inflamatorios en la membrana sinovial. Conforme progresa la inflamación articular, pueden ocurrir cambios estructurales, lo que provoca inestabilidad articular y deformidad. ✓ Las manifestaciones sistémicas incluyen debilidad, anorexia, pérdida ponderal y fiebre de bajo grado. Algunas características extraarticulares incluyen nódulos reumatoides y vasculitis. ✓ Los objetivos de tratamiento son la prevención o disminución del dolor, la reducción de la rigidez y la tumefacción, la maximización de la movilidad y, posiblemente, la interrupción del proceso patológico. OSTEOARTRITIS O ARTROSIS Es la forma más prevalente de artritis y es una causa importante de discapacidad y dolor en adultos de edad avanzada. La OA es más un proceso patológico que una entidad específica y se considera que tiene un componente inflamatorio además de uno degenerativo. La OA es la destrucción lenta y progresiva del cartílago articular de las articulaciones que soportan peso y de los dedos en adultos de edad avanzada y de las articulaciones de personas más jóvenes que hay experimentado algún traumatismo. Puede ocurrir como padecimiento primario o secundario, aunque esta distinción no siempre es clara. Las variantes primarias de OA se deben a defectos intrínsecos del cartílago articular que provocan estrechamiento de la articulación, engrosamiento del hueso subcondral y, con el tiempo, una articulación dolorosa. La OA secundaria tiene una causa subyacente conocida, como defectos congénitos o adquiridos de las estructuras articulares, traumatismos, infecciones, endocrinopatías, depósito de cristales, osteonecrosis, alteraciones metabólicas o enfermedades inflamatórias. Los cambios articulares relacionados con OA, que incluyen la pérdida progresiva del cartílago articular y sinovitis, son consecuencia de la inflamación provocada cuando el cartílago intenta repararse a sí mismo, lo cual crea osteofitos y espolones. Estos cambios se acompañan de dolor, rigidez y limitación del movimiento de la articulación y, en algunos casos, de inestabilidad y deformidad articulares. Epidemiología y factores de riesgo La edad, el sexo y la etnia interactúan para influir sobre el tiempo de inicio y el patrón de afección articular de la OA. La OA primaria afecta al 4% de las personas entre 18 y 24 años de edad; el 85% de las personas con OA tiene más de 70 años de edad. Afecta con mayor frecuencia a hombres a una menor edad, como a los 45 años. Sin embargo, cerca de los 55 años de edad, las mujeres tienen OA con mayor frecuencia. La masa ósea también puede influir sobre el riesgo de desarrollar OA. Causas de Osteoartritis • Padecimientos postinflamatorios (Artritis reumatoide; Articulación séptica) • Alteraciones postraumáticas (Fractura aguda; Lesión de ligamentos o meniscos) • Traumatismos acumulativos ocupacionales o recreativos • Anomalías anatómicas u óseas (Displasia de cadera; Necrosis avascular; Enfermedad de Paget; Epífisis femoral capital deslizada; Enfermedad de Legg-Calvé-Perthes) • Alteraciones metabólicas (Depósito de cristales de cálcio; Hemocromatosis. Acromegalia; Endocrinopatías; Enfermedad de Wilson; Ocronosis) • Artritis neuropática (Articulación de Charcot) • Alteraciones hereditarias del colágeno • Variantes primarias o idiopáticas La obesidad es un factor de riesgo particular para OA de la rodilla en mujeres y un factor biomecánico que contribuye a la patogénesis de la enfermedad. El exceso de grasa puede tener un efecto metabólico directo sobre el cartílago más allá de los efectos del estrés articular excesivo. Patogénesis La patogénesis de OA reside en los mecanismos homeostáticos que mantienen el cartílago articular. En la fisiología articular, el cartílago articular tiene 2 papeles mecánicos esenciales. Primero, el cartílago articular funciona como una superficie de soporte de peso notablemente blanda. En combinación con el líquido sinovial, el cartílago articular proporciona una superficie de fricción en extremo reducida durante el movimiento de la articulación. Segundo, el cartílago transmite la carga hacia el hueso, lo cual disipa el estrés mecánico. Como en el caso del hueso adulto, el cartílago articular no es estático. Presenta recambio y sus componentes de matriz «desgastados» se degradan y reemplazan de manera continua. Este recambio se mantiene por los condrocitos, que sólo sintetizan la matriz, sino que además secretan enzimas degradadoras de matriz. Por ello, la salud de los condrocitos determina la integridad de la articulación. En la OA, esta integridad puede alterarse por diversos factores que lo influyen. Conocida en el medio popular como artritis debida a deterioro por la utilización, la OA se caracteriza por cambios significativos tanto en la composición como en las propiedades mecánicas del cartílago. En etapas tempranas de la enfermedad, el cartílago contiene una mayor cantidad de agua y una menor concentración de proteoglicanos en comparación con el cartílago saludable. Además, parece haber debilitamiento de la red de colágeno, quizá causado por una disminución de la síntesis local de nuevo colágeno y un incremento de la degradación del colágeno existente. Se piensa que el cartílago articular lesionado se debe a liberación de citocinas, que desencadenan la destrucción de la articulación. El daño resultante predispone a los condrocitos a mayor lesión y afecta su capacidad para reparar el daño mediante la producción de nuevo colágeno y proteoglicanos. Con el tiempo, porciones del cartílago articular se erosionan por completo y la superficie expuesta del hueso subcondral se engrosa y pule hasta alcanzar una consistencia parecida al marfil. Según progresa la enfermedad, el hueso trabecular subyacente se torna esclerótico en respuesta al incremento de presión en la superficie de la articulación, que disminuye su eficacia para absorber shock. La esclerosis, o formación de nuevo hueso y quistes, por lo general ocurre en los bordes