La empresa que vendía la anestesia que se utilizaba en las sentencias de muerte por inyección letal dejó de vendérselas a Estados Unidos para evitar justamente que se siguieran usando en dicha practica.
La empresa Danesa Lundbeck[1] al darse cuenta que su anestesia era comprada por las cárceles de Estados Unidos como parte del procedimiento de sentencia llamada "inyección letal" descontinuó su despacho a este país. En este caso, el uso no era uno que la empresa Danesa apoyara. Dejaron de recibir grandes sumas de dinero por mantener su moral y buen uso de sus medicamentos intacto.
Imagen ilustrativa de inyección letal.
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