Como enfermera, ¿qué es lo más degradante que un médico le ha dicho a usted o a su paciente?

No estoy seguro de si fue degradante, pero fue lo peor, y realmente solo una de las pocas interacciones negativas que tuve con un médico.

Acababa de completar mi RN, aprobé las juntas y comencé mi nuevo trabajo en un hospital muy conocido en una gran ciudad. Aunque había crecido en esa ciudad y había ido a la escuela allí, todo era intimidante. Hay una jerarquía en el hospital, y probablemente mucho más hace cuatro décadas. Entonces, siendo un recién graduado, y todavía en mi orientación de nuevo graduado de once semanas, era bastante vulnerable.

Tuve un paciente posquirúrgico en la unidad de cuidados intensivos y simplemente fui a ver los signos vitales matutinos y a registrar cualquier otra cosa que estuviera sucediendo con el paciente. Le tomé la presión arterial y estaba mucho más baja de lo habitual, y en el rango más bajo de lo que se consideraba seguro. Lo tomé de nuevo y la evalué. De hecho, todavía estaba bajo. No había cometido ningún error. Entonces, salí de la habitación para contarle a mi preceptor, ya que era un recién graduado.

Estuvo de acuerdo en que yo debería notificar al médico del paciente, que también era cirujano torácico. Tenía fama de ser brusco y, al menos para mí entonces, me parecía un poco aterrador. Así que hice la llamada con cierta inquietud en mi voz y le informé de mi hallazgo.

Aparentemente, estaba en casa y bastante cerca en ese momento, por lo que rápidamente se dirigió a la habitación del paciente. Salió echando humo y preguntó por su enfermera. Procedió a gritarme por alarmarlo innecesariamente. Era de mañana y necesitaba algunos líquidos, que colgamos por vía intravenosa.

Durante el tiempo que estuvo gritando y lanzando un ataque por nada, rompí a llorar, lo que llamó la atención de otras personas. Una de esas personas es un cirujano vascular que está cerca. El cirujano de tórax se fue, y el cirujano vascular me consoló y dijo que no le importaba lo que yo había hecho y que nadie merece ser tratado así.

Me enjuagué los ojos y volví a trabajar. Sin embargo, estaba lo suficientemente molesto como para considerar realmente dejar de fumar e ir a otro hospital. Entonces había una gran escasez de enfermeras, incluso con la afluencia de enfermeras de Filipinas, por lo que tenía otras ofertas de trabajo y podría haber cambiado de trabajo fácilmente.

Uno o dos días después, mi supervisor de enfermería me llamó para presentarme una carta de disculpa del jefe de cirugía. Estaba muy bien escrito y también afirmó que el médico que me gritó fue debidamente disciplinado. Esa carta me salvó de dejar mi trabajo y terminé teniendo una gran carrera allí. Fue muy amable por parte del cirujano vascular interviniente informar del incidente a su superior. No había forma de encubrirlo.