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No estoy seguro si es un hecho poco conocido, pero siempre me ha parecido inquietante.
¿Sabes cuando compras medicinas, y a veces artículos de baño, y te encuentras con esas moletas etiquetas?
En 1982, Mary Kellerman, de 12 años, tomó una pastilla de Tylenol y murió poco tiempo después.
Adam Janus, su hermano Stanley y su cuñada Theresa murieron tras tomar unas pastillas del Tylenol.
No mucho después, Mary McFarland, Paula Price y Mary Reiner murieron tras tomar la misma marca de pastillas.
Todos eran de la zona metropolitana de Chicago.
Tras la muerte de la séptima persona, se descubrió la conexión: todos habían tomado pastillas de Tylenol.
Tras analizar las pastillas en el laboratorio, los resultados revelaron que habían sido envenenadas cianuro de potasio.
La policía enseguida descartó a la farmacéutica como sospechoso y se creyó que las pastillas habían sido manipuladas en las tiendas y farmacias.
Se sospechó que alguien compró las pastillas, añadió el cianuro a cada una, cerró los botes y las devolvió metódicamente a las tiendas y farmacias.
Lo más inquietante fue que la policía no sabe quien lo hizo.
Pudieron identificar a numerosos sospechosos, incluido uno que ya había realizado este tipo de ataques, y que había enviado una carta de extorsión a Johnson & Johnson pidiendo un millón de dólares. Pero no lograron encontrar relación entre el hombre y la medicación envenenada.
Nadie fue formalmente acusado responsable de este crimen.
Las autoridades descubrieron tres botes más de medicamentos envenenados.
Me inquieta mucho que alguien pueda cometer un crimen tan horrible y seguir caminando por la calle como una persona más.
No estoy seguro si es un hecho poco conocido, pero siempre me ha parecido inquietante.
¿Sabes cuando compras medicinas, y a veces artículos de baño, y te encuentras con esas moletas etiquetas?
En 1982, Mary Kellerman, de 12 años, tomó una pastilla de Tylenol y murió poco tiempo después.
Adam Janus, su hermano Stanley y su cuñada Theresa murieron tras tomar unas pastillas del Tylenol.
No mucho después, Mary McFarland, Paula Price y Mary Reiner murieron tras tomar la misma marca de pastillas.
Todos eran de la zona metropolitana de Chicago.
Tras la muerte de la séptima persona, se descubrió la conexión: todos habían tomado pastillas de Tylenol.
Tras analizar las pastillas en el laboratorio, los resultados revelaron que habían sido envenenadas cianuro de potasio.
La policía enseguida descartó a la farmacéutica como sospechoso y se creyó que las pastillas habían sido manipuladas en las tiendas y farmacias.
Se sospechó que alguien compró las pastillas, añadió el cianuro a cada una, cerró los botes y las devolvió metódicamente a las tiendas y farmacias.
Lo más inquietante fue que la policía no sabe quien lo hizo.
Pudieron identificar a numerosos sospechosos, incluido uno que ya había realizado este tipo de ataques, y que había enviado una carta de extorsión a Johnson & Johnson pidiendo un millón de dólares. Pero no lograron encontrar relación entre el hombre y la medicación envenenada.
Nadie fue formalmente acusado responsable de este crimen.
Las autoridades descubrieron tres botes más de medicamentos envenenados.
Me inquieta mucho que alguien pueda cometer un crimen tan horrible y seguir caminando por la calle como una persona más.