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¿Cómo le enseñas a un niño a pensar?

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Aprendiendo a Aprender


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Materiales de Estudio

Hace más de un mes

“Héctor, ¡has vuelto a suspender!!” dijo mi profesora.

“Por favor, Señorita Peach, tenga paciencia.”

“¡Voy a llamar a tus padres!”

“¡Por favor, Señorita Peach, no les llame! Se van a preocupar más por mí. Me preguntan por qué no saco buenas notas y yo no sé qué decirles. ¡Por favor, no lo haga!”

Yo era un pésimo estudiante y eso me arruinó la niñez.

Mis padres me llevaron a todos los médicos que pudieron pagar para examinarme la vista, el oído, etc. Además, contrataron profesores de refuerzo que después de clase me ayudaran a estar al nivel del resto de mis compañeros.

Solo se me juzgaba y criticaba por mis puntos débiles y por lo que ELLOS consideraban que me ocurría. NUNCA me alabaron por mis puntos fuertes.

Así es como crecí, hostigado por un sistema que me decía que yo era una persona inferior, en otras palabras... un PERDEDOR.

Ahora controlaré mis emociones y no escribiré las palabras de rencor que se me vienen a la mente. Este tema aún me enfada y me duele.


¿Sabes qué ocurre con los elefantes que están atados con una cuerda a un palo desde una edad muy temprana?

De pequeño, la cuerda es suficientemente resistente para retenerlo. Con el paso de los meses, el elefante dejará de creer que se puede liberar, pese a tener ya la fuerza suficiente para hacerlo.

Durante el resto de su vida, al elefante NO lo retendrá la cuerda sino su creencia, y nunca intentará liberarse.


¿Sabes qué ocurre con los niños si les repites constantemente que no son buenos estudiantes?

¡Te cargas su autoestima y, con ello, su confianza para pensar!

Nuestro inservible sistema escolar es opresivo y espera que nosotros cumplamos con sus criterios, NO con nuestro potencial.

Así que, contestando a la pregunta: “¿Cómo enseñas a un niño a pensar?”

¡DALE LIBERTAD!

¡Deja de juzgarlo! Deja de evaluar a los niños y dales la oportunidad de resolver cosas.

Deja que los niños creen, deja que se enfrenten a sus problemas. Dales la libertad de probar y fallar. Los niños necesitan que los adultos les guíen para facilitar el ejercicio, NO que les den las soluciones.

Pensar es un proceso complicado y requiere fracasar. Es un proceso de ensayo y error. La creatividad y la innovación requieren riesgo. El potencial del ser humano es ilimitado cuando se le presenta un reto y se le da la libertad para solucionarlo.

Por desgracia, las escuelas NO funcionan así.

“Héctor, ¡has vuelto a suspender!!” dijo mi profesora.

“Por favor, Señorita Peach, tenga paciencia.”

“¡Voy a llamar a tus padres!”

“¡Por favor, Señorita Peach, no les llame! Se van a preocupar más por mí. Me preguntan por qué no saco buenas notas y yo no sé qué decirles. ¡Por favor, no lo haga!”

Yo era un pésimo estudiante y eso me arruinó la niñez.

Mis padres me llevaron a todos los médicos que pudieron pagar para examinarme la vista, el oído, etc. Además, contrataron profesores de refuerzo que después de clase me ayudaran a estar al nivel del resto de mis compañeros.

Solo se me juzgaba y criticaba por mis puntos débiles y por lo que ELLOS consideraban que me ocurría. NUNCA me alabaron por mis puntos fuertes.

Así es como crecí, hostigado por un sistema que me decía que yo era una persona inferior, en otras palabras... un PERDEDOR.

Ahora controlaré mis emociones y no escribiré las palabras de rencor que se me vienen a la mente. Este tema aún me enfada y me duele.


¿Sabes qué ocurre con los elefantes que están atados con una cuerda a un palo desde una edad muy temprana?

De pequeño, la cuerda es suficientemente resistente para retenerlo. Con el paso de los meses, el elefante dejará de creer que se puede liberar, pese a tener ya la fuerza suficiente para hacerlo.

Durante el resto de su vida, al elefante NO lo retendrá la cuerda sino su creencia, y nunca intentará liberarse.


¿Sabes qué ocurre con los niños si les repites constantemente que no son buenos estudiantes?

¡Te cargas su autoestima y, con ello, su confianza para pensar!

Nuestro inservible sistema escolar es opresivo y espera que nosotros cumplamos con sus criterios, NO con nuestro potencial.

Así que, contestando a la pregunta: “¿Cómo enseñas a un niño a pensar?”

¡DALE LIBERTAD!

¡Deja de juzgarlo! Deja de evaluar a los niños y dales la oportunidad de resolver cosas.

Deja que los niños creen, deja que se enfrenten a sus problemas. Dales la libertad de probar y fallar. Los niños necesitan que los adultos les guíen para facilitar el ejercicio, NO que les den las soluciones.

Pensar es un proceso complicado y requiere fracasar. Es un proceso de ensayo y error. La creatividad y la innovación requieren riesgo. El potencial del ser humano es ilimitado cuando se le presenta un reto y se le da la libertad para solucionarlo.

Por desgracia, las escuelas NO funcionan así.

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