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¿Hay algún sistema de defensa mundial actual o a futuro capaz de impedir que amenazas como los asteroides impacten sobre la Tierra?

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Materiales de Estudio

Telescopios utilizados para el Catalina Sky Survey cerca de Tucson (Arizona.)


Sí, pero no como lo imagina la gente.

Verás: hace ya algunas décadas, los científicos de todo el mundo se plantearon esto de la defensa planetaria (literalmente: se llama así.) Pero había un pequeño problema: no teníamos ni repajolera idea del tipo de amenazas realistas a las que nos enfrentábamos. Se ignoraba si en cualquier momento podía atizarnos una bestia como la que se cargó a los dinos, o si íbamos a gastar billones en protegernos de algo que simplemente no está ahí y no va a estarlo en miles o millones de años.

Así que telescopios de múltiples países (sobre todo en EEUU, pero también en otros lugares) se coordinaron para catalogar todos los objetos próximos a la Tierra (NEO) y específicamente los llamados asteroides potencialmente peligrosos (PHA). Esto en otro tiempo habría sido un "trabajo de chinos" prácticamente irrealizable, pero cuando se concibió, ya existían telescopios con "puntería automática" (telescopios "robóticos" que son capaces de detectar una transitoria momentánea, enfocarla y, si logran resolverla, seguirla automáticamente para calcular la órbita y trayectoria —y pasarle el dato al resto de telescopios del sistema, repartidos por medio mundo, para que lo sigan trazando ellos cuando se pierda ahí—).

Entre estos sistemas se cuentan Catalina, Pan-STARRS, ATLAS, el equipo Zwicky de detección de transitorias y, en general, cualquier observatorio en la superficie terrestre o en el espacio que detecte "algo". En 2011 se habían catalogado ya el 90% de los potenciales objetos con diámetro superior a 1 km, o sea "los de potencial de extinción". Para 2020, se cree que ya se habían catalogado todos los de diámetro superior a 1 km salvo por un caso muy raro (que comentaré luego) y al menos el 50% de diámetro superior a 140 metros (el límite mínimo para ser considerado realmente "peligroso" aunque no provoque una extinción). Ahora están ya con los de 70 metros, que podrían destruir algo del tamaño de una ciudad mediana pero no mucho más.

A principios de este mes de noviembre de 2021, se habían catalogado ya 27.440 NEOs, de los cuales 2.224 son "potencialmente peligrosos." En estos momentos, ni uno solo de ellos supera el riesgo de impacto 0, ni en la Escala de Turín ni en la Escala Técnica de Palermo (lo que pone en los artículos de la Wiki está obsoleto). Hay tres —(99942) Apofis, (367789) 2011 AG5 y 2007 VK184— que llegaron a marcar "1" para el periodo 2020–2050, pero tras estudiar sus órbitas con más detalle y precisión se ha determinado que el riesgo de impacto durante los próximos siglos es inferior a 1 entre 10 millones en un caso, y 0 en los otros dos.

Para objetos más pequeños, hay sistemas parciales de detección en desarrollo que resultarían en una simple evacuación del área prevista de impacto, puesto que no suponen más peligro que ese. De todas formas, cada 1–2 años los científicos hacen un ejercicio internacional hipotético, una especie de "maniobras" en previsión de que en cualquier momento surgiera uno "de la nada." Típicamente estas maniobras se centran en identificar lo antes posible el área probable de impacto para evacuarla deprisa, puesto que no hay indicios de objetos masivos "de nivel de extinción" con alguna probabilidad de alcanzarnos en las proximidades de la Tierra actual.

El reciente ejercicio de 2021 estudió este escenario, con descubrimiento del objeto el 20 de abril para un impacto el 20 de octubre.

Así que con unos 2.000 millones de euros en total, los científicos están determinando por la vía de la observación que no hay motivo para gastarse billones en sistemas de "defensa planetaria activa" (mal que les pese a ciertas corporaciones que ya se frotaban las manos con un jugoso futuro negocio… y no es broma.) Además, de todos modos, para diseñar tales sistemas habría que saber primero a qué amenaza nos enfrentamos, por dónde viene y cómo, o sea que mientras no observemos ninguna, no podemos diseñarla.

Salvo que venga algo mu gordo, que seguramente detectaríamos con enorme antelación (puede que milenios), la evacuación del área de impacto calculada y la gestión humana y económica de los potenciales efectos climáticos posteriores es la mejor opción. Si llegáramos a tener que plantearnos una intercepción o un desvío de un objeto tan grande como para que una evacuación y gestión de los efectos climáticos sea insuficiente, ve mentalizándote para pagar el IVA al 60% o cosa así. Durante mucho tiempo.

Dije antes que existe un riesgo residual. Se le llama informalmente un evento o suceso Barón Rojo. Es sabido que al conocido aviador alemán de la I Guerra Mundial con ese apodo, Manfred von Richthofen , le gustaba mucho atacar con el sol a su espalda para mantener al adversario deslumbrado y cegado.

Un suceso Barón Rojo sería un objeto aproximándose en una rarísima órbita "desde detrás del sol" que lo mantuviera siempre oculto por el brillo de éste (los telescopios no pueden "mirar hacia el sol", quedan "cegados" por su luz y, de hecho, se dañan, salvo algunos específicamente ideados para observar el sol, pero esos no pueden captar nada más.) Pero en este caso tampoco habría manera de interceptarlo ni de evacuar porque no lo detectaríamos hasta el impacto o instantes antes del impacto:

Adamo, Daniel R. (2011): The Red Baron scenario in an interplanetary context. Instituto Estadounidense de Aeronáutica y Astronáutica, Houston.

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