de la articulación y forma crecimientos óseos protuberantes anómalos denominados osteofitos o espolones. Mientras la articulación comienza a perder su integridad, hay traumatismos de la membrana sinovial, que provocan inflamación inespecífica. En las formas secundarias de OA, la carga de impactos repetidos contribuye a la insuficiencia articular, lo cual explica la gran prevalencia de OA específica en sitios vocacionales o no, como los hombros y los codos de los lanzadores de béisbol, los tobillos de los bailarines de ballet y las rodillas de jugadores de baloncesto. La inmovilización también puede producir cambios degenerativos del cartílago articular. FIGURA 59-8 • Proceso patológico en la osteoartritis. (A, B) La muerte de los condrocitos provoca una grieta en el cartílago articular que va seguida del influjo de líquido sinovial y pérdida subsecuente de cartílago. (C) Como resultado de este proceso, el cartílago se desgarra de manera gradual. Debajo de la línea de marea crecen nuevos vasos desde la epífisis y se deposita fibrocartílago (D). (E) El tapón de fibrocartílago no tiene suficiencia mecánica para desgastarse, lo cual expone la placaósea subcondral, que se vuelve más gruesa. Si hay una grieta en esta región, el líquido sinovial se filtra hacia el espacio medular y produce un quiste óseo subcondral. El crecimiento repetido focal de la superficie articular provoca la formación de osteofitos Manifestaciones clínicas Las manifestaciones de la OA pueden surgir de manera súbita o insidiosa. Al inicio, el dolor puede describirse como adolorimiento y puede ser un tanto difícil de localizar. Por lo general, empeora con la utilización o la actividad y se alivia con el reposo. En etapas posteriores de la actividad patológica, puede presentarse dolor nocturno o al reposo. El dolor puede ocurrir al reposo, varias horas después de la utilización de las articulaciones afectadas. La crepitación y los chirridos pueden ser evidentes cuando se mueve la articulación. Conforme avanza la enfermedad, incluso la actividad mínima puede causar dolor debido al rango de movimiento limitado resultante de daño estructural periarticular e intraarticular. Las articulaciones afectadas con mayor frecuencia son las caderas, rodillas, las vértebras lumbares y cervicales, las articulaciones proximales y distales de las manos, la primera articulación carpometacarpiana y la primera articulación metatarsofalángica. Diagnóstico y tratamiento Es usual que el diagnóstico de OA se determine por la historia clínica y la exploración física, estudios radiográficos y hallazgos de laboratorio que excluyen otras enfermedades. Los cambios radiológicos característicos iniciales incluyen estrechamiento medial del espacio articular, seguido de esclerosis ósea subcondral, formación de espículas en la eminencia tibial y osteofitos. Por lo general, los resultados de los estudios de laboratorio son normales debido a que no es una enfermedad sistémica. La VSG puede tener cifras ligeramente incrementadas en la OA generalizada o en variaciones inflamatorias erosivas del padecimiento. Si hay inflamación, puede haber un incremento leve de la cuenta leucocitaria en sangre. VSG (velocidad de sedimentación globular o eritrosedimentación): Consiste en medir la velocidad con la que sedimentan (decantan, caen) los glóbulos rojos o eritrocitos de la sangre. https://es.wikipedia.org/wiki/Sedimentaci%C3%B3n https://es.wikipedia.org/wiki/Eritrocito Debido a que no hay cura, el tratamiento de la OA es sintomático e incluye medidas de rehabilitación física, farmacológicas y quirúrgicas. Las medidas físicas están dirigidas a mejorar las estructuras de soporte de la articulación y a fortalecer los grupos musculares opuestos implicados en la amortiguación de las fuerzas de soporte de peso. Esto incluye un equilibrio entre reposo y ejercicio, empleo de férulas para proteger el resto de la articulación, empleo de calor y frío para aliviar el dolor y el espasmo muscular y el ajuste de las actividades cotidianas. La disminución del peso es útil cuando se afecta la rodilla. EN RESUMEN ✓ La osteoartritis, la forma más frecuente de artritis, es una afección localizada que afecta principalmente a las articulaciones que soportan peso. ✓ Los factores de riesgo para progresión de la OA incluyen una edad más avanzada. La OA en múltiples articulaciones, neuropatía, y, para las rodillas, obesidad. ✓ El padecimiento se caracteriza por degeneración del cartílago articular y del hueso subcondral. ✓ Se ha sugerido que accidentes celulares responsables del desarrollo de la OA comienzan con algún tipo de estímulo mecánico anómalo, incluidos hormonas y factores de crecimiento, fármacos, estrés mecánico y el ambiente extracelular. Algunos estudios también han implicado a los factores inmunitarios en la perpetuación y ace leración de los cambios osteoartríticos. ✓ Conforme el cartílago envejece, los sucesos bioquímicos, como fatiga de colágeno y fracturas, ocurren con menor estrés. Los intentos de reparación mediante el incremento de la síntesis y proliferación celular mantienen la integridad del cartílago hasta que el fallo de los procesos de reparación permite la progresión de los cambios degenerativos. ✓ Por lo general, el aumento de tamaño de la articulación se debe a la formación de hueso nuevo, que provoca que la articulación tenga una consistencia endurecida. ✓ El dolor y la rigidez son las características principales de la enfermedad. Los mediadores inflamatorios (p. ej., prostaglandinas) pueden aumentar la respuesta inflamatoria y degenerativa. ✓ El tratamiento está dirigido al alivio del dolor y al mantenimiento de la movilidad mientras se preserva el cartílago articular. Aunque no hay una cura conocida para la OA, el tratamiento adecuado puede disminuir el dolor, mantener o mejorar la movilidad articular y limitar la discapacidad funcional.
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