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La voluntaria Luna Reyes Segura, de la Cruz Roja de España, abraza a un joven senegalés que no podía parar de llorar mientras le enumeraba en francés la cantidad de amigos que había perdido durante la travesía.
Lo que me provoca indignación no es la imagen, sino el haberme enterado de que, por ese gesto de empatía, la voluntaria recibió una avalancha de insultos xenófobos y de índole sexual.
La imagen fue tomada por el fotógrafo Bernat Armangué.
La voluntaria Luna Reyes Segura, de la Cruz Roja de España, abraza a un joven senegalés que no podía parar de llorar mientras le enumeraba en francés la cantidad de amigos que había perdido durante la travesía.
Lo que me provoca indignación no es la imagen, sino el haberme enterado de que, por ese gesto de empatía, la voluntaria recibió una avalancha de insultos xenófobos y de índole sexual.
La imagen fue tomada por el fotógrafo Bernat Armangué.