En Sídney no están en el suelo, sino que vuelan. Y no es que sean grandes, son gigantescas. Parecen más monopatines voladores que insectos.
Afortunadamente tenemos a la araña Golden Orbweaver, la única especie que construye una telaraña lo suficientemente resistente para atraparlas. Si no fuera así, la ciudad quedaría infestada por las cucarachas.
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